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RECURSOS

Impugnación de recursos judiciales


Las normas del Código de Procedimiento Civil persiguen que las decisiones de los tribunales sean lo más justas
posible. Como esto, por muchos factores diversos, no tiene lugar en todos los casos, la ley franquea a las personas
afectadas mecanismos de impugnación que les permiten atacar las sentencias que consideran injustas. Los
principales mecanismos de impugnación corresponden efectivamente a los RECURSOS (existen otros mecanismos de
impugnación, distintos de los recursos, como el incidente de nulidad, por ejemplo).

Un recurso es un acto jurídico procesal de parte mediante el cual se impugna una resolución judicial, dentro del
mismo proceso en que se dictó, solicitando su revisión, a fin de eliminar el agravio que se ha causado con su
dictación. De esta definición, se desprenden cuatro elementos que configuran todo recurso:

- Es un acto jurídico procesal de parte, es decir, es la parte la que solicita la eliminación del agravio.

- Debe existir un agravio, el cual tiene lugar cuando no se le ha concedido a la parte todo lo que solicitó o si se
afectaron en el juicio sus derechos procesales.

- La impugnación se realiza dentro del mismo proceso en que se dictó la resolución. Es decir, el recurso no abre
un nuevo juicio, sino sólo una fase dentro de éste.

- El recurso tiene por objeto la revisión de la resolución, a fin de eliminar el agravio causado. Se alcanza este
objetivo reformando la sentencia o anulándola.

Clasificación de los recursos


Los recursos se pueden clasificar según diversos criterios:

1° Atendiendo a su finalidad se distingue entre:

a) Recursos de reforma (como por ejemplo el recurso de apelación, el recurso de reposición, etc).

b) Recursos de nulidad (como por ejemplo el recurso de nulidad en materia penal, el recurso de casación, el
recurso de revisión, etc).

2° Atendiendo ante quién se presentan y por quién se fallan1, se distingue entre:

a) Recursos que se interponen ante y para ante el tribunal a quo (se interponen ante y se fallan por el mismo
tribunal, como el recurso de reposición, por ejemplo).

b) Recursos que se interponen ante el tribunal a quo y para ante el tribunal ad quem (como el recurso de
apelación y el recurso de casación).

c) Recursos que se interponen ante y para ante el tribunal ad quem (como por ejemplo el recurso de hecho y
el recurso de queja).

3° Finalmente, se distingue entre:

a) Recursos ordinarios.

b) Recursos extraordinarios.

En doctrina se siguen dos criterios para distinguir entre recursos ordinarios y recursos extraordinarios:

- Según si proceden contra mayor o menor número de resoluciones.

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Para entender esta clasificación, resulta necesario entender primero la distinción entre tribunal a quo
y tribunal ad quem: el tribunal a quo corresponde al tribunal inferior que emitió la resolución; el
- Según la generalidad de las causales por las cuales proceden, es decir, si proceden por causales genéricas
(como el recurso de apelación por ejemplo) o si proceden por causales específicas (como el recurso de
casación por ejemplo). Este criterio sirve para establecer lo estricto que debe ser el análisis que busca
conceder y acoger el recurso en cuestión.

Recurso de aclaración, rectificación o enmienda


Se encuentra regulado en el artículo 182°CPC, que dispone lo siguiente: “Notificada una sentencia definitiva o
interlocutoria a alguna de las partes, no podrá el tribunal que la dictó alterarla o modificarla en manera alguna.
Podrá, sin embargo, a solicitud de parte, aclarar los puntos obscuros o dudosos, salvar las omisiones y rectificar los
errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos que aparezcan de manifiesto en la misma sentencia//Lo
dispuesto en este artículo no obsta para que el rebelde haga uso del derecho que le confiere el artículo 80”. El
fundamento de este recurso es el principio de la economía procesal, pues de no existir este recurso la parte que
busca subsanar estos vicios formales tendría que hacerlo mediante un recurso de apelación.

Como se desprende de la lectura del artículo 182°CPC, este recurso busca corregir vicios formales, de manera que su
objetivo se limita exclusivamente a lo señalado en tal precepto:

- Aclarar los puntos obscuros o dudosos.

- Salvar las omisiones.

- Rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos que aparezcan de manifiesto en la misma
sentencia.

¿Cuáles son las resoluciones recurribles mediante el recurso de aclaración, rectificación o enmienda? Como lo
dispone el artículo 182°CPC, solamente las sentencias, sean definitivas o interlocutorias2. En las otras resoluciones
que adolezcan de vicios formales se aplica el recurso de reposición o la facultad del tribunal de corregir de oficio el
procedimiento, según lo permite el inciso final del artículo 84°CPC: “El juez podrá corregir de oficio los errores que
observe en la tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la nulidad de los
actos de procedimiento. No podrá, sin embargo, subsanar las actuaciones viciadas en razón de haberse realizado
éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley”.

Para determinar el plazo dentro del cual se debe interponer este recurso resulta necesario distinguir:

- Respecto de las partes no hay plazo alguno. Sin embargo, esto afectaría la posibilidad de que la sentencia
quedare firme, pues de conformidad al artículo 174°CPC, en caso que procedan recursos contra la sentencia,
ésta quedará firme desde que se notifique el decreto la mande cumplir (‘cúmplase’), una vez que se terminen los
recursos deducidos, o desde que transcurran todos los plazos que la ley concede para la interposición de dichos
recursos, sin que se hayan hecho valer por las partes. De este modo, si no hay plazo alguno para su interposición,
la sentencia podría eventualmente no quedar firme. Para solucionar esto se dice en doctrina que el artículo
174°CPC se aplica a los recursos ordinarios y que este recurso es extraordinario, pues de hecho procede por una
causal muy específica.

- Respecto del tribunal, el plazo para corregir de oficio estos vicios es de cinco días contados desde que se
notificó la sentencia, según lo dispone el artículo 184°CPC: “Los tribunales, en el caso del artículo 182, podrán
también de oficio rectificar, dentro de los cinco días siguientes a la primera notificación de la sentencia, los
errores indicados en dicho artículo”.

Las causales que admiten la interposición del recurso de aclaración, rectificación o enmienda están señaladas en el
mismo artículo 182°CPC y corresponden a las siguientes:

- Aclarar los puntos obscuros o dudosos.

- Salvar las omisiones.

2
Esto hace de este recurso una excepción al desasimiento de la demanda, es decir, al efecto por el cual
una vez que el tribunal notifica una sentencia, ésta no puede ser modificada.
- Rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos que aparezcan de manifiesto en la misma
sentencia.

Los efectos de la interposición de este recurso (es decir, si se suspende o no la ejecución de la resolución recurrida)
se encuentran regulados en el artículo 183°CPC, que dispone lo siguiente: “Hecha la reclamación, podrá el tribunal
pronunciarse sobre ella sin más trámite o después de oír a la otra parte; y mientras tanto suspenderá o no los
trámites del juicio o la ejecución de la sentencia, según la naturaleza de la reclamación”. De este modo, es el
tribunal el que decide si se suspende o no la ejecución de la sentencia recurrida, según la naturaleza de la
reclamación. En cuanto a su tramitación, el mismo artículo 183°CPC establece que el tribunal puede pronunciarse
sobre este recurso sin más trámite (es decir, de plano) o después de oír a la otra parte (es decir, con audiencia).

Respecto del régimen de recursos que la ley franquea a las partes, cabe distinguir dos cosas:

- Respecto de los otros recursos que proceden contra la resolución original recurrida, el artículo 185°CPC
establece que la interposición de tales recursos es independiente de la interposición del recurso de aclaración,
rectificación o enmienda: “Las aclaraciones, agregaciones o rectificaciones mencionadas en los tres artículos
precedentes, podrán hacerse no obstante la interposición de recursos sobre la sentencia a aquéllas se refieren”.
Esto tiene dos consecuencias:

- El hecho de que se interpongan otros recursos no impide que el tribunal aclare, rectifique o enmiende estos
vicios formales.

- El plazo para interponer los demás recursos no se suspende por la interposición de este recurso.

- Respecto de los recursos que proceden en contra de la resolución que falla el recurso de aclaración,
rectificación o enmienda, el artículo 190°CPC establece que se podrá apelar en contra de esta resolución en la
medida que la resolución original sea apelable: “El término para apelar no se suspende por la solicitud de
reposición a que se refiere el artículo 181//Tampoco se suspende por la solicitud de aclaración, agregación o
rectificación de la sentencia definitiva o interlocutoria. El fallo que resuelva acerca de dicha solicitud o en que
de oficio se hagan rectificaciones conforme al artículo 184, será apelable en todos los casos en que lo sería la
sentencia a que se refiera, con tal que la cuantía de la cosa declarada, agregada o rectificada admita el
recurso”.

Recurso de reposición
El recurso de reposición corresponde a aquel por cual la parte agraviada solicita al mismo tribunal que dictó una
resolución que la modifique o la deje sin efecto. Este es el recurso que procede contra la mayoría de las resoluciones
(autos y decretos generalmente, pues se concede para otras resoluciones especiales), porque es un mecanismo muy
eficiente de corrección de errores.

Las características del recurso de reposición corresponden a las siguientes:

- Es un recurso ordinario, pues procede en la generalidad de los casos y por una causal genérica (error).

- Se interpone ante y para ante el tribunal a quo.

- Es un recurso de reforma, aunque se busque en ciertos casos la nulidad.

¿Cuáles son las resoluciones recurribles mediante el recurso de reposición? Procede por regla general en contra de
autos y decretos3. En casos extraordinarios, sin embargo, procede en contra de sentencias interlocutorias (jamás, eso
sí, contra sentencias definitivas). Los casos excepcionales en que el recurso de reposición procede en contra de
sentencias interlocutorias corresponden a los siguientes:

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De conformidad al inciso final del artículo 158°CPC: “Se llama decreto, providencia o proveído el que,
sin fallar sobre incidentes o sobre trámites que sirvan de base para el pronunciamiento de una
sentencia, tiene sólo por objeto determinar o arreglar la substanciación del proceso”. Los autos, por su
parte, pueden ser definidos como las resoluciones judiciales que resuelven un incidente sin establecer
derechos permanentes en favor de las partes.
- En contra de la resolución que recibe la causa a prueba, según lo establece el artículo 319°CPC: “Las partes
podrán pedir reposición, dentro de tercero día, de la resolución a que se refiere el artículo anterior [resolución
que recibe la causa a prueba]. En consecuencia, podrán solicitar que se modifiquen los hechos controvertidos
fijados, que se eliminen algunos o que se agreguen otros//El tribunal se pronunciará de plano sobre la
reposición o la tramitará como incidente//La apelación en contra de la resolución del artículo 318 sólo podrá
interponerse en el carácter de subsidiaria de la reposición pedida y para el caso de que ésta no sea acogida. La
apelación se concederá sólo en el efecto devolutivo”.
- En contra de las resoluciones que dicte el tribunal superior declarando inadmisible o desierta la apelación,
según lo dispone el artículo 201°CPC: “Si la apelación se ha interpuesto fuera de plazo o respecto de resolución
inapelable o no es fundada o no contiene peticiones concretas, el tribunal correspondiente deberá declararla
inadmisible de oficio; y, si el apelante no comparece dentro de plazo, deberá aclarar su deserción previa
certificación que el secretario deberá efectuar de oficio. La parte apelada, en todo caso, podrá solicitar la
declaración pertinente, verbalmente o por escrito//Del fallo que, en estas materias, dicte el tribunal de alzada
podrá pedirse reposición dentro de tercero día. La resolución que declare la deserción por la no comparecencia
del apelante producirá sus efectos respecto de éste desde que se dicte y sin necesidad de notificación”.

- En contra de las resoluciones que declaren prescrita la apelación, según lo dispone el artículo 212°CPC: “Del
fallo que declare admitida la prescripción en el caso del artículo precedente, podrá pedirse reposición dentro de
tercero día, si aparece fundado en un error de hecho”.

- En contra de la resolución que declara inadmisible el recurso de casación, según lo disponen los artículos
781°CPC y 782°CPC:

- Artículo 781°CPC: “Elevado un proceso en casación de forma, el tribunal examinará en cuenta si la


sentencia objeto del recurso es de aquéllas contra las cuales lo concede la ley y si éste reúne los requisitos
que establecen los artículos 772, inciso segundo, y 776, inciso primero//Si el tribunal encuentra mérito para
considerarlo inadmisible, lo declarará sin lugar desde luego, por resolución fundada//En caso de no declarar
inadmisible desde luego el recurso, ordenará traer los autos en relación, sin más trámite. Asimismo, podrá
decretar autos en relación, no obstante haber declarado la inadmisibilidad del recurso, cuando estime
posible una casación de oficio//La resolución por la que el tribunal de oficio declare la inadmisibilidad del
recurso, sólo podrá ser objeto del recurso de reposición, el que deberá ser fundado e interponerse dentro de
tercero día de notificada la resolución”.

- Artículo 782°CPC: “Elevado un proceso en casación de fondo, el tribunal examinará en cuenta si la


sentencia objeto del recurso es de aquéllas contra las cuales lo concede la ley y si éste reúne los requisitos
que se establecen en los incisos primeros de los artículo 772 y 776//La misma sala, aun cuando se reúnan los
requisitos establecidos en el inciso precedente, podrá rechazarlo de inmediato si, en opinión unánime de sus
integrantes, adolece de manifiesta falta de fundamento//Esta resolución deberá ser, a lo menos,
someramente fundada y será susceptible del recurso de reposición que establece el inciso final del artículo
781//En el mismo acto el tribunal deberá pronunciarse sobre la petición que haya formulado el recurrente,
en cuanto a que el recurso sea visto por el pleno de la Corte Suprema, de conformidad a lo establecido en el
artículo 780. La resolución que deniegue esta petición será susceptible del recurso de reposición que se
establece en el inciso final del artículo 781//Es aplicable al recurso de casación de fondo lo dispuesto en los
incisos segundo, tercero y cuarto del artículo 781”.

El plazo para la interposición del recurso de reposición es por regla general de cinco días, contados desde la
notificación de la resolución recurrida. Existen, sin embargo, excepciones a esta regla:

- Tres días en el caso de ciertas resoluciones (por ejemplo, en el caso del recurso de reposición que procede
contra la resolución que recibe la causa a prueba, o contra la resolución que declara inadmisible el recurso de
casación).
- Puede no haber un plazo de interposición, en caso que la reposición se funde en nuevos antecedentes.

Respecto de los efectos de la interposición del recurso de reposición, cabe tener presente que sí se suspende la
ejecución de la resolución recurrida. Aun cuando esto es dudoso para algunos, parece lógico que con la interposición
del recurso de reposición se suspenda la ejecución de la resolución recurrida, por las siguientes razones:

- Porque la regla general es que la interposición de recursos produce efecto suspensivo y sólo en casos especiales
no (como lo confirma el artículo 195°CPC respecto de la apelación: “Fuera de los casos determinados en el
artículo precedente, la apelación deberá otorgarse en ambos efectos”).

- Porque el artículo 181°CPC establece que los autos y decretos producen una especie de acción de cosa juzgada,
que se ejerce sólo cuando se encuentran firmes tales resoluciones, lo cual se determina de conformidad al
artículo 174°CPC, que se refiere a las sentencias. Dispone el artículo 181°CPC lo siguiente: “Los autos y decretos
firmes se ejecutarán y mantendrán desde que adquieran este carácter, sin perjuicio de la facultad del tribunal
que los haya pronunciado para modificarlos o dejarlos sin efecto, si se hacen valer nuevos antecedentes que así
lo exijan//Aun sin estos antecedentes, podrán pedirse, ante al tribunal que dictó el auto o decreto, su
reposición dentro de cinco días fatales después de notificado. El tribunal se pronunciará de plano y la resolución
que niegue lugar a esta solicitud será inapelable; sin perjuicio de la apelación del fallo reclamado, si es
procedente el recurso”. De este modo, mientras el auto o decreto no se encuentra firme (es decir, mientras no
concluya la tramitación del recurso de reposición que se ha interpuesto en contra del auto o decreto), no podrán
éstos ser ejecutados, según lo afirma el artículo 181°CPC, lo que implica aceptar que el recurso de reposición
suspende la ejecución de la resolución recurrida. Cabe tener en cuenta que los autos y decretos siempre pueden
ser modificados cuando se aleguen nuevos antecedentes, como lo permite el artículo 181°CPC.

Respecto de la tramitación del recurso de reposición, el artículo 181°CPC establece que se resuelve de plano, salvo
cuando se acompañan nuevos antecedentes. En la práctica, los tribunales generalmente los resuelven con audiencia,
es decir, dan traslado del recurso de reposición a la contraparte para que se pronuncie dentro de tercero día y
después lo resuelven (aun cuando la ley ordena algo distinto, operar de esta forma permite asegurar mejor la
bilateralidad de la audiencia).

Finalmente, respecto del régimen de recursos que la ley franquea a las personas en relación al recurso de reposición,
cabe tener en cuenta que para determinar qué recursos proceden contra la resolución que resuelve el recurso de
reposición resulta necesario distinguir:

a) Si se rechaza el recurso de reposición, el único interesado en recurrir en contra de tal resolución es el


recurrente (quien interpuso el recurso de reposición), a cuyo respecto cabe distinguir dos situaciones:

- Si el recurrente de reposición interpuso subsidiariamente una apelación (por ejemplo, en contra de la


resolución que recibe la causa a prueba), el tribunal, al rechazar la reposición, concede (que no es lo mismo
que acoger) inmediatamente la apelación.

- Si el recurrente de reposición no interpuso subsidiariamente con ésta una apelación, no lo podrá hacer con
posterioridad, porque expresamente lo prohíbe el inciso final del artículo 181°CPC: “Aun sin estos
antecedentes, podrán pedirse, ante al tribunal que dictó el auto o decreto, su reposición dentro de cinco días
fatales después de notificado. El tribunal se pronunciará de plano y la resolución que niegue lugar a esta
solicitud será inapelable; sin perjuicio de la apelación del fallo reclamado, si es procedente el recurso”.

b) Si se acoge el recurso de reposición, un sector de la doctrina piensa que la contraparte del recurrente no tiene
recurso alguno por el cual impugnar esta resolución, por las siguientes razones:

- Porque el mismo texto del artículo 181°CPC se manifiesta en ese sentido, pues permite la interposición del
recurso de apelación sólo en contra de la resolución originalmente recurrida.

- Porque el recurso que procedería en contra de esta resolución sería precisamente otro recurso de
reposición, lo cual, de aceptarse, conduciría a una cadena infinita de recursos (reposición de la reposición de
la reposición y así sucesivamente).
- Además, porque en la práctica (como se fallan los recursos de reposición con audiencia y no de plano como
lo exige el artículo 181°CPC) la contraparte tuvo ya la posibilidad de defenderse en el traslado que se dio de
la reposición original (de hecho, precisamente por esto es por lo que el recurso de reposición se tramita con
audiencia, para evitar que la contraparte recurra en contra de la resolución que lo falla).

Sin embargo, en ciertos casos especiales, la ley concede un recurso contra la resolución que acepta la reposición
(como es el caso de la resolución que recibe la causa a prueba, caso en el cual la contraparte puede apelar
directamente contra la resolución que acoge la reposición, según lo dispone el artículo 326°CPC: “Es apelable la
resolución en que explícita o implícitamente se niegue el trámite de recepción de la causa a prueba, salvo el
caso del inciso 2° del artículo 313. Es apelable sólo en el efecto devolutivo la que acoge la reposición a que se
refiere el artículo 319//Son inapelables la resolución que dispone la práctica de alguna diligencia probatoria y
la que da lugar a la ampliación de la prueba sobre hechos nuevos alegados durante el término probatorio”).

Recurso de apelación
El recurso de apelación es muy importante en todo estado de derecho, pues permite la existencia de una doble
instancia, es decir, permite una revisión completa de lo hecho4. Sin embargo, no es condición estrictamente
indispensable del debido proceso que haya una doble instancia, pues basta con que exista la posibilidad de revisión
de lo obrado, lo que se logra con el recurso de casación y el recurso de nulidad. Además, en la práctica, muchas
veces la segunda instancia no tiene lugar de conformidad al fin por el cual se estableció, pues no corresponde a una
verdadera revisión tanto de los aspectos de hecho como de derecho.

El recurso de apelación corresponde a aquél por medio del cual se solicita al tribunal superior jerárquico la enmienda
de una resolución dictada por el inferior, mediante una revisión de todas las cuestiones de hecho y de derecho
resueltas por éste. Así lo establece el artículo 186°CPC: “El recurso de apelación tiene por objeto obtener del
tribunal superior respectivo que enmiende, con arreglo a derecho, la resolución del inferior”. Las características del
recurso de apelación corresponden a las siguientes:

- Es un recurso ordinario.

- Es un recurso de reforma.

- Se interpone ante el tribunal a quo y para ante el tribunal ad quem.

¿Cuáles son las resoluciones recurribles mediante recurso de apelación? Corresponden a las siguientes:

a) Las sentencias definitivas e interlocutorias de primera instancia, salvo que la ley deniegue expresamente este
recurso (por ejemplo, por la baja cuantía de la materia). Así lo dispone el artículo 187°CPC: “Son apelables todas
las sentencias definitivas y las interlocutorias de primera instancia, salvo en los casos en que la ley deniegue
expresamente este recurso”. Estos casos corresponden a los siguientes:

- Por la baja cuantía de la materia (menos de 10 UTM), según lo establece el artículo 45°COT en su numeral
primero (que se refiere a la competencia de los juzgados de letras en única instancia).

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En eso consiste precisamente una instancia, pues corresponde a cada uno de los grados de
conocimiento donde se conocen y fallan tanto los aspectos de derecho como de hecho que son
sometidos a la jurisdicción y competencia de un tribunal.
- Las resoluciones dictadas por la Corte Suprema, según lo dispone el artículo 209°CPC: “Del mismo modo
podrá el tribunal de segunda instancia, previa audiencia del fiscal judicial, hacer de oficio en su sentencia las
declaraciones que por la ley son obligatorias a los jueces, aun cuando el fallo apelado no las contenga//Si en
virtud de estas declaraciones se establece la incompetencia del tribunal para entender la cuestión sometida
a su conocimiento, podrá apelarse de la resolución para ante el tribunal superior que corresponda, salvo que
la declaración sea hecha por la Corte Suprema”.

- Por la naturaleza o materia del asunto resuelto (así, por ejemplo, no son apelables las resoluciones que
ordenen la práctica de una diligencia probatoria, según lo dispone el artículo 326°CPC en su inciso segundo:
“Son inapelables la resolución que dispone la práctica de alguna diligencia probatoria y la que da lugar a la
ampliación de la prueba sobre hechos nuevos alegados durante el término probatorio”).

b) Los autos y decretos en circunstancias especiales, según lo dispone el artículo 188°CPC: “Los autos y decretos
no son apelables cuando ordenen trámites necesarios para la substanciación regular del juicio; pero son
apelables cuando alteran dicha substanciación o recaen sobre trámites que no están expresamente ordenados
por la ley. Esta apelación sólo podrá interponerse con el carácter de subsidiaria de la solicitud de reposición y
para el caso que ésta no sea acogida”. De este modo, los autos y decretos serán apelables:

- Cuando alteran la substanciación regular del juicio (por ejemplo, si el tribunal aplica las normas del juicio
sumario a un juicio ordinario).

- Cuando los autos o decretos recaigan sobre trámites que no están expresamente ordenados por la ley (por
ejemplo, si se da traslado de la dúplica).

En estos casos, la apelación sólo podrá interponerse en subsidio del recurso de reposición, en el plazo en que
debe interponerse éste.

La causal de procedencia del recurso de apelación es genérica, a saber, la existencia de un agravio que sea
consecuencia de un error del tribunal. Se entiende que existe un agravio cuando no se da a la parte todo lo que ésta
pidió. Para determinarlo se compara el petitorio de la demanda con la parte resolutiva del fallo. Sucede en muchos
casos que si bien se concede a la parte lo que ésta pidió, se le concede por razones diversas de las alegadas por ella,
con lo cual se genera una suerte de agravio jurídico o estratégico, que eventualmente haría susceptible la
interposición de un recurso de apelación, según si el tribunal superior lo concede o no. Resulta importante tener en
cuenta, eso sí, que esto es aplicable tanto a la parte demandante como a la parte demandada (el demandado
también puede apelar si se acoge la demanda, porque en tal caso a él no se le da lo que pide, esto es, ser absuelto).

El objeto del recurso de apelación es la enmienda de la resolución recurrida mediante la revisión de todos los
aspectos de hecho y de derecho de la instancia anterior. Este objeto es más bien genérico, por lo que se admiten en
las diversas legislaciones básicamente dos sistemas de apelación:

- Existen sistemas de apelación plena, en los cuales se abre mediante el recurso de apelación una nueva instancia
y se revisan todos los aspectos de hecho y de derecho de la instancia anterior, pudiéndose inclusive rendir nuevas
pruebas. Este sistema es poco eficiente, pues presenta manifiestos problemas de economía procesal: ¿qué sentido
tiene realizar dos veces el mismo procedimiento?, ¿qué justifica la existencia de dos instancias, si en la segunda
puede reformarse todo lo que se falló en la primera? Por ello, es un sistema que genera muchos costos y desgaste.

- Existen sistemas de apelación revisora o limitada, en los cuales la regla general es que no se admiten nuevas
alegaciones o pruebas en la segunda instancia; lo único que se hace en ella es revisar la sentencia apelada. Este
es el sistema seguido en Chile, y reflejo de ello es el artículo 207°CPC, que establece que por regla general NO se
admiten nuevas pruebas en segunda instancia, salvo casos excepcionales: “En segunda instancia, salvo lo
dispuesto en el inciso final del artículo 310 y en los artículos 348 y 385, no se admitirá prueba alguna//No
obstante y sin perjuicio de las demás facultades concedidas por el artículo 159, el tribunal podrá, como medida
para mejor resolver, disponer la recepción de prueba testimonial sobre hechos que no figuren en la prueba
rendida en autos, siempre que la testimonial no se haya podido rendir en primera instancia y que tales hechos
sean considerados por el tribunal como estrictamente necesarios para la acertada resolución del juicio. En este
caso, el tribunal deberá señalar determinadamente los hechos sobre que deba recaer y abrir un término especial
de prueba por el número de días que fije prudencialmente y que no podrá exceder de ocho días. La lista de
testigos deberá presentarse dentro de segundo día de notificada por el estado la resolución respectiva”.
Los requisitos del recurso de apelación corresponden a los siguientes:

a) Debe ser interpuesto dentro de plazo. Este plazo es individual, legal y fatal, y por regla general es de cinco
días, contados desde la notificación de la parte que entabla el recurso, según lo establece el artículo 189°CPC:
“La apelación deberá interponerse en el término fatal de cinco días, contados desde la notificación de la parte
que entabla el recurso, deberá contener los fundamentos de hecho y de derecho en que se apoya y las peticiones
concretas que se formulan//Este plazo se aumentará a diez días tratándose de sentencias definitivas//En
aquellos casos en que la apelación se interponga con el carácter de subsidiaria de la solicitud de reposición, no
será necesario fundamentarla ni formular peticiones concretas, siempre que el recurso de reposición cumpla con
ambas exigencias. En los procedimientos o actuaciones para las cuales la ley establezca la oralidad, se podrá
apelar en forma verbal siempre que someramente se señalen los fundamentos de hecho y de derecho del recurso
y se formulen peticiones concretas, de todo lo cual deberá dejarse constancia en el acta respectiva//La normas
de los incisos anteriores no se aplicarán en aquellos procedimientos en que las partes, sin tener la calidad de
letrados, litiguen personalmente y la ley faculte la interposición verbal del recurso de apelación. En estos casos
el plazo para apelar será de cinco días fatales, salvo disposición especial en contrario”.

Existen excepciones a esta regla general de los cinco días:

- Como lo establece el inciso segundo del artículo 189°CPC, el plazo para apelar de las sentencias definitivas
es de diez días. Sin embargo, el inciso cuarto del mismo artículo 189°CPC contiene una contraexcepción a
esta regla, pues no obstante interponerse el recurso de apelación contra una sentencia definitiva, se deberá
hacer dentro de cinco días si se trata de uno de los casos en que la apelación no debe ser fundada: “La
normas de los incisos anteriores no se aplicarán en aquellos procedimientos en que las partes, sin tener la
calidad de letrados, litiguen personalmente y la ley faculte la interposición verbal del recurso de apelación.
En estos casos el plazo para apelar será de cinco días fatales, salvo disposición especial en contrario”.

- La apelación de la resolución que recibe la causa a prueba se debe interponer dentro de los tres días
siguientes a su notificación, pues como lo exige el artículo 319°CPC, se debe interponer en conjunto y
subsidiariamente con la reposición, que se interpone dentro de ese plazo: “Las partes podrán pedir
reposición, dentro de tercero día, de la resolución a que se refiere el artículo anterior. En consecuencia,
podrán solicitar que se modifiquen los hechos controvertidos fijados, que se eliminen algunos o que se
agreguen otros//El tribunal se pronunciará de plano sobre la reposición o la tramitará como incidente//La
apelación en contra de la resolución del artículo 318 sólo podrá interponerse en el carácter de subsidiaria de
la reposición pedida y para el caso de que ésta no sea acogida. La apelación se concederá sólo en el efecto
devolutivo”.

b) Debe interponerse por escrito, salvo en los procedimientos orales.

c) Debe ser fundamentado, es decir, debe explicar las razones por las cuales se considera hubo un error, se debe
explicar el error cometido y cómo éste fue determinante en la resolución. El artículo 189°CPC exige que contenga
los fundamentos de hecho y de derecho que se apoya. Este análisis debe ser lo más claro y preciso posible
(claridad y precisión, NO extensión). Como lo señala el mismo artículo 189°CPC en su inciso tercero, se eximen de
este requisito aquellas apelaciones que se interpongan con el carácter de subsidiarias de la solicitud de
reposición, pues en ellas no será necesario fundamentación alguna ni se deberán formular peticiones concretas,
siempre que el recurso de reposición cumpla con ambas exigencias.

d) Debe contener peticiones concretas (es importante tener en cuenta que expresamente se debe pedir que se
revoque la sentencia anterior y se reemplace por una nueva). Estas peticiones son las que en último término fijan
la competencia del tribunal.

Los efectos de la interposición del recurso de apelación comprenden dos clases de efectos:

- El efecto devolutivo, que corresponde a aquel que otorga al tribunal superior competencia para conocer y fallar
el recurso, pudiendo enmendar el fallo apelado. Así lo dispone el inciso primero del artículo 192°CPC: “Cuando la
apelación proceda sólo en el efecto devolutivo, seguirá el tribunal inferior conociendo de la causa hasta su
terminación, inclusa la ejecución de la sentencia definitiva”. Este es el efecto esencial de toda apelación, por lo
cual tiene siempre lugar.
- El efecto suspensivo, que corresponde a aquel por el cual se suspenden los efectos de la resolución apelada, de
modo que éste no puede ejecutarse estando pendiente el recurso. Este efecto no es esencial a la apelación, por
lo cual puede faltar.

La apelación se puede conceder en el solo efecto devolutivo o en ambos. El artículo 191°CPC se refiere al caso en
que la apelación se conceda en ambos efectos: “Cuando la apelación comprenda los efectos suspensivo y devolutivo
a la vez, se suspenderá la jurisdicción del tribunal inferior para seguir conociendo de la causa//Podrá, sin embargo,
entender en todos los asuntos en que por disposición expresa de la ley conserve jurisdicción, especialmente en las
gestiones a que dé origen la interposición del recurso hasta que se eleven los autos al superior, y en las que se
hagan para declarar desierta o prescrita la apelación antes de la remisión del expediente”.

Qué efectos comprenderá la concesión de la apelación, lo resuelve el juez al momento de concederla (es la ley la
que establece en qué efectos se concederá la apelación y el juez lo aplica al momento de conceder el recurso). En
un principio la concesión de la apelación en el efecto suspensivo junto con el devolutivo era la regla general, salvo
que se indicara lo contrario. Sin embargo, para acelerar la administración de justicia, se amplió el campo de
aplicación del sólo efecto devolutivo, reduciéndose conjuntamente el campo de aplicación del efecto suspensivo.

Esto, sin embargo, presenta problemas en nuestro derecho, especialmente por la redacción ambigua de los artículos
que se refieren a la materia. En efecto, de la lectura del artículo 195°CPC se desprendería que la regla general es
que el recurso de apelación se concede en ambos efectos: “Fuera de los casos determinados en el artículo
precedente, la apelación deberá otorgarse en ambos efectos”. Ello lo confirma además el artículo 193°CPC: “Cuando
se otorga simplemente apelación, sin limitar sus efectos, se entenderá que comprende el devolutivo y el
suspensivo”.

Sin embargo, el artículo 194°CPC, que regula los casos de apelación en el solo efecto devolutivo, establece causales
muy generales, que parecieran dar a entender que la regla general es más bien el solo efecto devolutivo (el efecto
suspensivo sólo se aplicaría a las sentencias definitivas, tanto de juicios ordinarios, como sumarios y ejecutivos).
Dispone el artículo 194°CPC lo siguiente: “Sin perjuicio de las excepciones expresamente establecidas en la ley, se
concederá apelación sólo en el efecto devolutivo:
1° De las resoluciones dictadas contra el demandado en los juicios ejecutivos y sumarios.

2° De los autos, decretos y sentencias interlocutorias.

3° De las resoluciones pronunciadas en el incidente sobre ejecución de una sentencia firme, definitiva o
interlocutoria.

4° De las resoluciones que ordenen alzar medidas precautorias.

5° De todas las demás resoluciones que por disposición de la ley sólo admitan apelación en el efecto devolutivo”.

Este artículo fue reformado en el año 1988. Sin embargo, a pesar de ampliarse el campo de aplicación del sólo efecto
devolutivo, no se modificaron otras disposiciones del CPC en que se concede la apelación en ambos efectos, ni se
derogaron aquellas normas que se limitarían simplemente a repetir la regla del artículo 194°CPC. La regla de este
artículo es hoy en día la regla general, de manera que la apelación se concede normalmente en el solo efecto
devolutivo y sólo excepcionalmente en ambos efectos.

Ahora bien, cabe preguntarse qué sucede en aquellos casos en que, concediéndose la apelación en el solo efecto
devolutivo, se procede a la ejecución transitoria de la resolución recurrida y posteriormente se acoge la apelación.
En estos casos, queda sin efecto todo lo ejecutado. Sin embargo, esto puede presentar graves consecuencias, incluso
respecto de terceros. Por ello, gracias a una reforma del año 1988, se permite al apelante solicitar una orden no
innovar, para que la resolución recurrida no se ejecute mientras se tramita el recurso de apelación. Así lo dispone el
artículo 192°CPC en sus incisos segundo, tercero y cuarto: “No obstante, el tribunal de alzada a petición del
apelante y mediante resolución fundada, podrá dictar orden de no innovar. La orden de no innovar suspende los
efectos de la resolución recurrida o paraliza su cumplimiento, según sea el caso. El tribunal podrá restringir estos
efectos por resolución fundada. Los fundamentos de las resoluciones que se dicten de conformidad de conformidad a
este inciso no constituyen causal de inhabilidad//Las peticiones de orden de no innovar será distribuidas por el
Presidente de la Corte, mediante sorteo, entre las salas en que esté dividida y se resolverán en cuenta. Decretada
una orden de no innovar, quedará radicado el conocimiento de la apelación respectiva en la sala que la concedió y el
recurso gozará de preferencia para figurar en tabla y en su vista y fallo”. De este modo, los requisitos que exige el
artículo 192°CPC para que sea procedente esta orden de no innovar corresponden a los siguientes:

- Debe ser a petición del apelante.

- La resolución que concede la orden de no innovar debe ser fundada.

Lo normal es que se pida esta orden de no innovar al momento de recibirse el expediente en el tribunal superior. Se
distribuye por sorteo y en caso de ser acogida tienen lugar los siguientes efectos:

- El recurso de apelación queda radicado en la sala que haya concedido la orden de no innovar.

- El recurso de apelación tendrá preferencia para figurar en tabla y en su vista y fallo (precisamente porque se
trata de una situación especial, ya que lo normal es que se ejecute la resolución recurrida.

En la práctica, excepcionalmente se concede la orden de no innovar y, cuando efectivamente se concede, no se hace


mediante resolución fundada, lo cual impide generar criterios jurisprudenciales comunes conforme a los cuales se
podría decir conceder o no una orden de no innovar.

Para determinar la tramitación del recurso de apelación hay que distinguir entre la tramitación en primera instancia
y la tramitación en segunda instancia:

a) Tramitación en primera instancia: Existen tres trámites fundamentales:

a.1 La concesión del recurso: El tribunal inferior realiza un primer examen de admisibilidad formal del
recurso, para determinar si lo concede o no (NO si lo acoge; esto lo determina el tribunal superior). El
tribunal inferior revisa básicamente dos cosas:

- Si la resolución es apelable.

- Si el recurso de apelación cumple con sus requisitos (es decir, interpuesto dentro de plazo, por escrito,
fundado y con peticiones concretas).

Así lo establece el artículo 201°CPC: “Si la apelación se ha interpuesto fuera de plazo o respecto de
resolución inapelable o no es fundada o no contiene peticiones concretas, el tribunal correspondiente deberá
declararla inadmisible de oficio; y, si el apelante no comparece dentro de plazo, deberá declarar su
deserción previa certificación que el secretario deberá efectuar de oficio. La parte apelada, en todo caso,
podrá solicitar la declaración pertinente, verbalmente o por escrito//Del fallo que, en estas materias, dicte
el tribunal de alzada podrá pedirse reposición dentro de tercero día. La resolución que declare la deserción
por la no comparecencia del apelante producirá sus efectos respecto de éste desde que se dicte y sin
necesidad de notificación”.

Si el tribunal inferior concede el recurso de apelación, debe decidir si lo hace en solo efecto devolutivo o en
ambos:

- Si concede la apelación en ambos efectos, la resolución que falla el recurso dirá ‘concédese la apelación
y elévense los autos’. Así lo dispone el artículo 191°CPC: “Cuando la apelación comprenda los efectos
suspensivo y devolutivo a la vez, se suspenderá la jurisdicción del tribunal inferior para seguir conociendo
de la causa//Podrá, sin embargo, entender en todos los asuntos en que por disposición expresa de la ley
conserve jurisdicción, especialmente en las gestiones a que dé origen la interposición del recurso hasta
que se eleven los autos al superior, y en las que se hagan para declarar desierta o prescrita la apelación
antes de la remisión del expediente”.

- Si concede la apelación en el solo efecto devolutivo, la resolución que falla el recurso ordenará que se
realicen las compulsas (fotocopias) de las piezas del expediente que sean necesarias para conocer de la
apelación, salvo en el caso de una sentencia definitiva, donde el expediente sube completo al tribunal
superior y en el tribunal inferior se quedan las compulsas. Así lo establece el artículo 197°CPC: “La
resolución que conceda una apelación sólo en el efecto devolutivo deberá determinar las piezas del
expediente que, además de la resolución apelada, deban compulsarse o fotocopiarse para continuar
conociendo del proceso, si se trata de sentencia definitiva, o que deban enviarse al tribunal superior para
la resolución del recurso, en los demás casos//El apelante, dentro de los cinco días siguientes a la fecha
de notificación de esta resolución, deberá depositar en la secretaría del tribunal la cantidad de dinero
que el secretariado estime necesaria para cubrir el valor de las fotocopias o de las compulsas respectivas.
El secretario deberá dejar constancia de esta circunstancia en el proceso, señalando la fecha y el monto
del depósito. Se remitirán compulsas sólo en caso que exista imposibilidad para sacar fotocopias en el
lugar de asiento del tribunal, lo que también certificará el secretario//Si el apelante no da cumplimiento
a esta obligación, se le tendrá por desistido del recurso, sin más trámite”.

La resolución del tribunal inferior que concede el recurso de apelación NO se pronuncia sobre el fondo del
asunto, pero es muy importante, porque con ella se abre una nueva instancia. Por ello, se establecen recursos
para impugnar la resolución que falla el recurso de apelación, De este modo:

i) Si se rechaza el recurso de apelación debiendo haberse concedido, la ley permite interponer el


(verdadero) recurso de hecho, que se interpone ante la Corte de Apelaciones con el objeto de que el
tribunal corrija la resolución que rechazó la apelación y la conceda. Así lo establecen los artículos 203°CPC
y 204°CPC:

- Artículo 203°CPC: “Si el tribunal inferior deniega un recurso de apelación que ha debido concederse,
la parte agraviada podrá ocurrir al superior respectivo, dentro de plazo que concede el artículo 200,
contado desde la notificación de la negativa, para que declare admisible dicho recurso”.

- Artículo 204°CPC: “El tribunal superior pedirá al inferior informe sobre el asunto en que haya recaído
la negativa, y con el mérito de lo informado resolverá si es o no admisible el recurso//Podrá el tribunal
ordenar al inferior la remisión del proceso, siempre que, a su juicio, sea necesario examinarlo para
dictar una resolución acertada//Podrá asimismo ordenar que no se innove cuando haya antecedentes
que justifiquen esta medida”.

ii) En los otros casos (es decir, si se concede la apelación debiéndose haber rechazado; si se concede en
ambos efectos debiéndose haber concedido en el solo efecto devolutivo; o si se concede en el solo efecto
devolutivo debiéndose haber concedido en ambos efectos) la ley permite atacar esta resolución por dos
vías distintas:

- El (falso) recurso de hecho, que se interpone directamente ante la Corte de Apelaciones.

- El recurso de reposición.

Se puede accionar por ambas vías conjuntamente, según lo establece el artículo 196°CPC: “Si el tribunal
inferior otorga apelación en el efecto devolutivo, debiendo concederla también en el suspensivo, la parte
agraviada, dentro del plazo que establece el artículo 200, podrá pedir al superior que desde luego declare
admitida la apelación en ambos efectos; sin perjuicio de que pueda solicitarse igual declaración, por vía
de reposición, del tribunal que concedió el recurso//Lo mismo se observará cuando se conceda apelación
en ambos efectos, debiendo otorgarse únicamente en el devolutivo, y cuando la apelación concedida sea
improcedente. En este último caso podrá también de oficio el tribunal superior declarar sin lugar el
recurso//Las declaraciones que haga el superior en conformidad a los dos incisos anteriores, se
comunicarán al inferior para que se abstenga, o siga conociendo del negocio, según los casos”.
a.2 El depósito de dinero para las fotocopias o compulsas: Al apelante, cuya apelación ha sido concedida en el
solo efecto devolutivo, se le impone la carga de consignar una cantidad de dinero que determine el secretario
del tribunal con el fin de costear las fotocopias o compulsas que deban sacarse del expediente. Así lo
establecen los incisos segundo y tercero del artículo 197°CPC: “El apelante, dentro de los cinco días
siguientes a la fecha de notificación de esta resolución, deberá depositar en la secretaría del tribunal la
cantidad de dinero que el secretariado estime necesaria para cubrir el valor de las fotocopias o de las
compulsas respectivas. El secretario deberá dejar constancia de esta circunstancia en el proceso, señalando
la fecha y el monto del depósito. Se remitirán compulsas sólo en caso que exista imposibilidad para sacar
fotocopias en el lugar de asiento del tribunal, lo que también certificará el secretario//Si el apelante no da
cumplimiento a esta obligación, se le tendrá por desistido del recurso, sin más trámite”. Como lo establece
el inciso tercero del artículo 197°CPC, si el apelante no da cumplimiento a esta obligación dentro de los cinco
días siguientes a la fecha de la notificación de la resolución que concede el recurso, se le tendrá por desistido
de éste, sin más trámite.
a.3 La remisión del proceso al tribunal superior: Así lo dispone el artículo 198°CPC: “La remisión del proceso
se hará por el tribunal inferior en el día siguiente al de la última notificación. En el caso del artículo anterior,
podrá ampliarse este plazo por todos los días que, atendida la extensión de las copias que hayan de sacarse,
estime necesario dicho tribunal”.

b) Tramitación en segunda instancia: En segunda instancia, el recurso de apelación concedido por el tribunal
inferior se somete a los siguientes trámites:

b.1 Se debe emitir un certificado de ingreso (del cual el día es muy importante para efectos de determinar el
plazo de comparecencia de las partes) y se le debe asignar a la causa un rol distinto.

b.2 El tribunal superior procede a un segundo examen de admisibilidad, según lo establece el artículo
213°CPC: “Elevado un proceso en apelación, el tribunal superior examinará en cuenta si el recurso es
admisible y si ha sido interpuesto dentro del término legal//Si encuentra mérito el tribunal para considerar
inadmisible o extemporáneo el recurso, lo declarará sin lugar desde luego o mandará traer los autos en
relación sobre este punto”. En este segundo examen de admisibilidad el tribunal superior (específicamente la
sala tramitadora de la Corte de Apelaciones, que corresponde a la primera sala) revisa las mismas dos cosas
que el tribunal inferior, a saber:

- Si la resolución es apelable.

- Si el recurso de apelación cumple con sus requisitos (es decir, interpuesto dentro de plazo, por escrito,
fundado y con peticiones concretas).

La resolución del tribunal superior que se pronuncia sobre la admisibilidad del recurso de apelación es
recurrible mediante recurso de reposición dentro de tercero día, como lo establece el inciso segundo del
artículo 201°CPC: “Del fallo que, en estas materias, dicte el tribunal de alzada podrá pedirse reposición
dentro de tercero día. La resolución que declare la deserción por la no comparecencia del apelante producirá
sus efectos respecto de éste desde que se dicte y sin necesidad de notificación”.

b.3 Las partes deben comparecer ante el tribunal superior dentro del plazo de cinco días contados desde que
la causa ingresó ante él, según lo establece el artículo 200°CPC: “Las partes tendrán el plazo de cinco días
para comparecer ante el tribunal superior a seguir el recurso interpuesto, contado este plazo desde que se
reciban los autos en la secretaría del tribunal de segunda instancia//Cuando los autos se remitan desde un
tribunal de primera instancia que funcione fuera de la comuna en que resida el de alzada, se aumentará este
plazo en la misma forma que el de emplazamiento para contestar demandas, según lo dispuesto en los
artículos 258 y 259”. ¿Qué significa en términos prácticos hacerse parte? Significa presentar un escrito en el
que se manifiesta la persona como parte de la causa.

Si el apelante no comparece dentro de plazo, la apelación se declara desierta, previa certificación que el
secretario deberá efectuar de oficio. Esta resolución es recurrible dentro de tercero día mediante recurso de
reposición, según lo dispone el artículo 201°CPC: “Si la apelación se ha interpuesto fuera de plazo o respecto
de resolución inapelable o no es fundada o no contiene peticiones concretas, el tribunal correspondiente
deberá declararla inadmisible de oficio; y, si el apelante no comparece dentro de plazo, deberá aclarar su
deserción previa certificación que el secretario deberá efectuar de oficio. La parte apelada, en todo caso,
podrá solicitar la declaración pertinente, verbalmente o por escrito//Del fallo que, en estas materias, dicte
el tribunal de alzada podrá pedirse reposición dentro de tercero día. La resolución que declare la deserción
por la no comparecencia del apelante producirá sus efectos respecto de éste desde que se dicte y sin
necesidad de notificación”.

Como lo dispone el inciso segundo del artículo 200°CPC, este plazo se puede aumentar de conformidad a la
tabla de emplazamiento en aquellos casos en que el expediente se remita desde un tribunal de primera
instancia que funciona fuera de la comuna en que resida el tribunal de alzada. Cabe tener en cuenta que, a
pesar de que el inciso segundo del artículo 200°CPC se refiere tanto al artículo 258°CPC como al artículo
259°CPC, la verdad es que este último no tiene aplicación en esta materia, porque siempre se tratará del
mismo territorio jurisdiccional, aunque de diversas comunas, por lo que el plazo máximo de aumento será de
tres días, según lo establece el inciso segundo del artículo 258°CPC: “Se aumentará este término en tres días
más si el demandado se encuentra en el mismo territorio jurisdiccional pero fuera de los límites de la
comuna que sirva de asiento al tribunal”.

Ahora bien, no sólo el apelante debe comparecer ante el tribunal superior, sino también el apelado. Si no lo
hace dentro de plazo, a diferencia de lo que sucede con la no comparecencia del apelante, se sigue adelante
con la apelación en su rebeldía, según lo dispone el artículo 202°CPC: “Si no comparece el apelado, se seguirá
el recurso en su rebeldía por el solo ministerio de la ley y no será necesario notificarle las resoluciones que
se dicten, las cuales producirán sus efectos respecto del apelado rebelde desde que se pronuncien//El
rebelde podrá comparecer en cualquier estado del recurso, representado por el procurador del número”. De
esta forma, si el apelado no comparece dentro de plazo tienen lugar tres consecuencias diversas:

- Se le considera rebelde.

- Las resoluciones que se dicten en el recurso producirán efecto a su respecto sin necesidad de notificación
(lo que constituye una clara excepción a la regla del artículo 38°CPC, excepciones que el mismo artículo
38°CPC permite).

- Puede comparecer después, pero debe hacerlo representado por el procurador del número.
Ahora bien, cabe preguntarse cómo se cumple el emplazamiento en segunda instancia (pues también es un
trámite esencial en segunda instancia, según lo establece el artículo 800°CPC número 1°: En general, son
trámites o diligencias esenciales en la segunda instancia de los juicios de mayor o de menor cuantía y en los
juicios especiales: 1° El emplazamiento de las partes, hecho antes de que el superior conozca del recurso”).
En estos casos, el emplazamiento comprende dos elementos:

- La notificación por estado diario5 de la resolución que concede el recurso.

- El plazo de cinco días para contestar (es decir, el transcurso del plazo para comparecer).

b.4 El tribunal superior emite una resolución mediante la cual concede el recurso. Esta resolución, salvo el
caso de las sentencias definitivas y cuando alguna de las partes hubiere solicitado alegatos, ordenará conocer
el recurso en cuenta, según lo dispone el artículo 199°CPC: “La apelación de toda resolución que no sea
sentencia definitiva se verá en cuenta, a menos que cualquiera de las partes, dentro del plazo para
comparecer en segunda instancia solicite alegatos//Vencido este plazo, el tribunal de alzada ordenará traer
los autos en relación, si se hubieren solicitado oportunamente alegatos. De lo contrario, el Presidente de la
Corte ordenará dar cuenta y procederá a distribuir, mediante sorteo, la causa entre las distintas salas en que
funcione el tribunal//Las Cortes deberán establecer horas de funcionamiento adicional para el conocimiento
y fallo de las apelaciones que se vean en cuenta”. De este modo:

- Si se ordena conocer en cuenta la apelación, la resolución que emita el tribunal dirá ‘dése cuenta’, y el
recurso en ese caso se distribuirá por sorteo en alguna de las salas de la Corte.

- Si se ordena conocer previa vista la apelación, la resolución que emita el tribunal dirá ‘autos en relación’
y se procederá a los alegatos de los abogados.

Como bien dispone el artículo 199°CPC, si alguna de las partes, dentro del plazo para comparecer en segunda
instancia, solicita alegatos, el tribunal deberá concederlos (es un derecho discrecional de las partes, no sujeto
a la autorización del juez). En caso que se haya pedido alegatos y los abogados de las partes no alegaren, el
inciso final del artículo 223°CPC contempla una sanción disciplinaria: “El relator dará cuenta a la sala de los
abogados que hubiesen solicitado alegatos o se hubiesen anunciado para alegar y no concurrieren a la
audiencia respectiva para oír la relación ni hacer el alegato. El Presidente de la sala oirá al interesado, y, si
encontrare mérito para sancionarlo, le aplicará una multa no inferior a una ni superior a cinco unidades
tributarias mensuales, la que se duplicará en caso de reiteración de la falta dentro de un mismo año

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La regla general en materia de notificaciones en el recurso de apelación es el estado diario, según lo
establece el artículo 221°CPC: “La notificación de las resoluciones que se dicten por el tribunal de
alzada se practicará en la forma que establece el artículo 50, con excepción de la primera, que debe
ser personal, y de lo dispuesto en los artículos 201 y 202//Podrá, sin embargo, el tribunal ordenar que
se haga por otro de los medios establecidos en la ley, cuando lo estime conveniente”.
calendario. El sancionado no podrá alegar ante esa misma Corte mientras no certifique el secretario de ella,
en el correspondiente expediente, que se ha pagado la multa impuesta”.

Resulta importante la regla contenida en el artículo 208°CPC respecto de la competencia del tribunal superior
para conocer la apelación: “Podrá el tribunal de alzada fallar las cuestiones ventiladas en primera instancia y
sobre las cuales no se haya pronunciado la sentencia apelada por ser incompatibles con lo resuelto en ella, si
que se requiera nuevo pronunciamiento del tribunal superior”.

Respecto de las notificaciones en segunda instancia de las resoluciones que se dicten con ocasión del recurso de
apelación, la regla general corresponde al estado diario, según lo dispone el artículo 221°CPC: “La notificación de
las resoluciones que se dicten por el tribunal de alzada se practicará en la forma que establece el artículo 50,
con excepción de la primera, que debe ser personal, y de lo dispuesto en los artículos 201 y 202//Podrá, sin
embargo, el tribunal ordenar que se haga por otro de los medios establecidos en la ley, cuando lo estime
conveniente”. Las excepciones a esta regla general corresponden a las siguientes:

- Como el mismo artículo 221°CPC lo establece, la primera notificación que tenga lugar debe efectuarse
personalmente. La resolución que debe en este caso notificarse personalmente corresponde a la resolución
que, después de realizado el examen de admisibilidad, da lugar al recurso ‘en cuenta’ o ‘en relación’. En la
práctica, sin embargo, no se notifica nunca personalmente a las partes, las que se entienden tácitamente
notificadas de esta resolución compareciendo dentro de plazo (del plazo de cinco días a que se refiere el
artículo 200°CPC).

- Las resoluciones que ordenan la comparecencia personal de las partes, según lo establece el artículo 48°CPC
en su inciso primero: “Las sentencias definitivas, las resoluciones en que se reciba a prueba la causa, o se
ordene la comparecencia personal de las partes, se notificarán por medio de cédulas que contengan copia
íntegra de la resolución y los datos necesarios para su acertada inteligencia”.

- Los casos en que el tribunal ordena que la notificación se practique de otra forma, según lo permite el inciso
final del artículo 221°CPC.

- Los casos en que no es necesario efectuar notificación alguna (es decir, casos que constituyen una excepción
a la regla del artículo 38°CPC). Estos casos son los siguientes:

- La resolución que declara desierto el recurso de apelación, según lo establece el artículo 201°CPC: “Si la
apelación se ha interpuesto fuera de plazo o respecto de resolución inapelable o no es fundada o no
contiene peticiones concretas, el tribunal correspondiente deberá declararla inadmisible de oficio; y, si el
apelante no comparece dentro de plazo, deberá aclarar su deserción previa certificación que el secretario
deberá efectuar de oficio. La parte apelada, en todo caso, podrá solicitar la declaración pertinente,
verbalmente o por escrito//Del fallo que, en estas materias, dicte el tribunal de alzada podrá pedirse
reposición dentro de tercero día. La resolución que declare la deserción por la no comparecencia del
apelante producirá sus efectos respecto de éste desde que se dicte y sin necesidad de notificación”.

- Las resoluciones respecto del apelado rebelde, según lo dispone el artículo 202°CPC: “Si no comparece el
apelado, se seguirá el recurso en su rebeldía por el solo ministerio de la ley y no será necesario notificarle
las resoluciones que se dicten, las cuales producirán sus efectos respecto del apelado rebelde desde que
se pronuncien//El rebelde podrá comparecer en cualquier estado del recurso, representado por el
procurador del número”.

Respecto de los incidentes en segunda instancia que se susciten con ocasión del recurso de apelación, el artículo
220°CPC establece que se resolverán en cuenta o en relación, según lo determine el tribunal: “Las cuestiones
accesorias que se susciten en el curso de la apelación, se fallarán de plano por el tribunal, o se tramitarán como
incidentes. En este último caso, podrá también el tribunal fallarlas en cuenta u ordenar que se traigan en
relación los autos para resolver”. Las resoluciones que fallan los incidentes serán inapelables, salvo las que
resuelvan un incidente de incompetencia, según lo establecen los artículos 209°CPC y 210°CPC:

- Artículo 209°CPC: “Del mismo modo podrá el tribunal de segunda instancia, previa audiencia del fiscal
judicial, hacer de oficio en su sentencia las declaraciones que por la ley son obligatorias a los jueces, aun
cuando el fallo apelado no las contenga//Si en virtud de estas declaraciones se establece la incompetencia
para entender en la cuestión sometida a su conocimiento, podrá apelarse de la resolución para ante el
tribunal superior que corresponda, salvo que la declaración sea hecha por la Corte Suprema”.

- Artículo 210°CPC: “Las resoluciones que recaigan en los incidentes que se promuevan en segunda instancia,
se dictarán sólo por el tribunal de alzada y no serán apelables”.

La regla general sobre la prueba en segunda instancia está establecida en el artículo 207°CPC, que refleja la
adopción en nuestro país de un sistema de apelación revisora o limitada, ya que por regla general no se admite
prueba alguna en segunda instancia, salvo las excepciones señaladas. Dispone el artículo 207°CPC lo siguiente:
“En segunda instancia, salvo lo dispuesto en el inciso final del artículo 310 y en los artículos 348 y 385, no se
admitirá prueba alguna//No obstante y sin perjuicio de las demás facultades concedidas por el artículo 159, el
tribunal podrá, como medida para mejor resolver, disponer la recepción de prueba testimonial sobre hechos que
no figuren en la prueba rendida en autos, siempre que la testimonial no se haya podido rendir en primera
instancia y que tales hechos sean considerados por el tribunal como estrictamente necesarios para la acertada
resolución del juicio. En este caso, el tribunal deberá señalar determinadamente los hechos sobre que deba
recaer y abrir un término especial de prueba por el número de días que fije prudencialmente y que no podrá
exceder de ocho días. La lista de testigos deberá presentarse dentro de segundo día de notificada por el estado
la resolución respectiva”.

La forma de conocer y fallar la apelación en segunda instancia está regulada en los artículos 222°CPC a 230°CPC,
que disponen lo siguiente:

- Artículo 222°CPC: “En cumplimiento de las obligaciones impuestas por el artículo 373 del Código Orgánico
de Tribunales, los relatores darán cuenta de los vicios y omisiones que hayan notado en las causas del día a
fin de que el tribunal resuelva si ha de llenarse previamente algún trámite//Las causas que se ordene
tramitar, las suspendidas y las que por cualquier motivo no hayan de verse, serán anunciadas en la tabla
antes de comenzar la relación de las demás. Asimismo, en esa oportunidad deberán señalarse aquellas causas
que no se verán durante la audiencia, por falta de tiempo. La audiencia se prorrogará, si fuere necesario,
hasta ver la última de las causas que resten en la tabla”.

- Artículo 223°CPC: “La vista de la causa se iniciará con la relación, la que se efectuará en presencia de los
abogados de las partes que hayan asistido y se hubieren anunciado para alegar. No se permitirá el ingreso a
la sala de los abogados una vez comenzada la relación. Los Ministros podrán, durante la relación, formular
preguntas o hacer observaciones al relator, las que en caso alguno podrán ser consideradas como causales de
inhabilidad//Concluida la relación, se procederá a escuchar, en audiencia pública, los alegatos de los
abogados que se hubieren anunciado. Alegará primero el abogado del apelante y en seguida el del apelado. Si
son varios los apelantes, hablarán los abogados en el orden en que se hayan interpuesto las apelaciones. Si
son varios los apelados, los abogados intervendrán por el orden alfabético de aquéllos//Los abogados tendrán
derecho a rectificar los errores de hecho que observaren en el alegato de la contraria, al término de éste, sin
que les sea permitido replicar en lo concerniente a puntos de derecho//La duración de los alegatos de cada
abogado se limitará a media hora. El tribunal, a petición del interesado, podrá prorrogar el plazo por el
tiempo que estime conveniente//Durante los alegatos, el Presidente de la sala podrá invitar a los abogados a
que extiendan sus consideraciones a cualquier punto de hecho o de derecho comprendido en el proceso, pero
esta invitación no obstará a la libertad del defensor para el desarrollo de su exposición. Una vez finalizados
los alegatos, y antes de levantar la audiencia, podrá también pedirles que precisen determinados puntos de
hecho o de derecho que considere importantes//Al término de la audiencia, los abogados podrán dejar a
disposición del tribunal una minuta de sus alegatos//El relator dará cuenta a la sala de los abogados que
hubiesen solicitado alegatos o se hubiesen anunciado para alegar y no concurrieren a la audiencia respectiva
para oír la relación ni hacer el alegato. El Presidente de la sala oirá al interesado, y, si encontrare mérito
para sancionarlo, le aplicará una multa no inferior a una ni superior a cinco unidades tributarias mensuales,
la que se duplicará en caso de reiteración de la falta dentro de un mismo año calendario. El sancionado no
podrá alegar ante esa misma Corte mientras no certifique el secretario de ella, en el correspondiente
expediente, que se ha pagado la multa impuesta”.

- Artículo 224°CPC: “Si la apelación comprende dos o más puntos independientes entre sí y susceptibles de
resolución aislada, podrá el tribunal alterar la regla del artículo precedente haciendo que los abogados
aleguen separada y sucesivamente sobre cada punto”.
- Artículo 225°CPC: “En la vista de la causa sólo podrá alegar un abogado por cada parte, y no podrán hacerlo
la parte y su abogado”.

- Artículo 226°CPC: “Se prohíbe presentar en la vista de la causa defensas escritas//Se prohíbe igualmente
leer en dicho acto tales defensas”.

- Artículo 227°CPC: “Vista la causa, queda cerrado el debate y el juicio en estado de dictarse resolución//Si,
vista la causa, se decreta para mejor resolver, alguna de las diligencias mencionadas en el artículo 159, no
por esto dejarán de intervenir en la decisión del asunto los mismos miembros del tribunal que asistieron a la
vista en que se ordenó la diligencia”.

- Artículo 228°CPC: “Los tribunales podrán mandar, a petición de parte, informar en derecho”.

- Artículo 229°CPC: “El término para informar en derecho será el que señale el tribunal y no podrá exceder
de sesenta días, salvo acuerdo de las partes”.

- Artículo 230°CPC: “Un ejemplar impreso de cada informe en derecho, con las firmas del abogado y de la
parte o de su procurador, y el certificado a que se refiere el número 5° del artículo 372 del Código Orgánico
de Tribunales, se entregará a cada uno de los ministros y otra se agregará a los autos”.

De este modo, resulta necesario distinguir entre las resoluciones de mera tramitación y las resoluciones que
resuelven la apelación:

- Las resoluciones de mera tramitación son conocidas y falladas por la sala tramitadora de la Corte.

- Las resoluciones que resuelven la apelación se ven generalmente en cuenta y por excepción en relación (las
partes pueden solicitar que la apelación sea conocida y resuelta previa vista). Los trámites esenciales de la
vista de la causa corresponden a los siguientes:

- La notificación del decreto ‘autos en relación’.

- La fijación de la causa en tabla.

- El anuncio.

- La relación propiamente tal.

- Los alegatos de los abogados.

Ahora bien, la ley le da al apelado la posibilidad de sumarse o adherirse a la apelación de su contraparte, según lo
establece el artículo 216°CPC: “Puede el apelado adherirse a la apelación en la forma y oportunidad que se expresa
en el artículo siguiente//Adherirse a la apelación es pedir la reforma de la sentencia apelada en la parte en que la
estime gravosa el apelado”. De este modo, la adhesión a la apelación consiste en la facultad que tiene la parte
apelada para pedir la reforma de la sentencia en la parte que fue gravosa para ella. La concesión de esta posibilidad
es bastante lógica, por cuanto la competencia del tribunal superior se determinará por el contenido de la apelación,
de manera que si el apelado no pudiese adherirse a la apelación de su contraparte, la competencia del tribunal
superior se limitaría a conocer lo que éste exige, pudiendo ser conocido a la vez y sin problema alguno para el
tribunal lo que el apelado tiene que decir respecto de la sentencia del tribunal inferior (que es precisamente la
razón por la cual se le concede la posibilidad de adherirse a la apelación).

Los requisitos de la adhesión a la apelación están regulados en el artículo 217°CPC, que dispone lo siguiente: “La
adhesión a la apelación puede efectuarse en primera instancia, antes de elevarse los autos al superior; y en
segunda, dentro del plazo que establece el artículo 200. El escrito de adhesión a la apelación deberá cumplir con los
requisitos que establece el artículo 189. Se aplicará a la adhesión a la apelación lo establecido en los artículos 200,
201 y 211//No será, sin embargo, admisible desde el momento en que el apelante haya presentado escrito para
desistirse de la apelación//En las solicitudes de adhesión y desistimiento se anotará por el secretario del tribunal la
hora en que se entreguen”. De este modo, los requisitos corresponden a los siguientes:
a) Debe tener lugar dentro de plazo. Para determinar el plazo hay que distinguir:

- En primera instancia, hasta que se envíen los autos al tribunal superior.

- En segunda instancia, dentro del plazo para comparecer (que es de cinco días más el eventual aumento de la
tabla de emplazamiento).

b) La apelación debe estar pendiente, esto es, el apelante no se debe haber desistido de su apelación. En caso
que la adhesión a la apelación tenga lugar antes del desistimiento, no obstante concluya la apelación original,
continuará la adhesión por sí sola. Por esto es importante, según lo exige el inciso final del artículo 217°CPC, que
el secretario del tribunal anote la hora en que se presenten las solicitudes de adhesión y desistimiento, porque
así se determinará cuál de las dos solicitudes fue presentada primero.

c) Se debe presentar por escrito.


Estos requisitos son iguales a los exigidos en
d) Debe contener fundamentos de hecho y de derecho.
el artículo 189°CPC respecto del escrito de
e) Debe contener peticiones concretas. apelación.

Respecto de la tramitación de la adhesión a la apelación, cabe tener en cuenta que el principio general es que el
apelado debe cumplir con las mismas cargas que el apelante. Así, entonces, habrá también a su respecto un examen
de admisibilidad, después del cual se tramitarán conjuntamente la adhesión y la apelación. El apelado también debe
comparecer ante el tribunal, y si no la hace dentro de los cinco días siguientes a la fecha en que el expediente
ingresa, la adhesión se declarará desierta. Respecto del término de la adhesión a la apelación, cabe tener presente
que ésta, al igual que la apelación, puede terminar por prescripción.

Los modos de terminar el recurso de apelación pueden ser normales, anormales o indirectos:

1° Modo normal: El modo normal de término del recurso de apelación corresponde a su fallo. Se encuentra
regulado en el artículo 214°CPC: “Si el tribunal superior declara no haber lugar al recurso, devolverá el proceso
al inferior para el cumplimiento del fallo. En caso contrario mandará que se traigan los autos en relación”.
Como es sabido, en razón del efecto devolutivo propio de todo recurso de apelación, el tribunal superior
adquiere competencia para conocer las cuestiones de hecho y de derecho que se hayan discutido en primera
instancia. Sin embargo, esto debe ser precisado, por cuanto se distingue en doctrina entre competencia en
primer grado y competencia en segundo grado:

a) Competencia en primer grado: Este tipo de competencia le otorga al tribunal superior la facultad de
conocer y fallar todas las cuestiones que hayan sido debatidas en primera instancia, falladas en primera
instancia y planteadas en el recurso de apelación (estos tres requisitos – debatidas, falladas y planteadas – son
copulativos). Si el tribunal extiende su competencia más allá de esto incurre en el vicio de ultrapetita, de
incompetencia y, eventualmente, de falta de emplazamiento (si se considera que el tribunal falla materias
que las partes no supieron que iban a ser falladas, precisamente porque no les fue informado por el tribunal y
consecuentemente no tuvieron la posibilidad de pronunciarse respecto de ellas). Esta regla general de
competencia tiene cuatro excepciones:

- El tribunal superior tiene la facultad de fallar las cuestiones incompatibles con lo resuelto en primera
instancia, según lo establece el artículo 208°CPC: “Podrá el tribunal de alzada fallar las cuestiones
ventiladas en primera instancia y sobre las cuales no se haya pronunciado la sentencia apelada por ser
incompatibles con lo resuelto en ella, si que se requiera nuevo pronunciamiento del tribunal superior”.
Por ejemplo, si en primera instancia se hicieron valer por una parte las excepciones de pago y de nulidad
(incompatibles entre sí), y el tribunal inferior dictó sentencia acogiendo sólo la excepción de pago, en caso
de que se revoque la sentencia, el tribunal superior deberá pronunciarse sobre ambas excepciones, aun
cuando la excepción de nulidad no haya sido fallada en primera instancia.

- La ley obliga en ciertos casos y permite en otros al tribunal superior efectuar de oficio ciertas
declaraciones (como por ejemplo en el caso que declare la nulidad de un contrato cuando ésta aparezca
de manifiesto en él).
- El tribunal superior tiene la facultad de anular de oficio la sentencia por un vicio susceptible de ser
perseguido mediante recurso de casación en la forma, según lo dispone el artículo 775°CPC: “No obstante
lo dispuesto en los artículo 769 y 774, pueden los tribunales, conociendo por vía de apelación, consulta o
casación o en alguna incidencia, invalidar de oficio las sentencias cuando los antecedentes del recurso
manifiesten que ellas adolecen de vicios que dan lugar a la casación en la forma, debiendo oír sobre este
punto a los abogados que concurran a alegar en la vista de la causa e indicar a los mismos los posibles
vicios sobre los cuales deberán alegar//Si el defecto que se advierte es la omisión del fallo sobre alguna
acción o excepción que se haya hecho valer en el juicio, el tribunal superior podrá limitarse a ordenar al
de la causa que complete la sentencia, dictando resolución sobre el punto omitido, y entre tanto
suspenderá el fallo del recurso”.

- El tribunal superior tiene la facultad de devolver el expediente al tribunal inferior, para que se pronuncie
sobre alguna acción o excepción que no haya sido resuelta en primera instancia, como lo permite el inciso
segundo del citado artículo 775°CPC.

b) Competencia en segundo grado: Esta competencia es más amplia que la anterior, porque faculta al tribunal
superior para decidir aquellas cuestiones debatidas en primera instancia, aun cuando no han sido objeto del
fallo. El único caso en que tiene aplicación esta competencia en Chile es en el juicio sumario, según lo
establece el artículo 692°CPC: “En segunda instancia, podrá el tribunal de alzada, a solicitud de parte,
pronunciarse por vía de apelación sobre todas las cuestiones que se hayan debatido en primera para ser
falladas en definitiva, aun cuando no hayan sido resueltas en el fallo apelado”.

Una vez determinada la competencia del tribunal superior, tienen aplicación dos principios fundamentales, que
no son más que una consecuencia natural de tal determinación:

- El tribunal de segunda instancia no puede extender el fallo más allá de lo pedido por el apelante, ni
tampoco puede dictar un fallo más gravoso para éste que el fallo dictado.

- La apelación interpuesta por una de las partes no aprovecha a las otras que se encuentren en la misma
situación y que no apelaron.

Los requisitos y formalidades de la sentencia que falla el recurso de apelación son los mismos de todas las
sentencias, es decir, aquellos establecidos en el artículo 170°CPC: “Las sentencias definitivas de primera o de
única instancia y las de segunda que modifiquen o revoquen en su parte dispositiva las de otros tribunales,
contendrán:

1° La designación precisa de las partes litigantes, su domicilio y profesión u oficio.

2° La enunciación breve de las peticiones o acciones deducidas por el demandante y de sus fundamentos.

3° Igual enunciación de las excepciones o defensas alegadas por el demandado.

4° Las consideraciones de hecho o de derecho que sirven de fundamento a la sentencia.

5° La enunciación de las leyes, y en su defecto los principios de equidad, con arreglo a los cuales se
pronuncia el fallo.

6° La decisión del asunto controvertido. Esta decisión deberá comprender todas las acciones y excepciones
que se hayan hecho valer en el juicio; pero podrá omitirse la resolución de aquellas que sean incompatibles
con las aceptadas.

En igual forma deberán dictarse las sentencias definitivas de segunda instancia que confirme sin modificación
las de primera cuando éstas no reúnen todos o algunos de los requisitos indicados en la enunciación
precedente//Si la sentencia de primera instancia reúne estos requisitos, la de segunda que modifique o revoque
no necesita consignar la exposición de las circunstancias mencionadas en los números 1°, 2°, 3° del presente
artículo y bastará referirse a ella”.
2° Modos anormales: Corresponden a los siguientes:

a) Deserción: Corresponde a una sanción que se impone al apelante por el incumplimiento de ciertas cargas
procesales a las que está sujeto y tiene lugar en dos casos:

- En primera instancia la deserción tiene lugar cuando el apelante no deposita el dinero que el secretario
del tribunal determina para sacar las fotocopias o compulsas, como lo dispone el artículo 197°CPC: “La
resolución que conceda una apelación sólo en el efecto devolutivo deberá determinar las piezas del
expediente que, además de la resolución apelada, deban compulsarse o fotocopiarse para continuar
conociendo del proceso, si se trata de sentencia definitiva, o que deban enviarse al tribunal superior para
la resolución del recurso, en los demás casos//El apelante, dentro de los cinco días siguientes a la fecha
de notificación de esta resolución, deberá depositar en la secretaría del tribunal la cantidad de dinero
que el secretariado estime necesaria para cubrir el valor de las fotocopias o de las compulsas respectivas.
El secretario deberá dejar constancia de esta circunstancia en el proceso, señalando la fecha y el monto
del depósito. Se remitirán compulsas sólo en caso que exista imposibilidad para sacar fotocopias en el
lugar de asiento del tribunal, lo que también certificará el secretario//Si el apelante no da cumplimiento
a esta obligación, se le tendrá por desistido del recurso, sin más trámite”.

- En segunda instancia la deserción tiene lugar cuando el apelante no comparece dentro de plazo, como lo
dispone el artículo 201°CPC: “Si la apelación se ha interpuesto fuera de plazo o respecto de resolución
inapelable o no es fundada o no contiene peticiones concretas, el tribunal correspondiente deberá
declararla inadmisible de oficio; y, si el apelante no comparece dentro de plazo, deberá aclarar su
deserción previa certificación que el secretario deberá efectuar de oficio. La parte apelada, en todo caso,
podrá solicitar la declaración pertinente, verbalmente o por escrito//Del fallo que, en estas materias,
dicte el tribunal de alzada podrá pedirse reposición dentro de tercero día. La resolución que declare la
deserción por la no comparecencia del apelante producirá sus efectos respecto de éste desde que se dicte
y sin necesidad de notificación”.

En estos casos la resolución apelada quedará firme desde que se notifique el decreto ‘cúmplase’ (siguiendo la
regla general del artículo 174°CPC).

b) Prescripción: Corresponde a una sanción procesal consistente en el término de la apelación por no haberse
realizado gestiones útiles en ella dentro de cierto plazo (es por tanto similar al abandono del procedimiento).
Se encuentra regulada en el artículo 211°CPC, que dispone lo siguiente: “Si, concedida una apelación, dejan
las partes transcurrir más de tres meses sin que se haga gestión alguna para que el recurso se lleve a efecto y
quede en estado de fallarse por el superior, podrá cualquiera de ellas pedir al tribunal en cuyo poder exista
el expediente que declare firme la resolución apelada. El plazo será de un mes cuando la apelación verse
sobre sentencias interlocutorias, autos o decretos//Interrúmpese esta prescripción por cualquiera gestión
que se haga en el juicio de alegarla”. Los requisitos para que tenga lugar la prescripción de la apelación
corresponden a los siguientes:

- La inactividad de parte, esto es, no se deben haber realizado gestiones útiles (que corresponden a
aquellas que permiten avanzar el proceso para dejarlo en estado de fallarse). Esto no se aplica por regla
general a aquellos casos en que le corresponda al tribunal efectuar la gestión (como, por ejemplo, la
fijación de la causa en tabla, la remisión del expediente, etc).

- Debe haber transcurrido un determinado plazo, que de conformidad al artículo 211°CPC es distinto según
la naturaleza de la resolución apelada:

- El plazo es de tres meses en el caso de apelaciones de sentencias definitivas.

- El plazo es un mes en los demás casos.

- Debe ser a solicitud de parte.

La prescripción de la apelación tiene lugar excepcionalmente en caso que, sacando el tribunal la causa en
trámite y suspendiendo el decreto ‘autos en relación’, no se efectúe tal trámite dentro de los plazos ya
señalados.
c) Desistimiento: Corresponde al acto jurídico procesal mediante el cual el apelante manifiesta su voluntad de
no seguir con el juicio. En este caso, la representación procesal NO requiere de una facultad extraordinaria,
ya que ésta se requiere sólo respecto del desistimiento de la demanda.

3° Modos indirectos: En estos casos la apelación termina porque termina el proceso del que ésta es parte.
Corresponden a los siguientes:

- El abandono del procedimiento.

- La transacción.

- El avenimiento.

- La conciliación.

- El desistimiento de la demanda.

Recurso de hecho
El recurso de hecho es aquel en que se pide al tribunal que debió conocer la apelación, la enmienda de la resolución
del tribunal inferior que se pronunció erróneamente acerca de la concesión del recurso. Así lo establece el artículo
203°CPC: “Si el tribunal inferior deniega un recurso de apelación que ha debido concederse, la parte agraviada
podrá ocurrir al superior respectivo, dentro de plazo que concede el artículo 200, contado desde la notificación de
la negativa, para que declare admisible dicho recurso”.

Las características del recurso de hecho corresponden a las siguientes:

- Es un recurso extraordinario.

- Es un recurso de reforma.

- Se interpone ante y para ante el tribunal ad quem.

Las causales de procedencia del recurso de hecho corresponden a las siguientes (la primera se refiere al verdadero
recurso de hecho y las otras tres al falso recurso de hecho):

- El tribunal inferior no concedió el recurso de apelación debiendo haberlo concedido.

- El tribunal inferior concedió el recurso de apelación no debiendo haberlo concedido.

- El tribunal inferior concedió el recurso de apelación en el solo efecto devolutivo, debiendo haberlo concedido
en ambos efectos.

- El tribunal inferior concedió el recurso de apelación en ambos efectos, debiendo haberlo concedido en el solo
efecto devolutivo.

Se distingue en doctrina entre el verdadero recurso de hecho y el falso recurso de hecho:

a) Verdadero recurso de hecho: Tiene lugar cuando el tribunal inferior no concedió el recurso de apelación
debiendo haberlo concedido. Su plazo de interposición es de cinco días contados desde la notificación de la
resolución que no concedió la apelación.
Respecto de su tramitación, se interpone directamente ante el tribunal superior, que exige al recurrente
acompañe un certificado del secretario del tribunal inferior donde se señale la fecha y el contenido de la
resolución que denegó el recurso. Este certificado deberá contener además el poder de quien interpone el
recurso en representación de la parte, y se debe presentar generalmente dentro del plazo de ocho días. Así lo
establece el artículo 204°CPC: “El tribunal superior pedirá al inferior informe sobre el asunto en que haya
recaído la negativa, y con el mérito de lo informado resolverá si es o no admisible el recurso//Podrá el tribunal
ordenar al inferior la remisión del proceso, siempre que, a su juicio, sea necesario examinarlo para dictar una
resolución acertada//Podrá asimismo ordenar que no se innove cuando haya antecedentes que justifiquen esta
medida”.

Como bien disponen los incisos segundo y tercero del artículo 204°CPC, el tribunal superior puede ordenar, junto
con el informe, que se le remita el proceso en caso que considere necesario examinarlo para dictar una
resolución acertada; y en el caso que hayan antecedentes que lo justifique, puede el tribunal superior emitir una
orden de no innovar (puede emitirla si la solicita una parte también).

Una vez examinado el certificado, el tribunal superior, con el sólo mérito de éste, determina si el recurso de
hecho es o no admisible. En este examen de admisibilidad el tribunal superior se puede pronunciar acerca de la
concesión o no del recurso de apelación, pero no de si se concede en el solo efecto devolutivo o en ambos.
Pueden tener lugar dos posibilidades distintas:

- Si lo declara inadmisible, comunica tal hecho al tribunal inferior y le devuelve el proceso si lo ha elevado.
Así lo dispone el inciso primero del artículo 205°CPC: “Si el tribunal superior declara inadmisible el recurso,
lo comunicará al inferior devolviéndole el proceso si se ha elevado”.

- Si el tribunal superior declara admisible el recurso de hecho, ordena al inferior la remisión del proceso o lo
retiene en caso que se halle en su poder, dándole la tramitación que corresponda. Así lo dispone el inciso
segundo del artículo 205°CPC: “Si el recurso es declarado admisible, el tribunal superior ordenará al inferior
la remisión del proceso, o lo retendrá si se halla en su poder, y le dará la tramitación que corresponda”.
Respecto del fallo, cabe distinguir dos situaciones posibles:

- Si el recurso de apelación debió concederse en ambos efectos, el tribunal superior ordenará al inferior la
remisión del proceso o lo retendrá si está en su poder, y le dará la tramitación correspondiente a toda
apelación. Todas las actuaciones realizadas en ejecución de la resolución apelada quedan sin efecto
alguno, según lo dispone el artículo 206°CPC: “En el caso del 2° inciso del artículo precedente, quedarán
sin efecto las gestiones posteriores a la negativa del recurso y que sean una consecuencia inmediata y
directa del fallo apelado”.

-Si el recurso de apelación debió haberse concedido en el solo efecto devolutivo, el tribunal superior
ordenará al inferior la remisión de las compulsas u ordenará que éstas se saquen inmediatamente si el
expediente estuviere en su poder, dándole la tramitación correspondiente a toda apelación. En este caso,
como es natural, las actuaciones realizadas en ejecución de la resolución recurrida no se ven afectadas.

b) Falso recurso de hecho: Tiene lugar en los siguientes casos:

- El tribunal inferior concedió el recurso de apelación no debiendo haberlo concedido.

- El tribunal inferior concedió el recurso de apelación en el solo efecto devolutivo, debiendo haberlo
concedido en ambos efectos.

- El tribunal inferior concedió el recurso de apelación en ambos efectos, debiendo haberlo concedido en el
solo efecto devolutivo.

El plazo para interponer el falso recurso de hecho es el mismo plazo para comparecer en segunda instancia, es
decir, desde que ingresa ante el tribunal superior la apelación defectuosamente concedida. Respecto a su
tramitación, se presenta directamente ante el tribunal superior, y como ya se encuentra el expediente ante éste,
no es necesaria la emisión de informe o certificado alguno. Se conoce en cuenta y respecto de su fallo cabe
distinguir dos posibilidades:
- El tribunal superior puede rechazar el recurso de hecho, en cuyo caso se continúa la tramitación de la
apelación en la forma en que ésta fue concedida por el tribunal inferior.

- El tribunal superior puede acoger el recurso de hecho. En este caso, pueden tener lugar dos posibilidades
distintas:

- Si el tribunal superior determina que la apelación no se debió haber concedido o que se debió haber
concedido en el solo efecto devolutivo, comunicará este hecho al tribunal inferior para que siga
conociendo de la causa. Así lo determina el

- Si el tribunal superior determina que la apelación debió haber sido concedida en ambos efectos,
comunica este hecho al tribunal inferior para que se abstenga de seguir conociendo la causa, quedando sin
efectos las actuaciones realizadas en ejecución de la resolución apelada.

Recurso de casación
Recurso de queja
Se encuentra regulado en los artículos 545°COT y siguientes. El artículo 545°COT dispone lo siguiente: “El recurso de
queja tiene por exclusiva finalidad corregir las faltas o abusos graves cometidos en la dictación de resoluciones de
carácter jurisdiccional. Sólo procederá cuando la falta o abuso se cometa en sentencia interlocutoria que ponga fin
al juicio o haga imposible su continuación, o definitiva, y que no sean susceptibles de recurso alguno, ordinario o
extraordinario, sin perjuicio de la atribución de la Corte Suprema para actuar de oficio en ejercicio de sus
facultades disciplinarias. Se exceptúan las sentencias definitivas de primera o única instancia dictadas por árbitros
arbitradores, en cuyo caso procederá el recurso de queja, además del recurso de casación en la forma//El fallo que
acoge el recurso de queja contendrá las consideraciones precisas que demuestren la falla o abuso, así como los
errores u omisiones manifiestos y graves que los constituyan y que existan en la resolución que motiva el recurso, y
determinará las medidas conducentes a remediar tal falta o abuso. En ningún caso podrá modificar, enmendar o
invalidar resoluciones judiciales respecto de las cuales la ley contempla recursos jurisdiccionales ordinarios o
extraordinarios, salvo que se trate de un recurso de queja interpuesto contra sentencia definitiva de primera o
única instancia dictada por árbitros arbitradores//En caso que un tribunal superior de justicia, haciendo uso de sus
facultades disciplinarias, invalide una resolución jurisdiccional, deberá aplicar la o las medidas disciplinarias que
estime pertinentes. En tal caso, la sala dispondrá que se dé cuenta al tribunal pleno de los antecedentes para los
efectos de aplicar las medidas disciplinarias que procedan, atendida la naturaleza de las faltas o abusos, la que no
podrá ser inferior a amonestación privada”.

El recurso de queja corresponde a aquél que tiene por objeto que un tribunal superior enmiende o revoque la
resolución del tribunal inferior, dictada con grave falta o abuso. Dentro de las facultades anexas a la jurisdicción, se
encuentran las facultades disciplinarias, que corresponden a aquellas conferidas a los tribunales de justicia para
velar por la mantención y el resguardo del correcto y normal funcionamiento de la actividad jurisdiccional,
habilitándolos para reprimir las faltas o abusos cometidos por los funcionarios y los particulares que intervienen o
asisten a los tribunales. Estas facultades se ejercen por el tribunal superior sobre sus inferiores y en último término
por la Corte Suprema, que tiene la superintendencia correctiva de otros los tribunales de la nación, según lo dispone
el artículo 82°CPR: “La Corte Suprema tiene la superintendencia directiva, correccional y económica de todos los
tribunales de la Nación. Se exceptúan de esta norma el Tribunal Constitucional, el Tribunal Calificador de
Elecciones y los tribunales electorales regionales//Los tribunales superiores de justicia, en uso de sus facultades
disciplinarias, sólo podrán invalidar resoluciones jurisdiccionales en los casos y forma que establezca la ley orgánica
constitucional respectiva”.

Las facultades disciplinarias se ejercen con el objetivo de sancionar y poner remedio a las faltas cometidas por los
tribunales inferiores. Sin embargo, en ciertos casos tales faltas se cometen mediante la dictación de una resolución
judicial. En estos casos no bastará con sancionar al juez que incurrió en la falta, sino que además será necesario
enmendar o revocar la resolución que fue fruto. Son estos los casos en los cuales se aplica el recurso de queja.

Hasta el año 1995 el recurso de queja era utilizado como una guía para constituir una tercera instancia ante la Corte
Suprema, que, por lo mismo, conocía numerosos recursos de queja (muchos más de los que podía conocer), en los
cuales se sostenía que las sentencias definitivas dictadas por las Cortes de Apelaciones habían sido dictadas con
grave falta o abuso. Esto implicaba que en la práctica se había reemplazado el recurso de casación (que es de
estricto derecho) por el recurso de queja, que era en ese entonces mucho más amplio y de fácil procedencia. Para
ello, además, se contaba con algún nivel de complicidad de los mismos tribunales superiores, que aceptaban estos
recursos como una forma de corregir simples diferencias de interpretación o de apreciación de la prueba.

En el año 1995 se intentó poner fin a esta situación, propendiendo a la mayor utilización del recurso de casación en
el fondo y a la restricción del recurso de queja. Para ello se simplificó la procedencia de la casación en el fondo y se
dificultó la interposición del recurso de queja.
Las características del recurso de queja corresponden a las siguientes:

- Es un recurso extraordinario.

- Es un recurso de enmienda o de nulidad.

- Se interpone ante y para ante el tribunal ad quem.

¿Cuáles son las resoluciones recurribles mediante recurso de queja? A este respecto se exigen dos requisitos
copulativos:

a) En cuanto a la naturaleza de las resoluciones judiciales, el recurso de queja procede en contra de:

- Las sentencias definitivas.

- Las sentencias interlocutorias que pongan término al juicio o hagan imposible su continuación.

b) Se requiera la ausencia de cualquier otro recurso, es decir, que la sentencia no sea susceptible de ser
recurrida mediante otro recurso, sea ordinario o extraordinario (con esto claramente se limita la procedencia del
recurso de queja). La única excepción es el caso de las sentencias dictadas por árbitros arbitradores, caso en el
cual se puede interponer el recurso de queja conjuntamente con el recurso de casación en la forma.

La causal de procedencia del recurso de queja corresponde a grave falta o abuso en la dictación de una sentencia.
Qué se debe entender por grave falta o abuso, se deja a la interpretación discrecional de los tribunales, por lo cual
puede ser no sólo una contravención formal o una errada interpretación de la ley, sino también la equivocada
apreciación de los antecedentes del proceso, tanto de hecho como de derecho, con lo cual el recurso de queja se
transforma en una verdadera revisión de la instancia anterior. Resulta importante tener en cuenta que el recurrente
tiene que ser parte en el juicio y que tiene que ser él el agraviado.

El plazo para interponer el recurso de queja es de cinco días hábiles contados desde la notificación de la resolución
recurrida, a lo cual se puede añadir el aumento correspondiente a la tabla de emplazamiento del artículo 259°CPC,
con un plazo máximo de 15 días hábiles (en total). Así lo dispone el inciso primero del artículo 548°COT: “El
agraviado deberá interponer el recurso en el plazo fatal de cinco días hábiles, contado desde la fecha en que se le
notifique la resolución que motiva el recurso. Este plazo se aumentará según la tabla de emplazamiento a que se
refiere el artículo 259 del Código de Procedimiento Civil cuando el tribunal que haya pronunciado la resolución
tenga asiento en una comuna o agrupación de comunas diversa de aquella en que lo tenga el tribunal que deba
conocer el recurso. Con todo, el plazo total para interponer el recurso no podrá exceder de quince días hábiles,
contado desde igual fecha”.

En relación a los efectos de la interposición del recurso de queja, cabe tener en cuenta que NO se suspenden los
efectos de la resolución recurrida, a menos que, interpuesto el recurso, el tribunal superior decrete una orden no
innovar. La solicitud de esta orden se resuelve por la sala que designe el presidente del tribunal colegiado y el
asunto quedará radicado en esa sala. Concedida esta orden de no innovar el recurrente tiene la carga de hacer
avanzar el recurso de queja y se le tendrá por desistido si el recurso queda paralizado por más de quince días. Así lo
dispone el inciso final del artículo 548°COT: “El recurrente podrá solicitar orden de no innovar en cualquier estado
del recurso. Formulada esta petición, el Presidente del Tribunal designará la Sala que deba decidir sobre este punto
y a esta misma le corresponderá dictar el fallo sobre el fondo del recurso”.

Para determinar el tribunal competente para conocer del recurso de queja, resulta necesario distinguir:

- Son competentes las Cortes de Apelaciones para conocer en única instancia de los recursos de queja que se
interpongan en contra de resoluciones de jueces de letras comunes y especiales, juzgados de policía local,
árbitros y demás órganos que ejerzan jurisdicción dentro de su territorio jurisdiccional (como por ejemplo, el
Servicio de Impuestos Internos, las aduanas, etc).

- Es competente la Corte Suprema para conocer de las resoluciones dictadas por las Cortes de Apelaciones.
Los requisitos del escrito se encuentran regulados en los incisos segundo, tercero y cuarto del artículo 548°COT, que
disponen lo siguiente: “El recurso lo podrá interponer la parte personalmente, o su mandatario judicial, o su
abogado patrocinante, o un procurador del número, y deberá ser expresamente patrocinado por abogado habilitado
para el ejercicio de la profesión//En el escrito se indicarán nominativamente los jueces o funcionarios recurridos,
se individualizará el proceso en el cual se dictó la resolución que motiva el recurso; se transcribirá ésta o se
acompañará copia de ella, si se trata de sentencia definitiva o interlocutoria; se consignarán el día de su dictación,
la foja en que rola en el expediente y la fecha de su notificación al recurrente; y se señalarán clara y
específicamente las faltas o abusos que se imputan a los jueces o funcionarios recurridos//Asimismo, se deberá
acompañar un certificado, emitido por el secretario del tribunal, en el que conste el número de rol del expediente y
su carátula; el nombre de los jueces que dictaron la resolución que motiva el recurso; la fecha de su dictación y la
de su notificación al recurrente, y el nombre del mandatario judicial y del abogado patrocinante de cada parte. El
secretario del tribunal deberá extender este certificado sin necesidad de decreto judicial y a sola petición, verbal o
escrita, del interesado”. De esta manera, los requisitos del escrito corresponden a los siguientes:

- Se debe indicar patrocinio de abogado.

- Se debe identificar nominativamente al juez o funcionario recurrido.

- Se debe identificar el proceso en el cual se dictó la resolución que motiva el recurso (esto se hace con la
carátula y el rol).

- Se debe identificar la resolución que motiva el recurso, indicándose su fecha de dictación, su fecha de
notificación y la foja del expediente en que se encuentra.

- Se deben señalar clara y específicamente las faltas o abusos que se imputan a los jueces o funcionarios
recurridos.

- Se debe acompañar un certificado emitido por el secretario del tribunal. El secretario del tribunal deberá
extender este certificado sin necesidad de decreto judicial y a sola petición, verbal o escrita, del interesado. En
este certificado debe constar lo siguiente:

- El rol del expediente y su carátula.

- El nombre de los jueces que dictaron la resolución que motiva el recurso.

- La fecha de dictación y de notificación de la resolución al recurrente.

- El nombre del mandatario judicial y del abogado patrocinante de cada parte. Se puede pedir, por motivos
fundados, un plazo de hasta seis días para presentar este certificado, según lo dispone el artículo 549°COT en
su letra a): “El recurso de queja se tramitará de acuerdo a las siguientes normas: a) Interpuesto el recurso, la
sala de cuenta del respectivo tribunal colegiado deberá comprobar que éste cumple con los requisitos que
establece el artículo precedente y, en especial, si la resolución que motiva su interposición es o no
susceptible de otro recurso. De no cumplir con los requisitos señalados o ser la resolución susceptible de otro
recurso, lo declarará inadmisible, sin más trámite. Contra esta resolución sólo procederá el recurso de
reposición fundado en error de hecho. No obstante, si no se ha acompañado el certificado a que se refiere el
inciso cuarto del artículo anterior, por causa justificada, el tribunal dará un nuevo plazo fatal e
improrrogable para ello, el cual no podrá exceder de seis días hábiles”.

La tramitación del recurso de queja está regulada en el artículo 549°COT, que dispone lo siguiente: “El recurso de
queja se tramitará de acuerdo a las siguientes normas:

a) Interpuesto el recurso, la sala de cuenta del respectivo tribunal colegiado deberá comprobar que éste cumple
con los requisitos que establece el artículo precedente y, en especial, si la resolución que motiva su
interposición es o no susceptible de otro recurso. De no cumplir con los requisitos señalados o ser la resolución
susceptible de otro recurso, lo declarará inadmisible, sin más trámite. Contra esta resolución sólo procederá el
recurso de reposición fundado en error de hecho. No obstante, si no se ha acompañado el certificado a que se
refiere el inciso cuarto del artículo anterior, por causa justificada, el tribunal dará un nuevo plazo fatal e
improrrogable para ello, el cual no podrá exceder de seis días hábiles.
b) Admitido a tramitación el recurso, se pedirá de inmediato informe al juez o jueces recurridos, el cual sólo
podrá recaer sobre los hechos que, según el recurrente constituyen las faltas o abusos que se les imputan. El
tribunal recurrido deberá dejar constancia en el proceso del hecho de haber recibido la aludida solicitud de
informe y disponer la notificación de aquélla a las partes, por el estado diario. El informe deberá ser evacuado
dentro de los ocho días hábiles siguientes a la fecha de recepción del oficio respectivo.

c) Vencido el plazo anterior, se haya o no recibido el informe, se procederá a la vista del recurso, para lo cual se
agregará preferentemente a la tabla. No procederá la suspensión de su vista y el tribunal sólo podrá decretar
medidas para mejor resolver una vez terminada ésta.

d) Cualquiera de las partes podrá comparecer en el recurso hasta antes de la vista de la causa”.

Como lo dispone el artículo 549°COT, el recurso de queja se interpone directamente ante el tribunal superior, el
cual realiza un examen de admisibilidad que tiene por objeto verificar el cumplimiento de los requisitos exigidos por
el artículo 548°COT, especialmente si la resolución que motiva su interposición es o no susceptible de otro recurso.
Si no cumple con estos requisitos el recurso de queja es declarado inadmisible. Contra la resolución que declara
inadmisible el recurso de queja procede sólo el recurso de reposición por error de hecho dentro de tercero día.

Admitido a tramitación el recurso, se pedirá de inmediato informe al juez o jueces recurridos, el cual sólo podrá
recaer sobre los hechos que, según el recurrente, constituyen las faltas o abusos que se les imputan. El tribunal
recurrido deberá dejar constancia en el proceso del hecho de haber recibido la aludida solicitud de informe y
disponer la notificación de aquélla a las partes, por el estado diario (para que la contraparte comparezca en juicio).
El informe deberá ser evacuado dentro de los ocho días hábiles siguientes a la fecha de recepción del oficio
respectivo.

Una vez expirado este plazo de ocho días (con una eventual prórroga de tres días), se dicta un decreto ‘autos en
relación’ y se procede a la vista del recurso (en las Cortes de Apelaciones por sorteo y en la Corte Suprema por
materia). El recurso de queja tiene preferencia para agregarse a la tabla. Una vez que se hayan efectuado los
alegatos de los abogados, se falla el recurso. A este respecto cabe distinguir las siguientes posibilidades:

a) Si se acoge el recurso de queja, el tribunal superior tendrá amplias facultades para tomar las medidas
necesarias en orden a reparar la falta, pudiendo enmendar o revocar la resolución recurrida e incluso anular lo
obrado por el tribunal inferior desde cierto momento en adelante. En caso que hubiere una falta disciplinaria
comprobada, se sanciona disciplinariamente a el o los jueces recurridos. Esta sanción sólo puede aplicarla el
pleno. Antes de la reforma del año 1995, muy rara vez se pasaban los antecedentes al pleno, con lo cual se
demuestra una vez más que el recurso de queja se había desvirtuado, convirtiéndose en una revisión completa de
lo obrado, es decir, en una tercera instancia. Por ello, para mantener la naturaleza del recurso de queja, en la
reforma que tuvo lugar el año 1995 se estableció que si la sala acogía el recurso de queja, debía necesariamente
pasar los antecedentes al pleno, con el fin de que administrara las respectivas sanciones disciplinarias (la mínima
sanción que a estos efectos se puede imponer es una amonestación privada).

El objeto que se busca con esto es que nunca se use el recurso de queja para simplemente corregir soluciones
según el mejor parecer del tribunal superior. Si se acoge el recurso, es porque de verdad se cometió una grave
falta o abuso: si el tribunal está dispuesto a revocar una resolución, debe estar dispuesto también a aplicar
sanciones. La Corte Suprema ha fallado, sin embargo, que esta norma no es obligatoria, ya que ella puede
ejercer libremente las facultades correctivas del artículo 82°CPR.

b) Si se rechaza el recurso de queja, se condena en costas al que lo interpuso, y NO procede ningún recurso
contra esta resolución. Así lo dispone el inciso primero del artículo 551°COT: “Las resoluciones que pronuncien
los tribunales unipersonales y colegiados en el ejercicio de sus facultades disciplinarias, sólo serán susceptibles
de recurso de apelación. Por consiguiente, aquellas que resuelvan recursos de queja, sea en primera o en
segunda instancia, no son susceptibles del recurso de reposición o de reconsideración, cualquiera sea la
jerarquía del tribunal que las dicte”.

Recurso de revisión
El recurso de revisión es la acción que tiene por objeto invalidar sentencias firmes que han sido obtenidas
fraudulentamente o en contra de una sentencia firme anterior. Se discute en doctrina respecto de la legitimidad de
este recurso, por cuanto atentaría directamente contra la certeza jurídica que sentencias firmes fuesen susceptibles
de ser invalidadas. Sin embargo, se admite la posibilidad de este recurso porque de no hacerse así se atentaría
directamente contra la efectiva administración de justicia, último fin que busca el ordenamiento jurídico procesal,
pues se permitiría la subsistencia de sentencias obtenidas fraudulentamente o en contra de una sentencia firme
anterior, lo cual es manifiestamente más nocivo a un estado de derecho que la posibilidad anterior (que no se admita
este recurso).

Las características del recurso de revisión corresponden a las siguientes:

- Se trata más de una acción que de un recurso, pues procede contra sentencias definitivas firmes.

- Es un recurso extraordinario.

- Es un recurso de nulidad.

- Se interpone ante y para ante la Corte Suprema.

¿Cuáles son las resoluciones recurribles mediante recurso de revisión? Toda sentencia definitiva firme que no haya
sido pronunciada por la Corte Suprema conociendo de recursos de casación o revisión, como lo dispone el inciso final
del artículo 810°CPC: “El recurso de revisión no procede respecto de las sentencias pronunciadas por la Corte
Suprema, conociendo en los recursos de casación o de revisión”.

Las causales de procedencia del recurso de revisión están taxativamente enumeradas en el artículo 810°CPC, que
dispone lo siguiente: “La Corte Suprema de Justicia podrá rever una sentencia firme en los casos siguientes:

1° Si se ha fundado en documentos declarados falsos por sentencia ejecutoria, dictada con posterioridad a la
sentencia que se trata de rever.

2° Si pronunciada en virtud de pruebas de testigos, han sido éstos condenados por falso testimonio dado
especialmente en las declaraciones que sirvieron de único fundamento a la sentencia.

3° Si la sentencia firme se ha ganado injustamente en virtud de cohecho, violencia u otra maquinación


fraudulenta, cuya existencia haya sido declarada por sentencia de término.

4° Si se ha pronunciado contra otra pasada en autoridad de cosa juzgada y que no se alegó en el juicio en que la
sentencia firme recayó.

El recurso de revisión no procede respecto de las sentencias pronunciadas por la Corte Suprema, conociendo en los
recursos de casación o de revisión”. Los tres primeros numerales del artículo 810°CPC corresponden a causales por
fraude.

De este modo, el recurso de revisión procede en los siguientes casos:

1) Si la sentencia contra la que se recurre se ha fundado en documentos declarados falsos por sentencia
ejecutoriada, dictada con posterioridad a la sentencia que se trata de rever. Los requisitos que se exigen para
estar en presencia de esta causal corresponden a los siguientes:

- Los documentos en cuestión deben haber sido determinantes en la decisión adoptada por el tribunal en la
sentencia firme que es objeto del recurso. Es decir, sin estos documentos la parte resolutiva de la sentencia
habría sido distinta. Esto da lugar a un cierto margen de subjetividad, pues no sólo basta la falsedad de los
documentos, sino también que éstos hayan sido determinantes en la resolución del conflicto, lo cual
dependerá en último término de lo que el mismo tribunal determine.

- Debe existir una sentencia firme que declare que esos documentos específicos son falsos.
- La sentencia que declara falsos estos documentos debe haber sido dictada con posterioridad a la sentencia
que es objeto del recurso de revisión. Si tal sentencia se dicta antes que ésta, puede eventualmente ser
procedente el recurso de queja.

2) Si pronunciada la sentencia en virtud de pruebas de testigos, han sido éstos condenados por falso testimonio
dado especialmente en las declaraciones que sirvieron de único fundamento a la sentencia. Los requisitos que se
exigen para estar en presencia de esta causal corresponden a los siguientes:

- Las declaraciones de los testigos deben haber sido determinantes en la decisión adoptada por el tribunal en
la sentencia firme que es objeto del recurso, en términos tales que les hayan servido de ÚNICO fundamento,
de modo que sin tales declaraciones, la parte resolutiva de la sentencia habría sido distinta.

- Debe existir una sentencia firme que condene criminalmente a tales testigos por el delito de falso
testimonio constituido precisamente por las declaraciones referidas en el juicio que dio lugar a la sentencia
que es objeto del recurso de revisión y que se basó en ellas.

3) Si la sentencia firme se ha ganado injustamente en virtud de cohecho, violencia u otra maquinación


fraudulenta, cuya existencia haya sido declarada por sentencia de término. Los requisitos que se exigen para
estar en presencia de esta causal corresponden a los siguientes:

- El cohecho, la violencia u otra maquinación fraudulenta debe haber sido determinante en la decisión
adoptada por el tribunal en la sentencia firme que es objeto del recurso. Es decir, sin estas maquinaciones la
parte resolutiva de la sentencia habría sido distinta.

- Debe existir sentencia firme que condene al juez por tal cohecho, violencia u otra maquinación fraudulenta.

Esta causal constituye una clara excepción a la regla contenida en el artículo 331°COT, que dispone lo siguiente:
“Ni el caso de responsabilidad criminal ni en el caso de responsabilidad civil la sentencia pronunciada en el
juicio de responsabilidad alterará la sentencia firme”.

4) Si la sentencia se ha pronunciado contra otra sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada y que no se alegó
en el juicio en que la sentencia firme recayó. Los requisitos que se exigen para estar en presencia de esta causal
corresponden a los siguientes:

- Debe existir triple identidad entre la sentencia anterior y la sentencia que es objeto del recurso de revisión.

- Lo resuelto en la sentencia firme que es objeto del recurso de revisión debe ser contradictorio con lo
resuelto en la sentencia firme anterior.

- No se debe haber alegado la sentencia anterior en el juicio en que la sentencia firme objeto del recurso de
revisión recayó, sea mediante excepción dilatoria, excepción perentoria, excepción anómala o mediante el
recurso de casación en la forma.

El tribunal competente para conocer del recurso de revisión corresponde a la Corte Suprema, como expresamente lo
señala el enunciado del artículo 810°CPC: “La Corte Suprema de Justicia podrá rever una sentencia firme en los
casos siguientes…”.

El plazo de interposición del recurso de revisión corresponde a un año contado desde la última notificación de la
sentencia firme objeto del recurso. Así lo establece el artículo 811°CPC: “El recurso de revisión sólo podrá
interponerse dentro de un año, contado desde la fecha de la última notificación de la sentencia objeto del
recurso//Si se presenta pasado este plazo, se rechazará de plano//Sin embargo, si al terminar el año no se ha aún
fallado el juicio dirigido a comprobar la falsedad de los documentos, el perjurio de los testigos o el cohecho,
violencia u otra maquinación fraudulenta a que se refiere el artículo anterior, bastará que el recurso se interponga
dentro de aquel plazo, haciéndose presente en él esta circunstancia, y debiendo proseguirse inmediatamente
después de obtenerse sentencia firme en dicho juicio”. Ahora bien, como en las causales a que se refieren los
numerales 1°, 2° y 3° del artículo 810°CPC se exige que se haya dictado una sentencia con posterioridad a la
sentencia firme que es objeto de este recurso, el inciso tercero concede una posibilidad distinta, atendiendo al
hecho de que normalmente no se contará con esa sentencia dentro del plazo de un año. En efecto, en caso que al
terminar el año aún no se ha fallado el juicio dirigido a comprobar la falsedad de los documentos, el perjurio de los
testigos, o el cohecho, violencia u otra maquinación fraudulenta, se podrá interponer el recurso de revisión si se
cumplen los siguientes requisitos:

- El recurso de revisión se debe interponer dentro del mismo plazo de un año.

- Se debe hacer presente en el recurso de revisión la circunstancia de que aún no se ha fallado el otro juicio
destinado a comprobar la falsedad de los documentos, el perjurio de los testigos, o el cohecho, violencia u otra
maquinación fraudulenta.

- Debe proseguirse el recurso de revisión inmediatamente después de obtenerse sentencia firme en dicho juicio.

Los efectos de la interposición del recurso de revisión se encuentran regulados en el artículo 814°CPC, que dispone
lo siguiente: “Por la interposición de este recurso no se suspenderá la ejecución de la sentencia impugnada//Podrá,
sin embargo, el tribunal, en vista de las circunstancias, a petición del recurrente, y oído el fiscal judicial, ordenar
que se suspenda la ejecución de la sentencia, siempre que aquél dé fianza bastante para satisfacer el valor de lo
litigado y los perjuicios que se causen con la inejecución de la sentencia, para el caso de que el recurso sea
desestimado”. De este modo, por regla general no se suspende la ejecución de la sentencia definitiva, salvo que la
Corte Suprema ordene la suspensión, cumpliéndose a este respecto tres requisitos:

- Debe ser a petición del recurrente.

- Debe oírse al Ministerio Público (al fiscal judicial).

- El recurrente debe rendir fianza bastante para satisfacer el valor de lo litigado y los perjuicios que se causen
con la inejecución de la sentencia, para el caso de que el recurso sea desestimado.

La tramitación del recurso de revisión está regulada en los artículos 813°CPC, 815°CPC y 816°CPC, que disponen lo
siguiente:

- Artículo 813°CPC: “Presentado el recurso, el tribunal ordenará que se traigan a la vista todos los antecedentes
del juicio en que recayó la sentencia impugnada y citará a las partes a quienes afecte dicha sentencia para que
comparezcan en el término de emplazamiento a hacer valer su derecho//Los trámites posteriores al
vencimiento de este término se seguirán conforme a lo establecido para la substanciación de los incidentes,
oyéndose al fiscal judicial antes de la vista de la causa”.

- Artículo 815°CPC: “Si el tribunal estima procedente la revisión por haberse comprobado, con arreglo a la ley,
los hechos en que se funda, lo declarará así, y anulará en todo o en parte la sentencia impugnada//En la misma
sentencia que acepte el recurso de revisión declarará el tribunal si debe o no seguirse nuevo juicio. En el primer
caso determinará, además, el estado en que queda el proceso, el cual se remitirá para su conocimiento al
tribunal de que proceda//Servirán de base al nuevo juicio las declaraciones que se hayan hecho en el recurso de
revisión, las cuales no podrán ser ya discutidas”.

- Artículo 816°CPC: “Cuando el recurso de revisión se declare improcedente, se condenará en las costas del
juicio al que lo haya promovido y se ordenará que sean devueltos al tribunal que corresponda los autos
mandados traer a la vista”.

De este modo, los pasos en la tramitación del recurso de revisión corresponden a los siguientes:

1° Se presenta el recurso de revisión ante la Corte Suprema.

2° Tiene lugar un examen de admisibilidad, que tiene por objeto determinar si la acción efectivamente ha sido
interpuesta dentro del plazo de un año a que se refiere el artículo 811°CPC.

3° La Corte Suprema ordena que se traigan a la vista todos los antecedentes del juicio en que recayó la sentencia
impugnada y cita a las partes a quienes afecta dicha sentencia para que comparezcan en el término de
emplazamiento a hacer valer su derecho. Los trámites posteriores al vencimiento de este término se seguirán
conforme a lo establecido para la substanciación de los incidentes, oyéndose al fiscal judicial antes de la vista de
la causa.
4° Las partes comparecen dentro del término de emplazamiento.

5° Se da traslado del recurso de revisión al fiscal judicial, quien emite un informe.

6° Evacuado el informe del Ministerio Público, la Corte Suprema dicta un decreto ‘autos en relación’ y precede a
la vista de la causa (con alegatos).

7° La Corte Suprema falla el recurso. Cabe distinguir dos posibilidades:

- Si se rechaza el recurso de revisión NO procede recurso alguno y se condena en costas al que lo haya
interpuesto, según dispone el artículo 816°CPC: “Cuando el recurso de revisión se declare improcedente, se
condenará en las costas del juicio al que lo haya promovido y se ordenará que sean devueltos al tribunal que
corresponda los autos mandados traer a la vista”.

- Si se acoge el recurso de revisión, la Corte Suprema determinará si anula todo o parte de la sentencia
impugnada y si debe o no seguirse un nuevo juicio. Si se opta por seguir un nuevo juicio, la Corte Suprema
determinará el estado en que queda el proceso y lo remitirá para su conocimiento al tribunal que
corresponda. Así lo establece el artículo 815°CPC: “Si el tribunal estima procedente la revisión por haberse
comprobado, con arreglo a la ley, los hechos en que se funda, lo declarará así, y anulará en todo o en parte
la sentencia impugnada//En la misma sentencia que acepte el recurso de revisión declarará el tribunal si
debe o no seguirse nuevo juicio. En el primer caso determinará, además, el estado en que queda el proceso,
el cual se remitirá para su conocimiento al tribunal de que proceda//Servirán de base al nuevo juicio las
declaraciones que se hayan hecho en el recurso de revisión, las cuales no podrán ser ya discutidas”.

CUMPLIMIENTO DE RESOLUCIONES JUDICIALES


Para determinar el procedimiento de cumplimiento de las resoluciones judiciales resulta necesario distinguir entre
resoluciones nacionales y resoluciones extranjeras:

- Las resoluciones judiciales nacionales pueden ser cumplidas de dos formas distintas:

- Mediante el cumplimiento incidental del fallo.

- Mediante un juicio ejecutivo.

Así lo disponen los artículos 113°COT y 114°COT:


- Artículo 113°COT: “La ejecución de las resoluciones corresponde a los tribunales que las hubieren
pronunciado en primera o en única instancia//No obstante, la ejecución de las sentencias penales y de las
medidas de seguridad previstas en la ley procesal penal será de competencia del juzgado de garantía que
hubiere intervenido en el respectivo procedimiento penal//De igual manera, los tribunales que conozcan de
la revisión de las sentencias firmes o de los recursos de apelación, de casación o de nulidad contra sentencias
definitivas penales, ejecutarán los fallos que dicten para su sustanciación//Podrán también decretar el pago
de las cosas adeudadas a los funcionarios que hubieren intervenido en su tramitación, reservando el de las
demás costas para que sea decretado por el tribunal de primera instancia”.

- Artículo 114°COT: “Siempre que la ejecución de una sentencia definitiva hiciere necesaria la iniciación de
un nuevo juicio, podrá este deducirse ante el tribunal que menciona el inciso primero del artículo precedente
[aquel que pronunció la sentencia en primera o única instancia] o ante el que sea competente en
conformidad a los principios generales establecidos por la ley, a elección de la parte que hubiere obtenido en
el pleito”.

- Las resoluciones judiciales extranjeras requieren de un trámite especial, que corresponde al exequátur,
mediante el cual la Corte Suprema autoriza el cumplimiento de ellas en Chile.

Como es sabido, la ley concede la acción de cosa juzgada a quien hubiere obtenido un fallo favorable, con el fin de
que solicite la ejecución de lo resuelto. Tan importante es para un estado de derecho que las resoluciones judiciales
efectivamente se cumplan, que concede para tales efectos facultad de imperio a los tribunales, es decir, les concede
la facultad de dirigir órdenes directas a la fuerza pública para el cumplimiento de lo fallado. Así lo disponen los
incisos tercero y cuarto del artículo 76°CPR: “Para hacer ejecutar sus resoluciones, y practicar o hacer practicar los
actos de instrucción que determine la ley, los tribunales ordinarios de justicia y los especiales que integran el Poder
Judicial, podrán impartir órdenes directas a la fuerza pública o ejercer los medios de acción conducentes de que
dispusieren. Los demás tribunales lo harán en la forma que determine la ley//La autoridad requerida deberá
cumplir sin más trámite el mandato judicial y no podrá calificar su fundamento u oportunidad, ni la justicia o
legalidad de la resolución que se trata de ejecutar”.

Ahora bien, no todas las sentencias exigen ejecución compulsiva (aquella que supone el ejercicio de la facultad de
imperio y la consecutiva intervención de la fuerza pública); ni siquiera exigen una fase de ejecución aquellas
sentencias que no implican necesariamente la intervención de la fuerza pública. En efecto, no requieren una
ejecución compulsiva las siguientes sentencias:

- Las sentencias meramente declarativas.

- Las sentencias constitutivas.


Requieren de ejecución compulsiva
- Las sentencias absolutorias.
o forzada, por tanto, las sentencias
- Las sentencias condenatorias cumplidas voluntariamente. condenatorias que no son cumplidas
voluntariamente.
- Las sentencias que tienen que ser cumplidas por órdenes del
tribunal, pero que no involucran medidas de fuerza.

¿Cómo se ha formado históricamente esta fase de ejecución? En el antiguo derecho romano la sentencia que resolvía
un conflicto, en caso de no ser cumplida, permitía recurrir al magistrado para que tuviese lugar la posesión de la
persona misma obligada al cumplimiento de lo fallado (manus iniectio). Posteriormente, en la etapa clásica del
derecho romano, las sanciones sólo podían ser pecuniarias y no directamente personales; sin embargo, si después de
ser recurrido muchas veces el condenado para cumplir su condena, no lo hace, se autorizada para que tuviese lugar
la manus iniectio.

Esto ya representa un avance importante, pues se pasó de penas personales a penas pecuniarias. Además, cuando el
acreedor concurría al magistrado para que éste persiguiera el cumplimiento de lo fallado por parte del condenado,
podían tener lugar discusiones respecto de si existía o no alguna causal de liberación que eximiera al condenado de
su obligación.

En el derecho germánico no existe posibilidad alguna de discutir la existencia de una causal de liberación o exención
de responsabilidad: las sentencias son ejecutadas inmediatamente. Sin embargo, existe una importante modificación
respecto del derecho romano, porque en el derecho germánico se le da el mismo rango de las sentencias judiciales a
otra clase de títulos (como, por ejemplo, el reconocimiento de deuda). Es decir, ya con el derecho germánico se
admite la existencia de títulos ejecutivos diversos de las sentencias judiciales (lo cual adquiere mucha importancia
en la edad media con las letras de cambio).

El derecho procesal actual hereda elementos de ambos derechos (romano y germánico):

- Primero, las sentencias y resoluciones judiciales en general, tienen que ser ejecutadas JUDICIALMENTE (se
proscribe la autotutela no sólo en la fase de discusión del conflicto, sino también, y principalmente, en su
ejecución). Este principio (la ejecución judicial de las condenas y de las obligaciones) es fundamental para todo
estado de derecho y es naturalmente el que se sigue en Chile.

- Se admiten otros títulos ejecutivos distintos de las sentencias (como sucede de hecho en Chile, según lo dispone
el artículo 434°CPC).

- Esta etapa del juicio no es puramente de ejecución, por cuanto existe un cierto grado de conocimiento, que
puede variar según el caso concreto (se puede discutir por ejemplo si la sentencia está o no está firme, si un
determinado documento tiene o no mérito ejecutivo, etc) y según el ordenamiento jurídico de que se trate (se
pueden admitir mayores o menores grados de conocimiento, de discusión, etc). Así sucede en Chile de hecho,
donde existen importantes campos de conocimiento en la fase de ejecución.

El hecho de que se reconozca mérito ejecutivo a títulos distintos de las sentencias judiciales tiene una importancia
fundamental en un ordenamiento jurídico (como el nuestro, en que así sucede). Es tal la importancia de esto que
sólo el legislador puede establecer títulos ejecutivos y nunca pueden las partes pactar que le van a atribuir mérito
ejecutivo a un título distinto de los que señale la ley.

Hay quienes cuestionan la legitimidad de esta facultad exclusiva y excluyente del legislador para establecer títulos
ejecutivos, por cuanto ello contradiría la obligación que se impone al legislador de establecer las garantías de un
procedimiento y una investigación racionales y justos, según lo dispone el artículo 19°CPR número 3° inciso quinto:
“Toda sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado.
Corresponderá al legislador establecer siempre las garantías de un procedimiento y una investigación racionales y
justos”. En efecto, se dice que de reconocer al legislador la facultad exclusiva para establecer títulos ejecutivos, se
impediría de hecho a determinadas personas el acceso a un procedimiento y una investigación racionales y justos,
porque no podrían, precisamente porque el legislador así lo ha determinado, discutir judicialmente el conflicto en el
que están inmersos, sino que sólo podrían discutir si lo que a su respecto sucede es o no de hecho un título ejecutivo
(así, por ejemplo, quienes reconocen una deuda en una escritura pública se verían privados del acceso a este
procedimiento e investigación racionales y justos; la contraparte de ellos podría directamente ejecutar la obligación
contenida en la escritura). En otras palabras, el juicio ejecutivo NO sería un procedimiento racional y justo.

Sin embargo, se argumenta en contra de esto que lo que se discute en un juicio ejecutivo no es la existencia de una
obligación a que esté sujeta una parte (que es materia de juicio ordinario), sino ver si se está en condiciones de
estar en este procedimiento privilegiado, es decir, determinar la naturaleza de título ejecutivo que se haya hecho
valer en juicio. De este modo, en nada obsta esto a la existencia de un procedimiento racional y justo, ya que el fin
que se persigue en un juicio ejecutivo es diverso:

- Por una parte se persigue determinar el carácter efectivo de título ejecutivo de aquél que se haya hecho valer
en juicio.

- Por otra parte, se persigue supervisar que la ejecución de la sentencia se haga de manera legal.

¿Cuáles pueden ser las razones por las que el legislador decida aceptar como títulos ejecutivos otros títulos distintos
de las sentencias judiciales? Básicamente dos:
- Por seguridad jurídica, pues así se facilita la realización de actividades que de lo contrario, si no se procediera
de esta forma (otorgando mérito ejecutivo a títulos distintos de las sentencias), tendrían un tremendo costo
social.

- Para otorgar mayor confiabilidad social a títulos que la necesitan para la estabilidad de todo el ordenamiento
jurídico. Es decir, se busca con esto que las personas confíen en la certeza y eficacia de estos títulos, con vistas
al bien del sistema en su totalidad.
Resulta importante tener en cuenta que estos dos factores deben reunirse conjuntamente para que efectivamente se
justifique el reconocimiento de mérito ejecutivo a títulos distintos de las sentencias.

Otro posible problema que se presenta en relación al juicio ejecutivo, además de la ya discutida legitimidad de la
facultad del legislador para reconocer mérito ejecutivo a títulos distintos de las sentencias, corresponde al hecho
mismo de que las sentencias tengan que ejecutarse judicialmente. Se alega, en efecto, la necesidad práctica de
admitir la posibilidad del cumplimiento extrajudicial de las sentencias, pues la ineficacia de la administración de
justicia lleva a muchos a evitar la intromisión de los tribunales en el conflicto en que son partes, lo cual conduce
naturalmente a regímenes de autotutela contrarios a un estado de derecho.

Como es sabido, en Chile está proscrita la posibilidad del cumplimiento extrajudicial de las sentencias, en razón de
la orden expresa de la Constitución de que los conflictos de relevancia jurídica sean conocidos, fallados y ejecutados
por los tribunales de justicia. Así lo dispone el artículo 76°CPR en su inciso primero: “La facultad de conocer de las
causas civiles y criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece exclusivamente a los tribunales
establecidos por la ley. Ni el Presidente de la República ni el Congreso pueden, en caso alguno, ejercer funciones
judiciales, avocarse causas pendientes, revisar los fundamentos o contenidos de sus resoluciones o hacer revivir
procesos fenecidos”.

Aun así, puede suceder (y de hecho sucede) que las partes que se ven involucradas en un conflicto de relevancia
jurídica decidan resolverlo por sí mismas y no recurriendo a la justicia. Esto es especialmente notorio en la práctica
cuando se trata de dar ejecución a cauciones reales, como una prenda. Sin embargo, más allá del mandato expreso
de la Constitución que prohíbe proceder de este modo, existen normas referentes a las cauciones que no hacen sino
confirmar que en nuestro derecho el principio fundamental en esta materia es la ejecución judicial de las sentencias.
En este sentido se manifiestan los artículos 1° y 2° del DL N° 776 sobre la realización de la prenda, que disponen lo
siguiente:

- Artículo 1° DL N° 776: “El acreedor de una obligación caucionada con prenda podrá pedir, vencido el crédito
principal a que acceda, que dicha prenda sea realizada con arreglo al procedimiento establecido en la presente
ley//Se comprenden en las disposiciones de esta ley toda clase de garantías sobre bienes muebles que se
entreguen a un acreedor, sea bajo la forma de una venta condicional, de un pacto de retroventa o de otra
manera; sin que valga estipulación alguna en contrario//Tampoco podrá estipularse así a la fecha del contrato
principal, como en ningún momento posterior, que el acreedor tenga la facultad de disponer de la prenda, de
apropiársela o de realizarla en otra forma que la prescrita en esta ley”.

- Artículo 2° DL N° 776: “Para ejercer el derecho a que se refiere el primer inciso del artículo anterior, el
acreedor deberá hacer valer un título que tenga fuerza ejecutiva, de acuerdo con los artículos 434 a 437 del
Código de Procedimiento Civil, en el cual conste así la obligación principal como la constitución de la prenda//Si
la prenda se hubiere constituido por contrato separado de la obligación principal, ambos títulos deberán tener
el carácter de ejecutivos”.

El problema del cumplimiento extrajudicial de las sentencias se ha complicado además por la recepción en Chile de
figuras jurídicas propias del derecho anglosajón, en el que las sentencias pueden ser cumplidas extrajudicialmente
(por existir en tal sistema mayor confianza en la eficacia de la administración de justicia). En efecto, la recepción de
estas figuras jurídicas presenta problemas respecto de cómo deben ser ejecutadas en Chile, donde, a diferencia del
sistema de derecho anglosajón, las sentencias tienen que ser cumplidas judicialmente siempre. Así, por ejemplo, en
el caso del leasing y del ‘lease back’ (lease and sale back), tienen lugar una serie de consecuencias que no se
condicen con el principio fundamental que en nuestro derecho rige a este respecto. En efecto, en estos casos:

- La ejecución del crédito es extrajudicial.

- Además, existe adjudicación de la propiedad del bien de que se trate.


- La persona que se adjudica la propiedad queda además con un saldo a su favor.

- Los trabajadores de las empresas de leasing quedan indefensos (porque se beneficia primero al acreedor y no a
ellos).

Juicio ejecutivo
Las características del juicio ejecutivo corresponden a las siguientes:

- Es un procedimiento de carácter compulsivo o de apremio: El objeto principal del juicio ejecutivo corresponde
a la ejecución forzada de una obligación o la ejecución de bienes del deudor para cumplir tal obligación por
equivalencia. Este apremio se manifiesta en el embargo inmediato de bienes que se realiza sobre los bienes del
deudor, después del cual se produce la discusión propia de todo juicio (es decir, antes de que tenga posibilidad
alguna de defenderse se le embargan bienes al deudor para asegurar el cumplimiento de la obligación a que está
sujeto). Estos bienes eventualmente se rematarán en caso que al deudor le rechacen las excepciones que
interponga en primera instancia.

- Requiere de la existencia de un título ejecutivo: Un título ejecutivo corresponde a aquel documento solemne
en que consta de manera fehaciente una obligación y al que la ley le reconoce la fuerza necesaria para proceder
a la ejecución forzada de esa obligación. El título ejecutivo por excelencia es la sentencia firme. Sin embargo,
como ya se señaló, la ley ha otorgado mérito ejecutivo a títulos distintos de las sentencias, por las dos razones ya
señaladas:

- Por certeza jurídica, es decir, por constarle al legislador de manera fehaciente la existencia de las
obligaciones que en ellos se contienen.

- Por la necesidad de otorgarles cierta confiabilidad social a tales títulos.

Siempre recae en el legislador y NUNCA en las partes la facultad de crear nuevos títulos ejecutivos.

- Existe una presunción de verdad en favor del ejecutante: Por ello, los derechos de defensa del ejecutado se ven
esencialmente limitados, pues sólo se puede valer de las excepciones taxativamente señaladas en la ley y la
carga de la prueba generalmente recaerá en él (en el fondo, en el juicio ejecutivo el ejecutado hace las veces
del demandante en cuanto a la prueba de las obligaciones). Además, el plazo para probar las excepciones que
alegue es de diez días, y no de veinte como en el período de prueba del juicio ordinario: todo está en contra del
ejecutado, precisamente porque existe una constancia fehaciente de la existencia de la obligación.

- El silencio del demandado (ejecutado) releva al demandante (ejecutante) de la necesidad de continuar


adelante con el cuaderno ejecutivo: Esta es la solución contraria a la que se adopta respecto del juicio ordinario,
en el que el silencio del demandado supone un rechazo de todo lo afirmado en la demanda. El cuaderno
ejecutivo tiene por objeto discutirla existencia de una obligación ejecutiva; paralelo al cuaderno ejecutivo se
abre un ‘cuaderno de apremio’, cuyo objetivo es conseguir la ejecución de la obligación (lo primero que consta
en este cuaderno es el embargo de los bienes del deudor).

- Es un procedimiento común y supletorio: Es común ya que se aplica en bloque para todas aquellas ejecuciones
que no estén sujetas a un procedimiento especial; es supletorio respecto de aquellos procedimientos ejecutivos
especiales en que ciertas materias específicas no se encuentren reguladas.

La clasificación del juicio ejecutivo corresponde a la siguiente:

- Juicio ejecutivo de obligaciones de dar (este es el más importante y suple a los otros en aquello que no se
encuentre regulado a su respecto).

- Juicio ejecutivo de obligaciones de hacer.

- Juicio ejecutivo de obligaciones de no hacer.

Juicio ejecutivo de obligaciones de dar


Para que sea procedente un juicio ejecutivo de una obligación de dar se requiere la concurrencia copulativa de
cuatro requisitos:

- La obligación que se ejecuta debe constar en un título ejecutivo.

- La obligación que se ejecuta debe ser líquida.

- La obligación que se ejecuta debe ser actualmente exigible.

- La acción no se debe encontrar prescrita.

1) La obligación que se ejecuta debe constar en un título ejecutivo


Un título ejecutivo corresponde a aquel documento solemne en que consta de manera fehaciente una obligación
y al que la ley le reconoce la fuerza necesaria para proceder a la ejecución forzada de esa obligación. De esta
definición se desprenden tres elementos propios de todo título ejecutivo:

- Los títulos ejecutivos son documentos solemnes (las formalidades que se exigen a su respecto apuntan a
darles fidelidad, es decir, a constituir una garantía de su autenticidad y verdad).

- En ellos consta una obligación fehacientemente.

- Están consagrados legalmente.

Dos son las características fundamentales de los títulos ejecutivos:

- Son establecidos por la ley (sólo la ley puede crear títulos ejecutivos). En nuestro ordenamiento jurídico, el
artículo 434°CPC establece taxativamente cuáles son los títulos ejecutivos, terminando la enumeración con
una cláusula más bien genérica, pero que también hace referencia a la ley. Dispone el artículo 434°CPC lo
siguiente: “El juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuando para reclamar su cumplimiento se
hace valer alguno de los siguientes títulos:

1° Sentencia firme, bien sea definitiva o interlocutoria.

2° Copia autorizada de escritura pública.

3° Acta de avenimiento pasada ante tribunal competente y autorizada por un ministro de fe o por dos
testigos de actuación.

4° Instrumento privado, reconocido judicialmente o mandado tener por reconocido. Sin embargo, no será
necesario este reconocimiento respecto del aceptante de una letra de cambio o suscriptor de un pagaré
que no hayan puesto tacha de falsedad a su firma al tiempo de protestarse el documento por falta de
pago, siempre que el protesto haya sido personal, ni respecto de cualquiera de los obligados al pago de
una letra de cambio, pagaré o cheque, cuando, puesto el protesto en su conocimiento por notificación
judicial, no alegue tampoco en ese mismo acto o dentro de tercero día tacha de falsedad//Tendrá mérito
ejecutivo, sin necesidad de reconocimiento previo, la letra de cambio, pagaré o cheque, respecto del
obligado cuya firma aparezca autorizada por un notario o por el oficial del Registro Civil en las comunas
donde no tenga su asiento un notario.

5° Confesión judicial.

6° Cualesquiera títulos al portador, o nominativos, legítimamente emitidos, que representen obligaciones


vencidas, y los cupones también vencidos de dichos títulos, siempre que los cupones confronten con los
títulos, y éstos, en todo caso, con los libros talonarios//Resultando conforme la confrontación, no será
obstáculo a que se despache la ejecución de la protesta de falsedad del título que en el acto haga el
director o la persona que tenga la representación del deudor, quien podrá alegar en forma la falsedad
como una de las excepciones del juicio.

7° Cualquiera otro título a que las leyes den fuerza ejecutiva”.


- El título ejecutivo es autónomo, es decir, en el mismo título constan todas las condiciones que hacen posible
proceder por la vía ejecutiva (esto es, que la obligación es líquida, que es actualmente exigible y que la
acción no está prescrita). Esto no quiere decir que no se admite la posibilidad de títulos ejecutivos
compuestos, en los cuales las condiciones de procedencia por la vía ejecutiva se encuentran contenidas en
dos o más títulos ejecutivos distintos, pero complementarios.

La clasificación de los títulos ejecutivos corresponde a la siguiente:

a) Títulos ejecutivos perfectos: Son aquellos que se bastan a sí mismos para iniciar de inmediato la ejecución
(por ejemplo, una sentencia firme, la copia autorizada de una escritura pública, etc). Corresponden a los
siguientes:

1) Sentencia firme, sea definitiva o interlocutoria: Así lo dispone el numeral primero del artículo 434°CPC:
“El juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuando para reclamar su cumplimiento se hace
valer alguno de los siguientes títulos: 1° Sentencia firme, bien sea definitiva o interlocutoria”. Como es
sabido, de conformidad a la regla de la ejecución (artículos 113°COT y 114°COT), por regla general las
sentencias firmes se ejecutan por el mismo tribunal que dictó la sentencia en primera instancia o por el
tribunal que fuere competente según las reglas generales de competencia, sea mediante juicio ejecutivo o
mediante el cumplimiento incidental del fallo.

Cuándo deben entenderse firmes las resoluciones judiciales, lo señala el artículo 174°CPC: “Se entenderá
firme o ejecutoriada una resolución desde que se haya notificado a las partes, si no procede recurso
alguno en contra de ella; y, en caso contrario, desde que se notifique el decreto que la mande cumplir,
una vez que terminen los recursos deducidos, o desde que transcurran todos los plazos que la ley concede
para la interposición de dichos recursos, sin que se hayan hecho valer por las partes. En este último caso,
tratándose de sentencias definitivas, certificará el hecho el secretario del tribunal a continuación del
fallo, el cual se considerará firme desde este momento, sin más trámites”.

Al numeral primero del artículo 434°CPC, que se refiere a este título ejecutivo, deben hacerse las
siguientes precisiones:

- Primero, que se refiere sólo a las sentencias nacionales, ya que las sentencias extranjeras requieren
del trámite adicional del exequátur (aprobación de la Corte Suprema).

- Además, se le deben agregar todas las sentencias que no estando firmes, causan no obstante
ejecutoria.

2) Copia autorizada de escritura pública: Así lo dispone el numeral segundo del artículo 434°CPC: “El juicio
ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuando para reclamar su cumplimiento se hace valer
alguno de los siguientes títulos: 2° Copia autorizada de escritura pública”. Resulta importante tener en
cuenta que la escritura pública misma NO es título ejecutivo (que se encuentra ante el notario que la
extendió o en el archivo judicial), sino la copia autorizada de ésta. Este es el título ejecutivo más
utilizado, especialmente cuando en las escrituras públicas consta que el deudor reconoce su deuda (se usa
incluso más que el pagaré, porque no se tiene que pagar a su respecto el impuesto de timbre y estampilla,
como se paga en el caso de los pagarés).

3) El acta de avenimiento pasada ante tribunal competente y autorizada por un ministro de fe o por dos
testigos de actuación: Así lo dispone el numeral tercero del artículo 434°CPC: “El juicio ejecutivo tiene
lugar en las obligaciones de dar cuando para reclamar su cumplimiento se hace valer alguno de los
siguientes títulos: 3° Acta de avenimiento pasada ante tribunal competente y autorizada por un ministro
de fe o por dos testigos de actuación”. El avenimiento es un equivalente jurisdiccional, es decir, un medio
jurisdiccional de poner término a un conflicto jurídico distinto de una sentencia. Se asimilan al
avenimiento, pero son distintos, la transacción y la conciliación:

- La transacción se encuentra definida en el artículo 2446°CC como un contrato en que las partes
terminan extrajudicialmente un litigio pendiente o precaven un litigio eventual, haciéndose concesiones
recíprocas. La transacción en cuanto equivalente jurisdiccional NO es un título ejecutivo; lo que sí sería
un título ejecutivo sería la transacción que se celebra por escritura pública, en cuyo caso el título
ejecutivo será la copia autorizada de escritura pública en que consta la transacción.

- La conciliación corresponde al acuerdo de las partes de poner término al juicio, que se produce dentro
de éste y es promovido por instancia del juez. La conciliación tiene carácter de título ejecutivo por
expresa disposición del artículo 267°CPC, ya que es asimilada a una sentencia ejecutoriada, produciendo
los mismos efectos que ésta. Dispone el artículo 267°CPC lo siguiente: “De la conciliación total o parcial
se levantará acta, que consignará sólo las especificaciones del arreglo; la cual subscribirán el juez, las
partes que lo deseen y el secretario, y se estimará como sentencia ejecutoriada para todos los efectos
legales”.

El avenimiento corresponde al acuerdo judicial de las partes de poner término al litigio dentro del
procedimiento (no es por instancia del juez, como la conciliación, sino por instancia de parte). Para que el
acta de avenimiento constituya efectivamente un título ejecutivo tiene que cumplir con los siguientes
requisitos:

i) Tiene que ser pasada ante tribunal competente. Existe discusión en doctrina sobre qué debe
entenderse por esto:

- Algunos autores piensan que basta presentar el acta de avenimiento al tribunal mediante un simple
‘téngase presente’.

- Otros autores piensan que además de ser presentada el acta al tribunal, debe éste autorizar el
avenimiento que en tal acta consta (en este caso, el escrito de presentación no será un simple
‘téngase presente’, sino una solicitud de aceptación del avenimiento). Esta es la opinión más lógica,
aun cuando de hecho los tribunales reciben las actas de avenimiento de cualquier forma que fueren
presentadas (fallado usualmente que son aprobadas ‘en todo lo que no es contrario a derecho’).

Para evitar los problemas que esto pueda presentar, generalmente se prefiere celebrar una transacción
por escritura pública antes que el avenimiento.

ii) Debe ser autorizada por un ministro de fe o por dos testigos de actuación (por regla general es el
secretario del tribunal). Los dos testigos de actuación a que se refiere el artículo 434°CPC en su numeral
tercero generalmente se ocupan en los casos que el juicio se lleve ante un árbitro arbitrador que no
tiene actuario (aunque en estos casos, sucede que de hecho harán las veces de actuario los mismos
secretarios de los tribunales).

4) Títulos de crédito: El legislador reconoce mérito ejecutivo a ciertos títulos de crédito por estimar que
respecto de ellos existe una presunción de autenticidad. Así lo refleja el artículo 434°CPC en su numeral
6°, que dispone lo siguiente: “El juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuando para
reclamar su cumplimiento se hace valer alguno de los siguientes títulos: 6° Cualesquiera títulos al
portador, o nominativos, legítimamente emitidos, que representen obligaciones vencidas, y los cupones
también vencidos de dichos títulos, siempre que los cupones confronten con los títulos, y éstos, en todo
caso, con los libros talonarios//Resultando conforme la confrontación, no será obstáculo a que se
despache la ejecución de la protesta de falsedad del título que en el acto haga el director o la persona
que tenga la representación del deudor, quien podrá alegar en forma la falsedad como una de las
excepciones del juicio”. Estos títulos de crédito corresponden a los siguientes:

a) Las letras de cambio o pagarés protestados personalmente por falta de pago, no habiendo su
aceptante o suscriptor tachado de falsa la firma al momento del protesto. Se refiere a estos casos el
numeral 4° del artículo 434°CPC: “El juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuando para
reclamar su cumplimiento se hace valer alguno de los siguientes títulos: 4° Instrumento privado,
reconocido judicialmente o mandado tener por reconocido. Sin embargo, no será necesario este
reconocimiento respecto del aceptante de una letra de cambio o suscriptor de un pagaré que no hayan
puesto tacha de falsedad a su firma al tiempo de protestarse el documento por falta de pago, siempre
que el protesto haya sido personal, ni respecto de cualquiera de los obligados al pago de una letra de
cambio, pagaré o cheque, cuando, puesto el protesto en su conocimiento por notificación judicial, no
alegue tampoco en ese mismo acto o dentro de tercero día tacha de falsedad//Tendrá mérito
ejecutivo, sin necesidad de reconocimiento previo, la letra de cambio, pagaré o cheque, respecto del
obligado cuya firma aparezca autorizada por un notario o por el oficial del Registro Civil en las
comunas donde no tenga su asiento un notario”. Hay que tener en cuenta respecto de estos casos lo
siguiente:

- El protesto debe ser personal, es decir, efectuarse con la comparecencia personal del obligado al
pago del título de crédito.

- El protesto debe ser efectuado por notario o por un oficial del Registro Civil en aquellas comunas
que no son asiento de un notario.

- Para que estos títulos de crédito adquieran el carácter de título ejecutivo, el protesto debe tener
por causa sólo la falta de pago, y no la falta de aceptación o la falta de fecha de aceptación, porque
en estos últimos casos no se cumple con los otros requisitos del juicio ejecutivo (que las obligaciones
sean líquidas, actualmente exigibles y que la acción no esté prescrita).

La verdad es que es bastante difícil que se dé el caso de un título ejecutivo de este tipo, porque lo
natural es que el obligado al pago de una letra de cambio o pagaré no quiera comparecer personalmente
ante el notario para efectos del protesto.

b) Las letras de cambio, pagaré o cheque respecto de los obligados cuya firma ha sido autorizada por
notario. Se refiere a estos casos el último inciso del numeral 4° del artículo 434°CPC: “El juicio
ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuando para reclamar su cumplimiento se hace valer
alguno de los siguientes títulos: 4° Instrumento privado, reconocido judicialmente o mandado tener por
reconocido. Sin embargo, no será necesario este reconocimiento respecto del aceptante de una letra de
cambio o suscriptor de un pagaré que no hayan puesto tacha de falsedad a su firma al tiempo de
protestarse el documento por falta de pago, siempre que el protesto haya sido personal, ni respecto de
cualquiera de los obligados al pago de una letra de cambio, pagaré o cheque, cuando, puesto el
protesto en su conocimiento por notificación judicial, no alegue tampoco en ese mismo acto o dentro
de tercero día tacha de falsedad//Tendrá mérito ejecutivo, sin necesidad de reconocimiento previo, la
letra de cambio, pagaré o cheque, respecto del obligado cuya firma aparezca autorizada por un notario
o por el oficial del Registro Civil en las comunas donde no tenga su asiento un notario”. Sobre estos
títulos de crédito cabe hacer las siguientes precisiones:

- No es necesario que la firma sea autorizada ante notario, sino que basta que sea autorizada por
notario, es decir, no resulta necesaria la comparecencia personal ante notario y firmar en esa
ocasión; basta que el notario certifique que la firma que está en el título de crédito es conforme con
la original (para esto generalmente existen en la oficina del notario registros de firmas).

- Estos títulos de crédito constituyen títulos ejecutivos sólo respecto de aquellos cuya firma haya sido
autorizada por notario; respecto de los obligados a su pago que no hayan autorizado su firma por
notario NO constituyen títulos ejecutivos perfectos.

- La Corte Suprema falló en un caso del año 1997 que si la autorización del notario no llevaba la fecha
no valía como título ejecutivo.

5) Cualquier otro título ejecutivo a que las leyes den fuerza ejecutiva: Así lo dispone el numeral séptimo
del artículo 434°CPC: “El juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuando para reclamar su
cumplimiento se hace valer alguno de los siguientes títulos: 7° Cualquiera otro título a que las leyes den
fuerza ejecutiva”. Ejemplos de estos títulos ejecutivos son los siguientes:

- La lista de deudores morosos de obligaciones tributarias.


- Ciertos contratos celebrados por instrumento privado en el cual la firma de los suscriptores ha sido
autorizada por un ministro de fe (como por ejemplo la prenda agraria, la prenda industrial y el contrato
de compraventa de mueble a plazo).

- La cuarta copia de factura.

b) Títulos ejecutivos imperfectos: Son aquellos que no se bastan a sí mismos y que requieren por tanto de una
gestión preparatoria de la vía ejecutiva (por ejemplo, un pagaré en que la firma del suscriptor no esté
autorizada ante notario). Con la gestión preparatoria de la vía ejecutiva el título pasa a ser perfecto (para lo
cual basta que la contraparte no se oponga). Si la gestión fracasa, se debe ir a un juicio ordinario para
establecer la existencia de la obligación.

En algunos casos excepcionales la gestión preparatoria no tiene por objeto perfeccionar un título imperfecto,
sino constituirlo por completo, como ocurre en el caso de confesión de deuda. En estos casos, a diferencia de
lo que sucede en la gestión preparatoria destinada a perfeccionar títulos imperfectos, la negación de la deuda
no constituye delito alguno (como sí se comete en los otros casos si, por ejemplo, se niega la firma que consta
en el pagaré siendo efectivamente suya).

Las gestiones preparatorias de la vía ejecutiva están taxativamente señaladas en la ley y sólo proceden en
ciertos casos. Corresponden a las siguientes:

1) Reconocimiento de firma y confesión de deuda: Se refieren a estos casos los numerales 4° y 5° del
artículo 434°CPC: “El juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuando para reclamar su
cumplimiento se hace valer alguno de los siguientes títulos:

4° Instrumento privado, reconocido judicialmente o mandado tener por reconocido. Sin embargo, no
será necesario este reconocimiento respecto del aceptante de una letra de cambio o suscriptor de un
pagaré que no hayan puesto tacha de falsedad a su firma al tiempo de protestarse el documento por
falta de pago, siempre que el protesto haya sido personal, ni respecto de cualquiera de los obligados al
pago de una letra de cambio, pagaré o cheque, cuando, puesto el protesto en su conocimiento por
notificación judicial, no alegue tampoco en ese mismo acto o dentro de tercero día tacha de
falsedad//Tendrá mérito ejecutivo, sin necesidad de reconocimiento previo, la letra de cambio, pagaré
o cheque, respecto del obligado cuya firma aparezca autorizada por un notario o por el oficial del
Registro Civil en las comunas donde no tenga su asiento un notario.

5° Confesión judicial.

En el caso del reconocimiento de firma de un instrumento privado (al que se refiere el numeral cuarto del
artículo 434°CPC), lo que tiene lugar es el perfeccionamiento de un título ejecutivo imperfecto, mientras
que en el caso de la confesión judicial no hay un verdadero perfeccionamiento, sino que de plano se crea
un título ejecutivo nuevo. Resulta importante tener en cuenta que mientras el reconocimiento de firma es
un acto personalísimo (sólo puede hacerlo el que hubiere firmado), la confesión judicial de deuda puede
hacerse por representante.

No obstante sus diferencias, generalmente se dan de manera conjunta y el procedimiento al que están
sujetas es el mismo: se presenta un escrito ante el tribunal (las Cortes de Apelaciones) en el que solicita se
ordene la citación personal del deudor y, en el caso de reconocimiento de firma, se acompaña el
documento en que consta la firma (generalmente se solicita su custodia para que no se pierda). En el
escrito que se presenta al tribunal debe solicitarse formalmente que se aplique el apercibimiento del
artículo 435°CPC, de que si la persona no comparece o comparece y da respuestas evasivas, se dará por
reconocida la firma o confesada la deuda (si no lo solicita en el escrito, NO se aplicará este
apercibimiento, aun cuando la persona no comparezca). Dispone el artículo 435°CPC lo siguiente: “Si, en
caso de no tener el acreedor título ejecutivo, quiere preparar la ejecución por el reconocimiento de firma
o por la confesión de la deuda, podrá pedir que se cite al deudor a la presencia judicial, a fin de que
practique la que corresponda de estas diligencias//Y, si el citado no comparece, o sólo da respuestas
evasivas, se dará por reconocida la firma o por confesada la deuda”.

Normalmente el tribunal exige la comparecencia a una audiencia a celebrarse dentro de cierto día contado
desde la notificación de la resolución, para que así se asegure en cierto modo que el deudor tuvo al menos
conocimiento de esta audiencia (la fórmula empleada es generalmente la siguiente: ‘en lo principal: cítese
a la parte a reconocer firma y confesar’). El citado entra solo a la audiencia, sin abogado y sin la
contraparte que solicitó la audiencia. En la audiencia lo único que debe hacer es aceptar o rechazar la
firma o la deuda, según sea el caso, no pudiendo hacer alegación alguna. Un actuario especialmente
designado al efecto toma nota de su declaración.

Según la forma en que el citado responde, pueden tener lugar diversas situaciones:

i) La persona comparece y niega la firma o niega la deuda, según sea el caso: en estos casos se tiene por
no preparada la vía ejecutiva, de manera que el solicitante deberá iniciar un juicio ordinario destinado a
establecer la existencia de la obligación. En este caso no hay sanción alguna para la persona que
falsamente niega su firma o deuda (en efecto, la jurisprudencia ha fallado que no hay perjurio en causa
propia).

ii) La persona comparece y reconoce la firma o la deuda, según sea el caso: en estos casos se tiene por
preparada la vía ejecutiva. ¿Cuál es en estos casos el título ejecutivo? Hay que distinguir:

- Para el caso de la confesión de deuda, el título ejecutivo será el acta en la cual constan que la
persona reconoce la deuda.

- Para el caso de reconocimiento de firma, el título ejecutivo será compuesto, ya que se formará por
una parte por el documento privado en el que consta la firma reconocida y, por otra parte, por el
acta del tribunal en la que consta que se reconoce esa firma.

En ambos casos no es necesaria una resolución adicional del tribunal; basta la sola acta del tribunal en
la que consta que se reconoce la firme o que se confesó la deuda.

iii) La persona comparece y niega la deuda, pero reconoce su firma: en estos casos, se tiene por
preparada la vía ejecutiva, según expresamente lo dispone el artículo 436°CPC: “Reconocida la firma,
quedará preparada la ejecución, aunque se niegue la deuda”.

iv) La persona reconoce su firma de una deuda que está prescrita: en estos casos, se ha entendido que
el solo hecho de reconocer una firma no hace que la obligación prescrita renueve su validez, de manera
que no se tendrá por preparada la vía ejecutiva (distinta sería la situación si no sólo se reconociera la
firma, sino además se aceptara la deuda, aun cuando ésta esté prescrita).

v) La persona comparece y condiciona su reconocimiento a cierto monto: en estos casos tiene lugar un
cierto ‘reconocimiento parcial’, de manera que se tiene por preparada la vía ejecutiva respecto del
monto confesado (así sucede de hecho en la práctica de los tribunales).

vi) La persona comparece y da respuestas evasivas: en estos casos se tendrá por preparada la vía
ejecutiva, según expresamente lo dispone el inciso segundo del artículo 435°CPC: “Y, si el citado no
comparece, o sólo da respuestas evasivas, se dará por reconocida la firma o por confesada la deuda”.
¿Cuál es en estos casos el título ejecutivo? Hay que distinguir:

- Respecto del reconocimiento de firma, el título ejecutivo será compuesto y se compondrá de los
siguientes elementos:

- El documento por el que se pide el reconocimiento de deuda (en el que consta la firma).

- El acta de la audiencia donde el citado dio respuestas evasivas.

- La resolución del tribunal por la cual declara que dichas respuestas son evasivas.

- Respecto de la confesión de deuda, el título ejecutivo será compuesto y se compondrá de los


siguientes elementos:

- El acta de la audiencia donde el citado dio respuestas evasivas.


- La resolución del tribunal que estima evasivas tales respuestas. Esta resolución corresponde a una
verdadera sentencia interlocutoria de segundo grado (que son aquellas que resuelven sobre algún
trámite que sirve de base para el pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria),
pues sirve de base para la resolución de mandamiento de ejecución y embargo, que es otra
sentencia interlocutoria.

En ambos casos, estando firme la sentencia que declara evasivas las respuestas (siguiendo la regla
general del artículo 174°CPC), se puede proceder al juicio ejecutivo, en el cual la contraparte no podrá
alegar que no debe cosa alguna o que sus respuestas fueron evasivas, porque esta sentencia, como toda
otra sentencia firme, produce cosa juzgada.

Según algunos, con la notificación de esta sentencia que declara evasivas las respuestas se interrumpiría
la prescripción de la deuda. Sin embargo, pareciera ser que esto no es necesario, porque la gestión
preparatoria de la vía ejecutiva puede no ser conducente (aunque si es exitosa eventualmente podría
entenderse que interrumpe la prescripción). Por ello, la forma válida de interrumpir la prescripción de
la deuda corresponde a la notificación de la demanda ejecutiva, no de esta sentencia que declara
evasivas las respuestas.

vii) La persona no comparece: en estos casos se tendrá por preparada la vía ejecutiva, según
expresamente lo dispone el inciso segundo del artículo 435°CPC: “Y, si el citado no comparece, o sólo
da respuestas evasivas, se dará por reconocida la firma o por confesada la deuda”. Resulta importante
tener en cuenta que en el mismo escrito en que se solicita que se cite a la persona a reconocer firma o
confesar deuda, se solicite la aplicación de este apercibimiento: si no se pide formalmente NO tendrá
lugar (puede eventualmente tratarse de un escrito distinto al de la solicitud de citación, pero debe
siempre solicitarse formalmente). En la práctica, por la gravedad de los efectos que se siguen de no
comparecer, se ha permitido lo siguiente:

- Que el citado comparezca por escrito.

- Que el citado comparezca antes de la fecha de la audiencia citada.

- Que el citado comparezca el día de la audiencia a cualquier hora.

- Que, en caso de no comparecer, pueda alegar dentro de tercero día que por impedimento no puedo
comparecer (por ejemplo, por fuerza mayor). Esto es lo más común en la práctica, y así se ha
reconocido además por la jurisprudencia.

2) Confrontación de títulos y cupones: Se refiere a estos casos el numeral 6° del artículo 434°CPC: “El
juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuando para reclamar su cumplimiento se hace valer
alguno de los siguientes títulos: 6° Cualesquiera títulos al portador, o nominativos, legítimamente
emitidos, que representen obligaciones vencidas, y los cupones también vencidos de dichos títulos,
siempre que los cupones confronten con los títulos, y éstos, en todo caso, con los libros
talonarios//Resultando conforme la confrontación, no será obstáculo a que se despache la ejecución de la
protesta de falsedad del título que en el acto haga el director o la persona que tenga la representación
del deudor, quien podrá alegar en forma la falsedad como una de las excepciones del juicio”.

Antiguamente algunas instituciones estaban legalmente autorizadas para emitir estos títulos, que estaban
conformados por un cupón y un libro talonario. La gestión preparatoria de la vía ejecutiva consistía, por
tanto, en la confrontación del cupón con el título y la confrontación de éste con los libros talonarios. Hoy
en día, sin embargo, esto ya no tiene aplicación práctica, pues la ley N° 18.045 sobre mercado de valores
le ha dado mérito ejecutivo a los bonos que emita una empresa, con lo cual ya no es necesaria esta
gestión.

3) Notificación judicial del protesto de letras de cambio, pagarés o cheques: En este caso, la gestión
preparatoria de la vía ejecutiva puede tener lugar respecto de tres situaciones distintas:

a) En caso que al suscriptor de un pagaré o aceptante de una letra de cambio no se la ha notificado


personalmente el protesto por falta de pago y sus firmas no aparecen autorizadas por notario.
b) En caso que la firma del girador de un cheque no aparezca autorizada por notario.

c) En caso que se quiera cobrar una letra de cambio o pagaré a personas distintas del aceptante o
suscriptor (endosatario, aval o librador), y cuyas firmas no aparezcan autorizadas por notario.

En estos casos la gestión preparatoria de la vía ejecutiva consiste en lo siguiente:

1° Se presenta un escrito al tribunal solicitando que se notifique judicialmente el protesto a la persona


respecto de la cual se quiere ejecutar la obligación, bajo el apercibimiento de que si no tacha de falsa
la firma en ese momento o dentro de tercero día, se tendrá por preparada la vía ejecutiva. Así lo
establece el numeral 4° del artículo 434°CPC: “El juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar
cuando para reclamar su cumplimiento se hace valer alguno de los siguientes títulos: 4° Instrumento
privado, reconocido judicialmente o mandado tener por reconocido. Sin embargo, no será necesario
este reconocimiento respecto del aceptante de una letra de cambio o suscriptor de un pagaré que no
hayan puesto tacha de falsedad a su firma al tiempo de protestarse el documento por falta de pago,
siempre que el protesto haya sido personal, ni respecto de cualquiera de los obligados al pago de una
letra de cambio, pagaré o cheque, cuando, puesto el protesto en su conocimiento por notificación
judicial, no alegue tampoco en ese mismo acto o dentro de tercero día tacha de falsedad//Tendrá
mérito ejecutivo, sin necesidad de reconocimiento previo, la letra de cambio, pagaré o cheque,
respecto del obligado cuya firma aparezca autorizada por un notario o por el oficial del Registro Civil
en las comunas donde no tenga su asiento un notario”.

A este respecto cabe tener en cuenta que el legislador ha tratado de dar una protección mayor a estos
títulos de crédito, ya que, a diferencia de lo que ocurre con el reconocimiento de firma en un
instrumento privado, si se tacha de falsa la firma de una letra de cambio, pagaré o cheque, resultando
ser verdadera, se incurre en el delito de tacha injustificada de firma.

2° En el escrito que se presenta al tribunal debe transcribirse el acta de protesto o debe acompañarse
una copia de esta acta. Si no se obra de este modo, la notificación judicial es nula.

3° El notificado puede responder a esta notificación de diversas formas:

a) Puede no comparecer ante el tribunal para que sea notificado judicialmente del protesto: en este
caso, por el apercibimiento que se incluyó en el escrito, se entiende por preparada la vía ejecutiva.
Para ello, el solicitante simplemente solicita al tribunal que certifique que la persona no compareció
dentro de tercero día a tachar de falsa su firma (el escrito que presenta el solicitante se pedirá que
‘se certifique la circunstancia solicitada’ en el escrito original).

b) Si la persona comparece para ser notificado judicialmente del protesto debe tachar de falsa la
firma, pues de lo contrario se entenderá preparada la vía ejecutiva. En estos casos hay que distinguir
según el título de crédito de que se trate:

i) Si se trata de una letra de cambio o de un pagaré, la persona puede tachar de falsa la firma en
dos oportunidades:

- En el acto mismo en que se le notifica judicialmente el protesto: si el notificado tacha de falsa


la firma en este momento, el receptor deberá dejar constancia en el ‘estampado receptorial’
(una hoja con el nombre del receptor, del notificado y la fecha de la notificación) de que se
tachó de falsa la firma.

- Dentro de tercero día una vez notificado.

Una vez tachada la firma dentro de plazo, se da traslado por tres días al solicitante de la gestión
para que se pronuncie al respecto, es decir, se abre un incidente. Se recibe el incidente a prueba
por un período de ocho días y se recurrirá a peritaje caligráfico para determinar la autenticidad de
la firma. Es importante tener en cuenta que en este caso la carga de la prueba será del solicitante
(del eventual ejecutante) y no del notificado (a diferencia de la regla general en los juicios
ejecutivos, donde la carga de la prueba es del ejecutado), de manera que él deberá probar que la
firma es auténtica. Una vez transcurrido el plazo (que generalmente se extiende más allá de ocho
días, dada la demora del peritaje caligráfico) el tribunal resuelve:

- Si declara que la firma es falsa, se tiene por no preparada la vía ejecutiva, y el solicitante
deberá recurrir a un juicio ordinario para establecer la existencia de la obligación.

- Si declara que la firma es verdadera, se tendrá por preparada la vía ejecutiva. En este caso el
título ejecutivo será compuesto, pues se formará por la letra de cambio o pagaré, por una parte,
y por la resolución del tribunal que determinó que la firma es verdadera, por otra.

Las partes pueden apelar a ambas resoluciones según les sean desfavorables. Además, en el caso
que se declare que la firma es verdadera, existe la posibilidad de interponer una querella criminal
por el delito de tacha injustificada de firma, a que se refiere el artículo 110° de la ley N° 18.092
sobre letra de cambio y pagaré: “Cualquiera persona que, en el acto de protesto o en la gestión
preparatoria de la vía ejecutiva tachare de falsa su firma puesta en una letra de cambio o pagaré
y resultare en definitiva que la firma es auténtica, será sancionada con las penas indicadas en el
artículo 467 del Código Penal, salvo que acredite justa causa de error o que el título en el cual se
estampó la firma es falso”. El artículo 467° del Código Penal se refiere a las penas aplicables a las
estafas, que pueden llegar al presidio menor en su grado máximo y una multa de hasta 30 UTM, si
el monto del acto excediere las 400 UTM. Como lo establece el mismo artículo 110° de la ley
18.092, el que tachare de falsa la firma se puede eximir de responsabilidad penal si:

- Acredita justa causa de error.

- Acredita que el título en el cual se estampó la firma es falso.

ii) Si se trata de un cheque, la persona puede tachar de falsa la firma en dos oportunidades:

- En el acto mismo en que se le notifica judicialmente el protesto: si el notificado tacha de falsa


la firma en este momento, el receptor deberá dejar constancia en el ‘estampado receptorial’
(una hoja con el nombre del receptor, del notificado y la fecha de la notificación) de que se
tachó de falsa la firma.

- Dentro de tercero día una vez notificado.

El cheque puede protestarse por múltiples causales, pero sólo se entenderá que tendrá lugar este
título ejecutivo cuando se proteste por alguna de las siguientes causales:

- Por falta de fondos.

- Por orden de no pago.

- Por cuenta corriente cerrada.

Una vez notificado judicialmente el protesto, el notificado puede dentro de los tres siguientes a la
notificación hacer una de estas dos cosas:

- Tachar de falsa la firma.

- Consignar una cantidad de dinero suficiente para cubrir el capital, los intereses y las costas.

Si dentro de tercero día no hace una de estas dos cosas se tiene por preparada la vía ejecutiva y,
además, se entiende configurado el delito de giro doloso de cheques.

4) Avaluación: Esta gestión preparatoria, a diferencia de las antes vistas (que apuntaban a la condición de
la confiabilidad del título ejecutivo), apunta más bien a la condición que debe tratarse de una obligación
líquida. En estos casos, la gestión preparatoria de la vía ejecutiva consistirá en la avaluación de tales
obligaciones, determinándose su equivalente en dinero.
El artículo 438°CPC establece qué obligaciones se entienden líquidas respecto del juicio ejecutivo: “La
ejecución puede recaer:

1° Sobre la especie o cuerpo cierto que se deba y que exista en poder del deudor.

2° Sobre el valor de la especie debida y que no exista en poder del deudor, haciéndose su avaluación
por un perito que nombrará el tribunal.

3° Sobre cantidad líquida de dinero o de un género determinado cuya avaluación pueda hacerse en la
forma que establece el número anterior.

Se entenderá cantidad líquida, no sólo la que actualmente tenga esta calidad, sino también la que pueda
liquidarse mediante simples operaciones aritméticas con sólo los datos que el mismo título ejecutivo
suministre//El acreedor expresará en la demanda ejecutiva la especie o la cantidad líquida por la cual
pide el mandamiento de ejecución//Sin embargo, tratándose de moneda extranjera, no será necesario
proceder a su avaluación, sin perjuicio de las reglas que para su liquidación y pago se expresan en otras
disposiciones de este Código”.

El artículo 438°CPC distingue cuatro situaciones en las cuales se entiende que puede tener lugar el juicio
ejecutivo por tratarse de obligaciones líquidas:

a) La especie o cuerpo cierto que se encuentra en poder del deudor: en estos casos no habrá avaluación
alguna, pues se considera ya una obligación líquida; el juicio ejecutivo tendrá por objeto que se
entregue la especie.

b) La especie debida que no se encuentra en poder del deudor: en estos casos sí procede la avaluación;
el juicio ejecutivo recaerá, por tanto, no directamente sobre la especie debida que salió del patrimonio
del deudor, sino sobre su valor que se determina mediante esta avaluación.

c) Una cantidad líquida de dinero: en este caso, no procede avaluación alguna, porque la obligación ya
es líquida.

d) Una cantidad de un género determinado: en estos casos, la avaluación se hace mediante un perito
especial que designa el tribunal.

En la tramitación de esta gestión preparatoria de la vía ejecutiva se siguen los siguientes pasos:

- El solicitante de la gestión preparatoria de la vía ejecutiva pide al tribunal que designe un perito para
que proceda a la avaluación. Esta avaluación se ejecuta con la sola intervención del demandante.

- Sin comparendo de por medio ni notificación al demandado, el tribunal designa el perito. ¿Cómo lo
designa? En el juicio ejecutivo, sólo la persona que solicitó la gestión puede intervenir. Esto es diferente
del juicio ordinario, en el cual ambas partes podían intervenir en la designación del perito: en efecto, si
en el juicio ordinario el tribunal acoge la solicitud de la parte de nombrar un perito, cita a una
audiencia a las partes para que éste sea designado, fijando día y hora para tal efecto. Esta resolución se
notifica por cédula (porque exige la comparecencia personal de las partes) y en la audiencia que se lleve
a cabo se determina el perito.

- El perito efectúa la avaluación.

- El tribunal dicta una resolución avaluando el género o la especie o cuerpo cierto que no se halle en
poder del deudor. Esta avaluación no es definitiva, porque se permite a las partes pedir que se aumente
o disminuya. Así lo establece el artículo 440°CPC: “La avaluación que, en conformidad al artículo 438,
se haga para determinar el monto de la ejecución, se entenderá sin perjuicio del derecho de las partes
para pedir que se aumente o disminuya”. De este modo, la parte que no está conforme con la resolución
del tribunal que tiene por objeto la avaluación, podrá reponer de dicha resolución e incluso apelar.

No obstante no exigirse la notificación del demandando, puede suceder que éste de hecho conozca la
existencia de esta gestión preparatoria (lo cual hoy en día es fácil, porque se comunica por internet). En
estos casos, puede intervenir en la gestión de avaluación, objetando la avaluación del perito antes de
que se inicie el juicio ejecutivo, es decir, alegando durante la misma gestión preparatoria. Puede,
además, puede pedir la reducción de esa avaluación mediante una excepción contemplada en el artículo
464°CPC número 8°: “La oposición del ejecutado sólo será admisible cuando se funde en alguna de las
excepciones siguientes: 8° El exceso de avalúo en los casos de los incisos 2º y 3º del artículo 438”.

El demandado puede decidir si alega durante la gestión misma o durante el juicio ejecutivo, una vez que
haya tenido lugar la gestión preparatoria. Sin embargo, en este último caso, el problema que se genera
es que si el tribunal confirma la avaluación del perito dictando sentencia definitiva firme, a la eventual
excepción que oponga el demandado de reducción del avalúo (la del artículo 464°CPC número 8°) se
opondrá la excepción de cosa juzgada, por haber participado él en tal gestión preparatoria, perdiendo
por tanto el demandado su derecho a hacer valer tal excepción en juicio.

Por ello, en principio es preferible para el demandado intervenir sólo en el juicio ejecutivo y no en la
gestión misma de avaluación, pues en ese caso no existirá cosa juzgada alguna que le afecte, pudiendo
por tanto valerse de la excepción del artículo 464°CPC número 8°.

2) La obligación que se ejecuta debe ser líquida


Obligación líquida es aquella cuyo objeto se encuentra perfectamente determinado en su especie o en su género
y cantidad. La liquidez de la obligación dice mucha relación con la autonomía del título como característica del
juicio ejecutivo en que éste se exige, esto es, que el título se baste a sí mismo. El artículo 438°CPC especifica en
qué casos puede entenderse que se trata de una obligación líquida: “La ejecución puede recaer:

1° Sobre la especie o cuerpo cierto que se deba y que exista en poder del deudor.

2° Sobre el valor de la especie debida y que no exista en poder del deudor, haciéndose su avaluación por un
perito que nombrará el tribunal.

3° Sobre cantidad líquida de dinero o de un género determinado cuya avaluación pueda hacerse en la forma
que establece el número anterior.

Se entenderá cantidad líquida, no sólo la que actualmente tenga esta calidad, sino también la que pueda
liquidarse mediante simples operaciones aritméticas con sólo los datos que el mismo título ejecutivo
suministre//El acreedor expresará en la demanda ejecutiva la especie o la cantidad líquida por la cual pide el
mandamiento de ejecución//Sin embargo, tratándose de moneda extranjera, no será necesario proceder a su
avaluación, sin perjuicio de las reglas que para su liquidación y pago se expresan en otras disposiciones de este
Código”.

El artículo 438°CPC distingue cuatro situaciones en las cuales se entiende que puede tener lugar el juicio
ejecutivo por tratarse de obligaciones líquidas. En otras palabras, se entiende que la obligación es líquida cuando
recae sobre alguna clase de los siguientes bienes:

a) La especie o cuerpo cierto que se encuentra en poder del deudor: En este caso el juicio ejecutivo tendrá
por objeto que se entregue tal especie o cuerpo cierto (se embargará ese bien específico).

b) El valor de la especie debida que no se encuentra en poder del deudor: En estos casos la avaluación del
bien la efectúa un perito designado por el tribunal, de manera que el juicio ejecutivo recaerá, por tanto, no
directamente sobre la especie debida que salió del patrimonio del deudor, sino sobre su valor que se
determina mediante esta avaluación (en el fondo, se embarga dinero).

c) Una cantidad líquida de dinero: En este caso, para proceder a la ejecución, se embargan bienes del deudor
y sobre su valor en dinero satisface su crédito el acreedor.

d) Una cantidad determinada de un género determinado: En estos casos la avaluación se hace mediante un
perito especial que designa el tribunal.
Ahora bien, como en muchas ocasiones no es posible determinar el monto efectivo que se terminará pagando,
sea por la naturaleza misma de la obligación o por circunstancias externas a ella, el inciso segundo del artículo
438°CPC hace referencia a procedimientos simples de determinación mediante los cuales se entenderá que se
cumple con el requisito de liquidez de la obligación. Dispone el inciso del artículo 438°CPC: “Se entenderá
cantidad líquida, no sólo la que actualmente tenga esta calidad, sino también la que pueda liquidarse mediante
simples operaciones aritméticas con sólo los datos que el mismo título ejecutivo suministre”. Esto no hace sino
enfatizar nuevamente la característica de autonomía del título como un elemento de todo juicio ejecutivo.

Sin embargo, en muchas ocasiones las ‘simples operaciones aritméticas’ a que se refiere la norma citada no son
capaces por sí solas para permitir que se entienda que la obligación trata de una cantidad líquida. Se debe
recurrir, en efecto, a elementos exteriores al título ejecutivo mismo para poder hacer de ella una obligación
líquida (especialmente cuando se trata de obligaciones reajustables). Por ello, el mismo legislador ha otorgado
normas que permiten realizar este procedimiento de determinación del monto precisamente teniendo en cuenta
estos casos: en efecto, de nada sirve reconocerles el carácter de título ejecutivo, por ejemplo, a las letras de
cambio, pagarés o cheques (en ciertos casos), si no es posible determinar el monto de que tratan para que la
obligación se entienda líquida. Las principales normas que introdujeron estos elementos de variabilidad en los
títulos ejecutivos corresponden a las siguientes:

i) En primer lugar, la norma ya citada del inciso segundo del artículo 438°CPC: “Se entenderá cantidad
líquida, no sólo la que actualmente tenga esta calidad, sino también la que pueda liquidarse mediante
simples operaciones aritméticas con sólo los datos que el mismo título ejecutivo suministre”. Esta norma se
aplica al capital, a los reajustes y a los intereses (por ejemplo, se entiende que se trata de una obligación
líquida cuando se deban $100.000 más un interés de 2% mensual entre la fecha de suscripción del pagaré y la
fecha del pago efectivo).

ii) El Decreto Ley 1533, que se aplica, como explícitamente lo señala, a los intereses y reajustes:
“Interprétese el N°3 del artículo 438 del Código de Procedimiento Civil en el sentido de que se considerarán
líquidas las obligaciones de dinero en que se hubiere estipulado reajustabilidad o intereses, cuando el título
respectivo o la ley señalaren la forma en que se procederá para la determinación del reajuste, la tasa de
interés o ambas cosas a la vez”. Sin embargo, por tratarse de una norma interpretativa debería ser aplicable
no sólo a los intereses y a los reajustes, sino también al capital, porque toda norma interpretativa, como es
sabido, se entiende incorporada a la norma que interpreta, como lo dispone el inciso segundo del artículo 9°
del Código Civil: “Sin embargo, las leyes que se limiten a declarar el sentido de otras leyes, se entenderán
incorporadas en éstas; pero no afectarán en manera alguna los efectos de las sentencias judiciales
ejecutoriadas en el tiempo intermedio”.

Como expresamente lo señala el DL 1533, para que se entiendan líquidas las obligaciones de dinero en que se
hubiere estipulado reajustabilidad o intereses, basta que se señale ‘la forma en que se procederá para la
determinación del reajuste, la tasa de interés o ambas cosas a la vez’. Se ha fallado que se aplica a:

- La UF.

- El IPC.

- La tasa LIBOR.
Esta norma del DL 1533 presenta, sin embargo, ciertos problemas:

- No establece una norma definitiva que permita conocer qué es aceptable y qué no lo es en materia de
liquidez de obligaciones de dinero, pues simplemente se refiere al hecho de que se haya señalado la forma
en que se procederá a la determinación de tal liquidez. Por ello, pueden fácilmente presentarse problemas
entre acreedor y deudor.

- Además, por lo amplio de la norma, muchas veces los tribunales deciden estas cuestiones no sólo en
función de la autonomía o la liquidez del título, sino por razones ajenas a ello6.

6
Por ejemplo: en el mercado internacional se determina la liquidez de un título ejecutivo de este tipo
atendiendo al capital, a la tasa base (que es variable) y a un monto predeterminado de riesgo. En Chile,
generalmente se determina en base al capital, a la llamada ‘taza pizarrón’ y un monto predeterminado
iii) El artículo 25° de la ley 18.010 sobre operaciones de crédito de dinero, que se aplica sólo a los reajustes:
“En los juicios de cobro de cualquier obligación de dinero reajustable, el pago se hará en moneda corriente,
liquidándose el crédito a esa fecha por el valor que tenga el capital reajustado según el índice pactado o la
unidad de fomento, según corresponda. Si el juicio fuere ejecutivo, no será necesaria avaluación previa”. Ya
no se habla en esta norma de la ‘la forma en que se procederá para la determinación del reajuste, la tasa de
interés o ambas cosas a la vez’, como lo hace el DL 1533, sino que se liquida la obligación en relación a algún
índice pactado o a la unidad de fomento, según corresponda.

De este modo, con estas tres normas se ha relativizado la exigencia de autonomía del título, pues se puede
recurrir a otros elementos ajenos a él para determinar la liquidez de la obligación. En la práctica se permite
recurrir a elementos:

- Que tengan amplia difusión y aceptación.

- Que consten en antecedentes públicos que no se encuentren en poder del acreedor.

Ahora bien, cabe preguntarse qué sucede con las obligaciones en moneda extranjera. Se refiere a ellas el inciso
final del artículo 438°CPC: “Sin embargo, tratándose de moneda extranjera, no será necesario proceder a su
avaluación, sin perjuicio de las reglas que para su liquidación y pago se expresan en otras disposiciones de este
Código”. De esta forma, resulta necesario distinguir:

- Respecto de las obligaciones pactadas en moneda extranjera, ésta es un simple índice de reajustabilidad.
Por ello, se pagarán en moneda nacional según el tipo de cambio del vendedor a la fecha del vencimiento.
Para estos efectos se acompaña un certificado de un banco sobre cuál es el tipo de cambio que se aplica.

- Respecto de las obligaciones en moneda extranjera, éstas pueden ser efectivamente pagadas en moneda
extranjera, para lo cual también debe acompañarse un certificado de un banco para efectos de la cuantía.

Finalmente, respecto de la liquidez de la obligación como requisito del título ejecutivo, cabe tener en cuenta lo
dispuesto en los artículos 439°CPC y 440°CPC:

- Artículo 439°CPC: “Si del título aparece una obligación en parte líquida e ilíquida en otra, podrá procederse
ejecutivamente por la primera, reservándose al acreedor su derecho para reclamar el resto en vía ordinaria”.

- Artículo 440°CPC: “La avaluación que, en conformidad al artículo 438, se haga para determinar el monto de
la ejecución, se entenderá sin perjuicio del derecho de las partes para pedir que se aumente o disminuya”.

3) La obligación que se ejecuta debe ser actualmente exigible


Así lo establece el artículo 437°CPC: “Para que proceda la ejecución, se requiere además que la obligación sea
actualmente exigible”. Es actualmente exigible toda obligación que no está sujeta a condición o plazo alguno.
Respecto del plazo es manifiesto que no se presentan problemas (habrá que esperar a que transcurra el plazo
para que la obligación se entienda exigible), pero respecto de la condición pueden presentarse problemas,
especialmente en lo que dice relación con la prueba de que ésta existe y de que se ha cumplido el hecho
respectivo que la constituye, como ocurre por ejemplo en los siguientes casos:

- Si las obligaciones de un contrato están sujetas a la condición de que se contraiga matrimonio por parte de
uno de los contratantes, cabe preguntarse de quién es la carga de la prueba de que se contrajo efectivamente
matrimonio, en caso que se pida el cumplimiento forzado de tales obligaciones.

- Esto es especialmente problemático respecto de la condición a que se refiere el artículo 1552°CC en el caso
de los contratos bilaterales, esto es, la condición de que el acreedor cumpla sus obligaciones para que pueda
perseguir el crédito sobre el respectivo deudor. Dispone el artículo 1552°CC: “En los contratos bilaterales

de riesgo. Sucede, sin embargo, que los tribunales han fallado que en estos casos se entiende que no
hay un título ejecutivo, porque para determinar su liquidez se debe recurrir a la variación del monto de
la tasa pizarrón, lo cual depende en último término de la voluntad del acreedor (del banco respectivo
que la fija).
ninguno de los contratantes está en mora dejando de cumplir lo pactado, mientras el otro no lo cumple por
su parte, o no se allana a cumplirlo en la forma y tiempo debidos”.

En estos casos muchas veces será aplicable la excepción del numeral 7° del artículo 464°CPC, que dispone lo
siguiente: “La oposición del ejecutado sólo será admisible cuando se funde en alguna de las excepciones
siguientes: 7° La falta de alguno de los requisitos o condiciones establecidos por las leyes para que dicho título
tenga fuerza ejecutiva, sea absolutamente, sea con relación al demandado”. En efecto, el deudor podrá oponer
esta excepción en la medida que considere que el título ejecutivo carece de ‘alguno de los requisitos o
condiciones establecidos por las leyes para que dicho título tenga fuerza ejecutiva’ (si, por ejemplo, no se ha
contraído matrimonio o el acreedor no ha cumplido sus obligaciones). Casos como estos han llevado a la doctrina
a plantearse básicamente tres preguntas en relación a la exigibilidad de la obligación como requisito de los
títulos ejecutivos:

i) ¿Quién está obligado a probar la existencia y cumplimiento de la obligación? Existen dos posturas a este
respecto:

aa) Algunos dicen que es carga del demandado probar la existencia de la obligación, por las siguientes
razones:

- Porque en el juicio ejecutivo existe una presunción de veracidad en favor del demandante.

- Porque el numeral 7° del artículo 464°CPC contempla esta posibilidad como una excepción: es decir, si
la demanda ejecutiva no cumple con los requisitos exigidos por la ley para que sea procedente la
ejecución, es el demandado el llamado a expresar esta circunstancia oponiendo la excepción respectiva,
y es sabido que las excepciones debe probarlas el que las alega, como lo establece el artículo 1698°CC:
“Incumbe probar las obligaciones o su extinción al que alega aquéllas o ésta”.

bb) Otros dicen que la carga es del demandante, por las siguientes razones:

- Porque el mismo artículo 1698°CC impone la carga de probar las obligaciones a quien las alega, esto
es, al acreedor que exige su ejecución.

- Porque de lo contrario se obligaría al demandado a probar un hecho negativo (por ejemplo, debería
probar que no se casó). En efecto, se dice que el demandante el llamado a probar el hecho afirmativo
contrario.

- Porque el demandante generalmente estará más cercano a los hechos.

- En contra del argumento de la presunción de veracidad que existe en favor del demandante, se dice
que es necesario para que esta presunción proceda que el título cumpla con todos sus requisitos, uno de
los cuales es precisamente que la obligación sea actualmente exigible, por lo cual no se aplicaría en este
caso tal presunción, siendo precisamente él (i.e., el demandante) el llamado a probar que se cumplen
las condiciones del título ejecutivo.

ii) ¿Cuándo se debe probar esto: antes del juicio ejecutivo o dentro del respectivo término probatorio? Existen
básicamente dos posturas al respecto:

- Para algunos debe probarse al inicio del juicio ejecutivo, pues de lo contrario éste no sería procedente
(esta postura es complementaria con aquella que postula que la carga de la prueba es del demandante).

- Para otros debe probarse durante el término probatorio, en el caso que se haya interpuesto la excepción
del numeral 7° del artículo 464°CPC (esta posición es compatible con cualquiera de las dos posturas que
existen respecto de la carga de la prueba).

iii) ¿Cómo se debe probar: mediante un documento en que conste fehacientemente la existencia de la
obligación (esto es, un título ejecutivo), o existe libertad de prueba? Existen, nuevamente, dos grandes
posturas:
- Según algunos, existe libertad de medios de prueba, siendo el tribunal el llamado a valorarla según las
reglas de valoración de la prueba que se aplican en los juicios ordinarios.

- Otros dicen que, como se trata de juicios ejecutivos, se requiere que se trate de pruebas que de suyo
tengan cierta confiabilidad, por lo cual sólo procederían como medios de prueba títulos ejecutivos (con
ello se enfatiza la autonomía del título: en él mismo, o en varios de ellos conjuntamente, deben constar
todas las condiciones del título ejecutivo).

4) La acción no se debe encontrar prescrita


El plazo de prescripción de la acción ejecutiva es por regla general de tres años contados desde que la obligación
se hizo exigible, como lo establece el artículo 442°CPC: “El tribunal denegará la ejecución si el título
presentado tiene más de tres años, contados desde que la obligación se haya hecho exigible; salvo que se
compruebe la subsistencia de la acción ejecutiva por alguno de los medios que sirven para deducir esta acción en
conformidad al artículo 434”. Una vez transcurrido el plazo de tres años la acción ejecutiva se transforma en una
acción ordinaria que se rige por las reglas del juicio sumario, como lo establece el artículo 680°CPC en su
numeral 7°: “El procedimiento de que trata este Título se aplicará en defecto de otra regla especial a los casos
en que la acción deducida requiera, por su naturaleza, tramitación rápida para que sea eficaz//Deberá
aplicarse, además, a los siguientes casos: 7° A los juicios en que se deduzcan acciones ordinarias a que se hayan
convertido las ejecutivas a virtud de lo dispuesto en el artículo 2515 del Código Civil”. Como excepción a esta
regla general de tres años debe considerarse el caso de títulos ejecutivos consistentes en títulos de créditos
(letras de cambio, pagarés o cheques) cuyo plazo de prescripción es inferior, generalmente de un año.

Ahora bien, como es sabido, en el juicio ordinario la forma de renunciar a la excepción de prescripción es no
oponerla dentro de plazo (por lo cual puede perfectamente continuar el juicio si de hecho no se opone), mientras
que en el juicio ejecutivo, como expresamente lo dispone el artículo 442°CPC, es el tribunal el que de oficio
deniega la admisibilidad de la acción si ha transcurrido el plazo respectivo. De esta manera, no es necesario que
en el juicio ejecutivo se oponga la excepción de prescripción para que la acción sea rechazada, pero aún así el
artículo 464°CPC permite hacerlo en su numeral 17°: “La oposición del ejecutado sólo será admisible cuando se
funde en alguna de las excepciones siguientes: 17° La prescripción de la deuda o sólo de la acción ejecutiva”.
También se puede oponer esta excepción respecto del caso excepcional en que el plazo de prescripción del título
ejecutivo sea de un año (en el caso de los títulos de crédito), pero sólo durante el juicio y con los bienes ya
embargados (no antes de él).

Como lo dispone el mismo artículo 442°CPC, no obstante haber transcurrido el plazo de tres años, procederá la
ejecución si se comprueba la subsistencia de la acción ejecutiva por alguno de los medios que sirven para deducir
esta acción en conformidad al artículo 434°CPC. Así, por ejemplo, si una vez transcurrido el plazo de tres años se
prueba por una nueva escritura pública que el deudor reconoce su deuda, será procedente la ejecución. Se puede
decir lo mismo respecto del caso en que se confiesa la deuda, aunque en este caso no sucede que la acción
ejecutiva verdaderamente subsista, sino que más bien se crea un nuevo título ejecutivo (precisamente la
confesión de deuda). El solo reconocimiento de firma no implica ni reconocimiento de deuda ni subsistencia de la
acción ejecutiva. Finalmente, cabe tener en cuenta que la prescripción de la acción ejecutiva se interrumpe por
los mismos medios que la acción del juicio ordinario.

La tramitación del juicio ejecutivo de obligaciones de dar comprende básicamente los siguientes trámites:

1° Demanda ejecutiva
La demanda ejecutiva debe cumplir con los requisitos exigidos a toda demanda por el artículo 254°CPC: “La
demanda debe contener:

1° La designación del tribunal ante quien se entabla.

2° El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandante y de las personas que lo representen, y la
naturaleza de la representación.
3° El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandado.

4° La exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en que se apoya.

5° La enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión, de las peticiones que se sometan al fallo del
tribunal”.
Además de estas menciones generales, la demanda ejecutiva puede contener ciertas menciones accidentales:

- En un otrosí el demandante puede señalar ‘bienes para la traba del embargo’ (aunque generalmente se
decide no incluirlo, porque puede suceder que siendo notificado de la demanda, el demandado se deshaga
precisamente de los bienes señalados por el demandante).

- En un otrosí el demandante puede designar un depositario provisional de los bienes embargados, lo cual
generalmente se incluye: como es sabido, el depositario definitivo de los bienes embargados lo designa el
tribunal (que es generalmente el mismo deudor); antes, sin embargo, pueden estar en manos de este
depositario provisional que designa el demandante. Muchas veces el tribunal no accede a esta petición del
demandante, porque simplemente aumenta los costos y sea que los bienes estén en manos de este depositario
provisional o en manos del deudor, si los enajenan o destruyen cometen cualquiera de ellos el delito
respectivo (‘delito de depositario alzado’).

Esta demanda ejecutiva presenta, finalmente, ciertas características especiales:

- En el petitorio, a diferencia de lo que sucede con la demanda en los juicios ordinarios (en los cuales existe
una gran amplitud de posibles peticiones concretas), se pide generalmente lo mismo en todos los juicios
ejecutivos, en los siguientes términos: “que se despache mandamiento de ejecución y embargo por $x
(cantidad de dinero variable) en contra del ejecutado y que, en definitiva, se acoja la demanda ejecutiva,
ordenando que se siga adelante con la ejecución hasta hacer completo pago de la deuda, sus intereses y
costas”.

- Como es sabido, en el juicio ordinario no es necesario acompañar los documentos fundantes de la demanda,
mientras que en el juicio ejecutivo se debe acompañar siempre el título ejecutivo.

2° Examen de admisibilidad
Este examen de admisibilidad consiste básicamente en evaluar si se cumplen los requisitos necesarios para
proceder a la ejecución de la deuda, especialmente si se trata de alguno de los títulos ejecutivos a que se refiere
el artículo 434°CPC. De cumplirse estas condiciones el tribunal dicta la resolución ‘despáchese’ (que el tribunal
se dicta a sí mismo, porque, no habiendo intervención del ejecutado en esta parte del procedimiento, él es el
que dictará la resolución de mandamiento de ejecución y embargo). Este examen de admisibilidad se encuentra
regulado en el artículo 441°CPC en los siguientes términos: “El tribunal examinará el título y despachará o
denegará la ejecución, sin audiencia ni notificación del demandado, aun cuando se haya éste apersonado en el
juicio//Las gestiones que en tal caso haga el demandado no embarazarán en manera alguna el procedimiento
ejecutivo, y sólo podrán ser estimadas por el tribunal como datos ilustrativos para apreciar la procedencia o
improcedencia de la acción//Si denegado el mandamiento de ejecución, se interpone apelación de este fallo y
ha lugar a ella, el tribunal elevará el proceso al superior, también sin notificación del demandado”.
Como expresamente lo dispone el artículo 441°CPC, el examen de admisibilidad lo realiza el tribunal con la sola
información que provee el ejecutante en su demanda, sin audiencia ni notificación al demandado, aun cuando se
haya éste apersonado en el juicio (el demandado no será escuchado hasta el término probatorio en caso que haya
interpuesto excepciones). Por ello, si bien el demandado puede ejecutar gestiones a este respecto (como
apersonarse en el juicio, por ejemplo), estas gestiones no embarazarán en manera alguna el procedimiento
ejecutivo, y sólo podrán ser estimadas por el tribunal como datos ilustrativos para apreciar la procedencia o
improcedencia de la acción.

Como lo establece el inciso final del artículo 441°CPC, si el tribunal deniega el mandamiento de ejecución (esto
es, si declara inadmisible la acción ejecutiva), el demandante podrá apelar de este fallo, caso en el cual el
tribunal elevará el proceso al superior, también sin notificación del demandado (esta apelación se concede en
ambos efectos). Ahora bien, ¿puede el demandado apelar de esta resolución, le sea favorable o desfavorable? La
jurisprudencia ha admitido dos posibilidades:

- Una parte de la jurisprudencia señala que esta resolución NO es apelable, pues el momento adecuado para
que el ejecutado haga valer sus derechos corresponde al momento en que interpone las excepciones. Además,
se señala, el artículo 441°CPC sólo se refiere a la posibilidad de apelación exclusivamente para el caso en que
se niegue la admisibilidad a la acción ejecutiva, lo cual sólo importa al demandante y no al demandado.
- Otra parte de la jurisprudencia no ve problema alguno en que el demandado pueda apelar de la resolución
que declara admisible la acción ejecutiva, toda vez que así lo permite el artículo 194°CPC en su numeral 3°:
“Sin perjuicio de las excepciones expresamente establecidas en la ley, se concederá apelación sólo en el
efecto devolutivo: 3° De las resoluciones pronunciadas en el incidente sobre ejecución de una sentencia
firme, definitiva o interlocutoria”.

3° Mandamiento de ejecución y embargo


El mandamiento de ejecución y embargo corresponde a la orden escrita de requerir de pago al deudor y
embargarle bienes suficientes si no paga en el acto del requerimiento. Esta orden la emite el tribunal respecto
del receptor que notificará la demanda al ejecutado, que es el encargado de efectuar este requerimiento y de
embargar los bienes en caso que el deudor no pague en ese momento. El mandamiento de ejecución y embargo
corresponde a una sentencia interlocutoria de segundo grado, toda vez que resuelve sobre algún trámite que
sirve de base para el pronunciamiento de la sentencia definitiva en el juicio ejecutivo. Corresponde a la primera
foja del cuaderno de apremio y contiene básicamente todo el juicio ejecutivo (embargos, remates y pagos).

El contenido del mandamiento de ejecución y embargo se encuentra regulado en el artículo 443°CPC, que
dispone lo siguiente: “El mandamiento de ejecución contendrá:

1° La orden de requerir de pago al deudor. Este requerimiento debe hacérsele personalmente; pero si no es
habido, se procederá en conformidad al artículo 44, expresándose en la copia a que dicho artículo se refiere,
a más del mandamiento, la designación del día, hora y lugar que fije el ministro de fe para practicar el
requerimiento. No concurriendo a esta citación el deudor, se hará inmediatamente y sin más trámite el
embargo//Cuando el deudor haya sido notificado personalmente o con arreglo al artículo 44 para otra
gestión anterior al requerimiento, se procederá a éste y a los demás trámites del juicio, en conformidad a lo
establecido en los artículos 48 a 53. La designación del domicilio, exigida por el artículo 49, deberá hacerse
en tal caso por el deudor dentro de los dos días subsiguientes a la notificación, o en su primera gestión si
alguna hace antes de vencido este plazo.

2° La de embargar bienes del deudor en cantidad suficiente para cubrir la deuda con sus intereses y las
costas, si no paga en el acto.

3° La designación de un depositario provisional que deberá recaer en la persona que, bajo su


responsabilidad, designe el acreedor o en persona de reconocida honorabilidad y solvencia, si el acreedor no
la ha indicado. El acreedor podrá designar como depositario al mismo deudor o pedir que no se designe
depositario//No podrá recaer esta designación en empleados o dependientes a cualquier título del tribunal ni
en persona que desempeñe el cargo de depositario en tres o más juicios seguidos ante el mismo juzgado.

Si la ejecución recae sobre cuerpo cierto, o si el acreedor en la demanda ha señalado, para que se haga el
embargo, bienes que la ley permita embargar, el mandamiento contendrá también la designación de
ellos//Siempre que en concepto del tribunal haya fundado temor de que el mandamiento sea desobedecido,
podrá solicitar, a petición de parte, el auxilio de la fuerza pública para proceder a su ejecución”.

Cabe distinguir, por tanto, entre los contenidos esenciales del mandamiento de ejecución y embargo, y las
menciones accidentales que puede contener:

a) Los contenidos esenciales del mandamiento de ejecución y embargo corresponden a los siguientes:

i) La orden de requerir de pago al deudor: Este requerimiento debe hacerse por notificación personal o
subsidiaria (artículo 44°CPC), en caso que no se pueda notificársele personalmente. En tal caso, el aviso a
que se refiere el artículo 44°CPC, y que se deja en la puerta del notificado, deberá contener:

- La designación de las partes.

- La materia de la causa.

- El juez que conoce de ella.

- Las resoluciones que se notifican.


- El mandamiento mismo de ejecución y embargo.

- La designación del día, hora y lugar que fije el ministro de fe para practicar el requerimiento. Si el
deudor no concurre a esta citación, se hará inmediatamente y sin más el trámite del embargo.

Cuando el deudor haya sido notificado personalmente o con arreglo al artículo 44°CPC para otra gestión
anterior al requerimiento de pago, se procederá a éste y a los demás trámites del juicio en conformidad a
lo establecido en los artículos 48°CPC a 53°CPC (notificación por cédula). En este caso, la designación del
domicilio exigida por el artículo 49°CPC, deberá hacerse por el deudor dentro de los dos días subsiguientes
a la notificación, o en su primera gestión (si alguna hace antes de vencido este plazo).

ii) La orden de embargar bienes del deudor en cantidad suficiente para cubrir la deuda con sus intereses y
las costas, si no paga en el acto del requerimiento.

iii) La designación de un depositario provisional: Esta designación recaerá en la persona que, bajo su
responsabilidad, designe el acreedor. Si no señala a nadie en la demanda ejecutiva, se designará a una
persona reconocida por su honorabilidad y solvencia. Se puede siempre nombrar al mismo deudor como
depositario o simplemente pedir que no se designe depositario alguno. No podrá nunca, sin embargo,
recaer esta designación en empleados o dependientes a cualquier título del tribunal, ni en alguna persona
que desempeñe el cargo de depositario en tres o más juicios seguidos ante el mismo juzgado.

b) Las menciones accidentales que el mandamiento de ejecución y embargo puede contener corresponden a
las siguientes:

i) Si la ejecución recae sobre cuerpo cierto, o si el acreedor en la demanda ha señalado, para que se haga
el embargo, bienes que la ley permita embargar, el mandamiento contendrá también la designación de
tales bienes.

ii) Si en concepto del tribunal existe un fundado temor de que el mandamiento de ejecución y embargo
será desobedecido por el deudor, puede el tribunal solicitar, a petición de parte, el auxilio de la fuerza
pública para proceder a su ejecución.

4° Requerimiento de pago
El requerimiento de pago corresponde a la petición que efectúa un ministro de fe al ejecutado para que pague la
deuda (es el segundo elemento que se incorpora al cuaderno de apremio). Este requerimiento de pago es en el
fondo la notificación de la demanda ejecutiva al ejecutado, pues, como se señaló, de esta demanda no se da
traslado a la contraparte, sino que se emite una resolución llamada ‘despáchese’, que importa sólo al mismo
tribunal que la dicta.

El requerimiento de pago es muy importante, porque desde el momento en que se efectúa empieza a transcurrir
el plazo para que el ejecutado pueda oponer excepciones. Ahora bien, existen dos modalidades posibles en que
puede ser realizado este requerimiento de pago:

a) Si el juicio ejecutivo comenzó con la demanda ejecutiva, hay que distinguir:

i) Si el deudor es habido (esto es, si es encontrado y se le notifica efectivamente la demanda ejecutiva), el


requerimiento de pago se hace personalmente de manera conjunta con la notificación personal propia de
la demanda. Esta notificación se efectúa del mismo modo como en el juicio ordinario, con la salvedad de
que, por expresa disposición del artículo 41°CPC, no se puede requerir de pago al deudor en un lugar
público, entregándosele en tal caso la copia a que se refiere el artículo 443°CPC en su numeral 1°, la que
contendrá la designación del día, hora y lugar que fije el ministro de fe para practicar el requerimiento
(esta citación, que generalmente es para el día siguiente, se llama ‘cédula de espera’). Así lo dispone el
inciso primero del artículo 41°CPC: “En lugares y recintos de libre acceso público, la notificación personal
se podrá efectuar en cualquier día y a cualquier hora, procurando causar la menor molestia posible al
notificado. En los juicios ejecutivos, no podrá efectuarse el requerimiento de pago en público y, de
haberse notificado la demanda en un lugar o recinto de libre acceso público, se estará a lo establecido en
el N° 1° del artículo 443”.
ii) Si el deudor no es habido, el requerimiento de pago se practica por la ya mencionada cédula de espera,
estándose a las reglas del artículo 44°CPC sobre la notificación subsidiaria: se pide autorización al tribunal
para dejar una copia de la demanda ejecutiva y del mandamiento de ejecución y embargo a cualquier
persona adulta que se encuentre en la morada o en el lugar donde la persona que se va a notificar ejerce
su industria, profesión y oficio. Si nadie hay allí, o si por cualquier otra causa no es posible entregar dichas
copias a las personas que se encuentren en estos lugares, se fijará en la puerta un aviso que dé noticia de
la demanda, con especificación de:

- Las partes.

- La materia de la causa.

- El juez que conoce de ella.

- Las resoluciones que se notifican.

- El mandamiento mismo de ejecución y embargo.

- La designación del día, hora y lugar que fije el ministro de fe para practicar el requerimiento. En
este caso hay que distinguir:

- Si el deudor no concurre a esta citación (que generalmente es al día siguiente a esta ‘cédula de
espera’), se hará inmediatamente y sin más el trámite del embargo.

- Si efectivamente concurre, se efectuará el requerimiento y de no procederse en el acto al pago,


se embargarán bienes suficientes para cubrir el capital de la deuda, los intereses y las costas (estas
últimas son siempre de cargo del demandado, aunque pague antes del requerimiento, como lo
dispone el artículo 446°CPC: “Aunque pague el deudor antes del requerimiento, serán de su cargo
las costas causadas en el juicio”).

b) Si el juicio ejecutivo comenzó con una gestión preparatoria de la vía ejecutiva, hay que distinguir:

i) Si el deudor fijó domicilio en conformidad al artículo 49°CPC y al numeral 1° del artículo 443°CPC7, el
requerimiento de pago se efectuará por cédula (dejada en ese domicilio). Como lo dispone el artículo
443°CPC, la designación del domicilio exigida por el artículo 49°CPC debe hacerse por el deudor dentro de
los dos días subsiguientes a la notificación de la gestión preparatoria o en su primera gestión, si hace
alguna antes de vencido este plazo. Como se señaló, en este caso la notificación se efectúa por cédula, la
que contendrá la copia de la demanda ejecutiva más el mandamiento de ejecución y embargo8: esta sola
cédula bastará para entenderse efectuado el requerimiento de pago (lo que constituye una verdadera
ficción).

ii) Si el deudor no fijó domicilio en conformidad al artículo 49°CPC y al numeral 1° del artículo 443°CPC, el
requerimiento de pago se efectuará por estado diario (ficción aun mayor que la anterior). En tal caso, se
podrá proceder desde ese momento al embargo de sus bienes.

Las actitudes que puede adoptar el deudor ante este requerimiento de pago son básicamente dos:

7
El inciso segundo del numeral 1° del artículo 443°CPC dispone lo siguiente: “Cuando el deudor haya sido notificado
personalmente o con arreglo al artículo 44 para otra gestión anterior al requerimiento, se procederá a éste y a los demás
trámites del juicio, en conformidad a lo establecido en los artículos 48 a 53. La designación del domicilio, exigida por el
artículo 49, deberá hacerse en tal caso por el deudor dentro de los dos días subsiguientes a la notificación, o en su
primera gestión si alguna hace antes de vencido este plazo”.
8
Esta notificación por cédula es distinta de la mencionada ‘cédula de espera’, que se aplica en aquellos
casos en que el requerimiento de pago se efectúa al día siguiente en la oficina del receptor, si el deudor
es habido en un lugar público o simplemente no es habido.
- Puede pagar la deuda, lo que comprende el capital, los intereses y las costas que el juicio haya generado
para el ejecutante. Si bien se evita con esto el embargo, aun así se debe proceder a la liquidación del crédito
(para determinar si efectivamente es suficiente el monto pagado).

- Puede no pagar, en cuyo caso se le podrán embargar inmediatamente los bienes que el receptor estime
suficientes para cubrir el capital, los intereses y las costas. Desde ese mismo momento comenzará a correr el
plazo para oponer excepciones, plazo el cual deberá ser informado por el receptor al deudor, como lo dispone
el artículo 462°CPC: “El término para deducir la oposición comienza a correr desde el día del requerimiento
de pago//Si el requerimiento se verifica dentro de la República, el ministro de fe hará saber al deudor, en el
mismo acto, el término que la ley concede para deducir la oposición, y dejará testimonio de este aviso en la
diligencia. La omisión del ministro de fe le hará responsable de los perjuicios que puedan resultar, pero no
invalidará el requerimiento”. Si no le comunica este plazo al deudor, el receptor será responsable de los
perjuicios que puedan resultar, pero no se invalidará el requerimiento.

5° Defensa del ejecutado


La defensa del ejecutado en el juicio ejecutivo está sometida a una serie de limitaciones en comparación con la
defensa del demandado en un juicio ordinario. Estas limitaciones corresponden básicamente a las siguientes:

- Mientras en el juicio ordinario el demandado puede oponer muy diversas excepciones, así como cualquier
clase de defensa (puede incluso defenderse no haciendo nada, en cuyo caso se entienden negados los hechos
de la demanda), el ejecutado sólo puede defenderse oponiendo excepciones, y sólo aquellas taxativamente
enumeradas en el artículo 464°CPC. En ciertos casos ni siquiera podrá oponer algunas de las excepciones que
señala el artículo 464°CPC, como sucede cuando el título ejecutivo alegado por el demandante sea una
sentencia judicial, en cuyo caso no podrán oponerse excepciones que el demandado pudo haber opuesto en el
juicio ordinario, pero no lo hizo.

- En caso de silencio del ejecutante se sigue adelante con la ejecución y no es necesario dictar sentencia.

- El plazo para defenderse es menor al del juicio ordinario (que es de 15 días): en este caso, el plazo para
defenderse es por regla general de 4 días, como lo dispone el artículo 459°CPC: “Si el deudor es requerido de
pago en el lugar del asiento del tribunal, tendrá el término de cuatro días útiles para oponerse a la
ejecución//Este término se ampliará con cuatro días, si el requerimiento se hace dentro del territorio
jurisdiccional en que se ha promovido el juicio, pero fuera de la comuna del asiento del tribunal”.

- A diferencia de lo que ocurre en el juicio ordinario, las excepciones del ejecutado están sujetas a un
examen de admisibilidad previo por parte del tribunal, examen el cual, además, no es meramente formal.

- Como existe una presunción de veracidad en favor del demandante, la carga de la prueba generalmente
recaerá sobre el demandado (él deberá probar los hechos que fundan las excepciones que alega). Por ello,
como con tales excepciones se inicia el debate, se dice que la verdadera demanda ejecutiva corresponde a las
excepciones que interpone el ejecutado.

- El juicio ejecutivo es un procedimiento más breve que el ordinario, lo que se refleja a este respecto en que
el término probatorio es de 10 días, a diferencia del término probatorio del juicio ordinario (que es de 20
días).

- La apelación de la sentencia definitiva por parte del ejecutado se concede sólo en el efecto devolutivo. Esto
significa en el fondo que sólo tiene la posibilidad de defenderse en primera instancia, porque como no se
suspende la ejecución de los bienes embargados mediante la apelación, de nada le servirá al ejecutado, en
términos prácticos, recurrir a una segunda instancia (ya se estarán ejecutando sus bienes).

La defensa del ejecutado, como se señaló, consiste básicamente en la interposición de excepciones. A este
respecto son tres los temas o aspectos a considerar, a saber, el plazo para interponerlas, los requisitos formales
del escrito de excepciones y cuáles son las excepciones que la ley permite interponer al ejecutado:
a) Plazo para interponer las excepciones: Este plazo es individual (a diferencia de lo que sucede en el juicio
ordinario, en el cual el plazo es común9) y fatal, como expresamente lo dispone el artículo 463°CPC: “Los
términos que se expresan en los cuatro artículos anteriores son fatales”. Este plazo se empieza a contar
desde que se efectúa el requerimiento de pago al deudor, esto es, desde que se le notifica la demanda
ejecutiva. Por ello, para determinar su extensión cabe distinguir en relación al lugar en el cual se produjo el
requerimiento de pago:

aa) Para el caso en que el requerimiento se haya producido dentro de Chile, hay que distinguir:

i) Si el deudor es requerido de pago en el lugar de asiento del tribunal, el plazo para interponer las
excepciones es de cuatro días ‘útiles’. Así lo establece el inciso primero del artículo 459°CPC: “Si el
deudor es requerido de pago en el lugar del asiento del tribunal, tendrá el término de cuatro días
útiles para oponerse a la ejecución”.

ii) Si el deudor es requerido de pago dentro del territorio jurisdiccional en que se ha promovido el
juicio, pero fuera de la comuna asiento del tribunal, el plazo para interponer las excepciones es de ocho
días. Así lo dispone el inciso segundo del artículo 459°CPC: “Este término se ampliará con cuatro días, si
el requerimiento se hace dentro del territorio jurisdiccional en que se ha promovido el juicio, pero
fuera de la comuna del asiento del tribunal”.

iii) Si el deudor es requerido de pago en el territorio jurisdiccional de otro tribunal de la República, el


artículo 460°CPC concede una opción al ejecutado:

- Puede oponerse a la ejecución ante el tribunal que haya ordenado cumplir el exhorto (esto es, el
tribunal exhortado): en este caso el plazo para interponer las excepciones es de cuatro días. Este
tribunal no se pronuncia sobre las excepciones, sino que simplemente las remite al tribunal
exhortante.

- Puede oponerse a la ejecución ante el tribunal que conoce del juicio (esto es, el tribunal
exhortante): en este caso el plazo para interponer las excepciones es el plazo fatal de ocho días, más
el aumento del término de emplazamiento en conformidad a la tabla de que trata el artículo
259°CPC.

Así lo establece el artículo 460°CPC: “Si el requerimiento se hace en territorio jurisdiccional de otro
tribunal de la República, la oposición podrá presentarse ante el tribunal que haya ordenado cumplir el
exhorto del que conoce en el juicio o ante este último tribunal. En el primer caso, los plazos serán los
mismos que establece el artículo anterior. En el segundo, el ejecutado deberá formular su oposición en
el plazo fatal de ocho días, más el aumento del término de emplazamiento en conformidad a la tabla
de que trata el artículo 259//El tribunal exhortado se limitará a remitir la solicitud de oposición al
exhortante para que éste provea sobre ella lo que sea de derecho”.

bb) Si el requerimiento de pago se produjo fuera de Chile, el plazo para interponer las excepciones es de
ocho días más el aumento del término de emplazamiento en conformidad a la tabla de que trata el artículo
259°CPC, como lo dispone el artículo 461°CPC: “Si se verifica el requerimiento fuera del territorio de la
República, el término para deducir oposición será el que corresponda según la tabla a que se refiere el
artículo 259, como aumento extraordinario del plazo para contestar la demanda”.

b) Requisitos formales del escrito de excepciones: Son básicamente dos los requisitos formales que debe
cumplir el escrito de excepciones, según lo exige el artículo 465°CPC: “Todas las excepciones deberán
oponerse en un mismo escrito, expresándose con claridad y precisión los hechos y los medios de prueba de
que el deudor intente valerse para acreditarlas. No obstará para que se deduzca la excepción de

9
Así lo establece el artículo 260°CPC: “Si los demandados son varios, sea que obren separada o
conjuntamente, el término para contestar la demanda correrá para todos a la vez, y se contará hasta
que expire el último término parcial que corresponde a los notificados//En los casos en que proceda la
pluralidad de demandantes de acuerdo al artículo 18, el plazo para contestar la demanda, determinado
según lo dispuesto en los dos artículos anteriores, se aumentará en un día por cada tres demandantes
sobre diez que existan en el proceso. Con todo, este plazo adicional no podrá exceder de treinta días”.
incompetencia, el hecho de haber intervenido el demandado en las gestiones del demandante para preparar
la acción ejecutiva//Deducida esta excepción, podrá el tribunal pronunciarse sobre ella desde luego, o
reservarla para la sentencia definitiva”. De este modo, estos requisitos corresponden a los siguientes:

i) Deben oponerse todas las excepciones en el mismo escrito: en efecto, si bien doctrinariamente cabe
distinguir entre excepciones dilatorias y excepciones perentorias de que dispone el ejecutado (como en el
juicio ordinario), para efectos prácticos no importa tal distinción, ya que se deben interponer todas
conjuntamente en el mismo escrito.
ii) Se deben señalar en forma clara y precisa los hechos que motivan las excepciones y los medios de
prueba de que intentará valerse el ejecutado para acreditarlos. Esto ha sido entendido de una manera más
bien flexible por la jurisprudencia, de manera que se permite señalar en el escrito de las excepciones que
el ejecutado se valdrá de todos los medios de prueba que autoriza la ley. Tanto así, que aun en el caso que
se hayan señalado determinados medios de prueba, han permitido los tribunales valerse de otros medios
de prueba diversos, señalando que el artículo 465°CPC no señala un plazo fatal para establecer probanzas.

c) Excepciones que puede interponer el ejecutado: Las excepciones de que puede valerse el ejecutado están
taxativamente señaladas en el artículo 464°CPC, que dispone lo siguiente: “La oposición del ejecutado sólo
será admisible cuando se funde en alguna de las excepciones siguientes:

1° La incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la demanda.

2° La falta de capacidad del demandante o de personería o representación legal del que comparezca en su
nombre.

3° La litis pendencia ante tribunal competente, siempre que el juicio que le da origen haya sido
promovido por el acreedor, sea por vía de demanda o de reconvención.

4° La ineptitud de libelo por falta de algún requisito legal en el modo de formular la demanda, en
conformidad a lo dispuesto en el artículo 254.

5° El beneficio de excusión o la caducidad de la fianza.

6° La falsedad del título.

7° La falta de alguno de los requisitos o condiciones establecidos por las leyes para que dicho título tenga
fuerza ejecutiva, sea absolutamente, sea con relación al demandado.

8° El exceso de avalúo en los casos de los incisos 2° y 3° del artículo 438.

9° El pago de la deuda.

10° La remisión de la misma.

11° La concesión de esperas o la prórroga del plazo.

12° La novación.

13° La compensación.

14° La nulidad de la obligación.

15° La pérdida de la cosa debida, en conformidad a lo dispuesto en el Título XIX, Libro IV del Código Civil.

16° La transacción.

17° La prescripción de la deuda o sólo de la acción ejecutiva.

18° La cosa juzgada.


Estas excepciones pueden referirse a toda la deuda o a una parte de ella solamente”.

El ejecutado sólo puede oponer las excepciones que están expresamente señaladas en los 18 numerales del
artículo 464°CPC. La verdad, sin embargo, es que esta enumeración, que pretende ser taxativa, admite una
cierta flexibilidad en razón de la excepción más bien genérica contemplada en el numeral 7°: “La oposición
del ejecutado sólo será admisible cuando se funde en alguna de las excepciones siguientes: 7° La falta de
alguno de los requisitos o condiciones establecidos por las leyes para que dicho título tenga fuerza ejecutiva,
sea absolutamente, sea con relación al demandado”.

En caso que el ejecutado oponga esta excepción más bien genérica, la jurisprudencia ha señalado que es
obligación del tribunal en estos casos emitir un pronunciamiento específico respecto de cada uno de los
hechos en que se funda la excepción (es decir, debe pronunciarse sobre todas las faltas e incumplimientos que
el demandado alega valiéndose de esta excepción). Si el tribunal determina acoger esta excepción genérica
por un fundamento distinto del aducido por el ejecutado (por ejemplo, el ejecutado alegó la iliquidez de la
obligación, y el tribunal acogió la excepción, pero por no ser la obligación actualmente exigible), se incurre
en el vicio de ultrapetita (doctrinariamente en el vicio de extrapetita).

Las excepciones enumeradas en el artículo 464°CPC pueden ser clasificadas en dilatorias y perentorias,
aunque en términos prácticos esta clasificación no presenta mucha relevancia, porque, como se señaló, se
deben interponer todas juntas en el mismo escrito. Todas son falladas también conjuntamente, salvo la
excepción de incompetencia, que, como señala el artículo 465°CPC, puede ser acogida inmediatamente. Si el
tribunal acoge alguna de las excepciones dilatorias, resulta natural que no tenga que pronunciarse respecto
de las perentorias. Si el tribunal acoge todas las excepciones, tanto perentorias como dilatorias, el ejecutante
puede interponer el recurso de casación en la forma, fundándose en lo establecido en el numeral 7° del
artículo 768°CPC: “El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas
siguientes: 7° En contener [la sentencia] decisiones contradictorias”.

Como lo dispone el inciso segundo del artículo 464°CPC, estas excepciones pueden referirse a toda la deuda o
a una parte de ella solamente. Estas excepciones corresponden a las siguientes:

c.1 Excepciones dilatorias: Estas excepciones no tienen verdaderamente como objetivo dilatar el proceso,
por lo que sería más conveniente llamarlas ‘excepciones procesales’. Corresponden a las siguientes:

i) La incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la demanda: En caso que el juicio
ejecutivo haya comenzado con una gestión preparatoria de la vía ejecutiva en la cual no se haya alegado
esta incompetencia, NO se entenderá precluido el derecho a alegarla (y tampoco perderá validez tal
gestión preparatoria). Es decir, no se entiende prorrogada la competencia por no haberse alegado la
incompetencia del tribunal ante el cual se llevó la gestión preparatoria de la vía ejecutiva (lo que podría
naturalmente pensarse, si se considera que efectuada la distribución de la gestión preparatoria de la vía
ejecutiva, se debe interponer la demanda ejecutiva ante el mismo tribunal en donde quedó radicada).

El tribunal puede resolver inmediatamente esta excepción o reservar su resolución para la sentencia
definitiva, como lo dispone el inciso segundo del artículo 465°CPC: “Deducida esta excepción [de
incompetencia], podrá el tribunal pronunciarse sobre ella desde luego, o reservarla para la sentencia
definitiva”. En caso que la acoja, se omite naturalmente el pronunciamiento respecto de las otras
posibles excepciones interpuestas y se determina el tribunal competente en conformidad a las reglas
generales.

ii) La falta de capacidad del demandante o de personería o representación legal del que comparezca en
su nombre: El abogado que representó al demandante que obtuvo sentencia favorable en un juicio
ordinario, puede representarlo nuevamente el juicio ejecutivo sin necesidad de un nuevo poder, como
expresamente lo permite el artículo 7°CPC: “El poder para litigar se entenderá conferido para el juicio
en que se presente, y aun cuando no exprese las facultades que se conceden, autorizará al procurador
para tomar parte, del mismo modo que podría hacerlo el poderdante, en todos los trámites e
incidentes del juicio y en todas las cuestiones que por vía de reconvención se promuevan, hasta la
ejecución completa de la sentencia definitiva, salvo lo dispuesto en el artículo 4° o salvo que la ley
exija intervención personal de la parte misma. Las cláusulas en que se nieguen o en que se limiten las
facultades expresadas, son nulas. Podrá, asimismo, el procurador delegar el poder obligando al
mandante, a menos que se le haya negado esta facultad//Sin embargo, no se entenderán concedidas al
procurador, sin expresa mención, las facultades de desistirse en primera instancia de la acción
deducida, aceptar la demanda contraria, absolver posiciones, renunciar los recursos o los términos
legales, transigir, comprometer, otorgar a los árbitros facultades de arbitradores, aprobar convenios y
percibir”.

iii) La litis pendencia ante el tribunal competente, siempre que el juicio que le da origen haya sido
promovido por el acreedor, sea por vía de demanda o por vía de reconvención: Es bastante lógico que se
exija como requisito de esta excepción de litis pendencia que el juicio lo haya iniciado el acreedor,
porque lo contrario puede prestarse para manifiestos abusos (el ejecutado podría interponer una
demanda en el tribunal respectivo antes que el demandante, sabiendo que va a ser demandado
ejecutivamente, y precisamente con el fin de poder oponer esta excepción en el futuro).

iv) La ineptitud del libelo por falta de algún requisito legal en el modo de formular la demanda, en
conformidad a lo dispuesto en el artículo 254°CPC: Los requisitos del artículo 254°CPC en relación a la
demanda corresponden a los siguientes:

1° La designación del tribunal ante quien se entabla.

2° El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandante y de las personas que lo representen, y
la naturaleza de la representación.

3° El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandado.

4° La exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en que se apoya: a este respecto, la
jurisprudencia ha exigido que la omisión alegada por el ejecutado diga relación con hechos GRAVES,
pues lo contrario daría lugar a profundas arbitrariedades injustificadas (por ejemplo, rechazar la
demanda porque faltó el apellido materno).

5° La enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión, de las peticiones que se sometan al


fallo del tribunal.

En relación a la individualización de las partes como requisito de la demanda, se discute en doctrina la


aplicabilidad de esta exigencia al caso en que ya se hayan individualizado las partes si el juicio ejecutivo
comenzó mediante una gestión preparatoria de la vía ejecutiva. En efecto, podría eximirse de esta
obligación al ejecutante, si se considera que los datos de las personas cuya individualización se omite en
la demanda ejecutiva están ya en los expedientes. Hay jurisprudencia en ambos sentidos.

v) El beneficio de excusión o la caducidad de la fianza: El beneficio de excusión corresponde al derecho


del fiador de exigirle al acreedor que primeramente intente el pago de la deuda en los bienes del
deudor principal, y en las hipotecas o prendas que haya constituido para la seguridad de la misma
deuda, como lo dispone el artículo 2357°CC: “El fiador reconvenido goza del beneficio de excusión en
virtud del cual podrá exigir que antes de proceder contra él se persiga la deuda en los bienes del
deudor principal, y en las hipotecas o prendas prestadas por éste para la seguridad de la misma
deuda”.

Los casos de caducidad de la fianza están contemplados en el artículo 2381°CC, que dispone lo
siguiente: “La fianza se extingue, en todo o parte, por los mismos medios que las otras obligaciones
según las reglas generales, y además:

1° Por el relevo de la fianza en todo o parte, concedido por el acreedor al fiador

2° En cuanto el acreedor por hecho o culpa suya ha perdido las acciones en que el fiador tenía el
derecho de subrogarse

3° Por la extinción de la obligación principal en todo o parte”.

La verdad es que esta excepción es dilatoria respecto del beneficio de excusión (porque éste de hecho
tiene por objeto corregir el proceso y no destruir la acción entablada: simplemente busca que el
demandante se dirija primero contra el deudor), y es perentoria respecto de la caducidad de la fianza,
porque ésta se dirige no contra una mera formalidad, sino contra la pretensión misma del ejecutante.

c.2 Excepciones perentorias: Corresponden a las siguientes:

i) La falsedad del título: El título es falso o no auténtico cuando:

- No ha sido otorgado por las personas que se indican en él.

- No ha sido otorgado en la forma exigida por la ley.


Es importante tener en cuenta que esta falsedad o inautenticidad se refiere no a la obligación que
consta en el título, sino al título mismo.

ii) La falta de alguno de los requisitos o condiciones establecidos por las leyes para que el título tenga
fuerza ejecutiva, sea absolutamente, sea con relación al demandado: Los requisitos para que un título
tenga fuerza ejecutiva corresponden a los siguientes:

aa) La obligación que se ejecuta debe constar en un título ejecutivo: como es sabido, existen títulos
ejecutivos que se pueden hacer valer sólo respecto de algunas personas, y otros que se pueden hacer
valer respecto de cualquiera. En otros casos, cualquier persona puede alegar el incumplimiento de los
requisitos exigidos por la ley para los títulos ejecutivos, como por ejemplo:

- La firma puesta en el pagaré no ha sido autorizada ante notario.

- La copia de la sentencia no está autorizada ante notario.

- La copia de la escritura pública no está autorizada.

- El aviso de cobro de los gastos comunes no está firmado por administrador.

bb) La obligación que se ejecuta debe ser líquida: se podría alegar el incumplimiento de este
requisito si los datos necesarios para determinar la liquidez de la obligación no están contenidos en el
mismo título.

cc) La obligación que se ejecuta debe ser actualmente exigible: se entiende que la obligación NO es
actualmente exigible en los siguientes casos:

- Cuando existe un plazo pendiente.

- Cuando existe una condición suspensiva no cumplida (esto es especialmente relevante en el caso
de que el demandante, en cuanto acreedor, no haya cumplido sus obligaciones en el contrato,
aplicándose lo dispuesto en el artículo 1552°CC).

dd) En ciertos casos se exige el cumplimiento de requisitos adicionales según el tipo de título
ejecutivo de que se trate: así, por ejemplo, los títulos de créditos que cumplen con todas las
condiciones generales aún así no tendrán mérito ejecutivo si no se ha pagado el impuesto de timbres
y estampillas a que están afectos, como lo dispone el inciso primero del artículo 26° del DL 3475:
“Los documentos que no hubieren pagado los tributos a que se refiere el presente decreto ley, no
podrán hacerse valer ante las autoridades judiciales, administrativas y municipales, ni tendrán
mérito ejecutivo, mientras no se acredite el pago del impuesto con los reajustes, intereses y
sanciones que correspondan”.

Con todas estas posibilidades de alegación de que se puede valer el ejecutado, se flexibiliza un poco el
juicio ejecutivo, atentándose precisamente contra los fines que persigue, pues se permite la discusión
respecto de un número importante de sus aspectos. Sin embargo, esto se atenúa si se considera el hecho
de que la prueba de todas estas alegaciones será de cargo del ejecutado.
iii) El exceso de avaluó en los casos de los incisos 2° y 3° del artículo 438°CPC: Los incisos segundo y
tercero del artículo 438°CPC disponen lo siguiente: “Se entenderá cantidad líquida, no sólo la que
actualmente tenga esta calidad, sino también la que pueda liquidarse mediante simples operaciones
aritméticas con sólo los datos que el mismo título ejecutivo suministre//El acreedor expresará en la
demanda ejecutiva la especie o la cantidad líquida por la cual pide el mandamiento de ejecución”.

iv) El pago de la deuda: El pago de la deuda se encuentra definido en el artículo 1568°CC de la siguiente
manera: “El pago efectivo es la prestación de lo que se debe”.

v) La remisión de la deuda: La remisión de la deuda corresponde a la renuncia que el acreedor hace de


sus derechos en beneficio del deudor.

vi) La concesión de esperas o la prórroga del plazo.

vii) La novación: La novación se encuentra definida en el artículo 1628°CC de la siguiente manera: “La
novación es la substitución de una nueva obligación a otra anterior, la cual queda por tanto
extinguida”.

viii) La compensación: la compensación debe ser entendida como un modo de extinguir las obligaciones
que opera cuando dos personas son recíprocamente acreedoras y deudoras, y que tiene por efecto,
cumpliéndose los requisitos legales, la extinción de las obligaciones hasta concurrencia de la de menor
valor.

ix) La nulidad de la obligación.

x) La pérdida de la cosa debida, en conformidad a lo dispuesto en el Título XIX, Libro IV del Código Civil.

xi) La transacción: La transacción se encuentra definida en el artículo 2446°CC como un contrato en que
las partes terminan extrajudicialmente un litigio pendiente o precaven un litigio eventual, haciéndose
concesiones recíprocas.

xii) La prescripción de la deuda o sólo de la acción ejecutiva.

xiii) La cosa juzgada.

Ahora bien, ¿qué sucede si el ejecutado no opone excepciones? Se refiere a esta situación el artículo 472°CPC,
que dispone lo siguiente: “Si no se oponen excepciones, se omitirá la sentencia y bastará el mandamiento de
ejecución para que el acreedor pueda perseguir la realización de los bienes embargados y el pago, de
conformidad a las disposiciones del procedimiento de apremio”.

Si el ejecutado interpone excepciones, pero expone que no tiene medios de justificarlas en el término
probatorio, podrá pedir que se le reserve su derecho para el juicio ordinario y que no se haga pago el acreedor
sin que caucione previamente las resultas de este juicio. Así lo dispone el artículo 473°CPC: “Si, deduciendo el
ejecutado oposición legal, expone en el mismo acto que no tiene medios de justificarla en el término de prueba,
y pide que se le reserve su derecho para el juicio ordinario y que no se haga pago el acreedor sin que caucione
previamente las resultas de este juicio, el tribunal dictará sentencia de pago o remate y accederá a la reserva y
caución pedidas”. En este caso, deberá interponer la demanda ordinaria en el plazo de quince días contados
desde que se le notifique la sentencia definitiva; si no lo hace así, se procederá a ejecutar la sentencia sin previa
caución, o quedará ésta ipso facto cancelada, si se ha otorgado. Así lo establece el artículo 474°CPC: “Si en el
caso del artículo precedente, no entabla el deudor su demanda ordinaria en el término de quince días, contados
desde que se le notifique la sentencia definitiva, se procederá a ejecutar dicha sentencia sin previa caución, o
quedará ésta ipso facto cancelada, si se ha otorgado”.

6° Audiencia al ejecutante
Si se opone alguna de las excepciones del artículo 464°CPC se le concede audiencia al ejecutante, es decir, se da
traslado del escrito de las excepciones para que en el plazo de cuatro días (la regla general del traslado es de
tres días) sea escuchado respecto de las defensas del ejecutado. Lo común es que de hecho se lo escuche,
porque normalmente las demandas ejecutivas son más bien simples, y en ellas los demandantes rara vez se
refieren a cada una de las posibles excepciones que el ejecutado podría interponer. La materia se encuentra
regulada en el inciso primero del artículo 466°CPC en los siguientes términos: “Del escrito de oposición se
comunicará traslado al ejecutante, dándosele copia de él, para que dentro de cuatro días exponga lo que juzgue
oportuno”.

7° Examen de admisibilidad de las excepciones


Este corresponde a un segundo examen de admisibilidad que tiene lugar en el juicio ejecutivo. Se encuentra
regulado en los incisos segundo y tercero del artículo 466°CPC: “Vencido este plazo, haya o no hecho
observaciones el demandante, se pronunciará el tribunal sobre la admisibilidad o inadmisibilidad de las
excepciones alegadas//Si las estima inadmisibles, o si no considera necesario que se rinda prueba para resolver,
dictará desde luego sentencia definitiva. En caso contrario, recibirá a prueba la causa”. En este examen de
admisibilidad se verifica el cumplimiento de los siguientes requisitos:

- Que se trate de excepciones enumeradas en el artículo 464°CPC.

- Que se hayan interpuesto dentro de plazo.

- Que se haya cumplido con los requisitos del escrito de excepciones.

De lo señalado podría fácilmente pensarse que se trate de un mero examen formal de admisibilidad (del texto de
la ley, en efecto, no se deduce de manera alguna que se trate de un examen de mérito de las excepciones). Sin
embargo, revisando el tribunal el cumplimiento de los requisitos del escrito de excepciones puede y de hecho
tiene lugar un examen de mérito de las excepciones, porque el artículo 465°CPC exige que en el escrito de las
excepciones se señalen en forma clara y precisa los hechos que motivan las excepciones y los medios de prueba
de que intentará valerse el ejecutado para acreditarlos. Además, del hecho de que este examen se realice una
vez que ya se ha escuchado al ejecutante (sus posibles alegaciones) se deduce claramente que para el legislador
este no es un examen meramente formal (si así lo fuese, lo más razonable sería escuchar al ejecutante después
de efectuado; sin embargo, se lo escucha antes de que se realice este examen de admisibilidad).

El tribunal puede acoger o rechazar las excepciones interpuestas por el ejecutado:

a) Si las declara admisibles, hay que distinguir:

- Si hay hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos, se recibirá la causa a prueba.

- Si NO hay hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos, se dictará desde luego sentencia, como lo
establece el inciso tercero del artículo 466°CPC: “Si las estima inadmisibles, o si no considera necesario
que se rinda prueba para resolver, dictará desde luego sentencia definitiva. En caso contrario, recibirá a
prueba la causa”.

b) Si las declara inadmisibles, dictará desde luego sentencia. Esta solución es más bien curiosa, toda vez que
lo razonable sería abandonar el cuaderno ejecutivo y seguir solamente con el cuaderno de apremio y el
mandamiento de ejecución y embargo, omitiéndose el trámite de dictación de sentencia. Además, esa es la
solución que se sigue cuando no se interpone excepción alguna, como lo establece el artículo 472°CPC: “Si no
se oponen excepciones, se omitirá la sentencia y bastará el mandamiento de ejecución para que el acreedor
pueda perseguir la realización de los bienes embargados y el pago, de conformidad a las disposiciones del
procedimiento de apremio”. Esto presenta claras consecuencias prácticas, ya que habrá que esperar hasta la
dictación de la sentencia para poder proceder a la ejecución.

8° La prueba
Si existen hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos, el tribunal recibirá la causa a prueba, como lo
dispone el inciso final del artículo 466°CPC: “Si las estima inadmisibles, o si no considera necesario que se rinda
prueba para resolver, dictará desde luego sentencia definitiva. En caso contrario, recibirá a prueba la causa”.
Respecto de la prueba cabe tener en consideración dos temas:

a) El término probatorio: El término probatorio en el juicio ejecutivo es de diez días, contados desde la
notificación por cédula de la resolución que recibe la causa a prueba, o contados desde la última notificación
de la última resolución que resuelve la última reposición. Así lo establece el artículo 468°CPC: “Cuando haya
de recibirse a prueba la causa, el término para rendirla será de diez días//Podrá ampliarse este término
hasta diez días más, a petición del acreedor. La prórroga deberá solicitarse antes de vencido el término
legal, y correrá sin interrupción después de éste. Por acuerdo de ambas partes, podrán concederse los
términos extraordinarios que ellas designen”.

Como lo establece el artículo 468°CPC, no puede haber un término extraordinario, salvo que las partes estén
de común acuerdo. Así también, no puede haber prórroga del término probatorio, salvo que sea a petición del
ejecutante. En ningún caso la prórroga podrá exceder los 10 días. En el juicio ejecutivo no existen normas
respecto de los términos especiales, por lo que no hay problemas en admitirlos (como de hecho lo hace la
doctrina y la jurisprudencia).

b) La rendición de la prueba: Se rinde del mismo modo como en el juicio ordinario, según lo dispone el
artículo 469°CPC: “La prueba se rendirá del mismo modo que en el juicio ordinario, y el fallo que dé lugar a
ella expresará los puntos sobre que deba recaer. Vencido el término probatorio, quedarán los autos en la
secretaría por el espacio de seis días a disposición de las partes, antes de pronunciar sentencia. Durante este
plazo podrán hacerse por escrito las observaciones que el examen de la prueba sugiera, y una vez vencido,
háyanse o no presentado escritos, y sin nuevo trámite, el tribunal citará a las partes para oír sentencia”.

En esto se refleja una diferencia con el juicio sumario, al cual se aplican las normas de los incidentes, como lo
establece el artículo 686°CPC: “La prueba, cuando haya lugar a ella, se rendirá en el plazo y en la forma
establecidas para los incidentes” (así, por ejemplo, el plazo para presentar la lista de testigos es de dos días y
no de cinco, como en los juicios ordinarios y ejecutivos).

9° Observaciones a la prueba
Vencido el término probatorio, las partes tienen seis días para presentar observaciones a la prueba rendida,
como lo establece el artículo 469°CPC: “La prueba se rendirá del mismo modo que en el juicio ordinario, y el
fallo que dé lugar a ella expresará los puntos sobre que deba recaer. Vencido el término probatorio, quedarán
los autos en la secretaría por el espacio de seis días a disposición de las partes, antes de pronunciar sentencia.
Durante este plazo podrán hacerse por escrito las observaciones que el examen de la prueba sugiera, y una vez
vencido, háyanse o no presentado escritos, y sin nuevo trámite, el tribunal citará a las partes para oír
sentencia”.

10° Citación a oír sentencia


Se hayan o no presentado observaciones a la prueba, el tribunal, sin nuevo trámite, citará a las partes para oír
sentencia (como lo establece el ya citado artículo 469°CPC).

11° Sentencia ejecutiva


Una vez citadas las partes a oír sentencia, ésta debe ser dictada dentro del plazo de 10 días, como lo dispone el
artículo 470°CPC: “La sentencia definitiva deberá pronunciarse dentro del término de días diez, contados desde
que el pleito quede concluso”. En la sentencia definitiva deberán fallarse todas las excepciones interpuestas por
el demandado, salvo aquellas que sean incompatibles con las acogidas. Las sentencias definitivas del juicio
ejecutivo pueden ser de diversas clases:

a) Sentencias absolutorias, que corresponden a aquellas que acogen alguna excepción, con lo cual desechan o
rechazan la demanda ejecutiva, ordenando por tanto que se alce el embargo. Tres son los requisitos que
deben cumplir por tanto estas sentencias:

- Deben acoger alguna de las excepciones interpuestas por el demandado.

- Deben desechar o rechazar la demanda ejecutiva.

- Deben ordenar que se alce el embargo.

b) Sentencias condenatorias, que corresponden a aquellas que rechazan todas las excepciones interpuestas
por el ejecutado, acogiendo la demanda ejecutiva y ordenando que se siga adelante con la ejecución. Tres
son los requisitos que deben cumplir por tanto estas sentencias:

- Deben rechazar todas las excepciones interpuestas por el ejecutado.


- Deber acoger la demanda ejecutiva.

- Deben ordenar seguir adelante con la ejecución.

Las sentencias condenatorias pueden ser:

b.1 Sentencias de pago, en el caso que el embargo se haya trabado sobre la especie o cuerpo cierto debida
o sobre dinero.

b.2 Sentencias de remate, en caso que el embargo se haya trabado sobre un bien distinto.

La determinación de si la sentencia es de pago o de remate depende no del cuaderno ejecutivo (la sentencia
misma no dirá si es de pago o de remate), sino del cuaderno de apremio, pues depende de cómo se haya
trabado el embargo (de los bienes sobre los cuales recae). Toda sentencia de remate eventualmente se
transformará en una sentencia de pago, ya que lo que existirá en poder del tribunal al momento de la
ejecución de la sentencia (al momento de pagar) será dinero.

La distinción entre sentencias de remate y sentencias de pago es relevante para efectos de determinar el
momento desde el cual se puede cumplir la sentencia:

i) Las sentencias de pago sólo pueden ser ejecutadas una vez que haya quedado firme, salvo que el
ejecutante preste una fianza de resultas. Así lo establecen los artículos 475°CPC, 509°CPC inciso segundo y
artículo 510°CPC:

- Artículo 475°CPC: “Si se interpone apelación de la sentencia de pago, no podrá procederse a la


ejecución de esta sentencia, pendiente el recurso, sino en caso que el ejecutante caucione las resultas
del mismo”.

- Artículo 509°CPC inciso segundo: “Si se ha interpuesto apelación de la sentencia, no podrá procederse
al pago al ejecutante, pendiente el recurso, sino en caso que caucione las resultas del mismo”.

- Artículo 510°CPC: “Ejecutoriada la sentencia definitiva y realizados los bienes embargados, se hará la
liquidación del crédito y se determinarán, de conformidad al artículo 471, las costas que deben ser de
cargo al deudor, incluyéndose las causadas después de la sentencia//Lo dispuesto en este artículo
tendrá también aplicación en el caso previsto en el inciso 2° del artículo 509”.

ii) Las sentencias de remate pueden ejecutarse inmediatamente después de notificadas y hasta que los
bienes embargados se hayan convertido en dinero, en cuyo caso la sentencia de remate se habrá
transformado en una sentencia de pago, que requerirá estar firme para poder proceder a su ejecución. Así
lo establecen los artículos 481°CPC y 194°CPC en su numeral 1°:

- Artículo 481°CPC: “Notificada que sea la sentencia de remate, se procederá a la venta de los bienes
embargados, de conformidad a los artículos siguientes”.

- Artículo 194°CPC número 1°: “Sin perjuicio de las excepciones expresamente establecidas en la ley, se
concederá apelación sólo en el efecto devolutivo: 1° De las resoluciones dictadas contra el demandado
en los juicios ejecutivos y sumarios”.

El artículo 471°CPC establece un régimen especial de costas: “Si en la sentencia definitiva se manda seguir
adelante en la ejecución, se impondrán las costas al ejecutado//Y, por el contrario, si se absuelve al ejecutado,
se condenará en las costas al ejecutante//Si se admiten sólo en parte una o más excepciones, se distribuirán las
costas proporcionalmente; pero podrán imponerse todas ellas al ejecutado cuando en concepto del tribunal haya
motivo fundado”. De este modo, hay que distinguir:

- Si la sentencia es absolutoria, se condena en costas al ejecutante.


- Si la sentencia es condenatoria, se condena en costas al ejecutado. En caso que la condena sea parcial,
como lo establece el inciso tercero del artículo 471°CPC (‘si se admiten sólo en parte una o más excepciones),
las costas se distribuyen proporcionalmente, aunque puede el tribunal, mediante resolución fundada,
imponerlas todas ellas al ejecutado.

12° Régimen de recursos


Contra la sentencia definitiva del juicio ejecutivo proceden todos los recursos que en general proceden contra
sentencias definitivas. En el caso particular de la apelación, puede proceder en el solo efecto devolutivo o en
ambos efectos según quien la interponga:

- Si la apelación la interpone el ejecutante, se concede en ambos efectos.

- Si la apelación la interpone el ejecutado, hay que distinguir:

- Si la sentencia es de remate, la apelación se concede en el solo efecto devolutivo.

- Si la sentencia es de pago, la apelación se concede en ambos efectos.

13° La cosa juzgada en el juicio ejecutivo


La sentencia firme dictada en el juicio ejecutivo, acogiendo o rechazando las excepciones, produce cosa juzgada
como cualquier otra sentencia firme. Sin embargo, el problema requiere un análisis específico en relación a las
dos situaciones particulares que pueden darse:

- El efecto que esa cosa juzgada va a producir frente a una nueva demanda ejecutiva.

- El efecto que esa cosa juzgada va a producir frente a una demanda ordinaria posterior.

a) La cosa juzgada de la sentencia ejecutiva frente a una nueva demanda ejecutiva: Como es sabido, la
sentencia firme de un juicio ejecutivo, como toda otra sentencia, produce la excepción de cosa juzgada, de
manera que si se interpone una nueva demanda ejecutiva fundada en el mismo título que el alegado en el
primer juicio, ésta será rechazada, acogiéndose por tanto la excepción de cosa juzgada a que se refiere el
artículo 464°CPC en su numeral 18°: “La oposición del ejecutado sólo será admisible cuando se funde en
alguna de las excepciones siguientes: 18° La cosa juzgada”.

Sin embargo, según la opinión uniforme de la doctrina, el efecto de cosa juzgada de la sentencia ejecutiva
firme admite como excepción la llamada renovación de la acción ejecutiva, caso en el cual la nueva demanda
ejecutiva NO deberá ser rechazada, es decir, la excepción de cosa juzgada que corresponde a la sentencia
ejecutiva firme no alcanza a este nuevo juicio cuando tiene lugar esta posibilidad, a la que se refiere el
artículo 477°CPC: “La acción ejecutiva rechazada por incompetencia del tribunal, incapacidad, ineptitud del
libelo o falta de oportunidad en la ejecución, podrá renovarse con arreglo a los preceptos de este Título”. De
este modo, podrá renovarse la acción ejecutiva rechazada por las siguientes causales:

- Por incompetencia del tribunal.

- Por incapacidad.

- Por ineptitud del libelo.

- Por falta de oportunidad en la ejecución: los tribunales han interpretado esta expresión en un sentido
amplio, de manera que se refiere no sólo a una cuestión de tiempo (caso en el cual se restringiría a la
excepción del numeral 11° del artículo 464°CPC: “La oposición del ejecutado sólo será admisible cuando
se funde en alguna de las excepciones siguientes: 11° La concesión de esperas o la prórroga del plazo),
sino que incluye, como lo ha señalado la Corte Suprema, ‘todas las condiciones o requisitos externos que
debe reunir el título para tener mérito ejecutivo y que pueden ser subsanados’. Con ello tendrá especial
aplicación la excepción del numeral 7° del artículo 464°CPC, y no sólo en lo referente a la no exigibilidad
del título por la existencia de un plazo, sino también en lo referente al mismo requisito por la existencia
de una condición, e incluso a los otros requisitos del juicio ejecutivo.
Como el artículo 477°CPC no lo exige, para que pueda demandarse nuevamente por la vía ejecutiva no hay
necesidad de que el demandante efectúe reserva alguna de derechos en el primer juicio ejecutivo: siempre
podrá renovar la acción ejecutiva. Y ello es de toda lógica, si se atiende a las causales a que se refiere el
artículo 477°CPC para que sea procedente la renovación de la acción ejecutiva, pues lo único que ha dicho el
tribunal que falló el primer juicio es que ese tribunal era incompetente, que el demandante era incapaz, que
la demanda ejecutiva adolecía de errores formales o que no había oportunidad de ejecución, si, por ejemplo,
el plazo a que estaba sometida la deuda estaba aún pendiente. Se trata, en efecto, de causales que
parecieran no afectar la naturaleza misma del título ejecutivo, por lo cual, solucionado ese defecto, no
debiese haber problemas en aceptar una nueva demanda ejecutiva.

Atendido lo dicho, cabe preguntarse si esta renovación de la acción ejecutiva constituye verdaderamente una
excepción al efecto de cosa juzgada. Pareciera ser que NO se trata de una verdad excepción, porque la cosa
juzgada de la primera sentencia que rechazó la ejecución no se ve restringida o disminuida por la renovación
de la acción ejecutiva. En efecto, de no existir el artículo 477°CPC que autoriza la renovación de la acción
ejecutiva, ¿la cosa juzgada que emana de la primera sentencia impediría que se entablara nuevamente la
acción ejecutiva? La respuesta es claramente que no: si, por ejemplo, la primera sentencia rechaza la
ejecución basada en que el tribunal ante el que se interpuso la demanda ejecutiva era incompetente, ello no
impide en caso alguno intentar a continuación la demanda ejecutiva ante el tribunal competente. Es más,
interponiendo la acción ante el tribunal competente no se está contraviniendo la cosa juzgada que emana de
la sentencia ejecutiva, sino que precisamente se la está cumpliendo (se le está dando plena ejecución), es
decir, se está dando cumplimiento con ello a tal efecto de cosa juzgada. En el mismo sentido, si la primera
sentencia rechaza la ejecución porque la obligación que se cobraba estaba sometida a un plazo aún
pendiente, no se contraviene esa cosa juzgada si, transcurrido ese plazo, el actor presenta una nueva
demanda ejecutiva: con ello, efectivamente, se está dando plena ejecución y efecto (no contradiciendo) al
primer fallo.

La razón de fondo de esto, y que explica a su vez el error en que parece incurrir la casi unanimidad de la
doctrina, es que, como es sabido, lo que produce cosa juzgada es ‘lo decidido’, lo fallado’, y no otra cosa10.
Así, por ejemplo, ‘lo fallado’ por la primera sentencia es que el primer tribunal era incompetente o que la
deuda estaba sometida a un plazo que vencería en un cierto día; jamás se ha fallado que el demandado nada
debe o que de plano no puede ser demandado. La cosa juzgada, en efecto, no debe ser entendida como una
suerte de escudo que impide cualquier clase de nueva discusión entre las partes.

Sostener lo contrario sería tan absurdo como sostener que, rechazada la demanda en un juicio ordinario por
incompetencia del tribunal, el demandante no puede volver a presentar su demanda nuevamente ante el
tribunal verdaderamente competente; o que rechazada la demanda en un juicio ordinario porque la deuda
aún no era exigible en virtud de un plazo aún pendiente, no puede el mismo demandante volver a interponer
su demanda ordinaria una vez que haya transcurrido el plazo que reconoció el primer tribunal. Nadie, en
efecto, se ha planteado este tema en relación al juicio ordinario, en el cual es claro (de hecho nadie lo
discute) que se puede renovar la acción ordinaria, no constituyendo ello una ‘execpción a la cosa juzgada’,
como lo sería la renovación de la acción ejecutiva a que se refiere el artículo 477°CPC, según la unanimidad
de la doctrina.

10
En efecto, lo que produce cosa juzgada es lo fallado o resuelto, vale decir, la parte resolutiva de la
sentencia, a lo cual la doctrina ha agregado además los considerandos decisorios, que corresponden a
aquellos fundamentos que han sido determinantes en la parte resolutiva. Un argumento legal para
agregar estos considerandos decisorios corresponde a lo señalado en el artículo 180°CPC, que dispone lo
siguiente: “Siempre que la sentencia criminal produzca cosa juzgada en el juicio civil, no será lícito en
éste tomar en consideración pruebas o alegaciones incompatibles con lo resuelto en dicha sentencia o
con los hechos que le sirvan de necesario fundamento”. Como bien lo señala el artículo 180°CPC, no será
lícito en el juicio civil aducir consideraciones o hechos que sean contrarios a aquellos que sirvieron de
necesario fundamento en la sentencia criminal.
En consecuencia, resulta que la norma del artículo 477°CPC es totalmente superflua e innecesaria11: el
demandante ejecutivo a quien se le ha rechazado su acción por las causales a que se refiere este artículo,
siempre podrá interponer nuevamente su demanda ejecutiva una vez que se haya subsanado el problema, sin
que por ello esté afectando a la cosa juzgada de la primera sentencia. En otras palabras, la renovación de la
acción ejecutiva NO constituye una excepción al efecto de cosa juzgada, sino que es una perfecta aplicación.

b) La cosa juzgada de la sentencia ejecutiva frente a un juicio ordinario posterior: Este tema quiso ser
especialmente regulado por el legislador en el Código de Procedimiento Civil, como queda constancia de ello
en el mensaje del CPC, que dice lo siguiente: “Ha sido materia de duda el valor de cosa juzgada que
corresponda a las sentencias de juicios ejecutivos con relación a la acción ordinaria en que se ventilen los
mismos derechos, y ha parecido oportuno consignar reglas precisas que resuelvan aquella duda”. Esta ‘regla
precisa’ a que se refiere el mensaje, corresponde a la contenida en el artículo 478°CPC, que dispone lo
siguiente: “La sentencia recaída en el juicio ejecutivo produce cosa juzgada en el juicio ordinario, tanto
respecto del ejecutante como del ejecutado//Con todo, si antes de dictarse sentencia en el juicio ejecutivo,
el actor o el procesado piden que se les reserven para el ordinario sus acciones o excepciones, podrá el
tribunal declararlo así, existiendo motivos calificados. Siempre se concederá la reserva respecto de las
acciones y excepciones que no se refieran a la existencia de la obligación misma que ha sido objeto de la
ejecución//En los casos del inciso precedente, la demanda ordinaria deberá interponerse dentro del plazo
que señala el artículo 474, bajo pena de no ser admitida después”.

Como lo dispone el inciso primero del artículo 478°CPC, la sentencia ejecutiva produce cosa juzgada en el
juicio ordinario posterior, tanto respecto del ejecutante como del ejecutado. Como excepción a esta gran
regla general, el inciso segundo del artículo 478°CPC regula la llamada reserva de acciones y excepciones, en
razón de la cual el ejecutante o ejecutado que haya hecho reserva de sus acciones o excepciones antes de
que se dictara la sentencia ejecutiva, podrá substraerse al efecto de cosa juzgada que produce la sentencia
del primer juicio ejecutivo que le desfavoreció, y discutir en un juicio ordinario posterior las mismas
cuestiones (siempre que el tribunal apruebe tal reserva, si estima que existen motivos calificados).

Lo primera que cabe tener en cuenta es que el artículo 478°CPC señala en su inciso primero que la sentencia
recaída en juicio ejecutivo ‘produce’ cosa juzgada en el juicio ordinario. En consecuencia, si la acción
ejecutiva es rechazada en el primer juicio, el antiguo ejecutado, demandado en un juicio ordinario posterior,
podrá en principio oponer la excepción de cosa juzgada. Ahora bien, ¿cómo se determina en cada caso si
procede o no acoger la excepción de cosa juzgada? La primera respuesta que puede ofrecerse a esta pregunta
es acudir al examen de triple identidad. Este es el criterio que sigue una gran cantidad de tribunales y el
criterio que siguió la Corte de Apelaciones en el juicio llamado ‘Banco Bhif con Dellafiori’.

En este juicio, el Banco Bhif había concedido un mutuo a Laboratorio Baden compareciendo el señor Dellafiori
como codeudor solidario. Para hacer más efectiva la deuda, junto con el contrato de mutuo, los deudores
suscribieron pagarés. La deuda no fue pagada y el banco interpuso una demanda ejecutiva en contra de
Dellafiori por 20 millones de pesos. Esta demanda fue rechazada al acogerse la excepción de prescripción
opuesta por Dellafiori, pues, en efecto, la demanda ejecutiva se había interpuesto pasado el plazo de un año
que la ley establece como prescripción especial de la acción para el cobro del pagaré.

Sin embargo, como además de los pagarés invocados en el juicio ejecutivo (que estaban prescritos), el banco
disponía también del contrato de mutuo, interpuso una demanda ordinaria en contra de Dellafiori, pidiendo
ahora que éste fuera condenado a restituir los 20 millones que había recibido en virtud del contrato de
mutuo. Dellafiori, enfrentado a esta nueva demanda, opone la excepción de cosa juzgada, que fue acogida
por el tribunal, desechándose por tanto la demanda. En efecto, existiendo un juicio ejecutivo ya resuelto por

11
La absoluta irrelevancia del artículo 477°CPC, que pasa inadvertida para la mayoría de la doctrina, es
precisamente lo que ha obligado a la jurisprudencia a entenderlo en un sentido amplio, pues convencidos
los tribunales de que constituye una excepción a la cosa juzgada, su aplicación literal conduciría a
profundas arbitrariedades (como, por ejemplo, rechazar una nueva acción ejecutiva - en caso que se
haya desechado la primera por no ser exigible la obligación - una vez transcurrido el plazo a que estaba
sujeto la obligación).
sentencia firme, el tribunal no hizo más que dar aplicación a lo dispuesto en el artículo 478°CPC. Así,
acogiendo la excepción de cosa juzgada, el tribunal naturalmente omitió el pronunciamiento acerca de la
excepción de prescripción que el demandado había interpuesto en subsidio, así como de las defensas que
contemplaba su escrito para el caso que ambas excepciones fuesen desechadas; pues, como de hecho lo
permite el numeral 6° del artículo 170°CPC, el tribunal debe fallar todas las acciones y excepciones que se
hayan hecho valer en juicio, salvo ‘aquellas que sean incompatibles con las [acciones o excepciones]
aceptadas’.

El banco recurrió de casación en la forma ante la Corte de Apelaciones de Santiago, por haberse omitido en su
opinión uno de los requisitos que exige el artículo 170°CPC a toda sentencia (la causal invocada es, por tanto,
la del artículo 768°CPC número 5°: “El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en
alguna de las causas siguientes: 5° En haber sido pronunciada con omisión de cualquiera de los requisitos
enumerados en el artículo 170”). Se señaló, en efecto, que ‘determinar si la acción ordinaria proveniente de
los mutuos que mi parte otorgó a Laboratorio Baden S.A. está o no prescrita, no es una decisión que sea
incompatible con la excepción de cosa juzgada acogida… la acción puede o no estar prescrita
independientemente de que proceda o no la excepción de cosa juzgada’.

La Corte de Apelaciones acogió el recurso de casación en la forma señalando lo siguiente: ‘tanto la cosa
juzgada como la prescripción pretenden enervar la acción, es decir, son congruentes, pues conducen al mismo
beneficio procesal… No hay, pues, entre ellas, esa repugnancia o esa imposibilidad de subsistencia coetánea
[que significa ser incompatibles]’. De este modo, no siendo incompatibles ambas excepciones, el tribunal de
primera instancia debería haberse referido a las dos, lo cual no hizo, incurriendo, por tanto, en el vicio que
legitima la interposición del recurso de casación en la forma.

Así las cosas, se dictó una sentencia de reemplazo en la que se especificó por qué no se cumplía con el
requisito de la triple identidad para que fuera procedente la excepción de cosa juzgada. Se señaló a tal
respecto que si bien existía identidad de partes, no se daba, por el contrario, ni identidad de cosas pedida ni
identidad en la causa de pedir. En efecto:

- La cosa pedida en el primer juicio ejecutivo era el ‘cumplimiento de una obligación de dar, esgrimiendo
o haciendo valer un título ejecutivo’, esto es, se buscaba ejecutar un pagaré. La cosa pedida en el juicio
ordinario, en cambio, era ‘la restitución de sumas dadas en mutuo’, esto es, que se condenara al
demandado a restituir los 20 millones que se le habían entregado en mutuo: la cosa pedida es claramente
diferente.

- La causa de pedir en el juicio ejecutivo era la existencia de ‘los pagarés que el ejecutado firmó como
avalista’, mientras que el juicio ordinario la causa de pedir consistía en ‘los contratos de mutuo en que el
demandado se obligó como codeudor solidario’: la causa de pedir también es claramente distinta.

De este modo, el análisis de la Corte de Apelaciones es correcto en el sentido de que no existe efectivamente
triple identidad, al ser tanto la causa de pedir como la cosa pedida distinta en ambos juicios. Sin embargo, se
equivoca la Corte de Apelaciones al exigir que concurra la triple identidad del artículo 177°CPC12 para poder
acoger la excepción de cosa juzgada interpuesta por el demandado, porque es imposible que entre una
sentencia ejecutiva y una demanda ordinaria exista triple identidad: en efecto, entre ellos jamás la cosa
pedida podrá ser la misma, porque en un caso se pide la ejecución de un título ejecutivo y en el otro se pide
la condena del demandado a dar, hacer o no hacer algo.

12
Dispone el artículo 177°CPC lo siguiente: “La excepción de cosa juzgada puede alegarse por el
litigante que haya obtenido en el juicio y por todos aquellos a quienes según la ley aprovecha el fallo,
siempre que entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta haya:

1° Identidad legal de personas.

2° Identidad de la cosa pedida.

3° Identidad de la causa de pedir//Se entiende por causa de pedir el fundamento inmediato del
derecho deducido en juicio”.
La situación que se produce respecto de esta dualidad sentencia ejecutiva - demanda ordinaria, es muy
similar a la que se da en la dualidad sentencia penal - demanda ordinaria de indemnización de perjuicios: en
efecto, también para ese caso la ley declara la sentencia criminal (condenatoria y la absolutoria en algunos
casos) produce cosa juzgada en materia civil, como lo establecen los artículos 179°CPC y 180°CPC:

- Artículo 179°CPC: “Las sentencias que absuelvan de la acusación o que ordenen el sobreseimiento
definitivo, sólo producirán cosa juzgada en materia civil, cuando se funden en alguna de las
circunstancias siguientes:

1° La no existencia del delito o cuasidelito que ha sido materia del proceso. No se entenderán
comprendidos en este número los casos en que la absolución o sobreseimiento provengan de la
existencia de circunstancias que eximan de responsabilidad al criminal.

2° No existir relación alguna entre el hecho que se persigue y la persona acusada, sin perjuicio de la
responsabilidad civil que pueda afectarle por actos de terceros, o por daños que resulten de
accidentes, en conformidad a lo establecido en el Título XXXV, Libro IV, del Código Civil.

3° No existir en autos indicio alguno en contra del acusado, no pudiendo en tal caso alegarse la cosa
juzgada sino respecto de las personas que hayan intervenido en el proceso criminal.

Las sentencias absolutorias o de sobreseimiento en materia criminal relativas a los tutores, curadores,
albaceas, síndicos, depositarios, tesoreros y demás personas que hayan recibido valores u objetos
muebles por un título de que nazca obligación de devolverlos, no producirán en ningún caso cosa
juzgada en materia civil”.

- Artículo 180°CPC: “Siempre que la sentencia criminal produzca cosa juzgada en el juicio civil, no será
lícito en éste tomar en consideración pruebas o alegaciones incompatibles con lo resuelto en dicha
sentencia o con los hechos que le sirvan de necesario fundamento”.

También respecto de estos casos resulta imposible exigir la concurrencia de la triple identidad para que sea
procedente la excepción de cosa juzgada, pues nunca habrá identidad de cosa pedida entre un juicio penal
(aplicación de una pena) y un juicio civil (condena del demandado a dar, hacer o no hacer algo), así como
tampoco habrá identidad en la causa de pedir.

Es por ello que, para estos casos, la jurisprudencia ha señalado de manera uniforme que no se necesita que
concurra la triple identidad para que sea procedente la excepción de cosa juzgada. Por el contrario, lo que se
debe examinar es simplemente si el hecho en que se funda la demanda civil es el mismo que el que fue
juzgado en la sentencia criminal: si ese hecho es el mismo, debe acogerse la excepción de cosa juzgada. En
otras palabras, el criterio que se debe emplear para determinar la procedencia de la excepción de cosa
juzgada no es el de la triple identidad, sino el de la identidad en el hecho jurídicamente relevante que da
lugar a ambos juicios.

Esta corresponde a la solución adecuada que se debe seguir en estos casos, como de hecho fue fallado por el
juez civil de primera instancia en el juicio ‘Banco Bhif con Dellafiori’. En efecto, este tribunal acogió la
excepción de cosa juzgada sin exigir la triple identidad, bastando por el contrario que se trate de la misma
situación jurídica, como lo señala la Corte de Apelaciones al referirse al fallo del tribunal inferior: “el
sentenciador, después de hacer un breve enunciado del artículo 177°CPC y de las alegaciones del actor,
oponiéndose a la excepción alegada, señala que la demandante expresamente reconoce no haber formulado
reserva de acciones previstas en el artículo 478°CPC y que, por ser a su juicio, obligatorio en el caso en
análisis dicha reserva, ‘aún tratándose de una distinta causa de pedir, la norma del artículo 478°CPC ha
modificado la regla del artículo 177°CPC’. Consecuentemente, decide que en el caso sub iudice ‘es la misma
situación jurídica la que se pretende someter nuevamente a la decisión judicial, por lo que acoge la
excepción de cosa juzgada y omite todo otro pronunciamiento sobre la excepción de prescripción también
alegada y las restantes defensas’”.

En conformidad con el criterio seguido por el tribunal de primera instancia, puede efectivamente concluirse
que el inciso primero del artículo 478°CPC modifica el artículo 177°CPC, toda vez que ya no es exigible la
triple identidad que esta disposición exige para que sea procedente la excepción de cosa juzgada, debiendo
analizarse sólo si se trata de la misma situación jurídica la que se analiza en uno y otro juicio, es decir, si se
trata del mismo hecho que motiva ambos juicios.

Ahora bien, esto resuelve sólo la mitad del problema, porque acoger la excepción de cosa juzgada no conduce
necesariamente en todos los casos a que se rechace la nueva demanda ordinaria. Así, por ejemplo, en el
juicio ‘Banco Bhif con Dellafiori’, el hecho de que se haya rechazado la acción ejecutiva por prescripción de
los pagarés (prescripción de un año) no parece implicar que se deba rechazar la nueva acción ordinaria que se
basa en los mutuos que se habían otorgado entre ellos (cuya prescripción es de cinco años), aun cuando el
tribunal haya establecido que existe en ambos juicios la misma situación jurídica (por lo que decide aplicar la
excepción de cosa juzgada interpuesta por el demandado). Y ello por una razón muy parecida a la señalada
respecto de la cosa juzgada de la sentencia ejecutiva frente a una nueva demanda ejecutiva: porque
reconocer el efecto de cosa juzgada no implica necesariamente rechazar la nueva acción ordinaria, sino que
darle plena fuerza a lo que ya fue fallado en el juicio anterior por el tribunal, esto es, que los pagarés estaban
prescritos. En efecto, nunca se falló en el juicio anterior que la acción ordinaria del muto estaba también
prescrita (pues de hecho no lo estaba); por ello, se equivocó el juez de primera instancia al rechazar la
demanda ordinaria del Banco Bhif contra Dellafiori.

Para entender este punto resulta útil tener en cuenta lo que el artículo 180°CPC dispone en relación a los
efectos de las sentencias criminales en materia civil: “Siempre que la sentencia criminal produzca cosa
juzgada en el juicio civil, no será lícito en éste tomar en consideración pruebas o alegaciones incompatibles
con lo resuelto en dicha sentencia o con los hechos que le sirvan de necesario fundamento”. Aplicando este
mismo principio a esta materia, resulta evidente que lo que no puede hacer el juez frente a la demanda
ordinaria, si la sentencia ejecutiva efectivamente produce cosa juzgada, es contravenir lo fallado en el juicio
ejecutivo (en el caso del ejemplo, no puede contravenir el hecho de que los pagarés están prescritos, pues
eso es lo fallado). Ello, sin embargo, no implica necesariamente rechazar la acción ordinaria.

Ahora bien, existen cosas en los cuales lo fallado en el juicio ejecutivo va a producir necesariamente el
rechazo de la acción ordinaria que se interponga con posterioridad. Esto sucede generalmente en los casos en
que la excepción del ejecutado ataca no tan sólo el mérito ejecutivo del título, sino que la obligación misma
que consta en el título. Esto es especialmente aplicable cuando la excepción del ejecutado corresponde a una
de las siguientes:

- El beneficio de excusión o la caducidad de la fianza (artículo 464°CPC número 5°).

- El pago de la deuda (artículo 464°CPC número 9°).

- La remisión de la misma (artículo 464°CPC número 10°).

- La concesión de esperas o la prórroga del plazo (artículo 464°CPC número 11°).

- La novación (artículo 464°CPC número 12°).

- La compensación (artículo 464°CPC número 13°).

- La nulidad de la obligación (artículo 464°CPC número 14°).

- La pérdida de la cosa debida, en conformidad a lo dispuesto en el Título XIX, Libro IV del Código Civil
(artículo 464°CPC número 15°).
- La transacción (artículo 464°CPC número 16°).

- La prescripción de la deuda o sólo de la acción ejecutiva (artículo 464°CPC número 17°).

En todos estos casos la sentencia ejecutiva que acoja o rechace estas excepciones muy probablemente
provocará que se rechace la demanda ordinaria posterior. Así, por ejemplo, si la demanda ejecutiva es
rechazada porque se declara la nulidad de la obligación, la excepción de cosa juzgada que se oponga en
contra de la demanda ordinaria posterior deberá ser acogida. De la misma manera, si en el juicio ejecutivo el
ejecutado opone la excepción de nulidad de la obligación y esta excepción es rechazada, la excepción de cosa
juzgada que se oponga posteriormente a la demanda ordinaria de nulidad que interponga el antes ejecutado y
ahora demandante ordinario, deberá ser acogida y rechazada la demanda.

Para estos casos en que se sabe que la sentencia ejecutiva va a afectar sustancialmente un juicio ordinario
posterior se recurre a la institución de la reserva de acciones y excepciones, a que se refieren los incisos
segundo y tercero del artículo 478°CPC: “Con todo, si antes de dictarse sentencia en el juicio ejecutivo, el
actor o el procesado piden que se les reserven para el ordinario sus acciones o excepciones, podrá el tribunal
declararlo así, existiendo motivos calificados. Siempre se concederá la reserva respecto de las acciones y
excepciones que no se refieran a la existencia de la obligación misma que ha sido objeto de la ejecución//En
los casos del inciso precedente, la demanda ordinaria deberá interponerse dentro del plazo que señala el
artículo 474, bajo pena de no ser admitida después”. Así, por ejemplo, si el ejecutante advierte que la
excepción de nulidad de la obligación puede ser acogida en el juicio ejecutivo, podrá formular reserva de
acciones para un juicio ordinario, de manera de impedir que la sentencia que declare la obligación nula
produzca cosa juzgada en tal juicio, dañando así irremediablemente su posición.

En los demás casos, no debiese ser necesaria la reserva de acciones y excepciones a que se refiere el artículo
478°CPC, porque lo que se falle en el juicio ejecutivo no debería en principio afectar sustancialmente las
acciones y excepciones ordinarias (como sucede, por ejemplo, tratándose de la prescripción de la acción
ejecutiva). Sin embargo, no es muy claro que estos conceptos y distinciones estén recogidos en el CPC13, al
menos implícitamente, pareciendo que el legislador no estuvo a la altura del objetivo especificado en su
mensaje (“consignar reglas precisas que resuelvan aquella duda [de los efectos de la cosa juzgada de la
sentencia ejecutiva en relación a la acción ordinaria]”). De esta manera, el consejo práctico que se puede
deducir de todo esto es efectuar siempre reserva de acciones en el juicio ejecutivo, con el objeto de dejar
abierto el camino para el juicio ordinario posterior en caso que la acción ejecutiva o la excepción opuesta en
el juicio ejecutivo fracase. Si no se ha efectuado tal reserva, existen fuertes argumentos para limitar los
efectos de esa cosa juzgada en caso que el fallo de la ejecución no haya afectado a la obligación misma a que
se refiere el título.

En relación al tema de la cosa juzgada de la sentencia definitiva, cabe analizar el tema ya introducido de la reserva
de acciones y excepciones. A este respecto cabe distinguir entre la reserva de acciones del ejecutante y la reserva
de excepciones del ejecutado:

a) Reserva de acciones del ejecutante: Puede tener lugar en dos momentos distintos:

a.1 Puede efectuarse esta reserva al momento de contestarse las excepciones, como lo establece el artículo
467°CPC: “El ejecutante podrá sólo dentro del plazo de cuatro días que concede el inciso 1° del artículo
anterior, desistirse de la demanda ejecutiva, con reserva de su derecho para entablar acción ordinaria sobre
los mismos puntos que han sido materia de aquélla//Por el desistimiento perderá el derecho para deducir
nueva acción ejecutiva, y quedarán ipso facto sin valor el embargo y demás resoluciones dictadas.
Responderá el ejecutante de los perjuicios que se hayan causado con la demanda ejecutiva, salvo lo que se

13
Por ejemplo, ocasiona serias dudas la siguiente frase del inciso segundo del artículo 478°CPC:
“Siempre se concederá la reserva respecto de las acciones y excepciones que no se refieran a la
existencia de la obligación misma que ha sido objeto de la ejecución”. De acuerdo con la tesis ya
presentada, en estos casos no debería ser necesaria tal reserva, porque la excepción que se aplica no se
refiere a la existencia de la obligación misma (por ejemplo, prescripción de la acción ejecutiva). Sin
embargo, el CPC sostiene que procede la reserva y que además debe ser necesariamente concedida. Sin
duda, el CPC adopta esta posición porque asume que no siendo objeto de la sentencia ejecutiva la
existencia de la obligación misma, lo que allí se falle no debiese afectar al juicio ordinario posterior, lo
que no es sino precisamente la postura defendida. Aún así, la solución del CPC es distinta, porque allí
donde se sostiene según la postura señalada la falta de necesidad de la reserva, quedando
automáticamente libre la vía para el juicio ordinario, el CPC postula, con el mismo efecto, que la
reserva debe ser declarada para dejar la vía libre al juicio ordinario posterior.
resuelva en el juicio ordinario”. Los requisitos para que sea procedente esta reserva de acciones son, por
tanto, lo siguientes:

i) Debe acompañar al desistimiento de la demanda ejecutiva. Este desistimiento produce como efecto la
pérdida del derecho para deducir una nueva acción ejecutiva, quedando ipso facto sin valor el embargo y
las demás resoluciones dictadas.

ii) Debe efectuarse dentro del plazo de cuatro días desde que se le dé traslado del escrito de oposición del
ejecutante.

iii) La reserva de su derecho para entablar acción ordinaria debe recaer sobre los mismos puntos que la
demanda ejecutiva.

iv) Queda el ejecutante que se desista de la demanda y haga reserva de sus derechos, responsable de
todos los perjuicios que se hayan causado con la acción ejecutiva, salvo que se resuelva lo contrario en el
juicio ordinario.

a.2 Puede efectuarse esta reserva antes de que se dicte sentencia, como lo permite el artículo 478°CPC: “La
sentencia recaída en el juicio ejecutivo produce cosa juzgada en el juicio ordinario, tanto respecto del
ejecutante como del ejecutado//Con todo, si antes de dictarse sentencia en el juicio ejecutivo, el actor o el
procesado piden que se les reserven para el ordinario sus acciones o excepciones, podrá el tribunal declararlo
así, existiendo motivos calificados. Siempre se concederá la reserva respecto de las acciones y excepciones
que no se refieran a la existencia de la obligación misma que ha sido objeto de la ejecución//En los casos del
inciso precedente, la demanda ordinaria deberá interponerse dentro del plazo que señala el artículo 474,
bajo pena de no ser admitida después”. Los requisitos para que sea procedente esta reserva de acciones son,
por tanto, lo siguientes:

- El ejecutante debe solicitar esta reserva al tribunal.

- El tribunal la declarará si existen motivos calificados para hacerlo, salvo que se trate de la reserva
respecto de las acciones y excepciones que no se refieren a la existencia de la obligación misma que ha
sido objeto de la ejecución, en cuyo caso la concederá siempre. Esto significa, en el fondo, que la reserva
a que se refiere el artículo 478°CPC procede en aquellos casos en que la sentencia ejecutiva no va a
implicar necesariamente el rechazo de la nueva acción ordinaria, según el criterio ya expuesto. Ello no
obsta a que proceda esta reserva cuando las acciones o excepciones se refieren de hecho a la existencia de
la obligación misma, pero para que proceda deberán existir motivos calificados.

- El ejecutante deberá interponer la demanda ordinaria dentro del plazo de quince días contados desde
que se le notifique la sentencia definitiva, bajo pena de no ser admitida después.

Las diferencias de esta reserva con la anterior corresponden a las siguientes:

- En este caso no hay desistimiento alguno de la demanda.

- En este caso el tribunal no está obligado a declarar esta reserva, como en el primer caso (que siempre
procede), salvo que se trate, como se señaló, de la reserva de las acciones y excepciones que no se
refieren a la existencia de la obligación misma que ha sido objeto de la ejecución, que se concede
siempre.

- Deben existir en este caso motivos calificados para que el tribunal la declare, exigencia la cual no se
aplica al caso anterior.

- Se le impone en este caso la obligación al ejecutante de interponer la demanda ordinaria dentro del
plazo de quince días contados desde que se le notifique la sentencia definitiva, bajo pena de no ser
admitida después.

b) Reserva de excepciones del ejecutado: Puede tener lugar en dos momentos distintos:
b.1 Al momento de oponer excepciones, como lo regulan los artículos 473°CPC y 474°CPC:

- Artículo 473°CPC: “Si, deduciendo el ejecutado oposición legal, expone en el mismo acto que no tiene
medios de justificarla en el término de prueba, y pide que se le reserve su derecho para el juicio
ordinario y que no se haga pago el acreedor sin que caucione previamente las resultas de este juicio, el
tribunal dictará sentencia de pago o remate y accederá a la reserva y caución pedidas”.

- Artículo 474°CPC: “Si en el caso del artículo precedente, no entabla el deudor su demanda ordinaria en
el término de quince días, contados desde que se le notifique la sentencia definitiva, se procederá a
ejecutar dicha sentencia sin previa caución, o quedará ésta ipso facto cancelada, si se ha otorgado”.

Los requisitos para que sea procedente esta reserva de excepciones corresponden, por tanto, a los siguientes:

- La reserva debe acompañar a la deducción de la oposición legal, esto es, debe solicitarse en el mismo
escrito de las excepciones.

- Procede en el caso que el ejecutado exponga que no tiene medios de justificar sus excepciones en el
término probatorio.

- Debe interponer la demanda ordinaria en el plazo de quince días, contados desde que se le notifique la
sentencia definitiva.

En estos casos, como lo señala el artículo 473°CPC, el ejecutado generalmente solicitará que no se haga pago
el acreedor sin que caucione previamente las resultas de este juicio; en este caso, por tanto, el tribunal
dictará sentencia de pago o remate y accederá a la reserva y caución pedidas.

b.2 Antes de dictarse sentencia, como lo permite el artículo 478°CPC en sus incisos segundo y tercero: “Con
todo, si antes de dictarse sentencia en el juicio ejecutivo, el actor o el procesado piden que se les reserven
para el ordinario sus acciones o excepciones, podrá el tribunal declararlo así, existiendo motivos calificados.
Siempre se concederá la reserva respecto de las acciones y excepciones que no se refieran a la existencia de
la obligación misma que ha sido objeto de la ejecución//En los casos del inciso precedente, la demanda
ordinaria deberá interponerse dentro del plazo que señala el artículo 474, bajo pena de no ser admitida
después”. Los requisitos para que sea procedente esta reserva de acciones son, por tanto, lo siguientes:

- El ejecutado debe solicitar esta reserva al tribunal.

- El tribunal la declarará si existen motivos calificados para hacerlo, salvo que se trate de la reserva
respecto de las acciones y excepciones que no se refieren a la existencia de la obligación misma que ha
sido objeto de la ejecución, en cuyo caso la concederá siempre. Esto significa, en el fondo, que la reserva
a que se refiere el artículo 478°CPC procede en aquellos casos en que la sentencia ejecutiva no va a
implicar necesariamente el rechazo de la nueva acción ordinaria, según el criterio ya expuesto. Ello no
obsta a que proceda esta reserva cuando las acciones o excepciones se refieren de hecho a la existencia de
la obligación misma, pero para que proceda deberán existir motivos calificados.

- El ejecutado deberá interponer la demanda ordinaria dentro del plazo de quince días contados desde que
se le notifique la sentencia definitiva, bajo pena de no ser admitida después.

Cuaderno de apremio
El cuaderno de apremio contiene la realización de los bienes del ejecutado, con el fin de poder pagar con esa
realización la deuda. Es decir, el cuaderno de apremio contiene básicamente dos elementos:

- El embargo de los bienes del deudor.

- La realización de estos bienes embargados para poder pagarse el acreedor su crédito.


Este cuaderno comienza, como se señaló en su momento, con la resolución de mandamiento de ejecución y embargo.
Esta resolución, que es la primera que queda registrada en el cuaderno de apremio, tiene por objeto requerir de
pago al deudor, en términos tales que de no pagar, se le embargarán bienes suficientes para cubrir el capital de su
deuda, los intereses y las costas del juicio. Este requerimiento de pago generalmente lo efectúa el receptor o un
ministro de fe ad hoc que notifica también la demanda ejecutiva.

Si en el cuaderno ejecutivo (en el cual se discute la existencia efectiva de la obligación y del título ejecutivo del
demandante para exigir su cumplimiento) se oponen excepciones por parte del demandado, se paraliza el cuaderno
de apremio, con los bienes ya embargados, y se reanuda una vez resueltas tales excepciones, esto es, al momento de
dictarse la sentencia definitiva.

Atendido lo dicho, se puede entender el embargo como la aprehensión material o simbólica de determinados bienes
del deudor con el objeto de asegurar, con su realización, el pago de la deuda. Así lo da a entender por cierto el
artículo 450°CPC, que dispone lo siguiente: “El embargo se entenderá hecho por la entrega real o simbólica de los
bienes al depositario que se designe, aunque éste deje la especie en poder del mismo deudor. A falta de depositario
designado por el juez, hará las veces de tal el propio deudor hasta tanto se designe un depositario distinto//El
ministro de fe que practique el embargo deberá levantar un acta de la diligencia, la que señalará el lugar y hora en
que éste se trabó, contendrá la expresión individual y detallada de los bienes embargados e indicará si fue
necesario o no el auxilio de la fuerza pública para efectuarlo y de haberlo sido, la identificación del o de los
funcionarios que intervinieron en la diligencia. Asimismo, dejará constancia de toda alegación que haga un tercero
invocando la calidad de dueño o poseedor del bien embargado//Tratándose del embargo de bienes muebles, el acta
deberá indicar su especie, calidad y estado de conservación y todo otro antecedente o especificación necesarios para
su debida singularización, tales como, marca, número de fábrica y de serie, colores y dimensiones aproximadas,
según ello sea posible. En el embargo de bienes inmuebles, éstos se individualizarán por su ubicación y los datos de
la respectiva inscripción de dominio//El acta deberá ser suscrita por el ministro de fe que practicó la diligencia y
por el depositario, acreedor o deudor que concurra al acto y que desee firmar//Sin que ello afecte la validez del
embargo, el ministro de fe deberá enviar carta certificada al ejecutado comunicándole el hecho del embargo,
dentro de los dos días siguientes de la fecha de la diligencia o del día en que se reabran las oficinas de correo, si
ésta se hubiere efectuado en domingo o festivo. El ministro de fe deberá dejar constancia en el proceso del
cumplimiento de esta obligación, en los términos del artículo 46//Toda infracción a las normas de este artículo hará
responsable al ministro de fe de los daños y perjuicios que se originen y el tribunal, previa audiencia del afectado,
deberá imponerle alguna de las medidas que se señalan en los números 2, 3 y 4 del artículo 532 del Código Orgánico
de Tribunales”.

Ahora bien, hasta antes de que exista el embargo, lo que el acreedor tiene respecto de los bienes del deudor es sólo
el derecho de prenda general a que se refiere el artículo 2465°CC: “Toda obligación personal da al acreedor el
derecho de perseguir su ejecución sobre todos los bienes raíces o muebles del deudor, sean presentes o futuros,
exceptuándose solamente los no embargables, designados en el artículo 1618”. Precisamente lo que hace el
embargo es singularizar ese derecho más bien genérico en bienes específicos, concretos. En relación a esto, se
presenta una discusión doctrinaria respecto de casos en los cuales pareciera no ser necesario el embargo, por ya
tener el acreedor garantías suficientes de que se crédito se verá satisfecho. Esto es especialmente aplicable a dos
casos:

- Al caso en que se deba un bien específico y determinado.

- Al caso en que el objeto de la deuda ha sido asegurado mediante una garantía real, que, como es sabido,
persigue a la cosa y da derecho al acreedor a cumplirla con independencia de manos de quien se encuentre el
bien.

En efecto, este efecto singularizador del embargo pareciera no tener aplicación en estos y otros casos, por los cuales
se discute de su necesidad14. Son manifestaciones de esta posible prescindencia del embargo las siguientes:

14
Es claro que para efectos prácticos es siempre recomendable efectuar el embargo, especialmente con
el objeto de que la enajenación del bien debido sea constitutiva de objeto ilícito, en conformidad a lo
- En una sentencia de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas, del año 1990 (causa ‘Fisco con Dusan Vilicic’), en
que se perseguía ejecutar concesiones mineras por el no pago de la patente, se estableció que no era necesario
embargo alguno, porque el único bien que permitía el pago de tal patente (i.e, la mina) ya estaba perfectamente
individualizado.

- Así lo establece también el DL 776 sobre ejecución de la prenda, de conformidad al cual no se exige el embargo
para la realización de la prenda, como lo establece su artículo 3°. En efecto, para proceder a la realización de la
prenda, el tribunal cita a las partes a una audiencia (acreedor prendario, deudor prendario y dueño de la cosa
dada en prenda) para que en conjunto acuerden la forma en que se llevará a cabo tal realización y la persona
que la efectuará.

- Así se refleja también en la realización de préstamos con hipoteca a favor de los bancos, como lo establece el
artículo 103° del DFL N° 3 en su inciso primero (ley general de bancos): “Cuando los deudores no hubieren
satisfecho las cuotas o dividendos en el plazo estipulado y requeridos judicialmente no los pagaren en el
término de diez días, el juez decretará, a petición del banco, el remate del inmueble hipotecado o su entrega
en prenda pretoria al banco acreedor”. Como se refleja del texto de la norma, en ningún momento de esta
realización se exige embargo alguno. En complemento de esto, el artículo 105° del DFL N° 3 señala en su inciso
primero que si otros acreedores tuvieren hipotecas respecto del inmueble, se les notificará la resolución que
ordena el remate o la entrega del bien en prenda pretoria al banco para que tenga lugar la llamada purga de la
hipoteca: “Si, además del banco, otros acreedores tuvieren hipotecas respecto del inmueble, se les notificará la
resolución que entregue en prenda pretoria el inmueble al banco, o la que disponga el remate. Si esos
acreedores hipotecarios fueren de derecho preferente al banco, gozarán de su derecho de preferencia para ser
cubiertos con las entradas que el inmueble produjere en el caso de entrega en prenda pretoria y sin perjuicio de
ésta, o con el producto de la venta del inmueble en caso de remate”.

- Finalmente, se señala que la ley de quiebras también constituye una manifestación de esta regla de la
prescindencia del embargo, ya que en la quiebra no es necesario efectuar embargo alguno de los bienes del
fallido, ya que una vez declarada la quiebra todos sus bienes quedan adscritos al pago de sus obligaciones.

Existe otra discusión doctrinaria en relación a la naturaleza jurídica del embargo. Si bien esta discusión sigue vigente
en doctrina, puede señalarse que existe un acuerdo al menos común respecto de que el embargo cumple un doble
fin:

- Un fin coactivo, ya que el embargo constituye de hecho una manifestación de la facultad de imperio de los
tribunales, pues mediante la fuerza pública se ordena cumplir la aprehensión de los bienes del deudor. Así lo
reconoce el inciso final del artículo 443°CPC: “Siempre que en concepto del tribunal haya fundado temor de que
el mandamiento sea desobedecido, podrá solicitar, a petición de parte, el auxilio de la fuerza pública para
proceder a su ejecución”.

- Un fin cautelar, ya que el embargo permite asegurar los resultados del juicio y pagarse con el producto de tal
realización.

Hay autores para los cuales no es posible reconocerle al embargo un fin cautelar, como lo hace, por ejemplo, Hugo
Pereira. En efecto, para Hugo Pereira las medidas cautelares innominadas, de las cuales debería tratarse el embargo
si se le reconociera este fin cautelar, tienen que cumplir con dos requisitos que no se cumplen respecto del
embargo, a saber:

- Lo que la doctrina llama el ‘humo de buen derecho’ (fumus boni iuris), que no es sino antecedentes fundados
que justifiquen la aplicación de la medida cautelar.

dispuesto en el artículo 1464°CC número 3°: “Hay objeto ilícito en la enajenación: 3° De las cosas
embargadas por decreto judicial, a menos que el juez lo autorice o el acreedor consienta en ello”.
- Lo que la doctrina llama el ‘peligro de retraso’ (periculum in mora), que consiste en el justificado temor de que
un retraso en el juicio no haría posible el pago de la deuda.

Ambos requisitos no se cumplen tratándose del embargo, pues a su respecto sólo basta la existencia de un título
ejecutivo para que sea procedente (no se exige ni que existan antecedentes fundados que justifiquen el embargo, o
que exista el temor justificado de que el retraso en el juicio no haría posible el pago de la deuda: basta el solo título
ejecutivo).

Ahora bien, dejando de lado las discusiones doctrinarias, cabe tener en cuenta que para que el embargo sea
procedente se debe trabar sobre bienes respecto de los cuales el deudor sea dueño o al menos poseedor (lo cual el
receptor verifica por el hecho de que el deudor se comporta respecto de ellos con ánimo de señor y dueño). El
artículo 445°CPC establece una enumeración de bienes inembargables: “No son embargables:

1° Los sueldos, las gratificaciones y las pensiones de gracia, jubilación, retiro y montepío que pagan el Estado y
las Municipalidades//Sin embargo, tratándose de deudas que provengan de pensiones alimenticias decretadas
judicialmente, podrá embargarse hasta el 50% de las prestaciones que reciba el alimentante en conformidad al
inciso anterior.

2° Las remuneraciones de los empleados y obreros en la forma que determinan los artículos 40 y 153 del Código
del Trabajo.

3° Las pensiones alimenticias forzosas.

4° Las rentas periódicas que el deudor cobre de una fundación o que deba a la liberalidad de un tercero, en la
parte que estas rentas sean absolutamente necesarias para sustentar la vida del deudor, de su cónyuge y de los
hijos que viven con él y a sus expensas.

5° Los fondos que gocen de este beneficio, en conformidad a la Ley Orgánica del Banco del Estado de Chile y en
las condiciones que ella determine.

6° Las pólizas de seguro sobre la vida y las sumas que, en cumplimiento de lo convenido en ellas, pague el
asegurador. Pero, en este último caso, será embargable el valor de las primas pagadas por el que tomó la
póliza.

7° Las sumas que se paguen a los empresarios de obras públicas durante la ejecución de los trabajos. Esta
disposición no tendrá efecto respecto de lo que se adeude a los artífices u obreros por sus salarios insolutos y de
los créditos de los proveedores en razón de los materiales u otros artículos suministrados para la construcción
de dichas obras.

8° El bien raíz que el deudor ocupa con su familia, siempre que no tenga un avalúo fiscal superior a cincuenta
unidades tributarias mensuales o se trate de una vivienda de emergencia, y sus ampliaciones, a que se refiere el
artículo 5° del decreto ley N° 2.552, de 1979; los muebles de dormitorio, de comedor y de cocina de uso
familiar y la ropa necesaria para el abrigo del deudor, su cónyuge y los hijos que viven a sus expensas//La
inembargabilidad establecida en el inciso precedente no regirá para los bienes raíces respecto de los juicios en
que sean parte el Fisco, Las Cajas de Previsión y demás organismos regidos por la ley del Ministerio de la
Vivienda y Urbanismo.

9° Los libros relativos a la profesión del deudor hasta el valor de cincuenta unidades tributarias mensuales y a
elección del mismo deudor.

10° Las máquinas e instrumentos de que se sirve el deudor para la enseñanza de alguna ciencia o arte, hasta
dicho valor y sujetos a la misma elección.

11° Los uniformes y equipos de los militares, según su arma y grado.

12° Los objetos indispensables al ejercicio personal del arte u oficio de los artistas, artesanos y obreros de
fábrica; y los aperos, animales de labor y material de cultivo necesarios al labrador o trabajador de campo para
la explotación agrícola, hasta la suma de cincuenta unidades tributarias mensuales y a elección del mismo
deudor.
13° Los utensilios caseros y de cocina, y los artículos de alimento y combustible que existan en poder del
deudor, hasta concurrencia de lo necesario para el consumo de la familia durante un mes.

14° La propiedad de los objetos que el deudor posee fiduciariamente.

15° Los derechos cuyo ejercicio es enteramente personal, como los de uso y habitación.

16° Los bienes raíces donados o legados con la expresión de no embargables, siempre que se haya hecho constar
su valor al tiempo de la entrega por tasación aprobada judicialmente; pero podrán embargarse por el valor
adicional que después adquieran.

17° Los bienes destinados a un servicio que no pueda paralizarse sin perjuicio del tránsito o de la higiene
pública, como los ferrocarriles, empresas de agua potable o desagüe de las ciudades, etc; pero podrá
embargarse la renta líquida que produzcan, observándose en este caso lo dispuesto en el artículo anterior.

18° Los demás bienes que leyes especiales prohíban embargar.

Son nulos y de ningún valor los contratos que tengan por objeto la cesión, donación o transferencia en cualquier
forma, ya sea a título gratuito u oneroso, de las rentas expresadas en el número 1° de este artículo o de alguna
parte de ellas”.

Estos bienes inembargables pueden ser clasificados en dos grandes grupos:

a) Bienes que por son excluidos del embargo por compasión social por el deudor. Corresponden a los siguientes:

a.1 Los sueldos, las gratificaciones y las pensiones de gracia, jubilación, retiro y montepío que pagan el
Estado y las Municipalidades (artículo 445°CPC número 1°). Sin embargo, como lo establece el mismo numeral
1° del artículo 445°CPC, tratándose de deudas que provengan de pensiones alimenticias decretadas
judicialmente, podrá embargarse hasta el 50% de las prestaciones que reciba el alimentante por alguna de
estas causas (sueldos, pensiones, etc).

a.2 Las remuneraciones de los empleados y obreros en la forma que determinan los artículos 40° y 153° del
Código del Trabajo (artículo 445°CPC número 2°). Las excepciones a este numeral (es decir, casos en los
cuales serán embargables estos bienes) corresponden a las siguientes:

i) Se podrá embargar hasta el 50% de:

- Las renumeraciones de los empleados y obreros para el pago de pensiones alimenticias decretadas
judicialmente.

- Las remuneraciones que recibe el empleador y con las cuales paga el sueldo de los trabajadores y
obreros.

- Las renumeraciones de los empleados y obreros para pagar sumas defraudadas o robadas por el
trabajador u obrero en el ejercicio de su cargo.

ii) Siempre se podrá embargar lo que exceda las 56 UF.

a.3 Las pensiones alimenticias forzosas (artículo 445°CPC número 3°).

a.4 Las rentas periódicas que el deudor cobre de una fundación o que deba a la liberalidad de un tercero, en
la parte que estas rentas sean absolutamente necesarias para sustentar la vida del deudor, de su cónyuge y de
los hijos que viven con él y a sus expensas (artículo 445°CPC número 4°).

a.5 Los fondos que gocen de este beneficio, en conformidad a la Ley Orgánica del Banco del Estado de Chile y
en las condiciones que ella determine (artículo 445°CPC número 5°).
a.6 Las pólizas de seguro sobre la vida y las sumas que, en cumplimiento de lo convenido en ellas, pague el
asegurador. Pero, en este último caso, será embargable el valor de las primas pagadas por el que tomó la
póliza (artículo 445°CPC número 6°). En este caso lo que se embarga son las primas que pagó el acreedor,
pero no la póliza misma del seguro de vida.

a.7 El numeral 8° del artículo 445°CPC contempla dos clases de bienes inembargables:

- El bien raíz que el deudor ocupa con su familia, siempre que no tenga un avalúo fiscal superior a
cincuenta unidades tributarias mensuales o se trate de una vivienda de emergencia, y sus ampliaciones, a
que se refiere el artículo 5° del decreto ley N° 2.552, de 1979.

- Los muebles de dormitorio, de comedor y de cocina de uso familiar y la ropa necesaria para el abrigo del
deudor, su cónyuge y los hijos que viven a sus expensas.

Esta inembargabilidad no regirá para los bienes raíces respecto de los juicios en que sean parte el Fisco, las
Cajas de Previsión y demás organismos regidos por la ley del Ministerio de la Vivienda y Urbanismo (artículo
445°CPC número 8°).

a.8 Los libros relativos a la profesión del deudor hasta el valor de cincuenta unidades tributarias mensuales y
a elección del mismo deudor (artículo 445°CPC número 9°).

a.9 Las máquinas e instrumentos de que se sirve el deudor para la enseñanza de alguna ciencia o arte, hasta
dicho valor y sujetos a la misma elección (artículo 445°CPC número 10°).

a.10 Los uniformes y equipos de los militares, según su arma y grado (artículo 445°CPC número 11°).

a.11 Los objetos indispensables al ejercicio personal del arte u oficio de los artistas, artesanos y obreros de
fábrica; y los aperos, animales de labor y material de cultivo necesarios al labrador o trabajador de campo
para la explotación agrícola, hasta la suma de cincuenta unidades tributarias mensuales y a elección del
mismo deudor (artículo 445°CPC número 12°).

a.12 Los utensilios caseros y de cocina, y los artículos de alimento y combustible que existan en poder del
deudor, hasta concurrencia de lo necesario para el consumo de la familia durante un mes (artículo 445°CPC
número 13°).

a.13 La propiedad de los objetos que el deudor posee fiduciariamente (artículo 445°CPC número 14°).

a.14 Los derechos cuyo ejercicio es enteramente personal, como los de uso y habitación (artículo 445°CPC
número 15°).

a.15 Los bienes raíces donados o legados con la expresión de no embargables, siempre que se haya hecho
constar su valor al tiempo de la entrega por tasación aprobada judicialmente; pero podrán embargarse por el
valor adicional que después adquieran (artículo 445°CPC número 16°).

a.16 Dando aplicación a lo dispuesto en el numeral 18° del artículo 445°CPC (“No son embargables: 18° Los
demás bienes que leyes especiales prohíban embargar”), se han determinado como inembargables:

- El derecho de usufructo sobre los bienes del hijo por parte del padre.

- El derecho de usufructo sobre los bienes de la mujer casada en sociedad conyugal por parte de su marido.

- Los bienes de los servicios públicos que expresamente señalan las leyes especiales que regulan tales
servicios públicos.

b) Bienes que son excluidos del embargo por existir a su respecto un interés colectivo. Corresponden a los
siguientes:
b.1 Las sumas que se paguen a los empresarios de obras públicas durante la ejecución de los trabajos (artículo
445°CPC número 7°). Como lo dispone el mismo numeral 7° del artículo 445°CPC, esto no se aplica respecto
de:

- Lo que se adeude a los artífices u obreros por sus salarios insolutos (es decir, lo que los empresarios
deban a sus propios trabajadores).

- Los créditos de los proveedores en razón de los materiales u otros artículos suministrados para la
construcción de dichas obras (es decir, lo que los empresarios deban a los proveedores de materiales).

b.2 Los bienes destinados a un servicio que no pueda paralizarse sin perjuicio del tránsito o de la higiene
pública, como los ferrocarriles, empresas de agua potable o desagüe de las ciudades, etc; pero podrá
embargarse la renta líquida que produzcan, observándose en este caso lo dispuesto en el artículo anterior
(artículo 445°CPC número 17°).

Ahora bien, ¿qué sucede cuando se embargan algunos de estos bienes? Se hace valer un incidente de solicitud de
exclusión del embargo, según lo permite el artículo 519°CPC: “Se substanciará en la forma establecida para las
tercerías de dominio la oposición que se funde en el derecho del comunero sobre la cosa embargada//Se tramitará
como incidente la reclamación del ejecutado para que se excluya del embargo alguno de los bienes a que se refiere
el artículo 445”. No obstante ello, la inembargabilidad del bien puede renunciarse expresa o tácitamente por el
afectado, aunque sólo en caso que mire al sólo interés particular del deudor (así, por ejemplo, la renuncia no podría
tener lugar respecto de los bienes a que se refieren los numerales 7° y 17° del artículo 445°CPC, porque ellos
involucran de suyo un interés colectivo). La renuncia a la inembargabilidad es expresa cuando se señala al celebrar
el contrato y es tácita cuando el sujeto no se opone.

Los bienes sobre los que recae el embargo corresponden a los siguientes, según se encuentran establecidos en un
orden de prioridad en el artículo 443°CPC (que se refiere al mandamiento de ejecución y embargo):

1° Primero se embarga la especie o cuerpo cierto debida que está en poder del deudor, como lo establece el
inciso tercero del artículo 443°CPC: “Si la ejecución recae sobre cuerpo cierto, o si el acreedor en la demanda
ha señalado, para que se haga el embargo, bienes que la ley permita embargar, el mandamiento contendrá
también la designación de ellos”.

2° Los bienes indicados por el demandante en la demanda ejecutiva.

3° En caso que no sea posible lo anterior, debe seguirse la indicación del deudor, como lo establece el artículo
448°CPC: “No designando el acreedor bienes para el embargo, se verificará éste en los que el deudor presente,
si, en concepto del ministro de fe encargado de la diligencia, son suficientes o si, no siéndolo, tampoco hay
otros conocidos”.

4° En caso que lo anterior no sea posible, el artículo 449°CPC establece el siguiente orden de prioridad:

- Se embarga primero dinero.

- Después otros bienes muebles.

- En su defecto, bienes raíces.

- Finalmente, salarios y pensiones.

Así lo establece el artículo 449°CPC: “Si no designan bienes el acreedor ni el deudor, el ministro de ge guardará
en el embargo el orden siguiente:

1° Dinero.

2° Otros bienes muebles.

3° Bienes raíces.
4° Salarios y pensiones”.

La forma de practicar el embargo se rige por las siguientes reglas:

a) Las normas generales o comunes a todo embargo corresponden a las siguientes:

a.1 El embargo lo efectúa el mismo ministro de fe encargado del requerimiento de pago y de la notificación
de la demanda ejecutiva (generalmente el receptor). La orden de embargo está contenida, como es sabido,
en el mandamiento de ejecución y embargo.

a.2 El embargo se realiza después del requerimiento de pago al deudor y en el caso que éste no pague o
entregue bienes suficientes para cubrir el capital de la deuda, sus intereses y las costas.

a.3 El embargo es una actuación judicial, por lo que debe cumplir con todos los requisitos de las actuaciones
judiciales:

aa) Deben ser realizadas en día y hora hábil.

bb) Deben ser realizadas por el tribunal que conoce de la causa, salvo el caso (como éste) en que la ley
permite expresamente que la actuación la efectúe un ministro de fe distinto.

cc) Deben ser autorizadas por un ministro de fe o por un funcionario competente (en este caso
generalmente el receptor).

dd) Debe quedar constancia de la actuación judicial en el proceso, en el expediente. En este caso, los
requisitos del acta que debe levantar el ministro de fe se encuentran regulados en los incisos segundo y
siguientes del artículo 450°CPC: “El ministro de fe que practique el embargo deberá levantar un acta de
la diligencia, la que señalará el lugar y hora en que éste se trabó, contendrá la expresión individual y
detallada de los bienes embargados e indicará si fue necesario o no el auxilio de la fuerza pública para
efectuarlo y de haberlo sido, la identificación del o de los funcionarios que intervinieron en la diligencia.
Asimismo, dejará constancia de toda alegación que haga un tercero invocando la calidad de dueño o
poseedor del bien embargado//Tratándose del embargo de bienes muebles, el acta deberá indicar su
especie, calidad y estado de conservación y todo otro antecedente o especificación necesarios para su
debida singularización, tales como, marca, número de fábrica y de serie, colores y dimensiones
aproximadas, según ello sea posible. En el embargo de bienes inmuebles, éstos se individualizarán por su
ubicación y los datos de la respectiva inscripción de dominio//El acta deberá ser suscrita por el ministro
de fe que practicó la diligencia y por el depositario, acreedor o deudor que concurra al acto y que desee
firmar//Sin que ello afecte la validez del embargo, el ministro de fe deberá enviar carta certificada al
ejecutado comunicándole el hecho del embargo, dentro de los dos días siguientes de la fecha de la
diligencia o del día en que se reabran las oficinas de correo, si ésta se hubiere efectuado en domingo o
festivo. El ministro de fe deberá dejar constancia en el proceso del cumplimiento de esta obligación, en
los términos del artículo 46//Toda infracción a las normas de este artículo hará responsable al ministro
de fe de los daños y perjuicios que se originen y el tribunal, previa audiencia del afectado, deberá
imponerle alguna de las medidas que se señalan en los números 2, 3 y 4 del artículo 532 del Código
Orgánico de Tribunales”.

De este modo, el acta que levanta el ministro de fe del embargo deberá contener:

i) El lugar y hora en que se trabó el embargo.

ii) La expresión individual y detallada de los bienes embargados.

iii) La indicación de si fue necesario o no el auxilio de la fuerza pública para efectuarlo, y de haberlo
sido contendrá la identificación del o de los funcionarios que intervinieron en la diligencia.

iv) Se dejará constancia en esta acta de toda alegación que haga un tercero invocando la calidad de
dueño o poseedor del bien embargado.
v) Tratándose del embargo de bienes muebles, el acta deberá indicar su especie, calidad y estado de
conservación y todo otro antecedente o especificación necesarios para su debida singularización, tales
como, marca, número de fábrica y de serie, colores y dimensiones aproximadas, según ello sea posible.
Con esto se busca sobre todo amparar el objeto sobre el que recayó el embargo, dentro de la
prohibición a que se refiere el numeral tercero del artículo 1464°CC: “Hay objeto ilícito en la
enajenación: 3° De las cosas embargadas por decreto judicial, a menos que el juez lo autorice o el
acreedor consienta en ello”.

vi) En el embargo de bienes inmuebles, éstos se individualizarán por su ubicación y los datos de la
respectiva inscripción de dominio.

vii) Se deberá dejar constancia en el acta de que se entregaron estos bienes al depositario, ya sea real o
simbólicamente. Esta entrega simbólica generalmente es aplicable cuando el depositario es el mismo
deudor o cuando el bien embargado está en manos de un tercero (como un banco). Sólo después de esta
entrega se entiende que el bien ha quedado debidamente embargado, con todos los efectos que ello
conlleva.

El acta deberá ser suscrita por el ministro de fe que practicó la diligencia y por el depositario, acreedor o
deudor que concurra al acto y que desee firmar. Una vez practicado el embargo, el receptor o ministro de
fe que corresponda deberá enviar una carta certificada al ejecutado comunicándole el hecho del embargo,
dentro de los dos días siguientes a la fecha de la diligencia o del día en que se reabran las oficinas de
correo (en caso que el embargo se practicó un domingo o festivo). De ello también se deberá dejar
constancia en el acta que levanta el ministro de fe. La omisión del envío de esta carta certificada no
invalida el embargo, pero hace responsable al receptor de los perjuicios que ello produzca al ejecutado,
como lo establece el inciso final del artículo 450°CPC: “Toda infracción a las normas de este artículo hará
responsable al ministro de fe de los daños y perjuicios que se originen y el tribunal, previa audiencia del
afectado, deberá imponerle alguna de las medidas que se señalan en los números 2, 3 y 4 del artículo 532
del Código Orgánico de Tribunales15”.

a.4 Si el deudor se opone al embargo, se recurre al auxilio de la fuerza pública por orden del tribunal, previa
solicitud de parte, como lo dispone el inciso final del artículo 443°CPC: “Siempre que en concepto del
tribunal haya fundado temor de que el mandamiento sea desobedecido, podrá solicitar, a petición de parte,
el auxilio de la fuerza pública para proceder a su ejecución”.

b) Las normas particulares para embargar determinados bienes corresponden a las siguientes:

b.1 Respecto de dineros, joyas, especies preciosas o efectos públicos, el inciso final del artículo 451°CPC
dispone lo siguiente: “Si el embargo recae sobre dinero, alhajas, especies preciosas, o efectos públicos, el
depósito deberá hacerse en un Banco o Caja Nacional de Ahorros a la orden del juez de la causa y el
certificado del depósito se agregará a los autos”.

b.2 Respecto del menaje de la casa del deudor, el inciso final del artículo 444°CPC dispone lo siguiente: “Si la
ejecución recae sobre el simple menaje de la casa habitación del deudor, el embargo se entenderá hecho
permaneciendo las especies en poder del mismo deudor, con el carácter de depositario, previa facción de un

15
Las medidas que establece el artículo 532°COT en sus numerales 2°, 3° y 4° corresponden a las
siguientes:

- Censura por escrito.

- Multa de uno a quince días de sueldo o de una cantidad que no exceda de ocho y media UTM.

- Suspensión de sus funciones hasta por un mes, gozando del cincuenta por ciento de sus
remuneraciones, cuando procediere.
inventario en que se expresen en forma individual y detallada el estado y la tasación aproximada de las
referidas especies que practicará el ministro de fe ejecutor. La diligencia que deberá extenderse será
firmada por el ministro de fe que la practique, por el acreedor, si concurre, y por el deudor, quien, en caso
de substracción, incurrirá en la sanción prevista en el número 1° del artículo 471 del Código Penal”.

b.3 Respecto de la empresa o el establecimiento mercantil, los incisos primero y segundo del artículo 444°CPC
disponen lo siguiente: “Si la ejecución recae sobre una empresa o establecimiento mercantil o industrial, o
sobre cosa o conjunto de cosas que sean complemento indispensable para su explotación, podrá el juez,
atendidas las circunstancias y la cuantía del crédito, ordenar que el embargo se haga efectivo, o en los
bienes designados por el acreedor, o en otros bienes del deudor, o en la totalidad de la industria misma, o en
las utilidades que ésta produzca, o en parte de cualquiera de ellas//Embargada la industria o las utilidades,
el depositario que se nombre tendrá las facultades y deberes de interventor judicial; y para ejercer las que
correspondan al cargo de depositario, procederá en todo caso con autorización del juez de la causa”.

b.4 Respecto de los bienes que se encuentran en posesión de un tercero que se opone a la entrega, alegando
el derecho a gozar de ella a un título distinto de aquél del dueño, dispone el artículo 454°CPC lo siguiente:
“Cuando la cosa embargada se halle en poder de un tercero que se oponga a la entrega alegando el derecho
de gozarla a otro título que el de dueño, no se hará alteración en este goce hasta el momento de la
enajenación, ejerciendo mientras tanto el depositario sobre la cosa los mismos derechos que ejercía el
deudor//Lo cual se entiende sin perjuicio del derecho que corresponda al tenedor de la cosa embargada para
seguir gozándola aún después de su enajenación”.

Los efectos del embargo corresponden a los siguientes:

a) Desde el momento mismo en que se verifica el embargo, se entiende que existe objeto ilícito en su
enajenación, en conformidad al artículo 1464°CC número 3°: “Hay objeto ilícito en la enajenación: 3° De las
cosas embargadas por decreto judicial, a menos que el juez lo autorice o el acreedor consienta en ello”. Para
determinar desde cuándo se produce este efecto, hay que distinguir según la naturaleza del bien sobre el que
recae el embargo:

- Si el embargo recae sobre un bien inmueble, se entiende que existe objeto ilícito en su enajenación desde
que se inscribe el embargo en registro de gravámenes y prohibiciones del conservador de bienes raíces.

- Si el embargo recae sobre un bien mueble, se entiende que existe objeto ilícito en su enajenación desde que
el tercero toma conocimiento del embargo.

b) Consecuencia natural del embargo es que el dueño pierda su derecho a disposición de la cosa. Si enajena el
bien embargado, en caso que sea el mismo deudor su depositario, incurre en el delito de depositario alzado. En
el caso que el deudor no haya sido designado depositario del bien embargado, puede pedir el derecho de usar y
gozar de él.

c) No obstante habiéndose ya embargado un cierto bien, puede volver a trabarse sobre él un embargo distinto. Es
decir, es posible el reembargo, aunque ello no implica que exista una suerte de preferencia respecto del
acreedor en cuyo favor se trabó el primero embargo. En este caso, en que se hayan trabado muchos embargos
sobre la cosa, los acreedores se pagarán en proporción a sus derechos o con la preferencia que tengan (por
ejemplo, si tienen una hipoteca respecto del bien embargado). Respecto del segundo acreedor en cuyo favor se
trabó el embargo, la ley concede dos alternativas:

i) Puede concurrir directamente al mismo juicio en que se trabó el primero embargo a través de una tercería
de pago o de prelación. Se refiere a las tercerías el artículo 518°CPC, que dispone lo siguiente: “En el juicio
ejecutivo sólo son admisibles las tercerías cuando el reclamante pretende:

1° Dominios de los bienes embargados.

2° Posesión de los bienes embargados.

3° Derecho para ser pagado preferentemente.

4° Derecho para concurrir en el pago a falta de otros bienes.


En el primer caso la tercería se llama de dominio, en el segundo de posesión, en el tercero de prelación y en
el cuarto de pago”.

De este modo, el segundo acreedor puede hacer valer su derecho mediante alguna de estas dos tercerías:

- Mediante una tercería de pago, en el caso que, no teniendo preferencia alguna, pida que se le pague en
la misma proporción que al primero acreedor.

- Mediante una tercería de prelación, en el caso que el segundo acreedor concurra al juicio pidiendo que
se le pague primero en razón de la preferencia de que goza.

ii) El segundo acreedor puede interponer una demanda ejecutiva por vía separada, pidiendo al juez que le
envíe un oficio al tribunal del primer juicio, con el fin de que éste no le pague al primer acreedor mientras no
cauciones el crédito del segundo ejecutante.

Existe una discusión en doctrina respecto de la aplicación de la prohibición del artículo 1464°CC número 3° al caso
de las enajenaciones judiciales o forzadas de un bien embargado, es decir, se duda si hay objeto ilícito en la
enajenación de un bien embargado cuando tal enajenación es forzada o judicial. El supuesto de hecho de este
problema corresponde a la existencia de varios embargos trabados en distintos juicios respecto del mismo bien: ¿se
puede proceder en uno de ellos a la enajenación del bien embargado? Como el artículo 1464°CC no distingue entre
enajenaciones forzadas y voluntarias, existen dos posiciones en doctrina16:

a) Para algunos SÍ es posible la enajenación judicial o forzada de bienes embargados siempre que se pida
autorización a los demás jueces para proceder al remate. Así se procede de hecho en la práctica, ya que es
común que los tribunales autoricen estas enajenaciones. Sin embargo, esta postura presenta como problema la
posibilidad de que se desconozca el hecho de que se haya trabado embargo respecto del mismo bien en otro
juicio, lo cual es especialmente aplicable a bienes muebles que no están sujetos a registro. En tal caso, no se
pediría autorización alguna, precisamente porque se desconoce de la existencia del otro juicio y del embargo que
se trabó en él respecto del mismo bien. Además, puede prestarse para que deudores inescrupulosos inicien de
modo oculto juicios paralelos en los cuales ellos soliciten se trabe el embargo sobre ese bien, de manera que
cuando se quiera proceder al remate en el primer juicio, el deudor se opondrá a ello por faltar la autorización
del segundo tribunal. Esto, claro está, afectará en último término al acreedor o al tercero que haya adquirido el
bien en el remate.

b) Para otros el artículo 1464°CC número 3° no afecta en modo alguno las enajenaciones judiciales (que serían
siempre procedentes, sin necesidad de autorización alguna), por cuanto tal artículo busca proteger al acreedor
que ya ha obtenido el embargo a su favor, lo que sólo tiene relevancia respecto de las enajenaciones voluntarias
y no respecto de las que se hagan por el ministerio de la justicia.

Ejecución de la sentencia ejecutiva


Para determinar cómo se ejecutan las sentencias ejecutivas, hay que distinguir entre la ejecución de las sentencias
de pago y la ejecución de las sentencias de remate:

a) Ejecución de las sentencias de pago


Sentencias de pago son aquellas en que el embargo se ha trabado sobre la especie o cuerpo cierto debida o sobre
dinero. Para que se pueda proceder al pago en este caso se exige un trámite previo, que corresponde a la
liquidación del crédito y a la tasación de las costas (que generalmente serán de cargo del ejecutado), como lo
dispone el artículo 510°CPC: “Ejecutoriada la sentencia definitiva y realizados los bienes embargados, se hará la
liquidación del crédito y se determinarán, de conformidad al artículo 471, las costas que deben ser de cargo al
deudor, incluyéndose las causadas después de la sentencia//Lo dispuesto en este artículo tendrá también
aplicación en el caso previsto en el inciso 2° del artículo 509”.

La liquidación generalmente la efectúa el secretario del tribunal y una vez efectuada la pone en conocimiento de
las partes, quienes podrán objetarla dentro de tercero día. Una vez que esté firme la liquidación, se procede al

16
Este tema debería resolverlo en último término la Corte Suprema, pero se ha pronunciado en ambos
sentidos.
pago al acreedor, que solicita al tribunal que ‘gire cheque’ a su favor por el monto correspondiente. Así lo
dispone el artículo 511°CPC: “Practicada la liquidación a que se refiere el artículo precedente, se ordenará
hacer pago al acreedor con el dinero embargado o con el que resulte de la realización de los bienes de otra clase
comprendidos en la ejecución//Si la ejecución fuere en moneda extranjera, el tribunal pondrá a disposición del
depositario los fondos embargados en moneda diferente a la adeudada sobre los cuales hubiere recaído el
embargo y los provenientes de la realización de bienes del ejecutado en cantidad suficiente, a fin de que, por
intermedio de un Banco de la plaza, se conviertan en la moneda extranjera que corresponda. Esta diligencia
podrá también ser cometida al secretario”.

En el caso que se haya embargado la especie o cuerpo cierto debida, una vez firme la sentencia simplemente se
entrega tal cosa al acreedor, como lo dispone el artículo 512°CPC: “Si el embargo se ha trabado sobre la especie
misma que se demanda, una vez ejecutoriada la sentencia de pago, se ordenará su entrega al ejecutante”. Si el
deudor que había quedado como depositario de la cosa niega la entrega, se solicitará el auxilio de la fuerza
pública.

Ahora bien, aun en el caso que no esté firme la sentencia de pago, se podrá proceder a su ejecución si el
acreedor la cauciona sus resultas, como lo dispone el artículo 475°CPC: “Si se interpone apelación de la
sentencia de pago, no podrá procederse a la ejecución de esta sentencia, pendiente el recurso, sino en caso que
el ejecutante caucione las resultas del mismo”.

b) Ejecución de las sentencias de remate


Sentencias de remate son aquellas en que el embargo se ha trabado sobre un bien distinto a la especie o cuerpo
cierto debida, o sobre dinero. Toda sentencia de remate eventualmente se transformará en una sentencia de
pago, ya que lo que existirá en poder del tribunal al momento de la ejecución de la sentencia (al momento de
pagar) será siempre dinero, como así lo establece el artículo 509°CPC: “Los fondos que resulten de la realización
de los bienes embargados se consignarán directamente por los compradores, o por los arrendatarios en el caso
del artículo anterior17, a la orden del tribunal que conozca de la ejecución, en la forma dispuesta en el artículo
507 del Código Orgánico de Tribunales// Si se ha interpuesto apelación de la sentencia, no podrá procederse al
pago al ejecutante, pendiente el recurso, sino en caso que caucione las resultas del mismo”.

Como ya se señaló, las sentencias de remate pueden ejecutarse inmediatamente después de notificadas, no
obstante existir recursos en su contra, y hasta que los bienes embargados se hayan convertido en dinero, en cuyo
caso la sentencia de remate se habrá transformado en una sentencia de pago, que requerirá estar firme para
poder proceder a su ejecución (salvo que se rinda fianza de resultas). Así lo establecen los artículos 481°CPC y
194°CPC en su numeral 1°:

- Artículo 481°CPC: “Notificada que sea la sentencia de remate, se procederá a la venta de los bienes
embargados, de conformidad a los artículos siguientes”.

- Artículo 194°CPC número 1°: “Sin perjuicio de las excepciones expresamente establecidas en la ley, se
concederá apelación sólo en el efecto devolutivo: 1° De las resoluciones dictadas contra el demandado en los
juicios ejecutivos y sumarios”.
La ejecución de las sentencias de remate depende del tipo de bien sobre el cual se trabe el embargo:

b.1 En caso que el embargo se haya trabado sobre bienes sujetos a corrupción, o susceptibles a un próximo
deterioro, o de difícil y costosa conservación, procederá el depositario a su venta, previa autorización del
tribunal, en la forma que resulte más conveniente, no siendo necesaria tasación previa. Así lo dispone el
artículo 483°CPC: “Venderá el depositario en la forma más conveniente, sin previa tasación, pero con
autorización judicial, los bienes muebles sujetos a corrupción, o susceptibles de próximo deterioro, o cuya
conservación sea difícil o muy dispendiosa”. El dinero que el depositario obtenga producto de esa venta
deberá depositarlo en la cuente corriente del tribunal.

17
El artículo 508°CPC dispone lo siguiente: “Si los bienes embargados consisten en el derecho de gozar
de una cosa o percibir sus frutos, podrá pedir el acreedor que se dé en arrendamiento o que se
entregue en prenda pretoria este derecho//El arrendamiento se hará en remate público fijadas
previamente por el tribunal, con audiencia verbal de las partes, las condiciones que hayan de tenerse
como mínimum para las posturas//Se anunciará al público el remate con anticipación de veinte días, en
la forme y en los lugares expresados por el artículo 489”.
Se podría pensar que la venta de estos bienes antes de que se dicte la sentencia de remate podría ser abusiva
(ya que todavía no hay un pronunciamiento a favor del acreedor). Sin embargo, esa posibilidad es admitida en
doctrina, por cuanto el deterioro de las cosas perjudica a ambos litigantes, con lo cual los dos se ven
beneficiados.

b.2 En caso que el embargo se haya trabado sobre bienes de comercio realizables en el acto (como acciones
de sociedades anónimas abiertas, por ejemplo), éstos podrán ser vendidos por un corredor de bolsa designado
por el mismo procedimiento que se emplea para designar peritos, previa autorización judicial y sin tasación
previa. El dinero que se recibe como producto de esta venta, se deberá depositar en la cuenta corriente del
tribunal. Así lo dispone el artículo 484°CPC: “Los efectos de comercio realizables en el acto, se venderán sin
previa tasación, por un corredor nombrado en la forma que establece el artículo 41418”.

b.3 En caso que el embargo se haya trabado sobre otra clase de bienes muebles distintos de los anteriores,
serán vendidos por un martillero con autorización judicial y sin previa tasación, debiendo depositar el
producto de la venta en la cuenta del tribunal, como lo dispone el artículo 482°CPC: “Los bienes muebles
embargados se venderán en martillo, siempre que sea posible, sin necesidad de tasación. La venta se hará
por el martillero designado por el tribunal que corresponda”19.

b.4 En caso que el embargo se haya trabado sobre bienes inmuebles (que son, por cierto, los más relevantes
para el CPC, lo que es razonable, si se considera que fue dictado en 1902), es el mismo tribunal el que
procede a su remate PREVIA TASACIÓN y cumpliéndose una serie de solemnidades que aseguran su venta a un
precio justo. El tribunal que procede al remate puede ser el mismo tribunal ante el que se sigue el juicio o el
tribunal que corresponda al lugar donde se encuentran los inmuebles embargados, lo cual es decidido por el
ejecutante. Así lo dispone el artículo 485°CPC: “Los demás bienes no comprendidos en los tres artículos
anteriores [esto es, los bienes inmuebles], se tasarán y venderán en remate público ante el tribunal que
conoce de la ejecución, o ante el tribunal dentro de cuya jurisdicción estén situados los bienes, cuando así se
resuelva a solicitud de parte y por motivos fundados”.

En este caso, el precio justo será el mayor posible, respecto de lo cual los intereses del ejecutante y del
ejecutado no serán divergentes (ambos buscarán de hecho que el precio de venta sea alto), salvo el caso, por
ejemplo, de que el ejecutante esté apurado y quiera recibir pronto el dinero. Las formalidades que aseguran
la obtención de este precio justo corresponden a las siguientes:

1° Tasación: La tasación se encuentra regulada en los artículos 486°CPC y 487°CPC, que disponen lo
siguiente:

- Artículo 486°CPC: “La tasación será la que figure en el rol de avalúos que esté vigente para los
efectos de la contribución de haberes, a menos que el ejecutado solicite que se haga nueva
tasación//En este caso la tasación se practicará por peritos nombrados en la forma que dispone el

18
El artículo 414°CPC, que se refiere al procedimiento para designar peritos, dispone lo siguiente: “Para
proceder al nombramiento de peritos, el tribunal citará a las partes a una audiencia, que tendrá lugar
con sólo las que asistan y en la cual se fijará primeramente por acuerdo de las partes, o en su defecto
por el tribunal, el número de peritos que deban nombrarse, la calidad, aptitudes o títulos que deban
tener y el punto o puntos materia del informe//Si las partes no se ponen de acuerdo sobre a
designación de las personas, hará el nombramiento el tribunal, no pudiendo recaer en tal caso en
ninguna de las dos primeras personas que hayan sido propuestas por cada parte//La apelación que se
deduzca en los casos del inciso 1° de este artículo no impedirá que se proceda a la designación de los
peritos de conformidad al inciso 2°. Sólo después de hecha esta designación, se llevará adelante el
recurso”.
19
Las diferencias que se dan entre estos tres primeros casos dicen relación con dos aspectos:

- Quién vende los bienes.

- Cómo se venden los bienes.


artículo 414, haciéndose el nombramiento en la audiencia del segundo día hábil después de notificada
la sentencia sin necesidad de nueva notificación//En el caso que la designación de peritos deba hacerla
el tribunal, no podrá recaer en empleados o dependientes a cualquier título del mismo
tribunal//Puesta en conocimiento de las partes la tasación, tendrán el término de tres días para
impugnarla//De la impugnación de cada parte se dará traslado a la otra por igual término”.

- Artículo 487°CPC: “Transcurridos los plazos que expresa el artículo anterior, y aun cuando no hayan
evacuado las partes el traslado de las impugnaciones, resolverá sobre ellas el tribunal, sea aprobando
la tasación, sea mandando que se rectifique por el mismo o por otro perito, sea fijando el tribunal por
sí mismo el justiprecio de los bienes. Estas resoluciones son inapelables//Si el tribunal manda rectificar
la tasación, expresará los puntos sobre que deba recaer la rectificación; y practicada ésta, se tendrá
por aprobada, sin aceptarse nuevos reclamos”.

Con la tasación se busca que exista plena conciencia del verdadero valor del inmueble, fijándose con ello
un mínimo al cual éste puede ser vendido. Es normal, por tanto, que el deudor intente que este mínimo
sea lo más alto posible. Como lo establecen los artículos 486°CPC y 487°CPC, para efectuar la tasación se
tomará en cuenta el avalúo fiscal para el semestre correspondiente (avalúo que fija el valor comercial de
la propiedad para ese período). Como históricamente este avalúo era muy inferior al valor real de la
propiedad (lo que ha cambiado los últimos cinco años), se concede al ejecutado el derecho de solicitar una
nueva tasación efectuada por peritos.

Puesta en conocimiento de las partes la tasación, tendrán el término de tres días para impugnarla. De la
impugnación de cada parte se dará traslado a la otra por igual término. Una vez transcurridos estos plazos,
y aun cuando no hayan evacuado las partes el traslado de las impugnaciones, resolverá sobre ellas el
tribunal, sea aprobando la tasación, sea mandando que se rectifique por el mismo o por otro perito, sea
fijando el tribunal por sí mismo el justiprecio de los bienes. Estas resoluciones son INAPELABLES.

2° Fijación por anticipado de un día y hora para la subasta: Así lo establece el artículo 488°CPC:
“Aprobada la tasación, se señalará día y hora para la subasta”. Esto lo fijará libremente el tribunal, con la
única limitación de que el remate no puede realizarse antes de 15 días después de la publicación de los
avisos respectivos, como lo establece el inciso primero del artículo 489°CPC: “El remate, con el
señalamiento del día y hora en que debe tener lugar, se anunciará por medio de avisos publicados, a lo
menos por cuatro veces en un diario de la comuna en que tenga su asiento el tribunal, o de la capital de
la provincia o de la capital de la región, si en aquélla no lo hubiere. Los avisos podrán publicarse también
en días inhábiles. El primero de los avisos deberá ser publicado con quince días de anticipación, como
mínimo, sin descontar los inhábiles, a la fecha de la subasta”.

3° Bases para el remate: Las bases del remate corresponden al conjunto de condiciones bajo las cuales se
efectuará el remate. Si bien debería en principio fijarlas el tribunal, en la práctica es el ejecutante el que
las redacta y las presenta al tribunal para su aceptación, que, de considerarlas razonables, les da traslado
a la contraparte; si no hay objeción alguna, las aprueba. El inciso segundo del artículo 491°CPC establece
el criterio o principio que debe seguir el tribunal al momento de fijar estas bases, a saber, la mayor
facilidad y el mejor resultado de la enajenación: “Las demás condiciones para la subasta se propondrán
por el ejecutante, con citación de la contraria. La oposición que se formule será resuelta de plano por el
tribunal, consultando la mayor facilidad y el mejor resultado de la enajenación”.

Estas bases comprenden en general las condiciones de un contrato de compraventa, a saber:

a) La individualización del bien.

b) El precio mínimo para la subasta, que se fija de común acuerdo entre ejecutante y ejecutado. Si no
hay acuerdo, lo fija el tribunal, pero no podrá ser nunca menor a los dos tercios de la tasación, como lo
establece el artículo 493°CPC: “Salvo el caso de convenio expreso de las partes, no se admitirá postura
que baje de los dos tercios de la tasación”. Cabe tener en cuenta que nada impide al ejecutante
adjudicarse el bien embargado (lo compra con cargo al crédito que tiene contra el ejecutado), lo cual es
razonable, pues con ello busca que no se venda el bien a un precio absurdo.

c) La forma de pagar el precio, que es establecida de común acuerdo ente ejecutante y ejecutado. Si no
hay acuerdo, la fija el tribunal y será siempre al contado, salvo que por motivo fundado se decrete otra
cosa, como lo dispone el inciso primero del artículo 491°CPC: “El precio de los bienes que se rematen
deberá pagarse de contado, salvo que las partes acuerden o que el tribunal, por motivos fundados,
resuelva otra cosa”.

d) Las garantías que deben rendir los postores, a las que se refiere el artículo 494°CPC: “Todo postor,
para tomar parte en el remate, deberá rendir caución suficiente, calificada por el tribunal, sin ulterior
recurso, para responder de que se llevará a efecto la compra de los bienes rematados. La caución será
equivalente al diez por ciento de la valoración de dichos bienes y subsistirá hasta que se otorgue la
escritura definitiva de compraventa, o se deposite a la orden del tribunal el precio o parte de él que
deba pagarse de contado//Si no se consigna el precio del remate en la oportunidad fijada en las bases,
las que el secretario hará saber en el momento de la licitación, o el subastador no suscribe la escritura
definitiva de compraventa, el remate quedará sin efecto y se hará efectiva la caución. El valor de ésta,
deducido el monto de los gastos del remate, se abonará en un cincuenta por ciento al crédito y el
cincuenta por ciento restante quedará a beneficio de la Junta de Servicios Judiciales//Se concederán
sólo en el efecto devolutivo las apelaciones que interponga el subastador de los bienes embargados”.

Es natural que se exijan a los postores estas cauciones, para asegurar la seriedad de las ofertas. Como lo
establece el inciso primero del artículo 494°CPC, la caución será equivalente al diez por ciento de la
valoración de dichos bienes y subsistirá hasta que se otorgue la escritura definitiva de compraventa, o se
deposite a la orden del tribunal el precio o parte de él que deba pagarse de contado. Este porcentaje
puede ser mayor o menor según lo acuerden las partes. Es común que los tribunales no acepten que esta
garantía se pague en dinero (para evitar su circulación por tribunales), sino en vale vistas, pagarés,
depósitos a plazo, etc.

e) La facultad explícita del ejecutante de hacer posturas y adjudicarse el bien con cargo a su crédito.

f) Las demás condiciones de la subasta, como por ejemplo:

- La fecha de entrega del bien.

- El pago de las cuentas atrasadas del inmueble (luz, agua, etc).

4° Efectos de la purga de la hipoteca: Como es sabido, la hipoteca es un derecho real que da derecho al
acreedor a perseguir su cumplimiento de manos de quien se encuentre el bien. Además de los modos
normales de extinción de un derecho real, respecto de la hipoteca se consagra en el Código Civil y en el
CPC la posibilidad de que la hipoteca se extinga si el bien inmueble hipotecado es rematado en pública
subasta y se configuran los requisitos que para tal efecto establece la ley. Esta es precisamente la llamada
purga de la hipoteca, que se encuentra regulada en el artículo 2428°CC, que dispone lo siguiente: “La
hipoteca da al acreedor el derecho de perseguir la finca hipotecada, sea quien fuere el que la posea, y a
cualquier título que la haya adquirido//Sin embargo, esta disposición no tendrá lugar contra el tercero
que haya adquirido la finca hipotecada en pública subasta, ordenada por el juez//Mas para que esta
excepción surta efecto a favor del tercero deberá hacerse la subasta con citación personal, en el término
de emplazamiento, de los acreedores que tengan constituidas hipotecas sobre la misma finca; los cuales
serán cubiertos sobre el precio del remate en el orden que corresponda//El juez entre tanto hará
consignar el dinero”. De esta manera, los requisitos de la purga de la hipoteca corresponden a los
siguientes:

a) La venta debe hacerse en pública subasta.

b) La pública subasta debe ser ordenada por el juez.

c) Tiene que citarse personalmente a los acreedores hipotecarios (porque así se aseguran la obtención
de un buen precio). Esta notificación se practica por cédula, porque los acreedores hipotecarios son
terceros al juicio.

d) Debe verificarse o realizarse la pública subasta una vez transcurrido el término de emplazamiento. El
término de emplazamiento debe correr a lo menos entre la citación a la subasta y la subasta misma. Se
ha entendido en doctrina y en la jurisprudencia que se trata del término de emplazamiento para
contestar una demanda en un juicio civil ordinario (que, como es sabido, se determina de conformidad a
los artículos 258°CPC y 259°CPC).

El precio de la realización debe consignarse a los fondos del tribunal que haya ordenado la subasta y sobre
él satisfacen sus créditos los acreedores hipotecarios. Si no se cita oportunamente a un acreedor, o de
lleno no se lo cita, no opera respecto de él la purga de la hipoteca, de manera que ésta subsiste en su
favor.

El artículo 492°CPC introdujo una reforma al artículo 2428°CC en relación a la purga de la hipoteca, al
disponer lo siguiente: “Si por un acreedor hipotecario de grado posterior se persigue una finca hipotecada
contra el deudor personal que la posea, el acreedor o los acreedores del grado preferente, citados
conforme al artículo 2428 del Código Civil, podrán, o exigir el pago de sus créditos sobre el precio del
remate según sus grados, o conservar sus hipotecas sobre la finca subastada, siempre que sus créditos no
estén devengados//No diciendo nada, en el término del emplazamiento, se entenderá que optan por ser
pagados sobre el precio de la subasta//Si se ha abierto concurso a los bienes del poseedor de la finca
perseguida, o se le declarado en quiebra, se estará a lo prescrito en el artículo 2477 de dicho Código//Los
procedimientos a que den lugar las disposiciones anteriores, se verificarán en audiencias verbales con el
interesado o los interesados que concurran”.

Lo primero que cabe tener en cuenta es que no debe entenderse que por referirse el artículo 492°CPC a
‘un acreedor hipotecario de grado posterior’ se deba citar sólo a los acreedores hipotecarios de grado
anterior (a aquél que saca el bien a remate), pues se los debe citar a todos (en esto no hay modificación
alguna). La modificación que introduce el artículo 492°CPC respecto de la purga de la hipoteca dice
relación con la facultad que tienen los acreedores de grado preferente o anterior al actor de elegir entre
dos posibilidades (los acreedores de grado posterior al del actor NO tiene esta facultad, de manera que
respecto de ellos opera directamente la purga de la hipoteca):

i) Pueden pagarse con el producto de la realización según la preferencia que les corresponda (en este
caso, la purga de la hipoteca opera efectivamente como un modo de extinción de ella, sea que el
acreedor se pague íntegra o parcialmente). En este caso los acreedores hipotecarios presentan un
escrito al tribunal solicitando que se les pague preferentemente o mediante una tercería de prelación.

ii) Pueden conservar sus hipotecas, en cuyo caso la purga de la hipoteca NO operará como un modo de
extinción de ella respecto de tales acreedores de grado preferente al del actor, es decir, respecto de
ellos subsiste la hipoteca.

Para que los acreedores de grado preferente puedan gozar de este derecho, es necesario que se cumpla
con dos condiciones indispensables a que se refiere el mismo artículo 492°CPC, a saber:

- Que los créditos no estén devengados, es decir, que no sean exigibles, lo cual es razonable, porque si
el crédito es exigible, no se vislumbra una razón que justifique el deseo del acreedor hipotecario de
conservar la hipoteca. En cambio, en la medida que la obligación no sea exigible, es decir, que no esté
devengada, se justifica claramente el deseo del acreedor hipotecario de conservar la hipoteca que se
tenga sobre el bien.

- Se debe perseguir el bien del deudor personal que esté poseyendo (es decir, los acreedores preferentes
no tienen este derecho si se persigue el bien de manos de un tercero poseedor).

Si nada dicen dentro del término de emplazamiento, se entiende que opera respecto de ellos la purga de
la hipoteca, ya que se entenderá que optan por pagarse con el producto de la realización.

5° Autorizaciones para enajenar de los demás tribunales que tengan embargados el mismo bien: Este
requisito se aplica sólo para el caso que se acepte como cierta la aplicación del artículo 1464°CC número
3° a las enajenaciones forzadas o judiciales (respecto de lo cual, como se señaló en su momento, no existe
acuerdo ni en doctrina ni en jurisprudencia). Si se parte de esa base, se deberán solicitar mediante oficio
todas las autorizaciones que proceden respecto de todos los otros tribunales ante los cuales se trabó
embargo sobre el mismo bien inmueble (aunque esto significa de cierto modo imponerse uno mismo la
carga de este requisito, ya que al no estar plenamente de acuerdo la jurisprudencia al respecto, no se
podrá invalidar la enajenación por su incumplimiento).
6° Publicación de avisos: Se refiere a la publicación de avisos el artículo 489°CPC, que dispone lo
siguiente: “El remate, con el señalamiento del día y hora en que debe tener lugar, se anunciará por medio
de avisos publicados, a lo menos por cuatro veces en un diario de la comuna en que tenga su asiento el
tribunal, o de la capital de la provincia o de la capital de la región, si en aquélla no lo hubiere. Los avisos
podrán publicarse también en días inhábiles. El primero de los avisos deberá ser publicado con quince días
de anticipación, como mínimo, sin descontar los inhábiles, a la fecha de la subasta//Si los bienes están en
otra comuna, el remate se anunciará también en ella o en la capital de la respectiva región, si fuere el
caso, por el mismo tiempo y en la misma forma//Los avisos serán redactados por el secretario y
contendrán los datos necesarios para identificar los bienes que van a rematarse”.

De este modo, se deben publicar a lo menos cuatro avisos en un diario de circulación de la comuna en que
tenga su asiento el tribunal. El primero de ellos deberá ser publicado con quince días corridos de
anticipación, como mínimo, a la fecha de la subasta, y pueden ser publicados, cualquiera de ellos, en días
inhábiles. Los avisos serán redactados por el secretario y contendrán los datos necesarios para identificar
los bienes que van a rematarse, así como el día y lugar en que se realizará la subasta.

7° La subasta misma: Lo primero que cabe tener en cuenta es que antes de verificarse el remate, puede el
deudor liberar sus bienes embargados si paga la deuda y sus costas, como lo dispone el artículo 490°CPC:
“Antes de verificarse el remate, puede el deudor libertar sus bienes pagando la deuda y las costas”.

La subasta se realiza en el tribunal el día fijado previamente para tales efectos. La lleva a cabo el juez y
en presencia del secretario, que actúa como ministro de fe, concurriendo además todos los postores que
hayan prestado una garantía de seriedad (de al menos 10% del valor de tasación, como lo dispone el
artículo 494°CPC). El juez abre las posturas por el mínimo que se haya fijado en las bases y pueden darse
dos escenarios o situaciones posibles:

a) Existen postores y uno de ellos se adjudica el bien: En este caso se suscribe un acta de remate, que es
importante porque perfecciona la venta. Como lo establece el artículo 495°CPC, esta acta de remate
valdrá como escritura pública (para efectos de perfeccionar la venta, ya que no reemplaza a la escritura
pública que se debe otorgar una vez efectuado el remate): “El acta de remate de la clase de bienes a
que se refiere el inciso 2° del artículo 1801 del Código Civil, se extenderá en el registro del secretario
que intervenga en la subasta, y será firmada por el juez, el rematante y el secretario//Esta acta valdrá
como escritura pública, para el efecto del citado artículo del Código Civil; pero se extenderá sin
perjuicio de otorgarse dentro de tercero día la escritura definitiva con inserción de los antecedentes
necesarios y con los demás requisitos legales//Los secretarios que no sean también notarios llevarán un
registro de remates, en el cual asentarán las actas de que este artículo trata”.

Esta acta se extiende en la oficina del secretario y es firmada por el juez (quien firma también en
representación del ejecutado) y el adjudicatario. Luego se le devuelven a los postores sus garantías,
salvo precisamente al adjudicatario. Puede suceder que el acreedor mismo compre el bien, pero para un
tercero, en cuyo caso se aplica lo dispuesto en el artículo 496°CPC: “En el acta de remate podrá el
rematante indicar la persona para quien adquiere; pero mientras ésta no se presente aceptando la
obrado, subsistirá la responsabilidad del que ha hecho las posturas//Subsistirá también la garantía
constituida para tomar parte en la subasta, de conformidad al artículo 494”.

De esta acta se deja constancia en el proceso, como lo establece el artículo 498°CPC: “En todo caso, se
dejará en el proceso un extracto del acta de remate”.

b) No hay postores o, existiendo, ninguno de ellos se adjudica el bien: En este caso, el acreedor puede
solicitar cualquiera de las dos cosas siguientes a su elección:

- Que se le adjudique el inmueble por dos tercios de la tasación.

- Que se efectúe un nuevo remate, que tendrá una tasación reducida de hasta dos terceros del
anterior remate (esto es, se reducirá para este segundo remate la tasación del primero como máximo
un tercio). Una vez determinado el monto de la nueva tasación, se procederá al nuevo remate, que
tendrá como mínimo dos tercios de esa nueva tasación.
Así lo dispone el artículo 499°CPC: “Si no se presentan postores en el día señalado, podrá el acreedor
solicitar cualesquiera de estas dos cosas, a su elección:

1° Que se le adjudiquen por los dos tercios de la tasación los bienes embargados.

2° Que se reduzca prudencialmente por el tribunal el avalúo aprobado. La reducción no podrá


exceder de una tercera parte de este avalúo”.

En este caso, se seguirán todas las formalidades ya señaladas, con la salvedad de que se reduce a la
mitad el plazo fijado para los avisos, salvo que hayan transcurrido tres meses entre la subasta original y
la nueva. Así lo dispone el artículo 502°CPC: “Cuando haya de procederse a nuevo remate en los casos
determinados por los tres artículos precedentes, se observará lo dispuesto en el artículo 489,
reduciéndose a la mitad los plazos fijados para los avisos. No se hará, sin embargo, reducción alguna de
estos plazos, si han transcurrido más de tres meses desde el día designado para el anterior remate
hasta aquel en que se solicite la nueva subasta”.

Si a este nuevo remate no concurre ningún postor, el acreedor tiene en este caso tres opciones, a las
que se refiere el artículo 500°CPC: “Si puestos a remate los bienes embargados por los dos tercios del
nuevo avalúo, hecho de conformidad al número 2° del artículo anterior, tampoco se presentan
postores, podrá el acreedor pedir cualquiera de estas tres cosas, a su elección:

1° Que se le adjudiquen los bienes por los dichos dos tercios.

2° Que se pongan por tercera vez a remate, por el precio que el tribunal designe.

3° Que se le entreguen en prenda pretoria.

Si la ejecución fuere en moneda extranjera, para hacer uso del derecho que confiere el número 1° del
artículo anterior e igual número del presente artículo, el ejecutante deberá hacer liquidar su crédito
en moneda nacional, al tipo medio de cambio libre que certifique un Banco de la plaza”. De este modo,
el acreedor tiene en este caso tres opciones:

- Que se le adjudiquen los bienes por los dichos dos tercios.

- Que se pongan por tercera vez a remate, por el precio que el tribunal fije libremente.

- Que se le entreguen en prenda pretoria. En este caso, podrá el deudor solicitar por una última vez
que se proceda al remate, como lo dispone el artículo 501°CPC: “Cuando el acreedor pida, conforme
a lo dispuesto en el artículo anterior, que se le entreguen en prenda pretoria los bienes embargados,
podrá el deudor solicitar que se pongan por última vez a remate//En este caso no habrá mínimum
para las posturas”. Si se le entrega al acreedor el bien inmueble embargado en prenda pretoria,
estará sujeto a las obligaciones establecidas en los artículos 503°CPC a 507°CPC, de las cuales la más
importantes será la de llevar un inventario con los bienes con los que se está pagando su crédito, con
el objeto de rendir cuenta anual de su administración. Tendrá renta como administrador y se pagará
su crédito con las utilidades que genere el bien entregado, Disponen los artículos mencionados lo
siguiente:

- Artículo 503°CPC: “La entrega de los bienes en prenda pretoria se hará bajo inventario
solemne”.

- Artículo 504°CPC: “El acreedor a quien se entreguen bienes muebles o inmuebles en prenda
pretoria, deberá llevar cuenta exacta, y en cuanto sea dable documentada, de los productos de
dichos bienes. Las utilidades líquidas que de ellos obtengan se aplicarán al pago del crédito, a
medida que se perciban//Para calcular las utilidades se tomarán en cuenta, a más de los otros
gastos de legítimo abono, el interés corriente de los capitales propios que el acreedor invierta y la
cantidad que el tribunal fije como remuneración de los servicios que preste como administrador.
No tendrá, sin embargo, derecho a esta remuneración el acreedor que no rinda cuenta fiel de su
administración, o que se haga responsable de dolo o culpa grave”.
- Artículo 505°CPC: “Salvo estipulación en contrario, podrá el deudor, en cualquier tiempo, pedir
los bienes dados en prenda pretoria pagando la deuda y las costas, incluso todo lo que el acreedor
tenga derecho a percibir de conformidad a lo dispuesto en el último inciso del artículo
precedente//Podrá también el acreedor, en cualquier tiempo, poner fin a la prenda pretoria y
solicitar su enajenación o el embargo de otros bienes del deudor, de conformidad a las reglas de
este Título”.

- Artículo 506°CPC: “El acreedor que tenga bienes en prenda pretoria, deberá rendir cuenta de su
administración, cada año si son bienes inmuebles y cada seis meses si se trata de muebles, bajo la
pena, si no lo hace, de perder la remuneración que le habría correspondido, de conformidad al
inciso final del artículo 504, por los servicios prestados durante el año”.

- Artículo 507°CPC: “Salvo lo dispuesto en los cuatro artículos precedentes, la prenda pretoria
queda sujeta a las regla del Título XXXIX, Libro IV del Código Civil//Cuando se constituya en
bienes muebles, tendrá, además, sobre ellos, el que los reciba, los derechos y privilegios de un
acreedor prendario”.

8° El otorgamiento de escritura pública: Se exige el otorgamiento de una escritura pública para que se
pueda proceder a la inscripción de bien raíz embargado y realizado en el registro del conservador,
teniendo así lugar su tradición. Así lo establece el artículo 497°CPC: “Para los efectos de la inscripción, no
admitirá el conservador sino la escritura definitiva de compraventa. Dicha escritura será subscrita por el
rematante y por el juez, como representante legal del vendedor, y se entenderá autorizado el primero
para requerir y firmar por sí solo la inscripción en el Conservador, aun sin mención expresa de esta
facultad”.

Esta escritura pública debe otorgarse en el plazo de tres días desde que se haya efectuado el remate
(plazo que la jurisprudencia ha fallado NO es un plazo fatal). Como lo establece el inciso segundo del
artículo 495°CPC, deben insertarse en la escritura pública todos los antecedentes necesarios para
demostrar la validez del remate, especialmente en lo referente a la purga de la hipoteca: “Esta acta
valdrá como escritura pública, para el efecto del citado artículo del Código Civil; pero se extenderá sin
perjuicio de otorgarse dentro de tercero día la escritura definitiva con inserción de los antecedentes
necesarios y con los demás requisitos legales”.

Ahora bien, ¿qué sucede si el adjudicatario se desiste de la compra, aún después de haber formado el acta?
Existen dos posturas en doctrina a este respecto:

- Según algunos, se podría pedir la resolución del contrato o su cumplimiento forzado, porque, como se
señaló, una vez otorgada el acta la venta se entiende perfeccionada. Podría, en efecto, el interesado
demandar el cumplimiento de la obligación de suscribir la escritura pública. Esto no significa que el acta
de remate sea un título ejecutivo, porque NO lo es (aunque hay quienes discrepan, pues señalan que esta
obligación podría cumplirse ejecutivamente).

- Según otros, tendría aplicación lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 494°CPC: “Si no se consigna
el precio del remate en la oportunidad fijada en las bases, las que el secretario hará saber en el momento
de la licitación, o el subastador no suscribe la escritura definitiva de compraventa, el remate quedará sin
efecto y se hará efectiva la caución. El valor de ésta, deducido el monto de los gastos del remate, se
abonará en un cincuenta por ciento al crédito y el cincuenta por ciento restante quedará a beneficio de la
Junta de Servicios Judiciales”. De este modo, el remate queda sin efecto y se hace efectiva la caución,
cuyo valor, deducido el monto de los gastos del remante, se abonará en un 50% al crédito y el 50% restante
quedará a beneficio de la Corporación Administrativa del Poder Judicial. Esta es la postura que
generalmente siguen los tribunales.

Respecto de la nulidad de la subasta, ésta puede producirse por distintos motivos:

- Puede producirse por motivos civiles (como objeto ilícito): en este caso se alega de forma separada
mediante una acción de nulidad, corriendo los plazos ordinarios de prescripción.
- Puede producirse por motivos procesales (como falta de emplazamiento, incumplimiento de las bases del
remate, etc): en este caso se debe alegar la nulidad de conformidad a las reglas generales20, caducando
esta posibilidad una vez que queda ejecutoriada la resolución que ordena extender la escritura de venta.

Ahora bien, puede darse el caso que se ejecute una sentencia de remate que ha quedado sin efecto, esto es, que
se efectúe el remate no obstante que la sentencia de remate quedó sin efecto. Esto puede producirse por dos
razones distintas:

a) Por el efecto directo o extensivo21 de la nulidad procesal: Esto tiene lugar, por ejemplo, si se declara la
nulidad de todo lo obrado por falta de emplazamiento. Como es sabido, cuando el demandado no es
notificado de la demanda y se sigue el juicio en su rebeldía, no existe plazo alguno, dentro o después del
juicio, para que solicite la nulidad de todo lo obrado por falta de emplazamiento, pero deberá hacerlo dentro
de los cinco días siguientes a que adquiera conocimiento de ello, como lo dispone el artículo 80°CPC: “Si al
litigante rebelde no se le ha hecho saber en persona ninguna de las providencias libradas en el juicio, podrá
pedir la rescisión de lo obrado, ofreciendo acreditar que, por un hecho que no le sea imputable, han dejado
de llegar a sus manos las copias a que se refieren los artículos 40 y 44, o que ellas no son exactas en su parte
substancial//Este derecho no podrá reclamarse sino dentro de cinco días, contados desde que aparezca o se
acredite que el litigante tuvo conocimiento personal del juicio”.

Existe discusión en doctrina respecto de que sucede en estos casos, en que se procede al remate del bien
embargado producto de una sentencia obtenida en un juicio que se deja sin efecto por nulidad a causa de la
falta de emplazamiento. Para entender las consecuencias importantes que tiene este tema, cabe tener en
cuenta dos casos de la jurisprudencia:

i) El caso ‘Brosio con Pérez’: antes de que tuviera lugar este juicio, Ávila había demandado ejecutivamente
a Brosio para el cumplimiento de una deuda. Este último estaba en Argentina, por lo que el juicio se siguió
en su rebeldía. En 1990 se procedió al remate de una propiedad de Brosio en favor de Ávila y su abogado
Figueroa, quienes lo vendieron en 1992 el bien a Pérez. En 1995 Brosio se dio cuenta de esta situación y
pidió la nulidad de todo lo obrado por falta de emplazamiento, ejerciendo la acción reivindicatoria contra
Pérez. El tribunal efectivamente acoge las peticiones de Brosio, declarando que la subasta es nula como
consecuencia del efecto extensivo de la nulidad procesal.

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A este respecto cabe tener en cuenta lo dispuesto en el artículo 83°CPC: “La nulidad procesal podrá
ser declarada, de oficio o a petición de parte, en los casos que la ley expresamente lo disponga y en
todos aquellos en que exista un vicio que irrogue a alguna de las partes un perjuicio reparable sólo con
la declaración de nulidad//La nulidad sólo podrá impetrarse dentro de cinco días, contados desde que
aparezca o se acredite que quien deba reclamar de la nulidad tuvo conocimiento del vicio, a menos que
se trate de la incompetencia absoluta del tribunal. La parte que ha originado el vicio o concurrido a su
materialización o que ha convalidado tácita o expresamente el acto nulo, no podrá demandar la
nulidad//La declaración de nulidad de un acto no importa la nulidad de todo lo obrado. El tribunal, al
declarar la nulidad, deberá establecer precisamente cuáles actos quedan nulos en razón de su conexión
con el acto anulado”.
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El efecto extensivo de la nulidad procesal dice relación con el hecho de ser el proceso una secuencia
de actos que generalmente se encuentran vinculados y que por excepción se realizan en plena
independencia de otros actos. En este sentido, en los casos que un acto jurídico procesal que sirve de
base a otros es declarado nulo, la nulidad se extiende a estos últimos, a pesar de que no hayan estado
viciados. Este efecto extensivo, sin embargo, no es automático, pues requiere también una declaración
judicial, como lo exige el inciso final del artículo 83°CPC: “La declaración de nulidad de un acto no
importa la nulidad de todo lo obrado. El tribunal, al declarar la nulidad, deberá establecer
precisamente cuáles actos quedan nulos en razón de su conexión con el acto anulado”. Si no se declara,
a pesar de que se trate de una vinculación manifiestamente directa, los actos posteriores seguirán
produciendo sus efectos. La ‘intensidad’ del efecto extensivo de la nulidad dependerá por tanto de qué
y cómo lo determine el tribunal.
ii) El caso ‘Banco del Desarrollo con Rendic’: el Banco Desarrollo demandó ejecutivamente a Rendic, quien
no fue notificado de la demanda. Se procedió al remate de una propiedad suya en Los Dominicos,
adjudicándosela en 1987 el Banco de Chile, el cual a su vez la vendió a comienzos de 1989 a un tercero.
Sin embargo, antes de que se procediera al remate, en primera instancia, Rendic se enteró del juicio y
pidió la nulidad de todo lo obrado por falta de emplazamiento. El tribunal rechazó esta solicitud, por lo
que Rendic recurrió de apelación ante la Corte de Apelaciones de Santiago, la que acogió la solicitud y
revocó la resolución del primer tribunal (ya habiendo vendido el Banco de Chile el bien al tercero).

Rendic procedió, por tanto, el año 1992, a demandar la nulidad absoluta tanto del remate del bien en
favor del Banco de Chile, como de la venta que éste efectuó en favor del tercero, alegando la falta de su
consentimiento para ello, siendo dueño del bien. Sin embargo, estas dos acciones son rechazadas, por las
siguientes razones:

- En la primera venta, el vicio no era la falta de consentimiento, pues en los juicios ejecutivos que se
realizan en rebeldía del ejecutado es el juez el que suple su consentimiento. El vicio era más bien la
falta de representación que el juez ejercía respecto del ejecutado, pues ésta no era válida. Además, la
sanción de tal falta de representación es la inoponibilidad, y no la nulidad.

- En la segunda venta, que es en el fondo la venta de una cosa ajena, la sanción también era la
inoponibilidad y no la nulidad, pues se permite tal tipo de venta.

Los consejos prácticos que pueden seguirse de todo esto son los siguientes:

- En estos casos se tiene que pedir primero la nulidad de todo lo obrado por falta de emplazamiento,
pidiendo que se declara que por el efecto extensivo de la nulidad procesal se cancele la inscripción que se
efectuó con ocasión del remate.

- De no funcionar esto se debe ejercer la acción reivindicatoria contra el primer adquirente, para que se
cancele la inscripción de ésta, así como de cualquier otro tercero poseedor o nuevo adquirente.

b) Por ser revocada la sentencia de remate: Esto tiene lugar, por ejemplo, si se acoge el recurso de apelación
interpuesto por el ejecutado. En este caso, a diferencia del anterior, no hay vicio alguno de nulidad, sino que
se procede a la ejecución provisional de una sentencia de remate que después es revocada por el tribunal de
alzada, como de hecho lo permiten los siguientes artículos:

- Artículo 481°CPC: “Notificada que sea la sentencia de remate, se procederá a la venta de los bienes
embargados, de conformidad a los artículos siguientes”.

- Artículo 194°CPC número 1°: “Sin perjuicio de las excepciones expresamente establecidas en la ley, se
concederá apelación sólo en el efecto devolutivo: 1° De las resoluciones dictadas contra el demandado en
los juicios ejecutivos y sumarios”.

Por ello, si no se confirma la sentencia de remate por la Corte de Apelaciones, quedan sin efecto todos los
actos celebrados en virtud de la resolución no confirmada. Sin embargo, podría alegarse que la resolución de
la Corte de Apelaciones que revoca la sentencia de remate, retrotrae al estado original sólo los efectos
procesales, pero no los civiles o materiales, quedando firme, por tanto, el remate del bien embargado. Si bien
hay quienes en doctrina opinan lo contrario, esto es, que la sentencia revocatoria retrotrae al estado original
a las partes respecto de todos los efectos (anulándose por tanto el remate), la verdad es que pareciera ser la
postura contraria la que se debe seguir, ya que si fuera así como señalan estos autores, nadie en la práctica
compraría bienes en remate cuya apelación está pendiente (cosa que, por cierto, siempre se hace).

Para algunos se debería hacer efectiva en estos casos la fianza de resultas que concede el acreedor, pero con
ello se olvida que esto sólo se aplica respecto de las sentencias de pago que todavía no están firmes, como lo
dispone el artículo 475°CPC: “Si se interpone apelación de la sentencia de pago, no podrá procederse a la
ejecución de esta sentencia, pendiente el recurso, sino en caso que el ejecutante caucione las resultas del
mismo”. Sin embargo, este mismo argumento sirve para reflejar cuál es la intención del legislador respecto a
esta materia: en efecto, si lo que se busca con esta caución es proceder al remate, no obstante existan
recursos pendientes en contra de la sentencia, no tendría sentido que una vez revocada tal sentencia quedara
sin efecto el remate. El único efecto de esta sentencia revocatoria es hacer responsable al acreedor de los
perjuicios que se sigan para el deudor, pero no se invalida el remate. Con ello se intenta proteger en último
término al tercero adquirente. No hay jurisprudencia que se haya pronunciado a este respecto.

Tercerías
Las tercerías corresponden a toda intervención de un tercero en el juicio (ejecutivo u ordinario), sea que se trate de
un tercero excluyente, independiente o coadyuvante:

- Los terceros excluyentes corresponden a aquellos que hacen valer un interés incompatible con el de las partes
directas.

- Los terceros independientes corresponden a aquellos que se presentan al juicio haciendo valer un interés
independiente al de las partes directas.

- Los terceros coadyuvantes corresponden a aquellos que sostienen un interés actual coincidente con el de una
de las partes directas.

La particularidad de las tercerías de los juicios ejecutivos es que sólo pueden tener lugar exclusivamente respecto de
los casos regulados en el artículo 518°CPC: fuera de esos casos no se admite la intervención de terceros en el juicio
ejecutivo. Dispone el artículo 518°CPC lo siguiente: “En el juicio ejecutivo sólo son admisibles las tercerías cuando
el reclamante pretende:

1° Dominio de los bienes embargados.

2° Posesión de los bienes embargados.

3° Derecho para ser pagado preferentemente.

4° Derecho para concurrir en el pago a falta de otros bienes.

En el primer caso la tercería se llama de dominio, en el segundo de posesión, en el tercero de prelación y en el


cuarto de pago”. De este modo, sólo son admisibles en el juicio ejecutivo las siguientes tercerías:

- La tercería de dominio.

Esto significa que por regla general los terceros que intervengan en un juicio
- La tercería de posesión.
ejecutivo van a ser terceros excluyentes, pues harán valer intereses
- La tercería de prelación. contrarios a los de las partes (salvo un caso particular de tercero
coadyuvante respecto de la tercería de pago).
- La tercería de pago.

Se ha discutido en doctrina respecto de la naturaleza jurídica de las tercerías, ofreciéndose las siguientes teorías:

i) Según algunos, se trata en el fondo de un caso de incidentes, pues no son sino cuestiones accesorias al juicio
que requieren un pronunciamiento especial del tribunal y que son necesarias para seguir adelante con el
cuaderno de apremio. Para respaldar esta postura, se señala que las tercerías se tramitan por vía separada (es
decir, en un cuaderno distinto), como los incidentes.
ii) Otros señalan que se trata en el fondo de un juicio distinto al juicio ejecutivo, pero que por su conexión con
éste, se tramitan conjuntamente. Para respaldar esta postura se ofrecen los siguientes argumentos:

- En primer lugar, la importancia de la materia sobre la que versan las tercerías exige que se las considere
como un juicio distinto y no como un mero incidente.

- En segundo lugar, se dice que se trata de juicios distintos porque lo que se resuelve en ambos casos es
distinto: en el juicio ejecutivo se persigue determinar la ejecución de una determinada obligación, mientras
que las tercerías buscan determinar el ejercicio de un derecho alegado por un tercero, de manera que lo que
en ellas se resuelve no tiene relevancia alguna respecto del juicio ejecutivo en que se tramitan: se trata, por
tanto, de juicios distintos.

- Se señala, finalmente, que las partes que se ven involucradas en las tercerías son distintas a las partes del
juicio ejecutivo, lo que se refleja desde ya en el hecho que las tercerías se tramitan tanto contra el
ejecutante como contra el ejecutado. Además, el objeto pedido y la causa de pedir en las tercerías son
totalmente distintos que los del juicio ejecutivo en que se tramitan.

De acogerse esta postura, es decir, si se sostiene que las tercerías corresponden a un juicio distinto al juicio
ejecutivo, las consecuencias que se siguen son de mucha importancia en variadas materias:

- Respecto del abandono del procedimiento, pues si se sostiene, en contra de esta postura, que las tercerías
corresponden a meros incidentes, la no realización de gestiones útiles en ellas en nada afecta al juicio
ejecutivo mismo, respecto del cual no procedería claramente el abandono del procedimiento si en las
tercerías nada se hace. Distinta es la solución, sin embargo, si se sostiene que se trata de juicios distintos.

- Respecto de las notificaciones que proceden y la forma en que deben ser efectuadas.

- Respecto de los requisitos que deben cumplir las distintas resoluciones judiciales que se dicten.

- Respecto de los recursos que proceden contra las distintas resoluciones.

- Respecto de la tramitación que recibirá el recurso de apelación que proceda en contra de la resolución que
falle la tercería.

La mayoría de los tribunales está de acuerdo en sostener que las tercerías corresponden a un juicio distinto al juicio
ejecutivo, habiendo fallos, de hecho, que señalan que las gestiones útiles que se realizan en las tercerías NO
permiten interrumpir el plazo para que sea procedente el abandono del procedimiento, con lo cual se corrobora esta
postura.

Las distintas tercerías que se admiten en el juicio ejecutivo corresponden a las siguientes:

a) La tercería de dominio: Corresponde a aquella mediante la cual un extraño a la ejecución solicita la exclusión
del procedimiento de apremio de determinados bienes de su propiedad que han sido embargados en el juicio
ejecutivo. Como es sabido, después de haber efectuado el requerimiento de pago (junto con la notificación de la
demanda ejecutiva), si el deudor se hubiere negado a pagar, el receptor o el ministro de fe de que se trate está
autorizado para proceder al embargo de los bienes que se encuentren en poder del deudor. Puede suceder, sin
embargo, que el deudor no sea dueño de los bienes que le son embargados, pero respecto de los cuales aparece
como su dueño, por encontrarse, en ese momento, en su poder. Precisamente respecto de estas situaciones es
que se permite a los terceros dueños de esos bienes reclamarlos para que no proceda respecto de ellos ejecución
alguna, y la forma por la cual hacen valer su derecho de dominio es entonces la tercería de dominio.

El dueño de los bienes puede solicitar esta tercería de dominio sólo hasta el momento en que se realice su
tradición en el juicio ejecutivo; después de ello deberá ejercer la acción reivindicatoria si pretende recuperar
sus bienes (pues hubo en el fondo una venta de cosa ajena).

Las tercerías de dominio se tramitan en cuaderno separado al juicio ejecutivo, debiendo el tercerista demandar
en ese cuaderno al ejecutante y al ejecutado respecto de los bienes sobre los cuales pretende la propiedad,
aplicándose las reglas del juicio ordinario, con la salvedad de que se omiten los trámites de réplica y dúplica.
Esto hace que esta tercería sea más bien inútil, por lo extendida que puede llegar a ser su tramitación (como la
de todo juicio ordinario). Así lo disponen los artículos 521°CPC y 523°CPC, que disponen lo siguiente:

- Artículo 521°CPC: “La tercería de dominio se seguirá en ramo separado con el ejecutante y el ejecutado,
por los trámites del juicio ordinario, pero sin escrito de réplica y dúplica. Las tercerías de posesión, de
prelación y de pago se tramitarán como incidente//El tercerista tendrá el mismo derecho que el artículo
45722 concede al deudor principal”.

- Artículo 523°CPC: “No se dará curso a la tercería de dominio si no contiene las enunciaciones que indica el
artículo 254; ni se suspenderá por su interposición el procedimiento de apremio, salvo que se apoye en
instrumento público otorgado con anterioridad a la fecha de la presentación de la demanda ejecutiva//En los
demás casos el remate se llevará a cabo, entendiéndose que la subasta recaerá sobre los derechos que el
deudor tenga o pretenda tener sobre la cosa embargada//Las resoluciones que se dicten son apelables y la
apelación se concederá en el efecto devolutivo”.

El inciso primero del artículo 523°CPC exige que la tercería de dominio, para que se le dé curso, cumpla con
todas las enunciaciones que indica el artículo 254°CPC, que se refiere a los requisitos del escrito de la demanda.
En este caso, a diferencia de lo que sucede en los juicios ordinarios, el tribunal puede desechar de oficio la
tercería si no cumple con cualquiera de los cinco numerales contemplados en el artículo 254°CPC (en el juicio
ordinario sólo puede rechazarse de oficio la demanda si no cumple con los requisitos de los numerales 1°, 2° y 3°
solamente).

Los efectos de la interposición de la tercería de dominio (de toda tercería en general) se encuentran regulados
en el artículo 522°CPC, que dispone lo siguiente: “La interposición de una tercería no suspenderá en caso alguno
el procedimiento ejecutivo. El procedimiento de apremio se suspende únicamente en el caso contemplado en el
inciso primero del artículo 523 y, tratándose de una tercería de posesión, sólo si se acompañan a ella
antecedentes que constituyan a lo menos presunción grave de la posesión que se invoca”. De esta manera, hay
que distinguir:

aa) La interposición de una tercería no suspende en caso alguno el cuaderno ejecutivo, en el que se discute la
procedencia de este procedimiento especial en que consiste el juicio ejecutivo, ya que al tercerista en nada
le importa lo que se determine en ese cuaderno (en nada le afecta si el deudor efectivamente le debe o no al
deudor; él simplemente pretende recuperar sus bienes).

bb) Respecto del cuaderno de apremio hay que distinguir:

i) La regla general es que la interposición de la tercería de dominio no suspende el cuaderno de apremio.

ii) Por excepción, el cuaderno de apremio se suspende en el caso particular contemplado en el inciso
primero del artículo 523°CPC, que establece lo siguiente: “No se dará curso a la tercería de dominio si no
contiene las enunciaciones que indica el artículo 254; ni se suspenderá por su interposición el
procedimiento de apremio, salvo que se apoye en instrumento público otorgado con anterioridad a la
fecha de la presentación de la demanda ejecutiva”. Es decir, se suspenderá el cuaderno de apremio
cuando, interpuesta la tercería de dominio, ésta se presente fundada o apoyada en un instrumento público
otorgado con anterioridad a la fecha de presentación de la demanda ejecutiva, y en el cual conste el
dominio del tercerista respecto de los bienes alegados. Por lo complicado de esta excepción (pues la
compraventa de cosas muebles no consta nunca, por regla general, en instrumento privado), lo común es
que no se suspenda el cuaderno de apremio.

En los casos en que no se suspende el cuaderno de apremio, el inciso segundo del artículo 523°CPC señala que la
ejecución recaerá sobre los derechos eventuales que tenga el ejecutado respecto de los bienes embargados: “En
los demás casos el remate se llevará a cabo, entendiéndose que la subasta recaerá sobre los derechos que el
deudor tenga o pretenda tener sobre la cosa embargada//Las resoluciones que se dicten son apelables y la
apelación se concederá en el efecto devolutivo”.

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El artículo 457°CPC dispone lo siguiente: “Puede el deudor en cualquier estado del juicio substituir el
embargo, consignando una cantidad suficiente para el pago de la deuda y las costas, siempre que éste
no recaiga en la especie o cuerpo cierto a que se refiere la ejecución”.
Respecto de los bienes embargados o que se mande embargar y que no se hallen comprendidos en la tercería,
continuará naturalmente sin restricción alguna el cuaderno de apremio, como lo dispone el artículo 526°CC: “Si
se han embargado o se embargan bienes no comprendidos en la tercería, seguirá sin restricción alguna respecto
de ellos el procedimiento de apremio”.

Cabe tener en cuenta que, por regla general, frente a una tercería el ejecutante puede siempre solicitar la
ampliación del embargo, lo cual es natural, si se considera que, de acogerse el derecho del tercerista, los bienes
embargados pueden terminar no siendo los suficientes para cubrir su crédito. En este caso se aplica lo dispuesto
en el artículo 456°CPC: “Puede el acreedor pedir ampliación del embargo en cualquier estado del juicio,
siempre que haya justo motivo para temer que los bienes embargados no basten para cubrir la deuda y las
costas//El haber recaído el embargo sobre bienes difíciles de realizar, será siempre justo motivo para la
ampliación. Lo será también la introducción de cualquiera tercería sobre los bienes embargados//Pedida la
ampliación después de la sentencia definitiva, no será necesario el pronunciamiento de nueva sentencia para
comprender en la realización los bienes agregados al embargo”.

Finalmente, según lo establece el inciso final del artículo 521°CPC, el tercerista tendrá el mismo derecho que el
artículo 457°CPC concede al deudor principal, de manera que puede intentar substituir el embargo consignando
una cantidad de dinero suficiente para el pago de la deuda, intereses y costas, siempre que el juicio ejecutivo no
recaiga sobre la especie o cuerpo cierto debida. Así lo establece el artículo 457°CPC dispone lo siguiente: “Puede
el deudor en cualquier estado del juicio substituir el embargo, consignando una cantidad suficiente para el pago
de la deuda y las costas, siempre que éste no recaiga en la especie o cuerpo cierto a que se refiere la
ejecución”.

b) La tercería de posesión: Corresponde a aquella mediante la cual un tercero extraño al juicio solicita que se
excluyan del procedimiento de apremio determinados bienes de su posesión que han sido embargados en el juicio
ejecutivo. Si bien esta tercería es muy similar a la tercería de dominio, presenta la ventaja de que resulta más
fácil de probar que el dominio (que es siempre más difícil de probar que la posesión), por lo cual es común que el
dueño de los bienes embargados se valga de esta tercería y no de la de dominio, no obstante ser tales bienes de
su propiedad.

La tercería de posesión recibe la tramitación de un incidente, de manera que se conoce y resuelve por cuaderno
separado en el cual el tercerista, como en la tercería de dominio, demanda al ejecutante y al ejecutado respecto
de los bienes alegados. Respecto de los efectos de su interposición, hay que distinguir:

i) No se suspende nunca el cuaderno ejecutivo.

ii) Respecto del cuaderno de apremio, hay que distinguir:

- La regla general es que la interposición de la tercería de posesión no suspende el cuaderno de apremio.

- Por excepción se suspende el cuaderno de apremio cuando, interpuesta la tercería de posesión, ésta sea
acompañada de antecedentes que constituyan a lo menos presunción grave de la posesión que se invoca.
Así lo dispone el artículo 522°CPC: “La interposición de una tercería no suspenderá en caso alguno el
procedimiento ejecutivo. El procedimiento de apremio se suspende únicamente en el caso contemplado en
el inciso primero del artículo 523 y, tratándose de una tercería de posesión, sólo si se acompañan a ella
antecedentes que constituyan a lo menos presunción grave de la posesión que se invoca”.

c) La tercería de prelación: Corresponde a aquella mediante la cual un tercero extraño a la ejecución solicita ser
pagado preferentemente con el producto del remate. Las causas de preferencia por las que procede esta tercería
corresponden, como es sabido, a las siguientes:

- Privilegios. Esta tercería sólo puede ser interpuesta hasta que se haga pago al ejecutante;
después del pago nada puede hacerse (respecto de los bienes embargados
- Prendas.
sobre los cuales pretendía satisfacer su crédito el tercerista; respecto de otros
- Hipotecas. bienes en nada le afecta).

Los requisitos de procedencia de esta tercería corresponden a los siguientes:


i) Que exista un título ejecutivo que permita al tercerista acceder a este procedimiento privilegiado en que
consiste el juicio ejecutivo (es decir, el tercerista tiene que encontrarse en la misma posición privilegiada en
que se encuentra el ejecutante para poder hacerse parte en este juicio). Se discute, no obstante, si se debe
tratar de un título ejecutivo perfecto o basta con que sea imperfecto: a este respecto, como señala Espinoza,
lo que se debería exigir es que se trate de un título ejecutivo perfecto, como el del mismo ejecutante, pues
de lo contrario puede suceder que se termine pagando a alguien cuyo título ejecutivo no sea efectivamente
tal, por faltarle alguno de los requisitos que exige la ley.

ii) Que el tercero invoque algún documento o circunstancia que funde el privilegio, prenda o hipoteca.

La tercería de prelación se tramita como incidente en un cuaderno separado en el que demanda al ejecutante y
al ejecutado. Respecto de los efectos de su interposición hay que distinguir:

- Su interposición no suspende nunca la tramitación del cuaderno ejecutivo.

- Respecto del cuaderno de apremio, éste sigue siendo tramitado hasta terminada la realización de los bienes
embargados, pero una vez verificado el remate, el tribunal mandará consignar su producto hasta que recaiga
sentencia firme en la tercería. Así lo dispone el artículo 525°CPC: “Si la tercería es de prelación, seguirá el
procedimiento de apremio hasta que quede terminada la realización de los bienes embargados//Verificado el
remate, el tribunal mandará consignar su producto hasta que recaiga sentencia firme en la tercería”.

d) La tercería de pago: Corresponde a aquella mediante la cual un tercero extraño a la ejecución solicita ser
pagado con el producto del remate conjuntamente con el ejecutante, a falta de otros bienes del deudor. En
estos casos se justifica la intervención del tercerista porque el ejecutado, que es deudor suyo también, no
dispone de otros bienes que los embargados, de manera que su ejecución puede eventualmente afectar la
satisfacción del crédito que tenía a su respecto. Se permite, además, toda vez que en virtud del derecho de
prenda general de que goza, no hay razón alguna para que el ejecutante prefiera al tercerista en el pago de su
crédito si son ambos acreedores valistas: precisamente es esta tercería de pago la que permite proteger tal
derecho general de prenda del tercerista. En caso de ser acogida, ejecutante y tercerista se pagarán a prorrata
de sus créditos, según señala el artículo 527°CPC: “Si no teniendo el deudor otros bienes que los embargados, no
alcanzan a cubrirse con ellos los créditos del ejecutante y del tercerista, ni se justifica derecho preferente para
el pago, se distribuirá el producto de los bienes entre ambos acreedores, proporcionalmente al monto de los
créditos ejecutivos que hagan valer”.

Los requisitos de procedencia de esta tercería corresponden a los siguientes:

i) Que exista un título ejecutivo que permita al tercerista acceder a este procedimiento privilegiado en que
consiste el juicio ejecutivo (es decir, el tercerista tiene que encontrarse en la misma posición privilegiada en
que se encuentra el ejecutante para poder hacerse parte en este juicio). Se discute, no obstante, si se debe
tratar de un título ejecutivo perfecto o basta con que sea imperfecto: a este respecto, como señala Espinoza,
lo que se debería exigir es que se trate de un título ejecutivo perfecto, como el del mismo ejecutante, pues
de lo contrario puede suceder que se termine pagando a alguien cuyo título ejecutivo no sea efectivamente
tal, por faltarle alguno de los requisitos que exige la ley.

ii) Que no existan otros bienes del deudor sobre los cuales puede el tercerista hacer valer sus derechos, hecho
el cual deberá ser probado por el mismo tercerista (esto es más bien difícil de probar, pero es razonable que
se exija, para no retrasar el pago o efectuar uno indebido).

La tercería de pago puede ser tramitada de dos formas distintas:

i) Se puede tramitar como un incidente del juicio ejecutivo por cuaderno separado, en el cual se demanda al
ejecutante y al ejecutado.

ii) El tercero extraño puede decidir iniciar un juicio ejecutivo distinto. En este caso, debe solicitar al tribunal
que conoce de su pretensión que envíe al tribunal que conoce del juicio ejecutivo del que él no es parte, un
oficio con el fin de que no se pague a tal ejecutante antes de que se resuelva su juicio o, lo que resulta más
simple, se retenga del producto de los bienes realizados la cuota que proporcionalmente corresponda a este
tercero. Así lo establece el artículo 528°CPC: “Cuando la acción del segundo acreedor se deduzca ante
diverso tribunal, podrá pedir se dirija oficio al que esté conociendo de la primera ejecución para que retenga
de los bienes realizados la cuota que proporcionalmente corresponda a dicho acreedor//Si existe depositario
en la primera ejecución, no valdrá el nombramiento en las otras ejecuciones. El ejecutante que a sabiendas
de existir depositario, o no pudiendo menos de saberlo, hace retirar las especies embargadas en la segunda
ejecución por el nuevo depositario, será sancionado con las penas asignadas al delito de estafa”.

Respecto de esta tercería de pago resulta importante lo dispuesto en el artículo 529°CPC: “El tercerista de pago
podrá solicitar la remoción del depositario alegando motivo fundado; y, decretada la remoción, se designará
otro de común acuerdo por ambos acreedores, o por el tribunal si no se avienen//Podrá también el tercerista
intervenir en la realización de los bienes, con las facultades de coadyuvante. Con las mismas facultades podrá
obrar el primer acreedor en la ejecución que ante otro tribunal deduzca el segundo”. De esta manera:

- El tercerista puede solicitar se remueva al depositario de los bienes del deudor designado y se designe otro
de común acuerdo por ambos acreedores.

- El tercerista puede intervenir como tercero coadyuvante tanto en la realización de los bienes del deudor.

- El ejecutante puede intervenir como tercero coadyuvante en la realización de los bienes que tenga lugar en
el juicio iniciado por el tercero extraño, en caso que ésta haya sido la vía que haya seguido para hacer valer
sus derechos.

Respecto de los efectos de la interposición de esta tercería, cabe tener en cuenta que no se suspenden ni el
cuaderno ejecutivo ni el cuaderno de apremio, pues ambos (ejecutante y tercerista) buscan satisfacer sus
créditos en el producto del remante de los bienes del deudor embargados.

Ahora bien, existen otros derechos que pueden hacerse valer en el juicio ejecutivo mediante el procedimiento de las
tercerías, como lo permiten los artículos 519°CPC y 520°CPC, que disponen lo siguiente:

- Artículo 519°CPC: “Se substanciará en la forma establecida para las tercerías de dominio la oposición que se
funde en el derecho del comunero sobre la cosa embargada//Se tramitará como incidente la reclamación del
ejecutado para que se excluya del embargo alguno de los bienes a que se refiere el artículo 445”. Respecto de
este artículo importa tener en cuenta lo dispuesto en el artículo 524°CPC, que establece lo siguiente: “En el caso
del inciso 1° del artículo 519, podrá el acreedor dirigir su acción sobre la parte o cuota que en la comunidad
corresponda al deudor para que se enajene sin previa liquidación, o exigir que con intervención suya se liquide
la comunidad. En este segundo caso, podrán los demás comuneros oponerse a la liquidación, si existe algún
motivo legal que la impida, o si, de procederse a ella, ha de resultar grave perjuicio”.

- Artículo 520°CPC: “Podrán también ventilarse conforme al procedimiento de las tercerías los derechos que
haga valer el ejecutado invocando una calidad diversa de aquella en que se le ejecuta. Tales serían, por
ejemplo, los casos siguientes:

1° El del heredero a quien se ejecute en este carácter para el pago de las deudas hereditarias o
testamentarias de otra persona cuya herencia no haya aceptado.

2° El de aquél que, sucediendo por derecho de representación, ha repudiado la herencia de la persona a quien
representa y es perseguido por el acreedor de ésta.

3° El del heredero que reclame del embargo de sus bienes propios efectuado por acción de acreedores
hereditarios o testamentarios que hayan hecho valer el beneficio de separación de que trata el Título XII del
Libro III del Código Civil, y no traten de pagarse del saldo a que se refiere el artículo 1383 del mismo Código.
Al mismo procedimiento se sujetará la oposición cuando se deduzca por los acreedores personales del
heredero.

4° El del heredero beneficiario cuyos bienes personales sean embargados por deudas de la herencia, cuando
esté ejerciendo judicialmente alguno de los derechos que conceden los artículos 1261 a 1263 inclusive del
Código Civil.
El ejecutado podrá, sin embargo, hacer valer su derecho en estos casos por medio de la excepción que
corresponda contra la acción ejecutiva, si a ello ha lugar”.

Juicio ejecutivo de obligaciones de hacer


Esta materia se encuentra se encuentra regulada ya en el Código Civil, que dispone en su artículo 1553°CC lo
siguiente: “Si la obligación es de hacer y el deudor se constituye en mora, podrá pedir el acreedor, junto con la
indemnización de la mora, cualquiera de estas tres cosas, a elección suya:

1° Que se apremie al deudor para la ejecución del hecho convenido.

2° Que se le autorice a él mismo para hacerlo ejecutar por un tercero a expensas del deudor.

3° Que el deudor le indemnice de los perjuicios resultantes de la infracción del contrato”.

De este modo, el acreedor de una obligación de hacer incumplida puede pedir junto con la indemnización de
perjuicios moratoria, cualquiera de las siguientes tres cosas a su elección:

1° Que se apremie al deudor para la ejecución del hecho convenido. Tal apremio puede consistir en una multa o
en arresto.

2° Que se le autorice a él mismo para hacerlo ejecutar por un tercero a expensas del deudor (vale decir,
incurriendo el deudor en todos los gastos necesarios). El que el juez autorice al acreedor a esto no significa que
se haya extinguido la obligación entre deudor y acreedor, pues sólo se extinguirá cuando se haya ejecutado el
hecho. Ahora bien, para que pueda el acreedor ejercer este derecho debe tratarse de obligaciones de hacer que
no sean personalísimas, es decir, que no requieran de ciertas aptitudes personales del deudor.

3° Que el deudor le indemnice de los perjuicios resultantes de la infracción del contrato. Vale decir, tendrá el
acreedor derecho a la indemnización de perjuicios compensatoria, que es aquella que sustituye o compensa lo
que hubiese significado para el acreedor que se hubiese cumplido el contrato. Por este motivo, la indemnización
de perjuicios compensatoria supone ir acompañada de la resolución del contrato; es de hecho una petición
accesoria a la resolución del contrato (pues en caso que no se haya resuelto, esta indemnización constituiría una
especie de doble pago). Esta opción no puede nunca hacerse valer por juicio ejecutivo, pues en estos casos no
existe una obligación líquida (no se sabe el monto de los perjuicios resultantes, lo que debe determinarse en un
juicio ordinario, tras el cual se podría eventualmente iniciar un juicio ejecutivo).

Para que sea procedente el juicio ejecutivo de obligaciones de hacer es siempre necesario que el ejecutante
disponga de un título ejecutivo perfecto, lo cual exige, como en el juicio ejecutivo de obligaciones de dar, que la
obligación que pretende ejecutar sea actualmente exigible, líquida y que la acción no esté prescrita. Así lo establece
el artículo 530°CPC: “Hay acción ejecutiva en las obligaciones de hacer, cuando, siendo determinadas y actualmente
exigibles, se hace valer para acreditarlas algún título que traiga aparejada ejecución de conformidad al artículo
434”.

Respecto del procedimiento del juicio ejecutivo de obligaciones de hacer, la regla general es que se aplican todas las
normas referentes al juicio ejecutivo de obligaciones de dar, salvo en aquellas materias que sean modificadas por el
título respectivo del Código de Procedimiento Civil. Así lo establece el artículo 531°CPC: “Las reglas del párrafo 1°
del Título anterior tendrán cabida en el procedimiento de que trata el presente Título, en cuanto sean aplicables y
no aparezcan modificadas por los artículos siguientes”. Para determinar cuál es el procedimiento aplicable, hay que
distinguir qué es lo que se busca con este juicio ejecutivo:

a) Se puede buscar la suscripción de un instrumento (o contrato) o la constitución de una obligación, como lo


señala el artículo 532°CPC: “Si el hecho debido consiste en la suscripción de un instrumento o en la constitución
de una obligación por parte del deudor, podrá proceder a su nombre el juez que conozca del litigio, si,
requerido aquél, no lo hace dentro del plazo que le señale el tribunal”. En este caso, el procedimiento aplicable
es el siguiente:

i) La demanda ejecutiva deberá contener en el petitorio la solicitud de que se despache el mandamiento de


ejecución en contra del deudor a fin de que éste suscriba el instrumento o constituya la obligación, bajo el
apercibimiento de que si no lo hace dentro del plazo fijado por el juez, será el propio juez el que suscribirá el
instrumento o constituirá la obligación. Para estos efectos se requiere que la demanda ejecutiva describa con
absoluta precisión el contenido del instrumento o de la obligación que se pretende suscribir o constituir (es el
único modo, además, en que el juez puede hacerlo en caso que el ejecutado se niegue).

ii) Se dicta el mandamiento de ejecución en contra del deudor a fin de que suscriba el documento o constituya
la obligación dentro del plazo discrecional fijado por el juez bajo el apercibimiento ya señalado.

iii) Notificado el deudor de la demanda ejecutiva puede oponer cualquiera de las excepciones del artículo
464°CPC.
iv) Si el deudor opone excepciones, éstas son tramitadas de la misma manera que en el juicio ejecutivo de
obligaciones de dar. Una vez tramitadas, se dicta sentencia definitiva, que, una vez firme o ejecutoriada,
permitirá al ejecutante, si le fuere favorable, obtener la suscripción del instrumento o la constitución de la
obligación.

v) Si el deudor no opone excepciones, el mandamiento de ejecución hace las veces de sentencia definitiva, el
cual bastará para que el acreedor exija la suscripción del instrumento o la constitución de la obligación, como
lo establece el artículo 535°CPC: “Si no se oponen excepciones, se omitirá la sentencia de pago, y bastará el
mandamiento ejecutivo para que el acreedor haga uso de su derecho de conformidad a las disposiciones de los
artículos siguientes”.

b) Se puede buscar la ejecución de una obra material, como lo permite el artículo 533°CPC: “Cuando la
obligación consista en la ejecución de una obra material, el mandamiento ejecutivo contendrá:

1° La orden de requerir al deudor para que cumpla la obligación.

2° El señalamiento de un plazo prudente para que dé principio al trabajo”.

En este caso el procedimiento aplicable será el siguiente:

i) La demanda ejecutiva deberá contener en el petitorio la solicitud de que se despache el mandamiento de


ejecución en contra del deudor a fin de que éste cumpla con la ejecución de la obra material en el plazo
fijado prudencialmente por el tribunal en el mandamiento de ejecución, a que se refiere el citado artículo
533°CPC.

ii) Se dicta el mandamiento de ejecución en contra del deudor.

iii) Notificado el deudor de la demanda ejecutiva puede oponer cualquiera de las excepciones del artículo
464°CPC, además de la excepción particular, propia de obligaciones de hacer, referente a la imposibilidad
absoluta para la ejecución actual de la obra debida, como así lo dispone el artículo 534°CPC: “A más de las
excepciones expresadas en el artículo 464, que sean aplicables al procedimiento de que trata este Título,
podrá oponer el deudor la de imposibilidad absoluta para la ejecución actual de la obra debida”.

iv) Si el deudor opone excepciones, éstas son tramitadas de la misma manera que en el juicio ejecutivo de
obligaciones de dar.

v) Resueltas las excepciones opuestas por el deudor (de modo favorable para el ejecutante), o en caso que
éste no haya opuesto excepción alguna, existen dos alternativas para el ejecutante de cómo proceder con el
juicio ejecutivo:

aa) Puede solicitar que se le autorice para requerir a un tercero que ejecute la obra a expensas del
deudor, como lo permite el artículo 536°CPC: “El acreedor podrá solicitar que se le autorice para llevar a
cabo por medio de un tercero, y a expensas del deudor, el hecho debido, si a juicio de aquél es esto
posible, siempre que no oponiendo excepciones el deudor se niegue a cumplir el mandamiento ejecutivo;
y cuando desobedezca la sentencia que deseche las excepciones opuestas o deje transcurrir el plazo a que
se refiere el número 2° del artículo 533, sin dar principio a los trabajos//Igual solicitud podrá hacerse
cuando, comenzada la obra, se abandone por el deudor sin causa justificada”. Si opta por esta alternativa,
el ejecutante debe observar las siguientes reglas:

i) Deberá acompañar a su solicitud un presupuesto de lo que importe la ejecución de las obligaciones


que reclama, según señala el inciso primero del artículo 537°CPC: “Siempre que haya de procederse de
conformidad al artículo anterior, presentará el demandante, junto con su solicitud, un presupuesto de
lo que importe la ejecución de las obligaciones que reclama//Puesto en noticia del demandado el
presupuesto, tendrá el plazo de tres días para examinarlo, y si nada observa dentro de dicho plazo, se
considerará aceptado//Si se deducen objeciones, se hará el presupuesto por medio de peritos,
procediéndose en la forma que establecen los artículos 486 y 487 para la estimación de los bienes en el
caso de remate”.

ii) Puesto en noticia del ejecutado el presupuesto, tendrá el plazo de tres días para examinarlo, y si
nada observa dentro de dicho plazo, se lo considerará aceptado, como lo establece el inciso segundo del
artículo 537°CPC.

iii) Si el ejecutado deduce objeciones, el presupuesto será determinado por peritos, procediéndose en la
forma que establecen los artículos 486°CPC y 487°CPC para la estimación de los bienes en el caso de
remate, que disponen lo siguiente:

- Artículo 486°CPC: “La tasación será la que figure en el rol de avalúos que esté vigente para los
efectos de la contribución de haberes, a menos que el ejecutado solicite que se haga nueva
tasación//En este caso la tasación se practicará por peritos nombrados en la forma que dispone el
artículo 414, haciéndose el nombramiento en la audiencia del segundo día hábil después de
notificada la sentencia sin necesidad de nueva notificación//En el caso que la designación de peritos
deba hacerla el tribunal, no podrá recaer en empleados o dependientes a cualquier título del mismo
tribunal//Puesta en conocimiento de las partes la tasación, tendrán el término de tres días para
impugnarla//De la impugnación de cada parte se dará traslado a la otra por igual término”.

- Artículo 487°CPC: “Transcurridos los plazos que expresa el artículo anterior, y aun cuando no hayan
evacuado las partes el traslado de las impugnaciones, resolverá sobre ellas el tribunal, sea
aprobando la tasación, sea mandando que se rectifique por el mismo o por otro perito, sea fijando el
tribunal por sí mismo el justiprecio de los bienes. Estas resoluciones son inapelables//Si el tribunal
manda rectificar la tasación, expresará los puntos sobre que deba recaer la rectificación; y
practicada ésta, se tendrá por aprobada, sin aceptarse nuevos reclamos”.

Si se agotaren los fondos consignados por el ejecutado, el acreedor podrá solicitar su aumento, siempre
que acredite que ha habido error en el presupuesto o que han sobrevenido circunstancias imprevistas
que aumentan el costo de la obra, como lo establece el artículo 539°CPC: “Agotados los fondos
consignados, podrá el acreedor solicitar aumento de ellos, justificando que ha habido error en el
presupuesto o que han sobrevenido circunstancias imprevistas que aumentan el costo de la obra”.

iv) Determinado el valor del presupuesto, el deudor estará obligado a consignarlo dentro de tercero día
a la orden del tribunal, como lo establece el artículo 538°CPC: “Determinado el valor del presupuesto
del modo que se establece en el artículo anterior, será obligado el deudor a consignarlo dentro de
tercero día a la orden del tribunal, para que se entreguen al ejecutante los fondos necesarios, a
medida que el trabajo lo requiera”.

v) Si el deudor no consigna los fondos decretados dentro de tercero día, el tribunal despachará
mandamiento de ejecución y embargo para que se le embarguen bienes suficientes que, una vez
rematados, permitan cubrir los costos de la ejecución de la obra, no pudiendo el ejecutado oponer
excepción alguna a la ejecución. Así lo establece el artículo 541°CPC: “Si el deudor no consigna a la
orden del tribunal los fondos decretados, se procederá a embargarle y enajenar bienes suficientes para
hacer la consignación, con arreglo a lo establecido en el Título precedente, pero sin admitir
excepciones para oponerse a la ejecución”.

vi) Consignados los fondos o rematados los bienes embargados, se permite al ejecutante retirar los
fondos por parcialidades en la medida que las necesidades de ejecución de la obra lo exijan.

vii) Una vez concluida la obra, el ejecutante deberá rendir cuenta de la inversión de los fondos
suministrados por el deudor, como lo establece el artículo 540°CPC: “Una vez concluida la obra, deberá
el acreedor rendir cuenta de la inversión de los fondos suministrados por el deudor”.
bb) Puede solicitar que se apremie al deudor para la ejecución del hecho convenido, como lo dispone el
artículo 542°CPC: “Si el acreedor no puede o no quiere hacerse cargo de la ejecución de la obra debida,
de conformidad a las disposiciones que preceden, podrá usar de los demás recursos que la ley concede
para el cumplimiento de las obligaciones de hacer, con tal que no haya el deudor consignado los fondos
exigidos para la ejecución de la obra, ni se hayan rematado bienes para hacer la consignación en el caso
del artículo 541”. En este caso, los apremios que se pueden imponer al deudor para que ejecute el hecho
convenido son los siguientes:

- Arresto hasta por quince días.

- Multa proporcional a los costos de ejecución de la obra.

Estas medidas las podrá repetir el tribunal cuantas veces sea necesario para obtener el cumplimiento de la
obligación. Cesarán los apremios, por tanto, si el deudor paga las multas impuestas y rinde, además,
caución suficiente, a juicio del tribunal, para asegurar la indemnización completa de todo perjuicio al
acreedor, como lo dispone el artículo 543°CPC: “Cuando se pida apremio contra el deudor, podrá el
tribunal imponerle arresto hasta por quince días o multa proporcional, y repetir estas medidas para
obtener el cumplimiento de la obligación//Cesará el apremio si el deudor paga las multas impuestas y
rinde además caución suficiente, a juicio del tribunal, para asegurar la indemnización completa de todo
perjuicio al acreedor”.

Juicio ejecutivo de obligaciones de no hacer


Esta materia se encuentra regulada ya en el Código Civil, que dispone en su artículo 1555°CC lo siguiente: “Toda
obligación de no hacer una cosa se resuelve en la de indemnizar los perjuicios, si el deudor contraviene y no puede
deshacerse lo hecho//Pudiendo destruirse la cosa hecha, y siendo su destrucción necesaria para el objeto que se
tuvo en mira al tiempo de celebrar el contrato, será el deudor obligado a ella, o autorizado el acreedor para que la
lleve a efecto a expensas del deudor//Si dicho objeto puede obtenerse cumplidamente por otros medios, en este
caso será oído el deudor que se allane a prestarlo//El acreedor quedará de todos modos indemne”. De este modo,
cuando se incumple una obligación de no hacer, el acreedor puede, junto con solicitar la indemnización de perjuicios
correspondiente, proceder de la siguiente manera:

- Si se puede destruir la cosa hecha, y siendo su destrucción necesaria para el objeto que se tuvo en mira al
tiempo de celebrar el contrato, será el deudor obligado a tal destrucción, o autorizado el acreedor para que la
lleve a efecto a expensas del deudor. Esto pareciera referirse únicamente a obligaciones que se refieren a la
ejecución de un hecho material (como de hecho lo ha señalado la Corte de Apelaciones de Valdivia), de manera
que no se aplica, por ejemplo, a la obligación de no celebrar un contrato o a la obligación de no competir.

- Si el objeto que se tuvo en mira al tiempo de celebrar el contrato puede obtenerse cumplidamente por otros
medios que no sean la destrucción de lo hecho, en este caso se oirá al deudor que se allane a prestarlo.

Para que en estos casos sea procedente un juicio ejecutivo tienen que cumplirse las condiciones establecidas en el
artículo 544°CPC, que dispone lo siguiente: “Las disposiciones que preceden se aplicarán también a la obligación de
no hacer cuando se convierta en la de destruir la obra hecha, con tal que el título en que se apoye consigne de un
modo expreso todas las circunstancias requeridas por el inciso 2° del artículo 1555 del Código Civil, y no pueda
tener aplicación el inciso 3° del mismo artículo//En el caso en que tenga aplicación este último inciso, se procederá
en forma de incidente”. De este modo, los requisitos del juicio ejecutivo de obligaciones de no hacer corresponden a
los siguientes:

a) El acreedor tiene que disponer de un título ejecutivo perfecto.

b) Tiene que poder deshacerse o destruirse lo hecho en contravención a la obligación convenida.

c) El título ejecutivo en que se apoye la demanda tiene que consignar de modo expreso todas las circunstancias
requeridas por el inciso segundo del artículo 1555°CC, es decir:
Cumplimiento incidental del fallo
De conformidad a la regla de la ejecución, contenida en los artículos 113°COT y 114°COT, las resoluciones judiciales
nacionales pueden ser cumplidas de dos modos distintos:

- Mediante el cumplimiento incidental del fallo.

- Mediante un juicio ejecutivo.

Así lo disponen los artículos 113°COT y 114°COT, y lo corroboran los artículos 231°CPC y 232°CPC:

- Artículo 113°COT: “La ejecución de las resoluciones corresponde a los tribunales que las hubieren pronunciado
en primera o en única instancia//No obstante, la ejecución de las sentencias penales y de las medidas de
seguridad previstas en la ley procesal penal será de competencia del juzgado de garantía que hubiere
intervenido en el respectivo procedimiento penal//De igual manera, los tribunales que conozcan de la revisión
de las sentencias firmes o de los recursos de apelación, de casación o de nulidad contra sentencias definitivas
penales, ejecutarán los fallos que dicten para su sustanciación//Podrán también decretar el pago de las cosas
adeudadas a los funcionarios que hubieren intervenido en su tramitación, reservando el de las demás costas para
que sea decretado por el tribunal de primera instancia”.

- Artículo 114°COT: “Siempre que la ejecución de una sentencia definitiva hiciere necesaria la iniciación de un
nuevo juicio, podrá este deducirse ante el tribunal que menciona el inciso primero del artículo precedente
[aquel que pronunció la sentencia en primera o única instancia] o ante el que sea competente en conformidad a
los principios generales establecidos por la ley, a elección de la parte que hubiere obtenido en el pleito”.

- Artículo 231°CPC: “La ejecución de las resoluciones corresponde a los tribunales que las hayan pronunciado en
primera o en única instancia. Se procederá a ella una vez que las resoluciones queden ejecutoriadas o causen
ejecutoria en conformidad a la ley//No obstante, los tribunales que conozcan de los recursos de apelación,
casación o revisión, ejecutarán los fallos que dicten para la substanciación de dichos recursos. Podrán también
decretar el pago de las costas adeudadas a los funcionarios que hayan intervenido en ellos, reservando el de las
demás costas para que sea decretado por el tribunal de primera instancia”.

- Artículo 232°CPC: “Siempre que la ejecución de una sentencia definitiva haga necesaria la iniciación de un
nuevo juicio, podrá éste deducirse ante el tribunal que menciona el inciso 1° del artículo 231, o ante el que sea
competente en conformidad a los principios generales establecidos por la ley, a elección de la parte que haya
obtenido en el pleito”.

El cumplimiento incidental del fallo se solicita ante el tribunal que dictó la resolución judicial en primera o en única
instancia y sólo puede tener lugar dentro del plazo de un año contado desde que la ejecución se hizo exigible, es
decir, desde que la resolución quedó firme o causó ejecutoria. Así lo establece el artículo 233°CPC: “Cuando se
solicite la ejecución de una sentencia ante el tribunal que la dictó, dentro del plazo de un año contado desde que la
ejecución se hizo exigible, si la ley no ha dispuesto otra forma especial de cumplirla, se ordenará su cumplimiento
con citación de la persona en contra de quien se pide//Esta resolución se notificará por cédula al apoderado de la
parte. El ministro de fe que practique la notificación deberá enviar la carta certificada que establece el artículo 46
tanto al apoderado como a la parte. A esta última, la carta deberá remitírsele al domicilio en que se le haya
notificado la demanda. En caso que el cumplimiento del fallo se pida contra un tercero, éste deberá ser notificado
personalmente//El plazo de un año se contará, en las sentencias que ordenen prestaciones periódicas, desde que se
haga exigible cada prestación o la última de las que se cobren”.

Tramitación del cumplimiento incidental del fallo


Se deben observar las siguientes reglas o pasos en la tramitación del cumplimiento incidental del fallo:

1° Como lo señala el artículo 233°CPC, el cumplimiento incidental del fallo comienza con la solicitud ante el
tribunal que dictó la resolución en primera o en única instancia de que se dé ejecución a ella (en el escrito se
señala que ‘se pide cumplimiento incidental del fallo’). El tribunal provee con citación, es decir, da un plazo de
tres días a la contraparte para que formule las excepciones que se le permite. Esta resolución que dicta el
tribunal se notifica por cédula al demandado y a su apoderado, debiendo el ministro de fe que practique la
notificación enviar la carta certificada a que se refiere el artículo 46°CPC a ambos (demandado y apoderado). En
el caso que el cumplimiento incidental del fallo se pida contra un tercero que no fue parte en el juicio, esta
resolución se le deberá notificar personalmente.
2° El plazo de que dispone el demandado para defenderse es menor al del juicio ejecutivo (que es de 4 días por
regla general, como lo establece el artículo 459°CPC23): en este caso, el plazo para defenderse es de 3 días,
pues, como lo establece el artículo 234°CPC, la oposición sólo podrá deducirse dentro de la citación a que se
refiere el artículo 233°CPC, esto es, tres días contados desde la última notificación por cédula que se haya
practicado.

Respecto de la defensa del demandado en el cumplimiento incidental del fallo, existen una serie de limitaciones
en comparación con la defensa del ejecutado en el juicio ejecutivo. Estas limitaciones corresponden básicamente
a las siguientes:

a) El número de excepciones que puede oponer es menor y está restringido a las excepciones taxativamente
contempladas en el artículo 234°CPC, que dispone lo siguiente: “En el caso del artículo anterior la parte
vencida sólo podrá oponerse alegando algunas de las siguientes excepciones: pago de la deuda, remisión de la
misma, concesión de esperas o prórrogas del plazo, novación, compensación, transacción, la de haber perdido
su carácter de ejecutoria, sea absolutamente o con relación a lo dispuesto en el artículo anterior, la
sentencia que se trate de cumplir, la del artículo 464 número 15 y la del artículo 534, siempre que ellas,
salvo las dos últimas, se funden en antecedentes escritos, pero todas en hechos acaecidos con posterioridad a
la sentencia de cuyo cumplimiento se trata. También podrá alegarse la falta de oportunidad en la ejecución.
Esta excepción y las del artículo 464 N° 15 y del artículo 534 necesitarán, además, para ser admitidas a
tramitación, que aparezcan revestidas de fundamento plausible. La oposición sólo podrá deducirse dentro de
la citación a que se refiere el artículo precedente//El tercero en contra de quien se pida el cumplimiento del
fallo podrá deducir, además, la excepción de no empecerle la sentencia y deberá formular su oposición dentro
del plazo de diez días//La oposición se tramitará en forma incidental, pero si las excepciones no reúnen los
requisitos exigidos por el inciso 1° se rechazará de plano//Lo dispuesto en este artículo es sin perjuicio de lo
prevenido en el artículo 80”.

Estas excepciones se asemejan en general a las contempladas en el artículo 464°CPC respecto del juicio
ejecutivo, pero se excluyen naturalmente las excepciones de carácter procesal, toda vez que en el caso del
cumplimiento incidental del fallo ya ha habido un juicio ordinario previo en el cual se hicieron o se pudo haber
hecho valer. De este modo, las excepciones que el demandado puede oponer en el cumplimiento incidental del
fallo corresponden a las siguientes:

i) El pago de la deuda.

ii) La remisión de la deuda.

iii) La concesión de esperas o prórroga del plazo.

iv) La novación.

v) La compensación.

vi) La transacción.

vii) La de haber perdido su carácter de ejecutoria, sea absolutamente o con relación a lo dispuesto en el
artículo 233°CPC, es decir, no solicitarse el cumplimiento incidental del fallo dentro del plazo de un año
contado desde que la ejecución de la sentencia se hizo exigible. Esta excepción es parecida a la contenida
en numeral 7° del artículo 464°CPC, que dispone lo siguiente: “La oposición del ejecutado sólo será
admisible cuando se funde en alguna de las excepciones siguientes: 7° La falta de alguno de los requisitos
o condiciones establecidos por las leyes para que dicho título tenga fuerza ejecutiva, sea absolutamente,
sea con relación al demandado”.

viii) Las excepciones a que se refiere el artículo 464°CPC número 15° y el artículo 534°CPC, a saber:

23
Dispone el artículo 459°CPC lo siguiente: “Si el deudor es requerido de pago en el lugar del asiento
del tribunal, tendrá el término de cuatro días útiles para oponerse a la ejecución//Este término se
ampliará con cuatro días, si el requerimiento se hace dentro del territorio jurisdiccional en que se ha
promovido el juicio, pero fuera de la comuna del asiento del tribunal”.
- Artículo 464°CPC número 15°: “La oposición del ejecutado sólo será admisible cuando se funde en
alguna de las excepciones siguientes: 15° La pérdida de la cosa debida, en conformidad a lo dispuesto
en el Título XIX, Libro IV del Código Civil”.

- Artículo 534°CPC: “A más de las excepciones expresadas en el artículo 464, que sean aplicables al
procedimiento de que trata este Título, podrá oponer el deudor la de imposibilidad absoluta para la
ejecución actual de la obra debida”.

ix) La falta de oportunidad en la ejecución (parecido a lo dispuesto en el artículo 477°CPC relativo a la


renovación de la acción ejecutiva: “La acción ejecutiva rechazada por incompetencia del tribunal,
incapacidad, ineptitud del libelo o falta de oportunidad en la ejecución, podrá renovarse con arreglo a los
preceptos de este Título”).

x) El tercero en contra de quien se pida el cumplimiento del fallo podrá deducir, además, la excepción de
no empecerle la sentencia y deberá formular su oposición dentro del plazo de diez días (en el caso
particular de esta excepción, pues si opone cualquiera de las otras excepciones, deberá hacerlo dentro del
plazo de tres días).

xi) Junto con estas excepciones se puede alegar, como lo establece el inciso final del artículo 234°CPC, la
nulidad de todo lo obrado por falta de emplazamiento, de conformidad a lo que establece el artículo
80°CPC: “Si al litigante rebelde no se le ha hecho saber en persona ninguna de las providencias libradas en
el juicio, podrá pedir la rescisión de lo obrado, ofreciendo acreditar que, por un hecho que no le sea
imputable, han dejado de llegar a sus manos las copias a que se refieren los artículos 40 y 44, o que ellas
no son exactas en su parte substancial//Este derecho no podrá reclamarse sino dentro de cinco días,
contados desde que aparezca o se acredite que el litigante tuvo conocimiento personal del juicio”. Resulta
importante y práctico que el demandado alegue en este momento inicial la nulidad de todo lo obrado por
falta de emplazamiento, pues como el emplazamiento corresponde a un presupuesto de existencia y no de
validez de todo juicio, se evita así todo un juicio en el que la cosa juzgada no saneará este vicio.

b) Una segunda limitación está dada por el hecho de que las excepciones que alegue el demandado deben
fundarse en antecedentes escritos, salvo las excepciones a que se refiere el artículo 464°CPC número 15° y el
artículo 534°CPC (esto es, pérdida de la cosa debida e imposibilidad absoluta para la ejecución actual de la
obra debida). Esto es muy importante para efectos probatorios, pues las partes (especialmente el demandado)
no podrán probar sus alegaciones por otros medios de prueba, como testigos (a diferencia del juicio
ejecutivo). Esto resulta más bien favorable para el demandante, pues si sabe que el demandado no dispone de
prueba escrita alguna elegirá el cumplimiento incidental del fallo por sobre el juicio ejecutivo.

En el caso particular de las excepciones a que se refiere el artículo 464°CPC número 15° y el artículo 534°CPC
(que no necesitan fundarse en antecedentes escritos) y la excepción relativa a la falta de oportunidad en la
ejecución (que sí necesita fundarse en antecedentes escritos), se requerirá, además, para ser admitidas a
tramitación, que aparezcan revestidas de fundamento plausible.

c) Una tercera y última limitación relativa a la defensa del demandado en el cumplimiento incidental del fallo,
dice relación con la exigencia del artículo 234°CPC de que todas las excepciones que oponga el demandado se
funden en hechos acaecidos con posterioridad a la sentencia de cuyo cumplimiento se trata. Esta limitación
tiene importantes consecuencias prácticas y busca en el fondo que no se aleguen en el cumplimiento
incidental del fallo excepciones que se ya se pudieron haber alegado en el juicio ordinario previo que le dio
lugar.

Si bien esto es similar a lo que sucede en el juicio ejecutivo, presenta ciertas particularidades, ya que en el
juicio ejecutivo el ejecutado no puede oponer excepciones que pudo haber opuesto en el juicio ordinario, pero
no lo hizo, mientras que en el cumplimiento incidental del fallo el ejecutado no puede oponer excepciones
que se funden en hecho anteriores a la dictación de la sentencia de cuyo cumplimiento se trata. Así lo
establece el inciso final del artículo 237°CPC, que dispone lo siguiente: “Las sentencias que ordenen
prestaciones de dar, hacer o no hacer, y cuyo cumplimiento se solicite después de vencido el plazo de un año,
concedido en el artículo 233, se sujetarán a los trámites del juicio ejecutivo//Se aplicará también este
procedimiento cuando se solicite el cumplimiento del fallo ante otro tribunal distinto del indicado en el
artículo 233//En los juicios a que dé lugar la ejecución de las resoluciones a que se refiere este artículo, no
se admitirá ninguna excepción que haya podido oponerse en el juicio anterior”.

Así, por ejemplo, si en el juicio ordinario previo el demandado pagó una parte de la deuda antes de dictarse
sentencia, pero después de la oportunidad de que dispone para oponer excepciones, NO será procedente la
excepción de pago de la deuda en el cumplimiento incidental del fallo, pero sí lo será en el juicio ejecutivo,
ya que respecto de él no se exige que las excepciones se funden en hechos acaecidos con posterioridad a la
dictación de la sentencia de cuyo cumplimiento se trata, sino que basta con que pudo haberlas opuesto en el
juicio ordinario y no lo hizo (en este caso no pudo haberlas opuesto, ya que había transcurrido la oportunidad
para hacerlo).

3° Una vez que el demandado haya opuesto alguna de las excepciones que la ley le otorga, tiene lugar un
examen de admisibilidad para determinar si se cumple o no con los requisitos preceptuados en el artículo
234°CPC:

- Si no se cumple con tales requisitos, las excepciones serán rechazadas de plano.

- Si se cumple con tales requisitos, la oposición del demandado se tramitará en forma incidental: así, el
término probatorio será de ocho días (y no de diez, como en el juicio ejecutivo) y la lista de testigos de que
pretenda valerse la parte (respecto de las excepciones particulares por las cuales procede) deberá ser
presentada dentro de dos días y no dentro de cinco, como en el juicio ordinario.

4° Si la oposición del demandado es victoriosa, se da término al cumplimiento incidental del fallo.

5° Si no hay oposición al cumplimiento de la sentencia solicitado en conformidad al artículo 233°CPC, o tal


oposición ha sido desestimada por sentencia de primera o de segunda instancia, se procederá a la ejecución de la
sentencia de la forma establecida en el artículo 235°CPC, siempre que la ley no haya dispuesto otra forma
especial en que deba cumplirse. La resolución del tribunal que rechace la oposición del demandado es
susceptible de recurso de apelación sólo en el efecto devolutivo, como lo establece el artículo 241°CPC: “Las
apelaciones que se deduzcan contra las resoluciones que se dicten en conformidad a lo dispuesto en los artículos
precedentes de este Título, se concederán sólo en el efecto devolutivo. Tratándose de juicios de hacienda, estas
apelaciones se colocarán de inmediato en tabla y gozarán de preferencia para su vista y fallo”.

Resulta importante tener en cuenta que en el cumplimiento incidental del fallo no cabe la posibilidad de que la
sentencia sea de pago o de remate, porque no procede embargo alguno mientras sea tramitado. Lo único que
procede, para asegurar el derecho del demandante, es solicitar medidas precautorias. Tampoco procede, por
tanto, la fianza de resultas.

El artículo 235°CPC dispone lo siguiente: “Si no ha habido oposición al cumplimiento de la sentencia solicitado
conforme al artículo 233 o ella ha sido desestimada por sentencia de primera o segunda instancia, se procederá
a cumplirla, siempre que la ley no haya dispuesto otra forma especial, de acuerdo con las reglas siguientes:

1° Si la sentencia ordena entregar una especie o cuerpo cierto, sea mueble o inmueble, se llevará a afecto la
entrega, haciéndose uso de la fuerza pública si es necesario.

2° Si la especie o cuerpo cierto mueble no es habido, se procederá a tasarlo con arreglo al Título XII del Libro
IV y se observarán en seguida las reglas del número siguiente.

3° Si la sentencia manda pagar una suma de dinero se ordenará, sin más trámite, hacer pago al acreedor con
los fondos retenidos, hecha la liquidación del crédito y de las costas causadas o se dispondrá previamente la
realización de los bienes que estén garantizando el resultado de la acción de conformidad al Título V del
Libro II//Si no hay bienes que aseguren el resultado de la acción se procederá a embargar y a enajenar bienes
suficientes de la parte vencida de acuerdo con las reglas del procedimiento de apremio, sin necesidad de
requerimiento y deberá notificarse por cédula el embargo mismo y la resolución que lo ordena.

4° Si la sentencia obliga a pagar una cantidad de un género determinado, se procederá de conformidad a las
reglas del número anterior; pero si es necesario, se practicará previamente su avaluación por un perito con
arreglo al Título XII del Libro IV.
5° Si la sentencia ordena la ejecución o destrucción de una obra material, la subscripción de un instrumento o
la constitución de un derecho real o de una obligación, se procederá de acuerdo con el procedimiento de
apremio en las obligaciones de hacer; pero se aplicará lo prescrito en el número 3° de este artículo cuando
sea necesario embargar y realizar bienes.

6° Si la sentencia ha condenado a la devolución de frutos o a la indemnización de perjuicios y, de


conformidad a lo establecido en el inciso segundo del artículo 173, se ha reservado al demandante el derecho
de discutir esta cuestión en la ejecución del fallo, el actor deberá formular la demanda respectiva en el
mismo escrito en que pida el cumplimiento del fallo. Esta demanda se tramitará como incidente y, de existir
oposición al cumplimiento del fallo, ambos incidentes se substanciarán conjuntamente y se resolverán en una
misma y única sentencia.

En todo lo que no esté previsto en este artículo se aplicarán las reglas que se establecen en el juicio ejecutivo
para el embargo y el procedimiento de apremio; pero la sentencia se cumplirá hasta hacer entero pago a la
parte vencedora sin necesidad de fianza de resultas, salvo lo dispuesto en el artículo 774 y en otras
disposiciones especiales”. De este modo, existen distintas posibilidades de cumplimiento incidental del fallo
según lo que haya determinado la sentencia cuya ejecución se exige:

1° Si la sentencia ordena entregar una especie o cuerpo cierto, sea mueble o inmueble, se llevará a afecto la
entrega, haciéndose uso de la fuerza pública si es necesario. Respecto de este caso importa tener en cuenta lo
dispuesto en el artículo 239°CPC: “Las reclamaciones que el obligado a restituir una cosa raíz o mueble tenga
derecho a deducir en razón de prestaciones a que esté obligado el vencedor y que no haya hecho valer en el
juicio en que se dictó la sentencia que se trata de cumplir, se tramitarán en forma incidental con audiencia
de las partes, sin entorpecer el cumplimiento de la sentencia, salvo las excepciones legales”.
2° Si la especie o cuerpo cierto mueble no es habido, se procederá a tasarla con arreglo al Título XII del Libro
IV (que se refiere a las tasaciones de los actos no contenciosos) y, una vez avaluada en dinero, se observarán
las reglas relativas a las obligaciones de dinero, contenidas en el numeral tercero del artículo 235°CPC.

3° Si la sentencia manda pagar una suma de dinero, existen distintas posibilidades según se hayan decretado o
no medidas precautorias en favor del demandante respecto de bienes del demandado:

i) Si se hubiere decretado una medida precautoria sobre dinero del demandado, se procederá, sin más
trámite, a hacer pago al acreedor con los fondos retenidos, una vez hecha la liquidación del crédito y de las
costas causadas durante la tramitación del cumplimiento incidental del fallo.

ii) Si se hubiere decretado una medida precautoria sobre bienes del demandado distintos del dinero, el
tribunal dispondrá que, previo al pago del demandado, se realicen tales bienes de conformidad a las
normas que se aplican al cuaderno de apremio.

iii) Si no se hubiere decretado medida precautoria alguna, se procederá a embargar y enajenar bienes
suficientes del demandado de acuerdo a las reglas del procedimiento de apremio, sin necesidad de
requerimiento de pago, debiéndose notificarle por cédula el embargo mismo y la resolución que lo ordena.
No se exige en estos casos un requerimiento de pago previo porque se supone implícito en la notificación de
la resolución que dicta el tribunal al acoger la solicitud de cumplimiento incidental del fallo.

4° Si la sentencia obliga a pagar una cantidad de un género determinado, se procederá de conformidad a las
reglas del número anterior; pero si es necesario, se practicará previamente su avaluación por un perito con
arreglo al Título XII del Libro IV (que se refiere a las tasaciones de los actos no contenciosos).

5° Si la sentencia ordena la ejecución o destrucción de una obra material, la subscripción de un instrumento o


la constitución de un derecho real o de una obligación, se procederá de acuerdo con el procedimiento de
apremio del juicio ejecutivo de obligaciones de hacer. En caso que sea necesario embargar y realizar bienes se
aplicará lo prescrito en el número 3° del artículo 235°CPC.

6° Si la sentencia ha condenado a la devolución de frutos o a la indemnización de perjuicios y, de conformidad


a lo establecido en el inciso segundo del artículo 173°CPC, se ha reservado al demandante el derecho de
discutir esta cuestión en la ejecución del fallo24, el actor deberá formular la demanda respectiva en el mismo
escrito en que pida el cumplimiento incidental del fallo. Esta demanda se tramitará como incidente y, de
existir oposición al cumplimiento del fallo, ambos incidentes se substanciarán conjuntamente y se resolverán
en una misma y única sentencia. El artículo 173°CPC dispone lo siguiente: “Cuando una de las partes haya de
ser condenada a la devolución de frutos o a la indemnización de perjuicios, y se ha litigado sobre su especie y
monto, la sentencia determinará la cantidad líquida que por esta causa deba abonarse, o declarará sin lugar
el pago, si no resultan probados la especie y el monto de lo que se cobra, o, por lo menos, las bases que
deban servir para su liquidación al ejecutarse la sentencia//En el caso de que no se haya litigado sobre la
especie y el monto de los frutos o perjuicios, el tribunal reservará a las partes el derecho de discutir esta
cuestión en la ejecución del fallo o en otro juicio diverso”.

En todo lo que no esté previsto en el artículo 235°CPC se aplicarán las reglas que se establecen en el juicio
ejecutivo para el embargo y el procedimiento de apremio. Aún así, la sentencia cuya ejecución se exige en el
cumplimiento incidental del fallo, se cumplirá hasta hacer entero pago a la parte vencedora sin necesidad de
fianza de resultas, salvo lo dispuesto en el artículo 774°CPC25 y en otras disposiciones especiales.

Respecto del caso particular en que la sentencia ordene el pago de prestaciones periódicas que no son cumplidas
por el deudor, el artículo 236°CPC dispone lo siguiente: “Si la sentencia ordena el pago de prestaciones
periódicas y el deudor retarda el pago de dos o más, podrá el juez compelerlo a prestar seguridades para el
pago, tal como la de convertir las prestaciones en los intereses de un capital que se consigna al efecto, en un
banco, Caja de Ahorros y otros establecimientos análogos. Este capital se restituirá al deudor tan pronto como
cese la obligación//Esta petición se tramitará en forma incidental”.

Respecto de todos los casos no comprendidos en estos artículos (especialmente el 235°CPC), el artículo 238°CPC
establece que corresponderá al juez de la causa dictar las medidas conducentes a su cumplimiento, pudiendo al
efecto decretar las siguientes medidas cuantas veces sea necesario para que se cumplan:

- Imponer multas que no excedan de una UTM.

- Ordenar el arresto del deudor hasta por dos meses, determinados prudencialmente por el tribunal.

Dispone el artículo 238°CPC lo siguiente: “Cuando se trate del cumplimiento de resoluciones no comprendidas en
los artículos anteriores, corresponderá al juez de la causa dictar las medidas conducentes a dicho cumplimiento,
pudiendo al efecto imponer multas que no excedan de una unidad tributaria mensual o arresto hasta de dos
meses, determinados prudencialmente por el tribunal, sin perjuicio de repetir el apremio”.

El artículo 240°CPC otorga al juez la facultad de decretar medidas tendientes a dejar sin efecto todo lo que se
haga en contravención a lo ordenado, una vez cumplida la resolución. En este caso, el que quebrante lo ordenado
incurrirá en el delito de desacato, siendo sancionado por tanto con la pena de reclusión menor en su grado medio
a máximo. Dispone el artículo 240°CPC lo siguiente: “Cumplida una resolución, el tribunal tendrá facultad para
decretar las medidas tendientes a dejar sin efecto todo lo que se haga en contravención a lo ejecutado//El que
quebrante lo ordenado cumplir será sancionado con reclusión menor en su grado medio a máximo”.

Cabe tener en cuenta, finalmente, lo dispuesto en el artículo 241°CPC: “Las apelaciones que se deduzcan contra las
resoluciones que se dicten en conformidad a lo dispuesto en los artículos precedentes de este Título, se concederán

24
Resulta bastante práctico que a las partes se les reserve el derecho de discutir sobre los frutos o
perjuicios que se siguen del incumplimiento de una obligación para el cumplimiento incidental del fallo
(o para otro juicio diverso), porque así se evitan tener que en el mismo juicio ordinario presentar
pruebas respecto de ello: en tal juicio ordinario el demandante sólo buscará que se establezca la
responsabilidad del demandado; después se discutirá el tema de los frutos que se deban restituir y los
perjuicios que se deban pagar.
25
El artículo 774°CPC dispone lo siguiente: “Interpuesto el recurso [de casación], no puede hacerse en
él variación de ningún género//Por consiguiente, aun cuando en el progreso del recurso se descubra
alguna nueva causa en que haya podido fundarse, la sentencia recaerá únicamente sobre las alegadas
en tiempo y forma”.
sólo en el efecto devolutivo. Tratándose de juicios de hacienda, estas apelaciones se colocarán de inmediato en
tabla y gozarán de preferencia para su vista y fallo”.

Exequátur
Uno de los principios fundamentales en materia de jurisdicción es el principio de la territorialidad, en razón del cual
los tribunales sólo conocen, en principio, los casos que hayan ocurrido dentro del territorio de la República, teniendo
eficacia las resoluciones que dicten, a su vez, dentro de ese mismo territorio. Sin embargo, las innegables relaciones
que se dan entre los distintos estados y las personas de tales estados exigen que muchas veces se reconozca y
otorgue mérito a las resoluciones judiciales dictadas por organismos jurisdiccionales de otros estados.

Esto podría ser fácilmente solucionado si se reconociera, sin más, eficacia y mérito a las resoluciones judiciales
extranjeras (pudiendo ser cumplidas inmediatamente en Chile), lo cual, por cierto, no es inconstitucional. Sin
embargo, existen intereses prevalecientes que excluyen esta posibilidad y que exigen, en cambio, que tenga lugar un
proceso o trámite previo a su ejecución. Estos intereses prevalecientes dicen relación básicamente con los siguientes
aspectos:

- Que se hayan respetado los derechos fundamentales de los chilenos que hayan sido parte de los juicios en los
que se dictaron las resoluciones judiciales extranjeras que se pretende ejecutar.

- Que el fondo de la decisión no contravenga al derecho chileno, tanto al texto expreso como a los presupuestos
esenciales que supone.

- Que el tribunal extranjero haya tenido efectivamente jurisdicción respecto de la materia conocida y que no se
trate de asunto que los tribunales chilenos pudieron haber conocido.

En general, las alternativas que existen al momento de determinar si reconocer o no (y, por tanto, ejecutar o no)
resoluciones judiciales extranjeras son las siguientes:

- Se puede efectuar un control de mérito de la decisión para determinar si el asunto fue o no bien decidido.

- Se puede efectuar un control para determinar si la decisión cumple o no con los principios fundamentales que
inspiran el ordenamiento jurídico chileno. Así, por regla general, se reconocerán las sentencias que no atenten
contra principios que sean esenciales para el estado en se hacen valer.

Esta segunda opción es la que se sigue en Chile y en la mayoría del mundo, lo que significa que por regla general se
reconocen los fallos extranjeros siempre que no pasen a llevar principios fundamentales de nuestro ordenamiento
jurídico. En Chile el trámite mediante el cual se efectúa este control se denomina ‘exequátur’ y lo realiza la Corte
Suprema. Es muy importante lo que determina la Corte Suprema en estos casos, pues de reconocerse la sentencia
extranjera, tendrá ésta pleno mérito ejecutivo tal como una sentencia firme nacional, según lo dispuesto en el
numeral 1° del artículo 434°CPC (es decir, con el sólo trámite del exequátur se entiende que la sentencia extranjera
tiene plena fuerza ejecutiva, aun cuando no se halle efectivamente firme o ejecutoriada).

Resulta importante tener en cuenta que no todas las resoluciones judiciales dictadas en el extranjero requerirán del
trámite del exequátur para hacerse valer en Chile, como sucede en los siguientes casos:

- No se requiere el trámite del exequátur cuando se invoca en Chile una resolución judicial que ordena practicar
aquí determinadas actuaciones judiciales (como tomar la prueba de un testigo que se encuentra en Chile). En
estos casos basta un exhorto internacional.
- Las sentencias penales extranjeras NUNCA pueden ser cumplidas en Chile: en estos casos se procede a la
extradición (pasiva) del sujeto condenado si es que se encuentra en Chile.

Ahora bien, las sentencias civiles extranjeras pueden ser invocadas en Chile con distintos propósitos:

i) Para que sea ejecutada, en cuyo caso se requiere el trámite del exequátur.

ii) Para que el demandado pueda hacer valer la excepción de cosa juzgada, respecto de lo cual existen distintas
posturas:

- Algunos señalan que en este caso también se requiere el trámite del exequátur, pues en el fondo se está
ejecutando una sentencia extranjera (se le está dando efecto).
- Otros señalan que no se requiere el trámite del exequátur, pues puede resultarle muy gravoso al demandado
que pretende oponer la excepción de cosa juzgada (puede, en efecto, transcurrir el plazo para oponer
excepciones mientras se tramita el exequátur).

iii) Como medio de prueba, en cuyo caso no se requiere el trámite del exequátur.

En los casos en que sea necesario el exequátur, el Código de Procedimiento Civil establece tres criterios subsidiarios
(es decir, operan en subsidio cuando no se aplican los otros) para determinar si se reconoce o no la resolución
judicial extranjera. Estos criterios corresponden a los siguientes:

a) Tratados internacionales: Si es que existe entre Chile y el país en el cual se hubiere dictado la sentencia,
algún tratado internacional que le reconozca mérito en Chile a las resoluciones judiciales dictadas en ese país, se
estará a lo dispuesto en el tratado, siguiéndose para su ejecución, en todo lo que no aparezca modificado por
dicho tratado, los procedimientos que establezca la ley chilena. Así lo establece el artículo 242°CPC: “Las
resoluciones pronunciadas en país extranjero tendrán en Chile la fuerza que les concedan los tratados
respectivos; y para su ejecución se seguirán los procedimientos que establezca la ley chilena, en cuanto no
aparezcan modificados por dichos tratados”. En este sentido no existen tratados bilaterales entre Chile y otros
países que se refieran a estas materias, pero sí varios tratados multilaterales, a saber:

- El Código Bustamante (o Código de Derecho Internacional Privado), pactado entre países americanos, se
refiere a estas materias, aunque su aplicación presenta ciertos problemas, porque fue firmado con muchas
reservas por los países signatarios.

- Lo mismo sucede con la Convención de Panamá.

- La Convención de Nueva York se ha mostrado eficiente, pero se aplica sólo respecto de la ejecución de
sentencias arbitrales dictadas en países extranjeras (cosa que de hecho permite el artículo 246°CPC: “Las
reglas de los artículos precedentes son aplicables a las resoluciones expedidas por jueces árbitros. En este
caso se hará constar su autenticidad y eficacia por el visto bueno u otro signo de aprobación emanado de un
tribunal superior ordinario del país donde se haya dictado el fallo”). Esta convención ofrece los mismos
criterios básicos que se siguen en Chile y se ha vuelto a ratificar el año 1997 mediante la ley de arbitraje
comercial internacional.
b) Principio de reciprocidad: De no existir tratado alguno entre Chile y el país respectivo (que se refiera a estas
materias), las resoluciones judiciales que se dicten en él tendrán en Chile la misma fuerza que se dé en ese país
a los fallos pronunciados en Chile (reciprocidad positiva). Así, por tanto, si en tal país no se da cumplimiento a
los fallos de los tribunales chilenos, no tendrán fuerza alguna en Chile las resoluciones judiciales que se dicten en
ese país (reciprocidad negativa). Así lo establecen los artículos 243°CPC y 244°CPC:

- Artículo 243°CPC: “Si no existen tratados relativos a esta materia con la nación de que procedan las
resoluciones, se les dará la misma fuerza que en ella se dé a los fallos pronunciados en Chile”.

- Artículo 244°CPC: “Si la resolución procede de un país en que no se da cumplimiento a los fallos de los
tribunales chilenos, no tendrá fuerza en Chile”.

La aplicación del principio de reciprocidad puede presentar ciertos problemas:

- Puede suceder que las razones por las cuales se rechace o acepte el fallo extranjero en Chile (o viceversa)
sean distintas: así, por ejemplo, puede suceder que en un caso (justificadamente) se rechace una sentencia
por considerar los tribunales del país en que se pretende hacer valer que es manifiestamente arbitraria y
contraria a normas básicas de justicia; o puede suceder que simplemente se rechace (sin aducir motivo
alguno). Resulta importante determinar, por tanto, cuándo se rechazarán las sentencias extranjeras: ¿será
necesario que sean resoluciones arbitrarias, o bastará cualquier otro motivo?

- Algunos dicen que si no ha habido en la historia casos de sentencias que se hayan hecho valer entre Chile y
otro país, no se sabe cómo se aplica este principio (en estos casos, la respuesta natural es que procede una
promesa de reciprocidad: se le reconoce a la sentencia extranjera mérito en Chile si el otro estado promete
reconocer las sentencias que se dicten en Chile y que se quieran hacer valer en él).
- Puede suceder que la Corte Suprema haga del exequátur un arma o instrumento para negociar en asuntos de
relaciones exteriores, materia la cual compete exclusivamente al Presidente de la República.

- De suceder lo anterior (es decir, si la Corte Suprema hace uso del exequátur indebidamente, como un
instrumento de venganza por ejemplo26) el único que resulta verdaderamente perjudicado es el particular que
obtuvo una sentencia favorable y sólo puede ejecutarla en Chile.

Para evitar estos problemas, la Corte Suprema casi nunca da aplicación a este principio de reciprocidad, ya sea
alegando que no se han acompañado antecedentes o que, habiéndose acompañado, no son suficientes.

c) Regularidad internacional del fallo: De no existir tratado internacional alguno, y en caso que no se aplique el
principio de reciprocidad, sólo se reconocerán las sentencias dictadas en el extranjero que reúnan las
circunstancias enumeradas en el artículo 245°CPC, que dispone lo siguiente: “En los casos en que no pueda
aplicarse ninguno de los tres artículos precedentes, las resoluciones de tribunales extranjeros tendrán en Chile
la misma fuerza que si se hubieran dictado por tribunales chilenos, con tal que reúnan las circunstancias
siguientes:
1° Que no contengan nada contrario a las leyes de la República. Pero no se tomarán en consideración las leyes
de procedimiento a que haya debido sujetarse en Chile la substanciación del juicio.

2° Que tampoco se opongan a la jurisdicción nacional.

3° Que la parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido debidamente notificada de la acción. Con
todo, podrá ella probar que, por otros motivos, estuvo impedida de hacer valer sus medios de defensa.

4° Que estén ejecutoriadas en conformidad a las leyes del país en que hayan sido pronunciadas”.

De este modo, la regla general en estos casos es que se reconozca mérito a la sentencia extranjera, salvo que en
su dictación se haya cometido una falta grave, sea en el proceso de dictación o en la sentencia misma. Las
condiciones que deben reunir las sentencias extranjeras para que sean reconocidas en Chile, cuando no se
aplican los principios anteriores, corresponden por tanto a las siguientes:

1° Que no contengan nada contrario a las leyes de la República: Esto no significa que la sentencia extranjera
tenga que ser conforme a todo tipo de ley chilena, sino sólo a las leyes que regulan materias de orden público
(lo que implica determinar cuáles son tales leyes), ya que respecto de las leyes procesales se aplica lo
dispuesto en el país de origen (es decir, será reconocida la sentencia aún cuando contraríe normas procesales
chilenas).

2° Que no se opongan a la jurisdicción nacional: Esto significa que la sentencia extranjera no será reconocida
si resolvió algún asunto que debió ser conocido por los tribunales chilenos. Se ha planteado un problema
particular respecto de lo establecido en el artículo 16°CC: “Los bienes situados en Chile están sujetos a las
leyes chilenas, aunque sus dueños sean extranjeros y no residan en Chile//Esta disposición se entenderá sin
perjuicio de las estipulaciones contenidas en los contratos otorgados válidamente en país extraño//Pero los
efectos de los contratos otorgados en país extraño para cumplirse en Chile, se arreglarán a las leyes
chilenas”. Se ha señalado, en efecto, que si se pretende ejecutar una sentencia extranjera respecto de bienes
que se encuentran en Chile, se pasaría a llevar esta norma y, en general, la jurisdicción chilena, a la cual
compete conocer estos casos. Sin embargo, la Corte Suprema ha entendido que en estos casos no se pasa a
llevar la jurisdicción chilena, toda vez que es precisamente ella la que contiene la posibilidad de que,
mediante el exequátur, se ejecuten en Chile sentencias extranjeras, incluso respecto de bienes situados en
Chile.

3° Que la parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido debidamente notificada de la acción: En
un principio se exigía que fuera notificado personalmente, pero ello se ha flexibilizado con el tiempo. Para
estos efectos, la parte se entiende notificada de conformidad a las leyes procesales del país en el cual se dictó
la sentencia. Con todo, como lo establece el numeral tercero del artículo 245°CPC, podrá tal parte probar
que, por otros motivos, estuvo impedida de hacer valer sus medios de defensa.

26
Goldschmidt señala en este sentido que ‘la reciprocidad pretende hacer buenos a los malos, pero
termina haciendo malos a los buenos’.
4° Que estén ejecutoriadas en conformidad a las leyes del país en que hayan sido pronunciadas.

Respecto del exequátur, finalmente, cabe tener en cuenta lo dispuesto en los siguientes artículos:

- Artículo 246°CPC: “Las reglas de los artículos precedentes son aplicables a las resoluciones expedidas por
jueces árbitros. En este caso se hará constar su autenticidad y eficacia por el visto bueno u otro signo de
aprobación emanado de un tribunal superior ordinario del país donde se haya dictado el fallo”.

- Artículo 247°CPC: “En todos los casos a que se refieren los artículos precedentes, la resolución que se trate de
ejecutar se presentará a la Corte Suprema en copia legalizada”.

- Artículo 248°CPC: “En los casos de jurisdicción contenciosa, se dará conocimiento de la solicitud a la parte
contra quien se pide la ejecución, la cual tendrá para exponer lo que estime conveniente un término igual al de
emplazamiento para contestar demandas//Con la contestación de la parte o en su rebeldía, y con previa
audiencia del fiscal judicial, el tribunal declarará si debe o no darse cumplimiento a la resolución”.

- Artículo 249°CPC: “En los asuntos de jurisdicción no contenciosa, el tribunal resolverá con sólo la audiencia del
fiscal judicial”.

- Artículo 250°CPC: “Si el tribunal lo estima necesario, podrá abrir un término de prueba antes de resolver, en
la forma y por el tiempo que este Código establece para los incidentes”.

- Artículo 251°CPC: “Mandada cumplir una resolución pronunciada en país extranjero, se pedirá su ejecución al
tribunal a quien habría correspondido conocer del negocio en primera o en única instancia, si el juicio se hubiera
promovido en Chile”.

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