Temas de Geografía / INSUMOS DIDÁCTICOS / 12
fin en sí mismo.
Modernismo y posmodernismo en las ciudades
Texto base: HARVEY, David. La condición de la posmodernidad
(1990). Capítulo 4: Posmodernismo en la ciudad: Arquitectura y di-
seño urbano
1 / Modernismo y posmodernismo en el diseño ur-
bano. De acuerdo a Harvey el posmodernismo en el campo
de la arquitectura y diseño urbano significa una ruptura con la
tradición modernista. La planificación y el desarrollo propues-
tos por el modernismo se apoyan en proyectos urbanos efi-
caces, de gran escala y tecnológicamente racionales, fundados
en una arquitectura absolutamente despojada de ornamentos
(las austeras superficies “funcionalistas” del “estilo internacio-
nal” modernista). En cambio el posmodernismo cultiva una
concepción del tejido social necesariamente fragmentado, un
palimpsesto de formas del pasado superpuestas unas a otras
y un collage de usos, muchos de los cuales pueden ser efíme-
ros.
2 / Diseños urbanos versus proyectos urbanos. Según la
óptica posmoderna, en la medida en que una metrópoli no se
puede controlar sino por partes, el diseño urbano (los posmo-
dernistas no hacen proyectos sino diseños) simplemente
busca tener en cuenta las tradiciones vernáculas, las historias
locales, las necesidades, requerimientos y fantasías, de modo
de generar formas arquitectónicas especializadas y adaptadas
a los clientes, que pueden ir desde los espacios personaliza-
dos, pasando por la monumentalidad tradicional, hasta la jo-
vialidad del espectáculo. Todo esto puede florecer recu-
rriendo a un notable eclecticismo de estilos arquitectónicos.
3 / Concepciones diferentes del espacio. Harvey sos-
tiene que las concepciones posmodernistas difieren radical-
mente de las modernistas en su forma de considerar el espa-
cio, ya que los modernistas ven el espacio como algo que debe
modificarse en función de objetivos sociales y por consi-
guiente siempre deben estar al servicio de la construcción de
proyectos sociales. Los posmodernistas en cambio conciben
el espacio como algo independiente y autónomo, que puede
tomar forma de acuerdo con objetivos y principios que no
necesariamente se inscriben en un objetivo social engIobante,
1 La zonificación (zoning) es una práctica común dentro de los pro-
cesos de planificación urbanística con la que se delimitan ámbitos
del espacio urbano existente o de los espacios previstos para el
crecimiento de la ciudad aun por desarrollar, a los que se les
otorga una ordenación homogénea y específica en cuanto a sus
usos y otras determinaciones de intensidad y tipologías edificato-
rias. La zonificación propone la división del área territorial en sec-
tores menores a fin de establecer una regulación adecuada a las ca-
racterísticas de cada área, bien como las propiedades existentes en
cada una de ellas. Se parte de criterios funcionalistas y se busca
propiciar una organización racional del espacio diseñado, creando
zonas para el desempeño de unas actividades concretas. Se pre-
tende optimizar el desempeño de las funciones residencial, de acti-
vidad económica o de ocio en zonas específicamente diseñadas
para los diferentes usos, tratando de evitar asi posibles conflictos
derivados de incompatibilidades o servidumbres innecesarias. La
excepto quizá la realización de algo bello e intemporal, como
4 / Sentido de la diferencia. Según Harvey el sentido de
esta diferencia debe pensarse teniendo en cuenta que el me-
dio construido, como elemento de la experiencia urbana, ha
sido siempre un eje vital para la constitución de nuevas sensi-
bilidades culturales representativas de la ciudad. A su vez, la
manera de organizar los espacios urbanos forma la base ma-
terial a partir de la cual pueden pensarse, evaluarse y reali-
zarse una serie de posibles sensaciones y prácticas sociales.
Recíprocamente, el diseño urbano y la arquitectura forman el
eje de una polémica que gira en torno del modo en que los
juicios estéticos pueden o deben ser incorporados a la forma
que se da en el espacio y qué efectos tiene sobre la vida coti-
diana. Si se experimenta la arquitectura como comunicación
y se considera la idea de Roland Barthes de que “la ciudad es
un discurso y este discurso es en realidad, un lenguaje”, dice
Harvey que se debería prestar mucha atención a lo que una
ciudad dice, sobre todo porque habitualmente se absorben
estos mensajes en medio de otras múltiples distracciones de
la vida urbana.
5 / Krier: una crítica a la zonificación moderna. Harvey
cita al arquitecto británico Lean Krier, quien señala que el
problema central es la planificación urbana de los modernis-
tas, la cual trabaja fundamentalmente a través de la zonifica-
ción monofuncional.1 En consecuencia la circulación de gente
entre las zonas, a través de arterias artificiales, se convierte
en la preocupación central del planificador y esto genera un
modelo urbano que es antiecológico porque origina pérdidas
de tiempo, energía y terreno. Para Krier, la pobreza simbólica
de la arquitectura actual y del paisaje urbano es resultado y
expresión directa de la monotonía funcionalista tal como se
define en las prácticas de zonificación funcional. Los principa-
les tipos de construcción y modelos de planificación moder-
nos, como el Skyscraper, el Groundscraper, el Distrito Co-
mercial Central, la Plaza Pública, el suburbio residencial, etc.
son invariablemente hiperconcentraciones horizontales o
verticales de usos particulares en una zona urbana en un plan
de construcción o bajo de un techo.
6 / La “buena ciudad” de Krier. Krier compara esta situa-
ción con la “buena ciudad”, en la que el conjunto total de las
idea de la aplicación a la ciudad de planteamientos teóricos del fun-
cionalismo y del racionalismo se consagró en el manifiesto de la
Carta de Atenas de 1931. En ella se propuso armonizar las funcio-
nes base de la ciudad para que la determinación de las zonas de ha-
bitación sea dictada por razones de higiene, que las distancias entre
los sitios de trabajo y las zonas de habitación se reduzcan al mí-
nimo, que los sectores industriales se independicen de los sectores
de habitación, separando unos de otras con zonas de verdor, que
las zonas industriales queden contiguas al ferrocarril, al canal y al
camino. La aplicación a ultranza de estos principios conduce a la se-
paración espacial de las actividades urbanas y puede producir efec-
tos contrarios a la interacción y a la cohesión social como atributos
primordiales de la vida urbana, repercutiendo de modo negativo en
la movilidad, los tráficos y la segregación socio-espacial.
funciones urbanas se desarrolla dentro de distancias compa-
tibles y placenteras que pueden salvarse caminando, teniendo
en cuenta que este tipo de forma no puede crecer extendién-
dose en amplitud y altura, sino sólo a través de la multiplica-
ción. Krier busca una forma de ciudad integrada por “comu-
nidades urbanas completas y finitas”, cada una de las cuales
constituye un barrio urbano independiente dentro de una
gran familia de barrios urbanos que, a su vez, configuran “ciu-
dades dentro de una ciudad”. Sólo en estas condiciones será
posible recuperar la “riqueza simbólica” de las formas urbanas
tradicionales que se fundan en la proximidad y el diálogo de
la mayor variedad posible y por lo tanto en la expresión de la
verdadera diversidad que se pone de manifiesto en la articu-
lación significativa y auténtica entre espacios públicos, tejido
urbano y horizonte.
7 / Jacobs: los procesos son los que importan. Otra crí-
tica posmoderna -citada por Harvey- la propone la canadiense
Jane Jacobs: “Los procesos son la esencia y es en los procesos
sociales de interacción donde deberíamos concentrarnos”.
Estos procesos tienen un intrincado sistema de complejidad
organizada, una vitalidad y energía de interacción social que
depende crucialmente de la diversidad, la mezcla y la capaci-
dad de manejar lo inesperado en formas controladas pero
creativas. “Cuando se piensa en los procesos de la ciudad
debe pensarse en los catalizadores de estos procesos, y eso
también forma parte lo esencial”.
Según Jacobs, el funcionamiento de algunos procesos del mer-
cado tiende a contrarrestar la afinidad humana natural con la
diversidad y a producir una conformidad sofocante en los
usos del suelo, problema que se combina asimismo con la óp-
tica de los planificadores, enemigos declarados de la diversi-
dad, temerosos del caos y de la complejidad. Para Jacobs la
planificación de la ciudad no respeta la autodiversificación
producida espontáneamente entre las poblaciones de la ciu-
dad ni se encarga de atenderla.
8 / Jenks: raíces de la arquitectura posmoderna. Como
a un crítico del posmodernismo, Harvey trae a la discusión al
estadounidense Charles Jencks, quien sostiene que la arqui-
tectura posmoderna tiene sus raíces en dos transformaciones
tecnológicas significativas.
La primera transformación reside en que en la actualidad las
comunicaciones borraron las fronteras habituales del espacio
y el tiempo y han producido un nuevo internacionalismo, con
fuertes diferenciaciones en el interior de ciudades y socieda-
des, fundadas en el lugar, la función y el interés social. Esta
fragmentación producida existe en un contexto donde las tec-
nologías del transporte y las comunicaciones manejan la inter-
acción social a través del espacio de manera altamente dife-
renciada. Por lo tanto la arquitectura y el diseño urbano han
contado con nuevas y más amplias oportunidades para diver-
sificar la forma espacial que durante el período de inmediata
posguerra. Ahora las formas urbanas dispersas y desconcen-
tradas son tecnológicamente más viables que antes.
La segunda transformación tiene que ver con que, según
Jenks, las nuevas tecnologías (en particular el diseño por
computadora) han eliminado la necesidad de asociar la pro-
ducción masiva a la repetición masiva y han dado lugar a una
producción masiva flexible de productos casi personalizados
que expresan una gran diversidad de estilos. “Los resultados
están más cercanos a la artesanía del siglo XIX que a los su-
perbloques regimentados de 1984”, dice Jenks. Por los mis-
mos motivos hoy pueden conseguirse a bajo precio cantidad
de materiales de construcción, muchos de los cuales permiten
imitar casi exactamente a los antiguos (desde tablones de ro-
ble hasta ladrillos descoloridos).
9 / ¿El posmodernismo como antivanguardia? No obs-
tante Jenks critica al posmodernismo por preocuparse en de-
masía por los signos de status, la historia, el comercio, el con-
fort, el dominio étnico, los signos de vecindad y por estar dis-
puesto a satisfacer todos y cada uno de los gustos, como los
de Las Vegas o Levittown. Son gustos que el moderno des-
cartaba por vulgares y triviales. Por lo tanto, en principio, dice
Jenks, la arquitectura posmoderna en su necesidad de confor-
mar y satisfacer a todos es antivanguardista, y no está dis-
puesta a imponer soluciones como lo hacían y lo hacen “los
ultramodernistas, los planificadores burocráticos y los cons-
tructores autoritarios”.
10 / ¿Quién planifica? Este problema se complica por las
formas en que las diferentes comunidades y “culturas del
gusto” expresan sus deseos a través de la influencia política
diferenciada y el poder del mercado. El posmodernismo en la
arquitectura y el diseño urbano tiende a estar orientado hacia
el mercado porque hoy es el lenguaje primordial de comuni-
cación. La integración al mercado implica el peligro de servir
más a los ricos y al consumidor privado que a los pobres y a
las necesidades públicas, pero es una situación que el arqui-
tecto no puede modificar. Entonces, se pregunta Harvey: ¿re-
sulta lo mismo reemplazar la zonificación del planificador por
la zonificación nacida del mercado con capacidad para pagar
una distribución de la tierra?
Harvey supone que en el corto plazo una transición de los
mecanismos planificados hacia los de mercado puede combi-
nar temporalmente los usos, dando lugar a interesantes con-
figuraciones, pero la velocidad de la remodelación urbana y la
monotonía del resultado sugieren que en varias instancias el
plazo es sin duda muy corto. El mercado y la asignación de la
renta urbana han reconfigurado muchos paisajes urbanos se-
gún nuevas pautas de conformidad: el populismo de libre mer-
cado, por ejemplo, aloja a las clases medias en espacios cerra-
dos y protegidos como en los grandes paseos de compras y
los atrios, pero no hace nada por los pobres, como no sea
expulsarlos a un nuevo y pesadillesco paisaje posmoderno de
los sinhogar (homelessness).
Temas de Geografía 12 / Modernismo y posmodernismo en las ciu-
dades / ISFDT 4-Geografía 3º Año / 2019