Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Las gallinas se caracterizan por la ausencia o atrofia del ovario y oviducto derecho y por presentar
un oviducto izquierdo muy alargado.
La formación del huevo es un proceso de gran complejidad y que está estrechamente relacionado
con la fisiología de los órganos reproductores de la gallina.
La reproducción de las aves y de los mamíferos es muy distinta, tanto si hablamos de su aparato
reproductivo como de su mecanismo regulador neuro-endocrino.
Así pues, a diferencia de los mamíferos, la gallina no forma cuerpo lúteo, es decir que no existe
alternancia o variación de las fases folicular y lútea.
Por lo tanto, la gallina presenta un proceso reproductivo que consta de ovulación, ovoposición e
incubación, mientras que en los mamíferos se produce ovulación, gestación, parto y lactación.
El crecimiento del ovario depende la acción de la LH y la FSH, que inducen la síntesis de las
hormonas esteroides.
El crecimiento del oviducto también es un proceso lento, y no es hasta que la gallina se acerca a la
madurez sexual, que ya mide 70 centímetros de longitud. En esta etapa también se unen el
oviducto y la cloaca.
El ovario izquierdo está situado en la cavidad abdominal izquierda y se encuentra sujeto por el
ligamento mesoovárico.
Anatómicamente, el ovario se caracteriza por tener una forma de racimo, debido a la presencia
de numerosos folículos, contiene más de 4000 óvulos microscópicos. De éstos sólo un número
reducido se desarrollará y formará la yema.
El ovario dispone de gran inervación, y el riego sanguíneo procede de la arteria renal anterior. La
circulación de retorno del ovario es llevada a cabo por las venas ováricas que desembocan en la
vena cava superior.
El oviducto tiene una coloración rosada y pálida, éste es un órgano de estructura tubular que
transcurre desde el ovario hasta desembocar en la cloaca y está sujeto por dos ligamentos (dorsal
y ventral).
El oviducto se divide en una serie de segmentos con funciones determinadas y en éstos se irán
depositando los diferentes componentes que conformarán el huevo:
Infundíbulo.
Primer segmento del oviducto con una forma parecida a un embudo invertido y con paredes finas.
Lugar donde la yema o vitelo es capturada tras la ovulación.
Magnum.
Segmento de mayor longitud y con grandes pliegues. En él se encuentran gran cantidad de células
y glándulas secretoras que formaran la clara o albumen.
Istmo.
Segmento de pequeño diámetro y pliegues menos acentuados. Aquí se formará la membrana
proteica que protege la clara, la membrana testácea interna.
Tiene gran diámetro y sus paredes musculares son muy espesas, también posee gran cantidad de
pliegues que van en varias direcciones. En esta zona hay glándulas que formaran el agregado de
calcio, dando lugar a la cáscara.
Vagina.
Une el útero con la cloaca. Tiene una pared interna con pliegues longitudinales y no presenta
glándulas secretoras. En este lugar del oviducto se forma la cutícula, que evita el paso de
microorganismos.
Hormonas hipotalámicas.
Las aves expresan dos formas diferentes de LHRH, la LHRH- I y la LHRH-II. El fotoperiodo influye en
la síntesis de la LHRH, así cuando aumentan las horas de luz, aumentará su síntesis.
En la gallina, los estímulos en forma de luz son captados por el nervio óptico y la glándula pineal, y
actúan sobre los núcleos hipotálamicos que secretaran los factores de descarga (LHRH). El
hipotálamo, se comunica después con lóbulo anterior de la hipófisis por un sistema vascular de
una única dirección.
Hormonas hipofisarias.
El aumento de la LH en el plasma provoca la maduración del núcleo del oocito más maduro que
estaba parado en la fase de vesícula germinal. También estimula la síntesis de progesterona y
testosterona, además de la producción de prostaglandinas que ayudan a la rotura del folículo en la
zona del estigma, paso imprescindible para la ovulación.
En los folículos pequeños, las células de la granulosa presentan receptores para la FSH, pero
cuando un folículo es seleccionado, estas células pasan de ser FSH dependientes a ser LH
dependientes, y así en los folículos de mayor tamaño ya sólo existen receptores para la LH.
Hormonas ováricas.
Las hormonas gonadales se producen en el folículo y su secreción está bajo el control de las
hormonas hipofisarias y en función del estadio de la ovulación.
El nivel de estrógenos aumenta a medida que se acerca la madurez sexual. Los estrógenos se
sintetizan en la teca externa a partir de los andrógenos. Estos alcanzan sus máximos niveles a las
6-4h previas a la ovulación, a la vez que se produce un incremento de los niveles plasmáticos de
progesterona y LH.
Los andrógenos son sintetizados por la teca interna, y serán los precursores de estrógenos. Entre
otras funciones, intervienen en el crecimiento de la cresta, son responsables de la aparición de
caracteres sexuales secundarios, y el desarrollo del oviducto. También inducen la síntesis de
proteínas en el oviducto y actúan junto a los estrógenos induciendo la osificación medular.
Progesterona.
La progesterona se sintetiza sólo en las células de la granulosa en los folículos mayores, gracias a
su actividad enzimática, es decir que se sintetiza más a medida que crece el folículo.
Las gallinas empiezan a ovular el primer óvulo de una serie de puesta durante la fotofase, es decir
que la ovulación estará sincronizada con la duración de las horas de luz. No obstante, el pico
preovulatorio de la hormona luteinizante ocurre cada 24 horas en la ectofase o fase de oscuridad.
Este pequeño pico, inducirá un feedback positivo con la LHRH y la progesterona. Así pues, se
producirá ovulación cuando exista un óvulo maduro y con gran producción de progesterona que
estimula la secreción de más LH.
Después de esta pausa, en el ovario volverá a existir un folículo capaz de responder al estímulo del
pico de LH que se producirá en la siguiente ectofase, con lo que se iniciará de nuevo una serie de
puesta.
La ovulación también se puede sincronizar con otros ritmos circadianos cuando se pierde la
alternancia luz-oscuridad como son: el ciclo de la temperatura, el ritmo de alimentación o la
concentración plasmática de calcio iónico. Es decir, por ejemplo, se necesita un nivel mínimo de
calcio iónico en sangre para que la progesterona produzca un feedback positivo con la LHRH y
aumente la LH preovulatoria.
El efecto de la luz no sólo depende de la duración o fotoperiodo, sino que también está
determinado por su intensidad y color. La intensidad de luz puede oscilar en 5 y 10 lux, intensidad
baja pero suficiente para que una gallina la capte. Si la intensidad de luz fuera más alta,
posiblemente causaría un aumento en el picaje de las gallinas. En cuanto al color de la luz, las
gallinas son más sensibles a coloraciones en longitudes de onda entre el rojo y el amarillo,
mientras que son menos sensibles a la longitud de onda azul.
De forma natural, las gallinas después de un periodo continúo de producción de huevos, tienen un
tiempo de descanso en el que no ponen huevos que coincide con las épocas del año en que hay
periodos de luz decrecientes y cortos.
Durante esta fase también caen las plumas y, después de un tiempo, vuelven a emplumarse y
reinician un nuevo ciclo de puesta. En las ponedoras modernas, este proceso de muda no se
presenta antes de 12 meses de producción. Así pues, el reemplazamiento del plumaje gastado se
produce a la vez que la regresión total de los órganos reproductivos y el cese de la puesta.
La muda puede ser natural o inducida. Los procesos fisiológicos observados durante la muda
inducida o artificial son parecidos a los que ocurren después de la muda natural. La muda causa la
regeneración o rejuvenecimiento de los tejidos reproductivos para poder iniciar otro ciclo de
puesta.
La muda inducida permite alargar más el período reproductivo de la gallina y permite mejorar el
porcentaje de puesta, la calidad de la cáscara y la altura del albumen. El tamaño del huevo no se
altera después de la muda y seguirá aumentando después de reanudar la producción.
El programa de luz que se usará en el período de puesta, está determinado por el programa de luz
que se aplicado durante la cría-recría. Luz en granja de gallinas ponedoras. Foto: Hato Agricultural
Lighting.
El estímulo lumínico suele iniciarse a las 17-19 semanas de edad. Se empieza por aumentar la
duración del fotoperiodo unas dos horas de golpe y posteriormente se irá incrementando unos 15-
30 minutos cada semana hasta alcanzar unas 17 horas de luz y se mantendrán hasta el final del
ciclo de puesta. Las aves deben tener 8 horas de oscuridad para tener un buen descanso.
El proceso a través del cual una célula se convierte en un huevo para dar paso a un hermoso
polluelo, es realmente fascinante, y para lograr una buena comprensión del tema es necesario
conocer un poco mejor la anatomía y funcionamiento del aparato reproductor de las aves.
En ocasiones es difícil diferenciar a las aves, tomando en cuenta solo sus rasgos externos, sin
embargo, diferencias marcadas se observan en ambos sexos dese el punto de vista del aparato
reproductor de las aves.
Las gónadas son los órganos sexuales donde se producen el esperma y los óvulos. En el caso del
macho reciben el nombre de testículos y en la hembra de ovarios. En la mayoría de
los mamíferos los testículos están alojados en el escroto, el cual está localizado fuera del cuerpo,
sin embargo en las aves, tanto los testículos como los ovarios se encuentran localizados dentro de
la cavidad abdominal y, a diferencia de los mamíferos, las hembras poseen solo un ovario
funcional.
El aparato reproductor de las aves machos está conformado por un par de testículos, el epidídimo,
ductos deferentes y órgano copulador o falo, este último presente solo en algunas ejemplares
(patos, cigüeñas y avestruces). Glándulas sexuales como la próstata, la vesícula seminal y la
glándula bulbo uretral que están presentes en mamíferos, no se encuentran en las aves.
En el caso de los testículos, ubicados en lo alto del abdomen y cerca de los riñones, tienen como
función principal producir esperma y testosterona (hormona masculina). Morfológicamente los
testículos son similares a un frijol, pequeños, avasculares, de superficie lisa y de color blanco,
aunque en algunas especies pueden ser total o parcialmente pigmentados.
Durante el apareamiento, los espermatozoides que ya han madurado a nivel del epidídimo, viajan
a través de los conductos deferentes donde serán almacenados o retenidos hasta el momento de
la cópula.
Es de resaltar que al igual que los mamíferos, los espermatozoides requieren de bajas
temperaturas para madurar, y en el caso de las aves esto se resuelve disminuyendo la
temperatura corporal por las noches o almacenando el esperma a nivel de la pelvis inferior, donde
la temperatura es más baja que el resto del cuerpo.
En aves sexualmente activas, el esperma tarda menos de dos días en formarse y liberarse.
En la mayoría de las aves, el apareamiento suele llevarse a cabo a través de un breve y repetido
contacto entre las cloacas de ambos sexos, aunque en los ejemplares que tienen falo hay una
cópula con penetración, que facilita la transferencia de espermatozoides.
En relación al falo, este es similar al pene en los mamíferos y está localizado en la parte ventral del
ave. A diferencia de los mamíferos, el falo tiene un mecanismo eréctil de tipo linfático y el semen
hace un recorrido a través de una superficie externa.
Como dato curioso relacionado con el aparato reproductor de las aves, el promedio de líquido
seminal en una eyaculación varía dependiendo de la especie, siendo aproximadamente de 0,5 ml
en el caso de las gallinas. El líquido resulta altamente viscoso debido a la densidad de esperma
por unidad de volumen u una vez que ha ocurrido la inseminación, el esperma podrá mantener su
capacidad fertilizadora por un período de días a semanas.
Como dato a destacar en el aparato reproductor de las aves hembras, es el hecho de que solo es
funcional el ovario izquierdo, ya que el derecho degenera durante las primeras etapas del
desarrollo. Estructuralmente el ovario consta de dos partes, médula y córtex. La médula está
formada de tejido conectivo, nervios, musculatura lisa y vasos sanguíneos, mientras que el córtex
recubre la médula y contiene el oogonio, estructura formada por células precursoras que darán
lugar a los óvulos (oocitos). Cada óvulo comienza como una sola célula rodeado de una membrana
(vitelo), y a medida que se desarrolla se forma una yema, cuyo color dependerá de los pigmentos
liposolubles presentes en la dieta del ave. Finalmente cuando el óvulo madura (proceso
denominado ovulación), será liberado del ovario hacia el oviducto.
Los ovarios de las hembras maduras presentan grupos de pequeños folículos, que durante la
época de apareamiento entran en una fase rápida de crecimiento y maduración, sin embargo
luego de una actividad sexual tienden a disminuir su tamaño. El número de óvulos y de huevos
producidos dependerá de la especie.
Aparte de producir óvulos, el ovario también tiene como función liberar hormonas femeninas
(estrógeno y progesterona).
En el caso del oviducto, se trata de un tubo estrecho y uniforme en diámetro, con glándulas que
secretan sustancias que formarán parte del huevo, como son la albúmina (clara del huevo) y la
cáscara. En aves que son activas sexualmente el oviducto ocupa gran parte de la cavidad
abdominal.
Hay 5 regiones asociadas con la formación del huevo: el infundíbulo, magnum, istmo, útero y
vagina.
El infundíbulo, es la primera parte del oviducto, donde se recibe el óvulo liberado por el ovario y
posteriormente es en ese mismo sitio, donde ocurrirá la fertilización.
El magnum, es la segunda y más larga sección del oviducto, encargada de secretar la albúmina
alrededor del óvulo fertilizado.
El istmo, es una región corta que produce las membranas interna y externa de la cáscara, las
cuales son secretadas alrededor del óvulo y la albúmina.
El útero es un segmento del oviducto, de paredes gruesas, ubicado justo después del istmo y
donde normalmente es retenido el huevo mientras se forma la cáscara, hecha principalmente de
carbonato de calcio. Por lo general el huevo permanece en el útero aproximadamente 20 horas.
Finalmente, en el aparato reproductor de las aves hembras, está la vagina, que aunque no
participa en la formación del huevo, ayuda en la expulsión del mismo a través de la cloaca,
estructura por donde también el ave elimina orina y heces.
Al final todos los nutrientes que el embrión necesita para desarrollarse van a estar contenidos en
el producto final, que es el huevo.
Al comenzar la incubación, dentro de la cáscara porosa del huevo, se empiezan a desarrollar tres
membranas: el amnios, el corion y el alantoides. Este sistema de membranas tiene vasos
sanguíneos que permiten al ave en desarrollo obtener oxígeno y desechar dióxido de carbono. En
su interior se encuentra la clara (sustancia que contiene albúmina entre otros importantes
componentes) y la yema (que contiene gran cantidad de vitelo nutritivo).
El periodo de incubación de los huevos de gallina es de 21 días, pero a partir del día 18 no deben
tocarse ni debe abrirse la incubadora.
En las grandes incubadoras comerciales, tienen huevos con diferentes tiempos de incubación
colocados en tramos que se transfieren a menudo a una unidad separada antes de eclosionar. Las
unidades separadas para eclosionar permiten tomar medidas sanitarias apropiadas para el control
de enfermedades al ser realizadas con las nuevas parvadas de polluelos. Y también los polluelos
pueden nacer sin perturbar a los otros huevos de la incubadora.
En MAQUITULS te ofrecemos diferentes tipos de incubadoras para que puedas escoger la que
mejor te convenga en cada momento. Recuerda que contamos con el mayor equipo de
profesionales, cuya única finalidad es satisfacer las necesidades de nuestros clientes más
exigentes.