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Análisis social del movimiento estudiantil chileno Los Pingüinos

“El elemento revolucionario del marxismo puede entenderse del modo más fácil precisamente en
este punto. El marxismo es la doctrina de la revolución porque capta la esencia del proceso (no sólo
sus síntomas, sus formas de manifestación), porque muestra su tendencia decisiva, la que apunta
al futuro (y no sólo los fenómenos cotidianos).”

-György Lukács

La dictadura militar chilena de Augusto Pinochet (1973-1990) trajo cambios en el modelo


de gobierno chileno. El modelo que implicaba una fuerte intervención del Estado en el
desarrollo económico y social, fue reemplazado por el modelo económico neoliberal.
Grandes e importantes sectores de la actividad económica fueron traspasados desde el
Estado al sector privado, y la desregulación característica del liberalismo, a golpes se
adueñó del país. Junto a las privatizaciones de empresas estatales, cambiaron
radicalmente a Chile. El Plan Laboral, la Reforma Previsional con un sistema de
pensiones basado en la capitalización individual, las reformas privatizadoras de la
educación y la salud, y el “reordenamiento agrícola” para fortalecer la propiedad privada
en el campo, fueron los componentes de esta “revolución capitalista”.

Estos innumerables y drásticos cambios en la estructura en el terreno económico,


provocaron profundas transformaciones culturales cuyas repercusiones se siguen
sintiendo casi cuatro décadas después del golpe de Estado y a más de veinticinco años
de iniciado del ciclo de gobiernos pos dictatorial. La principal transformación cultural
provocada por la dictadura y por el modelo económico neoliberal lo definen como el
debilitamiento del espíritu o ánimo social, que caracterizó durante mucho tiempo a la
sociedad chilena. En el nuevo contexto se privilegian las estrategias individuales, el
volcamiento hacia lo privado, el desligamiento de lo público, la compulsión por la
competencia y el éxito material.

La Educación y el movimiento estudiantil bajo el régimen neoliberal

En el movimiento estudiantil estos factores se combinaron con otros más específicos


como los cambios a la educación introducidos por la dictadura. En el caso de la educación
superior, la nueva política incentivó la creación de numerosas universidades privadas, que
de seis en 1973 aumentaron exponencialmente a más de cuarenta en 1998. Por otra
parte, el régimen de Pinochet reformó completamente las universidades estatales creando
universidades regionales. Lo más nocivo de esta nueva política fue la imposición a las
universidades estatales del autofinanciamiento de la mayor de sus necesidades de
recursos financieros a través de la recaudación por matrículas que pagan las familias
chilenas, lo que genera una competencia entre las universidades estatales y las
universidades privadas por reclutar estudiantes de buenos puntajes en las pruebas de
selección. En la Enseñanza Básica y Media la dictadura impuso la “municipalización”, esto
es, el traspaso de los colegios y liceos desde el Ministerio de Educación a las
municipalidades, acentuando de ese modo las diferencias de la calidad de la Educación
en función de los recursos propios de cada municipio (hay algunos muy ricos y muchos
muy pobres) ya que la ayuda estatal a esos establecimientos es muy bajo. Y al mismo
tiempo, a partir de los años 80, el Estado incentivó el desarrollo de un área de colegios
“particulares subvencionados”, dejada en manos de empresarios motivados por el lucro
que, además de cobrar por la Educación impartida a los niños y jóvenes, reciben
subsidios del gobierno como premio por su “función coeducadora”.

La continuidad del modelo de educación de mercado durante los gobiernos pos


dictatoriales, ha provocado, desde 1997, varios estallidos del movimiento estudiantil, tanto
secundario como universitario, siendo los más importantes la "revolución de los pingüinos"
de 2006, esto es, de los estudiantes secundarios (llamados así por los colores de sus
uniformes), y el movimiento de 2011 (universitario, técnico y secundario) que se prolonga
hasta nuestros días con grados variables de intensidad. Las causas del descontento
estudiantil y sus exigencias son múltiples, pero con un denominador común de rechazo a
la "educación de mercado", característica del modelo neoliberal a ultranza imperante en
Chile.

La "revolución de los pingüinos

Entre fines de abril y comienzos de junio de 2006, se produjo la movilización social más
grande ocurrida hasta entonces desde el término de la dictadura. Miles de “pingüinos” se
declararon en huelga, ocuparon los liceos y marcharon por las calles de todo el país, para
exigir pases de transporte gratuitos y la eliminación de las cuotas para los exámenes de
acceso a la universidad. No obstante, con el transcurso de las protestas, se pasó al
cuestionamiento de la calidad pobre y la alta desigualdad que el SEC genera (Bellei,
González y Valenzuela, 2010). Así, la crítica estudiantil se centró en cuatro puntos
cruciales: la demanda de una educación gratuita, que rechaza el sistema de copago a
nivel primario y secundario, la exigencia de una educación pública, así como el fin de la
administración de las municipalidades (OPECH, 2006). Además, el rotundo rechazo a las
instituciones con fines de lucro, especialmente cuando éste surge de las arcas públicas, y,
por último, la eliminación de las prácticas discriminatorias como son los procesos de
selección.

¿movimiento social o no

Este movimiento estudiantil no es un movimiento social. El movimiento social es una lucha


afirmativa lo cual significa que aumenta el control que ya se tiene sobre un campo, ya que
a los pingüino les pasa totalmente lo contrario nunca tuvieron el poder sobre las
decisiones del modelo cultural neoliberal de chile así que no pueden ni si quiera
aumentarlo entonces no es una lucha afirmativa ,porque los pingüinos siempre fueron
excluidos por el neoliberalismo del Estado y los segregaban a tal punto que ellos se
manifestaron de una u otra forma .Además el movimiento social tiene también historicidad
lo cual Los Pingüinos si la tienen ya que cuando menciono que es la máxima
transformación que ha hecho La principal transformación cultural provocada por la
dictadura y por el modelo económico neoliberal lo definen como el debilitamiento del
espíritu o ánimo social, que caracterizó durante mucho tiempo a la sociedad chilena. Por
lo tanto se puede decir que este movimiento no es un movimiento social.

Los Pingüino se podrían acercar más a la acción revolucionaria, ya que esta se


caracteriza de la acción crítica que es defensa o resistencia frente al control del
adversario en un campo, la cual los pingüinos siempre se resisten de su mala calidad de
educación y las clases sociales entre los que están en escuela privado y publico, y se
manifiestan de una forma violenta la cual el movimiento social no lo hace de manera
violenta el movimiento social jamás actúa al desorden violento sobre el cual Gary Marx ha
mostrado que no reposaba ni sobre una creencia colectiva ni sobre unos objetivos prácticos, sino
que respondía más a una crisis de mecanismos de control social y en particular, de fuerzas de
represión

¿Cuáles son sus aportes e impactos en los

contextos donde ocurrieron?

El movimiento pingüino va a quedar consignado en la historia sociopolítica de Chile por


muchos motivos. Fue la primera movilización social masiva y de carácter nacional desde
la recuperación de la democracia. Con razón estos jóvenes se autodenominaron “hijos e
hijas de la democracia,” para subrayar su pertenencia a una nueva generación que no
conoció la dictadura y que reivindica, sin temor al confl icto, sus derechos.2 Es un caso
raro de movimiento social en el cual los actores principales, los portadores de su
contenido y los conductores de sus acciones, fueron las organizaciones de estudiantes
secundarios. Se trató, además, de una movilización de profundo sentido político cuando
era común afi rmar la desafección de los jóvenes a la política. Su organización también
incorporó novedades: primó una estructura muy horizontal, que funcionó gracias a la
plena incorporación de las nuevas tecnologías NTIS (celulares, internet…), para constituir
y conducir el movimiento. Pero la movilización pingüina no sólo incorpora novedad
también aporta valor a la política en general y al campo más específi co de la política
educativa. Las protestas de los jóvenes no dejaron inerte a la comunidad; constituyeron
más bien una ocasión para que la sociedad civil pudiese apoyar, expresar y hacer
presente que las demandas estudiantiles eran justas y eran también demandas de toda la
ciudadanía. Estas manifestaciones, escasas en Chile debido a la particular forma que tuvo
entre nosotros el término de la dictadura, enriquecen la democracia, ya que permiten que
el sistema político conozca y pueda procesar mejor las visiones y anhelos de la
ciudadanía. 206 En el plano educativo los pingüinos movieron el centro de gravedad de la
política. La educación chilena venía, desde los 60, aumentando persistentemente la
escolaridad. La mayoría del país apreciaba que la situación educacional experimentaba
una creciente mejoría; los hijos e hijas lograban más educación formal que sus padres;
aun en los grupos más pobres todos fi nalizan la educación básica y un número cada vez
mayor la educación media. Paradojalmente la revolución pingüina se apoya en esos
logros para dar un paso más y poner al centro la demanda por igualdad. María Jesús
Sanhueza diagnostica una nueva crisis educacional consistente en “que la desigualdad
que existe en la educación chilena es abismante.” La mayoría termina su educación
media, pero “los alumnos de colegios municipales obtienen resultados muy inferiores que
los de colegios privados.”3 Las mismas ideas son expresadas por otra de los líderes: “es
cuestión de mirar alrededor y constatar que el sistema económico neoliberal que nos rige
permite sólo a los que tienen dinero acceder a una educación de mejor calidad, a colegios
mejores equipados.”4 ¿Cómo evaluar los avances de estos tres años? Desde el punto de
vista de una mejor sintonía entre la sociedad civil y la sociedad política, el Consejo Asesor
Presidencial convocado por la Presidenta fue una experiencia positiva. En él se expresó y
argumentó las distintas visiones que conviven sobre lo que la educación debe ser. Sin
embargo esta “expresividad,” que debería haber permitido un debate parlamentario más
rico, se desperdició y se llegó a un “acuerdo” negociado entre el Ejecutivo y la Alianza, sin
dar lugar a un proceso real de deliberación. En política educativa la discusión dio un gran
salto. El movimiento pingüino obligó a discutir temas de nuestro “orden educativo,”
instalados en dictadura, que no se habían cuestionado durante los anteriores gobiernos
de la Concertación. Así, se puso en examen el que se haya asumido un criterio mercantil
para asignar el bien “educación,” lo que implica según muchos una negación de la
igualdad educativa como valor y un menoscabo a la ciudadanía. También se levantó la
pregunta sobre la capacidad de la municipalización para organizar y administrar la
educación pública, sin reproducir en ella la profunda heterogeneidad y desnivel de los
municipios. Por último, se tomó conciencia de la necesidad de equilibrar la libertad de
enseñanza y la diversidad 207 en la educación, con el contrapeso de un aparato estatal
capaz de un efectivo control del sistema y de dar apoyo técnico a los más débiles. Estos
temas guardan relación con las tres leyes en discusión en el Parlamento. Leyes que, a mi
juicio, se quedan cortas en los tres puntos mencionados. La Ley General de Educación no
pone en duda ni atempera suficientemente la distribución de la educación a través del
mercado. La Ley de Fortalecimiento de la Educación Pública mantiene en los municipios
(y en los alcaldes) la responsabilidad de mejorar la educación pública. La Ley sobre el
Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad, no toca de igual modo a todos los
tipos de establecimientos (¡no es en realidad nacional!), ni genera una institucionalidad
estatal tecnifi cada y fuerte para controlar y entregar apoyo.

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