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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL ROMULO GALLEGOS


AREA DE POSTGRADO
DOCTORADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
AULA TERRITORIAL ALTAGRACIA

ANÁLISIS CRÍTICO
(Realidad Educativa)

Profesor: Dr. Pedro Velásquez Participante: Diego Duarte


Los nuevos tiempos nos han colocado frente al compromiso de superar los
currículos instruccionales. Aquí el currículo determina lo que pasa no solo en el aula,
entre profesores y alumnos, sino también fuera de ella de ahí que pueda decirse, en una
acepción amplia, que el proyecto curricular es un instrumento potente para la
transformación de la enseñanza y del aprendizaje, un instrumento inmediato y fecundo
como guía tanto para el profesor como para el estudiante. Hasta ahora ha primado la
tendencia curricular, dejando al profesor sin alternativa, restándole importancia a la
responsabilidad que él tiene en el diseño del currículo y en idéntica forma actúa el
profesor con el estudiante, le desconoce o lo considera menor de edad para su
participación.
El proyecto curricular concebido en estos términos no sólo posibilita el desarrollo
del currículo como tal; su forma y presentación en cuanto a diseño, sino que es a la vez
un importante instrumento de transformación de profesores y estudiantes. De ahí que, al
estudiar el instrumento en sí, el cómo diseñar el proyecto de acuerdo con el enfoque y la
tendencia empleada, lo más importante es analizar su potencialidad educadora; más que
selección y organización de problemas, temáticas u objetos de conocimiento, o
contenidos en el lenguaje del currículo tradicional a partir de un diseño meticulosamente
estructurado, se trata es de que pueda servir para resolver problemas y ayudar a concretar
la intención del plan de estudios y perfil de formación.
Por ello, la educación en Venezuela necesita de un compromiso de los diferentes
actores socioeducativos, donde se promueva los valores éticos, morales y religiosos para
llegar a la educación de calidad que tanto demanda la sociedad. Al igual, debemos
internalizar y practicar lo que el currículo venezolanos demanda, que no solo se quede
en teoría, es decir, que se practique. Porque para nadie es un secreto que el currículo y
la realidad educativa van en direcciones diferentes, ya sea por la falta de compromiso, o
aceptación u otra circunstancia.
Una educación donde se entienda que el estudiante es un ser razonante y pensante y
capaz de construir su propio conocimiento a partir de la realidad que se le presente,
fomentar no solo la educación conductista, sino constructivista desde el estudiantado,
dándole cabida a la democracia, y así se saldría de la dictadura que existe en las aulas,
ya que la realidad de los docentes es que les gustas más imponer que escuchar. Existen
casos de profesionales de la educación que, por el orgullo de no admitir su error, y
sabiendo que están equivocado, no reconocen su error por más sencillo o complejo que
sea.
Desde el campo de la investigación educativa, indagar sobre el significado que tiene
para el estudiante su experiencia escolar supone adentrarnos no sólo en el terreno de lo
que está aconteciendo desde estos escenarios sino también en la dimensión subjetiva
desde la que los actores educativos dan sentido a la realidad escolar. Y es que, no
debemos olvidar que la manera según la cual el estudiante entienda y perciba su vida
escolar va a condicionar, en gran parte, su integración socioeducativa, su éxito escolar,
sus relaciones con los iguales o su propia identidad personal.
Con frecuencia, las expectativas, necesidades e intereses del alumnado, tal como
estos los experimentan subjetivamente, no se corresponden con las necesidades que se
perciben desde la institución escolar. Con el tiempo, este hecho puede traducirse en un
sentimiento de frustración y fracaso por ambas partes, al no alcanzarse cómodamente, ni
los deseos individuales de los sujetos ni los objetivos institucionales. El alumno, como
parte fundamental del proceso educativo, posee una serie de expectativas, intereses,
motivaciones o creencias sobre la institución escolar que deben tenerse en cuenta como
elementos mediadores en el desarrollo de la tarea educativa propuestos
Los estudiantes perciben la escuela desde diferentes emociones y sentimientos, para
uno puede ser agradable, para otros trágicos o traumante, todo depende desde su
experiencia con el contexto, es decir, como se desenvuelve en el entorno. Su aceptación
en el mismo juega un papel importante, ya multiplica el deseo de asistir a la institución
y disminuye las probabilidades de dificultades en el estudiante. Recordando que en
muchas ocasiones los estudiantes son sometidos a “bulling”. Considero que ese tema
debería ser atacado desde la perspectiva de los mismos estudiantes, con diálogos
participativos, dirigido por docentes, donde se fomente el respeto y se busque soluciones
concretas

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