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OBJETIVOS ESPECÍFICOS
1. Estudiar la prevalencia de hipertensión arterial de la población en estudio
(conocimiento)
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Los niveles absolutos de presión arterial varían en función de la edad, el sexo, la raza y otros
factores como el ejercicio físico y psíquico, el frío, la digestión y la carga emocional. En función de
dichos valores de presión arterial pueden establecerse distintas categorías según las cuales puede
determinarse si un individuo presenta unos valores de presión arterial normales o unos valores de
hipertensión. Estas categorías quedan reflejadas en la siguiente tabla:
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TABLA 1 . Clasificación de la presión arterial en función de su valor. Categoría P.A.S. (mm Hg.)
P.A.D. (mm Hg.) Nona! < 130 < 85 Normal elevada 130 - 139 85 - 89 Hipertensión > 140 > 90 TABLA
1. Clasificación de la presión arterial en adultos de 18 6 más años basándose en el promedio de
dos o más lecturas obtenidas en dos o más ocasiones diferentes. (Tomado de: Joint National
Commitlee - VI, 1997).
los valores normales de un individuo adulto (de 18 ó más años) están comprendidos por debajo de
los 130 mmHg. para la presión arterial sistólica (PAS. ) y por debajo de 85 mmiHg. para la presión
arterial diastólica (P.A.D.). Valores comprendidos entre 130 y 139 mniHg. en el caso de la presión
arterial sistólica , y entre 85 y 89 mmlig. en el caso de la presión arterial diastólica, seguirían
siendo valores normales pero muy próximos a los límites máximos de normalidad establecidos .
Por encima de estos valores ya se podría considerar al paciente como hipertenso, incluso aunque
solamente fuera uno de los valores de presión arterial ( sistólica o diastólica) el que estuviera
elevado (Joint National Committee, 1997). 14 Revisión bibliográfica
Además de ser un factor de riesgo cardiovascular, la hipertensión es un indicador del riesgo para la
supervivencia, ya que la cronicidad de la hipertensión arterial disminuye la esperanza de vida de
los que la padecen y aumenta la morbilidad de manera lineal en relación a las cifras de presión
arterial. Así, por ejemplo, la hipertensión es causa frecuente de insuficiencia cardíaca del adulto en
la mayoría de los países, y favorece otras enfermedades cardiovasculares (aneurisma disecante, ...
) y renales. (Rey Calero, 1989 ; Balaguer, 1990 ).
Las cifras de presión sistólica y diastólica se correlacionan positivamente con el riesgo cardíaco de
los pacientes, y además la esperanza de vida disminuye tanto en hombres como en mujeres a
medida que aumentan las cifras de presión arterial. Numerosos estudios epidemiológicos
coinciden en situar a la hipertensión arterial entre los principales factores de riesgo cardíaco, junto
con la hipercolesterolemia y el tabaquismo.
Entre los mecanismos por los cuales la hipertensión arterial eleva la morbimortalidad
de los pacientes se encuentra en primer lugar, que el aumento de las cifras de
presión arterial acelera el desarrollo de arterosclerosis coronaria; por otra parte,
tanto la hipertrofia ventricular como las alteraciones estructurales de los pequeños
vasos coronarios comprometen la perfusión miocárdica; además las anomalías
estructurales del corazón de un hipertenso (la fibrosis fundamentalmente) pueden
comprometer la función cardiaca; por último la hipertensión arterial acompañada de
hipertrofia del ventrículo izquierdo se asocia con una mayor frecuencia de arritmias
ventriculares. (Pardo, J., Panizo, A. 1993)
Dentro de los factores de riesgo importantes para HTA tenemos: la edad, sexo,
herencia, hábito de fumar, consumo de bebidas alcohólicas, mala alimentación,
sedentarismo, dislipidemias, obesidad, raza negra, ansiedad, tipo de personalidad,
profesión y/o ocupación, estrés, estrato socio – económico, anticonceptivos orales
(ACO), enfermedades endocrinas como diabetes mellitus, hipertiroidismo,
feocromocitoma, aldosteronismo y otras enfermedades cardiovasculares,
neurológicas, renales, reumatológicas, hematológicas, entre otras (Jiang, H., et al.
1999)
Existe una relación directa entre la hipertensión arterial y el daño a órganos
blancos, como corazón, cerebro y riñón. La HTA es un factor predisponente para la
EVC, insuficiencia cardiaca, infarto del miocardio, arritmias cardiacas e insuficiencia
renal. La EVC representa la tercera causa de muerte en la sociedad occidental, y
es la 14 responsable de los mayores índices de incapacidad física e intelectual. Sin
considerar la edad, la HTA es el factor de riesgo más importante relacionado con la
patología vascular cerebral. Aunque el tratamiento antihipertensivo ha conseguido
reducir en casi un 40% el riesgo de esta complicación, sigue representando una de
las principales causas de mortalidad en los pacientes hipertensos.