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MATEO 5
Ser bienaventurado es ser feliz por la recompensa de Dios que viene no por portarse
bien, sino por ser como Jesús y por responder con fe a sus demandas.
Las bienaventuranzas son los principios o valores del reino de Dios; es el espíritu del
evangelio.
La cultura de los pueblos está basada en la sabiduría de este mundo, y por eso, no nos
sirve para poder vivir como un pueblo santo. En cambio, las bienaventuranzas sí nos
permiten vivir como personas regeneradas.
La cultura enfoca lo externo y las bienaventuranzas la vida interior. El mundo dice:
“Cuanto tienes, cuanto vales”; Cristo dice: “El que pierda su vida, la salvará”. El valor
del mundo está en las cosas, por eso se afana por comprar; el valor del evangelio está
en la justicia por eso se afana por compartir y vivir por fe.
La iglesia, abraza las bienaventuranzas y sólo rescata los verdaderos valores de las
culturas.
-No es ser indecisos ni carentes de visión, debemos saber lo que queremos y tomar
decisiones
Como esto salió de los labios de Cristo tenemos que entenderlo primero a la luz de la
mente y el estilo de vida de Cristo.
-Significa, no hacer nada fuera de la voluntad del Padre (Jn.5:19,30)
Así como ninguno que no conoce a Cristo no puede ser “pobre en espíritu”, así
también, ninguno que no se ha arrepentido ni convertido a Cristo puede tener este
llanto bienaventurado.
¿Qué es lo que nos hace llorar que nos hace bienaventurados? ¿Qué hizo llorar a
Cristo? ¿Qué hizo llorar al apóstol Pablo? ¿Qué hizo llorar al profeta Isaías? ¿Qué es lo
que estruja el corazón al punto del llanto que es capaz de captar la atención divina?
Primero que nada es preciso establecer que, debemos ver el pecado como el Señor lo
ve. El Señor ve al pecado como rebelión, injusticia, necedad, maldad e impiedad. Por
tanto, si queremos llorar como Cristo, no debemos justificar el pecado ni minimizarlo.
Otra consideración que debemos hacer es reconocer que el pecado trajo y sigue
produciendo desdicha, insatisfacción e infelicidad, para así aborrecerlo siempre.
“Los que amáis al Señor, aborreced el mal” (Sal.97:10 Comp. 119:163; Pr.13:5; Am.5:15,
etc.). Por este principio el impío no puede ser bienaventurado, pues el mundano
dice:”Comamos y bebamos que mañana moriremos”, en otras palabras: “Ya que
vamos a morir, mientras estemos vivos, pequemos hasta el hastío”. Esta falta de temor
santo, lo elimina de esta bienaventuranza porque nunca tendrá el quebrantamiento
necesario para arrepentirse. Y es que, el llanto es inevitable cuando nos hallamos
frente a la santidad de Dios y descubrimos que no somos buenos y que no merecemos
nada, y aún así el Señor pagó el precio de nuestra redención por amor.
Y lloró por Jerusalén, al ver cómo ésta, su tierra, “los suyos” al rechazarle, rechazaban
la felicidad y atraían sobre ellos desgracia y destrucción.
La exhortación a los Hebreos dice de Cristo en 1:9 “Has amado la justicia y aborrecido
la impiedad, por lo cual, Dios, tu Dios te ha ungido con óleo de alegría más que a tus
compañeros” (comp.. Sal.45:7).
Jesús no hizo milagros para hacerse popular o famoso, los hizo porque para El sacar a
una persona o familia de la desgracia o fatalidad, era liberarla de los tentáculos
poderosos del pulpo llamado pecado.
El apóstol Pablo también lloró por el pecado y los estragos que éste causa al hombre
(Rom.7:18-25).
Pablo dijo que lo peor que nos había pasado con la caída del primer Adán fue que el
pecado se pegó tanto a nosotros que llegó a formar parte de nuestra naturaleza y
constitución como seres humanos, que ahora lidiamos con una lucha interior
antagónica, desconcertante y terrible, pues el pecado dentro de nosotros, en nuestra
carne nos traiciona, nos manipula y nos limita en todo lo bueno que queremos hacer.
Por eso llega a decir:”¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de
muerte?”
Isaías también conoció esta realidad en su experiencia espiritual personal. El día que
tuvo la visión de la gloria del Señor en el templo dijo: “¡Ay de mí que soy muerto!
Porque siendo hombre inmundo de labios y habitando en medio de un pueblo de
labios inmundos, han visto mis ojos al rey Jehová de los Ejércitos”. Su condición
espiritual le trajo un profundo dolor en su corazón.
Pero, tanto Pablo como Isaías no exclamaron al viento, su llanto desgarrador fue oído
por el Señor quien rápidamente dio solución a su necesidad espiritual personal.
Isaías 6:6-7 “Entonces voló hacia mí uno de los serafines con un carbón encendido en
su mano, que había tomado del altar con las tenazas; y con él tocó mi boca, y dijo: He
aquí, esto ha tocado tus labios, y es quitada tu iniquidad y perdonado tu pecado”
Pero, no sólo somos consolados el día de nuestra conversión a Cristo, sino todo el
tiempo de nuestro andar con Dios en que somos quebrantados. Y eso que nos
consuela es la gloria futura.
En Romanos 8:18-25 “Considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son
dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada. Porque el anhelo
profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios.
Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa
de aquel que la sometió, en la esperanza de que la creación misma será también
liberada de la esclavitud de de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de
Dios. Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta
ahora. Y no sólo ella. Sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias
del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando
ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo. Porque en
esperanza hemos sido salvos, pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por
qué esperar lo que uno ve? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo
aguardamos”
Una persona mansa es una persona que tiene mucha fuerza, firmes convicciones y un
carácter de guerrero; pero, a la vez es templada, sabia, ecuánime y dueña de sí misma,
nunca víctima de su propia fuerza o posibilidades. Moisés ratifica esto (Nm.12:3)
Es tanta la fuerza de los mansos que mueven la mano de Dios y tienen su gloria en
todo cuanto hacen porque también tienen la virtud de saber escucharlo y obedecerlo.
Se someten voluntaria y gozosamente a sus designios aunque algunos suenen ilógicos
(Pr.13:13). Ahí están Abraham, Josué, Gedeón y David para testificarlo
Las personas mansas saben cómo calmar la tempestad al punto cero, sin comprometer
sus principios ni regalar nada al enemigo. Son héroes de verdad. Ahí está Cristo
nuestro modelo (1Pd.2:21-24 Is.53:7 Zac.9:9)
La mansedumbre es prima hermana de la sabiduría (Ecl.10:1) y colabora para la unidad
del cuerpo de Cristo (Ef.4:2 Gál.6:1 Stgo.3:13 Col.3:12 1Tm.6:11)
La recompensa de los mansos, el ser dueños de la tierra, es lo que busca con tanto
afán el mundo a través de la fuerza del poder, de la inteligencia, de la avaricia o el
dinero
Pero para ser dueños de la tierra hay que ganar primero el cielo (Mt.5:3,4 ; 11:29)
Uno posee la tierra cuando uno tiene la autoridad del cielo (Mt.7:29 10:1 21:23 Jn.3:2
5:27 1Pd.3:22)
Y finalmente, uno posee la tierra si realmente uno está disfrutando de las bendiciones
del Señor (Sal.37:11 Pr.1:33 3:17 8:18-21 17:1 Sal.4:8)
Dios nos hizo con estas necesidades en lo físico (orgánico) y en lo espiritual. Y aún así,
no por eso, cualquier elemento va a satisfacer nuestra hambre y sed física, ni cualquier
idea, creencia o práctica va a satisfacer nuestro ser interior
El “hambre y sed” que son bienaventuradas aquí, no es el “hambre y sed” del cuerpo,
sino el “hambre y sed” del espíritu humano hecho para tener comunión con Dios.
Esta “hambre y sed” comienza cuando el hijo de Dios se da cuenta que la naturaleza
pecaminosa que en él hay no lo deja depender, obedecer y servir cien por ciento al
Señor. Entonces llora y manifiesta el deseo de verse liberado del pecado de una vez y
para siempre
Pero, muchos el día de hoy quieren “hacer” justicia a los campesinos, pobres, viudas,
desempleados, desamparados, indigentes, enfermos, estudiantes y mujeres que han
sido objeto de violación de algún derecho. Y quieren “hacer” justicia, sólo impulsados
por una reflexión cerebral basada en algunos hechos reales. Pero no reparan en el
hecho que ellos mismos están faltando a la justicia al menospreciar el reto de “ser”
justos. Porque para “hacer” justicia, primero debemos “ser” justos. Y sin Cristo, sin el
perdón del Padre ni la regeneración del Espíritu, nadie puede “ser” justo
Ahora bien, esto de nada sirve si no se comprende bien a bien ¿qué significa tener
“hambre y sed”?
Tener “hambre y sed” no es sólo tener un buen deseo o un gran anhelo como producto
de una seria reflexión.
El apóstol Pablo creía y enseñaba que la salvación es por gracia, pero que no por eso
el cristiano ya no deba esforzarse, sacrificarse o dejar de perseverar. Eso siempre se lo
recalcó a las iglesias de su tiempo y sobre todo a su hijo espiritual, Timoteo.
Constatémoslo
“Que se aparte de la iniquidad todo aquel que invoca el nombre del Señor” (2Tm.2:19)
“Pero tú, sé sobrio en todas las cosas, sufre penalidades” (2Tm.4:5)
Santiago 5:11 “…tenemos por bienaventurados a LOS QUE SUFREN. Habéis oído de la
paciencia de Job, y habéis visto EL FIN DEL SEÑOR, que el Señor ES MUY
MISERICORDIOSO y compasivo”
Santiago aquí, precisa dos cosas con respecto a los que sufren: (1)Son
bienaventurados, y (2)el Señor es muy misericordioso con ellos. Por tanto, la primera
cosa muy importante que destacar aquí, es que la misericordia se aplica y fluye donde
hay sufrimiento. Y segundo, que Santiago hace referencia concreta y directa al
sufrimiento de Job.
Sabemos que Job sufrió un ataque incisivo y feroz de parte del diablo; al cual Job no
dio lugar ni se lo merecía; y aunque desconcertado y todo, Job soportó todo el peso
de su dolor porque creía que Dios era el gestor de todas sus luchas; en medio de las
cuales siguió confiando en la justicia y sabiduría de Dios. Por lo cual, Dios le dispensó
su misericordia y por eso, el fin de todas sus luchas no fue conforme a la lógica, sino
un fin repleto de milagros y bendiciones.
La misericordia de Dios toma al hombre en ruinas, lo limpia, lava, purifica, pule y lo
llena de bendiciones.
(1)vendó sus heridas, (2)le echó aceite y vino (las desinfectó y las suavizó), (3)lo subió
al transporte, (4)lo trasladó a un lugar adecuado para su cuidado, (5)pagó los gastos,
(6)dejó instrucciones para que lo cuidaran dignamente, y (7)se comprometió a
sufragar todos los gastos a su regreso.
Así como este viajero que agonizaba en el camino, así estábamos también nosotros a
causa del pecado, en la vil desgracia o ruina, entonces Cristo nos levantó, lavó con su
sangre, sanó con su poder y restauró con su Espíritu, por pura misericordia.
Ser misericordioso es levantar a los caídos, sin preguntar porqué cayeron; sanar sus
corazones, cuidarlos y ponerlos nuevamente en el camino para que continúen su
caminata con Dios
También es, perdonar a los que nos han ofendido o tienen alguna clase de deuda que
no nos pueden pagar, pero lo reconocen y piden perdón (Mt.18:23-35 ; Ef.4:32 ;
Stgo.2:13)
Perdonar es volver a tener aprecio y bondad a los que un día nos fallaron (Lcs.15:20-
24)
La limpieza que interesa al Señor no es la externa (la máscara), sino la del corazón
(Comp. 1Sam.16:7 ; 1Cr.29:17)
EL CORAZON NO LIMPIO
EL CORAZON LIMPIO
Después del nuevo nacimiento viene el peregrinar con un corazón limpio hasta el
último día de nuestras vidas, por la esperanza que tenemos de ver a nuestro Señor
Jesucristo cara a cara (1Jn.3:2-3)
Pero, el corazón no se puede mantener limpio así porque sí, se conservará limpio entre
tanto lo llenemos cada día de la palabra de Dios (Sal.37:31 ; 119:11), y estemos en
constante oración (Salmo 141:4 ; 51:10)
EL VERDADERO DESAFIO
Nuestro verdadero desafío está en Amar a Dios con todo nuestro corazón (Mt.22:37),
porque El se dio por nosotros sin reservas
Nuestro corazón no puede estar dividido ni vacilante amando a Dios y al mundo a la
vez (Mt.6:19-24 ; 15:8 ; 1Jn.2:15-17 ; Stgo.4:4,8)
El primer paso para amar a Dios como El es digno es limpiarnos de toda contaminación
pecaminosa y desarrollar el temor del Señor en nuestro corazón (2Co.7:1)
LA RECOMPENSA
Ver a Dios es ver la excelencia de la perfección, por eso, ver a Dios cara a cara es la
promesa y premio para los de limpio corazón únicamente.
Si queremos este privilegio, mientras estamos vivos seamos santos a los ojos de Dios
(Hb.12:14 ; Mt.5:48)
BIENAVENTURADOS LOS PACIFICADORES, PORQUE ELLOS SERAN LLAMADOS HIJOS
DE DIOS
Qué decepcionante fue oír esto, para muchos judíos de aquellos días, que
equivocadamente interpretaron que su Mesías prometido iba a ser un líder militar, un
conquistador por la fuerza, un estadista materialista
Israel desde el tiempo de Saúl ha querido tener un tirano como gobernante y ha
menospreciado el señorío de amor de nuestro Dios
Así, la monarquía reemplazó a la teocracia por la dureza de corazón del pueblo de
Israel
El Señor no vino para ser igual al mundo, ni siquiera para ser diferente de él, sino para
redimirlo con su sangre. Porque el mundo no sólo lo rechazó, sino que lo hirió hasta
quitarle la vida. Pues, él no opuso ninguna resistencia, ni adoptó una postura
contraria a sus enseñanzas; toda su vida, Jesús fue un pacificador, y murió como un
pacificador. Por eso sus discípulos fueron impactados y transformados
Así que, su ejemplo transformó a sus discípulos. Los cuales, lo conocieron y vieron que
nunca pecó y por eso pudo ser pacificador. Por eso, a su tiempo los discípulos no
tuvieron de otra que despojarse del viejo hombre que estaba en su interior para que
de esa manera ellos también pudieran ser pacificadores
Por lo tanto para que una sociedad tenga paz, armonía y progreso no requiere de más
escuelas ni de más fuentes de trabajo, sino de más pacificadores, de más hijos de Dios
Una sociedad no es transformada en verdad, sino son transformadas las personas
desde su interior. Y las personas no son cambiadas, sino hasta que se convierten en
hijos de Dios y reciben la naturaleza de pacificadores
¿Qué es un pacificador?
Un pacificador es un héroe al cual no le importa sufrir con tal que la verdad haga libre
a otros
Un pacificador es un siervo de Dios, no alguien como Giezi (el siervo del profeta Eliseo)
que aprovecha la gracia de Dios para su propio bienestar. Un pacificador siempre
busca la gloria de Dios
El diablo también se ha vestido de político para perseguir a los hijos de Dios: Juan el
Bautista primero fue encarcelado, y luego asesinado por Herodes; Daniel fue echado
al horno ardiente, primero por el emperador de Babilonia, y luego, funcionarios del
imperio Medo-Persa lo echaron al foso de los leones.
Los instrumentos de castigo y venganza que el diablo usa contra los siervos de Dios
son: el despojo, las injurias, la tortura, la difamación, la cárcel y el martirio (Hchs.8:1 ;
2Co.6:5,8 ; 11:23 ; Ap.6:9-11).
Los cristianos que llevan grabado el carácter de Cristo en su espíritu y sus obras
concuerdan con su carácter, inevitablemente el mundo los va a perseguir sin
misericordia porque sólo un cristiano así representa una real amenaza al reino de las
tinieblas. Pues, sólo los auténticos cristianos pueden cambiar al mundo.
La gente más despreciada por el mundo somos los cristianos que vivimos para Dios;
pero, también somos los que ya tenemos por herencia el reino de los cielos.
Y si así encaramos esta guerra, satanás será derrotado cada vez que lo intente (Mt.4:11
; 10:22,26,28-32 ; 1Co.10:12-13 ; Hb.12:2-4 Stgo.4:7 ; 1Pd.5:8-10)
Ahora que sabemos que nuestro galardón es grande porque es similar al que han
recibido los profetas que fueron leales al Señor hasta el último minuto de sus vidas,
no tenemos otra que, permanecer firmes y sobre todo, gozarnos y alegrarnos porque
somos bienaventurados
Apocalipsis 18:20 “Regocíjate sobre ella, cielo, y también vosotros, santos, apóstoles y
profetas, porque Dios ha pronunciado juicio por vosotros contra ella”
ENSEÑANZAS DE LA MONTAÑA
(Mateo 5:13-16)
¿Por qué el Señor nos definió como la sal? ¿Acaso estaba pensando en la comida o
acaso no hay otro elemento más apropiado para definir lo que somos o hacemos en
esta tierra?
El Señor escogió la sal para definirnos, por causa de la condición moral y espiritual del
mundo; que como la carne tiende a la contaminación y a la descomposición a causa
del pecado que hay en las personas que no se han arrepentido.
Por eso, nuestra principal función es actuar como conservadores (antisépticos),
porque el mundo tiende al libertinaje, a la pérdida del temor de Dios y de la conciencia
moral y de los valores. Pero, nosotros estamos en medio del mundo para darles
testimonio visual y real que no necesitamos pecar para ser felices.
“Pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué será salada? Ya no sirve para nada, sino para
que la gente la deseche y la pisotee”
Otra aplicación de la sal es justamente la de quitarle lo insípido a los alimentos (darle
sabor). Porque los alimentos sin sal no se apetecen.
Cualquier comida ya sea muy sencilla o muy elaborada si no llevan el sabor que les da
la sal no es apetecible.
Los paladares más exigentes siempre van a demandar que la comida lleve el toque
adecuado de sal.
(3)Cuando la gente del mundo reconoce a los cristianos como gente de bien, porque
trabajan, son veraces, son honrados, son justos y no pelean
(4)Cuando la gente del mundo deja de hacer cosas incorrectas por respeto a los
cristianos que están en su en torno (Col.4:6)
(Mateo 5:14-16)
A través de la historia, algunos movimientos de pensadores han pretendido ser “la luz
del mundo”, como es el caso de los filósofos griegos del siglo IV a.C. (Aristóteles,
Sócrates, Platón, Pericles, etc.). Y más recientemente, en el siglo XVIII d.C., el
movimiento filosófico conocido como “la ilustración”, quienes por poner en la cima el
conocimiento filosófico y científico consideraron que eran “la luz del mundo”
Nadie que no honre de tal manera la palabra de Dios como lo hicieron los discípulos
puede ser capaz de ser “guía” o “ejemplo” para muchos y para su sociedad
Los auténticos discípulos de Cristo son los únicos capacitados para iluminar a los que
están en tinieblas
Muchos piensan que los que están en tinieblas son los borrachos, asesinos, traficantes
de algún giro delincuencial, defraudadores, terroristas; pero no el intelectual o
profesionista aunque sea una persona idólatra, grosera, infiel o rencorosa. Pero, la
Biblia es muy elocuente y tajante al respecto, veamos:
1Jn.2:9 “El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en
tinieblas”
1Jn.2:29 “Si sabéis que El es justo, sabed también que todo el que hace justicia es
nacido de El”
1Jn.3:9 “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente
de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”
1Jn.5:21 “Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén”
Las tinieblas no dejan de ser tinieblas aunque estudien y se gradúen de las mejores
universidades.
La ignorancia se quita con la educación, pero no es la causa de todos los deslices del
hombre ni de sus malas obras, sino el pecado que hay y domina a cada uno desde lo
más profundo del corazón humano. Lo único capaz de desvanecer las tinieblas del
corazón humano es la sangre de Cristo, y para que ésta sea eficaz en cada persona,
cada persona debe arrepentirse de corazón y confiar en El y en Su palabra, cada día
de su vida, por el resto de su vida (Hchs.26:18-20 ; Ef.2:1-3 ; Col.1:13-14,21-23)
Así como una ciudad en la colina es visible para todos; y una luz no se enciende para
ocultarla, así también, los discípulos de Cristo no pueden ocultar lo que su Señor ha
hecho en sus vidas
“ASI ALUMBRE VUESTRA LUZ DELANTE DE LOS HOMBRES PARA QUE VEAN
VUESTRAS BUENAS OBRAS Y GLORIFIQUEN A VUESTRO PADRE QUE ESTA EN LOS
CIELOS”
La gente sin Cristo, tenga mucha, poca o nada de educación debe ver y seguir viendo
en nosotros sólo “buenas obras”, que son las obras que el Espíritu Santo pone en
nosotros desde el “querer” como el “hacer” por su buena voluntad; las cuales también
Dios mismo preparó de ante mano para que anduviésemos en ellas.
Finalmente, no debemos perder la visión de que traemos a la gente para llevárselas a
Cristo, para que le amen y le sirvan a El y no a nosotros.