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SACRAMENTO
EL DESARROLLO MORAL
MBOTE ALAYO
ENTATIANA
LOS
NIÑOS
CHIMBOTE – PERU
DOCENTE:
ESTUDIANTES:
DOCENTE:
ESTUDIANTES:
DOCENTE:
FRISANCHO ATENCIO JUDITH
ESTUDIANTE:
Moreno Vergara Milagros
CHIMBOTE – PERU
AGRADECIMIENTO
A mi abuela por siempre apoyarme y darme sus consejos y a mi abuelo que está en el cielo y
me protege y me cuida siempre.
ÍNDICE
CARATULA
AGRADECIMIENTO
DEDICATORIA
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
PARTE I
DESARROLLO DEL TEMA.
2.1. LA MORAL:
2.1.1Reglas morales y convenciones sociales
2.1.2MODELOS SOBRE EL DESARROLLO MORAL.
2.1.3 El razonamiento pro social (Eisenberg)
2.2 TEORIAS:
2.2.1 TEORIA DEL DESARROLLO MORAL DEL PIAGUET KOLB
2.2.2 TEORÍAS DEL DESARROLLO MORAL DE KOHLBERG
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
BIBLIOGRAFÍAS Y ANEXOS
I. INTRODUCCIÓN
Los filósofos morales contemporáneos han abordado una amplia gama de cuestiones. Entre
éstas figura la significación del lenguaje moral, la naturaleza del valor y la obligación, la
plausibilidad de las diversas teorías normativas y los deberes que podemos tener para con los
animales y las generaciones futuras. Los filósofos morales contemporáneos se han interesado
mucho menos por cuestiones relativas a las propias teorías morales: qué son éstas, por qué
podemos desearías y qué métodos debemos utilizar para formularlas. En el presente artículo
voy a abordar algunas de estas cuestiones. Principalmente voy a centrarme en cuestiones
acerca de la teoría moral más que en cuestiones de teoría moral.
Una de las razones por las que se han descuidado relativamente las cuestiones acerca de la
teoría moral es que, hasta fecha reciente, parecía existir un acuerdo general acerca de la
naturaleza de las teorías morales y de la aceptabilidad de las diversas prácticas metodológicas.
Comúnmente se consideraba a las teorías morales como estructuras abstractas cuya función es
proporcionar más una justificación que una motivación. La mayoría consideraba que el método
correcto era una versión de la teoría de la coherencia (véase sección 3 punto 2 para el examen
de esta noción). Si bien éstas siguen siendo las ideas dominantes, el panorama intelectual no es
tan uniforme como antaño.
En los últimos años se ha registrado un creciente interés sobre la naturaleza, estatus y función
de la teoría moral. Por ejemplo, Bernard Williams mostró su escepticismo sobre el rendimiento
de la teoría, Jonathan Dancy y John McDowell consideran que es escaso el papel de las teorías
en el razonamiento práctico, y Susan Wolf ha criticado los ideales que considera implícitos en
las teorías morales tradicionales. Robert Fullinwider ha adoptado una posición abiertamente
antiteórica. Michael Stocker ha presentado un diagnóstico: los problemas de la teoría moral
moderna derivan de su naturaleza «esquizofrénica».
Si bien para algunos filósofos los problemas de la teoría han constituido el foco principal de
interés, otros se han interesado principalmente por lo que consideran una crisis del método.
Según Alasdair McIntyre, la filosofía moral moderna ofrece todo un mostrador de modalidades
en conflicto entre las cuales es impotente para decidir. Annette Baier afirma que esta forma de
enseñar la filosofía moral fomenta el escepticismo en los estudiosos.
En este artículo no puedo aspirar a resolver o siquiera a abordar todas estas disputas. Sólo voy
a examinar algunas de ellas, presentar las cuestiones que considero centrales e insinuar la
respuesta que considero más próxima a la verdad. En la próxima sección voy a examinar la
naturaleza de las teorías y en la siguiente voy a analizar algunas cuestiones relativas al método.
En la sección IV voy a estudiar el papel de los ejemplos en la génesis de las «intuiciones
morales» con que operan las teorías. En la última sección presento algunas conclusiones.
II. DESARROLLO DEL TEMA
2.1. LA MORAL:
Para Vidal (1994, pp. 23-25) el desarrollo de la moralidad depende en gran medida de las
normas que se inculquen al niño en el entorno familiar. Aspectos como el respeto, la tolerancia
y una conducta adecuada forman parte fundamental de un desarrollo moral saludable; y eso es
importante tanto para el niño como para su entorno.
El desarrollo moral en los niños forma parte de un proceso que comienza a partir de los seis
meses. Para que dicho desarrollo ocurra, es fundamental que los padres y el entorno familiar
más cercano se involucren con el pequeño.
El desarrollo moral de los niños implica las formas en que llegan a comprender y
seguir (o no) las reglas de su mundo social. Las reglas sociales suelen dividirse en dos
tipos principales: las reglas morales y las convenciones sociales. Las reglas morales
implican amplios temas de justicia e imparcialidad, protegen el bienestar de los
individuos y garantizan sus derechos. En la mayoría de las sociedades no se permite
matar, dañar a otra persona o robar las propiedades ajenas. Las convenciones
sociales regulan usos sociales como las formas de vestir, el saludo, esperar a que en
una cola nos llegue el turno. Tanto las reglas morales como las convenciones
sociales pueden variar de un lugar a otro. Los niños deben aprender, por lo tanto,
qué diferencias importantes puede haber entre las reglas de su familia y las reglas
de su clase. Adquirir este conocimiento sobre las reglas sociales constituye una
parte muy importante del desarrollo del niño. La investigación contemporánea
sobre el desarrollo moral se divide en dos grandes categorías: la conducta moral-
interés en explicar la conducta del niño- y el razonamiento moral-investigar cómo
piensan los niños respecto a lo que hacen ellos y los demás. (Sanz, 2012, p.43)
El modelo de Piaget Piaget utilizó dos métodos distintos para saber para saber cómo
se desarrollan las concepciones infantiles sobre la moralidad:
No intentó construir un modelo que tratara todos los aspectos del razonamiento
moral. Desarrolló sus dilemas morales específicamente para evaluar el
razonamiento sobre la justicia. A partir de su investigación concluye que el
desarrollo moral consta de 3 niveles previsibles: pre convencional- la moral está
determinada por las normas externas dictadas por los adultos; convencional-el niño
acepta las normas sociales porque sirven para mantener el orden y considera que
no deben ser transgredidas pues eso traería consecuencias peores; y post-
convencional,-la moralidad está determinada por principios y valores universales
que permiten examinar las reglas y discutirlas críticamente. Cada nivel está
compuesto de dos estadios, y cada estadio tiene un componente de perspectiva
social- indica el punto de vista desde el cual se toma la decisión y está relacionado
con el desarrollo cognoscitivo del niño; y un componente de contenido moral que
tiene mayor influencia de las experiencias del niño en situaciones morales. Los
estadios de Kohlberg son similares a los de la teoría de Piaget. También propone
que cada estadio forma un conjunto estructurado, siguen una secuencia invariante y
la progresión es universal. (Kohlberg, 1994, pp. 67-68)
El modelo de Turiel
Turiel considera que el razonamiento moral de los niños implica una serie de
diferentes campos de conocimiento, siendo los dos más importantes el campo social
y moral. El campo moral se refiere a los derechos y el bienestar de las personas-
temas referidos a la imparcialidad o justicia, como mentir, robar o matar. El campo
social implica reglas que guían las relaciones sociales entre las personas- ser cortés,
llevar la ropa adecuada, etc. El modelo de Turiel afirma que los niños pueden
distinguir entre los campos moral y social desde edad muy temprana. La
comprensión que tienen los niños de temas dentro del campo moral se cree que
proviene de sus interacciones sociales, especialmente con sus iguales, y también
con sus padres. La comprensión de las convenciones sociales proviene de sus
diversas experiencias en una variedad de entornos sociales, donde las convenciones
difieren de un entorno a otro. (Sanz, 2012, p.19)
La conducta pro social se refiere a las acciones que tratan de ayudar o beneficiar a
otra persona o grupo de gente sin que el agente anticipe recompensas externas;
tales acciones implican a menudo algún costo o riesgo por parte del agente. Se han
estudiado tres formas de conducta pro social: compartir, cooperar y ayudar. Muchas
de esas conductas podrían tener que ver con lo que se denomina altruismo, es decir
acciones que benefician a otro sin que uno obtenga ningún beneficio de ellas.
Debido a la similitud entre altruismo y conducta pro social, los investigadores
actuales han llegado a utilizar los términos de forma intercambiable. Incluso los
bebés muestran algunos tipos de conducta pro social, como el llanto empático o el
compartir. Con la edad la conducta pro social generalmente aumenta. Las niñas
generalmente son catalogadas como más altruistas por profesores y compañeros.
Sin embargo, las diferencias en la conducta real de niños y niñas son pequeñas. Los
factores cognoscitivos y afectivos influyen en la conducta pro social. El nivel de
razonamiento moral así como el punto de vista adoptado desde una perspectiva
física, social y afectiva, se correlaciona moderadamente con las acciones pro social.
La empatía- el niño no sólo se identifica sino que además siente las emociones de
otra persona, aunque quizá no con tanta intensidad-se correlaciona positivamente
con la conducta pro social de los niños. Se ha descubierto que el refuerzo y el
modelado influyen claramente en la conducta pro social, tanto en el laboratorio
como en el entorno natural. (Vidal, 1994, p. 67)
2.2 TEORIAS:
El autor considera que de cara a poder hablar de moral va a ser necesario adquirir un
nivel de desarrollo equivalente a los dos años de edad, equivalente al periodo
preoperacional (anteriormente se considera que no existe la suficiente capacidad
mental para hablar de algo semejante a la moral).
A partir de dicho punto, el ser humano va a ir desarrollando una moral cada vez más
compleja según su capacidad cognitiva se va haciendo mayor y con capacidad para el
pensamiento abstracto e hipotético-deductivo. Así, la evolución de la moral depende
de la de las propias habilidades cognitivas: para ir avanzando es necesario ir
reorganizando y añadiendo información a los esquemas previamente existentes, de
tal manera que se pueda desarrollar un conocimiento cada vez más profundo y a la
vez crítico con la consideración que merece un comportamiento determinado.
Además de ello será necesaria la interacción con sus iguales, como principal
mecanismo para adquirir información y dejar de lado el egocentrismo propio de las
primeras etapas vitales. Por último, es imprescindible que, poco a poco y según se van
adquiriendo y dominando las capacidades y el pensamiento hipotético-deductivo, se
vaya produciendo un progresivo alejamiento e independencia de los progenitores y su
punto de vista, siendo esto necesario para que se desarrolle cierto relativismo y
capacidad crítica propia.
Si bien la teoría del desarrollo moral de Piaget no es en la actualidad la mejor
considerada, lo cierto es que sus estudios sirvieron de inspiración e incluso de base
para el desarrollo de otras muchas. Ello incluye la teoría de Kohlberg, probablemente
una de las más conocidas.
Las categorías que Kohlberg utilizó para señalar el nivel de desarrollo moral son una
manera de expresar las diferencias sustanciales que se dan en el modo de razonar de
alguien a medida que va creciendo y aprendiendo.
1) fase pre-convencional
En la primera fase del desarrollo moral, que según Kohlberg suele durar hasta
los 9 años, la persona juzga los acontecimientos según el modo en el que
estos la afecten a ella.
2) Fase convencional
La fase convencional suele ser la que define el pensamiento de los
adolescentes y de muchos adultos. En ella, se tiene en cuenta la existencia
tanto de una serie de intereses individuales como de una serie de
convenciones sociales acerca de lo que es bueno y lo que es malo que ayuda a
crear un "paraguas" ético colectivo.
3) Fase post-convencional
Las personas que se encuentran en esta fase tienen como referencia
principios morales propios que, a pesar de no tener por qué coincidir con las
normas establecidas, se apoyan tanto en valores colectivos como en
libertades individuales, no en exclusivamente en el propio interés.
4. La razón práctica analiza los principios a priori de la praxis ética, principios que
Kant llama el imperativo moral, una moralidad que no es la racionalidad
necesaria de un ser infinito (Dios), sino la racionalidad posible de un ser finito
(hombre), que tiene la posibilidad de dejarse guiar por la razón y con ella del
deber o seguir sus inclinaciones egoístas, propias de su sensibilidad, de su
voluntad. Pero el hombre no es sólo sensibilidad, si así lo fuera estaría
determinado por los impulsos sensibles; como tampoco el hombre es
absolutamente racionalidad no está determinado por la razón.