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1.

LA BIBLIOTECA AMBULANTE

Érase una vez una biblioteca ambulante que


tenía libros infantiles de música, terror y otros
de juegos. Vivían en armonía, se mudaban
de un lugar a otro hasta que un día llegó un
grupo de personas buscando los libros más
antiguos para sacarlos de la biblioteca y
botarlos. Al saber esto los libros, decidieron
unirse y luchar para defenderse de esa idea.
Llegaron a rebelarse, exigiendo que les
dejasen juntos y en paz. Las personas, al ver
el nivel de malestar, decidieron deponer su
actitud y los libros, unidos, lograron su meta.
Continuaron yendo de un lugar a otro por
muchos años más y las personas los cuidaban con respeto y admiración.

2. LOS NIÑOS EN LA FINCA

Hace mucho tiempo, había una finca propiedad de la familia Esteban, conformada
por los esposos Carlos y María, sus hijos Pedro, Petra y Sofía y el perro Monte.
Eran una familia unida y cada vez que tenían vacaciones, acudían a la finca. Pedro,
Petra y Sofía siempre jugaban con Monte y un día observaron una luz brillante y se
encontraron con una entrada a un mundo mágico. Los 4 pasaron y observaron un
lugar de gran belleza, pero tuvieron un problema, se ausentaron mucho tiempo y se
perdieron en el camino. En eso aparece un ser mágico llamado Brill, quien se
dispuso a ayudar a los hermanos Esteban y su mascota.

Caminaron al punto de llegada gracias al olfato


de Monte y la ayuda de Brill, quien dijo las
palabras mágicas que hicieron posible a los
hermanos y a Monte volver a la finca. Los 4 se
lo agradecieron a Brill y le pidieron estar en
contacto con él. Brill les pidió más precaución
y discreción para evitarles preocupaciones a
sus padres. Así lo hicieron Pedro, Petra y Sofía
que cada vez que iban a la finca, compartían
con Brill y sus seres queridos del mundo
mágico.

3. LA COMPUTADORA MÁGICA PARLANTE

Había una vez un niño de 10 años, hijo único, llamado Bruno que recibió, de parte
de sus padres, un regalo: Una computadora personal el día de sus cumpleaños. La
alegría de Bruno fue tal, que agradeció el gesto y comenzó pronto usar la
computadora. Al paso de los días, la computadora cobró vida propia presentándose
a Bruno con el nombre de Compu. Se desarrolló la amistad hasta convertirse en
una hermandad. Ocurrió un evento triste cuando el papá de Bruno fue secuestrado.
Esto cambió la armonía en la casa de Bruno y Compu, de manera secreta, decidió
actuar ubicando al padre a través de Internet.
Al encontrar el lugar, Compu informó a Bruno y
Bruno notificó a su mamá el hallazgo. Avisaron
a las autoridades y estas hicieron el plan para
rescatar al papá. Luego los padres de Bruno le
preguntaron cómo hizo esa labor y él les contó
la verdad sobre Compu, quien pidió al grupo
familiar mantener el secreto. Así sus padres,
Bruno y Compu vivieron unidos y fortalecidos
por muchos años.

4. EL CAMELLO LÁZARO

Érase una vez un camello llamado Lázaro, que trabajaba sin cesar llevando carga
pesada, viajando por los desiertos del norte de África. Un día Lázaro amaneció
enfermo y tenía mucho peso en su cuerpo por transportar. Creyó estar en peligro
de muerte hasta que se apareció un mago llamado Mauri.

Este sabio conversó con Lázaro para preguntarle


del problema que le aquejaba, viendo que en su
equipamiento tenía una poción que le dio a Lázaro.
Al tomarla, Lázaro comenzó a recuperarse y
aprovechó agradecer a Mauri por ese auxilio
oportuno. Conversaron y compartieron comida,
Mauri acampó en su tienda y Lázaro descanso al
lado de la tienda. Al día siguiente cuando ambos
iniciaron su retorno hacia sus lugares de origen.
Lázaro siempre tuvo presente en su mente el gesto
de Mauri y deseó todo lo mejor para él.

5. JUANCHO EL NAVEGANTE

Érase una vez un joven llamado Juancho, que tenía un pequeño barco con el cual
hacia viajes trasladando víveres.

En una oportunidad le tocó navegar hacia una isla, pero el trayecto fue muy difícil
porque hubo tormentas y posibilidades de hundimiento. Al llegar conoció a una
tortuga gigante llamada Silvina, quien le ayudó a calmar su tensión por el viaje y le
hizo entender que en la vida siempre tiene peligros, retos pero también de
momentos gratos y agradecimiento. Juancho escuchó atentamente, agradeció a
Silvina y se marchó. Esas palabras animaron a
Juancho a acomodar el barco y cargar víveres,
durante 5 días, organizando su regreso a tierra
firme. Al arribar, Juancho comenzó a compartir
más con sus seres queridos y aprendió a
trabajar para vivir. La imaginación y las ganas de
escribir son los elementos claves para poder
desarrollar los cuentos cortos dirigidos a los
niños y jóvenes. Es una manera de acercar de
manera lúdica a estos grupos por edad con sus
mayores, por medio de la redacción estructurada
y la lectura de este tipo de relatos.

6. EL SAPITO QUE NO QUERIA SERLO…


En la charca donde vivía no tenía nada que
hacer, solo estar croando día y noche. Así
pasaba todos los días aquel sapito, triste,
desolado, solo. Lo habían dejado sus familiares,
porque no podía saltar.
-“Ya no quiero ser sapo”- se decía.
Pero nada le podía conceder ese deseo, ya que
así había nacido y así seguiría hasta el fin de su
existencia.
Un día, paseando por ahí andaba una cigarra, la
cuál al verlo muy triste le llamó la atención y se
acercó a él.
-“¿Qué te pasa sapito?”
-“Estoy muy triste, no tengo nada que hacer, ni a quien importarle”. Contestó el
sapito.
-“Pero, ¿por qué dices eso? Mira, date cuenta, a tu alrededor todos disfrutan de tu
canto, sin ti, este lugar se sentiría solo, porque eres el único de tu especie que anda
por aquí.
-Es verdad- dijo un conejo que andaba cerca bebiendo agua del charco. –
A mi me encanta tu sonido, porque le das música al bosque.
-A mi también- dijo una serpiente. –Normalmente me como a los sapos y a las ranas,
pero tu me inspiras mucha paz, me encanta lo que haces, por eso nunca he
intentado comerte.
– Eres maravilloso sapito- dijo un gorrión que estaba parado en un árbol. – me
encanta como cantas.
– ¿Ves? – dijo la cigarra – todos te quieren, lo que pasa es que no te lo habían dicho
para no interrumpir en tu canto. Pero para todos eres importante.
-Muchas gracias a todos, por esto, me hacen sentir muy feliz, pensé que a nadie le
importaba pero a partir de este momento les cantaré gustoso.
A veces nos sentimos tan solos, que pensamos que nadie nos quiere, pero hay
muchos alrededor que nos aman, solo que en ocasiones necesitamos saberlo. Sin
decir nada más, el gran jefe se agachó, cortó la cuerda, y dejó en libertad al águila
y al halcón.

7. LA MARIPOSA AZUL
Cuentan que hace mucho tiempo, en el lejano
oriente, un hombre quedó viudo, y tuvo que
quedarse al cuidado de sus dos hijas
pequeñas. Las niñas eran muy inteligentes y
curiosas. De hecho, estaban constantemente
preguntando cosas a su padre. Y él respondía
con mucha paciencia. Pero llegó un día en el
que el padre de las niñas se vio incapaz de
responder a las complejas preguntas de sus
hijas, y decidió enviarlas una temporada con el
hombre más sabio del lugar, un anciano que
vivía en lo alto de una gran montaña. Las niñas
preguntaron al sabio muchísimas cosas, y él parecía tener respuesta para todo.
‘¿Por qué las estrellas no se caen?, ¿por qué el mar viene y va?, ¿por qué no vemos
la luna por el día?’… Y él, con una bondadosa sonrisa, respondía con calma a cada
una de las preguntas. Las niñas estaban sorprendidas… ¡no podía ser que lo
supiera todo! Tal es así, que una de las hermanas, deseosa de dejar al anciano sin
respuestas, le propuso a su hermana:

– ¿Por qué no buscamos una pregunta que el sabio no sea capaz de responder?
– ¿Y cuál puede ser?- preguntó su hermana.
– Espera, que tengo una idea…
La niña salió de la habitación, y a los cinco minutos regresó con algo envuelto en un
trapo.
– ¿Qué llevas ahí?- preguntó su hermana con curiosidad.
Entonces, la niña levantó ligeramente el trapo y dejó ver una hermosa mariposa
azul.
– ¡Oh!- ¡que bonita!- exclamó su hermana-. Pero… ¿Qué pregunta le haremos al
sabio?
– Verás, iremos a verle y sostendré la mariposa en mi mano. Le preguntaremos:
¿Qué crees que tengo en la mano: una mariposa viva o una mariposa muerta? Si él
responde que está viva, apretaré la mano sin que se de cuenta y así la mariposa
estará muerta cuando la abra… Y no habrá acertado. Si responde que está muerta,
la dejaré libre, y el sabio tampoco habrá acertado…
– ¡Qué lista eres, hermanita!– dijo entusiasmada su hermana.
Así que las hermanas corrieron a ver al viejo sabio. Al llegar, la niña le hizo la
pregunta que habían acordado:
– Tengo una pregunta para ti, gran sabio… ¿Qué crees que tengo en la mano: una
mariposa viva o una mariposa muerta?
El anciano, se quedó mirándola a los ojos y respondió muy sereno:
– Todo depende de ti. Está en tus manos.
8. LA PRINCESA Y EL GUISANTE,

Una vez hubo un príncipe que estaba buscando una


princesa. Pero ella debe ser una verdadera princesa. El
príncipe dio la vuelta al mundo y, aunque encontró
varias veces a las hermosas princesas, siempre había
algo que no estaba del todo bien. Al final llegó a casa,
muy decepcionado. Una noche, hubo la tormenta más
terrible. Tronó, relámpago y la lluvia se derramó en
sábanas. El rey y la reina y el príncipe se sentaron
alrededor del fuego para tostar los bollos. De repente,
se escuchó el repique de la campana en las puertas del
palacio. Poniéndose el mackintosh, el rey fue a ver
quién podía estar afuera en una noche tan terrible.
Cuando abrió las puertas, una princesa estaba allí de
pie. ¡Pero qué vista fue ella! El agua corría por las
puntas de su largo cabello, corría por su ropa y hacia sus zapatos.

- "Será mejor que entres", dijo el rey, conduciendo a la princesa al palacio donde
estaba, goteando, y sin verse como una princesa. - "Sí, soy una princesa", les
aseguró.

La vieja reina estaba en duda. "Pronto lo veremos", se dijo a sí misma. Y ella fue a
preparar la cama de repuesto para su joven visitante. Primero se quitó toda la ropa
de cama y luego colocó un guisante en el fondo. Encima del guisante puso veinte
colchones y encima de los colchones puso veinte camas de plumas. A la mañana
siguiente le preguntaron a la princesa cómo había dormido. - "Apenas dormí un
guiño toda la noche", dijo. "La cama era desesperadamente incómoda. Había algo
duro en el fondo de la misma y estoy seguro de que estoy magullado por todas
partes". Ahora sabían que ella era una verdadera princesa. ¡Nadie más que una
princesa podría sentir un guisante a través de veinte colchones y veinte camas de
plumas! El príncipe estaba emocionado porque ya se había enamorado de ella. Y
decidieron casarse. En cuanto al guisante, fue puesto en un museo donde aún se
puede ver si nadie lo ha robado.

9. EL MUÑECO DE NIEVE

Era casi Navidad. Katie se despertó y descubrió que el mundo era blanco y
mágico.
- Nieve, gritó ella, nieve para navidad.
Salió corriendo y bailó en la nieve. Su hermano Eddie también salió.
Hicieron una gran bola de nieve redonda y una pequeña. Los juntaron e hicieron
un enorme muñeco de nieve. En Nochebuena miraron al muñeco de nieve. Los
saludó con la mano. ¡El estaba vivo!
Hola, dijo, es Navidad. ¿Te gustaría un regalo?
¡Sí por favor! El muñeco de nieve agitó los brazos.
Copos de nieve de cristal plateado llenaban el
cielo. Fue tan hermoso
También debemos darte un regalo, dijo Katie. Le
dieron al muñeco de nieve una zanahoria por nariz,
una bufanda para el cuello y un sombrero para la
cabeza.
¡Feliz Navidad! ellos dijeron.
La nieve se detuvo y salió el sol. El muñeco de
nieve comenzó a derretirse.
Adiós, dijo. ¡Constrúyeme otra vez el próximo año!

10. LA LECHERA

Patty la Lechera iba al mercado llevando su leche en un cubo sobre su cabeza.


A medida que avanzaba, comenzó a calcular qué haría con el dinero que obtendría
por la leche.
- Le compraré algunas gallinas al granjero Brown, dijo ella, y pondrán huevos cada
mañana, que ven deré a la esposa del
párroco.
- Con el dinero que obtengo de la venta de
estos huevos, me compraré un vestido nuevo
y un sombrero de chip; y cuando vaya al
mercado, ¿no vendrán todos los jóvenes a
hablar conmigo?
- Polly Shaw será tan celoso; pero no me
importa Solo la miraré y sacudiré mi cabeza
así.
Mientras hablaba eso, echó la cabeza hacia
atrás y el cubo se desprendió, ¡y toda la leche
se derramó!

11. EL MUÑECO DE NIEVE

Había dejado de nevar y los niños, ansiosos de


libertad, salieron de casa y empezaron a
corretear por la blanca y mullida alfombra
recién formada. La hija del herrero, tomando
puñados de nieve con sus manitas hábiles, se
entregó a la tarea de moldearla. Haré un
muñeco como el hermanito que hubiera
deseado tener se dijo. Le salió un niñito
precioso, redondo, con ojos de carbón y un
botón rojo por boca. La pequeña estaba
entusiasmada con su obra y convirtió al
muñeco en su inseparable compañero durante los tristes días de aquel invierno. Le
hablaba, le mimaba... Pero pronto los días empezaron a ser más largos y los rayos
de sol más cálidos... El muñeco se fundió sin dejar más rastro de su existencia que
un charquito con dos carbones y un botón rojo. La niña lloro con desconsuelo. Un
viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo dulcemente: Seca
tus lágrimas, bonita, por que acabas de recibir una gran lección: ahora ya sabes que
no debe ponerse el corazón en cosas perecederas.

12. EL PEZ PAYASO

Había una vez un pez llamado pez payaso y los otros peces se reían por su nombre
pez payaso. Le decian:ja ja ja menudo nombre anda que pez payaso vaya nombre
¡jajaja!. En realidad era un pez normal y le dolía que se rieran de él, hasta que un
día se quiso ir y fue más allá del océano donde
dicen que hay tiburones malvados y se topó con
un tiburón y el pez se fue corriendo y se tropezó
con una piedra y tuvo una idea... ¡aja una piedra
justo lo que quiero y del tamaño perfecto! y el pez

Payaso le tiró la piedra en la cabeza y el tiburón


se desmayó y cuando se despertó el tiburón les
dijo a todos los peces lo que pasó y dijeron: ¿de
verdad? ¡ uala! y por eso se olvidaron del nombre
y se preocuparon de lo que pasó con el tiburón y
asombraron de lo valiente que había sido.

13. LA GATA ENCANTADA

Erase un príncipe muy admirado en su reino. Todas las jóvenes casaderas


deseaban tenerle por esposo. Pero el no se fijaba en ninguna y pasaba su tiempo
jugando con Zapaquilda, una preciosa gatita,
junto a las llamas del hogar. Un día, dijo en
voz alta: Eres tan cariñosa y adorable que, si
fueras mujer, me casaría contigo. En el
mismo instante apareció en la estancia el
Hada de los Imposibles, que dijo: Príncipe tus
deseos se han cumplido. El joven,
deslumbrado, descubrió junto a el a
Zapaquilda, convertida en una bellísima
muchacha. Al día siguiente se celebraban las
bodas y todos los nobles y pobres del reino
que acudieron al banquete se extasiaron ante
la hermosa y dulce novia. Pero, de pronto, vieron a la joven lanzarse sobre un
ratoncillo que zigzagueaba por el salón y zampárselo en cuanto lo hubo atrapado.

El príncipe empezó entonces a llamar al Hada de los Imposibles para que convirtiera
a su esposa en la gatita que había sido. Pero el Hada no acudió, y nadie nos ha
contado si tuvo que pasarse la vida contemplando como su esposa daba cuenta de
todos los ratones de palacio.

14. UNA AVENTURA EN EL DESIERTO

Había una vez un pueblo tan lejano en el desierto, que solo había 20 personas
porque los demás murieron de sed. Un día nació un lindo bebe al que lo llamaron
Jon. Cuando tenía 10 años se hizo un niño de aventuras y tiempo después conoció
a una niña llamada Marisol. Jon le
pregunto a Marisol si lo acompañaba a
la montaña de arena más grande de su
pueblo. Los dos fueron a la montaña de
arena encontraron muchas serpientes y
otros peligros salvajes, volvieron a sus
cabañas y le contaron a sus padres lo
que vieron. En la media noche se veía
la sombra de una serpiente en la cabaña
de Marisol, como ella grito tan fuerte Jon
la oyó y fue corriendo a salvarla. Jon
despertó, lo había soñado todo y se dio
cuenta de Marisol en la vida real

15. EL CABALLO HECHIZADO

Una vez un caballo que se encontró con una bruja y ella lo hechizo convirtiéndolo
en hombre el cual se llamaba flash él era el hombre más rápido en las carreras del
pueblo pero no era feliz un día el se casó con una joven y los primeros meses fueron
felices pero al pasar el tiempo se llevaban
muy mal un día flash salió de su casa con
destino a la montaña a donde encontró una
hermosa yegua que al verlo se acercó a él
y lamió sus labios al pasar estos flash se
transformó en el caballo que era
anteriormente y vivió feliz con su nueva
pareja en las montañas.
16. AMIGOS
Carla y Pablo eran amigos desde muy pequeños. Sus madres habían sido también
amigas desde la infancia y ellos habían permanecido fieles a esa tradición. Se
llevaban muy bien y se querían muchísimo y se pasaban todo el día unidos. Iban
juntos a la escuela, hacían la tarea en el mismo lugar, jugaban, charlaban. Eran
inseparables.
Un día algo pasó entre ellos que torció rotundamente aquella relación. Por mucho
que sus madres intentaron que resolvieran el problema, Carla y Pedro dejaron de
verse y de ser amigos. Muchísimos años más tarde, cuando ya ambos habían
crecido y llevaban una vida adulta, volvieron a encontrarse de casualidad. Cuando
Carla encontró a Pedro sintió por él un amor tan intenso que no pudo evitarlo y lo
besó. Pedro se quedó paralizado. ‘Ahora
que ya tengo una familia y que las cosas
me van bien quieres que estemos juntos
cuando fue esa la razón por la que
dejaste de hablarme hace tantos años…’
Y se fue muy enojado. Cuatro meses
más tarde la llamó por teléfono y le pidió
que se encontraran. ‘Carla, has sido lo
más bonito que me ha dado la vida pero
también lo que más daño me ha hecho
por eso quiero compartir el resto de mi
vida contigo’. Y a partir de ese día
volvieron a ser esos niños inseparables, capaces de jugárselo todo el uno por el
otro.
1. EL OJITO

Un día común, Saulis se despertó y salió


corriendo.

– ¡Mami!, ¡mami!. – Dijo gritando Saulis.


– ¿Qué pasa nena?. – Contestó la mami
de Saulis.
– Hay dos hombres vigilando la casa. –
Dijo Saulis.
-¿Qué cosas dices Saulis?. – Respondió
su mami.
La mamá salió a ver que pasaba fuera, mientras Saulis estaba agitada e
impresionada.

– ¡Oh no! ¡Saulis corre!!. – Gritó su mamá.

Saulis corriendo se escondió bajo su cama. La mamá pensó que Saulis mentía pero
en realidad Saulis había visto los abogados de su padre, los cuales venían a buscar
a la pequeña Saulis para que se fueran con ellos. Finalmente todo quedó en un
susto y todos siguieron viviendo felices.

2. TRES RATONES ENVIDIOSOS

Había una vez tres ratones muy


envidiosos, querían todo para ellos
solos. Pero cuando llegaba a visitarlo
un vecino, ellos escondían todo el
queso que tenían guardado.

De pronto se acercó un gato muy


peludo, asomó su nariz en el agujero y
los ratones envidiosos se arrinconaron
muy asustados. Cuando gritaron, el
vecino los escuchó y se acercó al gato
lleno de valor y como pudo lo alejó de
la puerta. Quedó tan cansado el pobre
ratón que los envidiosos salieron a
agradecerle el favor y por fin lo
invitaron a comer.

Todos felices disfrutaron de un estupendo platillo de queso y entre risas recordaban


al gato que corrió muy enojado.

3. EL GATO DORMILON

Había una vez un gato muy dormilón que se pasaba los días y las tardes enteras
echado en el sofá. Siempre se preguntaban que es lo que hacía para quedar tan
exhausto, pero nadie lo veía haciendo otra cosa que no fuera descansar.

Una noche su dueño tuvo la idea de ir a buscarlo y ver si también dormía toda la
noche, pero mientras bajaba la escalera pudo verlo… ahí estaba él, sentado frente
al acuario, viendo cómo dormía la tortuga. Sólo se quedó allí mirando en silencio a
su gato, despierto y sereno estaba cuidando el sueño de su amiga tortuga.
Al día siguiente pudo verlo como de
costumbre, durmiendo en el sofá y
entonces pudo comprender el
porqué de su sueño durante el día,
pero no notó que la tortuga también
lo cuidaba desde su sitio.

4. EL SEÑOR ZAFIRO

Había una vez un señor con un


nombre muy bonito, se llamaba
Zafiro. A Zafiro le gustaba vender
papaya, zapotes, etc.

Él era un hombre honrado y


trabajador, le gustaba ayudar
mucho a las personas que lo
necesitaran. Era investigador del
núcleo de las células y los
números de matemáticas.

Realizaba estas labores porque


quería ser alguien en la vida.
Realmente, lo que más le gustaba
y tenía el gran sueño de ser escritor y lo consiguió gracias a su tesón, a su continuo
trabajo duro, su esfuerzo y su afán de superación.

5. UNA NIÑA QUE SE SENTIA SOLA


Había una vez una niña que se sentía sola, quería
un animalito para jugar y quererle.

Los padres de la niña le dieron una sorpresa y se


levantaron temprano para comprarle un perrito y
sorprenderla, querían que fuera muy feliz.
Llegaron con el perrito y le pusieron en la cama
de la niña sin que ella se diera cuenta, después
de unos minutos la niña se levantó.

La niña se puso a pensar:

– “¿Soñé con un perrito?”

Y nada más decir esto escuchó un ladrido y ahí estaba el perrito, bajo la sabana.
Ella se puso súper contenta y dijo que nunca más jugaría sola.

Y colorín colorado este cuento a terminado.

6. EL BÚHO GAFITAS

Asomaba la cabecita, desde su casita en el tronco del árbol.,


un búho con una carita muy divertida.
Trabajaba durante la noche dando las horas como si fuera un
reloj para que los animalitos del bosque supieran que hora era
en cada momento.
Su gran ilusión era salir de su casa durante el día, pero sus
ojitos no veían bien y tenía que conformarse con salir de noche
y abrir sus grandes ojazos que brillaban en la oscuridad.
Siempre me dicen que soy afortunado por tener esos ojos tan
grandotes, decía: el búho.
Pero no saben, añadía , que aunque son tan llamativos, no veo las cosas tan claras y lindas como
la gente las ve.
Salía durante la mañana pero a pocos metros se caía, y siempre decía:
¡Otro tropezón, otro tropezón, pero no me importa , sólo quiero ver el sol!.
Muy preocupado llamó a su amiga la ardilla Felisa, que vivía en un árbol cerca del suyo.
¡Felisa, Felisa, ven un momentito por favor!.
¡Tengo un problema y como tu tienes fama de lista, tal vez puedas echarme una mano!.
¿Qué te ocurre búho?, preguntó la ardilla Felisa.
Tengo que salir de día, quiero ver los animalitos que juegan durante la mañana y ver el lindo color
del cielo cuando se pone el sol.
Quiero ver corretear a los conejos, y pegar brincos a los saltamontes y también como dan saltitos
los pequeños pajarillos de mi árbol.
¡Tengo la solución, dijo la ardilla!-
¡Iremos al conejo oculista y te pondrá unas gafas especiales para ver durante el día!.
El búho estaba muy guapo con sus nuevas gafas, y así se cumplió su sueño, paseaba y paseaba y
tanto salía durante el día, que al llegar la noche se quedaba dormido y sus amigos le decían:
¡Búho, no te duermas, que tienes que dar las horas!.
Después de muchos días se dio cuenta de que debía utilizar su tiempo mejor y decidió dormir algunas
horas durante el día, así cumplía su deseo y por las noches no se dormía durante su trabajo.
7. LUNA

Jacob, el niño tonto, solía subirse a la azotea y espiar la vida


de los vecinos.
Esa noche de verano el farmacéutico y su señora estaban en
el patio, bebiendo un refresco y comiendo una torta, cuando
oyeron que el niño andaba por la azotea.
-¡Chist! -cuchicheó el farmacéutico a su mujer-. Ahí está otra
vez el tonto. No mires. Debe estar espiándonos. Le voy a dar
una lección. Sígueme la conversación, como si nada...
Entonces, alzando la voz, dijo:
-Esta torta está sabrosísima. Tendrás que guardarla cuando
entremos, no sea que alguien se la robe.
-¡Cómo se la van a robar! La puerta de la calle está cerrada
con llave. Las ventanas, con persianas apestilladas.
-Y... alguien podría bajar desde la azotea.
-Imposible. No hay escaleras; las paredes del patio son lisas...
-Bueno, te diré un secreto: En noches como esta bastaría que una persona dijera tres veces tarasá
para que, arrojándose de cabeza, se deslizase por la luz y llegase sano y salvo aquí, agarrase la
torta y escalando los rayos de la luna se se fuese tan contento. Pero vámonos, que ya es tarde y hay
que dormir.
Se entraron dejando la torta sobre la mesa y se asomaron por una persiana del dormitorio para ver
qué hacía el tonto. Lo que vieron fue que el tonto, después de repetir tres veces tarasá, se arrojó de
cabeza al patio, se deslizó como un suave tobogán de oro, agarró la torta, y con la alegría de un
salmón remontó aire arriba y desapareció entre las chimeneas de la azotea.

8. LA NUEZ DE ORO

La linda María, hija del guardabosques,


encontró un día una nuez de oro en medio del
sendero.- Veo que has encontrado mi nuez.
Devuélvemela -dijo una voz a su
espalda.María se giró y se encontró frente a un
ser diminuto, flaco, vestido con jubón carmesí
y un puntiagudo gorro. Podría haber sido un
niño por el tamaño, pero por la astucia de su
rostro comprendió la niña que se trataba de un
duendecillo.- Vamos, devuelve la nuez a su
dueño, el Duende del Bosque - insistió,
inclinándose con burla.- Te la devolveré si sabes cuantos pliegues tiene en la
corteza. De lo contrario me la quedaré, la venderé y podré comprar ropas para los
niños pobres, porque el invierno es muy crudo.- Déjame pensar..., ¡tiene mil ciento
y un pliegues!María los contó. ¡El duendecillo no se había equivocado! Con lágrimas
en los ojos, extendió el brazo para darle la nuez.-Guárdala - le dijo entonces el
duende: tu generosidad me ha conmovido. Cuando necesites algo, pídeselo a la
nuez de oro.Sin más, el duendecillo desapareció.Misteriosamente, la nuez de oro
procuraba ropas y alimentos para todos los pobres de la comarca. Y como María
nunca se separaba de ella, en adelante la llamaron con el encantador nombre de
Nuez de Oro
EL SOL
Un nuevo día había llegado y nuestro amigo el Sol
ya estaba listo para salir.
Desde bien temprano, ya estaba preparándose
para que el día fuera Un Gran Día .
Sin darse cuenta llegó su hora y el cielo se vistió
de luz y color.
Nuestro amigo el sol estaba muy contento, pues
ninguna de esas nubes traviesas habían venido a
tapar su resplandor hoy.
Desde el cielo, veía a los niños jugar y reír en el
parque, la playa... y se sentía feliz porque sabía
que en parte era gracias a él.
Observando a un grupo de niños, escuchó como
contaban lo que iban a hacer cuando se hiciera de noche, el Sol escuchó muy atento
como uno de esos niños decía: Que ganas tengo de que se haga hoy de noche,
porque son las fiestas de mi pueblo y esta noche van a celebrarlo, llenando el cielo
de brillante cohetes, cohetes que son como estrellas...
El Sol se puso muy triste y no quiso seguir escuchando. El también tenía ganas de
ver esos cohetes, pero sabia que no podía ser.
Llegó la noche y el Sol se escondió. Esa noche estuvo muy triste pensando en lo
bien que se lo estaría pasando todos viendo esos bonitos cohetes.
Tan triste estaba que estuvo varios días sin salir, se pasaba todo el día escondido.
Un día cansado de esa soledad decidió salir y se dio cuenta de que todos al verle
estaban muy contentos y se notaba que le habían echado mucho de menos.
Entonces se sintió muy feliz y se dio cuenta de que, aunque no siempre podemos
hacer lo que nos gusta debemos sentirnos felices de lo que somos e intentar que
todos los demás también lo sean.

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