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Un acercamiento al Estado
de Derecho y a la
Democracia
2013
Adrian Piejko Patiño
1. Introducción.-
Una visión simplista del asunto puede formular quizás que el Estado de derecho es un mero
componente de la Democracia (Ingram 2013), pero en realidad se trata de dos conceptos
que dependiendo de la propuesta teórica a la que uno se circunscriba varía desde el
contenido hasta la relación de cada uno de ellos.
Entre los principales autores que sostienen una teoría procedimental del Estado de Derecho
encontramos a Joseph Raz y Robert Summers, quienes sostienen que:
Adrian Piejko Patiño
“El estado de derecho tomado en su sentido más amplio significa que la gente
debe obedecer el derecho y regirse por él. Sin embargo, en la teoría política y
jurídica ha llegado a ser interpretado en un sentido restringido de que el gobierno
debe ser regido por el derecho y sometido a él” (Raz 2002, 17)
Sobre la base de esta concepción, Raz nos propone ocho principios requeridos para que se
pueda concebir ell Estado de derecho: 1) la prospectividad, transparencia, y claridad; 2)
estabilidad; 3) el establecimiento de disposiciones jurídicas particulares debe ser guiado por
disposiciones jurídicas abiertas, estables, claras, y generales; 4) la independencia judicial;
5) justicia natural; 6) poder de revisión; 7) tribunales accesibles; y 8) órganos de prevención
criminal bien supervisados (Raz 2002). El mismo Raz nos dice que estos ocho principios se
dividen en dos grupos: a) características de las normas del derecho en sí (principios 1-4); y
b) características de la “maquinaria jurídica”, o sea, de las instituciones del aparato de
justicia (principios 5-8). Por este motivo, Raz concibe al Estado de derecho como un
conjunto de principios sobre la ley y las instituciones legales que ayudan a realizar los
primeros principios. De similar forma Summer reconoce principios que deben regir el
Estado de derecho, el cual en ambos casos debe ser “neutral”. Para ambos autores el Estado
de derecho está constituido por reglas formales. En consecuencia, el Estado de derecho no
contiene principios sustantivos o contenidos de la norma, sino sólo límites en la creación y
aplicación de las leyes. Pese a esto, el Estado de derecho es una herramienta que permite
garantizar tanto la libertad como la dignidad humana entendiendo a esta última como la
garantía de autodirección o capacidad de decisión de las personas.
Esta proposición nos impulsa hacia una concepción de Estado de derecho en la que el
hecho de cumplir la ley y contar con instituciones que faciliten esa tarea nos permite
concebirlo como tal. Como sostiene Ingram, “el Estado de derecho no es necesariamente el
estado del “buen” derecho, pero el Estado de derecho si “tiende a ser” un Estado de buen
derecho” (Ingram 2013, 20). En esta concepción se puede prescindir de la democracia
como forma de gobierno, ya que su requisito fundamental es el cumplimiento formal de la
ley y si en un gobierno dictatorial se cumple la Ley, también se puede concebir como un
Estado de derecho.
Adrian Piejko Patiño
De acuerdo con Elías Díaz, y a diferencia de Raz y Summers, el Estado de derecho sí tiene
un contenido. A través del Estado de derecho se legaliza el sistema de valores que
caracteriza a la legitimidad democrática. Esto implica que la legitimidad no se agota en la
legalidad sino que se trata de dos conceptos que pueden coincidir o separarse.
Estos autores reconocen a su vez ciertos atributos para que se pueda desarrollar un Estado
de derecho. De manera amplia, tanto Díaz y como Vásquez, concuerdan plenamente en con
los principios descritos por Raz y Summers, pero agregan un atributo que estos últimos no
consideran: “Respecto y promoción de los derecho fundamentales”. En ese sentido
podemos decir que tanto para Díaz como para Vásquez existe un nexo elemental entre la
efectividad de los derechos humanos y la capacidad para la autonomía individual que se
supone que el Estado de derecho debe proteger. (Ingram 2013)
2.2.Democracia.-
(Macpherson 1981, 11) Asimismo Daniel Vásquez indica que “los modelos no sólo
incorporan elementos empíricos en su articulación sino también elementos normativos: cuál
es el mejor modelo, qué se espera de cada uno de ellos, cuál coincide con los valores
sociales dominantes” (Vásquez 2013, 21)
Es así que podemos decir que los modelos de democracia son construcciones teóricas
acerca de aspectos políticos, económicos y sociales que tienen como objetivo explicar
cómo se desarrollan en la práctica el entendimiento de democracia y además como debiera
ser esta. A razón de esta aproximación existen varios autores que fueron diseñando y
agrupando los distintos modelos de democracia conforme a características que puedan
hacerlos comunes, por ejemplo la desarrollada por Daniel Vásquez quien ordena los
distintos modelos los tipos generales de: democracia representativa y participativa,
democracia sustancial y procedimental. El siguiente cuadro elaborado por el mismo autor
resume de manera clara lo planteado:
Representativa Participativa
Procedimental Tendencia Liberal-libertaria: Participativas-
- Modelo protección. procedimentales:
- Modelo legal. - Modelo semi-directo.
- Modelo elitista- - Modelo ateniense.
tecnocrático. - Modelo directo.
- Modelo pluralista.
- Modelo de elección
racional.
Sustancial Tendencia liberal-igualitaria: - Modelo
- Modelo de desarrollo Rousseauniano.
- Modelos sustancial
(Vásquez 2013, 23)
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Esta organización nos parece bastante clara para explicar de mejor manera como entienden
a la democracia los distintos modelos. Por motivos de espacio no desarrollaremos
ampliamente cada una de estas categorías y nos limitaremos a indicar el postulado principal
de las mismas:
En ese sentido se puede resumir que la democracia es una forma de gobierno que un
Estado, o cualquier otra organización política, se adjudica para su funcionamiento que
puede incorporarse en cualquiera de los modelos anteriormente mencionados.
Habiendo revisado los principales conceptos de la democracia y del Estado de derecho, nos
queda observar sus similitudes y diferencias conceptuales. Para tal fin reduciremos nuestro
campo de análisis a la concepción sustancial y procedimental de la democracia1.
Un primer elemento que tenemos que tomar en cuenta es que cuando hablamos de Estado
de derecho y de democracia, nos referimos a dos conceptos distintos, los cuales
dependiendo la corriente a la cual nos adscribamos presentarán una relación meramente
instrumental o sustancial entre sí. Es así que a partir de los conceptos anteriormente
analizados podemos decir que Estado de derecho es la condición estructural en la que se
1
Dejando de lado la concepción representativa y participativa de la democracia por razones metodológicas al
considerar que nos puede dificultar el análisis especialmente por el reducido espacio de este ensayo. Lo cual
no significa que estas concepciones no presenten también profundas similitudes y diferencias con los
conceptos de Estado de derecho.
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encuentra un Estado dado cuando cumple los requisitos y principios de alguna de las dos
concepciones del mismo (procedimental y sustancial). En cambio Democracia es una forma
de gobierno que un Estado, o cualquier otra organización política, se adjudica para su
funcionamiento. En el siguiente cuadro se pretende resumir la relación conceptual:
A partir de esta comparación podemos aprender que la relación entre Estado de derecho y
democracia presenta una tensión en la concepción procedimental, especialmente por el
desinterés que presenta esta concepción de Estado de derecho por la democracia. A
diferencia de la concepción sustancial en la que se puede identificar la existencia de puntos
fundamentales de encuentro, los cuales se constituyen en un nexo infranqueable entre estos
dos conceptos, que se exigen mutuamente para sostenerse.
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O´Donell reconoce tres características del Estado: a) El aparato estatal, el sector público o
el conjunto de burocracias públicas. b) El sistema legal. c) La dimensión ideológica del
Estado. En torno al aparato estatal, el sector público o el conjunto de burocracias públicas
Guillermo observa que suelen confundirse dos dimensiones diferentes: el tamaño y el peso
relativo del aparato estatal. Los resultados negativos de un Estado grande no deben ser
combatidos mediante la reducción del Estado, sino mediante la agilización de sus
procedimientos. Mediante el sistema legal se formalizan el conjunto de relaciones sociales
que imperan en determinado Estado. En consecuencia, explica el autor, el sistema legal no
es ni igualitario ni socialmente imparcial. Y mediante la dimensión ideológica el Estado
alega ser un aparato estatal para la nación por lo que el orden emanado es igualitario para la
nación. (O´Donell 2002)
Para referirnos a su concepción de democracia citaremos una crítica que hace a la situación
de las democracias representativas poco institucionalizadas en América Latina: “La
democracia delegativa, la debilidad de la accountability horizontal, la esquizofrenia del
Estado, las zonas marrones y la baja intensidad de la ciudadanía forman parte del futuro
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previsible de muchas de las nuevas democracias” (O´Donell 2002, 262). A partir de esta
afirmación, se manifiesta su inclinación a una concepción sustancial y participativa de
democracia, esto bajo el criterio que critica el establecimiento de un modelo delegativo 2 y
reconoce valores y objetivos que puede cumplir la democracia como la promoción efectiva
del ejercicio de los derecho humanos, no considerando solo los políticos sino todos en
general3.
Se presentan amplias “zonas marrones”, las cuales se caracterizan por tener áreas
democráticas y autoritarias y por tener ciudadanías de baja intensidad. En el primer
caso conviven zonas donde el Estado es capaz de cumplir con sus funciones y
donde el Estado ha sido desplazado por poderes fácticos establecidos incluso en el
propio aparato estatal. En el segundo caso, en muchas de estas zonas marrones
suelen respetarse los derechos políticos propios de las poliarquías, pero difieren los
grados de justicia e igualdad (O´Donell 2002).
Ante el aumento de problemas y demandas sociales, la respuesta del Estado se ha
caracterizado por desarrollar acciones de corte presidencialista, las cuales impulsan
hacia gobierno populistas y consiguientemente a la dificultad de asegurar la
reproducción de la solución en el largo plazo. Asimismo se presenta carencia de
una teoría acerca de la relación que existe entre instituciones como el Estado de
2
Por consiguiente presenta una tendencia participativa.
3
Esto en referencia a la baja intensidad de la ciudadanía que se refiere al ejercicio de los derechos político
pero la carencia de cumplimiento de sus derecho sociales, económicos, culturales, civiles, etc.
Adrian Piejko Patiño
Bibliografía
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Couso, Javier. Los desafíos de la democracia consitucional en América LAtina: entre la tentación
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Sutil, Jorge Correa. "Las reformas judiciales en américa latina: ¿Buenas noticias para los
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O´Donell y Paulo Sergio Pinheiro Juean Méndez, 257-278. México: Paidós, 2002.