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SEMANA 1

Violencia Intrafamiliar
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LA VIOLENCIA. CONCEPTUALIZACIÓN SOCIAL, SICOLÓGICA Y JURÍDICA


COMO ANTECEDENTE DEL CONFLICTO FAMILIAR Y DE RELEVANCIA
PENAL

“(…) quisiera sufrir todas las humillaciones, todas las torturas, el ostracismo
absoluto y hasta la muerte, para impedir la violencia (…)”, Mahatma Gandhi.

Introducción

Adentrarse en la conceptualización de una institución, no es tarea fácil si con ello,


se abarca uno, que tiene una distinta significación desde las diferentes ramas que
le otorgan cobertura. En específico, las ciencias sociales como la sicología, la
sociología, la filosofía y el propio derecho, se han atribuido la facultad de poder
definir desde la misma disciplina que cubren, a la violencia como un estado o
fenómeno que no permite una feliz comprensión del mismo si no se materializa en
su universalidad propia. No obstante ello, es la propia conceptualización subjetiva
del concepto la que permite entender su esencia y ulterior aprehensión como
calificante ulterior de un concepto normativo y valorativo, y que es posible apreciar
desde una ligera mirada a las propias fuerzas de la naturaleza hasta el exterminio
más denostable de la raza humana y de su propia especie en su guerra con el
igual.

La violencia

La palabra violencia deriva de la raíz latina vis, cuyo significado es vigor, poder,
maltrato o fuerza. De esta manera, se puede definir como la acción o efecto de
violentarse; acción violenta o contra el natural modo de proceder; fuerza extrema,
o abuso de la fuerza que ejerce una persona sobre otra para hacer lo que no

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quiere de manera obligada (Instituto de Investigaciones Jurídicas Suprema Corte


de Justicia de la Nación).

Por otro lado, la palabra violencia conlleva su significado con la palabra fuerza. Sin
embargo, se considera necesario diferenciar la fuerza de su exceso, que es
justamente la violencia. El exceso, lo extraordinario, parece ser, por lo tanto, lo
específico de la violencia.

Si se le vincula a la palabra fuerza es posible señalar que aquella contempla una


palabra con un sentido semántico muy extenso, a diferencia de la palabra
violencia que se refiere solo a la fuerza “en acto”. De esta forma, se puede
apreciar esta característica si se analiza cómo cambia el sentido de “una persona
fuerte” a “una persona violenta”. En la expresión “una persona fuerte” se destaca
todas las virtudes de la fuerza —en el carácter, en el cuerpo—, mientras que en
una persona violenta se supone una acción realizada o una actitud.

La palabra violencia cuando se refiere a las personas, suele estar definida por un
carácter moral de anomalía, o de delito inclusive. El propio diccionario de la real
academia española, dentro de sus acepciones le da esa connotación. Sin
embargo, cuando la fuerza es ejercida por una persona, esta lógicamente vulnera
la norma y se convierte en violencia, en su sentido más estricto.

Existen varias clasificaciones de la violencia, entre ellas, la que distingue entre la


violencia física y la violencia moral. La primera se refiere a la fuerza material que
se ejerce hacia una persona o cosa, y la segunda consiste en la imposición de
amenazas o males graves hacia una persona.

El tipo de violencia que atañe a los fines del presente documento, tiene relación
con la calidad de los sujetos que intervienen para estos efectos. Es decir, si la
violencia se presenta entre cónyuges, o entre parejas que conviven o hasta en
relaciones de parentesco, o también entre una persona que la ejerce sobre un
menor de edad o discapacitado que se encuentre bajo el cuidado de cualquiera de

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los integrantes de un determinado grupo familiar, esta se considera o simplemente


se llama violencia intrafamiliar.

Antecedentes Preliminares:

Se puede entender a la violencia intrafamiliar, como un fenómeno social, que es


originado a través de múltiples causas las que, en muchas ocasiones, pasan
desapercibidas y no permiten dimensionar actual y realmente las consecuencias
de su impacto.

También es importante conocer el concepto relacionado con la violencia


intrafamiliar, este se refiere a la agresión física y sicológica, la que lleva implícita
una elaboración dentro de una estructura de poder que se refleja en las relaciones
interpersonales de los miembros; además, es una práctica consciente, orientada,
elaborada, aprendida y legitimada por quienes se sienten con más poder, con más
derechos que otras personas para intimidar y controlar.

La palabra familia viene del latín famulus, que significa el conjunto de los esclavos
y criados de una persona, el padre de las familias. Sin embargo, para los griegos,
la palabra que denominaba a la familia era oikos que era el conjunto de todos los
que están sometidos a la voluntad del padre o jefe de la casa. Si se consideran
ambos conceptos, se observa entonces que la palabra familia, especialmente el
de la familia patriarcal, nombra relaciones de propiedad y autoridad.

Durante la Roma antigua, el padre de las familias tenía derechos ilimitados sobre
sus hijos, ellos les escogían a los cónyuges, tenían el derecho a castigarlos y
muchas veces a venderlos como esclavos, divorciarlos y hasta decidir si un recién
nacido tenía o no derecho a vivir.

Durante la Edad Media, la mujer era considerada como un símbolo de poder y


honor para el hombre. Servía como instrumento de paz y podía ser canjeada para
estrechar vínculos. Cuando las mujeres se casaban, sus bienes pasaban a formar
parte del marido y de la familia de este.

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La fidelidad y la castidad al esposo eran aspectos importantes de los derechos de


propiedad masculina y si la mujer cometía adulterio, esto merecía un severo
castigo por constituir una grave ofensa a esos derechos de su “dueño”

Durante el siglo XVII, la evolución económica llevó a la unidad familiar a


convertirse en la base de la producción. Es así que tanto la esposa como los hijos,
los sirvientes y los aprendices estaban sujetos al control del patriarca, control que
incluía hasta el uso legítimo del castigo físico.

Ya a mediados del siglo XIX, la relación existente entre un aprendiz y un maestro,


dejó de basarse en una relación de lazos filiales y de lealtad, dando paso a una
relación netamente contractual, es decir pasó a convertirse en una relación entre
empleado y patrón regulado por un contrato.

La actividad productiva fue transferida de la familia a otra unidad representada por


la fábrica. Se delimitó así la esfera doméstica y la esfera económica, como entes
separados. La mujer en su rol de esposa fue apartada de los medios de
producción y se le hizo dependiente del salario del marido.

En la Inglaterra de las postrimerías del siglo XVIII, el common law establecía que
la mujer, al contraer matrimonio, perdía el derecho de tener propiedades, créditos
a su nombre y la guarda de los hijos que esta llegara a tener.

Una ley de 1824 dictada en Estados Unidos imponía el derecho del marido a
castigar a la esposa. En 1864, un tribunal de Carolina del Norte se pronunció por
la no interferencia del Estado en los casos de castigo doméstico. Tal como siglos
atrás se había establecido en la Roma antigua.

Pero en 1829, se inicia en Inglaterra la eliminación del libro de los estatutos, el


acta que sentenciaba el derecho del hombre a castigar a la mujer. Años más tarde
en 1853, se aprueba el acta para la mejor prevención y castigo de los asaltos
agravados sobre mujeres y niños, así como la protección ante la crueldad hacia
los animales. Sin embargo, no fue sino hasta 1891 que se abolió de forma

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absoluta el derecho legal de que había disfrutado el marido inglés, para emplear la
fuerza física contra la esposa.

Se da entonces, un cambio familiar y social en el siglo XX, que obedece


principalmente a la toma de conciencia personal en las mujeres. Un cambio que
busca nuevas formas de relacionarse, con trato igualitario entre hombres y
mujeres, de que el poder no sea una forma de opresión dentro y fuera de la familia
y de relación como sujetos y no como objetos.

A lo largo de la historia, la figura paterna ha sido el centro de todos los intereses y


poderes, hay sujetos específicos que tienden a ser especialmente víctimas de la
violencia que se genera dentro de la familia.

El primer grupo vulnerable es el género femenino, en todas sus etapas vitales


(infancia, adolescencia, madurez y vejez); otro grupo vulnerable son los niños y
ancianos; un tercer grupo son las personas con discapacidad. Ahora bien, en el
caso de las mujeres es crítico, si se observa que desde los inicios de la familia, el
rapto y la posterior violación, fueron durante muchos años la forma primitiva del
matrimonio. Desde que la mujer se convirtió en objeto de intercambio entre los
hombres, la violación como primer acto de apropiación por parte del varón fue
posible. Es decir, que no solo es considerada la mujer un objeto de propiedad
dentro de la familia, sino un objeto que se apropia a través de la violencia, casi
como advertencia de su situación subordinada y de expropiación de su cuerpo y
de su sexualidad, en la relación de pareja y en la de su propia familia.

1. La familia

Conceptualmente la familia es considerada como una institución histórica y cultural


que ha ido cambiando sus formas: ahora el padre no es el exclusivo proveedor, las
mujeres están en el ámbito privado, son profesionales y emprendedoras. Las
familias, sus desarrollos y sus diversas concepciones, permiten afirmar y, a la vez,
ser conscientes de la importancia de reconocer que cada uno de sus miembros,

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son sujetos individuales con sus propias necesidades, y de considerarlos


interlocutores para todos los diálogos y decisiones que se tomen durante la vida
familiar.

Se entiende por familia a un conjunto de individuos unidos por vínculo de


matrimonio o de parentesco.1

También puede entenderse este concepto como “el núcleo fundamental de la


sociedad”. Es una institución de interés público, es un grupo social primario y
constituye el ámbito natural de convivencia propicio para el entendimiento,
comunicación y desarrollo de los valores necesarios en la formación y el
perfeccionamiento de la persona y de la sociedad.2

1. La violencia intrafamiliar

La violencia en la familia es de tan antiguo origen como la misma institución.


Durante muchos años se consideró al hogar como el ámbito privado por
excelencia, lo que generó retraso en el estudio y regulación de este tema, el cual
surgió al observarse graves consecuencias que afectaban a la sociedad.

En la actualidad, la violencia intrafamiliar es un problema de gran magnitud y que


se encuentra de manera generalizada y creciente en casi todas las sociedades. En
la tradición bíblica, se menciona al primer caso de violencia intrafamiliar: que fue la
muerte de Abel en manos de Caín, que era su propio hermano.

Durante siglos esta práctica fue legitimada y solo en este último tiempo, ha
recibido la atención necesaria por parte de la comunidad internacional. Las
Naciones Unidas han realizado un trabajo donde consideran a la violencia como
un atentado de los derechos personales y humanos.

1
http://www.juanandresorrego.cl/apuntes/derecho-de-familia/PAGINA 1
2
http://www.tesis.uchile.cl/tesis/uchile/2009/de-garcia_n/html/index-frames.html

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La declaración de las Naciones Unidas sobre erradicación de la violencia contra


las mujeres, adoptada por la Asamblea General en 1993, proporcionó un marco
amplio y útil para comenzar a analizar esta problemática.

En la sociedad internacional, se han implementado políticas públicas en relación al


tema de la violencia y es así que en nuestra actual sociedad, se ha organizado
tanto en su legislación como en los organismos del Estado. La finalidad es la de
crear conciencia de las conductas violentas para eliminarlas del comportamiento
humano.

La Constitución Política de la República del año 1980, en su Artículo 1º, inciso 2º


señala: “La familia es el núcleo fundamental de la sociedad”. En su inciso final
consagra como uno de los deberes del Estado, protegerla y contribuir a su
fortalecimiento. Asimismo, en su Artículo 19, nº 1 asegura a todas las personas el
derecho a la vida y a la integridad física y psíquica. En relación a la ley de
violencia intrafamiliar, menciona el deber que tiene el Estado de proteger a la
familia, estableciendo las medidas que conducen a garantizar la vida, integridad y
seguridad personal, como de los miembros que conforman la familia (Artículo 2°
de la Ley 20.066 o Ley sobre Violencia intrafamiliar).

La discusión sobre este tema específico relacionada con la violencia intrafamiliar


comienza en el año 1991, gracias a una iniciativa parlamentaria que plantea
legislar al respecto.

La Ley 19.325 establece normas sobre los procedimientos y sanciones que tienen
relación con los actos de violencia intrafamiliar: el Estado se hace cargo por
primera vez de este grave problema social que hasta ese tiempo, se mantenía de
manera oculta y que afectaba a numerosas familias chilenas.

Más tarde esta ley es reemplazada por la Ley 20.066 y define a la violencia
intrafamiliar en su Artículo 5º, señalado textualmente:

“Será constitutivo de violencia intrafamiliar todo maltrato que afecte la vida

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o la integridad física o psíquica de quien tenga o haya tenido la calidad de


cónyuge del ofensor o una relación de convivencia con él; o sea pariente
por consanguinidad o por afinidad en toda la línea recta o en la colateral
hasta el tercer grado inclusive, del ofensor o de su cónyuge o de su actual
conviviente.

También habrá violencia intrafamiliar cuando la conducta referida en el inciso


precedente ocurra entre los padres de un hijo común, o recaiga sobre persona
menor de edad o discapacitada que se encuentre bajo el cuidado o dependencia
de cualquiera de los integrantes del grupo familiar.”

La mencionada ley crea el delito de maltrato habitual donde a la violencia psíquica


y física ejercida hacia las personas, la castiga con penas corporales y privativas de
libertad, protegiendo a las personas del mencionado delito.

El ejercicio habitual de violencia física o psíquica respecto de alguna de las


personas referidas en el artículo 5º de esta ley se sancionará con la pena de
presidio menor en su grado mínimo, salvo que el hecho sea constitutivo de un
delito de mayor gravedad, caso en el cual se aplicará sólo la pena asignada por la
ley a éste (Artículo 14, inciso 1° de la Ley 20.066).

El Estado de Chile es signatario de la Convención Internacional para la


Eliminación de todas las Formas de Discriminación en Contra de la Mujer (1979) y
de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
Contra la Mujer, Convención Belem do Pará (1994).

2. Bases teóricas

Según María Paz Parada, (2004), se considera fundamental para resolver y


eliminar la violencia intrafamiliar, considerar y determinar aquellos factores que
provocan este fenómeno. En este sentido, se señalan varias teorías que explican
la aparición y mantenimiento de la violencia en el ser humano. A este respecto, la

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autora señala diversas génesis de la violencia que en su totalidad se pueden


sintetizar de la siguiente forma:

 Teoría biológica

Esta se refiere a la relación existente entre la conducta agresiva y una variable


fisiológica. Sin embargo, la literatura e investigaciones al respecto, son escasas.

A pesar de lo anteriormente señalado, se han encontrado evidencias que señalan


que aquellas personas que presentan retardo mental, parálisis cerebral, epilepsia,
y ciertas limitaciones neurológicas, serían más proclives a presentar tipos de
conductas violentas, debido al estrés y frustraciones que tal situación conlleva.

Existen otras limitaciones orgánicas que pueden provocar el surgimiento de


situaciones violentas, tales como:

o Vocabularios y pensamientos restringidos, lo que por un lado obstaculizaría la


comunicación con otras personas, pero, por otro lado, favorecería la interacción
a través de los golpes.

o Una baja capacidad de pensamiento abstracto, lo que se traduciría en


limitaciones para predecir consecuencias ante acciones imprudentes.

o Finalmente, la percepción de la realidad deteriorada, que se traduce en una


baja captación de claves no verbales, que son esenciales para lograr aquella
interacción con otros de manera más fluida.

En relación a la endocrinología y neurología, se han realizado diversas


investigaciones con el fin de precisar las causales más específicas entre variables
fisiológicas-anatómicas y el surgimiento y perpetuación de conductas violentas en
el contexto familiar.

En el ámbito endocrinológico se destaca la influencia de la hormona sexual


testosterona en la manifestación de la conducta agresiva. La testosterona es
secretada principalmente por las gónadas masculinas, encontrándose por tanto,

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en mayor proporción en los hombres. Las evidencias sobre la influencia de la


testosterona en la conducta violenta, radican principalmente en observaciones
empíricas efectuadas en animales castrados, los cuales en atención a su
condición, muestran una disminución en este tipo de conducta.

Metabólicamente se han encontrado fuertes variaciones en los niveles de glicemia,


lo que puede tener importantes repercusiones en la conducta agresiva de los
seres humanos. También se ha detectado una fuerte asociación de la hipoglicemia
con la presentación de conductas violentas en las personas.

Dentro del ámbito neurológico, la adolescencia tardía y la adultez temprana, serían


periodos vitales dentro del desarrollo humano, que se asociarían con mayor
frecuencia a la aparición de conductas violentas.

Durante la adolescencia y juventud, las conductas agresivas pueden explicarse


por niveles altos de testosterona en esta etapa. El retardo a nivel neurológico que
se presenta en algunos jóvenes se traduce en un bajo nivel de prudencia,
autocontrol, capacidad de juicio y conciencia social. Cabe señalar que en algunas
personas este proceso de maduración neurológico no se complementa hasta la
tercera o cuarta década, lo cual explicaría la disminución de las conductas
agresivas con el paso de los años.

Cabe mencionar finalmente que hay cuadros neuropatológicos que emergen y que
estarían relacionados con la manifestación de conductas violentas. Se ha
encontrado una alta correlación entre las personas que padecen el síndrome de
descontrol episódico3 y la ocurrencia de violencia intrafamiliar.

 Teoría psicológica

3
Síndrome clínico que se caracteriza por episodios de rabia frente a la menor provocación y
usualmente fuera de contexto.

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Jorge Corsi, investigador argentino de profesión psicólogo, menciona en sus


estudios sobre los hombres golpeadores, que estos son psicológicamente
enfermos y que a partir de esto se definen las patologías que están en la base de
la personalidad de los hombres golpeadores. Por otro lado, a partir de esta
afirmación, se concluyó que la violencia intrafamiliar no es producto de una
sicopatología, sino que sería la causante de esta (Corsi, 1994).

Se ha detectado que el mayor peligro que se produce al asociar la conducta de un


hombre golpeador, ya sea con conductas psicopatológicas, con el alcoholismo o
con algún defecto de personalidad, radica en que cualquier encuadre de este tipo,
que se relaciona con el hombre golpeador le quita responsabilidad sobre su
conducta.

Por otro lado, se piensa que el origen de la violencia en hombres golpeadores y


con conductas sicopatológicas se basa en la historia de vida que los ha marcado
por la falta de afecto, lo que les ha producido indiscutiblemente inseguridad
emocional así como episodios de violencia hacia su familia.

También se ha señalado que el hombre con características de golpeador presenta,


en algunos casos, un padrón conductual que tiene dos etapas, la primera cuya
característica principal es la rabia incontrolable seguida de una depresión, casi
identificable con el sufrimiento de la víctima de la agresión.

Las principales características de estas personas agresoras obedecerían a los


siguientes patrones conductuales:

o Falta de seguridad personal, la que se compensa a través de una actitud


externa firme y autoritaria, y que no demuestra la debilidad interna que existe en
ellos.

o Presentan dificultad para expresar los sentimientos de manera libre y comunicar


lo que les afecta en cada situación vivida.

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o La relación con los otros se caracteriza por una comunicación limitada, sin
compartir sus problemas o sentimientos. En ese sentido, se observa un
aislamiento emocional acompañado de una automarginación.

o Presenta baja autoestima, caracterizada por no atreverse a decir lo que quiere,


siente y necesita, y justamente es en el ámbito familiar donde se descarga con
conductas de violencia.

o No posee grados de responsabilidad y de autoconciencia de los actos


realizados, por tanto no siente la necesidad de pedir ayuda para la resolución
de sus propios problemas.

o Los celos patológicos son una de sus características, observándose siempre la


búsqueda de motivos para celar a quien sea su pareja. Por otro lado, justifica
sus celos exagerados, culminando tal reacción con maltratos hacia su pareja,
sea esta polola, conviviente y/o cónyuge.

 Teoría sociológica

En términos generales, esta teoría sostiene que la violencia intrafamiliar es una de


las formas que adopta la característica social de la dominación del hombre sobre
la mujer.4

Los factores sociológicos y culturales que se consideran para el entendimiento de


este fenómeno de la violencia intrafamiliar, surgen en la década del 70.

Algunas investigaciones concluyen que el tema de la violencia constituye un


gravísimo problema social y que no es un asunto privado.

4
Existen distintas formas de violencia intrafamiliar: física, psicológica, sexual o económica.

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Al analizar los aspectos sociológicos y culturales relacionados con el surgimiento y


mantención de los patrones de violencia que se dan al interior de la familia, se ha
realizado a partir del modelo sociocultural existente.

A partir de este modelo se mencionan dos vertientes relacionadas con la


“sociedad de clases”. En este sentido, la violencia afecta a todas las personas por
igual y esto se ha dado a través de la historia de la humanidad, es decir, siempre
han existido las luchas donde un grupo fuerte domina al débil.

Estas luchas de poder se reproducen desde los niveles jerárquicos más altos a los
más bajos y cuya principal característica es el sometimiento entre los seres
humanos.

Este sistema se puede mantener cuando el grupo dominado, percibe esta


situación como “natural”. Estos grupos presentarán rasgos que serán utilizables
para la otra parte y, así, la agresividad, la fuerza, la autoridad y la eficacia del
dominante se complementarán con la inactividad, resignación, dependencia e
ignorancia del dominado.

También se puede mencionar a las dinámicas que se dan en las clases sociales
sumado a la problemática de la violencia intrafamiliar. Aquí se encuentra el
llamado sistema patriarcal,5 que se caracteriza por una presentación rígida,
jerárquica y sexista.

Para entender los orígenes del patriarcado, se puede comentar que los seres
humanos vivían en una sociedad donde las personas eran posesiones de otras y
el hombre era la autoridad y ejercía el control, todo esto ligado al desarrollo de las
fuerzas reproductivas y los roles sociales adscritos a ellos. Por otro lado, la mujer
era dependiente, no tenía participación en el proceso productivo, ya que el hombre

5
Se trata de un sistema donde la autoridad, el poder y la decisión corresponden al varón, al cual se
haya sometida la mujer, bajo la premisa que necesita protección debido a su debilidad, emotividad
e incapacidad, es decir, por la supuesta condición de su género, percibido como un sexo débil, en
forma casi universal por tradiciones sociales y religiosas.

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era quien tenía el poder al interior de su familia y en la sociedad, esto sustentaba


la superioridad de los varones.

 Teoría de la socialización6

Esta teoría explica el fenómeno de la violencia dentro del contexto sociológico.


Aquí se observa cómo el individuo incorpora creencias y valores que permiten la
perpetuación de la sociedad en la que se encuentra inmersa. De esta manera,
entonces, se puede entender que la violencia es una conducta aprendida y que el
contexto familiar constituye uno de los principales ámbitos donde los individuos
experimentan los primeros índices de agresión.

Los contenidos que entrega la familia, hace que los niños aprendan los mensajes
entregados por los padres, por ejemplo a las niñas se les enseña que deben ser
obedientes y serenas y, por otro lado, a los niños se les enseña a ser fuertes y
violentos. Lo mencionado se debe a que la familia es considerada como un agente
de socialización que brindaría las bases para el surgimiento de las conductas
violentas.

Otro agente de socialización está constituido por los medios de comunicación de


masas, especialmente la televisión.

De acuerdo a la monografía del profesor Hernán Montenegro (1995), los medios


de comunicación de masas constituyen un elemento fundamental de la sociedad
contemporánea, su importancia sociológica y cultural hoy nadie la discute.

Los medios de comunicación incentivan la violencia como medio legítimo

para el logro de metas u objetivos personales, a costa de lo que sea. La

televisión abierta y comercial se ha ido transformando en un instrumento de

consumo que realiza la exaltación de la violencia, así como del erotismo

6
Se entiende por socialización la incorporación del individuo a la sociedad, a través del aprendizaje
de las formas organizadas que definen esa vida colectiva, formas que la sociedad transmite y que
el individuo al aprender, comparte.

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distorsionado, relaciones de pareja anómalas y la falta de compromiso

emocional en la sexualidad, así como otros elementos.

Por otro lado, existen otros medios que junto a la televisión y a los mensajes que
entregan a la sociedad crean una distorsión en el rol que cumple la mujer en la
sociedad y en el hogar, por ejemplo:

o La exhibición del sexo femenino a través de la publicidad de productos


comerciales, como objeto que se promociona.

o La manera en que la mujer es enfocada: por un lado como una mujer y madre
abnegada, realizando las tareas domésticas y, por otro, la mujer como objeto
decorativo, donde el éxito se da solo por el atractivo físico.

Los medios de comunicación escritos son otro agente de socialización que


transmiten a sus lectores la violencia imperante en nuestro país, sin haber
adoptado una posición ética en el problema, sino que lo han abordado
habitualmente de manera sensacionalista, y desde una perspectiva policial.

La prensa escrita no entrega la información adecuada, sino que de manera


sensacionalista, lo que provoca un reforzamiento a la estigmatización y
desprotección de las víctimas que sufren violencia intrafamiliar, cuando lo que se
debiera hacer es educar al respecto.

Para finalizar, se puede concluir que las teorías mencionadas no se dan de forma
pura, sino que se puede apreciar la combinación de ellas respecto de cada
realidad a los casos en los que se da la violencia intrafamiliar.

Conclusiones

Se ha podido apreciar que el concepto de violencia tiene asentado un fenómeno


conductual, casi propio e inherente a la especie humana. Las sociedades

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modernas ostentan consigo una suerte de emotividad clandestina que se debe


develar. Si existe una intimidad opresiva para los más vulnerables, resulta esencial
y prioritario conocer aquella, para poder modificarla y mutarla. Desde la esfera de
la sociedad civil y desde la labor del Estado a través de sus organismos, se debe
propender a la erradicación aunque suene utópico del fenómeno conductual
aprehendido como “violencia” en su acepción discriminada, educando, evitando y
sancionando consecuencialmente el maltrato infantil y senil, la violencia de pareja
y el abuso sexual y emocional que embarga a toda sociedad.

Con el objeto de proceder a mutar la génesis de la violencia doméstica, resulta


necesario conocer los procesos que la permiten, causan y sostienen. El abordaje
interdisciplinario del concepto pasa por la antropología social hasta la aplicación
jurídica y la propia criminología y victimización. El análisis conceptual permite
entender la institución, su configuración y desarrollo como agresividad humana. El
marco legislativo por su parte, permite actuar con el ya citado concepto,
enfocándolo desde la perspectiva criminal y desde el prisma civil, ahondando el rol
del agresor y su víctima, incluyendo los procesos sicológicos y la evaluación y
tratamiento de ambos. Para ello ha sido necesario entender el fenómeno desde
los cambios sociales, históricos, culturales legislativos y científicos, que han hecho
posible en Chile y el mundo, una transformación en defensa de las personas, su
vida y su integridad física y sicológica.

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Referencias bibliográficas

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2013, de http://www.leychile.cl - www.bcn.cl

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Disponible en: http://bcn.cl/pl5

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Parada, M. P. (2004). Ley de Violencia Intrafamiliar. ¿Existe una eficaz garantía en

la prevención y erradicación de este tipo de violencia? Memoria para optar

al grado de licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales. Universidad

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Zulian, C. (2008). La palabra “violencia”. Recuperado el 2 de septiembre de 2013

de: http://fundacteon21.blogia.com/2008/090301-la-palabra-violencia-.php

Si usted desea referenciar este documento, considere:

UNIACC (2013). La violencia. Conceptualización social, sicológica y jurídica como

antecedente del conflicto familiar y de relevancia penal. Violencia

Intrafamiliar. Lea esto primero (Semana 1).

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SEMANA 2

Violencia Intrafamiliar
Lea esto primero. UNIACC, semana 2

ÁMBITO DE APLICACIÓN DE LA LEY DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR Y


SUJETOS PROCESALES INSERTOS EN ELLA

Introducción

Al alero del estudio que se programa durante la presente semana, será posible
comprender, que el campo de acción normativo de la ley de violencia intrafamiliar,
se ciñe básicamente al ámbito civil —conjugando para ello las normas que
sustentan el procedimiento de familia— como asimismo al ámbito penal, mirado
esto último, como el ámbito sancionatorio de última ratio, o residual, que el
legislador ha pretendido para sancionar, como recurso final, aquellas conductas
configurativas de delito intrafamiliar.

La sola regulación civil no resulta suficiente, ni la sola regulación penal idónea, por
sí misma, para proceder a entender la verdadera ontología de dicho cuerpo
normativo. Por cierto, probablemente frente a un conflicto aislado, el juez de
familia tendrá, dentro de su potestad, la facultad para velar por intereses
suprajurídicos con el fin de mantener la armonía al interior del seno del grupo
familiar, protegiendo generalmente a la víctima, estableciendo un régimen de
prohibición ambulatorio para el victimario, velando, además, por otros intereses
que en su esencia, suponen la prevalencia del interés del menor por sobre el de
los padres, etc. Esta diversidad de cobertura proteccional y que va desde lo
económico hasta, inclusive, la protección de la afección emocional soslayada,
tiene su umbral y cortapisa, al momento de sancionar incluso, con penas privativas
de libertad, la conducta del ofensor hacia la o los ofendidos por los actos que
configuran un delito, quedando reservada esa esfera de acción al juez de garantía
y al tribunal oral en lo penal.

Resta entender a los partícipes de la violencia propiamente tal, a los ofensores y a


los ofendidos; a las víctimas y a los victimarios, cuestión que resulta de la
relevancia prioritaria para los fines de este curso, toda vez que, siendo el derecho

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en sí mismo y sus normas de aplicación subsidiaria, de mayor forma, lo son sus


actores. Sujetos pasivos y sujetos activos interrelacionados por la relación no solo
filial, sino causal de esta conducta tan sui géneris.

Conceptualización jurídica de la Violencia Intrafamiliar

La Ley 20.066 versa sobre los conflictos inclusivos y constitutivos de violencia, que
pueden existir al interior del seno familiar, toda vez que, tal como señala el Artículo
5º de dicho cuerpo normativo y según se podrá apreciar, el legislador se ha
encaminado a pretender una definición de los actos que forman en su conjunto la
llamada violencia intrafamiliar, definiéndola:

Será constitutivo de violencia intrafamiliar todo maltrato que afecte la vida o

la integridad física o psíquica de quien tenga o haya tenido la calidad de

cónyuge del ofensor o una relación de convivencia con él, o, sea pariente

por consanguinidad o por afinidad en toda la línea recta o en la colateral,

hasta el tercer grado inclusive, del ofensor o de su cónyuge o de su actual

conviviente.

Este artículo indica también que existe violencia intrafamiliar cuando la conducta
referida ocurra entre los padres del hijo común o bien recaiga sobre una persona
menor de edad o discapacitada que se encuentre bajo el cuidado o dependencia
de cualquiera de los integrantes del grupo familiar.

En virtud de lo anterior, se puede aseverar, que la Ley 20.066 tiene su ámbito de


aplicación respecto del maltrato psicológico y la violencia física, las que en esencia
pueden concretizarse en las siguientes formas:

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1) Violencia en la pareja

Esta violencia ocurre dentro de las diversas formas de familia que en la actualidad
se dan, ya sean que estén unidas o no por un vínculo matrimonial, siendo el
requisito fundamental que exista o bien hubiera existido un vínculo de convivencia,
es decir en aquellos casos que se generan relaciones interpersonales de carácter
voluntario, basadas en el afecto, amor y atracción mutua. En este ámbito, existen
diversas formas de abuso y agresiones hacia la pareja como las agresiones
psicológicas, económicas, físicas y/o sexuales que son cometidas por un miembro
de la pareja contra el otro, de lo que se desprende que tanto víctima como
victimario son sujetos calificados independiente de su género.

El ámbito de aplicación de la ley no se restringe a las relaciones heterosexuales,


sino que también incluye el maltrato y la violencia física que se produzca en las
parejas del mismo sexo, con la única exigencia, que exista o bien hubiere existido
una convivencia entre las partes. Así lo ha reconocido unánimemente la
jurisprudencia nacional y, a modo de ejemplo, uno de los primeros fallos dictados
en tal sentido, corresponde a la causa rol n° 373-2006 de la Corte de Apelaciones
de la Serena del 8 de enero de 2007, que expresa que el concepto de convivencia
incluye “en forma extensiva a aquel unido a otro en una relación homosexual, a
quien se considera además, como integrante del grupo familiar”.

La Convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia


contra la mujer “Convención de Belem do Pará” (1998), en su Artículo 2º, permite
ilustrar, respecto de las diversas formas que puede adoptar la violencia doméstica
normativa, que si bien se refiere a lo que se entiende por violencia contra la mujer,
su concepto no es restrictivo y puede darse también contra el hombre. Es así, que
la referida convención, identifica como violencia hacia la mujer, la agresión física y
sexual, hechos que en la legislación chilena son de competencia de los tribunales
de garantía y tribunales orales en lo penal, dependiendo de la relación de
causalidad entre la acción desplegada y el resultado o el daño producido en la
víctima, como asimismo sobre la agresión psicológica. En tal sentido expresa, que
esta puede darse dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier relación
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interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo


domicilio que la mujer.

En cuanto al ámbito civil, la violencia psicológica incluye diversas formas de abuso


de poder que tiende a mantener un determinado funcionamiento de la relación de
pareja, estableciéndose una relación jerarquizada y de sometimiento, en la que
uno ejerce poder sobre el otro, sintiéndose con el derecho de castigar y controlar
al otro. Este tipo de relación se normaliza en la familia, quien lo acepta como una
forma de vincularse, transformándose esta, en cíclica toda vez que la víctima
entiende el castigo como necesario y no tiene conciencia de la violencia que se
ejerce en su contra.

También en este ámbito, existen las denominadas violencias cruzadas, en las que
la relación de pareja se constituye en una constante lucha de poder respecto de
quien logra imponer sus condicionamientos al otro. En este tipo de violencia,
ambas partes están en igualdad de condiciones, pero existe un daño relacional, ya
que existe una dinámica de agresiones mutuas. De lo anterior, es indispensable
poder determinar en qué casos se está, frente a una relación disfuncional,
respecto de aquellos casos, en los que, efectivamente hay agresión psicológica al
interior de la pareja. Bajo esta misma línea argumentativa, nuevamente la
Convención de Belem do Pará, señala en sus artículos 4º y 6º , que toda mujer
tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los
derechos humanos y a las libertades consagradas por instrumentos regionales e
internacionales sobre derechos humanos, comprendiendo entre otros el derecho a
que se respete su vida, a la integridad física, psíquica y moral, el derecho a que se
respete su dignidad inherente a su persona y que se proteja a su familia, la
libertad para profesar una religión y mantener sus creencias propias dentro de la
ley. Más específicamente, indica el derecho a ser libre de toda discriminación, a
ser valorada y educada libre de patrones estereotipados de comportamiento y
prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o
subordinación. De esta forma, la violencia psicológica, ocurre cada vez que la
acción desplegada por el agresor provoque un menoscabo en la víctima, que le

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impida ejercer con plenitud sus derechos reconocidos en la Constitución, la ley y


los pactos internacionales suscritos por Chile y que se encuentren actualmente
vigentes, perjudicándola en su integridad psíquica y física.

Mirado lo anterior desde un prisma inverso, vale decir, en los casos en que la
supuesta víctima ha logrado mantener una posición de igualdad de poder frente a
su supuesto agresor, no es posible hablar derechamente de violencia intrafamiliar,
sino que del término disfuncional de una relación de pareja, en tal sentido la Corte
de Apelaciones de Coihaique, en la causa rol ingreso corte nº 139-2007 del 22 de
agosto del año 2007, señala que:

Las eventuales acciones de maltrato enmarcadas en los actos posteriores a

la vida de relación de pareja, y el inicio de una nueva relación de

convivencia por parte de la denunciada, no constituyen actos de violencia

intrafamiliar, por no existir un perjuicio o menoscabo en la integridad

psíquica de la persona denunciante.

En el ámbito penal, bajo el alero de la Ley 20.066, se incluyen como sancionables


criminalmente, aquellos hechos en los que exista una agresión física o bien
amenaza de parte de alguno de los miembros de la pareja hacia el otro. En estos
casos, la violencia intrafamiliar, es calificada por el resultado que genera, siendo a
este respecto el delito más ocurrente y usualmente objeto de detención y
consecuencial formalización de la investigación para su agresor, el delito lesiones
leves en contexto de violencia intrafamiliar, existiendo a este respecto una ficción
legal, que tiende a elevar las penas por este ilícito, ya que en virtud de lo previsto
y sancionado en el Artículo 5º de Ley 20.066 , que describe los actos constitutivos
de violencia , en relación a los artículos 494 nº 5 del Código Penal, que describe
los hechos que constituyen lesiones leves y el Artículo 399 del Código Penal, se
proceden por disposición expresa del legislador, considerando las lesiones leves
evidenciadas en la víctima y ocurridas en el ámbito de la ley, como “lesiones de
carácter menos graves en contexto de violencia intrafamiliar”, haciendo extensible

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además, las penas accesorias descritas en el Artículo 9º de la Ley 20.066. Sin


embargo, esta normativa no refleja la obligación internacional suscrita por Chile al
momento de suscribir la convención interamericana para prevenir, sancionar y
erradicar la violencia contra la mujer, ya que dicho instrumento, expresamente
considera como violencia contra la mujer y violencia doméstica los casos de
violación, abuso sexual, torturas, prostitución forzada, que pudieran darse al
interior del seno familiar o de convivencia.

Junto con lo anterior, la Ley 20.066 estableció una figura penal nueva, descrita en
su Artículo 14, referente al maltrato habitual, cuyo estudio, análisis y crítica, se
efectuará en un capítulo especialmente diseñado para tratar la problemática que
genera.

2) Violencia contra niños, niñas y adolescentes

Esta clase de violencia se encuadra dentro de la protección a los derechos de la


infancia y la adolescencia, incorporados en la Convención internacional de los
derechos del niño, pacto internacional suscrito por Chile y que se encuentra
actualmente vigente. El grupo de trabajo sobre maltrato infantil, Observatorio de la
Infancia del Ministerio del Trabajo y Asuntos Sociales de España (2006), definió el
maltrato infantil como:

Lo que se hace (acción), lo que se deja de hacer (omisión) o se realiza, en

forma inadecuada (negligencia), ocasionando al niño no solamente daño

físico, psicológico, emocional y social, sino que, considerándole persona

sujeta de derechos, incluyendo sus derechos y su bienestar y cuyos

autores pueden ser las personas (familiares o no) y las instituciones

administrativas (maltrato institucional).

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Esta forma de violencia, está estrechamente vinculada con el concepto de interés


superior del niño, principio rector del tratamiento legal a los niños, niñas y
adolescentes, que consiste en garantizar a estos, el ejercicio y satisfacción
efectiva de los derechos y garantías que surgen de su calidad de persona
humana, los que deben ser respetados en el ejercicio de la autoridad de los
padres, en las resoluciones judiciales que se adopten y en las medidas que tomen
los organismos públicos y privados al respecto.

El Javier Barrientos en su libro de derecho de familia, indica que el principio del


interés superior del niño tiene dos dimensiones una espiritual vinculada y
orientada a lograr el mayor desarrollo espiritual posible en el niño, niña y
adolescente y, por otro lado, una arista material, vinculada a la necesidad de
proveer de la mayor cantidad de bienes posibles para la realización de este grupo,
siempre orientado al bien común.

Este principio rector en el tratamiento legal a los niños, niñas y adolescentes , está
inserto en el Artículo 3º de la Convención internacional de los derechos del niño,
instrumento internacional ratificado por Chile y publicado en el Diario Oficial el 27
de septiembre de 1990, que en su inciso 1º del Artículo 19 señala que:

Los Estados partes adoptarán todas las medidas legislativas,

administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño

contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato

negligente, malos tratos o explotación, incluso el abuso sexual, mientras el

niño se encuentre bajo custodia de los padres, de un representante legal o

de cualquier persona que lo tenga a su cargo.

Consideraciones por las que el eje que determina la existencia de violencia


intrafamiliar contra un niño, niña o adolescente, lo constituye la existencia del
padre o madre o familiar, representante legal o cualquier persona que lo tenga a
su cargo, es decir que exista una dependencia del menor con el agresor, en

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términos tales que el sujeto activo en este tipo de violencia, ostente la posición de
garante respecto de la persona del niño, niña o adolescente bajo su cuidado, es
decir que el agresor tenga la obligación de impedir el resultado, en este caso de
un acto que cause perjuicios en la vida e integridad física y psíquica del niño, niña
o adolescente bajo su cuidado y dependencia, en virtud de determinados deberes
cuyo cumplimiento ha asumido o le incumben por expresa disposición legal, como
sucede entre los padres y sus hijos, por voluntad de las partes , o por razones de
su cargo u profesión. Esta circunstancia refuerza la idea, que en este tipo de
violencia se requiere de un sujeto activo, un responsable, calificado ya que solo la
persona que ostenta la calidad de garante puede ser autor de este tipo de
violencia.

En este tipo de violencia es menester señalar que su tratamiento, no solo implica


la sanción civil o penal, dependiendo de la acción u omisión desplegada por el
agresor, sino que además, deben adoptarse por los organismos competentes
todas las gestiones necesarias con el fin de resarcir el daño causado y adoptar por
medio de los tribunales de familia, las medidas de protección necesarias a favor
de las víctimas, por intermedio del procedimiento proteccional contemplado en los
artículos 68 a 80 bis de la Ley 19.968.

3) Violencia contra adultos mayores

No hay una definición ampliamente aceptada sobre el maltrato en el adulto mayor.


Se podría decir que “es todo maltrato que afecte a un hombre o mujer mayor de 60
años”, así lo ha dado a entender la propia Escuela de Medicina de la Pontifica
Universidad Católica de Chile a través de su Departamento de Geriatría, que este
grupo etario, por su vulnerabilidad, pueden ser víctimas de dramáticos episodios
de abuso.

El mismo estudio ha sido pertinente para definir los factores de riesgo que
favorecen la violencia hacia este grupo, los cuales sucintamente se pueden

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resumir en los siguientes antecedentes que hacen permeable la violencia dirigida


a dicho estrato poblacional:

 Soledad: este es un factor que les expone a mayor riesgo de maltrato, ya que
sienten que no tienen a quien recurrir ante algún problema.

 Ambiente económico: mientras más bajo, mayor riesgo de aprovechamiento


se observa.

 Nivel educativo bajo: entre más bajo más riesgo.

Genéricamente, la agresión física, se traduce hacia dichos sujetos en golpes,


zamarreos, bofetones, etc., mientras que el daño psicológico, se verifica a través
de insultos, amenazas e intimidación.

Abandono o negligencia como lo es no llevarlos a controles médicos, no darles


medicamentos o los insumos básicos, lo que vulnera su bienestar y derechos
básicos.

Maltrato económico o patrimonial es otra realidad, que va desde apropiación de


viviendas hasta del dinero o de otras pertenencias del adulto mayor.

Clasificación de los tipos de abuso, según la Escuela de Medicina de la


Pontificia Universidad Católica de Chile, a través de su Departamento de
Geriatría y el Plan Nacional de Acción para la prevención de la Violencia
Intrafamiliar en Chile de Septiembre de 2011 a Agosto de 2012:

 Físicas: es el uso de la fuerza física para coercionar no accidental. Es la forma


más obvia y fácil de definir, pero una de las menos comunes. Se pueden
apreciar por la existencia de heridas, golpes, bofetones, golpes con objetos
contundentes, etc. En general, se relaciona más con las características del
abusador y no tanto del abusado.

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 Verbal: depende en gran medida de las malas relaciones interpersonales


previas a la situación mórbida actual. Se asocia con depresión y ansiedad de
los cuidadores. Por ejemplo, la agresión verbal crónica, los insultos repetidos y
las amenazas.

 Psicológico: intimidación verbal, humillación y la infantilización del residente.


En general, ocurre junto a otras formas de abuso.

 Financiero: es la forma inapropiada o ilegal de usar el dinero, propiedades y


otras; es quizás la más común.

 Abandono: es la deprivación de las necesidades básicas de servicios como


comida, medicamentos, aseo personal, acceso a la salud y otras.

 Abuso sexual: sodomía, copulación oral, penetración de objetos extraños,


incesto, violación.

La violencia hacia los adultos mayores puede ser ejercida por miembros del grupo
familiar como cónyuge, hijos e inclusive nietos. También puede ser ejercida por
individuos externos a la familia y que pertenecen a una institución en la cual el
adulto mayor se encuentra inserto como una casa de reposo u hogar de adultos
mayores, en los cuales se han conocido casos públicamente de maltrato hacia
estos, sin embargo para efectos de este contenido, la violencia intrafamiliar debe
ser ejercida por algún miembro del grupo familiar respecto del cual exista algún
grado de dependencia de la víctima respecto del agresor.

De acuerdo a estudios realizados por el Servicio Nacional del Adulto Mayor


(Senama) las denuncias de agresiones a adultos mayores aumentaron en un
132% entre el 2010 y el 2011 y durante el 2012 fueron 334 individuos mayores de
60 años los que ya han manifestado ser víctimas de algún tipo de violencia.

Es importante destacar que la población de adultos mayores en Chile va en


aumento, debido al incremento en la esperanza y calidad de vida debido a los
avances científicos y tecnológicos, por lo que se requiere erradicar malas prácticas

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que deterioran la integridad física y psicológica de los mayores, por lo que se


requiere un trabajo en conjunto.

Dado lo anterior, es necesario hacer una modificación más profunda a la Ley de


Violencia Intrafamiliar, que si bien el año 2010 sufrió una modificación que incluyó
el maltrato a la tercera edad, aún no es suficiente para terminar con los distintos
tipos de maltrato del cual es víctima este grupo.

4) Maltrato a personas discapacitadas

De acuerdo a la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad


de New York (2006), ratificada en Chile el 30 de marzo de 2007, señala en su
inciso 2º, Artículo 1º:

Las personas con discapacidad incluyen aquellas que tengan deficiencias

físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al

interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y

efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás.

Por su parte el Artículo 13 del referido instrumento internacional expresa que los
Estados partes deben asegurar que las personas con discapacidad disfruten del
derecho a la libertad y seguridad, a su vez el Artículo 17 dispone que los Estados
partes deben proteger la integridad física y mental de las personas discapacitadas,
garantizar que no sean sometidas a torturas, a tratos o penas crueles, inhumanas
o degradantes o a castigos y prohibir los experimentos médicos o científicos sin el
consentimiento de personas interesadas, en su Artículo 16 dispone la obligación
de los Estados miembros para garantizar a las personas discapacitadas, no ser
explotado o sometidas a violencia o abusos. En casos de abusos los Estados
deben promover la rehabilitación física o psicológica e investigar el abuso.

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De esta forma, si la persona discapacitada es un niño, niña o adolescente, debe


optarse por las normas que regulan la protección de la infancia, lo mismo si el
discapacitado es un adulto mayor. En el caso de que la víctima sea una persona
que no encaja en los grupos anteriores, se debe determinar que esta tenga una
relación de dependencia con el agresor, pudiendo adoptar la violencia ejercida en
su contra las mismas formas que aquella que puede ejercerse contra un adulto
mayor.

Conclusión

No basta con entender el concepto de víctima y reducirlo solo al grupo familiar


directo del ofensor. Quienes son sujetos de protección legislativa, alcanzan el
estándar común de ser justamente los más desvalidos frente al actuar de quien
ostenta una posición predominante en el contexto de la relación de familia.
Tradicionalmente lo será el padre, el cónyuge, el proveedor, ante su hijo o su hija,
ante su cónyuge o pareja, frente a su padre o su madre senil, lo que se vincula y
asocia asimismo a una posición prevalentemente económica por sobre el resto de
los componentes del grupo familiar, sin perjuicio de sus rasgos de personalidad
que le tornan e invisten en su calidad de victimario. Bajo ese escenario es posible
colegir que más allá de las diferencias etarias, son las propias condicionantes
económicas y de género las que encauzan la actuación de quien genéricamente
adquiere el rol del agresor, salvo las excepciones que en un reducido porcentaje
mutan los roles de víctima y de victimario.

12
Lea esto primero. UNIACC, semana 2

Referencias bibliográficas

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Interés de la familia e interés Superior del niño, niña o adolescente.

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Enable, Naciones Unidas. (2006). Convención sobre los derechos de las

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oficial el 30 de agosto de 2004. Ministerio de Justicia. Gobierno de

Chile. Disponible en:

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Ley 20.066. (2005). Establece ley de violencia intrafamiliar. Publicada en el

Diario Oficial el 7 de octubre de 2005. Ministerio de Justicia.

Gobierno de Chile. Disponible en: http://bcn.cl/pl5

13
Lea esto primero. UNIACC, semana 2

Ministerio del Trabajo y Asuntos Sociales de España. (2006, octubre).

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Recuperado el 04 de Octubre de 2013, de

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Oficina de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos

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mayor. Escuela de Medicina. Disponible en:

http://escuela.med.puc.cl/publ/manualgeriatria/PDF/AbusoMaltrato.pd

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Lea esto primero. UNIACC, semana 2

Servicio Nacional de la Mujer, Sernam. (2011). Plan nacional de acción

para la prevención de la violencia intrafamiliar en Chile. Unidad de

Prevención Violencia Intrafamiliar – Programa Chile Acoge.

Disponible en: http://www.sernam.cl/descargas/plan_nacional_vif.pdf

Si usted desea referenciar este documento, considere:

UNIACC (2013). Ámbito de aplicación de la ley de violencia intrafamiliar y sujetos

procesales insertos en ella. Violencia Intrafamiliar. Lea esto primero (Semana

2).

15
SEMANA 3

Violencia Intrafamiliar
Lea esto primero. UNIACC, semana 3

FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS A LA PROBLEMÁTICA DE VIOLENCIA


INTRAFAMILIAR. LA TRANSVERSALIDAD DE LA RELACIÓN CAUSAL COMO
CONFLICTO DE RELEVANCIA JURÍDICA

Introducción

Una adecuada identificación temprana de los factores de riesgo asociados a la


violencia intrafamiliar, resulta fundamental para la labor de prevención de la misma
y la consecuencial resocialización o tratamiento del victimario, toda vez que la
violencia intrafamiliar, según ya se ha desarrollado y explicado, conforma un
fenómeno transversal, que requiere diversos abordajes psicosociales, siendo
estos, tan amplios que pueden ir desde una educación exhaustiva, hasta la
utilización de tratamientos médicos específicos de control de impulsos,
desintoxicación de alcohol o drogas, pasando, asimismo por el establecimiento de
medidas cautelares de protección a favor de las víctimas, como la salida inmediata
del presunto ofensor y la prohibición de acercamiento al afectada(o), todo lo cual
debe, por cierto, ir acompañado de un adecuado tratamiento psicológico de
reparación hacia sus personas.

Antecedentes

La legislación en el Artículo 7º de la Ley 20.066, identifica los factores de riesgo


asociados a esta problemática, facultando al tribunal competente a adoptar las
medidas de protección o cautelares que correspondan con el solo mérito de la
denuncia, cuando exista una situación de riesgo inminente para una o más
personas de sufrir un maltrato o agresión constitutiva de violencia intrafamiliar,
obligando al tribunal a velar por la seguridad de la víctima especialmente en
aquellos casos en que esta esté embarazada o bien se trate de una persona
discapacitada o con alguna otra condición que la haga vulnerable, por ejemplo,

1
Lea esto primero. UNIACC, semana 3

que dicha persona posea una precaria situación económica u ostente una
enfermedad o patología que le limite en su cotidiano vivir.

Esta normativa presume que existe una situación de riesgo inminente en los
siguientes casos:

1) Cuando haya precedido intimidación de causar daño por parte del


ofensor. En este caso la correspondencia cabe hacerla en relación al ilícito de
amenazas no condicionales, previsto y sancionado en el Artículo 296 nº 3 del
Código Penal en relación al Artículo 5º de la Ley 20.066. Sobre este punto se
requiere que las amenazas proferidas o actos intimidatorios realizados sean
reales, serios y verosímiles en términos de causar en la víctima un justo temor
de verse expuesta a un daño real e inminente en su integridad física o psíquica,
o en sus bienes o en su familia. Asimismo, para este caso, la particularidad de
las amenazas, consiste en que estas pueden recaer sobre bienes jurídicos
protegidos por la ley, que son tan amplios como la vida, la integridad física, la
libertad, la integridad moral, la libertad sexual, la intimidad, el honor y el
patrimonio del amenazado, ello, en atención a los diversos tipos de violencia
intrafamiliar en que puede verse expuesta la víctima, que puede ser de carácter
físico, psicológico, económico y sexual.

2) Cuando el presunto ofensor se encuentre inmerso en las siguientes


circunstancias:

a) Drogadicción. Patología que puede ser definida como una enfermedad por
el uso abusivo de cualquier tipo de sustancia estupefaciente, que no esté
vinculada a un tratamiento médico próximo en el tiempo, que produzca
dependencia física y emocional, generando un daño orgánico en quien la
consume al extremo de generar graves alteraciones a la conciencia y a la
personalidad. Las personas inmersas en esta realidad se constituyen en un
riesgo para quienes viven con ellos, toda vez que sus estados anímicos son
muy cambiantes y pueden ejercer fácilmente violencia hacia quienes los
rodean, violencia que puede ser de diversos tipos.

2
Lea esto primero. UNIACC, semana 3

b) Alcoholismo. También considerado una enfermedad, consiste en la


dependencia de una droga legal como el alcohol, pero que, además, genera
dependencia física y orgánica. Las personas que padecen esta condición se
constituyen en un factor de riesgo para quienes viven diariamente con ellos
dado que cuando se encuentran en estado de ebriedad, pueden tener
conductas muy agresivas hacia quienes los rodean, ya que en muchos casos
no controlan sus actos y no son conscientes de estos, pudiendo cometer
graves hechos de violencia intrafamiliar, que posteriormente no recuerdan
cuando recuperan la conciencia.

c) Una o más denuncias por violencia intrafamiliar previas. Con respecto a


este punto, es importante tener en consideración que cuando se hace una
denuncia vinculada a la ley de violencia intrafamiliar, resulta menester revisar
tanto en el sistema de familia como en el de la Fiscalía y el de los tribunales
de garantía, si las partes tienen consigo otras causas de violencia
intrafamiliar; antecedentes que, para el caso que los hubiere, constituirían un
factor de riesgo importante a ponderar, ya que la violencia podría ser
entendida como habitual, dando en estricto rigor origen al ilícito especial
contemplado en el Artículo 14 de la Ley 20.066 sobre maltrato habitual de
carácter psicológico, debiéndose adoptar medidas cautelares en favor de la
víctima con el fin de asegurar su protección, ya que se estaría eventualmente
frente al ciclo de la violencia.

Sobre este punto, es indispensable tener presente lo que el doctor Jorge


Barudy indicaba en sus publicaciones en los años 1992 y 1993, en las cuales
expresaba que la base de los sistemas abusivos, en los que la violencia
constituye un abuso de poder de parte del victimario, se sustenta en el
secreto, es decir, en el silenciamiento de la víctima, circunstancia que
permite que el sistema se perpetúe, sin que terceros puedan intervenir para
romper el círculo más abusivo. Es en este contexto, que el registro de las
denuncias previas juega un papel principal al momento de poder calificar la

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Lea esto primero. UNIACC, semana 3

existencia o no de violencia como, asimismo, del grado de riesgo que


enfrenta la víctima, facultando a los actores sociales a intervenir con el fin de
romper ese pacto de silencio en la relación disfuncional existente entre
víctima y victimario, facultad que la ley reconoce expresamente en su Artículo
2º, imponiendo al Estado el deber de adoptar las medidas conducentes para
garantizar la vida, la integridad personal y la seguridad de los miembros de la
familia, precepto legal acorde con lo previsto en la Convención
interamericana para prevenir y erradicar la violencia contra la mujer
“Convención Belem Do Pará” normativa que se encuentra ratificada por Chile
e incorporada a su derecho interno.

d) Condenas previas por violencia intrafamiliar. A este respecto es


necesario distinguir en relación a si las condenas previas, fueron dictadas en
el marco de un procedimiento tramitado ante los tribunales de familia y que
tienen su origen en violencia psicológica o económica, o bien se trata de
condenas dictadas por los delitos de lesiones o amenazas en contexto de
violencia intrafamiliar pronunciadas por algún Tribunal de Garantía o Tribunal
de Juicio Oral en lo Penal. En ambos casos estos antecedentes son
gravitantes para poder establecer medidas cautelares a favor de las víctimas,
ya que en la praxis, en innumerables ocasiones la víctima es la misma en los
procesos previos y si la sanción es civil, se está en condiciones semejantes
que ante el factor de riesgo anteriormente visto, vale decir, la reiteración de
la conducta , ahora ya objeto de sancionamiento pretérito, permitiría entender
la concurrencia del ilícito especial contemplado en el Artículo 14 de la Ley
20.066, referido al delito de maltrato habitual psicológico, para lo cual se
deben considerar el número de actos que constituyan maltrato psicológico
aisladamente y que resulten acreditados, junto con la proximidad temporal de
los mismos como, asimismo, los actos que hayan sido materia de un
procedimiento judicial.

En otro orden de ideas, en específico en materia penal, el Artículo 140 letra


C del Código Procesal Penal, en su contenido normativo, al tratar respecto

4
Lea esto primero. UNIACC, semana 3

de las causales objetivas para imponer la medida cautelar de prisión


preventiva y que, además, sirve de base para decretar medidas cautelares
de menor intensidad, tendientes a garantizar la seguridad de la víctima, el
éxito de la investigación o bien garantizar la presencia del encartado a los
actos del procedimiento, considera como uno de sus fundamentos, el hecho
de haber sido este, condenado previamente por delitos de la misma especie,
en este caso sobre la misma materia, lo que resulta ser un factor
determinante, para evaluar situaciones en las que pudiera existir peligro para
la seguridad de la víctima, lo anterior bajo la lógica de lo transversal y cíclico
que es el fenómeno de la violencia intrafamiliar y al hecho de que, a pesar de
haberse dado beneficios alternativos al cumplimiento de la pena corporal
impuesta o haberse decretado medidas accesorias especiales contempladas
en el Artículo 9º de la Ley 20.066, estas han sido ineficaces al momento de
disuadir el actuar del victimario.

Conjuntamente con lo anterior el Artículo 12 nº 16 del Código Penal,


establece como circunstancia agravante de la responsabilidad, el hecho de
ser el procesado, reincidente en delitos de la misma especie, circunstancia
que debe ser considerada al momento de imponer la sentencia condenatoria
contra este.

e) Procesos pendientes o condenas previas por crimen o simple delito


contra las personas o alguno de los delitos establecidos en los párrafos
5º y 6º del título VII del libro segundo del Código Penal o por infracción
a la Ley 17.798. A este respecto la ley claramente considera como un factor
inminente de riesgo el hecho de que el victimario ya sea de violencia
psicológica o física, registre en su extracto de filiación y antecedentes
procesos pendientes o condenas previas por crimen, entendiendo por tales
aquellos delitos que sean sancionados con penas que superen los cinco
años y un día de privación de libertad, como el homicidio calificado, el robo
con intimidación, el tráfico ilícito de drogas entre otros o bien, simples delitos
como aquellos que tengan una sanción penal inferior a cinco años, entre

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Lea esto primero. UNIACC, semana 3

otros, la infracción a la ley de control de armas, el porte y tenencia de armas


de fuego en forma ilícita, municiones etc. y los delitos contemplados en el
título VII del Código Penal referente a los crímenes y delitos contra el orden
de las familias, contra la moralidad pública y contra la integridad sexual, en
especial los delitos del párrafo 5º, es decir el ilícito de violación tratado en los
artículos 361 y siguientes del Código Penal, los del párrafo 6º, tratados a
propósito de los delitos de estupro, sodomía, y regulados en los artículos
363 y siguientes del Código Penal, cuya víctima fuere persona menor de 18
años, abuso sexual, el que participare en la producción de material
pornográfico, promoviere o facilitare la prostitución de menores de edad y,
por último, la persona que obtuviere a cambio de dinero, servicios sexuales
por parte de personas mayores de 14 años, pero menores de 18 años, sin
que medien las condiciones descritas en los delitos de violación o estupro,
todos estos; ilícitos previstos y sancionados en los artículos 361 al 367 del
Código Penal.

En todos estos casos, es posible encontrarse, ante circunstancias objetivas


contempladas en el Artículo 140 en su letra C, del Código Procesal Penal,
para determinar entonces, que la libertad de una persona puede ser
considerada un peligro para la seguridad de la sociedad o de las víctimas y
servir de base para la adopción de medidas cautelares, tendientes a
garantizar la seguridad de la(s) misma(s), dado que la ley se coloca
nuevamente en la hipótesis de la existencia de un claro peligro de reiteración
de ilícitos por parte de los victimarios y al hecho de que las medidas de
resocialización o bien, incluso el cumplimiento de sanciones penales previas,
no han sido eficaces al momento de disuadir al agresor en su actuar,
motivaciones que deben ser razonablemente analizadas por los actores, ya
sea del proceso civil o penal, para solicitar medidas cautelares apropiadas a
la autoridad judicial para garantizar la vida y la integridad física y psíquica de
la presunta víctima de violencia intrafamiliar, por lo menos durante la
tramitación del proceso judicial respectivo, objetivo primordial recogido en la
Ley 20.066.

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Lea esto primero. UNIACC, semana 3

f) Antecedentes psiquiátricos o psicológicos que denoten características


de personalidad violenta. Este factor de riesgo no es tan evidente como en
el caso de los factores que ya se han analizado precedentemente, sin
embargo, en sí mismo, este es un factor determinante en la ocurrencia de
actos de maltrato físico o psicológico constitutivos de violencia intrafamiliar,
ya que versa respecto de enfermedades del área de la salud mental, que en
determinadas circunstancias pueden aflorar, provocando comportamientos
violentos que pueden poner potencialmente en peligro la vida del cónyuge o
pareja o bien a las personas que componen el grupo familiar.

Este factor requiere de la experticia de un profesional idóneo del área de


salud mental, que en primer lugar, pueda detectar la existencia de elementos
que den cuenta de personalidades violentas, descontrol de impulsos, poca o
nula tolerancia a la frustración o bien enfermedades orgánicas de base, que
afecten de manera determinante el comportamiento de la persona, como la
esquizofrenia, las paranoias, trastornos de la personalidad (bipolaridad) entre
otras.

Si bien es cierto este es un alto factor de riesgo en materia civil , tratándose


de violencia psicológica ante tribunales de familia, en la praxis cuando se
denuncia a una persona, a la que una vez efectuada las pericias
correspondientes, presenta características propias de un trastorno de salud
mental, la actividad del tribunal se orienta a incluir a dicho actor a la red de
salud pública o privada correspondiente, que le brinde el tratamiento médico
y farmacológico adecuado para cada patología y su posterior seguimiento,
siempre considerando los hechos que motivan la denuncia como un
problema de salud que involucra la seguridad de todo el grupo familiar.

Cabe recordar lo señalado por el doctor y Siquiatra Alfredo Pemjeam, (1989,


citado en Sernam, s. f. p. 19), al alero de lo señalado en el Abordaje
psicosocial y jurídico a las víctimas de violencia intrafamiliar.

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Lea esto primero. UNIACC, semana 3

El concepto de salud mental no se refiere solamente a la ausencia de

enfermedad, sino que a un completo bienestar en los dominios físicos,

mental y social. Implica la capacidad de los individuos para interactuar entre

sí, de modo de promover el bienestar subjetivo, el desarrollo de las propias

potencialidades y aquellas de la comunidad.

En materia penal la problemática de salud mental, tiene una doble visión, por una
parte es gravitante para la adopción de medidas de protección a favor de las
víctimas y, por otra, es considerada al momento de poner fin al proceso, ya que si
se determina que una persona cometió un ilícito con sus facultades mentales
perturbadas por alguna patología que le cause enajenación mental, el tribunal
llamado a resolver el conflicto, puede adoptar medidas de seguridad
expresamente contempladas en la ley, cuando la libertad de la persona resulta ser
un peligro para sí mismo y para terceros, en el caso contrario puede, ser
considerada como una circunstancia atenuante de responsabilidad penal,
requiriéndose, en ambos casos, de informes efectuados por profesionales idóneos
de algún servicio público como el Servicio Médico Legal.

En la actualidad, para la identificación de los factores de riegos antes descritos, el


Ministerio Público en conjunto con los tribunales de familia y de las policías,
desarrollaron una pauta de evaluación de riesgos, que aplican a la víctima al
momento en que estas denuncian un hecho que pudiera revestir las
características de ilícito o simple denuncia en contexto de violencia intrafamiliar,
consistente en un cuestionario abocado a identificar la existencia de las diversas
formas que puede adoptar la violencia intrafamiliar ya tratada anteriormente, pauta
que en el caso de la violencia psicológica, elaboran los propios miembros del
consejo técnico ante las denuncias efectuadas en sede policial y aquellas otras de
origen espontáneo, que se presentan directamente ante los tribunales de familia.
En el caso de Santiago, el Centro de Medidas Cautelares de esta ciudad,
corresponde al lugar donde se adoptan en forma inmediata medidas de
prevención y de naturaleza preventiva tendientes a facilitar el actuar de la víctima

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Lea esto primero. UNIACC, semana 3

e impedir generalmente el acercamiento del ofensor hacia esta, entretanto se


identifican con claridad los factores de riesgos mencionados.

En materia penal, por su parte, la Ley 20.066 establece una excepción a los
requisitos necesarios para adoptar una medida cautelar por parte de los
Tribunales de Garantía, ya que la ley faculta al tribunal para decretar una medida
cautelar sin el requisito previo de la formalización cuando existen antecedentes
que permiten su adopción, siendo necesariamente parte de la fundamentación de
dichos factores de riesgo, los que permiten adoptar la decisión más idónea e
inmediata ante la petición efectuada.

Conclusión

Como se puede apreciar, los factores de riesgo son múltiples y obedecen a


razones que van desde la genética primitiva del ser humano como a afecciones
del mundo posmoderno. Su trascendencia en la respectiva individualización de
este o de estos, radica en que, mientras anticipadamente se les reconozca,
individualice y determine, mayor probabilidad de respuesta jurídica eficaz habrá
por parte del Estado hacia quien sea su portador. Dicho de otro modo, no será lo
mismo como solución estatal, privar de libertad a una persona que presenta
consigo rasgos de esquizofrenia frente a otro sujeto que resulta ser “primerizo” o
que ostenta consigo un primer contacto criminógeno a consecuencia de un
arrebato que significó lesionar a su pareja o cónyuge.

No resulta aquello una quimera, sin embargo, resta y falta bastante por dar como
solución de país a este problema y que permita la identificación temprana de los
factores de riesgo implícitos en la persona del ofensor y consecuencialmente a
ello, una idónea respuesta.

¿Acaso no sería menor, tal vez, el número de femicidios si, tempranamente, se


hubiere identificado en los autores de dichos crímenes el factor de riesgo asociado
a su conducta y, de este modo, se hubiera previsto con antelación debida lo que

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Lea esto primero. UNIACC, semana 3

potencialmente arraigaba su conducta? El derecho no puede prever todas las


situaciones que en la praxis se alcancen a dar, no obstante ello, la posibilidad de
anticiparse a una conducta determinada o la posibilidad de centrar más recursos
en la evaluación diagnóstica, configura una laguna legal que debe ser cubierta con
precisión con el fin de cumplir con el objetivo de que el propio Estado se ha
propuesto en la dictación de sus leyes.

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Lea esto primero. UNIACC, semana 3

Referencias bibliográficas

Barudy, J. (1992). El dolor invisible de la infancia, una mirada eco sistémica del

maltrato infantil. Barcelona, España: Editorial Paidós Ibérica

Código Penal. (1874). Código Penal (texto no oficial). Publicada el 12 de

noviembre de 1874. Ministerio de Justicia. Gobierno de Chile. Disponible

en: http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=1984

Ley 17.798. (1972). Establece el control de armas. Publicada en el Diario Oficial el

21 de octubre de 1972. Ministerio de Defensa Nacional. Gobierno de Chile.

Disponible en: http://bcn.cl/19a37

Ley 19.696. (2000). Establece Código Procesal Penal. Publicada el 12 de octubre

de 2000. Ministerio de Justicia. Gobierno de Chile. Disponible en:

http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=176595

Ley 20.066. (2005). Establece ley de violencia intrafamiliar. Publicada en el Diario

Oficial el 7 de octubre de 2005. Ministerio de Justicia. Gobierno de Chile.

Disponible en: http://bcn.cl/pl5

Pemjean, A. (s.f.). Abordaje Sicosocial y jurídico a las víctimas de Violencia

Intrafamiliar (pp. 1 – 48). Recuperado el 8 de octubre de 2013, de

http://www.buentrato.cl/pdf/est_inv/violen/vp_abordaje.pdf

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Lea esto primero. UNIACC, semana 3

Servicio Nacional de la Mujer, Sernam (s. f.). Abordaje psicosocial y jurídico a las

víctimas de violencia intrafamiliar. Disponible en:

http://www.buentrato.cl/pdf/est_inv/violen/vp_abordaje.pdf

Si usted desea referenciar este documento, considere:

UNIACC (2013). Factores de riesgo asociados a la problemática de violencia

intrafamiliar. La transversalidad de la relación causal como conflicto de

relevancia jurídica. Violencia Intrafamiliar. Lea esto primero (Semana 3).

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SEMANA 4

Violencia Intrafamiliar
Lea esto primero. UNIACC, semana 4

EL RÉGIMEN CAUTELAR ANTE LOS ACTOS CONSTITUTIVOS DE


VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

Introducción

El régimen cautelar contemplado en la ley de violencia intrafamiliar, es muy


variado y tiene por objeto resguardar la vida e integridad física y psíquica de cada
uno de los miembros que componen el grupo familiar, ante los malos tratos
psicológicos o agresiones físicas, acaecidos en el seno de la familia. Resulta
entonces, indispensable para su concesión, la adecuada identificación de los
factores de riesgos a los que se expone una persona o bien un grupo familiar
determinado, circunstancia que denota a su turno, la trascendencia y relevancia
que importa, para los tribunales de familia y garantía, contar con profesionales
expertos en la materia, ya que un adecuado régimen cautelar impuesto, en
muchos casos, puede significar la diferencia entre la vida o la muerte de una
persona.

El régimen cautelar ante los actos constitutivos de violencia intrafamiliar,


duración del mismo

La Ley 20.066, dando cumplimiento a los artículos 7º y 8º de la Convención


interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer
“Convención De Belém Do Pará”, promulgada mediante Decreto 1.640 , establece
en su Artículo 9º en relación al Artículo 16 del mismo cuerpo legal, divergentes
sancionamientos accesorios a aquellos de carácter civil y penal contemplados en
la misma ley, cuya finalidad tiene como norte otorgar a las víctimas una idónea y
concreta protección frente a las características individuales de la violencia que
pudieren padecer y, en definitiva, instar por la prevención de nuevos actos de
maltratos configurativos de violencia intrafamiliar psicológicos o físicos.

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Lea esto primero. UNIACC, semana 4

Adicionalmente, la Ley 20.066 en su Artículo 15 permite a los tribunales con


competencia en lo penal propender a la adopción de medidas de naturaleza
cautelar que, en específico, contempla el propio Artículo 92 inserto en la Ley de
Tribunales de Familia, aun antes de la formalización, estableciendo en tal sentido
una excepción a lo previsto en el Código Procesal Penal, cuerpo legal que exige la
comunicación de cargos como requisito previo al debate de cualquier régimen
cautelar que se imponga a un imputado, cuestión que configura una excepción y
cuyo fundamento estriba nuevamente en la necesidad de dar cobertura
proteccional a la víctima de manera oportuna y eficaz, objetivo estrechamente
vinculado a lo que se ha estudiado en los capítulos precedentes, al momento de
tratar la determinación de los factores de riesgo existentes en cada caso.

Según el diccionario de la Real Academia Española, cautela implica “precaución y


reserva con que se procede”; vale decir es el cuidado que se determina al hacer
algo para prevenir posibles riesgos o para no ser notado. Al respecto, y en relación
a las medidas cautelares, María Inés Horvitz y Julián López (2002, pp. 343-345),
las definen como:

Aquellas medidas restrictivas o privativas de la libertad personal que puede


adoptar el tribunal en contra de un imputado en el proceso penal, con el objeto de
asegurar la realización de los fines penales del procedimiento, distinguiendo los
autores en medidas cautelares penales, que son aquellas que tienen por finalidad
dar garantía a la ejecución de la eventual sentencia condenatoria, esto es la
imposición misma de la pena; medidas cautelares civiles, que son aquellas que
tienden a asegurar desde su perspectiva civil un fallo condenatorio, consistiendo
aquello en el resarcimiento pecuniario ocasionado con el ilícito; medidas
cautelares personales entendiendo por tal aquellas que imponen restricciones a la
garantía constitucionalmente consagrada a la libertad ambulatoria de las
personas.

Por último, consignan, están las medidas cautelares reales, que son aquellas que
restringen y limitan la libre administración o disposición de los bienes del sujeto.

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Lea esto primero. UNIACC, semana 4

Si bien esta definición de medidas cautelares se refieren al ámbito penal, su


definición calza perfectamente con la voluntad del legislador plasmada en los
artículos 9º, 15 y 16 de la Ley 20.066 y en conformidad a lo normado en el propio
Artículo 92 de la Ley 19.968, ya que dichas directrices establecen claras
restricciones al derecho a la libertad personal como, asimismo, contemplan
medidas tendientes a garantizar herramientas mínimas de sostenimiento para las
víctimas y su entorno familiar directo como es, por ejemplo, la posibilidad del juez
de familia de imponer alimentos provisorios en favor de estas.

Las diversas medidas cautelares que contemplan las normativas legales


previamente singularizadas tienen por objeto, efectivizar por parte de las víctimas
el derecho a la tutela judicial, a la problemática que los aqueja, la cual comprende
el derecho de acceder a una resolución judicial motivada y suficiente, vale decir
entendible o legible a los ojos de la sociedad y, en específico, ante la visión de las
partes mismas del proceso y que debe sustentarse en razonamientos fundados en
lo jurídico y en lo fáctico, que traigan como consecuencia la decisión judicial o
sentencia, que debe orientarse hacia la protección de los bienes jurídicos que
pregona el constituyente y luego el legislador; esto es, la vida e integridad psíquica
y física de las víctimas y su grupo familiar como, asimismo, a la reparación del
daño causado, con los diversos tipos de violencia a la cual pudiera verse
expuesto, junto con la prevención de nuevos actos constitutivos de violencia
intrafamiliar.

I. Diversos regímenes establecidos como medidas de caución personal en la


sustanciación ante los juzgados de familia y de garantía

Con la entrada en vigencia de la Ley 19.968 sobre los tribunales de familia, se


estableció un procedimiento especial tendiente a la tramitación y fallo de los
diversos maltratos que pudieran constituir actos de violencia intrafamiliar de
carácter psicológico, contemplados en los artículos 81 al 101 del referido cuerpo
legal, posibilitando que la causa y consecuencial procedimiento se inicien a través
de demanda o por simple denuncia, vías que, si bien atañen a una pretensión
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Lea esto primero. UNIACC, semana 4

particular, pueden ser interpuestas no solo por la víctima, sino que también por su
grupo familiar más directo, incluyendo a sus ascendientes, descendientes o por las
personas que la tengan bajo su cuidado. Además, se permite denunciar a
cualquier persona que tome conocimiento directamente de los hechos, con la
única diferenciación consistente en que la denuncia efectuada por la víctima, de
modo personalísimo, le otorga a esta el carácter y la calidad en el proceso. Sobre
este punto, cabe recordar, que también existe la obligación de denunciar a las
personas que en virtud de su cargo, oficio o profesión, se encuentren en situación
de conocer de actos de violencia intrafamiliar, cuya omisión de denuncia tiene
aparejada una sanción penal, que reseña el Artículo 494 del Código Penal,
(profesores, doctores, enfermeras, funcionarios policiales, judiciales entre otros).

Además, esta normativa contempla en su Artículo 92 las diversas cautelas que


puede determinar un juez de familia, con los objetivos ya señalados de dar
cobertura proteccional a la víctima y a su entorno familiar directo y que van desde
una cobertura psíquica y física, adicionándose a ello la posibilidad de brindar
cautela a la integridad patrimonial y subsistencia económica, las que se entienden
limitadas temporalmente, ya que solo pueden otorgarse por un máximo de 180
días hábiles, siendo solo renovable dicho periodo de cautela, por una sola vez y
por igual tiempo, en la medida que a criterio del sentenciador exista fundamento
para ello, encontrándose este facultado para ampliarlas, limitarlas, modificarlas,
sustituirlas o dejarlas sin efecto de oficio a petición expresa en cualquier etapa
procesal atendido el carácter provisorio de toda medida cautelar.

Por lo anterior, las medidas cautelares son susceptibles de ser clasificadas en los
siguientes grupos:

 Medidas cautelares personales:

o Impedir al victimario u ofensor el acercamiento a la persona de la víctima y


vedar o restringir su permanencia en el hogar que comparten comúnmente y
en su domicilio, lugar de trabajo o de estudios, así como en cualquier otro
sitio en que la víctima permanezca, acuda o habitualmente visite. Para el

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caso en que ambos estudien o trabajen en el mismo lugar, el juez oficiará al


director del establecimiento o empleador según sea el caso, para que este
adopte las medidas necesarias de resguardo.

o Afianzar la entrega material de las especies personales de la víctima que


hubiere optado por no retornar al hogar común, haciendo abandono de él.

o En estos casos se debe oficiar a la Comisaría de Carabineros más cercana al


domicilio de la víctima y a aquella del lugar que fije como domicilio el
denunciado, con el fin de resguardar el cumplimiento de la imposición de
cautela.

o Establecer un régimen de cuidado provisorio y personal de los(as) niños(as)


y adolescentes de acuerdo a lo preceptuado en el Artículo 225 del Código
Civil, estableciendo a su turno, la modalidad a través de la cual se habrá de
mantener la relación regular y directa entre los hijos y sus progenitores. Esta
medida cautelar, al igual que la anterior, debe ostentar consigo
expresamente el plazo de vigencia y fundarse en antecedentes relevantes
vinculados a los riesgos para los niños, niñas y adolescentes de mantener
una vinculación con la madre o con el padre sindicado como agresor.
Asimismo esta medida, por su naturaleza, es temporal, debiendo en caso de
ser necesario y así requerirlo la víctima, iniciar la correspondiente demanda
de cuidado personal o relación directa y regular, cumpliendo con el trámite
obligatorio previo de la mediación obligatoria.

o Prohibición de tenencia y porte o incautación de todo tipo de arma de fuego.


De lo anterior, se dará cuenta si así correspondiere a la respectiva Dirección
General de Movilización o a la autoridad de la Comandancia de Guarnición o
Jefatura del Servicio correspondiente para los fines ulteriores de carácter
reglamentarios y legales que procedieren.

o Disposición de reserva de la identidad del tercero que ha efectuado la


denuncia.

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o Establecimiento de medidas proteccionales a favor de personas que se


encuentren afectadas por discapacidades físicas o incapacidades legales
(como por ejemplo la interdicción judicialmente declarada); como asimismo
aquellas a favor de adultos mayores. Para el caso de este último grupo de
personas, cuando aquellos se encuentren en situación de abandono el
tribunal podrá disponer incluso de la internación del afectado en alguno de
los hogares o instituciones reconocidos por la autoridad, entendiéndose
como situación de abandono la situación de desamparo que pueda afectar al
adulto senil que requiere de cuidados externos dependientes de otra
persona.

 Medidas cautelares para dar protección a niños(as) y jóvenes que hayan


sido víctimas de maltratos constitutivos de violencia intrafamiliar (Artículo
71 de la Ley 19.968):

o La entrega de los niños o adolescentes de modo inmediato a los progenitores


o a las personas que invistan legalmente su cuidado.

o La custodia y el cuidado de aquellos a determinadas familias o personas en


casos urgentes, debiendo el juez dar prioridad para la asunción de dicho
cuidado a los parientes consanguíneos y luego a otras personas de mayor
grado de confianza en el orden de prelación que establezca.

o La incorporación a centros de diagnóstico o a programas de familias de


residencia o acogida, por el plazo prudencial y que se estime como
indispensable. Bajo esta hipótesis y en caso que se decida la adopción de
dicha medida sin la asistencia del niño(a) o adolescente a la audiencia
pertinente ante el magistrado, la ley señala que deberá asegurarse que
aquella circunstancia ocurra a primera hora de la audiencia más próxima.

o La derivación y disposición de la comparecencia de niños(as), sus padres,


tutores o las personas que los tengan bajo su cuidado, a programas

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terapéuticos de apoyo, orientación y reparación a objeto de sanear las


situaciones críticas que pudieran devengarse.

o Suspensión del derecho de una o más personas a mantener contacto directo


y de carácter regular con el niño, niña o adolescente, independiente que
dicha vinculación haya sido alcanzada mediante resolución judicial o no.

o Prohibición y limitación de la presencialidad del victimario u ofensor al interior


del hogar.

o Prohibición y limitación de la asistencia del victimario u ofensor al lugar de


estudio del niño(a) o adolescente, como a cualquier otro lugar que estos
habitualmente concurran, permanezcan o asistan. Si se diere la circunstancia
que ofensor y ofendido asisten al mismo lugar o establecimiento, el juez
deberá adoptará los medios pertinentes para propender a velar por el
derecho de los menores.

o La disposición e internación en un recinto psiquiátrico hospitalario o de


técnica especializada de tratamiento, según sea el caso, cada vez que ello
resulte primordial e indispensable ante la amenaza de la vida e integridad de
la salud física y psicológica del causante de la agresión.

o La prohibición de salir del país para el (la) niño(a) o adolescente sujeto y


objeto de la protección.

 Medidas cautelares tendientes a garantizar la subsistencia económica e


integridad patrimonial de la víctima y su grupo familiar:

o Fijar alimentos provisorios. Esta facultad debe ejercerse en términos claros,


es decir, debe indicarse explícitamente las fechas en las que se concede y la
oportunidad de su expiración, dado que el derecho de alimentos, como una
manifestación del derecho de auxilio mutuo que existe entre los cónyuges
originado en su vínculo matrimonial y por la posición de garante respecto de

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los hijos comunes, requiere un juicio de lato conocimiento, centrado en la


correcta determinación de las necesidades de los alimentarios y el
cumplimiento de la mediación previa y obligatoria, generándose sobre este
punto diversas problemáticas asociadas al cumplimiento forzado de la
cautelar impuesta, mediante los apremios contemplados en la Ley 14.908,
sobre abandono de hogar y pago de pensión de alimentos, consistentes en
determinar las fechas en las que se ha hecho exigible y si ha mediado o no
alguna compensación.

o Dictaminar la prohibición de celebrar actos o contratos sobre bienes


determinados, para lo cual se deben efectuar las comunicaciones respectivas
ya sea al Conservador de Bienes Raíces o al Registro de Vehículos
Motorizados del Servicio de Registro Civil e Identificación, dependiendo si los
bienes sobre los que se decreta son inmuebles o bien si se trata de vehículos
motorizados, aunque en la praxis, en la generalidad de los casos estas
medidas se decretan respecto de los bienes inmuebles a la espera de la
tramitación de la correspondiente demanda de declaración de bien familiar,
por parte de las víctimas.

En materia penal, como ya fue indicado, el Artículo 15 de la Ley 20.066


contempla una excepción a los requisitos exigidos en el Código Procesal
Penal, ya que permite al juez de garantía decretar las medidas cautelares
contempladas en el Artículo 92 de la Ley 19.968, con algunas limitaciones
que es necesario graficar. En primer lugar, en atención a lo especializado de
la materia, el Tribunal de Garantía no podría decretar las medidas cautelares
de alimentos o alterar el cuidado personal o régimen comunicacional de los
niños, niñas y adolescentes, ya que para ello se requiere de una
especialización y, por sobre todo, haber escuchado la opinión de
profesionales expertos en temas de familia como lo son los consejeros
técnicos, para cado caso, existiendo, por tanto, una clara incompetencia para
pronunciarse en torno a dichas medidas cautelares, como así también en
relación a aquellas medidas contempladas en el Artículo 71 de la Ley 19.968,

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quedando exentas de dicha limitación aquellas disposiciones tendientes a


prohibir o limitar la presencia del ofensor en el hogar común, al lugar de
estudio así como a cualquier otro lugar donde los ofendidos permanezcan,
visiten o concurran habitualmente.

II. Parámetros de ponderación frente a una acción civil y otra de naturaleza


penal configurativa de violencia intrafamiliar

Tanto en materia penal como en la judicatura de familia se requiere de la


existencia de elementos que den cuenta de maltratos constitutivos de violencia
intrafamiliar, ya sea sancionados civil o penalmente, por lo que se debe contar con
elementos que permitan determinar al posible autor y, lo más importante, al
establecimiento de indicadores de la existencia de factores de riesgos, como
alcoholismo, drogadicción, existencia de condenas previas por crimen o simple
delito, etc. En suma, siempre se requiere de indicios serios, reales que permitan al
juez sustentar un razonamiento lógico que permita decretar una o más medidas de
protección, ya sean personales o reales, teniendo en cuenta que la justicia de
familia, por ser una judicatura más social, ostenta mayores facultades para
efectuar una intervención transversal en esta problemática, intervención que en
materia penal se ve limitada, ya que esta se debe circunscribir exclusivamente a
imponer las medidas que la ley faculta.

III. Incumplimiento de las medidas cautelares decretadas

El Artículo 10º de la Ley 20.066 establece que en caso de incumplimiento de las


medidas cautelares o accesorias decretadas, con excepción de aquella prevista en
la letra d del Artículo 9°, esto es la obligación de sometimiento del ofensor a un
tratamiento médico de control de impulsos o manejo de la ira, desintoxicación de
alcohol o drogas, el juez remitirá los antecedentes ante la Fiscalía para los fines
de lo previsto en el inciso 2º del Artículo 240 del Código de Procedimiento Civil,

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esto es denunciar la posible ocurrencia del delito de desacato. Sin perjuicio de lo


anterior, el juez respectivo puede imponer al infractor, como medida de apremio,
arresto hasta por 15 días.

Por otro lado, se obliga a los cuerpos policiales a detener a quien sea sorprendido
en quebrantamiento flagrante de las medidas mencionadas en el inciso 1º del
Artículo 240.

Finalmente cabe señalar que el delito de desacato se configura con la


desobediencia o incumplimiento a cualquier resolución judicial, decretada por un
tribunal de la república, cualquiera sea esta su naturaleza.

Conclusión

Ante la multiplicidad de medidas cautelares que se pueden decretar por parte del
tribunal competente tanto de familia como de garantía, se requiere de un
adecuado sistema de redes, ya sean sociales, familiares o institucionales, que
permitan la materialización de las medidas decretadas.

Por otra parte, el régimen cautelar chileno no contempla el apoyo psicológico que
debiera efectuarse gratis por parte del Estado a las víctimas, lo que podría incidir
considerablemente en la reiteración de malos tratos, sobre una misma pareja, por
lo que se considera una obligación pendiente de la legislación nacional, la
efectivización de los derechos de la víctima sobre esta materia.

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Referencias bibliográficas

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el 12 de noviembre de 1874. Ministerio de Justicia. Gobierno de Chile.

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11
Lea esto primero. UNIACC, semana 4

Ley 1552. (1902). Código de Procedimiento Civil (texto no oficial). Publicado en el

Diario Oficial el 30 de agosto d 1902. Ministerio de Justicia. Gobierno de

Chile. Disponible en http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=22740

Ley 20.066. (2005). Establece ley de violencia intrafamiliar. Publicada en el Diario

Oficial el 7 de octubre de 2005. Ministerio de Justicia. Gobierno de Chile.

Disponible en: http://bcn.cl/pl5

Organización de los Estados Americanos, OEA. (s. f.). Convención interamericana

para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer “Convención

De Belém Do Pará”. Departamento de Derecho Internacional. Washington

D.C. Disponible en: http://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/a-61.html

Si usted desea referenciar este documento, considere:

UNIACC (2013). El régimen cautelar ante los actos constitutivos de violencia

intrafamiliar. Violencia Intrafamiliar. Lea esto primero (Semana 4).

12
SEMANA 5

Violencia Intrafamiliar
Lea esto primero. UNIACC, semana 5

EL MALTRATO HABITUAL, REGULACIÓN LEGAL. FENÓMENO VINCULADO


AL DESISTIMIENTO DE LA VÍCTIMA EN LA DENUNCIA EFECTUADA POR
ACTOS CONSTITUTIVOS DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

Introducción

Ante la complejidad y transversalidad de la problemática asociada a la violencia


doméstica, el legislador, mediante la Ley 20.066, ha creado un delito especial,
destinado a prevenir y sancionar la comisión reiterada de malos tratamientos de
carácter psicológico, cometidos por uno de los integrantes de la familia en contra
de los otros miembros de la misma, normativa que es especialísima y sin
precedentes en el derecho interno, generando como se podrá apreciar a
continuación una serie de inconvenientes en su aplicación e interpretación por los
operadores del derecho penal (jueces, fiscales y defensores), ocasionadas por su
redacción y la duplicidad de tribunales a los que entrega la competencia y
calificación de la llamada violencia habitual, en las diversas etapas que contempla
la norma.

Regulación legal del ilícito de maltrato habitual

El Artículo 14 de la Ley 20.066, dispone que:

Delito de maltrato habitual. El ejercicio habitual de violencia física o

psíquica respecto de alguna de las personas referidas en el Artículo 5º de

esta ley, el cual se sancionará con la pena de presidio menor en su grado

mínimo, salvo que el hecho sea constitutivo de un delito de mayor

gravedad, caso en el cual se aplicará sólo la pena asignada por ley a este.

1
Lea esto primero. UNIACC, semana 5

Para apreciar la habitualidad, se atenderá al número de actos ejecutados, así


como a la proximidad temporal de los mismos, con independencia de que dicha
violencia se haya ejercido sobre la misma o diferente víctima. Para estos efectos,
no se considerarán los hechos anteriores respecto de los cuales haya recaído
sentencia penal, absolutoria o condenatoria.

Dable resulta señalar que el Ministerio Público solo podrá dar inicio a la
investigación por el delito tipificado en el inciso 1º, del ya citado artículo 14 de la
ley en comento, si el respectivo Juzgado de Familia le ha remitido los
antecedentes, en conformidad con lo dispuesto en el Artículo 90 de la Ley 19.968,
esto es: si de los antecedentes examinados en la audiencia de preparación de
juicio o en la audiencia de juicio propiamente tal, aparece que el denunciado o
demandado ha ejercido violencia en los términos establecidos en el Artículo 14 de
la Ley 20.066, caso en el cual, según reseña la norma, el tribunal remitirá los
antecedentes al Ministerio Público.

De esta forma, el delito que tipifica la Ley 20.066 es un delito que contempla los
siguientes elementos normativos del tipo penal:

1) Existencia de sujetos calificados, porque no cualquier persona puede ser


víctima o autor de este delito. Para ello, se requiere que entre el(la) afectado(a)
y el (la) mismo(a) victimario(a) exista un vínculo de matrimonio o una relación
de convivencia con él, o sea pariente por consanguinidad o por afinidad en toda
la línea recta o en la colateral hasta el tercer grado inclusive, del ofensor o de
su cónyuge o de su actual conviviente, estar unidos por un vínculo filial o que
recaiga sobre una persona menor de edad o discapacitada que se encuentre
bajo el cuidado o dependencia de cualquiera de los integrantes del grupo
familiar.

2) Este delito contempla una tramitación previa a la sede penal, por parte de un
Tribunal de Familia, es decir se requiere de la realización de una denuncia o
demanda que se tramite conforme al procedimiento especial contemplado para
las causas de violencia intrafamiliar en la Ley 19.968.

2
Lea esto primero. UNIACC, semana 5

3) Se requiere que la sede de familia, en la audiencia de preparación de juicio o


bien en la audiencia de juicio propiamente tal, califique de violencia psicológica
o física los hechos puestos en su conocimiento por las partes y, además,
determine la existencia de habitualidad en los mismos.

4) El Ministerio Público solo después de recepcionar los antecedentes remitidos


por el Tribunal de Familia respectivo, puede iniciar una investigación apropiada
y atingente a los hechos.

Estos requisitos generan mucha controversia, puesto que en el fondo, la figura del
juez natural competente para calificar jurídicamente los hechos es difusa,
pudiendo —y como en la práctica acontece— existir decisiones contradictorias
entre la sede de familia y los tribunales con competencia en lo penal, ya que la
calificación previa obliga al juez de familia a pronunciarse respecto del fondo del
asunto, es decir determina en, primer término, la existencia de maltratos
constitutivos de violencia intrafamiliar y establece que dichos actos ostentan la
característica de habitualidad entre víctima y victimario, para luego recién permitir
al Ministerio Público investigar los hechos denunciados e intentar acreditar la
existencia de los mismos ante otra sede, que es la penal. En este sentido, cabe
cuestionarse respecto si el órgano persecutor, utiliza los mismos medios de
prueba que aquellos ponderados ante el Juzgado de Familia, para ser rendidos en
la audiencia de juicio oral, en el caso de violencia psicológica.

Entretanto, para el caso de violencia física, la competencia cambia conforme el


ilícito denunciado en atención a la oportunidad en la cual se pronuncia el juez de
familia, ya que esta ponderación puede darse en la preparación del juicio, en que
antecedentes distintos a la declaración de la víctima o la opinión del Consejo
Técnico justifican su decisión. También aquello puede anteceder en la audiencia
de juicio, siendo necesario preguntarse si el juez puede pronunciarse, efectuando
un pronunciamiento completo respecto al fondo de lo debatido, requiriendo para
ello la realización del juicio completo o solo bastando con los antecedentes
indiciarios. Lo cual lleva a reflexionar si “tendrá sentido hacer un doble juicio
respecto de un mismo hecho”. En este punto, claramente no están bien
3
Lea esto primero. UNIACC, semana 5

delimitadas las competencias, pudiendo haberse indicado al momento de la


redacción de la norma, que la remisión de los antecedentes desde una sede a
otra, constituiría un mero requisito de procesabilidad de la acción interpuesta,
debiendo dejarse en todo momento el pronunciamiento de fondo al juez natural
que, en este caso, tratándose de un ilícito, corresponde única y exclusivamente a
los tribunales con competencia en lo criminal.

El eje central del ilícito está dado por la habitualidad en el maltrato. Al respecto, el
Artículo 14 de Ley 20.066 establece algunas directrices para apreciar esta
característica como es el número de actos ejecutados, así como la proximidad
temporal de los mismos, con independencia de que dicha violencia se haya
ejercido sobre una misma o diferente víctima. Para estos efectos, no se
considerarán los hechos anteriores respecto de los cuales haya recaído sentencia
penal, absolutoria o condenatoria.

Nuevamente la redacción de la ley es engorrosa, puesto que permitiría calificar de


habitual el maltrato ejercido por una persona en contra de otra víctima, pasando
de un derecho penal o sancionatorio de actos como el que rige en el sistema
procesal penal, donde prima la presunción de inocencia que debe ser desvirtuada
por el órgano persecutor, el Ministerio Público, de acuerdo a las probanzas que
logra reunir en la etapa investigativa a un escenario distinto, llamado derecho
penal de autor, que establece un claro perjuicio y predisposición hacia la persona
imputada, trayendo a colación antecedentes impertinentes a los actos ejecutados
en perjuicio de una víctima concreta.

Luego de aquello, indica el texto normativo, no se deben considerar los hechos


anteriores, respecto de los cuales haya recaído sentencia penal, absolutoria o
condenatoria. Este punto es interesante dado que claramente la intención del
legislador fue evitar que un mismo hecho se juzgue dos veces, sin embargo limita
los medios de prueba respecto de lo que pudiera sostenerse una construcción
argumentativa condenatoria, ya que impediría que el tribunal valore las condenas
previas de violencia intrafamiliar en sede penal.

4
Lea esto primero. UNIACC, semana 5

En este escenario cobra mucha importancia el concepto de maltrato habitual.


Myrna Villegas (2012, p. 281) define el delito de maltrato habitual como: “Todo
maltrato constitutivo de violencia física o psicológica acaecido en el seno de la
familia que se perpetre de manera habitual”. Es decir conceptualiza la figura como
el ejercicio reiterado de actos constitutivos de violencia intrafamiliar, existiendo, de
adoptarse dicha conceptualización, un gran problema de carácter probatorio, en
atención a las limitaciones que establece la propia ley al no permitir considerar
procesos penales previos y facultando dicha definición la posibilidad de tomar en
cuenta maltratos ejercidos a otras víctimas. Circunstancias que, en parte, se
pueden subsanar con la prueba testimonial y la prueba pericial que se recabe del
área de la salud mental, la cual debe pronunciarse en torno a la personalidad tanto
del victimario1 como de la víctima, para que se pueda determinar la forma en que
la violencia la ha afectado, con el fin de iniciar el respectivo proceso reparatorio,
tendiente a romper el círculo de la violencia y empoderar a esta en la defensa y
promoción de sus derechos.

Fenómeno vinculado al desistimiento de la víctima en la denuncia efectuada


por actos constitutivos de violencia intrafamiliar

En relación a esta problemática es menester hacer presente que una gran


proporción de los hechos que se denuncian como constitutivos de violencia
psicológica o física, no corresponden a la realidad y se configuran, a menudo, en
un medio idóneo para parentalizar a los hijos o para obtener o forzar el
cumplimiento de las obligaciones que nacen de las relaciones de familia como el
derecho de alimentos, entre otros.

Sin embargo, existe una gran cantidad de casos, en que la víctima simplemente,
no denuncia o bien denuncia y no aporta los antecedentes necesarios para

1
En el sentido de determinar si este posee alguna enfermedad de base orgánica o algún trastorno
que lo impulse a reaccionar en forma agresiva con un descontrol en el manejo de los impulsos o la
ira)

5
Lea esto primero. UNIACC, semana 5

esclarecer los actos constitutivos de violencia intrafamiliar, por estar inserta en lo


que los profesionales del área de la salud mental denominan como el ciclo de la
violencia.

En materia de familia, el desistimiento de la víctima solo tiene un efecto muy


limitado, procediendo únicamente en los casos en que el proceso se hubiere
iniciado por demanda o denuncia de un tercero y en aquellas situaciones en que el
juez de familia, durante la audiencia preparatoria y previo informe del Consejo
Técnico, ponga término al proceso por requerimiento expreso de la víctima, si su
voluntad fuere manifestada en forma libre y espontánea.

En los demás casos, sin perjuicio de que esta no colabore con el esclarecimiento
de los hechos, el desistimiento no tiene efecto alguno en relación al curso del
procedimiento, dado que tanto la convención para prevenir y erradicar la violencia
contra la mujer, como el Artículo 2º de la Ley 20.066 donde se establece la
obligación del Estado y de sus organismos de dar toda la protección necesaria con
el fin de resguardar la vida e integridad física y psíquica de las víctimas como,
asimismo, dar el debido resguardo al resto de los derechos fundamentales de las
víctimas que pudieran verse afectados.

En este orden de ideas, el Artículo 100 de la Ley 19.968 dispone que los
procedimientos especiales relativos a la violencia intrafamiliar regulados en dicha
normativa, solo pueden concluir por sentencia ejecutoriada o por intermedio de la
suspensión condicional de la dictación de la sentencia, para lo cual se requiere
que el denunciado o demandado reconozca los hechos sobre los que versa la
demanda o denuncia ante el tribunal y existan antecedentes que permitan
presumir fundadamente que no ejecutará actos similares en lo sucesivo. Para
estos fines prosigue la reseña de la norma, donde el juez podrá suspender
condicionalmente la dictación de la sentencia, imponiendo las siguientes
condiciones:

6
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a) Que se hayan establecido y aceptado por las partes obligaciones específicas y


determinadas respecto de sus relaciones de familia y aquellas de carácter
reparatorio a satisfacción de la víctima.

b) Que se haya adquirido por el demandado o denunciado, con el acuerdo de la


víctima, el compromiso de observancia de una o más de las medidas cautelares
previstas en esta ley, por un lapso no inferior a seis meses ni superior a un año.

De acuerdo con esto, en el Artículo 98 de la misma ley señala que en el caso de


transcurrido un año desde que se hubiese suspendido condicionalmente la
dictación de la sentencia, el denunciado o demandado ha dado cumplimiento
satisfactorio a las condiciones impuestas, el tribunal dictará una resolución,
declarando tal circunstancia y ordenará el archivo de los antecedentes, además de
disponer la omisión en el certificado respectivo de la inscripción practicada, según
lo dispuesto en el inciso final del Artículo 96, esto es, la inscripción en el registro
especial de violencia intrafamiliar. Por el contrario, en caso de incumplimiento del
denunciado o demandado, de las obligaciones acordadas en conformidad a la
letra a) del inciso 1º del Artículo 96, el juez dictará sentencia y, atendida su
naturaleza, decretará su ejecución.

En materia penal, ya sea que se trate de aquellas situaciones contempladas en el


Artículo 14 de la Ley 20.066, como de aquellos casos contemplados en el propio
Código Penal y que se den en el contexto de violencia intrafamiliar, referente a
aquellos delitos de acción penal pública, previa instancia particular, la renuncia o
desistimiento de la víctima no produce la extinción acción penal, por el contrario
extingue solo la acción penal privada y la acción civil derivada del ilícito, pudiendo
en este caso terminar el procedimiento a través de la forma natural de conclusión,
como lo es la sentencia condenatoria o absolutoria, como asimismo por vías
alternativas a la resolución de conflictos como lo es la suspensión condicional del
procedimiento, para lo cual se pueden imponer algunas de las condiciones
establecidas en el Artículo 9º de la Ley 20.066, con la única limitación que la ley
señala a este respecto cual es la imposibilidad de concluir el procedimiento penal ,
por intermedio de un acuerdo reparatorio.
7
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Conclusión

La figura penal descrita y sancionada en el Artículo 14 de la Ley 20.066,


correspondiente al maltrato habitual, ha generado muchas controversias entre los
operadores del derecho, dado que la interpretación respecto de la existencia o no
de maltratos psicológicos en carácter de habituales o asiduos, se entregó a dos
tribunales con competencias absolutamente disímiles la una con la otra, dándose
en muchas ocasiones decisiones judiciales contradictorias provenientes de la
confusión que genera la materia y que tuvo su origen en una pobre redacción del
legislador. Es así, que en la primera etapa de tramitación es el Tribunal de Familia
la sede judicial, establecida por la ley para calificar de habitual el maltrato
psicológico que pudiera estar viviendo una víctima, calificación para la cual no se
estableció ningún criterio, que permita a un tribunal encuadrar los hechos
denunciados en la hipótesis delictual tipificada en este ilícito, en especial en
aquellos casos en los que no han mediado denuncias ni menos condenas, por
hechos anteriores sancionados en la Ley 20.066. Por su parte, tampoco existe un
protocolo de entrevista que permita al consejero técnico evaluar los resultados de
las entrevistas que sostiene con las víctimas, con el fin de determinar la existencia
de habitualidad en el maltrato psicológico denunciando, quedando en la práctica
entregada la determinación de habitualidad a consideraciones de carácter
subjetivas, en las que, dada la flexibilidad que permite la ley en algunos casos, se
efectúan con la mera declaración de la víctima y sin la presentación de las
probanzas respectivas como lo que ocurre en multiplicidad de ocasiones en las
audiencias de preparación de juicio.

A su vez, la norma no dice nada respecto de las fechas en que pudieran haber
ocurrido los hechos, lo que lleva a cuestionar lo que se debe entender por la
expresión “próximo en el tiempo” que utiliza la ley, la cual debe circunscribirse
siempre a las reglas de la prescripción penal contempladas para simples delitos,
es decir, deben ser hechos acaecidos antes de los plazos de prescripción de
simples delitos, correspondiente al término de cinco años desde la ocurrencia del
acto constitutivo de delito.

8
Lea esto primero. UNIACC, semana 5

Referencias bibliográficas

Ley 19.968. (2004). Crea los tribunales de familia. Publicada por el Diario oficial el

30 de agosto de 2004. Ministerio de Justicia. Gobierno de Chile. Disponible

en: http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=229557

Ley 20.066. (2005). Establece ley de violencia intrafamiliar. Publicada en el Diario

Oficial el 7 de octubre de 2005. Ministerio de Justicia. Gobierno de Chile.

Disponible en: http://bcn.cl/pl5

Villegas, M. (2012). El delito de maltrato habitual en la Ley 20.066 a la luz del

derecho comparado. Política Criminal, vol. 7, nº 14. Disponible en:

http://www.scielo.cl/pdf/politcrim/v7n14/art02.pdf

Si usted desea referenciar este documento, considere:

UNIACC (2013). El maltrato habitual, regulación legal. Fenómeno vinculado al

desistimiento de la víctima en la denuncia efectuada por actos constitutivos

de violencia intrafamiliar. Violencia Intrafamiliar. Lea esto primero (Semana

5).

9
SEMANA 6

Violencia Intrafamiliar
Lea esto primero. UNIACC, semana 6

SANCIONES PRINCIPALES Y SANCIONES ACCESORIAS DE LA LEY DE


VIOLENCIA INTRAFAMILIAR, NATURALEZA JURÍDICA Y APLICACIÓN DE
LAS MISMAS. RÉGIMEN ADMINISTRATIVO ASOCIADO AL SENTENCIADO Y
DENUNCIADO POR VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

Introducción

El ordenamiento jurídico, entendiendo la transversalidad de la problemática


familiar, social y cultural en la cual se inserta la violencia doméstica, ha
establecido un régimen sancionatorio que ostenta la pequeña pretensión de ser
eficaz, en la protección de la integridad física y psíquica de las víctimas, para lo
cual contempla conjuntamente con la sanción principal, sanciones accesorias, las
que pueden y deben ser aplicadas tanto en materia de familia, como por los
tribunales con competencia en lo criminal.

Sanciones principales y sanciones accesorias de la ley de violencia


intrafamiliar

La Ley 20.066 estableció sanciones de diversa naturaleza jurídica ya sea que se


trate de maltratos constitutivos de violencia intrafamiliar de carácter psicológico, o
bien se trate de actos constitutivos de delitos contemplados en esta ley o
vinculados a esta, los que se castigan con una sanción principal y un régimen
accesorio común, cuyo objeto consiste en dar una adecuada protección a la
víctima, a partir de lo cual, para el caso de incumplimiento, se puede incurrir por el
ofensor, en un delito especial que es el delito de desacato.

Con el fin de efectuar un adecuado análisis del régimen sancionatorio, es


indispensable distinguir el ámbito civil o penal de la sanción impuesta.

1
Lea esto primero. UNIACC, semana 6

 En el ámbito civil: tratándose de los maltratos de carácter psicológicos


constitutivos de violencia intrafamiliar, sancionados por los tribunales de familia,
mediante el procedimiento especial creado en la Ley de Tribunales de Familia
—actualmente tramitados en la Región Metropolitana en el Centro de Medidas
Cautelares de los Tribunales de Familia de Santiago—se castigan con una pena
principal de multa a beneficio fiscal, que según la gravedad de los hechos
acaecidos, puede variar entre 0,5 y 15 UTM. Dineros que, mediante el gobierno
regional del domicilio del denunciante o demandante, se destina a los centros
de atención de víctimas de violencia intrafamiliar existentes en la región
respectiva y que sean de financiamiento público o privado. En estos casos, el
condenado debe acreditar el pago de la multa dentro de los cinco días
siguientes a la fecha de la notificación de la sentencia, a menos que el juez, por
motivos fundados, prorrogue dicho término hasta por 15 días.

En caso de incumplimiento de la sanción civil impuesta se deben remitir los


antecedentes al Ministerio Público con el fin de que dicho organismo investigue
la posible ocurrencia del delito de desacato, previsto y sancionado en el Artículo
240 del Código de Procedimiento Civil.

Conjuntamente con lo anterior, la ley contempla la obligación del condenado a


pagar a la víctima los desembolsos y perjuicios de carácter patrimonial que se
hubieren ocasionado con la ejecución del o los actos constitutivos de violencia
intrafamiliar objeto del juicio, incluida la reposición en dinero o en especies de
bienes dañados, destruidos o perdidos. Estos perjuicios serán determinados
prudencialmente por el juez.

 En el ámbito penal: la sanción principal a los actos que podrían constituir


maltratos en el contexto de violencia intrafamiliar, depende necesariamente del
tipo de delito en el cual se encuadre la conducta ejecutada por el imputado. Es
así que tratándose del delito de maltrato habitual descrito en el artículo 14 de la
Ley 20.066, dicha figura se castiga con presidio menor en su grado mínimo. Por
su parte, en el caso de las lesiones menos graves en contexto de violencia

2
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intrafamiliar, la sanción esta prevista en el Artículo 399 del Código Penal y


puede consistir en relegación o presidio menor en su grado mínimo o multas de
11 a 20 UTM.

La sanción por el delito de amenazas no condicionales, en el contexto de


violencia intrafamiliar, está contemplada en el Artículo 296 nº 3 del Código
Penal y puede aparejar la pena corporal de presidio menor en su grado mínimo
(61 a 540 días de privación de libertad).

Sobre este punto es indispensable señalar que las penas que contempla la ley
para sancionar estos delitos corresponden a penas consideradas en abstracto,
es decir están contempladas de acuerdo al marco regulatorio que establece la
ley para sancionar estos ilícitos, no obstante, para poder aplicar una condena
en concreto, al caso específico de que se trate, necesariamente se debe
conciliar la pena señalada de tipo penal, con las circunstancias modificatorias
de responsabilidad que reconoce la ley, ya sea para atenuar o para agravar una
conducta y que están descritas en los artículos 11 y 12 del Código Penal, en
conjunto con las directrices y las reglas para la determinación de la pena. Por
ejemplo, si una persona acusada de causar lesiones menos graves en contexto
de violencia intrafamiliar, que cuenta con la circunstancia atenuante de
irreprochable conducta anterior, declare atribuyéndose la responsabilidad en los
hechos, configurando a su respecto la minorante de colaboración sustancial al
esclarecimiento de los hechos y, con ello, manteniendo consigo dos atenuantes
y ninguna agravante, puede ser sancionado simplemente con una multa de 1/3
UTM. Circunstancia dada por la valoración que el juzgador debe efectuar
respecto del juego de las atenuantes y agravantes, como asimismo, luego de
ponderar la mayor o menor extensión del mal causado con la actividad
desarrollada, para la imposición de la pena.

De igual forma el juez penal debe señalar en su sentencia, la forma de


cumplimiento de la sentencia impuesta en el caso que imponga una pena
corporal, indicando expresamente en su fallo, si concede beneficios alternativos
al cumplimiento de la pena corporal, contemplados en la Ley 18.216, como la
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Lea esto primero. UNIACC, semana 6

remisión condicional de la pena, la reclusión nocturna o la libertad vigilada, cuyo


incumplimiento trae como sanción el cumplimiento efectivo de la pena corporal
impuesta. Además, en aquellos procedimientos en los que la sanción consista
en una pena pecuniaria (pena de multa), para el evento del incumplimiento en el
pago, esta se podrá sustituir por trabajos comunitarios si procediere o bien por
reclusión, regulándose aquella conversión, en un día por cada tercio de unidad
tributaria mensual a la cual ha sido sentenciado el infractor, sin que esta medida
pueda exceder al término de seis meses. Los dineros de esta multa van
directamente a beneficio fiscal y no quedan sujetos a su entrega al gobierno
regional, como acontece respecto de la sanción impuesta en sede de los
tribunales de familia.

Sanciones accesorias

En relación a las sanciones accesorias contempladas en la Ley 20.066, el


legislador, reconociendo la diversa naturaleza jurídica de las sanciones impuestas
ya sea en sede de los tribunales de familia, o bien en sede penal, contempló un
régimen sancionatorio, accesorio y especial, tendiente a dar una adecuada
protección a las víctimas y a prevenir la nueva ocurrencia de actos constitutivos de
violencia al interior del seno de la familia. Estas normas están contempladas en el
Artículo 9º la Ley 20.066, el que señala las siguientes medidas accesorias:

a) Obligación de abandonar el ofensor el hogar que comparte con la víctima.

Esta medida cautelar se adopta generalmente para detener los actos de


violencia, ya que generan un daño psicológico profundo en todo el grupo
familiar. Esta es una medida cautelar que el juez decreta cuando existen
antecedentes que dan cuenta que la víctima se encuentra en un nivel alto de
riesgo, en relación a su integridad física y psíquica, y con la finalidad de
proteger y prevenir nuevos actos constitutivos de violencia intrafamiliar.

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Lea esto primero. UNIACC, semana 6

b) Prohibición de acercarse a la víctima o a su domicilio, lugar de trabajo o


estudio, así como cualquier otro lugar al que esta concurra o visite
habitualmente. Si ambos estudian o trabajan en el mismo lugar, se oficiará
al empleador o director del establecimiento para que adopte las medidas
de resguardo necesarias.

Conjuntamente con la salida del hogar del ofensor, el juez puede decretar la
medida de prohibición al victimario de acercamiento a la víctima en cualquier
lugar que esta se encuentre, también con el objeto de otorgar protección a su
persona en casos complejos donde existe una calificación de riesgo alto,
restringiéndose de este modo la libertad ambulatoria del ofensor.

c) Prohibición de porte y tenencia y, en su caso, el comiso, de armas de


fuego. De ello se informará, según corresponda, a la Dirección General de
Movilización, a la Comandancia de Guarnición o al Director del Servicio
respectivo, para los fines legales y reglamentarios que correspondan.

Esta medida tiene por objeto minimizar los riesgos a las víctimas, ya que el
hecho de que el presunto ofensor mantenga armas en su poder, constituye un
factor de riesgo que pone en peligro la vida de la víctima.

d) La asistencia obligatoria a programas terapéuticos de orientación familiar.


Las instituciones que desarrollen dichos programas darán cuenta al
respectivo tribunal del tratamiento que deba seguir el agresor, de su inicio
y término.

El objetivo de esta medida, en casos puntuales, es proporcionar al sentenciado


las herramientas psicológicas y emocionales necesarias para que pueda volver
a vincularse con la víctima y su grupo familiar, de una mejor manera,
minimizando los riesgos de reiteración de actos constitutivos de violencia
intrafamiliar.

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Lea esto primero. UNIACC, semana 6

Para estos efectos el sentenciado puede ser derivado a efectuarse una terapia
de control de impulsos y manejo de la ira como asimismo en forma
independiente o conjunta un tratamiento de desintoxicación de alcohol o drogas.

Sobre este punto es necesario tener presente que si bien la víctima no está
obligada a someterse a tratamiento alguno, es imprescindible que esta pueda
igualmente asistir a programas de terapias reparadoras en relación al tipo de
violencia del cual ha sido objeto, fundamentalmente por la necesidad que pueda
existir de erradicarla del llamado círculo de violencia.

e) Obligación de presentarse regularmente ante la unidad policial que


determine el juez.

Esta es una medida de control tendiente a dar protección a la víctima y evitar


que el denunciado o imputado se sustraiga de los actos del procedimiento.
Ahora bien, cualquiera que sea el régimen accesorio y cautelar impuesto, tanto
en sede penal como en sede de tribunales de familia, el plazo por el cual se
imponen estas sanciones accesorias no puede ser inferior a seis meses ni
superior a dos años, de acuerdo al caso concreto, permitiéndose la prórroga de
estas, a petición de la víctima, si se mantienen los hechos que las justificaron,
como indica la norma.

En el caso del tratamiento psicológico este se encuentra supeditado a los


informes que emanen de la entidad de salud mental en la cual se efectúen,
permitiéndose la prórroga en casos calificados.

El cuestionamiento que surge entonces, a propósito de la renuencia por el


infractor a cumplir con el régimen accesorio especial, resulta ampliamente
debatido, sin embargo, siguiendo el criterio jurisprudencial mayoritario en este
sentido, se puede señalar con mediana certeza que el incumplimiento a las
sanciones accesorias que el tribunal pudiera imponer respecto de una
persona sancionada o condenada por actos constitutivos de violencia
intrafamiliar y que es consecuencia del incumplimiento de una resolución

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Lea esto primero. UNIACC, semana 6

judicial emanada por un tribunal, configura el delito de desacato previsto y


sancionado en el Artículo 240 del Código de Procedimiento Civil. Ilícito que
se castiga con presidio menor en su grado medio a máximo, es decir de 541
días a cinco años y que requiere el incumplimiento de una orden judicial de
cualquier naturaleza por parte de un tribunal, que se encuentre vigente y que
hubiera sido intimada previamente al autor, es decir que este conozca las
prohibiciones u obligaciones impuestas por el tribunal y que estando en
conocimiento de aquello las infrinja, contradiciendo lo ordenado por la autoridad
jurisdiccional.

Asimismo, en materia penal es importante tener en consideración que las


causas que versen sobre actos sancionados en esta ley pueden concluir
mediante la salida alternativa de suspensión condicional del procedimiento, en
los casos que la sentencia que pudiera imponerse no exceda la de tres años de
privación de libertad, resultando necesario para ello que el imputado no tenga
condenas previas y que no registre suspensiones condicionales vigentes,
pudiendo, en este caso, imponerse, además de las condiciones señaladas en
Artículo 238 del Código Procesal Penal, una o más condiciones contempladas
en el Artículo 9º de la Ley 20.066, por un plazo no inferior a uno ni superior a
tres años. Se reitera que, en caso de incumplimiento de las condiciones
asociadas a la salida alternativa de suspensión condicional, dicha conducta
renuente dará lugar a la posible ocurrencia del delito de desacato, debiendo
efectuarse las correspondientes denuncias por los organismos que tomen
conocimiento de tales hechos.

Registro condenatorio

Respecto de los actos constitutivos de violencia intrafamiliar, la Ley 20.066 creó un


sistema de registro especial en el Servicio de Registro Civil e Identificación de las
personas que hayan sido condenadas por sentencia ejecutoriada como autores de

7
Lea esto primero. UNIACC, semana 6

violencia intrafamiliar, así como de las demás resoluciones que la ley ordene
inscribir.

El tribunal, ejecutoriada la sentencia, deberá oficiar al Registro Civil,


individualizando al condenado y la sanción principal y las accesorias aplicadas por
el hecho de violencia intrafamiliar, con excepción de la prevista en la letra d) del
Artículo 9°, circunstancias que el mencionado servicio hará constar, además, en el
respectivo certificado de antecedentes. Este registro especial será puesto en
conocimiento del tribunal a solicitud de este en los casos regulados en la ley, el
cual debe ser consultado en casos de reiteración de actos de violencia
intrafamiliar, debiendo registrarse en aquel tanto las sanciones impuestas en sede
de familia y aquellas impuestas en sede penal.

Existe en la actualidad una gran discusión en materia de familia, en relación a si


es posible que un sentenciado pueda borrar o no sus antecedentes desde este
registro. Para estos efectos, se considera, tal como lo señala la historia de
constitución de la ley en relación al Artículo 104 del Código Penal, que la voluntad
del legislador en ningún caso es impedir que una persona pueda abstraerse de
esta suerte de estigma que le afecta. Bajo este escenario nada obstaculizaría para
proceder a la eliminación de dicha anotación especial si, para delitos incluso de
mayor envergadura, de mayor connotación social e incluso en que se ven
soslayados mayores bienes jurídicos, el propio legislador ha contemplado dicha
opción. Para ello, y tal como existe en materia penal, el Decreto Supremo 64
permite borrar definitivamente una o más anotaciones de dicho prontuario criminal,
lo que es posible entender que, con mayor razonabilidad, se puede acceder a la
eliminación del registro prontuarial especial por violencia intrafamiliar, siempre que
se conjuguen algunas de las siguientes condiciones que reseña el mismo Decreto
Supremo 64:

 Cuando se trate de personas condenadas por cuasidelito, simple delito o crimen


al que se le haya sancionado con multa o con pena corporal no superior a tres
años, siempre que esta sea su única anotación y hayan transcurrido a lo menos

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10 años de cumplida su condena, si es un crimen, o más de cinco años en los


casos restantes, siempre que se trate de la única anotación del prontuario.

 Cuando se trate de condenados menores de 18 años que hayan cumplido pena


de hasta 3 años, podrán eliminar la anotación inmediatamente de cumplida la
condena. Si la condena fue superior a 3 años, se eliminará después de
transcurridos 3 años y siempre que se trate de la única anotación.

Por lo que tratándose de una anotación de carácter administrativo dándose los


requisitos contemplados en el decreto ya singularizado debería permitirse la
eliminación de los antecedentes originados en sede de familia de este registro
especial sin mayor óbice.

Conclusión

Del análisis anterior se puede aseverar que el legislador nacional, dando


cumplimiento a los pactos internacionales ratificados por Chile e incorporados al
derecho interno, ha establecido un sistema sancionatorio compuesto por una pena
principal y por una pena accesoria, cuya única finalidad es la protección de la
víctima, sin embargo no incluye para dicho interviniente que, paradójicamente, es
su mayor fuente de ocupación. La inclusión obligatoria de esta en programas de
reparación o de rehabilitación del daño producido, en términos de que esta
adquiera o se rehaga de las herramientas necesarias para plantearse frente al
agresor, empoderada ahora de sus derechos, para de esta forma evitar la
consumación de nuevos maltratos constitutivos de violencia intrafamiliar. Por
tanto, resulta necesaria la adecuada reparación a las víctimas y no una mera
expectativa el pretender que su calidad de sujeto de protección lo sea desde una
perspectiva integral y no solo nominal, tarea que se entiende pendiente por parte
del legislador nacional.

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Referencias bibliográficas

JurisChile. (2006). Desacato del Artículo 240 del Código Procedimiento Civil (23

de mayo de 2003). Recuperado el 24 de septiembre de 2013 de:

http://jurischile.blogspot.com/2006/07/desacato-del-art-240-del-cpp-23-

mayo.html

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privativas o restrictivas de libertad y deroga disposiciones que señala.

Publicada en el Diario Oficial el 14 de mayo de 1983. Ministerio de Justicia.

Gobierno de Chile. Disponible en:

http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=29636

Ley 19.696 (texto no oficial). (2000). Establece Código Procesal Penal. Publicada

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Gobierno de Chile. Disponible en:

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Oficial el 7 de octubre de 2005. Ministerio de Justicia. Gobierno de Chile.

Disponible en: http://bcn.cl/pl5

Código Penal (texto no oficial). (1874). Código Penal. Publicado en el Diario Oficial

el 12 de noviembre de 1874. Ministerio de Justicia. Gobierno de Chile.

Disponible en: http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=1984

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Decreto 64. (1960). Reglamenta la eliminación de prontuarios penales, de

anotaciones, y el otorgamiento de certificados de antecedentes. Publicado en el

Diario Oficial el 27 de enero de 1960. Ministerio de Justicia. Gobierno de Chile.

Disponible en:

http://html.gendarmeria.gob.cl/doc/transparencia/ley20285/doc_2009/normativa/do

c/64.pdf

Si usted desea referenciar este documento, considere:

UNIACC (2013). Sanciones principales y sanciones accesorias de la ley de

violencia intrafamiliar, naturaleza jurídica y aplicación de las mismas.

Régimen administrativo asociado al sentenciado por violencia intrafamiliar.

Violencia Intrafamiliar. Lea esto primero (Semana 6).

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