La Alegría de Vivir 100 Años

Homenaje
“La alegría de vivir 100

años”.
Joselías Sánchez Ramos
Maestro, periodista,
Académico de la comunicación e Historiador
sjoselias@gmail.com
Manta, 2019-04-20.
Hijas, nietos, bisnietos, familia, vecinos, amigos se reunieron para festejar a esta
matrona que se movió desde su lugar de nacimiento para educar a sus hijas en un
lejano colegio de su tierra. El Colegio Manta del puerto manabita fue el destino de sus
preocupaciones. Entonces se dedicó a fortalecer su hogar para convivir con la alegría
de sus 100 años y, entonces, el sábado 20 de abril de 2019 se convirtió en un día
fantástico.
Los cien años de vida de la Sra. Huga Plaza Castillo.
Por Joselías Sánchez Ramos / 2019-04-19
LA ALEGRÍA DE VIVIR 100 AÑOS.

Por Joselías Sánchez Ramos
Manta, 2019-04-19
INTRODUCCIÓN.
Hijas, nietos, bisnietos, familia, vecinos, amigos se
reunieron para festejar a la Sra. Huga Plaza Castillo, una
matrona manabita que tuvo un sueño en su tierra
campesina del cantón “24 de Mayo”: educar a sus hijas.
Esa ilusión la movió desde su lugar de nacimiento hasta
Portoviejo y de allí hasta Manta porque le dijeron que
allí, en esa ciudad de mar, había un colegio que educaba
mujeres quienes repetían que “era el mejor del mundo”.
Llegó, matriculó a sus hijas en el Colegio Nacional de
Señoritas Manta y comenzó a trabajar para mantener su
sueño. Mientras miraba a sus hijas que crecían en edad
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y conocimientos, fue construyendo un hogar para
convivir con la alegría de sus 100 años que pensó
siempre, que sería un día fantástico. Llegó el 20 de abril
de 2019 y, ese sábado, se convirtió en un día fantástico.
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ALEGRÍA DE VIVIR.
Todos esperábamos verla en su silla de ruedas. Nadie
esperó la gran sorpresa. Doña Huga entró caminando al
Salón de Eventos donde sus hijas, nietos, bisnietos y
familia le habían preparado una recepción.
Los cien años entraron caminando.
Sus hijas, Vilma y Mercedes, la rodearon y se sentó con
ellas en la mesa que le tenían preparada.
La sala prorrumpió en aplausos. Sorprendida, se miró
entre los invitados quienes se acercaron para saludarla.
Nietos, bisnietos y familiares fueron desfilando para
estrechar sus manos, estampar un beso en su frente o
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pronunciar su nombre con dulzura. Se miró con Cecilia,
la reconoció y rieron. Su ternura y jovialidad estaban
imparables.
Decía mi hermana, una médico – geriatra, que los
adultos mayores son la cúspide de la existencia
humana; ellos han logrado comprender al tiempo y se
ríen de los recuerdos, porque para ellos, hacer felices a
quienes lo rodean, es la suprema alegría de sus vidas.
Es lo que vimos en la noche del sábado 19 de abril
mientras se celebraban los 100 años de vida de la Sra.
Huga Plaza Castillo.
Sin lugar a dudas, fue un día fantástico, un día con la
desbordante alegría de vivir 100 años.
5
6
DÍA FANTÁSTICO.
Abrumado con este entorno y contagiado de esta
alegría, tomé el micrófono y conversé con ese
entusiasmado auditorio.
Había un hechizo de 100 años que la Sra. Huga Plaza
Castillo nos había contagiado para insertarnos un
paroxismo de maravillosa fantasía.
7
LA VIDA.
La vida es única. Surge como dos maravillosos suspiros
en la existencia del universo.
Nuestro primer suspiro, cuando se nace. Nuestro último
suspiro, uando se muere. Entre dos suspiros
respiramos la vida.
En esta vida, larga o corta, tienen lugar todas las
experiencias del ser, del estar, del convivir y del
compartir.
Lo más importante que nos enseñan los padres es el
“ser”, el ser para “saber”. El saber para construir
nuestras experticias de trabajo y transformar los años
en sabiduría.
8
La vida es un “estar”. Estar en un territorio para
construir una cultura y una identidad.
La vida es un con-vivir, convivir con el otro, convivir
para construir una familia y un hogar, un hogar de luz y
de calor donde nacen y crecen los hijos, rodeados de
ternura, amor y respeto.
La vida es compartir, compartir para construir la
amistad. Nadie vive sólo. Vivimos con vecinos,
compañeros, con iguales y diferentes, con ellos
compartimos generosidad.
Algunos se quedan en el camino y no alcanzar a
comprender el valor de vivir.
Otros, superan los obstáculos, diferencias, soledades,
incomprensiones y hasta los odios. Estos son los que
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perdonan y aman, los que acompañan y despiden, los
que escuchan y aconsejan. Estos son los que alcanzan
la sabiduría.
La sabiduría es el resultado de los años de experiencia
del ser, estar, convivir y compartir.
Decía mi hermana, una médico – geriatra, que los
adultos mayores son la cúspide de la existencia
humana; ellos han logrado comprender al tiempo y se
ríen de los recuerdos, porque para ellos, hacer felices a
quienes lo rodean, es la suprema alegría de sus vidas.
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DOÑA HUGA.
Así la observo a doña Huga Plaza Castillo, compartiendo
la suprema alegría de sus 100 años. Se rie del tiempo y
de los recuerdos, porque ha llegado a la sabiduría de su
vida compartiendo alegría y felicidad entre quienes la
rodean.
Soy testigo. Cuando la ví por vez primera, en el Parque
Las Acacias, me impresionó la soberana tranquilidad de
su sonrisa y la silenciosa ternura de su mirada.
La Sra. Huga, Huguita para sus nietos, nace en el Cantón
24 de Mayo y posteriormente se traslada a Portoviejo.
Preocupada por la educación de sus hijas, resuelve
trasladarse a Manta.
11
Ella sabe que la educación, que el aprendizaje, es una
dura tarea de familia, maestros y alumnos.
Aprender a pensar, pensar con libertad y dignidad.
La Sra. Huga sabe que la educación es el arma más
poderosa para cambiar el mundo.
Ella busca el mejor mejor colegio para educar a sus
hijas. Se detiene en el Colegio Manta, si, es el mejor
escenario para la educaciòn de la mujer manabita.
Entonces, lo primero que hace al llegar a Manta es
matricular a sus hijas en el Colegio Nacional de
Señoritas Manta.
12
Logrado su propósito, se establece en esta ciudad
donde ha vivido con el amor de sus hijas, nietos y
bisnietos.
De sus tres hijas: Josefa, Vilma y Mercedes Suárez, sólo
dos sobreviven: las señoras MERCEDES Y VILMA
SUÁREZ
La angustia se apodera su vida y con dolor sepulta a su
hija Josefa. Es indescriptible el dolor de una madre al
enterrar a un hijo. Solo otra madre es capaz de entender
esta tragedia porque ellas, la madre, concibe al hijo, lo
crea en su vientre y la cria con amor y ternura.
Pero nada interrumpe su misión de vivir, educar y
compartir. Y, se convierte en abuela de tres altivos
nietos: JIMMY SUÁREZ, LUIS FRANCO SUAREZ Y
MERCY FRANCO SUAREZ
13
La abuela se convierte en la bisabuela de DONATO
SUAREZ FLORES y JOSTYN FRANCO SUAREZ.
14
100 AÑOS.
Llegamos a los cien años con la sabiduría
resplandeciente y la paz de los espíritus.
Somos lo que nos hace ser. Pensamos la verdad y
aprendemos la libertad. Amamos para ser amados.
Damos sin esperar recibir. Sentimos nuestra alegría. El
dolor de nuestro semejante nos sobrecoge. La mayor
gloria no es caernos nunca sino levantarnos siempre.
Afirmamos la vida porque vivimos, somos y pensamos.
La Sra. Huga Plaza Castillo es una maestra de la vida,
símbolo del ser madre, abuela y bisabuela, patrimonio
de la familia, una mujer líder que ha sacrificado todo por
su hogar, sus hijas, nietos y bisnietos.
15
Pongamonos de pie y con nuestro aplauso rindamos
admiración a esta matrona de la vida y orgullo de
Manabí.
16
CONCLUSIÓN.
Recién entiendo al sol de esta mañana. Lo mire a las seis
y me dijo que estaba alegre porque era un día fantástico.
Recien entiendo el canto de los pájarillos que cada
mañana me dicen que las cosas bellas se dan a largo
plazo.
Recién entiendo el mensaje de las olas de mi playa, me
dicen que mientras más alta y duradera es la marea, más
se llena la playa de maravillosas conchitas.
Me asomé al Parque Las Acacias y escuché el mensaje
de las hojas de sus árboles que con el murmullo del
viento repetían suavemente: ¡Sra. Huuugaa!, ¡Sra.
Huuugaa!.
17
Y con ese murmullo miré al cielo y pude ver que una
estela de nubes dibujaba una sonrisa.
Ahora comprendo la alegría de Manta porque su mar, su
cielo, su luz, sus árboles, sus pájaros y su gente están
festejando los 100 años de vida de nuestra matrona, la
Sra. Huga Plaza Castillo.
Damas y caballeros.
Joselías Sánchez Ramos

2019.04-20
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Homenaje

“La alegría de vivir 100

LA ALEGRÍA DE VIVIR 100 AÑOS.

Hijas, nietos, bisnietos, familia, vecinos, amigos se

reunieron para festejar a la Sra. Huga Plaza Castillo, una

matrona manabita que tuvo un sueño en su tierra

campesina del cantón “24 de Mayo”: educar a sus hijas.

Esa ilusión la movió desde su lugar de nacimiento hasta

Portoviejo y de allí hasta Manta porque le dijeron que

allí, en esa ciudad de mar, había un colegio que educaba

mujeres quienes repetían que “era el mejor del mundo”.

Llegó, matriculó a sus hijas en el Colegio Nacional de

Señoritas Manta y comenzó a trabajar para mantener su

sueño. Mientras miraba a sus hijas que crecían en edad

y conocimientos, fue construyendo un hogar para

convivir con la alegría de sus 100 años que pensó

siempre, que sería un día fantástico. Llegó el 20 de abril

de 2019 y, ese sábado, se convirtió en un día fantástico.

Todos esperábamos verla en su silla de ruedas. Nadie

esperó la gran sorpresa. Doña Huga entró caminando al

Salón de Eventos donde sus hijas, nietos, bisnietos y

familia le habían preparado una recepción.

Los cien años entraron caminando.

Sus hijas, Vilma y Mercedes, la rodearon y se sentó con

ellas en la mesa que le tenían preparada.

La sala prorrumpió en aplausos. Sorprendida, se miró

entre los invitados quienes se acercaron para saludarla.

Nietos, bisnietos y familiares fueron desfilando para

estrechar sus manos, estampar un beso en su frente o

pronunciar su nombre con dulzura. Se miró con Cecilia,

la reconoció y rieron. Su ternura y jovialidad estaban

Decía mi hermana, una médico – geriatra, que los

adultos mayores son la cúspide de la existencia

humana; ellos han logrado comprender al tiempo y se

ríen de los recuerdos, porque para ellos, hacer felices a

quienes lo rodean, es la suprema alegría de sus vidas.

Es lo que vimos en la noche del sábado 19 de abril

mientras se celebraban los 100 años de vida de la Sra.

Huga Plaza Castillo.

Sin lugar a dudas, fue un día fantástico, un día con la

desbordante alegría de vivir 100 años.

Abrumado con este entorno y contagiado de esta

alegría, tomé el micrófono y conversé con ese

Había un hechizo de 100 años que la Sra. Huga Plaza

Castillo nos había contagiado para insertarnos un

paroxismo de maravillosa fantasía.

La vida es única. Surge como dos maravillosos suspiros

en la existencia del universo.

Nuestro primer suspiro, cuando se nace. Nuestro último

suspiro, uando se muere. Entre dos suspiros

En esta vida, larga o corta, tienen lugar todas las

experiencias del ser, del estar, del convivir y del

Lo más importante que nos enseñan los padres es el

“ser”, el ser para “saber”. El saber para construir

nuestras experticias de trabajo y transformar los años

La vida es un “estar”. Estar en un territorio para

construir una cultura y una identidad.

La vida es un con-vivir, convivir con el otro, convivir

para construir una familia y un hogar, un hogar de luz y

de calor donde nacen y crecen los hijos, rodeados de

ternura, amor y respeto.

La vida es compartir, compartir para construir la

amistad. Nadie vive sólo. Vivimos con vecinos,