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El remanente gentil

- Texto: Ap. 7:9-17


- Serie: Apocalipsis, un libro devocional
- Meta: La predicación trae frutos. Algunos tal vez no se noten inmediatamente pero dará
su resultado.
- Fecha:
- Lugar:

Introducción: Cuando Pablo escribe a los hermanos de la Iglesia Bautista de Tesalónica


su segunda carta, les haga acerca de la aparición del anticristo al final de los tiempos
para que conocieran un poco cómo sería su manifestación.

En 2 Ts. 2:3-8 leemos “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que
antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el
cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto
que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. ¿No os
acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? Y ahora vosotros
sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en
acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él
a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el
Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida.”

Según el Apóstol Pablo, hay algo que actualmente está impidiendo que el anticristo se
manifieste. Pero cuando “eso” sea sacado, entonces se manifestará el inicuo. Muchos
intérpretes han dado alguna posición en cuanto a qué es “eso” que detiene al anticristo.

Algunos piensan que es “La Iglesia” porque cuando la iglesia sea quitada de la tierra en el
arrebatamiento, entonces el anticristo aparecerá en la escena. Sin embargo, el término “lo
que lo detiene” es neutro, y “quien al presente lo detiene” es masculino lo que hace
improbable que sea “la iglesia”.

Otros piensan que “aquello” que detiene la aparición del anticristo es el Espíritu Santo.
Cuando la Iglesia sea arrebata, el Espíritu Santo se irá con la iglesia, de tal manera que
entonces podrá manifestarse el anticristo. Sin embargo, vemos en Apocalipsis 7 que hay
judíos convertidos y predicadores durante la tribulación, y que hay ahora vemos a una
gran multitud de gentiles convertidos a Cristo durante la tribulación. La pregunta sería,
¿Quién hace la obra de la conversión en la tierra? Acaso ¿No es el Espíritu Santo? Sería
entonces improbable que pueda ser el Espíritu Santo el que sea quitado de en medio
para que se manifieste el Anticristo.

Considerando que Pablo está hablando del “misterio de iniquidad” en 2 Ts. 2:7 lo único
que podría detenerlo es el “misterio de la piedad” de 1 Ti. 3:16 “E indiscutiblemente,
grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el
Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido
arriba en gloria”. La predicación a los gentiles en la etapa de la Iglesia es parte de ese
misterio. Pablo menciona en Ro. 11:25 “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este
misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a
Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles.” Así
que lo que detiene al misterio de iniquidad es el misterio de la piedad que terminará
cuando la Iglesia sea arrebatada.

El Espíritu Santo, sin embargo, quedará en la tierra para seguir haciendo su obra de
conversión; primero, a los 144000 judíos, y luego como fruto de la predicación de estos
judíos evangelistas, una gran multitud de gentiles convertidos durante la gran tribulación.

I. Una visión de los frutos de la tribulación:


Juan de una manera espiritual, ve una gran muchedumbre de personas gentiles que
están con Cristo en el cielo.

“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de
todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y
clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está
sentado en el trono, y al Cordero.” (Ap. 7:9-10)

a) Las características de los que estaban delante del Cordero:


(1) Su cantidad: Una gran multitud. La predicación de los 144.000 judíos será tan
poderosa que habrá una gran multitud de gentiles que se conviertan a Cristo
durante la gran tribulación.

(2) Su nacionalidad: De todas naciones y tribus y pueblos y lenguas. El evangelio


sigue siendo inclusivo. Los judíos son muy poco de acercarse a los no judíos. Sin
embargo, estos judíos convertidos entienden que el plan de salvación es para
todas las naciones y el tiempo durante la gran tribulación es apremiante.

(3) Su lugar: Estaban de pie delante del trono y en la presencia del Cordero. Esto es
interesante. El Cap. 6:17 termina con la pregunta: el gran día de su ira ha
llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie? Pues la respuesta se encuentra aquí.
Los únicos que pueden mantenerse en pie delante de la Ira de Dios y del
Cordero son aquellos que han sido justificados por Él.

(4) Sus vestidos: vestidos de ropas blancas. La blancura de sus ropas representan
la santidad imputada de Cristo en ellos. Las Escrituras dicen: “la sangre de
Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Jn. 1:7)

(5) Sus palmas: Las hojas de palma representan victoria por medio del sufrimiento.
En Mr. 11:8-10 leemos: “También muchos tendían sus mantos por el camino, y
otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino. Y los que iban
delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el
que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino de nuestro padre David que
viene! ¡Hosanna en las alturas!”. Estas hojas de palma representa que son
vencedores en Cristo.

(6) Su alabanza: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el


trono, y al Cordero. ¡Qué grande salvación tenemos que le pertenece a Dios y a
su Hijo!

(7) Sus acompañantes: Versos 11-112: “Y todos los ángeles estaban en pie
alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se
postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: Amén.
La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder
y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.” Escuchar
la salvación de Dios en Cristo no sólo emociona al hombre, sino que también
causa la curiosidad de los ángeles. En 1 Pe. 1:12 “A éstos se les reveló que no
para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son
anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo
enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.”

b) La celebración de la fiesta de los Tabernáculos:


Un punto interesante de resaltar aquí es que esta gran muchedumbre ya tiene hojas
de palma en sus manos adorando al Señor.

Este tipo de hojas era usado en la fiesta judía conocida como la “Fiesta de los
tabernáculos”. En Lv. 23:34-36 leemos: “Habla a los hijos de Israel y diles: A los
quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos a
Jehová por siete días. El primer día habrá santa convocación; ningún trabajo de
siervos haréis. Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; el octavo día
tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; es fiesta,
ningún trabajo de siervos haréis.”

Al parecer, esta gran multitud en el cielo, se estará preparando para celebrar la


fiesta de los tabernáculos aquí en la tierra durante el milenio. El profeta Zacarías
escribe acerca de esta fiesta durante el milenio en Zac. 14:16-18 diciendo: “Y todos
los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año
en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los
tabernáculos. Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a
Jerusalén para adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia.
Y si la familia de Egipto no subiere y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá
la plaga con que Jehová herirá las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de
los tabernáculos.”

Algo que me cautiva es la perfección de la Palabra de Dios en cuanto a las


profecías del fin del mundo. Todo encaja perfectamente porque nuestro Dios es
perfecto.

II. El templo en el cielo:


La Biblia en el libro de Apocalipsis revela muchas veces que hay un templo celestial
arriba en la morada de Dios. En el cap. 6:9 ya vimos que en el cielo hay un altar del
sacrificio en el cual las almas de los mártires claman por venganza al Señor. Ahora
veremos una clara referencia al templo que existe en el cielo:

“Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas
blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me
dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las
han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios,
y le sirven día y noche en su templo” (Ap. 7:13-15)

a) La procedencia de esta gran muchedumbre:


“Estos son los que han salido de la gran tribulación”
Versículo 14

- Esta gran muchedumbre “ha salido” (está viniendo=como una procesión gradual) de
la tribulación. El anticristo durante la gran tribulación estará indignado con la
proclamación del evangelio de los 144000 judíos, así que empezará una
encarnizada matanza contra todos los cristianos. Todos estos cristianos muertos
pasan directamente al trono de Dios a esperar su resurrección al comienzo del
milenio.

b) Los sacerdotes del templo celestial:


“Y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por
esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo” v. 14

- Hermanos, la sangre de Cristo es la única que no mancha. Esta es la única que


emblanquece al hombre.
- Esta gran muchedumbre está delante del trono de Dios porque por el sacrificio de
Cristo son aceptos delante de su Padre. Ningún ser humano podría estar delante
del trono de Dios. Pero estos, han sido justificados, salvados y regenerados por la
obra de Cristo en la cruz.

- Esta gran muchedumbre está en el templo de Dios sirviéndole en todo momento. En


el templo terrenal de Israel, sólo los levitas y lo sacerdotes de la casa de Aarón
podían servir al Señor. Sin embargo, ahora en Cristo todo creyente es rey y
sacerdote para Dios y tiene el privilegio de servir a Dios en su Templo celestial. En
Ap. 1:6 leemos “y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre”. ¡Qué gran
privilegio tendremos de servir a Dios en su santuario celestial!

III. La labor pastoral de Jesús:


“y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. Ya no
tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; porque el
Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de
vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.”
(Ap. 7:15-17)
Veamos algunas labores pastorales de Jesús para con este grupo de salvos de la gran
tribulación:

a) Los pone en buena relación con su Padre: La Biblia menciona que Dios extenderá
su tabernáculo sobre ellos. En Ap. 21:3 leemos: “Y oí una gran voz del cielo que
decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y
ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.” Esto nos habla
de la comunión con Dios que gozará esta gran multitud de salvos de la gran
tribulación.
En Lv. 26:11-12 leemos: “pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os
abominará; y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi
pueblo.” Esto nos habla de la protección que gozará esta gran multitud de salvos de
la gran tribulación.

b) No tendrán necesidades: Imaginémonos la escena. El anticristo manda a los


degollar a todos los cristianos que se encuentren por las calles. Muchos de lo que
sean creyentes durante la gran tribulación tendrán que escapar por sus vidas,
corriendo de lugar en lugar, pasando hambre, sed y calor del día. Sin refugio ni
sustento morirán prontamente. A muchos otros los cogerán y los degollarán, pero la
promesa de Dios para estos mártires es que nunca más tendrán esas aflicciones.

c) Los pastoreará: Jesús no sólo es el “buen” pastor de las ovejas. En el libro de Heb.
13:20-21 leemos: “el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor
Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga
aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad”. El gran pastor puede guiar
a esta gran multitud a pastos verdes.

d) Los guiará a fuentes de aguas de vida: Esta gran muchedumbre podrá participar de
la experiencia de comunión especial con Cristo. Como está escrito en Jn. 6:35
“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el
que en mí cree, no tendrá sed jamás.”

e) Les quitará las tristezas: Enjugar toda lágrima no es sólo secarlas, él mismo
eliminará completamente todo aquello que pueda producir en sus vidas alguna
lágrima. ¡Qué maravillosa promesa de consuelo después de su sufrimiento en la
tierra!

Y Así, hasta aquí se han desarrollado seis de los siete sellos que el Cordero abrió en el
cielo. ¿Qué sucederá al abrir el último sello?
Conclusión: Amados hermanos, esta gran muchedumbre de gentiles convertidos y
salvos nos recuerda que se necesita de predicadores. Pablo dice: “Cómo, pues,
invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han
oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” Ro. 10:14. Predicar durante la gran
tribulación será un gran desafío para los 144000 judíos sin embargo el gozo más grande
que tendrán será el ver una gran multitud de personas gozando en la presencia de Dios.
Así que prediquemos sin desmayar porque a su tiempo la semilla del evangelio dará su
fruto.

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