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Escazú, un acuerdo
único para el medio
ambiente de la Región
Suscripto por 16 países, es el primero de carácter ambiental que suscriben los países de América Latina y el
Caribe, y el único a nivel mundial que contiene disposiciones específicas para la promoción y protección de
los defensores de derechos humanos en asuntos ambientales; está pendiente su ratificación por el Congreso
argentino. Por Susana Rigoz.
8 de diciembre de 2018
Comprometida con sus objetivos y propuestas, la Argentina firmó el Acuerdo de Escazú, que crea nueva
herramienta de acción ambiental de América Latina y el Caribe. Este novedoso acuerdo busca la
implementación del derecho de acceso a la información, la participación ciudadana y la justicia en temas
ambientales con el objetivo de asegurar el derecho de las personas a un ambiente sano.
Adoptado en el mes de marzo de 2018, en Escazú, Costa Rica, y firmado ya por 16 países en las Naciones
Unidas, el gobierno argentino lo suscribió en septiembre pasado, y se espera ahora su ratificación en el
Congreso.
El 26 de noviembre, FARN llevó el Acuerdo de Escazú a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
diversidad biológica en Egipto, y le pidió a la comunidad internacional acciones de conservación y uso
sostenible de la diversidad biológica con un enfoque basado en derechos, que incluye la perspectiva de
género.
Andrés Nápoli, director ejecutivo de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), dialogó
con DEF sobre los alcances y las particularidades de este tratado.
-¿Cuáles son los próximos desafíos para la Argentina una vez firmado el Acuerdo de Escazú?
-Sin duda el próximo desafío se sitúa en la ratificación del Acuerdo, cuestión que en el caso de Argentina
debe efectuarse, tal como lo dispone el artículo 75 inc. 22 de la Constitución Nacional, mediante el Poder
Legislativo. Argentina ha sido uno de los 16 países que han suscripto el Acuerdo que se abrió para la firma el
27 de septiembre en las Naciones Unidas y cuenta ahora con la oportunidad de ser uno de los primeros
países de la región en ratificarlo.
-En la presentación del Acuerdo se lo definió como una "acción regional sobre democracia ambiental".
¿Puede explicar el significado de esta expresión?
-La materia ambiental está intrínsecamente relacionada con el concepto de democracia y, fundamentalmente,
con la democracia participativa. Numerosos acuerdos internacionales, declaraciones, planes de acción han
subrayado la importancia y necesidad de avanzar hacia el desarrollo sustentable a través de una mayor
participación ciudadana, tal como lo expresa el ya mencionado Principio 10.
La idea sostiene que los ciudadanos solo actúan cuando se trata de elegir a los gobernantes, principio básico
de la democracia representativa ("el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes"), se
percibe como insuficiente para hacer frente a las complejidades de la vida moderna, donde cada vez se
manifiesta con más fuerza la necesidad de un rol activo de la población en las cuestiones públicas. Este es
entonces el concepto de la democracia ambiental que supone reconocer derechos a los ciudadanos en la
construcción del desarrollo sustentable, tal como lo establece el Art 41 de la Constitución Nacional y
cuyos vértices principales lo constituyen el acceso a la información, la participación y la justicia ambiental.
Nada de esto es nuevo, sin embargo, hay un gran déficit en la implementación de las acciones que
consoliden el ejercicio de estos derechos. De allí la necesidad de avanzar en un instrumento más preciso y
focalizado a la implementación de estos derechos como el Acuerdo de Escazú.La materia ambiental está
intrínsecamente relacionada con el concepto de democracia y, fundamentalmente, con la democracia
participativa
-Usted mencionó que América Latina y el Caribe encabezan la nómina de conflictos ambientales. ¿Es
real que es cada vez mayor la violencia relacionada a esta temática en la región?
-La organización Global Witness publicó en 2017 que 197 personas fueron asesinadas en el mundo por
cuestiones directamente vinculadas con la defensa del ambiente o por desempeñar una tarea vinculada con
ello. América Latina ocupa el primer lugar en el ranking de asesinatos de activistas medioambientales
con aproximadamente el 60 % de los casos, entre los que se destacan los asesinatos de Berta Cáceres
(Honduras) y Ramón Bedoya (Colombia). El Acuerdo de Escazú es el primero de su tipo en la Región y en el
mundo en establecer medidas de protección para los defensores medioambientales y para que los Estados se
comprometan a desarrollar medidas de protección para estas personas.