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APLICACIÓN DEL METODO MONTESORI

Despierta la curiosidad de los niños con la aplicación del Método Montessori


La curiosidad es algo innato en los niños, pero esta curiosidad debe ser bien dirigida
y bien encaminada para poder sacarle el máximo provecho. Los niños comienzan a
mostrar su interés por las cosas desde que comienzan a desplazarse por sí mismo y
de hecho, lo que impulsa esa necesidad de movimiento es la curiosidad de conocer
más allá de lo que está a su alcance. Por ejemplo, el motivo del que los bebés se
lleven todo a la boca y que utilicen sus sentidos para explorar, es parte de esa
curiosidad, la cual puede ser canalizada con éxito a través, de la aplicación
del Método Montessori.

Se debe considerar el desarrollo psíquico de los niños


Ahora bien, para poder aplicar el método con éxito es imprescindible estudiar el
desarrollo psíquico del niño. Cada niño se desarrolla en momentos distintos, sin
bien, en su mayoría el desarrollo se mide en edades promedios, cada niño es único
e irrepetible, por lo que su desarrollo psíquico puede varias conforme a la
personalidad del niño, relaciones externas, relaciones familiares y otros factores que
pueden ser determinantes en el desarrollo de los pequeños.

Lo básico, es conocer el nivel de desarrollo para saber cuál es la técnica acertada a


aplicar según cada pequeño. Cada niño reacciona de forma distinta a los estímulos,
así que se debe detectar cual es el estímulo acertado para despertar el interés y
determinar la fórmula certera que permita despertar los sentidos de los niños. Esto,
a los fines de encaminar el instinto de la curiosidad que tiene todo ser humano y que
es, en la edad infantil donde se puede obtener mayor provecho para aprender y
para establecer conexiones neuronales que forjen la memoria a largo plazo.
El aprendizaje a través de la observación y de la práctica con la aplicación del Método
Montessori
Así mismo, el aprendizaje con la aplicación del Método Montessori, debe forjarse
en base a la observación propia de los niños, como forma de satisfacer el instinto de
la curiosidad particular de cada individuo, para posteriormente de la observación,
seguir con la práctica de lo aprendido, en aras de reforzar los conocimientos
adquiridos y romper con los paradigmas de memorización, ya que, lo que se
memoriza y no se práctica o comprueba, simplemente no será un aprendizaje que
logre establecer ciertamente en la psiquis de los niños.
Un conocimiento realmente procesado de forma cognitiva correcta, es aquel que no
se olvida con facilidad y que se logra perpetuar en el tiempo. Con la aplicación del
Método Montessori, los niños aprenderán con sencillez, con actividades libres,
actividades divertidas y para toda la vida.
¿Cuál es la influencia del método Montessori en la actualidad?

María Montessori es la creadora de un método educativo que supuso toda una revolución. Fue tal
el calado de sus propuestas que su nombre
trascendió de su ámbito de especialización. El
método que propuso ponía especial hincapié
en el juego, señalándolo como el medio
perfecto para el desarrollo de múltiples
habilidades y aptitudes en los niños.

Un ejemplo de aplicación lo encontramos en


muchas escuelas infantiles.Hablamos de una
formación no obligatoria que se centra en el
juego, la diversión y la flexibilidad, buscando
que los niños sean espontáneos y tengan
iniciativa. En última instancia, el método de María Montessori se favorece la independencia de los
más pequeños, al mismo tiempo que adquieren valores básicos de convivencia y cooperación,
empezando por el respeto hacia sus compañeros.

El método Montessori en la actualidad fomentaría el desarrollo natural de las aptitudes de los más
pequeños en base a la exploración, la colaboración con los demás compañeros, la curiosidad, el
juego y la comunicación

Los principios básicos del método Montessori

El método Montessori en la actualidad, podemos analizarlo en base a los principios básicos que lo
rigen. A pesar de que su puesta en práctica puede dar lugar a diferentes adaptaciones en función de
las preferencias de los educadores, en su esencia nos podemos encontrar con lo siguiente.

Para empezar, el método Montessori fomenta el aprendizaje en base a los


descubrimientos. Descubrimientos que por otra parte se dan gracias a la curiosidad innata que todos
nosotros tenemos. Pensemos que siempre aprendemos mejor si algo nos causa curiosidad y
deseamos indagar para “saber más”. Precisamente este método busca aprovecharse de esta
inclinación natural que tienen los niños a plantear preguntas y buscar respuestas.

También, este método no se olvida de


que el entorno tiene que atender a las
necesidades de cada niño en función
de sus características (edad, cultura, existencia de algún diagnóstico: hiperactividad, autismo, etc.).
A esto hay que sumarle la opción de adaptar el método al material natural con el que cada niño
pueda interactuar y jugar. Nos referimos a madera, tierra y otros materiales que no sean artificiales.

La idea es que todos los juegos que se propongan tengan un componente colaborativo y que
siempre estén supervisados, dirigidos y coordinados por el profesor. Este intervendrá los menos
posible en el proceso de aprendizaje de los niños: intentará ser un mero guía.

El método Montessori en la actualidad le daría la vuelta a la educación tradicional, transformando las


clases en dinámicas mucho más dinámicas y divertidas. Por eso mismo, las clases suelen llevarse a
cabo durante 3 horas seguidas, sin ninguna interrupción.

Para finalizar con los principios que rigen este método, es necesario señalar que el método
Montessori busca conformar aulas numerosas y por grupos de edades diferentes (una diferencia
máxima de 3 años de edad). Es decir, niños de entre 6 y 9 años, por ejemplo, juntos en un aula para
que así puedan interactuar no solo con los de su misma edad. Esto puede resultar muy beneficioso
como estímulo.

El método Montessori en la actualidad

Afortunadamente, el método Montessori ha sobrevivido al paso del tiempo y hoy su espíritu forma
parte de la estrategia educativa de diferentes colegios. Un tipo de formación donde se trabaja
mucho con el juego, se favorece la independencia y autonomía del niño, y su interacción con
elementos diversos que despierten su curiosidad. En definitiva, se aprovecha la inclinación natural
hacia el juego y la diversión que se da en esta etapa para convertirlo en el principal motor educativo.

Sin embargo, a medida que nos


sumergimos en la educación primaria el
panorama cambia. Los niños se pasan
horas sentados atendiendo a su profesor,
recibiendo refuerzos por estarse quietos (o
castigos por no hacerlo), no pudiendo
hablar y teniendo que prestar atención
durante periodos muy largos. Clases que
se suceden unas tras otras, con una
dinámica especializada en acabar con
cualquier tipo de motivación intrínseca por el aprendizaje.

Existen varios colegios que han optado por el método Montessori: el CEIP Rosa del Vents en
Mallorca, City Country School en Madrid y CEI Entre cuentos en Granada, entre muchos otros. Pero,
a pesar de todo esto, es posible que nos surja una duda. ¿Está el método Montessori solo destinado
para niños entre 0 y 6 años? Aunque la mayoría de las escuelas actualmente ofrezcan este método
solo a esta franja de edad, lo cierto es que María Montessori lo diseñó para que pudiese ser
utilizado hasta los 12 años.
Sin embargo, el método Montessori en la actualidad podría también aplicarse en la etapa de la
secundaria. Pues María Montessori aunque no tuvo tiempo de diseñarlo y desarrollarlo por
completo para esta etapa, sí dejó algunas pautas establecidas sobre los pasos a seguir con niños más
mayores.

La educación actual se centra mucho en las notas, por eso se le envían multitud de deberes a los
estudiantes cuyo éxito en su realización garanticen una nota favorable en el examen final. El método
Montessori busca todo lo contrario, no hay ni exámenes ni deberes, pues el principal objetivo es
aprender, no sacar la mejor nota.

Los datos nos dicen que la enseñanza que se lleva a cabo a partir de la educación primaria aburre al
alumno. Lejos de motivarlo, provoca que este piense que ir a la escuela o al instituto no sirve de
nada. Esta situación tendría que ser un acicate para replantearnos la manera en la que estamos
enseñando. Una manera en la que se fomenta la competitividad y donde una nota nos etiqueta
como fracasados o inteligentes, mientras que permanece ciega al objetivo prioritario: que el alumno
se sienta motivado, más allá de la evaluación, para entender el mundo que les rodea.

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