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FASE 4 - PREGUNTAS ORIENTADORAS Y FICHAS RAE

JULIAN ANDRES VENEGAS

PRESENTADO : ANDRES MANCERA

TEORIA SOCIOLÓGICA CONTEMPORÁNEA 404006A_474


CURSO: 404006_1

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA - UNAD ESCUELA DE


CIENCIAS SOCIALES, ARTES Y HUMANIDADES - ECSAH PROGRAMA DE
SOCIOLOGÍA
INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS SOCIALES
27 DE NOVIEMBRE 2018
RESUMEN ANALÍTICO ESPECIALIZADO O EDUCATIVO 1

Título "Pensamiento sociológico y realidad nacional en


América latina"
Autor Marcos Roitman
Editorial Edición exclusiva para Rebelión.
Fecha elaboración del RAE 27 de Noviembre 2018.
Palabras Clave Imperialismo, creación, globalización,
ambigüedad, tesis, polémica, intelectual,
latinoamericana, específico, universal.
Descripción El documento es un análisis teórico de la realidad
latinoamericana desde un enfoque sociológico.
Fuentes Roitman, M. (s.f.) “pensamiento sociológico y
realidad nacional en América Latina, en rebelión.
Recuperado de
http://www.rebelion.org/docs/619.pdf
Contenidos El autor plantea El autor plantea que existe un
patrón de análisis para explicar el desarrollo de
la teoría social latinoamericana. Su diseño
responde a pautas argumentales donde se
relacionan de manera causal hechos históricos a
la vez que propuestas teóricas y de conocimiento
social. Sus principios se hayan inmersos en la
razón cultural de occidente, forman parte de su
devenir y responden a sus especificidades. Por
último se data el proceso de desarrollo y
expansión de las ciencias sociales
latinoamericanas en los años cuarenta y
cincuenta del siglo XX, constituyendo ambas
décadas el punto de inflexión cuyo resultado es
el comienzo de un período de fertilidad
intelectual que se extiende hasta principios de
los años setenta. Posteriormente, se entraría en
una diáspora cuyo resultado es la fragmentación
y debilitamiento del pensamiento propio. Etapa
que según algunos dura hasta nuestros días.
Se menciona de una maldición que se cierne
sobre el pensamiento social latinoamericano:
haber llegado tarde a la historia. Estados sin
nación, pueblos sin historia, Estados sin
legitimidad, ciudadanos sin derechos, clases
sociales sin proyectos o modernizaciones sin
modernidad. Estas son algunas de las paradojas
que han ido configurándose alrededor del
quehacer sociológico en nuestra región. De esta
manera, el debate teórico ha estado dedicado a
descifrar las características que han hecho de
nuestras realidades, realidades inacabadas. ¿Qué
fuerza ha impuesto al pensamiento social
latinoamericano la necesidad de enfrentarse a
esta maldición que la deja postrada y la aleja de
la capacidad para dar explicación a los
fenómenos sociales que acontecen en nuestras
sociedades?. Quizás una respuesta pueda
hallarse en el esfuerzo que se ha realizado con el
fin de demostrar como nuestras sociedades no
han llegado a reproducir las etapas de desarrollo
que marcan los hitos de la historia del
capitalismo mundial. Esfuerzo que parece haber
agotado la capacidad creativa del pensamiento
social incapacitándolo para responder a las
verdaderos problemas que presentan de forma
novedosa y particular las realidades sociales del
continente. La realidad latinoamericana está
maldita porque formó parte del capitalismo
colonial. Nostalgia de no ser países
imperialistas.
Siempre se ha señalado que las definiciones
deben ser claras y distintas. Que no es posible
enunciar que un conejo es un animal mamífero,
cuadrúpedo, de orejas grandes y colmillos
preeminentes. Si así fuese, cuando estuviésemos
en presencia de un elefante diríamos que estamos
en presencia de un conejo grande. Del mismo
modo, no es posible confundir las formas de
presentación de un problema con el problema
mismo. Por ejemplo, si definimos una silla, por
principio de definición, debe contener todas las
posibles sillas, más allá de su color, forma, peso o
tamaño. Una silla no deja de serlo por tener tres o
cuatro patas, como factor aleatorio no altera su
definición. Lo anterior, una aplicación de sentido
común, no lo es cuando trasladamos el ejemplo
de la silla al ámbito de las ciencias sociales. Aquí,
parece que forma y contenido de los conceptos no
guardan una relación necesaria sino aleatoria. Se
piensa que los cambios socio políticos o
económico culturales dejan fuera de juego
categorías de análisis consideradas insuficientes
para explicar los cambios que acontecen en la
contingencia o coyuntura. Así, surgen nuevos
conceptos que pretenden ocupar el vacío
explicativo dejado por sus anteriores pares con el
fin de dar una explicación de sentido más acabada
del fenómeno en cuestión. Sea este el que fuere.
La crisis de los regímenes oligárquicos y el
cuestionamiento de su poder omnímodo abren la
discusión. Es el momento álgido de la sociología
de la modernización. Su fuerza invade el
quehacer sociológico y sus categorías
conceptuales el lenguaje teórico. Ejemplos de
ello son las referencias a sociedades modernas y
tradicionales, arcaicas y primitivas, racionales y
tradicionales.
¿Qué es y qué define la globalización?. ¿Qué
argumentos descalifican el concepto de
imperialismo para explicar la actual fase de
desarrollo del capitalismo y para proponer su
sustitución por el concepto de globalización?.
¿Qué esconde el llamado proceso de globalización
como principio de una etapa histórica diferenciada
de las anteriores?. Todas estas preguntas no
pueden soslayarse a la hora de proponer un
discurso basado la globalización. "El discurso de la
globalidad no sólo obedece a una realidad
epistémica legítima. Se está usando también para
una reconversión de la dependencia. A menudo
contribuye a ocultar u ocultarse los efectos de la
política liberal neoconservadora en los países del
Tercer Mundo y los problemas sociales más graves
de las cuatro quintas partes de la humanidad. En
las líneas esenciales del mundo actual es
indispensable ver lo nuevo de la globalidad, pero
también lo viejo; y en lo viejo se encuentra el
colonialismo de la Edad Moderna, un colonialismo
global que hoy es también neoliberal y
posmoderno. La reconversión es en gran medida
una recolonización." Es este llamado a comprender
lo nuevo y no olvidar lo viejo, a pensar en términos
histórico concretos los cambios que se suceden, es
cierto, con gran celeridad, lo que está pendiente.
No basta con señalar que la globalidad es un
hecho; es necesario hacer explícito su significado.
Por consiguiente, si la globalización expresa una
nueva realidad, cosa que no discutimos, se
encuentra inmersa en un fenómeno más amplio; la
evolución actual del imperialismo, y está sometido
a las consideraciones que derivan de su estudio. La
globalización como un concepto neutral valorativo
encubre una ideología que se traduce en el rechazo
a una opción política de un cambio social
fundamentado en los principios teóricos de la
construcción del socialismo. Por consiguiente, el
uso del concepto de globalización puede ser
precisado si se incorpora como parte de la teoría
del imperialismo y de su configuración tras la
caída de los países donde los partidos comunistas
ejercieron el poder político.
Metodología La metodología utilizada es el método deductivo se
enmarca en la denominada lógica racional y
consiste en: partiendo de unas premisas generales,
llegar a inferir enunciados particulares. Si sucede
que éstas concepciones generales iniciales no son
demostrables (axiomas), el método será entonces
axiomático-deductivo.
Conclusiones La realidad es otra. La existencia de grupos de
poder privilegiados en el consumo, con acceso al
crédito, la educación y servicios sociales de
calidad, dependiente de las políticas desarrollistas
de los años sesenta y setenta del siglo XX,
propiciadas por CEPAL, fueron duramente
afectados en tanto que dichas políticas fueron
cuestionadas. La exclusión social y marginalidad
en la región siempre han sido superiores al 40 %
de la población total, por ello no es posible hablar
de sociedades inclusivas de clases medias, si esta
definición fuese aceptable. Cosa que no lo es. Son
las políticas neoliberales de flexibilización del
trabajo con los despidos masivos las que han
generado un mayor nivel de proletarización, con la
consiguiente pérdida en la capacidad adquisitiva de
dichos grupos privilegiados y que en la actualidad
se sienten excluidos y marginados de participar en
el proceso de toma de decisiones y en la fiesta del
consumo. En América Latina las interpretaciones
acerca de su papel no responden al verdadero rol
que han jugado como sectores privilegiados.
Siempre han actuado defendiendo el status como
garantía para mantener sus privilegios abrazando la
ideología anticomunista. Cuando se han visto
debilitados en su capacidad de consumo y de poder
es cuando han cobrado fuerza y resurgido estas
interpretaciones teóricas.
Autor RAE Julian A. Venegas Solórzano.

RESUMEN ANALÍTICO ESPECIALIZADO O EDUCATIVO 2

Título “La investigación de los movimientos sociales


desde la sociología y la ciencia política. Una
propuesta de aproximación teórica”
Autor Pont Vidal, J.
Editorial Papers, N°56, pp 257-272.
Fecha elaboración del RAE 27 de Noviembre 2018.
Palabras Clave Movimientos sociales, asociaciones, grupos de
interés, movimientos políticos, «pro-teoría»,
acción colectiva, docencia de los movimientos
sociales.
Descripción El artículo constituye un intento de plantear los
principales problemas que representa el estudio de
los movimientos sociales desde el punto de vista
sociológico y politológico. El artículo tiene un
doble objetivo: por un lado, ofrecer una síntesis de
los recientes puntos de vista teóricos de la
sociología y la ciencia política respecto al estudio
de los movimientos sociales. Por otro lado,
partiendo de un catálogo de hipótesis y cuestiones,
se propone un marco de síntesis teórico en el que
pueden inscribirse futuras investigaciones.
Finalmente, y en forma de epílogo, se realiza una
breve aproximación comparativa sobre la docencia
de la acción colectiva y los movimientos sociales
en las facultades de sociología en dos países.
Fuentes Pont Vidal, J. (1998) “La investigación de los
movimientos sociales desde la sociología y la
ciencia política. Una propuesta de aproximación
teórica” en papers, N°56, pp 257-272. Recuperado
de http://papers.uab.cat/article/view/v56-pont/pdf-
es
Contenidos El autor inicia abordando el tema de los
movimientos sociales se ha constituido en los
últimos años como un campo de investigación
propio, tanto en las ciencias políticas como en la
sociología. Sin embargo, la forma como ha sido
abordada la investigación y el tipo de
investigaciones realizadas varía de una ciencia a
otra. Desde la sociología, podemos afirmar que
ninguna de las actuales corrientes o «escuelas»
sociológicas tiene un papel predominante en la
elaboración teórica de la investigación de los
movimientos sociales. En la investigación de los
movimientos sociales se reflejan las mismas
dicotomías que en la teoría sociológica,
encontrándose a menudo confrontadas entre ellas.
Desde la ciencia política, la situación de la
investigación de los movimientos sociales en
Europa, a diferencia de los EE.UU., es un campo
relativamente joven. En países como Alemania,
donde la investigación de los movimientos sociales
se ha constituido como un campo de investigación
sociológico desde hace aproximadamente dos
décadas, la investigación de este fenómeno desde
las ciencias políticas ha sido tradicionalmente
enfocado desde perspectivas como la
«investigación de los grupos de interés» o como
«sistemas de mediación política de intereses». Esta
situación obedece a determinados enfoques de la
historia reciente de la investigación de los
movimientos sociales.

Desde la ciencia política, se realiza una


aproximación a la investigación de los
movimientos sociales partiendo de los caminos y
temas en que se ha centrado principalmente el
análisis y que han determinado la investigación
hasta hace pocos años. Parto básicamente de los
estudios del politólogo alemán Ossip Flechtheim,
como pionero en la ciencia política al abordar la
relación entre movimientos sociales, partidos
políticos y grupos de interés en las modernas. Las
ciencias sociales se ocupan de la complejidad del
fenómeno de los movimientos sociales desde hace
aproximadamente ciento cincuenta años, con la
aparición de los primeros estudios derivados de los
cambios sociales producidos por la revolución
industrial, al ser los movimientos sociales un factor
importante de cambio social y de desarrollo
político. Sin embargo, y salvando las diferencias
específicas de cada país, el interés científico sobre
los movimientos sociales ha pasado por diferentes
fases. En los países de la Europa occidental el
estudio del fenómeno de los movimientos sociales
—por razones que más adelante veremos—
prácticamente desapareció en los años que
siguieron la posguerra, no volviendo a despertar
interés en las ciencias sociales hasta bien entrada la
década de los años setenta.
Desde el marxismo, se ha interpretado a los
movimientos sociales con expectación y reservas:
por un lado, como fenómeno colectivo para
impedir el colapso del capitalismo y, por otro lado,
como fenómeno de movilización para ser
sustituido por el socialismo. Para los marxistas, los
movimientos sociales son expresiones colectivas
de descontento social y de cambio social. Los
debates actuales se centran en la «racionalidad» de
los fenómenos colectivos, en los estudios de la
movilización de recursos, en los mecanismos por
los que los movimientos sociales reclutan a nuevos
miembros y en las formas en que la movilización
ciudadana y la movilización de recursos tienen un
papel decisivo en los movimientos. El estudio y la
observación de los fenómenos sociales es muy
complejo y varía según el país, la región o el
círculo cultural que se investigue. Factores como el
origen, el desarrollo, los cambios producidos o el
éxito y la transformación de los movimientos
sociales varía de un país a otro. Todo estudio que
se realice desde el punto de vista teórico ha de
tener en cuenta los mencionados factores. La
investigación actual de los movimientos sociales se
encuentra con las mismas contradicciones y
callejones sin salida en que se pueda encontrar la
investigación de la acción colectiva, la
investigación de la participación política o la
investigación de los grupos de interés. Esta
situación la encontramos tanto a nivel conceptual,
como a nivel teórico o empírico. existen todavía
problemas implícitos derivados de la misma
desconfianza existente entre la teoría sociológica y
la investigación y la metodología empírica, y en la
profunda división entre construcción teórica y
experiencia. En muchas ocasiones los resultados
empíricos se han utilizado acríticamente para
legitimizar determinadas teorías, relevando a un
segundo plano los resultados que no encajaban con
las hipótesis teóricas. Sin embargo, también desde
el punto de vista teórico, han aparecido numerosas
lagunas al faltar a estos enunciados una
comprobación empírica, quedando en
generalizaciones y abstracciones apenas
comprobables empíricamente. Llegados a este
punto, podemos preguntarnos qué estrategia de
análisis se propone. La exigencia para superar la
dicotomía teórica no es nueva, ya que la
encontramos en diferentes puntos de vista teóricos.
Cabe señalar que no es una tarea sencilla encontrar
un punto de partida común entre diferentes teorías
en «concurrencia», la tarea, pues, ha de tener como
punto de partida el análisis de los diferentes
elementos cognitivos procedentes de diferentes
puntos de vista teóricos más o menos consistentes.
Con ello no se trata de realizar una ecléctica
integración de teorías, sino más bien una
integración de diferentes perspectivas y
conocimientos.

El fenómeno de los movimientos sociales se ha


establecido en las ciencias sociales como un campo
independiente de investigación. En la ciencia
política el fenómeno se estudia básicamente en
conexión con los grupos de interés. El desarrollo
de la investigación de los movimientos y la
implantación académica varía según el país. Sin la
pretensión de querer profundizar en el proceso de
consolidación de la investigación en otras países,
citaré solamente los ejemplos de las facultades de
sociología de la Universidad de Bielefeld
(Alemania) y universidad norteamericana de
Massachusetts. En la Facultad de Sociología de la
Universidad de Bielefeld el tema de los
movimientos sociales aparece regularmente como
asignatura de libre elección. Los seminarios se
inscriben dentro del área de la teoría política y se
centran en la «Teoría de los movimientos sociales»
o en la «Historia y sociología de los movimientos
de resistencia».

Metodología Se aplica el método inductivo o empírico consiste


en crear enunciados generales a partir de la
experiencia, comenzando con la observación de un
fenómeno, y revisando repetidamente fenómenos
comparables, para establecer por inferencia leyes
de carácter universal. En este sentido es posible
afirmar que ambos tipos de método siguen
procesos inversos, donde la táctica empleada va de
lo de general a lo particular (método deductivo), o
bien de lo particular a lo general (método inductivo
o empírico).
Conclusiones Finalmente, cabe mencionar los escasos estudios
sobre acción colectiva y movimientos sociales que
se realizan en España, así como su incipiente oferta
académica. Como impulso de partida recientes
congresos apuntan a una cierta normalización en el
futuro18. A nivel académico, existen todavía
lagunas en cuanto a la oferta de docencia en las
respectivas facultades de Ciencias Políticas y
Sociología y de la consolidación de grupos de
investigación sobre el tema19. Es evidente que
muchas Facultades son todavía de reciente
creación, y que algunas de ellas están todavía en
fase de consolidación. La acción colectiva y la
participación colectiva no convencional siguen
siendo, de todas formas, la «asignatura pendiente».
Autor RAE Julian A. Venegas Solórzano.

RESUMEN ANALÍTICO ESPECIALIZADO O EDUCATIVO 3


Título “Ciencias sociales, movimientos sociales y políticas públicas”
Autor Vélez, R.
Editorial TIPO DE ARTÍCULO: de Revisión
Fecha elaboración del RAE 27 de Noviembre 2018.
Palabras Clave Ciencias sociales, ciencia política, movimientos sociales.
Descripción Las ciencias sociales contextualizan el estudio de los movimientos
sociales, considerando que aportan y fundamentan teorías y métodos
sociales que permiten observar los procesos de configuración
política, histórica y territorial de estos movimientos. En este contexto
es apropiado recorrer el ámbito de las disciplinas, de la teoría social
y del método para explicar los elementos de contacto teórico y
disciplinar de las ciencias sociales con los movimientos sociales,
entendidos como objetos de estudio.
Fuentes Vélez, R. (2015) “Ciencias sociales, movimientos sociales y políticas
públicas” volumen 15, N° 2, pp 515-533. Recuperado
de http://revistas.usb.edu.co/index.php/Agora/article/view/1628/1438
Contenidos Las disciplinas representan construcciones históricas y discursivas
sobre fenómenos sociales que ocupan el interés de la ciencia social,
por cuanto marcan un punto de corte en la historia del pensamiento,
en consecuencia una disciplina se estructura a partir de
discursividades que indican conocimientos sostenidos en el tiempo y
en el espacio de la sociedad y en particular de la sociedad occidental.
“Lo individual se explica por la subjetividad del ser social, y la
diversidad porque la apropiación y creación del conocimiento es
abierta indistintamente de los niveles de formación” (Ramírez,
2010).Por tanto, los movimientos sociales como factores de poder,
inscritos en épocas estratégicas de Europa y Latinoamérica,
representan objeto de estudio de distintas disciplinas, gracias a que
pueden estudiarse desde perspectivas disciplinares que los observan
como práctica social, como discurso, como objeto de estudio y
fenómeno cultural. Los movimientos sociales, son objeto de interés
disciplinar, considerando que han ocupado la lente analítica de la
historia, la sociología, el Estado, la ciencia, aportando lógicas y
dinámicas políticas que han permitido la producción de teoría social
sobre movimientos sociales, “Los sistemas sociales pueden afirmarse
en un ambiente en extremo complejo variando elementos sistémicos,
patrones de normalidad, o ambas cosas a la vez, a fin de procurarse
un nuevo nivel de autogobierno” (Habermas, Problemas de
legitimidad en el capitalismo tardío, 1999), visto así es pertinente
plantearse esta pregunta, ¿cuáles son las estrategias que han
motivado la relación de las ciencias sociales y los movimientos
sociales en contextos disciplinares? Las respuestas pueden
sintetizarse en cuatro elementos: La construcción de teorías sociales,
la definición de enfoques para el análisis, la contextualización del
objeto de estudio y la aplicación de la interdisciplinariedad.

La teoría política, observa igualmente que los movimientos sociales,


imprimen dinamismo al sistema político, por cuanto descubren que
su diversa composición deriva en el ascenso a la esfera pública de
actores políticos con distintos intereses de incidencia política:
Sindicatos, mujeres, poderes comunitarios, soberanías múltiples,
sobre este aspecto “De este modo, cuando decimos formas de
organización política auto-referenciada, o también fuerzas
organizativas auto-referenciadas, nos referimos a intentos de
organización relativamente novedosos, constituidos por relaciones
sociales con un alto nivel de informalidad e independientes respecto
de estructuras organizacionales tradicionales” (Nair, 2008). En todos
los casos la teoría política, indica que los movimientos sociales
exponen capacidad de poder incidente en el Estado, en el gobierno y
en la historia. Los movimientos sociales, son objeto de estudio para
la historia, considerando que representan actores generadores de
referentes y rupturas que afectan los modelos convencionales de
interpretación sobre el Estado y sobre el gobierno, sobre este
elemento “El discurso y las significaciones sociales son internas a
cada sociedad. Al reconocer la naturaleza discursiva de la política se
torna relevante el papel de la interpretación, y con ello la
importancia de la participación ciudadana” (Herrera, Sociedades
complejas, políticas públicas y participación democrática, 2009).
mostrándose en consecuencia que, los movimientos sociales pueden
verse envueltos en ciclos históricos, dispuestos expresamente en el
curso de las reformas políticas y del Estado y, expuestos a las
protestas y revueltas ciudadanas que han trastocado violentamente el
curso de la historia y del Estado. En este sentido los movimientos
sociales son objeto de estudio porque han intervenido en los hechos
fundamentales de la historia política. Un elemento adicional que
pertenece a los movimientos sociales y compromete los análisis de la
ciencia política, está relacionado con las connotaciones sociales de la
soberanía, gracias a que en ésta, se evidencia la estabilidad de las
instituciones políticas y del Estado, en igual sentido la ciencia
política analiza las estrategias de asociación de los movimientos
sociales, por cuanto en éstas se identifican las metodologías políticas
de los movimientos sociales para establecer comunicación pública
con actores adicionales del sistema político, lográndose en
consecuencia, la construcción de una red de contactos políticos que
rectifican el curso y los métodos del poder político, mostrándose que
la esfera pública, está estructurada por diversas cosmovisiones de
poder y de sociedad. La dimensión internacional de los movimientos
sociales representa un elemento adicional de análisis de la ciencia
política que permite, explicar el carácter transnacional, supranacional
y cosmopolítico de los movimientos sociales, en este contexto, la
ciencia política aplica análisis y construye teoría social, en
consideración a que la faceta internacional de los movimientos
sociales extiende el sistema político, articula una agenda
internacional de derechos y activa una cultura política de orden
global. En efecto, la incursión de las políticas públicas, explicadas
como sistemas de decisión incidentes en la vida pública y en el
gobierno, han propiciado nuevas metodologías políticas para
gobernar y en este sentido el interés investigativo y teórico por las
políticas públicas las pone en condición de un dispositivo reciente de
actualización de la ciencia política y de la ciencia administrativa, o
lo que es lo mismo, la política y la administración pública. (Dror, La
capacidad de gobernar, 1996); (Almond & Verba, La cultura cívica.
Estudio sobre la participación política democrática en cinco
naciones, 1970); (Espósito & Arteaga, 2006). Lo que resulta de
interés en este elemento es indicar que las políticas públicas
actualizan disciplinarmente la ciencia política, la ciencia
administrativa y consecuentemente las ciencias sociales, porque
abren nuevos ámbitos para el análisis, relacionado con: enfoques de
política pública, actores de política pública, redes de políticas
públicas, gobierno por políticas públicas. El enfoque de redes de
políticas públicas, permite explicar la pertinencia histórica del
enfoque incrementalista de política pública, considerando que el
ciclo de las decisiones y la secuencia de las etapas, en la que la
política pública “Es el llamado flujo de decisión, de suerte que
podría decirse que una política pública es el flujo de decisión en
torno de un problema que ha sido considerado público y ha
ingresado en la agenda del estado y debe ser enfrentado de acuerdo
con las competencias constitucionales y legales de los gobiernos”
(Cuervo, 2007), permiten reconocer el valor gubernamental del
tomador de decisiones, sin embargo, en el contexto del enfoque
incrementalista de política pública, se evidencian rasgos personales y
particulares del decisor, lo que indica que la decisión pública
restringida a un tomador de decisiones resulta inapropiado para
comunicar el gobierno con actores de diversa composición política y
de diverso origen institucional, territorial y público.
Metodología La metodología utilizada es el método deductivo se enmarca en la
denominada lógica racional y consiste en: partiendo de unas
premisas generales, llegar a inferir enunciados particulares. Si
sucede que éstas concepciones generales iniciales no son
demostrables (axiomas), el método será entonces axiomático-
deductivo.
Conclusiones En el contexto del enfoque de redes de política pública, se
configuran nociones, métodos y teoría, que modifican y consolidan
estrategias de la ciencia política para definir los contenidos de sus
análisis y las características de los objetos de estudio de su interés
científico y disciplinar, en este aspecto es pertinente este apunte de
Wallerestein “Desde el punto de vista organizacional, la
preocupación por la modernización/desarrollo tendió a agrupar a las
múltiples ciencias sociales en proyectos comunes y en una posición
común frente a las autoridades públicas. El compromiso político de
los Estados con el desarrollo pasó a ser una de las grandes
justificaciones para invertir fondos públicos en la investigación de
las ciencias sociales” (Wallerstein, 2006).
Autor RAE Julian A. Venegas Solórzano.
RESUMEN ANALÍTICO ESPECIALIZADO O EDUCATIVO 4

Título “El camino a la utopía desde un mundo de incertidumbre”


Autor Francois, H.
Editorial clacso, Buenos Aires (Argentina).
Fecha elaboración del 27 de Noviembre 2018.
RAE
Palabras Clave Utopía, incertidumbre, antología, resistencia, ofensiva, re-contextualiza,
políticas, económicas, ideológicas, culturales.
Descripción El documento es un análisis teórico de la utopía en el mundo contemporáneo
desde un enfoque sociológico
Fuentes Francois, H. (2009) “El camino a la utopía desde un mundo de
incertidumbre” clacso, Buenos Aires (Argentina). Recuperado
de http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/coedicion/houtart/houtart.pdf
Contenidos En la situación mundial actual, la ética tiene un lugar central. Lo
experimentamos tanto al nivel de la racionalidad práctica como al nivel de la
crítica intelectual. Eso se manifiesta en particular en tres dimensiones. En
primer lugar, las prácticas empíricas políticas y económicas presentan
situaciones particularmente delicadas. En el orden político, notamos que la
democracia parlamentaria tiene hoy de manera muy visible una serie de
desviaciones, tanto por su mercantilización (el precio de un candidato) como
por las alianzas contradictorias y la corrupción. En el plan económico, hemos
asistido en los últimos años a escándalos financieros de gran dimensión, a
prácticas de lobbying que falsifican el juego económico y político, a la
atribución de salarios extravagantes a los dirigentes de empresas y a muchas
otras prácticas contradictorias con la ética. Todo eso ha provocado una
reacción bastante sana en la opinión pública, que exige cada vez más
procesos transparentes, el respeto de la ética de los sistemas económicos,
sociales, políticos, culturales, y un alto nivel moral de los actores sociales,
políticos y económicos. En este ensayo vamos a desarrollar la mirada del
sociólogo, que se pregunta cómo funciona la ética en sociedades concretas.
En realidad, no podemos pensar la ética de manera puramente abstracta, sino
en su contexto de relaciones sociales concretas, es decir, la ética como una
construcción social. Todas las filosofías que han tratado la ética social no han
podido escapar de la necesidad de la mediación de una visión social, más o
menos explícita, que hoy día pertenece al campo de las Ciencias Sociales.
Abordaremos el problema de la ética en función de una orientación particular
que se desarrolló durante los últimos 25 años: la perspectiva de la
incertidumbre. Edgar Morin, sociólogo y filósofo francés, trabajó esta última,
y nos apoyaremos en gran parte en su visión de las cosas. Para aplicarla a la
ética, estudiaremos dos posiciones opuestas en la filosofía social actual: la de
John Rawls y la de Enrique Dussel. Finalmente, terminaremos con una
propuesta sociólogica sobre la ética de la incertidumbre.
Se trata de reconstruir una epistemología compleja, que reconoce los límites
de la elementaridad, la importancia de la temporalidad, la
multidimensionalidad y lo transdisciplinario. Tal visión de la realidad
conduce al crecimiento de la conciencia de la ambivalencia de lo real, de la
aleatoriedad, de la incertidumbre, así como de la pluralidad de las instancias
epistemológicas. Es todo lo contrario de una racionalidad rígida, organizada
desde una cumbre de principios que orientan el pensamiento sobre la
realidad. En ciencias sociales, esta visión de base desarrolló dos
orientaciones que podemos llamar de tipo postmoderno. La primera
desembocó en el rechazo de la existencia de sistemas y de estructuras, para
valorizar lo inmediato, el sujeto, la historia cotidiana. La segunda reconoce
que la incertidumbre no significa la ausencia de paradigma y de referencias.
En el primer caso, la observación de base es que en la modernidad la
racionalidad tecnocientífica se impuso como la única y que eso tuvo como
consecuencia una reducción del abanico de los saberes. de las explicaciones
sistemáticas, de las legitimaciones, y, lógicamente, la invalidación de los
grandes metarrelatos3 frente a la enorme diversidad de la realidad. Eso
significa no solamente un gran vacío teórico, sino también una gran
multiplicidad de visiones. Es el reino de los pequeños relatos: “victoria de las
masas contra la cultura aristocrática”, dice Yves Boisvert en Le monde
postmoderne. No existe una historia unificada, solo relatos. No se puede
pensar el mundo en función de un fin. Tampoco la historia conduce
necesariamente a lo mejor, como pensaba Kant. Cuando Habermas dice que
se trata de una crisis de toda legitimación teórica, los postmodernos contestan
que ya no se necesitan legitimaciones. Insisten sobre los peligros de la
teorización que son el totalitarismo de la verdad, la coerción del pensamiento
global o de categorías únicas de tiempo y espacio y hacen una crítica de todo
fundamentalismo, que para ellos caracteriza todo saber que funda una
disciplina. La incertidumbre invade todo el panorama y relativiza no
solamente la visión de lo real, sino el pensamiento mismo. Solo hay
circunstancias y cada saber es particular. G. Vattimo declara que se
multiplican los dialectos. Eso significa una duda generalizada y un saber
pragmático: el único criterio es su eficacia. Unos afirman también que el
error es riqueza. Michel Maffesoli en Le temps des tribus dice que existe:
“una multiplicidad de ideologías vividas al día sobre valores próximos”. Eso
exige el reconocimiento de la existencia de un eclecticismo, para asegurar la
coexistencia pacífica de todos los discursos. En consecuencia, lo real se
presenta como cultura y pluralidad de textos. Es Jacques Derrida quien habla
de “juego infinito de textos sin sentido dado”. Los hechos sociales son
expresiones simbólicas y deben leerse como textos. Como lo expresa bien
Amando Robles, se trata de la “conciencia de saber que no pueden sustituir
aquellos referentes (metasociales) por otros nuevos... Lo más que puede
aspirar es a ‘escribir’, dejar ‘textos’, no obras con sello definitivo, y a
descubrir y recuperar las ‘escrituras’ de otras épocas, los ‘textos’ que fueron
dejando, sus huellas”. Realmente estamos en la incertidumbre. Algunos
autores hacen afirmaciones aún más radicales: existe una total distancia entre
el mundo simbólico y la realidad. Esta última ya no tiene valor como base
epistemológica. Es precisamente contra este tipo de posiciones que Alan
Sokal escribió su artículo irónico en la revista Social Text, para denunciar
“un pensamiento, informe favorecido por un vocabulario oscuro, que niega la
existencia de la realidad objetiva y elude intencionalmente la distinción entre
los hechos y el conocimiento que tenemos de ellos”. En consecuencia, lo real
se presenta como cultura y pluralidad de textos. Es Jacques Derrida quien
habla de “juego infinito de textos sin sentido dado”. Los hechos sociales son
expresiones simbólicas y deben leerse como textos. Como lo expresa bien
Amando Robles, se trata de la “conciencia de saber que no pueden sustituir
aquellos referentes (metasociales) por otros nuevos... Lo más que puede
aspirar es a ‘escribir’, dejar ‘textos’, no obras con sello definitivo, y a
descubrir y recuperar las ‘escrituras’ de otras épocas, los ‘textos’ que fueron
dejando, sus huellas”. Realmente estamos en la incertidumbre. Algunos
autores hacen afirmaciones aún más radicales: existe una total distancia entre
el mundo simbólico y la realidad. Esta última ya no tiene valor como base
epistemológica. Es precisamente contra este tipo de posiciones que Alan
Sokal escribió su artículo irónico en la revista Social Text, para denunciar
“un pensamiento, informe favorecido por un vocabulario oscuro, que niega la
existencia de la realidad objetiva y elude intencionalmente la distinción entre
los hechos y el conocimiento que tenemos de ellos”

De hecho, lo nuevo en América Latina es que más allá de los encuentros y de


los intercambios, ya difíciles por las diferencias de “lenguaje”, la etapa de la
“ofensiva”, como dice Theotonio dos Santos, se ha traducido en proyectos
políticos. Es por eso que una tarea fundamental de las ciencias sociales es
estudiar los procesos en sus diferencias y analizar los resultados. Ya se puede
concluir que de hecho la acción se realiza también en el plan político, sobre
la base de objetivos comunes, sin pérdida de identidad, vía redes de actores.
Así, en la lucha contra el ALCA, por ejemplo, muchos actores colectivos
intervinieron juntos por este objetivo concreto, movilizador y con posibilidad
de éxito, aún si las prioridades de cada uno quedaban diferentes para los
campesinos, los indígenas, las mujeres, los jóvenes o los obreros. Se
constituyeron redes, no solamente de protesta social, sino también de acción
política, como en los casos del PT, en Brasil, o del MAS, en Bolivia. En un
sentido se trata ya en América Latina del inicio de las redes de redes, que
empiezan a construir el nuevo sujeto histórico, plural y diverso, portador de
las aspiraciones altamente cualitativas de la humanidad contemporánea.

Metodología La metodología utilizada es el método deductivo se enmarca en la


denominada lógica racional y consiste en: partiendo de unas premisas
generales, llegar a inferir enunciados particulares. Si sucede que éstas
concepciones generales iniciales no son demostrables (axiomas), el método
será entonces axiomático-deductivo.
Conclusiones Finalmente la ética personal de los actores políticos y económicos constituye
el tercer nivel, también esencial, pero no suficiente. Nada peor que una mala
institución gobernada por excelentes personas. La situación ideal es
evidentemente la coincidencia de los tres niveles y es lo que se debe
reivindicar. El problema concreto en la realidad es que situaciones ideales
existen muy raramente. No se trata de elegir entre una solución ambigua y
otra sin ambigüedad, sino de elegir sus ambigüedades. El criterio en este caso
es la posibilidad de reproducción y de desarrollo de la vida. Hay varios
ejemplos con este propósito en el continente, desde México hasta Brasil,
pasando por Nicaragua. No se trata de realpolitiek, ni de fines que justifiquen
los medios, sino de una elección concreta entre ambigüedades, frente a los
desafíos de base, es decir, la reproducción y el desarrollo de la vida en su
sentido completo, biológico y sociocultural, evidentemente siempre con el
grado de incertidumbre y de riesgo que comporta este tipo de elección. Estas
son breves consideraciones sobre algunos desafíos para las ciencias sociales.
Compartir estas preocupaciones es una tarea de todos, dentro y fuera del
continente, porque lo que pasa en América Latina tiene un sentido que va
mucho más allá de sus fronteras geográficas. Eso también es fuente de
esperanza. Para este autor, la visión de la incertidumbre parte del estudio de
una realidad compleja, que parece irracional, angustiosa, un desorden y un
factor de incertidumbre, lo que se opone a una visión de la realidad en
términos de simplicidad, un real reduccionismo que se encuentra en
particular en la declaración de las leyes. Sin embargo, al contrario de las
perspectivas postmodernas de primer tipo, esta visión se articula alrededor de
un tetragrama: “orden, desorden, interacción, organización”, que Edgar
Morin llama el paradigma de la auto-eco-re-organización. En cada una de las
realidades físicas, biológicas y antropológicas se encuentra esta lógica del
desorden que se transforma en reorganización. Se trata, según él, de un feed-
back, dialéctico, pero de una dialéctica que “no tiene pies ni cabeza y que es
rotativa”, es decir, en espiral. Tal vez en México se podría decir que se
desarrolla como los “caracoles”. La situación sociopolítica del continente
latinoamericano ha cambiado de manera notable desde el principio de este
siglo. Tomar como parámetro del cambio político el año 2002, fecha de la
elección de Lula, en Brasil, parece emblemático. Como escribe Theotonio
dos Santos, se trata del paso de las resistencias a la ofensiva. Tal fenómeno
tiene que ser analizado con las herramientas de las ciencias sociales, es decir,
tiene que ser históricamente situado, dialécticamente interpretado y puesto en
su contexto global.
Autor RAE Julian A. Venegas Solórzano.
RESUMEN ANALÍTICO ESPECIALIZADO O EDUCATIVO 5

Título “Movimientos sociales y transformación de la sociedad”


Autor Martínez, V. Pérez, O.
Editorial Pulso, pp 59-72.
Fecha elaboración del RAE 27 de Noviembre 2018.
Palabras Clave "movimientos sociales", heterogéneos, evolución, antisistema,
tendencia, protagonismo, entorno, análisis profundo.
Descripción En este trabajo nos acercamos a los "movimientos sociales",
expresión que designa fenómenos complejos y heterogéneos que
reclaman en grado creciente la atención del mundo académico y, en
particular, de las Ciencias Sociales. El estudio que sigue se centra en
algunos factores que afectan a la emergencia, evolución y formas de
acción de dichos movimientos, con el propósito de conocer su
influencia en la transformación de la realidad. El hecho de que estos
movimientos -con frecuencia situados entre la actitud antisistema y la
tendencia a la institucionalización- tengan cada vez mayor
protagonismo en nuestro entorno, hace necesario un análisis profundo
del papel que juegan en las actuales democracias y de las
posibilidades que brindan para la participación ciudadana y la
mudanza positiva de la sociedad. Al esclarecimiento de algunas de
estas claves se encamina este artículo.
Fuentes Martínez, V. Pérez, O. (2001) “Movimientos sociales y
transformación de la sociedad” en pulso, pp 59-72. Recuperado
de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2508283
Contenidos A partir de los años sesenta proliferaron movimientos sociales
diversos: estudiantiles, pro derechos humanos, ecologistas, feministas,
etc. A pesar de su heterogeneidad todos ellos se pueden considerar
fenómenos de acción colectiva que han reclamado la atención de
numerosos especialistas: sociólogos, politólogos, psicólogos sociales,
historiadores, etc. Los movimientos sociales han ido cristalizando a
medida que quedaban obsoletas otras formas de organización.
También favoreció la emergencia de estos movimientos la pérdida de
capacidad del marxismo para transformar la sociedad. Como dice
Verdaguer (1993, 66-67), la expresión "movimientos sociales" es
heredera directa del concepto "movimiento obrero" y lo que se
pretendió desde el punto de vista teórico fue preservar en dos aspectos
el mo59 Valentín Martínez-Otero Pérez del o dominante de
interpretación de la sociedad y de los fenómenos de cambio social: 1)
la concepción de la transformación social como un proceso lineal y de
"progreso"; 2) la creencia en un "sujeto de transformación social" que
se halla en una situación privilegiada para convertirse en motor del
cambio, siempre que posea una teoría global de lo social que le
permita desvelar las claves de la transformación. Sea como fuere, el
concepto "movimientos sociales", a diferencia del movimiento obrero,
no ha tenido nunca una definición unívoca, lo que ha llevado a
aplicarlo con gran amplitud para los distintos fenómenos sociales
cuyo denominador común es el carácter de "movimiento", en el
sentido de "voluntad de transformación social", verbigracia,
movimiento ecologista, movimiento feminista, movimiento pacifista,
movimiento campesino, movimiento estudiantil, movimiento
ciudadano o vecinal, movimiento "squatter", etcétera, que describen
experiencias, teorías y agrupamientos sociales en torno a
determinadas ideas-fuerza.
Las formas de acción más características de los movimientos sociales
son la interrupción, la obstrucción o la introducción de incertidumbre
en las actividades de otros. Habitualmente se realiza una acción
directa disruptiva contra las elites, las autoridades u otros grupos
culturales. Los movimientos recurren al desafío colectivo para
mantener el interés de los seguidores, conseguir nuevas adhesiones,
hacer valer sus exigencias y llamar la atención de los oponentes y de
terceras partes. En la base de las acciones colectivas hay intereses
comunes. Las personas que constituyen los movimientos plantean
exigencias comunes a los adversarios, a los gobernantes o a las elites.
El "reconocimiento" de una comunidad de intereses es lo que permite
pasar del movimiento potencial a la acción concreta. Los líderes sólo
pueden crear un movimiento social cuando invocan sentimientos
profundos y enraizados de solidaridad o identidad. Como dicen
McAdam, McCarthy y Zald (1999, 22-23) los expertos de diversos
países, representantes oficiales de posiciones teóricas distintas, cada
vez más destacan tres grupos de factores explicativos del surgimiento
y desarrollo de los movimientos sociales: 1) la estructura de
oportunidades políticas y las constricciones que tienen que afrontar
los movimientos sociales; 2) las formas de organización, formales e
informales, a disposición de estos fenómenos, y 3) los procesos
colectivos de interpretación, atribución y construcción social que
median entre la oportunidad y la acción. Siguiendo la costumbre
examinaremos por separado cada uno de los tres factores,
convencionalmente denominados de modo abreviado como:
oportunidades políticas, estructuras de movilización y procesos
enmarcadores. No hay que perder de vista, sin embargo, que los tres
conjuntos de variables constituyen una compleja red de relaciones que
afecta tanto al origen como a las formas que adoptan los movimientos
sociales. En suma, como sostiene Tarrow (1997, 258-259), no hay un
modelo único de organización de los movimientos sociales. Los que
más éxito suelen tener son los que despiertan la solidaridad
preexistente a través de redes de movimientos autónomos que
estimulan la participación de un público más amplio en la acción
colectiva. Por supuesto, no se debe olvidar que hay íntima relación
entre la organización del movimiento y la estructura de oportunidades
políticas. En ocasiones, movimientos aparentemente muy organizados
se desmoronan por falta de oportunidades, mientras que otros más
endebles tienen mayor resonancia por aprovechar las coyunturas
favorables. Es habitual que los movimientos construyan su discurso
en tomo a lo que Gamson, Pi reman y Rytina ( 1982; citados por Riva
1998, 181) llamaron "marco de injusticia". Una tarea básica de los
movimientos es identificar agravios, crear marcos de significados
compartidos y restablecer la justicia. Desde una perspectiva
constructivista de los movimientos sociales, en la actualidad en boga,
las organizaciones necesitan generar símbolos que favorezcan la
cohesión grupal y el comportamiento colectivo. Es así como se crean
en el seno de las organizaciones marcos para la participación y la
acción gracias a procesos cognitivos y culturales. En opinión de Zald
(1999, 370-375), los marcos son metáforas concretas,
representaciones simbólicas e indicaciones cognitivas que permiten
valorar conductas y eventos, al tiempo que guían la acción. Se puede
considerar la creación de marcos como actividad estratégica de los
movimientos. Los procesos enmarcadores ayudan a interpretar la
realidad y proporcionan el contexto desde el que se consideran los
hechos y se toman las decisiones. Desde la psicología social adscrita
al paradigma cognitivo, el análisis de los marcos ha permitido
comprobar cómo· signos convencionalmente definidos sirven para
interpretar la realidad y promover ciertos comportamientos.
Naturalmente, si se introducen modificaciones en los símbolos
sociales, por pequeños que sean, se inician cambios en la manera de
ver el mundo y se sugiere la existencia de fonnas alternativas de
conducta. Los símbolos culturales que se adopten, aun cuando partan
de lo conocido, han de ser suficientemente novedosos como para tener
fuerza opositora y movilizar a los seguidores. Como bien dice Tarrow
( 1997, 216) el proceso de enmarcado está codificado culturalmente,
pero no es una mera reproducción, sino una selección consciente.
Cuando una organización escoge unos símbolos para enmarcar su
mensaje establece un curso estratégico entre su entorno, los oponentes
políticos, Jos militantes y los ciudadanos. Para finalizar este apartado,
podemos decir que los movimientos sociales experimentaron en los
años ochenta una llamativa crisis de identidad, acaso consecuencia del
nuevo panorama socio-político español. De un lado, la fragmentación
social era palpable. De otro, el advenimiento de la democracia hizo
creer que las reivindicaciones no tenían razón de ser. Bien dice
Alonso (1998, 163), al referirse a ese decenio que había una tendencia
masiva a abandonar el sentido de lo colectivo y la militancia civil en
los movimientos, lo que llevó a posiciones neoconservadoras,
utilitaristas, individualistas, así como a la creación de
"antimovimientos sociales". Se produce, en suma, una desarticulación
de las propuestas colectivas y convivenciales. En lo que se refiere a
los años noventa, se observa un renacimiento de los movimientos
sociales, ligado al discurso de la solidaridad y la cooperación. En los
nuevos movimientos sociales cada vez adquieren más fuerza las
dimensiones cognitiva y comunicativa, fruto de códigos culturales,
símbolos y vínculos (Alonso 1998, 172). Vemos, pues, como el
argumento ofrecido al inicio de este apartado adquiere gran
importancia, toda vez que distintos estudiosos de la realidad social
han detectado un cambio de valores que quizá sea más perceptible en
los nuevos movimientos sociales. Esta mudanza cognitiva se traduce
en acciones colectivas más centradas en la expresión y la calidad de
vida que en aspectos económicos o materialistas (Laraña 1999, 335).
La democracia española está viviendo su proceso de consolidación
dado que la sociedad está asumiendo las normas constitucionales y las
reglas que rigen el sistema democrático. Hay, sin embargo, algunos
peligros como la separación entre partidos políticos y la sociedad, la
rigidez de las instituciones, la exclusión social, etc. Como vemos, en
materia de afianzamiento de la democracia no todo se ha logrado. En
lugar de echar las campanas a vuelo, hay que procurar que la sociedad
adquiera el protagonismo que le corresponde, lo que es tanto como
decir que hay que abrir cauces para la participación. La democracia, a
fin de cuentas, es una conquista colectiva. Es positivo fortalecer los
vínculos sociales verdaderos que ayuden a superar los individualismos
y las tentaciones masificadoras y despersonalizadoras. 68
Movimientos sociales y transformación de la sociedad Sin soslayar el
papel de los poderes públicos, hay que buscar caminos comunes que
permitan analizar la realidad social y desde los que se puedan
desarrollar acciones conjuntas.

Para que la democracia se consolide es preciso respetar ciertos


derechos humanos. Nuestra sociedad, cada vez más multicultural y
pluriétnica, tiene necesidad urgente de garantizar los derechos de
todas las personas. Los derechos humanos hallan su razón de ser en la
propia persona. Por lo mismo, cualquier ser humano, por su
condición, ha de disfrutar de unos derechos, tal como se recogen en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. El
compromiso, promoción y defensa de los derechos humanos favorece
la convivencia democrática, es decir, la tolerancia, la justicia, la
concordia, la paz, la solidaridad y la participación. Es bien conocida la
clasificación de los derechos humanos en tres generaciones, a saber:
derechos de primera generación (derechos civiles y políticos),
derechos de segunda generación (derechos económicos, sociales y
culturales) y derechos de tercera generación (derechos ecológicos).
Cada generación de derechos se fundamenta en unos determinados
valores. Así, el valor sustentador de los derechos de la primera
generación es la libertad, en Jos de segunda generación la igualdad y
la participación y en Jos derechos de la tercera generación la
solidaridad. Son numerosos Jos movimientos sociales que manifiestan
un fuerte compromiso con la defensa de los derechos humanos. Los
derechos humanos gozan de reconocimiento a nivel mundial, más allá
de las ideologías. Gimbernat (1996, 340-343), por ejemplo, sostiene
que tanto los movimientos sociales como las organizaciones no
gubernamentales se basan en los principios y valores de los derechos
humanos. Así, hay grupos que defienden los derechos de las
comunidades étnicas, de los inmigrantes, de colectivos marginales, de
las mujeres, etc.

Desde luego no hay que caer en una actitud de confianza, pues a pesar
de que se extiende cierta conciencia mundial en favor de los derechos
humanos, no menos cierto es que también se violan permanentemente
en cualquier lugar del planeta. Por lo mismo, es necesario aunar
esfuerzos sociales, educativos, políticos, jurídicos, económicos, etc.
que contribuyan a salvaguardar los derechos humanos y, por ende,
permitan alcanzar un nuevo orden internacional fundado en la
concordia.

Metodología La metodología utilizada es el método deductivo se enmarca en la


denominada lógica racional y consiste en: partiendo de unas premisas
generales, llegar a inferir enunciados particulares. Si sucede que éstas
concepciones generales iniciales no son demostrables (axiomas), el
método será entonces axiomático-deductivo.
Conclusiones Que nuestra sociedad se transforma es una verdad incuestionable, lo
que no está tan claro es si los cambios que se están produciendo tienen
signo positivo. En el trabajo que ahora concluye hemos descrito y
analizado algunas de estas mudanzas y sus conexiones con los
movimientos sociales. Al igual que la metamorfosis social puede
estimular la acción colectiva, también ésta introduce modificaciones
más o menos perceptibles en la realidad. La heterogeneidad de los
movimientos sociales hace harto difícil su comprensión; sin embargo,
en todos ellos hallamos, además de ciertas características recogidas en
el texto, la virtud de despertar la esperanza. Ahora que la política
oficial del mundo occidental parece haber perdido cierto
protagonismo, acaso por su distanciamiento del pueblo, salvo que nos
refiramos a momentos de consulta electoral, se atisba la emergencia
de lo que es o debiera ser una genuina política social orientada a
satisfacer las necesidades de la ciudadanía y a mejorar la realidad. Sin
renegar de los partidos políticos, los movimientos sociales reflejan y
canalizan profundas inquietudes humanas cargadas de saludables
intenciones y aun de utopía. Las graves injusticias y desigualdades
que por doquier se observan reclaman algo más que declaraciones de
buenos propósitos por parte de las instituciones. Surgen así los
movimientos sociales como fenómenos alternativos o, si se quiere,
complementarios que pueden servir de revulsivo para las, cuando
menos, lentas actuaciones de la Administración. Mas no nos
engañemos adoptando una visión idílica de los movimientos sociales
que nos lleve a creer que son la panacea. No olvidemos que estos
movimientos son muy variados en el fondo y en la forma, lo que hace
poco aconsejable calibrar a todos con el mismo rasero. Por otro lado,
ya quedó dicho que no son pocos los escollos con que se encuentran.
En cualquier caso, es innegable que los movimientos sociales
constituyen nuevos fenómenos de participación y representan una
corriente de aire fresco que bien puede tonificar las conciencias e
impulsar la renovación social en las adormecidas democracias
occidentales.
Autor RAE Julian A. Venegas Solórzano.

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