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Recuerdo que una de la primeras obras que vi como estudiante de teatro y por lo
consiguiente le puse mucha atención para aprender la tarea de la actuación, fue
precisamente la obra “El mendigo o el perro muerto” del dramaturgo Bertolt Brecht,
interpretado por unos costarricenses, en el teatro de la Universidad Popular. Me
gusto tanto que aunque no recordaba a totalidad la trama de la obra, sabía que se
tocaban temas de la realidad social. Cuando el Licenciado pidió que escogiéramos
una obra para dirigir, sin pensarlo escogí la obra de Brecht.
Al leer la obra me di cuenta que está ante una de las obras más confusas que yo
había leído. A primera lectura solo logre captar unas pocas cosas. Y desde allí
supe que tendría un reto muy grande para llevarla a escena.
Universidad de San Carlos de Guatemala
Escuela Superior de Arte
Licenciatura en Arte Dramático
Tercero: calentamiento
Una de las manera para que los actores se concentren y estén atentos a las
instrucciones que uno como director les va a dar, es haciendo un calentamiento
que los despeje de toda la basura que traen de afuera y que muchas veces los
directores dejamos que los entren a los ensayos. Si no limpiamos a los actores,
estaremos lidiando con acotares distraídos, desconcentrados y todo esto nos lleva
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Licenciatura en Arte Dramático
Entre los ejercicios esta: un actor en cada extremo del escenario, tienen que
caminar de un extremo hacia el centro del escenario. Uno de ellos es el primero en
moverse y el siguiente copia el movimiento. Si el actor que copia el movimiento lo
hace bien, el actor que propone el movimiento sigue avanzando, de lo contrario, si
el movimiento no es igual, ambos tienen que regresar al extremo y empezar de
nuevo, con la diferencia que ahora cambian los roles. Si llegan al centro, ganan y
eso significa que el que copio lo hizo bien, y que estaba concentrado para no
perder ningún detalle al copiar.
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Al final este ejercicio nos sirvió para limpiar al actor de todo lo que trae del exterior,
y que de esta manera este atento, concentrado, y consciente de sus movimientos.
No solo de el mismo, si no de su compañero.
Como yo quiero que ellos encuentren a su propio clown, les puse un ejercicio
donde ellos no tengan tiempo de imponerse cosas estereotipadas de cómo es un
clown. Para este ejercicio que es de pura improvisación, les pedí que se
escondieran detrás de una pierna del escenario. Luego que contaran del número
diez para abajo, y que cuando llegaran a cero, que salieran con prisa a contarme
un hecho importante que les haya sucedido en el transcurso del día. La prisa que
ellos llevaban para contar sus historias hacía que sacaran cosas de ellos que
daban gracia, por ejemplo expresiones en el rostro, y por supuesto una energía
que hacía que sus historias parecieran lo más importante del mundo.
Por ejemplo con uno de los actores, al momento de moverse hacia adelante,
tiende a ser jalado por la nariz, se ve como la nariz va por delante, como si una
cuerda lo jalara, por lo que llegamos a la conclusión que su motor era la nariz.
Esto hace que el actor al momento de tomar al personaje, lo hará desde la nariz y
su cuerpo lo va a seguir.
cuenta que los brazos del actor, se movían como trapos, y que los hombros
estaban caídos, y se los dejamos al personaje. También me di cuenta que como la
nariz es la que jala al clown, su cuerpo tiende a hacer una péquela joroba, y que
camina con las puntas de los pies. Todo esto fue descubierto a partir de la
exploración del motor.
Sexto: la voz
Si me preguntan por qué la nariz. Pues les diré que la nariz es el mejor regalo que
le pueden dar a un actor en su búsqueda del payaso, después de todo el trabajo
que hizo para darle vida a un personaje. Y mis actores se lo merecen.
Séptimo: la escenografía.
Octavo: marcaje.
Con el texto que ellos se habían aprendido los pongo a hace un improvisación, de
las cuales tomo unas cosas que me parecen interesantes. Luego hago un marcaje
que a mi parecer es el más adecuado y en el trascurso de la corrida se modifican
o se quedan como las marque.
En los últimos ensayos trato de pasar la obra las más veces posibles, para que el
marcaje y los personajes estén seguros y no se pierdan. Se pasa todo, desde la
presentación de la obra, hasta el saludo final. Y si hay algo en que se necesita
reforzar, se detiene a la obra y se marca bien lo que no está seguro y se vuelve a
pasar.
Final:
Al llegar al último ensayo, platique con mis actores sobre el resultado de nuestro
trabajo. Llegue a la conclusión de que no podíamos decir que era una obra que
estaba terminada, ya que la podíamos mejorar. He pensado que una obra
terminada, podría ser una pintura, una escultura o la arquitectura. Ya que cuando
se termina de pintar o esculpir, son obras terminadas, y que no permiten cambios.
O bien la música que es matemática exacta. Pero qué pasa con el teatro, que una
presentación hecha hoy, va a ser diferente a la que se hará mañana. No podría
decirse que una obra está terminada si en la próxima función le hago unos
cambios, para mejorarla, porque supongo que todo actor o actriz quiere mejorar su
trabajo en la siguiente presentación.
Les propuse a mis actores que cada presentación seria un ensayo, un buen
ensayo, y el día de la presentación lo haré así, y cada vez que lo presente será un
ensayo, porque a la siguiente presentación, trataremos de mejorarla.