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EDAFOLOGIA Y FERTILIDAD

TRABAJO INDIVIDUAL

LEIDER DAVID TAMAYO


1018376686

TUTOR

UNAD

2019
INTRODUCCION

Este trabajo muestra la definición y el concepto de las propiedades químicas del suelo, como
estas pueden definir si el suelo o el terreno son apropiadas para dicho cultivo ya que no todos
los cultivos son actos para suelos neutros, ácidos o alcalinos, el cultivo requiere de un pH y
de varias propiedades químicas, para poder sembrarse, producirse y que el producto salga de
buena calidad. También como se puede identificar que un suelo es fértil o infértil dentro de
los parámetros que requiere un cultivo.
DESARROLLO DE LA GUIA PROPIEDADES QUIMICAS DEL SUELO

Los elementos químicos en el suelo pueden estar contenidos en:


La fase sólida. Formando parte de la estructura de los minerales o incluidos en compuestos
orgánicos.
La fase líquida. Contenidos en el agua del suelo. Por lo general, las moléculas están total o
parcialmente disociadas en iones: los de carga positiva se llaman cationes y los de carga
negativa se llaman aniones. (Ej. Nitrato sódico). El agua del suelo, junto con los nutrientes
disueltos, recibe el nombre de solución del suelo. También se pueden encontrar otros
componentes como.
Componentes inorgánicos del suelo
Los elementos más abundantes de la corteza terrestre son el oxígeno (O) y el silicio (Si),
que representan el 75 % del total. A continuación le siguen el aluminio (Al), el hierro (Fe),
el calcio (Ca), el sodio (Na), el potasio (K), y el magnesio (Mg). Hay unos más abundantes
que otros como.
Las arcillas. Son silicatos de aluminio hidratados, con estructura laminar. Existen diferentes
tipos de arcillas: caolinita, mica, montmorillonita, vermiculita, clorita, etc.
Dentro de todos los procesos que se dan en el suelo. El más importante es el intercambio
iónico. Junto con la fotosíntesis. Son los dos procesos de mayor importancia para las
plantas. El cambio iónico es debido casi en su totalidad a la fracción arcilla y a la materia
orgánica. La capacidad de intercambio catiónico se define como el número de cargas
negativas del suelo y se expresa en meq/ 100g de suelo. Aumentos en el pH traen como
consecuencia un incremento en las cargas negativas. Ya que el aluminio se precipita. La
concentración de hidrogeniones disminuye. Por lo tanto la CIC aumenta. Montenegro
(1990).

El pH
Es una de las propiedades físico-químicas más importante en los suelos, ya que de él
depende la disponibilidad de nutrientes para las plantas, determinando su solubilidad y la
actividad de los microorganismos, los cuales mineralizan la materia orgánica. También
determina la concentración de Iones tóxicos, la CIC y diversas propiedades importantes que
en últimas apuntan a la fertilidad del suelo.
Según Garavito (1979) el pH juega un papel fundamental en los diferentes elementos que se
encuentra en el suelo, como lo son:
Nitrógeno: La disponibilidad de este elemento depende de la mineralización de la materia
orgánica por parte de los microorganismos. Esta mineralización se da en valores cercanos a
pH 7, que es donde mayor desarrollo presenta las bacterias encargadas de la nitrificación y
la fijación de nitrógeno.
Fósforo: Si el pH es ácido, la solubilidad del aluminio y del hierro es alta. Estos
compuestos precipitan con el fósforo como compuestos insolubles. En pH alcalino, es
decir, superior a 7.5, el calcio aumenta su solubilidad y reacciona con los fosfatos
precipitándolos y formando compuestos Insolubles como la apatita; por lo tanto, el fósforo
presenta su mayor disponibilidad con pH entre 6.5 y 7.5, siendo en ese rango donde se
presenta la mayor mineralización de compuestos de fósforo orgánico y mineral.
Calcio, magnesio y potasio: Estos elementos aumentan su solubilidad con pH de 7 a 8.5.
En suelos ácidos. La CIC disminuye y, por lo tanto, aumenta la posibilidad de que estos
elementos sean lavados del perfil.
Azufre: Se presenta en forma asimilable como SO4. A pH ácidos, éstos reaccionan y son
absorbidos por el hierro y el aluminio haciéndolos inasimilables por parte de las plantas. La
elevación del pH a valores cercanos a la neutralidad aumenta la disponibilidad del azufre,
ya que se favorecen las reacciones biológicas y la solubilidad de los compuestos
inorgánicos que contienen este elemento; el pH óptimo está entre 6 y 8.
Hierro y manganeso: Se encuentran disponibles en valores ácidos, ya que en pH alto
precipitan en compuestos insolubles como hidróxidos y óxidos, respectivamente. El pH
óptimo para manganeso está entre 5 y 6.5, para hierro entre 3.5 a 6.5.
Cobre y zinc: La solubilidad de estos elementos, al igual que los anteriores, es muy
limitada a pH elevados, además de incrementar su adsorción con compuestos orgánicos e
inorgánicos. Por lo tanto, su mayor disponibilidad se encuentra en pH ácidos a neutros, de 5
a 7.
Boro: Incrementos en el pH limitan la solubilidad del boro. Por lo tanto, la mayor
solubilidad de éste se presenta en pH entre 5 y 7, debido a que con valores mayores
reacciona con compuestos orgánicos.
Molibdeno: Este es el único micronutriente que aumenta su disponibilidad con el
Incremento en el pH, debido a que se encuentra retenido por óxidos hidratados de hierro y
aluminio. Al elevarse el pH, se precipita el hierro y el aluminio dejando disponible este
elemento.

Según Roquero (1999) Las propiedades químicas del suelo brindan una gran parte de los
nutrientes y de la estabilidad que le genera el suelo a la planta esto.
- Debido a su tamaño y a que se trata de moléculas cargadas eléctricamente, las
sustancias orgánicas poseen un marcado carácter coloidal. Al igual que las arcillas,
poseen la capacidad de hincharse, contraerse, adsorber moléculas en su superficie,
dispersarse, flocular y participar en el intercambio catiónico con la solución del
suelo. La materia orgánica, por lo tanto, posee la capacidad de reaccionar con el
suelo y las raíces. Las moléculas húmicas están cargadas negativamente, debido a la
disociación débil de los grupos carboxílicos. La floculación de estos coloides sólo
se ve afectada por iones polivalentes, tales como Ca2+ o Mg2+. Por esta razón, las
enmiendas calcáreas deben preceder a los aportes de materia orgánica, de modo que
el humus pueda formarse en presencia de Ca2+. En este caso, el Mg2+ tiene una
acción menos importante que el Ca2+. La necesidad de Ca2+ necesaria para la
saturación de los coloides húmicos es mucho mayor que en el caso de la arcilla. El
humus mejora el poder de retención de cationes del suelo (poder adsorbente).

- La materia orgánica humificada actúa como agente cementante de las partículas de


arcilla floculada y de las partículas de tamaño limo, constituyendo agregados y
proporcionándoles estabilidad.

- La capacidad aproximada de intercambio catiónico del humus es elevada. Esto es


importante, ya que supone la posibilidad de tener un depósito de iones minerales
que pueden ser cedidos a la solución del suelo y asimilados por las plantas. El
complejo de cambio actúa como reserva de nutrientes en el suelo. La materia
orgánica posee una elevada capacidad de intercambio catiónico (aproximadamente
de 200 cmol (+)/Kg de materia orgánica), debido al carácter coloidal de las
moléculas húmicas, lo que incrementa su papel como reserva de nutrientes del
suelo.

- Su mineralización proporciona elementos minerales solubles, asimilables por las


plantas, ya sea en forma de aniones (CO3=, NO3-, PO43-, CO4=, HCO3-, etc.) o
cationes (NH4+, K+, Ca2+, Mg2+, Fe2+, etc.). En suelos con vegetación natural,
los nutrientes se reciclan continuamente, ya que la materia orgánica es degradada y
liberados los nutrientes al suelo, en estado asimilable para la vegetación. En suelos
sometidos a cultivo, sin embargo, no existe restitución de los nutrientes al suelo, lo
que origina la pérdida por lavado de los iones de la solución, así como la necesidad
de abonados.

- Constituye una fuente de CO2, lo que contribuye a la solubilización de algunos


minerales del suelo, favoreciendo así su absorción por la planta.

- Protege al suelo de la contaminación, ya que la materia orgánica adsorbe tanto


plaguicidas como otros contaminantes del suelo y evita que estos puedan llegar a los
acuíferos.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Garavito. Fabio. 1979. Propiedades químicas de los suelos. Instituto Geográfico Agustín
Codazzi. Bogotá. Colombia.

Roquero, C. 1999. Edafología. Para la agricultura y medio ambiente. Ed. Mundi-Prensa.


Madrid.

Montenegro G. 1990. Propiedades físicas y químicas de los suelos. Instituto Geognillco


Agustín Codazzi. Bogotá. Colombia.

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