Capítulo 1. Tres tipos de actividades exteriores En las mezclas de actividades exteriores, influyen una serie de condiciones. Una de ellas es el entorno físico: un factor que influye en las actividades en diversas maneras y de diferentes maneras. Tres tipos de actividades exteriores: actividades necesarias, actividades opcionales y actividades sociales. 1. Actividades necesarias: actividades en las que las personas implicadas están mas o menos obligadas a participar. (ir al colegio o al trabajo, salir de compras, esperar el autobús o a una persona, hacer recados o repartir el correo). Relacionadas con la acción de caminar. Su incidencia se ve influenciada tan sólo ligeramente por el ambiente físico. Los participantes no tienen elección. 2. Actividades opcionales: aquellas en las que se participa si existe el deseo de hacerlo o si lo permiten el tiempo y el lugar. (dar un paseo para tomar un poco de aire fresco, pasar el rato disfrutando de la vida o sentarse y tomar el sol). Estas actividades dependen en gran medida de las condiciones físicas externas. Cuando los ambientes exteriores son de poca calidad, sólo se llevan a cabo las actividades estrictamente necesarias. Cuando los ambientes exteriores son de buena calidad, las actividades necesarias tienen lugar más o menos con la misma frecuencia; pero tienden claramente a durar más, pues las condiciones físicas son mejores. En las calles y espacios urbanos de poca calidad sólo tienen lugar el mínimo de actividades. La gente se va deprisa a casa. Un buen entorno hace posible una gran variedad de actividades humanas completamente distintas. 3. Actividades sociales: son todas las que dependen de la presencia de otras personas en los espacios públicos. Se producen de forma espontánea, como consecuencia directa de que la gente deambula y está en los mismos espacios. En las calles de las zonas residenciales, cerca de los colegios o cerca de los lugares de trabajo, en donde hay un número limitado de personas con intereses u orígenes comunes, las actividades sociales en los espacios públicos pueden ser muy completas: saludos, conversaciones, debates y juegos que surgen a partir de intereses comunes y por que las personas ‘se conocen’ unas a otras, aunque sea por la sencilla razón de que se ven con frecuencia. La vida entre los edificios no se limita a la circulación peatonal o a las actividades recreativas y sociales. La vida entre los edificios abarca todo el espectro de las actividades, que se combinan para hacer que los espacios comunitarios de las ciudades y las zonas residenciales sean significativos y atractivos. Capítulo 2. La vida entre los edificios (contactos de baja intensidad (ver y oír)) Las oportunidades para reunirnos y realizar actividades cotidianas en los espacios públicos de una ciudad o de un barrio residencial nos permiten estar entre otras personas, verlas y oírlas, así como experimentar cómo otra gente se desenvuelve en diversas situaciones. Las oportunidades relacionadas con el mero hecho de encontrarse, ver y oír a otras personas incluyen: - Contactos a un nivel modesto, - Un posible punto de partida para contactos a otros niveles, - Una posibilidad de mantener contactos ya establecidos, - Una fuente de información sobre el mundo social externo, - Una fuente de inspiración u oferta de experiencia estimulante. La posibilidad de encontrarse con vecinos y compañeros de trabajo, en relación con las idas y venidas cotidianas, supone una valiosa oportunidad de establecer y después mantener relaciones de manera tranquila y cómoda. El cambio de unas ciudades y barrios residenciales animados a otros sin vida que ha acompañado a la industrialización, la segregación de las diferentes funciones urbanas y la confianza en el automóvil han provocado también que las ciudades se hayan vuelto más aburridas y monótonas. La experiencia de estar con otras personas supone una oportunidad particularmente animada y atractiva de recibir estímulos. La actividad como atracción: Donde quiera que haya gente (en los edificios, los barrios, los centros urbanos, las zonas de recreo, etc.) por lo general es cierto que las personas y las actividades humanas atraen a otras personas. La gente se siente atraída por la gente. “la gente va donde hay gente”. Las actividades y las preferencias para sentarse: los bancos que ofrecen una buena visión de las actividades circundantes se usan más que los bancos con poca o ninguna visión de otras personas.
Capítulo 3. Actividades exteriores y calidad del espacio exterior.
Con las grandes distancias entre los edificios, no hay gran cosa que experimentar en el exterior y las pocas actividades que tienen lugar se dispersan en el tiempo y en el espacio. La incidencia de las mejoras cualitativas en las actividades cotidianas y sociales de las ciudades se puede observar allí donde se han establecido calles peatonales o zonas libres de tráfico rodado en áreas urbanas existentes. Texto: ‘la vida social de los pequeños espacios urbanos’, William H. White. Dentro de ciertos límites (regionales, climáticos y sociales), se puede influir en cuantas personas y acontecimientos usan el espacio público, cuánto dura cada una de las actividades y cuales tipos de actividades pueden desarrollarse.
Capítulo 4. Actividades exteriores y tendencias arquitectónicas