schizomanie. En este
ermanecer al mar-
>, siguen conservan-
obstante, una diso-
iento autista) y sus
nente, en el extremo
stricto tens, En ella
lad, sino también cl
on los habitos higig-
zruencia 0 la auscn-
eta entre el nicleo
as relaciones con la
cién situé Claude a
fectiva y el debilica-
ss; en cambio, en la
miento no son otra
wa alcanzado su gra-
la propaesta noso-
en el heterogéneo y
nia,
propendido a favo-
rental, si bien dicha
iciales del compor-
boso. En contra de
2 desatencién a los
cplicar las coyuntu-
2 Freud y de Lacan
0 ella conjuga ele-
ididamente favora-
otra, atiende espe-
s biogréficas en las
ibilizaciones sobre-
42
EPISTEMOLOGIA DE LA NOSOGRAFIA FREUDIANA
Aunque es de todos sabido, no esc de més recordar que Freud era neurdlogo y
que se formé en Viena y Paris, Resaltamos con ello que sus conocimientos médi-
cos se habjan sedimentado en las mejores escuelas neurolégicas de la época, la de
De esta manera, auné la vocacién especulativa y siste-
‘mitica de la clinica alemana a la finura semiolégica y el més acendrado método
nosolégico instilado en la Salpétritre parisina. Acorde a estos principios, modifi-
cados inevitablemente con la construccién progresiva del psicoandlisis, arrosteé
Freud la clinica de la histeria, ex trastorno que tanto desesperaba a los médicos de
su tiempo. Surgié a partir de ese encuentro con la histeria, paulacinamente y no
sin desengafios, una nueva clinica decantada hacia esa “otra escena’ que entretejia
y determinaba la vida del comiin de los mortales. La orquestacién de la teoria psi-
oanalttica, yen especial las dificultades que se suscitaban en el tratamiento de sus
acientes, levé inevitablemente a Freud a confeccionar sus primero
indagacién freudiana se diferencia de otras similares, incluso de
‘aquellas que se decantan por una orientacién decididamente psicoldgica, en un
hecho determinante: antes que reducir su quehacer clinico a la obtencién de efec-
tos psicoterapéuti
ic lo que yy onien-
16 las pesquisas de su exhaustiva investigacidn: “Observardis que cl investigador
psicoanalitico se caracteriza por una estricea fe en el determinismo de la vida pst-
quica. Para él no existe nada pequefio ni casual en las manifestaciones psiquicas;
espera hallar siempre una motivacién suficiente hasta en aquellos casos en que no656 Pane V: Nosografia
las Cinco conférencias sobre psicoandliss (1910).
Para conseguir sus propésitos
es
#
se sucle sospechar ni inguirr la existencia dela misma", destacé en la segunda de
at
las ~y otras de su invenciéa, como
daron absoluramente trastocadas
1
on Quien quiera percatarse de estos hechos no tiene més que desempolvar los
tratados, las monografias y los articulos de nuestros clisicos pata comprobar el
desaguisado taxonémico i. i
("La definicién de Ia histeria jamés ha sido dada y
nunca lo serd”), secundado por un buen niimero de colegas. De igual mod
(locura de duda, deitio de tocar, agorafobia, exc.)
De manera muy sintética, la nosografia construida por Freud atesora |
siguientes particularidas
este respecto, Freud eser
en La interpretacién de los suefiox: “Por tanto, cuando desde los fenémenos
inferimos sus fucrzas pulsionantes, reconocemos que el mecanismo psiquico de
que se sirve la neurosis no es creado primero por una perturbacién patolégica
que arrastra a la vida anfmica, sino que ya se encuentra dispuesto dentro del edi
ficio normal del aparato”. De esta manera hacia hincapié
“A la vex -escribis
1913) el psi isis
nuestro autor en su conferencia “Sobre Psicoandlisis”
ha probado
tra consideracién, esta afirmacién desta
pues el psiquismo normal
yel morboso comparten ciettos mecanismos comunes, incluidos los patogéni-
cos (condensaciéa, desplazamiento, identificacién, proyeccién, etc.). Mas tal
perspectiva no contradice las diferencias estructurales que separan la neurosis,
la psicosisy la perversiGn, las cuales vendran dadas por mecaniismos etiologicos
defensivos especificos de cada una de ellas, y modos también especificos en los
que se pone de manifiesto el fracaso de cada una de esas defensas (vid. capieu-
lo 43).
Bsea argumenta:
determinante para c
copatolégico. Bien
asi todos ellos. Puc
ade qué ha de servi
cca de un soporte ge
dos grandes pilares
inconsciente y en la
por Freud divergia
que enfatizaba tres:
psiquica, la inscripe
cidn de las categort
En segundo lug
ereciones nosogrifi:
vida cotidiana de ¢
trastornos mnésico
Evidente a todas lu
ha sido subestimad
de las teorias psicol
En tercer lugas,
de responsabilidad
la esencia de su cli
fronta a su joven pe
orden del que eante
cologia patolégica,
subjerivas mediatiz
tc en este Ambito,
posicién que no cc
otra ver “la eleccié
Lacan sefial6, taml
En cuarco luga
los éxitos de la prs
de la teorfa y de la
metidiano de su ol
“neurosis de transf:
indica nitidament:
En quinto lng
stable, pues tiende
esciticas, indepen:5 en la segunda de
| uso en su tiempo:
. Pero estas catego
asis obsesiva~ que-
lar una y otra vez
juncién y coheren-
1c desempolvar los
para comprobar el
dianas. Baste decit
como indefinible;
nis ha sido dada y
De igual modo, el
atomismo recalci-
ermedad indepen-
etc)
Freud atesora las
toldgica se asienta
ecto, Freud escri-
fe los fenémenos
nismo psiquico de
bacién patolégica
co dentro del edi-
que los procesos
>s que los del tras-
- tanto para cluci-
‘Ala ver ~escribid
-, el psicoanilisis
rado, entre la vida
cos”, Segiin nues-
ial de fundamen-
-siquismo normal
dos los patogéni-
én, etc.). Mas tal
varan la neurosis,
ismos etiolégicos
especificos en los
nsas (id. capita
Capinlo 42: Epistemologia de la nosograftafreudiana 657
Esta argumentacién que articula la psicologia normal y la pazolégica resulta
determinante para calibrar la envergadura argumental de cualquier proyecto psi-
copatoldgico. Bien podsfa decirse que, en general, ahf radica el punto ciego de
«casi todos ellos. Pues por mas hermosos, sutiles y alambicados que se pretendan,
de qué ha de servirnos en Ia QB una descripcién de los trastornos
ca de un soporce general del funcionamiento del psi
la psicopatologia inicialmente elaborada
divergia de las esbozadas por suis coetineos en la misma
En segundo lugas\ y por tanto, de sus con-
creciones nosogréficas
Evidente a todas luces, la investigacién de este tipo de manifestaciones subjetivas
ha sido subestimada o simplemente soslayada por la mayorfa de los discursos y
de las teorias psicolégicas y psicopatolégicas.
En tercer lugard
esta articulacidn estd presente en lo que constituye
|: GHGS SHICLIRIEA-or0 puede apreciarse de modo didfano cuando con-
fronta a su joven paciente Dora con su responsabilidad y participacin en ese des-
ED pec
te en este ambito, ciertamente complejo cuando se pretende captarlo desde la
posicién que no conviene, donde ha de considerarse eso que Freud llamé una y
otra vec QUEER. Incluso en el terreno de la psicosis, Jacques
Lacan sefialé, también ahi, una “insondable decisién del ser”
een que exigieron ademés paulatinas modificaciones
dela teorfa y de la técnica. Poco amante de las complejidades,
JEste reparto de caregorfas
indica nftidamente la raigambre clinica de sus sii sii