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Cómo desarrollar la asertividad

La asertividad es una habilidad y como tal susceptible tanto de aprendizaje como de mejora. En definitiva,
es una habilidad personal para facilitar el desarrollo y fomento de las relaciones interpersonales positivas,
con una actitud de respeto y tolerancia hacia otras personas, aceptando las diferencias entre unos y otros
y aprendiendo a comportarse de forma constructiva y solidaria, aportando cosas propias y valorando las
aportaciones de los demás.
Aprender a comportarse de forma asertiva no es sólo aprender a expresar las emociones, afectos,
sentimientos y opiniones propias, sino también aprender a recibir de forma adecuada las de los demás.
Es evidente que cuando no contamos con ésta habilidad comunicativa entre nuestros repertorios de
conducta, por muy positivo que sea este comportamiento vemos difícil conseguir actuar de ésta manera
de forma efectiva. Para adquirirla es necesario en primer lugar analizar detenidamente durante cierto
tiempo (varias semanas) en qué situaciones se produce nuestro comportamiento no asertivo y qué
pensamientos y emociones se encuentran vinculados a él.
Como en otros comportamientos poco adaptativos los pensamientos negativos sobre nosotros mismos y
nuestras capacidades y en consecuencia emociones como ansiedad, nerviosismo, etc.…están presentes,
y son los que explican y mantienen que estos comportamientos se sigan dando. Por tanto si queremos
cambiarlos debemos empezar por auto observarnos, identificarlos (pensamientos y emociones negativos)
y neutralizarlos en lo posible utilizando las técnicas que ya hemos visto en otros artículos.
A partir de que tengamos nuestra estrategia planificada (a fin de cuentas es un proyecto de superación
personal), se trata de exponerse a situaciones que exijan de comportamientos asertivos, preferiblemente
de forma escalonada empezando con situaciones que nos creen menos problemas bien porque la
implicación emocional sea menor o porque sean más fáciles de ejecutar, y avanzando a medida que nos
sintamos más seguros, hacia situaciones más complejas.
El entrenamiento resulta sencillo y agradable ya que los beneficios personales se perciben muy pronto,
siendo uno de los cambios comportamentales que mayores gratificaciones reporta.

Estrategias asertivas para afrontar las discusiones.


Poner en marcha un comportamiento asertivo:
1. Observar los hechos sin juzgar
2. Responsabilizarte de tus sentimientos
3. Encontrar tus necesidades no cubiertas
4. Hacer una petición concreta que respete las necesidades de las personas
Pero ocurre en muchas ocasiones que a pesar de llevarlo a cabo de forma impecable, nuestro interlocutor
no está dispuesto al diálogo y/o su comportamiento comunicativo es inadecuado… ¿qué podemos hacer
entonces para conseguir nuestro objetivo y seguir controlando el curso de la discusión?…ahí van algunas
ideas…
 Técnica del disco rayado: Se trata de repetir el mismo argumento una y otra vez, de forma
paciente y tranquila. Repetir el propio punto de vista, sin entrar en las provocaciones que pueda
hacer el otro. Por ejemplo: – “Te entiendo, pero sigo sin estar de acuerdo…” – “Te entiendo, pero
sigo sin estar de acuerdo…”
 Banco de niebla: Se le da la razón a la otra persona, pero evitando entrar en mayores discusiones.
Se le transmite, en un tono de voz calmado y convincente, que lleva parte de razón en lo que
dice. Mostrarnos de acuerdo en lo posible. Dar la razón al otro en lo que pueda haber de cierto
en sus críticas, sin entrar en discusiones. Por ejemplo: – “Sí, es posible que tengas razón”… –
“Pues sí, casi siempre…” – “Veo que estás muy molesto conmigo”. Una vez rebajada la tensión,
podremos exponer en forma empática nuestro punto de vista.
 Aplazamiento asertivo: Se pospone la discusión para otro momento donde se controle más la
situación. Se trata de aplazar la respuesta que vayamos a dar al otro hasta que nos sintamos más
tranquilos y capaces de responder correctamente. Por ejemplo: – “Mira, éste es un tema
problemático entre nosotros, si te parece lo tratamos con más calma y profundidad mañana, o
en otro momento”.
 Relativizar la importancia de lo que se discute: Se trata de hacer ver que a veces es más
importante no entrar en discusión y comprender que ésta no lleva a ningún lado. Por ejemplo,
interrumpir una discusión con algún comentario del tipo: “Quizás esta discusión no tiene tanta
importancia como le estamos dando”.
 Técnica de ignorar: No se le sigue la discusión al otro, pero a través del lenguaje verbal y no verbal
se le trasmite que no es una desconsideración el ignorar el tema de discusión.conflictos-getty456
 Técnica de diferenciar un comportamiento de un modo de ser: Se le hace ver al otro que aunque
incluso uno pueda haber cometido un error, eso no implica que sea una mala persona. Por
ejemplo, “Aunque te haya contestado irritado, eso no quiere decir que sea agresivo
normalmente”.
 Técnica de la pregunta asertiva: Se parte de la idea que la crítica del otro es bien intencionada
(aunque no lo sea). Se le hace una pregunta para que nos clarifique lo que hemos hecho mal y
cómo podemos hacerlo bien. Consiste en solicitar al otro más información acerca de sus
argumentos, para así tener claro a qué se refiere y en qué quiere que cambiemos. Por ejemplo:
– “Exactamente ¿qué es lo que te molesta de mi forma de actuar? ¿Qué tiene de malo?” – “Cómo
quieres que cambie para que esto no vuelva a ocurrir”.
 La asertividad negativa: Se utiliza a la hora de afrontar una crítica cuando somos conscientes de
que la persona que nos critica tiene razón. Consiste en expresar nuestro acuerdo con la crítica
recibida haciendo ver la propia voluntad de corregir y demostrando así que no hay que darle a
nuestra acción más importancia de la debida. Pero en lugar de decir “lo siento” o “perdona”,
puedes utilizar frases del tipo: – “Ha sido una tontería de mi parte”, -“No debería haber dicho
eso”, -“Tienes toda la razón”. -“Tienes razón, me olvido de muchas cosas”. Con ello reducimos la
agresividad de nuestros críticos y fortalecemos nuestra autoestima, aceptando nuestras
cualidades negativas o defectos.
 Enfado que desarma: Cuando nuestro interlocutor está fuera de sí, le expresamos, con un tono
de voz amable y comprensiva, que en ese momento no le atenderemos. Por ejemplo: “Me parece
que estás muy enfadado. Será mejor hablar de esto en otro momento, cuando estemos
tranquilos”.
 Acuerdo asertivo: Se reconoce el propio error, pero se deja claro que una cosa es el error
cometido y otra el hecho de ser buena o mala persona. Por ejemplo: – “Tienes razón, pero sabes
que normalmente no lo hago”.
Con éstas estrategias de manejo de las situaciones, manteniendo la calma y confiando en nuestra
capacidad para controlar cualquier situación, seremos capaces de conseguir una comunicación más eficaz,
asertiva y por tanto generadora de menos conflictos, lo que mejorará nuestras relaciones interpersonales
y nuestra autoestima.

Autor: Montserrat Sanz García

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