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con Rupert Spira -‐ Barcelona, del 20 al 22 de marzo de 2015
Introducción
Este
documento
recoge
los
diálogos
surgidos
en
los
turnos
de
preguntas
y
respuestas
correspondientes
al
Encuentro
con
Rupert
Spira
en
marzo
de
2015
en
Barcelona.
Se
han
transcrito
sin
ninguna
adaptación
a
la
edición
escrita
para
reflejar
lo
más
fiel-‐
mente
posible
la
riqueza
del
momento.
Se
ha
comprobado
la
correcta
traducción
al
español
para
evitar
posibles
errores
en
la
traducción
simultánea
llevada
a
cabo
en
el
encuentro.
Las
preguntas
van
precedidas
por
la
palabras
“Interlocutor”
o
su
abreviatura
“I”
ade-‐
más
del
estilo
cursiva;
y
las
respuestas
por
el
nombre
de
Rupert
Spira
o
la
abreviatura
“RS”
en
estilo
normal.
Y
se
ha
usado
el
signo
***
para
indicar
que
otra
persona
toma
la
palabra.
Esperamos
que
las
palabras
de
Rupert
Spira
les
ayuden
a
encontrar
la
paz
y
la
felicidad
eterna
que
todo
ser
anhela
en
el
fondo
de
su
corazón.
1
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
2
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
tampoco
ninguna
visión,
ningún
gusto,
ningún
sonido,
etc.
en
particular
que
sean
co-‐
munes.
¿Hay,
entonces,
algún
elemento
de
la
experiencia
que
sea
común
y
compartido
en
toda
experiencia?
Soy
consciente
de
los
pensamientos.
Soy
consciente
de
las
imágenes.
Soy
consciente
de
las
memorias.
Soy
consciente
de
los
sentimientos.
Soy
consciente
de
las
sensacio-‐
nes.
Soy
consciente
de
las
percepciones.
Soy
consciente…
Soy
consciente...
Soy
cons-‐
ciente…
La
experiencia
de
“ser
consciente”
es
el
único
elemento
de
la
experiencia
que
es
com-‐
partido
en
todas
las
experiencias.
Es
el
ingrediente
fundamental
de
la
experiencia
y
su
nombre
común
es:
“yo”.
La
palabra
“yo”
se
refiere
a
la
experiencia
de,
simplemente,
ser
consciente.
La
experiencia
de
ser
consciente
es
a
todas
las
experiencias
lo
que
la
pantalla
es
a
to-‐
dos
las
películas.
Al
igual
que
la
pantalla
no
aparece
nunca
como
un
objeto
en
la
pelí-‐
cula,
de
la
misma
manera
la
experiencia
de
ser
consciente
nunca
aparece
en
nuestros
pensamientos,
sensaciones,
sentimientos
o
percepciones.
En
otras
palabras,
ser
consciente
no
puede
ser
jamás
un
objeto
de
la
experiencia
y,
sin
embargo,
es
el
elemento
común
a
toda
experiencia.
Al
mismo
tiempo,
no
podemos
decir
que
ser
consciente
es
algo
que
no
se
experimen-‐
ta.
Es
cierto
que
ser
consciente
no
puede
ser
experimentado
en
tanto
que
un
objeto,
pero
eso
no
quiere
decir
que
no
sea
experimentado.
De
la
misma
manera
que
la
panta-‐
lla
no
se
muestra
en
la
película,
pero
no
podemos
decir
que
no
la
veamos.
Así,
no
podemos
decir
que
ser
conscientes
es
algo
que
no
experimentamos
y
es
muy
fácil
verificarlo.
Hazte
la
pregunta:
¿soy
consciente?
No
si
soy
consciente
de
mis
pen-‐
samientos,
de
mis
sensaciones
o
de
mis
percepciones
sino
simplemente
la
pregunta:
¿soy
consciente?
Confío
que
todos
habéis
contestado:
“sí”.
Para
contestar
la
pregunta:
¿soy
consciente?
con
un
“sí”,
“ser
consciente”
debe
ser
nuestra
experiencia.
Cada
uno
de
nosotros
sabe
que
es
consciente.
Si
no
tuviésemos
la
experiencia
de
ser
conscientes
responderíamos
“no”
a
la
pregunta:
¿soy
consciente?
A
pesar
de
que
la
experiencia
de
ser
consciente
no
tiene
cualidades
objetivas,
es
decir
que
nunca
aparece
como
un
pensamiento,
sentimiento,
sensación
o
percepción,
a
pe-‐
sar
de
ello
es
experimentada.
Podríamos
llamarla
una
experiencia
no
objetiva
y,
de
hecho,
es
la
única
experiencia
no
objetiva
que
existe.
3
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Ahora,
si
la
experiencia
de
ser
consciente
es
conocida,
hazte
la
pregunta:
¿quién
o
qué
es
el
que
conoce
esa
experiencia?
¿Soy
yo
el
que
conoce
que
soy
consciente?
¿O
es
otra
cosa
que
conoce
que
soy
consciente?
Cuando
te
haces
la
pregunta:
¿soy
consciente?,
¿quién
o
qué
es
el
que
tiene
la
expe-‐
riencia
de
ser
consciente?
¿Eres
tú
o
es
algo
distinto,
algo
otro?
Es
obvio
que
eres
tú,
aquél
que
llamamos
“yo”.
Cada
uno
de
nosotros
puede
decir
con
certeza
absoluta:
“yo
sé
que
soy
consciente”,
y
el
“yo”
que
sabe
que
soy
consciente
es
el
“yo”
que
es
consciente.
“Yo
soy
consciente”
de
que
“soy
consciente”;
o
como
se
dice
en
el
Antiguo
Testamen-‐
to:
“yo
soy
el
que
soy”.
Una
afirmación
de
nuestra
experiencia
primaria
más
íntima
y
fundamental:
el
conocer
de
nuestro
propio
ser
consciente,
su
conocer
de
sí
mismo
en
nosotros
y
en
tanto
que
nosotros.
El
conocimiento
que
brilla
en
la
mente
como
“yo
soy”
o
“yo
soy
consciente”.
El
conocimiento
que
brilla
en
el
corazón
en
tanto
que
paz,
amor
y
felicidad;
paz,
amor
y
felicidad.
El
conocimiento
que
brilla
en
nuestras
percepciones
en
tanto
que
belleza.
Interésate
en
la
experiencia
de
ser
consciente
o
en
la
presencia
consciente
misma.
¿Cuál
es
su
naturaleza?
La
mayoría
de
las
personas
pasan
a
través
de
sus
vidas
sin
darse
cuenta
y
ni
tan
siquie-‐
ra
interesarse
por
la
experiencia
de
ser
consciente
o
en
la
presencia
consciente
misma.
En
otras
palabras,
la
mayoría
de
nosotros
pasamos
nuestras
vidas
ignorando
el
ele-‐
mento
más
fundamental
e
íntimo
de
nuestra
experiencia;
esto
es,
ignorando
o
pasan-‐
do
por
alto
a
nosotros
mismos.
¿Por
qué
la
mayoría
de
nosotros
ignoramos
o
pasamos
por
alto
este
elemento
íntimo
y
fundamental
de
nuestra
experiencia?...
Por
nuestra
fascinación
exclusiva
en
el
conte-‐
nido
objetivo
de
la
experiencia;
esto
es,
pensamientos,
imágenes,
sentimientos,
sensa-‐
ciones,
percepciones,
etc…
Por
el
hecho
de
que
la
experiencia
de
ser
consciente
no
tiene
contenido
objetivo
la
consideramos
como
ausente
o
no
existente
o,
en
el
mejor
de
los
casos,
la
considera-‐
mos
como
algo
que
ha
sido
perdido
y
que
tenemos
que
buscar;
ello
implica
treinta
años
de
meditación
sobre
un
cojín.
4
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
¿Cómo
podría
perderse
la
experiencia
de
ser
consciente?
La
experiencia
de
ser
consciente
no
está
escondida
en
las
profundidades
de
nuestro
ser;
está
a
simple
vista
en
toda
experiencia.
¿Cómo
podríamos
decir,
cuando
vemos
una
película:
“no
veo
la
pantalla”?
¿Cómo
podríamos
decir:
“no
conozco
la
experiencia
de
ser
consciente,
o
de
la
cons-‐
ciencia
misma”?
¿Qué
actividad
o
inactividad
de
la
mente
podría
hacer
que
la
experiencia
de
ser
cons-‐
ciente
fuera
más
obvia
de
lo
que
ahora
es?
No
es
necesaria
ninguna
manipulación
de
la
mente,
del
cuerpo,
ni
del
mundo.
La
expe-‐
riencia
de
ser
consciente
brilla
de
forma
igual
en
toda
experiencia.
En
nuestras
depre-‐
siones
más
profundas,
nuestros
sentimientos
más
incómodos,
nuestras
experiencias
más
bellas
y
todo
lo
que
hay
en
medio.
Lo
único
que
se
requiere
es
dar
a
la
experiencia
de
ser
consciente
todo
nuestro
interés.
¿Podría
haber
algo
más
interesante
en
la
vida
que
la
naturaleza
de
la
consciencia
con
la
que
todo
es
conocido?
De
hecho,
hasta
que
no
conozcamos
la
naturaleza
del
conocer
con
la
que
nuestra
ex-‐
periencia
es
conocida,
no
podremos
conocer
nada
verdadero
acerca
de
la
mente,
el
cuerpo
o
el
mundo.
Yo,
presencia
consciente,
no
estoy
limitada
por
nada
que
conozca,
o
que
sea
conscien-‐
te;
de
la
misma
manera
que
la
pantalla
no
está
limitada
por
ninguna
de
las
películas
que
aparecen
en
ella.
Yo,
presencia
consciente,
soy
la
realidad,
el
ingrediente
esencial
de
toda
experiencia;
al
igual
que
la
pantalla
es
la
realidad
de
la
película.
Yo,
presencia
consciente,
no
compar-‐
to
ninguna
de
las
limitaciones
de
cualquier
experiencia
en
particular.
No
estoy
limitada
por
la
condición
de
la
mente,
el
cuerpo
o
el
mundo.
Soy
íntimamen-‐
te
una
con
la
mente,
el
cuerpo
y
el
mundo
pero
inherentemente
libre
de
ellos.
Prueba
la
libertad
inherente
de
tu
propio
ser
consciente.
Es
íntimamente
uno
con
toda
experiencia
pero
no
puede
ser
dañado,
estropeado,
tin-‐
tado,
manchado
o
afectado
por
ninguna
experiencia
en
particular.
5
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
No
tenemos
que
esforzarnos
mucho
para
hacer
que
la
presencia
consciente
sea
ínti-‐
ma,
libre,
indañable
e
indestructible.
¿Hay
algo
acerca
de
lo
que
os
gustaría
dialogar?
***
Interlocutor:
¿La
presencia
consciente,
no
es
igual
a
la
mente,
al
cerebro?
Rupert
Spira:
La
mente
y
el
cerebro
son
dos
cosas
distintas.
La
presencia
consciente
es
diferente
de
la
mente
-‐si
por
mente
entiendes
una
colec-‐
ción
de
pensamientos
e
imágenes-‐
y
diferente
también
del
cerebro
-‐si
por
cerebro
en-‐
tiendes
un
objeto
físico
hecho
de
materia-‐.
Habiendo
dicho
esto,
el
cerebro
es
una
aparición
en
la
mente;
en
otras
palabras,
el
único
conocimiento
que
alguien
pueda
tener
del
cerebro
es
una
percepción
y
la
natu-‐
raleza
esencial
de
la
mente
es
pura
consciencia.
¿Responde
esto
a
tu
pregunta?
I:
Más
o
menos.
RS:
No
veo
una
cara
de
satisfacción…
I:
Es
como
que…
¿por
qué
la
presencia
consciente
no
es
otra
función
del
cerebro
físico,
de
las
interacciones
electromagnéticas
y
demás?
RS:
Si
la
consciencia
fuera
un
producto
del
cerebro
o,
mejor
dicho,
para
poder
justificar
legítimamente
que
la
consciencia
es
un
producto
del
cerebro,
tendríamos
que
poder
experimentar
el
cerebro
antes
que
hubiera
producido
la
consciencia
y,
entonces,
po-‐
dríamos
afirmar
de
manera
legítima:
“hay
un
cerebro
sin
consciencia”.
¿Puede
alguien,
o
podría
alguien
experimentar
el
cerebro
en
ausencia
de
conscien-‐
cia?...
No.
Así
que,
justo
ahí,
la
argumentación
materialista
es
expuesta
en
tanto
que
falsa.
El
argumento
materialista
está
basado
en
la
presunción
que
hay
materia
que
es
previa
a
la
consciencia;
e
incluso
más,
que
la
consciencia
es
un
subproducto
derivado
de
la
materia.
Es
una
presunción
totalmente
acientífica,
no
hay
evidencia
alguna
que
la
mantenga;
la
evidencia
es,
de
hecho,
lo
opuesto.
La
consciencia
es
el
elemento
primario
de
la
experiencia,
y
la
mente
y
el
cerebro
son
apariciones
en
la
consciencia.
6
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Soy
consciente
de
que
este
enunciado
desenraíza
totalmente
la
presunción
en
la
que
nuestra
cultura
mundial
estaba
basada.
Mira
alrededor
del
mundo.
¿Puedes
imaginarte
un
visitante
de
otro
planeta
que
hicie-‐
ra
una
gira
por
nuestra
cultura;
podría
sacar
la
conclusión
que
los
seres
humanos
so-‐
mos
muy
inteligentes
y
amorosos?...
No
creo
que
pensase
eso.
¿Podría
ser
que
el
presupuesto
materialista
sobre
el
que
está
basada
nuestra
cultura
tuviera
algo
que
ver
con
la
infelicidad
y
con
el
conflicto?
Después
de
todo,
¿no
son
nuestras
relaciones
una
expresión
de
nuestra
comprensión
más
profunda?
***
I:
Me
preguntaba
acerca
de
una
experiencia
que
tuve
mientras
hablabas
y
es
una
expe-‐
riencia
que
ya
conozco,
es
como
si
fuera
un
espacio
que
es
muy
abstracto,
es
un
espa-‐
cio
muy
disuelto.
Si
tuviera
que
describirlo
es
como
cuando
estás
entre
dos
canales
y
algunas
veces
sien-‐
to
como
unas
ondas,
como
unas
olas.
Hay
veces
que
hace
que
me
mueva,
es
muy
sutil
y
no
puede
ser
visto
desde
el
exterior,
y
no
hay
separación
entre
algo
más
vasto
y
algo
más
íntimo,
no
tengo
entonces
expe-‐
riencia
de
la
mente,
no
sé
donde
estoy.
RS:
Lo
que
describes
no
es
una
experiencia
de
la
mente.
Cuando
decías:
“es
como
si
estuviera
entre
dos
canales”,
es
entre
dos
pensamientos
o
dos
percepciones
de
la
mente.
I:
También
me
he
dado
cuenta
de
que
es
distinto,
antes
o
después.
RS:
¿Qué
es
lo
que
es
distinto
antes
de
después?
I:
La
presencia.
La
cualidad
de
la
naturaleza
de
la
presencia.
RS:
¿Cómo
describirías
la
diferencia?
I:
Después
hay
una
apertura
y
una
expansión
y
antes
de
la
experiencia
era…
RS:
No
es
realmente
la
presencia
consciente,
la
consciencia,
la
que
se
ha
abierto
o
ex-‐
pandido,
es
más
bien
tu
atención
la
que
se
ha
relajado.
7
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Cuando
nuestra
atención
se
dirige
hacia
un
objeto,
está
focalizada
hacia
una
dirección;
por
ejemplo
hacia
un
pensamiento
o
una
percepción,
pero
en
medio
de
estos
dos
no
hay
nada
hacia
lo
que
nuestra
atención
pueda
dirigirse;
en
ese
momento
atemporal,
la
atención
se
hunde
hacia
su
fuente,
hacia
su
origen,
que
es
la
experiencia
de
la
cons-‐
ciencia
conociéndose
a
sí
misma
o
la
experiencia
de
la
presencia
consciente
misma.
Debido
a
esta
relajación
de
la
atención
y,
también
frecuentemente
una
relajación
en
el
cuerpo,
decimos:
“¡oh!,
la
consciencia
se
ha
abierto
o
se
ha
expandido”.
No,
la
consciencia
no
se
ha
expandido
ni
abierto,
está
ya
siempre
y
eternamente
ex-‐
pandida
e
infinitamente
abierta.
Normalmente
no
nos
damos
cuenta
de
esto,
dado
el
foco
exclusivo
de
nuestra
aten-‐
ción
en
los
objetos.
Es
en
esta
relajación
de
la
atención
que
tenemos
el
gusto
de
la
presencia
consciente
siempre
plenamente
abierta.
Todo
lo
que
estoy
haciendo
es
reinterpretar
tu
experiencia,
pero
la
experiencia
en
sí
misma
es
cierta.
***
I:
Acerca
de
la
retirada
de
la
atención
del
objeto
y
de
vuelta
a
la
fuente
de
esta
aten-‐
ción,
funciona
para
mí,
pero
al
mismo
tiempo
probablemente
hay
una
alternativa.
No
lo
sé
y
esta
es
la
pregunta:
me
doy
cuenta
que
me
focalizo
en
los
objetos,
sensaciones,
percepciones,
etc.;
en
mi
caso
utilizo
las
sensaciones
corporales
y
tras
un
rato
soy
ca-‐
paz
de
experimentar
las
cualidades
que
normalmente
son
adscritas
a
la
presencia
consciente,
paz,
amor,
etc.
Utilizando
tu
metáfora
favorita,
me
pregunto
si
esta
manera
de
proceder
es
legítima
porque
me
parece,
o
es
más
bien
mi
experiencia,
que
si
penetro
en
el
objeto
suficiente
tiempo,
el
objeto
desaparece
y
de
manera
simultánea
permanezco
en
tanto
que
panta-‐
lla,
así
que
me
preguntaba
si
esto
es
legítimo
o
es
una
estrategia
alternativa.
RS:
Antes
dijiste:
“cuando
penetro
completamente
el
objeto,
el
objeto
se
disuelve
y
yo
permanezco
en
tanto
que
consciencia”.
Antes
de
que
dijeras
esto
te
hubiera
contestado:
“no,
no
es
una
alternativa
válida”.
Lo
que
describiste
antes
de
decir
esto
hablaba
más
bien
de
la
consciencia
disolviéndose
en
la
experiencia
y
no
de
la
experiencia
disolviéndose
en
la
consciencia.
La
pantalla
desapareciendo
en
la
imagen
y
no
la
imagen
desapareciendo
en
la
pantalla.
Al
añadir
estas
dos
últimas
frases
me
hizo
ver
que
de
una
manera
distinta,
estabas
describiendo
lo
que
yo
describo.
Así
que
sí,
está
bien.
8
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
***
I:
Quiero
hablar
sobre
la
relación
con
los
pensamientos.
He
aprendido
durante
muchos
años
y,
quizás
me
he
esforzado
mucho
en
parar
los
pensamientos,
por
una
parte
para
vivir
más
libre
de
ese
sufrimiento
que
a
veces
causan
y,
por
otra,
para
que
sea
más
evi-‐
dente
la
consciencia
que
soy.
A
veces
parece
que
ha
funcionado,
que
estás
en
estados
más
ligeros,
pero
otras
veces
se
ve
como
que
no
va
por
ahí,
que
es…
que
hay
algo
forzado,
como
que
no
es
así,
como
que
es
un
silencio
natural.
Me
gustaría
saber:
¿cómo
esta
consciencia
que
soy
puede
resultar
más
evidente?
Si
al
revés
funciona,
como
cuando
soy
más
consciente,
lo
otro
se
calla
de
forma
natural.
RS:
Yo
también
intenté
parar
mis
pensamientos
durante
veinte
años
y
lo
hice
por
el
mismo
motivo
que
tú,
pensé
que
me
curaría
de
mi
sufrimiento;
hasta
que
devino
claro
que
para
ser
libre
del
sufrimiento
es
necesario
conocer
la
naturaleza
esencial
de
uno
mismo;
ello
quiere
decir,
la
naturaleza
esencial
de
la
consciencia,
y
no
tiene
nada
que
ver
con
lo
que
nuestros
pensamientos
están
haciendo
o
dejando
de
hacer.
Cuando
me
di
cuenta
de
esto
dejé
de
estar
interesado
en
ellos
y
me
interesé
por
la
naturaleza
de
la
consciencia.
Al
cabo
de
un
cierto
tiempo
devino
absolutamente
claro
para
mí
que
lo
que
esencialmente
soy
no
había
sido
jamás
dañado
o
modificado
o
tin-‐
tado
por
ninguna
experiencia;
que
lo
que
esencialmente
soy
está,
ya,
inherentemente
libre
de
sufrimiento;
que
la
paz
o
el
amor
no
es
algo
que
tuviera
que
ser
obtenido
o
practicado
con
esfuerzo
sino
que
es
la
naturaleza
de
lo
que
ya
somos.
Lo
había,
sim-‐
plemente,
pasado
por
alto
porque
estaba
muy
ocupado
manipulando
mis
pensamien-‐
tos.
Tu
segunda
pregunta:
¿cómo
hacer
posible
que
la
presencia
consciente
sea
más
clara?
Eres
como
alguien
que
está
mirando
una
película
y
hace
la
pregunta:
¿cómo
sería
po-‐
sible
ver
la
pantalla
más
clara?
¿Eres
consciente
ahora?
I:
Sí.
RS:
Obviamente
no
tienes
ninguna
duda
acerca
de
ello.
Contestaste
“sí”;
contestaste
“sí”
porque
conoces
la
experiencia
de
ser
consciente.
La
experiencia
de
estar
consciente
no
está
oscurecida,
ni
escondida
tras
tus
pensa-‐
mientos
o
sentimientos;
de
la
misma
manera
que
la
pantalla
no
está
escondida
detrás
de
las
imágenes.
9
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
I:
Lo
que
pasa
es
que,
a
veces,
es
como
que
hay
una
tendencia
a
buscarse
a
uno
mismo
como
un
objeto
y
es
muy
fuerte
esa
tendencia,
¿no?
RS:
Esa
es
una
observación
muy
buena.
Tenemos
que
ver
claramente
que
lo
que
esen-‐
cialmente
somos
-‐la
presencia
consciente
misma
o
la
experiencia
de
ser
conscientes-‐
nunca
aparece
como
una
experiencia.
Jamás
se
muestra
en
tanto
que
un
pensamiento,
una
imagen,
un
sentimiento,
una
sen-‐
sación
o
una
percepción.
De
la
misma
manera
como
la
pantalla
nunca
aparece
en
la
película;
de
hecho
la
pantalla
es
la
única
cosa,
que
no
es
una
cosa,
que
no
puede
apa-‐
recer
en
la
película.
Todo
lo
demás
puede
aparecer
en
la
película
menos
la
pantalla
misma.
Buscar
la
consciencia
en
nuestros
pensamientos
o
sentimientos
es
como
un
personaje
en
una
película
que
recorriera
el
mundo
en
busca
de
la
pantalla.
Es
así
de
absurda
la
búsqueda
de
nosotros
mismos
en
la
mente
o
el
cuerpo.
Una
vez
hemos
visto
esto
claramente,
tan
solo
una
vez,
no
podemos
buscarnos
a
noso-‐
tros
mismos
ni
en
la
mente
ni
en
el
cuerpo
con
la
misma
convicción
como
lo
hacíamos
antes.
Comprender
esto
no
pondrá
fin
a
esta
búsqueda
de
forma
inmediata,
porque
hay
una
cierta
aceleración,
un
cierto
ímpetu
que
dura
ya
varias
décadas.
Pero,
si
cada
vez
que
te
encuentras
a
ti
mismo
buscándote
en
el
cuerpo
o
la
mente,
te
acuerdas
esto
que
has
comprendido,
ese
hábito
poco
a
poco
cesará
y
la
presencia
consciente
se
hará
sen-‐
tir,
gradualmente,
en
el
trasfondo
de
la
experiencia.
***
I:
Yo
siento
una
confusión
entre…
y
me
gustaría
que
aclares
la
diferencia
que
hay
entre
la
consciencia
y
la
consciencia
de
ser
consciente,
porque
siento
que
la
consciencia
de
ser
consciente
es
ya
un
objeto.
Hasta
donde
he
llegado
hoy,
puedo
darme
cuenta
que
hay
una
mente
y
un
cuerpo
que
se
experimenta
dentro
de
un
trasfondo
y
estoy
de
acuerdo
que
ya
no
puedo
afirmar
que
la
materia
es
previa
a
la
consciencia,
eso
está
muy
claro.
Pero
tengo
todavía
la
sensación
que
poder
experimentar
esta
consciencia
viene
con
la
encarnación,
viene
con
la
vida.
Una
última
cosa,
como
no
me
gusta
creer
me
siento
estancada,
no
puedo
afirmar
más
que
eso…
10
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
11
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
RS:
Sí,
este
sentimiento
viene
porque
hemos
estado
profundamente
programados
por
nuestra
cultura
para
creer,
y
más
importante
todavía,
para
sentir
que
yo,
el
cuerpo,
es
el
que
es
consciente.
La
mayoría
de
las
personas
mientras
están
sentados
en
una
silla
o
paseando
por
la
ca-‐
lle,
creen
o
sienten
que
soy
yo,
este
cuerpo,
el
que
es
consciente.
En
otras
palabras,
la
identificación
de
la
consciencia
con
el
cuerpo
es
tan
fuerte
que
no
solo,
como
tú
dices
creemos,
sino
que
sentimos
que
la
consciencia
necesita
este
cuer-‐
po
para
conocerse
a
sí
misma.
El
error
es
creer,
ahora,
que
es
el
cuerpo
quien
es
consciente.
No
es
el
cuerpo
el
que
es
consciente,
es
la
consciencia
quien
es
consciente.
El
cuerpo
es
una
localización
en
la
consciencia
a
través
de
la
cual
la
consciencia
puede
conocer
el
mundo,
pero
para
conocerse
a
sí
misma
no
requiere
ni
del
cuerpo
ni
de
la
mente.
De
hecho
necesita
el
cuerpo
y
la
mente
para
conocer
otra
cosa
distinta
a
sí
misma,
pero
para
conocerse
a
sí
misma
tan
solo
se
necesita
a
sí
misma.
El
cuerpo
y
la
mente
son,
en
sí
mismos,
apariciones
en
la
consciencia;
no
hay
nada
más
en
la
consciencia
que
no
sea
la
consciencia
y
de
la
cual
el
cuerpo
y
la
mente
están
he-‐
chos.
En
otras
palabras,
el
cuerpo
y
la
mente
son
modulaciones
de
la
consciencia.
No
hay
un
objeto
independiente
existente
llamado
cuerpo
y
del
que
la
consciencia
necesite
la
ayuda
para
conocerse
a
sí
misma.
En
última
instancia,
no
hay
otra
cosa
en
el
cuerpo
que
no
sea
la
consciencia.
¿Necesita
la
pantalla
un
personaje
en
la
película
para
ser
ella
misma?
No,
todo
lo
que
hay
en
el
personaje,
en
la
película,
es
pantalla.
Vuelve
atrás,
a
este
profundo
sentimiento
que
tenemos
de
que
la
consciencia
es
idén-‐
tica
al
cuerpo
-‐es
ahí
donde
empieza-‐,
ve
que
tu
único
conocimiento
del
cuerpo
son
sensaciones
y
percepciones
y
que
aparecen
en
la
consciencia;
la
consciencia
no
apare-‐
cen
en
ellas.
***
I:
Entonces,
para
explorar
la
naturaleza
de
la
consciencia,
si
no
se
puede
hacer
a
través
del
cuerpo,
ni
a
través
de
la
mente,
entonces
es
a
través
de
la
propia
consciencia,
estoy
entendiendo
eso.
RS:
Sí.
12
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
13
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
I:
Sí,
estoy
mirando
más
profundamente
y
está
evolucionando.
RS:
Sí,
esto
que
has
visto
es
algo
muy
profundo.
Ver
que
los
viejos
hábitos
de
aferrarse
a
un
objeto
están
perpetuando
el
yo
separado.
Esta
clara
visión
no
pondrá
fin
a
los
hábitos
inmediatamente;
el
yo
separado
se
ha
en-‐
trenado,
en
estos
hábitos,
durante
décadas.
Esta
visión
le
ha
dado
un
golpe
mortal
y
nunca
volverá
a
ser
el
mismo.
Cada
vez
que
te
encuentres
buscando
seguridad
o
felici-‐
dad
en
un
objeto
esta
comprensión
te
molestará.
I:
Así
que
puede
haber
un
tipo
de
relajación
diciéndose:
¡ok!
RS:
Sí,
ves
el
viejo
hábito,
ves
el
mecanismo
y
simplemente
lo
sueltas,
lo
dejas
ir.
Cuan-‐
do
digo:
“lo
dejas
ir”
quiero
decir,
establece
en
tu
experiencia:
“soy
el
espacio
abierto
y
vacío
de
la
presencia
consciente
en
el
que
este
mecanismo
egótico
está
sucediendo
pero
no
estoy
limitado
por
él”.
De
esta
manera
no
tienes
que
trabajar
para
deshacerte
de
él.
Deja
que
el
ego
haga
sus
cosas,
tú
eres
el
espacio
vacío
en
el
que
aparece,
mantente
en
eso
hasta
que
sientas
que
has
tomado
tu
posición
en
tanto
que
eso,
no
tienes
que
rechazar
ninguna
experiencia.
***
I:
No
estoy
seguro
si
lo
que
voy
a
decir
es
lo
opuesto
a
esta
pregunta
o
exactamente
lo
mismo.
En
dos
ocasiones
sentí
libertad
con
respecto
a
todos
los
apegos
y
un
cierto
va-‐
cío
y
desde
entonces
intento
volver
ahí,
intento
aferrarme
a
eso,
escuchando
conferen-‐
cias
y
con
lecturas.
¿Debería
dejar
todos
estos
intentos
y
más
bien
sentarme
tranqui-‐
lamente
o
limitarme
a
una
sola
conferencia
al
día?
RS:
Dices
que
experimentaste
dos
veces
el
ser
esencialmente
libre
y
vacío.
I:
Sí.
RS:
¿Eres
consciente
de
tu
experiencia
ahora?
I:
Sí.
RS:
¿Eres
consciente
de
tu
experiencia:
pensamientos,
sensaciones,
sonidos,
etc.?
I:
Sí.
14
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
15
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
I:
El
problema
podría
ser
haber
escuchado
tantas
enseñanzas
y
tantas
conferencias
tantas
veces
y
hubiera
preparado
mis
respuestas
a
esas
preguntas.
RS:
¿Es
tu
experiencia,
ahora,
que
eres
consciente
de
tu
experiencia?
Háblanos
de
eso
que
es
consciente
de
tu
experiencia.
Ser
consciente
es
tu
experiencia
presente,
así
que
no
te
refieras
al
pasado,
refiérete
a
tu
experiencia
presente
de
ser
consciente
y
háblanos
de
ella.
I:
Es
consciente…
RS:
No
quiero
que
me
hables
acerca
de
lo
que
es
consciente,
quiero
que
me
hables
de
ella
misma,
de
la
experiencia
de
ser
consciente.
I:
No
creo
que
pueda
encontrar
nada
en
términos
concretos
para
poder
describirla.
RS:
Perfecto,
¿y
por
qué
no?
Porque
está
vacía
de
toda
cualidad
objetiva.
I:
Habrá
un
cambio,
una
variación,
si
habrá
una
variación
en
la
intensidad
de
la
libertad
que
experimento
y
en
esos
momentos
sentí
que
se
había
desatado
toda
conexión
con
las
sensaciones,
los
pensamientos,
otros
aspectos
de
la
experiencia
y
ahora
estoy
más
consciente
del
corazón,
el
calor
que
hace
aquí,
de
todo
eso.
Irá
variando
esa
intensidad.
Deberé
esperar
eso.
RS:
Déjame
que
diga
algo
acerca
de
las
dos
experiencias
a
las
que
te
referiste.
Esas
dos
experiencias
eran
esencialmente
sin
color
y
no
objetivas,
de
la
misma
manera
como
es
tu
experiencia
presente
de
la
consciencia.
El
reconocimiento
tuvo
un
impacto
en
tu
cuerpo
y
en
tu
mente:
el
sentimiento
que
la
mente
se
expandía
y
el
cuerpo
se
relajaba.
La
expansión
de
la
mente
y
la
relajación
del
cuerpo
son
estados
temporales
y
son
efectos
posteriores
de
ese
reconocimiento
sin
color
a
nivel
del
cuerpo
y
la
mente.
Has
confundido
los
efectos
posteriores
a
nivel
del
cuerpo
y
la
mente
con
la
consciencia
misma.
Como
estos
estados
de
expansión
y
relajación
han
desaparecido,
piensas
que
el
reconocimiento
de
la
experiencia
de
la
conciencia
ha
desaparecido
con
ellos.
Estás
intentando
volver
a
esas
experiencias
maravillosas
y
lo
que
fue
maravilloso
de
esas
experiencias
fue
la
mente
expandida
y
el
cuerpo
relajado;
y
eran
inusuales,
plenos
de
colorido,
exóticos
y
muy
agradables,
pero
no
eran
la
experiencia
transparente
de
la
consciencia
conociéndose
a
sí
misma.
Si
confundimos
la
transparente
experiencia
de
la
presencia
consciente
conociéndose
a
sí
misma
por
un
estado
expandido
de
la
mente
o
relajado
del
cuerpo,
siempre
tendre-‐
16
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
mos
la
nostalgia
de
volver
a
algo
que
hemos
perdido
y
pensaremos
que
esta
experien-‐
cia
ordinaria
que
experimento
ahora
-‐posiblemente
ser
consciente
de
ser
consciente-‐
no
es
suficientemente
coloreada
y
exótica.
Esa
creencia
hará
que
partamos
en
búsqueda
de
un
nuevo
estado
y
siempre
estaremos
frustrados
por
esta
búsqueda,
porque
cualquiera
que
sea
el
estado
exótico
o
agradable
que
encontremos,
siempre
será
finito
y
desaparecerá.
Tenemos
que
ver
esto
claramente
y
si
no
está
presente
ahora
no
merece
la
pena
ir
detrás
de
ello.
Hazte
la
pregunta:
¿Qué
es
lo
que
siempre
está
conmigo?...
¿Qué
es
lo
que
no
se
me
puede
quitar?...
¿Qué
es
lo
que
no
puede
destruir
la
experiencia?...
¿Qué
es
lo
que
nunca
me
ha
abandonado
en
mi
vida?...
Si
descubrimos
eso,
descubrimos
la
fuente
de
la
paz
y
de
la
felicidad
en
nosotros.
17
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Segundo
diálogo
-‐
21
de
marzo
de
2015
(primera
sesión)
Rupert
Spira:
Todo
lo
que
podemos
conocer
o
podríamos
llegar
a
conocer
es
única-‐
mente
la
experiencia.
En
este
contexto,
por
la
palabra
“experiencia”
me
refiero
a
los
pensamientos,
imágenes,
sentimientos,
sensaciones
y
percepciones.
Ve
claramente
que
toda
experiencia
aparece
en
la
consciencia,
en
la
presencia
cons-‐
ciente.
Hazte
la
pregunta,
¿he
tenido
o
podría
tener,
alguna
vez,
una
experiencia
que
pudiera
aparecer
fuera
de
la
presencia
consciente?...
Intenta
tener
una
experiencia
que
aparezca
fuera
de
la
presencia
consciente.
Imagína-‐
te
una
serie
de
experiencias
inusuales
y
extremas,
por
ejemplo:
volando
a
un
planeta
distante.
¿Estaría
tu
experiencia
fuera
de
la
presencia
consciente?...
¿Puedes
imaginar-‐
te
algún
tipo
de
experiencia
que
se
diese
fuera
de
la
presencia
consciente?...
Mira
si
puedes
encontrar
un
lugar
o
un
dominio
fuera
de
la
presencia
consciente…
Ve
claramente
que
tus
pensamientos,
imágenes,
sentimientos,
sensaciones
y
percep-‐
ciones
aparecen
en
la
presencia
consciente;
aparecen
y
desaparecen
continuamente,
pero
la
presencia
consciente
en
la
que
aparecen
y
desaparecen
permanece
siempre
presente.
La
presencia
es,
en
tanto
que
tal,
el
elemento
más
vasto,
más
grande,
más
constante
y
más
estable
de
la
experiencia.
Podríamos
visualizar
la
presencia
consciente
como
un
espacio
vasto,
vacío
y
abierto
en
el
que
aparecen
los
pensamientos,
sensaciones
y
percepciones,
y
con
el
que
son
cono-‐
cidos.
La
presencia
consciente
no
es,
de
hecho,
un
espacio
vasto,
vacío
y
abierto,
es
una
pre-‐
sencia
sin
dimensión.
No
es
posible
visualizar
o
pensar
en
algo
que
no
tiene
dimensio-‐
nes,
y
como
concesión
a
la
mente,
se
añade
esta
cualidad
espacial
a
la
presencia
cons-‐
ciente,
que
nos
permite
visualizarla
y
hablar
de
ella.
Así
que,
primero
visualiza
y
después
siente
que
la
presencia
consciente
es
un
espacio
abierto
y
vacío
en
el
que
toda
experiencia
aparece,
y
con
el
que
es
conocida.
Cuando
digo
que
la
presencia
consciente
es
un
espacio
abierto
y
vacío,
no
estoy
ha-‐
blando
de
una
presencia
consciente
abstracta;
estoy
hablando
de
ti,
de
lo
que
llama-‐
mos
“Yo”:
“Yo
soy
consciente
de
mis
pensamientos”,
“Yo
soy
consciente
de
mis
senti-‐
mientos”,
“Yo
soy
consciente
de
las
sensaciones
corporales”,
“Yo
soy
consciente
de
las
percepciones
del
mundo”,
“Yo
soy
consciente,
Yo
soy
consciente,
Yo
soy
consciente...”
18
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
En
otras
palabras,
“Yo”
es
el
nombre
común
que
damos
a
eso
que
es
consciente;
no
a
aquello
de
lo
que
somos
conscientes,
como
pensamientos,
sensaciones
o
percepcio-‐
nes;
sino
a
aquello
que
es
consciente
de
ellos.
Ve
que
tus
pensamientos
aparecen
en
ti,
presencia
consciente,
de
la
misma
manera
que
un
pájaro
aparece
en
el
cielo.
Los
pensamientos
y
las
imágenes
fluyen
a
través
de
ti,
de
la
misma
manera
en
la
que
un
pájaro
vuela
atravesando
el
cielo.
No
le
ocurre
nada
al
cielo,
el
pájaro
no
deja
traza
alguna
sobre
el
cielo
ni
le
daña.
Tus
pensamientos
te
atraviesan
sin
dejar
rastro
ni
traza
en
ti.
Nuestros
sentimientos
aparecen
en
la
presencia
consciente
como
las
nubes
aparecen
en
el
cielo.
Las
nubes
van
y
vienen
menos
deprisa
que
los
pájaros
y
no
están
tan
clara-‐
mente
definidas,
pero
también
aparecen
y
desaparecen
en
el
mismo
cielo.
Al
igual
que
los
pájaros
que
no
dejan
ningún
rastro
o
traza
en
el
cielo,
las
nubes
tampoco
dejan
ningún
rastro
o
traza.
Al
igual
como
nuestros
pensamientos
no
dejan
ningún
rastro
sobre
la
consciencia,
nuestros
sentimientos
tampoco
lo
dejan.
Incluso
nuestros
sentimientos
más
oscuros
y
difíciles
pasan
a
través
de
la
presencia
consciente,
un
poco
más
lentamente
que
nues-‐
tros
pensamientos.
Sin
embargo,
todos
los
sentimientos
también
desaparecen,
dejan-‐
do
el
espacio
abierto
y
vacío
de
la
presencia
consciente
sin
ser
tocado
ni
dañado.
Igualmente
nuestras
percepciones
del
mundo:
vistas,
sonidos,
gustos,
olores
y
sensa-‐
ciones
táctiles,
aparecen
y
desaparecen
en
el
espacio
vacío
de
la
presencia
consciente.
Todas
las
percepciones
atraviesan
la
consciencia,
surgen
en
la
presencia
consciente,
existen
en
la
presencia
consciente
y
se
disuelven
en
la
presencia
consciente
dejando
a
la
presencia
consciente
en
su
condición
natural
y
prístina.
No
tenemos
que
meditar
durante
años
para
hacer
que
la
presencia
consciente
sea
abierta,
vacía,
indestructible
y
que
no
se
la
pueda
dañar,
simplemente
tenemos
que
ver
que
este
ya
es
el
caso,
es
así.
Hazte
la
pregunta:
-‐que
quiere
decir:
hazte
a
ti,
presencia
consciente,
la
pregunta-‐
¿he
encontrado
alguna
vez
un
límite
en
mí
mismo?...
El
pensamiento
hace
la
pregunta,
pero
no
dejes
que
sea
el
pensamiento
quien
la
conteste.
Solo
la
presencia
consciente
conoce
la
presencia
consciente,
solo
la
presencia
consciente
conoce
la
experiencia
de
ser
consciente;
por
ello,
solo
la
presencia
consciente
puede
conocer
algo
sobre
sí
mis-‐
ma.
Si
preguntamos
al
pensamiento
si
la
presencia
consciente
tiene
algún
límite,
el
pensa-‐
miento
contestará:
“sí,
la
presencia
consciente
comparte
los
límites
del
cuerpo”.
No
preguntes
a
tus
pensamientos,
pregúntale
a
la
presencia
consciente
misma:
¿cuál
es
la
experiencia
que
tienes
de
ti
misma?...
¿Has
encontrado
alguna
vez
un
límite
o
19
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
contorno
de
ti
misma?...
Es
como
preguntar
al
espacio
vacío:
¿puedes
encontrar
algu-‐
na
vez
el
fin
de
ti
mismo,
algún
límite
de
ti
mismo?...
Cualquier
contorno
o
límite
que
encontrásemos
sería
siempre
un
objeto.
Sería
algo
de
lo
que
seriamos
conscientes;
un
objeto
así
jamás
podría
aplicarse
a
la
presencia
cons-‐
ciente
misma.
Un
pájaro
o
una
nube
tienen
un
contorno
o
un
límite,
son
limitados,
pero
el
cielo
no
comparte
esos
límites.
Los
pensamientos,
sentimientos,
sensaciones
y
percepciones
tienen
límites,
pero
la
presencia
consciente
en
la
que
aparecen
y
por
medio
de
la
cual
se
conocen,
no
comparte
esos
límites.
Por
ello
se
dice
que
es
infinita,
ilimitada,
no
fini-‐
ta.
Hazte
a
ti,
presencia
consciente,
la
pregunta:
¿tengo
un
inicio
y
un
final?...
¿Tengo
un
principio
y
un
final
en
el
tiempo?...
Obviamente,
los
pensamientos,
sentimientos,
sen-‐
saciones
y
percepciones
tienen
un
principio
y
un
fin
en
el
tiempo
pero,
¿qué
hay
de
la
presencia
en
la
que
aparecen
y
por
medio
de
la
cual
se
conocen?...
¿Alguna
vez
has
experimentado
tú,
presencia
consciente,
el
inicio
de
ti
misma?...
¿Alguna
vez
has
expe-‐
rimentado
tú,
presencia
consciente,
tu
fin?...
Es
obvio
que
no.
Recuerda,
la
presencia
consciente
es
la
única
que
sabe
algo
acerca
de
sí
misma,
la
pre-‐
sencia
consciente
no
tiene
un
principio
y
un
fin,
no
tiene
ningún
conocimiento
de
su
principio
o
fin;
en
otras
palabras,
no
tiene
ningún
conocimiento
de
su
propio
nacimien-‐
to
o
de
su
propia
muerte.
El
pensamiento
imagina
que
la
presencia
consciente
empieza
y
acaba,
que
nació
y
mo-‐
rirá,
¿por
qué?
Porque
imagina
que
la
presencia
consciente
es
idéntica
al
cuerpo
y
que
comparte
su
destino
y
sus
límites.
Eso
lo
piensa
el
pensamiento,
pero
el
pensamiento
no
sabe
nada
de
la
presencia
consciente;
al
igual
que
el
personaje
en
la
película
no
sabe
nada
de
la
pantalla
a
pesar
de
estar
hecho
de
ella.
En
la
experiencia
que
tiene
la
consciencia
de
sí
misma,
está
eternamente
presente,
jamás
nació
y
jamás
morirá;
por
ello
se
dice
que
está
eternamente
presente,
que
es
eterna.
Este
es
el
gran
descubrimiento:
lo
que
esencialmente
soy
es
infinito
y
eterno.
El
descu-‐
brimiento
que
soy
infinito
pone
fin
al
sentimiento
de
carencia
y
el
descubrimiento
que
soy
eterno
pone
fin
al
miedo
a
la
muerte.
El
sentimiento
de
carencia
y
el
miedo
a
la
muerte
son
los
dos
ingredientes
esenciales
del
ego
o
del
yo
separado,
alrededor
del
cual
se
desarrollan
la
mayoría
de
pensamien-‐
tos
y
sentimientos.
En
otras
palabras,
el
descubrimiento
de
nuestra
naturaleza
esencial
-‐la
infinita
y
eterna
presencia
consciente-‐
pone
fin
al
yo
separado.
Puede
que,
por
cierto
tiempo,
continúe
20
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
como
un
hábito
pero
es
reemplazado
por
un
sentido
de
plenitud
y
paz
que
son
inhe-‐
rentes
al
conocimiento
de
nuestro
propio
ser.
Todo
lo
que
queda,
después,
es
el
proceso
sin
fin
de
realinear
todos
los
dominios
de
la
experiencia
con
esta
comprensión.
Hay
algo
acerca
de
lo
que
os
gustaría
dialogar?
***
Interlocutor:
Buenos
días,
en
primer
lugar
quería
agradecer
todos
los
vídeos
que
com-‐
partes,
me
han
ayudado
tanto
que
creo
que
no
podría
llegar
a
expresar
la
gratitud
que
siento.
Después
de
ver
varios
de
ellos
y
varias
veces,
sé
que
puedo
confiar
en
ti,
y
sé
también
que
puedo
confiar
en
aquello
en
mí
que
sabe
que
puedo
confiar
en
ti.
Esa
confianza
es
algo
próximo
a
mí,
y
es
un
gran
paso.
Por
supuesto,
me
está
llevando
a
más
apertura,
aunque
tengo
un
fuerte
hábito
de
con-‐
traerme,
de
estar
alerta
y
en
guardia.
Te
he
oído
decir
que
podemos,
con
toda
seguri-‐
dad,
abandonarnos,
y
esto
suena
en
mis
oídos
como
música,
suena
como
la
paz,
el
amor
y
la
felicidad
que
anhelo.
Y
aunque
este
hábito
de
contracción
sigue
aquí
todavía
presente,
quiero
confiar
en
que
mi
amor
por
la
verdad
y
mi
anhelo
por
la
paz,
felicidad
y
amor
serán,
o
son,
mucho
más
potentes.
Lo
esencial
de
mi
pregunta
es,
¿tienes
algún
consejo
al
respecto
de
mi
actitud
con
este
hábito
de
contracción,
que
incluso
afecta
al
cuerpo,
que
tiene
dolor
crónico?
Rupert
Spira:
Primero
de
todo,
el
hecho
que
hagas
esta
pregunta
es
ya
una
confirma-‐
ción
de
que
tu
amor
por
la
verdad
es
más
profundo
que
tu
implicación
con
este
pa-‐
trón,
con
este
hábito.
Tu
segunda
pregunta,
¿cuál
debería
ser
mi
actitud
con
respecto
a
esta
contracción?...
Ninguna
actitud.
¿Cuál
es
tu
actitud
con
el
tiempo
en
Barcelona
esta
mañana?...
Ninguna
actitud.
Tengo
que
confesar
que
vengo
de
Inglaterra
y
estoy
un
poco
desencantado
que
no
haya
sol
hoy
en
Barcelona,
pero
realmente
no
hay
actitud
alguna
acerca
de
ello.
No
tengas
actitud
alguna
con
esa
contracción,
es
solo
una
pequeña
ondulación
que
aparece
en
la
presencia
consciente.
Lo
más
importante
que
has
dicho
es:
“tengo
confianza
en
ese
conocer
por
medio
del
cual
mi
experiencia
es
conocida”,
y
esto
es
mucho
más
importante
que
tu
creencia
en
mí
o
cualquier
cosa
que
yo
pueda
decir.
21
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Tienes
razón
en
confiar
en
la
presencia
consciente
en
la
que
aparece
toda
tu
experien-‐
cia
y
por
medio
de
la
cual
es
conocida,
¿por
qué?
Porque
nunca
te
ha
abandonado,
siempre
ha
estado
ahí
para
ti,
siempre
abierta,
siempre
disponible,
sin
juzgarte
nunca,
siempre
presente
como
el
trasfondo
y
el
contenedor
de
tu
experiencia,
nunca
juzgan-‐
do
la
experiencia;
como
una
madre
con
su
hijo,
siempre
disponible,
siempre
abierta,
siempre
amorosa,
amando
incondicionalmente.
Abandonarse
significa
abandonar
todas
las
experiencias
a
eso,
las
experiencias
agra-‐
dables,
las
desagradables,
los
sentimientos
de
expansión,
los
de
contracción…
abando-‐
nándolos,
ofreciéndolos
todos
a
esta
apertura
de
la
presencia
consciente.
No
es
nece-‐
sario
cambiar
ninguna
experiencia.
Querer
cambiar
nuestra
experiencia
es
lo
opuesto
al
abandono.
Dile
a
esa
contracción
que
es
totalmente
bienvenida,
que
la
acoges
totalmente
en
ti,
que
puede
permanecer
tanto
tiempo
como
desee.
Simplemente
tienes
una
actitud
de
indiferencia
benevolente
hacia
ella,
una
indiferencia
amorosa,
no
el
rechazo
de
la
ex-‐
periencia,
incondicionalmente
abierta
y
amorosa;
eso
es
el
abandono.
I:
Gracias.
***
I:
¿Cómo
puedo
llegar
a
esta
certeza
de
que
soy
consciencia
infinita,
ilimitada,
cuando
en
mi
experiencia
diaria,
cada
vez
que
caigo
en
el
sueño
profundo
tengo
la
sensación
de
que
esta
consciencia
también
se
disuelve,
o
al
menos
ya
no
tengo
conocimiento
de
ella,
y
cada
vez
que
me
despierto
vuelvo
a
tener
conocimiento
de
ella?
RS:
¿Qué
es
lo
que
tiene
la
experiencia
de
la
presencia
consciente
desapareciendo
y
después
reapareciendo?
I:
Te
diría
que
es
como
la
sensación
de
ser.
RS:
Si
esa
sensación
de
ser
es
consciente
de
la
desaparición
y
reaparición
de
la
presen-‐
cia
consciente,
esa
sensación
de
ser
debe
ser
en
sí
misma
consciente,
si
no,
no
podría
tener
la
experiencia
de
la
aparente
desaparición
y
reaparición
de
la
presencia
cons-‐
ciente.
Hazte
de
nuevo
la
pregunta:
¿qué
es
lo
que
es
consciente
de
la
desaparición
y
reapari-‐
ción
de
la
presencia
consciente?...
Has
dicho
que
ésa
era
tu
experiencia,
por
lo
que
debes
ser
consciente
de
ella,
¿qué
es
lo
que
es
consciente
de
ella?
I:
La
consciencia...
RS:
Estás
diciendo
que
la
presencia
consciente
es
consciente
de
su
propia
desaparición,
¿cómo
sabría
que
ha
desaparecido
si
hubiera
desaparecido?...
¿Cómo
podría
la
pre-‐
22
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
sencia
consciente
alguna
vez
decir:
“he
desaparecido”?
Entonces
no
estaría
ahí
para
conocer
la
experiencia
de
la
ausencia
de
sí
misma.
I:
No
puedo
entenderlo,
parece
que
al
nacer
se
descubre,
no
sé...
cuando
despiertas,
como
que
el
conocimiento
se
vuelve
a
generar
a
sí
mismo
cada
vez
que
reaparece.
RS:
Cuando
te
despiertas,
son
el
cuerpo
y
el
mundo
los
que
se
despiertan
en
ti.
Justo
antes
de
que
despiertes,
tienes
un
sueño,
¿verdad?
I:
Sí.
RS:
Eras
tú,
presencia
consciente,
que
eras
consciente
del
sueño;
así
que
la
presencia
consciente
tenía
que
estar
bien
despierta
mientras
tú
soñabas,
porque
si
la
presencia
consciente
hubiera
estado
dormida
o
ausente,
no
hubiera
podido
ser
consciente
de
tu
sueño.
Así
que
mientras
estás
dormida,
soñando,
la
presencia
consciente
está
bien
despierta
conociendo
tu
sueño.
Cuando
tu
sueño
desaparece
y
de
repente
devienes
consciente
de
tu
habitación,
¿qué
le
ocurre
a
la
presencia
consciente?...
¿Cambia
de
estado?...
¿Se
despierta?...
No.
I:
Solamente
integra
nuevos
elementos.
RS:
Sí,
tu
playa
caribeña
desaparece
y
tu
habitación
aparece,
pero
la
presencia
cons-‐
ciente
no
apareció
ni
desapareció.
Cuando
duermes
profundamente,
tanto
tu
habitación
como
la
playa
caribeña
desapa-‐
recen,
dejando
solo
a
la
presencia
consciente
conociendo
su
ser
vacío.
Cuando
después
la
mente
mira
hacia
el
sueño
profundo
dice:
“no
había
ningún
objeto
presente
ahí”;
lo
cual
es
cierto,
no
había
ningún
objeto
ahí.
Entonces
el
pensamiento
presupone
que
la
consciencia
también
debía
estar
ausente,
¿por
qué?
Porque
el
pensamiento
solo
puede
conocer
objetos
y
en
ausencia
de
obje-‐
tos
dice:
“no
hay
nada”;
pero
en
ausencia
de
objetos
no
hay
una
nada,
hay
conscien-‐
cia.
No
hay
nada
en
el
sentido
de
que
no
hay
cosas,
objetos.
Si
retiraras
todos
los
objetos
del
universo,
¿implicaría
eso
que
no
hay
nada?...
No,
ha-‐
bría
espacio
vacío.
I:
Pero
el
hecho
de
que
el
testigo
desaparezca,
por
eso
que
ayer
decía
que
la
conscien-‐
cia
en
tanto
que
testigo
ya
era
un
objeto,
y
el
hecho
de
que
el
testigo
desaparezca
ge-‐
nera
esta
confusión.
RS:
No,
es
la
desaparición
de
lo
visto,
de
lo
atestiguado,
de
lo
observado.
23
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
A
la
consciencia
se
le
denomina
“el
testigo”
o
“el
observador”
cuando
hay
algo
obser-‐
vado;
pero
cuando
el
objeto
observado
desaparece,
ya
no
llamamos
a
la
presencia
consciente
“el
testigo”
o
“el
observador”,
pero
la
presencia
consciente
ella
misma,
permanece.
Cuando
una
mujer
está
casada
la
llamamos
“una
esposa”,
cuando
deja
de
estar
casada
ya
no
es
una
esposa
pero
no
deja
de
ser
una
mujer.
“Una
esposa”
era
una
etiqueta
superpuesta
mientras
tuvo
un
marido
-‐cuando
desaparece
el
marido,
desaparece
la
esposa-‐
pero
sigue
siendo
una
mujer,
que
es
la
naturaleza
esencial
de
la
esposa.
Cuando
hay
un
objeto
para
ser
observado,
llamamos
a
la
presencia
consciente
“el
ob-‐
servador”;
cuando
el
objeto
observado
desaparece,
el
sujeto
observador
desaparece
con
él.
Todo
lo
que
se
retira
es
un
nombre
temporal
para
la
presencia
consciente,
pero
la
presencia
consciente
en
sí
misma
permanece.
I:
¿Y
puede
ser
que
con
esa
disolución
del
observador
también
se
disuelva
cualquier
experiencia
que
se
pueda
agarrar
y
que
ya
no
se
pueda
emplear
la
palabra
experien-‐
cia?
RS:
Sí.
¿Cuál
es
tu
condición
entre
dos
pensamientos
o
entre
dos
percepciones?
I:
Nada.
RS:
¿Dejas
de
existir
entre
dos
pensamientos?...
Toma
dos
pensamientos,
los
que
quieras,
llama
al
primer
pensamiento
“A”
y
al
segun-‐
do
“B”.
Toma
el
pensamiento
“A”…
ahora
ha
desaparecido,
toma
el
pensamiento
“B”…
ahora
ha
desaparecido.
¿Experimentaste
la
desaparición
de
tu
ser,
de
ti
misma,
durante
esa
ausencia
de
pen-‐
samiento?
O
más
bien,
¿algo
permaneció
constante
y
presente
durante
la
aparición
y
desaparición
de
los
pensamientos?...
I:
La
presencia
sigue
presente.
RS:
Sí,
no
hay
una
“nada”
entre
los
dos
pensamientos,
no
hay
una
“nada”
en
la
ausen-‐
cia
de
experiencia
objetiva.
Se
puede
decir
que
no
hay
nada
en
el
sentido
de
que
no
hay
objetos,
cosas,
pero
todavía
está
la
presencia
de
la
consciencia.
I:
Pero,
en
este
momento,
la
presencia
la
experimento
por
estar
en
estado
de
vigilia.
RS:
No,
no
estás
en
estado
de
vigilia;
la
mente
está
en
estado
de
vigilia.
La
mente
apa-‐
rece
en
ti,
presencia
consciente;
como
ya
has
visto,
cuando
la
mente
opera
la
transi-‐
ción
entre
el
estado
de
sueño
y
el
estado
de
vigilia,
la
presencia
consciente
no
se
mue-‐
24
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
25
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
26
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
ante
un
hecho
así.
Porque
pongamos
que
no
tengo
ninguna
actitud
y
sin
embargo
este
hecho
continua
existiendo
como
la
arruga
que
has
mencionado
antes;
me
gustaría
te-‐
ner
un
poco
de
luz
en
este
caso.
RS:
Mi
respuesta
de
no
tener
ninguna
actitud
hacia
la
contracción
del
yo
separado
era
una
respuesta
específica
a
la
pregunta
específica
de
una
persona
específica,
que
puede
quizá
ser
también
útil
a
otras
personas
que
tienen
la
misma
pregunta,
pero
no
debe
tomarse
como
una
respuesta
general
a
todas
las
preguntas.
Si
ves
un
acto
terrorista,
algo
como
lo
que
has
descrito
o
un
niño
que
está
siendo
mal-‐
tratado,
¿deberías
no
tener
ninguna
actitud
hacia
ello?...
No
necesariamente.
I:
Sin
embargo,
es
ahí
donde
puede
entrar
el
juicio,
esto
está
bien,
esto
está
mal,
esto
debe
hacerse,
esto
no
debe
hacerse,
estos
son
buenos,
estos
son
malos.
RS:
No,
es
una
observación,
no
es
un
juicio.
Este
comportamiento
no
está
en
línea
con
la
justicia,
el
amor
o
la
inteligencia.
Esto
es
una
observación,
no
un
juicio.
Dos
más
dos
no
son
igual
a
cinco,
eso
es
una
observación,
no
un
juicio.
Si
vas
por
la
calle
y
pasas
al
lado
de
alguien
que
está
maltratando
a
un
niño
o
a
un
animal,
registras
el
hecho
de
que
esta
conducta
no
es
ni
inteligente
ni
amorosa,
y
pue-‐
de
que,
en
ese
caso,
sea
apropiado
que
intervengas
en
el
nombre
del
amor
y
de
la
in-‐
teligencia.
Si
oyes
hablar
de
un
ataque
terrorista,
puedes
darte
cuenta
que
lo
que
ha
motivado
una
acción
así
proviene
de
una
profunda
ignorancia,
no
es
un
comportamiento
que
provenga
del
amor,
la
verdad
o
la
comprensión.
Puede
que
tu
cuerpo
esté
en
situación
de
poder
hacer
algo
e
intervenir
en
nombre
del
amor
y
la
comprensión.
Para
algunas
personas
sería
apropiado
hacerlo
así,
por
ejem-‐
plo
si
fueras
un
policía
en
Túnez.
Si
estás
mirando
las
noticias
en
tu
apartamento
de
Barcelona,
no
hay
mucho
que
pue-‐
das
hacer
físicamente,
pero
puedes
observar
la
ignorancia
que
promueve
semejante
conducta.
Esa
observación
puede
inspirarnos
para
descubrir
algunos
restos
de
ignorancia
en
no-‐
sotros
mismos,
porque
el
descubrimiento
de
nuestra
propia
naturaleza
es
la
más
gran-‐
de
ayuda
que
podemos
ofrecer
a
la
humanidad,
es
la
resolución
última
de
todo
sufri-‐
miento
y
por
tanto
de
todos
los
conflictos.
***
I:
En
esta
última
pregunta
hemos
visto
que
a
nivel
de
la
presencia
consciente
una
situa-‐
ción
así
es
aceptada,
porque
la
presencia
consciente
solo
es
amor
incondicional
hacia
27
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
todo.
RS:
La
presencia
consciente
también
acepta
nuestras
propias
respuestas
a
esa
situa-‐
ción.
I:
Sí.
RS:
Si
hay
una
respuesta
de
odio
hacia
una
situación,
tanto
el
enfado
como
la
situación
son
aceptados
por
la
presencia
consciente.
Puede
que
sea
apropiado
entonces
actuar
en
nombre
de
este
enfado.
La
indignación,
en
el
ejemplo
del
que
hablábamos,
no
es
una
respuesta
egótica,
es
una
respuesta
que
viene
del
amor
y
la
inteligencia
I:
Supongo
que
a
cierto
nivel
todo
está
incondicionalmente
aceptado;
pero
a
otro
nivel,
a
nivel
del
cuerpo,
de
la
mente,
al
nivel
en
el
que
estamos
físicamente
presentes,
esa
compasión
y
ese
actuar
desde
la
compasión…
A
veces
parece
que
la
presencia
cons-‐
ciente
está
desapegada,
que
es
un
testigo
imparcial.
Tomando
la
imagen
que
la
pre-‐
sencia
consciente
es
la
pantalla,
parece
que
no
tendría
ninguna
importancia
lo
que
les
ocurriera
a
los
personajes
de
la
película.
Ahora
estoy
sintiendo
que
las
cosas
se
integran
y
que
cada
nivel
importa,
que
el
perso-‐
naje
importa
de
la
misma
manera
como
la
pantalla
importa;
está
ese
sentido
de
que
el
espíritu
está
volviendo
al
cuerpo
y
habitándolo.
RS:
Sí,
un
cuerpo
y
una
mente
completamente
abandonados
a
la
presencia
consciente,
necesariamente
no
sonríen
dulcemente
como
respuesta
a
toda
situación.
Un
cuerpo
y
una
mente
así,
en
algunas
situaciones,
dirían:
“no,
esto
no
es
aceptable,
esto
no
es
ni
inteligente
ni
amoroso”;
y,
en
determinadas
circunstancias,
podrían
tomar
las
medidas
necesarios
para
restaurar
la
justicia,
la
armonía,
la
inteligencia
y
el
amor
a
la
situación.
Idealmente
esta
medida
sería
una
negociación,
pero
a
veces,
la
negociación
no
basta
y
se
necesita
algo
más
fuerte.
Si
alguien,
por
ejemplo,
es
violento
y
está
en
la
calle,
no
vas
a
sonreírle
dulcemente
y
explicarle
que
su
conducta
no
está
de
acuerdo
con
su
verdadera
naturaleza;
es
poco
probable
que
eso
sea
suficiente,
quizá
se
necesite
algo
más
fuerte,
hasta
que
vuelva
a
ser
razonable.
Puede
que
tengas
que
llevarlo
a
la
cárcel,
no
como
castigo,
sino
porque
a
lo
mejor
eso
es
la
cosa
inteligente
y
amorosa
a
hacer
en
esa
situación;
lo
mejor
para
él
y
lo
mejor
para
la
sociedad.
I:
El
otro
día
vi
como
alguien
levantaba
un
pequeño
Yorkshire
Terrier,
con
la
correa
y
el
collar
le
ahogaba,
lo
vi
e
impactó
en
mi
corazón
pero
no
hice
nada;
luego
me
pregun-‐
taba:
¿qué
es
lo
que
debía
haber
hecho?
RS:
Puede
que
hicieras
lo
correcto
no
haciendo
nada.
Voy
a
contaros
una
historia
que
algunos
de
vosotros
ya
habéis
escuchado
antes.
28
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Ocurrió
hace
unos
años,
regresaba
a
casa
después
de
un
encuentro
como
éste
en
Lon-‐
dres
y,
al
otro
lado
de
la
calle,
vi
una
pareja
que
estaba
discutiendo,
el
hombre
estaba
realmente
gritando
y
la
amenazaba
físicamente;
era
realmente
desagradable.
Pensé:
“¿qué
hago?”
El
hombre
era
como
doce
pulgadas
más
alto
que
yo
y
doce
pul-‐
gadas
más
ancho
que
yo…
a
unos
10
metros
en
el
otro
lado,
veía
como
estaba
a
punto
de
atacar
a
la
mujer;
tenía
un
segundo
para
decidir
qué
hacer,
simplemente
permanecí
al
otro
lado
de
la
calle
mirándolo
fijamente.
Cuando
alguien
te
está
mirando
fijamente
lo
puedes
sentir,
tu
atención
se
vuelve
hacia
la
persona
que
te
está
mirando,
lo
sientes,
es
incómodo.
Después
de
unos
15
o
20
se-‐
gundos
sintió
la
atracción
de
mi
mirada
y
me
devolvió
la
mirada;
nuestros
ojos
se
en-‐
contraron,
yo
continué
mirándolo
sin
ninguna
expresión
en
mi
cara,
simplemente
lo
miraba
fijamente;
me
miró
directamente
a
los
ojos
durante
unos
10
segundos
y
luego
se
alejó
caminando
de
la
mujer.
I:
Me
recuerda
un
caso
parecido
que
me
ocurrió
a
mí,
alguien
estaba
maltratando
a
un
niño
y
también
me
quedé
mirando
fijamente
a
la
mujer...
RS:
Sí,
al
permanecer
totalmente
inflexible
pero,
imparcial
presencia
consciente
por
un
momento,
él
se
encontró
a
sí
mismo
en
el
mismo
lugar;
y
al
permanecer
en
ese
sitio
se
dio
cuenta
de
lo
que
estaba
haciendo:
estaba
violentando
a
alguien.
En
aquella
situación
fue
mi
mejor
respuesta;
puede
que
al
día
siguiente
hubiera
cruza-‐
do
la
calle,
¿quién
lo
sabe?
Es
distinto
en
cada
situación.
Lo
que
importa
es
qué
es
lo
que
motiva
nuestra
respuesta,
de
dónde
proviene,
¿pro-‐
viene
del
amor,
justicia,
equidad
e
inteligencia?
I:
Supongo
que
incluso
la
guerra
proviene
de
un
amor
mal
entendido.
RS:
Sí,
incluso
un
conflicto
entre
dos
personas,
en
el
fondo,
proviene
de
un
amor
des-‐
carriado,
mal
entendido.
El
conflicto
siempre
es
la
negación
del
amor,
el
amor
escon-‐
dido.
***
I:
Tengo
una
historia
similar
a
la
tuya
que
me
gustaría
contar.
Era
un
ambiente
cultural
distinto,
un
amigo
mío
y
yo
estábamos
en
Quito,
Ecuador,
y
vimos
una
pareja
de
indios
que
no
solo
estaban
discutiendo
sino
que
él
le
estaba
pegando.
Mi
amigo
intervino
y
la
mujer
se
giró
hacia
él
y
le
dijo:
“qué
estás
haciendo,
es
mi
espo-‐
so
y
puede
hacer
lo
que
quiera”.
Entonces
los
dos,
marido
y
mujer
empezaron
a
pegar
a
mi
amigo,
con
lo
cual
fui
yo
quien
tuvo
que
intervenir.
Así
que
el
contexto
cultural
y
29
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
30
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Tercer
diálogo
-‐
21
de
marzo
de
2015
(segunda
sesión)
Rupert
Spira:
Hay
algo
sobre
lo
cual
os
gustaría
dialogar.
Interlocutor:
Tengo
una
pregunta
de
índole
práctica
acerca
del
proceso
de
transfigura-‐
ción
o,
como
a
menudo
te
refieres
a
él,
ese
proceso
de
colonización
por
parte
de
la
comprensión
del
cuerpo
y
el
mundo.
Cuando
surgen,
por
ejemplo,
sentimientos
escondidos;
tomamos
la
decisión
consciente
de
habitar
en
el
espacio
abierto,
vacío
y
amoroso
y
dejar
que
los
sentimientos
surjan
de
manera
que
ese
proceso
de
integración
o
purificación
ocurra
por
sí
mismo.
En
mi
caso
surgen
normalmente
durante
el
estado
de
sueño,
es
un
poco
frustrante,
siento
que
estoy
perdiendo
numerosas
buenas
oportunidades
porque
durante
el
estado
de
sueño
no
puedo
tomar
la
decisión
consciente
de
mantenerme
en
el
espacio
vacío
y
abierto
de
la
presencia
consciente.
En
el
estado
de
sueño
estoy
tan
implicado
en
el
personaje
subjetivo
del
sueño,
que
me
parece
no
tener
la
facultad
de
tomar
la
decisión
consciente
de
permanecer
como
la
presencia
consciente.
¿Alguna
sugerencia?
RS:
Si
sientes
que
la
vida
durante
el
estado
de
vigilia
no
te
da
bastantes
oportunidades
para
practicar
este
proceso
de
establecimiento,
entonces
te
recomiendo
que
te
cases
y
tengas
hijos.
I:
Sí,
tienes
razón,
no
estoy
casado.
RS:
Por
eso
mi
recomendación.
Si
crees
que
como
sadhana
eso
es
demasiado
intenso,
puedes
probar
primero
con
una
novia,
esto
ya
te
dará
todas
las
oportunidades
que
necesites;
pero
si
después
de
esto
no
tienes
suficiente,
entonces
cásate
y
ten
hijos.
Piensas
que
estoy
bromeando,
pero
no.
Tengo
que
confesar
que
yo
estoy
casado
y
tengo
un
hijo
y
eso
fue
suficiente
para
mí.
Realmente,
cuando
más
habitamos
en
tanto
que
presencia
consciente,
más
sensibles
nos
volvemos
a
las
manifestaciones
del
yo
separado.
Manifestaciones
que
antes
no
hubiéramos
apenas
registrado,
ni
nos
hubiéramos
dado
cuenta,
ahora
nos
damos
cuenta
de
ellas
con
una
mayor
sensibilidad.
La
más
ligera
reactivad
o
defensa
emocional,
es
una
oportunidad
para
ver
que
los
vie-‐
jos
hábitos
del
yo
separado
están
actuando.
Por
supuesto
las
relaciones,
y
no
solo
las
31
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
relaciones
íntimas,
las
relaciones
con
los
amigos,
colegas
del
trabajo,
vecinos
etc.
son
muy
eficaces
provocando
la
reactividad
del
yo
separado.
Sé
muy
sensible
a
esas
aparentemente
inocuas
pequeñas
expresiones
del
yo
separado,
a
la
letra
pequeña
del
yo
separado,
no
sólo
a
las
manifestaciones
grandes
y
evidentes.
Esto
es
suficiente,
es
suficiente
atender
así
a
ese
proceso
de
realineamiento
en
el
es-‐
tado
de
vigilia
tal
como
se
te
presenta.
Cuanto
más
se
profundiza
en
este
proceso
de
realineamiento,
más
sutiles
van
a
ser
esas
manifestaciones
del
yo
separado.
***
I:
He
visto
un
vídeo
en
el
que
explicabas
acerca
de
que
no
hay
un
hacedor,
alguien
que
elige,
era
sobre
el
libre
albedrio
y
eso
me
choca
con
todas
las
otras
cosas
que
he
aprendido
sobre
el
Advaita.
Ponías
un
ejemplo
sobre
si
alguien
ofrece
te
o
café,
y
explicabas
que
no
eliges,
que
son
pensamientos.
Ahora
tengo
un
gran
problema,
si
no
puedo
elegir
entre
te
o
café,
¿cómo
voy
a
seguir
tus
consejos,
que
es
algo
que
sí
quiero
hacer?
RS:
De
la
misma
manera
que
te
encuentras
a
ti
mismo
eligiendo
entre
te
o
café,
a
pe-‐
sar
de
que
no
haya
una
entidad
separada
que
haga
esta
elección;
de
la
misma
manera
te
encontraras
a
ti
mismo
siguiendo
la
enseñanza
no
dual,
a
pesar
de
que
el
seguir
la
enseñanza
no
será
llevado
a
cabo
por
una
supuesta
entidad
separada.
No
es
que
no
se
hagan
elecciones,
sino
que
esas
elecciones
no
se
hacen
por
una
enti-‐
dad
separada;
hay
todavía
libertad,
pero
no
es
la
libertad
para
la
entidad
separada,
sino
que
es
libertad
de
la
entidad
separada.
I:
Como
consciencia,
¿puedo
hacer
una
elección?
RS:
Todas
las
elecciones
que
aparecen
en
nuestra
vida
aparecen
en
la
consciencia;
pe-‐
ro
para
cuestiones
prácticas
cuando
tengas
que
tomar
una
decisión
tómala
en
nombre
del
amor
y
la
inteligencia.
Esta
sería
la
manera
práctica
de
comportarse
de
acuerdo
a
la
comprensión
de
que
no
hay
alguien
separado
que
escoja.
Mientras
sientas
que
tienes
elección,
toma
tus
deci-‐
siones
en
nombre
del
amor
y
la
inteligencia.
Porque
si
haces
una
elección
en
nombre
del
amor
y
de
la
inteligencia,
en
otras
pala-‐
bras,
si
vives
una
vida
que
es
la
expresión
del
amor
y
la
inteligencia,
entonces
no
estás
sirviendo
a
un
yo
separado.
32
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
I:
Ahí
tengo
un
problema,
cuando
me
dices
tú
o
sea
yo,
yo
no
estoy
sirviendo
a
un
ego,
a
un
yo
separado,
¿a
qué
“yo”,
a
quién
te
refieres?
RS:
Al
que
piensa
que
tiene
elección,
y
como
concesión
a
ese
uno,
le
sugiero
que
tome
la
decisión
en
nombre
del
amor
y
de
la
inteligencia.
I:
Ése
que
cree
que
tiene
elección,
es
el
yo
separado,
¿no?
RS:
Sí.
I:
¿Y
ése
no
tiene
que
morir?…
en
vida.
RS:
Una
de
las
formas
más
eficientes
de
morir,
es
vivir
una
vida
que
está
alineada
con
el
amor
y
la
inteligencia.
Te
estoy
dando
un
atajo,
una
vía
rápida
a
la
muerte
del
yo
separado.
Si
sabemos
que
ése
no
existe,
entonces
la
pregunta
acerca
de
la
elección
ni
siquiera
surge.
Pero
si
sentimos
que
ése
existe
-‐y
no
hay
juico
en
ello-‐
una
de
las
maneras
más
rápidas
de
darse
cuenta
de
que
no
existe
es
vivir
una
vida
basada
en
el
amor
y
la
inteli-‐
gencia.
***
I:
Ya
conozco
la
respuesta
a
esa
pregunta,
y
la
respuesta
a
la
pregunta
es:
no
hagas
nada,
porque
no
hay
nada
que
hacer.
RS:
Entonces,
¿debería
ser
yo
el
que
hiciera
la
pregunta?
I:
No,
mi
pregunta
sería,
¿tienes
algo
que
ofrecernos
para
ayudarnos
en
la
estabiliza-‐
ción
del
cambio
de
percepción?
Porque
supongo
que
se
trata
de
esto,
de
un
cambio
en
la
perspectiva
en
cómo
percibimos
todo.
Porque
en
mi
caso,
estoy
continuamente
dentro,
fuera,
dentro,
fuera;
soy
paciente
y
tengo
confianza,
pero
como
mi
amigo
aquí,
no
me
gusta
perder
oportunidades
acerca
de
lo
que
puedo
hacer
o
no.
RS:
Lo
primero
que
hay
que
entender,
en
ese
caso,
es
que
tienes
que
deshacerte
de
la
idea
de
que
no
hay
nadie
aquí
y
no
hay
nada
que
hacer.
Nunca
he
dicho
semejante
cosa.
Semejante
creencia
es
una
de
las
formas
en
las
que
el
yo
separado
perpetúa
su
existencia
ilusoria,
pretendiendo
que
no
existe
y
que
enton-‐
ces
no
tiene
nada
que
hacer.
No
estoy
sugiriendo
que
esto
sea
lo
que
tú
haces.
Si
existe
este
sentimiento
de
estar
dentro
o
fuera,
cuando
estás
dentro
evidentemente
no
hay
ningún
problema,
pero
cuando
estás
fuera
de
ello
hay
un
problema.
33
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
De
hecho
cuando
estamos
fuera,
es
cuando
creemos
y
sentimos
que
somos
una
cons-‐
ciencia
finita
y
separada,
y
entonces
la
paz
y
felicidad
inherentes
a
nuestra
verdadera
naturaleza
están,
por
definición,
velados.
Como
resultado
de
ello
estamos,
por
defini-‐
ción,
buscando
la
felicidad.
En
otras
palabras,
en
estos
momentos
el
yo
que
nos
imaginamos
ser,
está
ya
implicado
en
una
búsqueda
cuyo
único
propósito
es
el
de
liberarse
a
sí
mismo
del
sufrimiento.
Es
por
esto
por
lo
que
es
tan
deshonesto,
para
un
yo
separado
así,
pretender
que
no
hay
un
yo
separado
ni
hay
nada
que
hacer.
De
hecho,
el
yo
separado
ya
está
haciendo
algo,
está
buscando
la
felicidad
a
través
de
objetos,
sustancias,
estados
mentales,
actividades
y
relaciones.
Sin
embargo,
y
como
todos
sabemos,
la
adquisición
de
un
objeto,
sustancia
o
un
estado…
no
nos
aporta
la
paz,
felicidad
o
amor
que
buscamos.
Si
el
yo
separado
busca
verdaderamente
la
paz
y
la
felicidad,
tiene
que
explorar
su
verdadera
naturaleza,
su
realidad:
¿Qué
soy
yo?...
¿Cuál
es
la
naturaleza
esencial
de
mí
ser?...
Así
que
cada
vez
que
te
encuentres
a
ti
mismo
buscando
la
felicidad
en
un
objeto,
una
sustancia,
un
estado
mental,
una
actividad
o
una
relación,
simplemente
párate,
ya
sa-‐
bes
que
no
va
a
funcionar;
has
probado
ya
suficientes
veces
y
no
estarías
aquí
si
hu-‐
biera
funcionado,
ninguno
de
nosotros
estaríamos
aquí.
Así
que
párate
y
hazte
la
pregunta:
¿Cuál
es
la
naturaleza
de
mí
ser?...
¿Cuál
es
el
yo
que
es
infeliz?...
¿Cuál
es
el
yo
que
está
buscando
la
felicidad?...
Llévate
a
ti
misma,
de
esta
forma,
hacia
la
compresión
experiencial:
“yo
soy
aquello
que
es
consciente
de
mi
experiencia,
nunca
puedo
ser
un
objeto
de
la
experiencia,
ninguna
búsqueda
en
el
dominio
de
los
objetos
me
aportará
conocimiento
alguno
acerca
de
lo
que
soy
verdaderamente”.
Lleva
tu
atención
una
y
otra
vez
hacia
ti
mismo
y
encuentra
cual
es
la
naturaleza
de
tu
propio
ser,
la
naturaleza
de
la
consciencia
por
medio
de
la
cual
conoces
tu
experiencia
y
vuelve
allí
una
y
otra
vez
hasta
que
sientas
que
empiezas
a
tomar
tu
residencia,
a
habitar
ahí.
De
hecho
no
es
que
vivas
ahí,
sino
que
vives
en
tanto
que
eso,
yo
soy
esa
presencia
consciente
abierta
y
vacía…
Ve
si
ésa
puede
ser
molestada,
si
puede
tener
un
sentimiento
de
carencia
inherente;
en
otras
palabras,
ve
si
ésa
tiene
que
ser
completada
por
algún
objeto,
estado
mental,
actividad
o
relación.
34
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Esto
es
lo
que
te
aconsejo
cuando
te
encuentres
a
ti
misma
más
bien
fuera
que
dentro.
I:
Entonces
no
hay
nada
que
hacer…
ahí
fuera.
RS:
(silencio)
***
I:
Por
lo
que
he
podido
reflexionar
hasta
ahora,
el
yo
separado
abarcaría
muchos
as-‐
pectos
de
mí,
muy
diferentes
entre
sí.
Desde
la
mente
no
observada,
en
la
que
transcurro
muchos
ratos
del
día,
lo
que
habi-‐
tualmente
entendía
por
el
ego,
hasta
la
mente
observada,
que
es
la
que
en
muchos
momentos
me
hace
tomar
decisiones
como
meditar
o
venir
a
un
encuentro
como
este.
Encuentro
que
hay
una
diferencia
cualitativa
importante
entre
estos
diferentes
aspec-‐
tos
de
mi
yo
separado.
Pero
cuando
he
de
creer
que
el
yo
separado
es
una
ilusión,
que
no
existe
realmente,
me
cuesta
trabajo
comprender
porque
ese
yo
separado
me
trae
hasta
aquí,
sabiendo
que
esto
puede
significar
su
propia
destrucción.
RS:
Cuando
en
las
enseñanzas
no
dualistas,
a
veces,
se
dice
que
el
yo
separado
es
una
ilusión,
no
quiere
decir
que
no
exista;
una
ilusión
es
algo
que
sí
existe
pero
que
no
es
lo
que
parece
ser.
Por
ejemplo
cuando
ves
un
espejismo
en
el
desierto,
en
tanto
que
agua
el
espejismo
es
una
ilusión,
pero
es
real
en
tanto
que
luz;
cuando
estás
mirando
una
película
en
la
te-‐
levisión
lo
que
ves
es
una
ilusión
en
tanto
que
paisaje,
no
es
un
paisaje
real,
pero
es
real
en
tanto
que
pantalla.
En
otras
palabras,
todas
las
ilusiones
tienen
una
cierta
realidad
en
ellas,
el
yo
separado
es
una
ilusión
porque
no
existe
de
la
manera
como
pensamos
o
sentimos
que
existe,
pero
hay
algo
ahí.
¿Cuál
es
la
realidad
del
yo
separado?...
Su
realidad
es
el
verdadero,
único
y
puro
yo
de
la
presencia
consciente.
En
otras
palabras
el
yo
separado
es
un
límite
imaginario
su-‐
perpuesto
por
el
pensamiento
y
el
sentimiento,
sobre
la
presencia
consciente.
Así
que
cuando
escuchamos
frases
como:
“la
muerte
del
yo
separado”,
“la
desapari-‐
ción
o
disolución
del
yo
separado”…
este
tipo
de
enunciados
pueden
ser
engañosos,
porque
pueden
sugerir
que
existe
una
entidad
llamada
yo
separado
que
tiene
su
pro-‐
pia
realidad
y
que
va
a
desaparecer.
Imagínate
un
actor
llamado
John
Smith
que
está
actuando
en
el
papel
de
rey
Lear.
John
Smith
se
olvida
que
es
John
Smith,
se
pone
las
ropas
del
Rey
Lear
y
adopta
sus
pensamientos
y
sentimientos
y
se
convierte
en
el
rey
Lear.
35
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Imagínate
que
al
final
de
la
obra,
John
Smith
esta
tan
identificado
con
el
papel
del
rey
Lear
que
se
olvida
de
quitarse
sus
ropas
y
de
dejar
de
pensar
y
sentir
como
el
rey
Lear.
Vuelve
a
su
vida
cotidiana
como
rey
Lear,
por
supuesto
se
siente
miserable,
porque
está
sufriendo
la
vida
del
rey
Lear.
Todo
el
mundo
a
su
alrededor
sabe
que
no
es
el
rey
Lear;
pero
él
siente
que
es
el
rey
Lear
y
sufre
de
acuerdo
con
ello.
Un
día
se
encuentra
con
un
amigo
que
le
pregunta:
¿qué
quieres
decir
cuando
dices
yo?...
Entonces
John
Smith
le
responde
describiendo
los
pensamientos,
sentimientos,
las
ropas
del
rey
Lear.
Su
amigo
le
dice:
“no,
no,
más
profundo
que
tus
pensamientos,
sentimientos,
o
tu
cuerpo,
¿qué
eres
tú
esencialmente?…
De
esa
manera
la
atención
del
rey
Lear
es
llevada
a
su
ser
más
esencial;
su
ser
que
es
previo
a
sus
pensamientos,
sentimientos,
sensaciones
o
percepciones,
y
en
algún
mo-‐
mento
se
da
este
reconocimiento:
“mis
pensamientos,
sentimientos,
sensaciones,
y
percepciones
están
superpuestos
en
mí.
Yo
no
soy
esencialmente
ninguno
de
ellos”;
y
llega
este
reconocimiento:
“¡Ah,
soy
John
Smith!
No
soy
el
Rey
Lear”.
¿Qué
es
lo
que
le
ocurrió
al
rey
Lear?
I:
En
este
caso
tuvo
la
suerte
de
ser
tocado
por
la
gracia
de
ese
amigo
que
le
despertó,
igual
el
rey
Lear
nunca
hubiera
buscado
la
liberación
por
sí
mismo.
RS:
Pero
el
rey
Lear
no
era
más
que
un
conjunto
de
palabras
y
ropas;
lo
único
que
ocu-‐
rrió
es
que
John
Smith
fue
liberado
de
su
ignorancia,
jamás
existió
una
entidad
real
llamada
rey
Lear,
el
rey
Lear
era
solo
una
limitación
superpuesta
a
John
Smith.
En
otras
palabras,
el
rey
Lear
era
el
olvido
de
John
Smith,
y
eso
es
lo
que
es
el
yo
sepa-‐
rado,
simplemente
el
olvido
de
nuestra
verdadera
naturaleza.
El
yo
separado
no
es
una
entidad,
es
una
actividad;
la
actividad
de
pensar
y
sentir,
la
actividad
de
ignorar
nuestra
verdadera
naturaleza,
y
por
eso
se
denomina
ignorancia.
I:
Por
eso
el
yo
separado
se
guía
por
el
deseo
y
el
miedo,
¿no
es
así?
RS:
El
motivo
por
el
que
el
yo
separado
es
conducido
por
el
miedo
y
el
deseo
es
porque
la
paz
y
la
plenitud
que
son
inherentes
a
la
presencia
consciente,
están
oscurecidos
por
la
creencia
en
la
separación.
Me
olvidé
decirte
que
John
Smith
estaba
felizmente
casado
con
dos
hijos
y
era
muy
feliz
en
su
hogar;
pero
cuando
olvidó
que
era
John
Smith
y
se
imaginó
que
era
el
rey
Lear
fue
infeliz.
36
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
¿Por
qué
era
infeliz?
Porque
la
paz
y
felicidad
inherentes
a
la
naturaleza
de
John
Smith
no
estaban
disponibles
para
él
mientras
pensaba
que
era
el
rey
Lear
El
deseo
por
la
felicidad
del
rey
Lear,
o
el
deseo
de
volver
a
su
verdadera
naturaleza
era,
de
hecho,
la
felicidad
de
John
Smith
que
se
afirmaba
a
sí
misma
en
la
vida
del
rey
Lear.
El
yo
separado
siente
que
su
búsqueda
es
la
búsqueda
de
la
felicidad,
o
la
búsqueda
de
su
verdadera
naturaleza;
pero
el
yo
separado
no
busca
la
felicidad,
sino
que
es
atraído
de
vuelta
empujado
por
la
felicidad.
Ésta
es
la
acción
de
la
gracia,
la
fuerza
de
gravita-‐
ción
de
nuestra
verdadera
naturaleza
que
tira
de
nosotros
y
nos
lleva
de
vuelta.
Es
por
esto
que
se
dice:
“Señor
tuyo
es
el
amor
con
el
que
te
amo”;
nuestro
amor
por
Dios
es,
de
hecho,
el
amor
que
Él
tiene
por
nosotros.
***
I:
Para
la
investigación
de
la
presencia
consciente,
¿cuál
sería
la
función
del
prana,
de
la
fuerza
vital?,
¿tiene
alguna
utilidad?
RS:
No,
ninguna
manipulación
de
la
respiración
puede
decirnos
algo
sobre
la
naturale-‐
za
de
la
presencia
consciente.
El
conocimiento
de
la
presencia
consciente
es
un
conocimiento
tan
solo
entre
la
pre-‐
sencia
consciente
y
ella
misma;
si
la
consciencia
quiere
conocer
algo
distinto
de
sí
misma,
tiene
que
tomar
la
forma
de
una
mente
finita,
es
decir
tiene
que
tomar
la
for-‐
ma
de
un
pensamiento
o
de
una
percepción.
Bajo
la
forma
de
un
pensamiento
o
de
una
percepción,
la
presencia
consiente
puede
parecer
que
conoce
algo
distinto
a
sí
misma;
pero
para
conocerse
a
sí
misma
la
pre-‐
sencia
consciente
no
necesita
tomar
la
forma
de
una
mente
finita.
Si
te
digo
levántate
y
da
un
paso
hacia
ti,
¿qué
harías?
I:
No
haría
nada,
porque
ya
estoy.
RS:
Exacto,
¿Qué
necesitaría
hacer
la
presencia
consciente
para
conocerse
a
sí
mis-‐
ma?...
¿A
dónde
tiene
que
ir?...
¿Tendrían
la
mente,
el
cuerpo
y
la
respiración
que
ser
manipulados
de
alguna
manera?...
I:
No,
entonces,
¿cuál
sería
la
función
del
yoga?
RS:
Realinear
el
cuerpo
con
esta
comprensión.
El
yoga
o
cualquier
otro
trabajo
que
hagas
con
pranayama
tienen
sentido
respecto
a
este
realineamiento.
37
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Durante
décadas
hemos
estado
sintiendo
y
moviendo
el
cuerpo,
de
una
manera
que
es
concordante
con
la
creencia
de
que,
yo
la
presencia
consciente,
soy
un
objeto
tempo-‐
ral
y
finito,
viviendo
en
y
en
tanto
que
el
cuerpo
y
que
el
cuerpo
está
formado
esen-‐
cialmente
de
algo
inerte
y
muerto
llamado
materia.
Este
hábito
está
grabado
de
manera
muy
profunda
en
el
cuerpo
y
nos
condiciona
la
manera
en
cómo
pensamos,
sentimos,
actuamos,
percibimos
y
nos
relacionamos.
Tras
el
reconocimiento
de
nuestra
verdadera
naturaleza
hay
un
gran
beneficio
en
realinear
la
manera
en
que
sentimos
el
cuerpo
con
esa
nueva
comprensión.
¿Por
qué?
Porque
este
realineamiento
permite
que
esta
comprensión
se
exprese
en
todos
los
dominios
de
nuestra
experiencia;
en
nuestros
pensamientos,
en
nuestros
sentimientos,
en
nuestras
percepciones,
en
nuestros
actos
y
en
nuestras
relaciones.
Así
que
reconoce
tu
verdadera
naturaleza
y,
después,
practica
pranayama
y
yoga.
En
la
práctica
puedes
hacer
las
dos
cosas
al
mismo
tiempo.
Pero
no
practiques
prana-‐
yama
y
yoga
para
realizar
y
conocer
tu
verdadera
naturaleza,
practícalos
para
realinear
el
cuerpo
y
la
respiración
con
tu
nueva
comprensión.
Es
verdad
que
Ramana
Maharsi
en
raras
ocasiones
recomendó
pranayama
para
este
propósito,
pero
lo
hizo
tan
solo
para
personas
que
en
aquel
momento
no
estaban
ca-‐
pacitadas
para
entender
el
enfoque
superior
y
más
directo
de
la
auto-‐indagación,
la
indagación
del
yo.
En
tu
caso
estás
más
que
capacitado
para
entender
la
auto-‐
indagación.
***
I:
Me
gustaría
hablar
acerca
de
John
Smith,
y
hacer
una
pregunta
sobre
cambiar
de
roles.
Durante
un
retiro
tuve
una
gran
experiencia
de
comprensión,
vi
cómo
estaba
construi-‐
do
mi
personaje
en
la
película.
Desde
ese
momento
mi
vida
cambió,
hubo
muchas
si-‐
tuaciones
y
personas
importantes
que
se
fueron
de
mi
vida,
empezando
por
mi
maestro
espiritual,
mis
clientes,
mi
padre,
mis
negocios,
mis
amigos.
Todo
devino
muy
vacío
a
mi
alrededor,
empezó
a
no
gustarme
el
carácter
que
había
construido
en
mi
vida,
en
ese
momento
dejé
de
trabajar,
porque
ya
no
sentía
más
pa-‐
sión
o
afinidad
con
el
trabajo
que
había
estado
haciendo
por
más
de
veinticinco
años,
trabajaba
en
el
mundo
de
la
moda
y
las
modelos.
Ahora
que
ya
no
me
identifico
más
con
ese
personaje,
no
sé
qué
rol
adoptar,
no
sé
más
que
hacer,
estoy
un
poco
perdida.
38
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Ahora
mismo
no
estoy
trabajando,
he
perdido
mi
interés
por
lo
que
he
hecho
durante
veinticinco
años,
no
puedo
quedarme
en
casa
sentada
en
una
silla
sin
hacer
nada
o
solo
siendo.
¿Qué
hacer?
RS:
La
palabra
“identificación”
viene
de
la
palabra
latina
“ideo”
que
quiere
decir
“lo
mismo”.
Nos
hacemos,
a
nosotros
mismos,
iguales
con
aquel
objeto
con
el
que
nos
identificamos.
Si
fuimos
una
diseñadora
de
moda
durante
25
años,
sentimos:
“soy
una
diseñadora
de
moda”.
I:
Si,
lo
sé,
lo
más
difícil
de
dejar,
de
abandonar
fue
eso.
RS:
Cuando
dejas
de
ser
una
diseñadora
de
moda,
un
artista
o
un
profesor
o
lo
que
sea…
tienes
el
reconocimiento
de
que
una
diseñadora
de
moda
jamás
fue
lo
que
ver-‐
daderamente
soy,
fue
algo
añadido
a
mí
y
que
después
me
fue
quitado.
De
hecho
todos
nuestros
pensamientos
y
sentimientos
nos
son
dados
y
después
quita-‐
dos.
Todos
los
pensamientos
y
sentimientos
que
hemos
tenido
fueron,
en
un
momen-‐
to
dado,
añadido
a
nosotros
y
luego
pensamos:
“estoy
triste”.
En
otras
palabras
nos
identificamos
con
el
sentimiento;
después
el
pensamiento
y
el
sentimiento
desapare-‐
cen
y
nos
damos
cuenta
que
la
tristeza
nunca
fue
parte
esencial
de
lo
que
yo
soy
y
que
la
soledad
no
fue
nunca
una
parte
esencial
de
lo
que
soy.
El
cuerpo
que
tenía
cuando
era
un
niño
o
una
niña
de
cinco
años
no
fue
nunca
una
parte
esencial
de
lo
que
yo
soy,
porque
ya
no
está
presente,
pero
“yo
soy”
está
todavía
presente.
¿Cuál
es
nuestra
fundamental
existencia?...
¿Qué
es
entonces
ese
“yo
soy”?...
Es
puro
ser.
I:
Presencia.
Sí,
pero
todo
el
mundo
tiene
un
rol,
un
personaje
y
cuando
ya
no
lo
tienes,
¿qué
haces?
RS:
Sí,
sí,
estoy
llegando
ahí.
El
primer
estadio,
en
la
mayoría
de
los
casos,
del
proceso
espiritual
implica
ese
recono-‐
cimiento:
yo
no
soy
idéntico
a,
o
lo
mismo
que
cualquier
cosa,
yo
soy
puro
ser,
sim-‐
plemente
“yo
soy”.
No
soy
esto,
ni
lo
otro;
es
inevitable
ese
proceso
que
se
llama
“neti-‐neti”,
no
soy
eso,
eso
tampoco…
Vivir
simplemente
como
ese
“yo
soy”,
ese
ser
desnudo
y
sin
adornos
puede
parecer
un
tanto
vacío.
39
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
I:
Hoy
siento
el
vacío,
pero
antes
sentía
la
tristeza
y
ahora
me
siento
tranquila.
RS:
Sí,
pero
para
llegar
a
este
estadio
de
puro
ser,
tienes
que
dejar
ir
todo
aquello
con
lo
que
te
habías
identificado,
tu
trabajo,
tu
padre,
tus
amigos,
no
puedes
continuar
invirtiendo
tu
seguridad
y
tu
felicidad
en
ningún
objeto
ni
estado.
I:
Sí,
dejar
ir
todo
lo
que
antes
era
mi
seguridad,
en
cuanto
más
cosas
perdía
en
ese
proceso
más
sentía
mi
propio
ser
y
sentía
que
el
ancla,
por
así
decirlo,
estaba
más
en
mi
propio
ser,
más
fuerte.
RS:
¿Por
qué
es
así?
Porque
todo
lo
que
se
te
puede
quitar
te
ha
sido
quitado,
no
todo
pero
sí
la
mayoría;
dejando
aquello
que
no
se
te
puede
quitar,
brillando
claramente.
I:
Sí,
entiendo
todo
esto,
¿pero
ahora
qué?
RS:
Permanece
ahí
por
un
momento.
Tu
pregunta:
¿y
ahora
qué?;
traiciona,
evidencia
que
todavía
hay
un
movimiento
en
ti,
hay
un
sentimiento
de
que
eso
no
es
suficiente;
“y
¿ahora
qué?”
esperas
que
ese
“ahora”
sea
llenado
por
un
objeto,
una
actividad
o
una
relación;
así
que
todavía
no
has
terminado
del
todo.
Permanece
ahí
más
tiempo,
siente
la
incomodidad
del
“¿y
ahora
qué?”,
ve
que
es
un
antiguo
hábito
que
te
empuja
a
identificarte
con
un
objeto,
una
actividad
o
estado.
I:
Hace
ya
un
año
y
todavía
no
he
encontrado
la
respuesta
a
parte
de
estar
en
la
pre-‐
sencia.
RS:
Dale
un
año
más,
un
año
no
es
largo;
hasta
que
sientas
que
el
impulso
de
salir
fue-‐
ra
de
ti
hacia
los
objetos
desaparezca.
Vuelve
hacia
el
ser
una
y
otra
vez,
hasta
que
el
permanecer
en
tu
propio
ser
sea
verdaderamente
pacifico,
hasta
que
no
haya
más
un
“¿y
ahora
qué?”
I:
Creo
lo
mismo
que
la
señora
que
decía
que
tenía
momentos
en
los
que
estaba
dentro
y
otros
en
los
que
estaba
fuera,
tengo
momentos
en
los
que
estoy
más
profundamente
en
la
presencia,
que
estoy
verdaderamente
en
paz,
pero
ahora
estos
momentos
son
más
raros.
RS:
De
momento,
el
“¿y
ahora
qué?”
te
lleva
fuera
de
ti,
hacia
un
objeto
o
un
estado;
permite
que
el
“¿y
ahora
qué?”
te
lleve
hacia
la
dirección
opuesta,
hacia
tu
propio
ser,
hasta
que
no
haya
más
un
“¿y
ahora
qué?”
Entonces,
cuando
surja
un
nuevo
impulso
hacia
una
actividad,
un
objeto
o
una
rela-‐
ción,
no
provendrá
del
“¿y
ahora
qué?”
que
viene
del
sentido
de
carencia
que
es
el
ser
separado,
sino
que
provendrá
de
la
verdadera
paz
de
tu
propio
ser.
40
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Con
el
tiempo
verás
que
estarás
de
nuevo
motivada
hacia
los
objetos,
relaciones,
ac-‐
ciones
etc.
Pero
el
propósito
de
esas
actividades
y
relaciones
no
será
el
de
desembara-‐
zarse
de
la
incomodidad
del
sentimiento
“¿y
ahora
qué?”,
sino
que
será
el
de
expresar,
comunicar
y
compartir
la
paz
de
tu
propio
ser.
Puede
que
encuentres
nuevas
cosas
que
te
interesen;
tu
cuerpo-‐mente
ha
sido
condi-‐
cionado,
en
cierta
forma,
por
tus
actividades
anteriores,
y
ese
condicionamiento
per-‐
manece
y
puede
que
las
antiguas
cosas
que
te
interesaban
reaparezcan
de
nuevo,
pero
en
este
caso
serán
utilizadas
al
servicio
del
amor
y
la
inteligencia
y
no
al
servicio
de
un
yo
separado,
de
un
ego.
I:
Hace
poco
pensaba
en
ciertos
intereses
que
tenía
cuando
era
más
joven,
y
pensaba
que
quizás
esto
iba
a
resurgir,
porque
de
momento
puedo
vivir
así
sin
trabajar,
pero
eso
no
será
eterno…
RS:
Cuando
empieces
a
trabajar
de
nuevo
asegúrate
de
que
es
algo
que
amas
hacer,
que
es
una
actividad
que
disfrutas,
si
es
posible;
seguro
que
es
así
porque
tienes
las
habilidades.
I:
Sí,
siempre
fue
así,
siempre
hice
lo
que
amaba,
pero
ahora
no
sé
qué
hacer.
RS:
Solo
espera,
espera
simplemente
que
surja
de
tu
interior.
I:
Es
como
un
nuevo
yo.
RS:
Sí,
dale
solo
tiempo,
simplemente
espera,
deja
que
esta
nueva
dirección
emerja.
***
I:
Mi
pregunta
es
acerca
del
proceso,
un
poco
sobre
la
intimidad.
En
la
última
respuesta
has
hablado
sobre
la
tendencia
de
ir
hacia
los
objetos
y
mi
pregunta
tiene
que
ver
so-‐
bre
la
tendencia
hacia
el
objeto
del
maestro,
del
enseñante.
Voy
a
decir
porqué
estoy
haciendo
esta
pregunta:
cuando
Ellen
nos
guiaba
esta
maña-‐
na,
tenía
un
profundo
sentido
de
quietud,
de
intimidad
y
de
presencia,
me
sentía
muy
próxima
a
la
consciencia,
muy
presente
de
manera
profunda
en
tanto
que
presencia
consciente.
En
cambio
en
contraste,
cuando
intentaba
seguir
el
dialogo,
la
conceptualización,
el
pensar,
tenía
la
experiencia
de
que
algo
mental
estaba
interfiriendo,
reconozco
que
tengo
preferencia
por
lo
no
verbal,
hay
un
placer,
un
sentimiento
de
presencia
corporal
vacante.
41
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Tengo
curiosidad
para
saber
cómo
relacionarme
y
tratar
con
la
expresión
verbal
y
con-‐
ceptual
cuando
tengo
una
atracción
fuerte
hacia
la
presencia
consciente
de
manera
no
verbal.
RS:
La
enseñanza
verbal
solo
surge
en
tanto
que
respuesta
a
preguntas,
si
no
hubiera
preguntas
no
habría
enseñanza.
Incluso
en
las
meditaciones,
como
las
que
hicimos
esta
mañana,
aunque
no
están
ini-‐
ciadas
por
una
pregunta
específica,
se
han
desarrollado
a
lo
largo
de
los
años
en
res-‐
puesta
a
una
pregunta
general
sobre
la
naturaleza
de
nuestro
propio
ser.
Si
no
tienes
ninguna
pregunta,
y
no
es
necesario
tener
preguntas,
ni
tampoco
es
nece-‐
sario
escuchar
la
enseñanza
verbal;
la
enseñanza
verbal
surge
tan
sólo
como
respuesta
a
nuestras
objeciones
y
preguntas.
Si
no
tenemos
ni
objeciones
ni
preguntas,
no
necesitamos
la
enseñanza
verbal.
Pode-‐
mos
sentarnos
cómodamente
escuchando
la
conversación
del
mismo
modo
que
escu-‐
chamos
los
pájaros
o
el
ruido
del
tráfico.
Simplemente
son
sonidos
que
no
tienen
un
significado
especial
y
no
estamos
interesados
en
ellos;
ya
sea
porque
no
nos
interesa
o
bien
porque
lo
que
se
habla
está
claro
para
nosotros
y
no
necesitamos
escuchar.
Así
que
si
la
conversación
no
es
de
particular
interés
para
ti,
baja
el
volumen
y
habita
en
tanto
que
tu
verdadera
naturaleza;
si
se
dice
algo
o
alguien
hace
una
pregunta
que
te
interesa,
sube
el
volumen
de
nuevo
y
escuchas
5
o
10
minutos
y
luego
vuelves
a
bajarlo.
I:
¿Puedo
clarificar
algo?
Esto
tiene
que
ver
con
el
hábito
de
la
energía
que
hay
aquí,
de
negarme
el
poder
de
acceder
a
ello
por
mí
misma
y
el
tener
que
encontrarlo
a
través
de
otro.
RS:
Si
proyectamos
muchas
cualidades
en
el
enseñante,
tarde
o
temprano
tendremos
que
retirar
esas
proyecciones.
El
enseñante
puede
hacer
algo
o
decir
algo
que
entrará
en
conflicto
con
la
imagen
ideal
que
tenemos
de
él.
Habiendo
gastado
mucha
energía
para
subirlo
al
pedestal,
luego
tendremos
que
invertir
la
misma
energía
para
bajarlo.
Considera
al
enseñante
como
un
amigo,
una
persona
normal
como
nosotros,
imperfec-‐
ta
como
todos,
imperfecta
a
nivel
del
cuerpo-‐mente.
Leí
hace
poco
una
frase
que
creo
que
era
de
Oscar
Wilde,
que
dice:
“la
gente
normal
es
aquella
que
no
conoces
bien”.
Todo
el
mundo
tiene
sus
propias
excentricidades
y
todos
los
personajes
son
limitados.
No
necesitas
buscar
tu
propio
ser
a
través
de
otro;
de
hecho,
no
puedes
encontrar
tu
propio
ser
a
través
de
otro.
No
puedes
ir
a
tu
propio
ser
a
través
de
una
enseñanza,
entonces
tampoco
puedes
hacerlo
a
través
de
un
enseñante;
aunque
sería
mejor
ape-‐
42
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
garse
a
una
enseñanza
que
a
un
enseñante,
pero
yo
recomendaría
no
apegarse
a
nin-‐
guno
de
los
dos
Más
bien,
ver
que
lo
que
somos
inherentemente
ya
está
desapegado.
Nadie
puede
darnos
la
autoridad
que
estamos
buscando
aparte
de
nosotros
mismos.
La
presencia
consciente
no
necesita
otra
cosa
que
no
sea
sí
misma
para
permitir
el
conocer
de
su
propio
ser,
ella
es
su
propia
autoridad.
En
términos
de
enseñanza
deberíamos
ir,
naturalmente,
hacia
aquella
enseñanza
con
la
que
resonamos
más
profundamente,
de
forma
natural.
I:
Me
estoy
dando
cuenta
ahora
de
que
esta
energía
de
querer
algo
del
otro,
es
un
im-‐
pulso
muy
antiguo
en
el
ser,
hay
dudas
en
dejar
caer
este
apego
de
querer
obtener
a
través
del
otro.
RS:
Este
impulso
de
querer
algo
a
través
del
otro
es
muy
natural;
cuando
éramos
niños
necesitábamos
a
través
nuestros
padres;
buscábamos
a
nuestros
padres
para
nutrir-‐
nos,
darnos
seguridad,
amor,
etc.
y
suerte
de
ellos.
El
deseo
de
nutrirnos,
de
encontrar
amor
y
seguridad
a
través
de
un
enseñante
es
un
residuo
de
nuestro
impulso
infantil,
y
no
hay
nada
de
malo
en
ello,
es
simplemente
natural.
En
tu
caso
has
visto
que
tu
tendencia
a
hacer
esto
con
un
enseñante
es
un
antiguo
residuo
que
ya
no
es
necesario.
Una
vez
has
visto
esto
ya
estás
segura,
puede
que
este
residuo
continúe
actuando
por
sí
mismo
durante
un
tiempo.
Pero
mientras
que
el
enseñante
al
que
acudas
no
tenga
ningún
interés
en
ser
objeto
de
tu
necesidad,
y
siempre
que
el
ego
del
enseñante
no
sea
alimentado
por
tu
deseo,
esta
proyección
no
recibirá
ningún
refuerzo
por
parte
del
enseñante.
No
será
necesario
rechazar,
por
parte
del
enseñante,
esta
proyección;
un
enseñante
experimentado
entenderá
el
mecanismo
de
lo
que
está
ocurriendo
y
dejará
que
ocu-‐
rra.
Con
el
tiempo
esta
relación
enseñante-‐estudiante
evolucionará
hacia
una
relación
de
amistad
y
de
amor
y
respeto
mutuos.
El
hecho
de
que
puedes
hacer
esta
pregunta
muestra
que
la
retirada
de
esa
proyección
ya
ha
obrado
en
ti;
no
tienes
que
preocuparte,
porque
estoy
seguro
de
que
lo
que
tie-‐
ne
que
suceder,
sucederá
de
forma
natural.
***
I:
¿Eso
mismo
pasa
también
a
través
de
los
pensamientos?
En
mi
caso,
miro
mis
pensamientos
para
saber
a
dónde
tengo
que
ir
o
qué
tengo
que
hacer.
Hay
algunos
pensamientos
que
sí
me
dan
confianza,
que
apuntan
hacia
la
direc-‐
43
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
ción
adecuada
y
otros
no;
pero
incluso
en
los
que
confío
y
que
van
en
la
dirección
ade-‐
cuada,
me
doy
cuenta
de
que
son
como
la
luz
del
sol
reflejada
en
las
olas,
que
no
son
realmente
la
luz
del
sol;
por
eso
la
pregunta.
RS:
Lo
que
dices
es
cierto,
algunos
pensamientos
brillan
con
la
luz
del
amor
y
de
la
in-‐
teligencia
y
otros
están
filtrados
por
la
neurosis
del
ser
separado.
Sigue
los
pensamien-‐
tos
que
están
iluminados
por
la
comprensión
que
viene
del
amor
y
la
inteligencia.
Para
los
pensamientos
que
están
filtrados
por
la
neurosis
del
yo
separado,
investiga
ese
yo
separado
en
torno
del
cual
giran
estos
pensamientos,
eso
te
llevará
a
la
luz
del
amor
y
de
la
comprensión.
¿Hay
alguna
parte
de
tu
pregunta
que
esté
sin
contestar?
I:
Sí,
pero
no
sé
cómo
expresarlo,
ya
vendrá.
***
I:
Es
una
pregunta
sobre
la
no
dualidad,
siento
que
la
no
dualidad
se
orienta
hacia
el
amor,
la
inteligencia,
lo
positivo,
lo
bueno;
¿pero
qué
pasa
con
todo
lo
malo,
la
guerra,
etc.?
En
una
conversación
con
una
señora
muy
metida
en
la
no
dualidad,
le
hice
una
pregun-‐
ta
sobre
los
asesinos
en
serie
y
le
dije
que
eran
parte
de
la
dualidad
y
se
escandalizó,
¿qué
pasa
con
ese
aspecto
de
lo
malo,
lo
malo
versus
lo
bueno?
RS:
Sería
difícil
ser
un
asesino
en
serie
y
estar
al
mismo
tiempo
interesado
en
la
no
dualidad.
El
motivo
por
el
que
alguien
es
un
asesino
en
serie
es
debido
a
su
profunda
ignorancia
y
sus
actividades
son
una
expresión
de
su
profunda
ignorancia.
Si
una
tal
persona
empezara
a
interesarse
por
su
verdadera
naturaleza
y
encontrara
la
ayuda
correcta,
su
conducta
seria
reformada,
aunque
podría
llevar
un
cierto
tiempo;
obviamente,
en
ese
caso,
los
hábitos
son
muy
fuertes
y
profundos.
La
experiencia
del
asesino
en
serie
aparece
en
la
presencia
consciente.
Los
pensamien-‐
tos
de
Hitler
aparecían
en
el
mismo
lugar
en
el
que
aparecían
los
pensamientos
de
Ramana
Maharsi.
La
experiencia
de
ser
consciente
no
estaba
más
disponible
para
Ra-‐
mana
Maharsi
que
para
Hitler,
estaba
igualmente
disponible
en
los
dos
casos.
Hitler
la
ignoró
y
Ramana
Maharsi
le
prestó
atención.
Ramana
Maharsi
era
como
la
mitad
de
la
luna
iluminada
por
el
sol
y
que
brilla
con
su
luz.
Hitler
era
como
la
otra
mitad
que
se
esconde
del
sol
y
que
está
escondida
entre
sombras
y
penumbras.
44
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Cualquiera
que
sea
la
parte
de
la
luna
que
gire
hacia
el
sol,
brillará
con
su
luz.
I:
Pero
ambos
Hitler
y
Ramana
Maharsi
son
partes
de
la
misma
consciencia
de
la
no
dualidad.
RS:
Los
pensamientos,
sentimientos,
sensaciones
y
percepciones
de
ambos
aparecían
en
la
misma
presencia
consciente
y,
en
última
instancia,
estaban
hechos
de
la
misma
presencia
consciente.
Al
igual
que
tus
pensamientos
más
inteligentes
y
tus
pensamientos
menos
inteligentes
aparecen
en
la
misma
presencia
consciente,
son
conocidos
por
la
misma
presencia
consciente
y
están
hechos
de
la
misma
presencia
consciente.
Nuestros
sentimientos
más
extáticos,
nuestras
depresiones
más
profundas,
aparecen
en,
son
conocidos
por
y
están
hechos
por
la
misma
presencia
consciente.
Sin
embargo,
no
podemos
actuar
de
manera
no
inteligente
y
no
amorosa
y,
al
mismo
tiempo,
pretender
que
la
compresión
no
dual
está
a
nuestro
alcance.
Tenemos
que
ser
muy
cuidadosos
en
justificar
conductas
ignorantes
y
viles
con
el
pen-‐
samiento:
“todo
aparece
en
la
consciencia,
no
hay
nadie
aquí
y
no
hay
nada
que
ha-‐
cer”.
En
este
caso
el
ego
se
ha
apropiado
de
la
comprensión
no
dual,
y
la
utiliza
para
perpetuarse
a
sí
mismo.
Cuando
preguntaron
a
San
Agustín:
“¿Cómo
debo
comportarme?”
Contestó:
“Ama
y
haz
lo
que
quieras”.
Por
amor
se
entiende
la
falta
de
separación
y
de
dualidad.
Si
ésta
es
nuestra
experien-‐
cia
-‐la
ausencia
de
separación-‐
no
podemos
equivocarnos;
pero
si
no
lo
es,
tendríamos
que
ser
muy
cuidadosos
pretendiendo
que
sí
lo
es
y
justificar
nuestro
comportamiento
como
una
expresión
de
la
no
dualidad.
Desde
un
punto
de
vista
absoluto
tienes
razón,
pero
no
estamos
hablando
a
este
nivel.
***
I:
De
lo
que
se
acaba
de
decir
me
viene
una
pregunta.
A
veces
podemos
tener
unas
nu-‐
bes
muy
espesas
que
impiden
que
este
sol
pueda
reflejarse
en
nosotros
en
tanto
que
manifestación.
Me
gustaría
saber
si
para
ti
es
positivo,
en
el
camino,
hacer
algún
tipo
de
terapia
para
quitar
esas
nubes
y
acelerar
el
proceso
de
iluminación.
RS:
¿Podrías
contestar
alguna
vez
“no”
a
la
pregunta:
“soy
consciente”?
I:
No.
45
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
RS:
Evidentemente
no
y
tienes
absoluta
razón.
En
otras
palabras,
no
hay
ninguna
expe-‐
riencia
que
pueda
oscurecer
la
presencia
consciente.
¿Puede
una
imagen
negra
en
una
película
velar
la
pantalla
más
que
una
imagen
blan-‐
ca?
I:
Creo
que
me
expresado
mal,
¿puedo
reformular
mi
pregunta?
RS:
He
entendido
bien
tu
pregunta,
es
muy
clara,
en
un
minuto
llegamos
al
asunto
de
las
terapias.
I:
Pero
por
lo
que
me
acabas
de
decir
puedo
añadir
algo
más
ahora.
Hoy
no
puedo
decir
que
no
soy
consciente
de
todo
lo
que
ocurre
en
cada
momento,
pero
hay
hábitos
que
pueden
ser
muy
neuróticos
y
que
independientemente
de
esa
lucidez,
de
esa
presencia
que
atestigua
todo,
toman
posesión,
actúan
como
una
iner-‐
cia.
RS:
¿Toman
posesión
de
la
presencia
consciente?
I:
No,
pero
vuelven
a
taparla.
RS:
¿Hay
una
imagen
negra
que
tapa
la
pantalla?
Entiendo
tu
pregunta,
pero
te
lo
vuelvo
a
preguntar.
¿Alguna
vez
tus
sentimientos
cubren
la
presencia
consciente?
I:
No.
RS:
No,
incluso
si
estás
profundamente
deprimida
y
alguien
te
hace
la
pregunta:
¿eres
consciente?
Te
paras,
verificas
tu
experiencia,
y
contestas:
“sí,
soy
consciente”.
Esto
es
por
que
incluso
en
nuestros
momentos
más
oscuros
la
experiencia
de
ser
consciente
brilla
claramente.
Todo
lo
que
se
requiere
es
estar
más
interesados
en
esa
experiencia
que
en
nuestros
estados
de
ánimo
o
en
nuestros
sentimientos.
Habiendo
dicho
esto,
puede
haber
situaciones
en
las
que
una
historia
repetitiva
o
un
sentimiento
repetitivo
sean
frecuentes
y
persuasivos
y
puedan
necesitar
una
pequeña
excavación;
puede
que,
en
ese
caso
y
por
ese
motivo,
acudas
a
un
terapeuta.
Pero
asegúrate
que
es
un
terapeuta
con
un
trasfondo
no
dual.
46
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
I:
Podríamos
decir
que
es
como
la
práctica
del
yoga
después
de
la
comprensión,
en
este
caso.
RS:
No,
eso
es
algo
distinto;
tu
pregunta
era:
¿ir
al
terapeuta
puede
acelerar
la
ilumi-‐
nación?
Y
yo
te
estaba
respondiendo
a
esta
pregunta.
Lo
que
antes
dije
acerca
del
yoga,
tiene
que
ver
con
realinear
la
manera
en
que
senti-‐
mos
nuestro
cuerpo
y
percibimos
el
mundo
con
nuestra
nueva
compresión
que
soy
la
presencia
consciente
infinita.
Hemos
sentido
el
cuerpo
y
percibido
el
mundo
en
nombre
de
un
yo
separado
durante
décadas
y
estos
hábitos
no
desaparecen
cuando
reconocemos
nuestra
verdadera
natu-‐
raleza,
sobreviven
a
nuestra
comprensión.
Hay
un
proceso
ulterior,
que
tiene
lugar
tras
el
reconocimiento
de
nuestra
verdadera
naturaleza,
en
el
que
la
manera
en
que
pensamos,
sentimos,
actuamos,
percibimos
y
nos
relacionamos,
se
realinea
con
nuestra
comprensión.
El
yoga
y
el
pranayama
al
que
me
refería
anteriormente
forman
parte
de
ese
proceso
ulterior
de
realineamiento
y
establecimiento
en
la
comprensión
tras
la
iluminación.
Por
el
mismo
motivo,
podríamos
ir
a
un
terapeuta.
Por
ejemplo:
puede
que
hayamos
reconocido
nuestra
verdadera
naturaleza
pero
que
aún
tengamos
dificultades
en
las
relaciones
íntimas,
sería
válido
explorar
esas
dificultades
con
alguien
que
tenga
com-‐
prensión
y
experiencia
en
ellas.
***
I:
Tengo
diferentes
experiencias
y
es
un
poco
confuso
para
mí
saber
cómo
situarme,
no
sé
si
son
grados
distintos
que
provienen
de
la
misma
fuente.
Podría
ser
como
la
experiencia
que
compartí
ayer,
cuando
hablé
que
era
como
estar
situada
entre
dos
canales,
o
como
un
viaje,
una
experiencia
fuera
del
cuerpo,
o
algunas
relaciones
que
siento
con
personas
que
están
muertas,
o
la
nostalgia
de
lo
que
era
pre-‐
vio
a
la
vida.
No
sé
muy
bien
como
situarme
con
respecto
a
todas
estas
experiencias,
en
torno
a
la
realidad
de
las
emociones
y
también
cómo
entrar
en
el
proceso
creativo
como
artista.
De
cada
una
de
esas
experiencias
no
tengo
ninguna
duda,
porque
las
vivo
realmente.
¿Tienes
alguna
sugerencia,
algún
consejo
o
algo
que
decirme
respecto
a
esto?
RS:
No
estoy
seguro
de
que
haya
entendido
bien
tu
pregunta.
¿Quieres
decir
que
tie-‐
nes
muchas
experiencias
inusuales
como
son:
experiencias
cercanas
a
la
muerte,
viajes
47
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
fuera
del
cuerpo
o
con
el
proceso
creativo
y
no
sabes
cómo
considerarlas
a
la
luz
de
la
enseñanza
no
dual?
¿Es
esto
lo
que
quieres
decir?
I:
Sí.
RS:
Cuando
hablas
de
experiencias
extracorpóreas
o
relaciones
con
personas
muertas,
son
experiencias
que
están
un
poco
fuera
del
espectro
normal,
pero
sin
embargo
con-‐
tinúan
siendo
experiencias
que
aparecen
en
la
consciencia;
siguen
siendo
experiencias
de
la
mente,
que
aparecen
en
ti
en
tanto
que
imágenes,
pensamientos
y
sentimientos.
I:
Sí,
pero
algunas
veces
pierdo
mi
mente
o
mi
cuerpo.
RS:
Cada
vez
que
un
pensamiento
o
una
sensación
desaparecen,
perdemos
nuestra
mente
o
nuestro
cuerpo,
y
cada
vez
que
una
percepción
desaparece,
perdemos
el
mundo;
el
mundo
nos
abandona.
Está
bien
dejar
que
los
pensamientos,
imágenes,
sensaciones
y
sentimientos
y
percepciones
aparezcan
y
desaparezcan.
Esto
son
sólo
experiencias
extraordinarias
si
consideramos
el
cuerpo,
la
mente
y
el
mundo
como
algo
sólido,
continúo
y
que
dura
para
siempre.
El
cuerpo,
la
mente
y
el
mundo
son
apariciones
en
la
consciencia,
vibraciones
de
la
consciencia.
Cuando
digo
apariciones
en
la
consciencia,
no
estoy
diciendo
que
vengan
de
un
lugar
exterior,
de
fuera
y
que
tomen
lugar
en
la
consciencia;
quiero
decir
que
es
la
consciencia
misma
que
está
vibrando
y
aparece
como
la
multiplicidad
y
diversidad
de
la
experiencia.
A
algunas
vibraciones
les
llamamos
pensamientos,
a
otras
sentimientos
y
a
otras
sen-‐
saciones
y
percepciones;
algunas
vibraciones
son
compartidas
entre
mentes,
lo
que
da
pie
a
nuestra
experiencia
compartida
del
mundo.
Hay
otras
vibraciones
que
son
únicas
para
una
mente
en
particular
y
en
ese
sentido
no
son
compartidas.
Pero
toda
experiencia,
sea
interna
o
externa,
es
una
vibración
de
la
consciencia,
en
la
consciencia,
conocida
por
la
consciencia
y
hecha
de
consciencia.
Hay
un
espectro
normal
que
la
mayoría
de
los
humanos
experimentan,
y
hay
un
rango
que
está
ligeramente
en
el
exterior
del
rango
normal,
y
que
es
accesible
a
través
de
drogas,
visiones,
meditaciones,
etc…
Experiencias
fuera
del
cuerpo,
contactos
con
personas
muertas,
son
simplemente
ex-‐
periencias
que
están
fuera
del
espectro
normal,
pero
no
fuera
de
la
consciencia.
Un
perro,
por
ejemplo,
tiene
un
rango
de
experiencia
ligeramente
distinto,
un
pez
tie-‐
ne
otro
espectro
de
consciencia
distinto;
sus
mentes
están
calibradas
de
una
manera
distinta.
48
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Un
segmento
distinto
de
la
infinita
variedad
de
la
consciencia
aparece
en
tanto
que
la
mente
del
pez,
o
que
la
mente
del
perro,
o
del
pollo…
pero
todo
es
una
vibración
de
la
misma
consciencia.
Todas
esas
experiencias
son
inusuales
pero
no
son
ni
significativas
ni
insignificantes.
Algunas
mentes
están
calibradas
de
manera
distinta
y
simplemente
tienen
acceso
a
una
parte
del
espectro
al
que
la
mayoría
de
las
otras
no
tienen
acceso.
En
algunos
casos
esto
se
puede
expresar
como
una
experiencia
cercana
a
la
muerte,
en
otros
casos
como
creatividad
artística.
Cuando
el
artista
está
en
contacto
con
un
cam-‐
po
más
vasto
de
la
consciencia
infinita,
y
a
través
de
su
cuerpo
mente
una
nueva
mani-‐
festación
surge
a
la
existencia…
éste
es
un
ejemplo,
como
hay
muchos
otros.
I:
Sí,
siento
simplemente
continuar
estando
presente
a
esto.
RS:
Sí,
pero
no
le
des
una
importancia
que
no
tiene,
y
tampoco
hay
ningún
motivo
para
rechazarlo.
49
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Cuarto
diálogo
-‐
22
de
marzo
de
2015
(primera
sesión)
Rupert
Spira:
Sé
conscientemente
la
presencia
consciente
vacía
y
abierta
como
el
es-‐
pacio…
…
(Nota:
Al
tratarse
de
una
meditación,
después
de
cada
frase
Rupert
realiza
una
pausa
de
más
de
un
minuto;
en
adelante
esa
pausa
se
reflejará
en
el
texto
bajo
la
forma
de
dobles
puntos
suspensivos).
Ya
eres
la
presencia
consciente,
no
podemos
convertirnos
en
eso.
No
hay
una
entidad
aparte
de
la
presencia
consciente
que
pudiera
convertirse
en
la
presencia
consciente.
Ve
claramente
esto,
ya
eres
siempre
y
solo
eso…
...
Ve
que
tú
no
apareces
en
el
cuerpo,
sino
que
el
cuerpo
aparece
en
ti.
Tú
no
te
mueves
a
través
del
mundo
sino
que
el
mundo,
como
una
serie
de
percepciones,
se
mueve
a
través
de
ti…
…
Tú,
presencia
consciente,
eres
eternamente
presente
ahora.
No
tienes
comienzo
o
fin,
no
has
nacido
y
no
vas
a
morir.
No
te
mueves
a
través
del
tiempo
sino
que
el
tiempo
se
mueve
a
través
de
ti,
como
una
serie
de
pensamientos…
…
Tú
nunca
has
ido
a
ningún
lugar.
No
estás
destinado
a
algo
en
particular…
…
No
puedes
ser
encontrado
porque
jamás
te
has
perdido…
...
Tan
solo,
a
veces,
pareces
ignorarte
o
pasarte
por
alto…
…
Si
hay
pensamiento,
pregúntale
a
tus
pensamientos:
¿a
dónde
vais
y
por
qué?...
…
La
respuesta
normalmente,
será:
me
estoy
aventurando
en
el
tiempo
en
busca
de
un
objeto
que
me
depare
felicidad…
…
Ve
que
la
mente
está
ya
nadando
en
“eso”
que
está
buscando…
…
Su
búsqueda
misma
es
la
negación
de
“eso”
por
lo
que
anhela…
…
Saborea
la
libertad
que
está
disponible
para
nosotros
a
cada
instante,
simplemente
identificándonos
en
tanto
que
presencia
consciente.
Dejando
de
identificarnos
con
un
conjunto
de
pensamientos,
imágenes,
sensaciones
o
percepciones
fugaces…
…
El
cuerpo
aparece
como
una
serie
de
sensaciones
o
vibraciones
en
mí,
presencia
cons-‐
ciente;
pero
yo
no
aparezco
en
él…
…
50
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
El
mundo
aparece
como
una
serie
de
percepciones
fugaces
en
mí,
presencia
conscien-‐
te;
pero
yo
no
aparezco
en
él.
Todo
lo
que
aparece
en
mí
está
hecho
de
mí
mismo,
así
como
todo
lo
que
aparece
en
la
pantalla
está
hecho
de
pantalla…
…
En
ignorancia,
Yo,
presencia
consciente,
me
convierto
como
si
fuese
el
cuerpo,
parece
que
me
vuelvo
sólido,
denso,
localizado,
limitado…
En
sabiduría,
el
cuerpo
se
vuelve
como
Yo:
abierto,
transparente,
vacío,
luminoso…
Ésta
es
la
esencia
del
yoga…
…
Hazte
la
pregunta:
¿Yo,
presencia
consciente,
he
sido
alguna
vez
molestado
por
alguna
aparición
del
cuerpo,
la
mente
o
el
mundo?...
…
¿Dejó
alguna
experiencia,
una
huella
o
mancha
en
mi
Ser
luminoso
y
vacío?...
…
La
mente,
el
cuerpo
y
el
mundo
requieren
un
mantenimiento
continuo.
¿Requiero
Yo,
presencia
consciente,
mantenimiento?
¿O,
simplemente,
de
manera
natural
y
sin
es-‐
fuerzo
soy
consciente?...
…
¿Podría
alguna
actividad
de
la
mente
o
el
cese
de
la
actividad
de
la
mente
añadir
o
sustraer
algo
a
mi
Ser
infinito
e
indivisible?...
…
Cuando
iniciemos
nuestro
diálogo,
no
pienses
que
la
meditación
ha
llegado
a
su
fin.
La
meditación
que
llega
a
su
fin
no
es
verdadera
meditación;
es
una
actividad
de
la
men-‐
te.
La
verdadera
meditación
no
tiene
nada
que
ver
con
la
actividad
o
el
cese
de
activi-‐
dad
de
la
mente.
El
único
propósito
de
nuestras
conversaciones
es
conducirnos,
primero
al
reconoci-‐
miento
de:
Yo
soy
la
presencia
consciente.
Segundo:
al
reconocimiento
de
la
naturale-‐
za
eterna
e
infinita
de
la
presencia
consciente
que
soy.
Y
tercero:
a
aprender
cómo
integrar
esta
nueva
comprensión
en
todos
los
dominios
de
nuestra
experiencia…
…
Solo
es
necesario
escuchar
aquellos
aspectos
de
la
conversación
que
son
relevantes
para
nosotros.
¿Hay
algo
acerca
de
lo
que
os
gustaría
dialogar?
***
Interlocutor:
¿Cuándo
hablas
de
reconocimiento
de
la
presencia
consciente,
hablas
de
paz,
amor
y
felicidad,
no?
A
veces
lo
puedo
reconocer
como
tal
pero
otras
veces
lo
reconozco
como
algo
con
mu-‐
cha
fuerza,
muy
poderoso
y
sé
que
hay
calma
en
mi
presencia
pero
es
tan
poderoso
que
en
mi
cuerpo
puedo
notar
que
mi
corazón
late
más
rápido
y
una
gran
actividad
men-‐
tal…
no
me
molesta
porque
no
me
apego
a
eso…
51
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Mi
pregunta
es,
como
tú
hablas
siempre
de
calma
que
te
relaja
el
cuerpo
en
la
presen-‐
cia
consciente,
esto
para
mí
es
distinto
pero
más
claro
y
más
reconocible
de
lo
que
soy
cuando
tengo
esas
experiencias
que
cuando
tengo
calma.
Para
finalizar,
como
te
pregunta
casi
todo
el
mundo,
¿cómo
integrar?
Cuando
tu
vida
va
bien
parece
fácil
la
integración,
pero
cuando
hay
dificultades,
disgustos,
problemas
con
la
familia,
con
los
hijos,
con
el
trabajo…
entonces
vuelves
a
identificarte
con
el
yo
separado,
es
como
si
todo
el
mundo
te
dijera
que
el
yo
separado
sí
que
existe…
Rupert
Spira:
Pero
no
tienes
que
creerlos.
Tienes
la
libertad
de
creerlos
o
no.
No
culpes
a
los
otros…
I:
Sí,
pero
cuando
tienes
niños
que
tienen
expectativas
con
respecto
a
ti…
RS:
Puede
que
tengan
esas
expectativas
pero
no
tienes
por
qué
cumplir
con
ellas.
Eres
libre
de
identificarte
con
las
actividades
del
cuerpo
y
la
mente
o
con
la
presencia
cons-‐
ciente.
Si
quieres
identificarte
con
la
presencia
consciente,
no
hay
nada
en
el
mundo
que
pueda
impedirlo.
I:
Y
acerca
de
la
primera
pregunta,
los
aspectos…
RS:
Considera
la
respuesta
que
te
he
dado
a
la
segunda
pregunta…
ya
llegaremos
a
la
primera
pregunta
en
unos
minutos.
Somos
completamente
libres,
en
cada
instante,
para
identificarnos
o
no
como
presen-‐
cia
consciente.
Si
todavía
no
estamos
cansados
de
apretarnos
en
el
marco
exiguo
y
estrecho
de
la
mente
y
el
cuerpo,
el
mundo
nos
enviará
repetidos
mensajes
diciendo
que
nos
hemos
confundido
a
nosotros
mismos
con
un
objeto.
Éste
es
el
propósito
de
nuestro
sufri-‐
miento,
justamente
recordarnos
que
nos
hemos
confundido
por
un
objeto.
Cuanto
más
ignoremos
este
mensaje,
más
y
más
fuerte
se
volverá
el
mensaje.
¿Alguna
vez
la
presencia
consciente
dice:
¿tengo
un
problema
con
esta
experiencia?
No,
es
siempre
es
el
pensamiento
que
dice
eso.
I:
No,
cuando
te
identificas
con
la
experiencia
siempre
sufres…
RS:
Sí,
sí.
¿Cuál
era
tu
primera
pregunta,
puedes
resumirla?
I:
Sí,
cuando
hablas
de
reconocimiento
de
tu
verdadera
naturaleza,
hablas
de
calma,
amor
y
felicidad
y,
aunque
a
veces
lo
reconozco
así,
en
otras
ocasiones
la
reconozco
en
situaciones
de
mucho
poder
y
no
veo
la
calma.
Mi
cuerpo
puede
estar
con
latidos
del
corazón
más
fuertes,
más
actividad
mental…
porque
eso
es
muy
poderoso;
no
me
mo-‐
52
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
lesta
porque
lo
otro
es
tan
infinito
y
no
se
afecta
por
eso,
ni
por
mi
cuerpo
ni
por
mis
pensamientos
pero
a
la
vez
mi
cuerpo
no
está
calmado,
no
se
relaja.
RS:
De
hecho
no
es
un
aumento
de
pensamientos
y
sensaciones,
es
más
bien
que
estás
ocupando
la
posición
de
presencia
consciente,
te
vuelves
más
sensible
a
la
actividad
del
cuerpo
y
de
la
mente,
que
previamente
no
lo
eras.
Es
como
cuando
estás
mirando
una
película,
la
primera
vez
que
la
ves
te
focalizas
en
la
actividad
particular
de
un
personaje
determinado
en
una
escena…
cuando
la
miras
por
segunda
vez
-‐ya
conoces
la
historia-‐
no
te
centras
solo
en
el
personaje
principal,
te
das
cuenta
de
que
el
resto
de
personajes
también
están
haciendo
cosas.
De
hecho,
el
resto
de
personajes
ya
estaban
haciendo
esas
actividades
cuando
miraste
la
película
por
primera
vez,
pero
no
lo
viste
debido
al
foco
exclusivo
de
tu
atención.
Ocurre
lo
mismo
aquí.
Cuando
empezamos
a
meditar
tomamos
nuestra
posición
como
presencia
consciente
abierta
y
vacía
y
nos
damos
cuenta
de
la
terrible
actividad
del
cuerpo
y
la
mente;
a
veces
nos
decepcionamos
un
poco
porque
todo
el
mundo
nos
dijo
que
la
meditación
debe
ser
pacífica.
Ahora
hay
un
torrente
de
pensamientos,
sensaciones
y
sentimientos,
y
pensamos
que
no
lo
estamos
haciendo
bien,
que
estamos
fallando;
es
lo
contrario,
lo
estamos
ha-‐
ciendo
de
la
manera
adecuada.
Por
el
hecho
de
que
tomamos
posición
como
presencia
consciente,
vacía
y
abierta…
toda
esa
actividad
que
previamente
estaba
oscura
para
nosotros
está
apareciendo
ahora
a
la
luz
de
la
presencia
consciente.
Tienes
toda
la
razón
de
no
hacer
nada
al
respecto,
simplemente
sentir
la
inmensidad
de
la
paz
en
el
trasfondo
y
gradualmente
permitir
que
esa
actividad
se
disuelva
en
ese
trasfondo,
en
esa
paz.
I:
Gracias
***
I:
Ayer
alguien
te
preguntó
sobre
el
libre
albedrío,
tú
hablaste
de
la
forma
de
actuar,
que
era
a
través
del
amor
y
la
inteligencia.
¿Podrías
hablar
un
poco
más
acerca
de
esta
inteligencia?
¿A
qué
te
refieres
exactamente?
RS:
Me
refiero
a
comprender
que
toda
experiencia
aparece
en,
es
conocida
por
y
está
hecha
de
la
misma,
infinita
e
indivisible
presencia
consciente;
y,
entonces,
pensar
y
sentir
de
manera
que
concuerde
con
esa
comprensión.
53
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
En
lo
que
respecta
al
pensar
llamamos
a
esta
comprensión
inteligencia,
y
en
relación
con
el
sentir
llamamos
a
esta
comprensión
amor.
Dos
palabras
diferentes
para
la
mis-‐
ma
realidad.
Así
que
primero
es
comprender
la
naturaleza
de
la
realidad
y
después
pensar,
sentir
y
como
consecuencia
actuar
y
relacionarse
de
manera
que
sea
consecuente
con
esa
comprensión.
¿Estoy
contestando
a
tu
pregunta?
I:
Sí,
gracias.
RS:
Así
que
antes
de
tener
un
pensamiento
o
un
sentimiento,
antes
de
implicarte
en
una
actividad
o
relación,
pregúntate:
¿en
nombre
de
quien
está
teniendo
lugar
este
pensamiento,
sentimiento,
actividad
o
relación?...
¿Está
teniendo
lugar
en
nombre
de
una
consciencia
finita
y
temporal
que
se
cree
ser
idéntica
al
cuerpo?...
O,
¿está
teniendo
lugar
en
nombre
de
la
única
consciencia
que
verdaderamente
es,
consciencia
eterna,
infinita
e
indivisible?
A
la
que
cada
uno
de
nosotros
tenemos
acce-‐
so
a
través
del
conocimiento
“Yo
soy”
o
“Yo
soy
consciente”,
o
simplemente
a
través
del
sentimiento
de
Ser.
I:
Gracias.
***
I:
Escuchándote
esta
mañana
ha
habido
un
momento
que
me
ha
venido
la
confusión
de
pensar
que
cómo
discernir
cuando
es
el
ego
que
se
disfraza
de
presencia
consciente
o
cuando
es
realmente
la
presencia
consciente.
RS:
En
realidad
cuando
el
yo
separado
aparece,
siempre
es
la
presencia
consciente
disfrazada.
No
hay
una
tal
entidad
“yo
separado”.
Solo
hay
presencia
consciente
o
presencia
cons-‐
ciente
disfrazada.
Incluso
la
presencia
consciente
disfrazada
es
sólo
presencia
cons-‐
ciente.
Cuando
estás
mirando
una
película
tan
solo
hay
pantalla
o
pantalla
disfrazada
toman-‐
do
la
forma
de
un
paisaje.
Cuando
la
pantalla
se
disfraza
de
paisaje
sigue
siendo
úni-‐
camente
la
pantalla,
no
hay
paisaje
real.
Podríamos
decir
que
la
realidad
del
paisaje
es
la
pantalla.
No
hay
un
yo
separado
real.
La
realidad
del
yo
separado
es
el
verdadero
yo
de
la
pre-‐
sencia
consciente.
54
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
***
I:
Aludiendo
a
lo
que
ha
dicho
antes
el
compañero,
tengo
varias
preguntas…
RS:
Una
detrás
de
otra…
empieza
con
la
más
importante.
I:
Si
los
pensamientos
fluyen
por
sí
mismos,
las
acciones
también
fluyen
por
sí
solas
porque
son
parte
de
esa
consciencia.
Si
esas
acciones
ya
están
aceptadas
por
esa
cons-‐
ciencia,
por
esa
presencia,
al
igual
que
no
podemos
elegir
lo
que
pensamos,
supuesta-‐
mente
no
podemos
elegir
lo
que
hacemos
porque
estas
acciones
ya
están
aceptadas
por
la
consciencia.
Entonces
en
ese
aspecto
yo
me
siento
limitada;
no
tienes
elección…
RS:
¿No
es
cierto
que
amas
la
experiencia
de
libertad?
Para
amar
la
experiencia
de
libertad,
tienes
que
conocer
la
experiencia
de
libertad.
Todo
el
mundo
ama
la
libertad,
porque
todo
el
mundo
conoce
la
libertad.
Todo
el
mundo
conoce
la
libertad
de
su
naturaleza
esencial.
O
más
bien,
se
conoce
a
sí
misma
en
cada
uno
de
nosotros.
El
sentimiento
de
libertad
o
elección
que
tiene
el
yo
separado
es
un
eco,
en
la
mente,
de
la
verdadera
libertad
de
la
presencia.
Es
por
eso
por
lo
que
cada
uno
de
nosotros
sentimos
“soy
libre
para
escoger”.
En
realidad,
el
que
elige
no
es
el
yo
separado
sino
que
todas
nuestras
elecciones
son
una
expresión
de
la
libertad
de
la
presencia
consciente.
El
sentido
de
libertad
que
el
yo
separado
tiene,
es
una
ilusión
pero
solo
en
el
sentido
de
no
ser
lo
que
parece
ser.
Como
decíamos
ayer,
todas
las
ilusiones
tienen
algo
de
realidad;
la
libertad
del
yo
se-‐
parado
es
una
ilusión,
pero
esta
ilusión
tiene
una
realidad
basada
en
algo
real:
la
intui-‐
ción
que
tenemos
de
nuestra
libertad
innata
que
es
la
libertad
de
la
consciencia.
I:
Antes
cuando
decías:
"hazte
la
pregunta,
¿ha
sido
alguna
vez
la
presencia
molestada
por
la
mente
o
el
cuerpo?,
¿ha
dejado
alguna
mancha?”
Cuando
la
conciencia
es
la
que
ejecuta,
¿dónde
para
la
tentación
o
la
mancha?
Sería
el
yo
el
que
hace
la
mancha,
no
la
consciencia.
RS:
¿A
qué
mancha
te
estás
refiriendo?
I:
A
una
tentación
por
ejemplo,
algo
que
te
genere
karma.
RS:
Vuelve,
ahora,
tu
atención
a
la
presencia
consciente
con
la
que
tu
experiencia
es
conocida,
y
háblanos
de
ello,
¿qué
es
lo
que
encuentras
ahí?
55
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
I:
Ahí
la
acción
está
ejecutándose
por
sí
sola,
pero
los
hábitos
o
las
conductas
de
distin-‐
tos
países,
en
cada
país
tienen
unos
hábitos
o
una
conducta.
RS:
Puede
que
eso
sea
así,
pero
vuelve
tu
atención
hacia
aquél
que
es
consciente
de
tu
experiencia…
En
otras
palabras,
no
vuelvas
tu
atención
hacia
los
pensamientos,
sensa-‐
ciones
o
percepciones.
Tienes
razón,
todos
los
pensamientos,
sensaciones
y
percepciones
son
distintos,
dife-‐
rentes
para
cada
uno.
Ahora
mismo
en
esta
sala
hay
cien
pensamientos
diferentes,
cien
sensaciones
diferentes
y
cien
percepciones
diferentes
que
están
ocurriendo
-‐
hablando
de
manera
relativa-‐
todos
son
distintos.
Vuelve
tu
atención
en
el
sentido
contrario,
hacia
aquél
que
conoce
o
es
consciente
de
los
pensamientos,
sensaciones
o
percepciones,
háblanos
acerca
de
ello…
I:
Yo
soy
consciente,
en
este
momento…
RS:
Háblanos
de
esa
consciencia…
I:
De
que
se
está
ejecutando
por
sí
misma…
la
acción
se
hace
por
su
propia
consciencia.
RS:
Pero
no
te
estoy
preguntando
acerca
de
las
acciones.
Te
estoy
preguntando
acerca
de
aquella
que
es
consciente
de
las
acciones
y
del
hacer.
I:
En
este
momento
no
lo
encuentro.
RS:
Frota
tus
dedos
así…
de
acuerdo…
Eso
es
una
sensación
¿verdad?
Pero
también
es
una
acción,
es
un
hacer
y
tú
eres
consciente
de
ello.
Háblanos
de
este
“yo”
que
es
consciente
de
eso.
Tienes
razón,
no
puedes
encontrar
a
ésa
en
tanto
que
un
objeto,
en
tanto
que
un
pen-‐
samiento
o
un
sentimiento;
pero
a
pesar
de
ello,
sea
lo
que
sea,
es
lo
que
tú
llamas
“yo”.
“Yo
soy
consciente
de
esta
acción”;
no
puedes
decir
que
ese
“yo”
no
está
presente.
Háblanos
acerca
de
ese
“yo”.
Es
obvio
que
está
presente
y
que
es
consciente.
¿Puedes
decirnos
algo
más
acerca
de
él
o
ella?
Has
dicho
no
puedo
encontrarlo,
lo
que
quiere
decir:
no
puedo
encontrarlo
en
tanto
que
un
objeto,
no
tiene
un
tamaño,
un
color,
una
textura,
un
contorno.
I:
No
sabría
decir…
56
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
RS:
No
sabrías
decir
nada
acerca
de
ello,
bien,
tienes
razón;
yo
tampoco
podría
decir
nada
más;
pero
¿por
qué
no
podemos
decir
nada
más
acerca
de
ello?
Porque
no
tiene
rasgos
objetivos
que
podamos
describir.
Es
vacío,
transparente,
es
como
espacio
vacío.
Si
alguien
entrase
en
esta
habitación
ahora
y
le
dijéramos:
“haz
una
lista
de
1
a
100
de
todo
lo
que
experimentas
en
esta
habitación”.
Empezaría
por
la
gente,
las
sillas,
la
cá-‐
mara,
las
luces,
las
flores,
los
muebles…
y
después
de
recorrer
la
sala
y
encontrar
100
cosas
que
nombrar,
la
única
cosa
que
no
nombraría
en
la
lista
es
el
espacio.
¿Quiere
eso
decir
que
no
está
experimentando
el
espacio?
Por
supuesto
que
no,
el
espacio
es
el
elemento
más
importante
de
la
habitación;
nada
podría
existir
sin
él,
pe-‐
ro
sin
embargo
no
puede
ser
visto,
oído,
olido,
tocado
o
gustado,
así
que
pensamos:
“no
está
ahí”.
La
presencia
consciente
es
así,
como
un
espacio
abierto
y
vacío
en
el
que
nuestros
pensamientos,
sensaciones
y
percepciones
aparecen.
Si
dijésemos
a
la
mayoría
de
la
gente:
“descríbenos
tu
experiencia
ahora”;
nos
describi-‐
ría
una
serie
de
pensamientos,
sensaciones
y
percepciones,
la
mayoría
pasaría
por
alto
la
presencia
consciente
en
la
que
todos
estos
elementos
aparecen;
al
igual
que
la
ma-‐
yoría
pasaría
por
alto
o
no
se
apercibirían
del
espacio
al
entrar
en
la
habitación.
La
presencia
consciente
es
el
elemento
primordial
y
más
importante
de
la
experiencia;
como
lo
es,
relativamente
hablando,
el
espacio
en
esta
habitación,
nada
puede
existir
sin
él.
Así
que
cuando
todos
dejamos
esta
sala
y
vamos
a
comer,
cuando
se
retira
todo
el
mobiliario,
las
sillas,
la
cámara…
¿Qué
traza
o
mancha
queda
en
el
espacio?
I:
En
ese
caso
ninguno.
RS:
No,
la
naturaleza
del
espacio
no
queda
dañada
o
afectada
por
la
presencia
de
cosas
o
de
gente
en
él.
La
condición
del
espacio
en
esta
habitación
será
la
misma
después
que
acabe
el
fin
de
semana
que
antes
del
fin
de
semana.
Incluso
cuando
un
día
se
derrumbe
este
edificio
nada
ocurrirá
al
espacio;
permanecerá
exactamente
en
la
misma
condición
en
la
que
siempre
estuvo.
Igualmente,
no
hay
ningún
pensamiento,
sentimiento,
sensación
o
percepción
que
hayas
tenido
que
pueda
dañarte
o
mancharte
a
ti,
presencia
consciente.
Incluso
cuan-‐
do
tu
cuerpo
muera
será
lo
mismo
que
derrumbar
el
edificio;
el
espacio
que
parecía
estar
cerrado
por
la
habitación
no
se
une,
de
repente,
con
el
espacio
fuera
de
la
habi-‐
tación
porque
nunca
estuvo
separado.
El
espacio
en
esta
habitación
simplemente
per-‐
derá
un
límite
imaginario.
57
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Cuando
el
cuerpo
muere
la
consciencia
pierde
un
límite
imaginario,
y
no
es
necesario
esperar
a
que
el
cuerpo
muera
para
conocer
eso.
De
la
misma
manera
que
no
es
nece-‐
sario
derrumbar
este
edificio
para
ver
que
el
espacio
que
parece
estar
limitado
en
el
interior,
en
realidad
no
lo
está.
Es
posible
tener
esa
comprensión
en
cualquier
momento,
simplemente
mirando
a
la
presencia
consciente
con
la
que
tu
experiencia
es
conocida
y
viendo
que
no
tiene
lími-‐
te
alguno.
I:
la
otra
pregunta…
RS:
La
última
respuesta
debería
haber
respondido
a
casi
todas
tus
preguntas;
pero
está
bien
que
hagas
otra
pregunta.
I:
Entonces,
por
lo
que
me
estás
diciendo,
¿qué
surgiría
primero,
el
yo
o
el
karma?
RS:
¿A
qué
yo
separado
te
estás
refiriendo?
No
tengo
ninguna
experiencia
de
un
yo
separado,
pero
dime:
¿cuál
es
tu
experiencia
del
yo
separado?
I:
Al
que
genera
o
elimina
karma.
RS:
Enséñanos
ése,
¿cuál
es
tu
experiencia
de
él
ahora?
Descríbenoslo,
¿cuál
es
tu
ex-‐
periencia
de
él
ahora?
I:
¿Ahora,
en
este
momento
presente?
RS:
Sí,
justo
ahora.
I:
Ahora
no,
ahora
no
lo
tengo.
RS:
De
acuerdo,
como
concesión
a
ti,
descríbeme
alguna
experiencia
del
yo
separado
en
algún
momento.
I:
A
través
de
los
años
he
podido
ir
viendo
imágenes
o
meditaciones
de
cosas
pasadas.
RS:
No
te
pregunto
acerca
de
imágenes,
te
pregunto
acerca
del
yo
separado.
Háblanos
acerca
del
yo
separado,
no
de
imágenes
del
yo
separado.
I:
Yo
cuando
estoy
ahí
lo
siento
como
que
lo
estoy
viviendo
entonces
es
mi
yo
en
ese
momento.
RS:
No
estoy
interesado
en
situaciones,
estoy
interesado
en
el
yo
separado.
Tu
pregun-‐
ta
era
acerca
del
yo
separado
y
el
karma.
Así
que
estoy
intentando
ver
a
qué
te
refieres
cuando
hablas
de
yo
separado.
No
quiero
saber
acerca
de
tus
pensamientos,
senti-‐
58
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
mientos,
sensaciones,
percepciones…
quiero
saber
a
qué
te
refieres
con
el
yo
separa-‐
do.
I:
Como
el
yo
individual,
limitado,
como
persona
que
soy
Sonia,
vivo
en
tal
sitio
y…
co-‐
mo
ese
yo,
o
sea
yo…
RS:
¿Dónde
está
ese
yo
limitado
y
separado
del
que
continúas
refiriéndote?
No
quiero
saber
cuál
es
su
nombre,
quiero
saber
qué
es,
en
tu
experiencia.
I:
Todo.
RS:
Pero
“todo”
no
puede
ser
un
yo
limitado
y
separado
porque
si
es
todo
no
puede
tener
un
karma
limitado…
¿Cuándo
hablas
de
un
yo
separado
te
refieres
realmente
a
todo?
I:
Me
refiero
al
cuerpo,
a
este
cuerpo.
RS:
No,
el
cuerpo
que
experimentas
es
una
serie
de
sensaciones
y
percepciones.
No
quiero
saber
sobre
tus
sensaciones
y
percepciones,
quiero
saber
acerca
del
yo
separa-‐
do
que
tú
dices
que
experimentas.
I:
Como
el
yo
identificado…
es
que
no
entiendo…
yo
limitado…
de
aquí
hasta
aquí…
RS:
De
acuerdo.
Eso
hacia
lo
que
estoy
intentado
conducirte
-‐haciéndote
esta
serie
de
preguntas,
y
te
aseguro
que
no
estoy
buscando
ninguna
confrontación
contigo-‐
estoy
intentando
empujarte
suavemente
y
no
tan
suavemente,
de
vuelta
a
tu
experiencia.
Estás
hablando
acerca
de
conceptos:
el
concepto
de
un
yo
separado,
el
concepto
de
karma,
etc.,
etc...
Estoy
intentando
empujarte
y
preguntarte:
¿cuál
es
tu
experiencia?...
Entiendo
que
puede
ser
incómodo
para
ti
y
no
pretendo
eso.
La
razón
por
la
que
te
es
incómodo
es
porque
no
puedes
encontrar
el
yo
separado
del
que
sigues
hablando.
Cada
vez
que
te
pregunto
acerca
del
yo
separado
me
hablas
de
una
imagen,
una
situa-‐
ción,
una
sensación,
un
sentimiento,
un
pensamiento…
y
la
razón
por
la
que
no
nos
dices
nada
acerca
del
yo
separado
es
porque
no
lo
puedes
encontrar.
Y
tienes
razón,
yo
tampoco
puedo
encontrarlo…
porque
no
está
ahí…
es
tan
solo
una
creencia,
es
una
abstracción.
De
la
misma
manera
que
la
creencia
de
que
este
espacio
está
limitado
por
las
cuatro
paredes
de
la
habitación
también
es
una
abstracción.
Si
miras
eso
que
llamas
yo;
cuando
dices:
“yo
estoy
triste”,
“yo
me
siento
sola”,
“yo
soy
feliz”,
“yo
estoy
pensando
acerca
de
esto
o
aquello”,
o
“yo
estoy
viendo
las
casas”…
yo…yo…yo…
Toda
tu
vida
gira
en
torno
a
ese
yo
y
cuando
miras
a
ese
yo,
el
yo
que
está
teniendo
pensamientos,
el
yo
que
está
teniendo
sentimientos,
el
yo
que
está
teniendo
59
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
relaciones,
si
buscas
ese
yo
que
recorre
toda
tu
experiencia
cambiante,
todo
lo
que
encuentras
es
la
simple
experiencia
de
ser
consciente.
Todo
lo
demás
que
encontramos
es
aquello
de
lo
que
somos
conscientes,
pero
todo
eso
de
lo
que
somos
conscientes
se
desvanece:
sensaciones,
percepciones,
pensa-‐
mientos,
sentimientos,
la
mente,
el
cuerpo,
el
mundo…
Yo,
la
experiencia
de
ser
consciente,
permanece
presente
siempre
y
si
exploras
ese
sentido
de
ser
consciente,
o
la
presencia
consciente
misma,
no
encuentras
límite
al-‐
guno
ahí;
no
puede
haber
más
de
una
única
presencia
consciente
ilimitada
e
infinita.
Cuando
cada
uno
de
nosotros
explora
lo
que
“yo
soy”,
a
medida
que
la
mente
va
de
vuelta
hacia
atrás
a
su
naturaleza
esencial,
todos
llegamos
al
mismo
sentimiento
de
ser.
En
otras
palabras,
a
un
nivel
más
profundo
nuestras
mentes
son
una.
Esto
es
lo
que
es
la
experiencia
del
amor,
el
reconocimiento
de
nuestro
ser
compartido
y
no
hay
separa-‐
ción
ni
limitación
ni
distinciones
en
ese
uno.
La
consciencia
no
está
jamás
dividida
en
una
serie
de
yoes
separados.
De
la
misma
manera
como
el
único
espacio
del
universo
no
está
dividido
en
distintos
espacios
en
cada
edificio,
no
hay
espacio
separado,
hay
un
único
y
vasto
espacio
en
el
universo,
aparentemente
separado
en
distintos
edificios,
pero
en
realidad
no
separa-‐
do.
El
yo
separado
es
como
eso:
no
hay
una
consciencia
separada
que
sea
real.
I:
Muchas
gracias.
RS:
Gracias.
60
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Quinto
diálogo
-‐
22
de
marzo
de
2015
(segunda
sesión)
Interlocutor:
Durante
la
pausa
me
fumé
cuatro
cigarrillos
y
sería
difícil
encontrar
una
acción
que
ignorara
de
manera
más
espectacular
la
expresión
del
amor
o
la
inteligen-‐
cia.
También
sé
que
cualquiera
que
fuera
el
torbellino
emocional
que
pudiera
experi-‐
mentar
al
parar
de
fumar,
la
presencia
consciente
no
sería
afectada
por
ello.
Puedo
concluir
que
hay
una
ausencia
de
esfuerzo
por
mi
parte.
¿Hay
alguna
forma
en
la
que
la
no-‐dualidad
podría
ayudarme?
Rupert
Spira:
¿Tienes
novia?
I:
Sí.
RS:
Ve
a
casa
esta
tarde,
transfiérele
diez
mil
euros
a
su
cuenta
bancaria
y
le
dices
que
no
te
los
devuelva
si
te
fumas
un
solo
cigarrillo
en
el
próximo
año.
I:
Estaría
arruinado
en
un
par
de
meses.
RS:
Mayor
motivo
entonces
para
dejar
de
fumar.
Haz
lo
que
tengas
que
hacer
para
dejar
de
fumar,
simplemente
deja
de
fumar.
Busca
toda
la
ayuda
que
puedas,
haz
to-‐
dos
los
esfuerzos
que
necesites,
y
no
intentes
cuadrarlo
con
una
comprensión
no-‐dual.
Tienes
razón
cuando
dices
que
tanto
si
dejas
o
no
de
fumar
ello
no
dejará
traza
en
la
consciencia;
pero
si
no
dejas
de
fumar
sí
que
dejará
un
impacto
en
tu
cuerpo,
y
tam-‐
bién
un
daño
en
tu
mente.
Simplemente
deja
de
fumar.
Sé
valiente
con
respecto
a
los
síntomas
desagradables
que
vas
a
experimentar
en
los
meses
que
seguirán,
no
son,
ni
siquiera
la
mitad,
de
desagradables
que
los
síntomas
que
experimentarías
en
los
próximos
años
si
no
dejas
de
fumar.
Eres
joven,
deja
de
fumar.
***
I:
Con
respecto
a
lo
que
decías
esta
mañana
que
la
consciencia
amorosa,
la
consciencia
no
es
ni
un
sentimiento
ni
una
sensación
en
el
cuerpo.
Eso
me
sorprendió
porque
en
la
experiencia
que
he
tenido
la
única
manera
que
experimentaba
esa
consciencia
de
amor
la
experimentaba
en
mi
corazón.
Así
que,
¿cómo
puedes
ser
consciente
del
amor
en
la
presencia
que
siente
en
ese
estado
sin
el
corazón?
Porque
cuando
estaba
en
ese
estado
de
plenitud
y
de
amor
creo
que
lo
que
sentía
lo
sentía
a
través
de
mi
cuerpo,
en
mi
cuerpo.
Entiendo
que
lo
que
sentía
no
era
la
pura
consciencia
sino
que
era
la
manera
como
yo
lo
experimentaba,
porque
¿cómo
puedes
sentir
amor
si
no
es
a
través
del
corazón?
61
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
RS:
El
sentimiento
de
amor
es
el
ser
infinito
de
Dios
que
brilla
en
el
cuerpo;
y
el
cono-‐
cimiento
“yo
soy”
o
“yo
soy
consciente”
es
el
ser
infinito
de
Dios
brillando
en
la
mente.
Así
que
tienes
razón,
el
sentimiento
de
amor
no
es
la
pura
consciencia
misma,
pero
es
la
manera
que
se
siente
en
un
cuerpo
que
se
ha
rendido
u
ofrecido
a
la
consciencia.
I:
Entonces
cuando
esta
mañana
dijiste
que
la
pura
consciencia
no
era
un
sentimiento
pero
la
única
manera
que
un
ser
humano
puede
experimentar
eso
es
como
yo
lo
expe-‐
rimenté,
a
través
del
corazón,
del
cuerpo…
RS:
Los
seres
humanos
no
experimentan
ni
el
amor
ni
la
consciencia,
de
hecho,
los
se-‐
res
humanos
no
experimentan
nada;
los
seres
humanos
son
experimentados,
ellos
no
experimentan.
Cuando
hablas
de
un
ser
humano,
¿te
refieres
al
cuerpo
y
a
la
mente?
I:
Sí.
RS:
El
cuerpo
y
la
mente
son
experimentados,
ellos
no
experimentan,
solo
la
presencia
consciente
es
consciente.
Y
justo
ahora
es
la
presencia
consciente
que
es
consciente,
no
es
el
cuerpo
que
es
consciente.
Este
es
el
error
que
cometemos,
creemos
y
sentimos
que
soy
yo,
el
cuerpo,
que
es
consciente;
en
cambio
es
yo,
la
presencia
consciente,
que
es
consciente.
I:
Cuando
tuve
esa
experiencia
perdí
la
consciencia
del
cuerpo.
¿El
cuerpo/mente
es
abandonado
en
la
consciencia?
RS:
El
cuerpo
nunca
es
experimentado
tal
como
lo
conceptualizamos,
conceptualiza-‐
mos
el
cuerpo
como
un
objeto
denso,
sólido
y
bien
definido…
más
o
menos.
Pero
no
experimentamos
el
cuerpo
de
esa
manera,
el
cuerpo
no
es
nunca
una
expe-‐
riencia
única
y
bien
definida,
sino
que
es
un
fluir
de
sensaciones
constantemente
cam-‐
biantes,
y
esas
sensaciones
aparecen
en
la
consciencia.
Cierra
tus
ojos
un
momento,
imagínate
que
eres
un
bebé
recién
nacido.
El
motivo
por
el
que
sugiero
esto
es
que
no
tienes
pasado
alguno
al
que
referirte;
en
otras
palabras,
no
tienes
memoria
del
cuerpo.
Todo
lo
que
tienes
es
tu
experiencia
presente,
y
la
ex-‐
periencia
presente
del
cuerpo
no
sabe
si
es
un
cuerpo;
es
solamente
una
sensación.
Mantén
tus
ojos
cerrados
y
descríbenos
esta
sensación.
I:
¿La
sensación
del
bebé?
RS:
Descríbenos
tu
experiencia
de
la
sensación.
62
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
La
única
razón
por
la
que
he
sugerido
que
imaginaras
que
eras
un
bebé
es
para
estar
seguro
que
no
te
refieres
a
la
memoria
o
al
conocer.
En
otras
palabras,
refiérete
sola-‐
mente
a
tu
corriente
y
directa
experiencia
de
la
sensación
del
cuerpo.
I:
¿Ahora?
¿Aquí?
RS:
Sí,
no
puedes
experimentar
en
otro
tiempo,
¿verdad?
I:
Me
siento
muy
tensa
porque…
RS:
No,
no,
no…
Ve
a
la
sensación,
al
sentimiento
de
tensión…
Eres
un
bebé
recién
nacido
y
no
tienes
una
imagen
o
memoria
a
la
que
referirte…
¿Cómo
sabes
que
la
sensación
presente
es
tensión?
Ve
a
la
sensación
de
las
plantas
de
tus
pies
en
el
suelo,
¿es
esa
sensación
tensa
o
es
simplemente
neutral?
I:
Es
neutral.
RS:
Ahora
compara
la
sensación
tensa
con
la
sensación
de
la
planta
de
los
pies,
¿son
las
cualidades
de
las
dos
sensaciones
distintas?
I:
Sí.
RS:
¿En
qué
manera
son
distintas?
I:
Sí,
la
sensación
en
la
planta
de
los
pies
es
más
abierta
mientras
la
sensación
que
sien-‐
to
aquí,
en
la
zona
de
los
hombros
es
más
de
contracción,
es
más
tensa.
RS:
Estás
interpretando
tu
experiencia,
estás
permitiendo
que
tu
memoria
interfiera
con
tu
experiencia.
Ves
desde
la
sensación
de
la
planta
de
los
pies
hasta
la
sensación
aparentemente
tensa
de
los
hombros…
¿Cómo
sabría
un
bebé
recién
nacido
que
una
sensación
es
tensa
y
que
la
otra
no
lo
es?
I:
No,
no
lo
puede
saber.
RS:
No,
no
lo
puede
saber.
En
otras
palabras,
la
tensión
no
es
tu
experiencia,
es
una
interpretación
superpuesta
sobre
la
sensación;
ahora
vuelve
de
nuevo
a
la
sensación
del
cuerpo,
háblanos
de
ella,
y
deja
que
te
haga
unas
preguntas
para
ayudarte:
¿tiene
una
forma?
63
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
I:
No
realmente.
RS:
¿Puedes
encontrar
el
contorno
de
la
situación?
I:
No.
RS:
¿Tiene
la
sensación
edad?
I:
No.
RS:
¿Género?
I:
No.
RS:
Ve
a
la
experiencia
del
peso.
Es
tan
solo
una
sensación.
¿Puedes
encontrar
la
expe-‐
riencia
del
peso?
o
¿es
simplemente
una
sensación?
I:
Es
tan
solo
una
sensación.
RS:
Esa
sensación
está
flotando
sin
peso
en
la
presencia
consciente;
todo
lo
que
esta-‐
mos
intentando
hacer
es
describir
la
experiencia
presente
e
íntima
del
cuerpo
antes
que
sea
filtrada
por
la
memoria
y
el
pensamiento.
¿Cómo
es
de
densa
la
sensación
presente?
¿Es
de
alguna
manera
la
sensación
presente
densa?
I:
No.
RS:
¿El
bebé
recién
nacido
conoce
la
noción
de
solidez?
¿Es
verdad
que
la
sensación
es
una
vibración
que
aparece
en
la
conciencia?
I:
Sí.
RS:
¿Qué
es
lo
que
está
vibrando?
I:
Tengo
que
interpretarlo,
¿no?...
RS:
No,
no
lo
interpretes.
I:
No
sé
cómo
decirlo
en
palabras…
es
una
sensación.
RS:
Sí,
pero
la
sensación
es
una
vibración,
es
como
un
hormigueo,
está
vibrando.
¿Qué
es
lo
que
está
vibrando?
¿De
qué
materia
está
hecho,
de
que
sustancia
está
hecho
eso
que
está
vibrando?
64
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
65
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
De
la
misma
manera
que
una
cuerda
de
violín
puede
vibrar
a
diferentes
frecuencias
y
producir
distintas
notas,
pero
es
siempre
la
misma
cuerda
la
que
está
vibrando.
Toda
experiencia
es
una
vibración
de
la
consciencia,
y
es
siempre
una
y
la
misma
cons-‐
ciencia
la
que
está
vibrando.
Ver
y
discernir
esta
única
consciencia
en
toda
experiencia
o
discernir
y
ver
esta
unidad
en
la
multiplicidad
es
amor;
esto
es
la
experiencia
del
amor.
Darse
cuenta
de
que
la
multiplicidad
y
diversidad
de
seres
y
objetos,
en
su
núcleo,
son
uno.
Esto
constituye
la
experiencia
del
amor,
el
reconocimiento
que
todos
los
objetos
y
todos
los
seres
comparten
su
ser.
No
hay
un
ser
separado
para
cada
objeto
y
para
cada
yo,
sino
que
el
ser
es,
en
sí
mis-‐
mo,
completo
e
indivisible.
De
la
misma
manera,
todos
los
personajes
de
la
película
comparten
la
misma
pantalla,
aunque
parece
que
están
separados.
Desde
el
punto
de
vista
de
la
pantalla
no
hay
ob-‐
jetos
o
personajes
separados
sino
que
hay
un
todo
único
sin
costuras
e
indivisible.
Es
así
como
Dios
experimenta
su
propia
mente,
y
así
es
como
la
consciencia
se
experi-‐
menta
a
sí
misma:
como
un
todo
indivisible,
íntimo
e
infinito.
De
la
misma
manera
que
es
sólo
desde
el
punto
de
vista
del
personaje
de
la
película
que
hay
objetos
y
“yoes”
separados
y
reales;
también
es
solo
desde
el
punto
de
vista
ilusorio
del
yo
separado
que
hay
personas
y
cosas
separadas.
La
experiencia
del
amor
o
de
la
belleza
es
una
intrusión
en
la
vida
del
yo
separado;
estas
frecuentes
intrusiones,
estas
entradas
de
la
realidad
en
la
vida
ilusoria
del
yo
separado
molestan
su
creencia
en
la
separación.
En
la
experiencia
del
amor
y
la
belleza
la
separación
se
derrumba.
Este
es
el
motivo
por
el
que
todos
los
seres
separados
aman
el
amor
sobre
todas
las
cosas.
En
la
experiencia
del
amor
el
yo
separado
es
despojado
de
todas
sus
aparentes
cualidades
de
separación
y
su
realidad
-‐la
consciencia
infinita-‐
brilla
en
ese
instante.
***
I:
¿Existe
la
responsabilidad?
RS:
Desde
un
punto
de
vista
absoluto
no,
desde
un
punto
de
vista
relativo
sí.
Si
entendemos
que
desde
un
punto
de
vista
absoluto
no
hay
responsabilidad,
esta
comprensión
nos
permite
comportarnos
de
manera
responsable
desde
el
punto
de
66
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
vista
relativo;
que
quiere
decir
vivir
una
vida
que
está
en
concordancia
con
el
amor
y
la
comprensión.
I:
Quiere
eso
decir
que
lo
único
que
tenemos
que
hacer
es
prestar
atención
a
eso,
y
todo
lo
que
hagamos
será
desde
el
amor
y
la
inteligencia.
RS:
Sí,
como
dijo
San
Agustín:
“Ama
y
haz
como
quieras”.
El
amor
es
la
experiencia
de
que
todos
esencialmente
somos
lo
mismo,
y
si
verdade-‐
ramente
comprendemos
y
sentimos
esto,
entonces
no
podemos
equivocarnos.
¿Cómo
podríamos
ser
crueles
con
otra
persona
o
animal
si
verdaderamente
sentimos
que
es
nosotros
mismos?
No
es
posible,
para
ser
cruel
tenemos
que
separarnos
del
otro.
¿Po-‐
drías
engañar
o
hacer
trampas
a
alguien
que
sabes
que
es
tú
misma?
I:
No.
RS:
No.
Exactamente.
I:
No
sé
si
estoy
equivocada
porque
lo
que
siento
es
que
la
única
cosa
a
la
que
tengo
que
prestar
atención
es
eso
que
mencionaste
esta
mañana
de
preguntarme
en
nombre
de
quien
viene
este
pensamiento
o
este
sentimiento
o
esta
acción,
y
ésa
es
mi
única
responsabilidad,
prestar
atención
a
eso.
RS:
Considera
que
tienes
tres
responsabilidades
en
la
vida
en
lugar
de
una
sola.
La
pri-‐
mera
es
conocer:
“yo
soy
presencia
consciente”,
la
segunda
conocer
la
naturaleza
eterna
e
infinita
de
esa
presencia
consciente,
y
la
tercera
vivir
una
vida
que
está
en
concordancia
con
esa
comprensión
en
todos
los
dominios
de
la
existencia.
Esto
es
todo
lo
que
se
requiere.
***
I:
Soy
consciente
de
mi
naturaleza,
tengo
la
posibilidad
de
regresar
a
ella
voluntaria-‐
mente,
sin
embargo
mi
atención
presente
debe
estar
realineada
con
la
mente,
el
cuer-‐
po
y
el
mundo,
por
lo
tanto
debo
hacer
un
mantenimiento
de
ello.
Para
una
persona
que
habita
en
la
casa
del
ser,
como
podría
ser
Rupert
permanente-‐
mente,
¿necesita
estar
haciendo
ese
mantenimiento
o
ya
no
lo
necesita?
RS:
La
pregunta
está
basada
en
una
incomprensión.
No
es
una
persona
la
que
vive
en
la
presencia
consciente
o
que
vuelve
a
su
casa
en
la
presencia
consciente;
no
hay
una
tal
entidad.
Es
la
presencia
consciente
que
vive
en
tanto
que
sí
misma.
La
presencia
consciente
tiene
la
habilidad
de
asumir
libremente
la
forma
de
una
mente
finita;
y
en
tanto
que
67
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
mente
finita
tiene
la
posibilidad
de
dejar,
aparentemente,
la
morada
que
ocupa
en
sí
misma
y
extraviarse,
pasearse
lejos
de
sí
misma
en
el
tiempo
y
el
espacio.
La
misma
presencia
consciente
tiene
la
habilidad
de
replegar
la
mente
de
vuelta
a
sí
misma
y
permanecer
descansando
en
su
propio
ser.
De
la
misma
manera
como
la
pantalla
tiene
la
posibilidad
de
aparecer
en
tanto
que
una
persona
que
parece
estar
viajando
a
través
del
mundo;
la
pantalla
también
tiene
la
habilidad
de
dejar
de
aparecer
como
una
persona
que
recorre
el
mundo
y
permanecer
en
tanto
que
ella
misma.
Sin
embargo,
desde
el
punto
de
vista
de
la
presencia
consciente
no
se
convierte
real-‐
mente
en
una
mente
finita,
realmente
no
abandona
su
casa
en
sí
misma,
no
visita
realmente
esos
lugares
llamados
tiempo
y
espacio.
De
la
misma
manera,
la
pantalla
no
se
convierte
en
una
persona
paseando
por
el
paisaje.
Cuando
dices:
“Conozco
mi
naturaleza
y
tengo
la
habilidad
de
volver
a
ella
a
voluntad”,
implica
que
estás
identificándote
a
ti
mismo
en
tanto
que
una
persona,
que
de
vez
en
cuando
vuelve
a
su
casa
de
presencia
consciente.
En
otras
palabras,
estás
empezando
en
tanto
que
la
persona
y
visitas
la
presencia
consciente.
Deshazte
de
ese
modelo,
empieza
en
tanto
que
presencia
consciente.
¿Por
qué?
Por-‐
que
ser
consciente
es
tu
experiencia
primaria.
Cuando
digo
“tu
experiencia
primaria”
no
estoy
hablando
a
una
persona,
estoy
hablando
a
la
presencia
consciente,
la
presen-‐
cia
consciente
que
eres.
Tu
experiencia
primaria
es
ser
y
conocerte
a
ti
mismo.
Esta
experiencia
es
la
única
experiencia
que
no
requiere
mantenimiento.
Todo
lo
demás
requiere
mantenimiento;
la
idea
de
hacer
un
esfuerzo
para
ser
la
pre-‐
sencia
consciente
es
una
contradicción
en
los
términos.
Solo
es
posible
hacer
un
es-‐
fuerzo
para
no
ser
la
consciencia;
eso
es
lo
que
es
precisamente
el
yo
separado:
la
pre-‐
tensión
de
ser
algo
distinto
a
la
presencia
consciente.
I:
O
sea,
en
ese
sentido
no
habría
nadie
que
se
ilumine.
RS:
Sí,
absolutamente
correcto.
***
I:
¿Qué
gana
la
consciencia
con
este
juego?
RS:
Nada.
No
tiene
ningún
interés
invertido
en
la
manifestación,
no
tiene
nada
que
ganar
o
perder
en
la
manifestación.
Es
por
eso
por
lo
que
siempre
es
tan
libre,
y
es
por
eso
por
lo
que
su
amor
es
incondicional,
no
es
dependiente
de
cómo
son
las
cosas.
68
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Recuerdo
una
historia
de
Krishnamurti
al
final
de
su
vida
que
dijo:
“Tengo
un
secreto”
y
todos
sus
estudiantes
estaban
esperando
esa
final
y
profunda
revelación
del
maes-‐
tro;
y
dijo:
“No
me
importa
cómo
son
las
cosas”.
Estaba
hablando
en
tanto
que
cons-‐
ciencia;
no
tengo
interés
en
nada
de
ello.
Podrías
decir
que,
quizás,
es
un
punto
de
vista
bastante
nihilista.
La
próxima
vez
que
te
encuentres
en
una
relación
amorosa
con
alguien
recuerda
que
no
tienes
nada
que
ad-‐
quirir
de
esa
persona,
que
no
necesitas
nada
de
él
o
ella
y
ve
cómo
afecta
esto
a
la
relación.
Este
es
el
fundamento
de
una
relación
verdaderamente
amorosa.
La
relación
entre
dos
entidades
que
necesitan
algo
el
uno
del
otro
no
es
una
verdadera
relación
de
amor.
***
I:
¿Entonces
por
qué
nos
separamos
de
nuestra
esencia?
RS:
Es
una
buena
pregunta,
háztela
a
ti
misma:
¿Por
qué?;
si
no
encuentras
un
buen
motivo
entonces
no
lo
hagas,
no
te
separes;
no
me
preguntes
a
mí,
no
tengo
ni
idea.
I:
Si
la
consciencia
es
amor
y
es
todo,
y
todo
ocurre
en
la
consciencia;
en
la
separación
hay
sufrimiento,
entonces,
¿cómo
puede
ser
que
el
amor
provoque
sufrimiento?
RS:
A
fin
de
llevar
la
manifestación
a
la
existencia,
la
consciencia
asume
libremente
limitaciones.
Toda
manifestación
es
forma
y
la
forma
tiene
limitaciones,
así
que
para
llevar
la
manifestación
a
la
existencia
la
consciencia
tiene
que
parecer
que
deja
de
co-‐
nocer
su
ser
infinito,
y
aparecer
como
una
multiplicidad
y
diversidad
de
formas
finitas.
En
otras
palabras,
la
aparición
de
la
manifestación
implica
que
la
consciencia
pasa
por
alto
su
propio
ser.
Para
traer
la
manifestación
a
la
aparente
existencia,
la
consciencia
tiene
que
conocer
su
ser
indivisible
como
una
aparente
multiplicidad
y
diversidad
de
objetos
y
de
seres.
Con
este
velarse
de
sí
misma
viene
el
velar
la
paz
y
felicidad
que
son
inherentes
a
su
ser.
Es
por
eso
que
todos
los
seres
separados
sienten
una
herida
en
su
corazón,
hay
algo
que
falta;
algo
que
una
vez
conocieron
y
que
les
ha
sido
retirado.
Realmente
no
es
algo
que
una
vez
conocieron
en
el
pasado,
es
algo
que
está
muy
profundamente
en
ellos
y
que
parece
que
han
perdido
el
acceso
a
ello.
La
única
actividad
en
la
que
el
yo
separado
está
implicado
en
la
vida
es
en
el
recuperar
ese
sentido
de
totalidad.
En
otras
palabras:
volver
a
su
morada.
69
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Todos
los
pensamientos,
actividades
y
relaciones
en
las
que
el
yo
separado
se
implica
tienen
como
único
propósito
el
volver
a
casa.
Este
es
el
aparente
viaje
de
vuelta
del
yo
separado.
Cuando
se
produce
el
reconocimiento:
“yo
soy
la
presencia
consciente
infinita”,
viene
el
reconocimiento:
“¡Oh!
Siempre
fui
eso,
es
por
este
motivo
por
el
que
jamás
perdí
contacto
con
ello;
siempre
estuvo
ahí
en
las
profundidades
de
mi
ser.
Simplemente
imaginé
ser
algo
distinto
de
ello,
pero
incluso
cuando
imaginé
ser
algo
distinto,
siem-‐
pre
fui,
esencialmente,
solo
eso”.
***
I:
Yo
quería
preguntar
como
personaje
de
la
película
que
no
sabe
que
es
la
pantalla,
¿tú
crees
que
la
gente
que
está
aquí
puede
vivir
y
liberarse
del
sufrimiento,
del
condicio-‐
namiento,
de
los
patrones
en
este
cuerpo
mente?
RS:
Tu
pregunta
está
basada
en
una
incomprensión;
dijiste:
“como
personaje
de
la
pe-‐
lícula
que
no
conoce
la
pantalla”.
Te
hubiera
parado
ahí
pero
mi
condicionamiento
británico
me
impidió
hacerlo.
Siendo
la
implicación
de
que
el
personaje
en
la
película
no
conoce
la
pantalla
ahora
pero
llegará
un
día
que…
El
personaje
en
la
película
es
una
superposición
sobre
la
pan-‐
talla.
La
próxima
vez
que
estés
mirando
la
televisión
pon
tu
dedo
sobre
un
personaje
para
tocarlo,
el
personaje
es
simplemente
una
limitación
superpuesta
a
la
pantalla,
todo
lo
que
hay
en
el
personaje
es
pantalla.
Todo
lo
que
hay
en
el
yo
separado
es
consciencia,
con
un
límite
imaginario
superpues-‐
to
sobre
ella.
El
rey
Lear
es
un
conjunto
de
ropas,
vestuario
y
líneas
añadidas
a
John
Smith
-‐el
actor-‐.
El
rey
Lear
no
puede
convertirse
en
John
Smith.
Tu
pregunta
es:
“¿Podrá
un
día
el
rey
Lear
conocer
a
John
Smith?”
Tu
pregunta
es:
“El
pobre
rey
Lear
no
conoce
a
John
Smith
pero
quizás
llegue
un
día
en
que
lo
conozca”.
Todo
lo
que
hay
del
rey
Lear
es
de
John
Smith,
cuando
el
rey
Lear
dice
“yo”
es
John
Smith
quien
lo
dice.
El
“yo”
del
yo
separado
es
el
“yo”
del
ser
infinito
de
Dios.
Por
eso
el
pensamiento
“yo”
o
“yo
soy”
o
“yo
soy
consciente”
es
un
portal,
es
una
puerta
de
acceso,
es
el
camino
directo
desde
el
yo
separado
hasta
su
realidad.
¿Qué
distancia
hay
entre
el
“yo”
del
rey
Lear
y
el
“yo”
de
John
Smith?...
¿Cuán
lejos
tiene
que
viajar
el
“yo”
del
rey
Lear
para
llegar
al
“yo”
de
John
Smith?...
Es
el
mismo
yo,
el
camino
directo
es
un
camino
que
no
es
un
camino.
70
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
El
mismo
yo
que
tú
eres
ahora,
es
el
único
yo
que
hay.
Cuando
dices:
“como
un
perso-‐
naje
en
la
película
que
no
conoce
la
pantalla”;
¿no
conoces
la
experiencia
de
ser
cons-‐
ciente?
I:
Sí,
pero
también
tengo
condicionamientos,
sufrimiento.
RS:
Sí,
pero
esa
es
la
segunda
parte
de
tu
pregunta
y
llegaré
ahí
en
un
minuto;
pero
primero,
¿tienes
la
experiencia
de
ser
consciente?
I:
Sí.
RS:
¿Qué
es
lo
que
tiene
esa
experiencia?
I:
Lo
que
siento,
lo
que
veo,
mi
cuerpo.
RS:
¿Qué
o
quién
es
el
que
conoce
“yo
soy
consciente”?
I:
La
presencia
consciente.
RS:
Sí,
soy
“yo”
el
que
soy
consciente
de
que
“yo”
soy
consciente.
Justo
ahí
la
pantalla
se
está
conociendo
a
sí
misma,
es
tan
cercano,
tan
obvio,
es
tan
ordinario.
I:
Ahora
es
fácil
pero
mañana
cundo
vuelva
al
trabajo
con
mi
jefe…
RS:
Programa
tu
iPhone.
¿Tienes
un
iPhone?
I:
No,
un
Sony.
RS:
Si
puedes
hacer
esto
en
un
Sony
está
bien,
sino
cámbiate
a
Apple.
Ve
a
“recordatorios”
y
escribe:
¿Soy
yo
consciente?
Y
clica
“cada
cinco
minutos”,
ponlo
en
vibración
y
dale
a
“on”,
luego
escoges
un
sonido,
por
ejemplo,
campanas
de
iglesias
y
hecho.
Cada
cinco
minutos
esta
ventana
saltará
y
te
dirá:
¿Soy
yo
consciente?
Entonces
te
paras,
verificas
tu
experiencia
y
dirás:
“Sí”.
Cada
cinco
minutos
serás
llevado
a
las
profundidades
de
tu
ser;
esto
no
es
algo
a
lo
que
yo
tengo
acceso
y
tú
no,
no
es
algo
escondido
en
las
profundidades
de
tu
ser
y
difícil
de
encontrar.
Está
justo
aquí
brillando
en
medio
de
toda
experiencia,
está
escondido
a
plena
vista,
totalmente
disponible
veinticuatro
horas
al
día
siete
días
por
semana.
Simplemente
recuérdate
esto
una
y
otra
vez
hasta
que
sea
tu
modo
normal.
71
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Ahora
la
segunda
parte
de
tu
pregunta.
Si
entendí
bien
la
pregunta
es:
“¿es
posible
para
un
cuerpo/mente
estar
completamente
libre
del
condicionamiento
del
ser
sepa-‐
rado?”
Y
la
respuesta
es
no,
no
creo.
En
teoría,
por
supuesto,
tenemos
que
estar
abier-‐
tos
a
la
posibilidad
de
que
esto
podría
ser
posible.
Karl
Jung
dijo
de
Ramana
Maharshi
que
era
“un
punto
blanco
sobre
una
página
blan-‐
ca”.
Pero
la
mayoría
de
nosotros
somos
gradaciones
de
gris
pálido
sobre
una
página
blanca,
porque
siempre
hay
algún
hábito
por
ahí,
y
no
sabemos
lo
que
hay
a
la
vuelta
de
la
esquina.
Todos
nosotros
sabemos
que
un
hijo,
nuestra
pareja,
los
padres…
tienen
la
sorpren-‐
dente
habilidad
de
revelar
pequeñas
bolsas
escondidas
del
ser
separado.
Justo
cuando
pensamos
que
los
últimos
residuos
del
ser
separado
han
desaparecido
es
el
momento
en
que
alguien
aprieta
el
botón.
Así
que
no,
no
creo
que
sea
posible
pero
tampoco
creo
que
sea
necesario,
la
cuestión
no
es
ser
perfecto
en
cuanto
que
cuerpo/mente,
el
punto
está
en
intentar,
de
la
mejor
manera
posible,
vivir
una
vida
consecuente
con
el
amor
y
la
comprensión;
ésa
sería
una
vida
perfecta.
I:
O
sea
que
me
tengo
que
olvidar
de
la
liberación,
de
la
iluminación,
del
fin
del
sufri-‐
miento.
RS:
Sí,
olvídate
de
eso.
Lo
importante
es
recordar
primero
que
todo:
“yo
soy
conscien-‐
cia”
y
después
ver
cada
vez
con
una
claridad
mayor
que
la
consciencia
no
tiene
límite
alguno,
y
entonces
vivir
las
implicaciones
de
esa
comprensión,
de
la
mejor
manera
que
puedas,
en
todos
los
dominios
de
la
experiencia.
Eso
es
todo
lo
que
tienes
que
recor-‐
dar.
Así
que
no
dediques
más
tiempo
a
pensar
acerca
de
la
liberación
o
el
sufrimiento.
I:
Y
la
gente
que
dice
estar
liberada,
yo
no
digo
liberación
como
una
perfección
sino
más
como
libre
de
condicionamientos,
la
gente
que
dice
estar
liberada
no
es
vedad.
RS:
No
creas
a
nadie
que
te
diga
que
está
liberado,
no
creas
tampoco
a
los
que
dicen
que
no
están
liberados;
créete
a
todos
los
demás.
***
I:
Básicamente
me
gustaría
que
hablaras
acerca
del
rol
de
la
presencia
consciente
en
una
relación
saludable.
Has
dicho
algo
esta
mañana
que
me
ha
tocado
profundamente.
He
conectado
con
lo
que
has
comentado
esta
tarde
sobre
las
relaciones
y
he
sentido
que
tenía
algún
punto
en
mi
interior
por
clarificar.
72
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
RS:
Lo
primero
que
tenemos
que
comprender
es
que
cuando
sentimos
amor
en
una
relación
lo
que
estamos
realmente
sintiendo
con
el
otro
es
que
somos
realmente
uno
con
él/ella.
¿Es
esa
tu
experiencia
del
amor?
Ese
sentimiento
no
es
un
sentimiento
vago
sino
que
es
la
experiencia
real
de
que
tú
ser
y
el
del
otro
son
uno,
no
son
similares
sino
que
son
uno.
El
amor
es
el
compartir
de
nuestro
ser,
el
reconocimiento
al
nivel
más
profundo
que
somos
el
mismo
ser.
Ésta
es
la
experiencia
del
amor.
Simplemente
recordar
eso,
saber
eso
y
sentir
eso
dará
a
tu
relación
la
mejor
posibili-‐
dad
de
que
evolucione
de
una
manera
amorosa.
Es
importante
comprender
que
la
presencia
consciente
que
esencialmente
eres
no
necesita
nada
para
completarse
a
sí
misma,
no
necesita
ser
completada
por
el
otro.
La
mayoría
de
las
relaciones
íntimas
están
basadas
en
que
una
o
las
dos
partes
sienten
que
están
incompletas:
“algo
me
está
faltando,
si
me
uno
a
esta
otra
persona
estaré
completo
y
satisfecho”.
Aquel
que
se
siente
incompleto
o
fragmentado
es
el
yo
sepa-‐
rado,
el
ego.
Se
entra
en
ese
tipo
de
relación
simplemente
para
satisfacer
al
ego;
semejante
rela-‐
ción
no
puede
ser
una
relación
de
amor
armoniosa
porque
el
único
propósito
del
otro
es
completarme
a
mí.
En
tanto
que
el
otro
se
comporte
de
una
manera
determinada
lo
amaré
y
disfrutaré
de
su
compañía,
pero
en
cuanto
él/ella
deje
de
comportarse
como
yo
quiero
ya
no
lo
amaré
más
y
el
conflicto
empezará.
Lo
importante
es
sentir
que
lo
que
esencialmente
eres
-‐la
presencia
consciente-‐
está
ya
en
reposo,
en
paz
y
satisfecha
en
sí
misma
y
por
sí
misma,
no
necesita
ser
comple-‐
tada
por
algo
o
por
alguien,
está
en
reposo,
está
en
paz.
Ésta
es
la
mejor
premisa
para
empezar
una
relación;
la
relación,
entonces,
es
un
com-‐
partir,
una
expresión
y
una
celebración
de
esta
paz,
felicidad
y
amor.
Una
relación
no
es
un
medio
para
adquirir
paz,
amor
y
felicidad,
es
un
medio
para
compartir,
expresar
y
celebrar
esta
paz,
amor
y
felicidad.
***
I:
Tiene
sentido,
de
alguna
manera,
el
sentir
que
me
pierdo
cuando
estoy
en
una
rela-‐
ción
de
pareja
y
necesito
distanciarme
e
incluso
romperla
para
volver
otra
vez
a
mi
cueva,
como
una
cuerda
a
mi
interior,
y
si
eso
tiene
algún
sentido.
He
visto
que
es
mi
patrón.
73
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
RS:
Podría
ser
dos
cosas
y
sin
conocerte
mejor
no
puedo
decir
cuál
es,
así
que
te
doy
las
dos
posibilidades
y
tú
sabrás
cuál
de
las
dos
es;
puede
que
haya
más
posibilidades
pero
éstas
son
las
dos
que
me
vienen
a
la
mente.
La
primera
posibilidad
es
que
te
das
completamente
a
ti
misma
en
la
relación
que
pierdes
conexión
contigo
misma
y
que
entonces
tienes
que
distanciarte
o
retirarte
de
la
relación
y
volver
a
tu
cueva
para
poder
contactar
contigo
misma.
En
este
caso
esta-‐
rías
perdiéndote
a
ti
misma
en
un
objeto,
en
este
caso
en
una
relación,
y
para
resta-‐
blecer
tu
identidad
te
tienes
que
separar.
La
segunda
posibilidad
es
que
cuando
llegas
a
un
cierto
punto
en
la
relación
te
das
cuenta
que
para
que
se
desarrolle
una
verdadera
intimidad
tienes
que
ir
más
allá
y
puede
que
tengas
miedo
de
esto,
y
se
producirá
esta
contracción.
En
el
primer
caso
sería
que
estás
perdida
y
es
un
movimiento
de
vuelta
a
ti
misma.
En
el
segundo
caso
sería
lo
opuesto,
tienes
miedo
de
perder
tu
sentido
de
separación
en
la
relación
y
entonces
te
contraes
de
vuelta
atrás
en
tanto
que
ego.
En
otras
pala-‐
bras,
tienes
miedo
de
la
intimidad
porque
la
verdadera
intimidad
es
el
derrumbamien-‐
to,
el
colapso
del
yo
separado,
del
ego.
Podría
ser
una
de
las
dos
y
en
tu
corazón
tienes
que
saber
cuál
de
ellas
es.
I:
¿Qué
pasaría
si
estuviera
en
la
primera?
¿Qué
pasa
en
términos
de
consciencia
si
estoy
en
el
primer
caso
y
me
hubiera
sentido
engañada?
El
ego
a
lo
mejor
se
queda
pegado
al
dolor
y
una
parte
más
interior
entiende
que
había
un
aprendizaje
en
todo
eso.
¿Cómo
lo
ves?
RS:
En
este
caso
tu
ego
está
siendo
seducido,
está
siendo
atrapado
de
manera
muy
fácil
y
es
por
eso
que
sientes:
“tengo
que
volver
de
vuelta
a
mí”.
Es
posible
tener
una
relación
sin
dejarte
arrastrar
fuera
de
ti
misma
y
permanecer
siendo
tú
misma,
permaneces
siendo
presencia
consciente.
Puedes
seguir
teniendo
amistades
y
relaciones
pero
no
permites
que
las
relaciones
te
comprometan,
no
dejas
que
te
seduzcan.
Utilizo
seducción
y
seducir
en
el
sentido
que
te
saquen
fuera
de
tu
casa
como
presencia
consciente.
Si
tienes
esa
tendencia
ten
cuidado
y
ve
lentamente.
Como
veo
que
tienes
un
iPhone
ponte
el
recordatorio
cada
cinco
minutos.
En
cada
etapa
de
la
relación
verifica
que
no
esté
comprometiendo
tu
sentir
y
tu
pro-‐
funda
comprensión.
Si
sientes
que
es
el
caso,
entonces
se
valiente
y
para,
y
establece
en
tu
experiencia
lo
que
esencialmente
eres.
74
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
75
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Índice
Introducción
.....................................................................................................................
1
Primer
diálogo
-‐
20
de
marzo
de
2015
.............................................................................
2
Segundo
diálogo
-‐
21
de
marzo
de
2015
(primera
sesión)
............................................
18
Tercer
diálogo
-‐
21
de
marzo
de
2015
(segunda
sesión)
...............................................
31
Cuarto
diálogo
-‐
22
de
marzo
de
2015
(primera
sesión)
...............................................
50
Quinto
diálogo
-‐
22
de
marzo
de
2015
(segunda
sesión)
..............................................
61
Índice
.............................................................................................................................
76
Información
...................................................................................................................
77
76
Encuentro
con
Rupert
Spira
-‐
Barcelona,
del
20
al
22
de
marzo
de
2015
Información
INFORMACIÓN
EN
www.rupertspira.com
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