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El fracaso de las matemáticas

marcoespinozasalda@gmail.com

Tras once años de permanecer entre cuatro paredes y encontrar una realidad ajena
a lo que el colegio nos había enseñado, hoy lo que nos dejó la escuela no ayuda en mucho
o casi nada, decenas de asignaturas que solo sirvieron para llenar el cuaderno, ¿por qué
no nos ha servido en nuestra vida?, al respecto nos dice el escritor y matemático Morris
Kline:

Además de los pocos fallos que ya hemos descrito, el plan tradicional de enseñanza
se resiente del defecto más grave que se puede achacar a cualquier plan: la falta de
motivación. La verdadera matemática, como decía el famoso matemático de este siglo
Hermann Weyl, tiene las propiedades, inhumanas de la luz de las estrellas, es brillante y
nítida, pero fría. También es abstracta. Trabaja con conceptos, aunque algunos, tales como
los geométricos, pueden visualizarse. Por ambos motivos, la frialdad y la abstracción, muy
pocos estudiantes se sienten atraídos por la materia.

La gente joven comprende sin duda que hay alguna razón para aprender aritmética,
pero no ve el motivo para estudiar álgebra, geometría y trigonometría. ¿Por qué han de
aprender la suma de fracciones algebraicas, la resolución de ecuaciones, la
descomposición en factores y otros temas parecidos? El atractivo de la geometría no es
mayor. Es verdad que los estudiantes pueden ver de qué trata la geometría y qué afirman
los teoremas; las figuras revelan de qué se ocupa esta rama de la matemática. Pero la
pregunta de por qué se debe estudiar esta asignatura, aún no ha sido respondida. Es fácil
comprender en qué consiste la historia de China, pero cabe preguntarse por qué se está
obligando a aprenderla. ¿Por qué es importante saber que los ángulos opuestos de un
paralelogramo son iguales o que las alturas de un triángulo se cortan en un punto? (Kline,
1998, p. 12)

Referencia

Kline, M. (1998). El fracaso de la matemática moderna. Por qué Juanito no sabe sumar.
Siglo veintiuno, España.

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