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volu m en i

antología
de la crónica
periodística
chilena
(1813-1881)
Antología de crónica periodística chilenas / 1813 - 1881
volumen i volu m en i

© Editorial Hueders
Primera edición: diciembre de 2016

ISBN 978-956-
Registro de Propiedad Intelectual nº

Todos los derechos reservados.


Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida
antología
sin la autorización de los editores. de la crónica
periodística
chilena
(1813-1881)

Diseño: Inés Picchetti

hueders
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santiago de chile
Í N DICE
Prólogo 10

Catástrofes 13
Cae un meteorito
Terremoto en Valparaíso
Terremoto en Concepción
Fuego en el puerto
Incendio de la iglesia de la Compañía de Jesús
El Mapocho se desborda sobre Santiago

Territorio 18
Exploración por la Araucanía
Toma de posesión del Estrecho de Magallanes
Colonización alemana en Valdivia

Política 18
Ahorcados en la Plaza de Armas de Santiago
Ejecución de San Bruno y Villalobos
Vida, crímenes y muerte de un bandolero
La abdicación de Bernardo O’Higgins
Funerales de los hermanos Carrera
El motín del batallón de Granaderos
Proclamación de José Joaquín Prieto
Asesinato y funeral de Diego Portales Sociedad 13
Acarreo y cohecho en Vallenar y Freirina Fiesta por el triunfo en Yerbas Buenas
El naufragio del Joven Daniel Crimen en la Ópera de Valparaíso
Atentado a la Sociedad de la Igualdad El escupo de los pelucones
El fin de José Miguel Cambiaso Celebraciones tras la batalla de Yungay
Revolución en Copiapó Una ojeada a Valparaíso
Revolución en Concepción La vida en el mineral de Chañarcillo
La endemoniada de Santiago
Guerras 13 Crímenes, malones y espectáculos
Escaramuza entre el Ejército Libertador y los Talaveras Inauguración del ferrocarril Valparaíso-Santiago
La batalla de Maipú Un dieciocho de septiembre en Santiago
La toma de Valdivia
Operaciones militares en contra de los Pincheira
Epílogo 18
El coraje de un cacique
Campaña de Arauco por la Baja Frontera
Terror en Lumaco y Cañete
Detención del rey de la Araucanía
La flota española bombardea Valparaíso
El Combate Naval de Iquique
Espionaje en la Guerra del Pacífico
El juramento de los chinos
Entrada del ejército chileno en Lima
Chorrillos después de la batalla
prólogo
Nuevos cronistas de Indias en los orígenes
de la prensa chilena. Gonzalo Peralta C.

Al hacer una antología de crónicas periodísticas chile-


nas, la primera tarea que se impone es intentar desen-
trañar qué es una crónica. Género ambiguo, fronterizo
entre el relato histórico, el registro periodístico y la obra
literaria. A lo largo de los siglos, debido justamente a su
ambigüedad, ha persistido y sobrevivido en constante
mutación. Una crónica de indias como los Naufragios de
Cabeza de Vaca, abundante en fatigas y desventuras, es
distinta a la crónica de José Martí haciendo el elogio de
Jesse James, ajusticiado por la espalda, y estas dos difie-
ren de las crónicas urbanas barriobajeras de Pedro Le-
mebel. Sin embargo, todas ellas califican como crónicas.
Es precisamente esa ambigüedad, tan característica de la
crónica, la que le otorga su capacidad de adaptación.

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La crónica sobrevive con energía inusitada justamente unas bélicas y otras lujuriosas, como corresponde a su
porque cambia, y cambia merced al testimonio de sus carácter. La Edad Media alumbró un considerable nú-
cronistas, atentos al signo, al pulso de los tiempos que mero de crónicas, todas ellas constitutivas de los diversos
ellos mismos viven y registran. Por ello refleja de manera clanes que derivarán en las actuales naciones europeas.
tan poderosa el momento histórico en que se ha produci- Desde el Renacimiento, las crónicas se embarcan y via-
do. La crónica es, necesariamente, un ejercicio de histo- jan. Así llegan a nuestras costas. El primer registro sobre
ricidad. De ahí se desprende también que, para intentar Chile proviene de la crónica de Antonio Pigafetta cuan-
asir este género elusivo y variable, se requiere estar aten- do, el 21 de octubre de 1520, penetró en el ˝Estrecho de
tos a la historia, al devenir cambiante de la crónica a lo las 11 mil vírgenes˝, hoy conocido por el menos sugestivo
largo de los siglos. nombre de Estrecho de Magallanes. Ahí refiere las cos-
tas montañosas cubiertas de nieve, la profundidad de las
Pero hay algunos elementos, básicos y constantes, que
aguas y el clima borrascoso.
aquí queremos relevar. Primero que nada, son relatos,
narraciones, escritas en prosa. Segundo, su cualidad tes- La producción literaria del Chile del siglo XVI es esca-
timonial. Las crónicas son el registro o testimonio de sísima. Nada de raro en un país lejano y en perpetua
algún hecho ocurrido en “la realidad”. Otra tercera, la guerra. Alumbra con brillo propio La Araucana, poema
situación del autor, quien funge como protagonista, tes- épico que vio la luz entre 1569 y 1589. Pero antes, en
tigo o sujeto informado de primera mano de los sucesos 1558, Jerónimo de Vivar ya había escrito su Crónica y
relatados y que pretende, por esa posición cercana a los relación copiosa y verdadera de los Reinos de Chile. Ahí el
hechos, acreditar verosimilitud. soldado cronista declaraba que su obra se sostenía en que
“he hecho y recopilado esta relación de lo que yo por mis
Antigua y persistente, a la crónica se la puede pesqui-
ojos vi y por mis pies anduve y con la voluntad seguí”.
sar desde Jenofonte empujando a sus tropas por Asia en
Vivar está ahí y escribe sobre el combate en Andalién,
demanda del hogar y la vida. Algunos descreídos han
navega al Estrecho de Magallanes, presencia el suplicio
considerado al Nuevo Testamento como una suerte de
de Caupolicán ante el desprecio de Tegualda. Entre 1551
crónica redactada por los santos evangelistas con afanes
y 1562 otro cronista soldado, Pedro Mariño de Lobera,
probativos y reclutadores. Roma fue pródiga en crónicas,

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redactaba su Crónica del Reino de Chile. Finalmente en naturaleza y las arremetidas de las santiaguinas. Carvallo
1572 Alonso de Góngora Marmolejo, también soldado y Goyeneche registra el partido de chueca en el que se
escritor, comenzaba a trabajar en su Historia de todas las jugó el destino del obispo de Concepción.
cosas que han acaecido en el Reino de Chile y de los que
Curas, soldados, viajeros y aventureros utilizan la crónica
lo han gobernado. Así, entre la espada y la pluma, desde
como ejercicio que fija la existencia en la palabra escrita,
las fatigas de un territorio violento y primitivo, estos tres
registrando el derrotero de los hombres y el rostro
cronistas dan inicio a la cultura letrada en Chile. Para
del territorio. Sin embargo, la gran mayoría de estas
cualquiera que desee conocer nuestra historia en sus al-
crónicas fueron desconocidas para sus contemporáneos.
bores, resulta es indispensable leer estas obras; no hay
El libro era un bien escaso, casi inalcanzable en un país
más. Existen, claro está, documentos de variada índole,
sin imprentas. Mucho después, a partir de la segunda
abundante correspondencia, contratos, testamentos, ac-
mitad del siglo XIX, historiadores chilenos como
tas de los cabildos y otras corporaciones. Pero si excep-
Benjamín Vicuña Mackenna y Diego Barros Arana se
tuamos el poema de Ercilla, en cuanto a textos de mayor
lanzarían a revolver las bibliotecas y archivos europeos
aliento literario, sólo tenemos estas tres crónicas, que en-
en demanda de estos textos perdidos, casi mitológicos.
gendran la literatura y la historiografía en Chile.
La búsqueda, apasionada y no exenta de peligros, daría
Desde entonces, caudales de tinta pueblan nuestra me- pie para otra historia, copiosa en falsificaciones, pistas
moria a través de las crónicas: el joven oficial Francisco torcidas, dobles identidades y lóbregas catacumbas, más
Núñez de Pineda, derrotado y capturado por los mapu- propia de una novela de detectives que de la parsimonia
ches, descubre la dignidad y el jolgorio de sus hospitala- de los bibliófilos. Gracias a estos esfuerzos la crónica de
rios enemigos. El Mestre de Campo Jerónimo de Quiro- Góngora Marmolejo fue rescatada y publicada en Chile
ga va al rescate de una española cautiva y ella se niega a en 1862; Mariño de Lovera salió de imprentas en nuestro
regresar con los cristianos. El jesuita Diego de Rosales, país en 1865. La crónica de Vivar, la más antigua y la
sitiado por el mestizo Alejo en Boroa, transforma los li- más completa, se perdería por siglos, para emerger en las
bros sagrados en mechas y los cálices en balas de plata. bóvedas de un banco de Perpignan durante la Segunda
John Byron sufre el vértigo del naufragio, los rigores de la Guerra Mundial y sumergirse otra vez y ser descubierta

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en la Newberry Library de Chicago. Sería publicada, al fin, dencia nacional emergen y se difunden cuando más se les
por el Fondo Medina de la Biblioteca Nacional en 1966. anhelaba. De ahí la satisfacción de ver fijadas en letras de
molde las ideas que hacía poco apenas se murmuraban.
Esta distancia entre la producción y el acceso a las obras
literarias comenzaría a menguar desde la mañana del 13 Y más aún, estas ideas se multiplican y propagan en nu-
de febrero de 1812. Otra crónica, la Memoria histórica merosos ejemplares de periódicos. No se trata tan solo
de la Revolución de Chile, de Fray Melchor Martínez, del contenido, sino también del volumen y de la difusión.
daría cuenta de esa jornada: “No se puede encarecer con Gracias a la prensa, la cultura letrada ya no será el patri-
palabras el gozo que causó este establecimiento: corrían monio exclusivo de unos pocos ojos privilegiados.
los hombres por las calles con una Aurora en las manos,
La confluencia de política revolucionaria, cultura ilustra-
y deteniendo a cuantos encontraban leían, y volvían a leer
da modernizante y difusión cultural periodística se re-
su contenido, dándose los parabienes de tanta felicidad, y
fleja nítidamente en la prensa de ese tiempo. Abundan
prometiéndose que por este medio pronto se desterraría
los discursos patrióticos y las reflexiones filosóficas. Se
la ignorancia y ceguedad en que hasta ahora habían
reproducen informaciones de diarios extranjeros, se da
vivido, sucediendo a éstas la ilustración y la cultura que
cuenta de la suerte del movimiento revolucionario ame-
transformaría a Chile en un reino de sabios”.
ricano y se publican decretos, manifiestos, proclamas y
Medida de este arrebato letrado es el nombre que se le ad- otros documentos oficiales.
judicó a nuestra primera imprenta “la máquina de la feli-
Aún no existe la pretensión de objetividad y el afán infor-
cidad”. Es comprensible que el primer periódico generara
mativo de los medios de prensa modernos. Se asume una
expectación, pero en Chile ocurría algo más. Nuestro país
posición política y se defiende sin complejos. De ahí que
había sido de los últimos dominios españoles en poseer
la Aurora de Chile tenga como subtítulo la frase “Dia-
una imprenta. Y este adelanto se materializa justo en los
rio ministerial y político”, subrayando la tarea de difusor
inicios del proceso de emancipación. De este modo, la re-
de la voz del gobierno revolucionario y de proveedor de
vuelta política coincide con esa otra revolución cultural
suministros argumentativos para la rudimentaria esfera
que es la instalación de la imprenta. Los principios ilus-
pública nacional. Por ello, escasean las informaciones re-
trados que habían prefigurado y alimentado la Indepen-

19
feridas a hechos, privilegiando la opinión y la reflexión ejércitos patriotas constituyen informaciones del más
ideológica. Son periódicos casi sin noticias. alto interés. En un lenguaje seco, de informe oficial,
los partes militares reviven en la prensa las antiguas
Pero como se muestra en esta antología, poco a poco
crónicas bélicas que pueblan el género, desde la Anabasis
comienzan a aparecer textos en los cuales se da cuenta
hasta nuestra Relación copiosa y verdadera de los Reinos
de algún suceso ocurrido recientemente. Celebraciones
de Chile. Así, José de San Martín testimonia la batalla
bélicas, hechos de sangre y desastres naturales ocurridos
de Maipú: la bravura de los ataques, la tenacidad de la
en la ciudad de Santiago. Ahí el autor registra brevemente
defensa, la caballería acuchillando los flancos enemigos
el acontecimiento. El festejo de la victoria patriota en
y el campo de batalla cubierto por dos mil cadáveres.
Yerbas Buenas, primera batalla de nuestra Independencia,
Mientras Lord, Cochrane escribe, apenas extinguidos los
pródiga en interminables brindis patrióticos, la macabra
fuegos del combate, la crónica del asalto a las fortalezas de
aparición de dos ahorcados en la Plaza de Armas de la
Valdivia con apenas 350 hombres, la audaz persecución
capital o la destrucción provocada por una centella que
del enemigo al interior de los fuertes y el súbito derrumbe
recorre y desmantela una casa patronal. De manera
de un sistema de defensa considerado inexpugnable.
paulatina, estos relatos se van haciendo más extensos y
detallados. Se describe el lugar, se da cuenta del aspecto Pero habrá otra dimensión en la cual los militares serán
y ánimo de los involucrados y se pondera su conducta. reemplazados por los científicos como herederos de una
El autor asiste, registra y narra estos sucesos. Hay aquí antigua vertiente de la crónica, aquella que refiere a los
entonces, de manera muy incipiente, un ejercicio que viajes y exploraciones. Aquí jugará un rol fundamental
recoge la tradición de los cronistas de Indias de la el periódico El Araucano, dirigido por Andrés Bello. Ór-
Conquista. gano oficial del gobierno conservador desde 1830, con-
tinuará sosteniendo el rol de la prensa doctrinaria, pero
Casi de manera simultánea surge otra clase de textos
con un carácter único. El Estado, atento a explorar un
recogidos también en este libro, que reproducen
territorio aún desconocido y calibrar sus límites y recur-
sucesos vistos o incluso protagonizados por el autor:
sos, recibe, auspicia y difunde estos reconocimientos.
los partes militares. Con el estallido de las guerras
Dos piezas representativas de esta vertiente se incluyen
de Independencia, las noticias sobre la suerte de los

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en esta antología. Una es la de Claudio Gay, que registra su autoridad y dejan constancia de sus ceremonias. En cam-
asombro ante la exhuberancia de la Araucanía, padece los bio, estos otros cronistas van en busca de sus historias de
espantosos caminos sureños y pondera la hospitalidad del manera activa. Rehúyen la conjunción entre vida social y
cacique del lago Ranco. La otra es de Charles Darwin, que política bajo el enramado oficioso de la ceremonia pública.
testimonia la experiencia de sufrir un terremoto en Con-
Una de las piezas ejemplares de esta narrativa incluida en
cepción –apenas podía sostenerse en pie– y se sobrecoge
esta selección es la de Domingo Faustino Sarmiento, que
ante la devastación.
viaja de Santiago a Valparaíso, él solo, con la clara inten-
Ya sea por los dramáticos acontecimientos de estos tiem- ción de indagar y registrar lo visto: recorre el puerto, iro-
pos fundacionales, o por el interés de las autoridades en niza con los baches gigantescos, se burla de los ingleses
darlos a conocer, las crónicas abundan en hitos y persona- y se espanta del espectáculo del presido ambulante. Una
jes excepcionales. La efeméride de una batalla, la ejecución segunda crónica de esta línea autoral pertenece a José
de un criminal o el viaje a una frontera apenas develada, Joaquín Vallejo, Jotabeche, que visita Chañarcillo y do-
todos ellos constituyen sucesos culturales, sociales y polí- cumenta la agitada vida de este far west nortino: riñas y
ticos emanados de la autoridad. borracheras descomunales, contrabando de plata, licor y
mujeres y fortunas perdidas en una mano de naipes. Esta
Sin embargo, habrá otras crónicas, derivadas de las ante-
actitud independiente y escrutadora se refleja también en
riores, que pondrán su atención ya no en grandes episo-
el lenguaje. El estilo se hace más peculiar y espontáneo,
dios o personajes de renombre, sino en sujetos comunes
hay más literatura y menos ideología. El autor va ganan-
y en la vida cotidiana. Un viaje de Santiago a Valparaíso,
do en presencia y crea una voz propia.
un buey arrollado por el ferrocarril o una función teatral
serán los temas escogidos. Este giro autónomo de la crónica no es casual. Sarmiento
y Jotabeche publican sus primeras crónicas en la década
Como se ha visto, las primeras crónicas refieren a eventos
de 1840, tras el fin del decenio autoritario portaliano. La
y ceremonias irradiados desde el poder. Cuando los cro-
apertura política bajo el gobierno de Manuel Bulnes, el
nistas anotan y difunden estos acontecimientos actúan de
arribo de sabios extranjeros y sobre todo la instalación de
una manera más o menos pasiva. Acuden al llamado de la
la Universidad de Chile, serán los elemento que impulsen

22 23
la vida cultural chilena, dándole vigor e independencia. Algunos episodios de la Guerra del Pacífico están reco-
gidos en esta antología. La crónica de una extravagante
En ese clima irrumpen Bilbao, Lastarria y la generación
ceremonia realizada por culíes chinos en la víspera de las
literaria de 1842.
batallas por Lima, en la que sacrifican un gallo y beben su
Hacia la segunda mitad del siglo XIX se dibuja un tránsito sangre jurando “matar y morir” por la bandera de Chile.
desde la prensa doctrinaria al modelo de prensa informa- El lúgubre recorrido por el campo de batalla de Chorrillos,
tiva. Surge una creciente y variada oferta comunicacional trincheras, zanjas, casas y calles devastadas, sembradas de
orientada por las funciones clásicas de los medios masivos: cadáveres y pertrechos militares. La entrada del ejército
informar, educar y entretener. La crónica jugará un papel chileno a Lima, bandas militares y resonar de botas so-
fundamental en este proceso, al vincular el periodo ante- bre los adoquines, balcones y persianas herméticamente
rior, más cercano a la ideología política y el afán ilustrado, cerradas, rostros temerosos asomados por las rendijas.
con la nueva etapa en que se demanda información y es-
Herederos de los cronistas de la Conquista y de los auto-
parcimiento. La crónica, por su carácter fronterizo entre
res de los partes militares, los corresponsales de la Guerra
diversos géneros, permitirá combinar literatura, informa-
del Pacífico contaron con los últimos adelantos tecnoló-
ción y entretenimiento.
gicos de la era industrial en el ámbito de las comunica-
Esta transición de la prensa chilena se verá acelerada por ciones. Obligados a despachar los hechos casi a medida
un hecho histórico de la mayor importancia: la Guerra del que sucedían y condicionados por las posibilidades que
Pacífico. El conflicto bélico obligará a realizar importan- les otorgaban las nuevas técnicas, los corresponsales irán
tes innovaciones en el quehacer periodístico. La necesidad produciendo una racionalización de los lenguajes perio-
de información rápida que demandaba la opinión pública dísticos. Los periódicos, determinados a su vez por la
motivó a los principales diarios nacionales a despachar al importancia de las noticias de la guerra, se verán en la
“teatro de guerra” a los llamados corresponsales de guerra. necesidad de ampliar su cobertura informativa. Para res-
El papel de estos cronistas fue el de registrar, redactar y co- ponder a estos desafíos, los diarios nacionales irán adop-
municar de primera mano los diversos hechos de armas, tando los modernos géneros periodísticos. A la vez, la
así como la vida cotidiana de los soldados. especialización en los ámbitos de la entrevista, el repor-

24 25
taje y la crónica facilitará la adopción de la división del testigos de la historia viva del Chile del siglo XIX. Esto
trabajo periodístico bajo los parámetros del capitalismo cobra aún mayor importancia si consideramos que por
industrial. tres décadas, desde 1812 hasta 1842, la publicación de li-
bros en Chile será mínima y la de obras historiográficas,
La libertad estilística de la crónica, proveniente de sus
inexistente. En consecuencia, la historia nacional será
orígenes literarios, comenzará a tener un límite funda-
impresa y difundida de manera exclusiva por la prensa
mental: el carácter noticioso del hecho al que refiere. El
periódica, registrando los numerosos hechos de armas
estilo tenderá a ser más claro, sencillo y preciso. En ese
del siglo XIX. Los partes militares publicados en la pren-
marco valdrán todos los recursos formales, pero mante-
sa local harán la función de registros inaugurales de la
niendo la claridad comunicativa en función de un públi-
historia nacional y soporte de la construcción simbólica
co determinado.
de la nación chilena. Guerras internacionales y conflictos
Así, en el marco del pensamiento liberal, comenzará a civiles, depredaciones de bandoleros, motines militares y
configurarse lo que Eduardo Santa Cruz denomina el la lucha secular con el pueblo mapuche serán minuciosa-
periodismo de empresa, que se expresará plenamente a mente reproducidas en los diarios.
contar del siguiente siglo. Según él, este periodismo está
Desde el punto de vista periodístico, en este primer vo-
directamente influenciado por la prensa estadounidense
lumen hemos fijado la vista en el surgimiento y desarro-
y “se definirá por su pretensión informativa y, consecuen-
llo de la crónica periodística chilena. El arranque de la
te con ello, por la generación de un mercado noticioso y
producción literaria nacional se expresará casi exclusi-
de empresas suficientemente capacitadas para competir
vamente en la prensa periódica. Los primeros relatos pu-
en él y desarrollarlo”.
blicados en Chile, crónicas incipientes, acontecimientos
Al recorrer estos primeros 70 años de prensa chilena en más o menos oficiosos ocurridos en Santiago, verán la
la búsqueda de crónicas, hemos estado atentos a una do- luz en hojas de periódicos, no en volúmenes de libros.
ble consideración. Desde una mirada histórica y gracias Un momento clave, verdadero punto de inflexión de la
al valor testimonial de la crónica, hemos podido aso- cultura letrada chilena, lo constituirá la publicación de
marnos por sobre los hombros de los cronistas para ser las crónicas de Sarmiento y Jotabeche en El Mercurio de

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Valparaíso. Posteriormente, en 1842, el mismo Sarmien-
to dirigirá El Progreso, de evidentes referencias moderni-
zadoras, el primero en salir diariamente en Santiago y el
segundo en Chile después de El Mercurio. Allí Sarmiento
imprime su Facundo y publica nuevas crónicas.

Con esta doble prevención como guía de nuestra ex-


ploración, el hallazgo de crónicas y su evolución nos ha
permitido calibrar el desenvolvimiento de la prensa na-
cional, sus autores, sus medios y sus tendencias. Ha sido
una suerte de bitácora para rastrear desde los orígenes
de la prensa chilena hasta la aparición de las primeras
empresas periodísticas, en pleno despegue hacia el pe-
riodismo moderno. Testimonio de los hechos, estilo
depurado y autonomía crítica serán las herramientas
forjadas por nuestros cronistas a lo largo del siglo XIX
para descifrar y exponer a la sociedad chilena en ruta
hacia la modernidad. Aquí van algunos trazos de ese
largo y escabroso camino.

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NOTA DE LOS EDITORES
Las crónicas reunidas en este volumen fueron seleccio-
nadas de diarios, periódicos y revistas chilenos publica-
dos entre 1813 y 1881. La mayoría de las piezas fue re-
producida de manera íntegra, tal como se publicaron por
primera vez, aunque en casos puntuales –por razones de
fluidez y coherencia- se optó por acortar fragmentos o
bien fundir en un solo texto publicaciones de un tema
aparecidas en un mismo medio en días consecutivos. En
este último caso, las fechas de publicación están debi-
damente identificadas. Salvo contadas excepciones, los
títulos se conservaron del original y se optó por incor-
porar un titular cuando los originales carecían de éste.
Finalmente, de modo de favorecer la comprensión lecto-
ra, se actualizaron normas y composiciones gramaticales
y lingüísticas del castellano del siglo XIX, procurando
conservar el estilo del lenguaje de la época.

31
catástrofes
Cae un meteorito
Viva el Rey. Gaceta de Gobierno de Chile
19 de enero de 1815
Anónimo

T
ras la derrota patriota en Rancagua se
inicia el periodo llamado Reconquista
Española. Una de las diversas iniciativas
que impulsó el gobierno realista del brigadier
Mariano Osorio fue publicar un periódico afín a
las ideas monárquicas. Para ello utilizó la misma
imprenta que se había instalado bajo el gobierno
de José Miguel Carrera, la primera existente en
el país y en la que se imprimió La Aurora de Chi-
le. El diario realista se llamó Viva el Rey. Gaceta
del Gobierno de Chile. Fue operada por el mismo
impresor de La Aurora, José Camilo Gallardo,
y redactado por el fraile dominico José María
de la Torre, quien probablemente es el autor de
este texto, publicado sin firma. Circuló desde el
lunes 14 de noviembre de 1814 hasta el martes
11 de febrero de 1817, un día antes de la derrota
realista en la batalla de Chacabuco. La Gaceta
era un diario de índole político-ideológico y de
carácter oficial, con el claro propósito de susten-
tar la causa realista en Chile. Este texto es excep-
cional en su tiempo por su forma de registrar los
hechos, muy distinta de los escritos ideológicos
persuasivos que abundaban en la prensa chile-
na e hispanoamericana durante las guerras de la
Independencia.

35
Este día, cerca de las doce, empezaron a aparecer sobre Pero entró en la viña. En ella arrojó por tierra a un sir-
nuestro horizonte nubes que por su color, espesor y pro- viente que se hallaba cerca de la puerta, lo maltrató, le
cedencia de levante indicaban tempestad. Se juzgó que hizo vomitar porción de sangre y lo dejó por veinte y
esta, como acontece de ordinario, descargase sobre Los cuatro horas semimuerto. Se introdujo en la bodega, no
Andes o en sus faldas, pues la suma elevación de estos perdonó al oratorio en donde desclavó sus tablas, demo-
montes tan inmediatos a la capital hace casi necesario lió un Santo Cristo de talla, quemó un lienzo de Santo
que las pesadas nubes que sirven de vehículo al meteo- Domingo y al cotense que formaba la ara sin dañar la
ro exterminador choquen contra ellos y se rompan, ca- piedra, redujo a menudos trozos el empapelado de la pie-
yendo a consecuencia el rayo sobre las cumbres, sin que za, desmenuzó las tejas, calcinó los ladrillos, formó dos
perciban nuestros valles más que la luz del relámpago y, concavidades en el suelo, destrozó y arrojó muy lejos las
a veces, el trueno, a tal distancia que no debe intimidar. puertas con sus marcos, sin dañar a estos, ni a la pared,
ni al umbralado ni a los clavos.
Pero aconteció de otra manera en el día de que hablamos:
a la hora de sexta se aumentó la oscuridad, las nubes en- Lo mismo ejecutó con las ventanas sin que se sepa don-
grosadas e impregnadas de materias salitro-sulfúreas se de terminó la acción de este terrible meteoro, imagen y
aproximaron a la ínfima región y un trueno insólito avi- recuerdo del cañón que triunfó en Rancagua y en Los
só que si los que lo oíamos no teníamos por entonces que Andes.
temer. Era indubitable que se había hecho muy cerca la
A una legua hacia el Oriente de la anterior dicha casería
explosión. En efecto, a una legua del poblado, cayó sobre
está cita la del señor Marqués de casa Larraín, y sobre ella
la hermosa casa de campo de don Nicolás de la Cerda
se desprendió un rayo que redujo a cenizas a una bestia
no un rayo, que es menos temible por su recta dirección,
cabalgar sin dañarle el cuerpo ni causar la más pequeña
sino una centella de tan irregulares movimientos que
mutación en su figura exterior. Escapó el jinete que por
cayendo sobre el mirador lo destrozó, botó algunos de
acaso acababa de bajarse, y aún no estaba muy distante.
sus pilares, desplomó otros, y recorriendo sus escalas que
forman diversos ángulos, en todas y en sus cuartos hizo
estragos, las dejó ruinosas y abrió varios agujeros como
si allí terminase su voraz actividad.

36 37
Terremoto en Valparaíso contraba en su interior. Opositores a O’Higgins,
Gazeta Ministerial del Gobierno de Chile especialmente entre el clero, afirmaron pública-
27 de noviembre de 1822 mente que el terremoto se debía a la impiedad
del gobierno, a sus reformas antirreligiosas y al
Bernardo O’Higgins
amparo que otorgaba a los herejes extranjeros.
Se llegó al extremo de solicitar la expulsión de

D
urante el gobierno de Bernardo O’Hig- los ingleses y norteamericanos de Valparaíso.
gins (1817-1823), la naciente República se Habiendo sobrevivido a la muerte, pocos meses
vio sometida a duras pruebas para con- después, el 29 de enero de 1823, O’Higgins sería
solidarse como nación independiente. Entre los obligado a abdicar del mando de la nación.
desafíos figura la creación de la primera escuadra
nacional bajo el mando de Lord Cochrane y la
posterior expedición libertadora al Perú, finan-
ciada y organizada en gran medida por Chile. El Oficio. Valparaíso, 20 de noviembre a las diez de
elevado costo de esta expedición provocó fuer- la noche: Ayer, a las diez y tres cuartos de la noche,
tes críticas de muchos sectores, que veían al país fue plagado este pueblo de un terremoto tan extraordi-
sufrir de extremas penurias tras años de guerra. nario que, en obra de dos o tres minutos, que duraría el
Se le reprochaba a O’Higgins que los escasos re-
máximum de su espantosa violencia, se desplomaron o
cursos del erario público eran destinados a la li-
beración del Perú en desmedro de las urgentes quedaron ruinosos todos sus edificios, sin exceptuarse
necesidades del país. En esas circunstancias, a templo ni casa alguna, pública o particular. El mar, en-
fines de 1822 las tripulaciones de la escuadra se tre tanto, se balanceó por la distancia de más de doce
rebelaron por el atraso en el pago de sus sueldos. pies de elevación. A consecuencia, fue declinado el te-
O’Higgins debió viajar de Santiago a Valparaí-
so para resolver este conflicto. Fue entonces que rremoto pero no cesó un solo instante el movimiento
ocurrió el terremoto del 19 de noviembre de 1822 de la tierra, bien que remiso, hasta las cuatro y media de
en el puerto, que provocó la destrucción de nu- la mañana, desde cuya hora se ha observado —hasta el
merosos edificios, generó una ola de doce pies de momento en que escribo— que se repiten los temblores
altura, elevó la línea de la costa, modificó cur-
más o menos recios por intervalos de cinco a siete mi-
sos de agua y dejó como saldo cerca de ochenta
muertos. El mismo Director Supremo estuvo a nutos, de modo que puede decirse que se alcanzan sus
punto de morir aplastado por un muro de la sede vibraciones unas a otras.
de gobierno que se derrumbó cuando él se en-

38 39
Sin embargo, a pesar de ruina tan terrible, se ha salvado Terremoto en Concepción
felizmente toda la población sobre los cerros, donde hoy El Araucano
22 de marzo de 1839
se acampa, exceptuándose quince o veinte personas entre
Charles Darwin
algunos soldados, niños y mujeres, que supimos haber se-
pultado las ruinas. Bien es que la confusión impide fijar el

C
número de las víctimas que, con grande probabilidad, es omo es bien sabido, el célebre naturalista
mucho mayor, pero puedo asegurar de positivo que nin- inglés Charles Darwin visitó el territorio
chileno a bordo del Beagle en su viaje al-
gún empleado público ni hombre visible ha perecido.
rededor del globo. Entre diciembre de 1832 y ju-
lio de 1835 recorrió las regiones de Magallanes,
Mas, lo que en medio de conflicto tan amargo avisara con
Aysén, Chiloé, Valdivia, Concepción, Valparaíso,
mayor fuerza mi corazón, es la idea de los funestos estra- Santiago, Aconcagua, Coquimbo, Huasco, Co-
gos que el terremoto puede haber producido en esa gran piapó e Iquique. Durante este recorrido, tras des-
capital y demás pueblos del Estado. Con ansias y temores embarcar en la costa de Valdivia, sufrió el terre-
moto de Concepción del 20 de febrero de 1835.
profundos, he aguardado todo este día noticias acerca de
Su curiosidad científica lo hizo reaccionar de una
ella y, no habiendo tenido alguna, espero que el Gobierno forma bastante peculiar, la que queda registrada
Delegado me las participe muy prolijas y circunstanciadas en el siguiente texto. A partir de esta experien-
sin pérdida de instantes. Dios guarde a usted muchos cia ensayó una serie de hipótesis sobre el origen
de los terremotos y calibró sus consecuencias:
años, Bernardo O’Higgins
fue la primera descripción y explicación cientí-
fica moderna de un sismo en Chile. El periódico
El Araucano, editado por Andrés Bello, siempre
atento a los avances científicos y a la exploración
del territorio nacional, reprodujo en sus páginas
una serie de textos escritos por Darwin que más
tarde formarían parte de su Viaje de un natura-
lista alrededor del mundo. Este viaje, crucial para
el desarrollo de la ciencia, lo inspiraría para con-
cebir su tesis sobre la evolución de las especies.

40 41
(“Observaciones sobre el terremoto del 20 de febrero”, casas que se venían al suelo, el horrible crujir de la tierra
traducida del “Bosquejo de los viajes de los buques de que se abría y cerraba alternativamente en varias partes;
guerra británicos Adventure y Beagle”, publicado en el los lastimeros alaridos de angustia y desesperación; el ca-
Diario de la Real Sociedad Geográfica de Londres) lor sofocante; las nubes de polvo que oscurecían el aire y
embarazaban la respiración; el desamparo, la confusión,
Concepción, 20 de febrero de 1835. A las diez de la ma-
el terror de los infelices habitantes, presentaban una es-
ñana se notaron grandes bandadas de aves marinas que
cena difícil de describirse y que la imaginación misma
pasaban sobre la ciudad, trasladándose de la costa al in-
apenas alcanzara a concebir.
terior. A los antiguos vecinos que conocían bien el clima
de Concepción pareció algo extraña una novedad tan si- Esta fatal catástrofe aconteció como minuto y medio a
multánea en los hábitos de estas aves, no percibiéndose la dos minutos después del primer estremecimiento, y duró
menor señal de tempestad, como que en este tiempo del con igual violencia por cerca de otros dos minutos.
año no las hay. A eso de las 11, la brisa del sur empezó a
Durante ese espacio de tiempo, nadie podía tenerse en
soplar con alguna fuerza, como regularmente sucede: el
pie sin apoyarse en algo: asíanse unos de otros o se abra-
cielo estaba sereno y casi sin nubes. A las 11 y 40 minutos
zaban a los árboles y postes. Otros se arrojaban a tierra,
(tiempo medio) se sintió un sacudimiento en la tierra,
pero tan violento era el vaivén que se veían preciados a
ligero al principio, pero que se aumentó rápidamente.
tender los brazos para no rodar. Los caballos y todos los
Durante los primeros treinta segundos, muchas perso-
animales dieron muestras de igual terror y se sostenían
nas permanecieron en sus casas, pero los movimientos
con las piernas abiertas y las cabezas inclinadas, tem-
convulsivos fueron luego tan fuertes que difundieron un
blando violentamente. Los pájaros atemorizados en to-
espacio universal y toda la gente salió a refugiarse en los
das direcciones.
parajes descampados.
Las grietas que se abrieron en el suelo no presentaban
La horrorosa conmoción fue creciendo; apenas era po-
una dirección uniforme. La más común era de sudeste
sible tenerse en pie, los edificios se estremecían y bam-
a noreste.
boleaban. De repente una estupenda convulsión cubrió
la tierra de ruinas. En menos de seis segundos, la ciudad Después que hubo cesado la violencia del terremoto, se
era un montón de escombros. El ruido espantoso de las disiparon poco a poco las nubes de polvo que produjo la

42 43
ruina de los edificios. La gente comenzó a respirar con (Nota: las calles de Concepción corren de nordeste a su-
más desahogo y a tender la vista alrededor. Su aspecto era deste, y de nordeste a sudeste). Otras se hicieron pe-
medroso y sepulcral. Si las tumbas se hubiesen abierto y dazos al desplomarse, pero los grandes fragmentos se
hubiesen salido a la luz sus habitantes, el espectáculo no vieron constantemente hacia el mismo rumbo. Las pa-
hubiera sido más pavoroso. Pálidos y trémulos, cubiertos redes que se hallaban en una dirección opuesta, entre
de polvo y sudor, corrían de un lugar a otro, llamando a nordeste y sudoeste, sufrieron mucho menos. De al-
gritos a sus hijos, parientes y conocidos. Algunos pare- gunas se desprendieron fragmentos; otras se hundieron
cían enteramente privados de razón. verticalmente, como por un movimiento undulatorio
de la superficie de la tierra, a lo largo, pero otras hubo
Los sacudimientos se repetían a cortos intervalos, reno- que sufrieron un poco.
vando la aflicción y el miedo. Se puede decir que la tierra
no estuvo quieta un momento durante aquel día y el si- Los techos cayeron en todas partes, las casas de adobes
guiente y aun hasta el tercero, después de la gran convul- formaron montones confusos. La Catedral, cuyas pare-
sión. Muchos de los temblores fueron precedidos de un des eran de cuatro pies de grueso, apoyadas en robustos
rumor sordo subterráneo como el de un trueno distante: estribos y construidas de excelentes ladrillos y mezcla,
el sonido, según algunos, era semejante al de una descar- sufrió más que los otros edificios. Pegada a los restos de
ga de artillería a lo lejos, parecía venir del sudoeste y pre- las paredes quedó la parte inferior de algunos estribos
cedía dos o tres segundos al temblor. Otras veces, aunque y la superior de otros y hubo un lugar en que el estribo
raras, no acompañaba al terremoto ruido alguno. quedó solo sobre sus propios cimientos, separado entera-
mente de la muralla.
La opinión general es que la dirección del movimiento
era de sudoeste a nordeste. Algunas paredes, cuya direc- La ciudad de Concepción está sobre un plano pero más
ción era de sudeste a noreste, cayeron enteras de plano, alto que el nivel del Bío Bío: el terreno es flojo y aluvial.
conservando los ladrillos su posición relativa, aunque Hacia el este y el norte hay colinas pedregosas irregula-
perpendicular, sin desparramarse al caer. Todas esas pa- res, de formación terciaria, aunque esto último no es en-
redes, sin exceptuar una sola, cayeron hacia el noroeste teramente cierto. Desde la falda de estas colinas la tierra

44 45
floja abrió en muchas partes, las grietas eran de una pul- sacó; al atravesar ella la calle, cayó la pared, pero ambos
gada hasta un pie de ancho. Parecía como que la tierra tuvieron tiempo de salvarse. Cuando vino el gran sacudi-
baja se hubiese separado de las colinas por haber obrado miento toda la calle que esta mujer acababa de atravesar
ellas con más violencia en el terremoto. desapareció enteramente bajo una parte de los escom-
bros de la Catedral.
Las mujeres que lavaban en el río vecino a Concepción
Además del ondulatorio, se sintieron otros movimientos,
se asustaron por el movimiento súbito del agua, que
vertical, horizontal y circular. Nótese especialmente que
les subió a la rodilla y, al mismo tiempo, empezaron
un pináculo angular de piedra dio media vuelta sin caer
a sentir el sacudimiento. Se asegura que los perros se
ni desprenderse de su base.
pusieron en salvamento saliendo de las casas antes de
principiar el terremoto. Esto, aunque se sabe de cierto Personas que corrían a caballo al tiempo del gran sacu-
que sucedió en Talcahuano, necesita confirmarse relati- dimiento se vieron repentinamente detenidas: unas ca-
vamente a Concepción. yeron de sus caballos; otros se apearon, pero no pudie-
ron tenerse en pie. Tan agitada estuvo la tierra después
De nueve hombres que estaban reparando lo interior de
de la catástrofe, que entre el 20 de febrero y el 4 marzo
una iglesia, siete murieron y los otros dos recibieron gra-
se contaron más de 300 temblores. La buena conducta y
ve daño. Uno de estos infieles permaneció medio ente-
generosa hospitalidad de los vecinos de Concepción pro-
rrado entre los escombros por cinco días, con un cadáver
porcionaron un grande alivio a esta calamidad. Todos se
encima. Una madre que corría con sus hijos vio caer uno
auxiliaban unos a otros, y apenas hubo ejemplo de hurto.
de ellos en un hoyo; una pared cercana bambaleaba; en
Los vecinos acomodados empezaron inmediatamente a
este momento de conflicto vio un leño a sus pies, púsolo
ocupar el pueblo y construyeron ranchos y habitaciones
al través del hoyo y echó a correr. La pared, que era de
provisionales de madera, viviendo entretanto al aire, a la
ladrillo, cayó y los fragmentos cubrieron el hoyo. Al día
sombra de los árboles. Los que primero se proporciona-
siguiente sacaron al niño sin lesión alguna. Otra mujer
ron dónde vivir juntaban alrededor de sí a cuantos po-
echó de menos un hijo y, aunque vio que una alta pared
dían y en pocos días llegó a tener el vecindario un abrigo
inmediata amenazaba ruina, corrió en busca de él y le
temporal, en que procuraba sacar consuelo y diversión

46 47
de sus mismas desgracias, riéndose de los extraordina- lla cerca pendiente, hasta treinta pies de altura sobre
rios arbitrios a que se veían reducidos para sobrellevarlas. el nivel del pleamar. Rompió por sobre los buques; los
zarandeó como si hubiesen sido pequeños botes, inun-
Talcahuano, 20 de febrero. En Talcahuano, la violencia
dó la mayor parte del pueblo y, hecho esto, refluyó con
del terremoto fue tan grande como en la capital. Aconte-
tal ímpetu que casi todos los efectos transportables que
ció al mismo tiempo y del mismo modo. Solo tres casas,
el terremoto no había sepultado bajo las ruinas fueron
situadas sobre una base de roca, se escaparon de la ruina
arrastrados por las aguas.
universal que cupo en suerte a las otras, edificadas sobre
el terreno flojo y arenoso que se extiende entre la playa De allí a poco vararon nuevamente los buques y en segui-
y los cerros. Casi todos los habitantes se salvaron; pero da se divisó otra grande ola que se acercaba bramando
apenas habían vuelto en sí de la sensación de terror cau- con más furia que la primera. Sus estragos, sin embargo,
sada por los destructivos vaivenes de la tierra, cuando no fueron tan grandes, porque había ya poco que des-
les llenó otra vez de espanto la retirada del mar. La ruina truir. El mar se retiró de nuevo, acarrando gran cantidad
de Penco se presentó a su memoria; temerosos de una de efectos de madera y los materiales menos pesados de
venida de las olas, corrieron en tropel a ponerse en salvo las casas y dejando otra vez varadas las embarcaciones.
sobre las alturas vecinas.
Al cabo de unos minutos de temerosa expectación, se dejó
Como media hora después del terremoto, cuando la ver otra tercera ola de entre Quiriquina y el continente,
mayor parte de la población se había refugiado a los ce- enorme y al parecer de mayores dimensiones que las an-
rros, y el mar se había retirado hasta dejar varadas las teriores. Bramando al estrellarse con lo que encontraba
embarcaciones —que estaban al ancla en siete brazas al paso, se precipitó con una violencia irresistible sobre
de agua, quedando descubiertas las rocas y bancos de la playa, cubriéndolo y destruyéndolo todo. Refluyendo
la bahía—, se alcanzó a ver una ola enorme que se abría luego, como rechazada por el pie de los cerros, arrastró
camino por la boca occidental que separa la isla de Qui- en su retroceso gran cantidad de efectos caseros, cercas y
riquina del continente. Esta ola inmensa pasó rápida- todo género de muebles que, sosegada la tremulosa ave-
mente por el lado occidental de la bahía de Concepción, nida, sobrenadaron, presentando la apariencia de un vas-
barriendo cuantas cosas movibles encontró en aque- to naufragio.

48 49
Después de estos esfuerzos convulsivos pareció como cas- po del terremoto, los buques quedaron a la parte de afue-
cada la naturaleza. El agua y la tierra temblaban. Gran nú- ra de sus anclas, la popa hacia el mar, y en esta posición
mero de habitantes se encaminaron entonces a las ruinas, vararon. El capitán del puerto, Délano, estaba a bordo de
ansiosos de averiguar la magnitud de sus pérdidas y de uno de los balleneros a la sazón. La primera grande ola
salvar su dinero y algunos artículos preciosos, que, perdo- dio contra la popa del buque, se estrelló sobre él y lo le-
nados por las olas, estaban expuestos a las depredaciones. vantó sin hacerle más daño que barrer su cubierta; la ca-
dena, que estaba floja, se deslizó sobre el fango y contuvo
Durante el resto del día y la noche siguiente, la tierra no
la embarcación poco a poco, a medida que fue calmando
reposó muchos minutos continuos. Frecuentes y casi in-
el primer ímpetu de la ola. Revolviendo luego el agua,
cesantes temblores, sacudimientos más o menos recios
le hizo girar alrededor y la dejó varada casi en la misma
de cuando en cuando y ruidos subterráneos distantes
posición que antes. La profundidad, que era de dos bra-
tenían a todos en perpetua alarma y angustia. Algunos
zas cuando el buque varó, creció hasta diez en el mayor
creían que aún no había pasado la crisis y no quisieron
ascenso del agua, y las dos últimas olas produjeron en las
bajar de los cerros. Otros, explorando las ruinas, se asus-
embarcaciones el mismo efecto que la primera. Todas re-
taban de cada movimiento y de cada ruido, y temían ver
sistieron, aunque algunas de las anclas anduvieron unas
las olas sobre sus cabezas. Casi todos los habitantes, ex-
pocas brazas. Hubo buques que chocaron violentamente
cepto unos pocos que se refugiaron en los buques, pasa-
uno contra otro y que dieron vueltas alrededor, como en
ron la noche sobre los cerros al descubierto.
un remolino, sin experimentar mucho daño.
El día siguiente principiaron a hacerse chozas y ranchos
Había en la playa un buque pequeño, de unas treinta to-
sobre las alturas, temiendo otra venida del mar. Parece-
neladas, que estaba para ser lanzado; el mar lo llevó más
rá milagroso que no hubieren perecido los buques, pero
de 200 varas tierra adentro y lo dejó allí sin lesión. Una
la explicación hará desaparecer el milagro. Tres grandes
goletilla que estaba anclada delante del pueblo soltó el
balleneros, una barca, dos bergantines y una goleta es-
cable y se hizo afuera, encontrando la ola sin romperla
taban anclados a poca distancia del pueblo en cuatro y
y montando sobre ella como en una marejada ordinaria.
hasta siete brazas de agua, con una sola ancla y bastante
La Colocolo, que estaba a la vela a la entrada oriental de
cable. Con la brisa del sur, que refrescó un poco al tiem-

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la bahía, hizo cara a las olas de la misma manera y con el mar se mantuvo subiendo bajando hasta dos o tres ve-
igual suceso. ces por hora.

Muchos botes se hicieron mar afuera antes de retirarse Al este de la Quiriquina la venida no fue tan grande ni
las aguas. Unos arrastraron las olas y tuvieron la dicha tan impetuosa como al oeste, porque allí encontró más
de montar sobre ellas y salvarse; otros, casi zozobraron espacio que en gastar su fuerza, siendo aquella la parte
en la lucha. El afortunado escape de un niño de cuatro más ancha y profunda de la bahía. La isla dividía las olas
años merece contarse. Una criada se había refugiado con en dos brazos: uno de ellos corría por Tumbes, o la playa
él en un bote; el bote se estrelló contra un ancla en la pla- occidental, hacia Talcahuano; y el otro por la boca orien-
ya y se partió en dos. La criada se ahogó; pero el niño se tal hacia Lirquén y Tomé. Notáronse dos explosiones al
agarró de uno de los pedazos del bote y salió con él a la tiempo de entrar las olas, una más allá de la Quiriquina,
bahía. El fragmento flotó acá y allá y el niño se mantuvo que fue observada por M. Henry Bardon y su familia,
firme, hasta que fueron a buscarle y le hallaron sentado embarcados en una lancha cerca de Tomé, y se les pre-
en él, sujetándose con ambas manos, mojado y tiritando sentó como una gran columna de humo, semejante a una
de frío, pero sin lesión alguna. El niño se llama Hodges, torre; la otra, en el medio de la bahía de San Vicente, pa-
su padre es un inglés muy conocido en Talcahuano y ha recía el chorro de una inmensa ballena, dejando al des-
sido oficial de la marina británica. aparecer un remolino que duró algunos minutos, cuyo
centro era profundo como si el mar se entrase en una
Por cuatro días consecutivos se presentó el mar cubier-
cavidad de la tierra.
to de despojos, no solo en la bahía de Concepción sino
hasta alguna distancia, arrojando a las playas de la isla Al tiempo de la ruina y hasta después de las avenidas,
de Quiriquina multitud de muebles destrozados y todo el agua de la bahía pareció estar como hirviendo, esca-
género de efectos de madera, de modo que durante algu- pándose ampollas de aire o gas. El agua se puso color
nas semanas se ocuparon varias partidas en recogerlos y obscuro y exhalaba un olor sulfúreo muy desagradable.
llevarlos al pueblo. En los tres días que siguieron al de la El mar arrojó gran muchedumbre de peces muertos.
catástrofe, los flujos y reflujos fueron frecuentes e irregu- Aguas negras y fétidas brotaron en muchos parajes. En el
lares. Durante algunas horas después del sacudimiento, patio de Mr. Evans, en Talcahuano, se hinchó el suelo y,

52 53
reventando, venció una agua hedeada y súlfura, fenóme- muchos corrieron por los cerros arriba hasta colocarse
no que se observó asimismo en varios lugares alrededor en lo más elevado.
de Concepción.
Notáronse en aquellas estupendas avenidas casos muy
Por la marea que dejó el agua en la pared de la casa del singulares de estrago y de preservación. Se allanaron
capitán Délano, se echó de ver que las avenidas montaron edificios, cañones de 24 cedieron al impulso de las olas
25 pies sobre el nivel ordinario de pleamar. El agua pe- y fueron arrastrados a distancia de algunas varas y vol-
netró a los altos y dejó festones de plantas marinas en los cados, mientras que un niño fue transportado por ellas
techos y sobre la cima de las rotas murallas; mas esto no sobre un trozo de bote sin recibir daño, y vidrieras de
debe mirarse como una indicación de la altura general ventanas se vieron salir a las playas de Quiriquina, sin
de la ola, porque una masa de agua que corre impetuosa que el embate del mar les hubiese quebrado un vidrio.
sobre una playa en declive conservará naturalmente su
Según los apuntes del capitán Délano, su barómetro bajó
velocidad algún tiempo y subirá playa arriba hasta una
cuatro o cinco décimos de pulgada entre el 17 y el 18 de
elevación considerable. Los que observaron las avenidas
febrero y siguió bajando en la mañana del 18, pero luego
las creyeron tan altas como la parte superior del casco de
subió otra vez. En Concepción, un descenso de dos o tres
una fragata, más allá del fondeadero, lo que viene a ser
décimos indica mal tiempo y de cuatro o cinco, aguacero
unos 16 a 20 pies sobre el nivel de la bahía. No se rom-
o viento. No parece, pues, inverosímil que un descenso
pían sino aquellas partes de la ola que chocaban contra
tan notable como aquel, no seguido de tempestad, tuvie-
algún obstáculo hasta cerca de media milla de la playa,
se conexión con la causa del terremoto, pero hay dudas
donde se estrellaban bramando de un modo espantoso.
sobre la exactitud de estas observaciones. Los barómetros
Las personas que estaban sobre alturas que dominaban de la Beagle, que estaba entonces en Valdivia, no señala-
a las dos bahías observaron que el mar avanzaba hin- ron novedad alguna. Verdad es que a tan gran distan-
chado sobre San Vicente al mismo tiempo que sobre cia no debe extrañarse que no se mueva uniformemente
Talcahuano. La explosión de San Vicente y la embes- el mercurio. Lo que consta de cierto es que por algunos
tida del mar por ambos lados les hicieron creer que la días después del terremoto el flujo no subió hasta la línea
península de Tumbes iba a separarse del continente y ordinaria, faltándole para cubrirla unos cuatro o cinco

54 55
pies verticales. Esto dio motivo a creer que se hubiese al- Masas de tierra y piedra de muchas toneladas de peso
zado la tierra, pero prevaleció la idea de haberse retirado se desprendieron de los riscos y derrumbaderos. Había
la mar. La diferencia fue menguando poco a poco y, a mucho peligro en acercarse al borde de un gran risco,
mediados de abril, era de solo dos pies. porque las hendeduras y grietas que por todas partes se
habían hecho daban indicio de lo mal seguro de seme-
La prueba de haberse elevado la tierra es que la isla de
jante apoyo. Andando por la playa en pleamar, las capas
Santa María fue levantada realmente unos nueve pies,
de marisco muerto y las algas marchitas adherentes a los
pero de ese fenómeno se hablará en otra parte.
peñascos en que se habían criado atestiguaban por todas
Pasando por la estrecha angostura que separa a la Quiri- partes la reciente elevación de la tierra.
quina de Tumbes, las grandes olas habían barrido las pla-
yas hasta la altura de 50 pies verticales sobre el nivel del
pleamar, pero es probable que solo alcanzaron a esta ele-
vación por los costados de dicha angostura, donde el agua
encontró más obstáculo, y se tendió más por la playa. La
angostura tiene cerca de una milla de ancho y 10 brazas de
profundidad en el medio, pero los arrecifes del costado de
oeste reducen su anchura navegable a media milla.

Donde sea que la invasión de las olas encontró tierra


llana, fueron terribles los estragos, porque estos terre-
nos están por lo general muy habitados y cultivados. Las
tierras bajas hacia el fondo de la bahía de Concepción,
en especial las de la isla de los Reyes, fueron cubiertas
por las aguas e irreparablemente desmejoradas. Perdióse
mucho ganado vacuno, muchos caballos y ovejas. Efectos
semejantes se notaron entre el río Itata y el cabo Rumena.

56 57
Fuego en el puerto comienzos de 1851, debido a un nuevo incendio,
La Gaceta y significaría la formación del primer cuerpo de
16 de marzo de 1843 bomberos voluntarios en Chile.
Anónimo

H
acia mediados del siglo XIX la ciudad Valparaíso ha sido anoche el teatro de una calamidad es-
de Valparaíso era muy vulnerable a los pantosa, ha recibido una lección terrible, que esperamos
incendios. Muchas de sus viviendas se
construían con barro y caña brava, y numero- no sea olvidada, para adoptar medidas que pongan a esta
sos edificios estaban edificados en madera. Por población, tan aglomerada y formada de materiales tan
otro lado, los extranjeros habían introducido las combustibles, al abrigo de tan terribles acontecimientos
cocinas de hierro alimentados con carbón, que
para en adelante.
producían abundantes chispas, a lo que se suma-
ba la acción del viento. Por último, en Chile no
A las ocho y cuarto de la noche, se dejó ver el fuego por
existían cuerpos de bomberos y el combate de
los incendios era realizado por milicias, guardias el techo de la casa que ocupaba el almacén naval de los
cívicas y por la población local. Para el incendio señores Julián y López. Por una fatalidad deplorable, no
de marzo de 1843 se conjugaron estos factores
pudo cortarse a tiempo el puente que comunicaba la par-
para desatar el siniestro en un edificio cerca de
la aduana que se comunicaba con otro a través de te incendiada con el edificio nuevo de don Juan de Dios
un puente de madera. Por ahí se propagaron las Correa y el del señor Bernales, y se comunicaron por allí
llamas. El fuego, controlado al amanecer del 16 las llamas con una rapidez extraordinaria, cebándose y
de marzo, resurgió y no se extinguió totalmen-
te hasta el día 17. Entre los edificios destruidos recorriendo el hermoso edificio que pocos momentos an-
se contaba la sede de la imprenta y redacción de tes se levantaba ostentoso y brillante a la luz de la luna, y
El Mercurio, periódico que había sido adquirido convirtiéndolo bien pronto en un foco de fuego inmenso,
el día anterior a la catástrofe por el editor espa-
ñol Recaredo Tornero. Producto del incendio que amenazaba con extenderse por toda la circunferen-
se reconstruyó la zona destruida con materiales cia que iluminaba.
de mayor solidez, se impulsó la instalación de
agencias de seguros y se efectuó el primer inten- La atención se dirigió principalmente a cortar los edi-
to por crear un cuerpo de bomberos voluntarios ficios por el lado de la Bolsa e interceptar la comunica-
para el puerto. Esta iniciativa daría sus frutos a

58 59
ción del fuego y, merced a esta pronta diligencia, es que Cross. Pero era poca la cantidad de pólvora y la explo-
pudo salvarse este útil establecimiento. Pero no fueron sión no produjo más resultado que un ligero temblor,
tan felices por el otro lado del edificio incendiado, que que aumentó el espanto de que se hallaba poseída aque-
comunicó sus llamas a la casa ocupada por la sastrería lla masa enorme y compacta de espectadores —y de ca-
de Burnett y Compañía, de allí a la de Madame Aubry ras alzadas e iluminadas— que presentaba el muelle, las
y a las diez y media, no hallando nada que pudiese darle calles todas, los cerros y hasta la bahía, cuyos botes y
pábulo en las dos grandes moles de escombros encendi- buques aparecían guarnecidos de gentes que, trepados a
dos que se extendían hasta la orilla del mar, atravesó a los palos, miraban aquella escena de horror, o que iban
la casa de enfrente ocupada por la imprenta de El Mer- y venían en los botes en busca de los auxilios que con
curio. Las bombas, que habían maniobrado con tesón y prodigalidad presentaban.
actividad desde el principio, se encontraron inservibles
Pocos momentos después de estallar el incendio, se pre-
y nada hubo ya que pudiese detener al rabioso elemento
sentaron en aquel teatro de confusión y desorden el señor
que, manifestándose a veces en negras nubes de humo y
ministro de la Guerra, el señor intendente, el filantrópico
otras en una inmensa llamarada, iba envolviendo todo
y activo almirante francés monsieur Du-Petit Tuars, el
cuanto encontraba, desde la casa de Iñiguez hasta llegar
comandante Alix de la Reine Blanche y la mayor parte de
frente a la Aduana.
sus oficiales, el comandante Hammond del Salamander
Allí había sido demolida con anticipación por la tripula- y sus oficiales, el señor coronel Simpson, el comandan-
ción francesa la casa a que forma esquina la botica, y a las te Amengual, el juez de Letras en lo Civil don Santia-
tres y media quedaron tranquilizados los ánimos, con- go Melo, el juez en lo Criminal señor Eliguren, el señor
siderándose cortado este horroroso incendio que no ha comandante del 2º Toro, el señor Vidal, el señor Lynch
tenido igual en Chile y que durará, sin duda, por mucho y una multitud de ciudadanos y funcionarios civiles y
tiempo en la memoria de cuantos lo han presenciado. militares. Todo estaba en movimiento: la tripulación de
la fragata francesa, la del Salamander y muchos de los
Se hizo antes una tentativa para detener el incendio por
buques mercantes de la bahía bajaban con sus oficiales, y
medio de una mina de pólvora que con su explosión
las últimas con sus capitanes, y se lanzaban con prontitud
voltease el edificio donde estuvo el almacén del señor

60 61
a prestar el poderoso auxilio de sus brazos con una acti- partes, sin saber dónde, con algo de su predilección que
vidad y disciplina que, por desgracia, falta tanto en estos querían salvar del furor de las llamas, su presencia en tan
casos, en que todos corren, todos se agitan y afanan y poco críticos momentos reanimó los ánimos e imprimió algún
se adelanta. orden en las operaciones. El señor coronel Simpson, por
la parte del sud y después por la norte del incendio, prestó
Nada es bastante a elogiar la conducta uniformemente ob-
servicios importantísimos, sin pararse en obstáculos, tre-
servada en esta noche aciaga por el señor almirante fran-
pando por todas partes; el señor Juez de Letras en lo Civil
cés, por monsieur Alix y los oficiales y marinería que co-
también ha mostrado una actividad que puso alguna vez
locó siempre en los lugares donde más riesgo había, donde
en riesgo su persona, trepando los techos de las casas que
era por consiguiente más necesaria su cooperación. En su
separaban la Bolsa.
celo en este servicio fue gravemente herido monsieur Gau-
tier, edecán del almirante, y ansiamos por saber el estado Sería imposible nombrar a todos los que se han distingui-
de su salud. También recomendamos a la gratitud de todos do en la obra de detener los progresos del fuego y de sal-
a los señores oficiales Sevin, Starnos, Menar, Liger y los var alguna propiedad. El señor comandante del 2º Toro, el
demás de sus compañeros, cuyos nombres ignoramos. del número 1, el comandante Amangual, que ha trabajado
incesantemente con una mano cortada, a los señores Bay-
Del mismo modo, debemos tributar nuestro elogio y re-
non, González y López de la marina chilena, el ayudante
comendar a nuestros compatriotas todos los servicios
del Intendente señor Gazmuri, el señor Platt, el señor Gati-
importantes del señor comandante M. Hammond del Sa-
ca, don Alejandro Miller, el señor secretario Andonaegui,
lamander y sus oficiales, cuyos nombres nos hacemos un
el señor Hevel, el señor Gura Riobó, don Francisco S. Ál-
honor en publicar (aún no hemos conseguido esta lista).
varez y don Venancio Lorca.
El señor ministro de Guerra, nuestro benemérito inten-
Los ciudadanos oficiales cívicos vistieron muchos de ellos
dente, han dado muestra de su celo y actividad, y cierta-
sus insignias y acudieron al sitio del peligro. Entre los que
mente que su presencia en aquella escena de desolación, en
más se distinguieron, conocimos al capitán don Miguel
que no se oía por todas partes sino gritos de aflicción y de
Santa María, el capitán Iñiguez, el teniente Boza, el ca-
llanto, en que corrían mujeres, niños y hombres por todas
pitán Palacios y el subteniente Sánchez y muchos otros.

62 63
No podemos pasar en silencio la conducta heroica del ca- impedirá tal vez la publicación de El Mercurio. Acom-
pitán Carrick de la Pearl, que hasta perdió su chaqueta en pañamos al público en el sentimiento que debe causarle
las llamas. verse privado por algunos días de la aparición de aquel
importante diario.
El capitán Heath se desempeñó con su acostumbrada des-
treza y sangre fría en el servicio de las bombas y sus cuida- Se estima en más de 2.000.000 de pesos la propiedad
dos en la conservación de la Bolsa. consumida.

El señor Trappez, segundo cirujano de la Reina Blanca, ha Mañana daremos una lista de las casas que han sufrido
sido gravemente herido. Tenemos entendido que también por el incendio.
se ha quemado el pecho míster Menar.

˜
A las 8 de la mañana. El fuego parece interceptado ente-
ramente. Todavía permanece ahí el señor intendente que
no descansa, se han nombrado comisiones para que entre-
guen los efectos salvados. Puede considerarse cortada la
parte del puerto de la del Almendral tanto por las guardias
colocadas para impedir el robo, cuanto por los escombros
ardiendo que siembran las calles y los fragmentos de edifi-
cios que caen continuamente. Los negocios pueden consi-
derarse interrumpidos casi completamente.

La quema de la imprenta de El Mercurio, la confusión


en que se hallara lo poco que se haya salvado del mag-
nífico establecimiento tipográfico del señor Tornero,

64 65
Incendio de la iglesia de la Compañía de Jesús fue Benjamín Vicuña Mackenna, quien reflejó
El Bien Público en sus crónicas el horror del siniestro y la crítica
6 de diciembre de 1863 política posterior. Este incendio es, hasta la ac-
Benjamín Vicuña Mackenna tualidad, el más grave ocurrido en la historia de
Santiago y fue la causa directa de la creación del
primer cuerpo de bomberos de la capital.

L
a década de 1860 fue un periodo de tran-
sición entre la República Autoritaria y la
República Liberal. En ese sentido, el presi-
dente José Joaquín Pérez facilitó la transición al Anoche ha tenido lugar una de esas catástrofes espan-
integrar en su gabinete a ministros de la oposi- tosas y sin ejemplo en nuestra historia, una catástrofe
ción liberal. Aprovechando esta coyuntura, polí-
ticos liberales, radicales y nacionales formaron el de esas que cubren de luto a una ciudad entera. ¡El más
Club de la Reforma, con el objeto de modificar la suntuoso y concurrido de nuestros templos, la iglesia de
Constitución de 1833 en sus aspectos más restric- la Compañía, no es ya sino un montón de escombros y,
tivos y autoritarios. Estas iniciativas provocaron
lo que es más horrible todavía, bajo esos escombros ha
serios conflictos políticos entre conservadores y
liberales. Uno de ellos fue la lucha entre la Iglesia quedado sepultada — después de haber sufrido la más
Católica, identificada con el Partido Conserva- horrible de las muertes, la muerte del fuego— una gran
dor, y grupos liberales y radicales que pugnaban parte de lo más selecto de nuestra sociedad! He aquí lo
por una mayor tolerancia religiosa. En esas cir-
cunstancias ocurrió el incendio de la iglesia de la que hemos podido averiguar de este espantable suceso.
Compañía de Jesús en Santiago, cuando se cele-
braba la festividad de la Inmaculada Concepción. Era la última noche de la concurridísima función que se
La mayor parte de la concurrencia eran mujeres, celebraba todos los años en este templo con el nombre
y según cálculos de la época habrían muerto cal- de mes de María, y esta circunstancia y el haberse espar-
cinadas alrededor de dos mil personas, muchas
de ellas integrantes de la elite capitalina. Los li- cido la voz de que iba a predicar monseñor Eyzaguirre,
berales responsabilizaron a la Iglesia Católica de había hecho acudir desde temprano una muy numerosa
la tragedia y lanzaron una campaña frontal en la concurrencia. Como a las seis y tres cuartos de la tarde
prensa y el Congreso, criticando el control que
ejercía sobre la sociedad chilena, especialmente comenzó el fuego por la media luna de gas que estaba
sobre las mujeres, principales víctimas de la ca- a los pies de la Virgen en el altar mayor. En un instante
tástrofe. Destacado representante de esta visión

66 67
incendióse el altar y subió el fuego hasta la cúpula. La distancia de la puerta, de manera que era dificultosísi-
masa compacta de gente se alzó entonces despavorida mo arrancar a una porque, además del peso que tenía
para dirigirse hacia la puerta: pero, ay, ¡cuántas no de- encima, todas las otras se tomaban de sus vestidos y no
bían llegar hasta ella! La turbación, el terror y espanto había fuerzas suficientes para arrastrar con el enjambre
con que salían hacía que donde una caía, cayesen ciento que se extendía hasta lo interior del templo. Un peligro
encima y que fuese imposible a las de adentro llegar a la inminente amenazaba también a los que se aventuraban
puerta salvadora. a dar un paso hacia adentro, porque en el acto todos los
brazos se dirigían hacia ellos y felices entonces si conse-
A un paso de la puerta viose, entonces, el espectáculo
guían volver hacia fuera.
más horrible que pudiera imaginarse, un espectáculo
que parece todavía imposible y como un sueño y que. Comenzaba también a extenderse el fuego hacia la parte
sin embargo, es una realidad que hemos presenciado con de la puerta y a caer tizones sobre los que permanecían
nuestros ojos. Comenzaron a desprenderse de la bóve- aún, ofreciendo una última esperanza a las víctimas.
da trozos de madera incendiados y comenzaron a sufrir Quebraron los arbolitos de la plazuela para hacer un úl-
las víctimas —además del suplicio de la desesperación timo esfuerzo y los alargaron a las afligidas para que se
y del calor insoportable— el suplicio del fuego, porque tomasen de ellos; pero poco con ello se consiguió y pres-
comenzaron a incendiarse. to tuvieron que renunciar a toda esperanza.

Mientras tanto, una multitud de hombres acercábase a Entonces llegó un instante que tendremos presente
las puertas a salvar a las víctimas; pero sus esfuerzos, mientras vivamos: os hombres, en la desesperación de no
si no infructuosos, no pudieron salvar sino a una parte poder prestar ningún socorro, apartaron sus ojos de ahí.
muy pequeña. Entre los salvados hubo también muchos Por entre las llamas se divisaba arder a una multitud de
cadáveres, otros que ya han expirado y algunos horrible- gente y luego esa gente ardía también y ya no se divisaba.
mente mutilados y casi fuera de toda esperanza. Cayeron de las cornisas de arriba los infelices que pren-
dían las luces y que habiéndose subido por el altar no
Habíase formado una muralla de señoras unas sobre
tuvieron por donde bajarse. Hundióse después la bóveda
otras, como hasta la altura de un hombre, a poquísima
de aquel horno lleno de llamas humanas.

68 69
Ya no pudieron sacarse sino algunos cadáveres. Felizmente, y esto debe consolar en su angustia a las fami-
lias que han sufrido tan dolorosa prueba, podemos abrigar
En un instante se había ardido la soberbia cúpula y algu-
la confianza de que la inmensa mayoría, de que tal vez to-
nos minutos bastaron para que se hundiese, encendida, la
das las que anoche sufrieron tan horriblemente, gozan hoy
torre de la derecha y el campanario de la izquierda. Impo-
de la vida que no se acabara jamás.
sible es fijar ni aun aproximadamente el número de vícti-
mas: quienes las calculan en 600, quienes en 800 y hasta Nunca se había visto un número tan prodigioso de fieles
hay quien las eleva hasta la cifra aterrante de 1.500. ¡Mil acudir a recibir el pan de vida como en el mañana de ayer.
quinientas víctimas y casi todas respetables señoras y tier-
Sus almas doblemente purificadas habrán volado al cielo.
nas niñas y muertas tan horriblemente, tienen a Santiago
consternado y cubierto de luto! Hay familias que han pe-
recido sin quedar uno solo y casi no hay una sola casa en
que no se llore por una madre, una hija, una hermana o al-
guna pariente, amiga o servidora. Algunos hombres tam-
bién han sido víctimas del fuego, aunque en corto número.
Cuando se incendiaba la torre, dos infelices aparecieron a
sus ventanas. Momentos después se arrojaron por ellas y
hemos oído decir que uno se ha salvado casi por milagro.

Nunca hemos sentido una impresión de terror semejante:


los cabellos se erizaban y uno quedaba mudo y transido de
espanto al considerar su impotencia y los progresos inven-
cibles del fuego.

Todos los datos que damos son, poco más o menos exac-
tos, pues ni es posible ni lo será hasta dentro de algunos
días, conocer todos los detalles y el número de víctimas.

70 71
El Mapocho se desborda sobre Santiago dificultando el escurrimiento de las aguas. Pos-
El Ferrocarril teriormente, en el gobierno de José Manuel Bal-
16 de julio de 1877 maceda, se canalizaría el Mapocho para evitar
Anónimo inundaciones. Sin embargo, el encajonamiento
de la corriente generó un torrente más concen-
trado y violento que provocaría la destrucción de

L
a característica estacional del torrente del otra magnífica obra pública colonial: el puente
río Mapocho ha provocado frecuentes y sú- de Calicanto.
bitas crecidas, con las consiguientes inun-
daciones de la capital. A lo largo de la historia
se han ejecutado numerosas obras públicas para
controlar el cauce del río y evitar su desborde. Por tercera vez, el Mapocho ha amenazado seriamente
En el siglo XVIII se construyeron los tajamares, la ciudad. Antenoche fue tanta la cantidad de agua que
extenso muro edificado en la ribera sur y que
se extendía desde la actual calle Condell hasta arrastraba, y tanto el ímpetu de la corriente, que rompió
el antiguo puente de Calicanto. Abandonados a tres puentes de madera y puso el cuarto en tal estado que
mediados del siglo XIX, se fueron desmoronan- fue preciso cortarlo. Al romperse la parte norte del viejo
do hasta prácticamente desaparecer. El año 1877,
puente de la Purísima, los machones y vigas se estrellaron
en tanto, fue especialmente lluvioso. Las preci-
pitaciones comenzaron en febrero y para abril contra el puente de Palos, destrozándole cuatro arcos.
habían tomado gran intensidad. A pesar de que
se ejecutaron obras para prevenir los desbordes, A las dos y cuarto de la mañana del domingo, principió
el temporal de la noche del 14 de julio fue de tal la crece del río. El último carro del ferrocarril urbano que
magnitud que sobrepasó toda prevención. Entre
atravesó el puente de sur a norte, lo hizo a las dos de la ma-
su inicio y su fin, el martes 17, el agua caída sobre
Santiago alcanzó los 174,2 mm. A los factores cli- ñana, por haber sufrido un atraso en el camino causado
máticos que provocaron la inundación se deben por los pasajeros. Viendo el superintendente de la empresa
agregar otros de índole urbanístico. Entre 1865 que el río podría tapar el puente y dejar cortada la comu-
y 1875 se produjo un explosivo crecimiento de la
capital, y casi se duplicó su área construida. Se nicación de una a otra ribera, ordenó que se principiaran
crearon nuevos barrios que eliminaron chacras a pasar carros desde la estación a la ribera sur. Esta opera-
y quintas, se desviaron o suprimieron acequias, ción se principió a las dos y media, y a las tres y cuarto ya
se registró un fuerte aumento en la descarga de
aguas servidas y se pavimentó el casco histórico, el aumento en el volumen del agua era tan considerable

72 73
que pasaba por encima del puente y se llevó parte de la muchos soldados y caballerizos de policía, los que salva-
baranda. ron a los niños, mujeres y ancianos. Con la oscuridad, el
ruido atronador de la corriente y de la lluvia, los gritos de
El transporte de carros se interrumpió tanto por este in-
socorro y las carreras, aquello era una espantosa confu-
cidente como porque uno de los carros se desrieló a la en-
sión. Naturalmente, no se ha podido saber el número de
trada del puente.
los que se ahogaron, pero dos caballerizos nos aseguraron
A las tres de la mañana, el intendente de la provincia, el en el cuartel de policía que vieron que un golpe de agua
superintendente del ferrocarril urbano, los jefes de policía arrebató a tres hombres y tres niños, todos los cuales se
Echeverría y Pardo y otros, todos a caballo, a la intemperie perdieron de vista.
de una lluvia que caía a torrentes, acudían a los diversos
Otras de las calles inundadas han sido las de Artesanos,
puntos amagados.
del Río, del Mapocho y de la Chimba. En las calles de Río y
Este puente habría resistido, pues el agua se deslizaba per- Mapocho, la inundación fue producida tanto por haberse
fectamente por entre los machones y por encima, pero los desbordado el río como por la abundancia de la lluvia. Por
destrozos de los dos puentes anteriores y los grandes tron- esta misma causa, se han inundado las habitaciones de la
cos de árboles que el río traía desde lejos, formaron un Cañadilla al norte de la iglesia de Negrete. En la acequia de
enorme taco que hizo temer que el río se desbordase en su la Merced, el intendente de la provincia vio caer un hom-
mayor parte si continuaban aglomerándose encima. bre, el que no volvió a salir a la superficie.

Del puente de Ovalle se llevó la corriente más de 60 metros Ayer, a las 10 de la mañana, los muchos curiosos agrupa-
de la parte norte. dos en ambas riberas del Mapocho vieron que la corriente
arrastraba un cadáver que nadie pudo sacar.
Las inundaciones han sido muchas. Varios golpes de agua
—y a veces brazos enteros de río— salieron por algunas En la mañana, era tanta la furia de la corriente que una
vías, inundando por completo las habitaciones. La que cuadra al poniente del puente de Ovalle, el cauce del río
más sufrió fue la calle del Campamento. Aquí andaba la presentaba el mismo espectáculo que el mar cuando esta
gente con el agua hasta la cintura. Por fortuna, acudieron agitado. En la calle del Río, esquina de la del Peumo, hubo

74 75
también una inundación. Varias personas corrieron ayer inundación, todo el mundo echó a correr, y el muerto,
a la policía pidiendo ver los cadáveres para reconocer envuelto en su negra mortaja, fue arrastrado por la co-
algún cuerpo, pero el río no ha arrojado ninguno. rriente. El sargento Villalón de la policía lo vio pasar por
el puente de Ovalle, pero no pudo sacarlo. Un poco más
Un rancho que había junto al puente de la Purísima fue
al poniente fue arrojado el cadáver a la ribera sur, donde
arrastrado desde los cimientos.
la corriente no era tan impetuosa ni tan profunda.
Se pensó cortar el puente del ferrocarril urbano, con las
A las siete de la mañana fue el señor ministro del Interior
compañías de hachas y escaleras. Pero se desistió de esta
a ver el puente del ferrocarril urbano y opinó que de-
idea, tanto por el peligro que había en trabajar en la os-
bía cortarse, de acuerdo con el intendente, el director de
curidad y con una corriente tan impetuosa, como por la
Obras Municipales y otros empleados.
alarma que se introduciría en la población, tocando la
campana de incendio. A las ocho de la mañana principió a bajar el río y enton-
ces continuó la empresa su tarea de transporte de carros, a
A las tres de la mañana, un policial a caballo recorría la
mano y con cables de veinte metros a uno y otro lado. En
calle del Mapocho hasta la de Negrete, dando la voz de
esta operación estuvieron hasta las doce y media del día,
que el río se salía. En efecto, en algunos ranchos el agua
alcanzando a pasar treinta y un carros, con los que se hizo
llegaba a una altura de media vara. Toda la población
el servicio al lado sur del Mapocho hasta las oraciones.
de la quinta de Las Canteras, que da frente a la calle del
Mapocho, sufrió mucho por efecto de la inundación. La En las líneas del lado norte del Mapocho no hubo servi-
mayor parte de los moradores escapó con lo primero que cio de carros, porque además del extraordinario trabajo
a mano encontró. Tres carretones de la policía urbana de los empleados, toda la estación se inundó y los carros
fueron arrastrados por la corriente del rio. El cadáver de se embarcaron en arena hasta la caja.
un párvulo fue encontrado en una acequia inmediata al
Después de mediodía, se principió a cortar el puente en
río por el alférez de policía, señor Guzmán.
la parte sur, bajo la dirección del señor Díaz y como con
Al norte del puente del ferrocarril urbano estaban velan- 50 trabajadores. Lo que principalmente hizo necesario
do un muerto en una casucha riberuna. Cuando vino la cortar el puente del ferrocarril fue el temor de que los

76 77
trozos de árboles, tablas, piedras y demás, se atascaran muchas otras casas, hay refugiada multitud de gente que
entre los machones y obligasen al río a salir por el Mer- ha quedado sin hogar. Según cálculos aproximados, pa-
cado Central, por la calle de San Antonio, por la Chim- san de mil los que han quedados reducidos a aquella triste
ba u otra parte. condición solamente en la ribera norte del río. El inten-
dente pedirá hoy a la municipalidad que reparta entre los
Apenas se rompió el puente de Ovalle, se apagó el gas en el
damnificados el fondo que se colocó en el Banco de Valpa-
cuerpo de guardia del cuartel de policía.
raíso, proveniente de las erogaciones para los desgraciados
Ayer temprano, la empresa hizo tapar las extremidades de del Norte.
las cañerías. Se trabajó hasta la noche en cortar el puente
La chacra del señor Rafael de la Puente se inundó también
del ferrocarril urbano, pero sin poder conseguir este obje-
por completo, ahogándose una niñita de nombre Matilde
to. Hoy, después de las ocho, se ha continuado esta faena
y una sirvienta.
aprovechando el poco curso del río.
Ayer a las diez de la mañana, un hombre con la cabeza
En el momento en que se hundió el centro del puente de
trastornada por el licor se desnudó por completo y, des-
Palos, lo atravesaban dos policiales y una mujer que con
lizándose por un tubo de gas del puente de la Purísima,
dos hijos, uno a cada brazo, huía de la inundación. Al hun-
se echó al río. Felizmente, pudo ser sacado por algunos
dirse el puente, se sepultaron los cinco entre las aguas. Los
abnegados hombres del campo.
soldados pudieron, exponiendo su vida, salvar a la mujer,
pero no pudieron hacer lo mismo con los dos niños, que El río aumentó su cauce ayer desde las 12 del día hasta
fueron arrebatados por la corriente. las cuatro de la tarde y, en seguida, principió el decrecer.
Hoy en la mañana pasaba el agua un metro más abajo del
El matadero y sus alrededores se inundaron también ayer
puente del ferrocarril.
por los desbordes del zanjón de La Aguada. Muchos infe-
lices se encuentran alojados en casas particulares. La parte Está cayendo nieve en la cordillera desde ayer a las siete de
inundada abraza desde la calle de Valdivia hasta el zan- la noche.
jón de La Aguada. En el presidio, en la Recoleta, en dos
Se dice que el canal de San Carlos se rompió, derramán-
casas que facilitó el filántropo señor Miguel Dávila, y en
dose el agua por el camino de Ñuñoa.

78 79
El río Maipo viene lleno de agua de ribera a ribera. na de San Pablo y la Bandera, salió también a ofrecer su
casa a los inundados de ahí cerca. Su taller se convirtió
Como el servicio del ferrocarril urbano se hace ordinaria-
en un instante en una especia de arca de Noé. El señor
mente con 60 carros en la parte sur del Mapocho y ayer
Ortega trabaja actualmente una imagen de Santa Rosa
solo se pasaron 31, los 29 que faltan se principiarán a pasar
para la Iglesia Metropolitana. Las mujeres y los niños, al
a este lado por el puente de Cal y Canto.
ver la imagen, se arrodillaban, y a gritos y llorando decían:
El señor Juan de Dios Dinator se ofreció espontáneamente “¡Santa Rosa, sálvanos!”.
ayer en la mañana a ejecutar con peones el peligroso tra-
En vista del desamparo en que han quedado tantos po-
bajo de desocupar los ojos del puente del ferrocarril, que se
bres, ha llegado el caso de hacer un llamamiento a las al-
taparon por la aglomeración de grandes trozos de madera
mas caritativas y generosas. Allí, en la parte comprendida
y árboles, lo que consiguió, después de tenaces esfuerzos.
entre el puente del ferrocarril y el antiguo de la Purísima,
El Mapocho continúa cargándose hacia la ribera sur. En la en la ribera norte, está principalmente el cumplimiento de
avenida de Abril se llevó una parte del café de La Gloria; ese deber.
ahora arrastró con el resto.

El Intendente de la provincia, los policiales y demás que


acudieron a salvar gente y poner pretiles, trabajaron toda
la noche hasta las siete de la mañana, sin descanso. En el
día, han continuado trabajando los carretoneros de la po-
licía urbana.

Los señores curas del Sagrario y de Santa Ana recorrían


ayer las calles inundadas, ofreciendo a los desamparados
un hogar en sus parroquias. La casa de amparo que sos-
tiene el señor Olea está llena de asilados. El artista señor
Pascual Ortega, que tiene su taller en los altos de la esqui-

80 81
territorio

82 83
Exploración por la Araucanía volúmenes definitivos. Entre esos informes se
El Araucano cuenta este, en el que relata su viaje a la región de
24 de abril de 1835 la Araucanía y su encuentro con los mapuches.
Claudio Gay

E
n 1830 el naturalista francés Claudio Gay Carta del señor profesor Gay a los señores de la Comisión
fue contratado por el Gobierno de Chile
para recorrer y describir la naciente Re- Científica, fechada en Valdivia, del 25 de enero de 1835:
pública. El objetivo no era meramente científico;
pretendía además develar un territorio aún inex- Tales eran por la mayor parte mis trabajos cuando, se-
plorado y dar cuenta de sus recursos naturales. renado el tiempo, creí necesario aprovecharlo recorrien-
Gay efectuó una serie de viajes por el país, explo- do la provincia. Mi primer viaje fue hacia la laguna de
rando a lo largo de diez años las regiones de Chi-
Ranco, pero como sus cercanías están pobladas de indios
loé, Llanquihue, Osorno, Valdivia, Concepción,
Maule, Colchagua, Valparaíso, Santiago, Acon- infieles, el señor intendente hizo que me acompañase el
cagua, Atacama y el archipiélago de Juan Fer- teniente comisario, joven estimable, a quien respetan los
nández. La obra de Gay, de enormes proporcio-
indios más que a sus propios caciques.
nes, incluía textos, ilustraciones, mapas y planos;
abarcó la geografía, la mineralogía, la botánica,
Embarquéme el 5 de enero en una canoa con destino a
la geología, la sociedad, las costumbres e incluso
la historia nacional. Este trabajo sería publicado Futa. Llegado a Pichi, me pareció que podría hacer el res-
a largo de casi treinta años en entregas sucesivas. to del viaje a pie, tanto para examinar la composición
Organizado en 30 volúmenes como una Histo- mineralógica y geológica del terreno como para visitar
ria física y política de Chile, está compuestos por
ocho de tomos de historia de Chile, ocho de bo- una tierra azul de que me habían hablado, y en la que
tánica y ocho de zoología, dos sobre agricultura, reconocí un schisto talcoso descompuesto. Algo más ade-
dos de documentos históricos y dos del Atlas de lante, esto es, antes de llegar a Futa, descubrí una exce-
la historia física y política de Chile con 315 lámi-
nas seleccionadas por el naturalista de entre más lente tierra arenisca (psammite de los geólogos) muy pro-
de tres mil dibujos hechos en terreno. El Arau- pia para piedras de amolar.
cano, diario oficial de la República, publicó una
serie de informes de las exploraciones entregados El día siguiente, llegué a Dallipulli a la casa del venerable
por Gay al gobierno antes de que se editaran los religioso fray José Martín Gil, el hombre más respetable

84 85
y caritativo que conozco. Como este era el lugar en que, Notaba que el terreno, enteramente de aluvión y después
según la orden del señor intendente, debía reunirse con- terciario, reposaba sobre el de micaschisto, roca de predi-
migo el teniente intérprete, me ocupé mientras este llegaba lección de los mineros. Aunque lo denso de la vegetación
en visitar las cercanías de la misión, que, como todos los me impidió seguirla y estudiar bien sus capas bajo el pun-
llanos, es de una belleza y fertilidad incomparables. Reco- to de vista geológico, con todo, por las apariencias de la
rriéndolos, no pude menos de sentir que una provincia tan multitud de quebradas que me fue posible explorar, creo
hermosa, tan rica en buenas tierras de maderas de cons- que puedo decir, con mucha probabilidad, que este terreno
trucción, estuviese tan despoblada. Si la populosa Europa se extiende sin interrupción desde la costa hasta la laguna
conociese las ventajas que unos países tan fértiles pueden de Ranco, aunque cubierto de tierras de aluvión en cier-
procurar a los hombres, sin duda alguna —me decía yo— tos parajes. Si atendemos, pues, a las numerosas minas de
numerosas migraciones vendrían luego a sacar partido de oro y plata que se benefician en esta roca, si nos fiamos
unas riquezas que pueden extraerse con tanta facilidad y de lo que dicen los geólogos y los mineros —que ella es la
con tan poco capital. que, después del gueiss, suministra los metales más ricos
y abundantes, como se ve en México y el Perú— y, en fin,
Los productores agrícolas no son los únicos que pudieran
si nos remontamos a los primeros tiempos de la conquista
beneficiarse. Se podrían recoger aquí plantas de un mérito
de esta provincia, en que cada indio de encomienda esta-
bien conocido para la industria, entre otras una especie de
ba obligado a llevar diariamente a su amo el valor de dos
rubia, cuya raíz, que es de bello color rojo, será algún día
pesos de polvo de oro (tan comunes eran los lavaderos y el
un objeto de comercio para Valdivia, como la europa lo es
oro en esta época), podemos deducir esta seductora con-
para los pueblos del mediodía de Francia, España e Italia.
secuencia: que algún día poseerá la provincia de Valdivia
Encontraba asimismo otras plantas: un samolus muy veci-
preciosas minas que tendrán la doble ventaja de estar en
no al valerandi, que creo ser el samolus junceus, diferente
un país de bosques y de fáciles conducciones.
del valerandi en sus tallos, que son completamente afilos
(desnudos de hojas); una nueva especie de himenopapus Cerca del Corral se han encontrado ya pedazos de un me-
leñosa, muchos senecios, un prismatocarpus, etc. tal rodado, que don Francisco Pérez, secretario de esta
intendencia, ha tenido la bondad de poner en mis ma-

86 87
nos, y en que he reconocido un cobre nativo purísimo. apetito, acompañado de una sed sofocante. Fue preciso co-
Desgraciadamente, la espesa vegetación de esta comar- mer sin pan y sin beber, lo que a pesar de la buena calidad
ca impedirá todavía por mucho tiempo que se descubra de la vianda me hizo abandonar, antes de lo que hubiera
la verdadera mina. deseado, una mesa tan singular como simple.

El viernes 9 de enero, llegado que fue el comisario intér- A la noche, con motivo de la lluvia, fuimos a alojarnos a la
prete y recibidas mis mulas y bagaje, nos preparábamos casa del capitán del cacique, donde nos visitaron varios in-
a partir mas, a causa de una lluvia bastante copiosa, no dios. Esta era la ocasión de estudiar sus costumbres y usos
pudimos ponernos en camino hasta de allí a dos días, y, por consiguiente, procuré hacerles hablar, y el intérprete
dirigiéndonos hacia Ranco y atravesando unos llanos de me traducía sus contestaciones, que en general eran bien
extremada hermosura. A eso de mediodía llegamos a La insignificantes. Con todo eso, mis diarios contienen ya
Unión, enfrente de Río Bueno, lugar excelente para la fun- acerca de estos indios notas interesantes y bien dignas de
dación de una ciudad y donde ya se han trazado las calles. excitar la curiosidad, no solo del ávido europeo, sino tam-
Lo vimos solo de paso, y a la noche fuimos a alojarnos a bién de los habitantes de la República.
Pilmaiquén, donde puse en orden las colecciones que ha-
Yo permanecí algunos días en este paraje con el objeto de
bía podido hacer por el camino.
observar sus alrededores. El cacique y los indios, en gene-
Al día siguiente llegamos solo a Coiken a causa del tiem- ral tan suspicaces, no concibieron ninguna desconfianza
po, que yo consumía recogiendo objetos o estudiando los de mí, y aun pude hacer a presencia de ellos mis obser-
terrenos. El 13 alcanzamos a Futonúe, casa del cacique vaciones barométricas e higrométricas. De día llevaba mi
Meuimán, que, gracias a mi intérprete, me recibió per- martillo en la mano y, a presencia de los hijos del caci-
fectamente bien. Después del mari-mari, del parlamento que —que algunas veces me seguían—, rompía piedras y
y presente de costumbre, pudimos apearnos y fuimos a guijarros para estudiar su composición. Entre estas rocas
alojar bajo los manzanos que adornan la casa o más bien encontré, y en grande abundancia, una verdadera pizarra,
choza. Un momento después, nos envió a buscar para que que podría ser de mucha utilidad para los menesteres do-
nos sentásemos delante de su puerta, adonde nos trajeron mésticos porque se tiende con gran facilidad y en láminas
algunas costillas asadas sin más condimento que nuestro tan delgadas como se quieren, las cuales podrían servir

88 89
para cubrir las casas de Valdivia que, techadas de tablas, Aseguro a ustedes, señores, que es preciso ser indio o na-
están muy expuestas a incendios, como varias veces se ha turalista para aventurarse por tales caminos, y ustedes
visto. Podrían también sustituirse a las tejas tan gruesas y apreciarán todas las dificultades que hemos tenido que
pesadas de las casas de Santiago, lográndose de este modo vencer cuando sepan que mi intérprete, que ha recorrido
dos ventajas: la de la elegancia y la de su impenetrabilidad toda la tierra habitada de los indios huilliches y picuntos,
a la lluvia. Siendo por otra parte ligerísimas, resistirían que ha atravesado en todas direcciones las fragosas y casi
con más flexibilidad y seguridad a los sacudimientos de intransitables cordilleras y, en fin, que desde la más tierna
los temblores, a veces muy desastrosos en estas capitales. infancia está acostumbrado a correr por estos montes, nos
ha confesado que en su vida había visto peor camino.
Concluidos mis trabajos en las cercanías de esta reduc-
ción, nos dirigimos hacia las cordilleras para poder medir Con todo, logramos pasarlo y ya me parecía llegar a la
a esta latitud la altura de las nieves perpetuas y analizar un altura de las nieves perpetuas y llenar con mis obser-
agua muy cálida que se me había dicho hallarse en medio vaciones barométricas un vacío tan importante para el
de ellas. Pasando delante de la casa del cacique Tranguiles, físico terrestre, cuando nos vimos detenidos por bos-
no pensamos detenernos allí, pues ya le habíamos visto en ques impenetrables que, obligándonos a volver sobre
Futonué, donde le hicimos el acostumbrado presente. nuestros pasos, me hiciera perder toda esperanza de
acabar mi empresa. Continuamos, sin embargo, nues-
Continuamos, pues, nuestra jornada por caminos horro-
tro viaje, y el 15 nos encontramos atajados de nuevo por
rosos entre colinas donde, durante más de una hora, vi
el tumultuoso río del Diablo, el Pillansera de los indios,
en la precisión de andar a gachas sobre un terreno suma-
que no pudimos pasar a causa de su impetuosa rapi-
mente resbaladizo, lleno de agua y pantano, atravesando
dez y porque sabíamos también que las trincheras que
matorrales mini ásperos y espinosos. Aunque tenía quien
el señor intendente había mandado hacer en los parajes
me llevase los instrumentos, no osaba confiarlos a nadie y
estrechos de las cordilleras para impedir las incursio-
sobre todo mi barómetro. Con la carga incómoda de este
nes de los puelches, no nos permitirían llevar adelante
frágil tubo de vidrio, caminaba ayudado las más veces de
nuestra expedición y reconocimiento, ni llegar siquiera
las manos para salir lo más pronto posible de esta desagra-
a las fuentes de aguas minerales.
dable posición.

90 91
Renunciamos, pues, a lo que había sido el objeto de un dad a lo que tuve el honor de decir a ustedes al principio de
viaje tan desagradable y penoso; pero no por eso dejé de esta larga carta. Me abstengo de mencionar los numerosos
pasar allí el día herborizando y tuve el placer de recoger trabajos de toda especie que han sido su resultado. Cuan-
varias plantas, entre otras una adezisia, que no se me ha- do haya recorrido la mayor parte de esta provincia, podré
bía presentado en esta provincia, una grindelia, una be- dar a ustedes una noticia bastante exacta de sus produc-
lla anémone, muchas compuestas y otros géneros que no tos y riquezas y les hablaré también de mis observaciones
he podido estudiar. Se me presentaron, asimismo, varios barométricas, termométricas e higrométricas, y de las no
insectos interesantes, entre los cuales hallo un buprestis, menos importantes relativas a la inclinación e intensidad
sumamente hermoso, muchas especies de prasinus y un de la aguja magnética. Desde mi llegada no he dejado tam-
brillante listomus, que he llamado listomus valdivianus. El poco de observar las variaciones diurnas y durante mis
género atenchus, propio del antiguo continente —según correrías han sido continuadas todas estas observaciones
los autores—, se halla también en esta provincia. La espe- por una persona muy inteligente que, sin la menor duda,
cie que he descubierto ha recibido el nombre provisorio me es de grande auxilio para esta especie de investigacio-
de atenchus americanus. He reconocido, además, tres es- nes. Por lo que tengo todo motivo de creer que mis tra-
pecies de platyurus, muchas de helophilus, hileus, etc., y bajos meteorológicos tendrán alguna importancia no solo
sobre todo el incomparable chiasognathus grantii, insecto para la climatología y la geografía física de la República
de extremada belleza de que se había visto poco hace en de Chile, sino también para las ciencias físicas en general.
Europa un solo individuo que se compró por veinte países.
Me estoy preparando ahora para otro viaje a Osorno, y de
El 16 fuimos a dormir a Lifeu, donde permanecí todo el allí a la inmensa laguna descubierta muy recientemente
tiempo necesario para levantar un plano detallado de la por algunos indios. Aunque fatigado todavía de mis pri-
gran laguna de Ranco, con sus islas habitadas y desiertas meras expediciones, espero ponerme en camino en lo res-
y todos los ríos que desembocan o nacen en ella. En este tante de la semana, y a mi regreso me dirigiré al volcán de
trabajo me ha ayudado mucho el capitán del cacique, chi- Villarrica; mas antes tendré el honor de informar a uste-
leno de nacimiento, que habita este lugar hace veinte años. des de los trabajos y observaciones que haya podido hacer
en el departamento de Osorno.
Tal es, señores, el viaje que acabo de hacer, en conformi-
Tengo el honor de ser. Cl. Gay.

92 93
Toma de posesión del Estrecho de Magallanes El capitán don Juan Williams, de la goleta de guerra An-
El Progreso cud, con fecha San Felipe (Puerto Hambre) 26 de septiem-
20 de noviembre de 1843
bre de 1843, comunica al Gobierno los hechos siguientes:
Juan Williams
El 10 de septiembre zarpó del Archipiélago de Chonos con

D
urante la década de 1840, bajo la presi- dirección al Golfo de Penas y, favorecido por el tiempo,
dencia de Manuel Bulnes, el gobierno se pasó en breve la península de Tres Montes y el referido gol-
embarcó en un proceso de exploración y
fo, y entró el 12 en el canal Messier, que es muy hermoso
ocupación del territorio nacional. A esta iniciati-
va responden la colonización alemana en Valdivia y navegable sin el menor riesgo para buques de todo por-
y Llanquihue y la toma de posesión del Estrecho te, con dieciséis conocidos de seguro anclaje y, sin duda,
de Magallanes. La zona, de alto valor estratégico, muchos más. De este canal pasó a Brazo Ancho (Wide
había sido codiciada desde hacía ada a 62 kilóme-
tros al norte deles?e geologces, es una forma de Channel) que, no obstante su poca extensión, presenta ya
comprender la historia de ese pa Martin Luther doce anclajes conocidos, y sucesivamente el canal de Ste-
Kingceite de licamucho por varias naciones. Sin vens, que, en extensión menor, tiene cuatro. Enseguida se
embargo, todos los intentos de ocupación habían
fracasado en vista de lo lejano e inhóspito del te- reconocieron doce en el Smythe, todos buenos y seguros y,
rritorio. Como una forma de adelantarse a las am- según la figuración de las costas, debe haber otros muchos
biciones de países vecinos y de potencias extran- a poca distancia unos de otros, pero no hubo lugar de re-
jeras, el presidente Bulnes ordenó al capitán Juan
conocerlos. Todos, además, abundan de agua y leña, que
Williams Rebolledo que se dirigiera a Magallanes
y que, en nombre de Chile, estableciera la sobera- se pueden conseguir con la mayor facilidad. El 17 entró en
nía nacional. La toma de posesión se efectuó el 21 el Estrecho y el 21 fondeó en el puerto de San Felipe, donde
de septiembre de 1843, en el mismo sitio donde se fue detenido por las tempestades equinocciales hasta el 26.
había levantado, 263 años antes, la fracasada colo-
nia española de Puerto de Hambre. Posteriormen-
En San Felipe se encontró un palo con un documento en-
te, y para asentar la presencia en la región, se edifi-
có a orillas del estrecho un emplazamiento militar terrado al pie en conmemoración del tránsito de los vapo-
que fue bautizado como Fuerte Bulnes en honor res Chile y Perú. El capitán Williams sacó el documento
del presidente que lo había impulsado. Seis años original —con unas monedas británicas—, dejando una
después, para consolidar esta presencia, se fundó
la ciudad de Punta Arenas, ubicada a 62 kilóme- copia del primero. Creyó, entonces, conveniente tomar
tros al norte de Fuerte Bulnes.

94 95
posesión del lugar en nombre de la República y, al efecto, Williams, el señor Maissin no tenía la misión de recono-
afirmó el pabellón nacional con 21 cañonazos y levantó un cerlo, por no estar previsto de las instrucciones, poderes
acta, de que remite copia, dejando un ejemplar al pie del o documentos necesarios, por lo que se limitaba a certifi-
asta, con unas monedas de la Republica y una inscripción carlo así al capitán, haciéndole saber que no pretendía en
en letra grande, entallada en una tabla pintada, que dice ninguna manera atentar a los derechos de la República de
REPÚBLICA DE CHILE, por un lado, y VIVA CHILE, Chile, dado que fuesen fundados, pues solo tocaba a su
por el otro. gobierno decidir sobre ello.

El 22 llegó a San Felipe el vapor Faetón, de Su Majestad el El capitán Williams añade que el clima del país parecía
rey de los franceses, cuando todavía flameaba en el asta superior al de Chiloé, según lo que habían experimen-
el pabellón de la República. El 24 levantaron los marinos tado él y sus compañeros hasta la fecha. El naturalista
franceses su carpa en tierra y celebraron misa los misione- que acompañaba a la expedición y algunos naturales de
ros que los acompañaban. Y, como el 25 enarbolasen otra Chiloé, acostumbrados a la labranza, aseguraban que el
vez la bandera en su carpa, dirigió el capitán Williams terreno era mejor y más fértil. Hacia el este, debían me-
un oficio al comandante del vapor, quejándose del hecho jorar todavía el clima y el suelo. Los canales y estrechos
como atentatorio a la integridad del territorio chileno. eran excelentes, y en pocos o en ningún paraje del mun-
do se presentan, dice el capitán Williams, lugares más a
El comandante del vapor, teniente de navío M. L. Maissin,
propósito para la navegación de vapor ni que ofrezcan
contestó que, hasta aquel día, las regiones en que se en-
tantas ventajas.
contraba no habían estado sometidas a ninguna posesión
regular ni cubiertas por bandera alguna y que los navíos A bordo gozaban todos de buena salud y reinaba un entu-
de todas las naciones, estableciéndose momentáneamente siasmo sin igual.
en ellas, desplegaban a su voluntad los respectivos pabe-
llones sobre sus tiendas y obras. Que el comandante había
interpretado en este mismo sentido el pabellón chileno
enarbolado sobre la colina de Santa Ana. Y que en cuanto
a la significación dada a este hecho en la nota del capitán

96 97
Colonización alemana en Valdivia Documentos oficiales del Departamento de Inte-
El Araucano rior, N°1:
3 de diciembre de 1850
Vicente Pérez Rosales Valdivia, 20 de noviembre de 1850.

E
Señor ministro:
l año 1845 el gobierno de Manuel Bulnes
promulgó la Ley de Colonización con el Tengo el honor de poner en conocimiento de usted que
propósito de atraer colonos extranjeros,
preferentemente europeos. El interés del Estado con fecha 12 del presente mes llegué al puerto de Corral
chileno era poblar amplias zonas del país que en esta provincia, sin ocurrencia alguna que merezca
permanecían casi abandonadas y consolidar los mencionarse.
espacios fronterizos del territorio. Para ello se
nombró agente de colonización en Valdivia y Tan pronto como estuve en posesión de los antecedentes
Llanquihue al célebre literato y aventurero Vi-
que engendraron un justo desaliento en el ánimo de los
cente Pérez Rosales. Al llegar a Valdivia en octu-
bre de 1850 como responsable de la instalación emigrados alemanes que me han precedido, me ocupé con
de la colonia alemana en la zona, debió enfrentar tesón en combatirlos, y puedo asegurar a usted que mis es-
numerosos obstáculos. Especulaciones y alzas en
fuerzos han sido coronados con el satisfactorio resultado.
los precios de los predios para los colonos, esca-
sez de terrenos adecuados y la oposición de los La esperanza ha sucedido al abatimiento, y las benévolas
grupos conservadores católicos que rechazaban disposiciones de nuestro Gobierno —que son en el día res-
la llegada de protestantes y extranjeros que pro- pecto a la inmigración, como en ningún otro, liberales y
venían, en gran medida, de grupos ilustrados li-
berales. Gracias a su ingenio, su habilidad políti- generosas—, manifestadas por mí del modo franco que las
ca y su incansable actividad, Pérez Rosales logró circunstancias requerían, han producido, como debía de
asentar la colonización alemana en las regiones esperarse, entusiasmo, confianza y agradecimiento.
de Valdivia, Osorno y Llanquihue. Este proyecto
de colonización fue por lejos el más trascenden- Vencida esta primera dificultad, me he ceñido a comba-
tes de los impulsados por Chile e impactó pro-
fundamente a la población, la economía, la cul- tir otra no menos embarazosa: el egoísmo del lucro del
tura y el ecosistema regional. momento que, hijo de un cálculo mal entendido, agotaba
con tropiezos y precios monstruosos los escasos recursos

98 99
de los recién llegados, reduciéndolos desde un principio sospechar que sugestiones de algún malintencionado
a la nada. Tengo la satisfacción de anunciar a usted que habían sembrado la desconfianza en el ánimo de estos
no solamente he logrado el objeto de mis deseos, incul- intrépidos aventureros.
cando en el ánimo de los principales vecinos el verdadero
Dispuse en seguida que se les mandasen algunos refres-
espíritu de la llamada de los extranjeros a Chile, sino que
cos, les señalé las habitaciones que provisoriamente de-
ellos, convencidos de que la más cordial y desinteresada
bían ocupar, y después de haberles dejado sumamente
acogida es el único medio de atraerlos a este apartado
recomendados a las autoridades del Corral, partí para
lugar, se han prestado gustosos, unos a asilarlos en sus
Valdivia previniéndoles que, siendo mi cargo especial el
casas, otros a prestarles terrenos inmediatos a la ciudad
de ser el intérprete de sus necesidades en la provincia,
para sus primeras siembras, y otros hasta prestarles bue-
debían siempre dirigirse con preferencia a mí en cuanto
yes. El tomo sin estipendio alguno.
se les ofreciese.
La inmigración hacía ya el objeto de las conversaciones
Dos días después de mi regreso llegó a Valdivia una co-
del día cuando se me anunció, en tan oportunas circuns-
misión compuesta de seis individuos de los principales
tancias, el arribo al puerto de Corral de la barca hambur-
pasajeros, solicitando de mí una entrevista que tuvo lugar
guesa Herman, procedente de Hamburgo con 128 días
en la noche del 17 del presente. Todos ellos son comisio-
de navegación y 85 pasajeros alemanes —70 hombres,
nados especiales, unos de Hamburgo, otros de diversos
diez mujeres y cinco niños—, que venían todos costean-
puntos de Alemania, mandados expresamente por socie-
do su pasaje. Usted calculará que no perdí un momento
dades de emigración para explorar el campo y remitir a
de tiempo: me embarqué para el puerto donde, impues-
sus comitentes datos más circunstanciados y fehacientes,
tos del objeto de mi misión, fui recibido por los recién
tanto del país que quieren adoptar por patria como de los
llegados con las demostraciones del más vivo contento.
privilegios que les concede el gobierno que debe regirlos.
Lo precipitado de sus preguntas acerca de las disposicio-
nes de nuestro gobierno  respecto a ellos, la ansiedad con Se me presentó por escrito una serie de preguntas, a las
que se escuchaban mis respuestas y el sincero agradeci- cuales contesté lo más categóricamente que me fue dado,
miento que manifestaban a cada una de ellas, me hizo conformándome a las instrucciones dadas por el Supre-

100 101
mo Gobierno al señor Philippi, a la ampliación de ellas 8° ¿Qué debe hacerse para que quede constancia de la
en las notas que sucesivamente se han dirigido a dicho legitimidad de los hijos en caso contrario?
comisionado, y a las leyes vigentes sobre emigración.
9° Si la conveniencia de las colonias exigiese la formación
Encabezaba el interrogatorio un cumplido a las autorida- de aldeas, ¿pueden esperar que recaiga en alguno de ellos
des del país por el cordial recibimiento que se les había el título de juez?
hecho, y una demostración del más puro agradecimiento
10º Si pueden ser enrolados en las guardias cívicas.
por la benevolencia con que se les mitigaba la desgracia
de abandonar a su país natal. Tras este exordio se- 11º Si al abrir caminos de conveniencia pública pueden
guían las preguntas siguientes, la mayor parte contar con la cooperación del gobierno.
de ellas aplicables a los colonos que vienen cos-
12º Si los tratos y contratos celebrados por ellos en Ale-
teando su pasaje:
mania para cumplir en Chile son firmes y valederos aquí.
1° ¿Qué medidas debe tomar el inmigrado para ser
13º ¿Cuál es el máximun y el mínimum del valor asigna-
ciudadano chileno?
do a los terrenos fiscales?
2° ¿Cuánto tiempo después de su llegada debe de serlo?
14º Si compran terrenos a particulares, ¿tendrán que pa-
3° Si tienen voto en las elecciones. gar alcabala? 

4° Si habiendo algunos disidentes entre ellos, se les obliga 15º ¿Cuántas cuadras de tierra puede comprar al fisco
a abandonar la religión de sus padres. cada colono?

5° Si disidentes pueden casarse entre ellos. 16º Si se les exige el dinero al contado.

6° ¿Qué tramitaciones deberán observarse para que el 17º Si al cabo del plazo no tuvieren cómo pagarlas, ¿se les
matrimonio sea tenido por valedero e ilegal en este caso? recibe el interés corriente hasta que puedan hacerlo?

7° Si los hijos de los disidentes se han de bautizar según 18º Si puede el Gobierno de Chile asegurar terrenos
lo prescribe la Iglesia Católica. para mil familias.

102 103
Esta última proposición la hizo uno de los socios a nom- 4° Para los colonos que quieran avecindarse en Chile, hay
bre de sus comitentes. Se le contestó que, no estando yo una completa tolerancia. La libertad de creencia privada
autorizado por el Supremo Gobierno para esto, se le con- e individual será tan segura para ellos como lo es actual-
sultaría, pero que desde luego le prevenía que, exigiendo él mente para todos los extranjeros que residen en el país sin
un compromiso del gobierno, parecía natural que el señor profesar la religión católica. La libertad del culto público
comisionado, por su parte, diese garantías de traer los co- no está en las atribuciones del Gobierno el concederla.
lonos que ofrecía, a lo cual respondió que esta observación 5°, 6°, 7° y 8° Se contestó a estas preguntas con la ley vi-
era equitativa y que estaba dispuesto a comprar, desde gente del 6 de setiembre de 1844 sobre matrimonios entre
luego, los terrenos equivalentes al número de familias que disidentes.
ofrecía, obligándolos al cumplimiento de dotarlos con un 9° Siendo chilenos como los demás, es claro que esto no
padre de familia cada 25 cuadras, y con un hijo mayor de ofrece inconvenientes.
10 años cada 12. 10º El gobierno quiere eximirlos de esta obligación por el
tiempo que duren sus exenciones, pero, si ellos lo desean,
El señor ministro se servirá darme sobre este último pun-
lo serán.
to las instrucciones que estime más convenientes.
11º Sí.
Contesté a las demás preguntas en el orden numérico en 12º Si no atacan a la moral, lo son.
que me fueron enunciadas. 13º El valor de los terrenos fiscales en Valdivia gira entre
el máximum de tres pesos cuadra y el mínimum que seis
1° Declarar ante la autoridad que el Gobierno señale su reales.
irrevocable voluntad de ser ciudadanos chilenos con en- 14º En los años que gocen de exenciones, no.
tera sujeción a las leyes de la República, del mismo modo 15º Si la adquisición de las tierras se hiciere en el terri-
que los hijos del país y con plena renunciación a su primi- torio que media entre el río Bío Bío y Copiapó, ocho por
tiva patria. cada padre de familia y cuatro por cada hijo mayor de
2° En el momento que quede evacuada la diligencia que 14 años. Si es al sur del Bío Bío y al norte de Copiapó,
indica la contestación anterior. 25 cuadras por cada padre y 12 por cada hijo mayor de
3° Son chilenos en todo. diez años.

104 105
16º y 17º No se les exige dinero al contado: se les darán Estoy en posesión de los asuntos del señor Kinderman
plazos largos y cómodos y, cuando no pagaren a su ven- sobre los que tanto insiste el señor Philippi, y creo que
cimiento, abonarán un interés moderado hasta que satis- no  son de tanta trascendencia para que merezcan ocu-
fagan el total de la deuda. par la atención de usted. Dado el caso que el señor Kin-
derman haya vendido cien mil cuadras de terrenos, como
Terminada la sesión, de la cual se manifestaron
equivocadamente se dice, no por esto es menos cierto
en extremo contentos y agradecidos, me tomaré
que por los deslindes bien demarcados que él señala a sus
la libertad de transcribir a usted las últimas
propiedades no alcanzan a ser ni la décima octava parte
palabras con que se despidieron:
de ellas. Esto, y la declaración del señor juez de letras,
Seremos chilenos honrados y laboriosos como el que más: que el pleito que promovió el Fisco contra Kinderman
defenderemos a nuestro país adoptivo uniéndonos a las fi- es ya un asunto terminado, me determina a no volver a
las de nuestros nuevos compatriotas contra toda agresión tocar a usted sobre este particular a menos que definiti-
extranjera, y con la decisión y firmeza del hombre que vamente me lo exija.
defiende a su patria, a su familia y a sus intereses. Nunca
Es cuanto por ahora tengo la honra de comunicar a us-
tendrá el país que nos adopta por hijos, motivos de arre-
ted. Dios guarde a usted muchos años,
pentirse de su proceder ilustrado, humano y generoso.
Vicente Pérez
Con fecha 19 del presente dirigí nota al señor intendente
de Chiloé instruyéndole de las nuevas disposiciones del
Supremo Gobierno sobre el primer asiento de la Colonia,
y transmitiéndole en copia parte de las instrucciones da-
das por el Ministerio al señor Philippi, para que en po-
sesión de estos antecedentes proceda y se sirva obrar en
concordancia con las posteriores instrucciones que tuve
el honor de recibir de usted.

106 107
política

108 109
Ahorcados en la Plaza de Armas de Santiago Amaneció este día (6 de febrero de 1815) verdaderamente
Viva el Rey. Gaceta del Gobierno de Chile triste para Chile. Dejáronse ver dos horrorosos cadáveres
9 de febrero de 1815
pendientes del palo de la plaza principal, sobre cuyas ca-
Anónimo
bezas se leía esta inscripción: “Por conspiradores contra el

C
Rey y perturbadores de la pública tranquilidad”. Al punto
on la restauración del dominio español
se llenó esta capital de varios rumores: cada uno discurría
en Chile durante la Reconquista, se per-
petraron una serie de actos represivos por sobre el suceso según su humor, su deseo o su capricho;
parte de las fuerzas militares realistas en contra cada uno lo pintaba y exageraba como mejor le parecía
de la población. Uno de los primeros y más gra- para acreditarse de político.
ves lo encabezó el comandante del Regimiento
Talaveras, Vicente San Bruno. En connivencia Nuestro sabio gobierno guardaba el más profundo silen-
con su ayudante, el sargento Francisco Villalo-
bos, elaboró un montaje que implicó a un gru- cio hasta cerciorarse cabalmente de todo el fondo de un
po de patriotas presos en la cárcel de Santiago, a negocio que merecía examinarse con tanta circunspec-
quienes involucró en un supuesto plan de cons- ción como justicia. Entre tanto, en los campos unos fin-
piración política, con el objeto de identificar a
aquellos reos comprometidos en la lucha contra gen a todo el pueblo conjurado: este supone que 700 son
la ocupación española. Tras engañar al grupo de los cómplices, aquel que ha habido un combate en que
presos para que intentaran un levantamiento, murieron muchos de ambas partes, uno asegura que hay
desenmascaró y asesinó a dos de ellos, de ape-
muchos personajes y aún sacerdotes de ambos cleros mez-
llidos Concha y Moyano. Los cadáveres de estos
desventurados fueron expuestos en la Plaza de clados en el complot, otros que en la cárcel han sufrido el
Armas de Santiago al día siguiente, tal como re- justo castigo los más malos.
seña esta crónica. En esa época era común que se
exhibieran públicamente los cadáveres de sujetos A estas voces no hay quien no tema por su suerte o la de las
ejecutados por la justicia o que hubieran muerto
personas que más ama. Ni aún la mayor inocencia satisfa-
de manera violenta, ya fuera como escarmiento
público o para facilitar su reconocimiento. El ce a los tímidos vecinos y todos esperan con ansia la publi-
diario del régimen sostuvo la versión oficial de cación del periódico para saber algo con certeza. Por tanto,
la matanza, argumentando que los asesinados el Superior Gobierno tiene a bien noticiemos al público
habían intentado llevar a cabo un motín y que
debido a ello habían perdido la vida. que se formó conspiración, que esta se halla evidenciada

110 111
y que sus planes eran los más crueles, pero sus autores Ejecución de San Bruno y Villalobos
eran solo algunos malvados prisioneros capaces de todos Viva la Patria. Gaceta del Supremo Gobierno de Chile
16 de abril de 1817
los crímenes. Anónimo
Los dos cadáveres eran los primeros delincuentes que, re-

C
sistiendo a su prisión, se anticiparon a la pena que tenían omo consecuencia de la derrota del ejér-
cito real en Chacabuco, muchos milita-
por mil delitos merecida. El público y nobles vecinos de
res españoles fueron hechos prisioneros.
la capital y pueblos no solo resultan inocentes, sino que la Confundidos entre ellos se descubrió a dos oficia-
indignación que han mostrado contra los traidores (que les de triste reputación: el capitán del Regimiento
aspiraban a comprometer su honor y tranquilidad) los ha de Talaveras, Vicente San Bruno, y el sargento
Francisco Villalobos, conocidos por encabezar
hecho y hace más apreciables al gobierno y más acreedo- la represión en contra de los patriotas durante la
res a su dulce beneficencia. Respirad, pueblos, y arrojaos ocupación realista. Tras un juicio sumario fue-
llenos de confianza a los brazos de un jefe generoso que ron condenados a morir fusilados. Su ejecución
se realizó en la Plaza de Armas de Santiago, el
os distinguirá tanto cuanto lo merezca vuestra docilidad mismo sitio en el cual habían sido exhibidos dos
y las pruebas que deis de fidelidad al soberano y de celo cadáveres de patriotas asesinados por obra de los
por sus intereses, como se ha palpado con este suceso ahora condenados. El diario oficial del gobierno
patriota, publicado apenas trece días después de
fraguado en la cárcel y sin trascendencia fuera de ella.
la entrada del Ejército Libertador a Santiago, jus-
tificó la ejecución por los muchos crímenes que
habrían cometido los inculpados y que supera-
ban lo que el deber militar les imponía. Para su
mala suerte, un hombre de raza negra que se en-
contraba, imprudentemente, en las cercanías del
banquillo de los condenados, fue alcanzado por
las balas y cayó muerto.

112 113
La ejecución de la sentencia contra los reos Vicente San este oficial del rey Fernando. Allí la plebe atropellada en
Bruno y el sargento Villalobos llamaba la atención del sus patrullas, en medio de las más pacíficas distraccio-
pueblo en la mañana del día 12. No se deseaba el espectá- nes. Allí…
culo por aquel espíritu de carnicería que ensangrienta el
Rehúsa la pluma analizar el catálogo de los crímenes de
corazón de los españoles. Los semblantes manifestaban
estos monstruos. La notoriedad transmitirá a las gene-
toda la circunspección del alma noble del americano que
raciones su memoria execrable como un momento eter-
aguarda con dignidad que la patria sea vengada y queda
no de la conducta de los españoles, y nuestros enemigos
satisfecho. Los reos no fueron insultados en el tránsito
jamás podrán acusarnos sino de la tolerancia que hacía
de la cárcel al patíbulo. Un religioso silencio inspiraba
más insolente su audacia.
el respeto debido a la justicia y era sin duda consolante
a las víctimas que en el último momento de la vida de El Supremo Gobierno hizo ostentación de su inte-
los opresores —y el primero de la libertad de los opri- gridad en el siguiente bando:
midos— disfrutaron la generosidad del virtuoso pueblo,
Ciudadanos de Chile: los aleves San Bruno y Villalobos
cuyos derechos ofendieron con mano infame.
son extraídos por sus crímenes de la clase de prisioneros
Ellos dejan de existir y este solo es el momento de un de guerra. El vil asesino, el ofensor de la decencia públi-
“¡Viva la Patria!” universal. ¿Quién vio a alguno de tan- ca, el ultrajante de los más altos derechos, del honor na-
tos ultrajados que sobrevivieron a sus verdugos, de men- cional y del privado decoro de los hombres, el que jamás
tir aquella moderación de que son incapaces los tiranos? ha respetado los fueros de la naturaleza, de la humanidad
Ahí estaban los amigos de los infelices Concha y Moyano y de las instituciones sociales, es un monstruo de quien
asesinados por esos viles bravos en la indefensión de un se desdeña la misma potencia a quien pertenezca, y la
calabozo. Allí los ciudadanos expuestos a la vergüenza tierra se avergüenza de estar bajo sus pies. La nuestra fue
pública y conducidos a una prisión sirviendo de grillos manchada por la mano infame de esos verdugos y cada
los calzones. Allí los desterrados sin formación de causa uno de nosotros se horroriza en la memoria afligente de
por la ferocidad de la vigilancia inquisicional que presi- sus excesos. Nos gloriamos de venerar el derecho de las
día San Bruno. Allí el baldado por un balazo alevoso de gentes, y este deber acompaña siempre en los americanos
una generosidad que sobreabunda a las obligaciones.

114 115
Pueblos, estáis vengados. Tiranos, no os lisonjéis de que fácil que castigar con la pena de hereje al que calumnia
este acto imprescindible de justicia no se parezca a vues- con esa nota a los patriotas? La prueba debe ser tan fá-
tras crueldades inimitables. La represalia será observa- cil como lo es el descaro de esta detracción. Con ella se
da por nosotros en la pena, pero nunca en los delitos: el mina el espíritu público que no es un objeto de indiferen-
mundo entero admira en la conducta de estos pueblos cia para el gobierno.
nacientes aquella moderación que desconocieron todas
las revoluciones. La virtud señala a los verdaderos hijos
de la patria.

Bernardo O’ Higgins

Las beatas del padre Cosme se daban el pésame enjugan-


do el llanto con la muerte de uno de los espectadores,
como si ella repusiese a los ajusticiados. Examinando el
hecho parece que han vuelto a llorar con más fuerza. El
caso fue que el patriota cura Losa miraba la escena desde
una banca que desamparó cuando el piquete iba a dis-
parar a los reos. Ocupó su lugar un mulato, godo consu-
mado y recién venido de Lima, y este recibió el golpe que
merecía y que nos hubiera privado de un buen ciudada-
no. En el [1] fuego de los prestigios se cambian los mila-
gros contra la superstición, arma sorda y maldita, pero
que diestramente saben manejar los hipócritas adorado-
res de Fernando. Ya es necesario tener una providencia
fuerte que escarmiente a la impostura. ¿Qué medida más

1 Ilegible del original.

116 117
Vida, crímenes y muerte de un bandolero Santiago. Descuartizado tras su ajusticiamiento,
Gazeta Ministerial del Gobierno de Chile sus miembros fueron exhibidos públicamente en
(edición extraordinaria) las diversas ciudades que habían sido escenario
23 de febrero de 1822 de sus depredaciones.
Anónimo

T
ras la decisiva victoria patriota en la ba- Chilenos, que os interesáis por la gloria de vuestro país,
talla de Maipú, grupos de militares re- hombres todos los que observáis la conducta de los ame-
alistas huyeron hacia la frontera del Bío
ricanos: sabed que la ejecución que se vio en este día en
Bío en búsqueda de los últimos bastiones que
permanecían leales al rey en Chile. Soldados es- nada ofende la delicadeza con que Chile ha observado el
pañoles, chilenos realistas, sacerdotes monárqui- derecho de las gentes en la guerra, que tan vigorosamente
cos, bandoleros, simples campesinos, grupos de ha sostenido contra el tenaz empeño de los usurpadores.
mapuches y pehuenches se unieron en contra de
los ejércitos patriotas y lanzaron una guerra de Ese desnaturalizado que muere (Vicente Benavides, hijo
guerrillas que devastó las provincias de Ñuble y de Toribio, carcelero en Quirihue, partido de la provincia
Concepción. Debido a su extrema crueldad, este de Concepción) fue un soldado de infantería de la patria
conflicto fue conocida como la Guerra a Muerte
(1819-1823). El líder de las tropas realistas, el sar- y llegó a sargento primero de granaderos en la primera
gento chileno Vicente Benavides, combatiente en época de nuestra revolución; desertó al enemigo desde
Maipú bajo las banderas del rey, fue hecho prisio- el Membrillar, y en la memorable acción que sostuvo en
nero y condenado a morir fusilado. Se salvó mi-
aquel punto el general Mackenna cayó prisionero; venía
lagrosamente de las balas, huyó al sur y se unió
a las huestes que sostenían la causa de España. en la guardia de prevención con el Ejército, que marcha-
Allí demostró tal habilidad como caudillo mili- ba a esta banda del Maule, para ser juzgado en Conse-
tar que fue elevado al rango de teniente coronel
jo de Guerra: cerca de la villa de Linares, y a vista del
y comandante de las fuerzas del rey en la zona de
La Frontera por orden del virrey del Perú. Du- enemigo, incendió el parque y se fugó, aprovechando las
rante tres años mantuvo en jaque a las fuerzas circunstancias de estar preparándose el Ejército en una
patriotas mediante ataques sorpresivos en los que noche obscura a dar un vigoroso ataque.
primaba la astucia y la velocidad. Lo apresaron
cuando intentaba huir al Perú, fue juzgado y eje-
cutado sumariamente en la Plaza de Armas de

118 119
Continuó al servicio de los serviles de Fernando y cae la mujer de aquel, que actualmente se hallaba en la ciu-
al fin prisionero en la gloriosa jornada del 5 de abril de dad de Concepción, y para ello fue de parlamentario el
1818 en el llano de Maipú. Se respetó en él la condición teniente don Eugenio Torres. Convino en la propuesta,
de prisionero hasta que, procesado en el Tribunal Militar, mas, inspirándole desconfianza su intención ya deprava-
fue sentenciado a muerte como desertor. Mas, habiendo da, retiene al parlamentario y soldados, enviando solo a
sobrevivido de un modo extraordinario cuando se eje- Riveros. Le reconvino, entonces, por el oficial Torres, el
cutó la sentencia, fue presentado al general del Ejército y comandante de la avanzada, en circunstancias de haber
se ofreció, asegurando que era muy fácil, a disuadir a los pasado ya su mujer por el fuerte de San Pedro, pero por
indios y demás habitantes de las márgenes meridiona- un exceso de ferocidad, inaudita en el siglo de las luces,
les del Bío Bío del engaño con que los españoles querían esa misma noche da orden de degollar al parlamentario,
empeñarles en una guerra desesperada y fuera del caso que actualmente cenaba a su mesa, y ejecuta también
de sus leyes. esta incontinenti en los catorce soldados prisioneros.

Aceptada su oferta, se le dio el pasaporte y demás Nada desdijo de este principio su posterior manejo. Ya
documentos de su comisión. Llegó a Nacimiento, donde las instrucciones que daba a los comandantes de sus
tuvo la ocasión de manifestar al jefe de las tropas ene- guerrillas parecían escribirse con sangre, pues en ellas
migas, don Juan Francisco Sánchez, que tenía un genio no se imponía otra pena que la de la muerte a todo in-
capaz de sostener la guerra desoladora que iba a quedar surgente cualquiera que fuese el delito. Estas órdenes se
en esa frontera del sud, retirándose a Valdivia el jefe de cumplieron con la exactitud que caracteriza a los viles
ellas. Se le confió el mando en jefe de toda la frontera y instrumentos de la crueldad: cada uno de estos faculta-
comenzó, para acreditarse, por el hecho más escandalo- dos para matar ofrecía aun a los pacíficos labradores la
so y más calificado contra el derecho de la guerra. Atacó terrible disyuntiva de seguirle o morir, y hacían parecer a
el oficial Riveros, que mandaba una partida en el fuerte los niños, mujeres y ancianos para que no diesen noticia
de Santa Juana, y le tomó prisionero con catorce solda- del camino que tomaban o montaña en que se escondían.
dos que pudieron salvar la vida en el sangriento ataque.
De este modo se ha hecho la guerra desde el año de 1819.
Fue ya conveniente proponerle canje de este oficial por
Unas veces el señor intendente de Concepción, general

120 121
en jefe del Ejército de Operaciones del Sur, usó, aun- dirige un pliego al mariscal de campo don Andrés Al-
que con la moderación que le caracteriza y por orden cázar, ofreciendo otorgar la vida a todos los que se pre-
suprema, del derecho de represalia para contener estas sentaren desarmados. Llegó cabalmente a tiempo que
violaciones de las leyes de la guerra; varió otras de esta faltaban a este benemérito anciano las municiones y las
conducta, haciendo publicar indultos aprobados por Su fuerzas del cuerpo: capitula, rinde las armas y con ellas
Excelencia el Supremo Director de la República y guardó la vida. Fueron fusilados muy pronto, y sin los auxilios
consecuencia aun con los más facinerosos, que se le pre- de la religión, todos los oficiales prisioneros, librando
sentaron en virtud de ellos. Contuvo a los jefes y oficiales por casualidad el capellán fray N. Castro de la orden de
en el justo resentimiento que inspira el amor de sus com- Ermitaños. Y, lo que es más, entregó a los indios que le
patriotas tan inhumanamente muertos. acompañaron al mariscal Alcázar y al sargento mayor
Ruiz para que muriesen a punta de lanza con más de 300
Pero nada fue suficiente para mitigar el insano furor de
familias que se habían reunido de la isla de la Laja.
este monstruo y sus inicuos satélites. Tomó prisionero
en acción de guerra el 23 de septiembre del año pasado No perdió ocasión de envolver en ruinas los pueblos
de 1820 al comandante de dragones don Carlos María a donde se acercaba, haciendo quemar cuantos podía
O’Carrol y le mandó fusilar inmediatamente (Nota: he- (Nota: ha mandado quemar las plazas de Arauco, San
cho notorio y confesado por él mismo a fojas 52 cuan- Pedro, Santa Juana, Talcamávida, Hualqui, Nacimien-
do, reconvenido por la muerte del inglés Bourne, capitán to, Los Ángeles, todas las poblaciones de la Isla de la
de la fragata nacional Dolores, respondió que don Juan Laja y otras muchas e innumerables haciendas de los
Francisco Sánchez le había comunicado una orden del partidos de Rere, Puchacay, Chillán y San Carlos). Y
rey para que fusilase a todos los extranjeros). Ataca el pareciéndole que esto no era bastante a satisfacer su ge-
26 a la orilla del río de la Laja en el vado que llaman de nio insaciable, entabló comunicación con Carrera, uno
Tarpellanca a 300 hombres del batallón número 1 de Co- de los caudillos de los anarquistas, que afligían la pro-
quimbo y algunas milicias que se replegaban al cuartel vincia de Mendoza y circunvecinas, para tener parte en
general; y, empeñada la acción a punto de peligrar su co- las devastaciones de aquellas.
barde persona, a las ocho de la mañana del día siguiente

122 123
Viéndose derrotado en Concepción el 27 de noviembre buques eran de propiedad inglesa y de Norte América,
de 1820, propuso capitulaciones de paz para ser entonces cuyos capitanes hizo fusilar secretamente, y agregó a sus
más pérfido. Envió al presbítero Ferrebú con el pliego de tropas el resto de las tripulaciones. ¿Cuál sería la causa de
sus propuestas: este gozó de la inmunidad, que daba a expresar tan enérgicamente en su confesión, que impor-
su persona el derecho de gentes y, al mismo tiempo, el taban millones los perjuicios que les había causado? Pero
caudillo que le envió hacía pasar un escuadrón para con- no le corresponde a Chile tomar la defensa de esta causa.
tinuar las hostilidades. Finalmente, se quita la máscara
Conociendo al fin en diciembre del año próximo pasa-
del rey de España cuando el señor brigadier don Joaquín
do el estado de nulidad a que estaba reducido, suplica al
Prieto le comunica la noticia de haber sucumbida la ca-
señor brigadier don Joaquín Prieto, intendente interino
pital del Perú, de donde él dependía: en la carta contesta-
de Concepción, que le admita si se presenta con sus par-
ción descubre su verdadero carácter, pues en ella protesta
tidarios. Este benigno jefe le acepta generoso, da cuenta
que “hará la guerra a Chile con el último soldado, aun-
a la Supremacía y en estas circunstancias se embarca en
que sea reconocido por el rey y la Nación”.
una lancha en la boca del río Lebo. Y huye a puertos in-
Era consiguiente que de un abismo se precipitase en otro. termedios, con el fin de unirse a la división enemiga, que
O fuese que ya estaba acostumbrado a no respetar las le- en aquellas inmediaciones suponía.
yes de las naciones o que esperase se le disimulasen estos
Ya no era posible esperar buena fe en este hombre tan
hechos ante su gobierno, hizo todo lo que constituye a
intrigante. En sus cartas ofreció servicios, protestó buena
un pirata. Armó un buque en corso para enviarlo sobre
fe y deja por último, para seguir siempre al enemigo, la
las costas de Chile, cuyas instrucciones no respetaban
desgraciada provincia de Concepción, teatro de tan la-
bandera, cualquiera que fuese, y él lo comprobó con sus
mentables escenas, envuelta en las miserias, que él mis-
hechos. La situación de Arauco, tan inmediata a la isla de
mo había causado sin acordarse jamás que en ella había
Santa María, donde pasan a refrescar los buques que han
visto la luz.
doblado el cabo, le proporcionó tomar las fragatas Perse-
verancia, la Hero, el bergantín Arsella y otro, sin incluir Con el peso de su desesperación se hacía insoportable a
las embarcaciones de algunos que no pudo apresar. Estos los que le acompañaban y les hizo agradable la necesidad

124 125
de arribar al puerto de Topocalma en busca de agua, que como pirata y como bárbaro destructor de pueblos ente-
ya les faltaba. El día 1° del presente febrero hizo salir a ros, era preciso darle un género de muerte que vengase la
nado un soldado con el objeto de buscarla, y al amane- humanidad y escarmentase cualquiera otro que quisiese
cer del siguiente le permitió la marea acercarse a tierra y tener la osadía de imitarle.
desembarcó con el pretexto de solicitar un hombre, que
Por la sentencia de 21 de este mes salió arrastrado en un
condujese al Supremo Director las comunicaciones que
serón a cola de mula, fue ahorcado en la plaza mayor y
decía traer de Talcahuano. Ocultaba su nombre, pero los
cortada la cabeza y manos para que, fijadas en altas picas,
patriotas don Francisco Hidalgo y don Ramón Fuenza-
señalasen los lugares de sus horrendos crímenes: Santa
lida, dueños de las estancias inmediatas, advertidos por el
Juana, Tarpellanca y Arauco. En la misma se expresaba
soldado que el día antes salió a buscar agua, le esperaban
que debía ejecutarse el día 23, tercero después de la no-
ya en la playa y habían dado los correspondientes avisos.
tificación, para que se le proporcionase en este tiempo
Aparentaba, entonces, prevenir las comunicaciones para el
todos los auxilios que la religión tiene para estos casos
Supremo Director, y a las dos de la tarde de ese día conoció
y que este fiel vasallo del rey católico negó al mariscal
que estaba preso, en la llegada del juez don José Antonio
Alcázar, sargento mayor don Gaspar Ruiz, comandante
López Lisboa, sargento mayor don José María Argomedo
O’Carrol, a todos los oficiales del batallón de Coquimbo
y Cienfuegos, y milicias que les acompañaban.
y a otros muchos. La generosidad de los gobiernos libres
Por la notoriedad de sus hechos aun el más imparcial ex- no se encuentra en los corrompidos corazones de los que
tranjero le condenaba al último suplicio, pero el Supremo sirven a tiranos.
Gobierno quiso oírle sus descargos y mandó se le juzgase
El menos versado en el derecho público sabe que la guerra
conforme a las leyes. Y resultando hallarse fuera de la
se presume justa por ambas partes en cuanto a sus efectos
protección del derecho de gentes, se le aplicó la pena que
y que Chile esté en el caso de usar de la represalia en tanto
este y las leyes de la República imponen a cada uno de sus
cuanto los mandones de España han hecho con los patrio-
delitos. Como desertor al enemigo, debía morir; como
tas. Pero Su Excelencia ha querido correr un velo sobre la
violador tantas veces del derecho de la guerra, perdió
causa, mandando ejecutar la sentencia solo en Benavides y
todo el honor militar hasta el debido a los prisioneros;
conservando la vida a los que le seguían, que podían justa-

126 127
mente perderla y a algunos otros, que por inteligencia con La abdicación de Bernardo O’Higgins
el caudillo habían merecido la misma o casi igual pena. Gazeta Ministerial del Gobierno de Chile
Esos monstruos que cargan consigo (edición extraordinaria)
29 de enero de 1823
El carácter infame y servil Anónimo
¿Cómo pueden jamás compararse

H
Con los héroes del 5 de abril.
acia fines de 1822 el Director Supremo
Bernardo O’Higgins sufría la oposición
de numerosos sectores de la sociedad
chilena. La elite criolla desconfiaba de medidas
como la abolición de los mayorazgos y los títulos
de nobleza. La Iglesia Católica resistía la acogida
a grupos protestantes, en su mayoría comercian-
tes ingleses. La región de Concepción resentía el
abandono del gobierno central en medio de las
devastaciones de la Guerra a Muerte. La promul-
gación de la Constitución de 1822, que pretendía
consolidar el poder del mismo O’Higgins, pro-
vocó la unión de estos grupos en contra del man-
datario. Sublevado el general Freire en Concep-
ción y con el posterior respaldo de la provincia
de Coquimbo, amenazó con marchar a Santiago
para deponer a O’Higgins. En Santiago estalló
un movimiento revolucionario que llamó a un
cabildo abierto para exigir su dimisión. Renuente
a aceptar la legitimidad de este grupo de notables
santiaguinos, O’Higgins se resistió, hasta que al
verse sin apoyo político, abdicó del mando. Pos-
teriormente sería enviado al Perú en compañía
de su familia. Jamás retornaría a Chile y moriría
en el exilio peruano el 24 de octubre de 1842.

128 129
Habiéndose congregado las autoridades y el pueblo de de los ciudadanos don Juan Egaña, doctor don Bernardo
esta capital el día de ayer para acordar con el Supremo Vera y don Joaquín Campino.
Director lo más conveniente a la tranquilidad pública, se
Imprímase, publíquese y circúlese.
terminó la sesión con el siguiente decreto que expidió Su
Dado en Santiago, a 28 de enero de 1823.
Excelencia:
Bernardo O’Higgins
Creyendo que en las circunstancias actuales puede con- Mariano Egaña
tribuir a que la Patria adquiera su tranquilidad el que yo
deje el mando supremo del Estado, y habiendo acordado Inmediatamente se leyó este decreto al pueblo y el mismo
sobre este punto lo conveniente con el pueblo de Santia- señor O’Higgins proclamó al gobierno nuevo electo, se
go, único con quien podía hacerlo en la crisis presente, he desciñó la banda —que es distintivo del mando supremo
venido en abdicar la dirección suprema de Chile y con- en Chile—, la puso en manos de los vocales y en segui-
signar su ejercicio provisorio en una Junta Gubernativa da les dio posesión del elevado cargo a que eran llama-
compuesta de los ciudadanos don Agustín Eyzaguirre, dos, después de haberles recibido el juramente de estilo.
don José Miguel Infante y don Fernando Errázuriz, res- La sesión se concluyó con el juramento de fidelidad que
pecto a que no existe en el día una Representación Nacio- prestaron al nuevo gobierno los jefes de la guarnición.
nal ante quien yo pueda verificar mi renuncia, y la que ha
de procurar reunir dicha Junta Gubernativa a la mayor
brevedad, en inteligencia de que si pasados seis meses no
estuvieren transigidas las dudas que pudieran tener entre
sí las provincias del Estado, cesara la Junta Gubernati-
va, para que el pueblo de Santiago delibere lo que hallare
más conveniente.

Y a fin de que ella sepa cuáles son sus atribuciones y fa-


cultades, procederá a formar un reglamento que las fije
la comisión que me ha propuesto del pueblo, compuesta

130 131
Funerales de los hermanos Carrera José y don Luis de Carrera, que desde su infausta muer-
La Clave te descansaban en la ciudad de Mendoza, para que en
13 de junio de 1828
ellas recibiesen estos magnánimos guerreros los últimos
Anónimo
honores que la gratitud pública anhelaba tributar a su es-

L
clarecida memoria.
os hermanos Carrera murieron ejecutados
en Mendoza: Juan José y Luis fueron fusi- Las disposiciones que ha dictado sucesivamente el go-
lados el 8 de abril de 1818; José Miguel fusi-
bierno en cumplimiento de aquella ley, la buena acogida
lado y descuartizado el 4 de septiembre de 1821,
y su cabeza fue expuesta en la plaza de Mendo- del de Mendoza y su ilustrado vecindario a la comisión
za y sus brazos enviados a Córdoba y San Luis. encargada de efectuar la exhumación y conducción de
Declarados enemigos del Director Supremo Ber- estos preciosos restos y, por último, el nombramiento de
nardo O’Higgins, los restos de los hermanos per-
manecieron sepultados en Mendoza en calidad otra destinada a disponer y dirigir todo lo concerniente a
de proscritos y sus partidarios sufrieron exilios la solemnidad y la vuelta de la primera, trayendo consigo
y persecuciones. Tristemente célebre es la cuenta las cenizas, las cuales —escoltadas por una guardia de
por los gastos del ajusticiamiento de Luis y Juan
José, enviada por O’Higgins al padre, Ignacio de honor desde el pie de los Andes— fueron depositadas a
la Carrera, para que la cancelara de su bolsillo. la entrada de la ciudad en el templo del Carmen de San
Tras la abdicación de O’Higgins y el adveni- Rafael, barrio de la Camadilla, donde aquella los recibió
miento del régimen liberal en 1823 se rehabilitó
y se hizo cargo de ellas bajo la custodia y demás honores
la figura pública de los Carrera. En esas circuns-
tancias y bajo el gobierno de Francisco Antonio de ordenanza.
Pinto sus cuerpos fueron repatriados y sepulta-
dos con honores en la ciudad de Santiago. Vecinos, (vemos) ahora como la segunda comisión, com-
puesta de los señores diputados a la Representación Na-
cional general don Francisco Calderón y don Francisco
En distintos documentos oficiales que se han publicado Ruiz Tagle, han desempeñado los cargos del gobierno,
en este periódico se ha visto cómo el Congreso Nacio- la parte con que han concurrido a la solemnidad todas
nal decretó la traslación a Santiago de las cenizas de los las autoridades y corporaciones públicas, las demostra-
tres generales de la República, don José Miguel, don Juan ciones de dolor y entusiasmo juntamente, con que la ha

132 133
engrandecido el pueblo, y todo lo interesante y majestuo- El carro, construido bajo la dirección del profesor de
so que ha presentado los días 13 y 14 del presente mes, matemáticas en el Instituto Nacional don Andrés Gor-
consagrados a ella. bea, apoyado sobre cuatro ruedas y tirado por treinta
guardias nacionales de Santiago, tenía en el frente tres
A las 12 del primer día, la fortaleza de Santa Lucía anun-
grandes columnas paralelas: la del medio representaba el
ció que principiaba el duelo general a que se preparaban
árbol de la libertad, y cada una de las otras sostenía una
los ánimos con un tiro de cañón que repitió de media en
lámpara sepulcral. De estas columnas corría un velo ne-
media hora hasta las ocho de la noche, a cuya hora lle-
gro que, cubriendo en alto del ataúd y toda la extensión
garon las cenizas a la iglesia de la Compañía después de
del carro, iba a descansar en dos pabellones de fusiles
cerca de dos que duró su marcha del Carmen.
que, con otros instrumentos militares, estaban colocados
Un inmenso concurso ocupaba las calles y plazas del en la fachada de atrás.
tránsito, y su silencio no interrumpido sino por el so-
El día siguiente, sábado 14 al romper el alba, continuaron
nido apacible y melancólico de una música marcial que
de nuevo los tiros de cañón en el fuerte de Santa Lucía,
abría el paso, por los cánticos lúgubres que entonaban los
y prosiguieron con los mismos intervalos que el anterior.
eclesiásticos del acompañamiento, por un doble simul-
A las diez de la mañana salió el gobierno para la iglesia,
táneo de todos los campanarios de la ciudad y el ruido,
acompañado del cuerpo diplomático y todas las autori-
peor imponente, que causaba el rodado lento y sostenido
dades civiles, militares y eclesiásticas. Entrando en ella la
del carro fúnebre, aumentaba la seriedad inseparable de
comisión, ocupó los asientos que le estaban destinados,
aquel espectáculo.
dieron principio los oficios, celebrando la misa el prelado
Cincuenta o más hachas que caminaban en torno y tras diocesano. La capilla, dirigida por el señor Massoni, se
del carro precedían al duelo compuesto de deudos y ami- desempeñó este día del modo más brillante y satisfac-
gos de los Carrera, y presidido por el niño don José Mi- torio. El orden y la compostura reinaron a competencia
guel Carrera, hijo del primero, y el intendente de la pro- entre los concurrentes, a pesar de su prodigioso núme-
vincia, cerrando la marcha un escuadrón de coraceros ro. Los cuerpos veteranos de la guarnición, formados en
vestidos de gran uniforme. la misma plazuela, también contribuyeron a solemnizar

134 135
este acto con varias descargas de fusil, que al momento En la tarde del mismo día fue conducido el ataúd en el
repetía el fuerte con salvas de a tres tiros. propio carro al cementerio general. El batallón Concep-
ción caminaba delante del carro al son de una marcha
Al pie del presbiterio se elevaba el túmulo, que ocupaba
triste ejecutada perfectamente por su banda de músicos.
casi todo el ancho de la nave central. Sobre una basa cua-
Seguían a este una multitud de carruajes de cuatro rue-
drada de dos varas de ahora, se hallaba colocada su parte
das y algunos de los que conducían a las personas del
principal, que consta de una galería o peristilo abierto en
acompañamiento, el cual iba presidido por el niño don
arco por sus cuatro faces y engalanado en cada una de
José Miguel Carrera, el intendente y algunos empleados
sus cuatro pilastras con dos columnas colosales del orden
municipales dentro de la carroza del Supremo Gobierno,
corintio. Las bocas o entradas estaban a medio cubrir
y escoltados por un escuadrón de coraceros.
con una colgadura negra artificiosamente colgada, y en
Llegados a la puerta de aquel edificio se sacó y llevó en
el interior ardían varias lámparas que alumbraban sobre
brazos de las personas más visibles la caja en que iban de-
el ataúd, al cual servían de (…) tres zócalos sobrepues-
positadas las cenizas y, habiéndola puesto en el sepulcro
tos unos a otros, y en disminución progresiva a manera
construido al efecto, el general Calderón leyó en alta voz
de pirámide. Allí se percibían algunas ropas e insignias
un discurso fúnebre que luego se distribuyó impreso a
militares que fueron del uso personal de los generales.
los espectadores. En seguida el doctor Tollo, íntimo ami-
Ardían también sobre los cuatro ángulos de la basa su-
go de los finados, tomó un lugar superior y desde él pro-
perior de este cuerpo otras tantas lámparas sepulcrales
nunció otro discurso en que, recorriendo rápidamente
de gran magnitud, y de ellas se levantaba una pirámide
las hazañas más brillantes y las virtudes patrióticas de los
triangular, cuya cúspide casi tocaba con la cúpula de la
tres personajes, cuyos restos mortales se hallaban presen-
iglesia, y en cuyas cuatro caras se leía esta inscripción:
tes, hizo su elogio e interesó tan vivamente la atención de
La Patria a los Carrera los que le oían que, no pudiendo estos contener la fuerte
agradecida a sus servicios emoción que les causaba, contestaron tiernos recuerdos
compadecida de sus desgracias a sus ilustres nombres y repetidos aplausos al orador que
había excitado en ellos tan noble sensación.

136 137
El motín del batallón de Granaderos Documentos oficiales del Ministerio del Interior.
La Clave de Chile
26 de julio de 1828 Santiago, 20 de julio a las once de la noche:
Francisco Antonio Pinto
Sin embargo de haber salido a las dos de la mañana del

E
día de ayer, asociado del ministro de Estado, con ánimo
l periodo entre los años 1823 y 1830 se ca-
de reunirme al general Borgoño, como tuve el honor de
racterizó por una agitada vida política. El
régimen liberal encabezado por Ramón anunciarlo al Congreso con fecha 18 del presente, des-
Freire permitió la libre expresión de los diversos pués de haber caminado más de tres leguas sin encon-
grupos y sus respectivos proyectos de organiza- trarle ni adquirir la menor noticia de su situación fija,
ción nacional. Esto se reflejó en la promulgación
de tres constituciones políticas en seis años y en avisado del sentimiento con que el pueblo miraba mi se-
el estallido de numerosos conspiraciones, moti- paración, aunque momentánea, me decidí a regresar a la
nes y golpes militares. Para la historiografía con- capital con la firme resolución de mantener a todo trance
servadora esta etapa es llamada anarquía. Por su
parte, sectores liberales la han valorado como la dignidad y decoro de la nación.
una fase de ensayos constitucionales. En esas cir-
cunstancias, la sublevación del batallón de Gra- Al momento de mi llegada, todos los vecinos me ma-
naderos fue una de las más graves revueltas mili- nifestaron su adhesión al orden, respeto y obediencia a
tares en contra del gobierno liberal de Francisco las autoridades constituidas y disposición de cooperar
Antonio Pinto. Se le considera una especie de
conmigo al sagrado objeto de restablecer la tranquilidad
simulacro del levantamiento militar del general
Prieto en Concepción el año 1829 y del posterior en cuanto exigiesen las circunstancias. Los amotinados,
conflicto civil que llevaría a los conservadores a confundidos del horror con que miraba esta heroica ciu-
adueñarse del poder político.
dad su escandaloso atentado, no se atrevieron a dirigirme
proposición alguna, y a las diez del día pasó don Pedro
Urriola una comunicación al presidente de la Asamblea,
pidiéndole que la reuniese y también veinte ciudadanos
de respeto para tratar o explicar lo que solicitaban.

Sabedor el pueblo de este suceso se me reunió en la Sala

138 139
de Gobierno, a la que también compareció el presidente los ciudadanos hasta cerca de las diez de la noche, que
de la Asamblea, con la nota de Urriola para que le diese determinó se retirasen a sus casas para que tranquiliza-
consejo sobre su contenido, y acordé que reuniese a los sen a sus familias de las zozobras en que, naturalmente,
diputados con el carácter de mediadores para que me debían estar, pareciéndome que no era de temerse nin-
trasmitiesen las proposiciones que se les hicieren, por pa- gún peligro.
recerme indecoroso a la dignidad del puesto que ocupo
Hoy por la mañana llamaron los amotinados a don
el recibirlas directamente.
Diego Benavente para que hablase en su favor, fijándo-
Los amotinados, entonces, nombraron por sus apodera- le la proposición previa de mi separación del mando.
dos a don José Miguel Infante, don José María Guzmán, Benavente les contestó que no podía admitir semejante
don Manuel Magallanes y don Nicolás Pradel, quienes se encargo porque, aunque lo hicieran pedazos, no recono-
presentaron en la noche en la sala del Consulado, donde cía en ellos ninguna autoridad, y que lo único que haría
estaba la Asamblea y una numerosa reunión de vecin- en su obsequio sería interesarse porque les indultase el
dario. No estoy en el pormenor de lo que dijeron en fa- Congreso Nacional, y dio cuenta al gobierno de lo que
vor de sus poderdantes, sino únicamente de que Infante había pasado con él.
hizo sobre la federación un largo discurso en el que, en
Exasperados los amotinados de no encontrar apoyo en
concepto de algunos, pretendía confundir con el delirio
ningún hombre de honor, dijeron que vendrían a la plaza
de sus teorías políticas la causa que se había encargado a
a echarse sobre mi persona y nombrar a su árbitro jefe de
su patrocinio, y que habiendo tomado después la palabra
la República. Con esta noticia, subí a la sala del gobierno,
Pradel principió diciendo que no podían haber treguas
donde estaba el pueblo reunido, y le juré no abandonarlo
entre un vencedor y un vencido.
hasta que me ensartasen en las bayonetas. Despedí a los
Al oír tan ruines blasfemias, no pudo contenerse el pue- ciudadanos, dándoles las gracias por su entusiasmo pa-
blo y se exaltó como era justo, manifestando con energía triótico y previniéndoles que a la señal de toque a fuego
que nunca sería vencido ni el gobierno de su voluntad, al en la Catedral se reuniesen inmediatamente.
que sostendría hasta la muerte. Por este acontecimiento
se disolvió la Asamblea y se me reunieron nuevamente

140 141
Ya había dado orden para que al salir las tropas suble- Me faltan expresiones para explicar el espíritu públi-
vadas de la maestranza se diese el toque, y a las cuatro y co que ha desplegado en estos días el pueblo y solo me
media de esta tarde se verificó uno y otro. Al momento limitaré a decir que su entusiasmo ha sido superior a
se me reunieron todos los ciudadanos y los sublevados se cuantos nos recuerda la historia de los mejores tiempos
formaron en la plaza, pero nada pudo amedrentar a los de Roma.
heroicos habitantes de Santiago, que gritaban con el ma-
El vicepresidente de la República tiene el honor de elevar
yor fervor y con la menos intermisión por la dignidad de
al Congreso Nacional la debida atención de su alto apre-
este pueblo. Con un edecán mandé a llamar al caudillo
cio y respeto.
de la fuerza: vino inmediatamente y me suplicó le diese
ver audiencia secreta, al menos por su pronta obediencia Francisco A. Pinto
a mi orden. Se la concedí; y habiéndome dicho —entre
otras cosas que no precisa por ahora poner en el cono-
cimiento del Congreso— que habían proclamado a esti-
lo de bando por intendente de esta provincia a don José
Miguel Infante, y fijado carteles al mismo objeto en las
esquinas, mandé a presencia del pueblo que se arranca-
sen y quemasen en la plaza. Pero no se encontró ninguno
porque ya los ciudadanos los habían hecho pedazos.

Mientras la audiencia secreta, se retiraron los sublevados


a la maestranza y, aunque a la fecha está el general Bor-
goño en la casa fábrica de pólvora con la fuerza veterana
de su mando y las milicias de caballería, no será preciso
hacer eso de ellas, porque lo creo todo concluido sin la
terrible necesidad de derramar sangre.

142 143
Proclamación de José Joaquín Prieto miento del sol; el hermoso ocaso de este rostro encendido
El Araucano por la más brillante luna que convidaba al regocijo, son
24 de septiembre de 1830
objetos materiales que puede haber hecho concurrir en
Anónimo
este día una feliz casualidad. Si los ánimos no hubiesen

T
tenido otros motivos de alegría que el placer maquinal de
ras el triunfo conservador en la batalla de
Lircay en abril de 1830, la elite pelucona y los sentidos, poca causa había para ese alborozo general
el grupo político conocido como Los Es- que se ha observado, porque ya son muy comunes arro-
tanqueros, vinculado a Diego Portales, buscaron gantes espectáculos.
consolidar su hegemonía mediante la elevación
a la presidencia de la República del conservador Chile libre y constituido, la ley vengada y sustituida a su
José Tomás Ovalle. Fallecido al poco tiempo, fue
reemplazado por Fernando Errázuriz Aldunate. veneración, la instalación del primer gobierno “nacional”
Pero este último no contó con la confianza del y las justas y fundadas esperanzas de que se mantendrá
poderoso ministro Portales, quien gobernaba a todo trance el sistema de orden que, en poco más de
desde las sombras, y fue reemplazado por el ge-
un año, de entre los escombros del descrédito y corrup-
neral José Joaquín Prieto, jefe de las fuerzas mili-
tares que habían triunfado en Lircay y considera- ción, ha hecho renacer el país al decoro y a la moral. Han
do más manejable que Errázuriz. La elevación de conmovido de tal modo los corazones que puede decirse
Prieto a la Presidencia de la República marcó el
que los chilenos han celebrado su aniversario con tanto
primer decenio o mandato presidencial de cinco
años con reelección inmediata sancionado por la entusiasmo, porque en él empiezan a experimentar los
Constitución de 1833 y dio inicio al periodo his- sentimientos de un verdadero gozo.
tórico conocido como la República Conservado-
ra, el cual se extendió entre 1831 y 1861. El recuerdo de las pasadas fatigas por conseguir la liber-
tad principia a desvanecerse con los dulces goces de esa
tranquilidad que fomenta la prosperidad que hace amar
No es nuestra pluma capaz de dar una idea exacta de la la vida. Sin temor de enemigos de ninguna clase, y con-
celebración de este día memorable. Las decoraciones de fiada la administración por la ley a manos de las más pu-
la ciudad, las luminarias e inscripciones; los himnos de ras, los chilenos se han entregado en estos días a todos
más de mil niños de las escuelas que saludaron el naci- los transportes de júbilo, contemplando que ya no tienen
que trabajar, sino gozar.

144 145
Haremos un esfuerzo para presentar la imagen de esta Jefe, la puso en manos de los presidentes de ambas cá-
augusta celebración. A las once de la mañana del 18, en maras y estos la vistieron al presidente electo, y le dijeron
virtud de las providencias libradas el día anterior, se reu- después “asiento”, a la derecha del presidente del Senado
nieron las cámaras legislativas en la sala de senadores, y y a la izquierda del vicepresidente de la República. En
a pocos momentos llegó el vicepresidente de la República este lugar firmó el solemne juramento que acababa de
don Fernando Errázuriz a entregar el mando supremo al prestar, que fue autorizado del modo siguiente y leído en
presidente electo, general don Joaquín Prieto, que trajo a alta voz por el secretario de la Cámara de Diputados:
la derecha, acompañado de todas las corporaciones que
A presencia del Congreso Nacional y en manos del vice-
para este acto se habían reunido en el palacio de gobier-
presidente de la República, del presidente del Senado y del
no. Fue saludado en la puerta del edificio por una comi-
presidente de la Cámara de Diputados, prestó el general
sión compuesta de miembros de ambas cámaras, acom-
don Joaquín Prieto en altas e inteligibles voces el juramen-
pañado por otra igual desde la entrada hasta la mitad de
to contenido en la fórmula que antecede, y se archivará
la sala, en donde fue recibido por los presidentes de las
este documento en la secretaría del Senado para su per-
dos cámaras y conducido al asiento principal, colocán-
petua constancia. Santiago, septiembre 18 de 1831. José
dose a su derecha el de la de diputados y a su izquierda
Ignacio, obispo de Retimo presidente de la Cámara de Se-
el de senadores. El presidente electo tomó asiento entre
nadores; Joaquín Tocornal, presidente de la Cámara de
estos y, después del período de descanso, fue conducido
Diputados; Juan Francisco Meneses, senador secretario, y
por otra comisión al cojín que se había preparado para
Manuel Camilo Vial, diputado secretario.
prestar el juramento, que verificó en la forma siguiente:
Este acto fue celebrado por respetuosos aplausos de una
Juro por Dios y estos santos evangelios conservar y soste-
lucida y numerosa concurrencia que ocupaba la barra,
ner la religión católica apostólica romana, observar y ha-
manifestando en la complacencia del semblante y en el
cer cumplir la Constitución y leyes del Estado. Así Dios me
circunspecto silencio el gozo que la animaba.
ayude y sea en mi defensa, y él no me lo demande.
A pocos minutos partió para palacio el presidente reci-
Concluido este acto majestuoso, el vicepresidente Errá-
bido, despedido con los mismos honores que se habían
zuriz se desnudó de la banda tricolor, divisa del Supremo

146 147
hecho a su antecesor y seguido del propio acompaña- ceremonia, y después de haber ocupado el dosel oyó los
miento. En la sala de gobierno despidió honrosamente discursos que le dirigieron algunos funcionarios.
al exvicepresidente, nombrando para que le acompañase
hasta la puerta principal del edificio una comisión com-
puesta de un miembro de la Corte de Apelaciones, un ˜
general, un canónigo y un municipal.
Durante todos estos actos, en que los empleados ma-
Allí tomó el coche de Supremo Jefe y se retiró a su casa gistrados cumplían gustosos los deberes del ceremonial
escoltado por el escuadrón de húsares, destinado para y hacían ostentación del placer que los dominaba, más
guardia de honor. Después que el presidente constitucio- multitud de ciudadanos se complacían en recorrer la
nal hizo los últimos honores al que le acababa de entre- Plaza de la Independencia, que jamás se ha visto mejor
gar la silla, se dirigió a la iglesia Catedral a presenciar la adornada. Dos mil hombres de guardias cívicas de in-
augusta ceremonia con que los chilenos solemnizan el fantería eran su decoración; mas esta no consistía en el
día de su nacimiento político, tributando el debido ho- brillo del uniforme que vestían ni el resplandor de las ar-
menaje al creador omnipotente de la libertad. Pontificó mas que manejaban con una asombrosa destreza, sino en
el reverendo obispo de Retimo, y el presbítero don Fran- ese aspecto imponente que da al ciudadano soldado de
cisco Ramos pronunció una elocuente oración, al mismo la severidad de la disciplina y la austeridad de la moral.
tiempo que recomendó al auditorio la conmemoración
Muchas veces habíamos visto hombres armados solem-
del gran día hizo presencia y encargó a los chilenos el
nizar las fiestas cívicas, pero un secreto terror nos ale-
cumplimiento de las obligaciones cívicas y religiosas a
jaba de su presencia, y el gusto aparente del semblante
que estaban comprometidos por el solemne juramento
era contradicho por una tristeza real del corazón. Cada
que en nombre del ser eterno habían prestado a la liber-
cívico de 1831 ha excitado infinitas reflexiones de admi-
tad, al orden y a la ley.
ración y de expresas esperanza en los patriotas y la con-
Acabada esta función regresó Su Excelencia al palacio, templación de las causas, por las cuales objetos a que ya
seguido de una inmensa muchedumbre de ciudadanos estábamos acostumbrados no han producido impresio-
que se agregaron en la Iglesia al acompañamiento de nes agradables, cuales nunca habíamos experimentado,

148 149
es el germen del extraordinario regocijo. La disciplina manifestaba la influencia que había tenido en los con-
y la moral han reunido en un mismo individuo al pro- currentes el recuerdo a que alude— por la memoria del
clamador de la libertad y a un constante defensor. Ya el respetable amigo el finado vicepresidente de la República
cívico no es agente de las facciones, sino el guardia de la don J.T. Ovalle.
ley y el apoyo de un gobierno justo, así como será el mo-
El señor Portales: Hemos conquistado la independencia,
derador del que se exceda.
que recordamos por la justicia y el valor; brindo porque
A las dos de la tarde se retiró a sus cuarteles esa masa conservamos la libertad por la ley y las virtudes.
de soldados que en toda la mañana había excitado una
El encargado de negocios de los Estados Unidos de Nor-
alegría y el contento.
teamérica: Al gobierno y pueblo de la República de Chile,
A las siete de la noche se sirvió en palacio un espléndido paz y prosperidad.
banquete presidido por Su Excelencia el Presidente de la
El señor Bello: Al benemérito ciudadano que con tanto
República, que duró hasta las once. La concurrencia fue
honor suyo acaba de llenar las funciones de vicepresiden-
muy lucida y, sin contraernos a un pormenor fastidioso
te, el señor don Fernando Errázuriz.
de las viandas, solo diremos que el orden y la circuns-
pección que allí reinaron correspondían a la reunión y a El señor Gandarillas (don Manuel): Por la perpetuidad
un objeto. Nos contraeremos solo a publicar los brindis de los estrechos vínculos que ligan a la República de Chi-
que tenemos presentes, de entre los muchos que dijeron, le con los Estados Unidos del Norte.
porque ellos solos bastan a dar una idea completa del es-
El señor Meneses (don Juan Francisco): Brindo porque
píritu que nos ha guiado en esta celebración.
los que han trabajado en establecer el imperio de la ley
Al tiempo correspondiente Su Excelencia el Presidente y la justicia continúen prestando sus servicios sin negar-
de la República brindó: se por consideraciones algunas a los que de ellos exija la
causa pública.
1° Por el 18 de setiembre de 1810.
2° Por el presidente de los Estados Unidos del Norte. El señor intendente: Por las tres grandes uniones que han
3° Y —con lo cual se levantó la mesa en un silencio que reconocido nuestra independencia: los Estados Unidos
de América, la Francia y la Gran Bretaña.

150 151
El señor Garrido: A la memoria del ejército que conquis- Hasta aquí solo hemos indicado la función de ceremonia
tó la independencia de Chile y el bravo general que ac- que corresponde al gobierno. Seguirá la descripción de
tualmente la manda, y por los guardias nacionales que las que han continuado hasta el 22, y que concluirán el
son las primeras y principales columnas en que se apo- lunes próximo por cuenta de los particulares.
yan las libertades públicas.

El señor Vial (don Antonio): Brindo por el día solemne


de nuestra emancipación política, por el 18 de septiem-
bre de 1810 en que, recuperando la dignidad de hombres
libres en medio de la noche de tres siglos, huyó para
siempre la idea de una tutela cruel. Brindo porque la pru-
dencia, pero una prudencia llena de valor y de fuerza,
dirija constantemente la marcha del gobierno y acabe de
afianzar la quietud que ganamos. Brindo con fe, por el
amor a la patria, por el respeto a las leyes y por la defensa
legítima de los derechos y la libertad de la nación.

Poco más o menos todos los demás brindis tuvieron el


carácter de los anteriores; se contrajeron unos al inte-
rior y otros al exterior. Todos estaban exentos de inte-
rés individual. La Patria es prosperidad y sus relaciones
han sido los materiales con los que trabajaron muchos.
No los publicamos por el temor de ser inexactos en las
palabras y porque no tenemos la suficiente confianza
con sus autores, cuya delicadeza podría mortificarse si
lo verificáramos sin su precedente revisión, para la cual
no hay tiempo.

152 153
Asesinato y funeral de Diego Portales tamiento serviría como un poderoso argumento
El Araucano para justificar la guerra y galvanizar a la pobla-
9 de junio de 1837 ción en su apoyo al conflicto bélico.
Anónimo
Quebrada de los Alvarados, 6 de junio a las cuatro de la

T
ras declarar la guerra a la Confederación tarde (copia de carta particular).
Perú Boliviana, el ministro de Guerra
y Marina, Diego Portales, visitó al regi- Señor:
miento Maipo en la ciudad de Quillota, donde
permanecía acantonado antes de ser enviado a ¿Cómo contaré lo que nadie tendrá valor para referir? Yo
combatir al Perú. Cuando Portales pasaba revista he perdido el objeto de mi viaje por la falta de tiempo y
a las tropas, estas se sublevaron y lo tomaron pri-
de cabalgaduras, pero los últimos sucesos me obligan a
sionero. El motín militar, encabezado por el co-
ronel José Antonio Vidaurre, pretendía derrocar participar a usted la catástrofe más horrible, a la que na-
al gobierno conservador de Joaquín Prieto, al que die podrá figurarse sin sentirse exasperado.
acusaba de totalitario y responsabilizaba de im-
pulsar una guerra injusta e impopular. Las tropas El teniente Soto, testigo presencial, dice que a las tres de
amotinadas intentaron tomar por asalto el puer- la mañana, al principiar el tiroteo de las avanzadas, el ca-
to de Valparaíso, pero fueron repelidas y puestas
en desbande por las fuerzas leales al gobierno. En pitán Florín (ese monstruo abominable) mandó bajar del
vista de la derrota, el teniente Santiago Florín, birlocho de un salto al desgraciado héroe, a la distancia
quien mantenía a Portales y a su amigo Eugenio de unas cuatro cuadras del castillo del Barón. Dispuso
Necochea prisioneros, los obligó a descender del
birlocho en que los trasladaba y los asesinó. Los que le quitasen la capa y le hizo dar cuatro pasos fue-
conspiradores fueron capturados y ejecutados ra del camino. Mandó preparar. La desgraciada víctima
sumariamente. La cabeza del coronel Vidaurre habló entonces a los soldados, diciéndoles: “¡Soldados!
fue expuesta en la plaza de Quillota y la del te-
¿Cómo os atrevéis a fusilarme?” Pero el monstruo gritó:
niente Florín en el sitio donde se encontró el ca-
dáver del ministro. La trágica muerte de Portales “Tírenle” y a esta voz se siguió una descarga…
elevaría su figura a la de mártir de la República.
Se responsabilizó del crimen a una conspiración Hizo al mismo tiempo bajar del caballo al infeliz Cavada.
orquestada por el mariscal boliviano Andrés de Iban a apuntarle, pero él trató de salvarse. El sargento de
Santa Cruz y, paradojalmente, el frustrado levan-

154 155
la partida de custodia le tiró un balazo y le derribó. Allí
acabaron de asesinarle. El coronel Necochea y Soto, que ˜
debían ser ejecutados al mismo tiempo, se libraron porque A las doce del día miércoles, cinco del corriente, salieron
el monstruo no quiso hacerlo, según él mismo se lo indicó de Valparaíso con destino a la capital los restos del ilustre
a Soto. Aquel escapó a la primera descarga. ministro de la Guerra don Diego Portales. Le acompaña-
Por lo que hace a la acción, el tiroteo principió a las tres de ron —en esta última partida de aquella población, que
la mañana y duraría dos horas y media, sostenido por am- tanto tiempo gozó de su presencia y tanto debió a sus
bos partidos. El perverso fue derrotado y se reunió con To- desvelos— los jefes militar y político, todos los emplea-
ledo. Este y Gamero y unos pocos soldados le pidieron que dos, todos los cónsules extranjeros, la oficialidad de los
volviese a cargar. Hízolo así, y habiendo sido rechazado buques de guerra, las tropas de la guarnición y casi todo
este último esfuerzo, se dispersaron todos y han llegado a el vecindario.
Quillota. La caballería los persigue y se cree que Vidaurre Se le tributaron los honores fúnebres debidos a su mérito
se habrá dirigido o dirigirá a Concepción o Aconcagua. y en la plazuela de la Merced se separó de él la guarni-
El traidor andaba borracho y todo ha sido un desorden. ción y el numeroso acompañamiento, agobiados de una
Los de retaguardia tiraban a los de vanguardia. Los reclu- consternación que, para los que no conozcan el valor de
tas se dispersaron al principio del combate. la ilustre víctima y el entusiasmo público que excita su
nombre, sería una monstruosa exageración. Un sem-
El fuego del batallón Valdivia ha sido vivísimo. Los buques blante indiferente no se veía desde el fatal 6 de junio. El
y lanchas menudeaban sin interrupción. pesar había igualado a chilenos y extranjeros.

Arrizaga fue atravesado por el pecho y Tagle ha sido heri- Desde la plazuela de la Merced siguió el cadáver escol-
do en una pierna. tado por una compañía del batallón Valdivia y dos de
cívicos, y por una comisión compuesta del párroco, del
Vuelvo reunido con el capitán don Vicente Beltrán, te-
gobernador departamental y dos individuos de la mu-
nientes don José María Vergara, don José Antonio Chava-
nicipalidad del puerto. El gobernador militar, al ver la
rría, el referido Soto, el alférez don José Santos Lucero, etc.
copiosa lluvia de aquella noche y del día siguiente, escri-

156 157
bió al comandante cívico autorizándole para volverse con En la mañana del 14 se verificó la entrada en medio de un
su tropa. Pero este, que ya se hallaba en Casablanca, lejos concurso numerosísimo que llenaba toda la extensión de
de querer aprovecharse de esta autorización se empeñó en la calle de las Delicias y que ansiosamente había acudido
seguir cuanto antes el viaje, a fin de evitar que su inmedia- a solemnizar esta pompa fúnebre y dar a los manes del
ción a Valparaíso provocase alguna orden terminante de finado un testimonio público de veneración y de amor. A
contramarchar. Prefirieron hacer a pie un camino penoso la derecha de la calle formaron las guardias cívicas y los
y pasar a nado los crecidos esteros a continuar descansa- cuerpos veteranos de caballerías, el pueblo ocupaba la iz-
dos en sus talleres en el seno de sus familias. Hasta este quierda y en medio aparecía enlutado el mismo birlocho
punto ha llegado la exaltación del dolor. en que los traidores condujeron a la víctima hasta el lugar
del sacrificio, descollando en pos el suntuoso y elevado
Fueron uniformes las demostraciones de respeto con que carro en que venían depositadas las preciosas reliquias.
se recibió la fúnebre procesión en todos los lugares del Los ojos de los espectadores contemplaban absortos estos
tránsito, y merecen particular recuerdo las atenciones que objetos de dolor, fijándose ya en el negro birlocho, ya en
las autoridades civiles y eclesiásticas y el vecindario de los los pesados  grillos que arrastró la víctima y que pendían
pueblos dispensaron en todas partes a la comitiva, y espe- tristemente a los pies de la urna.
cialmente a la tropa, cuya comodidad y abrigo eran más
necesarios por la extraordinaria inclemencia del tiempo. A las doce del día llegó el señor ministro del Interior don
Joaquín Tocornal, acompañado de la Ilustre Municipali-
El día 13 llegaron a las cercanías de la capital los amados dad y de una porción respetable de ciudadanos que rodea-
despojos. Por la lluvia de los días anteriores, que había de- ron el carro y permanecieron en grave y doloroso silencio.
jado intransitable el camino, no pudo cumplirse a la letra El señor ministro lo interrumpió con el discurso arriba
la parte del decreto de 7 de junio que disponía saliesen a inserto, que pronunció con voz sentida y embarazado por
recibir el acompañamiento —a distancia de dos leguas  de sus propias lágrimas y las de los circunstantes. El director
la capital— algunas compañías de los cuerpos veteranos de la Academia Militar, coronel don Luis Pereira, tomó
y milicia  cívica y los ministros y oficiales mayores de las después la palabra.
secretarías de Estado; y el cadáver quedó depositado y cus-
todiado en la iglesia de San Miguel. A la una y media de la tarde se puso en marcha el acom-

158 159
pañamiento atravesando pausadamente la larga y espa- La ceremonia del entierro se solemnizó el martes por la
ciosa calle de las Delicias, al son de una música patética mañana. Asistieron a ella Su Excelencia el Presidente de
que redoblaba en el ánimo de los concurrentes la triste im- la República y sus ministros, los presidentes de ambas cá-
presión de aquel espectáculo. Dejáronse allí los carruajes; maras legislativas con numerosas comisiones de ellas, los
el carro funeral fue entonces arrastrado por un número individuos del cuerpo diplomático, los miembros de los
de militares y paisanos, que espontáneamente quitaron tribunales y corporaciones, todos los empleados civiles y
los tiros, y la comitiva aumentada por las comunidades militares y casi todos los  moradores de la capital. Jamás se
religiosas, el clero secular, el seminario eclesiástico y por ha visto en Chile una pompa fúnebre que en lo solemne y
innumerables ciudadanos y extranjeros —entre los cua- majestuoso admita comparación con esta. En los semblan-
les notamos a casi todos los señores enviados y cónsu- tes, en la seria compostura de la concurrencia que ocupaba
les— siguió a pie hasta la iglesia de la Compañía, donde todos los lados de la plaza de la Independencia, todas las
a las tres de la tarde se depositó el cadáver, recibiéndole calles, todas las ventanas, puertas y balcones del tránsito,
el venerable cabildo eclesiástico, y quedando custodiado se veía bien claro la impresión dolorosa que dejaba en las
día y noche por una compañía del número 4 de guardias almas la pérdida prematura de este ilustre chileno, impre-
cívicas. Todas estas demostraciones han sido enteramente sión que la mano del tiempo borrará difícilmente en los
espontáneas. Multitud de gentes venía a todas horas a dar corazones de sus compatriotas.
el último adiós al ilustre mártir del orden social, y en sus
El féretro conducido por un ministro del despacho, un se-
ojos se leían ya el dolor por una pérdida tan irreparable ya
nador, un diputado, el presidente de la Corte Suprema, el
aquel terror que infunde la muerte de los varones ilustres,
regente de la de Apelaciones, el intendente  de la provincia,
ya los afectos piadosos de los que ponen su esperanza en el
y el gobernador político de Valparaíso, después de haber
Dios que promete la inmortalidad. En la noche del mismo
dado vuelta a la plaza, arrancando lágrimas a los ojos que
día, las comunidades religiosas y el clero concurrieron a la
se fijaban en él, entró en la iglesia Catedral llena también
iglesia de la Compañía a entonar por turnos el oficio de di-
de gente. El ilustrísimo obispo celebró los oficios religio-
funtos, y al día siguiente, desde las cinco de la mañana, se
sos dedicados al alma de este chileno, nunca suficiente-
celebraron misas solemnes por las mismas corporaciones.
mente lamentado, y después de ellos subió al presbiterio

160 161
una comisión compuesta de una individuo de cada una Acarreo y cohecho en Vallenar y Freirina
de las corporaciones a presenciar la dolorosa, la horrible El Copiapino
4 y 7 de abril de 1849
ceremonia del entierro, a decir el adiós nacional al malo- José Joaquín Vallejo (Jotabeche)
grado ministro, a regar por última vez sus cenizas con el

S
llanto más justo que ha  arrancado la desgracia desde que
i bien en Chile se efectuaron elecciones pe-
los hombres y las naciones la conocen. riódicas de presidente de la República, de
parlamentarios y de otras autoridades des-
de la década de 1820, estas suponían una serie
de limitaciones e irregularidades. Las elecciones
presidenciales hasta 1925 se realizaron median-
te un mecanismo denominado voto indirecto, es
decir, los ciudadanos votaban por representantes
que a su vez elegían al primer mandatario. El de-
recho a voto y la condición de ciudadano estaba
restringido a un porcentaje muy menor de la po-
blación. No votaban las mujeres, ni los menores
de 21 años, ni los empleados domésticos, ni los
analfabetos. Por último, solo podían votar aque-
llos que acreditaran una cierta renta o poseyeran
propiedades. Es lo que se llamó el voto censitario,
ya que para determinar quienes cumplían con los
requisitos económicos para sufragar era necesa-
rio efectuar un censo que lo consignara. Además,
en este restringido universo electoral fue habitual
la práctica del cohecho, el robo de urnas, el uso
de votos marcados, el acarreo de electores y otras
anomalías que ponían en duda la legitimidad de
la democracia. Fue muy común que el gobier-
no controlara el voto de los ciudadanos a través
de las autoridades locales y de la manipulación
de los miembros de la guardia nacional y de las
fuerzas armadas. En vista de todo ello era muy

162 163
difícil que un candidato de oposición lograra sa- Cerda hizo entender a los empleados que si no votaban
lir elegido para un cargo de representación pú- contra Vallejo, perderían sus destinos.
blica. El destacado cronista, periodista y político
liberal José Joaquín Vallejo, Jotabeche, fundador Hizo entender a otros que si este candidato ganaba la
y director del diario El Copiapino, relata las vici-
situdes de su exitosa campaña a diputado liberal elección, perderían los pleitos que tenían pendientes. 
por Huasco y las muchas irregularidades que de-
bió enfrentar para sacar adelante su candidatura. Llegó a persuadir a muchos que “Jotabeche” quería de-
cir  “hereje”,  y que su triunfo equivalía a quemar todas
las imágenes y todos los templos. Sin embargo, el in-
Se nos ha dado lo siguiente sobre las elecciones del Huasco: tendente Cerda no es un personaje ministerial, porque
todo el mundo sabe que dejó vendido al ministerio en
El intendente de esta provincia, don Manuel José Cerda, las elecciones de Copiapó. Tampoco es monttista, por-
fue quien alimentó tenazmente la guerra que se han hecho que sabemos la sucia oposición que quiso hacer después,
en Vallenar y Freirina dos partidos poderosos, en la elec- aquí mismo, al candidato Gallo, monttista bajo todos los
ción de diputados. Este hombre es responsable de todos aspectos. ¿Qué cosa es, entonces, el intendente Cerda?
los crímenes que cometieron en Vallenar los agentes del Un loco, un atrabiliario. Si su moral religiosa es como su
gobierno y de los odios, tal vez irreconciliables, que han moral política, no puede tener peor enemigo el evange-
quedado sembrados entre las familias. Y ¡ese hombre se lio. Pero volvamos a las elecciones del Huasco.
confiesa cada ocho días!
Las fuerzas del gobernador Urquieta consistían en: 1°
Don José Urquieta, gobernador de Vallenar, era uno de los algunos de sus parientes; 2° ciento sesenta calificaciones
mejores amigos del candidato de la oposición. Pero don en su poder; 3° la indiada bruta de Huasco Alto; 4° la
José Urquieta odiaba al vecino Prado, y Cerda le hizo en- marca y numeración de los votos que debía repartir a los
tender que este Prado era el único que quería ganarle la suyos, y 5° la preocupación que domina a la multitud de
elección, para ridiculizarle y hacer entender al gobierno temer a la autoridad en estos casos.
y a todo el mundo que  “Urquieta era un pobre hombre
sin prestigio y sin valía alguna”.  Irritada la vanidad de La oposición atacó a los parientes con una dignidad irre-
Urquieta, se decidió a una guerra de vida o muerte. sistible, dispersó en tiempo a la indiada de Huasco Alto

164 165
para que no pudiese reunirla Urquieta, imitó la marca sus calificaciones y votos. Aquí ardió Troya. Mil voces se
de los votos  y, con su unión enérgica e impotente, pudo levantaron contra tanta desvergüenza. El grupo de in-
sofocar a la autoridad desbordada. El único imposible dios es acometido, envuelto y disuelto por la oposición.
para la oposición fue conseguir que se entregaran a sus Sus pobre moños, sus ponchos y sombreros son tironea-
dueños las calificaciones embargadas. dos en todas direcciones. Todos gritan, todos insultan,
todos se acometen y se amenazan. El presidente llama a
la guardia y la guardia fraterniza con el pueblo. Un pelu-
˜ cón desenvaina su estoque y lo pierde; otro pelucón pide
auxilio contra un pipiolo que le ahorca. El sable de un
Día 25.
vigilante vuela a veinte varas de distancia, a impulsos de
A las nueve de la mañana, el sitio que iba a ocupar la un garrotazo dirigido por una mano maestra. No puede
mesa receptora se hallaba ya invadido por los conten- ofrecerse lucha más brillante: el genio de la libertad ani-
dientes. Al principio, solo los pelucones llevaban garrotes maba a los unos, la vanidad encarnizaba a los otros.
en lugar de bastones, pero poco después los liberales se
Las súplicas de algunos miembros de la oposición consi-
hicieron también de esta arma, no prohibida por la ley,
guieron aplacar ambos furores, y se expuso a la mesa la
aunque tan ofensiva como cualquier otra.
demanda contra la violencia que los pelucones ejercían
La votación empieza. Cuarenta pipiolos depositan sin in- sobre los sufragantes de Huasco Alto. La mesa resolvió
terrupción sus votos en la caja, victoriando a la libertad y que estaba así bien hecho, “porque el reglamento de elec-
al pueblo.  La multitud rodea la mesa, que en su totalidad ciones no lo prohibía”. (Nota: la conducta de don José
refunfuña contra tanto entusiasmo, pronunciando entre María Quevedo, vocal de la mesa receptora, fue bastante
dientes la palabra “desorden”. imparcial en varias ocasiones. Los otros fueron conse-
cuentes a su partido en cuantas resoluciones dictaron).
Después de esta vigorosa carga, mandan al ataque los Y los indios votaron en medio de una rechifla espantosa
contrarios, destacando una bandada de indios de Huas- de rebuznos, gritos de arrieros y relinchos que el pue-
co Alto, los cuales vienen rodeados por los vigilantes y blo echaba a sus sufragios. Con todo, en el entrevero que
agentes del gobernador y reciben a dos pasos de la mesa

166 167
acabamos de describir, hubo tiempo para cambiar algu- Por último, después de una sucesión no interrumpida
nos votos del gobernador por otros nuestros, pues que de escenas ardientes y borrascosas, llegó la hora de ha-
teniendo ambos el mismo sello, los sufragantes se presta- cerse el escrutinio particular del día, que se verificó la
ban con poco esfuerzo a arrostrar la cólera del mandata- presencia de todo el pueblo y en buen orden. Desde este
rio a trueque de burlarse de él impunemente. momento, vino al suelo la altanería de los pelucones, que
se encontraron vencedores por solo quince votos, en lu-
Es imposible describir el arrojo, la maña y limpieza que
gar de cincuenta, como lo esperaban. La imitación del
en este acto desplegaron los jóvenes de Vallenar. Mientras
sello les había abierto una herida incurable. Los liberales
unos armaban las disputas y acalorados reclamos, otros se
sabían ya que a las doce de ese mismo día ganaban en
echaban a la conquista de los sufragantes con esa elocuen-
Freirina por setenta votos.
cia persuasiva, con esa elocuencia única que es capaz de
quitarle algunos de sus votos asnales al ministerio. Gracias, poeta baboso: tú has cooperado y no poco a la
victoria del pueblo. Para otra ocasión, no cargues el sello
Pero el gobernador Urquieta poseía árbitros más
en las alforjas, ni dejes tu caballo donde las traviesas pi-
elocuentes todavía, árbitros cuyo infernal prestigio pa-
piolas te hagan tonto.
sará mucho tiempo antes que se borre de la imaginación
del pueblo. La falange de indios, por ejemplo, votaba en De la suma de votos en ambas mesas, resultamos, en este
la persuasión de que si no lo hacían por Urquieta, el go- día, vencedores por cincuenta y ocho votos. Conocíamos
bierno les quitaría sus tierras. Los cívicos que se resistían las fuerzas que le quedaban al gobierno para el siguiente
a la orden terminante o a la pena de cárcel, se les compra- día y ya no nos fue dudoso el triunfo. No hay placer ma-
ba su voto libertándoles del servicio de las guardias, que yor que obtenerlo sobre el ministerio.
era lo mismo que imponer a los unos una contribución
para comprar el voto de los otros (Nota: el soldado  Sil-
vestre Ubeda queda exento de todo servicio hasta segun- ˜
da orden. Vallenar, marzo 25 de 1849. Urquieta).
Día 26
Elecciones de Vallenar

168 169
La caja había sido custodiada toda la noche por los libe- lugar”, puso Urquieta. Se pidió a la mesa receptora que
rales. Se empezó la votación sin otra novedad que uno oficiara al gobernador para que no diese lugar con esta
que otro insulto cambiado entre los dos bandos. A las trampa a un desorden inminente. La contestación fue
once se supo que estaban votando con calificaciones aje- que los reclamantes ocurriesen a los apoderados por me-
nas los mismos indios del día anterior, a quienes se ha- dio de los cuales habían obtenido sus calificaciones, pero,
bía disfrazado con cortarles los largos moños o ponerles averiguando el paradero del legajo de poderes, se supo
otros vestidos. Efectivamente, se descubrió a uno de que lo tenía el gobernador junto con  las calificaciones.
ellos, pero la mesa decidió que votara, a pesar de haber
Esta burla irritaba más y más los ánimos: los gritos  “a
muchos testigos que conocían y gritaban el verdadero
casa del gobernador” se oían de todas partes, y los libera-
nombre del indio. La mesa decidió también que votara
les tuvieron que emplear muchos ruegos y paciencia para
otro muchacho de veinte años, que confesó temblando
contener al pueblo que quería ir en masa a buscar las ca-
no haber sido calificado nunca.
lificaciones retenidas. Para distraerlo de esta resolución,
Pero entre estas miserias del partido de Urquieta, es gra- se propuso que el cabildo habilitara a los reclamantes de
to recordar al joven Ruperto Peralta, que, despreciando los certificados de la ley. Reunida esta corporación, nada
las amenazas del gobierno, gritó al emitir su voto: “¡Yo pudo resolver porque ni tuvo registro que consultar, ni
no soy esclavo, soy liberal!” Es grato recordar el paseo en libro de actas, ni secretario que autorizase, pues este ex-
triunfo que el pueblo hizo alrededor de la plaza al solda- presó que tenía orden para no hacerlo.
do Domínguez por la maña de que se valió para obtener
Llegó, por fin, la hora final del segundo día, y Urquieta se
su calificación y votar contra el mismo que se le resistía.
presentó en la plaza para abandonarla en el acto al ruido
Como había un gran número de liberales cuyas califi- de los voladores y gritos de la oposición triunfante.
caciones estaban en poder del gobernador, se dirigieron
Sensible es que el intendente Cerda, instigador de la con-
todos a casa de este a pedirlas, pero con toda frescura
ducta despechada del señor Urquieta, no hubiese presen-
se las negó redondamente. Entonces firmaron un me-
ciado aquel acto y recibido los cohetes que reventaron en
morial enérgico reclamando contra la escandalosa re-
la cabeza de este.
tención de sus títulos de ciudadanos sufragantes. “No ha

170 171
Elecciones en Freirina por sofocar la voluntad del pueblo. El ministerio mismo
le apreciará más que al infeliz Urquieta, que en la plaza
El partido liberal era allí dueño del campo. A pesar del
de Vallenar perdió elección y delicadeza.
empeño que el señor Campusano, gobernador del depar-
tamento, hizo por conquistar algunos votos, su trabajo
fue perdido, a lo que se agrega que las calificaciones no
estaban embargadas como en Vallenar.
˜
Día 27
Sin embargo, Campusano contaba hasta el 23 de marzo
Elecciones de Vallenar
con cuarenta votos, por lo menos, de hombres que se ha-
La elección estaba hecha. Solo había que verificarla y pro-
bían comprometido a votar por el digno García Reyes.
clamar oficialmente a los candidatos electos, resultado
Felizmente, don Manuel José Cerda, al pasar en el vapor
bien sabido ya desde la noche del 26. El júbilo de la po-
para Valparaíso, dio orden a los gobernadores de Valle-
blación de Vallenar era tan acalorado como lo había sido
nar y Freirina de que se votara por don Ramón Rengifo,
la lucha. En Freirina no había cesado el baile hasta la ma-
con lo cual los ministeriales de Freirina, considerándo-
drugada. Los mismos ministeriales se reunieron a sofocar
se libres de su compromiso, sufragaron por Vallejo. Así
con el champaña el triste resultado de su empeño.
vino el intendente Cerda con sus desatinos a cooperar al
triunfo del candidato que más antipatías le inspiraba. El escrutinio general debía hacerse en Vallenar: a las cua-
tro de la tarde iba a llegar a este punto la caja victoriosa
La conducta del señor Campusano en las elecciones ha
de Freirina. A las doce empezaron a salir los grupos de
sido tan notable como la del noble Blanco Encalada en
liberales a caballo, para ir a su encuentro. En los llanos de
Valparaíso. Su influencia personal y el mucho aprecio
Perales, que una industria atrevida está hoy convirtiendo
que hace Freirina de su mandatario no pudieron darle
en campos de fecundidad y de riqueza, se formó la reu-
al ministerio más que diez votos contra ciento cinco de
nión de todos ellos y de una multitud de pueblo que a pie
la oposición. Pero el señor Campusano, derrotado en la
se dirigía a esta fiesta.
campaña, no ha perdido un solo amigo, queda sin man-
cha y con la gloria de no haber cometido ningún crimen

172 173
A las tres de la tarde divisóse a lo lejos una polvareda, y Juremos para siempre rechazar los candidatos ministe-
poco después a los freirinos, que venían custodiando la riales.
arca preciosa, trayendo en un pendón la noble divisa de Al triunfo de Tocornal en Valparaiso y de García Reyes
“Unión y Libertad”. Ambos grupos amigos se acercaban en la Ligua.
silenciosos, dominados de un mismo sentimiento, lleno
A las cinco de la tarde entraban a Vallenar trescientos
el corazón de una abrumadora alegría. Ambos, al reunir-
caballeros formados en filas de a cuatro. A la cabeza iba
se, echaron pie a tierra para darse un abrazo fraternal, un
ondeando la bandera republicana; al centro de la cabal-
abrazo que aniquiló en aquellos pechos generosos has-
gata, el comisionado con la caja, el diputado electo a la
ta los mismos odios criados en la reciente lucha. ¡Quién
derecha y el pendón freirino a la izquierda. Las calles
puede describir esos momentos sublimes! ¡Cómo expre-
estaban llenas de un gentío entusiasta y alborotado: las
sar el mudo enternecimiento de tantos individuos estre-
niñas batían sus pañuelos y arrojaban flores al pasar la
chándose unos con otros! ¿Qué idea, qué pensamiento,
caja por sus puertas. Los vivas, cohetes, gritos y general
les dominaba? La patria, la felicidad de la patria, el triun-
alborozo daban a esta fiesta el aspecto de uno de aquellos
fo de sus libertades, el renacimiento de sus glorias. Por-
triunfos que, hace treinta años, obtenían los héroes de la
que hay patria y gloria donde un pueblo entero puede
Independencia.
exclamar “¡Somos libres!”, donde un pueblo entero se ha
convencido de que su voluntad es superior al boa cons- “Gracias a Dios”, decía una pipiola de sesenta años, “que
trictor en que se transforma el gobernador. hemos vuelto a ver cosas de la patria”.

Confundidos freirinos y vallerinos entraron a la casa de Depositada la caja en la sala municipal, se siguió un ban-
campo del ciudadano Aracena, donde estaba preparada quete al que asistieron ciudadanos de todas clases. En la
una mesa de once para los huéspedes. Los principales noche fueron presentados los huéspedes a las pipiolas de
brindis fueron: Vallenar y bailaron con ellas hasta las tres de la mañana.

¡Viva la patria! ¡Viva Frerina! Las elecciones del Huasco en 1849 aseguran para siem-
A la heroica Atacama. Que como ella toda la República pre la fraternidad de sus dos pueblos y el triunfo de su
despierte. opinión, que ningún poder alcanzará a sofocar. ¡Viva la
República!

174 175
El naufragio del Joven Daniel Dígnense usted dar colocación en las columnas de su
La Tribuna apreciable diario al relato siguiente de un horrible suceso.
5 de octubre de 1849
J.B.E. Tiempos ha que nuestro suelo no se veía regado con la
sangre inocente de sus propios hijos, derramada por la

E
l naufragio y posterior asalto por parte de mano aleve del feroz habitante de Arauco. Sus inclina-
indígenas sufrido por los sobrevivientes ciones rapaces y homicidas parecían ya sofocadas por
del buque Joven Daniel ocurrió en mo- la influencia del contacto con nuestra civilización, o
mentos que se desarrollaba en Chile una discu-
al menos dominadas por el temor de nuestras armas,
sión pública sobre la situación de los territorios
de la Araucanía. La opinión se dividía entre los cuyos filos experimentaron más de una vez. Empero,
partidarios y detractores de la ocupación militar por desgracia, ha sucedido lo que con un volcán cuando
de esos territorios, la reducción de los indígenas retiene sus erupciones, que estalla después con más vio-
en reservas o incluso su exterminio físico. Esta
controversia, publicada en la prensa, tomaba los lencia. Tales se han conducido en el sangriento drama
ejemplos de otros países con experiencias simi- representado en las playas de Puaucho el 31 de julio o el
lares, como era el caso de Estados Unidos y su 1 de agosto y cuya noticia solo la recibimos el 18 de este
expansión al oeste. Un elemento utilizado profu-
samente en esta discusión fue el destino de Elisa último, a saber, que el bergantín nacional Joven Daniel
Bravo, mujer que viajaba en el Joven Daniel y que debió salir del puerto de Valparaíso con destino al de
fue capturada por los indígenas junto con sus hi- Valdivia el 22 o 23 de julio, según lo hemos inferido por
jos. Alrededor de su figura se construyó una mi-
algunas cartas halladas, trayendo a su bordo los pasaje-
tología simbólica sobre la mujer blanca cautiva,
incluyendo una serie de cuadros ejecutados por ros siguientes: don Nicolás Jaramillo y su hijo, don Ju-
el pintor Monvoisin en los que aparece en manos lián Lorca, don Manuel Mena, don Mateo Villegas, don
de sus captores. El ataque al Joven Daniel fue un
Andrés Irigoyen, don Juan Bañados, su señora, herma-
poderoso argumento a favor de aquellos que de-
fendían la ocupación y el exterminio de los ma- na, hijito y un sirviente, y quién sabe cuántos otros que
puches en la Araucanía y sirvió de justificación también se esperaban y que tal vez habrán venido, pues
para la ocupación militar sistemática del territo- aparecen cajones con iniciales desconocidas.
rio iniciado a fines de la década de 1850.

176 177
Todos estos señores eran comerciantes que habían ido Colocado aquí el buque, los pasajeros dueños de la carga
con el objeto de comprar mercaderías, cuyo valor debe debieron sacarla a tierra ellos mismos, pues la situación
exceder de $50.000, calculado por el capital que habían del buque permitía un fácil desembarco, y esto se com-
llevado, lo que en viajes anteriores acostumbraban traer prueba por las ningunas señales de avería que ofrecen,
y, más que todo, por la inmensa cantidad de efectos que los efectos y lo perfectamente seco de las cartas y otros
se ha visto depositada en los ranchos de los indios y papeles que se han encontrado. Tan luego, pues, como
que no debe suponerse sea ni la mitad de la que habrán los indios de esta reducción divisaron a los infelices que
ocultado y conducido a parajes más distantes en veintiún habían conseguido librar sus vidas e intereses de los peli-
días después del acontecimiento. gros de un naufragio, los destinaron para sus víctimas y
se lanzaron sobre ellos como el buitre que se arroja sobre
Según refieren los indios amigos de Toltén, el buque es-
su presa.
tuvo todo un día frente a esta playa, remolcándose con
dos embarcaciones —y tan próximo a tierra que ellos Ya desde este instante todo fue sangre y destrucción, y el
querían echarle sus lazos para favorecerlo—, pero que al que un rato ha contemplaba la tierra con ojo ávido como
día siguiente ya no lo vieron y solo los días después lo di- la áncora de su vida, solo encontró en ella un sepulcro
visaron varado en la playa de Puaucho, que viene a estar igual al que dejaba, merced a la impía e inhospitalaria
entre el río Toltén y el Budi, que se encuentra un poco al crueldad de sus vándalos habitadores. Otras escenas de
sud del Imperial. Nosotros conjeturamos que el capitán horror y de fuerza inaudita también tuvieron lugar con
debió traer su rumbo por entre la isla de La Mocha y la las señoras y niños, pues para ellos ni la edad ni el sexo
costa, para tomar así el puerto de Valdivia siguiendo esta imponen consideraciones. De estas, unas, la moral se
última —y que sin duda algún fuerte noroeste lo echó a ofende al solo imaginárselas y no es posible detallarlas,
tierra, lo que dio lugar al remolque para desatracarse— y las otras afectan al más duro corazón si contempla al
y que no pudiendo conseguirlo se dirigió a la playa de tierno infante arrebatado del regazo materno con el cue-
Puaucho por presentarle tal vez esta mejor acceso para llo retorcido por la agreste mano de un membrudo salva-
varar el buque con menor daño, pues es toda de arena en je. Nadie, nadie escapó de tan cruda carnicería.
cerca de una legua de extensión.

178 179
Imposible es a mi torpe pluma describir los ayes de los dinario que se despachó de esta para la provincia de Con-
moribundos entremezclados con la algazara de sus ver- cepción el 26 de julio pasó por el lugar trágico el mismo
dugos y el gozoso placer de estos al coger el fruto de su o el siguiente día del suceso y, como hay muy fundadas
crimen. Delirantes con la embriaguez y hartándose hasta sospechas, podemos decir que él tuvo una principal par-
el exceso con licores espirituosos, veinte y dos quedaron te en la presa. Muchas cosas inducen a creerlo, así que no
en un eterno sueño, y tan profundo, que ni el fuego de las son del caso referirlas. Pero lo que no admite duda es que
hogueras que consumió las piernas de dos de ellos pudo a los pocos días, volviendo de Concepción en clase de
sacarlos de tan fatal y merecido letargo. ¡Maldición sobre extraordinario para un particular, se le interrogó sobre
seres tan pérfidos e imagen de la naturaleza en su último que dijera lo que había presenciado en su tránsito y dijo
grado de corrupción! Preciso es quitar este borrón que que los pasajeros habían naufragado, pero que probable-
afea género humano y no dejar, si posible fuera, ni la me- mente se habrían salvado; que él divisó durante dos días
moria de tan execrable raza. una lancha que se esforzaba por tomar la tierra y que, no
pudiendo, se dirigió a la Mocha y que quizá allí estarían.
Hasta aquí, los medios que la civilización aconseja para
Y más: aseguró que en tierra no estaba la lancha perte-
atraerlos al seno de la sociedad han sido impotentes. Bas-
neciente al buque, lo que acabó de comprobar que en
tante lo hemos probado: los bárbaros son unas plantas
ella se habrían embarcado. Esta explicación fue un rayo
venenosas que el cultivo no cambia sus propiedades y
de esperanza para las atribuladas familias, ya no se trató
para preservarse de ellas el único medio es arrancarlas.
más que en mandar a esta isla a buscar a los supuestos
Sé que no es este el parecer de la mayoría; hubo un tiem-
náufragos.
po en que yo era ardiente defensor también de los me-
dios pacíficos y de las ideas de institución, religión, etc., Se presentó un joven francés, marino y bastante acredita-
como los más a propósito para reducirlos. ¡Ojalá que la do por su arrojo, don Leopoldo Pavic, y comprometiose a
experiencia no me hubiese quitado tan gratas ilusiones! ir con seis hombres más en una chalupa. Salió de aquí el
28 de agosto en la noche y el jueves 30 encontró su des-
Pero continuemos con nuestra fatal relación. El mal no
venturado fin con cuatro más, por haberles sorprendido
se limitó a lo sucedido en las playas de Puaucho, tuvo
un recio temporal que transformó la chalupa, estando ya
también otras víctimas por consecuencias. El correo or-

180 181
a punto de arribar a la Mocha. Pregúntese ahora: ¿quién del Estado; y, por último, cualquier gasto que demande
será la causa de la pérdida de estos cinco infelices? Creo la empresa está ampliamente compensado con la adqui-
que puede afirmarse que será el correo, pues él asegu- sición de los más hermosos y fértiles campos. Porque no
ró hechos que carecían de toda verdad y que solo sirven es una guerra general la que indico, sino el exterminio
para corroborar la justa sospecha de su complicidad. de los culpables actuales, cuyo número es reducido, no
pasando de ochenta.
Después de lo que acaba de exponerse, lícito parece pre-
guntar si la nación dejará sin castigo un atentado tal Otro de los males que deseamos vehementemente que el
como el sucedido, si con la impunidad los alentará para Supremo Gobierno corrija, y que debe creerse como la
que perpetren nuevos crímenes. No somos de este sentir causa indirecta de la catástrofe acontecida, tal vez para
y nos prometemos confiadamente que el gobierno toma- ciertos individuos, es la falta de buques nacionales que
rá las más eficaces medidas para corregir y destruir males hagan el comercio de cabotaje. Si hubiera sido permiti-
de tan gran trascendencia. do a los buques extranjeros este giro, habríamos tenido
buques de Valparaíso, y en ellos a los pasajeros que han
Sobra la razón para establecer un fuerte con su corta guar-
perecido, y no se habrían aglomerado para venir en un
nición a inmediaciones de la Imperial, medida de suma
solo buque. Considérese que hace cinco meses que no
utilidad por estas razones: imponer a los indios una au-
tenemos buque de Valparaíso, y de esto solo ya se inferirá
toridad que los contenga en sus avances y rapiñas, ofre-
cuánta será la escasez que sufrimos de aquellos artículos
cer protección a los que viajan entre esta provincia y la de
más necesarios e indispensables. ¿Y será justo que una
Concepción, conduciendo cantidades considerables de
parte de la República esté condenada a sufrir un bloqueo
ganado, y que si muchos más no lo comprenden, es por
de necesidad porque se prohíbe que reciba los socorros
el fundado temor de experimentar salteos entre Toltén y
en buque extranjero?
la Imperial. Y así, esta atrasada provincia, cambiando sus
productos con las vecinas, saldría de su lastimoso estado.
Con la colocación de las fuerzas en el punto indicado,
no estaría interrumpida la autoridad del gobierno, pues
ahí es la fuerza bruta quien manda y no la Constitución

182 183
Atentado a la Sociedad de la Igualdad rios. En noviembre de ese año, cuando la Socie-
El Progreso dad alcanzaba un alto grado de convocatoria y
21 de agosto de 1850 su discurso se hacía cada vez más radical, estalló
Anónimo un motín igualitario en la ciudad de San Felipe.
El gobierno declaró el estado de sitio y suspen-
dió las garantías constitucionales. Bajo este régi-

E
n marzo de 1850 se formó en Santiago una men represivo sofocó el levantamiento, disolvió
asociación política de carácter liberal-radi- la Sociedad de la Igualdad y ordenó la prisión de
cal denominada Sociedad de la Igualdad. sus dirigentes. En abril de 1851, algunos de sus
Sus líderes eran jóvenes ilustrados provenientes miembros participaron en la asonada revolucio-
de la elite santiaguina, como Francisco Bilbao, naria en Santiago que desencadenaría la guerra
Santiago Arcos y Benjamín Vicuña Mackenna. civil de 1851.
Su objetivo era combatir al régimen conserva-
dor y la influencia de la Iglesia Católica, con el
propósito de instaurar un régimen genuinamen-
te democrático. Para estos efectos convocaron a Anoche se ha cometido el atentado más escandaloso de
políticos opositores, a la juventud ilustrada y a que pueda tenerse idea. La Sociedad de la Igualdad cele-
grupos obreros, creando así la primera agrupa-
ción política chilena que consideraba en su seno braba una de sus sesiones generales, pocas veces hemos
a las clases populares. Mediante la realización de visto una reunión más pacífica a la par que entusiasta.
marchas callejeras “a la francesa” y de asambleas Más de ochocientos ciudadanos estaban reunidos pacífi-
públicas lograron conmover a la sociedad capi-
camente discutiendo a puerta abierta y sin rechazar de su
talina. Sus manifestaciones se fueron haciendo
cada vez más masivas, generando un amplio apo- seno sino a los esbirros miserables que iban pagados por
yo de la ciudadanía. El gobierno del presidente la autoridad para provocar el desorden.
Bulnes, alarmado por el éxito de la Sociedad de la
Igualdad, intentó debilitarla mediante la impo- Después de haberse concluido la sesión, y retirádose la
sición de multas, prohibiciones y censuras. Una
mayor parte de los artesanos a sus casas, fue invadido el
de las maniobras mas violentas fue un ataque
perpetrado por agentes policiales encubiertos salón de sesiones por 16 a 20 hombres disfrazados con
en contra de la sede de la Sociedad. La agresión largas mantas y sombreros de pita, armados de garrotes,
fracasó y los asaltantes fueron desenmascarados. que entraron a gritos dando palos a diestro y siniestro.
Este bochornoso atentado provocó el descrédito
del gobierno y fortaleció aún más a los igualita- Algunos de ellos llevaban también sable e hicieron uso

184 185
de su arma, pero luego echaron a escape, dejando solos a demás eran los rotos del arenal que —denunciamos en
sus compañeros de garrote. Los miembros de la Sociedad días pasados— tenía a sueldo el club Garrido con este
directiva, que eran los únicos que habían quedado en el objeto. Los granaderos echaron pronto a escape y —se
lugar de la sesión, al ver a tanto hombre armado y que les nos informa en este momento—el sargento llevó en bra-
lanzaban de garrotazos, se pusieron en defensa y echaron zo muy machucado. Los rotos del arenal se quedaron
mano de sillas y mesas para defenderse. empeñados en acabar a palos con todos los miembros de
la sociedad directiva, porque tal era la orden que tenían.
El combate duró como diez minutos, habiendo sido heri-
Parece que había un encargo especial en ultimar a los
dos gravemente los señores:
señores Vial y Bilbao. Este último debe su salvación a la
Vial, don Rafael intrepidez del señor Rojas, que barajó con una silla un
Bilbao, don Francisco garrotazo que iba dirigido a la cabeza y que precisamente
Guerrero, don Manuel lo habría muerto.
Zapiola, don José
Tres de los mismos malhechores fueron también grave-
Rojas, don Rudecindo
mente heridos y conducidos al hospital.
Mondaca, don Ramón.
Larrachea, don Ambrosio Varias personas nos informan haber visto, como a las ocho
Se nos asegura que algunos de estos forajidos fueron con- de la noche, en las gradas de la Catedral y en otros puntos,
ducidos a la comandancia de Serenos, para darles luego a estos hombres disfrazados, que aguardaban la hora en
libertad en recompensa de tan infame acción. que se hubiese levantado la sesión para echarse encima.
Varios de los granaderos han sido también reconocidos.
Según los informes que hemos tomado, y los avisos an-
ticipados que se nos habían dado sobre este asalto, no es Desde el principio de la sesión fue a meter burla y a pro-
difícil atinar con los asesinos cabezas, con los que dieron vocar el desorden un barbero, Ramón Valenzuela, que se
la orden para asesinar a ciudadanos indefensos y pacíficos. suponía golpeado por uno de los artesanos que estaban
en la sesión y que no había recibido tal golpe, sino que
De los 16 hombres que entraron disfrazados, ocho eran
iba mandado exprofeso para provocar el desorden y que
soldados de granaderos, presididos por un sargento, y los

186 187
hizo varios viajes durante la sesión a casa de don Máxi- de gobierno de esa pandilla asesina que se ha apodera-
mo Mujica, habiendo ido después a pedir auxilio al señor do de nuevo del gobierno para reproducir las escenas del
Intendente y aun al comandante de Serenos. Este mismo año 46.
barbero, espía de don Manuel Montt, ha sido llamado
¡Sepa, pues, el pueblo a qué atenerse!
esta mañana a las ocho a casa del señor García Reyes.
Los garrotes que llevaban los asesinos eran exactamente La autoridad pública paga asesinos para acabar con la
iguales y labrados en forma de sable con una pocha en la vida de ciudadanos honrados que no tienen más delito
punta, que bastaba para ultimar al hombre más fuerte. para esos hombres infames que abrigar un corazón entu-
siasta y patriótico.
Esta es poco más o menos la relación detallada de lo ocu-
rrido anoche en la Sociedad de la Igualdad. ¿Se nos provoca a una guerra cruenta, al vandalaje, al asesi-
nato? ¡Enhorabuena! En adelante, no hay seguridad in-
¿Necesitaremos hacer comentarios sobre este asesinato
dividual. Todo ciudadano debe ir prevenido con algún
premeditado y de que ya teníamos denuncios hace más
instrumento de defensa para hacer frente a la “mazorca”
de un mes?
que se ha inaugurado anoche en la Sociedad de la Igual-
¡Los granaderos de la escolta del presidente de la Repú- dad, asesinando ciudadanos pacíficos.
blica, asesinando a ciudadanos indefensos que se reúnen
Mañana daremos más detalles sobre este horrible y san-
públicamente para discutir con orden los proyectos de
griento asesinato.
mejora de la clase obrera y los medios de defensa contra
los avances del poder!

¿Puede darse un cinismo más insolente?

¿Puede haber una maquinación más atroz?

Muy bien decíamos ayer que no podía esperarse otra


cosa de los déspotas maquinarios del año 46. La sangre,
los fusilamientos, el asesinato a palos. He ahí los medios

188 189
El fin de José Miguel Cambiaso Desde muy temprano comenzó a sentir ayer una extraor-
El Mercurio de Valparaíso dinaria agitación en el pueblo y habían establecidas dos
5 de abril de 1852
corrientes de transeúntes: una del Almendral y otra del
Anónimo
Puerto. Así fue que a las doce del día los alrededores de la

L
cárcel estaban invadidos de un inmenso gentío que forma-
a guerra civil de 1851, originada por la opo-
ba un vasto anfiteatro, cuyas gradas estaban estrechas a la
sición hacia la candidatura presidencial de
Manuel Montt, tuvo lugar en diversas re- multitud que coronaba la cima de los cerros inmediatos.
giones del país, incluida la ciudad de Punta Are-
nas, entonces utilizada como colonia penal. Ahí, El terrible drama iba a tener lugar en una explanada que
con la excusa de apoyar la revolución encabezada está a la izquierda de la cárcel y a corta distancia de su
por el general De la Cruz, el teniente de artillería puerta. Ahí había un patíbulo prominente que contenía
Miguel José Cambiaso se sublevó, tomó el con-
trol de la población y cometió toda clase de exce- dos bancos para los principales reos, y a uno y otro lado se
sos: borracheras, saqueos, incendios, asesinatos y extendían los de los demás.
actos de piratería. Este régimen del terror se pro-
longó dutante casi dos meses, hasta que Cambia- A la 1:30 salían los reos de la cárcel, acompañados de sa-
so, en un intento por fugarse, embarcó a sus se- cerdotes que entretenían su atención con fervorosas ora-
cuaces y a la población completa de Punta Arenas
e incendió la ciudad. Tras abandonar en el Estre- ciones; la vista de todos se fijó en Cambiaso y Villegas, los
cho de Magallanes al buque que transportaba a más serenos de la comitiva. El segundo se distinguía por
la población civil, se dirigió a Brasil para hacer su aspecto grave y calmoso y sus facciones, animadas del
una nueva vida con el botín de sus depredacio-
mayor entusiasmo y compunción religiosa. Llevaba un
nes. Pero en el trayecto fue hecho prisionero por
sus propios secuaces, quienes lo entregaron a la pequeño crucifijo y era preciso contener su marcha que
autoridad en Valparaíso. Juzgado sumariamente, precedía demasiado a la de los otros.
fue condenado a morir fusilado y descuartizado.
Según relata Vicuña Mackenna, el improvisado Cambiaso, que le seguía, no mostraba el menor viso de
verdugo que ejecutó la última condena era el hijo
sorpresa ni temor. Su alma reconcentrada no era conmo-
descarriado de una de las familias más ricas del
país y que, estando detenido en la cárcel, llevó a vible aun al más terrible e imponente de los espectáculos
cabo la sangrienta tarea. humanos. Al llegar al lugar del suplicio, se arrodilló a los

190 191
pies de su confesor, que ocupó sin repugnancia el asien- Nadie había creído fueran ciertas aquellas palabras de
to de la víctima. Conversó con él más de diez minutos la sentencia que mandaban descuartizar el cadáver de
y después él mismo se despojó de su traje militar para Cambiaso. Lo eran, sin embargo, y esta feroz solemni-
vestir la túnica blanca del ajusticiado. Los demás reos dad ha desagradado sobremanera a todo el mundo. La
llevaban ya de antemano la muerte en sus venas, para- ley de los tiempos bárbaros no tiene qué hacer con la
lizados por el miedo y su impasibilidad era efecto del de ahora. La justicia se hace, entonces, tan inhumana
terror: ninguno se distinguió más que por su fervor y como el infortunado reo que tiene pasiones.
arrepentimiento religioso.

A las dos de la tarde descargó la muerte el arma de la


justicia.

No han quedado ninguna palabra ni expresión célebre


de esta sangrienta tragedia. La religión, que santifica es-
tos últimos instantes, hace perder todo recuerdo y vani-
dad mundana.

La víctima que más compasión despertó fue Villegas,


que el público instintivamente cree menos culpable, y
así lo demuestra el proceso que vio la luz pública. Era
casi anciano y probó con su muerte valiente y resignada
los años con que, en otro tiempo, había honrado a los
ejércitos de la República.

Objeto de mucha curiosidad y romanescas historias fue


también el verdugo, que había desfigurado horrible-
mente su cara para ocultar los sentimientos de su alma
degradada por la opinión y la ley, pero que —se asegu-
ra— no lo había sido por el crimen.

192 193
Revolución en Copiapó Intendencia de Atacama. Cerca de Copiapó, 6 de enero
El Ferrocarril (suplemento) 1859:
12 de enero de 1859
José María Silva Tengo el sentimiento de comunicar a usted que anoche,
a las diez y media, don Pedro León Gallo, don Olegario

H
acia el fin del segundo periodo presiden- Carvallo, don Pedro Pablo Zapata, don Anselmo Cara-
cial de Manuel Montt surgió una fuerte vantes y don Nicolás Mujica, con algún populacho, han
oposición de grupos liberales y regiona- asaltado y sorprendido la guardia de prevención del cuer-
les en contra de la candidatura presidencial de su
ministro Antonio Varas. Estallaron movimien- po municipal, de acuerdo con el oficial N. Urrutia, que se
tos armados en Concepción, Talca, Valparaíso, ha plegado a ellos.
La Serena y Copiapó. El más exitoso fue el de
la región de Atacama, donde un grupo de ricos Ayer a las doce del día se publicó por bando el decreto por
productores mineros se levantaron en armas en el cual se prohíben los clubs políticos, y a las cinco de la
contra del gobierno central. El líder, Pedro León
tarde dio parte el comandante de la guardia municipal que
Gallo, al mando de una tropa local, logró des-
alojar a las fuerzas del gobierno de la provincia, se estaban reuniendo en casa de Zapata. Mandé, pues, a
ocupar las ciudades de Coquimbo y La Serena y ver y en realidad había trece artesanos, y catorce con el
vencer a las tropas del ejército en la batalla de Los
dueño de casa. Les hizo salir tomando sus nombres, me
Loros. Finalmente sería derrotado en la batalla
de Cerro Grande, en las cercanías de La Serena. dio parte y yo le ordené los hiciese poner presos en la cár-
La revolución fue sofocada, pero su estallido im- cel. Como ya el comandante les había puesto en libertad,
pidió la postulación presidencial de Antonio Va- fue preciso buscarlos, y en esto se ocupaba cuando sucedió
ras. En su lugar se presentaría José Joaquín Pérez,
quien inició un periodo de apertura política. Tras la sorpresa de la guardia.
su derrota, León Gallo se fue al exilio. En 1863 y
gracias a la amnistía decretada por el presidente Yo me encontraba en casa del señor Igual. Cuando se sin-
Pérez regresó al país y se convirtió en un rico e tió el bullicio en la calle, salimos para afuera todos los que
influyente dirigente político, fundador, junto a estábamos en la casa y oímos a una mujer que decía que se
otros líderes regionales, del Partido Radical.
habían tomado el cuartel. Me dirijo allí y a la media cua-
dra del cuerpo de guardia me encuentro con un paisano

194 195
armado que estaba de centinela. Nada me dijo, y entonces no me ha sido posible encontrar otro hasta las cinco de la
don Olegario Carvallo me toma de un brazo y me dice: tarde, en que don Blas Ossa me ha mandado uno, y pienso
“Dése a preso”. Yo le di un empujón y desenvainé el esto- pasar la noche a las inmediaciones de la ciudad, porque
que de mi bastón, con lo cual echó a correr hacia el cuartel espero una reacción (aunque lo dudo, porque les están
gritando: “Aquí está el intendente, a tomarlo preso”. dando plata y de beber y comer con profusión).

A este tiempo se dirige el comandante Yáñez al cuartel, Esta mañana, a las siete y media, se ha dado a reconocer
a quien tienen preso y, según he sabido, esta mañana se a don Pedro León Gallo como Intendente de la provin-
hallaba con dos barras de grillos. cia. Han puesto en libertad —y armado— algunos presos.
Solo sé de un muerto, que fue el centinela de la cárcel. Tie-
No pudiendo hacer nada en aquel punto, porque ya esta-
nen armados de 200 a 300 hombres.
ban apoderados del cuartel, me dirigí a la Intendencia, de
donde hice un expreso dando parte de lo ocurrido al in- Se me ha dicho que en Caldera ha habido un desorden
tendente de Coquimbo por conducto del gobernador Fáez. igual, pero otra persona me asegura no ser cierto.

A las once, los amotinados se dirigen a la plaza en número El oficial que estaba de guardia de prevención era el te-
de 200, armados y municionados, habiendo reunido yo en niente Urrutia, quien estaba de acuerdo en la entrega,
el momento unos cuantos hombres, que armé con sables porque a más de haber contrariado la orden de cerrar la
de los que tiene el servicio de la ciudad, y otros pocos con puerta del cuartel después de la retreta, y tenídola abierta,
fusiles. En esto se me presentó el entusiasta ciudadano don no hizo resistencia alguna y estuvo en la plaza con ellos.
Juan Agustín Fontanés y, viendo que era inútil y que no
Espero que usted dicte las providencias que estime del
podíamos hacer resistencia, nos resolvimos a marchar a
caso. Dios guarde a usted.
Chañarcillo con los infantes que teníamos y en los mo-
José María Silva Chávez
mentos que daban de balazos a la puerta de la cárcel y que
algunas partidas se dirigían a la Intendencia dando voces. Nada tenemos que agregar a las noticias que hemos dado de
Coquimbo. Según una nota del intendente, La Serena per-
A las once y media dejamos la ciudad. Yo me quedé esa
manece tranquila y la gente decente ha formado, bajo la di-
noche a medio camino, porque el caballo se me gastó y

196 197
rección de la autoridad, una guardia del orden para velar Revolución en Concepción
sobre la tranquilidad pública. El Araucano
23 de febrero de 1859
Las noticias del sur son satisfactorias. Se tienen fechas re- Adolfo Larenas
cientes de Chillán, Talca y Arauco y en ninguna de ellas se

L
notaba el menor síntoma alarmante. a revolución de 1859 tuvo como uno de
sus principales escenarios a la provincia de
Concepción. Si bien la sublevación liberal
fue rápidamente sofocada por las fuerzas del go-
bierno, tuvo consecuencias inesperadas. Debido
a la alianza de los grupos revolucionarios con
parcialidades mapuches y a la huida de muchos
líderes a la Araucanía, el gobierno del presidente
Montt determinó que era inaceptable permitir la
existencia de territorios en la República que estu-
vieran fuera del alcance de la autoridad y tomó
la determinación de ocupar los territorios mapu-
ches al sur del río Bíobío. En consecuencia, una
vez aplastada la revolución en todos sus frentes,
se iniciaron las operaciones militares en la línea
del río Malleco, primera fase del plan de avance
gradual y sistemático en la Araucanía elaborado
por el coronel Cornelio Saavedra. Fue el comien-
zo del proceso histórico denominado Pacifica-
ción de la Araucanía.

Intendencia de Concepción, 13 de febrero de 1859.

El 8 del corriente, a las cuatro y media de la tarde, ha sido


atacada esta plaza por una numerosa montonera, capita-

198 199
neada  por don Juan Alemparte y algunos otros cabecillas pitán de artillería don Juan Sáens, que falleció veinticuatro
de poca importancia. Constaba su fuerza de 500 a 600 in- horas después del combate. Los heridos llegan a 39, pero
fantes, de los cuales solo la mitad tenía armas de fuego: el solo hay de gravedad seis. Las pérdidas del enemigo han
resto estaba armado con lanzas, cuchillos, garrotes, etc. Su sido considerables: sus muertos pasan de 50, y los heridos
caballería constaba de 250 a 300 hombres mal armados. llegan, quizá, a ciento.

Esta montonera se había organizado con gran presteza en Los cabecillas han escapado en la derrota y, actualmen-
las inmediaciones de Concepción, enganchando gente en te, se ignora su paradero. Solo un tal Madriaga, con cien
varios puntos, que se iban reuniendo en pequeñas partidas hombres más o menos casi desarmados, se sabe que se di-
en el lugar denominado Las Margaritas, que es un terreno rigió al Itata para pasar a unirse con la montonera de Arce
quebrado y montuoso. Una vez reforzado, así emprendie- en la provincia del Maule, y se asegura que en el camino se
ron su marcha el 4 del corriente durante la noche y asal- le han agregado otros muchos dispersos.
taron el puerto de Talcahuano, donde se proveyeron de
Las fuerzas que había en Concepción el día del ataque con-
fusiles, escopetas y dos piezas de artillería, disponiéndose
sistían en 300 hombres de infantería, cien de caballería y
para atacar a Concepción, lo que en efecto sucedió en el
veinte de artillería. Los oficiales que comandaban estas
día antedicho.
fuerzas se han portado con bizarría: en la acción del 8,
En el momento que se tuvo una noticia cierta de que esta muy particularmente el teniente coronel don Basilio Urru-
montonera se dirigía a la ciudad, dispuse que las fuerzas tia, jefe de la infantería; el sargento mayor, comandante en
de infantería, caballería y artillería   que guarnecen esta comisión de la brigada de artillería, don Tadeo Calderón,
plaza les saliesen al encuentro, y veinte minutos después y el capitán don Domingo Soto Zaldívar, sargento mayor
de dada esta orden se empeñó un ataque reñido dentro de en comisión del batallón Concepción.
la misma ciudad en el barrio denominado de San José. La
La copia de los partes que adjunto, pasados por los coman-
acción duró tres horas más o menos, dando por resultado
dantes de las infanterías y caballerías después de aquella
la derrota completa de la montonera, a quien se le tomó un
desgraciada jornada, impondrán a usted de otros detalles
cañón, muchas armas y prisioneros. De nuestra parte he-
que no enumero en esta nota por falta de tiempo.
mos tenido solo nueve muertos, entre ellos el valiente ca-

200 201
Actualmente, me ocupo de restituir la tranquilidad a este
vecindario, profundamente alterada con aquel lamenta-
ble suceso, y, por otra parte, organizo con empeño una
división de las tres armas en virtud de las facultades que
el Supremo Gobierno se ha servido concederme. Espero,
señor, que estas fuerzas, obrando en combinaciones con
las que existen en las provincias de Arauco y del Ñuble,
serán suficientes para sofocar la anarquía en el Sur y de-
volver al país la paz de que necesita para su prosperidad.

Dios guarde a usted,

Adolfo Larenas guerras

202 203
Escaramuza entre el Ejército Libertador y El M.I.S.P.D. Francisco Casimiro Marcó del Pont, deseo-
los Talaveras so de hacer conocer a los rebeldes que ni los eternamente
Viva el Rey. Gaceta del Gobierno de Chile escarchados Andes son capaces de contener el denuedo y
28 de enero de 1817
Anónimo militar ardor de sus valientes, y para acostumbrar a estas
a despreciar los peligros que son consiguientes de estas

A
gigantes montañas, destacó al mando del sargento ma-
comienzos de 1817, el gobernador Ca-
yor del Regimiento de Infantería de Talavera don Miguel
simiro Marcó del Pont había recibido
alarmantes noticias acerca un inminente Marqueli dos compañías, la de cazadores de Talavera y la
ataque de fuerzas militares patriotas desde Ar- de ídem de Chiloé, de las que cincuenta hombres debían
gentina. Por ese motivo ordenó que una avanza-
quedar siempre en guardia de los bagajes para que, avan-
da de reconocimiento incursionara al interior de
la cordillera por el paso de Uspallata. Esta tropa, zándose hasta el otro lado de la cordillera, sorprendiesen
compuesta por efectivos del regimiento Talavera las guardias enemigas e hiciesen reconocimiento de los
y por soldados chilotes, sostuvo un breve com- puntos que ocupan y de las fuerzas con que los sostienen
bate con efectivos patriotas. La escaramuza fue
celebrada por el gobierno español como una gran los insurgentes.
victoria. Sin embargo, las autoridades realistas
ignoraban que los soldados con que se habían Este benemérito oficial ha desempeñado cumplidamente
enfrentado constituían la vanguardia del Ejército las confianzas del gobierno y, obrando según las instruc-
Libertador que cruzaba los Andes en dirección ciones comunicadas por él. El día 24, después de pasar
al valle de Aconcagua. Pocos días después estas
fuerzas, al mando del general José de San Mar- las laderas de las Polvaredas, de la Jaula y Cortaduras,
tín, derrotarían al Ejército Realista en la batalla sorprendió la guardia de Pichuta, le hizo siete prisione-
de Chacabuco, provocando la huida de gober- ros, del resto se ahogaron dos y escaparon a favor de la
nador Del Pont y la liberación de Santiago. Cabe
obscuridad los otros.
señalar que esta crónica fue publicada en el pe-
núltimo número del diario Viva el Rey. Gaceta
del Gobierno de Chile, que desaparecería junto El 25 fue atacado en el punto de Potrerillos por más de
con el régimen monárquico. 400 rebeldes que, después de una viva acción que duró
cuatro horas, fueron rechazados y puestos en fuga, de-
jando en poder de nuestros soldados el campo, gran nú-

204 205
mero de muertos y parte de sus municiones, según deta- indicada, a la que, aproximándome, reconocí era inata-
lla el siguiente parte oficial que dicho Marqueli dirige a cable por su frente, por la excelencia de su localidad en
esta Superioridad desde la villa de los Andes. una situación dominante: apoyada a su izquierda al río
Tupungato, invadeable por aquella parte, y sus derechas
Señor Presidente y Capitán general del Reino, don Fran-
a unas eminencias de difícil acceso.
cisco Marcó del Pont:
Como mi idea era atacar este punto por retaguardia co-
Tengo el honor de anunciar a usted cómo me hallo en esta
locándome en el camino que baja de Uspallata, resolví a
villa de vuelta de mi triunfante expedición a Los Andes.
toda costa llegar a él, y tomando el camino que llaman
La emprendí el día 20, caminando hasta la punta de los
Borrado, siguiendo el guía, que solo por su mucha prácti-
Quillayes, el 21 al Juncal, el 23 pasé la cumbre y alojamos
ca podía distinguirlo, atravesamos dos quebradas y el río
en los Piuquenes, el 24 llegué al paramillo de las Vacas.
Pichuta, y tomamos posesión del camino de Uspallata
Ambos puntos fueron tomados de noche por si se encon-
antes de las cuatro y media. En este momento conocí que
traban vigías. Hallándome tan avanzado e ignorando las
la mayor parte de la tropa se había quedado abarrancada
verdaderas posiciones del enemigo, número de tropa y
por la obscuridad y estrechez de los pasos y solo conta-
demás circunstancias que me condujesen a dar un exac-
ba arriba dieciséis cazadores y el teniente Reguera. Mi
to cumplimiento a las instrucciones de usted, determi-
posición era crítica, pero importaba no aguardar el día
né adelantarme con cincuenta hombres y tres oficiales
y así me avancé, seguido de esta pequeña porción, por la
donde se creía tendrían una guardia. Dejé al capitán don
espalda del citado punto de Pichuta. A su inmediación,
José María Casariego al mando de mi pequeña división,
dieron el quién vive. Se les contestó: “La patria”; a la se-
con orden de que al amanecer avanzase a los Tambillos,
gunda voz, se les contestó con fuego y, echándose encima
legua y media de su primera posición, y allí me esperase.
mis valientes a la bayoneta, tuvieron que rendirse sin re-
Yo salí con dos buenos baqueanos a las siete y media de sistencia, excepto el centinela que disparó su fusil.
la tarde y, caminando toda la noche, pasé las laderas de
Quedaron siete prisioneros, dos se ahogaron y los res-
Polvaredas, la Jaula y las Cortaduras. A las tres y media
tantes se fugaron a favor de la oscuridad: se le tomaron
de la mañana me situé a doscientas toesas de la posición
cinco carabinas, siete piezas, un saco de municiones y

206 207
cuatro mulas; se incendió el cuerpo de guardia y se des- se a ocupar una altura avanzada inmediata por nuestra
truyó la pequeña fortificación que tenían. izquierda y que el subteniente de Talavera don Ramón
Cenadio, con una guerrilla se adelantase al camino real.
Concluida esta operación a las siete, reunido el resto de
mi tropa, regresé a encontrar mis compañeros que me Mi pequeña línea formaba un ángulo muy obtuso, cuya
aguardaban; lo que, realizado, seguí mi marcha, pues el pierna izquierda apoyaba a la quebrada de las Cañas, la
estado de las mulas no me permitía continuar. derecha al río de Las Vacas y el vértice ocupaba la com-
pañía de Talavera. Era indispensable tomar esta figura
Por las noticias que adquirí de los prisioneros, calculé que
para dirigir los fuegos convergentes hacia el camino de
de Uspallata podrían intentar algún movimiento ofensi-
Las Vacas por donde venían desembocando. El enemigo
vo, pues tenían fuerzas para ello y los prófugos les in-
fue extendiendo sus alas y, doblando alrededor de una
formarían del corto número que vieron de los nuestros.
pequeña eminencia, flanqueaba ya la compañía de Chi-
Con respecto a esto me acerqué lo posible a la cordillera,
loé, que hacía un fuego infernal. Mandé al teniente Re-
tomando la posición que me pareció mejor en el lugar
guera que con una guerrilla sostuviese aquel flanco, lo
llamado Los Potrerillos, junto a la punta de las Vacas; allí
que ejecutó oportunamente.
pasé la noche, tomando antes las precauciones oportunas
para no ser sorprendido. Otra porción de insurgentes había pasado a tomar a la
margen derecha del río la casa de postas, en la que, para-
Al amanecer del 25 lo intentaron, asomando por tres
petados y favorecidos de grandes piedras, hacían un fuego
partes en número como de 400, con caballos y mulas de
horroroso, con el que casi batían de revés nuestra posición.
remuda. La avanzadilla nuestra los divisó y a las pocas
El teniente don Bernardino Caballero recibió orden de
voces estaban las compañías formadas en sus puestos.
pasar con otra guerrilla de Talavera el mismo río y, des-
A las cinco se rompió el fuego de guerrillas; ellos cre-
cendiendo por una ladera estrecha que forma, batirlos por
yeron el éxito seguro y avanzaron con arrojo decidido
su flanco izquierdo. Esta operación se ejecutó con mucha
y en bastante orden, pero fueron recibidos por soldados
rapidez. El enemigo fue desalojado de su principal punto y
acostumbrados a superar estos ordinarios evenimientos
emprendió su retirada con regular orden.
de la guerra. Dispuse que la compañía de Chiloé salie-

208 209
Después de cuatro horas de fuego, la victoria resonó en que tan justamente se habían adquirido. No se puede
las bocas de nuestros soldados, y entonces, disponiendo dar una bravura igual. El honor, el entusiasmo y la
un movimiento central, la derecha en cabeza, el enemi- constancia brillaban en ellos a porfía, y con soldados
go fugó precipitado: le seguimos tres cuartos de legua semejantes puede V.S. asegurarse que llevará la victo-
hasta el estrecho de Las Vacas y de allí volvimos a nues- ria a donde quiera que se encamine. Esta misma noche
tras antiguas posiciones. repasé la cumbre y vine a alojar a la guardia. Al paso
nos tomó un recio temporal, la mayor parte de la tropa
Durante la acción, se disponía en el campo el aparejo de
quedó a pie y los heridos, sin ningún auxilio, sufrían
todas las caballerías, cargas de víveres y municiones, etc.
con paciencia estoica. Uno de estos valientes pereció en
La guardia de prevención, con el doble objeto de atender
la marcha, los demás están ya en el hospital provisional
a estas, a los prisioneros y a dos espías que aprehendí la
que he mandado formar. He llegado hoy a las tres de la
noche anterior, tuvo orden de avanzar a una loma a la sa-
tarde y mañana remitiré con una partida los siete pri-
lida de la quebrada de La Cruz de Caña, sitio por donde
sioneros y dos espías, que están incomunicados.
nos podían envolver la retaguardia. Todo se ejecutó con
el mayor orden y sangre fría. El campo de batalla quedó Llevo el diario topográfico de mi expedición que presenta-
por nosotros. Los enemigos recogían con celeridad increí- ré a usted a nuestra visita.
ble sus heridos y muertos y los retiraban. Venían tocando
Dios guarde a usted muchos años.
marchas francesas o insultándonos; por nuestra parte no
Santa Rosa de los Andes, 26 de enero de 1817.
se oyó más que fuego y vivas al rey. Su pérdida debió ser
Miguel Marqueli, sargento mayor del regimiento de Ta-
muy grande, atendiendo a lo bien dirigido de nuestro fue-
lavera
go y a que, a más de lo que recogían, dejaron quince cadá-
veres. La nuestra ha sido de cuatro muertos de Talaveras y
siete heridos de Chiloé.

Haría agravio manifiesto a todos si recomendase con


particularidad a alguno. Todos, todos, oficiales, solda-
dos, chilotes, talaveras han sobrepasado la alta opinión

210 211
La batalla de Maipú Excelentísimo señor:
Gazeta Ministerial del Gobierno de Chile
2 de mayo de 1818 El inesperado ocaso de la noche del 19 del pasado en la
José de San Martín Cancha Rayada hizo vacilar la libertad de Chile y la suer-
te de Sud América: presentaba una escena a la verdad es-

E
l 19 de marzo de 1818 el Ejército Libertador pantosa el ver disperso, sin ser batido, a un ejército com-
sufrió una grave y sorpresiva derrota cerca puesto de valientes y lleno de disciplina e instrucción.
de Talca, en Cancha Rayada. Las fuerzas
patriotas se desbandaron en dirección a San- Yo, desde que abrí la campaña, estaba tan satisfecho que
tiago, seguidas muy de cerca por los realistas al
contaba cierta la victoria. Todos mis movimientos fue-
mando del general Mariano Osorio. En la capital
se temía una derrota completa y muchos huyeron ron siempre dirigidos a que fuese completa y decisiva,
a Mendoza, tal como habían hecho cuatro años así es que el enemigo, desde el momento que abandonó
antes tras el desastre de Rancagua. El general Curicó, no halló posición en que nuestras fuerzas no le
San Martín y otros jefes lograron reorganizar
al ejército en fuga a las puertas de Santiago, en amagasen en flanco amenazando envolverlo. Así fue que
Maipú, donde se combatiría la batalla decisiva. ambos ejércitos caímos a un tiempo mismo el 19 sobre
En la mañana del 5 de abril de 1818 se rompieron Talca, siéndole de consiguiente o imposible al enemigo
los fuegos de artillería que anunciaron el inicio
de la batalla. Por horas se peleó duramente, hasta emprender su retirada ni pasar el Maule.
que hacia las seis de la tarde llegaron los primeros
mensajeros con la noticia de la victoria. Los tem- Esta situación, la más desesperada, vino a serle por un
plos de la capital echaron a volar sus campanas acaso la más dichosa: nuestras columnas de infantería
en señal de regocijo por la salvación de la ciudad no alcanzaron a llegar sino a caídas del sol, y en esta hora
y de la patria. La batalla de Maipú fue uno de los
enfrentamientos bélicos más importantes de la me era imposible emprender un ataque al pueblo. El ejér-
Independencia americana y selló la emancipa- cito, entonces, formó provisionalmente en dos líneas,
ción de Chile. El parte militar aquí reproducido ínterin se reconocía la posición más ventajosa, que con-
fue escrito por el general San Martín cuatro días
venía darla: examinado el terreno, me decidí por la de A.
después de la batalla que el mismo dirigió.
B. que manifiesta el plano número 12 y, en su consecuen-
cia, di las órdenes para que se corriese toda nuestra ala
2 El original de la carta se acompaña de un plano.

212 213
derecha a ocuparla. Mas apenas este movimiento se hubo Aquí permanecí dos días, y aseguro a Vuestra Excelencia
ejecutado, e iba a emprenderse en la izquierda, cuando con que nuestra posición era la más embarazosa. Todo el ba-
un ataque, el más brusco y el más desesperado de parte de gaje y todo material del ejército lo habíamos perdido: des-
los enemigos, puso en una total confusión nuestro bagaje provisto de todo, de todo necesitábamos para poder hacer
y nuestra artillería, que estaba en movimiento. Eran las 9 frente a un enemigo superior y engreído con la victoria.
de la noche y a esta confusión no tardó en seguirse una En este caso, no hallé otro partido que tomar que el de
dispersión de nuestra izquierda después de un vivo fuego, replegarme rápidamente sobre Santiago, poner todos los
que duró cerca de media hora, en que el enemigo sufrió resortes en movimiento y procurarme cuantos auxilios
una  pérdida grande y nosotros la muy sensible e irrepara- estaban a mis alcances para salvar el país.
ble de haber herido al valiente general O’Higgins.
Es increíble, Señor Excelentísimo, si se asegura que en el
Yo hice cuantos esfuerzos fueron imaginables, así como término de tres días el ejército se organizó en el campo
los demás jefes y oficiales para practicar la reunión sobre el de instrucción distante una legua de esta ciudad. El es-
cerro D., lo que por el pronto se verificó bajo la protección píritu se reanimó y a los trece días de la derrota con una
de la reserva. Aquí volvió a empeñarse uno de los com- retirada de 80 leguas estuvimos ya en el caso de poder
bates más obstinados, pero la noche entorpecía cualquier volver a encontrar al enemigo. El interés, la energía y fir-
medida y al fin no hubo más recurso que ceder. meza con que los jefes y oficiales, todos los del ejército
cooperaron al restablecimiento del orden, y disciplina
Nuestra derecha no había sido incomodada suficiente-
les hará un honor eterno. Verdad es que nuestras fuerzas
mente, y el coronel Las Heras tuvo la gloria de conducir y
eran ya muy inferiores a las suyas: muchos de nuestros
retirar en buen orden los cuerpos de infantería y artillería
cuerpos estaban en esqueleto y teníamos batallones que
que la componían. Este era el solo apoyo que nos queda-
no formaban 200 hombres.
ba a mi llegada a Chimbarongo. Entonces, tomé todas las
medidas posibles para practicar la reunión, especialmente Entre tanto, el enemigo avanzaba con rapidez, y el primero
sobre la angostura de Regüelemu. El cuartel general se si- del corriente tuve avisos positivos de haber pasado todo el
tuó en San Fernando. grueso el Maipú por los vados de Lonquén y que marcha-
ba en la dirección de las gargantas de la Calera.

214 215
La posición del campamento no era segura ni militar. El Notado por el enemigo nuestro primer movimiento,
2 marchamos a campar sobre las acequias de Espejo: este tomó la fuerte posición A. B., destacando al pequeño ce-
día, el 3 y el 4 hubo fuertes tiroteos entre las guerrillas, y rro aislado C. un batallón de cazadores para sostener una
el ejército pasó todas estas noches sobre las armas. batería de cuatro piezas que colocó en este punto a media
falda. Esta disposición era muy bien entendida pues ase-
El enemigo se nos acercó al fin: el 5, todos sus movimien-
guraba completamente su izquierda, y sus fuegos flan-
tos parecían dirigidos a doblar en distancia nuestra de
queaban y barrían todo el frente de la posición.
recha, amenazar la capital, poder cortarnos las comuni-
caciones de Aconcagua y asegurarse de la de Valparaíso. Nuestra línea, formada en columnas cerradas y paralelas,
se inclinaba sobre la derecha del enemigo, presentando
Cuando vi que trataba de practicar este movimiento, creí
un ataque oblicuo sobre este flanco, que a la verdad tenía
que era el instante preciso de atacarlo sobre su marcha y
descubierto. La reserva cargada también a retaguardia
ponerme a su frente por medio de un cambio de direc-
sobre el mismo estaba en aptitud de envolverlo y soste-
ción sobre la derecha. Vuestra Excelencia lo verá mar-
ner nuestra derecha. Una batería de ocho piezas de Chile
cado en el plano número 2 y fue el preparativo de las
mandada por el comandante Blanco Cicerón se situó en
operaciones posteriores.
la puntilla D. y otra de cuatro por el comandante Plaza
Bajo la conducta del benemérito brigadier general Bal- en E. F., desde donde principiaron a jugar con suceso y
carce puse, desde luego, toda la infantería; la derecha cañonear la posición enemiga.
mandada por el coronel Las Heras; la izquierda, por el
En esta disposición se descolgaron nuestras columnas
teniente coronel Alvarado, y la reserva, por el coronel
del bordede la pequeña colina que formaba nuestra po-
D. Hilarión de la Quintana; la caballería de la derecha,
sición para marchar a la carga, y arma al brazo sobre la
el coronel D. Matías Zapiola con sus escuadrones de
línea enemiga. Esta rompió entonces un fuego horrendo,
granaderos; y de la izquierda a la del coronel D. Ramón
pero esto no detenía la marcha: su batería se flancó en el
Freire, con los escuadrones de la escolta del Excelentí-
cerrito C. D. hacía mucho daño. En el mismo instante, un
simo Director de Chile, y los cazadores de a caballo de
grueso trozo de caballería enemiga situado en el interva-
Los Andes.
lo C. D. se vino a la carga sobre los granaderos a caballo

216 217
que, formados en columna por escuadrones, avanzaban destiné a nuestra izquierda con el objeto de enfilar la lí-
siempre de frente. El escuadrón de la cabeza lo man- nea enemiga. Él supo aprovechar este momento e hizo
daba el comandante Escalada, que al verse amenazado un fuego a metralla tan rápido sobre sus columnas que
por el enemigo e irse sobre él sable en mano fue obra consiguió desordenar su caballería. A pesar de esto y de
de un instante. El comandante Medina sigue este mismo los esfuerzos de los comandantes Alvarado y Martínez,
movimiento: los enemigos vuelven caras a veinte pasos que mostraron más que nunca su bravura, nuestra línea
y fueron perseguidos hasta el cerrito, de donde a su vez trepidó y vaciló un momento. Los Infantes de la Patria
fueron rechazados los nuestros por el fuego horrible de no pudieron menos que retroceder también; mas, al mis-
infantería y metralla enemiga. Los escuadrones se reha- mo instante, di orden al coronel Quintana para que con
cen con prontitud y, dejando a su derecha el cerro, pasan su reserva cargase al enemigo, lo que ejecutó del modo
persiguiendo la caballería enemiga, que se replegaba so- más brillante. Esta se componía de los batallones nú-
bre la colina B. Aquí fue reforzada considerablemente y mero 1 de Chile, 3 de ídem y 7 de Los Andes, al mando
rechaza a los escuadrones que vinieron a rehacerse sobre de sus comandantes Ribera, López y Conde. Esta carga
el coronel Zapiola, que sostenía con firmeza estos mo- y la del comandante Thompson del 1 de Coquimbo dio
vimientos. Todos vuelven nuevamente a la carga, hasta un nuevo impulso a nuestra línea y toda volvió sobre los
que el enemigo fue por último deshecho en esta parte y enemigos con más decisión que nunca. Los escuadrones
perseguido. de la escolta y cazadores a caballo al mando del bravo
coronel Freire cargaron igualmente, y a su turno fueron
Entre tanto, el fuego se empeñaba del modo más vivo y
cargados en ataques sucesivos.
sangriento entre nuestra izquierda y la derecha enemi-
ga. Esta la formaban sus mejores tropas y no tardaron No es posible, Señor Excelentísimo, dar una idea de las
en venirnos igualmente a la carga, formados en columna acciones brillantes y distinguidas de este día, tanto de
cerrada y marchando sobre su derecha a la misma altura cuerpos enteros como de jefes e individuos en particular;
otra columna de caballería. pero sí puede decirse que con dificultad se ha visto un
ataque más bravo, más rápido y más sostenido. También
El comandante Borgoño había remontado ya la loma con
puedo asegurar que jamás se vio una resistencia más vi-
ocho piezas de la artillería de Chile que mandaba y que

218 219
gorosa y más firme ni más tenaz. La constancia de nues- sus parques, sus hospitales con facultativos, su caja militar,
tros soldados y sus heroicos esfuerzos vencieron al fin, y la con todos sus dependientes; en una palabra, todo cuanto
posición fue tomada, regándola en sangre y arrojando de componía el Ejército Real o es muerto o prisionero o está
ella al enemigo a fuerza de bayonetazos. en nuestro poder.

Este primer suceso parecía debía darnos por sí solo la Nuestra pérdida la regulo en mil hombres entre muertos
victoria; mas no fue posible desordenar enteramente las y heridos. Luego que el Estado Mayor pueda completar
columnas enemigas. Nuestra caballería acuchillaba a su la relación positiva de ellos tendré el honor de dirigirla a
antojo los flancos y retaguardia de ellas, pero, marchan- Vuestra Excelencia, así como las de los oficiales que más se
do en masa, llegaron hasta los callejones de Espejo, donde hayan distinguido.
posesionados del cerro F. se empeñó un nuevo combate,
Estoy lleno de reconocimiento a los infatigables servicios
que duró más de una hora, sostenido este por el número 3
del señor general Balcarce. Él ha llevado el peso del ejército
de Arauco, los Infantes de la Patria y compañías de otros
desde el principio de la campaña, así como el ayudante ge-
cuerpos que iban entrando sucesivamente. Por último, los
neral del Estado Mayor, Aguirre, y demás individuos que
bravos batallones número 1 de Coquimbo y 11, que habían
lo componen, y el cirujano mayor D. Diego Parosiens.
sostenido nuestra derecha, los atacan del modo más deci-
dido, cuyo arrojo puso a los enemigos en total dispersión. También estoy satisfecho de la comportación del ingeniero
Los portezuelos y todas las principales salidas estaban Dable, como igualmente de la de mis ayudantes O’Brien,
ocupados por nuestra caballería. Guzmán y Escalada, y la del secretario de la Guerra Zente-
no, y el particular mío Marzal.
Solo el general Osorio escapó con 200 hombres de caba-
llería y es probable no salve de los escuadrones y demás Me queda solo el sentimiento de no hallar cómo recomen-
partidas que le persiguen. Todos sus generales se hallan dar suficientemente a todos los bravos, a cuyo esfuerzo y
prisioneros en nuestro poder: de este número contamos a valor ha debido la patria una jornada tan brillante.
la fecha más de dos mil 500 hombres y 190 oficiales, con la
Ruego a usted que, a continuación de este parte, haga
mayor parte de los jefes de los cuerpos: el campo de bata-
insertar la relación de los jefes que han tenido la gloria de
lla está cubierto con dos mil cadáveres. Su artillería toda:

220 221
seguir esta campaña tan penosa, como brillante. La toma de Valdivia
Gazeta Ministerial de Chile
Dios guarde a usted muchos años. 19 de febrero de 1820
Cuartel General de Santiago, 9 de abril de 1818 Lord Cochrane

E
José de San Martín l marino inglés Thomas Cochrane fue con-
tratado en junio de 1818 por el gobierno
de O’Higgins para reorganizar y coman-
dar la primera escuadra nacional. Su objetivo
era derrotar a las fuerzas navales españolas en el
océano Pacífico y llevar adelante la expedición
libertadora del Perú. Tras un fallido intento por
capturar la fortaleza del puerto del Callao, el muy
activo almirante decidió utilizar su fuerza para
capturar la ciudad de Valdivia, poderoso enclave
español resguardado por numerosas fortificacio-
nes que lo hacían prácticamente inexpugnable.
El 3 de enero de 1820, con el auxilio de tropas fa-
cilitadas por el general Ramón Freire, Cochrane
efectuó un audaz ataque en contra de las fortale-
zas que protegían el acceso por mar a Valdivia.
Con una rapidez y habilidad sorprendentes, las
fuerzas navales y terrestres bajo su mando toma-
ron por asalto las baterías y castillos, y vencieron
tras solo dos días de combate con una fuerza de
apenas dos barcos y 350 hombres y a un costo
mínimos de bajas. La toma de Valdivia significó
una victoria muy importante, ya que dejó a las
fuerzas realistas sin su más valiosa base de ope-
raciones en el Pacífico Sur.

222 223
Ya se han recibido los partes tan deseados en que se detalla Habiendo puesto pie en tierra, sin embargo, la tropa de
lo ocurrido en la toma de Valdivia y son como sigue: la marina de la O’Higgins y del Intrépido, y también la
fuerza de tierra, hicieron huir al enemigo y, persiguiéndole
A bordo de la Goleta Motezuma en el puerto de Valdivia,
hasta los fuertes del Inglés y de San Carlos, se apoderaron
4 de febrero de 1820.
inmediatamente del primero. El segundo fue tomado por
Señor: asalto después de anochecer, a pesar de todos los esfuerzos
que hizo el enemigo para defenderlo.
Tuve la honra de informar a usted desde Talcahuano que,
aprovechándome de la oportunidad que se me presentó La rapidez con que tomamos los fuertes y baterías de la
de comunicar con el coronel Freire sobre los medios más Avanzada, Barro, Amargos y Chorocomayo, solo pueden
oportunos de expeler al enemigo del sur de Chile y libertar compararse con el valor y la resolución de los oficiales y
a este país de incursiones futuras, logré que aquel celoso de la tropa, quienes entraron con los enemigos mismos a
y activo oficial me facilitase el 28 del pasado las tropas y quienes perseguían en el castillo del Corral, último punto
demás auxilios que necesitaba. Dieron la vela con viento que les quedaba. De este modo, cayeron todas las baterías
favorable la O’Higgins, el bergantín Intrépido y la goleta y fuertes de la ribera meridional, cuya fuerza artificial es
Moctezuma, y el 2 del corriente llegamos a la premeditada, nada en comparación de la que ha recibido de la natura-
10 leguas al sur de Valdivia. Entonces se embarcó toda la leza misma.
tropa a bordo de los dos buques menores y, dejando fuera
Incluyo a usted los partes del mayor Beauchef, que man-
a la O’Higgins, nos dirigimos a la Aguada del Inglés, en
daba el bravo destacamento de los 250 hombres con que
donde anclamos a bastante distancia de la batería y fuerte
me auxilió el patriota coronel Freire, y del mayor Miller,
de San Carlos.
comandante de tropa de marina. De la conducta bizarra
Al ponerse el sol, desembarcaron las tropas, pero no se ve- de estos dos oficiales y de la del capitán Erezcano, que
rificó sin que los castillos comenzasen a hacernos fuego y mandaba el destacamento del bergantín Intrépido, y de
sin que los enemigos hubiesen tenido tiempo (en razón de la de los demás oficiales no puedo decir nada en su ala-
la demora que ocasionó para el desembarco la reventazón banza que sea proporcionado al mérito contraído y, por
que había) de reunir una considerable fuerza detrás de las consiguiente, los recomendaré en silencio expresivo a la
rocas que coronan la playa.

224 225
consideración de Su Excelencia el Supremo Director. de Gonzalo, en la boca del puerto, abandonó la guarni-
ción sus obras, huyendo precipitadamente.
Casi se me olvidaba decir que estos fuertes y baterías
montan cerca de 70 piezas de artillería y que hemos to- Variando el plan por esta retirada inopinada del enemigo,
mado en el puerto a la fragata Dolores. se acercaron a tierra aún más de lo posible la goleta Moc-
tezuma y bergantin Intrépido, y desembarcó la tropa en
Tengo la honra de asegurar a usted que soy su más atento
Niebla hasta que la marea permitiese a los botes transpor-
servidor,
tarla a Valdivia. De este modo están ya dirigidas contra los
Cochrane enemigos de la libertad e independencia de las mismas 100
bocas de fuego de sus castillos, fuertes y baterías.

˜ Dios guarde a usted muchos años,

Cochrane
Puerto de Valdivia, 5 de febrero de 1820.

˜
Señor:

Estando resuelto a continuar aprovechándome de las


ventajas obtenidas anoche por nuestra valiente oficiali- Cuartel general en Valdivia, 6 de febrero de 1820.
dad y tropa, pasó la Moctezuma por delante de los fuer-
Señor:
tes de Niebla y Mancera esta mañana, en compañía del
bergantín Intrépido, y ambos anclaron bajo los fuegos de Estando ya en los botes la tropa para perseguir hasta Val-
Corral, sin experimentar más daño que dos balazos que divia las guarniciones fugitivas, vimos que venía por el
tocaron el bergantín. Inmediatamente se embarcaron las río un parlamento. Por él supimos que el enemigo había
tropas en aquellos dos buques con la mira de entrar en el abandonado la ciudad en suma consternación, después
río, y tomar posesión del cuartel general del enemigo en de saquear las casas de los particulares y los almacenes
la batería del Piojo; pero apenas habíamos dado la vela, públicos. Nosotros tenemos a lo menos el consuelo de no
cuando apareciéndose la O’Higgins en frente del morro haber omitido nada para proteger al pueblo, quien, dis-

226 227
tinguiendo a sus amigos de sus opresores, ha prestado los Operaciones militares en contra de los Pincheira
auxilios necesarios para conservar el orden. Los que ha- Diario de Documentos del Gobierno
20 de diciembre de 1825
bían abandonado sus casas comienzan a volverse a ellas; Agustín Casanueva / Juan de Dios Rivera
y espero que el gobernador, que el pueblo ha de nombrar

L
mañana, consolidará el orden y la tranquilidad. Al efecto,
a familia Pincheira, originaria de la zona
he expedido proclamas asegurando a los habitantes que
de Chillán, era simpatizante de la causa
no serán molestados en lo más mínimo, y que la fuerza del rey, por lo cual Antonio Pincheira, el
armada no intervendrá de ningún modo en los negocios mayor de los cuatro hermanos, habría sido ob-
civiles. La falta de tempo me impide enviar a usted copia jeto de persecuciones por la nueva autoridad pa-
triota. Esto motivó que huyera hacia la montaña
de estos documentos. en compañía de sus hermanos y allí, sumando a
campesinos descontentos, bandoleros, soldados
Dios guarde a usted muchos años, realistas renegados y tribus pehuenches, organi-
zó una guerrilla realista que mantuvo en jaque al
Cochrane gobierno patriota durante cerca de quince años.
Los Pincheira llegaron a edificar una verdadera
ciudad en la montaña, desde la cual efectuaban
sus incursiones y depredaciones. El radio de ac-
ción de esta guerrilla fue tan amplio que incluso
amenazó Santiago por la cordillera e incursionó
en Argentina, donde el 10 de julio de 1829 hizo
capitular a la ciudad de Mendoza. Aniquilados
por el general Manuel Bulnes en Las Lagunas de
Palauquén, el 14 de enero de 1832, esta derrota
significó el fin de la última fuerza militar defen-
sora del rey de España en tierras sudamericanas.
De la suerte corrida por los hermanos, tres de
ellos murieron de manera violenta y solo José
Antonio Pincheira sobreviviría y se acogería a un
indulto presidencial. Ejercería las labores de ma-
yordomo en una hacienda de propiedad del mis-
mo presidente Prieto y acabaría sus días anciano
y rodeado por sus descendientes.

228 229
Oficio del coronel del batallón número 3. Concepción, 1 El señor coronel Torres persigue el resto de ellos con cer-
de diciembre de 1825. ca de 500 hombres montados, inclusos los 25 tiradores de
mi compañía, hasta vengar la sangre del finado coman-
Tengo el honor de pasar en copia a manos de usted el
dante Jordan y la de los dragones del cuarto escuadrón
parte que he recibido del capitán graduado de sargento
que, saliendo de Longaví a perseguirlos, fueron batidos.
mayor, don Agustín Casanueva, que se halla de guarni-
ción en la villa del Parral con su compañía: El señor coronel Torres y los ciudadanos de este pueblo
han colmado la tropa de mi mando con todas las expre-
El 27 del que expira, a las 4 de la mañana, ha sido ataca-
siones de gratitud y benevolencia que puede inspirar la
da esta plaza por los facinerosos de Pincheira: su fuerza
más sincera gratitud por la defensa que se hizo, y el buen
—más de 400 hombres, según confesión de un cazador
orden en que se mantuvo y conserva.
a caballo— y un indio que se tomaron prisionero. De es-
tos son 200 indios y 200 y pico españoles, mandados por Recomiendo a usted la bizarría y bravura que en este día
Pincheira, Godé y Berra. Han quedado en el sitio 18 ca- han manifestado los señores oficiales y tropa de la com-
zadores de los sublevados en Chillán, y dos indios, fuera pañía que tengo el honor de mandar, particularmente del
de los que ellos pudieron arrastrar muertos y heridos y, sargento José Manuel Piñones que, por su intrepidez, se
si hubiera tenido cincuenta hombres de caballería, pocos ha granjeado mi mayor aprecio.
hubieran escapado.
Con este nombre tengo el honor de ofrecer a usted las
Tengo el sentimiento de haber perdido cuatro soldados, consideraciones de mi respeto,
pues, aunque uno de ellos vive, sus heridas son mortales.
Agustín Casanueva
En el tiempo de dos horas que duró la acción, resistí dos
ataques que me dieron a pie, pero el orgullo de los solda- Parral, 20 de noviembre de 1825.
dos del número 3 ha dejado como siempre bien puesta la
opinión del cuerpo a que pertenece. Baste decir a usted
que en la segunda vez que avanzaron tuve que recargar- ˜
los con veinte hombres hasta arrinconarlos en un ángulo
de la plaza donde dejaron algunos cadáveres.

230 231
Oficio del gobernador intendente de Concepción. Con- Con el sentimiento consiguiente transmito al conoci-
cepción, 3 de diciembre de 1825. miento de usted este desgraciado suceso, y con cuya oca-
sión me repito con la más distinguida consideración,
Puesto en retirada el desnaturalizado Pincheira después
de la jornada del 27 de noviembre último contra la villa Juan de Dios Rivera
del Parral, cuyo contenido anunció a usted en comuni-
cación signada con el número 62, con dirección a su gua-
rida ordinaria, fue alcanzado inconsideradamente por el
comandante don Manuel Jordan con una parte del es-
cuadrón 4 de dragones que mandaba.

La fuerza excesiva de aquel y la retaguardia de este, que


no pudo alcanzar oportunamente por el mal estado de
los caballos, dio lugar al envolvimiento que sufrió aquel
digno jefe, resultando su muerte y la de 52 dragones. La
pérdida del enemigo no ha sido inferior, incluyendo la
que sufrió en el Parral.

Al cacique Carripil, principal fomentador de esta guerra,


lo conducían cadáver. El comandante de la división de
operaciones del norte, coronel don Domingo de Torres,
lo perseguía, pero probablemente sin fruto por la inferio-
ridad de sus caballos. El cuerpo del digno Jordan quedó
traspasado de ciento y tantas heridas de lanza. ¡Tal es la
ferocidad de estos malvados, que aún después de muerto
el hombre no se ve seguro de su saña!

232 233
El coraje de un cacique En una de las últimas correspondencias que inserta La
El Mercurio de Valparaíso República, encontramos las curiosas líneas siguientes so-
9 de abril de 1869
bre un episodio que tuvo lugar entre una partida man-
Anónimo
dada por el comandante Vial Maturana y varios indios:

A
fines del año 1868 el proceso llamado Repasado el río Muco hacia el norte y continuando la
Pacificación de la Araucanía entraría en
marcha hacia el oriente, llegó esta división hasta un ca-
una nueva fase. Tras ejecutar el plan del
coronel Cornelio Saavedra, consistente en avan- serío en cuyas inmediaciones sorprendió un grupo de
ces escalonados y sucesivos al interior del territo- indios cortando madera, sin duda para fortificar algún
rio hasta el río Malleco, se inició una penetración paso del río que temían intentásemos atravesar.
aún más profunda. Esta campaña militar, bajo el
mando del coronel José Manuel Pinto, tuvo como Estos, tan pronto como divisaron a los nuestros, empren-
eje la estrategia de tierra arrasada. Columnas mi-
litares asolaron el territorio quemando viviendas, dieron la fuga y, perseguidos de cerca por los granaderos,
destruyendo plantaciones y robando ganado en se echaron tres a la montaña y uno —que por su traje y
grandes cantidades. Las poblaciones indígenas trato parecía principal—, a las aguas de la corriente ve-
debieron huir hacia la cordillera o hacia Argenti-
na. Las tribus arribanas, bajo el mando del caci- cina. De perseguir a los primeros se desistió, porque es
que Quilapán, hicieron una defensa desesperada, sabido que el indio, en el dédalo de árboles que se llama
pero la superioridad técnica del ejército chileno aquí “montaña”, se encuentra en su elemento, se escu-
fue decisiva en la derrota mapuche. La extrema
rre y se vuelve intangible como si se evaporase. No fue
violencia de esta campaña militar provocó la re-
acción de la prensa y la opinión pública chilena, tan propicia la fortuna al último, porque un granadero
que criticó la brutalidad y el saqueo sistemático llamado Ascencio Ramírez, que le iba persiguiendo de
perpetrado por el ejército. Las operaciones mi-
cerca, no se detuvo cuando se precipitó al Muco; antes,
litares se detuvieron al finalizar el verano, pero
la población indígena, privada de vivienda y sus- por el contrario, no reparando en riesgo, clavó los ijares a
tento, enfrentó luego un durísimo invierno mar- su caballo y se lanzó tras él a aquel río invadeable.
cado por la hambruna y la peste de viruela.
El indio, que había alcanzado a una pequeña isla cercana
a la orilla, lo enrostró desde allí, disparándole con toda

234 235
la violencia de que eran capaces sus robustos brazos, pie- Campaña de Arauco por la Baja Frontera
dras del tamaño de una cabeza de hombre, hasta que el Revista Sud América
25 de octubre de 1861
soldado, que preparaba intertanto su carabina, le estam- Bernabé Chacón
pó los sesos en el árbol en que se apoyaba, asestándole un

L
balazo en medio de la frente.
a plaza de Arauco fue levantada por Pedro
de Valdivia en 1552 como emplazamiento
Allí quedó aquel valiente indígena digno de la fama de
militar para contener a las belicosas tri-
sus antepasados y de ser a su vez inmortalizado por estros bus costinas. Desde entonces el fuerte de Arau-
tan privilegiados como el de Ercilla. Después de muerto, co sería destruido y reconstruido en numerosas
conservó todavía la bélica actitud en que había lanzado su ocasiones. En 1852 se fundó un villorrio en sus
alrededores, origen de la actual ciudad. En 1859
postrimer suspiro: apoyado en un roble, con el pie derecho el Ejército envió una fuerza para combatir a los
avanzado, ambas manos violentamente crispadas y el ros- indígenas que amenazaban al incipiente poblado.
tro ferozmente contraído. Reconocido más tarde por los El capitán Bernabé Chacón formó parte de la ofi-
cialidad de ese contingente. Durante la campa-
indios que se capturaron y algunos viajeros antiguos de ña militar del verano de 1859 a 1860, el capitán
la tierra que iban en la división, se supo que aquel indio se Chacón registró las acciones bélicas y describió
llamaba Pilquil y era el capitán de conas, es decir, el valien- la vida y las costumbres de los mapuches de la
zona, que constituye un valioso testimonio de
te entre los valientes entre las gentes de Quilapán, de cuya
este proceso histórico. El texto fue publicado en
confianza y amistad gozaba plenamente. la Revista Sud América en trece entregas suce-
sivas, entre noviembre de 1861 y abril de 1863.
Chacón, además de militar, fue uno de los direc-
tores de la revista, que con un carácter literario
americanista contó entre sus colaboradores con
importantes intelectuales, tales como Ricardo
Palma, Benjamín Vicuña Mackenna, Diego Ba-
rros Arana y Guillermo Blest Gana.

236 237
Después de los últimos acontecimientos políticos que nel y, después de imponerse del estado de aquella plaza,
ensangrentaron al país en el año 1859, y a consecuencia dio órdenes al gobernador de reunir en el acto las mi-
de la repetida intervención que los araucanos han dado licias que pudiera y, engrosadas con la compañía del 3°
en tomar en nuestras disensiones políticas, por instiga- de línea y los 25 cazadores a caballo que completaban
ción de los desafectos a toda administración, el Supremo la guarnición de aquella plaza, se internase por tierra
Gobierno resolvió ocupar la fuerza de que disponía — al día siguiente a la montaña al encuentro del enemigo
después del encuentro de Cerro Grande— en organi- que avanzaba sobre el pueblo.
zar una división que castigase el avance de aquellos y
Por su parte el coronel, volviendo a bordo, hizo levar
arrancase de su seno algunos cabecillas que se ocupa-
anclas al Maipú y se dirigió al puerto de Lota, donde
ban en insurreccionar la tierra, con el fin calculado de
debía proveerse de carbón y dirigirse al puerto de Lebu,
ofrecer en esta parte de la República un punto de apoyo
desembarcar allí las fuerzas y, con este movimiento cor-
a la revolución.
tar la retirada al enemigo, tomándolo entre dos fuegos.
El batallón 5° de línea, compuesto de 242 hombres, que Pero, considerando los inconvenientes que en ese punto
se hallaba de guarnición de San Bernardo, recibió orden debía presentársenos para la movilidad de la división y
de marchar a Valparaíso el 16 de setiembre de aquel año. sus pertrechos —y la escasa fuerza con que contaba el
El 13 de noviembre, se hizo a la vela este batallón, a bor- gobernador para salir al encuentro de los bárbaros—,
do del vapor de guerra Maipú, con destino al puerto de el coronel resolvió efectuar el desembarque en Arauco
Arauco, donde se esperaba por momentos un asalto de y, después de unir ambas fuerzas, internarse por este
los bárbaros capitaneados por el cabecilla Patricio Silva. punto a la montaña.

El 15, a las doce del día, llegamos al puerto de Lota, en El 17, a las siete y tres cuartos de la mañana, principió
cuyo punto el jefe de la división, coronel graduado don el desembarque. A las doce y cuarto nos hallábamos
Mauricio Barbosa, tomó lenguas sobre el número y po- acuartelados en la casa habitación del señor don Fran-
sición de las fuerzas enemigas. Cuatro horas después, cisco del Río, quien con la mayor amabilidad nos cedió
seguimos rumbo al puerto de Arauco, donde anclamos para dicho objeto.
a las siete de la noche. A esta hora desembarcó el coro-

238 239
Todo este día nos ocupamos en practicar las diligencias ría, en número 16 de hombres y dos cañones, ocupó los
y en hacer los preparativos indispensables para efectuar baluartes, protegida por la compañía del 3° de línea, al
nuestra marcha al interior. La noche se pasó tranquila. mando de su capitán don José del Carmen Díaz. El go-
bernador don José A. Quesada, con sus 25 cazadores a
Al día siguiente, 18, principió la alarma desde temprano.
caballo y algunos milicianos, salió a la descubierta.
El pueblo, sobresaltado por la proximidad del enemigo,
corría en todas direcciones; unos, procurando escapar Un piquete de la primera compañía del 5° de línea, al
sus ganados de la rapiña de los invasores, los entraban en mando del teniente graduado don Víctor Valenzuela, re-
tropel a la población; otros, con más abnegación, reco- cibió orden de situarse en el cerro Colocolo para defen-
rrían las calles, animando al pueblo a la defensa. Las mu- der el paso del foso, cegado en ese punto, el cual cierra
jeres y niños, que siempre exageran la situación cuando el recinto por el sur. Pero este joven, deseoso de glorias,
hay un peligro próximo, al escuchar el toque de generala quiso abrir la campaña con un hecho de armas que lo
que se hacía sentir por distintas partes, lloraban sin con- hiciera merecedor de una página en la historia y, despre-
suelo y volvían sus rostros compungidos a los oficiales ciando el peligro que lo amenazaba, abandonó su puesto,
del 5°, que, serenos, esperaban en formación la orden internándose más de una legua en busca del enemigo.
de marchar al encuentro del enemigo. Todo, pues, ma- Alentados los indios por la escasa fuerza que le acompa-
nifestaba una confusión extraordinaria, que solo podía ñaba, le hacen frente, conduciéndolo por medio de una
comprenderse por la conocida ferocidad del enemigo con retirada falsa al lugar donde le tenían preparada una em-
quien teníamos que combatir. boscada. Al verse la tropa de improviso atacada por el
frente y retaguardia, entra la confusión en las filas y, en
En efecto, a las siete de la mañana, una columna com-
consecuencia, la desorganización que ocasionó su derro-
puesta de 400 indios —por lo menos— nos amenazaba
ta. El joven Valenzuela fue el único, tal vez, que conservó
por la parte sur de la población. Inmediatamente, se
su sangre fría. Comprendiendo lo difícil de su situación y
puso en movimiento nuestra fuerza: la primera, tercera
la manera de vencerla, proclama a su gente, encargándole
y cuarta compañía del 5° tomaron las alturas que circu-
la unión en las filas. Todo fue inútil.
yen el pueblo, y el cuartel se trasladó al recinto, donde
permaneció de reserva la segunda compañía. La artille-

240 241
Valenzuela, en su desesperada defensa, no tuvo ni aun la número y su bárbaro arrojo, arrancaban la simpatía de
esperanza de ser protegido por sus compañeros, que no los espectadores. Nuestros soldados, a la vista de estos
suponían se hubiera atrevido a abandonar su puesto. Su quince furiosos que los cargaban tan decididamente, no
temeraria imprudencia le costó la vida a los quince años tuvieron energía para esperarlos a pie firme, y, desorga-
de edad, junto con seis de los soldados que lo sostuvieron nizándose por completo, se refugiaron tras de un cerco
con lealtad hasta el fin. El resto salvó la vida en la espe- de tranqueros que se hallaba a la izquierda del camino;
sura del bosque. de lo contrario, los bárbaros hubieran castigado su debi-
lidad e indisciplina con las puntas de sus picas.
Mientras esto sucedía sobre las vastas planicies del Colo-
colo, un hecho verdaderamente heroico tenía lugar. En la El ardor de los indios parecía aumentarse por momen-
playa que se extiende al pie de la montaña se destacaron tos, así es que, a pesar de las balas que los cruzaban
quince  conas  (Nota: se da este nombre a los capitanes en todas direcciones, lanzaron sus caballos hasta las
más valientes de cada reducción) y, sin más armas que mismas trincheras. Mas, en vista de la inutilidad de sus
sus largas picas, hicieron frente a un crecido número de esfuerzos, se retiraron con pérdida de cinco hombres
milicianos de caballería, entre los que se encontraban muertos y dos heridos.
algunos cazadores. El número de los nuestros era siete
En esta jornada, hubieron dos caballeros que no partici-
veces mayor. Además de las carabinas de los cazadores,
paron de la debilidad de los soldados: el señor don Ro-
muchos milicianos cargaban armas de fuego, pero nada
berto Mackay y don Manuel A. Marrueto, habiéndose
fue bastante para atemorizar a esos valientes. Ni el nú-
distinguido el primero por su serenidad, pues desmon-
mero ni la calidad de las armas, era parte a contener su
tándose del caballo, preparó su rifle y puso fuera de com-
arrojo. Por el contrario, parecía que en vista de la supe-
bate al hermano del cacique Carbulao que lo cargaba en
rioridad de los enemigos se aumentaba su ferocidad.
ese instante, y el segundo perdió su caballo lanceado por
El aspecto de los bárbaros desnudos sobre el lomo de los indios, salvando a duras penas su persona.
sus caballos, arremetiendo a sus enemigos lanza en ris-
La grosera superstición indígena de que se han conta-
tre, con su flotante cabellera al viento, era un cuadro que
giado los habitantes que moran a inmediaciones de las
presagiaba un lance desesperado. Al considerar su escaso

242 243
comarcas araucanas, dio lugar a una escena verdadera- nes, descargando algunos fusiles sin  gran resultado. De
mente horrorosa pasada sobre el cadáver de uno de esos esta manera se pasó el día hasta las cinco de la tarde, hora
indios que cayeron en este encuentro. Más tarde daremos en que los indios se retiraron a la montaña, llevándose de
la relación del hecho. cuatro a cinco mil cabezas de ganado, lo que no pudo evi-
tarse por falta de caballería.
Tan luego como el coronel tuvo noticia de la temeridad
de Valenzuela, dispuso que el mayor del batallón 5°, al Después de estas peripecias, fácil es concebir que los
mando de la segunda compañía de este cuerpo, marcha- araucanos de nuestros tiempos no difieren en nada de
se en su auxilio, pero desgraciadamente era ya tarde. A los que Ercilla inmortalizó en su Araucana. Más tarde, y
legua y media, poco más o menos, encontramos los ca- a medida que se presenten los acontecimientos, haremos
dáveres de tres soldados, uno de ellos sin cabeza y otros mención de hechos verdaderamente heroicos, que nos
tres diseminados a orilla de la montaña. El cadáver de probarán hasta la evidencia que los hijos de Caupolicán
Valenzuela había sido transportado  al pueblo momentos son valientes hasta la temeridad cuando se trata de soste-
antes por un paisano. ner su independencia.

Perdida esta esperanza, nos ocupábamos en gritar a los A las once de la noche, se presentó al coronel un mensaje
dispersos, que suponíamos enmontañados, cuando se nos firmado por Pedro Cid y Patricio Silva, en el cual exigían
presentó a pocas cuadras de distancia una gruesa columna estos la rendición de la plaza, so pena de entrar en ella
de indios a cuya vista nos pusimos en guardia, forman- a sangre y fuego. El mensaje quedó sin contestación. El
do nuestra gente, y continuamos nuestras investigaciones resto de la noche se pasó sin novedad.
hasta que conseguimos reunir seis de los fugitivos. El resto
El 19, al amanecer, las avanzadas dieron la voz  de alarma
se presentó al día siguiente al cuartel. Es muy probable que
y a las ocho nos hallábamos rodeados por más de mil
los bárbaros, siguiendo su antigua costumbre, ocultasen
indios. Nuestras fuerzas se encontraban colocadas en el
los cadáveres de sus compañeros muertos por el piquete
orden siguiente: la 1ª y 3ª compañía del 5° de línea sobre
de Valenzuela, puesto que no yacía en el campo ni uno
las alturas que se hallan hacia el norte del pueblo; la 4ª
solo, lo que contraría la relación de los dispersos. Nuestras
hacia el este, y la 5ª, en casa de don Manuel Monsalva,
compañías persiguieron a los indios en distintas direccio-

244 245
situada fuera de la población y a una elevación tal que centro de la fuerza, provocando al más valiente de los co-
domina toda la plaza. Una parte de la fuerza del 3° de nos araucanos, pero nunca sucedió que aceptasen el reto,
línea protegía las piezas de artillería apostadas en los ba- cargando estos siempre por partidas.
luartes del recinto, y el resto en el cerro Colocolo, con
El vapor, que no había podido hacer uso de sus cañones a
los milicianos de este pueblo. Los cazadores a caballo se
causa de lo quebrado del terreno, encontró un momento
situaron en la playa, por donde avanzaban en mayor nú-
oportuno para lanzar con éxito sus bombas al enemigo,
mero los enemigos.
causándole una viva sorpresa que pronto cambió en ra-
Por la cima del Colocolo se acercaba una cantidad de in- bia y desesperación. En uno de estos movimientos, en
dios, sino igual por lo menos muy poco inferior  a la de que los indios, confiados en su número, cargaban a unos
la playa, pero este cerro, que da entrada al recinto, estaba cuantos cazadores, pudo el vapor avistar al enemigo y,
custodiado por parte de la compañía del 3° de línea y los presentando uno de sus costados, rompió el fuego de su
cívicos, como ya se ha dicho. La gente desmontada que primera batería cargada a bala rasa, con una maestría tal
traía el enemigo, o “infanteros”, como ellos llaman a la que arrancó a dos o tres de sus caballos. Este inespera-
infantería, se acercó tanto a nuestras fuerzas que se puso do ataque sorprende a los indios por un momento, pero
a tiro de fusil, y solo la falta de costumbre en nuestro luego,  recobrando su serenidad y como avergonzados de
ejército para fijar la puntería al blanco pudo hacer que su timidez, dirigen sus caballos a la playa y, ya que sus
solo dos indios cayeran a sus repetidas descargas. larguísimas picas no alcanzan hasta el lugar donde se ha-
lla anclado su nuevo enemigo, le amenazan con sus lan-
Las escaramuzas de este día se redujeron a tiroteos par-
zas llenándolo de improperios, entre los que sobresalían
ciales que servían de entretención a la tropa. A veces se
los de “tañi pitandero cobarde, quiño pitandero diablo”
destacaban veinte o treinta  mocetones  sin otro objeto
(Nota: pitandero, nombre que los indios dan al vapor por
que ‘chivatear’ a nuestra caballería, la que contestaba sus
analogía a un hombre que fuma).
gritos con otros más descompasados, avanzando aque-
llos hasta colocarse a prudente distancia. Otras veces, Al estruendo causado por el cañoneo del vapor, los in-
uno de nuestros cazadores, confiado en su maestría en dios que ocupaban la montaña se presentan en grupos
el manejo del sable, se aventuraba a larga distancia del sobre los cerros inmediatos, alarmados sin duda por la

246 247
suerte de sus compañeros. Pero el vapor, que espiaba sus El pueblo se halla situado a tres cuadras del mar, poco
movimientos buscando un grupo que le sirviera de blan- más o menos, de manera que a nadie pudo ocurrírsele
co, dirige sus punterías sobre ellos y les abre una brecha que el atrevimiento de estos indios fuera tal que osasen
tal que los que escaparon a los estragos de la metralla no buscar camino, para comunicarse con sus compañeros
se aportaron más por aquel sitio. Más tarde se encontra- de Carampangue, por el espacio referido, sobre todo
ron doce indios muertos por las granadas del vapor en la cuando era muy natural suponer que nuestra tropa, que
cavidad de una zanja y cubiertos con ramas, mas este in- recién se había retirado de la playa, debía hallarse sobre
cidente, que debió enorgullecer a la oficialidad del Mai- las armas en el mismo sitio donde ellos debían cruzar.
pú, fue acibarado por la muerte de uno de sus artilleros,
Este acto de arrojo nada hubiera tenido de extraño en
y un herido que expiró pocos días después.
un ejército disciplinado, porque la subordinación militar
El sol estaba para ocultarse cuando los indios, cansados exige muchas veces el sacrificio de una parte para salvar
sin duda por las fatigas del día, se alejaron de la playa. el todo. Pero entre los bárbaros, donde no hay más disci-
Los cazadores, siguiendo su ejemplo, se recogieron al plina que el valor y la más completa abnegación, el hecho
pueblo, manteniendo siempre sus caballos ensillados. que vamos a referir es un acto muy peculiar del indígena
No bien habíamos desalojado aquel punto cuando, con de esas comarcas.
gran sorpresa, vimos avanzar a dos indios de un inme- Nuestros dos indios, marchando siempre al trote, llegan
diato campamento y marchar a trote corto hacia la po- a colocarse entre el pueblo y el mar, precisamente en lo
blación, en donde permanecían aún sobre las armas de más peligroso de la travesía. Nuestra gente, que hacía
nuestros cazadores. rato esperaba la orden de atacar, marcha al galope en nú-
El hecho que vamos a narrar es digno de consideración, mero de doce y, sin comprender cuál era la intención de
porque en él se pone de manifiesto el imprudente arrojo los bárbaros, les toma la retaguardia dejándoles el paso
y la abnegación heroica que siempre han caracterizado a franco, que era cabalmente todo lo que aquellos preten-
los bárbaros de Arauco. dían; pero tan pronto como nuestros soldados se aper-
ciben del pensamiento de los indios, los cargan a todo
escape, haciéndoles fuego con sus carabinas, hasta que
consiguieron herir, aunque levemente, a uno de ellos.

248 249
Este contratiempo no desesperó al herido —verdad es momentos, el sable de un miliciano que le perseguía por
que no debía concebir esperanza alguna de perdón, ni retaguardia le parte la cabeza de un golpe y cae en tierra,
tampoco él  lo pretendía—, pero el objeto de su comisión donde fue cobardemente ultimado. Su muerte fue la de un
se cumpliría con un acto de abnegación de parte suya. héroe, puesto que abandonaba la vida llevando consigo el
Así fue que, perdida la esperanza de escapar, se propuso secreto que ocasionaba su comisión.
entretener a sus perseguidores, a fin de que su otro com-
Con este hecho terminó el día 19.
pañero salvara su secreto y llegara a su destino. No bien
hubo sentido la bala que le golpeó la pierna, detuvo las Después que ambas fuerzas se hubieron retirado a sus
riendas a su caballo, oblicuó un poco hacia la izquierda respectivos campamentos y con el fin de ponernos a cu-
y, atravesando el río Carampangue en su embocadura al bierto de un asalto, se ordenó que una mitad de cada
mar. Esperó a sus enemigos con todo ese orgullo del que compañía pasara la noche sobre las armas.
está resuelto a hacer el sacrificio de su vida por el logro
Capitán de Ejército don Bernabé Chacón
de una acción heroica.

Nuestros soldados atraviesan el río por distintos puntos


casi al mismo tiempo que él. Intímanle rendición, obe-
deciendo a una orden del coronel, que había prohibido se
diera muerte a esos dos temerarios en honor de su insolen-
te arrojo. Pero el indio, sin dar oído a sus palabras, enristra
lanza y acomete al que primero se le presenta. El soldado
evita el golpe, guardando su cuerpo tras el cuello del ca-
ballo; el indio, sin detenerse, da espuelas a su caballo, pasa
y ataca a tres o cuatro de sus asaltantes, que a pie firme lo
esperaban con sus carabinas preparadas. Momentos an-
tes de estrecharse, los cuatro soldados le disparan casi a
quemarropa. El indio sale ileso de tal peligro, mas, en esos

250 251
Terror en Lumaco y Cañete rrachos, flojos y traicioneros, en el marco de la
La Revista del Sur ideología imperante de “civilización y barbarie”.
19 de noviembre de 1859 Dos años después el gobierno aprobaría el plan
Anónimo de ocupación gradual de la Araucanía elaborado
por el coronel Cornelio Saavedra, que disponía el

C
avance del ejército hasta el río Malleco para cons-
omo consecuencia de los movimientos truir ahí una línea de fuertes que sostuviera una
revolucionarios que estallaron en Con- nueva frontera.
cepción en 1851 y 1859, los mapuches se
vieron en la necesidad de tomar la posición más
conveniente según sus intereses. Una mayoría
apoyó los movimientos revolucionarios. Por otro Se nos ha proporcionada la siguiente carta para su publi-
lado, el auge de la exportación triguera, soste- cación en La Revista del Sur:
nido en gran medida por el descubrimiento de
oro en California, provocó que tierras mapu- Ya ha cesado en parte la gran alarma que ha habido en los
ches ubicadas en la frontera del Bío Bío fueran
ocupadas de manera abusiva para destinarlas a campos de esta frontera a causa del levantamiento de los
la explotación agrícola. Al mismo tiempo, se de- indios, pero si han cesado las alarmas tan justas, aun no se
sarrolló una ocupación “espontánea” del territo- sabe a punto fijo cuál es el resultado general de este movi-
rio por parte de campesinos y colonos chilenos
afincados al sur del Bío Bío. Estas circunstancias miento. En cuanto a lo que ha sucedido en la baja frontera,
políticas y económicas generaron en el gobierno usted estará más al cabo, que los que estamos por acá. En
y en la sociedad un debate sobre la necesidad de cuanto a lo que ha sucedido en la alta frontera, voy a refe-
incorporar los territorios en manos de los indí-
rirle lo que creo más exacto.
genas al Estado. A fines de 1859 el ejército cruzó
la frontera del Bío Bío en diversos puntos, dando
inicio a la ocupación de la zona. La prensa nacio- En primer lugar, en Lumaco ha sido donde los indios han
nal informó ampliamente del desarrollo de es- hecho más fechorías. Aún no se sabe el número de muer-
tas operaciones, lo que reveló la ambigüedad del tos pero, por las noticias que traen los que han venido de
discurso público en relación a los mapuches. Por
por allá, no pasarán de 300 ni bajarán de 200, aunque se
un lado reconocía y elogiaba su valor en batalla,
relacionando al indígena de entonces con el que ha hablado de 500 y aun de 1.000 (esto se cree exagera-
Alonso de Ercilla describió en La Araucana, pero do). Tres veces han venido los indios a Lumaco, habiendo
al mismo tiempo se les calificaba de salvajes, bo-

252 253
sido otras tantas rechazados, a pesar del arrojo y bravura Pero si no han hecho muchas muertes en el pueblo, en los
de que han dado prueba, llegando su atrevimiento hasta campos vecinos hicieron de las suyas, pues en las casas
acercarse de a pie hasta los fosos y paredes del cuartel. donde llegaban concluían con todo lo que encontraban,
Pero don Bernardo Concha, que está de comandante de llegando hasta degollar a los niños de pecho. En una casa
esa plaza, les ha dado harto que hacer y no les ha permi- donde había 18 pobladores solo uno logró escapar que-
tido hacer de las suyas. dando los demás (17) pasados a cuchillo; en otra cinco,
en otras ocho y en otra encontraron trece, y así no perdo-
Después de haberse batido durante un buen rato la pri-
naban nada. Arriaban enseguida los animales y quema-
mera vez, se retiraron los indios a una loma no muy
ban las casas. Don José Manuel Manríquez ha perdido
distante del pueblo a dar de comer a sus caballos. El co-
ocho o diez sirvientes y como 35 bueyes que tenía repar-
mandante avisa entonces al gobernador de Angol que los
tidos entre estos.
indios se han retirado un poco del pueblo y, como teme
que al otro día repitan su ataque, le manda refuerzos de En Ñielol, llegaron los indios hasta el foso que rodea
tropa y de municiones, pues le quedan apenas seis tiros el fuerte, pero se calculan en más de ciento los indios
por cabeza. El gobernador contesta que no puede man- muertos en ese lugar, sin gran pérdida de nuestra parte.
dar municiones (me parece porque no tiene orden) ni
En los demás fuertes no han hecho gran cosa, pero se
soldados porque no los tiene; entonces, puso parte a don
dice que han muerto a casi todos los comerciantes que
Gregorio Urrutia, que venía a la sazón de Santiago, y este
andaban en el interior. Un tal Eusebio Ulloa, vecino de
dio orden a Traiguén para que salieran inmediatamente
Los Sauces que había ido con negocio para sacar anima-
50 hombres de infantería y otros tantos de caballería en
les por cuenta de don Olegario Cortés, ha perdido más
auxilio de Lumaco. Se pusieron estos inmediatamente en
de cien animales vacunos que tenía reunidos y a él lo an-
marcha y llegaron al día siguiente a las 10 de la mañana;
dan trayendo los indios vestido de indio y lo han obliga-
pues, señor, a las 10 y media se presentaron de nuevo
do a pelear con él, habiendo sido conocido en el combate
los indios a seguir o a repetir su asalto del día anterior,
de Ñielol. La mujer y tres mozos escaparon en ese fuerte
de modo que se escaparon tal vez de que les hubieran
vestidos de indios y conducidos al fuerte en la noche, por
tomado el pueblo y fuerte si no llega tan oportunamente
varias chinas, sus amigas.
el auxilio de Traiguén.

254 255
Hoy debe haber salido don Olegario Urrutia de Traiguén La detención del rey de la Araucanía
con una fuerte división y piensa —según se dice— es- El Ferrocarril
15 de enero de 1862
carmentarlos, pero que no pasará el Cautín por no tener Anónimo (chequear)
fuerza suficiente para eso.

E
Se dice que Millagrao, uno de los caciques que andaba l ciudadano francés Orélie Antoine de
sublevado, se ha entregado ya con sus mocetones, que Tounens llegó a la Araucanía en 1860 pro-
veniente de Europa. La intención de su
son más de 200; este era el que había obligado a Ulloa a
viaje fue la de contactarse con las tribus locales
pelear con ellos. para proponerles ser declarado rey de la Arauca-
nía. A cambio de ello ofreció su ayuda para cau-
N.N. telar la independencia de los grupos araucanos
ante el avance de las fuerzas armadas chilenas
en sus territorios. Los mapuches, deseosos de ga-
nar aliados a su causa, aceptaron su proposición,
siendo ungido bajo el nombre de Aurelio I, rey de
la Araucanía y la Patagonia. Dos años más tarde
las autoridades chilenas lo capturaron. Fue pro-
cesado, declarado loco y finalmente expulsado
del país. En Francia realizó una campaña a favor
de su reinado y retornó a Chile en 1871 con la in-
tención de reivindicar sus derechos al trono. En
vista de que el territorio se encontraba en guerra,
Aurelio no pudo llevar adelante sus propósitos y
abandonó la región para no volver jamás. Cabe
señalar que la Araucanía y Patagonia, tanto en
Chile como en Argentina, no se encontraban
bajo la soberanía efectiva de ningún país, por
lo cual se especula que tras la aventura de Oré-
lie existían, solapados, los intereses coloniales de
Francia, y que durante su primer viaje una nave
de guerra francesa habría navegado las costas de
Arauco para brindar apoyo a sus pretensiones. A

256 257
pesar de su efímero reinado, hasta hoy subsisten El 4 del actual recibió el gobernador de Nacimiento un
descendientes que se declaran herederos del rei- propio despachado desde Canglo por el mozo que acom-
no de la Araucanía y la Patagonia.
pañó a Orélie. Con él enviaba una carta en la cual se in-
cluían tres pagarés del rey araucano, y en la que significaba
aquellos progresos que este hacía entre los indios, amén de
No hace muchos días que los comerciantes, y algunas
las favorables disposiciones de los engañados salvajes. De
otras personas de las que hacen el tráfico a la tierra, ha-
palabra, y para alejar toda sospecha de parte del monarca,
bían dado noticia de que el titulado “rey de la Araucanía”
el mozo añadía que, si se le auxiliaba con gente resuelta,
se hallaba entre los indios, con miras que no revelaban
quizá le sería fácil capturar a su majestad en el Malleco,
otro intento que el de trastornar el orden de las cosas
donde debía llegar el día 4 a las doce del día para conferen-
nuevamente establecido.
ciar con Triatre, según sugestiones de Melín.
Lo que pareció al principio bufonada de algún truhán,
La prudencia aconsejaba tomar activas y prontas medi-
de esos que comercian con la buena fe de la gente cándi-
das, pues —si se dejaba escapar esta ocasión— el rey se
da, pasó a tomar el color pronunciado de una incitación
marcharía al interior y ya no sería posible darle caza. Era
al desprecio de las autoridades, un desconocimiento a
de temer, también, que los indios alentados con los dis-
los fueros de la República, una subversión contra el or-
cursos de Orélie hiciesen resistencia a la fuerza que se
den público.
enviare en su persecución.
Orélie, ya sea hablando en su nombre, ya en el de co-
El tiempo corría y no debía perderse instante. A las nue-
misario del rey de España que se le supone, ya en un
ve de la noche del día ya indicado, partía de Nacimien-
fin bajo cualquier otro disfraz, parlamentaba con los
to una partida compuesta de don Lorenzo Villagra, el
caciques del interior y les prometía garantirlos contra
teniente de policía Quintana, un cabo y cinco soldados
las fuerzas de la República, o les incitaba a no consentir
de caballería; don Carlos Terán y dos mozos más debían
en el acantonamiento de tropas. El proceso que debe
unirse en el tránsito a la comitiva.
instruirse al rey araucano pondrá en claro la verdad de
lo que haya sobre esto. El plan era el siguiente: desde Tolpán debía adelantarse

258 259
uno de los de la partida para poner en conocimiento de ejemplo para las testas coronadas! ¡Ayer, menos de todo
Rosales (el paje de su majestad) que iban en su protección; un reino y hoy relegado a un calabozo, acusado, convicto
otro debía partir poco después para saber el resultado del y condenado tal vez! ¡Qué dramas se desarrollan por aquí!
primer enviado. La comitiva debía, entre tanto, adelantar- Indudablemente, la Araucanía es la tierra de los héroes, de
se dispersa y a escondidas, pero de manera que pudieran los reyes de ciento al cuarto y de los monomaniáticos.
protegerse en caso de ataque.
Según informes que hemos adquirido, se han encontrado
El primer mensajero dio aviso que Rosales entretenía a su en los papeles del exrey proyectos, códigos, planes y orga-
majestad en el paraje llamado Los Perales, en las cercanías nización de gobierno.
de un carrizal, pero que había allí algunos indios. Su ma-
Entre los objetos cogidos a su majestad se encuentran
jestad se calentaba, sin duda, al sol de la reyecía.
unas banderas que —se dice— fijaba en los puntos don-
Había llegado la hora de dar el golpe. La partida avanzó, de tomaba posesión. Esas banderas consisten en tres
no sin dejar antes protegida su retaguardia. Llegados al lu- cuarteles de los colores siguientes distribuidos de la
gar donde se hallaba Orélie, el teniente Quintana se echó misma manera que en pabellón francés: verde oscuro,
sobre él, lo desarmó y lo hizo montar a caballo. El rey lle- blanco y azul también oscuro.
vaba, según es fama, una larga tizona que, probablemente,
Son las cinco y media de la tarde, hora en que el rey Orélie
no se habrá manchado con sangre de cristianos.
acaba de entrar en esta ciudad, escoltado por cinco indivi-
Puesto una vez a caballo el desgraciado rey, el bárbaro de duos de tropa.
Quintana —¡policial al cabo!— corrió a escape con el no-
Enero 8. He aquí algunos datos que podrán completar lo
ble e infortunado Orélie hasta ponerse fuera de alcance de
que hemos dicho arriba, y que contribuirán a dar mayor
los indios, de quienes temían alguna resistencia.
luz sobre los singulares hechos que se han desarrollado
El día 5, a las seis de la tarde, entraba su majestad a Naci- con el rey Orélie.
miento en medio de una multitud ávida de curiosidad y
El 22 de diciembre del año anterior, Orélie contrató en
que lo ha escoltado hasta las puertas mismas de la cárcel.
Nacimiento a un individuo apellidado Rosales para que,
¡Qué triste decepción para los poderosos de la tierra! ¡Qué

260 261
desde Nacimiento, lo condujera a la tierra a casa del caci- que ya era, daba al cacique Peucón una bandera en signo
que Güentecol, sucesor de Mañil y que reside al otro lado de su poder y de su causa. Igual insignia acordó a Levín,
del rio Quilie, al sur del Salto. con la prevención que bajo aquella bandera debían vivir
y morir.
Llegados a la casa del indio Lorenzo López de la reduc-
ción de Lavio, Orélie significó a este cuales eran sus pro- Concluido este acto, el rey fue vivado en medio de un
pósitos. Le expresó el deseo de que reuniesen a sus indios general chivateo.
para exponer ante ellos todo cuanto le había dicho. El
Observando Orélie que sus nuevos súbditos no observa-
cacique se excusó, diciendo que ya era tarde, pero que
ban mucha compostura en la manera de saludarlo, les
al día siguiente tendría lugar una reunión. En efecto, al
previno —por medio del lenguaraz— que siempre que
siguiente día se reunieron como hasta los doce indios y
hubiesen de nombrarlo lo hicieren a sombrero quitado,
allí les dijo que él venía sin interés de ningún género, que
y que en cuanto a los que no tuviesen ese adorno le hi-
quería que tan solo lo reconociesen por rey de la Arauca-
ciesen una saludación con la mano derecha. Prevención
nía, que en virtud de este título él haría que el gobierno
justa, puesto que la mayor parte de estos súbditos van
chileno respetase sus propiedades, al mismo tiempo que
con la cabeza desnuda.
hacía entender que no tenía derecho para establecer po-
blaciones del otro lado del Bío Bío, pues esta era la línea Los indios, que habían aprendido la lección de memoria,
de frontera que habían fijado sus mayores. no necesitaron de más para saludarlo tres veces de se-
guido con los espantosos gritos que acostumbran. El rey
Los crédulos indios respondieron que este y no otro de-
debió quedar orgulloso de esta muestra de entusiasmo.
bía ser el rey que les había pronosticado el difunto Mañil,
y que, desde luego, lo reconocían como tal. Continuando Orélie su marcha, tocó en las reducciones
de Villavia y Namoncura; en esta última, según la ex-
Al día siguiente, reuniéronse como cien indios, y allí,
posición de Rosales, les leyó una proclama, que para los
después de dar cuatro vueltas alrededor del rey Orélie,
indios debió ser jerga. Namoncura, ya fuese suspicacia,
este expuso lo mismo que ya había dicho en la parla an-
ya que se sintiese prevenido contra la catadura del nuevo
terior, añadiendo sí que iba a defenderlos y que, como rey
rey, miró de mal ojo el asunto y no quiso consentir en

262 263
aceptarlo como monarca de la tierra. Permitió, sin embar- Hasta aquí debía llegar la peregrinación de Orélie. Rosa-
go, que al día siguiente se mandasen correos a Güentecol. les había conocido ya por los lenguaraces cuáles eran los
propósitos del rey. Sin la atinada jugada que le hizo, a es-
No salió al principio mejor librado de aquí porque tal indio
tas horas toda la tierra estaría en conflagración. En lugar
se permitió la libertad de decir que sería algún diablo que
de conducirlo a casa de Trintre, lo trajo por engaño a este
venía a espiarlos. Entre tanto, el rey se paseaba meditabun-
lado del Malleco, donde fue capturado como dije arriba.
do en un monte cercano. Instruido de la mala disposición
de Güentecol, dijo este que se trataba de protegerlos contra Pronto debe instruirse el proceso a Orélie, y entonces
las fuerzas de Gobierno. Que si no se oponía resistencia, tendré ocasión de dar a ustedes pormenores quizás más
bien pronto ocuparían a Angol como habían ocupado Ne- detallados.
grete y otros puntos.
El correo marcha, y no tengo más tiempo.
Güentecol, entonces, le respondió que podía disponer
en el acto de 12.000 indios, contando para lo futuro con
30.000 más.

Proclamado ya rey, y con la seguridad que le daba Güen-


tecol, marchó a Canglo. En el camino, comunicó a su
lenguaraz que su intento era reunir en ocho días más un
parlamento general en Angol y —con las fuerzas que allí
reuniese— llegar hasta las orillas del Bío Bío, desde donde
trataría con el gobierno bajo las condiciones más venta-
josas para la Araucanía y sin conceder un solo pedazo de
tierra más allá de este límite.

Dirigióse en seguida a casa de Melín, quien se manifes-


tó dispuesto a secundarlo —solo sí previniéndole fuese
a ver a Trintre— para la junta general que tendría lugar
en Angol.

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La flota española bombardea Valparaíso Parte oficial de la intendencia de Valparaíso, 1 de abril
El Mercurio de Valparaíso de 1866
5 de abril de 1866
José Ramón Lira Señor ministro:

D
Por diversos despachos telegráficos he tenido el honor de
ebido a un confuso incidente policial
que involucró a súbditos españoles en el instruir a usted únicamente de aquellas circunstancias
Perú, una flota de guerra española ocupó más notables del bombardeo de esta ciudad, efectuado
las islas Chincha, de soberanía peruana y ricas por las fuerzas españolas, el 31 del mes que acaba de ex-
en guano. Este atropello, considerado como una
pirar. Pero la enormidad de aquel atentado —tan des-
agresión imperial hacia la América independien-
te, generó la solidaridad de Chile, que le negó el honroso para sus perpetradores como glorioso para el
permiso para recalar en sus puertos a los buques pueblo que lo ha sufrido— requiere que sea dado a cono-
españoles. El conflicto fue escalando hasta que la cer hasta en sus menores detalles, para que en ellos se vea
flota recibió la orden de bloquear los puertos chi-
lenos. Chile respondió declarando la guerra a Es- más de relieve el carácter de ferocidad que un enemigo,
paña el 24 de septiembre de 1865; Perú se sumó que blasona de leal y culto, ha empezado a dar a la gue-
en diciembre, Ecuador en enero del siguiente año rra que, por nuestra parte, sostenemos con generosidad
y Bolivia en marzo. El conflicto tuvo como esce-
nario la costa del Pacífico sur americano, donde e hidalguía.
una pequeña flota de guerra chileno-peruana le
propinó sendas derrotas a la poderosa escuadra Para hacer constar los hechos de que voy a dar a usted un
española, entre las que se destacó la sorpresiva breve resumen de un modo absolutamente incontrover-
captura de la goleta Covadonga. Debido a estos tible, he pedido respectivamente a los diversos funciona-
descalabros, el jefe de la escuadra española, al-
mirante Pareja, se suicidó a bordo de su buque rios cuenta exacta y comprobada de aquellas circunstan-
insignia. Impotentes ante la escurridiza armada cias cuyo conocimiento les concierne inmediatamente,
americana y no pudiendo tomar el Callao debido y me prometo reunir en breve estos datos precisos para
a sus fortificaciones, la flota española decidió ata-
transmitirlos al conocimiento de usted.
car Valparaíso como represalia. El bombardeo de
Valparaíso, perpetrado el 31 de marzo de 1866,
Entre tanto, trataré aquí de recapitular solamente aque-
se recuerda como una de las agresiones más ver-
gonzosas e inútiles del imperialismo europeo en llos hechos cuya notoriedad es incuestionable y que pue-
contra de sus antiguas colonias.

266 267
den dar testimonio cuantos se detengan a contemplar los convertidas en hospitales de sangre, lo hicieron sobre la
estragos de la barbarie española, grabados indeleblemen- casa del Buen Pastor y del Hospicio, lo hicieron final-
te sobre los monumentos que el comercio y la civilización mente sobre los templos de San Ignacio, recoletos del Ba-
habían elevado en esta floreciente ciudad, durante largos rón y San Francisco. Y, como si no fuera bastante atroz
años de paz y de progreso. el hecho de atacar aquellos recintos sagrados, arrojaron
sobre ellos alternativamente balas y proyectiles incen-
Antes de relatar otros hechos menos importantes, no
diarios. La Providencia quiso preservar las vidas de los
debo dejar desapercibido aquel que imprime al atenta-
que moraban en aquellas casas, pero los frontispicios e
do de las fuerzas españolas un carácter más execrable ya
interiores de ellas ostentan las huellas de las granadas y
que, más que todos los otros, ultraja los sentimientos de
de las bombas.
humanidad y de cultura. El brigadier Méndez Núñez,
invocando sentimientos que estaba lejos de abrigar, ha- Se hace difícil concebir que el representante de una na-
bía dicho bajo su palabra oficial al señor comandante ge- ción cristiana y europea haya traspasado hasta tal ex-
neral de Armas de la plaza que sus cañones respetarían tremo los límites que demarca la humanidad y el honor
los hospitales y demás edificios consagrados a institutos militar, pero quien quiera que conozca las localidades
de caridad, para cuyo efecto pedía que se le designasen deja fuera de toda duda que los hospitales, templos y
enarbolando en ellos una bandera blanca. Habiendo por establecimientos de caridad fueron objeto del más des-
nuestra parte cumplida (…) la palabra formalmente em- naturalizado conato. Si el brigadier español trataba de
peñada por el representante de España, todos aquellos ofender al cuartel de artillería, a los almacenes fiscales,
establecimientos de caridad —que son sagrados en las al palacio de gobierno y a la estación del ferrocarril, es
guerras más encarnizadas — fueron distintamente asig- inconcebible de todo punto el desvío casual de sus pun-
nados con una bandera blanca. Esos edificios fueron, sin terías hacia sitios tan distantes, como lo están de los
embargo, los puntos hacia los que dirigieron muchos de lugares indicados los establecimientos de caridad y los
sus más certeros disparos las baterías enemigas. Los es- templos bombardeados, y es forzoso concluir que los ti-
pañoles hicieron fuego sobre el Hospital de Caridad, lo ros que recibieron son la obra de un crimen horrible y
hicieron sobre las iglesias de la Matriz y de la Merced, detenidamente premeditado.

268 269
Se tiene generalmente la convicción de que el briga- rrio del Almendral, sobre la estación del ferrocarril y la
dier español, al pedir que se le señalasen los hospitales población del Barón.
y demás establecimientos de beneficencia, meditó una
La carencia de datos precisos que las multiplicadas y ur-
estratagema indigna para atraer a esos sitios mayor nú-
gentes atenciones del momento no han permitido reco-
mero de víctimas. Y, en verdad, esta imputación hecha
ger aún, me priva de comunicar a usted la enumeración
al que mandó disparar sobre los hospitales nada tiene
prolija de los estragos sufridos en los edificios públicos y
de calumniosa.
particulares, pero puedo, no obstante, dar a usted como
Pero el brigadier Méndez Núñez no solo ha desconocido seguros los siguientes pormenores:
los deberes que el honor y la lealtad imponen al
En el cuartel de artillería, los daños sufridos no son de
representante de una nación y al militar en sus relaciones
gran consideración. Los almacenes fiscales, atacados con
con los enemigos; los ha desconocido, también, de una
todo género de proyectiles —bala roja, bombas y, según
manera no menos odiosa con respecto a los neutrales.
se asegura, cohetes incendiarios—, se vieron bien pronto
El cuerpo consular, como usted lo sabe bien, recibió en
presas de las llamas, no obstante la solidez de su cons-
formal promesa que los intereses neutrales, y aun las
trucción y la calidad de sus materiales. De esta suerte
propiedades particulares de chilenos, serían preser-
han sido reducidos a escombros ciento cincuenta y un
vados de la devastación que proyectaba, inicuamente,
almacenes de que se componían las secciones 3º y 4º,
sobre las propiedades del Estado. Ahí están, también,
cuyos costos, según cálculos sacados de la Memoria del
los centros comerciales de las calles de la Planchada, de
Departamento de Hacienda del año de 1858, exceden de
Cochrane y de la Banca, de la plaza de la Municipalidad
500.000. Las mercaderías depositadas en ellos, propiedad
y de las calles adyacentes.
casi exclusivamente de neutrales, fueron reducidas a ce-
Los primeros tiros de las naves españolas fueron dirigi- niza. Una especificación detallada de ellas, con expresión
dos a los almacenes fiscales de depósito y, en segundo, de su nacionalidad y valor, debe serme presentada por los
hicieron sus punterías alternativamente sobre el cuartel ministros de Aduana; pero mientras esos funcionarios
de artillería, la calle de la Planchada, la Bolsa Comercial practican el balance que debe demostrar las cifras rigu-
y el palacio de gobierno; después sobre el populoso ba- rosamente exactas, puede usted tener como el valor más

270 271
aproximado de las mercaderías perdidas el de 8.300.000 valación, resistió a un activo fuego, sin recibir deterio-
pesos, distribuidos respecto de su nacionalidad del modo ros de mucha monta. Una parte de la misma muralla fue
que sigue: destruida; en su frontispicio principal, como en el de la
maestranza y otras oficinas, recibió innumerables balas,
Francia: 3.500.000 pesos
cuyo efecto consiste en deterioros de fácil reparación.
Alemania: 2.500.000 pesos
Bélgica: 800.000 Según cálculos aproximativos en que se ha procurado la
Inglaterra: 500.000 exactitud posible, una reparación completa de todos los
Norte América: 500.000 edificios fiscales deteriorados, incluso la reconstrucción
Otras naciones: 500.000 de los almacenes de depósito destruidos, no excedería
de la suma de 343.000 pesos, cifra bien pequeña com-
La pérdida de los edificios por el fuego trajo consigo la de
parada con las ingentes sumas que han perdido por la
los malecones que defienden la explanada, y si la prime-
acción de las llamas los particulares, y, con especialidad,
ra sección permaneció en pie son tantas las balas que ha
los extranjeros, a quienes el brigadier español prometió
recibido, que debe tener en su interior daños de mucha
falazmente respetar sus intereses.
consideración, que no es dado apreciar con exactitud an-
tes de un prolijo reconocimiento. El incendio voraz, provocado por las granadas incendia-
rias arrojadas en la proximidad del Hotel de la Unión en
La Bolsa Comercial, el Palacio de Gobierno y el Cuar-
la calle de la Planchada, tomó incremento a favor de un
tel que ocupaba accidentalmente la artillería, fueron por
vivo fuego de bala que, de intento, siguieron haciendo las
mucho tiempo el blanco del furor español. Un nutrido
naves españolas sobre el sitio amagado, para hacer im-
fuego de toda aquella especie de proyectiles, cuyo uso
posible la aproximación de los cuerpos de bomberos que
está vedado entre las naciones cultas, se hizo sobre esos
se disponían a acudir a su salvación. Las llamas de este
edificios, sin ser por esto derribados ni incendiados.
incendio, avivadas con el designio de propagarlas hasta
Otro de los monumentos fiscales sobre que, a su pesar, los últimos ámbitos de la población, se extendieron bien
no pudo vengarse la artillería española fue la estación del pronto por los edificios contiguos, y han abrasado valio-
ferrocarril. Defendida por una fuerte muralla de circun- sísimas propiedades en una extensión bien considerable:

272 273
en la acera del sur de la calle de la Planchada, desde el prolongada extensión, ha sido indudablemente calculado
hotel Lafayette hasta la plaza de la Municipalidad; en para confundir en una inmensa hoguera a toda la ciu-
la acera del norte de la misma calle, desde las casas de dad. Así lo comprueba la elección del sitio para lanzar
Edwards hasta las de Subercauseaux ; en la calle de Co- bombas incendiarias y el sostenido fuego que se le siguió
chrane, por ambas aceras, una extensión poco menos haciendo desde que las primeras llamas asomaron por
dilatada que la anterior; en la calle de Blanco, acera del los techos.
sur, dos casas; en la plaza de la Municipalidad, todo el
Si nuestros enemigos no hubiesen dado otras muestras
costado del oriente; en la calle del Clave, dos casas de
de desnaturalización y barbarie más afrentosas aún,
grandes proporciones, y, finalmente, una casa en la su-
como la de bombardear los hospitales y los templos, esta
bida del cerro de la Cordillera.
sola bastaría para dar la medida de la perfidia y del des-
Imposible sería por el momento asignar un valor apro- enfreno moral de que ha hecho ostentación.
ximativo a las mercaderías devoradas por las llamas en
Aún hay otro acto de depravación no menos ignominio-
esa valiosa situación, porque —además de las especies
so y más cobarde. Espectadores inofensivos, la mayor
que ordinariamente contenían los almacenes situados
parte de los cuales eran mujeres y niños, contemplaban
en ese barrio— se habían hecho en ellos depósitos muy
desde las eminencias de los cerros el estrago que impu-
considerables de los efectos extraídos de los almacenes
nemente hacían los españoles desde las baterías, cuando
fiscales antes del bombardeo, confiados sus dueños en la
traidoramente rompió la fragata Resolución sus fuegos
pérfida promesa, hecha por el jefe español, de no ofender
sobre aquellos grupos, que debieron solo a la Providencia
los intereses particulares. Pero, si bien no es dado por
su salvación, y continuó descargando sus baterías indis-
ahora hacer un cálculo del valor de las mercaderías sin
tintamente por toda la extensión que media entre la plaza
exponerse a errores de mucha consideración, puédese
de la Victoria y la estación del ferrocarril. Es doblemente
fijar casi con exactitud en la suma de 600.000 pesos el
remarcable este acto por su inútil crueldad y por la alevo-
valor de las mercaderías.
sía que encierra. No fueron, sin embargo, mortíferos los
El incendio de este barrio, en que los edificios de mate- tiros de la Resolución, aunque pudieron causar algunos
riales combustibles están estrechamente unidos en una daños en distintos parajes de la población.

274 275
Es un hecho que bien merece fijar la atención el pequeño pañol con una abnegación sin ejemplo ha manifestado
número de víctimas que hicieron los elementos destruc- que es bien digno de ser la primera víctima sacrificada en
tores combinados contra una ciudad indefensa entera- defensa del honor de la República.
mente. Sin poder fijar con toda certidumbre el número,
Dios guarde a usted,
podríase asegurar que esta jornada, tan gloriosa para
Chile cuanto ha sido afrentosa para España, no ha causa- José Ramón Lira
do, según los datos que se tienen, más de dos muertes en
personas del pueblo y bien corto número de heridos, que
no pasan de ocho.

Antes de terminar este sucinto parte, en que he dado


cuenta a usted del atentado más execrable e inhumano
que ha presenciado el siglo, me es muy grato traer a la
memoria lo que en medio de la devastación de nuestra
rica y próspera ciudad era un motivo de indecible satis-
facción: la actitud de todos los ciudadanos, sin distinción
de clases ni condiciones. Jamás pueblo alguno ha mani-
festado más imperturbable serenidad en el peligro, ma-
yor presencia de ánimo, más denuedo ni mayor entusias-
mo, en armonía con el orden más admirable. Una parte
principal de la gloria de la jornada corresponde a los ab-
negados bomberos voluntarios de Valparaíso y de San-
tiago; pero, si son ellos dignos de una especial mención
por haber salvado a la ciudad de un horroroso incendio,
no son menos dignos todos los demás ciudadanos de este
generoso pueblo que, soportando el brutal atentado es-

276 277
El Combate Naval de Iquique Por telegrama que se nos comunica en este momento,
El Independiente sabemos el glorioso e indecible triunfo que dos corbetas
25 de mayo de 1879
humildes han conquistado sobre los dos más poderosos
Anónimo
blindados del Perú.

L
a Guerra del Pacífico, declarada en marzo La Esmeralda, esa gloriosísima nave, orgullo de nuestra
de 1879, tuvo como primer escenario las patria, ni pudiendo ya resistir a su formidable adversario,
aguas del sur. En mayo de ese mismo año
voló la santabárbara, y del espíritu de aquellos guerreros
la flota de guerra chilena se había dirigido al Cal-
lao con el objeto de hundir a la flota peruana. Sin subió a Dios después de habernos dejado el ejemplo más
embargo, las fuerzas navales peruanas burlaron sublime de heroísmo que recuerda la historia. ¡Gloria a
a la escuadra chilena y llegaron a Iquique, enton- ellos! Han concluido la vida del tiempo, pero la patria de
ces bajo soberanía peruana y sujeta a un bloqueo
por las dos más débiles naves chilenas. A pesar la gloria y de la inmortalidad les aguarda.
de la superioridad de las naves peruanas, el com-
bate naval en las costas de Iquique fue favorable La Covadonga, tan gloriosa si cabe pero más feliz, venció
a Chile. El blindado peruano Independencia fue con dos cañones a su terrible enemigo, la Independencia,
puesto fuera de combate por la débil Covadonga. y la echó a pique. ¡Gloria, honra y floria a nuestros va-
La corbeta chilena Esmeralda, por su lado, fue
hundida por el monitor peruano Huáscar. Sin lientes marinos! ¡La paz y la inmortalidad para los que
embargo, esta pérdida significó la elevación del sucumbieron por la patria!
comandante del buque, el capitán Arturo Prat,
a la categoría de héroe patrio. Cabe destacar que La Covadonga tuvo cien heridos y tres muertos.
las primeras noticias del combate naval llegaron
a Santiago tres días después de ocurrido, gracias La Covadonga llegó a Tocopilla haciendo agua, parece
a la instalación de un cable telegráfico submari- que salvará.
no entre Antofagasta y Valparaíso, y que, en una
primera versión de los hechos, se afirmó que la
Esmeralda no había sido hundida por el Huáscar,
sino que su tripulación había hecho volar el ar-
senal del buque para evitar que fuera capturado
˜
por el enemigo.

278 279
A las ocho de la noche, la ansiedad pública no tenía lí- Señores: por las últimas comunicaciones ya sabéis que
mites, se desbordaba. Todos pasaban de imprenta en im- ciento y tantos de nuestros hermanos que, en nombre de
prenta, de club en club, tras de noticias sobre el combate todos nosotros defendían el honor de nuestra patria, en
de Iquique. mala hora, torpemente comprometido por malas disposi-
ciones, han preferido prender fuego a santabárbara antes
Un rumor desautorizado, cuyo origen nadie conocía, em-
que rendir nuestro tricolor. Ya sabéis que la Esmeralda y
pezó a circular: decíase que había en La Moneda comu-
la Covadonga han estampado en la historia universal un
nicaciones favorables para nuestra escuadra. La multitud
hecho de armas que en ella no se volverá tal vez a escribir
corría al palacio de gobierno. Una inmensa cantidad de
otro igual. Pues bien: Chile entero, puesto en pie y palpi-
pueblo se agolpó allí, escaló el segundo piso, penetró
tante de entusiasmo, al mismo tiempo que de dolor, sepa
hasta las habitaciones mismas del presidente y pidió las
que su deber es, antes que entonar los himnos de la vic-
comunicaciones.
toria, vengar el sacrificio glorioso que ha inmortalizado a
Ya las conoce el público. El entusiasmo y la admiración Chile, sacrificio que no solo se ha podido evitar sino que
se tradujeron por las más vivas, las más sinceras y las más debió evitarse (¡Cierto! ¡Cierto!).
tiernas manifestaciones a las víctimas y a los vencedores
Señores: el oro es metal vil para elevar un túmulo a los
del Covadonga. Un solo grito de aplauso, un solo grito de
héroes de la Esmeralda y del Covadonga; pero nosotros
gratitud chilena. En un instante, todo Santiago estaba en
sabremos descubrir otros metales con que dejar a la pos-
la plazuela de La Moneda.
teridad el imperecedero recuerdo de la inmortal heroici-
Dos tambores reunían la gente a marcha redoblada, y las dad de nuestros hermanos (¡Bravo!)
campanas se echaban a vuelo en señal de que la patria
Señores: si sabremos honrar la venerada memoria de los
había segado una flor más para ceñir su escudo.
mártires chilenos, sepamos castigar a los torpes que han
Se improvisó una tribuna al pie de la estatua de Portales colgado a la túnica de gala de la patria los crespones fú-
y allí, entre aplausos, gritos de viva y manifestaciones, el nebres del dolor inesperado que en estos momentos la
joven don Ramón Belisario Briceño dijo lo siguiente: hiere (¡Bravo! ¡Bien!)”.

280 281
La concurrencia se dirigió en seguida a la Alameda, y al dos compatriotas. Rendirse a la desgracia no es una igno-
pie de la estatua de O’Higgins, inspirándose en las haza- minia. Volar en los aires haciendo estallar la santabárba-
ñas de los héroes de la Independencia, vitoreó a los insig- ra es un prodigio de heroísmo y de sacrificio sin nombre
nes valientes de Iquique. El pueblo pidió que hablara el (¡Vivan los héroes de la marina chilena!).
señor Blanco Viel (don Ventura) en repetidas instancias.
¡Héroes de la Esmeralda! Cubrid con vuestras alas bien-
El señor Blanco Viel dijo más o menos lo que sigue:
hechoras esta patria de vuestros ensueños, que al reci-
La patria tiene sus altares ciudadanos al pie de las esta- bir vuestro postrer adiós inclina reverente la rodilla ante
tuas de los héroes, y aquí debemos reunirnos en estos los que abordan, serenos, las playas de la inmortalidad
momentos de santo regocijo y de sublimes expansiones (Aplausos y vivas estrepitosos).
del patriotismo (Aplausos).
Queda de esos dos buques la Covadonga, que con sus dos
Conocéis la noticia. Los dos pequeños buques de nuestra cañones de a 70 supo hacer enmudecer los treinta de la
armada, al frente de las dos más poderosas naves que han Independencia. Condell, su comandante, si supo medir-
surcado las aguas del Pacífico, acaban de iniciar la era se cuerpo a cuerpo en las desiguales proporciones en que
de las glorias y de los sacrificios inmortales (Estrepitosos la lucha comenzaba, tuvo la fortuna de coronar su obra
aplausos). hundiendo en el mar la bandera bicolor, que en esos mo-
mentos se arriaba para levantar la bandera de la miseri-
Arturo Prat, comandante de nuestra legendaria Esme-
cordia y del perdón, pedidos de rodillas (¡Muera el Perú!
ralda, antes que arriar el tricolor inmaculado de la pa-
¡Viva Condell, vivan sus héroes!).
tria, abrió para los suyos una tumba que es el pedestal de
su gloria. La Esmeralda, estallando, rompiéndose en mil ¡Honor a él! ¡Honor a sus bravos que, revolcándose en su
pedazos en los aires, no era un barco que acababa: era sangre, acertaban sus cañones para ultimar a un cobarde
un mundo de gloria que se abría (¡Viva Prat! ¡Vivan los enemigo! (¡Viva!).
mártires de la Esmeralda!)
Los marinos chilenos tienen un talismán para vencer. Es
Yo me lo figuro en ese momento tremendo, en que la voz ese soplo divino del heroísmo sin nombre que nace en
de la esperanza había enmudecido para nuestros queri- este suelo de Chile y nunca muere bajo el cielo de Chile!
(¡Viva Chile! ¡Viva la marina!).

282 283
Vuelta la concurrencia a La Moneda, una banda de músi- bravos compañeros: al inmortal Arturo Prat y a todos los
cos tocó en el zaguán principal y en la plazuela la canción héroes que, a costa del nunca bien ponderado sacrificio
nacional y el himno de Yungay, entre las manifestaciones de sus preciosas vidas, sucumben legando con su heroi-
más atronadoras. En estos momentos, el señor Ossa (don ca muerte, días de gloria inmortal a esta patria querida.
Macario), impulsado por su febril entusiasmo, pidió al Que en ese monumento se inscriban esos nombres queri-
pueblo un instante de calma para transmitirle los senti- dos y este epígrafe: “Así mueren los chilenos defendiendo
mientos de su corazón de chileno. la honra y la dignidad de su patria”.

Ciudadanos: que el patriotismo de que todos nos encon- Que sus viudas y sus hijos no tengan jamás que mendigar
tramos poseídos en este momento se traduzca inmedia- el pan, porque es deber de todos los chilenos tomar sus
tamente en hechos; que la memoria veneranda y sagrada familias como si fuera la propia. Todos, a llevar nuestro
de esos héroes que, en aras del patriotismo, acaban de óbolo a la Sociedad Protectora, que acaba de fundarse,
sucumbir, se levante gloriosa, enseñando a los presentes para llenar ese deber tan imperioso y tan sagrado.
y dando lecciones a las generaciones venideras cómo se
ama y cómo se muere por la patria.

Todos llevemos nuestro óbolo para elevar una columna


˜
que debiera ser de oro a esos héroes legendarios de la Es- El pueblo andaba frenético, desorientado, loco; gritos de
meralda. “¡Viva Chile, muera el Perú!”, viajes a la Plaza de Armas,
a la Alameda, a La Moneda. El aspecto de Santiago era
Si en las Termópilas, donde Leonidas, con 300 esparta-
la representación sensible de lo que puede ese sentimiento
nos, sucumbió después de una lucha gloriosa contra más
de amor a la patria que ha hecho héroes como los de la
de 500.000 persas, se elevaba un monumento con esta
Esmeralda.
frase sublime: “Pasajero, ve a decir a Esparta que hemos
muerto aquí por obedecer sus santas leyes…”, que en la El presidente ordenó que se hiciera una salva mayor en el
capital de Chile se eleve también un monumento a ese Santa Lucía, y se hizo por la brigada cívica de artillería.
bravo, a ese héroe comandante de la Esmeralda y a sus

284 285
En muchas calles se enarboló el tricolor nacional y se El espía de la Guerra del Pacífico
iluminó el frontis de los edificios. En el Santa Lucía se El Nuevo Ferrocarril
10 de enero de 1881
quemaron voladores, y la animación más viva se notaba Anónimo
en todas partes.

D
Nuestra imprenta fue invadida por el pueblo tras de los urante la Guerra del Pacífico se organizó
suplementos en que consignábamos las grandes noticias, por parte de Chile una red de espiona-
je con el propósito de recabar informa-
y más tarde se obsequió a algunos amigos en celebración
ciones en Perú y Bolivia que fueran útiles para
de las nuevas glorias, las más puras de Chile. cooperar en el esfuerzo bélico. Uno de los más
sobresalientes jefes de esta organización fue el
Por tercera vez volvió el pueblo a La Moneda, y les diri- abogado y pedagogo José Abelardo Núñez, co-
gieron la palabra el presidente de la República, don Adol- nocido bajo la chapa de “El Profesor”. Entre las
fo Ibáñez y el general Godoy. Palabras de patriotismo y fuentes de información militar que utilizaron los
países en pugna fue usual aprovechar aquella que
de confianza que el pueblo aplaudió entusiasmado. El proporcionaron los extranjeros avecindados en
señor Ibáñez recordó las proezas de lord Cochrane, la los países enemigos, ya que debido a su condición
audacia con que sacó los buques peruanos desde su fon- de neutrales no levantaban sospechas de las auto-
ridades. Entre estos informantes que operaron al
deadero, pero, comparando esas glorias de ayer con las servicio de Chile destacó el ingeniero danés Hol-
de Iquique, las encontró pálidas. Ante la majestad de este ger Birkedal. Dolido por ciertos maltratos sufri-
sacrificio sin igual, todas las glorias se eclipsan. dos en el Perú, a mediados de 1880 se puso bajo
las órdenes del gobierno chileno. Su labor encu-
bierta permitió a las autoridades chilenas cono-
cer las defensas militares de la capital peruana.
Posteriormente, entre enero de 1884 y marzo de
1885 publicaría en la revista estadounidense The
Overland Monthly una serie de siete artículos en
los que relata su participación en la Guerra del
Pacífico.

286 287
Decíamos hace días que no había temor de que las mi- agosto de 1880. En esa entrevista se acordó dar al señor
nas de dinamita que defienden a Lima pudieran causar Birkedal el grado de sargento mayor de Ingenieros del
daño en nuestras filas. Agregábamos que por entonces Ejército chileno y, como a tal, confiarle una comisión im-
nada más podíamos revelar. portantísima y peligrosa.

Ahora ya no hay inconveniente. Se le encomendó que fuese a Lima para hacer estudios:

Cuando este artículo llegue a la capital de Lima, ya fla- 1° Sobre el sistema de defensas de Lima y sus alrededores
meará en sus torres, fortalezas y edificios públicos la 2° Sobre el armamento de los defensores
bandera chilena. 3° Sobre las baterías, y
4° Sobre el estado moral de sus tropas y habitantes.
El 23 de diciembre próximo pasado llegó a Santiago, pro-
cedente de Arica, el ingeniero dinamarqués don Holger Acto continuo, el señor Birkedal se puso a meditar el
Birkedal. El señor Birkedal es un ingeniero que, en 1870, plan que debía facilitarle el feliz éxito en esta misión de
(trabajó) en el ferrocarril de Cajamarca, después estuvo confianza y delicadeza.
en Lima y, por último, en Tarapacá, donde trabajó en el
Se le dejó en completa libertad para manejarse, encar-
ferrocarril de Patilles a Lagunas.
gándosele únicamente que no escribiese una sola línea
Pertenece a una familia distinguida de los súbditos de desde el campo de los enemigos, pues que su informe de-
ese anciano rey Cristián IX, cuyas hermosas hijas ocu- bía darlo después de terminada la comisión. Debía reti-
pan los principales tronos de Europa, inclusive los de In- rarse de Lima en el momento en que más observaciones
glaterra y Rusia. Jorge, actual rey de Grecia, es también hubiesen sido terminadas.
hijo de Cristián IX.
Fue a Valparaíso, y al señor don Eulogio Altamirano ex-
Declarada la guerra, el señor Birkedal simpatizó de todo puso un plan que consistía en hacerse extraer del vapor
corazón con nuestra causa y quiso tomar un puesto en inglés, en el Callao, por la escuadra chilena, y apelar en
las filas del Ejército. El señor Vicuña Mackenna lo pre- seguida a su cónsul dinamarqués en Lima. Pero a esto
sentó al ministro de la Guerra, señor Vergara, a fines de objetó aquel funcionario que esa extracción de una nave
neutral podría originar reclamaciones.

288 289
Mr. Birkedal meditó otro plan y este fue el siguiente: temente llegaban a verlo hasta niñas decentes que decían
cuando trabajaba en el ferrocarril de Cajamarca, había en alta voz.
conocido en Pacasmayo a un ingeniero que después se
—¿Cuándo, puis, fusilarán a este gringo espía?
casó con una señorita de acaudalada familia y que tenía
mucho prestigio en Lima. “Tomaré el tren para Chimbo- Ya en libertad se le hicieron muy amigos dos personajes
te”, se dijo, “y de allí iré a casa de ese amigo, le diré que muy célebres, dos tipos característicos. Uno se llamaba
ando en busca de trabajo porque en Chile todo anda mal, Antonio Carrasco y era sargento mayor del cuerpo de
él me recomendará a Lima y entonces puedo perfecta- Ingenieros militares. El otro se llamaba Adolfe Beck, no-
mente examinarlo todo”. ruego de nacionalidad, verdadero caballero de industria
que en todas partes metía su cuchara y que, por esto de
Se embarcó en el Lontuí (capitán Potts). Y como mien-
ser entrometido, sabía más que un cronista.
tras más pronto llegara a Lima sería mejor, en el camino
de Valparaíso a Chilca se fue dibujando todos los puertos Ambos vivían de gorra, así es que apenas vieron a un in-
para que, si algún espía peruano fuese a bordo del vapor, dividuo extranjero y que les convidaba comida, almuer-
lo denunciase. zo, copas y plata para el bolsillo, no se despegaban, y era
de ver cómo lo atendían con ciego servilismo.
Así fue. En Pisco, un espía mandó al denuncio a Lima y
en el acto se ordenó la extracción de Mr. Birkedal, la que Era lo que Mr. Birkedal necesitaba.
se efectuó en Chilca. Marchó a Lima seguido de un fiel
Diariamente, salía con ellos en coche y lo llevaban a to-
bulldog, que inspiraba tanto terror a los peruanos que
das partes, explicándoselo todo.
una vez dijo uno: “Lo que es yo, no me allego. ¡Estos pe-
rros son más bravos que los chilenos!” Mr. Birkedal se hacia el distraído, pero todo lo retenía en
la memoria, sin escribir, empero, una sola línea. Es de ad-
Como no se encontró en poder de Mr. Birkedal ni papel
vertir que su memoria es prodigiosa. Es también un ex-
ni objeto sospechoso, se le puso en libertad, después de
celente dibujante. Por eso, lo único que tuvo cuidado de
hacerle apurar hasta las heces los tormentos de la prisión
llevar consigo fue un plano de todos los fuertes de Lima,
en inmundo calabozo durante 17 días, en que constan-
Callao, Chorrillos y demás obras de defensa de los alre-

290 291
dedores. Todas las noches agregaba nuevos datos a este se aprestaba para ir a Lima. Su buena estrella y su as-
plano hecho en tela trasparente y lo guardaba enseguida tucia le ayudaron. Dijéronle que era preciso que tomara
en el pecho extendido, entre la camisa y la camiseta. un puesto en las filas de los defensores, a lo que se negó
terminantemente, diciendo que era neutral y prefería
Lo más curioso es que Carrasco y Beck eran dos espías
abandonar el país. Le dieron un plazo perentorio para
que habían puesto a Mr. Birkedal, pero espías sin una
que se trasladara a Chilca a esperar el vapor que pasaba
blanca. Así es que por gozar del dinero de su víctima
para Panamá.
se convirtieron en sus más adictos servidores. Verdad
también que Carrasco era cándido y Beck, tan refinada- Así lo hizo, y, después de muchos peripecias, llegó a
mente pillo, que Mr. Birkedal hacía cero y pabilo de am- Chilca donde por 17 monedas un italiano lo llevó a alta
bos, sin arrojar nunca carta. mar para esperar el vapor. En la chalupa, que tenía dos
velas, iba además un cholo chorrillano.
Más claro: a Carrasco lo hizo leso y a Beck lo hizo hacerse
leso. Creían que Mr. Birkedal era un verdadero santo. Una vez en alta mar, Mr. Birkedal dijo al italiano que lo
llevase a la escuadra americana fondeada en el Callao y
También conoció a otros ingenieros —a Montero, a Ossós,
que pagaría bien.
etc.— y así rectificaba sus datos hasta quedar completa-
mente seguro de que eran matemáticamente exactos. —Pero señor, si por aquí anda cruzando el Angamos y
puede tomarnos prisioneros.
Pudo, pues, saber dónde estaban las minas, su número, la
dotación de las fortalezas, número y calibre de cañones, —No hay cuidado, soy neutral y pago bien.
personal y efectivo del Ejército, inconvenientes de los ca-
Al amanecer apareció el Angamos, que en el acto se fue
minos, en fin, todo lo necesario para conocer las ventajas
sobre ellos a toda fuerza de máquina. Mr. Birkedal puso
del ataque y la defensa. Supo más de lo que necesitaba y
en uno de los palos una camisa blanca en señal de parla-
más de lo que se le había pedido
mento. Se acercó luego un bote, y entonces Mr. Birkedal
Y bien, ¿cómo salir ahora de Lima? Y ya era necesario dijo al italiano:
salir, porque terminaba octubre y la expedición chilena

292 293
—Yo soy oficial del ejército chileno, pero no tenga usted del Mr. Birkedal que en Lima consiguió engañar a todos,
el menor cuidado: mi gobierno lo ocupará. Yo le pagaré el incluso a Piérola3.
valor de su chalupa.

El italiano no tenía más que aceptar. En cuanto el cholo, se


puso a llorar la lágrima viva. ¿Cómo no había de llorar si
pertenecía a esa falange de semidioses que se han inmor-
talizado en la actual guerra por estos tres refranes: “No re-
sistan, que la ira del Señor se ha descargado sobre el Perú;
se mató Matute, y que se esconda Melchor”?.

Una vez al habla con el oficial chileno, Mr. Birkedal se dio


a reconocer y fue llevado a bordo del Angamos, de don-
de pasó a conferenciar con el almirante, que lo mandó a
Arica en el Toltén. En Arica, entregó al señor Vergara los
planos y datos recogidos, explicándole todo con prolija
claridad. El señor ministro quedó muy satisfecho y partió
al norte llevando tan precisos datos. El italiano fue de guía
de nuestra escuadra y ha servido admirablemente con sus
conocimientos.

He ahí, pues, que nada tiene que temer nuestro ejército de


las minas.

Mr. Birkedal ha prestado un servicio muy grande a la na-


ción y ha dado repetidas pruebas de valor, sangre fría, as-
tucia y actividad. Más tarde esperamos tener más datos 3 Nicolás de Piérola Villena fue presidente de Perú en dos oportunidades.
En la primera (1879-1881) se encontraba al frente del gobierno cuando las tropas
chilenas ocuparon Lima.

294 295
El juramento de los chinos chileno. Antes de la toma de Lima por el ejército
El Heraldo chileno y en represalia por esta colaboración con
26 de enero de 1881 el invasor, la colonia china fue víctima de agre-
Anónimo siones, saqueos y asesinatos.

D
urante la Guerra del Pacifico, en los me-
ses de septiembre y octubre de 1880, una Temprano se supo que tenía gran fiesta el numeroso
expedición naval chilena bajo el mando cuerpo de auxiliares voluntarios que sigue al ejército desde
del capitán de navío Patricio Lynch realizó una
serie de incursiones armadas en la costa norte del Ica y Pisco, engrosado sucesivamente en Tambo de Mora,
Perú. En esas operaciones, tropas chilenas libe- Cañete y demás puntos hasta Lurín, que no es otro que el
raron a numerosos trabajadores chinos o culíes de los chinos que se han dicho “a río revuelto, ganancia de
que laboraban en haciendas azucareras peruanas
pescadores”, sacudiendo el polvo de sus ojotas en los cam-
bajo condiciones de semiesclavitud. Lynch había
combatido bajo bandera británica en la Guerra pos —que han regado con su sudor y sus lágrimas—, pero
del Opio y por ello conocía las costumbres y el que ya no volverán a ver si no es en pesadillas.
idioma chino. La circunstancia de que una fuer-
za militar extranjera comandada por un oficial Existe aquí un templo chino que recuerda con mucha ra-
que hablaba su idioma los liberara de sus cade-
zón, por dentro y fuera, a aquellos teatros populares de
nas, elevó a Lynch a la categoría de héroe para los
culíes en Perú. Por este motivo unos 500 chinos calle atravesada que se ven en nuestra tierra, cuya ridícu-
liberados por Lynch se embarcaron en la flota la pobreza se ha querido disfrazar con una extravagante
chilena. Posteriormente, en enero de 1881, du- profusión de esos papeles y telas que brillan en la basura,
rante la campaña de Lima, las fuerzas chilenas
pusieron en libertad a más trabajadores chinos no bastando para ello toda la industria de hormigas que
que padecían similares condiciones de explota- poseen los chinos ni su fe descomunal.
ción en la zona sur de la capital peruana. Debido
a ello el ejército sumó a sus filas a una gran can- A las 12 del día comenzaron a llegar para asistir a ese
tidad de auxiliares chinos, quienes colaboraron aquelarre de fantasmas todos los hijos del celeste impe-
en toda clase de tareas. En la víspera de las ba-
tallas por Lima, un grupo de estos culíes, bajo rio, convocados a él por la voz omnipotente del com-
el liderazgo de un compatriota llamado Quintín padre Quintín Quintana, especie de Rothschild de esta
Quevedo, juró lealtad absoluta al mando militar tribu amarilla, y media hora después, el recinto del tem-

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plo podía dar una idea de lo que será el valle de Josafat, Quintana siguió a la división chilena, su familia fue hos-
cuando llegue el caso. pedada a bordo de un buque de orden del ministro de la
guerra, desde Ica hasta Lurín su palabra arrastró a los
Quintín Quintana es, sin duda alguna, un tipo estimable,
chinos que trabajaban en los cañaverales y hoy les reú-
pero de seguro que ha errado el oficio tomando el papel
ne en su iglesia para organizar estas masas desflocadas,
de redentor, ya que todo redentor ha de ser crucificado.
pesando muy bien que lo más seguro para sus hermanos
Vivía tranquilo con su familia, dueño de dos incas y dos es ser útiles, para ser tolerados y quién sabe si necesarios
tiendas en el pueblo de Ica, cuando la expedición chile- después.
na, al mando del coronel Amunátegui, llegó a ese punto.
Hay en la religión de los chinos un juramento que no se
Aunque se piense un año, no se encontrará otro que, con
presta sino en circunstancias solemnes, ante los peligros
su forma cristiana y su sonido de címbalo de pagoda, se
públicos, en los grandes odios, por la patria o el amor. Se
amolde mejor con su tipo y su chilenismo actual. Deci-
inmola un gallo delante del altar y, bebiendo su sangre,
dió, entonces, realizar antiguos y generosos sueños que
se promete ultimar al que traicione y beberle su sangre
dormían en su cabeza: liberar a sus hermanos de esa tris-
de la misma manera que al gallo, para lo cual quedan
te esclavitud que —en el Perú— se ha llamado la natura-
todos obligados.
lización de los coolies, no siendo más que la más inicua
explotación de la sangre humana que se conoce. Y ahí, por la sangre del gallo, se juró unirse bajo la direc-
ción de Quintín Quintana, ofrecer sus servicios al gene-
Hospedó en su casa a varios jefes chilenos, sirvió de prác-
ral en jefe y obedecerle del modo que “si ordena trabajar,
tico en los caminos, prestando además, con toda decisión
trabajar; si matar, matar; si incendiar, incendiar, y si mo-
y actividad, otros muchos servicios que lo comprometie-
rir, mueren”, según la formula textual del compromiso.
ron naturalmente ante los vecinos de la ciudad, quienes,
a la despedida de Amunátegui, habrían arreglado cuen- Del templo, pasaron todos en procesión a ver al general.
tas con él. Habló Quintana, que viste un traje militar indefinido, y
entre otras frases dijo:
Quintana fue hasta hacer bautizar uno de sus hijos —que
lleva el nombre de José Domingo—, en memoria de ¨mi
compale¨, como dice Quintín.

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He vivido durante veinte años en el Perú. He conseguido El resto desempeña todos los demás servicios menores
aquí por mi trabajo, es cierto, los medios de vivir, los ca- del ejército y los soldados, que han encontrado al fin a
balleros se han portado bien conmigo y familia, no tengo quien mandar, sacan de ellos todo el partido posible des-
ningún odio personal, pero me lleva a sacrificar mi for- de el “¡páseme usted agua!”. Son, en realidad, asistentes
tuna y a hacer lo que hago por estos infelices, cuyos sufri- de los soldados, que les pagan los servicios que reciben
mientos no podría nadie imaginar. Hay aquí hermanos guardándoles las consideraciones que se tienen con el ga-
que, durante ocho años, han estado cargados de cadenas nado flaco.
sin ver el sol, y los demás han trabajado como burros. No
Entre los chinos, hay dos doctores de grandísima fama
quiero para ellos nada más que comida y la seguridad de
entre ellos, que curan con yerbas, y —para que se vea
que no sean abandonados en esta tierra maldita, que el
hasta dónde llega su apego a las costumbres de su tie-
general los lleve donde quiera, que yo los mando a todo.
rra— no se encontraría uno que se dejara tocar ni por el
Don Domingo Sarratea contestó, a nombre del general, doctor Allende. Apenas decidieron seguir a nuestro ejér-
que tendrían todo lo que deseaban. cito, los dos amarillentos esculapios salieron a los bos-
ques a recoger los simples necesarios. Quintín Quintana
La procesión desfiló dividida en centurias y decurias, sis-
asegura que, siendo de bala o de arma blanca, no hay he-
tema que da a esta masa la precisión de un reloj, cuya
rida que resista a los menjunjes que preparan con recetas
cuerda la maneja Quintana. Los chinos que formaban en
tradicionales.
la plaza pasan de mil doscientos, así es que si hablara con
alma de peruano, conforme al cambio corriente, podría Por lo pronto, los chinos han recibido de la intenden-
decir que he visto millón y medio de pesos. Y desde hoy cia general del ejército un traje completo de brin, desde
mismo los chinos han entrado a ejercer sus funciones, quepis a zapatos, y —aunque en unos casos el difunto
bajo la dirección de un jefe supremo, un segundo, cua- era más grande y, en otros, más chico— su alegría solo
tro de división, doce de centurias y veinte de decurias. es comparable con la de niños cargados de dulces. Por lo
Ciento cincuenta han sido puestos a las órdenes de don que hace a los errores de medida, ya se van corrigiendo
Arturo Villarroel, escogidos entre los más resueltos y va- poco a poco, pues se les ve acurrucados bajo la sombra
lientes, y 440 para el servicio de ambulancias. de los sauces de los caminos, en medio de una algarabía

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digna de una bandada de choroyes, buscando los calces. Entrada del Ejército chileno en Lima
El Mercurio de Valparaíso
Espero aprovechar en Lima estas nuevas amistades para 1 de febrero de 1881
ser iniciado en la vida de esta población ensamblada con Anónimo
la indígena.

T
ras dos sangrientas batallas libradas en
(De nuestro corresponsal en campaña) Chorrillos el 13 de enero y en Miraflores
el 15 de enero de 1881, las fuerzas milita-
res peruanas que defendían Lima fueron derro-
tadas por el ejército expedicionario chileno. Las
máximas autoridades peruanas, encabezadas por
el presidente Nicolás de Piérola, abandonaron la
capital. La población civil, temerosa ante la pers-
pectiva de ser ocupada por un ejército invasor,
se refugió en embajadas, consulados, viviendas
de extranjeros y en buques de diversa naciona-
lidad anclados en el balneario de Ancón. La au-
sencia de autoridades, la llegada masiva de tropas
en desbande tras la derrota y los deseos de ven-
ganza en contra de aquellos sujetos tachados de
colaboradores de los invasores, especialmente la
población china residente, provocó graves desór-
denes y saqueos. En esas circunstancias el alcalde
de Lima, Rufino Torrico, auxiliado por represen-
tantes diplomáticos extranjeros y por los coman-
dantes navales franceses e ingleses anclados en
Callao, iniciaron negociaciones con el coman-
dante en jefe del Ejército chileno, general Manuel
Baquedano. El acuerdo alcanzado consideró la
rendición de Lima y el compromiso de una ocu-
pación pacífica de la ciudad. El lunes 17 de enero
de 1881, cerca de las cuatro de la tarde, las fuer-
zas militares chilenas entraron a Lima desfilando

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en perfecto orden. La ocupación se prolongaría Palacio de la Exposición, magnífico edificio, formando la
por casi tres años, entre el 17 de enero de 1881 y pequeña escolta del general Saavedra, saltamos sobre las
el 23 de octubre de 1883.
sillas de nuestros caballos como si nos hubieran tocado
con una batería eléctrica. Con todo, nos dimos un solo
viva y entramos con la seriedad y modestia que es propia
Una persona respetable y digna ha escrito lo siguiente:
del chileno vencedor.
Lima, 17 de enero de 1881.
El desfile de la artillería fue hermosísimo, y de tanto
Mi querido compadre:
efecto, que una partida de extranjeros se acercaba a
Hoy, a las cinco de la tarde, los cuerpos de nuestro inven- decirnos: “¡Oh! No era posible que el Ejército peruano
cible Ejército —Buin, Zapadores, Bulnes, Carabineros de pudiese resistir a tropas dignas de figurar entre las me-
Yungay, Cazadores distinguidos de artillería—, a las ór- jores de Europa”.
denes del general de brigada don Cornelio Saavedra, han
¡Qué le diré de la caballería, tan bien montada y tan en
tomado pacífica posesión de la ciudad de Lima.
orden, que era algo sorprendente aun para nosotros mis-
¡Viva Chile! Nunca ha recibido la patria querida una glo- mos, acostumbrados a verla funcionar en el campo de
ria más espléndida que la que hoy corona el fin de esta batalla con un empuje irresistible!
guerra, de tantos sacrificios y tanta sangre vertida por
Los soldados del Buin, con más facha que el mismo Na-
hombres en cuyos pechos no ha encontrado asiento el
poleón, hacían resonar sus botas por las calles de Lima
miedo de los que se atrevieron a provocar sus iras.
como una descarga cerrada de un solo golpe. Mientras
La entrada triunfal de esa pequeña división es algo que duró el desfile, en todas partes no se veían más que gru-
no es dado describir, porque uno se pone casi estúpido de pos de extranjeros y unas cuantas cholas y cholos de la
gozo y solo exclama, con el corazón agitado por profun- última clase. Los balcones se veían cerrados y, al parecer,
das emociones, ¡qué cosa tan grande! solitarios, pero en el interior de las celosías se divisaban
centenares de ojos que contemplaban sigilosamente la
Le aseguro que cuando rompió sus acordes la banda de humillación tremenda de la más vergonzosa derrota.
Cazadores, todos los que nos encontrábamos al frente del

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¡Ay, compadre, qué carnicería tan espantosa la que han dos batallas del 13 y del 15 los tenían consternados. Estos
causado los nuestros en las dos batallas de Chorrillos y hombres de bronce tienen corazón de paloma después
Miraflores! Hoy anduvimos recorriendo el campo con que pasa la refriega, y saben perdonar con facilidad.
el ministro de la Guerra, Barahona y otros cuantos,
La traición de Miraflores hubiera traído por consecuen-
y hemos visto, aún insepultos, más de 7.000 cadáveres
cia inevitable la completa destrucción de Lima si no se
peruanos. Las formidables trincheras, las zanjas, los fo-
hubiera rendido incondicionalmente, como lo ha hecho
sos, el campo, los cerros, todo, todo está materialmente
por fortuna. Chorrillos y Miraflores, centro de defensa
sembrado de cadáveres. Hoy ha dado orden Baquedano
de las dos batallas dadas, están completamente en es-
para que se quemen los cadáveres.
combros. Todos nuestros campamentos repartidos en
Nuestras bajas, entre muertos y heridos, no suben a ese hermoso valle están hasta ahora iluminados por esa
4.000, siendo mucho mayor el número de heridos al de inmensa pira, eterno recuerdo de la infamia de los pe-
muertos. Eso sí que los oficiales que han caído no guar- ruanos, que cubrieron sus campos con minas tan inúti-
dan proporción con los soldados, porque los primeros les como su desesperada resistencia. En Chorrillos, cada
son muy numerosos. La causa de esta anomalía se la ex- casa es un sepulcro que contiene docenas de cadáveres,
plicaré después. tanto peruanos como chilenos, quemados por las llamas
de un voraz incendio que dura muchos días todavía.
Dígale a misiá Carmen que Arístides Martínez está muy
alentado: se ha portado tan valiente como afortunado. Sería largo, compadre, que le diera cuenta de todos los
Hoy entramos juntos a esta ciudad. Urriola, muy bueno: detalles de estas dos infernales funciones, las más terri-
ha librado casi milagrosamente, porque a los navales los bles y sangrientas de la presente campaña. Ya charlare-
han diezmado, se han conducido como leones, iguales a mos, y entonces oirá usted cosas espantosas, que no es
los del Atacama y del Buin, que han sido los cuerpos más posible le detallen los corresponsales.
distinguidos por su valor.
El general Saavedra será nombrado jefe político de Lima,
El granjeo de Lima, como usted comprende, ha quedado y Valdivieso, gobernador del Callao, aunque quien sabe
en nada, pero los soldados están contentos, porque las si tenga donde albergarse, porque también está ardiendo.

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Los cholos vencidos han despedazado todos los fuertes, Chorrillos después de la batalla
han quemado todos los buques y ahora nos entregan el El Ferrocarril
hueso roído por su estúpida voracidad. 9 de febrero de 1881
Anónimo
Lima —son las 2 de la madrugada del 18— está tan tran-

C
quila que no se oye ni un ruido de una campana. Han
on el objeto de detener el avance del
parado sus relojes del susto y hace diez días que no pu- Ejército chileno hacia Lima, las autori-
blican sus diarios. dades peruanas levantaron una línea de
defensas fortificadas al sur de la capital, que se
extendían a corta distancia de la localidad de
Chorrillos, en aquel entonces el balneario de los
vecinos acomodados de Lima. El 13 de enero de
1881 las fuerzas chilenas atacaron estas defensas,
desencadenándose la batalla. Tras duros enfren-
tamientos, las posiciones peruanas fueron reba-
sadas y el combate continuó en las calles. Hacia
el atardecer la victoria chilena era completa y las
fuerzas peruanas se retiraban en dirección a Mi-
raflores. A pesar de haber cesado los combates,
soldados chilenos saquearon casas y comercios,
apoderándose de una gran cantidad de alcohol.
Esta situación produjo caóticos enfrentamientos
entre las mismas fuerzas chilenas que se exten-
dieron por toda la noche. Chorrillos fue devas-
tado por los combates, el saqueo y los incendios
fuera de control.

Apenas las indecisas vislumbres de la nueva aurora ras-


gaban el plomizo y opaco manto de neblina que cubría el
horizonte y las primeras claridades del día 14 (de enero)

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permitían distinguir los objetos, nos dirigimos a reco- pantoso ante el insondable abismo que, por su insensatez,
rrer el morro en compañía del comandante Pinto Agüe- habían ellos mismos abierto a sus pies, y como si espada
ro y del capitán Ferreira, que estaban de guarnición en flamígera cayera iracunda sobre sus cabezas para casti-
el fuerte. gar su presuntuosa vanidad, sus infamias, sus envidias,
sus criminales y negras maquinaciones contra Chile.
Todo el piso, todas las entradas e inmediaciones de las
trincheras estaban sembradas de bombas automáticas, El morro Solar, por su configuración, sus escarpas, sus
cuyos delgados estopines sobresalían como una cerilla de quebradas y desfiladeros tiene mucho del célebre morro
la superficie del suelo, prontas a hacer estallar el picrato de Arica. Cortado a pique por el lado del mar, donde pre-
de potasio a la más ligera presión. Para evitar desgracias, senta profundas grietas y rocas que azotan furiosas las
se habían apostado centinelas en los puntos más peligro- olas, se extiende, como el de Arica, hacia el sudeste, de-
sos, a fin de que los soldados no pasaran por esos parajes fendiendo la bahía de Chorrillos por ese costado.
y cometieran alguna imprudencia.
A sus faldas nace la planicie en que antes se levantaran
Como ya lo he dicho, todas las cimas y quebradas de esa los suntuosos ranchos que componían la renombrada
inmensa mole de granito estaban tapizada de cadáveres villa de Chorrillos, el edén de los encantos y dulces mis-
enemigos y algunos nuestros, de rifles Peabody o Remin- terios en que las lánguidas y muelles hijas del Rímac pa-
gton, de cañones y ametralladoras de distintos sistemas, saban los calores del estío, mecidas en blandas hamacas
de prendas de equipo, de toda clase de arreos militares y o recostadas en ricos y sedosos divanes, o entregando sus
pertrechos de guerra. La confusión en los momentos de delicados y mórbidos cuerpos a las azuladas ondas del
la derrota debió ser inmensa entre los peruanos y grande mar que jugueteaban con sus perfumadas cabelleras.
su pánico, pues arrojaron sus armas como si les quema-
El cerro, que como un centinela custodiaba por el su-
ran las manos y ni siquiera pensaron en clavar sus piezas
doeste tanta belleza y tanta molicie, habíase convertido
de artillería o inutilizar sus mortíferas ametralladoras.
en una ciudadela erizada de cañones para defender aque-
Debieron huir despavoridos, desalentados ante el tre- lla joya tan preciada de los magnates limeños contra los
mendo golpe dado a su soberbia, presas de un vértigo es- soldados chilenos.

310 311
Las lujosas moradas, asilo en que se cobijaban soñado- Y, a medida que visitábamos aquellos sitios, mudos testi-
ras y voluptuosas hadas y se desarrollaban romanescas gos de tan grandes episodios, pasada ya la fiebre del com-
leyendas y tiernos idilios de amor, o las negras tragedias bate y vuelta la calma a los ánimos, nuestra admiración
de los juegos de azar, se habían transformado en castillos crecía, y desde el fondo de nuestro corazón dábamos las
que ocultaban dentro de sus murallas a extraviados e in- gracias al Dios de las batallas, que había hecho resplan-
sensatos caudillos, que no hacían sino precipitar la ruina decer el derecho y la justicia, y a los hombres que, sin
y la destrucción de aquella Capua del Pacifico. distinción de clases ni edades, habían hecho brillar tan
alto la refulgente estrella de Chile. Y no sabíamos qué ad-
En nuestra excursión, alcanzamos hasta la cumbre que
mirar más: si la serena y apacible tranquilidad de los que
más se avanza al sudeste y que no es otra cosa que un
sobrevivían o la santidad del sacrificio de los que habían
elevado y sólido contrafuerte, coronado por una batería
sucumbido como buenos de la lid.
de cañones. En cierta manera, viene a ser algo como el
fuerte Ciudadela de Arica, pero más escarpado. De regreso de nuestra excursión, y cuando el sol enviaba
sus ardientes rayos sobre aquel campo de desolación y de
Por una de sus empinadas faldas sube un camino o cues-
muerte, los soldados preparaban su desayuno o se entre-
ta formado de ángulos pero inaccesible para un asalto,
tenían en la casa de prisioneros, sin hacer el menor daño
por estar dominado por dos cañones y dos ametralla-
a aquellos desgraciados. Por el contrario, se compartían
doras prontas a vomitar el plomo y la muerte contra los
con ellos su escaso alimento. Como siempre, valientes e
audaces que por allí se aventurasen. Sin embargo, el Val-
implacables durante el furor del combate, generosos y
paraíso se trepó impávido.
compasivos con los caídos y vencidos. Ya tenían reuni-
Es imposible, recorriendo esas terribles crestas y que- dos más de 150 soldados peruanos, que habían sacado
bradas, darse cuenta de cómo nuestro ejército ha podido de las sinuosidades rocosas de la playa sin llevar siquiera
dominarlas y ahuyentar, aterrorizados, a sus defensores. una bayoneta para traerlos. Tal vez habrían creído in-
La imaginación, por más esfuerzos que haga, no alcanza digno de ellos tomar sus rifles para esa tarea. Entre los
a vislumbrar el valor inquebrantable, la abnegación sin prisioneros recogidos se encontraban algunos oficiales,
límites, los esfuerzos heroicos desplegados por nuestro como el capitán Luis Herrera y teniente Fabricio Elles de
denodado y patriótico ejército. la guardia peruana, y Manuel Céspedes, del batallón Tar-

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ma número 7. Todos ellos fueron enviados a juntarse con lado de la población, y que con la cuesta artillada de que
sus compañeros, que estaban provisionalmente alojados hemos hecho mención son los únicos puntos por don-
en el espacioso edificio de la Escuela de Cabos. de puede subirse a la cumbre. Por este camino, habían
subido los peruanos las pesadas piezas de artillería que
Y aquí debo consignar un incidente que no quiero califi-
defendían sus posiciones, no alcanzando a hacer lo mis-
car. En la tarde del 13, un oficial y unos cuantos soldados
mo con un inmenso cañón de a 500, que había quedado
del regimiento Santiago conducían a los prisioneros to-
en la plazoleta cerca del muelle y la cureña a la subida del
mados en el fuerte de Chorrillos, a cuya cabeza manda-
cerro. El acarreo de aquellas maquinas debió costarles
ban, entre otros jefes y oficiales, al coronel Carlos Piérola,
esfuerzos sobrehumanos.
el comandante Juan Fajardo, el mayor Antonio Bernales
y los oficiales Eduardo Grellaud, Alberto Panizo, Ballena La brigada Amunátegui, atravesando una parte de la po-
y tantos otros. Al pasar frente a los coroneles Lynch y blación, siguió su marcha por el camino del ferrocarril
Urrutia, comandantes Dublé y Bascuñán y algunos ofi- de Chorrillos a Lima, que corre paralelo con la vía ca-
ciales chilenos que se habían sentado cerca del cuerpo rretera, y fue a acamparse con la otra brigada de la divi-
de guardia que mandaba el subteniente Eduardo Wen- sión en unos potreros de la izquierda, a pocas cuadras de
zive, los soldados peruanos, espontáneamente, sin que Barranco. Los demás cuerpos del ejército chileno habían
ninguno de los nuestros les hiciera la menor insinuación, levantado sus campamentos a derecha e izquierda del
prorrumpieron en vivas a Chile. De este hecho, que para citado camino, encontrándose más avanzada la división
alguien pudiera parecer inverosímil, fuimos testigos con Lagos y, a nuestra derecha, la división Sotomayor. Parte
los jefes antes nombrados. de la artillería estaba en la estación, parte con las divisio-
nes respectivas y algunas secciones en los fuertes, como
Poco después de que el coronel Amunátegui envió los pri-
la batería Ferreira en el morro.
sioneros tomados en la mañana, recibió orden de ponerse
en marcha con su brigada para acamparse en el camino Detengámonos, por algunos momentos, en la población
de Chorrillos a Lima, orden que puso en ejecución tan de Chorrillos. El incendio continuaba en la obra de de-
pronto como la tropa se hubo desayunado. Descendimos vastación, propagándose de casa en casa, de calle en ca-
el ancho camino que serpentea a la falda del morro por el lle. No hace muchos años, Chorrillos no era sino una mi-

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serable aldea de pescadores, contando apenas con unas Fuera de esas dos avenidas, las demás calles de Chorrillos
pocas y miserables cabañas diseminadas en las faldas de son angostas y tortuosas y, como todas las de las ciudades
los cerros. Allí acudían en la estación de verano algunas del Perú que hemos visitado, polvorosas y desarmadas, lu-
familias de Lima, atraídas por las limpias y tranquilas ciendo en cada esquina un lugar de la escuela o el taller, la
aguas de la ensenada. pulpería o la fonda ahumada y sucia de los chinos.

Poco a poco, el pobre lugarejo fue haciéndose de moda y La plaza, aunque pequeña, es bonita y tiene hermosos
comenzaron a construirse algunas casas. En esa época, jardines. A orillas del mar se levanta un extenso male-
vino aquella lluvia de oro, producida por guano de las cón, construido —si no nos equivocamos— durante la
Chincha y los empréstitos de millones y millones. Como administración Belta, adornado con un quiosco, estatuas
por encanto, levantáronse hermosos edificios adornados de mármol y una elegante balaustrada. Desde el quiosco,
con estatuas, verjas y jardines y de todos los estilos arqui- se baja a los baños por una rampa muy pendiente de ma-
tectónicos, a los que se dio el nombre de ranchos, arran- dera cubierta por un techo del mismo material.
que de fatalidad nacido de aquel torrente de oro nuevo
El conjunto de Chorrillos no es, ni con mucho, tan pinto-
(que) a todos cegaba.
resco como el del Versalles chileno. Allá domina un lujo
En pocos años, Chorrillos fue el punto obligado de reu- pesado, sin gusto, sin elegancia.
nión de las familias opulentas del Perú. Todos tenían o
Entramos a tres de las más renombradas casas, el rancho
querían poner un rancho más lujoso que el vecino y (de)
del general Peset, que en su parte exterior es casi igual a
las miserables aldeas de pescadores se convirtió en un
las dos o tres casas quintas construidas hace poco en la
lugar de placeres, donde dominaban como señores abso-
calle de la Catedral, como una cuadra al poniente de la
lutos la moda, el fausto, la ostentación.
acequia de Negrete. En el interior se había acumulado
Dos magníficos bulevares corrían paralelos de la esta- cuanto puede hacer las delicias de un sibarita, pero, en
ción al mar, bordeados de árboles y ostentando en ambas medio de ese esplendor, se notaba algo que faltaba y ese
aceras edificios más o menos recargados de adornos, más algo eran los refinamientos del arte y del buen gusto. De
o menos pretenciosos, pero sin la elegancia, sin la esbel- todas esas riquezas, de todas esas estatuas, de todo ese
tez de las preciosas quintas de Viña de Mar. lujo oriental hoy no quedan sino escombros y recuerdos.

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Todo ha sido devorado por las llamas, con excepción de boletines, publicados el mismo 14 de junio después de
tres o cuatro edificios: uno de ellos la escuela o cuartel la espléndida victoria obtenida el día anterior por las
de cabos que en la tarde del 18 servía de lugar de de- armas chilenas, es un documento precioso para la his-
tención para los prisioneros peruanos y de hospital para toria, y sus pruebas irrevocables del cinismo y engaño
los heridos. Es un edificio de vastas dimensiones y cons- que presidían todos los actos de los mandones de aquel
truido con todo costo. Ocupa un área de terreno de más desgraciado pueblo.
de una cuadra por cada costado, y consta de dos pisos
Dice así:
dominados por asoleos, como la mayor parte de las casas
de Lima. Anchas escaleras de mármol conducen del pri- Las fuerzas enemigas no avanzan en línea a pesar de que
mero al segundo piso y uno y otro están circundados de las nuestras las hostilizan con frecuencia a corta distan-
galerías y corredores. cia de sus posiciones. Han quedado fatigados de la jor-
nada de ayer y procuran reorganizarse. Se dice que sus
La tarde del 13 y todo el día 14 fueron empleados en
bajas son grandes y se han desalentado.
transportar heridos y tomar las medidas convenientes a
fin de estar listos para un nuevo ataque, pues se sabía Nuestro ejército, por el contrario, en medio del más gran-
que 5.000 y tantos hombres que había en Monterrico se de entusiasmo y con la fe del triunfo, aguarda impacien-
habían replegado en Miraflores, donde Piérola había re- te la hora suprema. Y en esta solemne situación, tócale
unido la reserva y los restos de su ejército. una gran parte, tal vez la principal, al ejército de reserva,
que desde la organización ha venido dando ejemplos de
A pesar del rudo e irreparable golpe que había experi-
abnegación y patriotismo. Es preciso recorrer su línea y
mentado, el dictador hacía concebir todavía a esas gentes
revistar todos y cada uno de los batallones que la compo-
ilusas e insensatas no las posibilidades de una resisten-
nen, para comprender el entusiasmo que reina en ellos.
cia ni las probabilidades de un quimérico triunfo, sino
Serenos como siempre y seguros de cumplir con sus de-
una victoria completa y decisiva. Y, para mejor engañar a
beres hasta el sacrificio, aguardan la hora de la prueba
los suyos, hacía circular boletines por medio de sus plu-
para convertir en hechos sus promesas.
marios, anunciando el grande entusiasmo y la fe en el
triunfo que dominaba en sus vencidas tropas. Uno de sus

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Y ese espíritu alentador, esa fe en el triunfo la trasmi- Calma, nobles matronas; calma, nobles vírgenes. No
te, como por la acción galvánica al ejército activo, con hallen cabida en vuestros pechos nuevas infames que la
quien forma hoy un solo cuerpo. Un saludo entusiasta malevolencia o la ceguedad y el pánico de cuatro misera-
a esos valientes. bles pudieran propalar en la ciudad con siniestros fines.

Pero, ¿qué decir de este otro boletín, distribuido el día Los heridos que, cubiertos de laureles, llegan a los hospi-
mismo de la derrota completa del ejército peruano de tales de sangre y a sus hogares, que como buenos defen-
Chorrillos?: dían, lejos de ser inmenso augurio para nuestras causa
preconizan con su sacrificio el final triunfo.
Calma y fe, pueblo de Lima, en los momentos tremen-
dos de la prueba; calma y fe mientras haya, guardando Cariñosas a la cabecera del valiente caído, ardientes de
el caro hogar y el pabellón sagrado, millares de valientes patriotismo y alentando a los que corren al peligro, mos-
dispuestos al sacrificio por la victoria. traos al mundo, generosas limeñas, más grandes, si es
posible, que numantinas.
La confusión trae en pos el vértigo, y el vértigo sería la
derrota y la muerte, cuando tenemos derecho al triunfo Calma y fe en la victoria.
y a la vida, a la vida de la regeneración y del honor y de
Y de este otro:
la gloria.
A las 4 y media de la mañana de hoy, grandes masas del
Los hechos de armas que han tenido lugar en la madru-
ejército chileno de las tres armas atacó nuestras posicio-
gada de hoy, no nos han sido desfavorables. La actitud de
nes de San Juan con un fuego nutrido de artillería. El
nuestros valientes en estos mismos instantes es prenda
combate duró hasta las 10:30 de la mañana. A esa hora Su
segura de espléndida victoria. Nuestro ejército de línea
Excelencia, el jefe supremo, ordenó que nuestras fuerzas
está intacto; nuestras reservas rebosan de entusiasmo; el
se replegaran sobre las fortificaciones de Miraflores. Así
jefe supremo con la doble fuerza de inteligencia y del va-
se hizo, quedando una parte en el morro de Chorrillos.
lor vela por su pueblo.
Su Excelencia, acompañado de su secretario, señor capi-
tán de navío don Aurelio García y García, del cuerpo de

320 321
ayudantes de campo y varios generales, jefes y oficiales — recintos fortificados, que se extienden desde Miraflores
cuyos nombres no mencionamos por no resentir aquellos hasta Vásquez. Nuestro intrépido e inteligente jefe supre-
que pudiéramos omitir—, Su Excelencia, decimos, quiso mo está a la cabeza y él nos llevara a la victoria.
ver por sí mismo el repliegue y estuvo por algún resto bajo
Y mientras tan burdos embustes se hacían propalar, todo
los fuegos enemigos. Corrió peligro de ser tomado, pues,
el campo de Chorrillos estaba sembrado de rifles y con
al dirigirse al cuartel, un batallón chileno le hizo fuego,
los cadáveres de más de cuatro mil peruanos, dos mil
y al tomar la dirección opuesta sucedió lo mismo. Feliz-
prisioneros habían caído en nuestro poder, 49 cañones
mente, su serenidad le salvó, con dos ayudantes heridos,
de diversos sistemas y calibres, trece ametralladoras,
habiendo caído un casco de bomba a su caballo y otro al
banderas, armas, pertrechos, vestuario y cinco estandar-
de su señor hijo, subteniente Nicolás de Piérola.
tes les habían sido arrebatados en sus mismos atrinche-
Los batallones Cajamarca, Guardia Peruana y Ayacucho, ramientos y formidables fortificaciones.
se han batido desde el morro Salto del Fraile, todo el día,
Y, como decían que los solos batallones Guardia Pe-
contra todo el ejército chileno. Han alfombrado el male-
ruana, Cajamarca y Ayacucho habían peleado contra
cón de Chorrillos con cadáveres del enemigo.
todo el ejército chileno, veamos la verdad de las cosas.
A eso de las 5, viéndose completamente cercados, dieron Nuestro ejército fuerte de 23.129 hombres —digamos
una carga a la bayoneta y se abrieron paso por entre todo 24 mil— no había entrado todo en combate, sino una
el ejército enemigo, llegando hasta Miraflores, diezma- parte de él, mientras el ejército peruano, constante de
dos —es verdad—, pero después de haber hecho horro- 26 a 27 mil hombres, según nuestros informes y los ob-
roso estrago en las huestes chilenas. Un ¡hurra! a esos tenidos de los mismos jefes prisioneros, entró todo en
valientes. pelea. Y estos 26 mil hombres combatían detrás de las
trincheras, ocultos en los fosos, desde las alturas inex-
La patria tiene que deplorar la pérdida de muchas y más
plorables para otros que no fueran soldados chilenos,
preciosas vidas. No nos es posible, sin embargo, dar una
con una gruesa artillería que dominaba toda la llanura
relación de los muertos y heridos.
y las subidas; mientras que nuestro ejército no llevaba
Nuestros ejércitos esperan tranquilos al enemigo en los más baluarte que sus pechos.

322 323
Agréguese todavía cuán inmensa es la diferencia que hay
entre el que espera el ataque detrás de sus fortificaciones,
defendido por espesas trincheras dominando las cimas,
descansado, con todos los pertrechos a la mano y reci-
biendo refuerzos, y el que ataca a pecho descubierto, fati-
gado por una penosa marcha, sin dormir y trepando por
pendientes escarpadas, y se verá que ese número de los
26 mil se aumenta a la mitad por lo menos.

(De nuestro corresponsal en campaña)

sociedad

324 325
Fiesta por el triunfo en Yerbas Buenas previsión, los espíritus generosos se empeñan en celebrar
El Monitor Araucano los triunfos de la libertad, de ese objeto adorado de los
1 de mayo de 1813
hombres que excita el valor en los peligros, constancia en
Anónimo
los trabajos, y placer en la misma muerte, consagrada al

L
honor, a la virtud, a la fama por los buenos republicanos.
a madrugada del 17 de abril de 1813 se libró
la batalla de Yerbas Buenas, cerca de Lina- El diputado de Buenos Aires (correspondiendo la sensi-
res, entre las tropas patriotas bajo el mando
bilidad a Chile por las victorias del Perú) quiso mani-
del coronel Juan de Dios Puga y las fuerzas realis-
tas comandadas por el brigadier Antonio Pareja. festar su gozo en la de las Yerbas Buenas, y puso en casa
Fue el primer enfrentamiento de la guerra de In- del vocal presidente la mejor música el 2 del corriente.
dependencia. El combate, librado de noche y bajo Fue grande el concurso de jóvenes patriotas: un aire de
una espesa niebla, tuvo un resultado incierto. Sin
embargo, consiguió detener el avance realista ha- popularidad majestuosa bañaba los semblantes a todos,
cia Santiago y significó una victoria estratégica el dulce pero compuesto júbilo del bello sexo le hacía no
para la causa patriota. La celebración efectuada menos amable que respetuoso, la alegría presidía en la
en la capital incluyó numerosos brindis, himnos
y discursos patrióticos por parte de Fray Cami- mesa. Los ciudadanos Henríquez y Vera, sentados a la
lo Henríquez y de Bernardo de Vera y Pintado, cabecera y cubriéndose con un gorro de libertad, prece-
principales ideólogos de la causa emancipadora. dida la venia del Gobierno (que estaba presente), alterna-
Esta costumbre de efectuar largos brindis y su
ron los brindis con tres veces tres por el orden siguiente:
posterior reproducción escrita era común en los
inicios del proceso independentista y cumplía la
Henríquez: La impotencia de los tiranos rinde homenaje
función de expresar los argumentos políticos in-
dependentistas. al poder de la libertad.

Vera: La justicia de los derechos del hombre triunfa por


la razón y por la espada.
La patria consolida su revolución en medio de esa ar-
moniosa alternativa de sucesos prósperos y adversos, que H: A la felicidad futura de la América.
forma el cuadro de la gloria. Y mientras la perfidia de los V: A la gloria del siglo XIX.
enemigos nos presenta a cada paso lecciones de cautela y H: A la ilustración universal.

326 327
V: Al bien del género humano promovido por los hom- Los ciudadanos Henríquez y Vera contaron luego
bres libres. el siguiente himno:
H: Al aborrecimiento del despotismo y amabilidad de la
Salve, patria adorada,
libertad.
Amable, encantadora;
V: Triunfos del sur, victorias del norte, independencia
El corazón te adora
continental.
Como a su gran deidad.
H: El valor araucano superior a la táctica europea.
Salve, cuando tu nombre
V: Las armas nos preparan las leyes bienhechoras.
El valor ha inspirado
H: La constitución americana hará virtuosos ciudada-
Con que se ha recobrado
nos.
La dulce libertad:
V: La posteridad sentirá su beneficencia, recordando con
Salve, que al invocarte
bendiciones los trabajos de sus padres libertadores.
La voz del rey se humilla,
H: Merezcamos contarnos entre estos manes honorables.
Y solamente brilla
V: A merecer la fama y la inmortalidad.
La luz de tu fanal.
H: A la unión y confianza recíproca del pueblo y del justo
De esa luz prodigiosa
gobierno.
Ha sido conducida
V: A la majestad del pueblo, al triunfo de la naturaleza.
La legión aguerrida
H: Al Supremo Autor de la independencia que protege
Que te hace respetar.
sus obras.
Obedeció la noche
Al resplandor divino
El Presidente ciudadano Pérez: A la fraternidad y fuerte
Que enseñaba el camino
alianza del gobierno argentino y chileno: confúndanse
A la hueste inmortal.
nuestros enemigos.
Por doquier que embestía
Llevaba la matanza,
Y sangre y fuego lanza

328 329
Al infame rival. Los monstruos se han hundido:
Viva la patria clamar, La libertad despierta a su estallido,
Sus dignos defensores: Su planta asienta sobre la cabeza
Perdón los agresores Del opresor cobarde:
Imploran sin cesar. Y el sacro fuego, que en los pechos arde
Dejemos al cobarde Derrama el entusiasmo y la grandeza:
En el campo arrojado: El déspota impotente
Los bravos se han cansado A la diosa se humilla reverente.
Del estrago fatal: Los derechos del hombre han levantado
Ellos vuelven triunfantes La razón y la espada:
Y cubiertos de gloria, Por tan fuertes agentes apoyada
Para que en su memoria La América su suerte ha decretado:
Podamos entonar: Se verá por su historia
Salve, patria adorada, Del siglo diez y nueve la alta gloria.
Amable, encantadora: El siglo de la luz ha descendido
El corazón te adora Sobre siglos de llanto:
Como a su gran deidad. Se llenaron los déspotas de espanto
Viendo al orbe de luces encendido:
Retirados de la mesa mientras se bailaba, volvieron a ella,
La gran Filosofía
donde los ciudadanos Henríquez y Vera, recopilando en
Inspira honor y da filantropía
un rasgo poético los asuntos del brindis, se explicaron
Su bien conoce ya la especie humana:
así. El ciudadano Vera dijo:
Detesta el despotismo:
De pedestal un grupo de tiranos Ama la libertad, cobra heroísmo:
Al coloso servía: Espera, emprende, todo se le allana:
Cae del trono el soberbio, y en un día Y corre la victoria
Caduca el antro de fantasmas vanos; De norte a sur desparramando gloria.

330 331
A un tiempo el araucano, el argentino Contestaron las aclamaciones y vivas de los circunstan-
Despliegan su energía: tes, y calaron para que el ciudadano Henríquez dijera:
A un tiempo su valor y bizarría
Habéis visto la fuerza de la patria,
A Penco y al Perú se abren camino:
Y el generoso ardor de nuestros héroes
Su ardimiento y vehemencia
Recordar a la América y al mundo
Hará continental la independencia
Los nobles sentimientos, las hazañas
¡Qué días de placer y de abundancia
Y la gloria inmortal del claro Arauco
Nos ganan los guerreros!
Después de tres centurias de silencio.
Estatutos juiciosos y severos
Aman la libertad y los anima
Sucederán al plan de la ignorancia:
La alma fuerte de los climas fríos.
Tres mil generaciones
En sus pechos aún arde el fuego antiguo,
Nuestra tumba honrarán con bendiciones.
El amor al Estado y a sus leyes,
Renace ya la unión y la confianza,
Y el odio inextinguible a los tiranos;
Presagios de grandeza:
El fantasma real seduce a algunos:
El pabellón de la naturaleza
Se envilecen al lado de los viles,
Muestra un escudo firme a la esperanza:
Y siguen los proscriptos estandartes.
¡Cuán majestuosamente
Volverán sobre sí, y la dulce patria
Ostenta el pueblo su poder naciente!
Recibirá a los hijos extraviados,
¿La eterna causa de la independencia
Y se mostrará la senda de la gloria.
¿No protegerá su obra?
Tributemos, pues, gracias inmortales
El poder y el valor todo le sobra:
Al adorado padre de los pueblos.
Ya manifiesta su beneficencia
Fuente de sus derechos y destinos,
Constancia, americanos;
Y de su majestad y su potencia,
¡Viva la Patria, tiemblen los tiranos!
Terror de los tiranos y malvados:
Por él triunfara el sur, triunfara el norte:

332 333
Y todo el continente colombiano, Crimen en la Ópera de Valparaíso
Libre y glorioso por los hombres libres El Mercurio de Valparaíso
12 de septiembre de 1827
Sacará de las sombras la alta frente Anónimo
Ceñida de laureles y de luces.

A
lcanzada la independencia de España y
gracias a la declaración de libre comercio,
el intercambio mercantil y el tránsito de
buques por el puerto de Valparaíso se incremen-
taron aceleradamente. La presencia de numero-
sos comerciantes ingleses y el constante arribo
de tripulaciones extranjeras hizo de este puerto
una urbe cosmopolita como no había otra en el
país. En esas circunstancias ocurrió el incidente
entre un oficial de marina inglesa y un coman-
dante de guardias chileno. Más allá del hecho de
sangre, el posterior desembarco de tropa arma-
da inglesa refleja las tensiones producidas por la
presencia y los intereses de potencias extranjeras
en las nacientes repúblicas hispanoamericanas y
su fragilidad en el nuevo concierto internacional.
Cabe destacar que este altercado fue publicado
en la primera edición de El Mercurio de Valpa-
raíso, el diario de habla hispana más antiguo en
circulación . Su primer editor y probablemente
el autor de esta crónica fue Pedro Félix Vicuña,
destacado periodista, comerciante y político libe-
ral, padre de Benjamín Vicuña Mackenna.

334 335
¿Fue o no ultrajante al honor y dignidad nacional la es- aquellos a quienes pueda desagradar el contenido de este
candalosa y horrible escena que presenciamos la noche artículo. Nuestro único objeto es el de obtener una jus-
del 9 del corriente? ta reparación de los ultrajes inferidos a la nación, y no
cesaremos de clamar por esto mientras no tengamos la
Es la importante cuestión que, en nuestro concepto, va
satisfacción de conseguirlo.
a quedar definitivamente resuelta con solo la sencilla e
imparcial relación de los hechos que presentamos a la Detalle de los hechos: iba a principiarse el cuarto acto
consideración de nuestros compatriotas. de la sublime tragedia, cuya bien desempeñada represen-
tación había fijado la atención de todos los espectadores
Los hechos. Primero: el Comandante de la guardia del
que se disponían a compadecer la injusta muerte del vir-
teatro es asesinado en su mismo puesto por un oficial de
tuoso Juan de Calaz y la desgraciada situación de su infe-
la Marina británica. Segundo: una parada de tropa ingle-
liz familia, cuando inopinadamente es sustituida aquella
sa desembarca y principia a avanzar sobre la población.
tierna y triste escena por la escandalosa y horrible que
Tercero: segundo desembarque de la misma, en actitud
tuvimos el pesar de presenciar.
más hostil.
Mr. Fallarton, oficial de la Marina de Su Majestad britá-
Si los hechos precedentes son incuestionables —porque
nica, con un tono insolente y amenazador manda a un
fueron presenciados por la mitad de Valparaíso—, su
ciudadano que se levante del asiento que ocupaba para
pormenor no hará más que reagravar la criminalidad de
colocarse él. Este contesta negándose a obedecerle, como
ellos, por el modo, lugar y circunstancias en que se efec-
era natural, pero en sus expresiones no se separó de la
tuaron.
moderación y decencia debida al lugar. Fallarton le re-
Antes de principiar este prolijo detalle, permítasenos plica a puñadas, sacando y preparando al mismo tiempo
protestar que no somos impelidos a escribir por el in- una pistola con la cual lo habría asesinado si, felizmente,
noble deseo de promover funestos odios y excitar a más no se hubieran interpuesto al acto de dispararla el co-
venganza, que había sido muy fácil conseguir en el acto mandante de Serenos y el capitán de artillería don Pedro
mismo de la ofensa, y que contribuimos a evitar. No se Gazitúa.
crea tampoco que pretendemos disculparnos para con

336 337
El desorden, entretanto, se propagaba con la mayor ra- Todo parecía concluido ya y solo se notaba algún des-
pidez; era ya indispensable ocurrir a medidas vigorosas contento en el pueblo, que opinaba haber terminado este
para tratar de sofocarlo. Entonces, el mayor de plaza or- negocio de una manera indecorosa y humillante a la na-
dena la prisión del delincuente y dos soldados destinados ción. Se hacían algunas observaciones sobre el particular
al efecto son obligados a retirarse, arredrados por los re- por varios ciudadanos al señor gobernador, cuando el
petidos gritos de “¡Fuera tropa, fuera tropa!”. Se encarga desembarque de la tropa inglesa y sus movimientos di-
de nuevo la ejecución de la orden al comandante de la rigidos a cortar la nuestra, que se retiraba del teatro a su
guardia, sargento de artillería José María Muñoz, quien cuartel, despiertan el antiguo y bien acreditado coraje de
apenas se aproxima al criminal para intimársela cuando los hijos de Arauco.
este lo asesina de un pistolazo.
Y en el momento un grito general de alarma se oyó sonar
El asesinato aumenta más y más el desorden. A su fa- de un extremo al otro de la ciudad. Los señores comisario
vor logra escaparse el asesino y, como nadie lo conocía ni de Guerra y Marina —don Victorino Garrido, don Joa-
menos lo habían visto en el lugar, se creyó que fuese uno quín Ramírez y otros— vuelan al cuartel de artillería,
de los cuatro o seis compañeros suyos que aún permane- arman y municionan la tropa y ciudadanos; y en pocos
cían allí después del hecho. Se prende por consiguiente a momentos todo estaba del mejor modo preparado para
estos, cuyo acto restableció una parte del orden. conservar la independencia nacional y cubrir de terror y
vergüenza a los incautos que tuviesen la temeraria arro-
En este estado se hallaban las cosas cuando llegó el señor
gancia de provocar nuestro denuedo.
gobernador militar y en seguida los señores cónsul inglés
y comandante de la fragata Doris, con el objeto de infor- Un cuarto de hora después se reembarca la tropa inglesa,
marse bien de todo lo acaecido, y sabida por el último la y el señor gobernador comunica sus órdenes para que se
prisión de algunos de sus oficiales reclama la libertad de retire la nuestra y se recoja el armamento distribuido al
ellos al primero, quien expidió desde luego las órdenes pueblo. Todo se ejecutó con puntualidad y, sin embargo
consiguientes. de que los ingleses hicieron un nuevo desembarco en ac-
titud aún más hostil que el primero, desde las dos de la
mañana hasta el día no hubo la menor novedad.

338 339
˜ nacional, los señores cónsul de la Gran Bretaña y coman-
dante de la fragata de guerra Doris de la misma nación,
Señor Mercurio: pasaron a casa del señor gobernador Lastra con el objeto
de darle una satisfacción, la que fue reducida a asegurar-
Si usted tiene la bondad de dar un lugar en sus columnas le que el oficial inglés que asesinó al comandante de la
a las cuatro líneas siguientes, le quedaré muy reconocido. guardia del teatro estaba preso a bordo de la expresada
y que allí permanecería ínterin mientras se le formaba
El día 13 del corriente dará la vela la corbeta de guerra
en tierra su causa, conforme a las leyes del país. Que el
de Su Majestad Británica Jasicur, con destino al Janeiro,
segundo le protestó no haber dado orden para el desem-
y se le aconseja al comandante de la fragata de guerra
barco de la tropa.
de la misma nación sir John Fallarton, que asesinó en su
mismo puesto al comandante de la guardia del teatro, y Se pregunta al señor comandante: ¿por qué resistían orde-
que de acuerdo con su cónsul, Mr. R. Nugent, satisfagan nar el reembarque de sus soldados cuando el gobernador
en la noche del domingo 9 del presente con el pretexto de se lo suplicaba, pudiendo mandárselo? ¿Por qué dijo al se-
haber fugado el criminal. ñor cónsul que “había celebrado infinito la puntualidad y
brevedad del primer teniente, en mandar la tropa armada
El amigo de la impunidad
a tierra, en menos de diez minutos?”, añadiendo “que por
su actividad merecía se le diesen las gracias?” ¿Por qué se

˜ hicieron señales de prepararse a combate desde la Doris a


las otras dos corbetas inglesas? ¿Por qué inmediatamente
Mi amigo Mercurio: que desembarcó la tropa desenvainó su espada?

Hónreme usted con un lugarcito en sus páginas y le que- Bien podría hacer otras cuatro mil preguntas, y… mas
dará reconocido. por ahora me abstendré, reservándome continuar o no
en adelante según el modo más o menos satisfactorio con
Se me ha asegurado que el día siguiente de los atentados
que se conteste a las anteriores.
horribles con que fue impunemente hollada la dignidad
Soy de usted afectísimo.

340 341
El escupo de los pelucones de un hecho acaecido el domingo último, a la salida del
El Verdadero Liberal (edición extraordinaria) teatro, con el redactor de este periódico, y de otro que
1 de julio de 1829
tuvo lugar al día siguiente.
Pedro de Chapuis
Había yo acompañado unas señoras al teatro y las había

D
urante los gobiernos liberales que de- dejado en su carruaje. Me retiraba hacia mi casa cuando
tentaron el poder en Chile entre 1823 y se me acercó don Juan de la Cruz Gandarillas, el cual me
1830 se desarrolló una dura lucha polí- dijo: “Señor de Chapuis, quiero escupirle (o le escupo)”.
tica entre los sectores conservadores y liberales.
Esta pugna, que derivó finalmente en un con- Yo tenía una pistola en la mano, mas tuve la prudencia
flicto armado, tuvo como escenario a la prensa.
Cada bando en pugna publicó sus respectivos de no servirme de ella. Respondí que yo no podía impe-
periódicos con el objeto de defender sus intere- dir que el primero que pasase me cubriese de lodo, que
ses y atacar a sus rivales. Este periodismo, muy si quería exigir de mí una satisfacción estaba pronto, a
descarnado y en ocasiones ofensivo, fue llamado
“prensa de trinchera”. Entre los numeroso edi- la hora, en el sitio y con las armas que escogiese. Don
tores que tomaron parte en esta brega destacó Juan de la Cruz Gandarillas me respondió que sí, que
el literato francés Pedro de Chapuis. Habiendo fuésemos a la hora misma (eran las once de la noche). Le
llegado a Chile tras ser expulsado del Brasil por
dije que por la mañana de día claro a cualquier hora nos
sus escritos, se convirtió en uno de los principa-
les sostenedores de la causa liberal. El altercado veríamos. Entonces respondió que no quería nada de eso,
producido entre Chapuis y sus detractores refleja sino escupirme, y continuó acompañándome.
el nivel de tensión y animosidad existente en la
sociedad chilena de entonces. Cuatro meses mas Pronto percibí que lo seguía su hermano don Juan José
tarde de ocurrida esta polémica, estalló el con-
y otra persona. Don Juan José me dijo en la calle de los
flicto armado que llevaría a los conservadores al
poder político en Chile. Huérfanos: “Señor de Chapuis, no hay asesinos en Chi-
le”. No lo juraré, respondí. Me acompañaban dos criados,
y si no Dios sabe lo que hubiera sucedido.
No acostumbramos hablar al público de nuestra persona.
Las intenciones de estos señores podían ser buenas. El
Hay, sin embargo, ocasiones en que es preciso hacerlo so
público las juzgará. Los dejé repitiéndoles que les pedía
pena de cubrirse de infamia. Debemos, pues, dar cuenta

342 343
satisfacción y que, en todo caso, publicaría el suceso. disparase un pistoletazo. Dije al señor Gandarillas: “Si
Me negaron otra vez la satisfacción. Añadiré que el se- usted tiene que quejarse de mí pida satisfacción como ca-
ñor don Juan José dijo a mis criados: “Déjense ustedes ballero, que estoy pronto a dársela a la hora misma”. Me
de acompañar a este cochino, a qué se ponen ustedes a respondió “bueno” y se fue para su almacén.
defenderlo, mátenlo como perro”.
Don Santiago Gandarillas dijo que extrañaba mi con-
El lunes, otra escena. Al salir de la casa de don Ricardo ducta después de los favores que he debido a su herma-
Price, don Santiago Gandarillas, acercándose a mí como no. Estoy lejos de negarlos, pero ¿recuerda don Santiago
un furioso, me dijo que yo había contado el domingo por Gandarillas que su hermano fue el primero que me atacó,
la noche que no tuviese que hablar nada de los Gandari- dirigiéndome en el número dos del El Sufragante las más
llas, y todo esto acompañado de mil denuestos. Respondí groseras personalidades? Yo he respondido con hechos.
que yo no había referido semejante cosa; que, habiendo
He combatido y combatiré sin cansarme los argumentos
sido insultado por uno de sus hermanos y habiéndome
del El Sufragante. He tratado este papel de revoluciona-
negado satisfacción, no podía menos de contar el hecho.
rio, de sedicioso. Así lo trato todavía y lo trataré siempre.
Me aseguró que yo sería víctima, que no respondía de
Ahora se argumenta de otro modo: con vías de hecho. Se
los resultados. Añadió (estábamos los dos a la puerta de
insulta de noche y se procura excitar al pueblo contra un
la calle y empezaba a reunirse gente) que no sabía quién
hombre. ¿Qué se ha de hacer? ¿Callar? Esto sería lo más
lo impedía de hacerme despedazar por el pueblo que nos
prudente, porque la violencia es una lógica invencible.
miraba. Negó que sus dos hermanos me hubiesen segui-
do. Yo contesté que no solo don Juan de la Cruz y don Cuando yo fui insultado de un modo tan vil el domingo
Juan José Gandarillas me aguardaron y me siguieron, en la noche, tenía una pistola en la mano. Podía hacer
sino que estaban acompañados de otra persona. Lo pue- fuego. ¿Cuáles hubieran sido los resultados?
do probar con testigos.
Someto al público imparcial estas consideraciones. Que
Al señor don Santiago Gandarillas dije que si quería ha- él decida entre mis adversarios y yo. Vencidos en la polé-
blarme no era propósito una casa ajena, que podía ir a la mica, quieren ser vencedores de otro modo. ¿Qué recur-
mía. Me respondió que tenía miedo que al verificarlo le sos tenemos para evitar este género de ataque?

344 345
¿Debe encerrarse un ciudadano en su casa por temor de Santiago, 31 de junio de 1829.
los asesinos? ¿No podrá poner al pie en la calle porque su P. S. Avíseme usted del lugar y de la hora.
vida está amenazada? Responda el público.

˜
˜ Al señor que entregó esta carta respondió don Santiago
Ayer por la tarde supe que los señores Gandarillas decían Gandarillas que admitía. Es de creer que después de
que después de haber sido ofendido por uno de sus her- esta contestación hizo algunas reflexiones, pues escribió
manos, había rehusado la satisfacción que me proponía. la carta siguiente y la fue a entregar al señor que le había
llevado la mía:
Es tan falso este hecho que tengo dos testigos para pro-
bar que yo solo le pedí satisfacción y que me la negó y Señor don Pedro Chapuis:
que también la pedí a don Santiago, que igualmente me
Con esta fecha he recibido una de usted, fecha 31 de ju-
la negó. Con todo, sin pérdida de tiempo, y para que
nio, en que dice que usted ha sido insultado de un modo
reluciese más la conducta de dichos señores, les mandé
infame como usted merece, por lo que exige una satis-
la carta siguiente por persona fidedigna:
facción, lo que nunca se le ha negado ni por mi hermano
Señor don Santiago Gandarillas: ni por mí, porque pensamos dársela a usted y buena y en
proporción de pericote. Si usted quiere como caballero,
He sido insultado del modo más infame por uno de sus
escriba usted como tal y condúzcase en sociedad con he-
hermanos: yo le he pedido satisfacción (tengo testigos), él
chos que lo acrediten y no proceda usted por instancias
me la ha rehusado. Usted mismo, como un furioso, me
de alguno que ya no querrá presentarse en público con
ha insultado esta mañana en casa del señor Price. Del
usted por su mala conducta.
uno o del otro reclamo una satisfacción. Si usted tiene
sentimientos de honor no la rehusará. Si, por el contra- Soy siempre.
rio, es usted un cobarde, se callará.
Santiago Gandarillas
Pedro de Chapuis Santiago, 1 de julio de 1822.

346 347
A esta carta respondí: El domingo último encontré a Pedro Chapuis, al salir del
teatro, que acababa de dejar en su carruaje a unas señoras
Señor don Santiago Gandarillas:
a quienes mortifica, y se me antojó divertirme. Me dirigí
Le he pedido satisfacción como caballero. Su contesta- a él y, de buenas a primeras, le planté un escupo en el
ción es tan misteriosa que no la entiendo. hocico para preparar la fiesta; y el tunante detuvo el paso
¿Admite o no lo propuesto? Responda terminantemente como aturdido. “Soy yo”, le dije, “le he escupido porque
“sí” o “no”, para según eso acordar lo demás que sea con- usted no merece otra cosa”. “Me dará usted satisfacción
siguiente y sin bulla. de este insulto”. “Ahora mismo”, respondí, “si es usted ca-
Pedro de Chapuis paz de admitirla”. ¡Ah, muchachos!, gritó a dos criados
que le acompañaban, y el bribón se puso a temblar como
En contestación a la carta que precede respondió don un azogado, amenazando que echaba mano a las pistolas
Santiago Gandarillas que si creyera que fuese el señor que, inútilmente, lleva consigo.
Chapuis un caballero admitiría, pero que no siéndolo no
admitía. Preguntó después al señor que le había entre- Después de haber andado tres cuadras, se acercó uno de
gado la carta. Contestó dicho señor que hiciese lo que mis hermanos (Juan José). Le reconoce el tunante y, en
quisiera: entonces rompió la carta. En seguida dijo al voz tímida, le dice: “Su hermano me ha escupido”. Le dio
mismo señor que si pasaba el señor Chapuis por su es- por respuesta: “No lo extraño, porque no hay cosa más
quina le daría de chicotazos y que, para evitarlos, podría puerca que usted para recibir semejante agasajo”. Le tomé
andar bien armado. Añadió su hermano Juan de la Cruz del brazo, y le conduje hasta la puerta de mi casa, en don-
que también haría lo mismo. de, después de haberle ofrecido un descanso franco, que
Con esta clase de “caballeros”, pregunta don Pedro Cha- no quiso admitir, le despedí con más honores que los que
puis a los ciudadanos imparciales lo que debe hacer. se conceden, por cortesía, a un ruin criado que se echa
de una casa por ladrón. Le dije que era un bribón, inde-

˜ cente, mentecato, soez, canalla, vil, tramposo y que no le


pateaba por no injuriarme a mí mismo. Me expresé con
todo el furor que puede inspirar el insulto de un advene-

348 349
dizo auxiliado por la impunidad, y solo el respeto a mi estaba presente y le agregué unas cuantas palabras para
familia, a las leyes y a las autoridades pudieron haberme hacerle conocer el vituperio con que debe considerarse
contenido para no despedazarle a puñadas. a un insolente holgazán que solo vive a costa de vender
desvergüenzas e insultos.
Ayer contó ese perro a don J. B. y don J. R. que tres de los
Gandarillas le habían asaltado, como para asesinarle, y El público conocerá que Chapuis no debe ser tratado de
otro de mis hermanos (Santiago) le reconvino a la entra- otra manera y que ningún hombre de delicadeza puede,
da de la casa de don Ricardo E. Price por su insolencia. sin degradarse, entrar con él en un lance únicamente
Tuvieron sus voces y hoy, animado por sus amigos, se- propio de caballeros, en donde sea permitido o tolerado.
gún se dice, remitió una carta de desafío a este, por me- Debe hacerse diferencia entre un hombre de bien y un fo-
dio de un oficial del número siete, que fue llamado para rajido como Pedro Chapuis, que no ha tenido ni siquiera
este fin por su comandante. vergüenza para ocultar el suceso en que quise castigarle
su atrevimiento. No ha pasado más que lo expuesto, con
La hora en que fue entregada esa carta (las 8 de la mañana)
diferencia de algunas palabras de humillación con que
no dio lugar a mi hermano para meditar la contestación,
quiso satisfacerme, y para echarla de guapo sale ahora
o indeliberadamente respondió “que estaba bueno”. Mas,
con un desafío que es incapaz de sostener por su cobar-
habiendo reflexionado después el lance en que iba a com-
día, y que sabe muy bien que nadie puede ni debe admi-
prometerse con un reptil tan inmundo, sin fruto y sin nin-
tírselo por su ruindad.
gún resultado favorable a su honor, dirigió la carta que se
ha copiado en El Verdadero Liberal extraordinario. En tiempos pasados tuvo audacia para provocar a due-
lo a un caballero francés que le respondió lo mismo que
Al poco rato volvió el oficial con otra; le preguntó San-
mi hermano, y entonces no publicó su afrenta porque
tiago si él era padrino de Chapuis y, respondiéndole que
no contaba con la impunidad con que se ha insolenta-
no, le dijo: “Pues entonces no se agraviará usted porque
do. Mas ahora, que no tiene ninguna consideración que
yo rompa esta carta sin leerla”. Y, haciéndola pedazos, le
guardar porque su desenfreno le ha hecho “famoso”, ca-
añadió: “Lleve usted a Chapuis esta contestación, previ-
carea y alborota por un escupo. Juzgue el público entre
niéndole que solo merece ser tratado a chicotazos”. Yo
este vil y el que suscribe,
J. de la C. Gandarillas

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Nota: Este papel se reparte gratis, porque es puramente Celebraciones tras la batalla de Yungay
personal, y Pedro Chapuis debe desear que todas las se- El Araucano
18 de diciembre de 1839
manas le caiga media docena de escupos para tener ma- Anónimo
teria con que atrapar los realillos de los curiosos y para

E
divertir al público a costa de su ridiculez.
l 20 de enero de 1839 el general Manuel Bul-
nes derrotaba en Yungay, Perú, a las fuer-
zas del mariscal boliviano Andrés de Santa
Cruz y destruía para siempre a la Confederación
Perú-Boliviana. Este sería el primer triunfo mili-
tar internacional de Chile como nación indepen-
diente. El regreso al país de las tropas victoriosas
fue objeto de numerosos homenajes y celebracio-
nes públicas. En este conflicto se elevó al “roto”
chileno a la calidad de héroe militar y patriótico,
valoración que nunca antes se le había dado, y se
inmortalizó en la estatua erigida en la Plaza Yun-
gay de Santiago. También surgieron las figuras de
la mujer chilena en armas, simbolizada en Irene
Morales, cantinera del ejército, y la del indígena
que lucha por la patria en el personaje de Colipí,
heroico soldado de origen mapuche. El prestigio
militar y la popularidad alcanzada por el general
Bulnes tras su victoria en Yungay le permitieron
levantar su candidatura para las elecciones pre-
sidenciales de 1841 y ser elegido presidente de la
República, cargo que ejerció entre los años 1841
y 1851.

Días hacía que la alegre inquietud de la población anun-


ciaba un acontecimiento interesante y ya el martes era

352 353
continuo el movimiento de la gente, que en carruajes, construidos por particulares, y como embutidos entre
caballos y a pie salía al encuentro de la segunda división los pomposos álamos, fue la primera calle de su tránsito,
del Ejército restaurador y ansiaba ver a su esclarecido ge- y presentaba una escena de cuya hermosura, animación
neral en jefe, don Manuel Bulnes. Efectivamente, en la y alegría difícilmente podrán formarse una idea los que
tarde de ese día, se hallaba el vencedor de Yungay a las no concurrieron a verla.
puertas de la ciudad y fue a hospedarse a la chacra de
Ya en los días anteriores había visitado este delicioso pa-
don Francisco Ruiz Tagle, donde le esperaba un inmenso
seo bastante gente, atraída por los preparativos que se
concurso, reunido a la sombra de la frondosa arboleada
hacían para solemnizar la entrada triunfal, y los tabla-
que hermosea la entrada de esta casa de campo.
dos, que a uno y otro lado formaban un balcón corrido
Ver al general en jefe y prorrumpir todos en simultáneos de muchas cuadras, estaban poblados de señoras y ca-
y prolongados vivas fue obra de un solo instante y, no balleros que no cesaban de esparcir flores y de saludar
contentos con esta demostración, se abalanzaban al ca- con vivas y aplausos a los valientes que iban desfilando.
rruaje que le conducía. Precedía a la división una multitud compuesta de milla-
res de personas de todas clases, poseídas de un alborozo
Sucesivamente, fueron llegando los diferentes cuerpos
extremado, pero que no desdecía de la solemnidad de la
que componían la segunda división y hallaron dispuesta
función que se celebraba.
—para ellos y los que venían— una mesa opípara. Su Ex-
celencia, el presidente de la República, no tardó en pre- A su cabeza venía el ilustre general en jefe, acompañado
sentarse en el alegre campamento, deseoso de abrazar al de Su Excelencia el presidente, los ministros del despa-
héroe con quien lo unen vínculos tan estrechos. cho, el cónsul general de Francia M. Cazotte y las corpo-
raciones civiles. Seguían luego el general Baquedano y el
El miércoles 18, día memorable en los anales de Santiago,
Estado Mayor, los batallones Carampangue y Valdivia,
puso fin al vivo anhelo que agitaba a la capital, efectuán-
la brigada de artillería, el Portales, Colchagua, Santiago,
dose por la tarde la entrada triunfal de los victoriosos
los Cazadores a caballo y Carabineros, cerrando la mar-
restauradores. La alameda de la Cañada, adornada de
cha los cuatro de guardias cívicas de la capital, que con
tres elegantes arcos y guarnecida de vistosos tablados,
los batallones Carampangue y Santiago habían ido a en-

354 355
contrar a la división que llegaba. Al compás de la música fueron a deponerlas en sus respectivos cuarteles, entre
marcial y al son de los aplausos que se mezclaban con incesantes aclamaciones.
ella, marcharon entre una lluvia de flores hasta llegar al
El jueves 19, se formaron todas las tropas en la plaza de
óvalo, donde estaban los tablados de los dos colegios de
la Independencia y mandó la línea el bizarro coronel
señoritas, dirigidos por la señora Cabezón y la señora Vi-
Urriola. Por medio de sus filas, Su Excelencia el presi-
llegas. Detuviéronse aquí para escuchar la alocución que
dente, el general Bulnes, los ministros del despacho, el
pronunció la señorita Cavarrubias, alumna de este últi-
cuerpo diplomático, el comandante general de armas, las
mo establecimiento y, terminada que fue, se ofrecieron
corporaciones civiles y una numerosa oficialidad pasa-
coronas de flores al general en jefe, al general Baquedano
ron a la catedral, donde se entonó un solemne Te Deum
y a varios otros jefes y oficiales.
en acción de gracias por el feliz regreso del general en
Desde aquí continuaron su marcha hacia la casa de go- jefe y de la segunda división. En el presbiterio aparecían
bierno, torciendo por la calle de Ahumada, donde ade- los ricos estandartes de las tropas vencedoras y su vista
más del adorno del pabellón nacional que ondeaba en despertaba sentimientos de religión y patriotismo en los
casi todas las puertas, llamaba la atención un hermoso pechos de los que habían venido a rendir un agradecido
arco que don Diego Antonio Barros había preparado de- homenaje a la divina Providencia.
lante de la suya. Esta calle, como todos los demás puntos
En la noche asistieron al teatro con el presidente de la Re-
que proporcionaban alguna comodidad para ver el cor-
pública el general Bulnes y el coronel Urriola. El héroe de
tejo triunfal, estaba llena de numerosa y regocijada con-
Yungay fue saludado por toda la concurrencia con el más
currencia. Sus aplausos lo siguieron hasta la plaza de la
ardiente entusiasmo. Se entonó la canción nacional y se
Independencia, en la que se había formado también una
repitieron después de ella los vivas y aplausos al excelen-
vistosa arquería y luego, al eco con los cañonazos con
tísimo señor presidente, al general Bulnes, a la heroica
que hacía salva el castillo de Santa Lucía, subió a la sala
nación chilena. Los nombres del general Cruz y de otros
de gobierno el benemérito general en jefe.
campeones de la restauración fueron también repetidos
Los reflejos de la luna que empezaba su giro plateaban ya y vitoreados por los espectadores.
las brillantes armas de los valientes reinstauradores, que

356 357
En estos expresivos testimonios del aprecio de sus con- algo más que aclamaciones efímeras, algo más que los
ciudadanos reciben los restauradores el galardón más ritos ostentosos que prescribe la etiqueta de los triunfos.
dulce y precioso, después del que les ofrece la propia Hay en ellos la expresión de millares de voluntades con-
conciencia al recordarles que dejan colmada la medida vergente a un solo fin, que dan un testimonio de sí mis-
de las obligaciones que se impusieron. Para su digno mas, tan enérgico por su intensidad como sublime por
jefe ¡cuán delicioso debe ser la memoria del juramento su armonía. Hay una prenda de unión, fecunda de felices
que hizo a la patria, cuando zarpó de sus playas, resuel- esperanzas para los amantes de la patria. Hay la aproba-
to a vengarla o perecer! ¡Cuán lisonjero el contraste de ción espontánea y universal de un pueblo, que sella los
las penalidades de que participó como el último solda- actos de sus mandatarios y se da el parabién a sí mismo
do y de los riesgos a que se expuso como el primero de por el acierto de su elección. Hay un sentimiento pode-
los valientes, con el culto patriótico que ahora se tributa roso como el amor propio, puro como el patriotismo, que
a su gloria y con el noble y sereno reposo de que ya goza identifica a los heroicos defensores de la patria y a sus
a la sombra de sus laureles, alterado solo por las íntimas reconocidos hermanos, que enlaza en el nombre de Chile
emociones que despierta en su alma la expresiva grati- las proezas de los unos con la estimación de los otros y
tud de sus compatriotas! derrama las glorias adquiridas, como un raudal de luz,
sobre la República entera.
Hemos contemplado con el más vivo placer a este pue-
blo entusiasta. Lo hemos visto en la noble actitud del El profundo interés de los chilenos de todas clases —en
amigo que, después de una larga ausencia, estrecha en Concepción, en Valparaíso, en Santiago, en todos los
sus brazos al objeto querido de sus ansiosos votos; en la pueblos del tránsito—, los acatamientos de respeto y los
sagrada relación del huésped que agasaja y obsequia al agasajos de cariño; los encantos de la belleza y de las ga-
bienhechor a quien debe una existencia de seguridad y las de la milicia; la tierna voz de la infancia y el grave
fe y gloria. Esta afectuosa gratitud es, a nuestros ojos, tan acento del sacerdote; los himnos de la patria, que celebra
interesante por su causa como por su origen, tan hon- los triunfos de la restauración, y los cánticos de la piedad
rosa a los que ha inspirado como a los que han sido ca- religiosa, que reconoce en ellos la mano del eterno, todo
paces de sentirla. En estos transportes de júbilo vemos ha contribuido a la solemnidad y alegría de esta fiesta

358 359
patriótica. Cada cual ha hablado el lenguaje que le era Una ojeada a Valparaíso
propio, y las demostraciones honoríficas del gobierno El Mercurio de Valparaíso
6 de septiembre de 1841
han sido dignamente sostenidas por el exaltado alborozo Domingo Faustino Sarmiento
del pueblo.

D
ebido a las guerras civiles que asolaron a
la República Argentina en los años pos-
teriores a su independencia, el célebre
político, pedagogo y literato argentino Domingo
Faustino Sarmiento buscó asilo en Chile. Tras
llegar al país en la década de 1840, formó par-
te de una numerosa emigración argentina entre
la que destacaron políticos e intelectuales como
Juan Bautista Alberdi, Bartolomé Mitre y Vicen-
te Fidel López. Sarmiento comenzó a publicar
con gran éxito artículos y crónicas en diversos
periódicos chilenos e incluso llegó a fundar un
diario propio, El Progreso. En estos medios tomó
parte en encendidas polémicas políticas y litera-
rias y dio a la luz obras como Facundo, civiliza-
ción y barbarie, pieza fundamental de las letras
hispanoamericanas. El gobierno conservador
de Manuel Bulnes lo contrató para organizar la
Escuela Normal de Preceptores, la primera del
continente, y para impulsar la educación pública.
Con esa finalidad fue enviado a Europa y Estados
Unidos a investigar métodos de enseñanza para
aplicar en Chile. En 1851, con la caída del dicta-
dor Juan Manuel de Rosas, Sarmiento retornó a
su país. En 1868 fue elegido presidente de la Re-
pública. La crónica aquí reproducida forma parte
de una serie de cinco textos publicados del 2 al 7
de septiembre de 1841 para informar de primera

360 361
mano a los capitalinos sobre la vida y la sociedad todos los rótulos que he leído, que el que se necesita para
del cosmopolita puerto de Valparaíso. usar con propiedad el pronombre “god damn” que, se-
gún los hablistas, es la radical de aquella lengua.

Amanece muy tarde en Valparaíso, y sería reputado un Principio, pues, a observar por donde aquí se principia la
ocioso o un hombre de campo el que abra puerta o mue- vida comercial. La gente acude en tropel hacia un cierto
va mano antes de las 10 de la mañana. Esta es la costum- punto y tan de prisa van, que me imagino que la última
bre, y a fe que no es mala. Hallábame en la calle al día seña han dado y la misa va ya por la epístola. Error: es el
siguiente y en un momento había mirado y remirado la correo el lugar a donde se dirigen. Me escurro entre los
Bolsa, el muelle, la aduana, subido a los cerros, descen- que entran y busco en las listas una carta que nadie me
dido a la playa, internádome en las quebradas y medido ha escrito. Las “populace” del escritorio, llega desatada:
con asombro calles que solo dos varas de ancho miden. se apiña, se embaraza, se agita, se rebulle, grita, abre la
Almacenes y registros, tiendas y dulcerías francesas. puerta de la barra que separa a los empleados de la ren-
Rótulos por todas partes, aquí leo Burnet & Co., mas allá ta, se cuelan algunos dentro, se apoderan de la corres-
J. & A. Grogan, por allí Good Habana Cigars, acullá Cre- pondencia, todo lo revuelven y desordenan. Un pastelero
sey & Ogg Ship, Chandleers Oil and colour stores, Best caritativo presta sus servicios gratis y se erige sui juri en
beer & cigars off all kinds, William I. Hobson y Thomp- repartidor de cartas. La batahola es infernal, todos ha-
son and Clark Provission Store. blan a un tiempo, y carcamanes, yanques y gringos de
todas las clases fingen hablar en castellano. La confusión
Útil me parece la idea: de este modo se ahorra al gobier- de lenguas sobreviene como en la torre de Babel hasta
no la molestia de numerar las casas, que en este laberinto que el bueno del administrador pierde paciencia y levan-
habría parecido necesario, y los locatarios mantener un ta la voz, como Neptuno, para hacer callar los vientos, y
portero que es parte integrante del menaje en Santiago logra al fin restablecer el orden necesario para librarse de
—cada uno tiene a la puerta su nombre— y muchas pre- esta mala raza.
guntas y respuestas se ahorran. Es lástima que esta cos-
tumbre no se generalice, pudiendo ser además una pú- Si muchos buques se conjuran a llegar a un tiempo de
blica escuela de idiomas, pues sé más inglés ahora, con varios puntos, es seguro que algunas cartas se entrega-

362 363
rán a los seis días. Por lo demás, el correo de tierra no todo esto en castellano castizo, según lo previene el nue-
llega siempre a la misma hora, ni es seguro que ni tarde vo reglamento de aduana. No se piensa: se trabaja, y esta
ni temprano venga todos los días. Independiente de la vida me sería insoportable.
monotonía que trae consigo la regularidad absoluta, ¿qué
Por aquí iba en mis reflexiones cuando, entre la multi-
hacer a las naves para que nos ahorren sus aguas, al ca-
tud de fisonomías que me circundan —blancas, rosadas,
mino para que no se empape en ellas, como un abogado
cobrizas, pálidas, negras, tostadas o escarlatas— veo la
es Antonio Gómez y Acevedo, y al Pudahuel para que
de uno que me causa una vaga impresión. Lo miro; me
deje pasar la gente?
observa. Nos miramos con atención; nos examinamos y
Me planto ante el muelle y la aduana: el torbellino de nos aproximamos al fin. ¡Era él! ¡Quién lo creyera! Des-
pueblo de fraque o de gorro, con pólizas en mano o ba- pués de tantos años, él! Es decir, un pobre mozo que co-
rriles de alquitrán encima, me empuja, codea, atropella nocí niño en otro tiempo y lo encontraba hombre ahora.
y da vuelta en todos sentidos, sin dejarme contemplar la A propósito, le digo después de pasado el alborozo suyo,
fachada de la aduana, el caduceo de Mercurio que remata que en cuanto a mí me sentía muy elevado para ponerme
en graciosa torre, los cañones que la circundan y las ca- alegre sin faltar a la decencia.
denas que los ligan entre sí. Busco las relaciones que ligan
—A propósito, necesito que me enseñes todo lo más
la aduana con los cañones y las cadenas y ya creía haberla
curioso de este puerto; ni conozco los malos pasos, ni
encontrado cuando un grupo de cargadores me pone de
hay guía de forasteros, ni nombres tienen las calles, ni
hinojos en las piedras. “¡Cuidado señor!”, me dice uno al
números las casas, como en Santiago, donde hay el más
pasar con el enorme fardo que lleva sobre sus hombros.
completo arreglo a este respecto. Necesito ver el museo,
“¡Eh!”, replico, limpiándome mis rodillas.
la biblioteca, el arsenal, la escuela náutica, el tajamar, el
Este es un pueblo material, positivo, hediondo a taberna paseo público, el teatro, la lonja, las plazas y todos cuan-
y a brea: no es a propósito para el cultivo del genio, de tos monumentos hay dignos de la atención y curiosidad
las ideas y de los grandes pensamientos. Si un literato se de un viajero.
presenta, le piden el manifiesto por mayor y por menor —Pero yo tengo que ir a bordo.
de sus efectos y la póliza para sacarlos de almacenes, y —¿De qué buque?

364 365
—Del que acaba de llegar de Francia. —¡Ah! Si hacemos eso, ya veo que es mejor no pararse en
—Vamos. pequeñeces: seamos buenos huéspedes y perdonemos las
—Aguardemos la visita. flaquezas del prójimo.
Con la visita, y dicho y hecho, suplico al capitán de puerto
Entro al camarote del capitán, al tiempo que el marina
y me cuelo en la chalupa. Reman, y estamos a bordo. Un
presenta su manifiesto. ¡Qué horror! Está en francés, le
oficialito de marina está haciendo algunas anotaciones.
dice el teniente de resguardo. “Oui”. No puede presen-
Me informo del objeto.
tarlo a la aduana. “Oui”. Queda el buque incomunica-
—Es de la marina inglesa.
do hasta que lo haga traducir. “Oui, oui”. ¡A quién viene
—¿Y estos señores no aguardan la visita de la capitanía
consignado! “Oui, oui”. Hay un nuevo reglamento que
de puerto?
prohíbe la presentación de manifiestos en idioma gaba-
—No siempre, sobre todo si el buque que entra tiene facha
cho. “Oui, oui, oui”. ¡Ya lo saben! “Oui, oui, oui”.
de negrero; además, tienen deseos vivísimos de saber de
Europa y se morirían de impaciencia aguardando la visita Afligido de presenciar esta escena, me improviso intér-
del puerto, y luego en América se vive sin ceremonia. prete de aduana y traduzco al francés aquel lo que le di-
—¡Si nuestros buques de guerra fueran al Támesis harían cen, pero ¡nuevo inconveniente! Porque en mi vida las vi
allí lo mismo! más gordas —ni una palabra me entiende—, de lo que
—No precisamente lo mismo, hay allí tanta etiqueta que infiero que no ha estudiado el francés por Chantreau
daría cortedad tomarse esa confianza. como yo. Me doy maña y al fin comprende que sus efec-
—Sí, son allí gentes muy cultas: no obstante, yo me daría tos están en cuarentena, que debe hacer traducir con al-
por sentido de este procedimiento. guno —que no conoce— un manifiesto de siete pliegos
—¡Qué locura! ¿Haría usted una reclamación al cónsul, de marquilla, que contiene 1.000 marcas complicadas
que le contestaría con una larga nota diplomática, se ma- que pueden ser cambiadas o adulteradas por inadverten-
nifestaría usted algo descontento, lo descontentarían del cia o por inexactitud del traductor; nombres de efectos
todo con una segunda, seguiría un año la danza, vendría arrebozados que pueden ser mal vertidos en castellano,
un ultimátum y atrás un bloqueo, sobre que bailan los y cuando llegue la comprobación de las vistas, salir a la
marineros por bloquearnos? luz la mañana, y a todos los cargos de fraude, ocultación

366 367
—etc., etc.— contestar “oui, oui, oui”. El pobre gabacho los antiguos católicos, tan infectos, tan inmundos y tan
se asombra, murmurando entre dientes: “¡Mon Dieu! innobles. El lindo templecillo que sirve para los últimos
¡Mon Dieu! ¡Mon Dieu!”, pero no hay remedio. Es pre- oficios tiene en la puerta una plancha de bronce que re-
ciso aguardar la traducción y buscar antes quien la haga: cuerda el nombre de Melgarejo, que lo hizo edificar: Deo
pagarla, pues el que quiera celeste que le cueste, y en nin- Ecexit V.
guna parte del mundo hay traductores de aduana. Se le
Mi guía me lleva a Cerro Alegre, en donde se goza de una
permite, no obstante, que baje a tierra y aun le conceden
vista tan imponente; de camino me informa de algunos
desembarcar las muestras, de las que pagará in integrum
pormenores. El alumbrado público se hará con gas aquí,
los derechos y al contado si vende un solo pañuelo, lo que
le digo, puesto que todo es a la extranjera.
es muy puesto en razón.
—No hay alumbrado público.
Nosotros nos dirigimos al muelle, y mi antiguo camara-
—¡Cómo que no!
da, que ignora donde está el teatro, me conduce al paseo
—Las noches de luna es inútil: el reflejo del mar basta.
público por la quebrada de Elías arriba. Un largo ascenso
—¿Y cuando no hay luz que reflejar?
nos conduce de revuelta a un hermoso jardín, lleno de
—Entonces los serenos previenen a los tenderos que
pilastras piramidales: me parecen sarcófagos; me acerco
pongan farol; los que no son tenderos están dentro de
y leo “Aquí yace…”.
sus casas, como no salen ni reciben gente, no participan
— ¡Pero, hombre, esto es un cementerio! del gasto, y los dueños de registros, como son extranjeros
—Es el Panteón, adonde vienen de paseo las familias. y no viven en sus vastos almacenes, no lo hacen tampo-
co, ni se les exige, porque sería eso faltar a las leyes de la
No me parece mal la idea de asociar así la muerte y la
hospitalidad. La Planchada y todo el puerto en general
vida, sobre todo cuando nuestros cementerios modernos
suele ser una boca de lobo, en las noches nubladas, sin
son tan hermosos, tan amenos; y este es sin duda el pun-
que esto traiga inconveniente alguno, pues los serenos
to de vista más bien escogido. Debemos a los protestan-
llenan su deber cuidando la propiedad, y los particulares
tes el haber introducido un uso tan digno de la civiliza-
tienen buen cuidado de pisar bien para no romperse las
ción y del decoro, en lugar de aquellos campos santos de
narices de un tropezón.

368 369
—¿Y los serenos gritan aquí, donde hay tanto infiel, “Ave o incrédula tierra, sin tener en ello más parte que la que
María purísima”? tenemos nosotros en haber nacido en la nuestra, prueba
—No: aquí dicen “¡Viva Chile!” Y luego las horas. Cuan- que las autoridades locales se penetran cada día más de la
do tiembla u ocurre un incendio, entonces dicen “Ave necesidad, si no de la justicia, de permitir a estos desgra-
María purísima, ¡una casa se está quemando! Ave María ciados que adoren a Dios en Valparaíso como lo adoran
purísima, ¡un buque a tierra!” en su país, por la misma razón que ellos nos permiten
que lo hagamos a nuestro modo en el suyo. No hay peli-
Esto último es verdaderamente religioso, lo demás es una
gro que ningún buen cristiano se vuelva protestante y, si
vejez miserable, en que se prostituyen palabras que de-
sucediera, por cada uno que diese vuelta casaca, hay sin
bieran reservarse para los casos de aflicción y de oración
eso quinientos que la botan de su propia moto.
pública. En Santiago nos acatarran con una cantinela
que, teniendo por objeto avisar las horas, nos dejan en Pero las piernas me flaquean de tanto subir y bajar, y des-
ayunas de lo que dicen, porque levantan la voz donde na- cendimos lentamente con rumbo a la mesa de Madama
die escucha y la bajan en lo único interesante. Si pudiera Aubry. ¡Un nuevo alboroto en la calle real! Los hom-
representar en caracteres los altos y bajos de la voz, ten- bres de fraque y levitón van sin sangre, corriendo hacia
drías una idea cabal de tal desentonado canto, de manera la aduana. ¡Incendio! ¡Las bombas! ¡Sublevación por el
que el que no tenga reloj para saber qué hora cantan se reglamento nuevo! “¡Aquí de la guardia, aquí de la guar-
queda en blanco. dia!”, grito yo, sin saber lo que se pasa, y echo a correr
también, por seguir el movimiento universal y porque no
Pero lo que más me llama la atención es la sustitución del
me zampen en el barro con mi frac mis botines de fraile.
“Viva Chile”, en lugar del anticuado “Viva María”. Aquí
En frente de la Aduana, en la parte que da a la Planchada,
hay mucho que ver y deducir. En primer lugar, que sería
está lo grueso de los amotinados; allí llegan refuerzos de
una descortesía estar gritando al oído a cuáqueros, ana-
todas partes. El peligro o la irritación común nos hacen
baptistas, anglicanos, judíos y moros, toda la noche y a
a todos iguales, y los embreados marineros, los soldados
cada cuarto de hora, “Ave María, Ave María”; y en segun-
británicos, los cargadores, los patrones y dependientes
do lugar, que esta atención y consideración a los errores
se confunden, se esquivan, se agrupan y se colocan en
de sus padres y a la desgracia de haber nacido en mala

370 371
dos filas paralelas. Espero ver al caudillo que mande ali- que va trote que trote, y que debe llegar en hora y media,
nearse, pues de todas partes repiten: “¡Allá están! ¡Den atendido su mayor volumen, edad, capital, circunspec-
lugar! ¡Pónganse en órden!” Mi compañero detiene de ción, etc.
los faldones a un conocido, a quien pregunta lo que hay
Nuevo atropamiento en el muelle para verlos pasar por
y le increpa el que tan fácilmente se comprometa en un
la Cruz de Reyes. ¡Puff! El gringuito lleva una inmensa
motín que puede traer serias consecuencias: le indica
ventaja. ¡Son tan veleros los buques ingleses y tan velo-
que pueden llover balas del Barón, de San Antonio, y que
ces los caballos! Veinte anteojos están fijos en la playa:
la fragata Chile está todavía a la vista y puede volver de
nos señalan al primer corredor y uno menea la cabeza al
arribada a castigar a los conjurados, que se aprovechan
ponerle la visual al segundo. ¡Malo!, dice y muy malo: ya
de la ausencia del gobernador.
lleva tanta lengua de fuera y la Viña del Mar es lejos, no
—¿Qué está usted diciendo de conjurados, balas y go- como quiera.
bernador!
Abobado y deseoso de aclarar este embrollo, pregunto a
—¿Y qué es esto, sino una sedición?
alguno, el que tengo a mi lado, ¿qué asunto es este? ¿Qué
— No sea usted majadero: es una carrera a pie que corren
carreras tan desusadas?
dos comerciantes hasta la Viña del Mar.
—¡Es posible! —Es que anteayer un inglés hizo apuesta de ir a la Viña
del Mar en 30 minutos y llegó en 27 y medio, otro apostó
“¡Den lugar! ¡Den lugar! ¡Lugar!”, gritan de todas partes.
que llegaría en 27 y llegó en 25 minutos, 49 segundos y
La turba se abre, se revuelve y deja ver dos hombres de
32 terceros.
chaqueta, faja y bastón que parten en medio de la bu-
—Ingleses muy corredores, sin duda.
lla, las apuestas, las risadas, el entusiasmo, el alboroto, la
—Es que iban a caballo.
alegría y el movimiento general. Unos los siguen en su
—¡Puff! Más corren nuestros guasos.
carrera, otros disputan sobre la probabilidad de que el
—Mañana hay una carrera de chalupas, pasado mañana
inglesito —joven, delgado y con piernas de zancos— lle-
una de botes y otra de goletas y, últimamente, se dice que
gue a la meta en el espacio de una hora, que es el conve-
habrá más tarde una de buques de guerra, sobre todo si la
nido; otros menean la cabeza al ver pasar a su adversario,
cuestión de Oriente hace subir mucho las apuestas.

372 373
Vuélvome a lo de esta Madama Aubry, cuya mesa me tie- La vida en el mineral de Chañarcillo
ne enamorado: pido la sopa, macarroni, sardina, jamón El Mercurio de Valparaíso
2 de febrero de 1842
de oso, arenque, salchichón de Génova, chorizo de Ex- José Joaquín Vallejo (Jotabeche)
tremadura y cuanto más hay que no sea cristiano, que

E
no sea usado, que huela, en fin, a extranjería, a buque, a
l mineral de plata de Chañarcillo, ubica-
tierras lejanas. Se habla de todo y no se entiende palabra,
do a 45 kilómetros al sur de Copiapó, fue
hasta que una entra jadeando, sin aliento, y se descarga descubierto el 16 de mayo de 1832 por el
de la noticia, que nos repite cien veces, de que el de la arriero y cateador Juan Godoy. La noticia de su
hora y media de término se enfermó y hubo de lanzar el hallazgo provocó la llegada masiva de personas,
tanto nacionales como extranjeras, interesadas
alma al subir las Hermanas, sin cuyo accidente hubiera en enriquecerse rápidamente. La circulación de
ganado la apuesta, y el de la hora se asió de la cola de un abundante mineral de plata, el súbito esplen-
caballo y se hizo remolcar hasta el término de la carrera. dor de los más afortunados y la presencia de los
rudos mineros conformaron un pueblo sin ley
Grande bulla y algaraza entre los circunstantes: la duda en medio del desierto, en el que campeaban las
ocurre de quién ha ganado. Sostienen que el primero, borracheras, el juego, la prostitución y la vio-
que el segundo, que los dos, que ninguno. Se bebe vino, lencia. El gobierno intentó ordenar y controlar
a los díscolos mineros enviando fuerzas milita-
se establecen principios, se citan leyes, se apresan bote-
res, reprimiendo el contrabando de minerales o
llas, el reglamento de aduana, la tarifa, el derecho maríti- “cangalla”, instaurando la ley seca y prohibiendo
mo, internacional, ¡qué batahola! la presencia de mujeres. La explotación de este
riquísimo yacimiento permitió el desarrollo de
grandes fortunas, impulsó la constitución de
nuevos grupos sociales y políticos, representados
por el Partido Radical, y constituyó el principal
sostén económico del Estado chileno.

He visto esta población, no de casas sino de cuevas. He


visto un cerro cubierto de agujeros redondos, semejante
a un madero horadado por la polilla.

374 375
A veinte leguas al sur de Copiapó y al terminar una cade- de los mineros es, pues, arribar a esa línea, que llaman
na de montañas que, en una larga distancia, se extiende planes; línea donde ninguna esperanza ha dejado de ser
tomando diferentes direcciones, y revistiéndose su su- satisfecha, y donde la voluble fortuna, cansada de resistir
perficie de diversos panizos o colores metálicos, descu- a su tenaz conquistador, recompensa su constancia.
brió un cazador de guanacos, en mayo de 1832, ese de-
Una mina es un raro testimonio del poder y de la osadía
pósito todavía incalculable de plata. Allí han encontrado
del hombre; y quizás surcando impávido el borrascoso
unos la gran fortuna que poseen o aumentado la que te-
océano no pruebe mejor la grandeza de su destino que
nían; otros han perdido, estimulados por la codicia los
recorriendo y salvando las simas que él mismo ha ela-
caudales que antes disfrutaban, y no pocos, después de
borado bajo el enorme peso de desquiciadas montañas.
enriquecerse pasmosamente, arrancando a Chañarcillo
Al marino, mil esperanzas le rodean en los peligros; un
sus tesoros, han vuelto a caer en la miseria consiguiente
bote, una tabla puede conducirlo salvo a la orilla. Al mi-
a la prodigalidad, a la imprudencia y a locas disipaciones.
nero solo le rodean tinieblas: una vez desviado su pie del
En menos de diez años, este mineral ha producido más difícil sendero que le guía, nada le favorece en su nau-
de doce millones de pesos, y si pudiera avaluarse en di- fragio. Ni aun siquiera tiene lugar de divisar la muerte
nero la cuarta parte de las esperanzas fundadas en él que le sorprende en el acto de dar la prueba más vigorosa
actualmente, muchos guarismos se emplearían en ex- de su existencia. El estallido horrible de la pólvora que
presarlas. Las minas en laboreo pasan de doscientas — quema el barretero en la labor que trabaja; la conmoción
algunas están ricas; otras, su beneficio es contingente—, producida en la enorme mole cuyo centro se hiere, y el
pero todos los cálculos y probabilidades parecen asegu- estruendo mil veces repetido por los ecos de las demás
rar en casi la totalidad de ellas el deseado alcance tras del concavidades y grietas de la mina, es lo más imponente
cual marchan sus dueños con la misma tenacidad, maña, de cuanto puede experimentarse, es la expresión sublime
paciencia y artificios que cuando se quiere conquistar el de la omnipotencia de la industria o —como dicen los
corazón de una bella desdeñosa. Las vetas de Chañarci- mineros— el rugido furioso del cerro que siente despe-
llo que han llegado a ser explotadas en una determina- dazadas sus entrañas. Por preparado que uno se halle a
da hondura, dan un metal riquísimo. El conato general oír aquel ruido tremendo, un terror violento le sobrecoge

376 377
sin que pueda sacudirle aun después que pasado el fenó- sufre; pero apenas tira al suelo la carga vuelve a desplegar
meno, dudando, al parecer, que haya podido verificarse su hermoso talle, da un alegre silbido, bebe con ansia un
sin sepultarle allí mismo, y desprendiendo solo algunos vaso de agua y desaparece de nuevo, entonando un verso
trozos de piedra para dejar a la vista el rico metal de la obsceno, por el laberinto embovedado de aquellos luga-
veta que se persigue. res de tinieblas.

Las labores de la Descubridora, mina jefe de Chañarcillo, Las minas, que actualmente se hallan en un estado más
tanto por ser la primera hallada cuanto por su riqueza, lisonjero, son la Descubridora, las Guías, la Carlota, la
se encuentran trabajadas a mayor profundidad que las Santa Rita, la Rosario de Picón, la Colorada, Santo Do-
otras. A la vista de un hombre medio desnudo que apa- mingo, la Esperanza, el Bolaco y San José. Un número
rece en su bocamina, cargando a la espalda ocho, diez y considerable de otras, a pesar de hallarse en el día bro-
doce arrobas de piedra, después de subir con tan enor- ceadas, no las venderían sus dueños sino por sumas
me peso aquella larga sucesión de galerías, de piques y ingentes, lo que prueba cuán bien alimentadas son las
de frontones; al oír el alarido penoso que lanza cuando esperanzas que prestan; a que se agrega que apenas es
llega a respirar el aire libre, nos figuramos que el minero desamparada una mina cuando uno o más la denuncian
pertenece a una raza más maldita que la del hombre, nos y siguen su laboreo hasta encontrar en ella la fortuna o
parece un habitante que sale de otro mundo menos feliz su ruina. Chañarcillo es, pues, un punto donde se trabaja
que el nuestro, y que el suspiro tan profundo que arroja, con una actividad asombrosa, con una constancia digna
al hallarse entre nosotros, es una reconvención amarga de la mejor recompensa. Por mucho tiempo seguirá sien-
dirigida al cielo por haberlo excluido de la especie huma- do uno de los fundamentos de la riqueza de esta Repúbli-
na. El espacio que media entre la bocamina y la cancha ca, sobre la cual derrama el cielo sus bendiciones para la
donde deposita el minero los metales, lo baña con el su- felicidad de sus hijos, y en la que tanto noble americano
dor copioso que brota de todos sus poros; cada uno de viene a enjugar las lágrimas de sus desgracias.
sus acompasados gestos va acompañado por un violento
En el centro del mineral se ha formado un pueblo lla-
quejido; su cuerpo encorvado, su marcha difícil, su respi-
mado Placilla. Allí es donde los mineros van a solazarse
ración apresurada, todo, en fin, demuestra lo mucho que
de noche. El juego, el amor, el ponche y todos los vicios

378 379
les hacen consumir en una hora el producto de su tra- La Endemoniada de Santiago
bajo, y el valor de las piedras ricas que en conciencia El Ferrocarril
8 y 9 de agosto de 1857
se ven obligados a quitarle al patrón para que no gane Anónimo
tanto, trabajando tanto menos que ellos. La Placilla es

H
una Babel, la confusión no de todas las lenguas sino de
acia la década de 1850 Chile transitaba
todas las fortunas de Chañarcillo. Hallándose, dentro
desde una sociedad tradicional a una
de su circuito, abolido aquello de mío y tuyo, los mine- moderna. Las tensiones producidas por
ros venden los metales que les han tocado en la quiebra este proceso se reflejaron en diversos ámbitos, y
del día, con la misma franqueza que el dueño remite a uno de los más polémicos fue el que enfrentó a
la Iglesia Católica y a la ciencia médica en torno
la máquina de Fragueiros y Codecido las que ha podido al caso de Carmen Marín, la “Endemoniada de
salvar del hurto. Santiago”. Era una joven de condición humilde
aquejada por un grave trastorno de conducta que,
según la Iglesia, evidenciaba una posesión diabó-
lica. La ciencia médica, en cambio, diagnosticó
su dolencia como una enfermedad mental. Para
los efectos de resolver la controversia, el Arzobis-
pado de Santiago nombró una comisión de médi-
cos y sacerdotes católicos que disputaron públi-
camente la explicación y el tratamiento del mal
que aquejaba a la mujer. La prensa y la opinión
pública tomaron partido en la disputa, acusando
una supuesta manipulación del clero para ejecu-
tar un montaje o denunciando la impotencia de
la ciencia ante el misterio de lo sobrenatural. La
cuestión sería resuelta a favor de la medicina gra-
cias al informe redactado por el doctor Manuel
Antonio Carmona, quien, sustentado en la inves-
tigación de la historia de vida de la muchacha y
en el análisis del traumático desenvolvimiento de
su sexualidad, sería capaz de explicar una serie
de conductas consideradas sobrenaturales sobre

380 381
bases estrictamente empíricas. Posteriormente, exactitud, como sucede siempre en las personas atacadas
este caso sería reconocido como el hito que inició de este mal. El sacudimiento que experimenta en su sis-
la psiquiatría en Chile.
tema nervioso —que en los momentos del ataque se ma-
nifiesta con una contracción espantosa y saltos violentos,
unidos a la rareza con que se presenta en los pueblos una
El sábado último tuvo lugar en el Hospicio el sainete más
enfermedad de esta clase— ha dado origen para que la
ridículo e infame que puede darse en espectáculo a un
ignorancia vea en este desgraciado fenómeno algo sobre-
pueblo civilizado. La farsa fue completa y el cinismo, lle-
natural y maléfico y para que el vulgo suponga que la
vado a su mayor exceso. La pluma se resiste a darle los
enferma es una mujer endemoniada, que lleva a Satanás
calificativos que le corresponden, porque para hacerlo
en sus entrañas.
como es debido sería necesario abjurar de todo decoro
y penetrar en el fango en que hemos visto a los farsan- Algunos explotadores de este ciego y hábil fanatismo,
tes que fueron los actores principales de esta patraña in- interesados en la aseveración de este error, no han querido
moral y escandalosa. Pero no es esto todo, sino que la perder la oportunidad de explotar la superchería, y con
imprudencia con que trata de enlodarse el buen sentido mengua de dignidad sacerdotal se han propuesto dar a
nacional se ejecuta por hombres que revisten el carácter la muchacha enferma en espectáculo y ejecutar un sai-
sacerdotal y que prostituyen la fe religiosa, autorizando nete repugnante, reducido a que un clérigo mandaba al
con sus palabras y con el evangelio el escándalo inaudito Diablo en nombre de Dios que cesara en sus cabriolas y
de una superchería por la que se hacen acreedores de un abandonara el cuerpo de la poseída y este, tenaz y dísco-
castigo ejemplar. lo, hacía una vigorosa resistencia, hasta que por último
el rezo del evangelio de San Juan obtiene la victoria y el
Desde hace algún tiempo, una muchacha bien parecida
clérigo dice a los concurrentes: “Señores, ya está buena
y de unos 20 años de edad es atacada periódicamente,
la enferma, tápenle la cara porque después del ataque,
según la opinión de distinguidos facultativos, de fuertes
cuando vuelve en sí, siempre se avergüenza y llora”. Los
accesos de una epilepsia cataléptica, la que se desarrolla
concurrentes, con los ojos fijos en la enferma, se ponen
con todo su horror en ciertos momentos determinados
a caza del Diablo pero inútilmente, porque este, que es
que la misma enferma indica con bastante precisión y

382 383
muy ducho, se sale sin ser visto, sin duda para libertarse
de los mojicones que provocaría su presencia. ˜
¡Farsa execrable! ¡Sainete ridículo! Y, sin embargo, se so- Por hoy publicamos el que fue pedido al doctor Laiseca.
porta y se consiente y no se castiga a los que cometen Helo aquí:
tamaña infamia. ¿Hasta cuándo la autoridad permite que El profesor de medicina y cirugía que suscribe, residente
la fe religiosa sea escarnecida y vilipendiada por los mis- en esta capital, certifica en debida forma: que el día 28
mos encargados de revelar su sublimidad y su pureza? del pasado, como a las tres de la tarde, me trasladé a la
Castíguese, escarmiéntese esos ateos de sotana que per- Casa de Hospicio para reconocer si la enfermedad de una
vierten las creencias, profanan la religión y santifican y joven allí reclusa era natural o sobrenatural, y en todo
perpetúan el embrutecimiento supersticioso de nuestras caso determinar cual sería esta, según lo expresaba la in-
masas. Basta de consideraciones mal entendidas, que no vitación que recibí por escrito, firmada por el presbítero
son otra cosa sino una autorización y procedamos a im- señor don Raimundo Cisternas, por encargo de su seño-
pedir la repetición de sainetes ridículos e indecorosos. El ría ilustrísima, señor Arzobispo, con el expresado objeto.
buen sentido nacional no puede ser ultrajado impune-
mente. Un baldón de desprecio y de ignominia debe, por Luego que me presenté, fui introducido a una pieza ente-
de pronto, arrojarse al rostro de los farsantes. ramente llena de sacerdotes, de señoras y de varias otras
gentes, por entre las cuales con dificultad pude llegar
Los farsantes que han distraído la opinión pública con los hasta la enferma. Esta se hallaba tendida sobre una cama
sufrimientos de una pobre mujer, atacada de una terrible en el suelo y presentando naturalmente los síntomas si-
enfermedad, han solicitado el testimonio de algunos fa- guientes: convulsión de todos los músculos de la cabeza
cultativos, creyendo que estos se prestarían a tomar parte del tronco y de los miembros; hinchazón o sublevación
en su indigna farsa. Por fortuna, no han podido conse- y depresión alternativas del cuello, del pecho y del vien-
guirlo y, viendo frustradas sus esperanzas, han rehusado tre, pudiéndose oír en este último el ruido formado por
los informes de nuestros médicos, que solo iban a hacer los líquidos y por los gases contenidos en el tubo intes-
más palpable su ardid. tinal, fuertemente sacudido por las convulsiones mus-
culares; calor natural, aridez de la piel, sequedad de la

384 385
boca, semblante descompuesto y expresando la angustia, imitación que, por lo mismo, están expuestas contraerlas
ojos cerrados, conjuntivas y escleróticas fuertemente in- todas las personas, sobre todo del sexo femenino, que por
yectadas, rotación convulsiva del globo del ojo, pupilas una necia curiosidad o por cualquier otro motivo con-
dilatadas e inmóviles; respiración más o menos difícil y curren a presenciar el penoso estado convulsivo de estos
algunas veces con estertor, movimientos del corazón tu- enfermos.
multuosos y más o menos fuertes, afonía y pulso concen-
Ha sido, sin duda, por todas estas y algunas circunstan-
trado, lento e irregular.
cias, que allá en tiempos remotos se daba el nombre de
La enferma es una joven como de 18 años de edad, de endiabladas o endemoniadas a las personas que la pade-
temperamento “sanguíneo-nervioso” y de “idiosincrasia cían, nombre que hoy se ha reemplazado por el más mo-
uterina”. Estado, soltera. desto, aunque no más inteligible, de espirituadas.

Ignoro el tiempo ha que padece esta enfermedad y cual Nada tiene tampoco de sobrehumano ni de extraordina-
haya sido la educación y el género de vida de la paciente. rio el que con estos o aquellos medios empleados, puedan
Solo sé que estuvo por esta misma enfermedad algún suspenderse todos o muchos de los principales síntomas
tiempo en el hospital de San Borja de esta ciudad, en instantáneamente y por un tiempo más o menos largo.
donde, sea por los remedios que se le hicieron, sea in- La ciencia posee casos de curaciones radicales e instantá-
dependientemente de ellos, pasó unos cuantos meses sin neas obtenidas por una fuerte impresión moral.
que le repitiera el accidente.
Esta enfermedad, que en medicina se llama histeria, es
Nada tiene de sobrenatural esta enfermedad, nada de ex- de la que, en mi concepto, sufre la paciente en cuestión.
traordinario, sino es la inmensa variedad de sus formas,
Para los efectos a que haya lugar, firmo el presente a tres
la irregularidad de su marcha, sus diversos modos de ter-
días de agosto de 1857.
minación y la falta de rasgos constantes y característicos
sobre el cadáver. A esto agregaré como una indicación Doctor Andrés Laiseca, miembro propietario de la Uni-
humanitaria el ser esta enfermedad, como otras enfer- versidad y de la Facultad de Medicina de Bogotá.
medades convulsivas, esencialmente contagiosas por

386 387
Crímenes, malones y espectáculo sentada. Y esta misma virtud tampoco está a cubierto de
La Semana toda sospecha. Ha habido esta semana más de un motivo
3 de diciembre de 1859
(ha habido dos motivos para ponerla en duda): un conato
Domingo Arteaga Alemparte
de infanticidio, y otro que no ha sido conato sino perpe-

L
tración de rapto, con todas sus lastimosas consecuencias.
os hermanos Justo y Domingo Arteaga
Siguiendo las huellas de Medea, bien que sin tocar a la
Alemparte fueron pioneros en la prensa
literaria y científica chilena. Fundaron La perfección de su crueldad, una madre abandonaba una
Semana, medio en el que publicaron sus crónicas de estas noches a su hijo recién nacido y le daba por re-
sobre la actualidad política, social y cultural. Jus- gazo el empedrado de nuestras calles; al paso de dos co-
to fue el autor de “Crónicas de la Semana” y Do-
mingo de “Ecos de la Semana”. Ahí daban cuenta cheros, protegidos de la oscuridad, se transformaban en
de la vida cotidiana en Santiago, enfatizando las torpes sátiros para robar y ultrajar a una incauta dama.
informaciones sobre la actividad cultural. Estas Son dos reminiscencias mitológicas de la peor especie.
crónicas representaban los afanes modernizado-
res en la experiencia cotidiana de la gran urbe, Mal que pese a nuestra cultura, no es esta la primera oca-
dejando atrás la crónica o el relato de costum-
bres. Por esto se les considera los padres de la sión en que una mujer entrega sin piedad a una muerte
crónica periodística moderna en Chile. cierta el fruto de sus entrañas y abate así el orgullo de
nuestra pobre humanidad, capaz de tan nobles acciones

y de proezas tan infames, tan delicada y tierna a la vez, y
¡Qué segura tranquilidad, qué apacible sosiego el de a veces peor que las aves de rapiña que comparten siem-
nuestra honrada capital! No parece sino que durmiera pre con sus hijos su nido y su sustento, y peor también
el sueño de los justos, que son los que tienen el sueño que las bestias feroces, que jamás rehúsan a sus cacho-
más pesado, según se cuenta de los que durmieron rros el abrigo de su guarida y el jugo de sus ubres.
en tiempos de antaño. Porque hoy en día los justos ni
Y mal que pese a la previsión femenina, no es esta tam-
velan ni duermen, sino que han desaparecido; no se les
poco la primera ocasión en que las exorbitantes bellaque-
encuentra en parte alguna, ni siquiera en Santiago, donde
rías de los cocheros nos hacen recordar las metamorfosis
la virtud es sólida, tan universal, de reputación tan bien
del enamorado Jove. Pero el padre del Olimpo podía im-

388 389
punemente hacer de las suyas entonces, que no había en Contra su arraigada costumbre, nuestra sociedad ha
la tierra policía: hoy, que la tenemos, deberían las cosas leído esta semana, y después de leer ha comentado, un
pasar de otra manera y castigarse severamente a los auto- folleto que acaba de darse a luz con el título de “El go-
res de tan ruines violencias, ya fuesen dioses o cocheros. bierno y la revolución”. Bien quisiera, benévolos lectores,
deciros esos comentarios, si no fuese que en este asunto
Entre tanto, no han sido los párvulos y las mujeres las
la libertad de callar es la única vigente. Renuncio, pues,
únicas víctimas de la semana. Los bueyes, los mansos y
a exponeros la opinión que el público se ha formado de
laboriosos bueyes, figuran así mismo en la cuenta de las
ese folleto y las opiniones que ese folleto forma de la últi-
inmolaciones. La locomotora del ferrocarril del sur ha
ma crisis y situación presente del país. Aunque anónimo,
triturado no ha mucho a uno de esos dignos e intere-
no hay peligro de equivocarse al reconocer al autor de
santes cuadrúpedos, e inaugurado con esta muerte una
este escrito en su aversión capital a las teorías y los sis-
era de exterminio. Bien se deja conocer el móvil que ha
temas, que formulan la verdad, en su anhelo constante
impulsado a la locomotora en la consumación de tamaño
por la práctica, tan fácil de convertirse, en empirismo sin
atentado: no es otro que su rivalidad con las carretas, a
la luz de aquellas, en el espíritu exclusivo que, como es
las que se esfuerza en vano por suplantar. No pudiendo
consiguiente, guía sus apreciaciones, y en los arbitrarios
nada contra ellas, se venga en sus fieles y pacíficos servi-
calificativos artificiales y académicos con que regala a las
dores de la humillación que sufre.
diversas formas de gobierno. Por una inversión injustifi-
Con el verano, los indios han vuelto a emprender sus cable, busca el derecho en el hecho, califica de utopía la
correrías y la atención pública a ocuparse de los indios. verdad que pugna por abrirse camino, y desde el primer
A este propósito, no ha podido menos que observarse la capítulo establece como única formas de existencia po-
marcada analogía que existe entre los nietos de Caupoli- lítica la de la Rusia o la de la Inglaterra, y asevera que
cán y las pulgas. Como ellas, son ligeros, tenaces, matre- el pueblo de América no es susceptible de monarquía ni
ros y difíciles de coger; como ellas, pican y desazonan, y de república, no quiere dictadores ni quiere magistrados,
como ellas, finalmente, vienen con el verano y se van con no acepta tiranos ni acepta gobernantes patriotas y res-
el invierno. petuosos de la ley. No dejaré, por otra de parte, de deci-
ros que, al lado de estos juicios —en mi entender, falsos

390 391
y funestos—, se ostentan grandes y hermosas verdades, con justicia. La Thierry ha bailado como de ordinario en
hábiles apreciaciones y nobles votos, que revelan el cla- medio de flores y ovaciones.
ro talento de su autor; sin contar con que el folleto está
En la reunión de anoche, el Círculo de Amigos de las Le-
escrito en un estilo lleno de nervio y elegancia, siempre
tras se ocupó de un proyecto importante. Trata de formar
insinuante y cortés, siempre caluroso y activo, de tarde
un libro que contenga una descripción física de nuestra
en tarde realzado por una erudición sobria y escogida.
patria, de su suelo, riquezas y maravillas, que dé a cono-
Lleguemos al teatro, benévolos lectores, para divertirnos cer nuestra organización política y civil, que consigne los
algunos momentos el sábado con Don César de Bazán, adelantos realizados en las ciencias y la literatura, y que
feliz creación de Dennery y Melesville, palpitante de in- de esta suerte nos haga ver a Chile a nosotros mismos
genio y viveza; para recibir penosas impresiones el do- y a los extraños. Es una hermosa y elevada tarea, cuya
mingo con El ultraje, drama sangriento e inverosímil; realización marcará una nueva jornada de nuestro viaje
para ver el martes cegar y recobrar la vista al Campanero a la civilización.
de San Pablo y, por fin, para contemplar el jueves cómo
una zarzuela aclamada —El dominó azul— puede perder
su reputación cuando se la canta mal. Como era de ri-
gor, O’Loghlin ha sido el héroe del drama, y la Mar, que
también ha tomado parte en este, ha sido la heroína de la
zarzuela. Su valimiento con el público no ha alcanzado,
sin embargo, a salvar a los demás cantantes que, excepto
Clapera, han incurrido todos en el desagrado del sobera-
no espectador. Se espera que den sus excusas en la repe-
tición de El dominó azul, traicionado tan alevosamente.
Más afortunados que los zarzuelistas han sido los actores
dramáticos: los esposos Gaitán, la Sotomayor y Garcés se
han hecho aplaudir con estrépito y, lo que más importa,

392 393
Inauguración del ferrocarril Santia- oficial pero, no habiendo accedido el presidente de la
go-Valparaíso República, llevado de su espíritu democrático, a que se
El Araucano distribuyeran boletos de pasaje a los convidados, todo el
15 de septiembre de 1863
Anónimo pueblo ha tomado parte de tan grandioso suceso. La in-
auguración no ha sido oficial sino en el nombre. El pue-

E
blo entero ha participado de ella.
n diciembre de 1851 se inauguró la primera
vía férrea en Chile, tendida entre la ciudad A las nueve de la mañana, una reunión inmensa de mu-
de Copiapó y el puerto de Caldera. Poste-
riormente se iniciaron los trabajos de dos recorri- chos miles de personas inundaba el vasto recinto de la
dos importantes: el ferrocarril de Santiago al sur Estación Central de Santiago, y a esa misma hora, al son
y el que uniría a la capital con el puerto de Valpa- de alegres músicos, subían a dos elevadas plataformas
raíso. El ingeniero a cargo de esta última obra fue
que se habían construido —la una opuesta a la otra, en
Guillermo Wheelwright, el mismo que ejecutó
la obra del ferrocarril de Copiapó. Debido a una la rotonda destinada al jardín público, frente a la esta-
serie de problemas técnicos y financieros fue re- ción— el presidente de la República y los señores minis-
emplazado por el empresario norteamericano tros Tocornal, Güernes y Santamaría, por una parte, y
Enrique Meiggs. Las dificultades del terreno, la
inexperiencia técnica, las debacles económicas por la otra el señor Arzobispo de Santiago, el señor Obis-
e incluso la fatalidad extendieron los trabajos po de la Concepción, el señor Provisor Arístegui y varios
por más de diez años. Meiggs declararía que el otros sacerdotes.
mayor mérito de esta obra recaía en los obreros
chilenos, muchos de ellos fallecidos en la cons- Inmediatamente, el señor Arzobispo pronunció un lu-
trucción de los túneles de la vía. El trazado de
187 kilómetros de extensión se inauguró el 14 minoso discurso sobre la influencia del vapor en la ci-
de septiembre de 1863. vilización y cómo aquel poder de la naturaleza servía
maravillosamente a las miras de Dios, que encamina la
suerte de los pueblos.
Este fausto acontecimiento ha tenido lugar el día de ayer
Concluida esta arenga, se acercó al tren que iba a par-
en medio de los regocijos populares más espontáneos
tir y las dos máquinas que lo conducían quedaron bajo
y más entusiastas. La fiesta había sido designada como

394 395
la mano del prelado, que las bendijo, mientras un grupo El tren cruzó el magnífico viaducto con un majestuoso
bellísimo de alumnos del Conservatorio entonaba con silencio y se detuvo al opuesto costado, para dar tiempo
frescas voces el “Himno a la industria”. a la comitiva de examinar obra tan portentosa. El señor
Lloyd recibió del presidente de la República, de los minis-
Se dio la señal de entrar a los carros, y una vanguardia de
tros y del señor Varas las más cordiales felicitaciones por
más de 200 personas que no habían sido invitadas inva-
una obra que tanto honra sus talentos.
dieron los carros. Los convidados tuvieron que aguardar
pacientemente el que se les señalara algún acomodo. Sin Media hora después, el convoy se detenía en Llay Llay. Se
embargo, en el primer carro iba un grupo de diputados, habían empleado solo tres horas en todo el trayecto, que
en el segundo, que era el del gobierno, el presidente de es de la mitad de la extensión total de la línea.
la República, los ministros, el señor don Antonio Varas
Bajó la comitiva en medio del entusiasta clamoreo de los
y don Enrique Meiggs, a quien todos los concurrentes
peones y gente de a caballo que se agolpaba en la esta-
veían con emoción verter involuntarias lágrimas al con-
ción, y en seguida se dirigió a una espaciosa bodega, en
templar el magnífico espectáculo que lo rodeaba en el
la que estaba preparado el banquete. Este era suntuoso.
más hermoso día de su vida, porque era el día de su más
Cubrían las paredes de la sala las banderas de todas las
hermoso triunfo.
naciones, y los nombres de los principales promotores
A las nueve y media en punto, partió el tren bajo la direc- y auxiliares del ferrocarril se veían inscritos en escudos
ción del señor Lloyd, ingeniero en jefe, que había tomado con letras de oro.
su puesto en la primera máquina.
Al principio, ocurrió una confusión por haberse cubier-
A las doce en punto, se detuvo el rápido tren a la entrada to la mesa con todos los “no convidados”, que formaron
del túnel de los Maquis y, al divisar el puente y el verde bizarramente la constante vanguardia de los viajeros,
valle de Llay Llay, un indecible entusiasmo se apoderó de pero merced de los esfuerzos del señor Oddo, director
los viajeros. Las bandas de música prorrumpieron con el del banquete, cada cual encontró su puesto.
Himno Nacional y las gargantas de la agreste montaña
Media hora después de estar sentados a la mesa, llegó
hacían eco a los estrepitosos vivas a Chile, al presidente
la comitiva de Valparaíso, que había tardado más de lo
de la República y a los señores Meiggs y Lloyd.

396 397
convenido, y luego todos se confundieron en la más cor- Un dieciocho de septiembre en Santiago
dial fraternidad. Todo lo que a este respecto podríamos El Ferrocarril
23 de septiembre de 1873
decir, fue que vimos a un provincial de Santiago sentado Anónimo
al lado de un marino inglés y a un capitán de las bombas

E
brindando con un fiscal de las Cortes de Santiago.
l proceso de renovación y modernización
En la rapidez con que trazamos estas líneas, oyendo el de Santiago iniciado a partir de la segunda
mitad del siglo XIX impulsó la instalación
silbato de la máquina que nos llama al regreso, no pode-
de paseos y parques urbanos al estilo de las gran-
mos dar más detalles ni extractar los brindis del banque- des capitales europeas. El primer parque de es-
te, pero el día ha sido en todo digno del gran éxito que tas características fue el de la Quinta Normal de
se conmemora, y su recuerdo, indudablemente, eclipsará Agricultura, en el barrio Yungay. A este le siguie-
ron las obras del cerro Santa Lucía y el Parque
por muchos años las festividades que cumple celebrar a Cousiño, iniciadas casi en paralelo desde princi-
Chile por los triunfos de su progreso y de su civilización. pios de la década de 1870, bajo la administración
del intendente Benjamín Vicuña Mackenna. Los
trabajos en el antiguo cerro Huelén fueron rá-
pidos y demandaron el movimiento de grandes
volúmenes de tierra y rocas, la instalación de un
moderno sistema de riego artificial e incluso el
traslado de las tumbas de personas protestantes
sepultadas en su ladera oriental. Fue inaugurado
en septiembre de 1872, y al año siguiente, como
lo refleja esta crónica, era un centro social gravi-
tante, lo mismo que el actual Parque O’Higgins,
obra del acaudalado empresario Luis Cousiño,
quien ejecutó y financió la construcción de un
nuevo parque en el Campo de Marte, al sur de
la Alameda. El predio colindaba con el flamante
barrio República, sector al cual se había mudado
la elite santiaguina a partir de la década de 1860.
Inaugurado en 1873, fue desde entonces y hasta
entrado el siglo XX escenario del despliegue so-
cial de la oligarquía santiaguina.

398 399
Los fuegos de artificio que se encendieron la noche del tas, otros bailando y comiendo, algunos dándoselas de
18 en el Santa Lucía fueron este año espléndidos. De mexicanos y no pocos tendidos muellemente sobre el
todas las figuras, la que más gustó por el hermoso as- verde césped. A pesar del aglomeramiento de gente, co-
pecto que presentaba fue la que representaba la ermita ches y caballos, no ha sucedido ninguna desgracia. Uno
de Santa Lucía. Había momentos en que todo el cerro que otro jinete a quien el caballo ha arrojado fuera de la
parecía una inmensa hoguera y la ciudad se veía ilumi- silla, algunas colisiones de coches y todos esos peque-
nada con los resplandores que despedía el paseo, trans- ños incidentes de las grandes fiestas y de las grandes
formado en un Vesubio. confusiones, he ahí todo.

Fue también de muy buen efecto la iluminación del mis- Al mismo tiempo que el presidente de la República pa-
mo paseo con sus vasos de mil colores. saba revista a las tropas, se daba aguas a la nueva laguna
del parque y a una hermosa cascada que, si no lo es tanto
El Parque Cousiño, convertido el 19 en Campo de Mar-
como las de los Alpes, tiene al menos cierta gracia y co-
te, estuvo brillantísimo. Los centenares de carruajes que
quetería.
ruedan por las calles de Santiago se habían dado cita en
ese lugar: briosos caballos montados por diestros jinetes El desfile de las tropas por el centro de la Alameda no
y rabiosos pingos manejados por inexpertas manos, se tuvo nada de nuevo, a no ser que los espectadores y ad-
chocaban, confundían y formaban —con los gritos de los miradores de las maniobras militares eran más numero-
vendedores, las voces de mando de los jefes de los ba- sos que en años anteriores.
tallones, las exclamaciones más o menos entusiastas del
Más cansados y rendidos que los caballos de los cazadores
pueblo, el sonido de los instrumentos y el runrún de las
han quedado los del carrusel del Santa Lucía: 4.123 niños
multitudes— un todo fantástico y alegre.
han galopado en ellos durante tres días, dejando un pro-
Todos se estorbaban mutuamente, nadie veía al de más medio de 81 pesos y centavos, a dos centavos por niño.
allá porque se entendían; pero todos, sin escalpelo, es- Algunos caballos han quedado sin cola, otros sin orejas,
taban animados y risueños, celebraban el aniversario pero están briosos como nunca y siguen galopando.
de la Independencia. Unos paseándose y dando vuel-

400 401
Otro dato del dieciocho. El sábado subieron al cerro cua-
tro mil personas, dejando 800 pesos en la boletería. ¡Y
todavía dirán que el Santa Lucía no es un milagro y un
negocio! El cerro ha dejado en el dieciocho más de dos
mil pesos.

Igual fortuna ha corrido la exposición. No menos de tres


mil personas han pagado en cuatro días tres mil pesos
por verla y admirar sus curiosidades. Y qué será ahora
con la entrada a 50 pesos: los conciertos y las noches, que
son admirables en la exposición, y la virgen de Andaco-
llo, con sus célebres alhajas, y el fueguino caníbal José, epílogo
apresado hace dos meses por el gobernador de la colonia
de Magallanes a bordo de una goleta, cuyo capitán, con-
tramaestre y tres marineros sirvieron de alimento a este
y dos de sus compañeros, los cuales fueron muertos en el
combate que se trabó para capturarlos.

El antropófago José, a quien todavía no conoce el públi-


co, ha estado enfermo desde su llegada a Santiago, por
falta tal vez de su alimento favorito.

402 403
Bilbao y los albores de la prensa libre en Chile tanto en Chile como en el resto de América Latina.

Pablo Calvi Concluida la guerra de Independencia con España, en


abril de 1844, la familia real reconoció a Chile como Es-
tado independiente y, poco a poco, la tensión entre la jo-
En la tarde del 17 de junio de 1844, una feroz multitud ven república y la reina Isabel comenzó a disminuir. Pero
de chilenos se agolpó entre silbidos y abucheos ante las el sentimiento antiespañol de la posguerra se mantendría
puertas de los tribunales de Santiago. Allí, un estudiante vivo sobre todo entre las clases medias y los intelectuales
de nombre Francisco Bilbao presentaba los argumentos liberales. Ese sentimiento, sin embargo, no era comparti-
finales de la defensa en un juicio montado en su contra do en su totalidad ni por el presidente Manuel Bulnes ni
por el gobierno. Bilbao respondía, entonces, por uno de por los círculos conservadores que lo acompañaban en
sus escritos ante un tribunal público en lo que posible- el gobierno, y que todavía se mantenían ideológicamente
mente fuera el primer acto de protección de la libertad fieles a la dirección moral y cultural establecida por la
de expresión en América Latina. monarquía en Madrid y el papado en Roma.

Desde mediados del siglo XIX, la prensa chilena había Héroe de la batalla de Yungay y heredero de una familia
generado las condiciones para que decenas de nuevos de militares, Bulnes fue impulsor de la ley de imprenta
periódicos publicasen una plétora de crónicas e histo- de 1846. Entre septiembre de 1841 y septiembre de 1851,
rias, de las que este libro es una dedicada selección. El durante sus dos mandatos, una larga lista de periódicos
juicio contra Bilbao y su tenaz defensa de la libertad de vio la luz. Estas publicaciones se sostenían en parte gra-
expresión muestran el punto de cristalización de este cias a la venta de ejemplares por subscripción, pero so-
proceso y marcan el comienzo del periodismo latino- bre todo debido al apoyo del Estado y una legislación de
americano moderno como hoy lo conocemos: mezcla prensa que aseguraba el financiamiento de miles de sub-
de opinión política y observación costumbrista, cróni- scripciones que en teoría tenían el propósito de fomen-
ca y perfil, nota, pasquín y entrevista. Los resultados de tar el desarrollo cultural, económico y social del país.
aquella sesión casi olvidada por la historia son la piedra Sin embargo, en la práctica, dicha normativa permitía
de toque, el punto de inicio para el periodismo moderno controlar a la prensa y anular las expresiones de disiden-

404 405
cia. Si bien es cierto que la Constitución de 1833 había Chile, por el contrario, tuvo un inicio tardío y una mad-
prohibido la censura previa y el derecho de juicio ante urez editorial sumamente precoz en comparación con
cualquier condena de abuso a la libertad de expresión, la sus vecinos. Mateo Arnaldo Havel, un fugitivo sueco que
ley de imprenta de 1846 permitía censurar información había participado en el asesinato de Gustavo III, importó
considerada injuriosa, inmoral o sediciosa y aumentaba desde Nueva York la primera imprenta que operaría en
las penas para los impresores, considerando castigos de el país. En abril de 1811, al inicio de la guerra revolucio-
prisión y destierro. naria, la máquina arribó al puerto de Valparaíso a bordo
de la fragata Gallervais junto con tres maestros impre-
Antes de la Independencia, la Corona española ejerció
sores estadounidenses –Samuel B. Johnston, Guillermo
un control estricto sobre las imprentas americanas e im-
H. Burbidge y Simon Garrizon– y una pila de periódicos
pidió con fervor el desarrollo de periódicos locales. Sin
republicanos.
embargo, con los levantamientos revolucionarios, los
impresores americanos comenzaron a evadir el control El jueves 13 de febrero de 1812 apareció el primer periódi-
monárquico hasta que, luego de algún tiempo, la legis- co chileno, La Aurora. La publicación se definía en un
lación colonial fue derogada de facto. Antes de 1812, po- subtítulo como “Periódico Ministerial”, un órgano ofi-
cos países de América Latina habían logrado apuntalar cial del gobierno de Chile. En el epígrafe podía leerse la
las bases de su industria editorial. Argentina, México y leyenda: “Viva la Unión, La Patria y el Rei”.
Perú, en la avanzada de este proceso, fracasaron en sus
La primera junta de gobierno designó como impresor al
intentos por desarrollar lo que el historiador irlandés
padre republicano Camilo Henríquez quien, por un suel-
Benedict Anderson definió como “capitalismo impreso”,
do de 600 pesos anuales, se encargaría de que La Aurora
una industria editorial sostenida en la expansión, circu-
difundiese con pasión y lirismo las ideas republicanas.
lación y venta de ejemplares. Los movimientos caudillis-
tas en estos países, sumados a una lenta y complicada A diferencia de sus vecinos, Chile fue una república pre-
transición al republicanismo, mantuvieron a raya a los coz. El crecimiento sostenido del comercio en el Pacíf-
primeros editores hasta las décadas finales del 1800. ico, el vertiginoso desarrollo de los sectores financieros
y mineros en las primeras década del 1800, y una leg-

406 407
islación de prensa de avanzada, le permitieron a la jo- numeroso con la nueva generación que se había edu-
ven nación abonar el terreno para el desarrollo de un cado por nosotros con otros principios y distintas as-
negocio de imprenta envidiable. Pero este desarrollo de piraciones, y que sentía estimulada su actividad con el
medios de comunicación comenzó a interferir con las roce de la ilustrada y bulliciosa emigración argentina”,
ideas abrazadas aún por los sectores más conservadores escribió en sus memorias José Victorino Lastarria, uno
en Chile. Este antagonismo fue uno más entre los facto- de los más prominentes intelectuales chilenos del siglo
res que, en junio de 1844, crearon las condiciones ideales XIX y miembro de la administración Bulnes. “Pero en
para el juicio contra un estudiante de filosofía de 21 años ese comercio de francas y cordiales relaciones resaltaba
de edad, Francisco Bilbao. siempre el elegante despejo y la notable ilustración de
los hijos del Plata, causando no pocos celos, que ellos
Los primeros días de junio 1844 trajeron a Chile un de-
provocaban y excitaban, haciendo notar la estrechez de
bate explosivo que se extendió hasta casi convertirse en
nuestros conocimientos literarios y el apocado espíritu
un levantamiento civil. El 1 de junio, El Crepúsculo, un
que los más distinguidos de nuestros jóvenes debían a
flamante mensuario de baja tirada, publicó en el segundo
su rutinaria educación”. De esos celos, asegura Lastarria,
número de su segundo volumen un ensayo firmado por
se sirvieron él y sus colegas para “formar una sociedad
Bilbao, titulado “Sociabilidad chilena”.
literaria”.4
El Crepúsculo surgió como la idea de un grupo de in-
El Crepúsculo recibió apoyo del gobierno en forma de su-
telectuales liberales chilenos reunidos en torno a la So-
scripciones. Cientos de ejemplares fueron destinados a
ciedad Literaria. El grupo se había dado cita en Santiago,
dependencias públicas, bibliotecas y escuelas.
en 1842, en respuesta a la llegada de una intelectuali-
dad argentina vigorosa que huía de la dictadura de Juan A partir de un decreto de 1825, se garantizaba la com-
Manuel de Rosas en la Argentina. pra estatal de al menos 200 ejemplares anuales de cada
periódico que fuese publicado en el país. Sin embargo,
“La juventud distinguida, que poco antes estaba reduci-
la expansión que la prensa experimentó en la década de
da al estrecho círculo de los retoños y de las criaturas
1840 hizo que el decreto se volviese imposible de imple-
de la oligarquía dominante, había recibido un refuerzo
4 Detalles de la fundación pueden encontrarse en Recuerdos Literarios, de
J.V. Lastarria, Segunda Edición, Santiago de Chile, Librería de M. Servat, 1885. Las
citas pueden encontrarse en la página 85 de esta edición.

408 409
mentar. A principios del decenio, el gobierno aún destin- El 1 junio de 1844, sin embargo, El Crepúsculo publicó
aba 16.468 pesos de su presupuesto total de tres millones “Sociabilidad Chilena”. Firmado por Bilbao, el ensayo
de pesos a este subsidio. Si se compara este monto con era un análisis de la identidad nacional y de las posibi-
el asignado a la Universidad de Chile –que en 1843 no lidades que se abrirían tras el período colonial. El tex-
superaba los 14.000 pesos–, el subsidio a la prensa revela to afirmaba, entre otras cosas, que “nuestro pasado es
su real dimensión. España... España es la Edad Media”, y que el futuro de
América Latina reside en Francia, donde una “nueva era
Entre 1853 y 1858, la partida se mantuvo estable alre-
está floreciendo”.
dedor de los 16.000 pesos, pero recibió un incremento
sustancial en 1859, lo que la hizo rozar los 40.000 pesos, Durante los dos primeros días el periódico circuló
para luego ser reducida a 20.000 pesos entre 1861 y 1863, sin problemas. Pero 48 horas bastaron para llamar la
y finalmente caer a un piso de apenas 10.000 pesos entre atención del ultracatólico fiscal Máximo Mujica, quien
1863 y 1876. En 1876, el subsidio terminó por desapare- de inmediato acusó a Bilbao de blasfemia, inmoralidad
cer del presupuesto nacional. y sedición en tercer grado, las tres violaciones más fla-
grantes tipificadas en el código de la prensa chilena.
Hacia 1844, El Crepúsculo contaba con poco más de
200 suscriptores, un público lector lo suficiente frondo- Un cargo de sedición en tercer grado, por ejemplo, podía
so como para comenzar a soñar con la autosuficiencia ser castigado con cuatro años de exilio o cárcel. Una sen-
(450 lectores era, según el escritor y político argentino tencia de sedición en primer o segundo grado era fácil-
Domingo Sarmiento, el punto exacto en el que las publi- mente conmutable por una multa de 200 o 400 pesos, el
caciones podían comenzar a volverse rentables). equivalente a un sexto o un tercio del salario anual de un
tipógrafo, un editor o un escritor estrella. En el caso de
También era cierto que, tras un año de existencia, nin-
Bilbao, el cargo de sedición fue descartado por la fiscalía
guno de los ensayos publicados por el periódico llegó a
tan pronto comenzó el juicio.
satisfacer las expectativas de sus editores o a captar la
atención de demasiados lectores. En efecto, de no haber La acusación tomó por sorpresa al grupo de escritores
sido por el ensayo de Bilbao, El Crepúsculo se habría y periodistas cercanos a Bilbao. La mayoría de ellos le
mantenido ajeno a los intereses del poder. ofreció su apoyo. Incluso algunos funcionarios del go-

410 411
bierno, como el propio Lastarria, quien en ese momento gobierno nacional, y puso al descubierto las profundas
ejercía un cargo en el Ministerio del Interior, o intelec- diferencias que todavía existían entre los sectores francó-
tuales como Francisco de Paula Matta, quien editaba El filos liberales y las capas más tradicionales, católicas his-
Crepúsculo junto con Lastarria, expresaron su asombro panófilas, que ya comenzaban a disputarse los espacios
y su descontento ante las acusaciones contra Bilbao, y lo de poder en la burocracia del Estado.
hicieron saber a través de editoriales, cartas y notas.
Bilbao estaba entonces registrado como estudiante en el
Pero quizás en un intento de proteger sus propios intere- prestigioso Instituto Nacional. Pero cuando los agentes
ses, Matta, también director de El Siglo, pronto comenzó del ala conservadora del gobierno liderados por Mari-
a distanciarse de Bilbao y firmó varios ensayos pre- ano Egaña, decano de la Facultad de Derecho y editor
sentando a “Sociabilidad Chilena” como una expresión del semanario conservador La Abeja Chilena, asistieron
individual del autor, que no necesariamente era compar- al intento de Irarrázaval por restarle importancia a las
tida por sus colegas en el periódico. Matta llegó incluso acusaciones contra Bilbao, desde la derecha se inició una
a calificar al ensayo como “la expresión de la anarquía cruzada que tuvo como resultado la expulsión de Bilbao
intelectual en nuestra sociedad”. del Instituto. Tras ello, un fuerte movimiento liberal de
base republicana se organizó para repudiar a las insti-
A Bilbao le quedaban todavía algunos amigos en el gobi-
tuciones gubernamentales de Chile y a sus periódicos
erno. Ramón Luis Irarrázaval, por entonces ministro del
conservadores. Manuel Bilbao, hermano de Francisco,
Interior y futuro vicepresidente interino de la República,
cuenta en una reseña de la vida de su hermano que mul-
buscó mediar para que el fiscal retirase los cargos. El fra-
titudes de liberales y conservadores se volcaban en esos
caso de su gestión llevó a Lastarria a presentar la renun-
días a las calles de Santiago y Valparaíso, a veces para
cia ante el Ministerio del Interior, en abierta protesta por
protestar contra Bilbao, y otras para defender al escritor.
el intento de criminalizar la libre opinión de Bilbao.
Con el respaldo de la prensa conservadora, las facciones
En pocos días, las reacciones ante “Sociabilidad Chilena”
más católicas del gobierno y una parte de la opinión
por parte de los conservadores pelucones y la respues-
pública, el fiscal Mujica exigió ante el juez la destrucción
ta de los liberales pipiolos, generó un cisma dentro del
de la edición de El Crepúsculo que contenía el artículo

412 413
firmado por Bilbao. Pero dado que en la legislación no y de aquí el abandono que de él hicieron una gran parte de
existían disposiciones para legitimar la medida, el fiscal sus amigos […] Los ánimos se encontraban en tal grado
debió recurrir a la Corte Suprema, y sobre la base de una de enajenación mental y de loca demencia, que las gentes
oscura ley española de 1609, el alto tribunal autorizó fi- al pasar por las ventanas de las habitaciones de Bilbao se
nalmente la quema del periódico a manos de un verdugo, santiguaban y atravesaban la calle”.
en un acto a realizarse en la plaza pública, un inusual de-
Paradójicamente, el debate estimuló un voraz apetito tan-
spliegue de poder político para la época.
to por el ensayo de Bilbao como por el juicio en su con-
La medida causó consternación entre los liberales chile- tra, y multiplicó aún más las pequeñas fracturas dentro
nos, y sin duda profundizó el debate sobre la libertad de del partido oficialista, forzando a algunos de los miembros
expresión en Chile. Según Manuel Bilbao y el mismo más liberales del gobierno a renunciar.
Lastarria, a partir de aquel momento el juicio dejó de ser
Desafiante e intentando capitalizar el creciente interés por
un tema privado para convertirse en el eje de un debate
el artículo, El Crepúsculo añadió una segunda edición a
público de dimensión continental, sobre los límites de la
la primera, que se agotó casi de inmediato. “Sociabilidad
libertad de prensa y la censura.
Chilena” fue publicado por separado como folleto, lo que
Manuel Bilbao recuerda en varias de sus páginas la ag- elevó aún más el estatus de Bilbao, convirtiéndolo en una
itación que se vivía en aquel momento: “Los que se hayan estrella en el firmamento de la opinión pública y el period-
encontrado en un cataclismo volcánico; los que hayan ismo de América Latina.
presenciado el derrumbe súbito de una población; los que
Para Lastarria, uno de los editores de El Crepúsculo, el
hayan sentido caer a sus pies un rayo, esos solo pueden
impacto de “Sociabilidad Chilena” fue exagerado por el
tener idea del efecto que produjo la aparición de ‘Sociabi-
gobierno y la derecha. El artículo era, según él, una pie-
lidad Chilena’ en la capital de Chile […] Las iglesias abri-
za menor y no debería haber tenido el impacto que tuvo
eron sus puertas y tanto en ellas como en las plazas y calles
en “el movimientos literario, ni en la filosofía política de
se hacía la propaganda contra el ‘hereje, el ateo, el corrom-
la nueva escuela chilena”.5 En cuanto a su contenido, es
pido, el inmoral’ […] Este era el tema de los sermones. Los
cierto que “Sociabilidad Chilena” no ofrecía una visión
padres de familia les prohibieron a sus hijos el ver a Bilbao
5 La opinión completa de Lastarria sobre la “Sociabilidad Chilena”
aparece en sus memorias, Recuerdos Literarios, en las páginas 282-283.

414 415
particularmente nueva o diferente de España o de la vencer, necesitaba rápidamente alistar a sus banderas la
religión católica que la que en muchos casos era compar- barbarie y he aquí el mito, el simbolismo, la forma, la
tida incluso en el seno del partido conservador. Esta dia- pompa, el misterio, la poesía sentimental e imaginaria
triba saintsimoniana-rousseauiana de 40 páginas contra que constituye el catolicismo que viene a deslumbrar los
la monarquía religiosa de España, la moral, los usos y ojos estáticos del bárbaro y sus oídos salvajes. El bárbaro
las ideas que esta había infundido en la sociedad chilena se deslumbra, se somete, es católico. He aquí la gloria del
durante los tiempos de la Colonia, era anacrónica en ti- catolicismo, su mérito en la historia”.6
empos de un Chile independiente, aseguraba Lastarria.
Pero a pesar de su falta de originalidad y algunas incon-
Pero el ensayo fue utilizado como chivo expiatorio por
sistencias filosóficas evidentes, el artículo sirvió para
los conservadores más recalcitrantes del gobierno, y se
catalizar la tensión que flotaba en las napas subterráneas
convirtió en el punto de partida de un intento de contrar-
de la sociedad chilena poscolonial. El fermento intelec-
reforma política y moral. Para la mayoría del público, sin
tual del cuestionado ensayo está en los cambios socia-
embargo, Lastarria aseguraba que el ensayo resultaba tan
les y económicos impulsados por un grupo de intelec-
impenetrable como absolutamente intrascendente.
tuales liberales reformistas y francófilos, los pipiolos, el
De hecho, muchas de las ideas que Bilbao introduce como costado intelectual de la burguesía urbana ascendente.
propias en su ensayo eran ya parte del sentido común de Imbuidos también de ideales británicos, los pipiolos fa-
los intelectuales liberales en Santiago y Valparaíso, y has- vorecían el concepto federalista de gobierno y se encon-
ta un poco trilladas, tal vez. Esto mismo fue reconocido traban en flagrante oposición a la tradicional oligarquía
más tarde por el propio Bilbao, quien admitió que “So- chilena, los pelucones, quienes veían con cierta nostalgia
ciabilidad Chilena” fue como mucho “una proyección del a la monarquía española y eran partidarios de un gobi-
siglo XIX lanzada por un alma juvenil”. Como ejemplo, erno central, pues estaban económicamente ligados a
valga un pasaje: “El catolicismo sometió a la barbarie. Su la estructura político-económica colonial, ya en franca
poder de propaganda necesitaba organización, táctica y decadencia.
medios, y esta es la causa del poder temporal y feudal
que se abroga. La fe era su instrumento. No podría con- 6 Esta cita corresponde a la página 7 del primer tomo de las Obras Com-
pletas de Bilbao, editadas por su hermano Manuel y publicadas por la Imprenta de
Buenos Aires, en Buenos Aires, 1866.

416 417
Bilbao, por supuesto, no era el único intelectual que los 10 días que duró el proceso, Bilbao llevó adelante su
atacaba a la Iglesia y a todo lo que ya muchos criollos propia defensa y respondió a cada uno de los cargos con
percibían como la naturaleza retrógrada de la herencia elocuencia y, a veces, con arrogancia.
colonial. Lastarria y sus socios en El Crepúsculo y El Siglo
Solomon Lipp sugiere que el conocimiento profundo
habían expresado sus críticas a las élites conservadoras y
que Bilbao poseía de la Biblia, junto con su interés por
la Iglesia Católica, denunciando a la religión como un in-
los escritos del filósofo y político francés Hugues Felicité
strumento de control opuesto a la libertad, la civilización
Robert de Lamennais –en particular “Le livre du peu-
y los derechos de los hombres. Muchos de aquellos libera-
ple”– moldearon su estilo oratorio y le dieron forma a
les estaban preocupados, además, por el papel censor que
su declamatoria aforística y su vivacidad argumentativa.
los conservadores intentaban arrogarse en el contexto de
“Bilbao hablaba como poseído, [revelando] en flashes
la tremenda revolución periodística, literaria e ideológi-
sorprendentes ciertas imágenes memorables que com-
ca que se estaba gestando en Chile. Pero “Sociabilidad
pensaban por efecto algunas inconsistencias en el con-
Chilena” y la notable defensa que Bilbao presentó ante
tenido [de su testimonio]”.8 La vehemencia de Bilbao es
las acusaciones del fiscal durante el juicio convirtieron
notoria en este breve intercambio entre el juez, el fiscal y
al escritor en el objeto principal de la ira y la indignación
el acusado, y funciona como ejemplo del tono y el nivel
conservadora. Bilbao, un liberal romántico interesado en
en el que Bilbao se manejaba:
las obras de Rousseau, Lamennais, Quinet, Michelet, fu-
turo académico y estudiante de las filosofías de Bakunin El acusado: Pues bien, Señor fiscal, en todo lo que
y Marx, se convirtió así en el chivo expiatorio perfecto maldecís, en todo lo que habéis aglomerado no hay sino
ante los ojos de los pelucones y la Iglesia Católica. la innovación. He aquí mi crimen. Ahora, Señor fiscal,
¿quién sois, vos que os hacéis el eco de la sociedad anal-
El juicio fue breve e intenso. Bilbao era “un hermoso jo-
izada; que os oponéis a la innovación, parapetado en las
ven de aspecto y de palabra algo espartana”.7 Durante
leyes españolas, qué crimen cometéis?
7 La cita corresponde a un texto publicado por Hermione Ghikère Asaky
viuda de Edgar Quinet –uno de los mentores intelectuales de Bilbao-- en Bruselas,
en 1969, y traducido para el diario La República de Buenos Aires. El fragmento 8 La cita puede rastrearse en las páginas 6 y 7 del libro de Solomon Lipp,
puede encontrarse en la página 2 de Francisco Bilbao Obras Completas. Editadas con Three Chilean Thinkers, Wilfrid Laurier University Press, 1975, Waterloo, ON.
una Introducción por Pedro Pablo Figueroa, Tomo 1, Santiago de Chile, Imprenta de
“El Correo”, 1897, Santiago de Chile.

418 419
El juez: Señor, usted no viene a acriminar al señor fiscal. Chile y los países vecinos. Bilbao adquirió el estatus de
celebridad continental, de mártir romántico moderno,
El acusado: No acrimino, señor juez, clasifico solamente.
de héroe, la primera víctima de la censura política en el
La filosofía tiene también su código, y este código es
Chile poscolonial, posiblemente en toda América Latina.
eterno. La filosofía le asigna el nombre de retrógrado. He
aquí lo que sois; retrógrado, he aquí lo que sois. “Sociabilidad Chilena” había puesto además a la joven
República al borde de una reacción liberal explosiva,
El juez: Al orden. No insulte, señor acusado.
como contrapunto a la intentona ultraconservadora del
El acusado: No insulto, señor juez. Digo lo que es el señor gobierno. Los pipiolos percibieron con claridad que, de
fiscal: ¿señor fiscal, se cree usted insultado por haberle mantenerse al margen, les concederían tácitamente a los
dicho la verdad?. conservadores la potestad moral de decidir qué se publi-
ca y qué se censura.
El fiscal (sonriéndose): Usted es un ente; usted no es ca-
paz de insultar. En Santiago y Valparaíso todos habían oído hablar del
polémico texto, muchos ya lo habían leído y se organiz-
El acusado: La ignorancia responde siempre con el sar- aban reuniones para comentarlo. Las opiniones a favor y
casmo de la impotencia.9 en contra de la Iglesia, el gobierno conservador y las leyes
En la tarde del 17 de junio de 1844, luego de que los car- de prensa estaban a la orden del día. Bilbao fue duran-
gos de sedición fuesen levantados, el tribunal condenó a te meses la comidilla de dos ciudades y su espectacular
Bilbao a seis meses de prisión, con la opción de pagar una despliegue en los juzgados de Santiago provocó movili-
multa de 1.200 pesos.10 La condena podría haber signifi- zaciones de multitudes de partidarios en su favor, y mar-
cado una victoria inmediata para los pelucones. Pero du- chas en apoyo al impetuoso fiscal Mujica.
rante los 10 días que duró el juicio, “Sociabilidad Chile- Tras el juicio, un grupo de seguidores realizó una colecta
na” se había convertido en lectura obligatoria en todo con la que se recaudó la totalidad del dinero de la multa.
9 Extraído de las Obras Completas, página 60. Bilbao fue liberado y una muchedumbre celebró a su sal-
10 La suma total de la multa difiere de acuerdo a las fuentes entre 600 y
1200 pesos. Todas las fuentes coinciden, sin embargo, en que el monto era extrema- ida de la cárcel.
damente alto para la época.

420 421
Acorralado por los liberales, el gobierno pronto introdu- la revolución de 1848, y también a Praga, Münich, Viena
jo mayores restricciones a la ley de prensa, añadiendo dos y Roma.
artículos notorios al código de 1846: el artículo 16, que
En París, Bilbao estudió filosofía en el Colegio de Fran-
prohibía la captación pública de fondos para realizar el
cia y fue apadrinado por Lamennais, Michelet y Quinet.
pago de multas impuestas como resultado de un proceso
Finalmente regresó a Chile en 1850 para fundar la Socie-
judicial; y el artículo 5, que declaraba que “el que ataca o
dad de la Igualdad con su amigo, hombre de negocios y
ridiculiza la religión oficial del Estado, o cualquiera de
compañero de viaje, Santiago Arcos.
sus dogmas”, estará sujeto a una pena máxima de cuatro
años de prisión y una multa de 1.000 pesos. Poco después de su regreso, se hizo evidente que Chile
jamás lo recibiría con los brazos abiertos. La Sociedad
Las protestas contra el gobierno, que cobraron impulso
de la Igualdad fue ferozmente atacada en Santiago, en
en los años que siguieron, se convirtieron en un nuevo
agosto de ese mismo año, como relata en detalle una de
foco de preocupación para la administración de Bulnes.
las 46 crónicas reunidas en esta colección. Sus libros y
En 1845, pocos meses después del juicio contra Bilbao,
publicaciones continuaron siendo suprimidos o censur-
funcionarios estatales demandaron a El Diario de Santi-
ados de manera sistemática, hostigados por los sectores
ago, de Pedro Godoy, por difamación. Esta vez el gobier-
conservadores y por el gobierno.
no perdió el juicio y las celebraciones de los partidarios
de Godoy desencadenaron una serie de enfrentamientos Finalmente, excomulgado por la iglesia Católica, Bilbao
violentos con la policía. Las luchas se prolongaron du- se refugió primero en Perú y más tarde en Buenos Aires,
rante algunas horas, hasta que una fuerte lluvia final- donde murió en enero de 1865.
mente dispersó a la multitud.
En los años que siguieron al juicio la prensa chilena se
Luego del juicio, exhausto y decepcionado, Bilbao se re- expandiría de un modo descomunal. Entre 1828, el año
tiró a Valparaíso, una ciudad que imaginaba más tolera- en que se aprobó la primera ley de prensa, y 1851, na-
ble que Santiago. Sin embargo, sin encontrar la tranquil- cieron unos 152 periódicos. Pero el mayor número de
idad que anhelaba, se decidió a emprender un largo viaje publicaciones se originó precisamente en la década de
que lo llevó a Francia durante las primeras jornadas de 1840, durante las dos administraciones de Bulnes. Estos

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periódicos fueron concebidos, producidos y mantenidos sólo en el cuarto poder supervisando las acciones de go-
por intelectuales locales, pero también por un nutrido bierno, sino también en un agente para la educación y la
grupo de extranjeros que llegaban a Chile ávidos por difusión ideológica en el contexto de las nuevas repúbli-
disfrutar de la libertad de expresión y pensamiento, algo cas nacientes.
único en el continente. Muchos de estos inmigrantes
habían puesto su mira en Santiago y Valparaíso tras con-
ocer los pormenores del juicio contra Bilbao y “Sociabi-
˜
lidad Chilena”. Pablo Calvi es doctor en Comunicaciones por la Univer-
sidad de Columbia, además de periodista, escritor y pro-
El juicio contra el ensayo se convirtió en un punto de ref- fesor asistente en la Universidad de Stony Brook, Nueva
York. En 2011 se doctoró con la investigación The parrot
erencia para la historia de la prensa de América Latina. and the cannon: journalism, literature and politics in the
Galvanizó a la oposición liberal contra los sectores más formation of Latin American, que explora la influencia
conservadores del gobierno de Manuel Bulnes, abriendo de la crónica en el continente, desde la mitad del siglo
XIX hasta mediados del siglo XX. Ha sido reconocido
el juego a los liberales, quienes ampliarían sus deman-
con el Premio de Investigación Susan Greenberg (2010 y
das de democracia y libertad de expresión, de prensa, 2016) y el Pulitzer Traveling Fellowship (2011). También
religión y pensamiento. Estas demandas se expresarían recibió la beca de escritura ofrecida por CELSA, la escue-
tres décadas más tarde con la ley de 1872, que derogó las la de posgrado en periodismo y comunicación de La Sor-
bonne, donde ha sido profesor, al igual en la maestría de
penas de cárcel y sólo mantuvo las multas en dinero. periodismo que imparten en conjunto las universidades
de Columbia y Barcelona. Junto con su carrera docen-
“Sociabilidad Chilena”, la reacción conservadora en te, publica reportajes de largo aliente para The Believer,
su contra y la respuesta liberal en su defensa, lograron Guernica y otras revistas estadounidenses. Sus textos en
poner a Chile en el mapa imaginario de los mayores in- castellano han aparecido en Clarín, El Cronista, Gato-
pardo y Terra Magazine.
telectuales liberales de América Latina. En gran medi-
da, el juicio contra Bilbao, el primer gran espectáculo
político-mediático latinoamericano, amplió el campo
de acción para un periodismo más activo y vibrante en
América Latina, un periodismo que se convertiría no

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hueders
Este libro se terminó de imprimir en Salesianos Impresores,
Santiago de Chile, en noviembre de 2016.

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