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JUEGO DE TRONOS

El fenómeno de Juego de Tronos traspasa las páginas de la obra de George R.


Martin para entrar por la puerta grande de nuestras pantallas. Gracias al boca a
boca y a una gran campaña de marketing, gente ajena al fenómeno literario decidió
probar suerte y se encontró con un producto de calidad, apadrinado por la cadena
norteamericana HBO, donde David Benioff y D.B. Weiss, adaptan las novelas de la
saga. El Juego convence a la legión de fans de la saga literaria, a la vez que despoja
de prejuicios a los detractores de la fantasía épica.

Juego de tronos es la historia de la lucha


por un trono, el trono de hierro, forjado con las espadas de los enemigos vencidos.
Siete son los reinos de Poniente y muchas las casas que se disputarán la corona: los
herederos, los exiliados, los despojados y los actuales regentes.

Sobre la elección del reparto recayó prácticamente el peso de la «deuda» que


Martin tenía con sus lectores. La primera sorpresa fue la elección de los actores
que debían interpretar a Jon Nieve, ese personaje bastardo con el que la gran
mayoría de los lectores simpatiza, y a Meñique, un ser complejo y manipulador.
Debido a una fisonomía que distaba de lo descrito en las novelas, podían provocar
la desconfianza del lector más radical. Sin embargo, ambos actores parecen
sentirse bien representando a sus respectivos personajes y han asumido el reto que
supone cubrir dos de los roles más enigmáticos de la obra. Con Sean Bean (Ned
Stark) a la cabeza del reparto, el resto realiza una magnífica composición de sus
personajes. Brilla el de Tyrion Lannister (Peter Dinklage), que ganó el Globo de
Oro por este rol. El casting es una de las bazas del éxito de la serie.
A priori, la deuda con el lector parece saldada: la adaptación es fiel. A pesar de ello,
la transposición a la pantalla se permite ciertas licencias para casarla con el
entorno televisivo. Siendo el título de la saga literaria Canción de hielo y
fuego, y Juego de tronosel subtítulo de la primera novela, la serie adapta este
último para darle nombre a la totalidad del ciclo.

La acción de la primera temporada se condensa en diez episodios de


aproximadamente cincuenta minutos, pero el ritmo no se pierde con ello y produce
el mismo efecto adictivo que la novela.

El sello de la cadena HBO se percibe en el


tratamiento del sexo y la violencia: aparecen algunas escenas de alto contenido
sexual que no tienen lugar en la novela, mientras que la violencia se muestra y
parece golpear al espectador más sensiblero con impresionantes asaltos en pleno
bosque, batallas de infantería y animales despellejados. No olvidemos que se trata
de la misma cadena que acogió a Los Soprano y True Blood.

Con una grandilocuente puesta en escena, la serie traslada al espectador a los


parajes de los siete reinos. Los planos generales nos mostrarán unos escenarios
que asombran por su delicada estética. Lo digital confluye con el entorno natural
en armoniosos paisajes de una belleza que, en ocasiones, sobrecoge: El
muroimpacta, Desembarco del rey es opulento, Invernalia es hosco pero
acogedor, El valle de Arryn es peligroso y oscuro…

La cámara juega con los rostros de los personajes más malvados, mostrándonos su
posición jerárquica, a través de contundentes contrapicados, y los miedos y la
evolución de los personajes, en momentos decisivos, a través de impactantes
primeros planos, como los de Tyrion Lannister trasladando su pensamiento al
espectador o los de Daenerys Targaryen, cuyo bello rostro transmite la evolución
de su personaje a lo largo de los episodios.

La dificultad que estriba llevar a la pantalla una obra con


tantos protagonistas y entornos se suple con un efectivo montaje, que traslada los
diferentes capítulos, de manera que el flujo temporal y espacial de la historia se
sigue sin problemas. En ocasiones, la serie provoca los mismos sentimientos de
ansiedad, impotencia y rabia que el libro, pero a pesar de que en algunos
momentos George R. Martin es cruel con nosotros, vemos cómo aflora cierto
instinto masoquista, que nos hace pedirle más, con la esperanza de que las intrigas
palaciegas, las luchas y las historias de los numerosos personajes no cesen.

La ambientación atemporal, en un mundo con el que sólo compartimos dos


estaciones, nos mantiene expectantes de la incorporación de la magia en la
historia.

Toda la artillería está preparada para la segunda temporada, estrenada el pasado


23 de abril: la magnífica fotografía, la gran introducción con la música de ecos
medievales de Ramin Djawadi, mostrándonos el mapa de Poniente, y el excelente
guión que ha tenido la primera temporada son unos antecedentes que no nos
permiten dudar del éxito que la segunda etapa tiene asegurado. Algunos
personajes ya no estarán entre nosotros, pero aparecerán otros que reforzarán la
trama electrizante y se prepararán para afrontar el crudo y frío invierno, que
durará diez años.

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