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M. N.

FORGY
Las Mentiras Entre Nosotros
The Devil´s Dust 4
Sinopsis:
La vida de Cherry al crecer no fue más que una pesadilla. Tener un padre abusivo la obligó a
valerse por sí misma desde una temprana edad. Magullada y emocionalmente rota, finalmente
escapó, corriendo directamente hacia el consuelo que traían los brazos de Lip. Al principio, todo
parecía encajar perfectamente. Él la hizo olvidar las formas hechas mierda de su vida. Pero los
secretos no pueden permanecer ocultos en un rincón. Tienen la costumbre de revelarse sin
preocuparse por las consecuencias. Aterrorizada, Cherry no puede decir ni una palabra o lo
perderá todo.
Lip no es ajeno a la vida criminal. Creciendo entre convictos, no quería nada más que
demostrar su valía. Hará cualquier cosa por el club sin cuestionarlo, incluso cumplir una condena
de seis años en prisión. Pero nadie podría haber predicho el plan de la vida. Fuerte, tatuado, y no
queriendo nada más que tener a Cherry, Lip ya no es el hombre que ella recuerda. Cuando fue
puesto en libertad, salió una bestia con más secretos y mentiras de las que su jaula podía contener.
Secretos.
Mentiras.
Dolor.
Cuando una relación está rodeada de tantos oscuros secretos, ¿es posible que sobreviva y
resulte bien?
Dedicatoria
Dedico este libro a aquellos que fueron subestimados, y a aquellos que la jodieron y
necesitan una segunda oportunidad para hacer las cosas bien. El amor es crudo, y
duele... pero así es como sabes que es verdadero... Tú sientes.
Piensa dos veces acerca de las personas que crees que son inferiores, algún día una
podría llegar a ser la persona más importante en tu vida.
Capítulo 1
CHERRY
Seis Años Antes
Mi cabeza está girando, y mi cuerpo se siente como si fuese un peso muerto. Me
caigo encima de todo, como si estuviese demasiado pesada, y apenas pudiese
mantenerme erguida. Me lamo los labios, y ellos hormiguean con una sensación
inusual. Me río y tropiezo con mis tacones, cayendo directamente sobre una cómoda.
Mi codo se estrella contra ella, pero no duele. Aunque dudo que diga lo mismo por la
mañana.
—Estoy tan echa mierda—farfullo. Bebí demasiado. Fumé demasiado. Las drogas y
el licor no combinan bien. Mi hermano Tyler organizó una fiesta por haber logrado su
primer contrato como DJ e invitó a todos sus conocidos.
—¿Cuántos has bebido? —Miro detrás de mí y veo dos Eric. Dios, dos de él son mucho
mejor que uno. Mis ojos parpadean rápidamente y él finalmente entra en foco junto con el
resto de la habitación. Un dormitorio. ¿Cómo llegué hasta aquí? Sus brazos son muy
musculosos debido al fútbol universitario. Ha jugado desde la escuela secundaria, antes
de que se volviera un matón conmigo. Siempre burlándose de mí y denigrándome.
Ahora, me desea y ha estado coqueteando conmigo toda la noche. Él cierra la distancia
entre nosotros y yo dejo de reír.
—¿Quieres acostarte conmigo?—susurra en mi oído, su aliento huele a alcohol. Echo
la cabeza hacia atrás y me río.
—¿Y por qué querría hacer eso? Tú acostumbrabas... —Hago una pausa, tratando de
aclarar mis pensamientos—. Acostumbrabas a burlarte de mí en la escuela secundaria.
—Me balanceo sobre los tacones, las drogas y el alcohol causan estragos en mi
equilibrio. Él inclina su cabeza hacia un lado, su cabello largo y rubio está cayendo
sobre su barbilla.
—¿Lo hice ahora? —Su voz sale como seda, envolviéndome en un cálido capullo.
—Cara-con-pecas Lindsay Cole, tienes una boca horrible. —Niego con la cabeza.
Oyendo las palabras que salen de mis labios sonar tan ridículas como en ese entonces.
Él se ríe y se frota la barbilla.
—Sí, bueno, eso fue en la escuela secundaria. —Se acerca y agarra mis caderas. Su
toque dispara chispas a través de mi cuerpo, y gimo en respuesta. Al parecer, la Lindsay
borracha no tiene control sobre sus reacciones sexuales.
—Eras solo una niña. —Él frunce el ceño—. Realmente te rellenaste muy bien desde
entonces. —Se ríe e inclina la cabeza hacia atrás, evaluándome—. ¿Todavía eres una
niña, Lindsay, o algún hombre afortunado te convirtió en mujer? —Mi cuerpo se pone
sobrio y mis piernas se aprietan bajo mi pequeño vestido rosa.
—¿Qu-qué?—tartamudeo y mis ojos se abren ampliamente. Eric sonríe y se aleja de
mí. Él patea la puerta cerrándola, la música de la fiesta se silencia al instante.
—Voy a tomar esa respuesta como que todavía eres virgen. —Él gira y se saca la
camiseta por la cabeza, revelando toda su musculosa perfección. Me balanceo y me
inclino, tratando de que mis malditos ojos se enfoquen en su magro torso.
—Oh, guau—murmuro. Él se adelanta y agarra mis caderas, haciéndome retroceder
hasta que la parte posterior de mis rodillas golpea contra la cama.
—Voy a convertirte en una mujer esta noche, Lindsay Cole—susurra mientras mi
espalda es presionada contra el colchón. Cierro los ojos y suspiro.
Finalmente. Eric McCormick me desea. Por alguna razón, siento que todo lo que
siempre quise lograr como una ingenua de diecinueve años acaba de cumplirse.

Ocho Semanas Después


Toso y me ahogó con mi espesa saliva por encima del inodoro.
—Ya vomitaste antes—farfullo, tratando de alentar a mi cuerpo a renunciar a las
náuseas. He estado enferma durante dos semanas y no puedo sacar esta maldita gripe
de mi vida. Mi hermano Tyler frecuenta esos estúpidos clubes; probablemente me
contagió algo.
Me paro y me limpio la boca con el dorso de la mano, mi misión de vomitar está fallando por
quinta vez esta mañana. Cuando vea a Tyler, lo mato y le pido que me prepare un grilled cheese
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sandwich y sopa de pollo con fideos por enfermarme.
Entro en la sala de estar caminando como un zombi, mi lengua llena mi boca como si
fuera demasiado grande, mientras mi reflejo nauseoso está crispándose con la necesidad
de vomitar nuevamente. Cierro los ojos y trago con fuerza, tratando de controlarme.
Abro los ojos lentamente y veo a Tyler guardando las compras. No vivo aquí, pero lo
visito a menudo. Me mudé de casa cuando era joven. No podía soportar que mi padre
me diera puñetazos en la cara, así que le dije que se fuera a la mierda y me escapé. He
aprendido a manejar las cosas por mi cuenta y no espero que otros hagan las cosas por
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mí. Tyler me ofreció nuestro viejo trailer una vez que nuestro padre se mudó. Él
encontró a una mujer de aspecto de marimacho que conducía un camión Mac y se largó
con ella. Buen viaje. Acepté el trailer porque vivir en un refugio apesta, y me cansé de
pasar noches sofocantes en mi automóvil. Pero odio ese maldito trailer. Me trae muchos
recuerdos.
—Maldita sea, Lindsay, te ves como una mierda—afirma Tyler, poniendo algunas
cajas de cereal en un armario.
—Me siento como una mierda—gimo, dejándome caer en el sofá. No soporto este
sofá. El material se siente como la vieja lana, es áspero y pica en mi piel.
—¿Cuánto tiempo has estado enferma?—me pregunta Tyler. Giro en mi asiento y lo
miro. Su cabello está teñido de negro, con algunas franjas azules y rojas a través de él.
Los piercings en su ojo y nariz brillan con el sol que entra por las persianas. Él se parece
a un punk.
Me encojo de hombros.
—Alrededor de dos semanas.
Tyler niega con la cabeza.
—¿Tienes fiebre?
—Nah, sin fiebre. Solo me siento cansada y con ganas de vomitar. Tampoco puedo
cagar. —Apoyo la cabeza en el sofá y bostezo.
—¿Estás embarazada?
Mis ojos se abren instantáneamente con pánico. Me siento derecha y miro por
encima del sofá, lanzando a Tyler una mirada de terror.
—Será mejor que te hagas un test. Después dime el nombre del hijo de puta que te
follaste para poder arrancarle los testículos.
— Mierda—susurro, agarrándome la cabeza con las manos.
—Tengo uno en el baño. Ve a mear sobre ese. ¡Ahora! —Tyler señala su habitación
que tiene un baño privado. Inclino la cabeza hacia un lado y entrecierro los ojos.
—¿Por qué tienes...?
—Esa chica que estaba follando pensó que estaba preñada. Compré todo el maldito
estante—me informa. Pongo los ojos en blanco. No me sorprende. Tyler es un don Juan
cuando se trata de mujeres.
Encuentro el test debajo del lavabo y orino rápidamente. Lo apoyo en la encimera y
me giro, esperando que muestre un signo positivo o negativo.
—¿Qué es lo que dice?—masculla Tyler desde el otro lado de la puerta.
—No puedo mirar—digo en voz baja, no estoy segura de si siquiera me escuchó. No
puedo mirarlo porque sé lo que dirá. Dirá que estoy embarazada. Embarazada con el
hijo de Eric McCormick.
Tyler se mete en el baño. Estoy de espaldas a él y de frente a la tina, el test está
apoyado en el lavabo detrás de mí. Lo escucho suspirar fuertemente, y con esa
exhalación, mi corazón, literalmente, se hunde en la boca de mi estómago.
—Estás embarazada.
—No—susurro y las lágrimas llenan mis ojos. Él me agarra y me abraza. Lloro
porque soy demasiado joven para ser madre. Lloro porque Eric McCormick sería un
padre más de mierda que yo como madre.
—Shhh. Está bien. Puedes hacer esto, Lindsay—me consuela mi hermano. Es por eso
que lo amo. Por supuesto, al crecer hicimos los típicos chanchullos entre hermanos: él
destruía mis Barbies y yo molestaba a sus amigos y a él. Pero siempre nos hemos
cuidado la espalda. Mi madre se fue cuando yo era una bebé; supongo que ser madre
no era su fuerte. Nuestro padre se convirtió en un borracho cuando tenía alrededor de
seis años y no existía a menos que se quedara sin cerveza que era cuando estaba en su
peor momento. Mi sola presencia lo enojaba; creo que le recordaba a mi madre. Tyler se
enfrentó a mi padre unas cuantas veces, cuando él se ponía rudo conmigo. Una vez le
rompió un brazo a Tyler.
—Dime, ¿de quién es? —Tyler me empuja a un brazo de distancia y busca en mi
rostro. Me muerdo el labio inferior, las lágrimas se deslizan por mis mejillas.
—Es de Eric—barboteo, bajando la mirada.
—Maldición. ¿En serio, Lindsay? —Tyler sabe cuán difícil me lo hizo pasar Eric en la
escuela secundaria.
—¿Qué te puedo decir? Me gusta el desafío. Chicos malos. —Me encojo de hombros.
—¡Maldición un chico sería correcto!—grita Tyler. Se da la vuelta enojado y se pasa
la mano por el pelo antes de bajar la cabeza—. Lindsay hazte un favor y mantente
alejada de los chicos malos. No son más que imbéciles y al final te lastimarán. —Cruzo
los brazos como una barrera para protegerme. Ver a Tyler decepcionado me hace daño.
—¿No usaste ninguna… —Hace una pausa, todavía sin mirarme—…protección o
algo así?
Guau, esto es muy embarazoso.
—Estábamos realmente borrachos—le explico. Tyler se estremece, como si acabara
de darle una imagen mental.
—Mira. —Tyler me mira con ojos oscuros—. Ve a buscar a ese pedazo de mierda y
cuéntaselo. Tal vez de la cara. —Tyler se encoge de hombros. Pongo los ojos en blanco y
hago un sonido de burla—. Hazlo, Lindsay. —La voz de Tyler sale amarga.
Pongo los ojos en blanco y tomo la prueba de embarazo del mostrador. ¿Cómo
empiezo a contarle a un ligue de una noche que estoy embarazada?
***
De pie en el porche de la casa de Eric, mi cuerpo tiembla por la cantidad de
adrenalina viajando por mis venas. El miedo estropea mis rodillas, y mis dedos aprietan
la prueba de embarazo en mi mano. Eric vive en el mismo trailer park donde crecí, así
que básicamente es mi vecino. Su padre construyó esta casa de dos pisos al final del
parque y recientemente se la dio a Eric. Le dijo que vigilara el lugar mientras él y su
madrastra viajaban por el mundo. Resumiendo, Eric es el propietario.
El sudor baja por mi columna vertebral mientras levanto el puño y toco a la puerta.
La puerta se abre y yo jadeo.
—Er-Eric—tartamudeo. Parece que no puedo hablar; las palabras están atoradas en
mi garganta. Esa noche, después de que Eric tomó mi virginidad, me desmayé y me
desperté con la sangre seca que se había deslizado por mis piernas y él se había ido.
Desde entonces me ha tratado con frialdad. Pensé que fui una aventura de una noche y
le resté importancia. Estaba tan jodida que apenas podía recordar nada de todos modos.
No me malinterpreten, apestaba saber que mi primera vez fue un ligue de una noche y
no un momento de amor como los que ves en la televisión. Pero mira dónde crecí, una
mierda así no sucede aquí.
—¿Qué es lo que quieres?—me pregunta, su tono es poco amable. Se recuesta contra
el marco de la puerta, con un brazo apoyado sobre su cabeza. No está usando una
camisa, y ese paquete de seis que semanas atrás pensé que tenía, definitivamente no es
un paquete de seis. Me encanta el efecto de cuento de hadas que el alcohol puede
proporcionarte.
—Necesito hablar contigo—respondo dócilmente. Miro más allá de él y veo a su
grupo de amigotes mirándome. Amigotes que solían unirse a él para hacerme bullying
en la escuela secundaria. Las inseguridades se deslizan en mi cabeza y trago saliva.
Él mira por encima de su hombro y después vuelve a mirarme con una sonrisa
torcida. Sabe que estoy intranquila y lo está disfrutando enormemente. Imbécil.
—Solo escúpelo y vete a la mierda de mi porche. —Sus palabras germinan en mi
corazón como el cáncer. Mi sangre corre tóxica y mis labios se curvan. ¡Imbécil total!
—¡Estoy malditamente embarazada!— le escupo.
Sus ojos se abren de par en par y sus amigos se callan. Eric mira por encima del
hombro con vergüenza y sale de la casa dando un portazo.
—¿Qué diablos quieres decir? ¿No estabas tomando la píldora? —Se acerca a mí, su
cuerpo está demasiado cerca.
Extiendo las manos, alejándolo.
—No, no estaba tomando la maldita píldora. Yo era virgen, idiota. —Le arrojo el
palito con pis.
—No quiero tener nada que ver con eso… contigo. —Levanta las manos y camina
hacia atrás como si el bebé creciendo en mi vientre pudiera saltar fuera en cualquier
momento.
—Puedo hacerme un aborto o algo así—mascullo, sin pensar realmente. Mi cerebro
se siente lleno, como si estuviera al máximo de su capacidad y empujando contra mi
cráneo. Todo esto está sucediendo a la vez y no puedo manejarlo. Presiono el talón de
mi mano sobre mi frente tratando de aliviar el dolor, los pensamientos corren de
manera acelerada.
—¿Qué? Oh Dios, Lindsay. Supongo que puedes ponerme primero en una larga lista
de esos, ¿eh? Apuesto a que ellos te conocerán por tu nombre en un par de años. —Se
ríe entre dientes, su tono vuelve a ser el del matón de la escuela secundaria. Mis manos
se aprietan, y quiero arrancar su rostro engreído de su cabeza. No quiero renunciar al
bebé, solo estoy nerviosa y vomité las palabras antes de que pudiera pensar lo que
estaba diciendo. Este bebé tiene una parte de mí, y nunca lo o la dañaría.
—Pero es probablemente lo mejor dado quién es su madre—acota Eric. Mi corazón
se hunde, sabiendo que él querría hacerle daño a nuestro hijo solo porque es mío.
—Seh, ¿sabes qué? Lo tendré y sacaré de tu culo cada maldito centavos. —Me giro
para bajar las escaleras y él me agarra del brazo.
—No te atreverías. —Su rostro tiene una promesa de muerte, pero no vacilo. La
verdadera madre de Eric dejó a su padre cuando Eric era joven, después de
desplumarlo durante años. Todos en el lugar escucharon las peleas a altas horas de la
noche. Sabía que decirle que le sacaría todo el dinero encendería su mecha de ira.
—Ponme a prueba, lame culos—digo con agallas. Él aprieta su agarre sobre mi
brazo, y yo lloriqueo.
—No quieres meterte conmigo. Conozco personas, Lindsay Cole—me amenaza.
Levanto la rodilla y la estrello en sus bolas. Al instante me suelta el brazo dejándose
caer en el porche. Si aprendí algo del pedazo de mierda de mi padre, es que las bolas
son tu mejor opción cuando quieres escapar.
—No quieres meterte conmigo. No necesito que la gente haga mi trabajo sucio, Eric.
Te juro que yo misma te destrozaré. —Paso sobre él, una sonrisa de orgullo se ajusta a
mi rostro.
—No tengo miedo de ti, Cara-con-pecas Lindsay Cole. —Su voz es un sonido
rasposo por la cantidad de dolor que está sintiendo.
Bajo los escalones y le muestro el dedo.
—¡Entonces eres un estúpido hijo de puta!

Diez Meses Después


—Juez, el señor McCormick es un tutor inaceptable para la niña. Él…
—Voy a interrumpirlo allí mismo, abogado. Mirando el expediente de la señorita
Cole aquí, tendría que suplicar disentir—interrumpe el juez Calhoun. Trago el nudo
seco en mi garganta, la lengua se me pega al paladar. Un sudor nervioso estalla en mi
frente. El juez Calhoun es un hombre mayor; su pelo es rizado y en su mayoría de color
blanco, con algunos mechones negros en la parte de atrás. Lleva gafas sin montura que
se acomodan en el puente de su nariz, y tiene esa mirada de “no me molestes”.
—Señor Juez, s-si pue-puedo—tartamudea mi abogado, y le echo una mirada de
soslayo. No podía pagar a un abogado, así que me dieron a este retardado que parece
no saber qué demonios está haciendo. No sabría decir si está tratando de ser malo o si
simplemente apesta en esto.
—No, no puede—lo interrumpe el juez. Levanta una hoja de papel e inclina la
cabeza hacia atrás para mirar a través de sus gafas—. Lindsay Cole, dos cargos por
robo, sustancias ilegales, asalto—habla sin parar el juez Calhoun, leyendo mi
expediente con todos los antecedentes penales de lo que me han culpado a lo largo de
los años. ¿Cómo tiene esa mierda de mí? Él suspira y se quita las gafas, mirándome con los
ojos entrecerrados como si fuera el Diablo—. Ella tiene una hoja de antecedentes
penales de un kilómetro de largo. En cuanto al padre, está tan limpio como una patena.
Creo que le estaría haciendo un favor a esta niña sacándole a la madre de la foto. —
Boqueo aterrorizada y tironeo del brazo de mi abogado. Mis oídos están sonando y
siento que puedo desmayarme.
—¿Cómo sabe él esas cosas? Todo sucedió cuando era menor de edad—susurro con
incredulidad—. ¡Tienes que hacer algo! —Mi abogado tiene una expresión de
ignorancia escrita en el rostro, como si esto lo superara, y me quedo boquiabierta. Estoy
estupefacta por lo estúpido que es para ser un maldito abogado.
Aparto los ojos de mi abogado y miro a Eric enfrente. Está recostado en su silla, con
una arrogante sonrisa en el rostro como si no tuviera ninguna preocupación en el
mundo. Él piensa que va a ganar, y por cierto si esto continúa, podría suceder. ¡Grr!
Solo quiero golpear su cara contra esa mesa. Mis uñas se clavan en mi silla con el
insoportable deseo de hacerlo. Él no quiere a Piper; solo la quiere así no puedo manchar
su nombre. Quiere demostrar lo que su padre no pudo demostrar con su madre. Quiere
lastimarme porque sabe que puede. Eso es quién es, después de todo; es un matón y no
cambiará. Es un niño pequeño con una lupa, y yo soy la hormiga que fue lo
suficientemente estúpida como para caminar justo en su línea de visión.
El martillo golpea, haciéndome saltar.
—He tomado mi decisión. Lindsay Cole, se te niega la tutela sobre Piper Cole. La
custodia total se le otorga al señor Eric McCormick.
El aire es aspirado de mis pulmones.
—¡No! —Respiro con dificultad y me levanto rápidamente de la silla. Fulmino con la
mirada a Eric, que está sonriendo con arrogancia. Dando un paso adelante, estoy más
que dispuesta a darme el gusto de golpear su cara contra esa mesa. Mi abogado me
agarra de los brazos y me detiene.
—Si lo tocas serás acusada por desacato—me advierte.
—¡No! ¡No puede salirse con la suya!—grito, señalando a Eric.
Mis ojos se llenan de lágrimas mientras mi corazón se sofoca con la inevitable
sensación de estar vacío. Llevé a Piper durante nueve meses, la tuve de forma natural,
todo sola. Entonces él apareció en el hospital, y fue cuando todo salió mal. Vio lo feliz
que ella me hacía y sabía que podía llevársela... y acaba de hacerlo. Esto es un juego
para él. Un juego de tirar de la cuerda basado en quien tiene el control y acabo de caer
sobre mi culo, dejando que la cuerda se deslice por mis palmas.
***
La sala del tribunal está vacía, pero parece que no puedo sacar mi culo de la silla.
Todo desde el momento en que vi la imagen de ultrasonido de Piper, hasta escuchar los
latidos de su corazón y su primer llanto se reproduce en mi cabeza. Sollozo. ¿Cómo sabía
ese juez todo eso sobre mí? Pensé que esas cosas eran sacadas de tu expediente cuando cumplías
dieciocho años. ¿Por qué mi abogado no luchó por mí? Entrecierro mis ojos y me muerdo el
labio confundida. Necesito saber. Exijo saber. Me paro sobre mis piernas temblorosas y
camino hacia donde estaba sentado el juez. Él se metió calladamente en una habitación
justo detrás de su estrado. He escuchado voces amortiguadas a través de la puerta
durante los últimos treinta minutos, así que sé que todavía está aquí. Cierro los ojos y
exhalo lentamente. Tal vez si ve lo decidida que estoy, tendrá dudas sobre su decisión.
Empujo la puerta y abro los ojos desmesuradamente. El juez está parado detrás de su
escritorio, mi abogado está a su lado, y Eric y su abogado están parados al otro lado del
escritorio. El abogado de Eric está entregando al juez Calhoun y a mi abogado una gran
cantidad de efectivo. Parpadeo un par de veces. Seguramente esto no es real.
—¿Lo sobornaste?—susurro, mirando al grupo estupefacto. Es por eso que mi
abogado no luchó por mí. Es por eso que el juez fue tan indiferente con una hija que
necesita a su madre. Estaba siendo pagado por Eric y su abogado. La ira llena mis
venas.
El juez suspira y le arrebata el dinero al abogado.
—Siéntese, señorita Cole—exige el juez.
—¡No!—respondo con firmeza.
—Sentarse sería lo mejor para usted—insiste, contando su dinero. Mis fosas nasales
arden en llamas mientras inhalo un aliento de ira—. ¿Qué es lo que quieres? ¿Dinero?
¿Tu hija los fines de semana? ¿Qué? ¿Qué te llevará a no haber visto esto? —El juez
coloca la pila de dinero sobre el escritorio y se aprieta el tabique nasal. Mi rostro se
quiebra cuando mis labios tiemblan de humor antes de soltar la carcajada. Me río tanto,
el grupo de bastardos deshonestos me mira como si me hubiera vuelto loca. Quizás yo
lo esté.
—Oh, Dios—murmuro, mi risa ha desaparecido y mi voz se quiebra de emoción. Me
paso una mano por el pelo y pongo la otra en mi cadera. ¿Cómo puede ser posible?
Acabo de sorprender al padre de mi hija pagándoles a mi abogado y al juez que maneja
nuestra batalla por la custodia. ¿Cuántas veces este juez y este equipo de abogados han sido
sobornados? ¿Cuántas madres han perdido a sus hijos? ¿Cuántas personas perdieron casos
injustos?
Mis ojos se clavan en los de ellos, mi sangre corre helada hasta el punto en que piel
de gallina sube por mis brazos.
—¿Sabes qué? No. —Mi voz es mortalmente seria.
—¿No? —El juez inclina la cabeza hacia un lado, confundido.
—No. Estoy llevando esto más alto. Tendré a mi hija de la manera correcta, y ustedes
arderán por esto. Los enterraré a todos hasta sus jodidos cuellos. —Señalo a cada uno de
ellos mientras retrocedo hacia la puerta—. Esto no ha terminado, Eric—prometo y salgo
pitando de allí.

Dos Días Después


Pago mi paquete de chicles y dejo la gasolinera, regresando a mi coche. Había
denunciado al juez y a los abogados, y estaba esperando que me devolvieran la llamada
para revisar mi caso con alguien del juzgado. Dijeron que me devolverían la llamada
con los pasos a seguir, pero el tono de su voz me hizo dudar. Tal vez debería volver y
exigir hablar con alguien más. Los pelos de mi nuca se me erizan de repente cuando me
meto un chicle en la boca. Mi mirada recorre lentamente la calle, tratando de encontrar
lo que tiene mi cuerpo en modo de alarma, cuando un camión verde asqueroso se
arrastra al lado de la gasolinera. Los hombres parados en la parte posterior, están
sosteniendo armas grandes. Mi respiración se vuelve superficial, y las personas
comienzan a gritar.
Pop Pop Pop suena en el aire nocturno. Estoy congelada de miedo.
—¡Abajo!—me grita un hombre, tirándome al suelo. Miro desde debajo del extraño
que está tendido encima mío y veo que el camión verde se detiene.
—¿Le diste?—pregunta uno de los tipos en la cabina del camión.
Las sirenas suenan a lo lejos, y el fuego se propaga desde una de las bombas de
gasolina.
—No importa. Tenemos compañía. Iremos a su trailer y la esperaremos allí! —Al
escuchar esas palabras, en ese mismísimo momento supe que habían sido enviados por
el juez y los abogados, tal vez incluso por Eric. Mi corazón se congela, y la esperanza de
recuperar a mi hija se volatiliza como cenizas; junto con el pedazo de mi corazón que
acaba de morir. No puedo ir a casa, no puedo ir a la policía. Estoy jodida. Estoy sola.
Todo porque quería la atención de Eric maldito McCormick. Ahora que la tengo, es la
última maldita cosa que quiero.
***
El coche está caliente y actúa como una barrera contra la brisa. Bueno, la brisa que
hay en el medio del verano en Los Ángeles. Retirando el cabello de mi rostro sudoroso,
me abanico con la mano. Logré hacer que un hombre se detuviera ayer, así que espero
poder hacer que otra persona se detenga hoy. He estado viviendo en mi coche durante
los dos últimos días. No me he puesto en contacto con mi hermano, porque no quiero
que quien está intentando matarme nos vincule y ponga a Tyler en peligro, si es que no
lo han hecho ya. Cada día, me detengo a un lado de la carretera, a kilómetros de
distancia de mi antiguo lugar de parada y actúo como si mi coche estuviera averiado.
He estado engañando a hombres, a mujeres, a cualquiera que se detenga. No es algo de
lo que estoy orgullosa, ¿pero qué otra opción tengo? Estoy huyendo y estoy
desesperada. Salgo del coche, la parte posterior de mis piernas chorrea constantemente
de sudor debido al calor. Alzando el capó del coche, me apoyo contra el metal caliente
del paragolpes delantero. Mis ojos pican a causa de las lágrimas por haber llegado a
esto. Inclino la cabeza hacia atrás y cierro los ojos contra el cálido sol de verano.
—Dios, dame una señal de que estás allá arriba y puedes ver el dolor que tengo—
susurro para mí misma. Mi familia nunca fue muy religiosa, pero cuando te desesperas,
cuando llegas al punto en que nadie en la Tierra te va a ayudar, rezas para que haya un
poder superior, algo que pueda sacarte del pozo oscuro en el que estás. Ansías con
todas tus fuerzas que las cosas mejoren; de lo contrario, ¿por qué diablos estamos aquí?
Un fuerte estruendo baja a toda velocidad por la rampa de salida. Salto donde estoy
parada cuando noto que una moto se detiene de repente junto a mi coche.
—Parece que estás teniendo problemas con el automóvil. —El hombre sonríe
burlonamente, balanceando su pierna sobre su moto negra. Mi boca se seca por el calor
que sale del pavimento. No puedo responder porque estoy estupefacta. Él es sexy.
Maldición deliciosamente fuerte y lo suficientemente bueno como para comérmelo, de
hecho. Tiene el cabello corto de color marrón pero con vetas cobre cuando el sol brilla
sobre él. Tiene tatuajes en los brazos y un piercing en el labio que hace que mis bragas
se mojen al instante. Lleva un chaleco de cuero y vaqueros azules rotos. Se ve tan fuerte,
exuda chico malo. Mirándolo fijamente, mi cuerpo cobra vida con un calor que no había
sentido desde aquella noche en que me emborraché con Eric. Solo que este calor es
mucho más intenso.
—¿Estás bien?—me pregunta, las palabras salen de su boca bruscamente. Sus
hombros son anchos, haciendo que sus brazos cuelguen a cierta distancia de su cuerpo,
sus zancadas son largas y masculinas. Se ve macizo y delicioso. Parpadeo y abro la boca
para hablar.
—Umm, sí. Sí, n-no estoy segura de lo que está mal co-con eso—tartamudeo
tratando de espabilarme de follármelo con los ojos y agito mi mano hacia el coche. Es
una furgoneta destartalada que ha visto mejores días. Con el capó levantado y el humo
constante saliendo de debajo de ella, es fácil darse cuenta que se ha roto.
Se inclina sobre el automóvil, mirando el motor, y yo aprovecho la oportunidad para
echarle un vistazo. Mis ojos recorren su espalda musculosa; sus bíceps tatuados son
musculosos y estiran las mangas de la camiseta blanca que lleva debajo de su chaleco de
cuero. Su culo se ve en forma y duro. La manera en que luce en esos pantalones
vaqueros debería ser ilegal.
Él toquetea las tapas y la varilla de aceite debajo del capó, tratando de resolver el
problema, y yo sigo revisando su cuerpo duro, imaginando lo que sería tenerlo encima
mío. Seh, porque la última vez que sucedió salió todo muy bien. Cierro los ojos y sacudo la
cabeza, pero no puedo evitar volver a abrirlos y mirar su cuerpo. Cuando mi mirada
capta su billetera, me acuerdo de lo que realmente estoy buscando. Dinero. Comida.
Combustible. Camino alrededor de él y paso mi mano seductoramente por su espalda.
Gira lentamente la cabeza, mirando mi mano que acaricia su hombro. Esa es la clave,
hacer que se concentre en esta mano en lugar de en donde estoy a punto de poner la
otra.
—Sí, no estoy segura de lo que le pasa—miento, tratando de distraerlo. Él me mira
por el rabillo del ojo y sonríe burlonamente antes de deslizar la lengua por el labio
inferior. Por la forma en que su lengua le da un golpecito al anillo en su labio, casi
olvido robar su billetera. Casi. Deslizo mi dedo por la parte superior de la billetera y la
saco suavemente al mismo tiempo que quito la mano de su espalda.
Me meto rápidamente la billetera en mis pantalones cortos mientras él continúa
mirando el motor.
—Trataré de volver a darle arranque—ofrezco. Camino a su lado, me subo detrás
del volante y lo arranco con facilidad.
—Sip. Creo que se calentó demasiado o algo así. —Me encojo de hombros. Él me da
una mirada confundida y se pasa las manos por el pelo.
—Sí, supongo que sí—responde en voz baja.
—Nos vemos. —Le doy un pequeño saludo y lo miro subirse a su moto. Él mira por
encima del hombro y me paraliza con una mirada que nunca olvidaré. Una mirada que
dice mil cosas. Como si no quisiera irse, como si quisiese decirme algo más. No quiero
que se vaya tampoco, pero no estoy en posición de estar con nadie, no importa cuán
caliente sea. Quito mis ojos de los suyos primero y miro el asiento a mi lado.
Después de que se va, abro su billetera, leo su nombre, dirección, peso. Todo.
—Phillip DeLuca. —Saboreo su nombre resbalando de mis labios mientras paso mi
dedo sobre su foto. Es muy guapo. Es el tipo de hombre al que la mayoría de las
personas temerían, pero yo no. Quiero llegar a conocerlo. Perdida en una fantasía, la
puerta de mi coche se abre bruscamente.
—¿Dónde diablos está, perra?
—¿Qué?—grito cuando soy sacada del coche y estrellada sobre el capot caliente—.
¡No tengo nada!—grito, tratando de liberarme. Él me empuja hacia abajo en el capot. Su
mano se enreda en mi cabello.
—No pienses en moverte—escupe, con un tono áspero. Pongo los ojos en blanco y
continúo reclinada sobre el capot. Mi corazón golpea contra mi pecho en puro pánico, y
mis manos tiemblan. Él se aleja y se inclina dentro del automóvil. En cuestión de
segundos, encuentra su billetera. Mierda.
Me mira fijamente con una energía feroz en sus ojos. La intensidad me tiene
levantándome del capot, muerta de miedo.
—Tienes pelotas—masculla, volviendo a meterse la billetera en el bolsillo. De
repente su tono es suave y tierno. Giro la cabeza y lo miro enojada.
—Vete a la mierda. —Cruzo los brazos y apoyo mi cadera contra el coche. Mi
elección de palabras tiene más seguridad de la que estoy sintiendo.
Él se acerca y sujeta con fuerza mis caderas con ambas manos. La piel me quema y
mi boca se entreabre de deseo. Sus ojos marrones encuentran los míos, y sus manos
acercan bruscamente mi cuerpo al suyo. Siento que todo el aire es aspirado de mis
pulmones cuando inspecciono sus ojos oscuros. Al poner mis manos sobre su sólido
pecho para estabilizarme, mis palmas zumban de excitación.
—Te gustaría eso, ¿verdad? —Me mira de arriba abajo y se acerca aún más—. Te
gustaría si te empujara sobre el capó de este coche y te follara hasta que tus piernas
cedieran. —Sus palabras rozan suavemente mis labios, él está muy cerca. Contengo la
respiración, deseando que mi cuerpo se aleje, pero no me muevo. Justo cuando creo que
va a besarme, toma mi mano y la tira hacia arriba. Frunzo el ceño y observo mientras
saca un bolígrafo del bolsillo trasero y le quita la tapa con los dientes. Escribe su
número y la palabra 'Lip' en mi mano.
—Llámame. No me hagas venir a buscarte, Cherry.
—¿Cherry?—pregunto en voz alta.
—Tu traje de baño—grita por encima del hombro antes de dar arranque a su moto.
Miro hacia abajo a mi camiseta blanca, notando que mi bikini de color cereza está
asomándose de la línea del busto. Una sonrisa se arrastra por mi cara. Sé que no me
debería gustar, pero como que me gusta. Pasando junto a mí, me guiña un ojo y juro
que suspiro como una maldita tonta.
Capítulo 2
CHERRY
Sentada en el coche, miro cómo la luna se eleva en el cielo. Todavía está caluroso
afuera, y mis piernas se adhieren al asiento. No puedo dormir, y todo en lo que puedo
pensar es en Piper. Sé que es estúpido, pero quiero ir a quitársela a Eric. Odio que
piense que me he rendido con ella, que no peleé más duro por ella. Mirando a la luna,
suspiro pesadamente.
Recuerdo cuando era niña lo mucho que quería saber si mi madre alguna vez me
quiso. Me pregunto si Piper se sentirá de esa manera. El pensamiento me entristece.
—No puedo darme por vencida. Todavía no—murmuro, sentándome derecha en el
asiento del coche. Enciendo el motor y salgo a la carretera. Maldita sea voy a recuperar
a mi hija. Quiero a mi hija, y la tendré de una forma u otra.
Conduzco un largo rato hasta que logro llegar al trailer park. El sol casi está
ascendiendo cuando finalmente llego al lugar de mierda. A medida que me acerco mis
manos comienzan a sudar nerviosamente y mi estómago se revuelve con malestar hasta
el punto de poder vomitar. No puedo creer lo que estoy haciendo. Soy estúpida. Estoy
siendo imprudente.
Exhalo y entro a dar vueltas, pero no me voy. Estoy decidida a continuar mi viaje,
incluso si eso me mata.
—Puedes hacerlo. Puedes hacer esto—me susurro a mí misma. Ni siquiera sé qué es
esto. Todo lo que sé es que quiero recuperar a mi hija. Supongo que si tengo que
ponerle un rótulo, estoy secuestrándola. Cuando abro la puerta del coche, rechina
audiblemente y yo respingo. La cierro lentamente, esperando que no haga tanto ruido,
pero lo hace. Afortunadamente, nadie sale a investigar el ruido.
Mirando la casa, noto solo dos luces encendidas. Una en la segunda planta y otra en
el frente. Mi mejor opción sería ingresar por la parte trasera. Rodeo la casa caminando
de puntillas y escalofríos corren por mi espalda, así que me froto los brazos arriba y
abajo para tratar de calmarlos. Subiendo los escalones, pruebo abrir la puerta y
encuentro que está sin cerrojo. Niego con la cabeza; Eric es tan malditamente estúpido
como para dejar su casa abierta en este vecindario.
Lentamente, empujo la puerta para abrirla y escucho un televisor en la sala. La casa
está a oscuras y nadie parece estar moviéndose, por lo que sigo en silencio hacia lo que
parece una cocina. Escucho sonidos de llanto que vienen de la planta alta, y mis ojos se
llenan de lágrimas. Piper. Me acerco al televisor y veo que Eric se desmayó en una silla
y sus manos están metidas en sus pantalones. Este es el momento de llevarme a Piper.
Me giro rápidamente y sigo subiendo las escaleras hacia el llanto. Paso fotografías de
Eric pequeño y su familia, y encuentro el dormitorio que está iluminado. Allí, en una
pequeña cuna blanca, está Piper. Ella tiene unos pequeños rizos rojos y está envuelta en
una manta blanca. Sollozo y me acerco, solo queriendo sentir su pequeño cuerpecito en
mis brazos.
—Yo no lo haría—me congelo, presa del pánico. Giro lentamente y encuentro a una
mujer mayor con rizos plateados y un camisón largo y blanco como la nieve—. Lindsay,
¿verdad?—no respondo, helada, muerta de miedo—. Lo entiendo. Sabía que
aparecerías. Lo esperaría de cualquier madre que se preocupa por su hijo. —Ella pasa
junto a mí arrastrando los pies, y frunzo el ceño en confusión. ¿Ella me va a dar Piper?
La sigo a la habitación mientras alza a mi pequeña niña.
—Soy la abuela de Eric, y me estoy ocupando de Piper. No necesitas preocuparte. —
Le da unas palmaditas a Piper para calmarla.
—No es justo—mascullo. Yo debería estar cuidando de Piper. Yo quiero cuidarla,
pero Eric simplemente se la da a cualquiera que haga su trabajo sucio. A cualquiera
excepto a mí.
La abuela de Eric se burla de mi comentario.
—Baja de las nubes, cariño; nada en la vida es justo. —Le frunzo el ceño—. He criado
a mis hijos, pero aquí estoy criando al tuyo.
Cierro los ojos y niego con la cabeza, sin querer escuchar eso.
—Tienes que irte. —Su voz me hiere, las palabras abrasan mi corazón. Debería haber
sabido que no sería tan fácil como colarme en la casa de Eric y llevarme a Piper.
—No, no me iré sin mi hija. —Levanto la barbilla con confianza. La dama entrecierra
sus ojos arrugados.
—No creo que entiendas. Eric te quiere muerta. Ese juez te quiere muerta. Eres una
mujer muerta mientras rondes a esta pequeña niña. ¿Cómo vas a ayudarla si estás
muerta?
—No puedo dejarla con él—le digo llorando, las lágrimas llenan mis ojos.
Ella mira a Piper y luego a mí.
—No, no lo harás; la estás dejando conmigo. Tengo otros seis o siete años buenos
por delante antes de que Eric me interne en un hogar de ancianos. Ahí es cuando
realmente necesitará a una madre, y ahí es cuando tienes que regresar. —Ella me mira
—. Cuando Eric piense que te has ido, cuando puedas poner tus emociones a un lado, y
realmente puedas luchar por lo que quieres en la vida.
—No. No puedo dejarla—digo sollozando. Me acerco a ella y froto mi dedo a lo
largo de la mejilla de Piper. Es muy suave y sedosa.
—Me temo que no tienes otra opción. —Su mano se desliza a su lado, agarrando un
rifle. Mi cuerpo se congela y mis ojos se abren ampliamente.
—Si dejo que le ocurra algo a Piper, Eric me ha amenazado con acabar con mi vida,
cariño. Así que por mucho que quiera que se reúnan madre e hija, eso no sucederá—
dice con tono de mofa.
Miro el rifle y luego a ella.
—No me voy sin ella—le reafirmo, con lágrimas en los ojos.
—¡ERIC!—grita ella. Mis ojos se abren ampliamente y mi corazón comienza a saltar
de miedo—. Será mejor que huyas—susurra, su tono es escalofriante. Miro a Piper una
última vez, y luego a ella.
—Ve, antes de que él te encuentre y sepa que estás viva—masculla. Aprieto los
labios, y por mucho que no quiera, me alejo de Piper. Bajo corriendo las escaleras y
salgo de la casa lo más rápido que puedo, pasando junto a Eric durmiendo en el camino,
casi tropezándome con mis pies mientras me dirijo hacia mi coche. Entro de un salto y
miro la casa de Eric una vez más. No quiero irme, pero si me quedo podría matarme.
—Volveré, bebé—sollozo, poniendo en marcha el coche—. Algún día volveré—
mascullo, las lágrimas caen por mis mejillas. Salgo a la carretera acelerando,
conduciendo lo más rápido que puedo hacia donde pertenezco. A ninguna parte, y
fuera de la vida de Piper.
***
Estoy sentada en el coche dos autopistas más allá de donde me encontré con Phillip
ayer. Pensé en llamarlo. Lo pensé más de lo que creía, pero no puedo. Los hombres y
yo, no nos mezclamos. Es obvio. En este momento solo necesito resolver mi mierda y no
ser distraída por un motero de aspecto rudo y hablar sucio. No importa lo sexy que sea;
es mejor si mantengo en secreto mi drama. Como dijo Tyler, necesito mantenerme
alejada de los chicos malos, y al mirar a Phillip puedo decir que es un chico malo con
todas las de la ley. Tengo que concentrarme en mi próxima víctima; necesito dinero. Mi
asiento vibra, y el familiar rugido de una moto suena detrás de mí. Miro por el espejo
retrovisor y encuentro a Phillip en su moto mirándome en el espejo. Una enorme
sonrisa se arrastra por mi rostro, y los dedos de mis pies se doblan de excitación. ¿Por
cuántas rampas de salida me buscó? Balancea la pierna de la moto y se baja llevando algo
negro en la mano. Frunzo el ceño, sin saber qué es. Salgo del coche y es cuando lo veo,
un casco. Es pequeño, así que sé que no es para él. Me quedo boquiabierta. ¿Qué está
planeando hacer con eso?
—Estoy bastante seguro de que te dije que no me hicieras venir a buscarte—gruñe y
su tono suena enojado.
Cruzo los brazos y ladeo la cadera.
—Mira, Phillip...
—Lip—interrumpe.
—¿Qué?
Levanta su ceja izquierda mientras empuja una mano en el bolsillo de sus pantalones
vaqueros.
—Mi nombre es Lip—reitera con tono fuerte y seguro. Inclino la cabeza hacia un
lado y lo recorro con la mirada desde las botas, el torso robusto, hasta su duro rostro. Se
parece a Lip.
—Está bien, Lip—continúo—. En este momento no me puedo involucrar. Solo
estoy... —Sacudo la cabeza, humillada por decir que estoy viviendo en mi coche y soy
pobre. Mirando a Lip, estoy segura de que no tiene problemas para encontrar chicas. Él
definitivamente puede encontrar a alguien mejor que yo—. No soy la chica para ti.
Ahora mismo tengo demasiado equipaje y no puedo involucrarme. Sin mencionar que
me estoy quedando en mi... —Miro mi coche, pero decido no decirle que estoy sin hogar
—. Me estoy quedando con mi hermano hasta que pueda encontrar un lugar para vivir.
Lip ladea la cabeza hacia un lado, esa lengua suya está dando golpecitos en el anillo
en su labio. Mi estómago revolotea de lujuria. Quiero morder ese anillo.
—A mi entender, realmente deberías venir conmigo entonces. —Vuelvo
bruscamente la cabeza hacia él, y mi boca se abre con sorpresa—. ¿Y por qué no me
dejas decidir qué mujer es lo suficientemente buena para mí, eh?
—¿Qué?—balbuceo. Se acerca a mí y me agarra suavemente la barbilla, levantándola
así tengo que mirar sus ojos marrones. Hay algo en mirar fijamente a los ojos de alguien
que te hace vulnerable. Ves más que solo el color del iris… ves el color de su alma. La
intensidad de ellos me hace retroceder un paso e inspirar profundamente.
—Si te estás quedando con tu hermano, ¿por qué estás aquí hurgando en los bolsillos
de hombres extraños?—susurra. Frunzo el ceño—. Es peligroso.
—No es que sea de tu incumbencia, pero... —Inhalo, mirándome los dedos mientras
invento una excusa—. Es complicado—exhalo.
—Ven conmigo, Cherry, solo por esta noche. —Se encoge de hombros—. Si no te
gusta, te traeré de vuelta a tu coche—dice—. Vamos, hay una fiesta esta noche. No me
hagas aparecer solo—coquetea, una hermosa sonrisa curva las comisuras de sus labios.
Joder, esos labios son increíbles. Aparto mis ojos de él y me miro los pies.
—Estoy segura de que no tienes problemas para encontrar una cita, Lip—le
respondo, apartándome el pelo de la cara. Entorno los ojos, arriesgándome a mirarlo, y
descubro que su pecho se levantaba mientras alzaba el mentón. Se ve aún más sexy, y
está haciendo que sea mucho más difícil rechazar su oferta. No debería haber mirado.
—No, no tengo problemas para encontrar citas. —Se ríe—. Pero hay algo en ti, algo
que me hizo buscarte en seis autopistas tratando de encontrarte.
—¿Seis?—repito dócilmente. Él sonríe ampliamente y asiente.
—Sí, seis.
Que me jodan.
—¿Normalmente persigues a mujeres extrañas a lo largo de la autopista?—bromeo,
cruzando los brazos.
—Nah, solo las que tienen una bonita delantera. —Él me guiña un ojo, su tono no
tiene ningún humor. Me quedo boquiabierta, mi deseo de burlarme de él se desvanece.
Por alguna razón, quiero mirarme las tetas, ver lo que él está viendo, pero sostengo su
dura mirada.
Él camina hacia mí, y yo descruzo los brazos.
—Ven—susurra. Mis ojos se dirigen a los suyos; escucharlo decir esa simple palabra
suena tan erótico. Él sonríe como un gato de Cheshire. Oh, sí, él sabe lo que está haciendo.
Me mete el cabello detrás de las orejas, su dedo roza mi piel y me pone el casco
negro. Sonríe y unas pequeñas arrugas se forman alrededor de sus ojos.
—¿Qué?—sonrío también, su energía es contagiosa.
—Te ves adorable—susurra muy suavemente, como si no tuviera la intención de
decirlo realmente. Sus ojos se dirigen a los míos, como si acabara de darse cuenta de lo
que dijo en voz alta. Su sonrisa se desvanece en algo duro, sus ojos nunca abandonan
los míos mientras espera mi respuesta. Después de ponerme el casco, no lo veo
subiéndose a su moto y marchándose solo.
—Está bien, iré—susurro. Mi corazón golpea contra mi pecho, diciéndome que no
haga esto, que no ceda. Pero la agitación en mi vientre y el latido entre mis piernas me
hacen subir a la parte trasera de su enorme moto momentos después.
Envuelvo mis brazos alrededor de su cuerpo sólido y mis pezones se rozan contra su
espalda, repentinamente doloridos por la excitación. Su chaleco está caliente y huele a
cuero. El aroma me hace inhalar profundamente, es sexy y masculino. Joder, estoy en
problemas. ¿Por qué hice esto? ¿Por qué diablos subí a su moto? Sé que nada bueno puede
salir de esto.
—Solo una noche—mascullo, tratando de hacerme entrar un poco en razón.
Lip se da la vuelta delante de mí, apoyando su mano en mi rodilla.
—¿Estás bien?—me pregunta, su toque hace que me tiemble la rodilla. Asiento y el
casco que está sofocando mi cabeza se mueve un poco hacia adelante. Me inclino hacia
atrás para ajustarlo cuando noto que su chaleco de cuero dice “Devil´s Dust” en la parte
posterior con una calavera de aspecto amenazante justo en el centro. Mis ojos se abren
ampliamente. ¿Cómo no vi eso antes? Es parte de esa pandilla de la que las noticias
siempre hablan. Dicen que son criminales peligrosos. Me trago el nudo en la garganta y
exhalo un suspiro de miedo. Tal vez debería bajarme y decirle que no es una buena
idea.
Él le da a mi rodilla desnuda un suave apretón.
—Sujétate, Cherry. —Mierda, no puedo bajarme ahora. Cierro los ojos con fuerza y
clavo las uñas en la parte delantera de su camiseta por miedo a caerme. La moto se
enciende y todo en mi cuerpo vibra con tanta intensidad que mi visión se vuelve doble.
Lip ni siquiera mira detrás de él y sale disparado hacia la autopista. El viento sopla en
mi cara con dureza, casi quitándome el aliento. Miro por encima del cuello de Lip y sus
hombros fuertes. Dios, es el hombre más sexy que he visto en mi vida. Lip acelera
rápidamente y me aferro a él cuando un chillido escapa de mi pecho. No puedo evitar la
gran sonrisa que se forma en mi rostro cuando Lip se ríe de mi reacción. Nunca antes
había estado en una moto, nunca lo pensé mucho, para ser sincera. Pero esto es
increíble. Es peligroso pero liberador, temerario pero reconfortante.
Lo amo.
***
—¿Quieres un trago?—me pregunta Lip. No tenía miedo de ir a la fiesta antes, pero
ahora que estamos aquí, me estoy volviendo loca. No estamos en una fiesta; no, estamos
en el maldito club donde se encuentra su pandilla de moteros.
—Sí. Una soda sería agradable—grito, mirando a mi alrededor. Hay humo bailando
en el techo de todos los cigarros y cigarrillos, el olor a alcohol y perfume barato es
fuerte. Hay chicas que me miran con mala cara, y estoy bastante segura de que un
hombre está recibiendo una mamada contra la pared, en la esquina. Me clavo las uñas
en las palmas y sigo a Lip hasta la barra. He estado en fiestas, pero ninguna así de
3
osada. Las chicas llevan chaparreras de cuero sin bragas, y la mayoría de los hombres
están sin camisa y muestran sus tatuajes y piercings.
—Lip, ¿quién es tu amiga? —Lentamente giro mi cabeza hacia la voz áspera y
desconocida, encontrando a un hombre alto con cabello oscuro y los ojos más verdes
que jamás haya visto. Él frunce el ceño, provocando marcadas arrugas en su frente. Su
mandíbula está definida y sus mejillas son fuertes. Él es aún más intimidante que Lip, si
eso es posible.
El hombre tiende su mano para estrecharla.
—Soy Bull. —Su tono amistoso contradice la mirada dura cincelada en su rostro. Le
doy la mano y le brindo una sonrisa, mis ojos caen sobre el parche en su chaqueta de
cuero que dice “Presidente”. Él debe estar a cargo. Su palma fuerte agarra mi mano, y sus
brazos son más grandes que cualquier cosa que haya visto antes. Suavemente retiro la
mano y me encojo en donde estoy, los nervios y el miedo trepan lentamente por mi
espalda.
—Soy…
—Ella es Cherry—responde Lip por mí. Suspiro aliviada de que se hiciera cargo de
la conversación.
—Cherry, ¿eh? Me gusta—sonríe Bull, asintiendo. En realidad, no se ve tan aterrador
cuando sonríe.
—Ella es realmente hermosa, Lip. ¿Por qué no la invitas a salir al patio, la alejas de
todo este ruido y alboroto?—le sugiere Bull. El silencio cae entre los dos y Bull
inmoviliza a Lip con una dura mirada. Giro la cabeza, viendo cómo Lip también lo mira
con dureza.
—Sí, seguro. Eso suena como una buena idea—responde Lip, su tono seco mientras
toma un sorbo de su cerveza—. Vamos, Cherry.
Una vez que salimos, la música es ahogada por completo y el aire frío me retira el
pelo del cuello. Inhalo profundamente, llenando mis pulmones de aire limpio. Lip
suelta mi mano y camina unos pasos delante de mí. Sus hombros están tensos, y su
cuerpo asciende con respiraciones rápidas. Se ve cabreado.
—Umm, ¿estás bien?—le pregunto suavemente. Él baja la cabeza y se pasa la mano
por el cabello. Mis muslos se aprietan al verlo. Está oscuro aquí, la única luz proviene
de lo alto de la farola de la calle arrojando una sombra más oscura sobre él, pero eso lo
hace mucho más atractivo para mí. Se ve dañado, roto como yo.
Lip levanta lentamente la cabeza e inclina la barbilla hacia arriba. Tiene una mirada
en sus ojos que es hambrienta, primaria. Trago el nudo en mi garganta, y mis labios se
separan para permitir que escape mi áspero aliento. Lo deseo, aunque sé que no
debería. Sé que el momento es incorrecto y que un hombre como él no puede amar a
una mujer. Pero eso no me impide desearlo ardientemente.
—Maldición, eres sexy—respira ruidosamente. Sus ojos desgarran mi alma,
desbloqueando cosas que aún no podía descifrar. Él se adelanta y acuna mi nuca—.
¿Sabes eso, verdad? —Me encojo de hombros, mirándolo con los ojos entornados.
Nunca me llamaría sexy, común y corriente como máximo. Al crecer, no fui más que
intimidada, me dijeron que era una friki y fea. Después de escucharlo durante tanto
tiempo, empiezas a creerlo. Sus ojos se entrecierran con confusión mientras me examina
—. No tienes idea de lo atractiva que eres—masculla como si no pudiera creerlo. Inhalo
un aliento tembloroso por la nariz, mi mirada nunca deja la suya. Sus magníficos ojos
queman un rastro de deseo a lo largo de mi piel mientras me examina—. Tienes los ojos
de una santa, pero el cuerpo de una maldita seductora, Cherry. —Mis ojos se vuelven
pesados y mi cuerpo se acelera con la adrenalina, haciéndome sentir borracha. Sus ojos
se posan en mis labios, y mi pecho se tensa. Quiero alejarme y romper este hechizo bajo
el que estoy, pero no me muevo, no hago nada—. No sé si debería besar esos labios de
azúcar o morderlos. —Mis labios de repente duelen con el deseo de ser saboreada por
él, comprobar si sabe tan peligroso como parece. Mi mirada pasa de sus ojos oscuros a
sus labios. Apuesto a que sabe a sexo y pecado.
Como si leyera mi mente, baja lentamente la cabeza hacia mí, como si temiera que
pudiera alejarme. Debería apartar la cara, pero no quiero. Cuando se da cuenta de que
no voy a ir a ninguna parte, sus labios reclaman los míos con una dura demanda, su
lengua buscando entrar y saboreándome con una sensación de urgencia. Estoy
gimiendo en su boca, expulsando el dolor y la angustia que he estado juntando durante
meses. Mis dedos se enredan en su cabello mientras mis piernas intentan treparlo,
queriendo fundirse con su fuerte cuerpo. Nuestras bocas exploran la del otro, tomando
y ofreciendo en una caótica danza. Sus manos callosas agarran mi trasero, su tacto es
extraño y rudo.
Sabe a cerveza y menta, un sabor que es tóxico para mi resistencia. Él aspira mi dolor
y me llena de esperanza. Esperanza de que no todos los hombres son imbéciles, y tal
vez, solo tal vez, Lip es diferente. Él se aleja lentamente, pellizcando mi labio inferior.
—¿Tienes miedo?—me pregunta, sus palabras caen suavemente sobre mi boca
hinchada. Mis labios todavía sienten que los suyos los está devorando, rozándolos con
besos fantasmales. Mantengo los ojos cerrados por un segundo más, queriendo
permanecer en este estado de felicidad.
Pensé en mentirle a Lip y decirle que no tenía miedo en absoluto, pero por la forma
en que está sonriendo burlonamente, ya sabe que estoy nerviosa. Estar rodeado de un
grupo de peligrosos moteros, criminales conocidos como asesinos en la zona, es
suficiente para hacer sudar a cualquiera. Pero lo que realmente me asusta es la forma
tan intensa en que deseo a Lip, la forma en que mis pensamientos de realismo
sucumben ante su confianza y aura de seguridad. Él me agarra de la nuca y besa mis
labios suavemente, sosteniendo los suyos contra los míos un segundo más de lo
necesario.
—Te comprendo, Cherry—susurra. Cierro los ojos e inhalo su esencia mientras me
empapo en sus palabras. No sé lo que significan, pero no me importa. Fui literalmente
besada hasta volverme estúpida segundos atrás, y la forma en que mi cuerpo se calienta
al saber que estoy a salvo... apenas puedo respirar.
Él agarra mi mano y nos sentamos contra los ladrillos del edificio. El calor se
desprende de ellos por el sol que los castiga durante todo el día.
—¿Tienes un hombre?—me pregunta, y yo miro hacia la grava y me río.
—¿Me preguntas eso después de besarme hasta hacerme perder el sentido? —Sus
labios se curvan en una sonrisa arrogante—. No, ningún hombre. ¿Qué hay de ti?
¿Alguna novia o hijos? —le pregunto.
Lip se mofa.
—Ninguna mujer, y ningún maldito hijo. —Apoya la cabeza contra la pared. Me río
de cómo bajó su tono en la última parte, pero al mismo tiempo mis dedos se clavan en
mi palma con inquietud.
—Lo digo en serio. No puedo tener hijos Sería un padre de mierda. Ellos son motivo
de ruptura para mí. —Asiento, sin saber qué decir y miro hacia el cielo nocturno.
—No tienes hijos, ¿verdad? —Puedo sentirlo mirando a un lado de mi cabeza, pero
no aparto mis ojos de las estrellas. Sigo buscando en el oscuro abismo.
—¿Tiene importancia?—susurro—. Ahora estoy sola, y lo estaré por quién sabe
cuánto tiempo. —Lip no responde, y lo miro. Su ceja se levanta y su rostro es duro.
—Alguien te hizo daño, ¿verdad? —Lip me mira y aparto la mirada de él antes de
ver pasar por su rostro ese mismo tipo de expresión compasiva.
—Alguien me enseñó que si quieres vivir, debes tener paciencia. —Exhalo con
fuerza, cerrando los ojos para luchar contra las lágrimas. Lip agarra mi mano y se para,
tirando de mí con él.
—Vamos. Vayamos a tomar un trago o algo así.
Sonrío, aliviada de que no vaya a insistir en saber si tengo hijos.

LIP
Observo a Cherry de cerca mientras inspecciona a la multitud en el club. Parece
nerviosa, pero más que nada curiosa. Tomo otro trago de cerveza y paso mi brazo sobre
sus hombros, mis dedos casi están rozando la parte superior de sus tetas. Recorro su
cuerpo con la mirada, aterrizando en su pecho. Tío, ella tiene una buena delantera. Se ve
tan pequeña de pie junto a mí; me hace pensar en lo pequeña que se sentiría desnuda
debajo de mí.
No sabía qué pensar cuando me detuve en esa autopista el otro día, pero sin duda
alguna no estaba pensando que sería una chica como Cherry. Sin embargo, ella es una
fiera. A la mayoría de las chicas le tiemblan las rodillas cuando están a mi alrededor, o
están tan asustadas que cruzan la calle para evitarme. Ser parte de los Devil's Dust
definitivamente tiene sus ventajas, muchos coños y el respeto de aquellos que nos
temen. ¿Pero Cherry? Digamos que no era algo que esperaba.
—¿Quieres un trago?—le susurro al oído. Ella asiente, pero no deja de mirar a la
multitud. Está loco aquí esta noche. Las chicas son rápidas, las drogas fluyen y la bebida
es de primera categoría. Mientras me dirijo al refrigerador, una pequeña morena tetona
se detiene enfrente de mí.
—Oye, Lip, te ves bien esta noche—coquetea ella. Reconociendo su voz, me doy
cuenta de que es Chasity. Ella es una puta común aquí, pero tiene el coño más rosado y
húmedo que jamás he tenido. Ella no es difícil de ninguna manera y es jodidamente
molesta por la forma en que se aferra, pero hace el trabajo. Lleva puesta una camiseta
blanca sin tirantes, los pezones se ven nítidamente, y un anillo en el ombligo de una
calavera brilla contra su piel bronceada.
—¿Quieres ir a un lugar tranquilo?—ronronea, acariciando con su mano mi
estómago y subiendo por él.
Miro por encima del hombro a Cherry y gimo. Mierda.
Agarro la muñeca de Chasity, negando con la cabeza.
—No esta noche, cariño. —Al instante su rostro muestra un puchero. Ella tira hacia
adelante las caderas, y su boca se abre sorprendida.
—¿Por ella?—se burla, mirando a Cherry. Sigo su línea de visión y encuentro a
Cherry sonriendo por un par de tipos que intentan bailar con algunas chicas, pero que
claramente han bebido demasiado porque se están cayendo por todas partes. Ver a
Cherry reírse, observarla sin que sepa que la estoy mirando, se ve adorable. Linda y
adorable no es algo que veas mucho por aquí. Vuelvo mi mirada a una Chasity echando
humo.
—Sí, por ella—le digo haciéndole frente.
—Eso es una putada. Siempre me deseas. —Ella niega con la cabeza y frunce los
labios. Su confianza en sí misma me enoja.
—Nah, ahí es donde te equivocas. Eres el coño más cercano cuando necesito echar
un polvo. Siempre estás accesible, si entiendes lo que digo. —Su boca se abre con
sorpresa, y sus fosas nasales arden—. Si crees que tenemos algo más que yo follándote,
entonces tienes menos cerebro de lo que pensé—la insulto, empujándola fuera de mi
camino.
—¡Eres un maldito idiota!—me grita enojada mientras me dirijo hacia Bobby, que
está sentado en el refrigerador.
Le toco el hombro, instándolo a que levantarse.
—Hola, hombre—saluda Bobby—. ¿Quién es la chica caliente con la que estás? No la
he visto por aquí antes. ¿Le gusta multiplicar por dos? —se ríe Bobby, refiriéndose a
Cherry como a una puta del club. Mis labios forman una línea apretada mientras mis
manos se cierran en puños a los costados de mi cuerpo. Un ataque de celos está
lastimándome el pecho y lo froto con mi puño, la sensación desconocida y no
bienvenida.
—Retrocede—le respondo, mi tono es seco. Bobby se queda boquiabierto antes de
sonreír de oreja a oreja socarronamente.
—Está bien, entiendo que es tuya—se ríe. Me quedo mirando, no me gusta el hecho
de que estoy más que intrigado por Cherry—. ¿Dónde la encontraste?—continúa. Miro
hacia donde está Cherry y encuentro a Bull detrás de la barra, fumando y hablando con
ella. Bull sonríe y me mira. Trago saliva y vuelvo la mirada al refrigerador.
—Su coche estaba averiado. Me detuve para ayudarla y la pequeña mierda me robó
la billetera. —Me río de la última parte, recordando su culo tomándola.
—¿En serio?—se ríe Bobby. Asiento y tomo dos cervezas del hielo derretido—. Ya
me gusta.
—Sí, es difícil que no te guste—digo entre dientes, principalmente para mí. Aprieto
el cuello de la botella de cerveza, pensando en lo mucho que me gusta Cherry. Aunque
no quiero que me guste, porque no quiero sentir celos cuando otro tipo la mire; apenas
la conozco. Una parte de mí espera que tenga defectos tan grandes como algunas de
esas otras chicas que se me arrojan encima. Me ayudaría a controlarme y a controlar mi
polla. No soy el tipo de tener una relación; está en mi sangre ser terrible cuidando de
otra persona. Como solía decir mi padre: Phillip DeLuca, eres un prodigio de mi sangre.
Un poderoso DeLuca no tiene una mujer a su lado. Tiene muchas.
—Bueno, disfruta de eso. Voy a buscar un culo para golpear—se ríe Bobby entre
dientes. Asiento con la cabeza hacia él y vuelvo a Cherry. Al acercarme un poco, veo a
un tipo que ronda por el club ocasionalmente apoyado en la barra, hablando con ella.
Mi mandíbula se aprieta.
Él se inclina, agarra su cintura y el cuerpo de Cherry se tensa con miedo. Sus ojos se
abren ampliamente, su expresión estoica. Camino redoblando mi paso y lanzo las
cervezas sobre la barra. Agarrando al tipo por la muñeca, lo alejo de ella.
—No está disponible—espeto, mi ceño se frunce, la ira del odio estalla en mis
miembros por el ansia de desplegarse sobre este hijo de puta. La cabeza de Cherry se
levanta y me mira con incredulidad.
—Tío, la vi sola aquí y ella no tiene un parche de propiedad. Parecía un coño libre.
—Le da a Cherry una sonrisa lasciva y ella se acerca más a mí, sus manos agarran mi
camiseta con inquietud. Avanzo y con mi mano izquierda empujo a Cherry detrás de
mí. Los tipos aquí pueden ponerse territoriales con las mujeres no reclamadas—. ¡La vi
primero, roba coños!—me grita el tipo.
Aprieto los dientes y bajo la cabeza. Estoy a punto de poner a este pandillero en su
lugar, pero Bull se interpone de repente entre nosotros, bloqueándome.
—Está bien, ¿por qué no nos calmamos todos?—aconseja Bull. Mis fosas nasales
llamean de ira; no necesito que Bull se encargue de mis asuntos. El tipo se frota la
barbilla, mirando de arriba abajo a Bull antes de alejarse. Bull levanta su ceja en un
gesto que dice que necesito alejarme y salir. Me muerdo el anillo en el labio y asiento
con la cabeza comprendiendo, incluso si no estoy de acuerdo con su orden. Soy un
candidato, así que no puedo discutir ni imponerme a su decisión. No todavía, de todos
modos.
Me vuelvo y bajo mi boca al oído de Cherry.
—¿Estás bien?
Ella asiente con la cabeza y se frota los brazos. Está incómoda. No debería haberla
dejado; debía haberlo imaginado.
—¿Qué tal si llevamos estas cervezas a mi habitación? —Ella se muerde el labio
inferior, insegura. Separo los pies y bajo al nivel de sus ojos—. No tenemos que hacer
nada que no quieras hacer. Es más tranquilo allí—le explico. Ella frunce los labios como
si estuviera pensando en eso.
—No creo que sea una buena idea. —Niega con la cabeza, evitando el contacto
visual. Agarro su mentón, obligándola a mirarme a los ojos, y su cuerpo casi se balancea
hacia mí. Sus labios se separan, y su cuerpo tiembla bajo mi agarre. Ella está afectada
por mí y su cuerpo reaccionando ante mi caricia más simple es un afrodisíaco como
nunca antes había experimentado. Me siento como un preadolescente tocando a su
primera mujer, listo para soltar mi carga en mis vaqueros.
—Mírame, Cherry. No haría nada para lastimarte—reitero. Ella parpadea
rápidamente, como si estuviera tratando de alejar el hechizo sexual en la que la he
colocado.
—¿Después me llevarás de regreso a mi coche? —Ella me mira con los ojos
entornados y mi polla salta. Se ve tan vulnerable, tan inocente, y la mejor parte es que ni
siquiera lo intenta.
—Sí—me río entre dientes.
—Está bien—finalmente responde, sus labios se curvan en una pequeña sonrisa.
Sonrío burlonamente y la tomo por la cadera. Nos abrimos paso entre el gentío y nos
dirigimos al final del pasillo donde está mi habitación. Acaba de dármela hace unos días
el propio Bull. Tengo un lugar a unos quince minutos de aquí, pero tener una habitación
en el club a veces es mucho más conveniente.
Abro la puerta y enciendo la luz, y ella comienza a mirar la habitación. Las paredes
están recubiertas con estrellas porno y modelos. La mayoría de ellas ya estaban en las
paredes, pero yo podría haber agregado a la colección.
—Mierda, olvidé la cerveza—mascullo, girando para salir pero entonces me detengo.
Coloco mi brazo sobre el marco de la puerta y apoyo mi frente en mi antebrazo. —No
vas a intentar escaparte o algo así, ¿verdad?
Sonríe y se sienta en la cama.
—No, todavía no.
—De acuerdo, bien.
Cierro la puerta detrás de mí y regreso al ruidoso club para tomar nuestras cervezas.
Tan pronto como las veo en la barra, Bull se sienta en uno de los taburetes.
—Será mejor que controles tu culo, muchacho—me informa Bull, con un cigarrillo
entre los labios. Él entrecierra los ojos mientras el humo le recorre la cara.
—¿Eh?
—Tu pequeño incidente con ese chico. Casi le fracturas la mandíbula por tener la
mano un poco larga.
— Sí, ¿y qué? —Me encojo de hombros. Es lo que soy. Soy exaltado y no dudaré en
bajarle los humos a cualquiera malditamente rápido. Primero disparo y después hago
las preguntas.
—Deberías haber visto la mirada en el rostro de ella, Lip. Será mejor que entierres
esa mierda y rápido, o la vas a joder. —Sopla una bocanada de humo y aprieto los
dientes ante su tono.
—Estoy de acuerdo—agrega Shadow, sentándose al lado de Bull. Shadow también
es un candidato. Él tiene el cabello oscuro y unos insensatos ojos azules; cuando te mira
a los ojos, son excepcionales como la mierda. Siempre está adulando a Bull. A veces
resulta irritante, pero lo entiendo. Él y yo somos muy parecidos. Él creció sin un padre,
y mi padre fue un idiota, por lo que tener la aprobación de Bull es algo que ambos
buscamos.
—¿Qué diablos sabes sobre mujeres?—me burlo de Shadow. Él no folla con muchas
chicas y no ha estado en nada serio desde que lo conozco, ¿pero ahora me está
aconsejando sobre conseguir una mujer?
—Esa chica es bonita, incluso caliente. No quieren hombres dañados que no puedan
controlar su temperamento. —Shadow niega con la cabeza y bebe un sorbo de su
cerveza—. Nah, quieren romance, toda esa basura de los cuentos de hadas—continúa.
Bull asiente y se levanta.
—Lo ves—dice, señalando a Shadow.
—¿De qué estabas hablando con ella? —Miro a Bull levantando una ceja. Su boca se
convierte en una sonrisa maliciosa.
—Ella estaba preguntando por ti, lo que haces aquí y todo. —Se encoge de hombros,
y no puedo evitar sonreír de satisfacción. Ella preguntó por mí, maldita sea. Saber que
estaba hablando y preguntando por mí me marea un poco, como un jodido adolescente
o alguna mierda.
—Sí, a ella le gustas. Pero depende de ti si se mantiene así. —Bull apaga su cigarrillo
en un cenicero, y mi ceño se frunce pensativamente con su comentario.
Abro una cerveza y tomo un gran trago. ¿Cómo puedo evitar que una chica así huya?
Joder, esto acaba de ponerse mucho más difícil. No soy una persona tierna. Golpeé a mi
padre con una tubería de acero la primera vez que le puso las manos encima a mi
madre y lo mandé al hospital. Cuando mi hermano Zeek se burlaba de mí mientras
crecía, me enojaba tanto que me desmayaba. Una vez, me encontré con mi madre
gritando y alejándome de Zeek. Él estaba azul y aletargado porque lo estaba
estrangulando. Él estaba bien, pero solo sirve para demostrar lo arruinado que estoy. Mi
padre estaba orgulloso, mi madre rezó. Camino a través del caos total con facilidad y
dejo atrás una marea carmesí.
—Ahora ves por qué no follo con nadie excepto las putas del club—se ríe Shadow.
Le muestro el dedo y vuelvo a dirigirme al pasillo.
—¡Espero que el coño valga la pena!—me grita Shadow, haciendo que los hombres
vitoreen a mis espaldas.
Capítulo 3
CHERRY
Mis dedos agarran el lado del colchón y mis pulmones queman tratando de ir al
ritmo de mi dura respiración.
¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Qué demonios estoy haciendo?
Niego con la cabeza y me paro con las piernas temblorosas. Necesito salir de aquí. Lip
es caliente, sexy, y sé exactamente por qué me quiere aquí. Me siento atraída por él, y no
estoy segura de ser lo suficientemente fuerte como para resistirlo. Había muchas
mujeres hermosas ahí fuera que lo miraban. Una en particular tenía sus garras sobre él.
Parecían más que conocidos, lo que me hace pensar que es un mujeriego. Había un par
de tipos que estaban con una chica un minuto, y cuando volvía la cabeza estaban con
otra. Nunca había visto algo así antes. Ellos viven tan libremente, son tan abiertos.
Apuesto a que pasa cada noche con una chica diferente. No quiero ser una muesca en el poste
de su cama. No sé si puedo manejar eso ahora mismo. Será mejor que me vaya de aquí entonces.
Exhalo decididamente y me levanto. Mirando los sucios poster que tienen mujeres
semidesnudas una última vez, me dirijo hacia la puerta. Mi mano está casi a centímetros
del picaporte cuando se abre y Lip entra. Retiro la mano e inspiro. Lip sonríe y cierra la
puerta detrás de él. Es tan grande, tan rudo; hace que un fuego se encienda en mi pecho
y se abra paso chisporroteando por mi abdomen y entre mis muslos. Mis ojos recorren
sus brazos tatuados, un bíceps tiene a una mujer rezando, tan vibrante y hermosa. Sus
músculos se contraen y mi mirada sigue hacia arriba, encontrando una sonrisa sexy en
su rostro. Me sonrojo; acaba de atraparme mirándolo.
—¿Pensé que no ibas a huir de mí?—se ríe entre dientes y yo sonrío, mi corazón late
aceleradamente contra mis costillas. Apoyo una mano en mi cadera, la otra en mi frente.
—Lip, no puedo. No puedo estar aquí—respondo en una exhalación, mi cuerpo está
desafiando a mi mente. Es difícil pensar claramente con él parado frente a mí.
—¿Por qué? —Lip inclina la cabeza hacia un lado, sus ojos recorren mi cuerpo. La
piel de gallina sube por mi espina dorsal por la manera en que me evalúa. Aparto la
mirada de él y trato de ordenar mis pensamientos.
—Porque yo no... —Cruzo los brazos y miro la cama—. Yo no… yo no voy a
acostarme contigo. —Finalmente escupo las palabras, haciendo una mueca por
vomitarlas. Ahora seguramente querrá llevarme de vuelta a mi coche. Lip se muerde el
labio y suspira mientras deja las cervezas en el tocador que está a su lado. Descruzo los
brazos, y mi cuerpo se tensa con miedo.
Él camina hacia mí, con una mano agarra mi cadera mientras encaja la otra en mi
nuca. Su toque hace que mi piel hormiguee. Mis ojos se vuelven pesados, haciendo que
mi rechazo sea una débil declaración. Deseo a Lip, deseo que me fuerce, que me haga
olvidar el dolor y me ahogue en un mar de dicha y músculos duros. Pero abrir mis
piernas no me trajo nada más que problemas.
—Cherry, cálmate—dice respirando ruidosamente—. No tenemos que hacer nada
que no quieras hacer. —Mi cuerpo se dobla con alivio, y un suspiro escapa de mis
labios. Sus dedos presionan firmemente en mi cuello, acercándome más.
—Pero si crees que no estoy pensando en ese buen culo tuyo presionado contra mí
mientras te follo por detrás—dice mordisqueando mi oreja y mis ojos se ponen en
blanco—entonces estás equivocada.
Él se aleja de mí, y yo me balanceo sobre mis pies, mi cuerpo está perdido en una
marea de lujuria y pensamientos pecaminosos.
—¿Qué haces para divertirte? ¿Por qué robas carteras?—me pregunta. Mis ojos se
abren ampliamente con sorpresa, como si él no me hubiese follado con sus palabras.
Siento como si acabaran de tirarme un cubo de hielo encima, cortándome todo el rollo.
Él toma un gran trago de cerveza y me guiña un ojo. Me está tomando el pelo, y yo
me trago el anzuelo. Es tan arrogante, tan seguro de sí mismo. Se acerca a mí y cruza los
brazos detrás de mi cuello. Deslizo una mano por su espalda, y la otra por su brazo
hasta la muñeca. Mis dedos tocan su reloj y sonrío. Veamos cuán seguro de sí mismo está él
cuando le quite el reloj.
—Robo carteras porque no puedo conseguir un trabajo—le miento. Mi pecho arde
con lo fácil que es ser deshonesta. Bueno, no es del todo mentira, porque realmente no puedo
conseguir un trabajo. En verdad es una omisión.
—Bueno, ¿y qué haces para divertirte?—me pregunta.
—Me gusta fotografiar cosas. —Me encojo de hombros. La pasión comenzó con una
cámara desechable, y creció a partir de ahí.
Él desliza sus manos por mi espalda y me agarra por el culo. Mi estómago se aprieta
y mis pezones empujan contra el sujetador. Maldita sea, tener sus fuertes manos sobre
mí se siente increíble. Él humilla a Eric. ¿Qué Eric? Sacudo mi cabeza de mis sucios
pensamientos y golpeo sus manos. Sonríe lobunamente ante mi rechazo y camina hacia
atrás hasta que nos caemos en la cama. Él hace rodar su fuerte cuerpo, poniéndolo
debajo del mío, dejando mis piernas a horcajadas sobre sus caderas. Seh, esto no está
sucediendo. Presiono mis palmas contra su duro pecho y ruedo junto a él.
—Fotos, ¿eh? ¿De qué? —Levanta la cabeza y agarra la almohada, metiéndola debajo
de su cabeza. Pienso en esa pregunta por un segundo.
—De todo. Pero por lo general, me gusta tomar fotos de cosas viejas, gastadas. Me
gusta manipularlas, darles vida donde la mayoría de las personas no la buscarían en
tales cosas.
El rostro de Lip se suaviza.
—Bueno, cuando lo pones así suena increíble. —Me río de su reacción. La mayoría
de las personas no ven la belleza en las cosas que los rodea. Solo ven fallas y errores y a
menudo pasan por alto su potencial.
—¿Qué haces cuando no estás haciendo eso?—me interroga. Sonrío burlonamente y
levanto la mano, mostrándole su pesado reloj plateado.
—¿Qué? —Levanta la muñeca y la encuentra desnuda—. ¡Tú pequeña pícara! —Mis
mejillas están sonrojadas y una sonrisa me parte la cara. Es tan seguro de sí mismo, pero
cuando le quito algo sin que él lo sepa, desarmo ese ego suyo—. Eres buena en eso. —Se
ríe entre dientes, arrebatando el reloj de mi mano, y me encojo de hombros.
—¿Dónde aprendiste a hacer eso? Ni siquiera te sentí quitármelo—me pregunta,
poniéndoselo nuevamente en la muñeca.
—Mi padre me enseñó. De niña no viví en la mejor parte de la ciudad, ni tuve la
mejor educación. Robar comida y cosas en el vecindario para venderlas por dinero fue
algo que me enseñaron de pequeña. —Levanto la vista de jugar nerviosamente con mis
manos y veo los ojos de Lip abiertos de par en par. Mi cara se vuelve estoica cuando me
doy cuenta de lo que acabo de decir. Cierro los ojos y me maldigo. No puedo creer que le
haya dicho todo eso.
—Si, se a lo que te refieres. No luchamos por la comida mientras crecimos, pero mi
padre era un pedazo de mierda que tomaba todo lo que quería. Se aseguró de que mi
hermano y yo aprendiéramos esa peculiaridad pronto. —Mi cabeza se alza
bruscamente, sorprendida de que él también me haya compartido algo personal. Él baja
su mirada del techo hacia mí y me acerca. La música de la fiesta retumba con tanta
intensidad que las paredes tiemblan.
Apoyo mi barbilla en su pecho y miro hacia la puerta. Este hombre que yace a mi
lado, un hombre lleno de muchos oscuros secretos y con un borde tan afilado como una
cuchilla dentada, me hace sentir extrañamente segura. Tal vez sea porque los dos
estamos contaminados con la horrenda crianza que nos dieron nuestros padres. Ambos
hemos visto el infierno en su máxima expresión, hemos sentido el calor de sus llamas
desde una edad temprana. Tal vez si nos mantenemos unidos, podemos encontrar el
Cielo en la Tierra.
Mis ojos se entornan cuando la canción Kiss From A Rose de Seal suena fuerte desde
el interior del área principal. Como si Lip también notara la canción, sus ojos se
arrastran lentamente hacia los míos. Yacemos aquí en silencio, nuestros labios
pronunciando la letra de la canción de vez en cuando.
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—Muéstrame tus cuernos . —Lip sonríe.
—¿Mis qué?
—Tus cuernos. Apuesto a que te ves malditamente sexy rockeando. —Él respira
pesadamente. Entrecierro mis ojos, sin saber a qué se refiere. Tuerzo los labios. Es un
poco infantil que me pida que le muestre los cuernos del diablo, pero lo hago de todos
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modos. Dirijo mis dedos índices hacia mi cabeza y él echa la cabeza hacia atrás, riendo.
Mi corazón salta en mi pecho y mis mejillas se sonrojan.
—No esos cuernos. Esos son más que visibles—bromea, bajando mis manos. Él
levanta una de mis manos, dobla mi dedo medio y el anular y lo sujeta con mi pulgar,
haciendo que mi dedo índice y meñique estén apuntando hacia arriba—. Mira, cuernos
del diablo. Los rockeros lo hacen. —Él sonríe.
—Oh, los cuernos del diablo—le susurro. Mi hermano hace esto todo el tiempo
cuando escucha AC/DC. Levanto mis dos manos con cuernos del diablo y saco la
lengua.
—Mierda, te ves caliente—gruñe—. Una chica rockera, no hay nada más sexy. Solo
necesitas un poco de cuero y serías un sueño húmedo. —Él guiña un ojo.
Me río, mis mejillas se calientan. Al darse cuenta de mi vergüenza, me acerca más,
aliviando mi humillación. Tumbada aquí, suena la canción Do not Cry de Guns N
'Roses. Escuchando la canción, no lucho contra mi bostezo, el agotamiento pesa mucho.
—Lip, creo que es hora de que me lleves de regreso—digo somnolienta.
—He estado bebiendo—masculla—. Solo quédate aquí conmigo.
Me levanto de la cama, mi corazón late erráticamente.
—Lip, esa no es una buena idea—objeto. No puedo quedarme aquí con él; no confío
en mí misma para no hacer algo estúpido. Es estúpidamente apuesto, y me está
costando trabajo no buscar algo más que consuelo de él tal como está. Por mucho que
quiera abrirle mi frío corazón, ser libre, temo que Eric me haya arruinado para eso. No
confío en nadie, y seguramente no debería confiar en un motero que tiene mujeres
acudiendo en tropel a él.
Se pone de pie, se quita la camiseta y mi boca se cierra, mis pensamientos de... ¿en
qué estaba pensando? Él deja caer sus pantalones vaqueros al suelo y mis ojos
inmediatamente se disparan hacia sus bóxers. Puedo ver su longitud presionando
contra el material, y mi cuerpo palpita pensando en lo grande que podría ser. Miro
hacia otro lado. Las luces se apagan, y siento manos agarrando mis pantalones cortos.
—Lip, yo-yo…—tartamudeo frenéticamente y mi cuerpo se tensa. Él baja mis
pantalones cortos, ignorando la advertencia en mi voz, sus dedos me hacen cosquillas
en la piel a lo largo de mis piernas mientras me los quita—. No puedo, yo…
—Relájate—se ríe, subiendo a la cama a mi lado. Sin embargo, no me relajo; mi
cuerpo está rígido por un miedo inaudito. Él levanta la manta y me envuelve con su
brazo, acercándome contra su cuerpo. No está tratando de follarme, al contrario, me
está metiendo en la cama. Mi pecho se relaja, y exhalo un aliento desigual. Estoy
sorprendida de que esté aquí conmigo, sin tener relaciones sexuales, cuando podría
estar con una de esas mujeres teniendo montones de sexo. Él no es lo que esperaba en
absoluto. Es dulce, sexy y tiene la cantidad correcta de aspereza sin pulir.
Siento la punta de su polla presionar contra la parte baja de mi espalda, y me doy
cuenta de que se está poniendo más dura. Él se mueve, su polla se clava en mis nalgas,
y mi cuerpo se llena de deseo, desesperado por ceder a la tentación.
Mi respiración se hace menos profunda, y mi sexo late con un ansia peligrosa de lo
que sea que Lip esté ofreciendo. Su polla presiona en mi espalda otra vez, dura.
¿Está presionando su polla a propósito? Lo miro por encima del hombro, él se
incorpora, agarra la almohada a los pies de la cama, y la acuña entre nosotros. Me giro,
poniéndome cómoda en mi lado de la cama.
—Noches, Cherry—susurra en la parte posterior de mi cabeza.
—Noches, Lip —respondo en la oscuridad.
Intento mantener los ojos abiertos, intentando desafiar al sueño haciendo picar mis
ojos, pero puedo sentir que se vuelven más pesados. ¡No! Puedo esperar hasta que Lip se
duerma y la fiesta se termine y encontrar un modo de regresar a la carretera. Aunque nos
alejamos un poco de mi coche. Giro y parpadeo un par de veces, tratando de despertarme,
pero mi cuerpo pronto se acomoda contra el cálido y sólido músculo presionado contra
mi espalda y el suave colchón debajo de mí. Me quedo dormida fácilmente.
***
Me despierto por el cálido sol que brilla en mi cara. Gimiendo, me desperezo en la
cama y las sábanas suaves. Cama. Estoy en una cama. Me siento súbitamente, recordando
dónde estoy. El club de los Devil´s Dust. Miro alrededor y falta Lip. Mierda. Cierro los
ojos y me golpeo en la frente. ¿Por qué dormí en su cama anoche? ¿Por qué no hice que me
llevara de regreso a mi coche?
Quitándome las mantas, busco mis pantalones cortos y chanclas. Me apresuro y me
los pongo, entonces abro la puerta para escabullirme. Huelo huevos y mi barriga gruñe;
no he tenido una comida decente en días. Cruzo los brazos y camino por el pasillo
curioseando. El lugar está más limpio de lo que estaba anoche. Incluso no podrías decir
que hubo una fiesta aquí. Entro en la zona principal y veo a Bull, Lip y otros tipos
sentados alrededor del bar.
Lip se levanta del asiento y camina hacia mí. Gentilmente toma mi muñeca y me
acerca.
—¿Tienes hambre?
Miro a su alrededor y encuentro a todos los tipos clavándome los ojos antes de
volver rápidamente a su comida.
—Sí, un poco—miento. Estoy tan hambrienta que me está tomando todo lo que
tengo para no acercarme corriendo a uno de sus platos y devorar sus huevos.
—Toma mi lugar. Te traeré un plato. —Se va, empujando dos puertas dobles que
supongo llevan a la cocina.
Me dirijo lentamente al taburete en el que estaba sentado Lip y tomo asiento.
Mirando hacia arriba, Bull me sonríe con la boca llena de comida.
—¿Dormiste bien, cariño?—me pregunta. Su sonrisa es tan contagiosa y acogedora
que no puedo evitar devolvérsela. Él no parece tan intimidante a la luz del sol.
—Sí, lo hice—respondo.
—Bueno. Es bueno escucharlo—masculla.
Lip sale y coloca un plato de huevos frente a mí, y de inmediato recojo el tenedor y
comienzo a comer. En realidad, los trago. Velozmente.
—¿Quieres más?—se ríe Lip, agarrando mi plato. Levanto la vista y veo a Bull
mirándome con preocupación. Bajo la mirada al plato limpio y mis mejillas enrojecen de
vergüenza. Mierda, debería haberme controlado o algo así.
—No, estoy bien—murmuro. Salto del taburete y miro alrededor de la habitación,
encontrando a dos chicas medio desnudas que me observan desde un sofá de cuero
negro en la esquina.
Las miro con furia. Los tipos pueden darme un poco de miedo, pero las chicas no me
desconciertan. He sido conocida por ensangrentarme los nudillos un par de veces.
Lip agarra mi mano y me lleva de vuelta al pasillo. Mi mano arde con ese familiar
arrebato cuando él me toca. Cierro los ojos y la retiro suavemente antes de llegar a su
habitación. Necesito alejarme de Lip. Irme muy lejos. Estoy teniendo dificultades para
decirle que no a nada y necesito poner distancia entre nosotros antes de lamentarlo.
—Tengo que volver a mi coche antes de que lo remolquen. —Tuerzo los labios hacia
un lado medio asintiendo con la cabeza.
—Sobre eso. —Lip se mete las manos en los bolsillos. Muevo la cabeza hacia un lado
y arqueo una ceja—. No me gusta que te quedes en ese coche todo el día tú sola. —
Niega con la cabeza—. No es seguro.
Frunzo el ceño. ¿Qué piensa este tipo que voy a hacer, sentarme en su habitación y
jugar a la princesa todo el día?
Aprieto los labios y le doy una brusca inclinación de cabeza. Es bonito que le
importe, pero eso es lo más lejos que necesito que vaya este proceso de pensamiento.
—Estaré bien. Puedo quedarme en la casa de mi hermano—le digo, apartando la
mirada. Él no dice nada, y la tensión aumenta. Finalmente lo miro y noto que su cara
está seria, sus labios en una línea firme.
Él me mira a los ojos.
—¿Por qué no te quedas aquí? —Él se encoge de hombros.
Mi boca se abre en estado de shock. Mi orgullo se levanta, superando cualquier
atracción que pueda tener por Lip.
—No necesito que un hombre cuide de mí—le espeto—. Llévame a mi coche.
¡Ahora!
La cabeza de Lip baja con una fuerte exhalación. Pone las manos en sus caderas e
inhala lentamente.
—Te quedas en casa de tu hermano, Cherry. —Lo dice como una orden, y eso me
enoja—. Acepta eso, o no te llevaré de regreso.
Gruño de frustración. ¿Quién carajo se cree que es?
—Seh, de acuerdo. Está bien, me quedaré—miento. No hay forma de que vaya a lo
de Tyler; es muy peligroso.
Lip entra a la habitación y agarra las llaves.
—Vamos a montar—masculla. Sus palabras salen masculinas y duras, pero hay
mucho significado detrás de ellas. Excitándome al máximo, casi gimo en respuesta. En
cambio, me muerdo el interior de la mejilla, casi sacándome sangre. Dios, es tan rudo y
alfa, es difícil no sentirse atraída por él. Lo sigo fuera del club hacia su moto. Él baja el
pesado casco negro sobre mi cabeza, sus dedos ajustan la correa en mi barbilla mientras
sus ojos buscan los míos. Tiene esa mirada otra vez, la que me hace sentir vulnerable. Es
como si pudiera ver mi alma rota. Me produce un hormigueo en el pecho y los dedos de
mis pies se doblan en mis chanclas de goma. Aparta su mirada de la mía y lanza la
pierna sobre su moto.
Subo a la parte de atrás y lo rodeo con mis brazos, su aroma fresco es fuerte y
refrescante a primera hora de la mañana. La moto se enciende y la vibración me mece.
El sol cae sobre mi piel y el viento se levanta, arrojando mi cabello en todas las
direcciones. Cierro los ojos y vuelo.
***
Me bajo de la moto y le entrego a Lip su casco.
—Bueno, ha sido divertido. —Me río tímidamente, obviamente soy terrible en esto.
Lip se ríe entre dientes y toma el casco.
—Seh. Ha sido sorprendente; eso seguro.
—¿Qué significa eso? —Inclino la cabeza hacia un lado.
—Yo solo... —Lip mira el tráfico de la autopista—. No esperaba a alguien tan genial
como tú, eso es todo.
Sonrío y le doy un suave puñetazo en el brazo.
—Eres un blandengue.
La cara de Lip se pone seria, y él contrae el brazo.
—No soy blando. Creo que ya lo descubriste anoche. —Él guiña un ojo y pongo los
ojos en blanco. Sabía que estaba apretando su polla contra mi culo a propósito.
—Está bien, semental. Nos vemos por allí.
—Apuesta tu culo que lo haremos. —Él enciende la moto y yo me dirijo a mi coche.
El coche que contiene mis sueños rotos y mi pena.
Lip se aleja volando, el olor a tubo de escape es lo único que queda de él. Abro la
puerta y bajo las ventanillas; el interior del coche está caliente como el infierno. Me dejo
caer en el asiento e inspiro profundamente.
—Supongo que elegiré una autopista diferente, a ver si puedo robarle a un bastardo
despistado—. Otro día, otra billetera o reloj. No estoy segura de dónde me llevará esto,
pero tampoco estoy mirando la foto más grande, solo el aquí y ahora. Sobrevivir, tratar
de vivir. Si me muero, nunca podré rescatar a Piper.
***
Un fuerte golpe me despierta y salto del asiento delantero, mi cara pica por la
impresión de la camiseta que usé como una almohada sobre mi cara. El golpe seco
vuelve a sonar y mi cabeza se gira bruscamente hacia la ventanilla del lado del
conductor, el letrero de la lavandería automática que estaba encendido cuando me fui a
dormir ahora está apagado. Me froto los ojos y bajo la cabeza para mirar por la
ventanilla. Es Lip. ¡Mierda! Bajo la ventanilla, una brisa de aire fresco me quita el
aliento.
—Ahora bien, ¿dónde duerme tu hermano?—pregunta Lip con sarcasmo. Pongo los
ojos en blanco y me asomo por el frente del parabrisas. Lip mete la mano por la
ventanilla y abre la puerta.
—¿Cómo me encontraste?—pregunto, saliendo.
—¿Sabes lo caluroso que está afuera, ni qué decir adentro de un maldito coche con
las ventanillas levantadas? —Cruzo los brazos, sintiéndome como una niña
desobediente—. Eres una mujer, y una sexy a todo esto. ¡Un tipo te ve durmiendo allí
sola y te estás poniendo en riesgo!—grita, luego me empuja hacia un lado y se mete en
mi coche.
—¿Qué estás haciendo? —Intento mirar a su alrededor, pero él es tan ancho que
ocupa la mayor parte del frente. Él sale del coche con mi bolso y mi ropa en sus manos.
—Suficiente de esta mierda. Te vienes a vivir conmigo. —Pasa junto a mí dando
pisotones y arroja mis cosas en sus alforjas.
—¡Lip! —Lo sigo, mis pies descalzos quemándose en el asfalto—. No voy a ir
contigo. Estoy bien. Yo-yo ni siquiera te conozco, Lip. Demonios, ni siquiera me
conoces. No puedes entrar en mi vida y exigir…
—Te vienes conmigo. —Sus palabras son severas, contradicen su comportamiento y
vibra durante todo el tiempo que lo he conocido. La intensidad que se desprende de él
me pone nerviosa. Obviamente es un mandón.
—¿Y si no lo hago?—pregunto con voz temblorosa.
—Lo harás así tenga que subirte en la moto yo mismo. —Cruzo los brazos, mis ojos
están ardiendo por el deseo de llorar. Lip deja escapar un largo suspiro. Lentamente se
acerca a mí, sus dos manos agarran mis codos suavemente—. Déjame cuidarte…
—No necesito que me cuides—interrumpo. Levanta su mano y pasa la yema del
dedo por el contorno de mi mandíbula, mi piel hormiguea y mi corazón late más
rápido.
—No, pero quieres que lo haga—inspira ruidosamente. Mis ojos se mueven hacia los
de él, la profundidad de sus ojos marrones me consume, me devora, me reclama—. Eres
fuerte y puedes cuidarte; lo entiendo. Pero si algo te sucediera, me culparía sabiendo
que pude haber hecho algo…
—No necesito tu compasión, Lip. Puedo quedarme en…
—Lo de tu hermano, correcto. Recuerdo que dijiste algo sobre eso antes—se burla—.
Vendrás conmigo de una forma u otra. Remolcaré este maldito coche contigo adentro si
tengo que hacerlo, así que acéptalo y haz esto más fácil para los dos. —Giro la cabeza y
miro la lavandería cerrada, mi visión es borrosa, estoy mareada por la deshidratación.
Necesito ayuda o este calor me va a matar. Él obviamente no va a hacerme daño o ya
me lo habría hecho anoche. Quizás un pequeño respiro de este calor me ayude a
encontrar un nuevo plan.
—Confía en mí—masculla con voz áspera. Mis ojos se disparan a los suyos, sus
palabras queman mi resolución. Quiero alejarme, pero la energía que proviene de él, ese
influjo magnético del que parece que no puedo escapar, me tiene inmovilizada. Soy
como una mariposa atraída por una luz cálida, una luz que muestra el camino de la
posibilidad. Con suerte, esa luz no me quemará al final, y no me convertirá en cenizas.
No estoy segura de poder soportar más pena.
—Está bien—le susurro—. Te seguiré hasta tu casa. —Tan pronto como las palabras
salen de mi boca, un agudo dolor me apuñala el pecho. Sé que voy a resultar lastimada
al final. Simplemente lo sé. Es obvio que él quiere más, pero a la larga tendré que
contarle sobre mi hija y no querrá tener nada que ver conmigo. Entonces este maldito
coche y yo estaremos nuevamente solos.
—Pediré a uno de los muchachos que venga a buscarlo, lo lleve al club, y que vea
cómo conseguirle un aire acondicionado para colocarle o algo así. —Se encoge de
hombros y camina hacia su moto.
Resoplo y lo sigo. Soy una que practica la independencia, pero no voy a discutir por
el aire acondicionado.
***
Incluso con la puesta de sol, el aire todavía está caliente, mientras pasa a través de
mi cabello. Lip viniendo por mí tan decidido no es algo a lo que estoy acostumbrada.
No ayuda que sea jodidamente sexy, y además dulce. Tiene esa cosa de macho alfa que
me enciende cuando cree que sabe lo que es mejor para mí. Aunque es irritante, a su vez
es halagador que le importe tanto.
Lip baja la velocidad a medida que nos adentramos en un área suburbana, con casas
una al lado de la otra a lo largo de la calle. No son magníficas como esas que podrías ver
pasar en algunas áreas de Los Ángeles, pero son agradables en comparación a las que
he vivido. Se dirige hacia una casa azul claro de una planta con la luz del porche
encendida.
Presiona un botón del control remoto del garaje y la puerta se levanta lentamente,
ruidosa y funcionando con toda su potencia. En el interior hay estantes cubiertos con
herramientas, y lo que parece una moto desarmada está apoyada en bloques de
cilindros en el centro. Lip pone los pies en el suelo y nos mete a la moto y a nosotros en
el garaje, cerrando la puerta a nuestras espaldas. Bajo de la moto, me quito el casco y lo
apoyo en el asiento.
—Bueno, éste es mi hogar—afirma Lip. Sonrío y lo sigo mientras abre una puerta
que conduce a la casa.
La casa huele a ropa limpia y parece más pequeña que el garaje. Sonrío
burlonamente, típico de un hombre, más garaje que casa.
Hay pequeñas luces en el techo que iluminan lo suficiente el suelo de madera
mientras me lleva por un pequeño pasillo.
—Esa es la cocina. —Lip señala hacia la derecha. Las paredes parecen de color
marrón claro, los armarios blancos haciendo juego con los electrodomésticos. Una
pequeña isla de cocina con dos taburetes se encuentra en el medio de la habitación.
Girando hacia la izquierda de la casa, Lip me lleva a una pequeña sala de estar. Las
paredes son blancas y están tapizadas con imágenes de motos antiguas en blanco y
negro. Una gran pantalla plana se encuentra en un pequeño centro de entretenimiento
de madera frente a un mullido sofá marrón y una chaise lounge.
—Baño. —Lip señala una habitación pequeña justo frente a nosotros. No es nada
especial, solo una bañera y un lavabo—. Ésta es mi habitación. —Señala a la izquierda
del baño. Echo un vistazo y veo una gran cama con mantas azules y grises, además de
ropa y latas de cerveza en el suelo.
—Puedes quedarte en esta habitación. —Lip hace un gesto hacia la habitación que
está frente a la suya, poniendo el baño entre ambas. Al entrar en la habitación que dijo
que era mía, Lip enciende la luz. Una cama de dos plazas está ubicada en la esquina con
un edredón blanco. Un pequeño tocador blanco ocupa la esquina opuesta, y una
guitarra roja está ubicada en el otro lado.
—¿Tocas?—le pregunto.
Lip se encoge de hombros y se apoya contra el marco de la puerta.
—Eh, lo intento pero apesto. —Se ríe y yo sonrío. Ver a Lip tocar rock sería todo un
espectáculo.
Un silencio incómodo llena el espacio entre nosotros.
—Bueno, es tarde. Estabas transpirando mucho cuando te encontré, así que ¿quieres
ducharte y dormir un poco?
Paso la mano por el mullido cobertor blanco que está puesto sobre la cama. Nunca
antes tuve algo tan mullido. Mientras crecía, tenía una colcha vieja que solía ser de mi
madre.
—Realmente eso suena genial.
—Entonces iré por tus cosas. —Lip se da vuelta para salir y me dejo caer en la cama
con un profundo suspiro. Se siente mal estar aquí, en la casa de un tipo al que apenas
conozco. ¿Pero el aire acondicionado frío, las mantas limpias y la compañía? Es
asombroso.
Me dirijo hacia el cuarto de baño y cierro la puerta. Mi cuerpo casi vibra de emoción
al sumergirse en una agradable y fresca ducha. Me veo en el espejo y me quedo sin
aliento. Hay un pliegue en mi mejilla de la camiseta que estaba usando como almohada,
mi cabello está pegado a la frente por el sudor y tengo bolsas debajo de los ojos.
Maldición, parezco un completo desastre.
Ni siquiera dejo que el agua llegue a calentarse por completo antes de meterme bajo
la ducha. El agua fría cae en cascada por mi pecho y entre mis piernas, y no puedo
evitar gemir en voz alta. Agarro el jabón y arrojo una buena cantidad de esa mierda en
la palma de la mano, y el olor de Lip invade la pequeña bañera. Cierro los ojos e inhalo
los aromas de menta y especias antes de ponerlo en mi cabello.
Me quedo en la ducha hasta que el agua cae casi congelada. Al salir, la puerta del
baño se abre y Lip choca contra mí. Estoy desnuda, mojada y de pie justo delante de él,
sus brazos llenos con una toalla y lo que parece ser una camiseta. Él perezosamente
recorre con la mirada mi cuerpo y trago saliva. Intento cruzar las piernas y cubrir mi
pecho cuando de repente Lip deja caer la ropa blanca. Ambos nos inclinamos hacia
adelante al mismo tiempo para agarrarlas y nuestras cabezas se chocan.
—¡Mierda!—me estremezco. Agarro una toalla rápidamente y la envuelvo en torno a
mí mientras Lip gira su cuerpo, mirando a la pared.
—Lo siento, pensé que todavía estabas en la ducha. —Sus palabras salen ásperas y
pesadas de lujuria—. Puse tu ropa en la lavadora. Puedes dormir con una de mis
camisetas esta noche.
—Gracias—susurro, apretando la toalla a mi alrededor con más fuerza.
Sus ojos se dirigen hacia mí y me dan un vistazo rápido, antes de darse la vuelta y
marcharse.
Mi corazón late acelerado en mi pecho y me tiemblan las manos por la adrenalina
cuando cierro la puerta. Me inclino sobre el lavabo, mis dedos aprietan la encimera
hasta que mis nudillos se vuelven blancos. Levanto la cabeza, encontrando mi reflejo en
el espejo.
—Santa mierda—mascullo.
Espero en el cuarto de baño hasta que la puerta de la habitación de Lip se cierra. Al
asomarme, todas las luces de la casa están apagadas, así que me dirijo de puntillas a mi
habitación y cierro la puerta. Miro hacia abajo a la camiseta Bud Light de Lip que estoy
usando. Es grande; prácticamente estoy nadando dentro de la cosa. Echo la cabeza hacia
atrás, golpeando con ella la puerta detrás de mí.
—¿Qué estoy haciendo?—murmuro, golpeando mi cabeza contra la puerta con cada
sílaba. Realmente no debería estar aquí. La cara de Lip brilla en mi mente, la mirada
hambrienta ardiendo en sus ojos cuando me vio desnuda. Respiro profundamente y
quito la imagen de mi cabeza. Un bostezo inesperado escapa de mi boca cuando levanto
la cabeza y observo la cama extremadamente acogedora.
—Mmm. Duerme—digo entre dientes antes de apagar las luces y arrastrar mis pies
hasta la cama. Me sumerjo en un mar de algodón blanco, me acurruco en el edredón y
cierro los ojos. Va a ser una de esas noches en las que estoy demasiado cansada para
pensar en otra cosa además del sueño.
Bien...
—Buenas noches, Lip—susurro en estado de letargo.

LIP
Sentado en la cama, me paso las manos por el pelo bajo gran estrés. Tengo una chica
en mi maldita casa. Una chica a la que no me estoy tirando, además. Cierro los ojos, la imagen
de ella desnuda y empapada con agua de la ducha destella intensamente detrás de mis
párpados. Es pecosa. Pequeñas pecas se esparcen a lo largo de su pecho, muslos y tetas
firmes. Un gruñido sube por mi garganta mientras pienso en eso y mis bóxers se ponen
tensos cuando mi polla se levanta ante la idea de que su coño tenga pequeñas pecas
espolvoreadas. ¿Quién sabría que me atraía esa mierda? Esas piernas largas asomando
por debajo de la toalla me hacen desear hacer cosas con ella, imágenes de ellas
rodeando mis hombros llenan mi mente mientras me estrujo los dedos de la frustración.
Me levanto y cruzo las manos detrás de la cabeza, soltando un largo suspiro y tratando
de sacar de mi mente su sexy culo.
Nunca antes he dejado de follar a una chica que traje a mi casa. Mierda, nunca antes
he perseguido a una. Pero de alguna manera, ella es diferente y claramente necesita
ayuda. Sabía que estaba mintiendo sobre su hermano, lo sabía. Pero encontrarla en la
lavandería fue pura coincidencia. Estaba allí recogiendo un chaleco de cuero de un
miembro parchado que recibió pintura en aerosol. La vida de un candidato, supongo…
hacer el trabajo de una perra. Pero al final valdrá la pena, lo sé.
Cuando vi el coche de Cherry estacionado al lado del edificio, estaba enojado. Me
entristeció saber que ella no tenía a nadie, y también estaba furioso. Está más caliente
que el infierno fuera y ella estaba encerrada en ese coche de mierda con las ventanillas
cerradas. Sacudo la cabeza ante la imagen de Cherry sudada y casi asfixiada. Sus ojos
azul grisáceo me provocan algo. Hacen que el ancla en mi pecho caiga en la boca del
estómago, y al mismo tiempo mis bolas se aprieten. Son hermosos, pero tienen tanta
tristeza y tormento. Con tan solo mirar a Cherry puedes deducir que ha pasado por algo
duro.
Mi mirada se dirige hacia la puerta. Me pregunto si está dormida, o si todavía está
despierta. Sé que tiene que ser raro estar en la casa de un tipo extraño. Al abrir la
puerta, mi corazón late erráticamente contra mi pecho. Con cada paso que doy hacia su
puerta, mi mente corre confundida sobre qué carajo estoy haciendo. Está silencioso; tal
vez está dormida. Suavemente coloco mi oreja en la puerta, pero no escucho nada.
—Buenas noches, Cherry—susurro. Me aparto de la puerta y me dirijo a mi
habitación, donde me masturbaré pensando en una vivaz y pequeña pelirroja que
infecta mi mente.

CHERRY
Una mano recorre mi mejilla y me despierta de mi sueño.
Gimo y acurruco las mantas en mi pecho. Una risa profunda hace que mis ojos se
abran con repentina consciencia.
Al levantar la vista, me encuentro con un Lip recién bañado sobre mí. Está usando
una camiseta negra que está arruinada al punto que en algunos sitios se ven manchas
blancas, y su chaleco de cuero encima. Sonríe, y mis ojos recorren sus brazos tatuados
hasta sus labios y suben hasta sus ojos.
—Tengo iglesia esta mañana. Hay mucha comida en la cocina, así que haz lo que
quieras. Volveré cuando pueda—informa.
—¿Iglesia? —Mis ojos se entrecierran confundidos. No es domingo.
Lip levanta la cabeza y se lame el labio inferior, como si estuviera pensando.
—Umm. No es el tipo de iglesia en la que estás pensando. El club, ellos se reúnen en
esa sala a veces llamada Capilla. Tenemos nuestras reuniones diarias ahí. Los
candidatos no siempre asistimos pero debemos estar presentes en caso de que haya algo
que los miembros parchados necesiten de nosotros—me explica.
—Mmm. Entonces cómo te conviertes en un miembro parcheado o como sea que lo
llames—le pregunto, con mi voz ronca por el sueño.
—Tengo que demostrar mi valía, mostrarles que tengo lo que se necesita. —Lip mira
a lo lejos.
—Ah, está bien. —Lo que sea que eso signifique.
—Te veo dentro de poco. —Él agarra las sábanas y me las pone juguetonamente
sobre la cabeza antes de irse.
Media hora más tarde, finalmente levanto mi culo de la cama en busca de algo de
comida. Encuentro un poco de cereal y me conformo con eso. Caminando por el lugar
con un cuenco rojo lleno de Lucky Charms, examino mi entorno. Es definitivamente
masculino. Podría usar un poco de color, seguro un toque de feminidad. Me arriesgo a
salir por la puerta principal, solo necesito un poco de sol en la cara. Una pequeña brisa
mueve la camiseta de Lip alrededor de mis muslos. Miro hacia abajo, divisando mis
piernas desnudas. Las plantas de mis pies están calientes por los escalones del patio, y
los muevo. Probablemente debería volver a entrar antes de que Lip reciba una llamada
de que una chica semidesnuda comiendo cereal está de pie frente a su puerta.
Empiezo a darme la vuelta para volver a entrar y mis ojos aterrizan en un grupo de
tulipanes morados al otro lado de la calle en la casa del vecino. Son hermosos, con una
salpicadura de blanco a lo largo de los pétalos. No creo que haya visto tulipanes así
antes.
Lavo mi tazón y cuchara y, antes de darme cuenta, he lavado todos los platos sucios.
No me detengo allí tampoco: lavo las encimeras, recojo la ropa sucia y saco la basura.
Limpio toda la casa. Es lo menos que puedo hacer después de que Lip me invitara a
quedarme aquí.
Horas más tarde, me desplomo pesadamente en su sumamente cómodo sofá y
enciendo el televisor, exhausta. Tirando de los almohadones detrás de mí para ponerme
cómoda, unas bragas rosa brillante aparecen entre el material. Mis ojos se abren
ampliamente mientras saco uno de los almohadones y más bragas rosadas caen en mi
regazo. Gritando, me caigo del sofá, mis piernas y brazos vuelan en todas direcciones.
Gruñendo de frustración, me levanto del suelo y camino pisoteando hacia la cocina.
Agarro unas pinzas que acabo de lavar y regreso a las bragas de encaje. Esto prueba que
puede tener cualquier chica que quiera, que es un playboy. ¿Y qué chica se olvida de
sus malditas bragas? Extiendo mi brazo tanto como sea posible y saco la ropa interior
con las pinzas. Manteniendo mi mano extendida, me dirijo hacia la basura para
deshacerme de ellas.
Las tiro y no puedo evitar mirarlas fijamente. Tan vulgar como es, encuentro la vibra
playboy caliente.
—Por Dios, contrólate, chica—murmuro para mis adentros, cerrando de un golpe la
tapa de la basura.
Después de buscar en el sofá más bragas costrosas y afortunadamente no encontrar
ninguna más, miro Pretty In Pink, Riding in Cars With Boys, y Knocked Up una detrás de la
otra. Lloro con cada película, pero después de ver la última, no puedo evitar sollozar
incontrolablemente. Extraño a mi bebé. Quiero a mi hermano. Quiero que alguien me
abrace y me deje llorar, ¡maldita sea!
Crecí siendo fuerte y siempre superando la mierda dura de mi vida. La superaba y
resolvía lo que tenía que hacer a continuación. Nunca me he sentado y me he dado la
oportunidad de darme pena y ciertamente nunca dependí de otro para hacerme sentir
mejor. Pero creo que eso está empezando a llegar a la capacidad máxima, y estoy
comenzando a quebrarme. Lip me está haciendo depender de él, y mi muro de fría
independencia se está desmoronando. Estoy cansada de ser esa mujer fuerte; estoy
exhausta y comenzando a sentir nada más que entumecimiento.
La puerta de entrada se abre y rápidamente me limpio los mocos de la nariz y me
seco las lágrimas. Mierda. Mierda. Lip está en casa. Tengo el televisor tan alto que ni
siquiera escuché su moto detenerse en la entrada.
Lip arroja sus llaves sobre la mesita de café y se detiene. Puedo sentir que me está
mirando atentamente.
—¿Estás bien?—me pregunta con tono suave.
—Umm, seh. Solo una película triste es todo. —Miro la televisión que ahora muestra
6
Do not Tell Mom The Babysitter's Dead . Imagínate.
Lip mira la televisión y luego a mí, arqueando las cejas.
—Deberían haberle dicho a su madre—mascullo, alejándome de su intensa mirada.
—El lugar se ve genial. No tienes que hacer eso, sabes—afirma, cayendo hacia atrás
en el sofá. Recojo mis piernas al estilo indio y me encojo de hombros.
—Es lo mínimo que puedo hacer después de que me dejas quedarme aquí un
tiempo.
—No me importa la compañía.
Nos sentamos en silencio, viendo la película. De vez en cuando, puedo sentir su
mirada en mi piel. No puedo evitarlo, finalmente lo miro y nuestros ojos se encuentran
brevemente, mi estómago está revoloteando con pequeñas mariposas. Mis ojos son
atraídos por un tatuaje que se ve como una especie de clavijas en forma de X, la palabra
'ORGULLO' escrita debajo en cursiva.
—¿Qué? —Mis ojos se disparan a Lip, sin darme cuenta de que estaba sentada allí
mirando embobada sus impresionantes brazos.
—¿Qué es eso?—pregunto, pasando el dedo por la tinta. Él mira mi dedo y sonríe.
—Es un pistón. —Frunzo el ceño. ¿Qué demonios es eso?
Al registrar la confusión en mi rostro, Lip se ríe y explica.
—Es una parte muy importante de un motor. Si no lo tiene, no puede funcionar.
Asiento con la cabeza y vuelvo a mirar el tatuaje cuando me doy cuenta de que
todavía tengo la mano apoyada en su brazo fuerte. Lo miro con los ojos entornados.
—¿Y qué tiene que ver el orgullo con eso?
—Si un hombre no tiene orgullo, no va a ninguna parte—responde Lip, mirando
directamente a mi boca. Un nudo se forma en mi garganta, y sus ojos destellan con un
brillo de deseo.
Retiro mi mano y carraspeo. Lip se estira, pasando las manos por sus pantalones
vaqueros.
—¿Tienes hambre?—me pregunta. Aparto los ojos de la pantalla de televisión y
asiento ansiosamente, agradecida por una distracción.
—Sí, podría comer.
—Déjame ver lo que tenemos. —Se levanta del sofá y mis ojos se dirigen a su
apretado culo arropado con unos vaqueros. El hombre tiene que hacer ejercicios con un
cuerpo así. Bajo la mirada al mío, sintiéndome increíblemente insegura. Debería
tonificarme. Gimo de frustración, sintiéndome como una niñita sentada al lado del tipo
que la hizo perder la cabeza. Mi corazón late salvajemente, mis palmas están sudando, y
ni siquiera puedo decir qué demonios acabamos de ver.
—Umm, Cherry?—dice Lip mi nombre riendo entre dientes. Me giro en mi asiento y
lo encuentro trayendo un vaso con las flores blancas y moradas que puse en la isla de la
cocina—. ¿De dónde sacaste esto? —Sonríe, y no puedo evitar sonreír a cambio.
—Umm, puede que haya arrancado algunas de tu vecino. —Frunzo el ceño con
confusión. Las tomé cuando saqué la basura.
—Pensé que me resultaban familiares. —Niega con la cabeza antes de devolverlas a
la cocina. Me levanto y lo sigo a la cocina. Se da la vuelta para mirarme y apoya sus
manos en la encimera detrás de él.
—Ella limpia, ella decora. ¿Ella cocina también?—bromea. Mis labios se fruncen y
miro a lo lejos.
—Este lugar es tan masculino. Necesitaba un toque femenino. —Cruzo los brazos y
miro el fogón—. Sin embargo, no sé cómo cocinar—admito.
—¿En serio? —Se ve sorprendido—. ¿Qué sabes cocinar? —Miro hacia el techo,
tratando de pensar.
—Umm, puedo poner una pizza en el horno. Oh, esas pequeñas cenas que pones en
el horno. Umm…
—¿Algo que no esté en una caja? —Él inclina la cabeza hacia un lado y se ríe. Me
muerdo el labio inferior, un poco avergonzada y niego con la cabeza.
—Bueno, estás de suerte. Sé cómo cocinar todo. —Se aparta de la encimera y abre la
nevera—. Mi familia es italiana y nos tomamos la comida muy en serio—me informa.
—¿Qué estás haciendo?—pregunto, alejándome de la nevera. Él retrocede con una
caja de cartón de huevos.
—¿Sabes cómo cocinar huevos?
—Quiero decir, lo he intentado, pero siempre se pegan a la sartén y se queman. O
meto cáscaras en ellos, o me quemo—divago. Lip sonríe burlonamente.
—Los huevos serán tus mejores amigos, novata, porque son fáciles de cocinar.
Comenzaremos con esos. Mi madre tiene un ingrediente secreto con sus huevos, los
suaviza—dice Lip, agarrando una sartén y colocándola en el fogón. Sus brazos se
abultan y contraen mientras mueve las cosas. Se ve tan grande en la cocina, sus brazos
tatuados y los nudillos llenos de cicatrices emergiendo con la luz. Parece abusado, y por
alguna razón que no puedo comprender, anhelo ser la que le ofrezca un toque de
ternura y cuidado. La rosa para sus espinas.
—¿Cuál es el ingrediente?—pregunto, asomando mi cabeza sobre su hombro
mientras él busca en el gabinete. Gira lentamente la cabeza, su boca casi roza mi mejilla,
y mi cuerpo instantáneamente se calienta.
—Si te lo dijera—Hace una pausa y sus ojos buscan en mi rostro—, mi madre me
mataría. —Estallo en carcajadas, entonces retrocedo e intento taparme la boca. Él se
pasa la mano por el cabello y sonríe burlonamente. Esa sonrisa ladina de él me tiene
apretando los muslos.
—¡Lo digo en serio! Mi madre es un pajarraco rudo. —Se ríe.
—Prometo que no se lo diré a nadie.
Saca su mano del armario, sosteniendo una lata de polvo de hornear.
—¿Eso? —Señalo la lata.
—Sí. También necesitas esto, ya que ayuda con la adherencia. —Levanta una lata de
spray Pam, y mi boca se abre en una gran “O”—. Y con esta sartén tampoco tendrás
ningún inconveniente—me dice, arrastrando la sartén sobre el fogón.
—¿Qué es eso?
—Una sartén antiadherente. —Hago un gesto de “quién lo diría” con los labios. No
pudimos permitirnos estas ollas lujosas mientras crecíamos.
Lip rocía la sartén y toma un cuenco del colador de platos.
—Ahora, toma un huevo.
Me trago el nudo en la garganta y saco un huevo frío de la caja de cartón.
Lip levanta una ceja y gesticula su mano hacia el tazón.
—Bueno, cáscalo.
Puedo hacer esto. Puedo romper un simple huevo. Me muerdo el labio y golpeo el huevo
en el borde del cuenco. La cáscara se resquebraja y pedazos caen en el cuenco junto con
la yema de huevo.
—¡Mierda! Oye, te dije que no soy buena para esto. —Niego con la cabeza, tratando
de sacar los pedacitos de cáscara, mis mejillas arden de vergüenza.
Lip camina detrás de mí, sus muslos contra la parte de atrás de los míos.
—Así—me susurra al oído.
Mi cabeza cae suavemente hacia atrás mientras sus palabras se deslizan por mi
espina dorsal y susurran entre mis piernas. Mis ojos se entornan con lujuria mientras
observo su mano descansar sobre la mía. Lip empuja mi mano para agarrar un huevo,
ejerce una pequeña presión sobre mis dedos, golpeando suavemente el huevo en el
borde del tazón y rompiéndolo. Con los dedos sobre los míos, tiramos de la cáscara,
forzándola a separarse. La yema cae suavemente en el cuenco, sin trozos de cáscara a la
vista. Mis ojos saltan de nuestras manos a sus ojos. Él tiene esa mirada, la que ve a
través de mí, dentro de mi alma. Todo el aire sale de mis pulmones, y no puedo respirar
cuando me mira así.
—Ahora, toma una pizca de polvo de hornear y espolvoréala—susurra. Mis ojos se
posan en sus labios y mi boca hormiguea, deseando desesperadamente uno de esos
besos que paralizan la tierra otra vez.
—Está bien—murmuro. Rompiendo el contacto visual, espolvoreo el polvo.
—Ahora, bátelo en el bol y luego viértelo en la sartén—me instruye. Hago lo que
dice, y nunca me quemo. El spray Pam y la sartén hicieron milagros porque el huevo
nunca se pegó. Tomo el huevo y lo coloco en un plato con una sonrisa en mi cara todo el
tiempo. ¡Maldición cociné!
—Pruébalo. —Lip me da un tenedor, pincho un trozo y le doy un mordisco. Pongo
los ojos en blanco y un gemido abandona mi boca.
—Estos son los mejores huevos que he hecho jamás—admito, pinchando otro pedazo
y ofreciéndoselo a Lip.
Sonriendo burlonamente, él abre la boca y come un bocado, lentamente. Mis ojos
observan cómo se deslizan sus labios por el tenedor plateado, cómo se contrae su
mandíbula mientras mastica. Un escalofrío me recorre la espalda cuando me doy cuenta
de que acabamos de compartir el mismo tenedor. Muerdo mi labio inferior, celosa del
tenedor que consiguió probar su pecaminosa pócima.
De repente, Lip agarra el plato de mis manos, colocándolo sobre la encimera antes de
estampar su boca contra la mía. Sus manos sujetan mi cara y él me besa con más fuerza.
Cierro los ojos y le devuelvo el beso. La forma en que sus manos callosas se sienten en
mi rostro y la forma en que mueve su boca contra la mía me hace derrumbar. Envuelvo
los brazos alrededor de su cuello con el tenedor todavía en mi mano. Su lengua se
desliza entre mis labios y acaricia la mía. Él sabe increíble… dulce pero picante. Gimo
en su boca, satisfecha de que mi mundo de oscuridad haya sido desplazado de su eje,
incluso si es solo por un momento.
Mis pulmones arden con la necesidad de respirar, pero no me atrevo a apartarme.
Quiero esto, necesito esto, anhelo esto. La forma en que Lip me mira con tanta hambre,
es un afrodisíaco contra el que ya no puedo luchar. Las fuertes palmas se arrastran
lentamente por mis costados y aferran mis nalgas, yo clavo las uñas en su pecho duro.
—Miiieeeerda—masculla con un suspiro tembloroso. Al escuchar la lucha en su voz,
no puedo evitar gemir. Introduce sus manos dentro de mis pantalones cortos, siguiendo
el borde de encaje de mi ropa interior, yo inclino la cabeza hacia atrás y rodeo su
cintura con mi pierna. Dondequiera que toque mi piel hormiguea con un arrebato de
excitación. Su otra mano roza mi pierna y lentamente sube por mi muslo, y no puedo
evitar restregarme contra él, necesitando algún tipo de fricción para aliviar el dolor.
Perdida en el frenesí de la lujuria, gimo fuertemente, el placer de sus manos expertas
sobre mi piel es demasiado como para contenerlo. Sus ojos se abren en el mismo
momento en que abro los míos y nos separamos. Jadeo por aire, mi piel hormiguea en
todas partes debido a sus errantes manos.
Deja caer la cabeza y exhala un aliento entrecortado, yo me bamboleo mientras busco
la encimera para mantener el equilibrio. Es como si el norte y el sur confluyeran en el
medio. Cada toque, cada beso que acepto me quema, derritiendo la determinación que
he construido. ¿Nos destruiremos el uno al otro, o haremos un nuevo mundo con los
pedazos del otro?
—Me voy a duchar—susurra él. Asiento, sin hablar. Necesitamos distancia. Yo
necesito distancia. Lip me mira una vez más y casi gimo solo por el brillo de hambre en
sus ojos. Como si estuviera igual de afectado, un gruñido bajo vibra en su pecho
mientras se aleja.
***
Después de mi propia ducha, me dirijo directamente a mi habitación, me dejo caer
en la cama y miro hacia el techo, despreciándome. ¿Por qué no tengo un poco de control?
¿Por qué no puedo resistirme a él? Mi mente está emocionalmente confundida, mi cuerpo
está sexualmente frustrado y mi alma se está muriendo poco a poco. Estoy más allá de
rota y solitaria. Me doy la vuelta y resoplo, mis ojos aterrizan en la guitarra en la
esquina de la habitación. Me hace pensar en mi hermano, en lo mucho que lo extraño.
Mis ojos arden con tristeza, y un llanto hipado atraviesa mi garganta. La tristeza llena
mi pecho, y las lágrimas comienzan a caer en serio. Extraño a Tyler y a Piper. Quiero a
mi familia.
Aprieto las mantas y entierro mi cara en la almohada. Quiero desesperadamente a
mi hija pero cada vez que me acerco a ella, estoy cerca de que me maten. Necesito
aceptar que no volveré a ver a Piper, pero una parte de mí no me permitirá seguir
adelante, incluso si sé que es bueno para mí. Eric. Maldito. McCormick. ¿Por qué tuve que
ser tan estúpida y quedarme atorada en la mierda de la escuela secundaria? Agarro la
almohada y me la meto en la cara otra vez, gritando con furia. Mis nudillos arden por el
agarre mortal en la almohada, y mis pulmones jadean por aire.
La puerta de la habitación se abre con un chirrido y la inconfundible sombra de Lip
se asoma en la habitación. Me limpio las lágrimas y abro la boca para explicar mi
arrebato de furia, pero unas manos se deslizan debajo de mí, levantándome antes de
que una palabra salga de mi boca. Abrazándome contra su pecho, me aparta el pelo de
la oreja. Una sensación de consuelo, de abandono me recorre la columna vertebral.
—Te tengo—susurra, las palabras sencillas sofocan mi dolor. Arrojo mis brazos
alrededor de su cuello y entierro mi rostro en él. Mi pecho se calienta por el afecto que
me muestra. Necesito esto, necesito sentirme protegida y segura. Sentir que vale la pena
vivir mi vida, y que pelear no es una pérdida de tiempo.
Él me lleva a su habitación y nos mete en su cama, atrayéndome hacia su fuerte
cuerpo. No peleo con él; necesito esto, por mucho que pueda pensar que no lo deseo.
Necesito algo para curar mi roto corazón, para ayudarme a superar este camino dañado
en el que estoy.
Sus brazos son fuertes y dorados, y mi cuerpo se hunde en él en busca de paz. Hay
algo sobre Lip que hace que me sienta tranquila. No tengo que defenderme y construir
un muro, porque Lip simplemente lo derriba. Él se para allí en su gloria tatuada y sus
maneras controladoras, listo para mostrarme el camino de depender de otra persona. Él
me acerca, casi colocándome en cucharita.
—Me gusta acurrucarme—gruñe él en mi nuca. Una sonrisa atraviesa mi dolor. Al
motero grande y malo con piercings y tatuajes le gusta acurrucarse.
Cerrando mis ojos, inspiro su olor. Fresco, mentolado y picante. Es extraño, desde
que puse los ojos en Lip, mi corazón parece latir erráticamente, pero acostada aquí junto
a él, nuestros corazones laten sincronizados, a un ritmo propio que aún no he
comprendido.
***
Un trueno retumba y salto despierta. Echo una mirada y noto que todavía no ha
amanecido y estoy en la cama de Lip. Él no se ve tan... rudo, cuando está dormido. Se ve
cariñoso. Acuno una mejilla y su barba raspa contra mi palma. ¿Es tan malo que desee
estar con él, que ya no quiera estar sola y surfear en una ola de soledad? Sus ojos se
abren y me inmovilizan con la mirada. Contengo la respiración mientras levanta la
mano, su índice y dedo medio rozan mis labios. Mi cuerpo hormiguea por todas partes,
y mi sexo late con una intensidad tan fuerte que siento que mis caderas intentan
mecerse al mismo ritmo.
Paso mi pierna sobre sus caderas, y su polla instantáneamente comienza a
endurecerse contra mi muslo. Mis manos recorren su duro pecho mientras su polla se
frota contra mí. Sus manos agarran mis caderas, y literalmente escucho sus dientes
apretándose.
—Cherry—me advierte. Mis ojos se clavan en los de él, mi corazón está latiendo a
mil por hora de que me esté rechazando.
El trueno retumba arriba de nosotros.
—Me temo que si hago esto, nunca podré dejarte ir—susurra, frunciendo el ceño.
Mis ojos se abren ampliamente, y una sonrisa de satisfacción se ajusta a mi cara. El
playboy Lip me desea para él.
—¿Quién dice que tienes que hacerlo?
Como un fósforo que encuentra su llama, rueda encima de mí y sus rodillas separan
las mías. Mis dedos se aferran a su cabello. Tengo que agarrarme a algo porque este
hombre, las cosas que dice y la manera en que me siento cuando sus dedos apenas
rozan mi piel... todo se siente demasiado bien para ser verdad. Como que esto es un
sueño y puedo alejarme flotando en cualquier momento y caer de bruces en mi
miserable realidad.
—Estoy segura de que hay una regla en algún lugar que dice que no debería
acostarme con un hombre que apenas conozco, pero no me importa—murmuro,
enroscando su cabello alrededor de mi dedo. Sé que estoy siendo imprudente, los
nervios en mi pecho pueden probar eso. Pero la necesidad de sentirme deseada, de
sentir las manos de Lip reclamar mi piel es un ansia más fuerte e importante.
—Algo que deberías saber sobre mí, bebé: soy un rompedor de reglas—afirma, su
voz sonando dura y seductora.
Inclinándose, muerde mi ropa interior y desliza las manos por mis piernas. Yo
doblo la rodilla y gimo por la cantidad de placer que estoy recibiendo con el simple
contacto. Nunca antes me había sentido tan excitada. Con cada toque de su piel contra
la mía, siento que puedo explotar en un mundo de euforia. Él roza mi camiseta sobre mi
ombligo con su nariz mientras sus manos suben por mis caderas. Mete los dedos en mis
bragas y los desliza contra mi humedad. Me sacudo contra él y cierro los ojos por la
intensa sensación de hormigueo que estalla en todo mi cuerpo.
—Maldición, estás mojada por mí—susurra, el sonido casi me hace gemir de la
forma en que eso me hace cosas. Es tan poderoso, tan crudo.
—Lip, yo, eh... —Las inseguridades comienzan a llenar mi pecho, las dudas se
disparan en mi mente. La primera vez que hice esto, estaba drogada. Estoy lejos de estar
borracha, y en este momento me siento muy inexperta.
—¿Qué te pasa? —Él se detiene. Mi boca se seca mientras trato de pensar en cómo
decirlo.
—He, umm, bu-bueno—tartamudeo—. Solo he tenido sexo una vez antes, y estaba
realmente borracha—finalmente digo.
—¿Entonces? —Se encoge de hombros, mordisqueando mi rodilla.
—Entonces, ¿y si no... ya sabes, no soy nada buena?
Sonríe. Él jodidamente sonríe.
—No, de ninguna manera podrías ser mala. —Niega con la cabeza y mira hacia
abajo. Arqueo una ceja, insegura de qué decir a eso—. Pero iré lento para no lastimarte.
Levanta su cabeza lentamente, sus ojos entornados.
—Siento lástima por el último cretino con el que estuviste, porque ahora que estás
abriendo las piernas para mí, estoy a un paso de ser el último hombre que va a estar
entre ellas—afirma, su tono profundo y serio. Mi corazón late ruidosamente por la
atracción. Sus palabras son tan orgullosas, tan confiadas, y me derrito.
—Estás bastante seguro de ti, ¿eh?—bromeo. Lip se levanta de mi vientre y apoya su
frente en la mía, sus ojos no revelan nada.
—Cherry, seré tu último hombre porque te follaré como ningún otro con el que
puedas comparar. No estoy siendo arrogante, estoy siendo honesto. Cuando termine
contigo, tendrás hambre de mi polla como una mujer famélica. Ahora déjame follarte,
porque eso es todo lo que he querido hacer desde el día en que me robaste la billetera.
Mis labios se abren y un débil gemido escapa. Dios, eso es todo lo que he querido
también y mi cuerpo ya no puede soportar la tortura de tener una atracción sexual tan
fuerte y no poder satisfacerla.
Mete un dedo en mi humedad, probándome, y mi coño instantáneamente late a su
alrededor. Gira la mano y hace el gesto de “ven aquí” con el dedo, y las estrellas se
disparan detrás de mis párpados. Mis manos se aferran a sus anchos hombros y los
dedos de mis pies se doblan por el placer.
—Jesús, puedo sentir que te aprietas alrededor de mi dedo—masculla, su voz es baja
y áspera.
Mis caderas cabalgan su dedo como si fuese una ola. Necesito esta inusual sensación
de dicha; quiero más de esto.
Lentamente retira el dedo y mis ojos se abren, encontrando que me está mirando
atentamente.
—Viéndote follar mi dedo así, no puedo esperar para verte montar mi polla, Cherry.
—El aire se escapa de mí, y mis labios se abren para dejar entrar una larga inspiración.
Él tiene una boca sucia, pero sus palabras me hacen sentir muy bien. Lentamente
arrastra mis delicadas bragas por mis piernas, el ritmo lento hace que mis sentidos se
hiperincentiven. Agarrándome por las rodillas, las separa, extendiéndome de par en
par. Mira mi coño y su pecho asciende.
—Quiero que cabalgues mi lengua como lo hiciste con mi dedo—me instruye.
No puedo hablar cuando el miedo llena mi pecho. ¿Qué si tengo mal sabor?
Baja su cabeza con sus manos sobre mis rodillas dobladas, y lame mi humedad.
—¡Oh, Dios!—gimo en voz alta. Es muy húmedo y cálido. Cada arremetida de su
lengua dispara una sensación desconocida desde mi coño a través de cada una de mis
extremidades.
—Puedes llamarme Lip—dice con voz áspera y llena de confianza entre mis muslos,
el sonido vibra contra mi piel sensible. Cierro los ojos bien apretados y me quedo sin
aliento mientras mi cuerpo da alas a una sensación increíble. Mis dedos se clavan en sus
hombros mientras mis caderas se restriegan contra su rostro.
Él se detiene, mi humedad brilla contra su incipiente barba.
—Todavía no—gruñe, deteniéndose justo antes de que mi cuerpo estalle en mil
pequeños pedazos por mi necesidad sexual. Parece ansioso, como si no pudiera
soportarlo más. Sentado sobre sus rodillas, me levanta y me quita la camiseta
frenéticamente. Mis pezones se ponen como guijarros contra el aire. Envuelvo un brazo
alrededor de su cuello, mis tetas están presionadas firmemente contra su pecho duro
mientras coloca una mano sobre mi espalda y nos baja.
Estampa sus labios con los míos y mi sabor invade mi boca. Arqueo mi cuerpo
contra el suyo y retiro mi boca para dar a mis pulmones ardientes una bocanada de aire.
Envuelvo mis piernas alrededor de él, su dura longitud presionando contra mi
apertura. No puedo evitar restregarme contra ella. Ansío su polla… con desesperación,
en verdad.
—Suficiente—gruñe.
—Lip—respiro pesadamente. No puedo soportar más esta tortura. Sé que debería
resistirme, ni siquiera debería estar aquí, mucho menos en su cuarto, pero con esa
mirada en sus ojos cuando me mira, la sonrisa lobuna en su bello rostro, y la forma en
que sus dedos disparan una ola tóxica a través de cada terminación nerviosa de mi
cuerpo, no puedo apartarlo más. Soy débil, estoy sufriendo y solo quiero sentirme bien
por un maldito minuto.
Lentamente me pone de nuevo sobre la cama y se baja los bóxers hasta las rodillas.
Oh. Mierda. Su polla tiene un piercing. Mis ojos vuelan hacia él, y él sonríe como un
lobo, su expresión colmada de ego.
—¿Estás tomando la píldora?—me pregunta. Asiento con la cabeza; he estado en
control de la natalidad desde que tuve a Piper. Afortunadamente para mí, le dan a
aquellos con bajos ingresos, o, en mi caso sin ingresos, control de natalidad gratis.
—Bien, porque los condones se rompen cada vez que los uso—me informa. Mis ojos
se abren ampliamente con esa declaración.
Él agarra mis rodillas y posiciona la punta de su polla directamente contra mí. Mi
corazón late salvajemente. ¿Qué pasa si duele?
Inspiro tensamente mientras empuja la cabeza de su pene dentro de mí. Él me estira
cuando mete toda su polla, y yo lloriqueo. Me quema, mi cuerpo no está acostumbrado
a su tamaño. Sin embargo, el placer de él llenándome contiene el dolor de él
estirándome. No puedo decidir si quiero gimotear de dolor o gemir de satisfacción.
Lip echa la cabeza hacia atrás y gime, el sonido vibra a través de su cuerpo. Sus
palmas se deslizan a lo largo de mis muslos y encima de mi vientre, una simple acción
que hace temblar los músculos de mi estómago. Él suelta el aire entre sus dientes
apretados y aplica la suficiente presión sobre mi pezón izquierdo para que un fuerte
suspiro salga de mi boca desde lo profundo de mi cuerpo.
Él mueve hacia atrás sus caderas lentamente y empuja hacia delante, y mis labios
forman una O cuando esa sensación de gozo comienza a resurgir de inmediato.
Amasa suavemente mi teta y baja su cuerpo sobre el mío, nuestros cuerpos atrapan
su mano en mi pecho. Cierro los ojos con fuerza y no me contengo, gimiendo tan fuerte
como puedo a medida que el placer estalla en mi mitad inferior.
—Maldita sea, me encanta ese sonido—dice con los dientes apretados.
Él sigue moviendo las caderas, el piercing en forma de barra en la punta de su polla
atinando en el lugar indicado. Intento respirar pero el aire simplemente no entrará en
mis pulmones mientras monto en la ola de mi orgasmo.
Mi cuerpo palpita y se aprieta alrededor de Lip mientras bajo de mi nube de éxtasis.
Él se estremece encima de mí y su cálido semen me llena.
Los relámpagos iluminan la habitación brevemente. Nuestros pechos suben y bajan
rápidamente mientras estamos tumbados aquí con gozo. Rueda de encima de mi cuerpo
y tira de la sábana con él, cubriendo su polla húmeda.
Un silencio incómodo llena la habitación. Me aparto el pelo de la cara y me froto la
frente. El arrepentimiento me inunda. ¿Qué hice? ¿Por qué hice eso?
—¿Estás bien?—susurra Lip. Es como si pudiera leer mi maldita mente.
—No lo sé—respondo honestamente.
Él se da la vuelta y tira mi culo desnudo contra su polla, aún dura.
—Eres algo más, Cherry—susurra. Sonrío mientras el arrepentimiento y las dudas
desaparecen. Mis cejas fruncen ante eso, no estoy segura de lo que significa.
—¿Cherry? ¿La razón por la que estás tan lastimada es ese tipo con el que te
acostaste antes?—me susurra Lip al oído. Mi cuerpo se tensa y mis ojos se abren
ampliamente—. Lo mataría, si eso te hace sentir mejor. —Me doy la vuelta para mirarlo
a los ojos, y lo encuentro mirándome directamente a los ojos, mortalmente serio.
—No estoy triste por él—me burlo, negando con la cabeza.
—¿Entonces qué? ¿Qué te hace llorar por la noche?—presiona, apartando el cabello
de mi cara. Inspiro profundamente. Si le cuento sobre Piper, esto podría terminarse
incluso antes de comenzar, y no lo necesito tratando de rescatarme y empeorando las
cosas al final. Eric podría lastimar a Piper solo para mantenerla alejada de mí; él es
impredecible.
—Tienes razón. Es por él—me retracto. Quiero decir, de alguna manera es la razón
por la que estoy triste—. Él solo... él no me trató bien. Me mintió y me traicionó—
continúo, mis cejas se fruncen con ira mientras más lo pienso.
—De donde vengo, la traición te pone a dos metros bajo tierra—dice con voz áspera.
Me doy la vuelta y exhalo. Obviamente, mi mundo y el mundo de Lip son
increíblemente diferentes, porque en lugar de que Eric estuviera a dos metros bajo
tierra, casi lo estuve yo.
—Él pagará sus deudas, Cherry. —Las palabras de Lip salen como una promesa, y
cierro los ojos con fuerza. No respondo, porque solo quiero que esta conversación
termine.
Capítulo 4
LIP
Sentado en el sofá, me paso las manos por el cabello. Esta mañana mi cabeza está
nadando en un mar de confusión. He follado a docenas de mujeres, pero nunca antes he
sentido lo que sentí anoche. Acepté el consejo de Bull y Shadow e intenté no salir como
un maldito Neanderthal contra Cherry. Porque en realidad, todo lo que quería hacer
anoche era doblarla sobre mi cama y follarla hasta derretirle los sesos. Pero no lo hice,
fui gentil. Ella es una luchadora, pero en el fondo ese corazón suyo está hecho de un
frágil elemento. Está sola y no tiene a nadie de quien depender. Hay algo en ella que me
atrae. Tal vez sea la profunda tristeza que inunda sus ojos cuando cree que no la estoy
mirando. Eso solo me hace querer tener compasión de ella.
Mi compasión por ella me hace cruzar los límites que suelo establecer con otras
mujeres. Culpo a su miseria por mi interés en ella. Apoyando la cabeza en el respaldo
del sofá, suspiro con fuerza. No necesito esta mierda. Esto va a confundir las cosas
horriblemente. Tengo una omisión, una situación problemática que clavará más que
una daga en el corazón ingenuo de Cherry cuando se conozca. Apretando los dientes,
me paro. Soy un delincuente, un jodido paria de la sociedad. Vivo según mis propias
reglas y me va estupendamente bien con mis propias exigencias; es lo que me ha
mantenido vivo hasta ahora. Necesito dejar de lado mi encaprichamiento y
concentrarme.
Al entrar en mi habitación, ella se está despertando, sus firmes tetas pecosas se
asoman brevemente antes de que las cubra. Imágenes de mí chupándolas anoche
aparecen en mi mente, dándome una dura erección matutina.
—Buena delantera. —Sonrío cuando sus mejillas se tiñen de un color carmesí. Me
encanta avergonzarla, decir algo descarado solo para ver sus mejillas ponerse de un
sexy tono rosado.
—Toma. —Arrojo el teléfono sobre la cama.
—¿Qué es esto? —Ella me mira.
—Necesitas llamar a tu hermano. ¿No dijiste que tenías un hermano? Obviamente
estás sola y necesitas a alguien. Llámalo—le sugiero con tono duro.
Ella niega con la cabeza y mira hacia el suelo.
—No estoy segura que sea una buena idea.
—¿Por qué?
—Las cosas son complicadas entre él y...
—Llámalo. Resuélvelo—la interrumpo.
Ella asiente, pasando el pulgar por el teléfono.
—Tengo iglesia, pero volveré más tarde.
—Está bien. —Ella me sonríe y mi pecho arde. Debo salir disparado de aquí.
Camino al club esta mañana, pienso en cómo han crecido las cosas con Cherry y con
qué rapidez. Yo cuidándola, invitándola a quedarse. Cuando estoy cerca de Cherry, me
siento en mi sano juicio, como si hubiese reunido mi mierda. Ella ha abierto una parte
de mí que pensé que había sido destrozado por mi padre.
Entro en el estacionamiento y detengo mi moto en su lugar. Bobby entra detrás de
mí y se estaciona a mi lado.
—Buenos días, hermano—saluda. Asiento con la cabeza hacia él y coloco mi moto en
su soporte—. ¿Estás bien?
Me encojo de hombros.
—Mejor que nunca.
Al entrar al club, Bull sale de su habitación, con una pequeña rubia de culo apretado
detrás de él.
—Hagamos esto, muchachos—llama Bull a los miembros que están parchados a la
capilla y yo me siento en mi taburete, por si acaso me necesitan para algo. Hawk,
nuestro miembro más antiguo, protesta mientras los sigue.
—Esta mierda es muy temprano. —Locks señala a Bull con un cigarrillo entre los
dedos. Locks es el VP y un cretino. Es uno de los que no estoy seguro que me vayan a
gustar aunque eso signifique conseguir o no mi parche. Él tiene una dama llamada Babs
y no es más que un maldito cretino con ella. No me malinterpreten; tengo la reputación
de ser un imbécil entre algunas de las putas del club. Lancé a una chica semidesnuda de
una de las habitaciones del club. Rechacé a una para follar a otra con tetas más grandes.
Empujé la cara de una perra contra la cama por hablar demasiado mientras la follaba.
Todo eso. Pero nunca le faltaría el respeto a una mujer que fuera mía.
—Entonces, ¿cómo están las cosas contigo y la pequeña pelirroja?—me pregunta
Bobby, bebiendo leche directamente del botellón. Se lo quito y tomo un gran trago,
ignorándolo—. ¿Ya la follas?—me aguijonea.
Normalmente explico con lujo de detalles acerca de las chicas con las que follo, pero
por alguna razón nunca pensé en compartir cómo follé a Cherry.
Los ojos de Bobby se abren ampliamente mientras se limpia el bigote de leche de los
labios.
—Oh, carajo. Tan buena es, ¿eh?
Lo demuelo con una mirada de furia.
—Se consiguió un coño engreído, y ahora está dominado. —Shadow se ríe,
sentándose a mi lado.
Mis puños se aprietan. Aunque no estoy seguro de si estoy enojado con ellos o con
ella. Inspiro y trato de sacarla de mi cabeza.
—Ella es solo una tipa—les digo, pero en verdad me lo estoy diciendo a mí. Cherry
se está metiendo profundamente en mi piel, y me hace sentir cosas que no sé si quiero
sentir.
—Seh, la follé. Tiene pecas en todas partes. —Doy vuelta al cartón de leche y sonrío
satisfecho.
—Hombre, amo las que tienen pecas en las tetas. ¿Tiene pecas en sus tetas?—me
pregunta Bobby. Las puertas de la capilla se abren y los hermanos salen.
—Lip, Bull te quiere. —Locks hace un gesto con el pulgar sobre su hombro.
—Ay no—se ríe entre dientes Bobby, le muestro el dedo y me dirijo a la capilla.
—Cierra la puerta, hijo—me ordena Bull. Hago lo que me dice y me siento en una
silla—. ¿Cómo está Cherry?—me pregunta.
—Bien. ¿Por qué? —le pregunto.
—Ella es del parque Golds Trailer. Mantenla alejada de allí. —Trato de pensar dónde
carajo es eso; si es el lugar en el que estoy pensando, está a kilómetros de aquí. Ese lugar
es una basura, y peligroso. Por Dios, no es de extrañar que Cherry sea como es.
—¿Por qué?
Bull levanta una ceja. Sé que soy un candidato y no se supone que haga preguntas,
pero lo hice de todos modos.
—Tuvimos algunas bandas rivales que venían de allí, y no necesitamos el problema.
Asiento con mi cabeza.
—Eres un buen candidato, Lip. Veo un parche en tu camino pronto—afirma Bull.
Sonrío; la idea de pertenecer a este club es un logro que no puedo esperar a conseguir.
—Los Devil están en mi sangre. Llevaría los colores con orgullo.
—Hoy voy a buscar un SUV para el club, ¿por qué no nos acompañas? Antes
tenemos que encontrarnos con un club local. Si lo haces bien, puedes venir con nosotros
cuando hagamos nuestro viaje importante en unas pocas semanas.
—¿Te refieres el que va cerca de Nevada? —Los chicos han estado hablando de eso
durante semanas. Posibles proveedores de AK-47.
—Ese mismo.
—Sí, estoy adentro. —Me levanto, mis palmas sudan.
—Bien.
CHERRY
Miro el teléfono, debatiéndome sobre llamar a mi hermano. Me muerdo el labio,
insegura. Tal vez pueda llamar y ver si ha habido alguna actividad sospechosa. Si la ha
habido, no lo volveré a llamar. No hay más que hablar, eso es lo que haré.
—¿Hola?
—Hola, Tyler.
—¡Lindsay! ¿Dónde has estado? —Su voz frenética hace que las lágrimas pinchen en
mis ojos.
—Las cosas se han salido de control con Eric y los abogados. ¿Recuerdas que te dije
que encontré que el juez estaba siendo pagado?
—¿Sí?
—Bueno, él tiene gente en los bolsillos, y trataron de matarme. He estado viviendo
en mi coche. —Ahora estoy llorando.
—Maldición, Lindsay, ¿por qué no viniste conmigo?
—Porque no quería llevarlos hasta ti.
—Nadie ha estado aquí. ¿Estás segura de que no estás exagerando?
Gruño en el teléfono.
—Estoy segura.
—Espera, ¿cómo es que tienes un móvil?
—Este tipo, el que me recogió a un lado de la carretera. Es realmente amable…
demasiado amable, tal vez. Me pidió que me quedara con él, así que me estoy quedando
aquí.
—Demasiado amable, eh. Sabes cuando dicen eso, eso significa que algo está mal.
—Sí, él es realmente perseverante. —Me río—. Pero no te preocupes, tiene un
defecto: no le gustan los niños. —Mi cabeza cae ante el pensamiento.
—Umm, qué problema, ¿verdad? —El tono de su voz baja.
—No realmente. Quiero decir, por más que no quiera admitirlo, he perdido a Piper,
y no puedo hacer nada al respecto. Si lo hago, me matarán. —Al decir esas palabras, mi
corazón, literalmente, se siente como si se estuviera partiendo en dos. Me odio por no
poder hacer más con mi situación actual; estar arrinconada en una esquina sin tener un
movimiento seguro para avanzar es una sensación de impotencia que no puedo
superar.
El teléfono se silencia.
—Probablemente tengas razón, Lindsay. Sé que amas a tu hija, y no estoy diciendo
que renuncies a ella. Yo también la amo. Pero si realmente crees que alguien está detrás
de ti, deberías dejar que esta mierda pase antes de intentar recuperarla.
Asiento porque sé que tiene razón. Simplemente es difícil de aceptar.
—Deberíamos encontrarnos—sugiere él.
—¿Crees que es seguro? —Mis cejas se elevan.
—¿En qué parte de la ciudad te estás quedando?
—Estoy cerca de los muelles, lo sé. Puedo oír y oler el océano.
—Sí, creo que estás lo suficientemente lejos como para que nadie te reconozca, y eso
es, si alguien está detrás de ti—asegura Tyler—. Creo que tal vez fueron enviados para
asustarte más que nada, hacerte callar sobre el juez y todo el resto.
—Bueno, funcionó. Estoy muerta de miedo—mascullo.
—¿Quieres que vaya a buscarte? Puedes quedarte conmigo, ya lo sabes.
Bajo la mirada a mis manos y suspiro.
—Lo sé—susurro.
—No vas a hacerlo, ¿verdad?
No respondo. No sé qué es esto entre Lip y yo, pero quiero averiguarlo. No solo eso,
pero si Tyler está equivocado y el juez está detrás de mí, me encontrará rápidamente si
estoy cerca de esa área.
—Este tipo con el que estás, ten cuidado, ¿sí?
—Sí.
—Te amo, cabrona. —Se ríe, alejándome de mis pensamientos.
—Te amo, lame culos

LIP
Montamos saliendo de la ciudad hacia posibles proveedores. No tengo ni idea dónde
vamos, pero no me importa. Mis palmas están sudando y mi corazón late como una
maldita bestia. Esta es mi prueba para demostrar a Bull y al club si soy digno de ser un
Devil. La lealtad y el respeto son algo que nada en mi ADN, y necesito mi pandilla que
comparte los mismos genes dominantes. Necesito esa hermandad, esa familia que haría
cualquier cosa por el otro. Tal vez sea porque no la tuve mientras estaba creciendo,
maldición si lo sé. Todo lo que sé es que ser parchado como un Devil's Dust, y que me
llamen hermano... en este momento, eso es todo lo que quiero en la vida, y si jodo esto,
no lo tendré.
Nos detenemos en un almacén en medio de la nada. Sin pasto, sin casas, sin una
mierda. Solo desierto y un almacén de aluminio. Suelto mi errático aliento, tratando de
componerme. Tal vez debería pedirle a Bull un cigarrillo, calmar mis malditos nervios
antes de tener un ataque al corazón.
Me detengo detrás de Locks y estaciono mi moto.
Un tipo adulto con una camisa de franela sin mangas sale por la puerta del almacén
de mierda con un par de hombres armados de pie detrás de él.
Me quito las gafas de sol, registrando el área por cualquier cosa sospechosa.
—Los Devil´s Malditos Dust—dice el tipo.
—Bart—lo saluda Bull, su tono es cualquier cosa excepto amable.
—Si estás buscando buena hierba, la tenemos. —El tipo extiende sus manos, como si
este almacén de mala muerte fuera de oro o algo así.
—Sí, déjame ser el juez de eso—se burla Bull.
Bart pierde la sonrisa y abre la puerta del almacén. Al entrar, hay mesas forradas con
bolsas Ziploc y balanzas. A lo largo de la parte trasera del almacén hay cajas de madera
y luces que cuelgan del techo. Sin embargo, no hay plantas de marihuana a la vista, así
que éste no es el almacén principal donde él cultiva. Aquí es donde empaca.
—Esta es mi mejor mierda. —Bart señala algunas bolsas pequeñas con droga en una
mesa cercana.
Me acerco a la mercancía y abro una bolsa. El olor no es fuerte. Miro dentro de la
bolsa y veo más semillas que brotes. Mi padre me enseñó todo lo que necesitaba saber
sobre la marihuana, la cocaína, la forma más rápida de matar a un hombre… la lista
continúa.
—Es hierba de descarte—digo, revolviendo la bolsa. Bull mira a Bart con una ceja
levantada y me agarra la bolsa.
—¿Disculpa?—dice Bart con sarcasmo, su tono sonando como si lo hubiera
insultado.
—No es de primera calidad. Puedo cultivar mejor hierba en una maceta en la
ventana de mi cocina. —Miro a Bart con una ceja levantada, esperando a que me mienta
descaradamente.
Bull inspecciona la hierba y se la da a Locks mientras camino hacia la mesa detrás de
ésta y encuentro más bolsas. Abro una y el olor a tonos terrosos casi me tira al suelo. Es
buena. En realidad es malditamente buena. Esta no es hierba de descarte.
—Sí, es mierda—coincide Locks.
—Entonces, esa si es tu mejor mierda, ¿eh? —Lanzo la bolsa de buena hierba a Bull.
Él frunce el ceño con un gesto de duda mientras la atrapa—. Abre esa—lo animo.
Bull la abre e instantáneamente inmoviliza a Bart con una feroz mirada de muerte.
—¿Intentas estafarme con mala hierba?
—Quiero decir, tienes que intentarlo, ¿sabes? —Bart se ríe ahogadamente y yo
aprieto los dientes. Ya he tenido suficiente de sus malditas mentiras y trampas, por lo
que conozco a Bull, él también. Si quiero probarme, ahora es el momento de hacerlo.
Saco mi arma de la cintura y la pongo en la parte posterior de la cabeza de Bart.
—¿Sabes con quién estás jodiendo? No somos temidos por nada—me enfurezco.
Nuestro club es el más grande de Los Ángeles, tenemos una reputación y hemos
trabajado arduamente durante años—. Tu falta de respeto hacia mi club va a matarte—
le prometo.
—¡Ya! ¡Ya! —Bart levanta las manos en señal de rendición.
—Mi muchacho tiene razón, Bart. ¿Sabes con quién estás jodiendo? Mentirme
descaradamente no es algo que tome a la ligera—explica Bull.
—Está bien, está bien, ¿Qué tal si te damos un par de paquetes de Betsy, y a un tercio
del costo?
Miro a Bull, esperando su directiva.
—¿Esta es Betsy? —Bull señala la bolsa de hierba de calidad.
—S-seh, seh—balbucea Bart.
—Ok... trato hecho. Pero si tratas de darme algo inferior, voy a hacer que Lip te
pegue un tiro en el maldito pie—amenaza Bull.
Bart asiente, poniendo los labios uno encima del otro por el miedo. Para un traficante
de drogas, seguro que es un marica.
—Haz que te crezcan unas pelotas, hombre—lo insulto, quitando el cañón de mi
arma de su cabeza.
Bull se ríe y me da palmadas en la espalda. Sonrío, se siente bien estar en gracias con
él. Cuando era un niño una vez, unos matones locales arrinconaron a mi padre. Agarré
su arma de la moto y apunté, amenazando a los pandilleros. Se escaparon en segundos.
Mi padre no quedó impresionado, dijo que debería haber apretado el gatillo. Nunca
hice feliz a ese maldito cretino.
—Ve a buscar mi mierda, Bart. —Bull señala a Bart mientras nos dirigimos fuera del
almacén.
—Lo hiciste bien, hijo. Sabes de lo que hablas.
Sonrío y me subo a mi moto. Esto de aquí, es la vida que anhelo. Armas, drogas y
violencia, pero sobre todo respeto. Hacer lo que amo y conseguir respeto al final. Ésta es
la única vida que conozco. Soy un pecador. Un Devil en lo más profundo. Esto haría
sonreír a mi padre y rezar a mi madre si me vieran hoy.
***
—Entonces, ¿este es el modelo más nuevo? —Bull señala al SUV negro. Sin embargo
no parece impresionado. Después de la transacción, los muchachos volvieron al club,
mientras Bull y yo nos dirigimos a la concesionaria local para encontrar un SUV para el
club.
Miro dentro del vehículo y me encojo de hombros. Tampoco me gusta el modelo.
—Demasiado dinero para una mierda estándar—agrego.
—Creo que estoy de acuerdo—gruñe Bull.
Me enderezo, terminando de mirar el SUV, y veo un escarabajo VW rojo cereza
enfrente. El color me hace pensar en Cherry. Camino hacia allí y miro dentro. Es
sencillo, nada especial, pero femenino. No sé por qué mierda estoy mirando esto, por
qué estoy pensando en Cherry, pero incluso con todos los acontecimientos del día, no
puedo sacármela del subconsciente.
Apuesto a que nunca antes ha tenido algo así de bonito. Una parte de mí quiere ser el que
le dé algo bonito. Aunque no sería mucho, parece usado.
—Umm... Lip. —La fea trompa de Bull me mira desde la ventanilla del lado del
conductor. Me enderezo y él descansa sus brazos en el techo del coche.
—No estoy seguro de que sea tu color, hermano. —Me sonríe burlonamente. Pongo
los ojos en blanco y me alejo.
—¿Compras ese SUV o no?
—No—me corta Bull, caminando hacia su moto.
Volví y compré ese maldito coche para Cherry. Me maldije todo el tiempo, me alejé
al menos dos veces y rompí el contrato con puro pánico una vez. Pero al final, Bobby lo
llevó a mi casa. Entonces le di mierda con lo bien que se veía en el coche.

CHERRY
—¡Cherry, ven aquí!—me grita Lip desde la puerta principal, su voz es ansiosa y
alarmante. Mis cejas se fruncen y corro hacia la puerta principal, encontrando a Lip de
pie junto a un escarabajo color cereza. ¡Santa mierda!
—¿Qué diablos es eso? —Señalo el coche. No sé qué demonios es, o mejor aún, por
qué demonios está estacionado en el camino de entrada, pero es mejor que no sea para
mí.
—Es tuyo. —Sonríe, y mi estómago se desploma.
—¿Mío? —Me señalo a mí misma.
—Sí. Ven a verlo. —Se ve radiante como un niño pequeño. Me muerdo el labio
inferior y camino de puntillas por los escalones calientes de cemento. Él abre la puerta
del pasajero y me hace un gesto para que lo revise, así que cruzo los brazos y agacho la
cabeza para asomarme. Es hermoso, e incluso tiene un poco del olor a coche nuevo. Las
ventanillas son automáticas, y apuesto a que el aire acondicionado incluso funciona.
Debe haber costado mucho.
Me enderezo y niego con la cabeza.
—No, no puedo. —No puedo aceptar esto. No lo necesito.
—Demasiado tarde. Está comprado, es tuyo. —Él cuelga las llaves frente a mí. La
emoción se eleva, haciendo que una dolorosa congoja llene mi pecho. Nunca antes había
tenido algo así de bonito; nunca antes había tenido alguien tan agradable como Lip en
mi vida. No lo merezco.
—Tengo un coche—me defiendo.
—Eso no es un coche; es un maldito trineo. En realidad, creo que he visto trineos en
mejor forma—me insulta. Pongo mis ojos en blanco y coloco las manos en las caderas.
—¿Por qué? —Me encojo de hombros lanzando las manos hacia arriba, las lágrimas
llenan mis ojos. No entiendo por qué este hombre que apenas conozco haría esto por mí.
Su rostro se suaviza y camina alrededor de la puerta. Acuna mi barbilla y agarra mi
cadera, acercándome.
—Cherry. Pensé que te gustaría. —Su voz es baja y áspera, y mi cuerpo se acelera
por la excitación.
—Claro que me gusta, pero no entiendo por qué lo comprarías para mí. Tú no me
conoces, podría ser la peor persona del mundo. —No puedo evitar reírme. Le estoy
diciendo esto a un miembro de los Devil's Dust.
—Lo compré porque quería. No necesito una maldita razón para comprarte algo. —
Hace una pausa y exhala un aliento cansado.
—Sí, pero tuvo que costar una fortuna. —Dios mío, es hermosa.
Lip se encoge de hombros.
—Era dinero del testamente de mi padre, y es bueno saber que su maldita vida sirvió
para algo bueno—se burla. Niego con la cabeza y bajo la mirada a mis pies. No estoy
segura de qué decir a eso. Lip obviamente odia a su padre, así que supongo que
tenemos algo en común—. Cuando vi el rojo brillante, me hizo pensar en ti. —Mis ojos
se mueven del coche hacia él. ¿Él piensa en mí? No estoy loca. No soy la única que está
sentada pensando en el otro.
—¿Piensas en mí?—espeto antes de pensar.
Él sonríe adorablemente y apoya sus manos en la parte superior de la puerta del
coche.
—Quiero decir... —Hace una pausa, mirándome con los ojos entornados—. Sí,
pienso en ti, y no puedo entender por qué.
Mis ojos y mi boca se abren ampliamente.
—Me encanta la manera en que abres la boca. —Se acerca a mí y pasa rozando los
dedos índice y medio sobre mi boca—. Lo haces mucho, como si siempre tuvieras algo
que decir. La forma en que tu labio superior sobresale, y tu labio inferior cae de esa
manera sexy, me provoca algo—susurra, su cabeza se inclina lentamente hacia la mía.
Cierro los ojos y mi aliento se atasca en mi garganta.
Sus labios se estampan en los míos, de manera simple y dulce, mis labios aún están
separados. Me besa de nuevo, esta vez más exigente y caliente. Un fuego se inicia en mi
pecho, mi cuerpo es un infierno de lujuria. Podría deshacerme en cenizas, si no siento al
instante su contacto contra mí. Él sofoca mis inseguridades, demuele las paredes que he
construido para protegerme. Me hace sentir que está bien abrirse y sentir, depender de
otro. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y engancho una pierna alrededor de
su cintura. Él mordisquea mi labio inferior y arrastra sus labios a través de mi
mandíbula, su barba incipiente quema mi delicada piel. Mi respiración se vuelve
trabajosa, y mis bragas se humedecen. Nos empuja hacia el coche, luego se da la vuelta
y se sienta en el asiento del pasajero, tirándome sobre su regazo.
—Todo en lo que he pensado hoy es en mi polla estando dentro de ti—susurra,
sacando mi camiseta. Mi respiración se acelera, y mis ojos buscan los suyos
hambrientos. Mis tetas escapan de mi sujetador, los pezones se endurecen mientras los
recorre con sus palmas callosas. Echo la cabeza hacia atrás y suspiro por su toque
malvado.
—Maldita sea, eres perfecta—susurra. Inclinándose hacia adelante, chupa uno de
mis pezones duros como perlas en su boca, el calor dispara sensaciones placenteras
hasta los dedos de mis pies. Mis dedos buscan a tientas sus pantalones; necesito que me
llene, que me lleve al borde del olvido. Él se los baja hasta las rodillas, y con igual
avidez, me bajo hasta los tobillos los pantalones cortos y las bragas. Presiono las rodillas
a cada lado de sus caderas y lentamente me bajo sobre su perforada longitud. La hebilla
del cinturón de seguridad se clava en mi pierna cuando su polla se entierra hasta la
empuñadura. El calor del verano hace que el sudor gotee por mi espalda, y la camiseta
de Lip se humedece por el sudor perlando su pecho duro.
Mi cabeza cae hacia atrás y un suspiro se derrama de mi boca mientras él me llena.
Un gruñido salvaje lo deja mientras me penetra con su polla dura.
—A la mierda sí—sisea Lip, sus dedos se clavan en mis caderas para subirme y
bajarme sobre su dureza. Se inclina hacia delante y muerde la delicada piel de mi pecho,
y mi coño lo aprieta en respuesta. Un gemido bajo vibra a través de mi pecho mientras
se empuja dentro mío. Balanceo las caderas y clavo las uñas en sus hombros. Saber que
alguien podría pasar caminando y descubrirnos hace que las sensaciones en todo mi
cuerpo se aviven. Subo y bajo por su polla más rápido, deseando que esa sensación de
dicha me deslumbre. Lip pasa sus manos por mi espalda y entierra su cara entre mis
pechos. Agarro su cabeza, el suave cabello se entreteje entre mis dedos, sus caderas
encontrando cada una de mis embestidas.
Me siento en paz ahora mismo. Al estar tan cerca de Lip y él dentro de mí, siento que
nada en el mundo tiene importancia en este momento. La presión se acumula en mi
vientre y un intenso hormigueo recorre vertiginosamente mis extremidades.
—Lip—murmuro, girando mis caderas, su perforación atinando en el lugar justo.
—Cher-ry—dice arrastrando mi nombre, llenándome mientras se corre conmigo.
Caigo contra su pecho sudoroso, mi cabeza sube y baja con cada una de sus pesadas
respiraciones.
—¿Esto significa que aceptarás el coche?—jadea Lip. Sonrío y me levanto.
—Te lo pagaré—insisto.
Lip niega con la cabeza y pasa las manos por su cabello empapado en sudor.
—Bien, puedes devolverme el dinero. —Él me agarra de las caderas y me mece, con
una sonrisa sensual en la cara.
Un movimiento atrapa mi mirada desde la ventanilla trasera del coche.
—¡Mierda!—susurro, agachándome en el cuello de Lip.
—¿Qué pasa?—susurra Lip. El fuerte escape de una moto suena y los ojos de Lip se
abren ampliamente.
—Eso. —Inclino mi cabeza hacia el sonido. Lip me mantiene en el lugar y se asoma a
la puerta del automóvil.
—Mierda, es Bobby—se queja Lip. Saco la polla de Lip de mi interior y comienzo a
buscar mi camiseta frenéticamente.
—Aquí. —Lip me la da. Se la arrebato y me la pongo, usando la otra mano para
subir mis pantalones cortos y mis bragas.
Lip me levanta por la cintura y me hace a un lado mientras sale. Recorro con la
mirada el lado del coche y encuentro a Bobby sentado contra su moto, con los brazos
cruzados y una sonrisa de complicidad en el rostro.
—¿Qué hay, Bobby? —Lip lo derriba con una mirada de muerte.
Bobby alza su barbilla, mirándome.
—No estás ocupado, ¿verdad? —dice Bobby y sonríe con una sonrisa de Cheshire.
Lip me mira y luego vuelve a mirar a Bobby.
—Ya no.
Bobby se adelanta con su mano extendida.
—No creo que te haya conocido, no todavía. Soy Bobby—se presenta.
Esbozo una sonrisa y estrecho su mano.
—Yo soy…
—Su nombre es Cherry—me interrumpe Lip. Frunzo el ceño, no estoy segura de por
qué sigue diciéndoles eso a todos.
—Cherry, lo tengo. —Bobby asiente.
El silencio llena el aire. Un embarazoso e incómodo silencio.
—Yo, umm, voy a esperar dentro—mascullo.
—Estaré allí en un momento—dice Lip y se vuelve hacia Bobby—. Tío, ¿qué coño?—
se queja.
—Olvidé tu papeleo y mierda, hermano—se ríe Bobby.
Yo abro la puerta principal y la cierro... casi por completo.
—¡Ella es jodidamente caliente! —Bobby sacude la cabeza, alzando las cejas.
Lip cruza los brazos, y una mirada petulante pasa por su rostro.
—Sí. Me hace preguntarme por qué está follando con personas como yo. —Mi
corazón se entristece con esa afirmación, ¿por qué diría eso?
—Me pareció que no tenía ningún problema con eso. —Bobby sonríe
sarcásticamente y mis mejillas se ponen rojas.
Lip lo golpea en el brazo y Bobby frunce el ceño.
—No bloquearé más tu polla, hermano, solo quería que tuvieras esto. — Bobby le
pasa unos papeles enrollados.
—No lo hiciste. —La voz de Lip sale engreída y segura de sí misma mientras agarra
los papeles.
Yo cierro suavemente la puerta y suspiro. Es tan arrogante y sabelotodo. No puedo
decir si eso me encanta o lo odio totalmente. Él me compró un maldito coche, aunque
solo lo conozco desde hace unos días. ¿Qué demonios? Las cosas se mueven demasiado
rápido. Es tan perseverante y avanza tan decidido a veces. Pongo los ojos en blanco,
luchando conmigo misma. Pero si él no avanzara de manera tan avasallante, ¿le habría
dado la hora?
La puerta se abre y yo avanzo arrastrando los pies para quitarme de en medio.
—Olvidé la documentación—me informa Lip, arrojándola sobre la mesa auxiliar.
—Lip, sobre eso. ¿No crees que esto—gesticulo con mi mano entre nosotros—, se
mueve demasiado rápido? —Lip muerde el anillo en su labio sus ojos marrones
encuentran los míos, y frunce el ceño.
—Tal vez, pero tiene sentido para mí. Eres sexy, divertida y, a pesar de la actitud
explosiva que retratas, cuando te miro a los ojos, puedo verte quebrada bajo esa dura
coraza. Has sido fuerte durante tanto tiempo que solo quieres ser débil por un maldito
momento. Anhelas el contacto humano, pero tienes demasiado miedo de confiar en
alguien lo suficiente como para dejarlo entrar. Bueno, puedes confiar en mí. —Sus ojos
se endurecen y su cuerpo resopla. Inspiro profundamente mientras mi pecho se aprieta
con adoración—. No tienes que ser fuerte a mi alrededor. No tienes que mirar por
encima del hombro cuando estoy cerca.
Parpadeo rápidamente, tratando de no llorar. Él se adelanta y me agarra por la nuca.
—Estás con los Devil's Dust ahora, Cherry; hacemos cosas fuera de la norma social.
Creamos nuestras propias reglas, manejamos nuestra propia sociedad. Vivimos rápido
y montamos duro. ¿Crees que puedes vivir así?
Mis ojos van desde su duro pecho hasta sus ojos.
—No sé nada sobre tus reglas o tu sociedad, Lip—respondo con sinceridad.
—Es fácil. —Se encoge de hombros—. Respeta a todos los miembros, incluidas las
damas. Cuidas la espalda del otro cueste lo que cueste. No mientes, no robas y no
engañas al otro. Vive libre, conduces tu moto a diario y follas con frecuencia.
Sonrío, suena como un maldito sueño. Mi cabeza bulle con toda esta información.
Cierro los ojos y respiro profundamente, tratando de procesarlo todo.
—Estoy hambriento. Voy a preparar algo—dice Lip, obviamente terminando con
esta conversación.
—Me voy a duchar entonces.
Más tarde esa noche, Lip cocinó un tipo de pasta increíble. No sé qué demonios
había puesto en eso, pero Dios mío, estaba bueno.
***
Mis ojos comienzan a sentirse pesados de sueño mientras vemos la televisión, y
bostezo audiblemente.
—Estoy muy cansado, vamos a dormir un poco—sugiere Lip.
—Suena como una gran idea—mascullo, desenredándome del sofá. Me acerco como
un zombi a mi habitación, pero cuando estoy a unos pasos de la puerta, Lip toma mi
mano, arrastrándome hacia la suya. Las mariposas pululan en mi estómago mientras
una sonrisa avanza por mi cara. Lip me mete en la cama y me acerca a él. Hombre,
quedarse dormida junto a él todas las noches suena jodidamente increíble. Vivir su vida
suena increíble. Frunzo el ceño, dándome cuenta de que no sé mucho sobre el club.
—¿Lip?—le susurro.
—¿Sí?
—¿Qué pasa si alguien no sigue las reglas del club?
—Para ti, no mucho. Para mí, puede ser brutal. Podría ser cualquier cosa, desde que
me pateen el culo, hasta que Bull me dispare en la pierna, o lo peor: ser vetado.
—¿Qué signi…?
—Ser vetado significa que te quitan los colores y te expulsan del club. —La cara de
Lip empalidece, y sus ojos se ven serios—. Si eso ocurriera alguna vez, bien podrían
matarme. Los Devil's Dust es todo lo que conozco. —Su tono es increíblemente sombrío.
—¿Cuánto tiempo llevas aquí?
—No lo sé; un rato supongo. Mi hermano lo odia porque cree que estoy yendo en
contra de la familia estando aquí. En cierto modo, es verdad. —Sonríe y se pasa las
manos por el pelo. No respondo temiendo que se calle y no me cuente nada nunca más
—. Mi padre tiene un MC y él quería que yo fuese parte de una sede fuera de Las Vegas,
pero nunca me uniría a ese club. Es siniestro y corrupto. No sabe nada de la palabra
familia, y la parte jodida es que es principalmente mi familia—me explica—. Mientras
crecía, conocí muy bien el estilo de vida criminal. Cuando lo atraparon traficando coca,
trató que mi madre aceptara la culpa. Ese fue el motivo de la separación en nuestra
relación padre-hijo. Mi madre era su dama, pero era mi madre. Ella se negó a aceptar la
culpa de mi padre, dijo que él se había estado acostando con su mejor amiga y que no
iría a prisión por alguien que no la respetaba. Mi padre fue asesinado antes de que
tuviera una audiencia y mi tío asumió el control, convirtiendo a mi hermano Zeek en el
presidente de los Sin City Outlaws.
Guau, pensé que mi vida era el infierno, pero parece que Lip viene de la misma parte
del infierno donde me crié.
—Maldición—susurro—. Mi madre se fue cuando era bebé. Mi padre tampoco era el
padre del año. Me pegaba. Mucho. Finalmente, me fui, y mientras no estaba, nos hizo
un favor a todos y se escapó con una mujer.
Lip me agarra la barbilla, haciéndome mirarlo directamente a los ojos, sus
movimientos repentinos me pillan desprevenida.
—Si alguien alguna vez te toca así, vienes a mí. ¿Me entiendes?—me pregunta, los
matices de sus ojos se oscurecen un poco.
—Se-seh—tartamudeo nerviosamente—. Seguro. —Él exhala un aliento enojado, su
mano deslizándose por su pelo bruscamente. Cruzo los brazos, sin saber qué decir.
—Dijiste algo sobre damas. ¿Es eso lo que soy ahora, por qué me llamas Cherry en
lugar de Lindsay?
El pecho de Lip se detiene como si hubiera dejado de respirar.
—Mmm no. Ser la dama de un hermano es como casarse con una chica en nuestro
mundo.
Mis ojos se abren de par en par.
—Oh.
—Necesito mis colores antes de poder tener una dama de todos modos—continúa
Lip.
—Te llamo Cherry porque me gusta. Y tan divertido como nuestro mundo puede
sonar, tiene un precio. Puede ser peligroso, y es más seguro usar un apodo que tu
verdadero nombre.
Mi corazón late erráticamente. No necesito más peligro, eso es seguro.
—Ser una dama no es como ser una esposa en el mundo normal. Tu hombre se
puede ausentar por un tiempo indeterminado, no sabes en que anda porque los
negocios del club no deben discutirse.
—Entonces, ¿cuál es la diferencia siendo novia de un hermano?—me río.
—Bueno—titubea Lip—, cuando una mujer es reclamada por un Devil, ella es su
propiedad. No hay escapatoria de él. Es suya hasta que él la libere.
Mis labios se separan en estado de shock. Santa mierda. Pero mi pecho hormiguea
ante la idea también. Tener esa clase de seguridad y afecto de alguien, ya no es algo que
se ve en el mundo. La clase que me gusta.
Capítulo 5
CHERRY
Dos Semanas Después
Las últimas dos semanas estuvieron llenas de sexo dulce y alucinante. Todo en lo
que puedo pensar es en Lip. Todo en lo que quiero pensar es en Lip. Logré salir de la
casa ayer por primera vez. Aparte de que mi hermano está acosándome para verme y
asegurarse de que estaba bien, más que nada necesitaba un poco de aire. No me
dispararon, y volví a la casa de Lip sin un rasguño. Todavía necesito contarle sobre
Piper. Una parte de mí, una parte muy triste de mí, no quiere temer que no lo tome bien
y termine con lo que sea que tengamos. Pero por la forma en que me mira, en que me
toca como si fuese lo único que está viendo, tal vez no lo haría.
Una mano se desliza a lo largo de mi cadera y me acuna una teta, llamando mi
atención.
—Me tengo que ir, bebé—dice Lip con voz rasposa desde detrás de mí. Gimo y giro
en su agarre.
—¿Cuándo volverás?
Lip se encoge de hombros.
—En un día o dos.
Asiento. Sé que este viaje es algo que ha estado esperando con anticipación. Éste
podría ser su gran momento para obtener su parche.
—Te voy a extrañar a ti y a nuestras aventuras sexuales nocturnas—le guiño un ojo.
Lip sonríe burlonamente y se sienta en la cama. Está sudando, nervioso.
Me arrodillo y le froto los hombros duros.
—¿Estás bien?—le susurro al oído. Su cabeza se inclina hacia atrás y suelta un
aliento vacilante.
—Todo lo que conozco está en juego aquí. —Sus palabras son crudas y emocionales;
esto claramente significa mucho para él.
—Tú puedes lograrlo, cariño. —Subo las manos por su cuello y las meto en su cuello.
—Tengo que hacerlo, y lo haré—repite, levantándose de la cama. Me da la sonrisa
más sexy que creo haber visto en mi vida, mientras desliza su cabello hacia atrás con los
dedos.
—Regresaré antes de que te des cuenta. —Él guiña un ojo.
Me pongo de pie y paso las manos por su cabello sedoso.
—Cuídate. —Sonrío, presionando mis labios contra los suyos.
—No prometo nada—bromea. Me devuelve el beso y me hace rodar sobre mi
espalda antes de levantarse. Pongo la sábana sobre mi pecho y lo miro moverse
decidido al vestidor en busca de ropa. Se pone unos vaqueros y una camiseta gris
ajustada, sus brazos tonificados y tatuados estiran el material. Se detiene, sus ojos se
arrastran del suelo hacia mí. Inclino mi cabeza hacia un lado, curiosa de lo que está
pensando.
—¿Qué pasa?—pregunto. Abre la boca, como si quisiera decirme algo, pero la cierra
de nuevo y niega con la cabeza.
—Nada. Te veo cuando regrese—responde respirando pesadamente. Agarra su
chaleco de la parte de atrás de la puerta y se larga. Frunzo el ceño. Parecía como que
necesitaba decirme algo, como si algo lo estuviera molestando. Me mordisqueo la uña,
curiosa por saber si eran buenas o malas noticias.
***
Finalmente salgo de la cama y me dirijo a la cocina. He estado cocinando una
tonelada de huevos desde que Lip me enseñó cómo hacerlos. También me mostró cómo
hacer queso a la plancha con manzanas y tocino. Dios mío, es delicioso, pero no creo
que sea demasiado grandioso para el desayuno. Prometió enseñarme a cocinar tostadas
francesas cuando regresara de este viaje. Se me hace la boca agua de solo pensarlo.
Intenté luchar contra mi atracción hacia Lip, pero ahora que está aquí, ahora que no
se puede negar que lo deseo, y que él me desea, necesito contarle sobre Piper. Necesito
aclarar las cosas.
Mi teléfono suena en la encimera, captando mi atención. Todavía no puedo creer que
Lip me haya conseguido un teléfono, nunca antes había tenido uno. Dejo la espátula y
abro el mensaje.
LIP: Tengo algo que necesito decirte cuando regrese.
Sabía que quería decirme algo. Mi frente se arruga con preocupación. Esto es, sin
embargo, mi señal que necesito contarle sobre Piper. Obviamente tiene algo serio que
necesita decirme, y ésta es mi oportunidad para decirle también.
CHERRY: Tengo algo que decirte, también.
Después de la cena, que consiste en un delivery de pizza, enciendo el televisor y me
relajo en el sofá. Al quedarme dormida, escucho una moto. Mis ojos se abren y mi
corazón palpita. Lip. Él debe haber vuelto a casa temprano. Me quito la manta de una
patada y con entusiasmo voy dando saltitos hacia la puerta. Al abrirla, encuentro a Bull
de pie en el primer peldaño, de espaldas a mí. Se da la vuelta mientras enciendo la luz
del porche, su rostro arrugado con pena.
—¿Bull? —Pensé que había ido al viaje con Lip y los muchachos.
—Cherry, cariño. —Las palabras que salen de su boca están llenas de más pena de la
que mi corazón puede procesar. Mi cuerpo entra en pánico puro y los pequeños pelos
de mi nuca se erizan.
—¿Qué pasó? ¿Dónde está Lip? —Miro a mi alrededor, como si Lip fuera a aparecer
de improviso, sorprendiéndome, pero no está en ninguna parte. Solo estamos Bull y yo.
—Algo sucedió en nuestro viaje hoy. —Bull baja la mirada, sus manos están
agarrando un chaleco de cuero.
—Maldición, di lo que pasó. —Mis fosas nasales arden con inquietud. Los ojos de
Bull se clavan en los míos, claramente sorprendido por mi arrebato.
—Lip asumió la culpa por algo en nuestro viaje. Fue arrestado, y no voy a
endulzarlo. No va a salir por un tiempo.
Mis ojos se llenan de lágrimas al instante.
—¿Qué?—grazno. Mi corazón se hunde, y mis uñas se clavan en el marco de la
puerta.
Bull se adelanta y me agarra por el codo para mantenerme en pie, haciéndome
consciente de mi inestabilidad debido a mi estado emocional.
—¿De qué asumió la culpa? —Me las arreglo para escupir, mis dos manos agarrando
con fuerza el marco de la puerta.
Bull niega con la cabeza y aparta la mirada.
—Me temo que no puedo decírtelo, Cherry. Es un asunto del club, lo que significa
que no es asunto tuyo.
— ¿Qué quieres decir con que no puedes decirme?—digo con desdén, mi ira
reemplaza a mi tristeza.
—Nuestro club tiene reglas, reglamentos. No es personal, es para mantenerte a salvo
no solo a ti, sino también a los hermanos.
Niego con la cabeza, enojada. Lip me dijo que los asuntos del club son solo eso…
solo del club. Nunca pensé que eso me afectaría... hasta ahora.
Bull me da el chaleco negro que tiene en la mano. Frunzo el ceño, no estoy segura de
lo que es. Tal vez Lip obtuvo su parche por aceptar la culpa del club. Lo tomo de Bull y
cuando lo abro, un sollozo gigante escapa de mi boca.
Dama de Lip está escrito a lo largo de la parte posterior del chaleco, el parche con la
calavera de los Devil´s justo debajo de eso. Lip ha debido haber sido parchado, y ahora
me está haciendo su propiedad.
—Eres familia ahora, Cherry. Nos encargaremos de ti mientras Lip esté ausente.
Hizo algo muy valiente hoy, y siempre estaré en deuda con él. —Solo asentí y sollocé un
poco más. ¿Quiero esto?
—Enviaré algunas de las damas mañana. Te ayudarán a superar esto, cariño. —Bull
se inclina hacia delante, el olor a alcohol y cigarrillos es fuerte, y me besa en la mejilla.
—Aguanta—susurra antes de darse la vuelta para irse.
Estoy de pie aquí, insegura de qué decir o pensar. Esta vida, ¿es para mí? Paso mi
dedo por la calavera. Dijo que era familia ahora. Realmente nunca tuve una familia. Mi
familia me ha sido arrebatada una y otra vez. Lip me reclamó; soy suya ahora. Una
pequeña y patética risa escapa de mi boca, y acerco el chaleco a mi pecho. Ahora soy de
él, y los Devil's Dust siempre me cuidarán la espalda.
***
La puerta de entrada se abre y escucho mucho parloteo llenar la casa. Me limpio las
lágrimas de un manotazo y mi corazón se acelera. Sé que cerré esa puerta.
Una mujer rellenita y pelirroja entra al dormitorio y me encojo dentro del edredón.
Tiene el pelo recogido y lleva una blusa negra ajustada y unos vaqueros azules.
—¿Quién eres y cómo entraste?—le pregunto, sentándome en la cama. La señora
frunce el ceño como si estuviera siendo ridícula y sostiene en alto un juego de llaves.
—Bull me las dio—me explica. Debe ser una de las damas de la que estaba hablando.
Sorbo los mocos y asiento.
—Cariño, es mejor que te limpies esas lágrimas y salgas de esa cama—me dice con
insolencia. Respingo, estoy un poco retraída por su desenvoltura—. No puedes estar
aquí tumbada concomiéndote—continúa, sentándose en el borde de la cama mientras
me retira el pelo de la cara.
—Finalmente encontré a un buen tipo, y me lo quitaron en un abrir y cerrar de ojos
—mascullo.
—Te ves como una mierda—espeta la dama. Mis dedos se enredan en mi cabello y
sonrío burlonamente. Puedo decir que ella es una persona franca. Ya me gusta.
—No pegué un ojo anoche; todo lo que pude pensar es que Lip está en la cárcel o en
la prisión. ¿Está bien? ¿Por qué está allí?—divago, levantando mis piernas y
envolviendo mis brazos alrededor de ellas.
—Sé que es duro. Lo sé. Soy Babs, por cierto, porque hablo mucho. Soy la dama de
Locks. Ha estado en la cárcel una o dos veces y te acostumbras. Por lo que me han
dicho, Lip admitió todo, así que estará en camino a la prisión y cumplirá su sentencia
antes de que te des cuenta.
—No me van a decir por qué está encerrado—le digo, mi tono sale irritado.
—Sí, eso es parte de esto. Esta vida puede ser difícil, y algunos no la pueden
manejar. Nosotras las mujeres no llegamos a saber mucho sobre las entrañas de las
cosas del club. Piénsalo como que Lip está en la CIA y todo lo que hace es muy secreto.
—Ella sonríe y me da unas palmadas en la espalda. No puedo evitar reírme de su
explicación.
—Ahí vas, hay una sonrisa.
Me levanto de la cama y paso las manos por mi cabello.
—Pero eres familia ahora. La lealtad entre nosotros es más espesa que la sangre.
Necesitas algo, nos avisas y nos ocuparemos de ello. —Yo sorbo mis mocos de nuevo,
asimilando todo lo que dice.
—Ahora, ¿Qué tal si te duchas y tal vez tener un día de chicas?—me sugiere.
—No sé—dudo.
—Entonces, esta es la nueva dama, ¿eh? —Una mujer con el pelo marrón entra, sus
labios de un rojo tan brillante es lo primero donde aterriza mi mirada. Ella tiene puesto
unos shorts negros rotos, una camiseta blanca y un chaleco de cuero.
—Sí, está deprimida—responde Babs, cruzándose de brazos. Guau, me hacen sentir
mal por su cuidado.
—Aguántate, florecilla. Si quieres ser una dama, será mejor que hagas de tripa
corazón. Nuestros hombres hacen lo que tienen que hacer. No necesitan una perra
sollozante en casa. Necesitan una mujer fuerte que se ocupe de las cosas mientras están
ausentes—chasquea la dama de cabello castaño. Me trago el nudo en la garganta y me
levanto.
—Maldición, Vera, retrocede un poco, ¿quieres? —Babs frunce el ceño.
—Ella tiene que saberlo ahora—punza Vera, pasando la lengua sobre el labio
inferior.
—Gracias por el consejo, pero puedo con esto—digo con burla y desdén. No necesito
una perra entrando aquí y diciéndome cómo sentirme.
—Evidentemente. —Ella me mira fijamente y yo me recorro con la mirada. Mi
cabello es un desastre enredado, llevo la camiseta que Lip usó la noche anterior a su
partida, y necesito afeitarme las piernas urgentemente. Luzco como un completo
desastre. Lo único que falta es la bolsa de donas que me liquidé a la medianoche.
—Bueno, si puedes con esto, entonces vámonos. Realmente necesito que me arreglen
las uñas. —Babs levanta la mano, examinando sus uñas rojas.
Intento pasar mis dedos por mi cabello, sin saber qué hacer.
Vera suspira fuertemente y se acerca a mí dando pisotones con sus botas negras.
Aprieto mis manos, lista para golpearla si se pone dura.
—Mira. —Vera se detiene justo en frente de mí, su rostro un poco más suave—. Lip
es un buen chico. Sé que apesta, créeme. Todas hemos estado aquí, comiendo donas en
la cama. —Miro la cama y noto los restos del espolvoreado de las donas. Mierda—. Sin
ducharnos, sin hacer una mierda porque extrañamos mucho a nuestro hombre. Por eso
es que estamos aquí. Somos tu sistema de sostén. Podemos ser duras, pero solo somos
así cuando tenemos que serlo. Bull nos dijo que tú eres propiedad de Lip, y también nos
dijo que Lip aceptó un duro golpe por él. En este momento, Lip y tú son como el jodido
rey y reina del baile de graduación del club.
Babs se ríe, y no puedo evitar sonreír. Esa es una imagen.
Babs agarra el chaleco de la cama y me lo arroja.
—Usa ese parche de propiedad con orgullo, niña. Tu hombre hizo algo muy
honorable, y no solo Bull, sino todo el club tendrá un gran respeto por él. Tienes el
chaleco del tipo duro para llenar. —Lo atrapo y acaricio el nombre de Lip. Lo extraño, él
me hace sentir cosas que nunca antes he sentido. Pero si me eligió como su propiedad,
lo enorgulleceré.
Miro a las chicas que ahora están sonriendo.
—Lo usaré con honor—susurro—. Sí, claro, iré. Déjenme ponerme algo de ropa.

Tres Semanas Después


Me siento en mi silla, esperando que Lip sea escoltado hasta su lado del vidrio. Me
dijeron que aún no se le permitía tener visitas de contacto porque acaba de llegar, lo que
apesta porque haría cualquier cosa por un abrazo. Por olerlo, por sentir la calidez de su
piel contra la mía. Se está sintiendo solitaria la casa sin él. Piper ha estado en mi mente
más que nunca por eso. Pensé en conducir por el trailer park el otro día, pero decidí no
hacerlo. Esa es una estúpida, estúpida idea. Quiero ver a Piper, demonios, quiero a
Piper. Soy su madre después de todo. Pero sé que ir allí me pondrá nuevamente en la
línea de fuego. Pensé en contarles a las damas, pero soy nueva en el club. Y además,
¿qué pueden hacer? No estoy segura de que el balazo que me dispararan no fuera del
juez. Ese no es una pequeña mierda de un trailer park al que podría tener que moler a
golpes; es alguien que podría causar un daño importante. No quiero lastimar a mi
nueva familia cuando acabo de conseguirla. Pero recuperaré a Piper. Algún día.
Me muevo en el asiento y me pongo el chaleco de cuero sobre los brazos. Me siento
orgullosa de poder usar esto, como si fuera parte de algo grande.
El naranja me llama la atención, y levanto la vista para ver a Lip esposado y siendo
empujado hacia su silla. Naranja. ¿Eso es por ser nuevo o por haber cometido un asesinato?
Se ve rudo. El piercing de su labio se ha ido, y su cabello está grasoso y sin peinar.
Este tipo no se parece en nada a Lip, sino más bien a un insano cascarón vacío de Lip.
Levanto el teléfono y observo mientras su pecho se levantaba inhalando antes de
levantar su teléfono.
—Lip—digo ansiosamente.
—¿Sí? —Él mira hacia otra dirección, no a mí. Un dolor punzante irradia en mi
pecho, pero frunzo el ceño e intento no prestarle atención.
—Te echo de menos. ¿Cómo has estado? ¿Estás bien?—digo sin parar todas las
preguntas que tengo en mente desde el día en que me lo quitaron.
Él se encoge de hombros.
—Estoy bien. Es una prisión. —Su tono es cortante y seco. Ni siquiera parece
emocionado de verme. Me pongo el chaleco, un poco triste.
—¿Qué es eso?—chasquea Lip. Mi cabeza se levanta bruscamente y lo encuentro
mirándome atentamente.
—¿Esto? —Tomo el cuero reclamando mis hombros. Sonrío y me giro un poco en mi
asiento para mostrar la parte de atrás.
—Tengo que decir que no lo esperaba. —Me río entre dientes.
Lip se muerde el labio inferior y asiente.
—Me tengo que ir bebé.
Salto en mi asiento.
—¿Qué? ¿Por qué? —Ninguno de los guardias había dicho nada acerca de que
nuestro tiempo ha terminado.
—Se acabó el tiempo—afirma, levantándose del asiento.
—¡Espera! —Golpeo la mano contra el vidrio, mis dientes apretados de ira. Desde el
día en que me lo quitaron, he tenido una sola cosa en mente diariamente.
—Ese día dijiste que tenías algo que decirme, ¿qué era?—le grito, esperando que
pueda escucharme.
Lip se pasa la lengua por el labio inferior y sus ojos buscan los míos por primera vez
desde que he estado aquí. Me siento vulnerable con la intensidad de esto. Pasan unos
segundos que se sienten como varios minutos.
—No importa—finalmente dice y se aleja. Mi labio inferior tiembla y me cubro la
boca con la mano, tratando de contener un sollozo. Casi salgo corriendo de allí, muy
confundida. Él no se ve como Lip porque no es Lip. Construyó un cascarón, un ego para
sobrevivir en prisión. Tengo que ser fuerte para él, como dijeron las chicas. Él estuvo allí
para mí cuando más lo necesitaba, y ahora estaré aquí para él.
Lip fue condenado a seis años de prisión. Cuando llegó el veredicto, perdí la
sobriedad. Me drogué y emborraché tanto que Babs tuvo que meterme el dedo por la
garganta para hacerme vomitar un poco de licor. Estuve con resaca durante tres días.

CHERRY
Cuatro Años Después
Me encantaría decir que todas las visitas que tuvimos durante los últimos cuatro
años fueron diferentes, pero no lo fueron. Estaba distante, sus ojos vacíos y fríos. El Lip
que conocía no se encontraba en ninguna parte cuando estaba con él. Pero él estaba en
la cárcel, y no podía imaginar cómo era eso. Un par de veces me dijeron que las visitas
no eran una opción porque Lip estaba en problemas. Sin mencionar que había agregado
tiempo adicional a su sentencia porque mató a un hombre en defensa propia. Las damas
me aceptaron como una de ellas y las amé por eso. La prisión no solo era difícil para
Lip, sino también para mí. Viviendo entre un MC, un lado más rudo de mí escapó.
Cuando uno de ellos estaba en problemas, yo estaba allí parada detrás de ellos, lista
para derribarlo. Para decir lo menos, mi alma se había corrompido por mi nueva
familia, pero estar sola durante años puede enojar a cualquiera. Estaba enojada, triste,
sola y me desquitaba a costa de cualquiera que pudiera. Antes, veía un bate de béisbol
como algo que se fabrica para pasar el tiempo, incluso para jugar en una pequeña liga.
Ahora cuando veo un bate, me pregunto a quién le voy a romper las rodillas, y si
debería usar uno de aluminio o de madera.
Quién sabe, tal vez este lado mío con el tiempo habría salido. Después de todo no fui
exactamente criada con la mejor educación. Le pedí a Dios que viera mi dolor aquel día
cuando conocí a Lip, debió haberme escuchado y me colocó en el lugar donde sería
aceptada. Con los delincuentes, a donde pertenezco.
***
Mirando las llaves en mi mano, mi corazón se acelera cuando pienso en el
pensamiento que ha estado plagando mi mente durante varios meses. Piper. Mi hija.
Verla. Quiero verla solo una vez, saber que está viva y que le está yendo bien. Han
pasado los años y, sin embargo, todos los días pienso en ella. Pienso en contarle al club,
en decirle a Lip, pero no lo hago. No le digo a nadie. No porque no quiera, sino porque
tengo miedo. Lip no es el hombre que yo conocía. Está distante desde que está preso, no
dice mucho cuando lo veo, y a duras penas me escribe una carta. Él se está quebrando
allí. La prisión lo está endureciendo y manteniéndolo constantemente en guardia. Lip
tiene que estar dos años más en ese infierno y los días parecen más largos sin él.
Cada vez que hablo con él le digo que estoy aquí, esperándolo, manteniéndome
fuerte para él. Como las damas me dijeron. Ellas me dijeron que esas son las cosas
principales que un hombre encerrado desea escuchar. Demonios, son las principales
cosas que deseo decirle. Pero incluso con el club cuidándome la espalda, invitándome a
las actividades y haciéndome una de los suyos, siento que me falta una parte de mi
alma. Piper está ausente. Lip está ausente, por lo tanto, yo estoy perdida.
—Podría simplemente pasar con el coche—mascullo para mí. Solo pasar con el coche
y ver que el trailer park todavía está allí, ver la casa en la que vive Eric, o donde solía
vivir, porque quién sabe si todavía está allí.
Me muerdo el labio inferior y salgo por la puerta principal. Solo una pasada; nadie me
reconocerá. Subo al coche, me coloco el pelo en una gorra de béisbol blanca que encontré
en el armario de Lip y me pongo unas gafas de sol. Bajo la visera y me miro en el espejo.
Funcionará.
Agarro el volante y mi mundo da vueltas.
—Mierda—mascullo. La adrenalina late a través de mí tan fuerte que me está
drogando. Esto es muy peligroso, increíblemente imprudente. Exhalo un largo aliento,
tratando de controlarme.
—Si los Devil´s Dust me enseñaron algo, es a vivir en el lado salvaje—me digo.
Pongo en marcha el coche y conduzco el largo viaje hacia mi hija, rezando por solo
poder echarle un vistazo.
Casi dos horas más tarde, giro en la calle donde está mi viejo trailer. Mi corazón
palpita violentamente mientras circulo detrás de una furgoneta lenta. Intento mantener
la vista en el camino, pero sigo mirando a mi izquierda, esperando a que aparezca el
trailer park. Trato de mantener la velocidad, para no llamar la atención sobre mi coche,
pero cuando finalmente conduzco frente al trailer park, todo parece ir más despacio. Mis
ojos recorren el área frenéticamente, sabiendo que tengo solo segundos para verla.
7
Noto un par de niños jugando sobre un viejo jungle gym , pero ninguno sobresale.
Algo me llama la atención y doblo hacia la casa de Eric. Se me corta la respiración y un
gemido sale de mi boca. Una pequeñita pelirroja con coletas rebota por los escalones de
la entrada. Ella tiene la sonrisa más grande y sus mejillas sonrosadas. Todo me golpea
en el acto. Esa es mi hija. Mi sangre. La he abandonado. Soy una madre terrible. La grava
vuela hacia mi coche, y miro hacia adelante para ver a la furgoneta virar hacia la
derecha porque casi choco con ella.
—¡Mierda!—maldigo, tirando del volante para poder esquivarla. Me desvío hacia un
lado de la calle y freno en seco, la furgoneta toca el claxon mientras pasa a toda prisa.
Miro por la ventanilla, ignorándolos, necesito ver a Piper una vez más. Ahora todos los
niños me están mirando, incluida Piper. La alarma se enciende y entro en pánico.
¡Mierda! Agarro el volante y vuelvo a la calle, maldiciendo por atraer la atención hacia
mí mientras me alejo.
Esa era ella. Esa era mi pequeña niña. Todavía está aquí, y sigue viva. Frunzo el ceño. Ella
tenía una camiseta realmente holgada, y pantalones vaqueros que parecían de niños.
¿En qué demonios está pensando Eric? Niego con la cabeza. Obviamente no sabe nada
sobre criar a una niña pequeña.

LIP
Levantando el teléfono, dejo escapar un largo suspiro. Necesito escuchar la voz de
Cherry hoy.
—¿Lip?—suena la dulce voz de Cherry y mi cuerpo se hunde contra la pared de
ladrillo.
—¿Qué tal?—respondo fríamente.
—Hola, ¿cómo estás?—me pregunta ella. Escarbo el cemento entre los ladrillos.
Odio este lugar, pero nunca le cuento lo que sucede aquí. Pandillas y bandas rivales
están aquí, y constantemente tengo que cuidarme la espalda. Puedo sentir que me estoy
deslizando en algo oscuro y muy familiar. Me siento como un jodido DeLuca. Tengo
que defender lo mío constantemente; si me alejo de un altercado, básicamente me
pongo una diana en la espalda, pero si me pongo de pie y le doy una sangrienta paliza a
mi enemigo, llamo la atención de algunos de los delincuentes más notorios de la
prisión. Sin mencionar lo peor que podría haber pasado. El otro día, un agente del FBI
visitó mi celda y me dijo que podría sacarme de allí si le daba algo, cualquier cosa sobre
el club. Le dije que se largara de mi celda sin dudarlo. Pero me quedé despierto durante
toda la noche preguntándome cómo sería si fuera un soplón. Qué si le diera algo, nada
grande y consiguiera largarme a la mierda de aquí.
—No lo sé. Estoy harto de esto. Necesitaba escuchar tu voz—respondo
honestamente. La escucho jadear en el teléfono, y mi pecho se contrae. La he tratado con
frialdad, lo sé. No quiero hacerlo, pero es duro aquí dentro. Odio que me vea así, y odio
que le esté ocultando mierda.
—Lip, ¿estás bien? ¿Qué pasa? ¿Qué te pasa?—habla sin parar ella, fisgoneando
información. Suspiro en el teléfono y apoyo el codo en la pared.
—Solo la misma mierda, ya sabes. La tentación llamó a la puerta de mi celda ayer.
Necesitaba escuchar tu voz, recordar mi estilo de vida y no ser un maricón.
—¿Tentación? ¿Con hombres? —Su voz se suaviza, como si pensara que podría estar
jugando con ella aquí.
Me río.
—No, no con hombres. Me gusta la sensación de un coño mojado, bebé.
—¿Entonces qué? Lip, puedes decirme cualquier cosa—susurra. Me muerdo el labio
inferior y cierro los ojos. Quiero contarle, pero no quiero que se preocupe.
—Dime, ¿qué has estado haciendo? ¿Te trata bien el club? —Cambio de tema.
—Umm, si. Todo está bien. —Su voz adquiere un tono desconocido. Se me erizan los
vellos del brazo, preocupado de que algo esté mal.
—¿Qué te pasa?—le pregunto, mi tono sale más cortante de lo que pretendía.
—Estoy bien, de verdad. —Ella no suena bien.
—¡Recluso, se acabó el tiempo!—me grita el guardia Geraldo.
—Mierda. Me tengo que ir, bebé.
— Sí, lo entiendo. Fue bueno hablar contigo. —Su voz vuelve a caer en ese dulce
tono otra vez, y mi polla se pone dura ante el sonido. Joder, la extraño. Extraño su coño
también.
—No te metas en problemas—agrego. Bull me dijo que Cherry es dura. Hace poco
ellos tuvieron un encierro en el club porque se metieron en alguna mierda y Cherry
ignoró los mensajes de texto de Bull y se escapó. Me enojé terriblemente porque estaba
aquí y no pude hacer nada al respecto. Cherry es un fuego que nadie puede apagar,
tiene opinión propia. Temo que uno de estos días vaya a quemarse tratando de
demostrarles a los demás que no los necesita para salir adelante.
—Seh, nos vemos—responde sabiendo exactamente de lo que estoy hablando. Ella es
vivaz y obstinada, y yo lo odio y al mismo tiempo lo necesito.

CHERRY
Tres Meses Después
Sentada en mi coche, observo a Piper desde lejos. He estado viniendo aquí y
sentándome en la estación de gasolina justo al otro lado del trailer park, observándola
como una acosadora. No puedo evitarlo, y al hacerlo, aprendí el horario de Eric. Él
trabaja en la construcción, pienso. Una tarde cuando estaba observando jugar a Piper
volvió a casa; casi tuve un derrame cerebral, pero él ni siquiera miró en mi dirección.
Trabaja de lunes a sábado, desde el amanecer hasta la puesta del sol. Los domingos,
regresa al mediodía. Por las mañanas, lleva a Piper a un trailer al lado antes de irse al
trabajo, y no más de cinco minutos después de dejar a Piper, ella sale corriendo del
trailer para jugar en la zona de recreo. Ella está allí la mayor parte del día con los otros
niños. Sin embargo, nunca está vestida con nada lindo; de hecho, se ve como un maldito
niño.
Parece que hoy es el primer día de clases para los niños. Un grupo de ellos está
esperando al final de la calle del trailer park con ropa y zapatos nuevos. Todos se ven
limpios y agradables. Me pregunto si Eric puso a Piper en preescolar este año. Suspiro y
muerdo mi dona, necesitando el azúcar. El preescolar sería bueno para ella, le daría una
ventaja sobre qué esperar.
Mi corazón prácticamente deja de latir cuando veo a Piper bajando los escalones de
la casa de Eric. Ella se detiene y mira hacia la puerta. Siguiendo su línea de visión,
encuentro a Eric detrás de ella.
—Mierda—murmuro, agachándome en el asiento. Eric la saluda con la mano y se
dirige hacia su camión. Qué gilipollas, ni siquiera va a llevarla hasta el autobús el
primer día de clases. Aprieto los dientes y miro a Piper de arriba abajo. Su ropa se ve
ridícula. Le echo un vistazo a Eric, sintiendo curiosidad si él no tiene los medios para
mantenerla. Sin embargo, tiene ropas bonitas y sus botas son nuevas y caras.
¿Simplemente no le importa? ¿O la está castigando por mí?
Después de que Eric se ha marchado me siento derecha en el asiento. Quiero ir a
darle apoyo, decirle que no tenga miedo en su primer día.
El grupo de niños se vuelve, y la brillante sonrisa de Piper se desvanece. Frunzo el
ceño. ¿Qué le están diciendo? Me siento más derecha en el asiento y entrecierro los ojos,
tratando de ver qué está pasando. Uno de los otros niños señala sus pantalones cortos
azul oscuro, y el resto de los niños se ríen. Se están burlando de ella. Mi corazón se
hunde, y bajo la mirada a mis manos.
Dios, ¿Por qué se siente como un déjà vu? Vuelvo a levantar la mirada y uno de los
niños empuja a Piper.
—¡¿Qué carajo?! —Abro la puerta del coche y corro al otro lado de la calle—. ¡Oye,
pequeño gamberro, aléjate de ella!—grito. Todos los otros niños se dispersan y corren
hacia el lado opuesto de la rotonda. Me acerco y tomo la mano de Piper para ayudarla a
levantarse. Levanta la vista y me clava los ojos llenos de lágrimas, y mi corazón golpea
contra mi caja torácica con tanta fuerza que no puedo respirar.
¿Qué estoy haciendo? Ella se parece a mí. Incluso tiene pecas en la cara. No puedo estar aquí.
—Gracias—murmura, su voz me lastima.
—Tú eres… —Mi voz se quiebra—. De nada—termino. Ella mira a los otros niños
mientras sus lágrimas caen por sus mejillas.
—A la mierda con ellos, son estúpidos—agrego. Su cabeza se vuelve violentamente
hacia mí y sus ojos están abiertos de par en par. Ella vuelve a mirarlos, entonces me
mira y sonríe.
—Sí, a la mierda—repite. Cierro los ojos y me desprecio silenciosamente por mi
lenguaje.
—¿Por qué te molestaban?—pregunto, abriendo los ojos y descubriendo que me
estaba mirando directamente. Mi corazón vuelve a sentir ese pánico en mi pecho,
haciéndome sentir como si me estuviera ahogando en mi propia culpa y remordimiento.
Ella mira hacia abajo, sus dedos rozan sobre el material de su camiseta.
—¿Por tu ropa?—asumo. Ella asiente.
—¿Cómo es que tu padre no te compra ropa de niña? ¿O ropa de tu talla?
Suspira y se cruza de brazos.
—Él dice que no debería preocuparme por lo que llevo puesto. —Ella pone los ojos
en blanco—. Él siempre me compra cosas de niño. Creo que piensa que soy un niño. —
Aprieto la mandíbula. Ese bastardo. No puedo decir si solo es un padre protector, o un maldito
idiota.
El gran autobús escolar amarillo chilla cuando se detiene detrás de mí.
—Bueno, supongo que será mejor que vayas a disfrutar tu primer día de escuela. —
Sus ojos se mueven de mí al autobús y el miedo los abrasa.
8
—Piensa en ello como un gran Twinkie . No es aterrador, realmente. —Me río
mientras ella solo me mira, tragando saliva.
—Tu primer día de escuela va a ser muy divertido. Vas a conocer a tu maestra y
encontrarás amigos. —Hago una pausa, sonriendo de oreja a oreja—. ¡Y el patio de
juegos más grande que existe está allí! —Me río, mi tono es tentador. Sus labios se abren
con una gran sonrisa.
—Por cierto, soy Piper. —Ella extiende su mano, y se la estrecho. Su pequeña palma
en mi mano me hace querer llorar, es muy pequeña. No quiero soltarla, no puedo evitar
pasar mi pulgar sobre la parte superior de la mano, sintiendo su piel suave.
—Soy… —Me atraganté. Le quiero decir que soy su madre, quiero decirle que soy
Lindsay, pero es muy arriesgado—. Soy Cherry.
—¿Cherry? —Frunce el ceño. Ella inclina la cabeza hacia un lado, mirando mi
chaleco de cuero—. ¿Eres una motera? —El autobús toca la bocina, y Piper salta.
—Será mejor que te vayas. —Finalmente retiro mi mano de la de ella y le doy un
apretón amistoso en el brazo. Ella mira para arriba y sonríe con inocencia antes de salir
corriendo hacia el autobús.
—¡Adiós, dama motera!—grita sobre su hombro. No puedo evitar reírme
nerviosamente y llorar al mismo tiempo. Pude despedir a mi hija en su primer día de
escuela, pero la idea de que ella ni siquiera supiera quién soy agobia mi corazón.
Capítulo 6
CHERRY
Dos Años Después
El cielorraso tiene manchas donde el techo ha filtrado en los últimos años. Mi cuerpo
está empapado de sudor debido al calor insoportable mientras me recuesto sobre la
cama y lo miro. El pequeño aparato de aire acondicionado colocado en la ventana no da
abasto con el maldito calor de este verano. Lip lo encendió tratando de enfriar la casa,
pero no funciona. Puede que me derrita en un charco de sudor si me quedo aquí el
tiempo suficiente.
Finalmente Lip fue liberado hace aproximadamente un mes, el abogado del club
consiguió sacarlo aduciendo defensa propia y su extenso tiempo en prisión. Pero, las
cosas no son como solían ser. De ningún modo. Está callado, a menudo mirándome
cuando piensa que no me daré cuenta, pero tan pronto como hago contacto visual, él
mira hacia otro lado. Tiene una energía cruda que lo rodea, como algo oscuro que
habita dentro de su pecho y que podría desgarrarse en cualquier momento.
Pensé que me tocaría hasta morir, que me follaría hasta la inconciencia tan pronto
como saliera, pero ese no fue el caso. Permaneció en el club unos días, recibiendo un
parche por sus honorables acciones. Tenía que ponerse al día. Después de eso, el club
tuvo una gran fiesta por su regreso a casa. Estaba nerviosa de que Lip me engañara. Por
como iban las cosas, no estaba segura dónde estábamos parados. En cambio, llegó
borracho a casa y me folló en el sofá. No me di cuenta cuánto lo extrañaba realmente
hasta que estuvo dentro de mí. El que regresara a casa después de la fiesta me sacó
todas mis inseguridades. Sus manos reclamándome, y su aliento caliente susurrándome
al oído acerca de cuánto me extrañaba casi volvió a unir todos los pedazos rotos de mi
corazón. Casi. Las cosas todavía no están bien entre nosotros. Él no es el hombre que
recuerdo. Nosotros no somos como recuerdo.
—Me estoy yendo al club. No me esperes levantada—me dice Lip, caminando a
través del dormitorio. Me incorporo sobre mis codos y arqueo una ceja. Sus cabellos
están mojados y revueltos y mis manos duelen por tirar de ellos. Sus brazos sobresalen
a través de su chaleco de cuero negro sin mangas, revelando todos sus tatuajes y sus
vibrantes colores. Mis ojos bajan hacia sus vaqueros ajustados que esculpen ese sexy
culo suyo. Su trasero está bien, pero no lo suficientemente bien como para que olvide
que no volverá a casa esta noche… otra vez.
—¿No me esperes levantada? ¿Que se supone que significa eso? ¿Qué diablos estás
haciendo? —Mi cara se retuerce de ira. Lip ha sido un solitario desde que salió de
prisión. Él monta solo, ve televisión solo. Él está... solo. He estado sola sin él los últimos
seis años y no quiero nada más que ponerme al día, pero él tiene ideas diferentes.
Se sienta al final de la cama y mete el pie en su sucia bota. Girando la cabeza, me
mira con esos sexy ojos marrones.
—Exactamente lo que dije… no estaré aquí. —Su voz es profunda y fuerte, algo que
definitivamente añoré oír cada día que estuvo preso.
Pongo los ojos en blanco y giro las piernas sobre la cama para levantarme.
—¿Lo dices en serio? Te has ido mucho últimamente. —Cruzo los brazos y saco la
cadera—. Desearía que hablaras conmigo, Lip. Dime qué está pasando en esa cabeza
tuya. —Me acerco a él y paso mis manos por su cabello mojado de la ducha. Él me está
escondiendo algo; puedo sentirlo en mi pecho.
Lip libera su cabeza y se pone la última bota.
—Esta mañana no tengo tiempo para esta mierda. —Mis ojos se abren sorprendidos
por el tono de su voz, y mi corazón se hunde. Él ha estado perdiendo los estribos
conmigo mucho últimamente, realmente por cualquier cosa. El otro día, el cajón de la
cocina no se abría así que lo abrió con ira, rompiéndolo del todo. Nunca he visto a Lip
reaccionar así. Estoy empezando a sentir que tal vez lo que tuvimos antes no es lo que
tenemos ahora. Tal vez nos hemos distanciado. Quiero decir, solo nos conocimos por un
corto tiempo antes de que él estuviera encerrado, y no tuvimos mucho contacto a lo
largo de los años.
Él se pone de pie, más alto que yo por unos quince centímetros. Se acerca y me mira
desde su altura. Sus ojos marrones oscuros me perforan y contengo la respiración.
—No seas un dolor en el culo hoy. —Se agacha y me da un beso en la frente, el anillo
de su labio se siente frío contra mi piel sudada.
Lo sigo fuera de la habitación, mis manos en mis caderas. Tengo tantas cosas en la
punta de la lengua que estoy lista para escupirle, pero no puedo abrir la boca. Siento
que ya ni conozco a este hombre.
—Más tarde—me lanza sobre su hombro mientras cierra la puerta principal
bruscamente.
Mi respiración se acelera, mis fosas nasales se dilatan para permitir que escape una
áspera respiración. En un arrebato de ira, agarro la foto de Lip y mía que alguien nos
tomó la primera vez que me llevó al club y la lanzo contra la puerta. El vidrio del marco
se rompe, y se raja en dos antes de caer en todas direcciones. He esperado por su culo
durante seis años. SEIS MALDITOS AÑOS, ¿y esto es lo que consigo cuando regresa?
Ni siquiera me dirá por qué fue a prisión. Reglas del club. Si es asunto del club, no es
asunto de las damas, lo que significa que no es de mi incumbencia. Durante el tiempo
que pasé con Lip antes de ir a prisión, él había sido dulce y hubiese pasado cada minuto
del día que pudiese conmigo. La mayoría de ellos enredados entre las sábanas, follando
hasta volarme los sesos, diciéndome lo perfecta que era. A veces era como si fuera
demasiado bueno para ser verdad. Pero desde que salió de prisión... no he visto a ese
hombre. La prisión cambia a las personas; eso es lo que me contaron una y otra vez las
chicas del club. Me negué a creerlo... hasta que Lip salió. Era un hombre sensual, pero
salió más oscuro que las Cavernas del Infierno. No es Lip. Cuando lo miro a los ojos,
veo secretos, veo... algo desconocido.
Exhalo un soplido irritado y miro el reloj.
7:00 a.m.
—Mierda. —Me apresuro a entrar en la habitación y me pongo una camiseta sin
mangas negra con una calavera blanca impresa en la parte delantera y unos pantalones
cortos. No puedo decir nada sobre que Lip tenga secretos... porque tengo uno. Uno
grande.
Uno que tiene seis años y se parece a mí, y todavía no le he contado nada sobre ella.
¿Cómo puedo?
***
Sentada en mi automóvil, observo a la niña de cabello rubio rojizo que baja los
escalones de su casa. Lleva la ropa que le regalé ayer: una falda verde y una blusa
blanca con una sandía. Su padre es un maldito idiota. Otra vez la tenía vestida con
prendas dos tallas más grandes, y eran ropas de niño. He querido contarle a Lip sobre
ella tantas veces a lo largo de los años, pero simplemente no pude. Iba a contarle sobre
ella, pero no pude mientras estaba encerrado. Debería contarle ahora, pero no parece
que sea el momento adecuado. Gimo de frustración.
Mientras conduzco hasta el trailer park, pensamientos de Lip y Piper están llenando
mi cabeza. A lo largo de los años, vine a menudo durante la semana para ver a Piper;
por supuesto, fue en la mañana después de que Eric se iba a trabajar. Despedirla cuando
iba a la escuela, y verla crecer a lo largo de los años es un momento agridulce. Compré
un libro de abogacía, tratando de encontrar una forma de solucionar, lo que sea, en lo
que estoy metida, pero ni siquiera pude leer el maldito primer capítulo con tantos
términos legales. Me detengo en la gasolinera de enfrente y apago el coche. Odio este
maldito trailer park. No dejaré a mi hija crecer aquí. Voy a resolver algo. Pero es así,
tengo que resolverlo, tengo que ser más inteligente que Eric y ese juez trastornado. Es
arriesgado aparecer por aquí, lo sé, pero no puedo mantenerme alejada. Soy su madre, y
Eric obviamente no la está cuidando como debería.
Ella levanta la mirada y me ve, su linda carita pecosa está radiante de energía.
No puedo evitar sonreír y salir de mi escarabajo rojo.
—¡Hola, Piper! Te ves hermosa hoy. —Se mira y sonríe con una risa desdentada—.
¿Perdiste un diente?
Ella toca el lugar vacío en su boca y asiente.
—Se me salió anoche—dice. Me río, pero un pedazo de mí se rompe. Debería haber
estado allí para colocar el diente debajo de su almohada con ella. Descanso mis manos
en mis caderas y levanto la cabeza hacia el cielo, tratando de sacar fuerza de los dioses.
—¿Estás bien, Cherry?
Exhalo un aliento emocional y muestro una sonrisa.
—Mmmhmm. ¿Qué dijo tu padre sobre la ropa? —Me muerdo el labio, nerviosa.
La luz de inocencia de Piper se desvanece en algo triste. Se encoge de hombros y
patea las piedras frente a ella.
—Ni siquiera se dio cuenta. Anoche estaba borracho y esta mañana estaba
desmayado sobre su vómito. —Rechino los dientes. Debería matarlo. Debería llevarme a
Piper y escapar, maldita sea.
—Espera, ¿está en casa ahora mismo? —Mi cuerpo se pone rígido.
—Sí, pero está desmayado…
—Tengo que irme. —Le doy un beso en la frente y me doy la vuelta para irme. Los
pelos de mi nuca se alzan con alarma, el corazón late ruidosamente contra mi pecho con
miedo. Él no puede saber que estoy aquí, que estoy viva.
—¿Te veré mañana?—me grita. Giro la cabeza y miro por encima del hombro.
Intento verla todos los días antes de la escuela, a veces después. Es difícil porque se
supone que no debe saber de mí. Ella no me conoce, en realidad. Conoce a Cherry... la
dama motera que la salvó de los matones y se convirtió en su mejor amiga. Soy todo lo
que tiene.
—Sí, estaré aquí.
Me subo a mi automóvil y me marcho antes de que Eric me vea.

LIP
Me llevo la taza de té helado a la boca y tomo un sorbo fresco, los cubitos de hielo se
deslizan contra el vidrio y enfrían mis labios mientras veo a un grupo de prostitutas
lavando las motos de los muchachos. He estado en el club mucho últimamente. No
puedo estar cerca de Cherry. Esos ojos, la forma en que ven a través de mí, me laceran.
He tenido la intención de sentarla y decirle algo que se ha convertido en la mentira más
negra, pero ella me paraliza con esos ojos grises, y esa sonrisa cariñosa, y yo solo...
jodidamente no puedo. Quería decírselo antes de que me encerraran, cuando me di
cuenta de que realmente me importaba y necesitaba sacar la mierda a la superficie, pero
me mantuve diciéndome un día más, o le diré mañana. Ahora esa mentira ha pasado de
ser una pequeña tormenta a un violento huracán. Sé que estoy siendo un maldito idiota
con ella últimamente, y me aflige. Pero no puedo pensar con claridad. No soporto
mentirle más, pero tampoco puedo ser ese tipo del que se enamoró. No soy yo. No soy
amable y no soy dulce. Soy un boca sucia, ansío follar duro, y disparar mi arma contra
cualquier bastardo que se me cruce. No soy el hombre que una mujer debería amar,
especialmente Cherry.
—¿Quién es esa chica?—señala Bobby, sacándome de mis oscuros pensamientos. Lo
miro, curioso por cuánto tiempo ha estado parado a mi lado. Él es un ejemplo de
primera de cómo se vería un surfista, solo que tiene tatuajes y un chaleco de cuero.
—¿Qué chica?—respondo, mirando mi vaso desinteresado. Tengo suficiente mierda
con la que tratar en este momento.
—La que parece una maldita muñeca.
Levanto la vista y miro al grupo de chicas semidesnudas. Una con cabello oscuro
que le cae justo por encima de sus tetas se destaca por encima del resto. Sus pómulos
son de un ligero color rosado, resaltando entre su suave piel de porcelana, y su pelo está
rizado en el frente. Parado aquí, puedo ver sus gruesas pestañas. Su cuerpo es delgado
y pequeño, luce un bikini Harley Davidson a la perfección.
—Jesús, parece una maldita muñeca—mascullo, tomando el último sorbo de mi
bebida. No obstante ella es caliente, y si pudiera, la follaría.
—Me la pido—afirma Tom Cat, caminando junto a Bobby y golpeándole el hombro.
Tom Cat fue parchado no hace mucho tiempo; él está bien según ellos.
Me río, porque Tom Cat obviamente no sabe nada de mujeres. Si una mujer te oye
decirle me la pido, se reiría en tu cara y se alejaría. Bueno, la clase que me interesa de
todos modos. Luchadora, terca, difícil de conseguir.
—Sí, buena suerte con eso. —Me río entre dientes.
—¿Qué? ¿La quieres? ¿Bajándote del viejo tren Cherry?—se burla Tom Cat,
pasándose la mano por su cabello castaño. Lo miro fieramente.
—Será mejor que cierres la puta boca si sabes lo que es bueno para ti, Tom Cat. Lo
que hago no es tu maldito asunto.
Su rostro muestra una expresión estupefacta, y Bobby me mira confundido. Le
entrego a Tom Cat mi vaso vacío y paso al lado de las mujeres.
—¡Lip! —Me detengo y miro al grupo, curioso por ver quién me llamó por mi
nombre.
—Hola, estoy lavando tu moto y tenía curiosidad por saber si había algo—ella agita
sus pestañas de muñeca—especial que puedas necesitar. —Inhalo un fuerte aliento, no
estoy seguro de saber cómo manejar el primer pedazo de culo que se me ha lanzado
desde que salí. Ella obviamente no conoce a Cherry, porque cada tía que ha desfilado en
este club sabe que Cherry y yo estamos juntos.
—Sí, límpiala. Olvidaste un lugar, Dolly—respondo con frialdad, señalando el
tanque de mi Harley. Sus ojos se abren y vuelve la mirada a mi moto. Los tipos se ríen
detrás de mí, claramente divertidos por mis maneras cretinas.

—¿Dónde está Bull? Pensé que teníamos iglesia esta mañana—le pregunto a Shadow
mientras entro en la cocina del club. Shadow es el vicepresidente ahora, y también está
casado con la hija del presidente. Seh, ¿quién diría que Bull tenía una maldita hija? Ese
fue uno de los acontecimientos no tan divertidos que me perdí mientras estaba
encerrado. No estoy diciendo que Bull favorezca a Shadow ahora... pero lo favorece. Al
salir de la prisión, Bull me estaba esperando para recogerme, con mi parche en la mano.
El mejor regalo de bienvenida a casa. Tuvimos una pequeña fiesta, chicas desnudas,
alcohol, drogas... todo eso. Aunque no follé, mi madre me enseñó mejor que eso. Viendo
el dolor que sufría cuando descubría que mi padre había estado engañándola, no podría
hacerle eso a nadie.
—Tuvo una emergencia esta mañana—murmura Shadow, sacando un bote de
helado.
Me giro y me apoyo contra la encimera. Cuando estaba encerrado, mucha mierda
cayó sobre el club. El FBI llamó a nuestra puerta, y lo digo literalmente. Babs murió
debido a que alguien la atropelló y huyó e incluso descubrimos que Locks, nuestro
anterior vicepresidente, era un soplón. Nunca me gustó ese tipo. Durante este tiempo,
Bull salió de la realidad también. Shadow me daba las órdenes dentro de la prisión
durante los últimos meses que estuve en la cárcel. Sus órdenes eran diferentes a las de
Bull: más incisivas, más violentas. Cosas que nunca tuve que hacer antes, Shadow me
ordenó hacerlas. Él era el vicepresidente, así que hice lo que me ordenó.
Mucha mierda puede caer en un período de seis años, pero todo valió la pena
porque me parcharon tan pronto como salí de allí. Bajo la mirada a mi chaleco y sonrío.
Se siente bien ser miembro, pertenecer. Pero la prisión en cierto modo me cambió, las
cosas que hice y vi; mi mente lentamente se volvió tan sucia y arruinada como las
paredes que me aprisionaban.
—¿Bull se ha ido? ¿Qué hay de la entrega de esta noche?—pregunta Bobby,
buscando en la nevera.
—Está todo listo. Debería funcionar sin problemas. —Shadow se encoge de hombros.
—¿Los proveedores pagaron?—pregunta Bobby, sacando un recipiente con ensalada
de col.
—¡Mierda!—exclama Shadow.
—Me ocuparé de eso—ofrezco.
Shadow mira su teléfono y niega con la cabeza.
—Si puedes, amigo, eso sería genial. Necesito encontrarme con Dani por la escuela
de Zane—afirma Shadow. Dani es su esposa, y Zane es su hijo pequeño. La mierda ha
cambiado desde que estuve preso. Nunca habría pensado en Shadow como el mejor
ejemplo de una familia feliz. Quiero decir, sus hijos son lindos, pero no quiero ninguno.
A. La. Mierda. Con. Eso.
—Puedo hacerlo—respondo.
—¿Quieres que vaya?—pregunta Bobby, clavando un tenedor en el recipiente.
—Nah, lo tengo. Debo ir a ver a mi madre después.
—Nos vemos mañana, hermano—dice Bobby con la boca llena de comida.
***
El sol está caliente en mis brazos, y el viento está barriendo mi cabello. En prisión,
pensé en muchas cosas. Coños, buena comida, una cama agradable. Pero lo que más
extrañé fue mi moto. No hay mejor terapia que la terapia del viento. Tener el camino
abierto a mi merced, mis pensamientos libres para vagar hacia donde quieran. Es una
libertad que anhelaba.
Me detengo en un sombrío bar y apago mi moto. Entrando a zancadas, el olor a
moho y cerveza rancia es fuerte.
—Me preguntaba cuándo estarías aquí—dice un hombre sentado en el bar. Parece
un mexicano, con el pelo corto y oscuro. Tiene un tatuaje de una hoja de marihuana en
su piel bronceada oscura. Viste una camisa blanca y vaqueros negros, un Rolex de oro
que brilla entre las luces de la barra de mierda. Este lugar es claramente una fachada,
una forma de ocultar las escandalosas cantidades de dinero que está embolsándose. Me
acerco a él y apoyo violentamente el sobre en el mostrador.
—¿Eres Bud? —Obviamente ese no es su nombre, pero a quién carajo le importa.
—Sip. ¿Eso son dos mil?
—Seh.
Desliza su mano y agarra el sobre.
—Todo está dentro de lo programado.
—Genial—respondo, golpeando ligeramente los nudillos contra el mostrador.
Al salir del bar, inspiro profundamente el aire fresco y limpio. Eso fue fácil, sin balas,
sin atropellos. Supongo que llegaré a casa de mi madre antes de lo que pensaba. Aprieto
los dientes. Es como si anhelara la violencia ahora. Lo odio. Recibir el dolor de otro es
similar a tomar drogas. Al principio estás nervioso, pensando en todas las cosas que
pueden salir mal, pero luego superas esos nervios inquietantes y simplemente lo haces.
Llegas a descubrir que no es tan malo. En realidad, tienes un subidón fuera de serie, se
siente jodidamente bien. Lo haces de nuevo, y después otra vez, y lo siguiente que sabes
es que empiezas a desearlo.
Miro hacia un lado y encuentro un coche negro y brillante estacionado junto a la
acera con un hombre apoyado en el capot, con las piernas cruzadas frente a él.
Entrecierro los ojos, tratando de ver si reconozco al tipo cuando gira la cabeza y me
mira. Mierda.
—Phillip. No has respondido a mis llamadas. —Es Stevin, el agente del FBI que me
hostigó en la cárcel.
—¡Vete a la mierda!—le grito, señalando hacia la distancia. Stevin sonríe y se queda
mirando. Él sabe que me está poniendo en peligro.
—Entonces, has estado ignorando mis llamadas.
Niego con la cabeza antes de girar y caminar hacia mi moto.
—Esto no es la prisión. Ya no tienes influencia sobre mí.
—Yo me lo pensaría de nuevo. ¡Te quiero como mi informante!—me grita Stevin.
—No es mi problema. —Me aproximo a la moto, listo para lanzar mi pierna sobre
ella.
—Sí, pero será tu problema si tu club sabe que has estado hablando con el FBI dentro
de la prisión. —Me detengo, mi sangre está corriendo fría mientras mi corazón late a un
nivel peligroso.
—¿Qué pasa con esa bonita pelirroja, eh? Me pregunto qué cosa sucia puedo llegar a
desenterrar de ella. —Levanta los hombros con una sonrisa del gato Cheshire en su
rostro arrogante.
Me muerdo el anillo del labio, no estoy seguro de qué hacer. Está amenazando no
solo a mi mujer, sino a mi club. Le echo un vistazo y enciendo mi moto.
—Vete a la mierda—mascullo, decidiendo que está haciendo un farol. Si él fuera a
hacer esa mierda, lo habría hecho.
***
Cuatro horas después, me detengo en la casa de mi madre y veo que la moto de Zeek
ya estaba estacionada en el camino. Zeek y yo no nos llevamos bien. Él era el orgullo y
la alegría de mi padre, él dirigiendo los Sin City Outlaws en Las Vegas, continuando
con el nombre DeLuca. Le dije “váyanse a la mierda los dos” y les di la espalda. Mi tío
es como mi padre y no quiero tener nada que ver con ninguno de ellos. Disparan
primero y preguntan después; la familia no tiene importancia para ellos. Les importan
las influencias, el status y el dinero… nada más.
—¡Phillip!—me grita mi madre, saliendo precipitadamente por la puerta principal.
Su cabello castaño está recogido en un moño desordenado, y ella tiene una camisa Levi
´s con unos pantalones de chándal grises cortados a media pierna.
—¿Qué tal, madre? —Me bajo de la moto y me dirijo hacia ella, abrazando su
pequeño y huesudo cuerpo contra el mío.
—Mi muchacho, ha sido demasiado tiempo—solloza en la curva de mi cuello.
—Madre, solo han pasado unas semanas—me río.
—Sí, bueno, me siento sola. —Ella se retira y me da palmadas en el hombro—. Tu
hermano está adentro preparando la mesa ahora.
Miro la casa de dos plantas, la casa que fue el comienzo de mi madre desde que se
marchó. Ella se mudó aquí después de que mataran a mi padre. Vine con ella y poco
después encontré a los Devil's Dust. Desde que Zeek y yo nos mudamos, Ma intentó
que viniéramos a cenar al menos una vez al mes. Cuando estaba en la cárcel, ella me
visitaba al menos una vez al mes. Zeek nunca vino, no esperaba que lo hiciera.
Entro en la casa y veo fotos de Zeek y mías cuando éramos niños. Mi madre las tiene
colgadas en las paredes de la sala como un maldito santuario. Es humillante, puedo
verlo ahora: si trajera a Cherry aquí, mi madre sacaría las fotos y se reirá a mi costa. Mi
madre sabe de ella, pero eso es todo. Me pidió conocer a Cherry, pero no es el momento
adecuado.
El olor de la carne a la cacerola aparta mis ojos de la pared hacia la cocina.
—Huele bien, madre. —Inhalo profundamente y camino hacia el delicioso aroma.
—Zeek—saludo con tono seco.
—Hermano—responde Zeek, sentado en la mesa del comedor. Su cabello castaño
oscuro está recogido en una pequeña cola de caballo en la parte superior, el resto de la
cabeza está afeitada. Lleva una camiseta azul oscura con cuentas de rosario alrededor
del cuello, y tiene las botas encima de una de las sillas de Ma.
—¿Qué tal? —Tiro de la silla en la que descansan sus pies, haciéndolos caer al suelo
con un plaf.
Sentado en la silla, lo siento mirarme fijamente.
—¿Qué? —Lo miro por el rabillo del ojo. Se frota la barbilla, y veo una maldita
sonrisilla cruzando su rostro.
—¿Alguna vez hablaste con tu presidente sobre dejarnos entrar en algunos negocios?
Te dije que conseguimos drogas mucho mejores de las que están consiguiendo, apuesto
dinero a eso—afirma, y su tono tiene un alto nivel de confianza.
—No, no lo hice. Creo que es mejor que guardes tu maldita hierba apestosa en Las
Vegas y fuera de mis asuntos, hermano—le contesto.
La expresión de Zeek es de estupor, las venas en su cuello sobresaliendo de repente.
—Mi mierda es la mejor en Las Vegas, te lo haré saber. Puedes rondar con pie de
coño el negocio de la familia DeLuca todo lo que quieras, pero estarás involucrado de
una manera u otra. Puedo prometértelo, hermano—dice amenazadoramente. Jura por el
cadáver de nuestro padre que algún día me hará un Sin City Outlaw.
—Sí, estoy seguro de que tu hierba es tan jodidamente fantástica que no puedes
encontrar un comprador, así que vas a tratar de presionarme aquí en la mesa del
comedor de Ma. —El sarcasmo gotea de mi voz. Niego con la cabeza y sonrío
burlonamente ante su rostro crispado.
—Chicos, no se habla de negocios en la mesa. Ya os lo he dicho—nos regaña nuestra
madre, entrando al comedor. Ella tiene unos guantes azules en las manos y está
llevando la olla de barro a la mesa.
—Oye, madre, solo estoy tratando de echar una mano a Lip. —Zeek se reclina en la
silla, su cara vuelve a su aspecto engreído de costumbre. Él se encoge de hombros y
sonríe burlonamente—. Pero Lip nunca fue hábil en saber lo que era bueno para él. —
Frunzo el ceño. Me estoy cansando de esta mierda de ida y vuelta.
—¡Zeek!—sisea mi madre.
Zeek aparta sus ojos de mí hacia ella.
—Lo siento, madre—masculla. Él no lo siente, pero está a punto de hacerlo. Agarro
el cuchillo junto a mi plato; está puesto para cortar carne, pero estoy a punto de cortarle
el cuello a mi hermano si no cierra la puta boca.
Ma se sienta y revuelve la carne de la olla.
—Entonces, Lip, ¿cuándo vas a traer a esa chica tuya a cenar aquí? —Mi estómago se
desploma. Sabía que iba a preguntar, lo hace cada vez que hablo con ella. Realmente
necesito despejar el camino entre Cherry y yo, pero ahora siento que he tardado
demasiado. Cuando esto sea revelado, cuando revele mi omisión a Cherry, será
desastroso. No estoy seguro de que ella se quede, y no quiero llenar la cabeza de Ma
con mierdas fantasiosas de yo corriendo hacia la puesta del sol con una chica, así que
mantengo lejos a Cherry.
—¿Cherry? No dentro de poco, mamá—respondo, sumergiendo el cucharón en la
olla. Ella adoraría a Cherry, y eso no me facilita las cosas. Es lo mejor. Las cosas ya están
más confusas de lo que puedo comprender en su estado actual, así que no necesito
empeorarlo juntando ambas familias.
—Ves, no sabe lo que es bueno para él. No he visto a esta perra, pero por lo que he
oído, es lo suficientemente caliente como para follarla dos veces los domingos—insulta
Zeek.
Agarro el cuchillo y me levanto de la mesa. La furia y la rabia llenan mis venas, todo
lo que veo es rojo. Todo lo que quiero es hacer que su maldita piel sangre. Nadie habla
de Cherry así. Zeek no se mueve del asiento, solo continúa untando su pan con manteca
mientras me elevo sobre él con un cuchillo aserrado.
—¡Lip, siéntate ahora! —Mi madre apuñala la mesa con un cuchillo, llamando mi
atención y la de Zeek. Mi madre es una perra dura, independientemente de su intento
de jugar al ama de casa. Anteriormente la he visto apuñalar a una mujer por faltarle el
respeto, dispararle a un hombre que intentó entrar a nuestra casa, y conoce el combo
perfecto para limpiar la sangre de la alfombra. Cuando era un niño me levantaba en
mitad de la noche y la encontraba fregando la alfombra de la sala de estar las veces
suficientes para saberlo. Es una mujer con la que no te quieres meter. Cierro los ojos y
respiro profundamente.
—Zeek, mejor cierra tu maldita boca. Lip, siéntate y cálmate. —Mi madre saca el
cuchillo de la mesa del comedor y lo apunta a la comida—. ¡Comed, maldita sea!

CHERRY
Escucho el fuerte estruendo del escape cuando Lip entra en el camino, así que cierro
la ducha y salgo para secarme. Me pongo mi sujetador rojo y mis bragas a juego antes
de ponerme mi camiseta blanca y mis pantalones vaqueros azules.
Cuando abro la puerta, se está sacando la camiseta por la cabeza. Su pecho cincelado
me quita el aliento. Haría cualquier cosa por marcarlo con mis uñas en un ataque de
éxtasis.
—Has vuelto—le digo. Lip gira ligeramente la cabeza antes de deslizarse sobre el
edredón. Dijo que no volvería ayer y cumplió su palabra—. ¿Dónde estabas?—lo
interrogo
—Fuera—responde. Cruzo los brazos y me apoyo contra el marco de la puerta.
—¿En serio? —Ladeo la cabeza, la ira se acumula en mi pecho. Duele que ya no
hable conmigo. Estoy furiosa de que me haya convertido en esa novia que tiene que
interrogar a su hombre cada vez que lo ve porque sabe que le está ocultando algo. Ya no
estoy segura de poder hacer esta mierda.
Él saca la cabeza de la almohada y me inmoviliza con una mirada de furia.
—Dije que estaba malditamente fuera. Ahora déjalo—me dice bruscamente. Salto
ante su arrebato de cólera. ¿Con quién cree que está hablando? Me inclino y agarro uno de
mis tacones y se lo tiro por la cabeza, dando en el blanco.
—¡¿Pero qué mierda?! —Se lanza de la cama, su cuerpo resoplando ferozmente. No
retrocedo, él no me asusta. En todo caso, me excita. Mi mente se desvía por la necesidad
sexual, pero la mirada furiosa en sus ojos me recuerda que debo mantenerme firme.
—¿Dónde mierda estabas?—le pregunto nuevamente. Él se acerca a mí y aferra
bruscamente mis cabellos. Mi corazón se salta un latido, éste no es Lip. Éste es un
hombre que nunca he visto antes. Los músculos de su brazo se contraen y danzan
cuando tira mi cabeza hacia atrás y nuestros ojos se traban. Mi sed de sexo gana, y gimo
en respuesta. No puedo evitar mi excitación por la ira dominante que irradia de él.
Nunca he visto este lado de Lip, es desconocido y un afrodisíaco que no esperaba. Sus
ojos se abren ampliamente cuando nota mi excitación ante su rudeza.
—Estuve en casa de mi madre la mayor parte del día, y anoche me quedé en el club
porque no volví hasta muy tarde. Ahora cálmate—masculla. Se inclina y estampa sus
labios contra los míos, el frío anillo en el labio contra mis cálidos labios hace que un
escalofrío se precipite por mis extremidades. Me meneo contra él, queriendo que me
agarre y me tire sobre la cama. Han pasado semanas desde que ha tenido sexo conmigo,
pero fue tan distante que podría haber follado mi vibrador. Estoy tan excitada por la
tensión sexual que apenas puedo pensar con claridad. Él retrocede y mi cuerpo se
hunde con tristeza.
—¿A dónde vas esta mañana?—me pregunta, arrastrándose de vuelta a la cama. Me
muerdo el labio inferior.
—Umm, estoy pensando en probar algo de yoga. Voy a ver eso—le miento. Voy a
ver a Piper. Odio mentirle, pero no tengo otra opción. Él no puede saber sobre Piper, no
todavía.
—A la mierda con eso—refunfuña sobre el edredón.
Agarro unas sandalias y salgo de allí antes de que me pregunte algo más.
***
Estoy sentada afuera del trailer park esperando a Piper y veo a una pareja saliendo de
un trailer tomada de la mano. La rubia alta suelta la mano de su compañero y él la
agarra de nuevo, atrayéndola para un gran beso. Los observo, observo el amor y la vida
que los rodea sin preocuparse por nada en el mundo. Esos éramos Lip y yo años atrás.
Un golpe suena en la ventanilla de mi coche haciéndome saltar. Piper. Sonrío y
salgo. Miro hacia donde estaba la pareja y noto que se fueron.
—¿Puedes ayudarme con mi pelo? —Lentamente muevo la mirada del trailer a Piper
y noto que su cabello es un desastre enredado. Intento deslizar mis dedos a través de
sus mechones rojos, pero quedan atrapados al instante. Su cabello está seco y áspero.
—¿Qué pasó?—le pregunto, tratando de desenredar el desastre.
—Mi padre se olvidó de comprarme champú, así que me dijo que usara el jabón para
lavar la vajilla—responde en voz baja.
Mis ojos se abren ampliamente. ¿Qué carajo?
—¿Jabón lavavajillas?—le pregunto, asegurándome de haber escuchado bien.
—Sí—resopla. Eso explica por qué está tan seco y enredado.
—Espera un minuto. —Subo al coche y saco mi cepillo y el spray de queratina. Le
rocío el pelo y lo cepillo una y otra vez, hasta que finalmente cae en ondas sedosas.
—Sabes, Cherry, tenemos el mismo color de pelo—observa Piper. Mis ojos se abren
ampliamente y mi mano se detiene a mitad del cepillado.
—Sí. Sí, lo tenemos—respondo suavemente. El autobús escolar amarillo comienza a
detenerse, los frenos chirrían cuando se detiene por completo. Agradecida por su
llegada, me inclino y le doy a Piper un gran beso en la cabeza, absorbiendo su aroma.
—Que tengas un buen día, Piper—susurro en su cabello.
—¿Te veo mañana? —Ella inclina la cabeza hacia atrás y me mira. Sus ojos son del
mismo color que los míos.
—Sí. Aquí estaré—mascullo.

LIP
—Primera orden de negocios. La entrega fue sin problemas, pero las drogas parecían
de mala calidad—anuncia Bull, encendiendo un cigarrillo.
—¿Deberíamos encontrar un proveedor diferente?—pregunta Tom Cat. Desliza sus
manos hacia atrás y adelante por su cabello y mira alrededor de la mesa en busca de
una respuesta.
—Esto va a funcionar por ahora, pero sí, necesitamos a alguien que no esté
cosechando hierba de mala calidad de su zanja—responde Bull, soplando el humo de su
cigarrillo en el aire.
—Los niños de hoy no pueden estar contentos con lo que obtienen—refunfuña
Hawk desde el fondo de la mesa. Se frota el bigote blanco que hace juego con su pelo
canoso. Es más viejo que la mugre y simplemente dice lo que está pensando, tenga o no
sentido. Solo asiento y estoy de acuerdo con él la mitad del tiempo, porque nunca sé de
qué mierda está hablando.
Podría contarle al club sobre mi hermano y su club en Las Vegas, pero no estoy
seguro si es algo en lo que quiero involucrarme. No creo que sea una buena idea. Las
personas podrían salir lastimada, y yo sería el culpable por haberlos presentado.
—Esta noche, vamos a tener una fiesta. Conseguimos que vengan algunas chicas de
Wicked Birds, y los Ghost Riders estarán aquí. Debería ser una noche divertida—nos
informa Bull, apagando el cigarrillo contra el cenicero. El Wicked Birds es un club de
striptease que nos provee una tapadera para nuestros ingresos ilegales. Mi tío por parte
de mi madre dirige el lugar. Él es una polla, pero seguro. No nos jodería; de hecho,
odiaba a mi padre cuando mi madre los presentó.
—¿Por qué estamos recibiendo a los Ghost Riders aquí?—pregunta Shadow. Bull
suspira y baja la cabeza.
—Porque, son un gran club. Su presidente tiene conexiones con algunos hombres del
Cartel, y quiero esas conexiones—explica Bull—. Tal vez puedan reemplazar a nuestro
apestoso proveedor de hierba.
Los Ghost Riders no son de fiar. Los he visto volverse contra los suyos, y corre el
rumor de que no tienen reglas en su club. Son violadores, asesinos, todas esas cosas.
Pero Bull tiene razón; dado su dudoso representante, tienen respeto y conexiones con
cada organización ilegal que se pueda imaginar. Tenerlos de nuestro lado beneficiaría al
club.
Bull golpea el martillo, dándonos permiso para salir a todos.

CHERRY
Revuelvo mi taza con mi pajita y espero a que Dani aparezca. Ella es una dama que
he llegado a amar a través de los años. Es la hija del presidente y una de mis mejores
amigas. Conoció a Shadow, se enamoró profundamente de él y se casó. La odio a veces.
Tiene la vida perfecta. Un marido sexy y afectuoso. Dos adorables niños. Una casa
grande. Un padre cariñoso. Lo único que le falta es un Corvette rosa.
—Oye, lo siento, llegué tarde. ¿Ya ordenaste? —Se sienta en el lado opuesto de la
mesa y lanza su cabello oscuro sobre el hombro. Ni siquiera puedes decir que tuvo dos
hijos, apenas ganó menos de cinco kilos durante el tiempo que llevó a los hijos de
Shadow.
—Lo hice, nos pedí hamburguesas—le informo.
—Suena bien. —Me mira con sus vibrantes ojos verdes y me sonríe—. ¿Cómo has
estado?
Me encojo de hombros. Siempre le digo que estoy muy bien y que Lip es increíble,
pero siempre es mentira. Quiero decir, ¿cómo le dices a alguien que tiene todo perfecto
que tu vida se está cayendo a pedazos?
—¿Estás bien, Cherry? —Ella frunce el ceño y me mira preocupada. Quiero mentir
como de costumbre, pero necesito a alguien con quien hablar, alguien que me diga qué
diablos hacer. Cierro los ojos y miro mi vaso de Coca-Cola. Siempre soy la que da
consejos de amor. Diablos, consejos de vida. Sin embargo, aquí estoy al final de la soga.
—No, no estoy bien. De hecho, no he estado bien desde hace un tiempo. —Me
reclino en el asiento y cruzo los brazos.
—¿Qué pasó? ¿Qué pasa? —El camarero pone nuestros platos sobre la mesa y
pregunta si nos gustaría algo más. Dani lo rechaza.
—Lip. —Me encojo de hombros, el olor de las hamburguesas consume mis
pensamientos.
—¿Qué pasa con él?
—Simplemente está diferente. Noté los cambios mientras lo visitaba en prisión. No
pensé en nada de eso, porque creí que era por estar encerrado, que solo estaba
deprimido o algo así. Cuando salió de la cárcel, fue peor, y pensé que se iría, pero no
fue así. —Empujo mi plato, ya no tengo hambre.
—¿Qué quieres decir con diferente?
—No sé, como si estuviera escondiéndome algo. Él tiene esa mirada de oscuridad
que no puedo explicar. Hay una tensión entre nosotros que nunca antes había existido.
—Me siento derecha en el asiento y exhalo con irritación—. Sabes que solo hemos
tenido sexo tres veces desde que fue liberado hace un mes. Hay algo tan desagradable y
oscuro entre nosotros que parece que no hay espacio para nada más.
—Maldita sea, Cherry, no lo sabía.
—Hay momentos en que no viene a casa por un par de noches seguidas—murmuro.
—¿Crees que te está engañando? ¡Porque iremos a rayarle la moto con una llave
ahora mismo!—amenaza Dani. No puedo evitar reírme. Suena como algo que yo
normalmente le ofrecería a alguien. Me he contagiado de ella.
—No sé si me está engañando. Pero si lo está haciendo, le cortaré sus putas bolas.
—Sabes, el club tendrá una fiesta este viernes. —Dani levanta una ceja.
—¿En serio? Tal vez debería hacer una visita inesperada.
—Tal vez. —Dani sonríe maliciosamente.
Capítulo 7
LIP
El club está con la música a todo volumen, y las luces están atenuadas. El aire está
lleno de humo y perfume barato, y hay un mar de personas. Camino hacia el bar y
agarro una cerveza, observando a la multitud.
Bull está sentado en el sofá de cuero, una rubia con nada más que las bragas de un
bikini rosa brillante baila en una mesa de café justo delante de él. Ella tiene un buen par
de tetas, pero serían mejores si fueran más grandes.
Tom Cat tiene a una chica subiendo y bajando en su regazo, y Bobby y Doc, la
doctora de nuestro club, están en un rincón, besuqueándose como un par de
preadolescentes. Tomo un sorbo de la cerveza. Debería ir a casa con Cherry.
—Te ves terriblemente solo. —Miro por encima del hombro y encuentro a Dolly
apoyada contra la barra, con una cerveza en la mano.
—No lo estoy—respondo, secamente.
Ella sonríe y se acerca a mi lado.
—Creo que puedo estar borracha. —Ella suelta una risita, su cabello oscuro cae sobre
su rostro. La miro de arriba abajo. Lleva unos pantalones cortos negros y una parte
superior color púrpura que se ve escasa. Tropieza conmigo y la atrapo.
—Tal vez deberías irte a acostar—la animo tratando de mantenerla en pie. Ella gira
en mi agarre, su cuerpo flojo.
—Tienes unos ojos realmente bonitos—dice.
—Sí, gracias—respondo, desinteresado.
Ella frunce el ceño.
—¿Eres gay o algo así?
Sonrío burlonamente intentando contener mi risa. La miro a los ojos con expresión
seria e inclino la cabeza hacia un lado.
—¿Por qué piensas eso? ¿Porque no estoy interesado en una pequeña chica bonita
que no puede soportar el licor? —Ella no responde, sus ojos parpadean rápidamente
como si tratara de convencerse que no acabo de decir lo que dije.
—No me gustan las chicas que abren las piernas fácilmente. Eres como un jodido
penique, tienes dos caras y estás en todos los pantalones. —Su boca se abre y se cierra y
sus ojos pestañean. Creo que ella está teniendo un aneurisma o alguna mierda así.
Escucho una risita familiar y levanto la mirada. Uno de los Ghost Riders tiene su
mano alrededor de la cintura de Cherry y le está susurrando algo al oído. ¿Qué está
haciendo ella aquí? Ella se ríe e intenta alejarse, pero él no la suelta. Frunzo el ceño y mi
sangre se congela.
Suelto a Dolly, dejándola caer al suelo. Camino dando pisotones hacia el tipo, mi
corazón golpea tan violentamente en mi pecho que mi visión se vuelve borrosa. Puedo
sentir el veneno de la Parca nadando en mis venas. Voy a matar a este hijo de puta. Sin
previo aviso, agarro al cabrón por la garganta y golpeo su cabeza contra la pared de
ladrillo. Cherry grita y salta hacia atrás. Saco mi cuchillo del bolsillo trasero y lo abro.
Sin pensarlo dos veces, lo lanzo hacia adelante, pero mi muñeca es atrapada
rápidamente antes de que la cuchilla pueda hacer contacto.
—Déjalo caer, hermano—me susurra Bobby al oído. Lo aparto de mis hombros e
intento atravesar su agarre, estoy listo para destripar a este cabrón.
—Déjalo caer, no hagas esto. No aquí—continúa Bobby. Aprieto los dientes y golpeo
la cabeza del hombre contra la pared por última vez. La sangre gotea de la parte
posterior de su cabeza, salpicando el suelo.
Libero mi agarre y dejo que el tipo caiga al suelo aturdido. Cherry jadea a mi lado,
llamando mi atención, Dani está parada a su lado. Se ve aterrorizada.
—¿Pero qué mierda? —Lentamente miro por encima de mi hombro y encuentro a
Stunt, el presidente de los Ghost Riders, observándome.
—Puso sus manos sobre mi dama—le informo severamente.
—Joder, Boonie—dice con desdén Stunt, negando con la cabeza. Por su tono, suena
como que Boonie hace este tipo de cosas a menudo.
Stunt se para frente a mí y se acuclilla delante de Boonie. Sintiéndome despedido,
me adelanto, agarro la muñeca de Cherry y la saco del club.
—¿Qué diablos fue eso Lip? ¡¿Qué te ha pasado?! —grita Cherry, tropezándose
detrás de mí tratando de mantener el paso. Nunca me ha visto reaccionar de esa
manera, nunca me ha visto hacer nada violento. Me he asegurado de eso, pero mi
máscara de “novio perfecto” está comenzando a deshilacharse. Nunca he visto que mis
celos surjan por completo, pero nunca me ha importado una perra como me importa
Cherry. Para ser honesto, no estoy seguro de cómo se vería la siguiente ira de mis celos.
Solo sé que sería oscura y sangrienta. Hubiera apuñalado a Boonie una y otra vez.
Solté su muñeca a escasos metros de su coche y me paseo. Estoy tan enojado, tan
furioso que no puedo pensar con claridad.
—¡Lip! Solo… —Cherry enreda su mano en su cabello y suspira—. Maldición,
háblame, Lip. Siento como si ya no te conociera. —Ella sacude la cabeza y mira hacia la
distancia—. Desde que saliste de la cárcel, siento que estoy durmiendo junto a un
extraño—solloza ella, la emoción atada a su voz. Detengo mi caminata y le disparo una
mirada que habla de mucho enojo.
—¡Eso es porque no me conoces!
—¿Qué pasó allí dentro?—susurra. Frunzo el ceño, mi sangre bombea por la rauda
cantidad de adrenalina precipitándose por mi cuerpo. Cherry es fuerte, una de las
mujeres más fuertes que conozco, pero la expresión de su rostro está desgarrando mi
negro corazón en dos. Tal vez si ve esto, si ve mis tonos tenebrosos, se alejará y no
tendré que exponer mi secreto más oscuro. Por mi vida, no puedo mantener esta
actuación de ser su maldito Príncipe Azul, y por mucho que vaya a lastimarme que se
aleje de mí por ser un cretino, no se comparará con el dolor que sentirá, cuando le
muestre todos mis pecados.
—No pasó nada en la prisión. No conoces quién soy realmente. No soy ese chico
enamorado con el que estabas antes. Soy un asesino, un maldito monstruo. —Cuando
estaba en la cárcel, cuando fui puesto a prueba sobre mi verdadero valor como pecador,
no fallé. Me excedí, y ahora esa fachada de esconderlo por el bien de Cherry se ha ido.
Éste soy yo. Esto es lo que soy.
—Éste es el verdadero yo. —Golpeo mi puño contra el pecho—. ¿Me sigues amando?
¿Todavía quieres mi cariño? —Me acerco a ella—. ¡¿Eh ?!—le grito en la cara, las venas
están sobresaliendo en mi frente—. Me enojo fácilmente. Soy caliente de cascos, y estoy
más jodido que cualquiera que jamás conocerás—continúo.
Cherry se acerca a mí, su rostro no muestra nada. Me sorprendo por su reacción,
estoy desconcertado por eso.
—Sí—susurra. Mi rostro se relaja y me quedo boquiabierto—. Sí, todavía te amo, Lip.
—¿Qué? —Estoy estupefacto. La chica que conocí antes era ingenua y frágil. Un
hombre de mi clase seguramente la ahuyentaría. Tal vez no conozco a la verdadera
Cherry.
—Va a ser necesario bastante más que un tono más oscuro que gris para que no te
ame—responde ella, su mano está subiendo por un lado de mi mejilla—. Tienes razón,
no te conozco. Lo has demostrado, pero tampoco me conoces—susurra. Mi pecho late
aceleradamente con emoción—. Tú siendo rudo en los bordes no me asusta, en lo
absoluto.
Agarro los lados de su cara, acercando sus labios a los míos. ¿Cómo puede una
mujer seguir amando a un hombre después de todo esto? ¿Por qué los dioses me han
dado una mujer tan increíble cuando claramente no la merezco? Pero lo hicieron. Los
dioses pusieron la frágil vida de Cherry en mis manos ensangrentadas, y no la dejaré ir.
—No sé a dónde vas todas las mañanas, pero te juro por Dios que si me estás
engañando Cherry... —me detengo buscando sus hermosos ojos. Ojos que me hacen
sentir que ser un monstruo están bien—. Los enterraré a los dos—amenazo. Si no puedo
tenerla... nadie puede.
—No sé por qué no has estado en casa por las noches, o por qué no puedes mirarme
a los ojos. Pero si me estás engañando, si rompes mi jodido corazón... —Ella roza sus
labios contra los míos, y una muy punzante sensación atraviesa mi labio inferior. Siseo y
retrocedo; llevándome el dedo al labio, encuentro sangre. Ella me mordió.
—Te haré pedazos—me susurra. Mi polla se tensa contra mis vaqueros por sus
palabras hostiles. Mi polla duele por estar dentro de ella. La forma en que sus ojos están
entornados con una sensación de oscuridad, no me podría importar menos la niebla que
nubla mi mente.
—Eres mi dama, Cherry. Soy dueño de tu culo, no te olvides de eso—gruño
tratando de ponerla en su lugar, pero por mi vida que todo lo que quiero es escucharla
gritar mi nombre.
—Si soy tu dama, entonces maldita sea, demuéstralo, Lip—dice con sorna y sus ojos
se disparan sobre mi hombro. Miro lo que ella está fulminando con la mirada, y
encuentro a Dolly apoyada contra la casa club con los brazos cruzados, esperando que
regrese.
—¿Estás celosa, bebé? —Giro mi cabeza y entrecierro los ojos, una arrogante sonrisa
se forma en mi rostro.
—Demuéstralo—repite acercándose a mí, sus dedos agarran mi chaleco de cuero—.
Dices que no te conozco, así que muéstrame al verdadero Lip.
Sonrío e inclino la cabeza hacia atrás. Esto podría salir mal o muy, muy bien.
La agarro por la camiseta y la tiro sobre su coche, su espalda golpea el capot. Ella
gimotea en respuesta y me rodea con sus piernas. Un gemido salvaje vibra en mi pecho
cuando sus ojos hambrientos se encuentran con los míos. Le separo las piernas y enredo
mi mano en su cabello. Su cuerpo se arquea contra el mío, su reacción de lujuria
alimenta mi necesidad animal de ella. Mis labios buscan los de ella como una bestia
caníbal buscando su próxima víctima. Aprieto los dientes ante el pensamiento demente.
Eso es exactamente lo que Cherry era para mí cuando la conocí seis años atrás: mi
víctima. Nunca tuvo una oportunidad cuando aparecí en su vida. Me enviaron para
salvarla, pero no soy del tipo salvador. Soy el villano de la película, y nosotros no
salvamos a la gente.
Sus labios carnosos encajan perfectamente en los míos. Froto furiosamente mi polla
dentro de los vaqueros contra su coño y su cabeza cae hacia atrás y sus ojos se ponen en
blanco.
Silbidos y aullidos salen del club, llamando mi atención. Lentamente miro hacia el
ruido y encuentro un grupo de Ghost Riders, y algunos de los Devil's Dust, parados
afuera observándonos.
Me levanto y agarro a Cherry por los muslos, levantándola. Dada las burlas que
estoy recibiendo por la punta de mi polla frotándose contra mis pantalones, planeo
terminar esto en algún otro lado.
—¿A dónde vamos? —Su voz es entrecortada, llena de lujuria.
—Al garaje por un poco de privacidad—respondo, mordiendo su suave mandíbula.
Al pasar frente al club, Hinder retumba cantando American Nightmare. Qué apropiado.
Cherry tenía una bocota cuando la encontré a un lado de la carretera, seguro, pero con
los años su inocencia se transformó en algo oscuro. Tomó su lugar como mi dama con
una sombra de algo malvado. Escuché que casi mató a golpes a un tipo con un bate solo
porque una de las otras chicas en el club necesitaba venganza. Cherry se convirtió en
una de la familia sin lugar a dudas.
—Muéstrame tus cuernos—le digo sonriendo. Su rostro se ilumina y sus manos
imitan los cuernos del diablo—. Los cuernos más sexys que jamás haya visto. —Sonrío
aún más cuando sus mejillas se sonrojan. Recuerdo la primera vez que le pedí que me
mostrara esos cuernitos sexys, y ella literalmente imitó cuernos del diablo. Nunca lo
olvidaré.
Entro al garaje, me doy la vuelta y bajo la puerta con una mano, mientras que la otra
sujeta a Cherry de la cintura. Tan pronto como la puerta se cierra, ella estampa sus
labios con los míos. Mi mano sube por su espalda, empujando sus tetas contra mi
pecho. El olor de ella hace que mi polla se tense y mi pecho se contraiga. Ella huele
dulce, como cereza o tal vez fresa. Paso mi nariz por el hueco de su cuello, inspirando
su delicioso aroma. Echa la cabeza hacia atrás y refriega el coño contra mi polla dura.
Rechino los dientes y un gruñido vibra en mi pecho. Necesito estar dentro de ella
ahora.
—Cherry—digo con los dientes apretados, lento y ronco—. Te necesito ahora. —
Pateo herramientas y tropiezo con un gato hidráulico, tratando de llegar a la parte
trasera del garaje. Sus manos se aferran a mi pelo, y las mías a su culo apretado
mientras nos besamos. La música hace una pausa desde el club, antes de que Seal
comience a tocar Kiss from a Rose. Cherry está todavía en mis brazos y sus ojos
encuentran los míos. Mi corazón golpea contra mi pecho, mis ojos silenciosamente le
dicen que recuerdo esta canción sonando la primera noche que pasamos juntos. Ella
sonríe, y presiona sus labios firmemente contra los míos. Encuentro un asiento de la
furgoneta del club apoyado contra una pared y dejo caer a Cherry sobre él. Antes de
que ella tenga tiempo de reaccionar, tomo sus pantalones cortos y se los quito de un
fuerte tirón.
Me arrodillo y deslizo sus bragas lentamente por sus piernas. Cuando se las quito, es
como abrir el mejor de todos regalos. Tiene que hacerse despacio y con suavidad,
porque lo que hay detrás de los delicados encajes, es mi perdición. Observo cada
centímetro de sus piernas pecosas y su piel de seda. Su coño está depilado con cera a la
perfección, su vulva rosada y húmeda, solo para mí.
Deslizo mi dedo entre sus labios, y la yema se empapa. Ella arquea la espalda, se
agarra el pelo y un gemido escapa de su boca. Agarro una de sus piernas y la apoyo
sobre mi hombro. Agarrándole los muslos, tiro su culo hasta el borde del asiento y le
doy el ángulo perfecto. Golpeo suavemente su clítoris hinchado con la lengua y sus
manos vuelan hacia mi cabeza, enredándose en mi cabello para conseguir tracción.
Recorro su humedad con la lengua, saboreándola. Ella sabe tan dulce como huele.
—¡Oh, mierda!—grita, cabalgando sobre mi rostro.
Saco una de mis manos de su muslo y hago círculos en su clítoris, consiguiendo que
su cuerpo se tense mientras sus piernas me aprietan como una prensa. Levanto la
mirada, sus ojos están cerrados y su boca está entreabierta. Yo tarareo contra ella,
lamiendo su dulzura y entonces su coño convulsiona alrededor de mi lengua. Ella gime
y frota su clítoris contra mi cara, sus paredes se contraen mientras se corre en mi lengua.
Mi polla se tensa contra mis vaqueros, queriendo embestir contra ese coño apretado
y húmedo de ella. Normalmente soy lento y sensual cuando follamos, pero carajo. Esta
noche voy a mostrarle lo que significa cuando Lip DeLuca se folla a su chica.
Tan pronto como ella se calma, me pongo de pie. Agarro un trapo de grasa limpio,
apoyado en la caja de herramientas de Bobby y me limpio la boca con él. Lo vuelvo a
doblar como estaba y lo restituyo con una sonrisa de satisfacción.
—¡Oh! ¡Mi! ¡Dios! —jadea Cherry—. Eso fue... —Hace una pausa antes de reír
nerviosamente.
—¿Qué harás mañana?—le pregunto, desabrochándome los pantalones. Sus ojos se
abren ampliamente. Me bajo los vaqueros hasta los tobillos junto con mis calzoncillos,
permitiendo que mi polla se libere. Está dura como una piedra y dolorosamente
hinchada. Han pasado semanas desde que follé a Cherry.
—¿Por qué?—pregunta Cherry, elevando sus ojos de mi verga hacia mí.
Me acaricio, mi mano se desliza sobre el piercing en la punta de mi polla.
—Porque cuando haya terminado contigo, mañana no podrás caminar.
Ella se ríe y pone los ojos en blanco. Sonrío burlonamente porque cree que estoy
jugando.
Agarro sus caderas y le doy la vuelta, exponiendo su culo. Deslizo mi mano por el
costado de su nalga izquierda y le doy un fuerte azote. Ella grita y empuja hacia atrás su
culo un poco más, buscando el feroz contacto de nuevo. Envuelvo su cabello alrededor
de mi mano y tiro hacia atrás su cabeza.
—Alguien es una chica mala—susurro en su oído. Ella gime en respuesta, y mi polla
tiene gotas de semen. Sabía que Cherry era salvaje, pero nunca probé el lado salvaje en
la cama. Al menos no así.
Libero su cabello y deslizo mi mano entre sus piernas, encontrando su lindo coño
mojado. Utilizo la otra mano para guiar mi polla entre sus muslos. Tan pronto como la
punta siente el calor de su humedad, la empalo. Ella echa bruscamente la cabeza hacia
atrás y gime ruidosamente mientras la lanzo sobre el asiento. Cierro los ojos y rechino
los dientes, la sensación de ella rodeando mi polla, es el maldito cielo. Lentamente me
retiro y entonces me deslizo dentro de ella centímetro a centímetro, sintiendo cada
sensación que su coño tiene para ofrecer. Siseo de placer y miro hacia abajo. La barra de
cromo en el glande brilla con sus jugos. Observo mientras la meto en ella una vez más.
—Sí—murmura, saliendo al encuentro de mis embestidas. Envuelvo mi brazo
alrededor de ella y la acerco a mi pecho. Deslizando mi mano por su camiseta, subo la
copa de su sujetador para encontrar su teta firme, pellizcando el pezón mientras mis
caderas aceleran el ritmo. Mis bolas se contraen con fuerza y una sensación de presión
se acumula profundamente en mi pelvis. Deslizo mi otra mano debajo de su camiseta y
hago lo mismo, levantando su camiseta y el sujetador hasta que quedan encima de sus
tetas. Ella apoya la cabeza sobre mi hombro, dándome una vista completa de sus pechos
que rebotan y se zangolotean con cada estocada de mis caderas. Su coño se aprieta, y un
gemido suena en su garganta. Con ese pequeño sonido, el calor se esparce por mi pene
y comienza a arder en la punta de mi polla. Me meto en su humedad una y otra vez,
persiguiendo mi orgasmo. Justo cuando mi polla estalla en nada más que placer, su
coño se contrae con fuerza, ordeñando mi verga.
Agarro su pelo bruscamente y le echo la cabeza hacia un lado mientras desciendo de
mi orgasmo. Empujo mi cara en la curva de su cuello y gruño, mordiendo su piel tersa.
Todavía estamos tratando de recuperar el aliento. Me duelen las piernas y mis
pulmones demandan aire. Lentamente me retiro de ella y un escalofrío recorre mi
espalda, mi cuerpo queriendo regresar al calor que su dulce coño tiene para ofrecer.
Se recuesta sobre el asiento, su pecho sube y baja rápidamente mientras respira. Me
subo los pantalones y vuelvo a meter mi polla en los calzoncillos. Sentado a su lado,
miro las motos y la furgoneta del club averiada.
Ella se baja la camiseta y se inclina para agarrar sus bragas. Después que se las pone,
apoya la cabeza en mi regazo y me clava esos ojos grises y angelicales.
—Eso fue... —Hace una pausa.
—Diferente—termino por ella. No fue nuestra sesión normal de follada, pero
después de esto, no estoy seguro de poder volver.
—Sí. —Ella sonríe, sus mejillas salpicadas de pecas. Froto la yema de mi dedo a lo
largo del puente de su nariz y por su cuello, siguiendo el rastro de las pecas. Fue
diferente porque fue real.
—Me tiraste el pelo. —Se ríe.
Me río con ella.
—Lo hice. —Siempre antes estuve demasiado asustado de que si iba demasiado
duro con Cherry, o me ponía demasiado rudo, la ahuyentaría. Necesitaba mantenerla a
mi lado. Necesitaba convencerla de que era todo lo que ella necesitaba.
—Lip, si esto es lo que será tener sexo contigo, el verdadero tú, entonces estoy más
que de acuerdo con eso. De hecho, lo exijo.
Me río y apoyo la cabeza en el respaldo del asiento, pasándome los dedos por el
pelo.
—¿Lip?
—¿Sí?
—No me escondas quién eres realmente nunca más. —Frunzo el ceño. Ella solo vio
una parte del demonio que soy, irrespetuoso y enojo. Pero no me ha visto en mi
elemento, con un 9mm apuntando a un enemigo. Aún no ha visto mis celos ondeando,
o mi temperamento violento. No sabe lo que está pidiendo.
—No puedes manejar quién soy realmente, Cherry. —Ella se tensa en mi regazo, y
entonces me quema con ojos enojados.
—No me digas qué jodidamente puedo y no puedo manejar, Lip. No soy una niña.
No soy esa niña quebrada y asustada que una vez conociste. —Mi mandíbula late con el
tono de su voz. Estoy enojado, pero es jodidamente sexy. Tiene razón. Los dos hemos
crecido a lo largo de los años, porque Cherry quedándose a mi lado es algo a lo que no
estoy acostumbrado.
—¿Lip?
—Sí—murmuro, mis ojos se vuelven pesados.
—¿Por qué fuiste a la cárcel? —Exhalo un largo suspiro. Nunca le dije por qué fui a
prisión. Incluso con su posición como mi dama, no tengo que decírselo, ya que las
damas no están al tanto de los negocios del club.
—Creo que al menos merezco saberlo. He hecho cosas para este club. Los acepté
como mi familia, y te esperé durante seis malditos años sin saber la razón por la que
fuiste arrebatado de mi lado—continúa.
Me froto la frente con el talón de la palma. Le debo al menos una explicación; es lo
menos que puedo hacer con la forma en que la he estado tratando últimamente.
—Nos hicieron detener en un viaje. Acabábamos de dejar el embarque, y salió mal.
Bull terminó apuñalando a uno de sus hombres. Supongo que llamaron a la policía
después de que nos largamos—digo con desprecio—. Malditos maricas. De todos
modos, cuando salieron de sus coches empuñando armas, supe de inmediato que nos
perseguían por lo que Bull había hecho. Estaba al lado de él, así que alargué la mano,
saqué su cuchillo del bolsillo y lo metí en mi bolsillo trasero.
—Sé por qué lo hiciste, por qué lo cubriste. No te culpo. He llegado a amar a este
club, son mi familia. Haría cualquier cosa por ellos—responde ella.
Asiento, porque el vínculo que compartimos es comparable.
Cierro los ojos y sigo frotando su cabello.

CHERRY
Algo se desliza por mi pierna, despertándome. Mis ojos se abren lentamente,
encontrándome a un hombre de pie justo enfrente de mí. Me incorporo rápidamente, y
el hombre salta hacia atrás. Es el mismo tipo de la fiesta. Boonie. Se me abalanzó y puso
su mano alrededor de mi cintura, diciéndome que quería que le chupara la polla. Me lo
tomé a risa e intenté alejarme. Los hombres cachondos en el club no son algo raro. Fue
entonces cuando Lip apareció con un ataque de ira como nunca había visto antes. La
mirada en la cara de Lip, la furia en sus ojos. No voy a mentir, fue inquietante.
Levanto la mirada y veo a Lip dormido.
—Psst. —Giro mi cabeza mirando a Boonie quien desliza su mano a lo largo de su
cuello, imitando el cortar su garganta. Mis ojos se abren de par en par y mis labios se
separan.
—No lo despiertes—susurra—. Aléjate de él y ven aquí. Ahora—continúa. Trago
saliva y hundo los dedos en el regazo de Lip, rezando para que eso lo despierte.
Gime y levanta la cabeza del respaldo del asiento. Mierda gracias. Lip frunce el ceño
cuando sus ojos encuentran a Boonie.
—Tú debes ser el hijo de puta más idiota. —Lip me empuja a un lado y se para.
Boonie sonríe y camina hacia atrás, su cuerpo se funde con las sombras del garaje antes
de desaparecer.
—Ese tipo es jodidamente espeluznante—afirma Lip. Me apresuro hacia al suelo y
me pongo los pantalones cortos—. ¿Te tocó?
Me muerdo el labio y aparto la mirada.
—No. —No quiero decirle, porque después de la forma en que Lip reaccionó antes,
no estoy segura de que no mate a Boonie.
—Vamos a buscar una habitación vacía donde dormir. Pronto saldrá el sol. —Lip
extiende su mano, indicándome que la tome. Agarro su mano y lo sigo. Él nos lleva al
interior del club donde todos están dormidos. La música sigue sonando, pero
suavemente. Hay alguien desmayado en el sofá, una mujer colgando de la barra sin
camisa, y un hombre desmayado sobre una pila de vómito en el suelo.
—Jesús—le susurro. Lip me lleva por el pasillo hasta la última habitación a la
izquierda. Su habitación. Saca una llave y la abre. No he estado aquí en una eternidad.
Hay una cama doble en el medio de la habitación con un cabecero con una estantería
gigante. Una silla está apoyada en la esquina, y las paredes están cubiertas de chicas
desnudas de pie junto a las motos.
—Voy a tomar una ducha—me dice Lip, entrando en el baño contiguo.
Cruzo los brazos y me siento en la cama. El sexo de esta noche con Lip fue diferente
en muchos niveles. Fue crudo. Me sentí conectada con él de una manera que nunca
había añorado. Eso hace que las otras veces que tuvimos sexo antes parezcan falsas,
como si él realmente no hubiese estado allí. Ahora que lo pienso, nunca me miró
cuando tuvimos sexo antes. Hay muchas cosas corriendo por mi cabeza, y las cosas no
tienen coherencia. ¿Lip siempre fue tan tortuoso? ¿Quién era esa chica en sus brazos
cuando aparecí? ¿Me ha engañado?
Salgo de la habitación y sigo por el pasillo hacia el bar. Necesito una bebida; no
puedo lidiar con todos estos pensamientos. Pateo algunos vasos descartables y paso por
encima de un par de bragas. Lentamente levanto la mirada y me encuentro a Boonie
parado a unos centímetros de mí. Si no hubiera mirado hacia arriba, me hubiera topado
con él. Salto, sorprendida, y agarro mi pecho.
—Joder—susurro. Inclina la cabeza hacia un lado, su largo cabello gris cae sobre su
rostro cuando lo hace. Es grande, incluso corpulento. Lleva una camiseta gris manchada
y un chaleco de cuero. La hebilla más grande que alguna vez he visto brilla alrededor de
su cintura. Él me asusta. Me he encontrado tipos fuertes antes, pero este tipo está en
otro nivel.
—Disculpa—murmuro, tratando de rodearlo. Él se para frente a mí y se ríe entre
dientes.
—¿Vas a algún lado, pelirroja? —Frunzo el ceño; odio ese término. Mis cejas se
fruncen, y la ira corre a través de mí.
—¿Pelirroja? Que te den—digo con desprecio, empujándolo. Él cierra los ojos, echa
la cabeza hacia atrás y se ríe, el sonido me congela los huesos. Baja la cabeza y sus ojos
oscuros apuntan a los míos.
—Oh, estoy a punto de darte. Justo en el culo, dulzura. —Me agarra del brazo y me
tira bruscamente contra él.
—Será mejor que me dejes ir, o juro por Dios que lo único que será follado es tu
propio culo cuando te arranque la polla—lo amenazo tratando de soltarme de su agarre.
—Ooh, una fogosa. Las amo fervientemente. —Sonríe e inhala ruidosamente,
oliéndome el pelo. Mi cuerpo se rebela—. Hueles terriblemente dulce. Me pregunto si tu
sabor es igual de dulce. —Antes de que pueda reaccionar a las palabras que salen de su
boca rancia, me muerde el hombro con fuerza, lastimándome la piel. Grito y le doy un
rodillazo en la polla. Él me suelta, y me caigo hacia atrás contra la pared. Agarro mi
hombro, el dolor que atraviesa mi extremidad me hace sollozar. De golpe la puerta del
dormitorio se abre y Lip sale, mirando hacia otro lado antes de girar la cabeza y mirar a
Boonie y a mí. Su cabello está mojado, y no lleva puesto nada más que unos pantalones
vaqueros.
—¿Qué pasó?—pregunta Lip, caminando hacia mí.
Coloca sus manos a cada lado de mi brazo y me estremezco cuando toca mi
mordida.
—Él me mordió—digo con los dientes apretados, mirando mi hombro que muestra
la perfecta marca ensangrentada de los dientes.
Boonie comienza a reírse.
—Hombre, solo quería probar.
—¡Vas a morir! —Lip señala a Boonie.
Lip agarra mi barbilla y la levanta para que mis ojos encuentren los suyos.
—Yo me encargo. Ve a la habitación y no salgas.
—Lip, no...
—Ve, Cherry. Ahora. —Lip baja la cabeza, sus ojos están serios y brillan con una
desconocida llama. Miro a Boonie, asustada por el cretino.
—Está bien—le susurro.
Cuando entro al dormitorio, la música de repente se vuelve más fuerte. Cierro los
ojos con fuerza, los nervios están burbujeando en mi estómago. Mi hombro arde de
dolor, captando mi atención y haciendo que deje de pensar en lo que Lip le está
haciendo a Boonie.
—Mierda—susurro, mirando la piel lastimada.
Voy al pequeño cuarto de baño, el olor del champú de Lip es fuerte. Abro la ducha,
me desvisto, teniendo cuidados adicionales sobre mi hombro. Dejando el agua correr
hasta que está hirviendo, enjuago la mordida. Duele hasta el punto que me muerdo el
interior de la mejilla cuando el agua cae con fuerza contra ella. Después de que se
entumece, agarro el champú de Lip que huele a menta fresca y me lavo el pelo, el olor
de él en mi pelo y todo a mi alrededor, hace que inhale profundamente. No puedo tener
suficiente. Me siento debajo de la ducha hasta que se enfría. Echando un vistazo a mi
mordida, se ve mucho mejor, pero está hinchada como el infierno.
Al salir de la ducha, agarro la toalla que cuelga y me envuelvo. Todavía está húmeda
de Lip.
Cuando salgo del cuarto de baño, esperando que Lip tenga una camiseta nueva que
pueda usar porque la mía está cubierta de sangre, él entra por la puerta. Su cuerpo está
sin resuello, y sus manos están cerradas en puños. Parece un hombre enloquecido.
—¿Lip?—murmuro. Sus ojos oscuros se clavan en los míos y yo me estremezco en
reacción. Él se adelanta y toma la toalla de mi cuerpo, arrancándola con fuerza. Me
envuelve en sus fuertes brazos y nos lleva a la cama.
Él desliza su rodilla entre mis muslos y muerde mi labio inferior suavemente. Mi
cuerpo cobra vida con tal fuerza que pierdo el aliento. Él está hambriento y de mí.
Arqueo mi cuerpo contra el suyo y enredo mis manos en su cabello. Mirando entre el
cuerpo de Lip y el mío, encuentro pequeñas manchas de sangre.
—Lip, estás sangrando—le digo preocupada.
Lip saca su boca de mi cuello y niega con la cabeza.
—No es mi sangre.
Mis ojos se abren ampliamente, un poco horrorizada. ¿Mató a Boonie? Miro la sangre
de nuevo, el pánico se eleva en mi pecho mientras los dedos de Lip atormentan mi
clítoris. Mis ojos se ponen en blanco y un pequeño gemido sale de mis labios.
Quiero detenerme y exigir que nos duchemos, pero el intenso latido entre mis
piernas dice que puede esperar. La sangre en su pecho mancha el mío. La sangre
impura de otro corrompiendo cualquier sentido de moral que podría tener enterrado
dentro de mí. Los pecados del hombre del que estoy enamorada calan hasta mi piel,
convirtiéndome en el abogado del diablo.
Lip agarra el lóbulo de mi oreja con sus dientes, y mi estómago revolotea con una
sed que temo nunca se apagará.
—Eres mi mujer, y ningún hombre te toca, y mucho menos te saborea—gruñe, sus
palabras suenan posesivas. Un ronroneo vibra en mi pecho en respuesta—. Solo yo
puedo saborearte, Cherry—susurra, sus labios se mueven contra el hueco de mi
garganta mientras habla.
—Sí—respondo.
Mis dedos agarran el botón de sus vaqueros, abriéndolo rápidamente. Levanto mis
pies y los bajo por sus piernas. El deseo en sus ojos, la adrenalina corriendo a través de
nosotros, necesito sentirlo dentro de mí. En el momento su polla se libera, la empuja a
través de mi humedad y me atraviesa.
—Maldición—gruñe, cerrando los ojos y apretando la mandíbula. Gimo en voz alta
por finalmente tener el contacto, arqueando mi cuello hacia donde mi cabeza está
presionando el colchón. Su polla está enterrada hasta la empuñadura, tan
profundamente como es posible. El ajuste es apretado, la sensación de plenitud tan
malditamente buena. Él tira de sus caderas hacia atrás y empuja hacia delante con prisa,
y yo suspiro de placer.
La barra en la punta me golpea en el lugar justo cada vez que me empala, la cama se
mece contra la pared con cada estocada de sus caderas.
—¿No estás asustada?—dice jadeando Lip . Abro los ojos y lo encuentro mirándome
intensamente… se ve drogado. Sus pupilas están dilatadas por la emoción de mutilar a
otro ser humano.
—Perderte me asusta más—le susurro—. Sabía que el día que me subí a la parte
trasera de tu moto eras mi viaje hacia el lado oscuro.
***
Los gritos me despiertan y me siento en la cama. Agarro la sábana y la pongo sobre
mi pecho desnudo. Después de que Lip y yo terminamos nuestra segunda ronda,
caímos sobre el colchón agotados. Me dormí de inmediato.
—¡Lip!—grito, sacudiéndolo para despertarlo.
—¿Qué?—masculla. Está acostado con la cabeza metida en la almohada, su culo
desnudo alzándose en el aire.
—Alguien acaba de gritar realmente fuerte—susurro.
—¡Mierda! —Lip salta de la cama y casi cae sobre su rostro. Saca un par de vaqueros
limpios del tocador y busca una camiseta. Se ve agotado, lo que hace que me tense.
—¿Qué está mal? ¿Qué está pasando, Lip?
—Me quedé entretenido contigo y me olvidé—masculla antes de abrir la puerta y
salir corriendo.
—¿Te olvidaste? —Me levanto de la cama, y me duelen los muslos. Poco a poco
vuelvo a sentarme en la cama y sonrío. Lip me advirtió que no podría caminar hoy.
Echándome un vistazo, me doy cuenta de que necesito ducharme de nuevo. Lip me
trasladó parte de la sangre y ahora que no tengo un subidón de lujuria, necesito
limpiarla. ¡Ya mismo!
Abro el grifo y me limpio rápidamente. Quiero ver qué está pasando, pero una parte
de mí no lo quiere. Enjuago cualquier rastro de sangre y lavo mi cabello en un tiempo
récord. Me seco con una toalla y me dirijo al armario de Lip para buscar algo limpio.
Encuentro una camiseta gris de los Devil's Dust y me la pongo, con mis pantalones
cortos de ayer. Recojo mi cabello en un moño desordenado y lentamente abro la puerta.
La música está apagada, pero no veo a nadie. Salgo de puntillas de la habitación,
asustada de lo que pueda ver. Paso por encima de las bragas y los vasos y encuentro un
gran charco de sangre debajo de una silla en el medio del área común. Jadeo, mi mano
vuela a mi boca.
—Mira, dices que lastimó a Cherry, entonces estoy de acuerdo con que Boonie lo
tenía merecido. Te protegeremos, Lip—escucho a Bull manifestar. Aparto mis ojos de la
sangre coagulada hacia la voz de Bull, encontrándolo en la cocina con las puertas
cerradas—. ¿Cherry te vio hacerlo? No puedes alterarla. Debes mantenerla feliz, Lip. —
Frunzo el ceño.
—Ella vio algo de sangre en mí anoche, pero no la afectó. ¿Por cuánto tiempo más
tengo que hacer esto, hombre?—pregunta Lip y yo respiro repentinamente, mis dedos
se clavan en la palma de mis manos. ¿De qué está hablando?
—¿Por qué?—pregunta Bull con voz plana.
—Es solo que... no sé si puedo hacer esto por más tiempo. Las cosas se ponen serias,
y no puedo evitar... —Lip hace una pausa y yo contengo la respiración.
Un vaso es pateado detrás de mí, haciéndome saltar y girar hacia el ruido. Es esa
perra que vi encima de Lip anoche. Pongo mis manos en mis caderas y la miro
fieramente.
—Entonces, me enteré de que eres la dama de Lip.
Su rímel está corrido y su lápiz de labios está manchado hasta la mitad de su mejilla.
—Creo que te olvidaste algo de tu lápiz labial en la polla de algún extraño —me
burlo. Ella frunce los labios y levanta una ceja.
Inclina la cabeza hacia un lado y se cruza de brazos.
—Pensé que si Lip estuviera atrapado estaría al lado de alguien mucho más bonita—
me insulta.
—¡Ja! Corre a casa antes de que papi se dé cuenta que desapareciste—me burlo.
—Espero que tú seas tan bonita como crees que eres. Lip terminó contigo. Él ya
montó esa vagina aburrida tuya y está buscando algo nuevo. —Ella sonríe
burlonamente y mi estómago se desploma—. Él incluso me dio mi apodo por aquí,
Dolly. Debe pensar que soy muy dulce para llamarme algo tan lindo como Muñeca,
¿verdad?
—No esperas que yo crea eso, ¿verdad?—le pregunto, mi voz sale más segura de lo
que me siento.
Ella se encoge de hombros.
—Cree lo que quieras, cariño. Pero cuando lleve puesto ese chaleco y tú ya no, la
realidad no lamerá esas heridas tan bien. —Ella se acerca pavoneándose y yo extiendo
la mano y agarro su cabello.
—Si te acercas a mi hombre, te arrancaré el pelo de tu puta cabeza, ¿me oyes? —Tiro
con fuerza de su pelo. Su cabello se quiebra y se desprende de su cuero cabelludo,
haciéndola gritar fuerte. Lip y Bull salen corriendo de la cocina, así que la suelto.
—¡Maldita psicópata!—llora Dolly, sosteniendo su cabeza.
—Jesús, Cherry. ¿Por qué tienes que ser un dolor en mi culo?—exclama Bull,
atrapando a Dolly—. Ven, cariño. Vamos a llevarte a tu moto y sacarte de aquí antes de
que los Ghost Riders se despierten. —Bull ayuda a Dolly a levantarse y la saca. ¿La perra
monta su propia moto?
Quiero saber si Lip la llamó Dolly, y quiero saber de qué demonios estaba hablando
con Bull, pero la sangre en el suelo me tiene más preocupada. ¿Qué hizo Lip? Me
adelanto y estudio la silla.
—¿Hiciste esto?—le pregunto. No necesito preguntar, porque sé que lo hizo. Al
mirar la sangre, veo pequeños trozos que llaman mi atención.
—¿Qué…? —Me inclino para ver mejor y veo que los trozos son dientes. Muchos
dientes. Me cubro la boca y me alejo rápidamente, el vómito está amenazando con subir
por mi garganta. Lip no pudo haber hecho esto. No es el Lip que conozco. Cierro los
ojos bien apretados y trago saliva. Estoy comenzando a cuestionarme qué tan bien
conozco al hombre que amo.
—Cherry, bebé. —Lip agarra mi codo, su voz suave.
—Estoy bien—me atraganto. No estoy bien.
—¿Por qué no te vas a casa? Necesitamos limpiar esto antes de que los Ghost Riders
se levanten. —Asiento con la cabeza, necesitando salir de aquí.
—Sí, necesito ir a ver… —Me detengo, casi revelando mis mentiras. Trago saliva y
sacudo los brazos, intentando controlarme—. Necesito ir por algunas cosas.
Los ojos de Lip, que se habían entrecerrados peligrosamente, se relajan levemente. Se
inclina y me besa, pero no es un beso ligero, no es un simple beso de “te veré luego”. Es
profundo y duro, sus manos agarrando mi cara.
—Adiós, bebé—susurra contra mis labios.
Capítulo 8
CHERRY
Me dirijo al Golds Trailer Park y encuentro a Piper afuera jugando en esa pobre
excusa de un patio de recreo. Me detengo y estaciono el coche. Ella es muy hermosa, y
cada vez que la veo quiero decirle que soy su madre y que la amo, pero no puedo. Eso
duele, las palabras que no puedo decir están carcomiéndome de dentro afuera. Espero
que algún día, Eric sienta este dolor incontrolable que habita en mi pecho. Que el juez
sienta la furia del karma, y cuando esté delante del Diablo, no le muestra misericordia.
A estas alturas, eso es todo lo que tengo, tengo la esperanza de que el karma y la
balanza de la justicia alguna vez castiguen a Eric y al juez Calhoun.
Salgo y me dirijo hacia ella. Es sábado, así que su padre no estará en casa hasta tarde.
—Hola, Cherry, ¿quieres verme subirme hasta la cima?—me pregunta Piper. Su
cabello está recogido en dos coletas sucias, y lleva un atuendo que le compré hace unas
semanas. Es de color naranja y verde neón. Es veraniego y perfecto con su cabello
vibrante.
—Sí, veámoslo—respondo. No puedo evitar sonreír cuando la veo. Ella sube hasta la
parte superior de la cúpula y se pone de pie.
—¿Viste lo rápido que subí? —Se ríe. Justo cuando estoy a punto de responder, uno
de los caños oxidados se rompe y su pie se resbala. Corro hacia ella y la atrapo antes de
que se golpee en el suelo.
—¿Estás bien?—le pregunto, mirándola ansiosamente.
—Sí, estoy bien—balbucea, todavía asustada.
La pongo de pie y miro la barra rota. Intenté persuadir a uno de los hermanos del
MC para que la arreglara, pero saben que este lado de la ciudad es peligroso, y yo no
debería estar aquí de todos modos. Lip se volvería loco si supiera que estoy aquí. Ésta es
una parte realmente mala de la ciudad. La mitad de los de este trailer park son ex
convictos y vendedores de drogas. Sin embargo, no molestarán a Piper, porque ella es
una de ellos. Son los extraños quienes traen los problemas al lugar.
—Aléjate de este pedazo de mierda—le exijo, agarrando la barra y moviéndola.
—Pero es el único juego que tengo fuera de casa—se queja Piper antes de cruzar los
brazos.
La miro y suspiro.
—Solo no subas muy alto hasta que pueda arreglarlo. Traeré más cinta la próxima
vez que venga.
—Está bien, puedo hacer eso. —Sonríe, trepando a las barras de abajo—. Sabes, a mi
padre no le importa si trepo, y él sabe que está roto—continúa.
Frunzo el ceño.
—Tu padre es un idiota, Piper. —Cierro los ojos y me castigo, tratando de
retractarme—. Tal vez tu padre no está pensando cuando dice que está bien.
Los ojos de Piper se abren ampliamente y se tapa la boca.
—¿Qué?
—Dijiste una mala palabra—susurra Piper.
—¿Lo hice? —Inclino mi cabeza hacia un lado, tratando de pensar.
Piper niega con la cabeza, sonriendo.
—¿Cuál era?— No recuerdo haber maldecido en absoluto.
—La dijiste. —Piper mira a su alrededor y se tapa la boca con las manos—. Idiota. —
Echo la cabeza hacia atrás y me río.
—Oh, sí, dije eso—recuerdo. Me olvido de que idiota es una mala palabra ya que uso
muchas otras feas.
—A las madres se les permite decir malas palabras—la señalo—, pero no a ti.
—¿Tienes hijos?
—¿Tengo qué?—le pregunto, todavía riéndome por ella despotricando.
—Tú dijiste que a las madres se les permite decir malas palabras—me explica. Mi
cuerpo se tensa y jadeo.
—Mierda—susurro.
—Dijiste otra mala palabra. —Piper se ríe y me señala, casi saltando de emoción
donde está parada. Mi estado de alarma se disipa.
—Tú debes ser una mala influencia. —Le sonrío. Una gota de lluvia me salpica el
brazo. Miro hacia arriba y veo una nube grande y oscura que comienza a cubrir el
ardiente sol. Maldición, Eric se irá del sitio de la construcción si no lo ha hecho ya.
—Tengo que irme, nena—murmuro. Su cara se entristece, y mira hacia el jungle gym.
—Recuerda no trepar muy alto—le recuerdo. Ella asiente y comienza a trepar. Doy
un paso detrás de ella y acerco la parte posterior de su cabeza, besándola.
—Nos vemos.
—¿Vendrás mañana?—pregunta.
Mañana es domingo y Eric suele trabajar hasta el mediodía los domingos.
—Lo intentaré, pero sin promesas.
LIP
Kane sale a grandes zancadas de una de las habitaciones con una rubia enroscada a
su lado. Es nativo americano y siempre está con una chica diferente cada noche. Es un
candidato, pero no por mucho tiempo. La semana pasada, unas gemelas se pelearon por
él. Fue algo increíble de ver.
—Joder, hombre, ¿qué pasó?—pregunta, mirando la sangre alrededor de la silla.
—¿No lo oíste? —La rubia levanta la vista y pregunta a Kane—. Dolly dijo que un
miembro de los Ghost Riders estaba atado con cinta adhesiva a la silla y tenía los
dientes clavados en el cráneo.
Frunzo el ceño e inmovilizo a Kane con una mirada furiosa. Dolly debió haber sido
la perra que gritó esta mañana.
—Umm, estoy seguro de que Dolly está inventando mierda. ¿Por qué no te vas a
casa?—sugiere Kane. La rubia me sigue con los ojos antes de darse la vuelta y
levantarse de puntillas.
—¿Me llamarás más tarde?—trata de susurrar. Kane inclina la cabeza, torciendo los
labios con un gesto de duda.
—Probablemente no, cariño. Te lo dije antes de llevarte a mi habitación que no
esperaras nada más que una follada—explica Kane. Sonrío burlonamente y me doy la
vuelta para darles privacidad. La rubia pasa dando pisotones a mi lado en un arranque
de ira.
—Maldición, ese culo estaba apretado—susurra Kane, acomodándose la polla
mientras observa a la chica dejar el club.
—¿Por qué le estás diciendo que se vaya?—le pregunto. Kane ríe con una sonrisa de
oreja a oreja.
—Su culo está bien, pero no el resto de ella, hermano. Es una pequeña coyote Ugly.
—Él la señala, sus dedos están cubiertos con anillos de calavera.
—Para mí no se veía tan mal. —Me río, cruzando los brazos. Ella en realidad tenía
aspecto de muy guarra. Su maquillaje estaba embadurnado, y su ropa era dos tallas
demasiado pequeñas. Y todavía tengo que encontrar a una mujer sexy vestida con
estampado de cebra.
—Sí, bueno, se veía muchísimo mejor cuando yo estaba como una cuba. —Me da
una palmadita en la espalda y vuelve la mirada a la silla—. Lo limpiaré antes de que
alguien empiece a hacer preguntas.
—Gracias, hermano.
Kane y Tom Cat limpian la silla y la sangre, los dientes incluidos.
—Sabes que eres un loco, ¿verdad?—dice Tom Cat, regresando al club. Me apoyo
contra la barra y me encojo de hombros.
—¿Dientes, hermano? —Kane se ríe entre dientes, parado junto a Tom.
—Él mordió mi maldita propiedad hasta que ella sangró. Tuvo más que suficientes
advertencias, y ni hablar de no acatar las reglas de mi club—explico con un tono de voz
severo.
—Estoy de acuerdo. También me hubiera roto, si me importara alguien lo suficiente
como para ponerme celoso—afirma Kane, sentado en un taburete del bar.
—¡LOS POLICÍAS ESTÁN AQUÍ!—grita Dolly, corriendo por el club.
—Joder—mascullo, poniéndome de pie. Bull abre las puertas de la cocina, Shadow
está justo detrás de él. Bobby entra corriendo a la sala desde el pasillo.
—¿Todo limpio?—pregunta Bull.
—Voy a hacer un barrido—responde Kane, marchándose.
No es inusual que tengamos una orden de allanamiento, pero es una mierda cuando
recibimos una después de una fiesta.
—¡Maldición fuera de aquí!—grita Kane desde el pasillo. Me alejo del bar y veo a
Kane escoltar a dos chicas por la puerta trasera del club.
—¡Eres un idiota!—dice con desprecio una.
Kane niega con la cabeza y cierra violentamente la puerta en sus caras.
—Aparentemente están buscando un par de chicas—informa Kane. Asiento
levemente y me giro hacia Bull.
—Probablemente por prostitución—explica Bull.
—Estamos limpios.
Dos hombres con cazadoras azules y escopetas cargadas entran y se hacen a un lado.
Entonces entra Stevin. Me quedo boquiabierto y mi corazón golpea contra mi pecho en
un ritmo lento y tortuoso. Estos no son policías, son del FBI.
—¿Qué. Mierda. Pasa? —gruñe Bull y yo trago saliva. Hoy podría ser el último día
en que respiro aire. Pensé que Stevin estaba fanfarroneando cuando dijo que perseguiría
al club, pero supongo que no lo estaba.
—Bien, bien, bien. Los Devil´s Dust. Mucho tiempo, sin verlos, ¿eh? —Stevin sonríe
con esa maldita sonrisa de Cheshire.
—Oh, espera. Excepto por ti, Lip. Hemos hablado recientemente, ¿no es así? —Stevin
se ríe ahogadamente, pasándose las manos por el pelo. Mis fosas nasales se dilatan de
ira. Él sabe lo que está haciendo, está sellando mi certificado de defunción.
Todos los hermanos vuelven la cabeza hacia mí con miradas preocupadas. Mierda.
—¿Qué se supone que significa eso?—gruñe Shadow. Inclino mi cabeza hacia atrás y
engancho los dedos en mis presillas.
—Oh, Lip aquí ha sido un buen chico. Muy cooperativo con el FBI—miente Stevin.
Doy un paso adelante y uno de los hombres de Stevin salta delante de él.
—Eres un maldito mentiroso y un cobarde—gruño, señalando su rostro en
venganza. Kane me agarra del hombro y me tira hacia atrás.
—Tranquilo, hermano—susurra.
Stevin gira su dedo en el aire.
—Bárranlo. Quiero cualquier suciedad que puedan encontrar—ordena Stevin con
tono serio—. ¡Si hay un maldito desinfectante Lysol que se pueda usar ilegalmente,
quiero saberlo!
Arrastro mi mirada de Stevin a Bull. Sus ojos son un poco más oscuros y están
entrecerrados con ira. Las manos de Shadow están cerradas en puños apretados y
Bobby tiene los brazos cruzados sobre el pecho. Están enojados. No los culpo. Con
tantos soplones como hemos tenido en el club a lo largo de los años, apuesto a que
parezco culpable como el pecado.
—¿De qué demonios está hablando, hombre?—susurra Kane. Los agentes sacan a
todos de las habitaciones y a las mujeres que estaban con ellos, ya sea que estén vestidas
o no. Los Ghost Riders no se ven complacidos.
Mis pies son repentinamente separados de una patada, y mis brazos son jalados con
fuerza. Me libero de los agentes, girándome para apartarlos de mí. Sin previo aviso, dos
agentes se acercan y me golpean la cara contra el mostrador, mientras que otro me
revisa.
—¡Todos están limpios!—grita el agente detrás de mí.
—El perímetro está limpio—anuncia uno de los hombres de Stevin, pasando a través
de las puertas de la cocina.
Stevin niega con la cabeza, una sonrisa de satisfacción en su rostro.
—Ah, vosotros los Devil's Dust sois tramposos, tramposos. —Me clava con una
mirada seria antes de mirar a Shadow—. Volveré pronto. Pueden contar con eso.
Stevin se burla, parándose a centímetros de mi cara.
—Si terminaste aquí, lárgate a la mierda—exijo, mi mandíbula apretada. Kane coloca
su mano sobre mi hombro. Es una buena cosa que esté allí; me está sujetando,
recordándome mantener la calma. Stevin gira su cabeza, sus ojos encuentran los míos.
—¡Vámonos, muchachos!—grita.
Tan pronto como salen, Shadow se me acerca y me da un puñetazo en las tripas.
Caigo de rodillas, tosiendo y jadeando por aire.
—¡Maldito traidor!—ruge Shadow.
—No es lo que piensas—digo respirando con dificultad. Shadow no lo escucha, sin
embargo; lleva su pie hacia atrás listo para patearme el pecho, pero lo esquivo. Agarro
su bota y la retuerzo, haciendo que pierda el equilibrio y caiga al suelo.
Me tambaleo y agarro a Shadow por el cuello, levantándolo. Rugiendo con una furia
tan profunda que me sangra la garganta, embisto con mi hombro el cuerpo de Shadow
y lo estrello contra la pared del club. Los marcos y demás mierdas caen al suelo. Le doy
un puñetazo en la boca y después uno en el estómago con mi otra mano.
Shadow me golpea duro en un lado de la cabeza y me trastabillo hacia atrás.
Bull se mete entre nosotros y levanta una mano entre los dos, deteniendo la pelea.
Jadeando y resoplando, señalo a Shadow que se dobla en la cintura, el labio roto donde
le pegué.
—Joder—jadeo, tratando de recuperar el aliento. Mi cabeza se conecta con un
repentino dolor. Me toco la frente junto a la ceja, encontrando sangre.
—¿Hablaste con él de algo relacionado con el club?—me pregunta Bull.
—No—me enfurezco.
—Entonces, ¿de qué diablos está hablando ese idiota?—me pregunta Bull. Me toco la
sangre que gotea de mi frente y aparto la mirada.
—Vino a verme, diciéndome que podía obtener un acuerdo con la Fiscalía,
conseguirme inmunidad y protección si le entregaba el club. No le dije ni una maldita
cosa. Entonces una noche fui arrinconado en mi celda por los guardias, y me molieron a
golpes, todo obra de Stevin. Salí antes de que él terminara de forzarme a darle
información, así que me ha estado acechando por la ciudad, amenazando al club y a
Cherry.
Bull asiente y se frota la barbilla con el pulgar y el índice.
—Estabas encerrado cuando sucedió, pero ese hijo de puta—Bull señala a la puerta
por donde Stevin salió—era el agente del FBI que llamó a nuestra puerta e incluso se
infiltró en nuestro club. Está sucio y regresará.
Niego con la cabeza, enfadado porque no sabía nada cuando estaba en la cárcel.
Todo lo que me dijeron fue que había agentes infiltrados en nuestro club. La madre de
Dani odiaba a Bull y se juntó con un agente para destruir al club debajo de las narices de
Dani y Bull. Los muchachos dijeron que se habían ocupado, así que no hice más
preguntas. Parece que debería haberlas hecho.
Miro hacia Shadow quien tiene una mirada más suave en su rostro. Una cosa es
joder con el club, pero cuando involucras a la familia, ese es un nivel completamente
diferente.
—Llama a Doc para que venga y suture ese ojo—ordena Bull.
—Nah, estaré bien—insisto. Bull levanta una ceja en señal de advertencia—. Bien,
haré que lo mire—gruño.
Bobby gira y llama a Doc.
***
Treinta minutos después, aparece Doc con su cabello rubio rebotando sobre sus
hombros y un uniforme verde claro abrazando su figura.
—Está bien, ¿quién disparó a quién?—se burla.
—Lip logró que le patearan el culo—dice Bobby, mordiendo un gran bocado de un
emparedado.
—Vete a la mierda, Bobby, no me patearon el culo. —Lo aparto, y él solo sonríe.
Doc se sienta en la mesa de café justo enfrente de mí, su pequeña bolsa negra
apoyada en el suelo junto a sus pies. Ella sujeta mi barbilla y gira mi cabeza.
—Hay mucha sangre—susurra.
—Estoy bien, de verdad—insisto. Sus ojos se posan en los míos y una sonrisa
comprensiva cruza por su rostro.
—Estoy seguro de que lo estás, pero voy a limpiarlo y al menos ponerle una
mariposa.
—¿Una qué?
Ella saca esa pequeña tira blanca.
—Junta la piel—me informa.
—Ah. —Asiento.
Ella limpia mi corte y pone el vendaje de mariposa en cuestión de segundos.
—Me alegro de haber aclarado eso, Stunt—suena la voz de Bull. Inclino mi cabeza
lentamente y encuentro a Bull y Stunt saliendo de la capilla.
—Sí. Veré lo que puedo hacer. —Stunt estrecha la mano de Bull.
—Vamos a montar, muchachos—ordena Stunt a sus hombres—. ¿Dónde está
Boonie?—pregunta Stunt.
—No lo sabemos. Su moto no está aquí—le informa uno de los Ghost Riders.
—Joder, quién sabe dónde está. Probablemente se fue mientras estaba borracho
anoche. Vamos—continúa Stunt, claramente molesto con Boonie—. Encontrará el
camino a casa.
—Todo listo—dice Doc, poniéndose de pie.
—Gracias, cariño. —Me incorporo y asiento con la cabeza.
—No hay problema. —Sonríe, entonces se acerca moviendo las caderas a Bobby y lo
besa—. ¿Nos vemos para cenar?
—Joder, seguro. Estos hijos de puta no pueden cocinar una mierda. —Bobby sonríe.
—¿Estás bien, hijo?—me pregunta Bull, sentándose a mi lado.
—Bien—respondo.
—¿Estás bien?—pregunta Bull, señalando a Shadow, quien me mira y vuelve la
mirada a Bull.
—Estupendo—masculla Shadow.
—Este tipo Stevin necesita comerse una maldita bala—le digo, irritado porque está
tratando de matarme con mucho ahínco.
—¡De acuerdo!—dicen al unísono Bull y Shadow.
—¿Quieres que lo despache?—pregunta Shadow, sus palabras están sonando
demasiado ansiosas. La expresión de Bull se endurece mientras aparta la mirada.
—No, todavía no. —Bull dirige su mirada a Shadow—. Esa es un alma que yo en
persona quiero entregar a la Parca.

CHERRY
Bajo las ventanillas de mi coche y dejo que la cálida brisa retire mi cabello rubio
rojizo de mi cuello. El tráfico está atascado por un accidente automovilístico y hoy me
llevará mucho tiempo llegar donde Piper. Ella probablemente piensa que lo olvidé.
Apoyando mi codo en la puerta del coche, me froto las sienes. Estoy tan confundida en
tantas cosas. Había sangre y dientes en el suelo del club ayer, nunca pensé que Lip
tuviera eso dentro de él. Sé que tiene un lugar en el club más marginal y famoso de Los
Ángeles, pero el Lip que conozco no es el tipo de persona que no muestra misericordia.
Está chiflado, es un bastardo cachondo y dulce.
Suelto un suspiro de frustración y entro en la calle del Golds Trailer Park. Apago el
motor, tiro mis gafas de sol sobre el tablero y me desplomo en el asiento. Si no sabía que
Lip era capaz de hacer tal cosa, si no sabía que podía ser más oscuro de lo que muestra...
¿qué más no sé sobre él?
Mirando por la ventanilla, veo a Piper en el jungle gym, por supuesto en lo alto.
—Maldita sea—mascullo. Ella sabe que no es seguro estar allí arriba.
Me retiro el pelo en la cara, mechones de él se pegan a mis labios cubiertos de gloss
color cereza, y me arrimo a ella.
—¿Pensé que te dije que no treparas hasta allí?—digo bruscamente, mis manos en
mis caderas.
—Está bien, siempre y cuando te mantengas alejada de ese lado—me asegura. Ella se
balancea desde uno de las barras y muestra una hermosa sonrisa.
—Esta pila de mierda es una trampa mortal—murmuro en voz baja. La barra sobre
la que Piper está colgada se rompe repentinamente y cae al suelo.
—¡Mierda! —Voy corriendo a su lado, la pongo de pie. Ella es tan pequeña y no pesa
casi nada.
—¿Estás bien?—le pregunto, revisándola. Ella levanta la palma y sisea, tiene un corte
de buen tamaño que la atraviesa.
Suavemente tomo su mano y lo miro.
—Bueno, no necesitarás puntos de sutura, pero debes ir a limpiarlo—le recomiendo
—. ¿Te duele?
Ella dispara sus ojos grises de su palma hacia mí, su nariz espolvoreada con
pequeñas pecas.
—Un poco—murmura.
—Ve a limpiarlo. Veré si tengo algo en el coche para arreglar la barra. Pero, por
favor, mantente alejada de la cima. Podrías haberte roto la pierna o algo así—digo con
frustración. Ella asiente lentamente y se dirige hacia su casa.
—Pedazo de mierda—mascullo, pateando el jungle gym. Me dirijo a mi coche y
levanto la tapa del baúl buscando algo para cubrir los bordes dentados de la barra rota,
pero todo lo que encuentro es cinta adhesiva.
—Supongo que servirá. —Lo agarro y jalo un buen pedazo con mis dientes y mis
dedos. Un fuerte zip vibra entre mis dientes y mis dedos mientras lo estiro hasta donde
llegan mis brazos.
Echo un vistazo a la barra plateada, el extremo está oxidado y afilado como el
infierno. Mierda, ella podría necesitar una vacuna contra el tétanos. Me pregunto si Doc
vendría y miraría la mano de Piper sin decírselo a nadie. Me muerdo el interior de la
mejilla ante la idea; no quiero involucrar a nadie más con mis secretos. Agarrando la
barra, comienzo a envolver el extremo de ésta. Necesito decírselo a Lip hoy. Solo se
pondrá peor cuanto más tiempo mantenga a Piper en secreto.
Algo se enreda en mi pelo… una mano. Mi cuerpo se congela y mi boca se abre de
miedo. Mi cabeza es repentinamente tirada hacia atrás y mi cráneo se estrella contra el
jungle gym, mi cabeza hace ruido, y mi visión se vuelve negra, mi cuerpo se siente diez
veces más pesado que antes mientras caigo al suelo. El lado de mi cara se estrella contra
la tierra. Parpadeo rápidamente, tratando de romper lo borroso que reclama mi visión.
Veo a alguien a mi lado, pero no puedo distinguir quién es. La negrura me envuelve.
***
—¡Despierta, perra! —Mi cuerpo es pateado, y toso en la tierra. Mi cabeza late con
angustia, haciendo que me estremezca. Me levanto con mis manos y recuerdo que
alguien me atacó. Me giro rápidamente y un pequeño grito abandona mis labios.
—Eric—lloriqueo.
—Dime que estoy viendo un maldito fantasma. Se supone que tu culo está muerto.
—Me señala con el rostro rojo por el sol. Está más corpulento que la última vez que lo
vi, más musculoso, su cabello rubio ha crecido y está recogido en una cola de caballo. Él
tiene unos pantalones vaqueros azules rotos y una camisa de franela roja que está
abierta mostrando su piel bronceada. Doy un paso atrás y lo miro.
—¡Vete a la mierda. —Le digo a través de los dientes apretados.
—¿Cuánto tiempo has rondado a mi hija?— me pregunta, su labio superior
levantado.
—¿Te refieres a nuestra hija? El tiempo suficiente para saber que apestas criando a
una niña pequeña—le respondo con furia.
Él echa bocanadas y sus dientes se aprietan.
—Corre. Será mejor que corras—me amenaza, su tono es profundo y monstruoso.
—No me asustas. —Me levanto y acomodo mi camiseta sin mangas blanca y lo
fulmino con la mirada—. No me voy a ir tan fácil, esta vez no. Conozco gente ahora,
gente que te hará comer tus jodidos dedos para cuando terminen contigo—lo amenazo.
—Seh. Eso ya lo veremos. —Él levanta la barbilla—. Voy a buscar mi arma. Si estás
aquí cuando regrese, mataré tu culo de basura blanca. —Se da la vuelta sobre el talón de
su bota y se dirige hacia su casa. Mi bravata huye de mi cuerpo y empiezo a respirar
pesadamente. Mi corazón se siente como si golpeara mi pecho con tanta fuerza que
pudiera explotar. Me agarro el pecho y trato de calmar mi rápida respiración, pero no
resulta. Estoy entrando en pánico. Me doy la vuelta y miro el trailer park. La gente está
parada en sus porches observando, sin hacer absolutamente nada acerca de lo que acaba
de suceder. Acelero el paso y corro despacio hacia mi coche. Tan pronto como mi culo
golpea el asiento, veo a Eric bajando violentamente los escalones de su porche, con un
rifle en la mano. Arranco el coche y salgo del estacionamiento de grava haciendo
chirriar los neumáticos, polvo y humo son lo único que veo en el espejo retrovisor.
Miro el reloj en mi tablero: 1:30 p.m. Perdí la noción del tiempo, perdida en mis
pensamientos sobre Lip. Los domingos Eric sale al mediodía. Yo solita caminé
directamente hacia mi ataúd. Eric contratará, o encontrará a alguien para que me mate.
Tengo que contarle a Lip. Tengo que contarle al club.
Mis manos comienzan a temblar, mi pecho se agita con emoción. Muevo las ruedas
hacia un lado y me detengo. No puedo evitarlo; dejo caer las lágrimas que han estado
pinchando mis ojos. Poniendo mi cabeza entre mis manos, lloro. Lloro porque el
hombre que amo es alguien al que no conozco, porque tal vez nunca vuelva a ver a
Piper. Inclino mi cabeza hacia atrás y respiro profundamente. Bajo la visera parasol y
me miro en el espejo. La esquina de mi ceja está abierta, sangre seca se pega en el lado
de mi cara.
—Mierda—barboteo en voz baja. Me lamo el dedo y trato de limpiarla, pero más
sangre sale de la herida.
Me doy por vencida y cierro bruscamente la visera. Voy a necesitar puntadas.
CHERRY: Hola. Necesito un favor.
DOC: ¿Qué pasa?
CHERRY: Tengo un corte que necesito que mires, pero no le digas a Lip.
Necesito ser quien le diga a Lip, no ella. Los segundos se sienten como minutos
mientras espero su mensaje de texto.
DOC: Arrímate al hospital. Dejaré que la recepción sepa que vienes.
Suspiro de alivio y regreso a la carretera.
***
—Entonces, ¿qué pasó?—me pregunta Doc. Sus manos frías toman mi barbilla y
giran mi cabeza, obteniendo una mejor vista de mi corte.
—No puedo—me detengo e inspiro profundamente.
—Lo entiendo, y no tienes que decirme. Pero necesitas puntadas—me informa ella.
Doc está saliendo con Bobby del club, y es maravillosa. Ella corrió al club cuando
estaba en la peor clase de infierno con su esposo, y ellos la aceptaron inmediatamente a
cambio de sus deberes de médico. Ante todo, ella debería ser una inspiración para mí.
Es el principal ejemplo de que alguien puede escapar de un ex y que todo salga bien.
Ella lanza su pelo rubio sobre el hombro y toma unas toallitas para limpiarme el
rostro.
—Esto va a doler—me advierte, sus ojos azules me prometen que esto me va a doler
como una perra. Cierro los ojos y asiento.
Diez minutos más tarde, no puedo sentir el lado derecho de mi rostro, y tengo
pequeños puntos negros brillantes que entran y salen de mi ceja.
—No le diré a Lip que estuviste aquí, pero algo me dice que se va a dar cuenta—dice
Doc con una sonrisa en el rostro.
—Probablemente—mascullo, empujándome fuera de la cama del hospital—. Voy a
decirle, solo... necesito encontrar las palabras correctas, ¿sabes? —La miro y veo sus ojos
compasivos brillando en mi dirección.
—Lo entiendo. No obstante más temprano es mejor que tarde. —Suspiro, sabiendo
que hace seis años hubiese sido un mejor momento—. Pueden sacarse en dos semanas
—me instruye—. Mantenlos limpios y secos.
—Entendido—respondo.
Tomo los documentos de salida de la recepción y me dirijo a mi automóvil.
Buscando en mi bolsillo para enviarle un mensaje de texto a Lip para saber si regresará
a casa esta noche, noto que olvidé el teléfono en la habitación del hospital.
—Maldita sea. —Giro sobre mis talones y vuelvo al hospital cuando escucho una
gran explosión detrás de mí. La presión y el calor insoportables me lanzan hacia
adelante como a un palito. Las palmas de mis manos se raspan contra el asfalto y la piel
de mis rodillas se desgarra. Toso y levanto la mirada, encontrando mi pequeño
escarabajo rojo en una nube de humo negro, llamas rojas y naranjas lamiendo dentro y
fuera de él.
Un grupo de enfermeras y doctores salen corriendo por las puertas del hospital.
—¡Cherry!—grita Doc corriendo a mi lado.
—Estoy bien—grazno.
Doc mira mi coche, luego a mí y su expresión se vuelve de preocupación.
—No sé exactamente lo que no quieres contarle a Lip, pero estoy pensando que será
mejor que se lo digas ahora. —Aparto mi mirada de ella y la regreso a mi coche.
—El club te protegerá, Cherry; solo tienes que ser lo suficientemente fuerte como
para pedir ayuda.

LIP
El teléfono vibra en mi bolsillo. Lo saco y me doy cuenta de que es Cherry.
—¿Sí?—respondo.
—¿Lip? —Mi cuerpo se congela con el sonido de su voz. No lo reconozco, suena
asustado, incluso aterrorizado.
—Cherry, ¿estás bien?
—Necesito que vengas a buscarme. Estoy en el hospital. —La línea se corta.
—¡¿Cherry?!—grito en el teléfono, pero ella ha colgado. Mi cuerpo se congela, como
si alguien acabara de derramar hielo sobre mí.
—¿Estás bien, hombre?—pregunta Shadow, levantando una ceja.
—Algo no está bien. Cherry está en el hospital. Me tengo que ir—digo, ya de pie.
—¿En el hospital? ¿Doc está bien?—pregunta Bobby.
—No sé nada, excepto que Cherry está en el hospital y algo está mal—respondo.
—¡Vamos!—grita Bull, saliendo a grandes zancadas por las puertas del club.
Al llegar al hospital, hay un camión de bomberos detenido en el estacionamiento
junto a tres patrulleros. Mis manos se aprietan y mi pulso se acelera.
Tan pronto como estaciono mi moto, encuentro a Cherry apoyada contra el edificio,
un policía con una libreta parada frente a ella.
—¡Cherry!—grito, corriendo hacia ella. Ella se aparta de la pared y se precipita hacia
mí.
Se estrella contra mi cuerpo y mis brazos la rodean como un escudo, protegiéndola
de lo que pueda haberla asustado.
—Creo que tenemos lo que necesitamos aquí—dice el policía, alejándose.
Coloco la cabeza de Cherry debajo de mi barbilla y veo a Bobby tranquilizando a
Doc cerca de las puertas del hospital.
Miro hacia su coche, ni siquiera puedes reconocerlo.
Retrocedo y tomo su barbilla en mi mano, levantando su cara para que me mire.
—¿Qué pasó, Cherry? —Al mirarla con detenimiento, noto los puntos en su cara.
¿Ella los tiene por lo del coche?
—Me encantaba ese maldito coche—dice con los dientes apretados, la ira se derrama
de cada palabra.
—¿Qué le pasó a tu cara?—la interrogo. Ella empuja sus palmas contra mi pecho y
mira por encima del hombro a Doc. Levanto una ceja con suspicacia y miro a Doc, quien
le hace un gesto con la cabeza. Cherry asiente en respuesta, como algún maldito código
secreto de chicas. Cherry cuadra los hombros y levanta la cabeza.
—Necesito la protección del club.
***
—¿Estás bien, cariño?—pregunta Bull desde la cabecera de la mesa. Cherry se
encoge de hombros. Nunca la he visto tan derrotada antes, es como si fuera una persona
completamente diferente. Los hombres lo notan también, puedo decirlo por la expresión
de preocupación escrita en sus caras.
—¿Te refieres a además de que alguien está intentando matarme e hizo explotar mi
maldito coche? —Cherry niega con la cabeza con ira, pero su tono está lleno de pena.
—¿Por qué no nos cuentas desde el principio lo que está sucediendo exactamente?—
le digo.
Cherry se sienta en su silla y se frota los brazos.
—Tengo ese ex, él me persigue—masculla—. En realidad, ni siquiera es un ex, ya
que una aventura de una noche no convierte a alguien en un ex. —Se ríe a medias. Los
pelos de mi brazo se levantan y miro a Bull, sus ojos se encuentran con los míos con
complicidad.
—¿Qué quieres decir? Necesito más que eso—presiona Bull, su tono suave se ha ido.
—Quiero decir, he estado merodeando por el trailer park aunque no debería. Sé que
dijeron que había rivales allí, que necesitaba mantenerme alejada, pero yo… —Cierra
los ojos y aprieta la mandíbula—… simplemente no pude.
—¡Qué diablos, Cherry! —ruge Bull. Ella le lanza una mirada, su expresión de
tristeza reemplazada una vez más por una de ira.
—No pude. No lo entiendes. —Cherry empuja las palabras a través de los dientes
apretados y las lágrimas llenan sus ojos.
—¿Por qué no nos lo aclaras entonces?—le digo, cansándome de estos juegos de ida
y vuelta.
Cherry me lanza una mirada con sus hermosos ojos grises. Ellos tienen una tristeza,
como una persona diciéndole adiós a alguien que ama. Como si se fueran a la guerra y
nunca los pueda volver a ver.
—Mi hijita vive en ese trailer park—murmura, las lágrimas están cayendo de sus ojos.
Ni siquiera la habría escuchado si no estuviera mirando sus labios. Me levanto de la
silla, mi corazón palpitando peligrosamente.
—¿Qué diablos quieres decir con tu hijita?—me enfurezco.
—Solo eso, mi hijita. Eric me la arrebató, lo hizo solo para lastimarme. Para mostrar
un punto. Después de que la perdí en la corte, fui a hablar con el juez. Entré para
encontrar a Eric y a su abogado sobornando al juez y a mi abogado para que perdiera el
caso. Les dije que los liquidaría y que recuperaría a mi niña. Intentaron matarme, huí y
no he vuelto a saber nada desde entonces—habla sin parar, paseando sus ojos entre los
míos y los de Bull.
Arrojo hacia atrás la silla, la ira está llenando mi pecho.
Me vuelvo y la miro fieramente.
—¿Quién mierda eres? ¿Cómo puedes ocultarme algo así? —Curvo mi labio con
repugnancia.
—¿Yo? ¿Quién mierda soy? ¿Quién mierda eres, Lip?—me grita Cherry.
—Pienso que esta farsa ha terminado, Lip. Creo que es hora de que le digamos. —
Bull suspira, y mi cabeza se dirige hacia él. La ira que estaba llenando mi pecho se
convierte en temor.
—¿Qué?—digo entre dientes.
—¿Decirme qué?—se encoge Cherry.
—Lo sé, yo ordené esto. Yo, y lo hice para protegerte. —Bull saca un cigarrillo del
paquete y lo enciende. Shadow se reclina en su asiento y exhala un largo suspiro. Una
vena se hincha en mi cuello por la repentina cantidad de sangre corriendo por mi
cuerpo. Temía que este día llegaría. Sin embargo, nunca supe qué iba a hacer cuando
llegara, porque sé que dejé que las cosas fueran demasiado lejos con Cherry. Pero está
aquí, y ahora ella me odiará. Ella me detestará.
—Maldita sea, dímelo ahora mismo—exige Cherry frunciendo el ceño.
—El juez de tu caso, él vino a verme. Me pidió que me encargara de ti. En una
palabra, que te matara. Está sucio, si aún no lo has notado. Está en nuestra nómina, así
como estamos en la suya. Cuando me contó tu difícil situación, le dije que no. No me
estaría involucrando en su suciedad. El juez Calhoun arrojó dinero en efectivo sobre mi
mesa y me dijo que tenía veinticuatro horas para reconsiderar mi oferta o que estaría
destrozando mi club y tendría a otro club liquidándote. Al día siguiente, la policía local
emboscó a nuestro club. Me rompí el brazo y la nariz. Digamos que acepté esa
oportunidad de reconsiderarlo que me ofreció. Le dije que me encargaría de ti, y que
sería mejor que cuidara mi espalda con cualquier caso que llegara a él—explica Bull.
Las palabras que Bull está a punto de vomitar me hacen latir el pulso en los oídos.
—Después de que acepté la orden me entregó tu expediente. Contenía lo de siempre.
Fotos, certificado de nacimiento, dónde viviste, donde ibas, todo. Cuando vi tu foto,
pensé que me resultabas familiar, pero no sabía cuán familiar hasta que revisé tu
certificado de nacimiento. Conocí a tu padre. Nosotros nos conocíamos de toda la vida,
pero él comenzó a beber y nunca fue el mismo después de eso. A ti apenas te reconocí
porque llegabas a la altura de las rodillas de un saltamontes cuando te vi por última
vez. —La cara de Bull se contrae con tristeza—. Tu padre era un borracho colérico,
Cherry. Le rompí la mandíbula una vez cuando lo vi que se ponía rudo contigo. Ese fue
el final de nuestra amistad, y nunca lo volví a ver. —Esto es todo nuevo para mí. No
sabía nada de esto, de hecho no sabía nada. Recibí mis órdenes y dónde encontrarla. Eso
fue todo. Traté de obligarlo para que me dijese más a través de los años, pero él me
contestó que lo que tenía que saber era lo que sabía.
—¿Cómo te encargaste de mí? ¿Por qué no me mataste? Estoy confundida. —Cherry
frunce el ceño, las lágrimas surcan sus mejillas sonrosadas. Tengo que curvar los puños
para contener el impulso de secarlas. Cuidar de ella. Un viejo hábito. Bull lentamente
aparta sus ojos de Cherry hacia mí.
—¿Qué? —Cherry sigue su mirada. Sus ojos se abren de par en par y su pecho se
levanta cuando se da cuenta de que me enviaron a silenciarla—. No. —Su labio inferior
tiembla. Me quedo mirándola, sin vacilar.
—Me temo que sí. No podía ordenar que te golpearan, Cherry. Cuando te vi, todo lo
que vi fue una niñita que comenzó su vida con una injusta desventaja. Entonces, envié a
Lip por ti. Le dije que te mantuviera alejada del trailer park, a salvo y que te hiciera feliz.
Que hiciese lo que fuese necesario para que te sintieras como en tu casa—continúa Bull.
Los ojos de Cherry se llenan de lágrimas otra vez, su rostro con expresión enojada
mientras me clava una mirada de traición. Mi boca se seca, y me trago el duro bulto
formándose en mi garganta.
—Fui un trabajo—susurra—. ¡FUI UN MALDITO TRABAJO!—grita. Ella gira la
cabeza, las lágrimas caen de sus ojos. Me siento como una maldita polla; nada en mi
vida se ha comparado con el dolor que está atravesando mi pecho en este momento. Yo
causé esas lágrimas en su rostro. Yo la estoy lastimando. Yo.
—Intenta relajarte, Cherry. Fue por tu propio bien, cariño—intenta razonar Bull con
ella, pero obviamente no conoce a Cherry. Ella lo mira ferozmente, su expresión le dice
que se vaya a la mierda. Me sorprende que ella no le arroje una silla, ni me la arroje a
mí, dadas las circunstancias.
—Entonces, ¿él supo de Piper todo este tiempo?
—No, no le contamos sobre Piper. De hecho, no le dijimos nada. Él era un candidato
en ese momento. Hice que Shadow te rastreara, y le dije a Lip dónde encontrarte—
responde Bull.
Ella niega con la cabeza y sus ojos están cerrados con fuerza.
—¿Por qué no me dijiste todo esto, por qué hacer…? —Se atraganta con sus palabras.
—Tenía mis razones egoístas, Cherry—dice Bull con voz áspera—. Este estilo de vida
no es todo arcoíris y unicornios, si no lo has notado. Todo el mundo ha sido puesto a
prueba de una forma u otra para ganarse un lugar aquí.
—Explícalo. ¡Merezco saber por qué no pudiste decirme lo que estaba sucediendo
durante los últimos seis años!—grita ella.
La cara de Bull se endurece.
—Lo chantajearía contigo si alguna vez ese hijo de puta rompía nuestro acuerdo—
escupe él, su tono sin endulzar una puta cosa. Cherry se estremece y vuelve a cerrar los
ojos—. Todo el mundo ganaba. Tú estabas viva y a salvo, y yo tenía mi seguro. —
Fulmino con la mirada a Bull ante el tono insensible.
—Cherry, yo…
—No—me interrumpe Cherry. Ella rueda sus labios uno sobre el otro y exhala un
largo y cansado aliento. Miro a Bull, sus ojos tienen una mirada de disculpa.
—Ni siquiera somos reales, Lip. Lo que siento por ti ni siquiera es real, ¿verdad? —
Se enjuga las lágrimas y suspira en voz alta—. Hemos terminado—solloza ella.
Al escucharla decir esas palabras, mi corazón se sobresalta con pánico y mis ojos
pican. Aprieto los dientes, enojado de que mis emociones estén sacando lo mejor de mí.
—Pensé que el destino te había enviado a protegerme, a cuidarme, pero todo era una
mentira. El que te envió fue el mismísimo diablo en persona. —Señala a Bull y él suspira
pesadamente.
—Cherry, solo detente y escúchame—exijo, el tono de mi voz es duro.
—Les daremos a los muchachos un minuto—afirma Bull, mientras él y Shadow se
alejan de la mesa.
Tan pronto como se van, acerco una silla y tomo su mano. Se aparta de mí y me mira
con una mirada que hace que mis pelotas se encojan.
—Cherry—digo lisonjero. Levanta una mano y cierra los ojos, girando su cabeza
lejos de mí.
Miro hacia mis botas y juego con mis manos.
—Lo siento, bebé—mascullo. Me siento como una mierda. Nunca quise lastimarla;
solo estaba siguiendo órdenes. Este club es mi familia, mi vida. Hice lo que tenía que
hacer, incluso si no me gustaba.
—No me llames así—dice bruscamente con los dientes apretados. Lentamente
levanto mi cabeza para encontrar sus ojos llenos de lágrimas mirándome. He visto a
Cherry llorar quizás dos veces en todo el tiempo que hemos estado juntos. Ver sus
hermosos ojos llenos de tristeza, me duele.
—Yo era un trabajo. Un maldito trabajo para ti. Me enamoré de ti, Lip. —Ella inclina
la cabeza hacia un lado, una lágrima cae de su hermoso ojo—. La forma en que me
cuidaste, me mostraste afecto, ¿no significó nada? ¿O era parte del trabajo también?
¿Alguna vez fue genuino o Bull te dijo que fueras así?
Respiro con fuerza y me paso la mano por la cabeza. Es complicado. Traté de no
amar a Cherry, y todavía no estoy seguro si estoy enamorado de ella al 100%. A lo largo
de los años, al ver que solo ella me visitaba en la cárcel, su rostro iluminándose cuando
me veía llegar a casa, cayendo en puro éxtasis cuando la follaba. Ella creció en mí. Pero
cuando le dije a Cherry que la amaba, fue porque Bull me lo había dicho, y no porque la
amara. Sé que me importa Cherry en algún nivel, pero no puedo identificar mis
sentimientos hacia ella. ¿Son porque Bull me dijo que los representara, o son
verdaderos? Estoy jodidamente confundido.
—Sí, me dijo que me preocupara por ti, que fuese un caballero.
Un lamento escapa de sus labios. Levanta la mano, apoyando los dedos en su boca,
como si intentara evitar mostrarme que está tan afectada.
—Eso lo explica todo. Como eras antes y como eres ahora. Tus mentiras finalmente
te pillaron. ¡Tu máscara de mentiras estaba DESLIZÁNDOSE! —Ella lanza un vaso de la
mesa, haciendo que se estrelle violentamente contra la pared—. Seis años. Todo fue una
mentira... durante seis malditos años. Aquel día que Bull apareció con mi parche, eso
fue él, ¿verdad?—masculla. Miro hacia abajo y asiento con la cabeza.
—¡Maldito idiota! —Ella me empuja con fuerza, y la ira se enciende en mi pecho—.
Tú eras el diablo con máscara de santo. —Frunzo el ceño. ¿Me está tirando versículos de la
Biblia?
—No fuiste exactamente sincera conmigo tampoco, Cherry—digo con desprecio,
recostándome en mi asiento y descansando las manos detrás del cuello. Su cabeza gira
violentamente en mi dirección, sus mejillas sonrojadas por la ira.
—No estaba exactamente en la posición de decirte que tenía una hija pequeña—dice
bruscamente.
Me burlo.
—Cierto. Seis años no fueron suficientes, ¿eh?
—¡Vete a la mierda! —Se levanta de la silla, las lágrimas cayendo por su rostro—. Te
di más que mi corazón, Lip. Te di mi maldita alma. —Ella se agarra el pecho, y mi
insensible corazón, se siente como si ella agarrara mi pecho y lo estrujara—. Puede que
no haya estado en el camino correcto cuando nos conocimos, pero al menos yo tenía mi
alma. Te amé y amé a este club; pensé que todos ustedes eran mi familia. Haría lo que
sea por mi familia. Cuando una dama quiso vengarse, allí estuve consiguiendo sangre a
la par de ella. Este club y tú ennegrecieron mi espíritu y ¿para qué? —Ella extiende las
manos, de manera hostil—. ¡Para que todo sea en vano!—grita, su cara se vuelve casi
púrpura—. Ya ni me reconozco.
Me levanto y la agarro por la camiseta, acercando de un tirón su pecho al mío.
—Tienes razón. Eres diferente. Averiguaste quién eres y encajaste en el lugar—digo
enfurecido, mi paciencia se ha agotado. Ella actúa como si fuera un maldito ángel y yo
le arruiné la vida—. Era un maldito candidato. Estaba cumpliendo órdenes, Cherry. ¿No
crees que quería decírtelo? —La sacudo con fuerza hacia mí y ella solloza—. Fue tan
difícil para mí como lo fue para ti. Ahora. Maldición. Cálmate.
— ¡No! Tú no me dices que me calme. De hecho, ya no me dices nada más. Hemos
terminado. —Ella me aparta a empellones, sus ojos tienen una expresión de odio—. Eres
un maldito mentiroso—sisea.
—Eres una maldita hipócrita. Tu mentira no es menor que la mía. Los dos mentimos,
ambos entramos en esto ocultándonos verdades.
—Ni siquiera podías mirarme a los ojos después de que saliste de la cárcel, Lip. Así
que supongo que puedes agradecer a Dios que hayamos terminado.
La agarro por la cara y la acerco a mí, mi paciencia con ella desaparecida.
—¿Alguna vez se te ocurrió pensar que no podía mirarte a la cara porque estaba
viviendo una jodida mentira que me quemaba cada vez que te miraba? Me estaba
enamorando de ti, Cherry, pero no sabía si era porque me lo pidieron o porque
realmente estaba sucediendo. Ni siquiera me conoces; quien soy en el fondo puede que
no sea el hombre que quieres amar.
Ella aparta su cara de mi agarre, y sus ojos se entrecierran.
—Supongo que nunca lo sabremos. ¿Verdad? Porque el hombre del que estoy
enamorada no existe. —Ella se enfurece en la última parte y empuja mi pecho con
fuerza.
Doy un paso atrás y me froto la barbilla. La idea de que tiene una hija pequeña, una
niñita a la que ha estado viendo durante años y de la que nunca me ha contado, me
molesta más que nada. Ella es una madre, un papel que nunca pensé que Cherry
tomaría.
—Sí, puedo decir lo mismo de ti—mascullo, colocando ambas manos en mi nuca. Se
arroja el cabello sobre el hombro y se seca las lágrimas de las mejillas.
—No importa. He terminado. Hemos terminado. Me estoy yendo de aquí y lejos de...
—No tan rápido, cariño—manifiesta Bull, entrando de nuevo en la habitación,
Shadow siguiéndolo de cerca. Shadow me da una mirada comprensiva, claramente sabe
que no estoy en la mejor de las situaciones en este momento.
—¿Perdón?—dice malhumoradamente Cherry
—Es muy peligroso allí afuera, y además, viendo que no cumplí con mi palabra al
juez, él puede perseguir mi club. No necesito que te venga a buscar e intente utilizarte
en su provecho o alguna mierda de esas. Eso no sería bueno para ninguno de los
involucrados. —Bull se sienta en su silla y pone las botas sobre la mesa, no pareciendo
tan agitado como yo.
—Entonces, ¿qué se supone que significa eso?—pregunta Cherry.
—Encierro—responde Shadow.
Cherry se burla y pone los ojos en blanco. Por lo que escuché cuando estaba en la
cárcel, cuando el club estaba recluido, Cherry se convertía en una desaparecida en
acción. Ella no es una persona de seguir órdenes. Es una de las muchas razones por las
que me siento atraído por ella.
—Será mejor que mantengas tu pequeño culo en este club, ¡maldita sea!—le ordena
Bull. Él baja la cabeza, su cabello oscuro brillaba contra las luces—. Si tengo que
encerrarte en una habitación para mantener tu obstinado culo a salvo, lo haré—la
amenaza.
—¡BIEN!—grita Cherry, con las manos extendidas a ambos lados.
—Enviaré a Lip para que te traiga algunas cosas. Estaremos un poco apretados con
todos aquí, así que compartirás una habitación con él. —Shadow sonríe burlonamente,
sabiendo en qué posición me está metiendo. Cabronazo.
—Oh, eso será... —Cherry asiente sarcásticamente y se muerde el labio—. Eso será
perfecto—continúa.
—Shadow, encuentra mañana a este ex novio; quiero conocer todos sus
movimientos. Infórmame tan pronto como puedas y luego haremos nuestro
movimiento. Nosotros resolveremos esto, Cherry. —Ella frunce los labios y asiente—.
Puedes irte ahora—indica Bull.
Cherry pasa junto a mí y sale de la habitación en un arranque de furia. Suspiro
pesadamente y me dejo caer en la silla. Me duele el pecho con un dolor que nunca había
experimentado antes.
—¿Estás bien, hijo?—me pregunta Bull y asiento con la cabeza.
—¿La amas?—me pregunta Shadow. Me meto las manos en los bolsillos, pensando
en esa pregunta, no seguro de cómo responderla, cuando mis manos tocan mi campana
de Gremlin. La saco y la miro. El cromo está manchado, pero todavía tañe todo el
tiempo. Eso me molesta mucho.
—Tienes treinta minutos, recluso—gritó el guardia de la prisión antes de cerrar la puerta.
Cherry llevaba un vestido blanco que le llegaba a los muslos, con tacones altos blancos. Mi polla
instantáneamente se puso dura como una piedra. Yo la deseaba, desesperadamente. Había pasado
demasiado tiempo desde que mi polla sintió la humedad que su coño tenía para ofrecer. Me
acerqué a ella y la agarré por debajo de los muslos, levantándola en el aire. El olor a cerezas y
flores flotaba a mi alrededor. Respiré hondo. El olor era un aroma a libertad, un aroma que me
recordó mis mentiras y pecados con una mujer que no deseaba más que mi frío corazón. ¿Por qué
se quedaba? ¿Por qué se preocupa tanto por mí? Aprieto los dientes. Porque la hice creer que era
algo que no soy. Cierro los ojos y la vuelvo a apoyar en el suelo. Alejar mis dedos y distanciarme
de ella es casi tan doloroso como mirarla a los ojos todos los días. Ella se rió, envolviendo sus
brazos alrededor de mi cuello.
—Te traje algo—susurró. Frunzo el ceño.
—¿Me trajiste algo?—le pregunté. Su cara se iluminó con un sonrojo rosado mientras
extendía el puño y lo abría. Parecía una especie de campana con la forma de una calavera.
—Es una campana de Gremlin—me informó ella.
La agarré, y sonó.
—¿Cómo conseguiste entrar esto aquí?—le pregunté, mirándola.
—Tengo mis maneras. —Ella sonrió, se encogió de hombros y luego sonrió con más fuerza—.
Utilicé mis ojos de cachorrito y les aseguré que no podrías matar a nadie con eso. —Se rió—. Lo
vi en la tienda de moteros. Dijo que ayuda a evitar que los espíritus malignos o los Gremlins se
entrometan con tu moto y hace que tus viajes sean más seguros.
Arrastré mis ojos de la campana hacia ella. Esos ojos grises me cortan, cortan mis paredes de
vergüenza y culpa. No importa lo mucho que me sienta una mierda, parece que no puedo escupir
las palabras de que ella es un trabajo.
—Nadie me ha dado algo antes—mascullé. Su rostro se congeló y sus labios se separaron.
—Te amo, Lip—susurra. Mis bolas se hundieron en la boca del estómago y mi pecho se
contrajo con una emoción desconocida. La agarré por la parte posterior de la cabeza y la atraje
hacia mí, el olor de su champú floral era fuerte. Cerré los ojos, lo aspiré y le di un beso en la
frente. No creo que alguna vez pueda decirle, porque ese será el día en que deje de mirarme como
si yo fuera su mundo, su maldito hombre.
—¡LIP! —Aparto mis ojos de la campana para ver a Bull y Shadow mirándome
atentamente.
—¿Qué?—mascullo.
—¿La amas?—repite Shadow. La pregunta golpea mi pecho como un rayo.
—No lo sé. Antes, te hubiese dicho que no, pero ahora no estoy seguro. —Vuelvo a
mirar la campana y froto la yema del dedo sobre ella—. Me ha empezado a gustar—
mascullo.
—Lip, creo que es mejor para todos si te alejas. Déjala en paz. Solo déjala ir, hombre
—sugiere Shadow. Mi pecho se eleva con cada respiración furiosa que inspiro. Frunzo
el ceño y aprieto la mandíbula.
—¿Dejarla en paz?—le pregunto. Shadow se queda mirándome antes de mirar a
Bull, inseguro—. Me la diste, la pusiste en mis malditas manos, y le diste el parche que
dice que es MI propiedad. Eso significa que es malditamente mía. —Golpeo mi puño
sobre la mesa—. ¡Mía! Elegiré lo que hago con ella. No me dirán que me mantenga
alejado de ella. —Me levanto de la mesa y golpeo mis nudillos contra la madera—. Ella
es mi maldita propiedad—reafirmo con voz profunda y áspera.
—No era mi intención que fueras y te enamoraras de ella, Lip—dice con voz áspera
Bull, pasándose las manos por el pelo.
Mis cejas se fruncen, luego se relajan. La comprensión de que de hecho puedo amar
a Cherry envía un dolor a través de mi pecho. Ceñudo, señalo a Bull y Shadow.
—Solo... —Sacudo la cabeza, pensamientos de amor y odio se arremolinaban en mi
maldita mente—. Solo quedaos fuera de esto—digo entre dientes antes de marcharme.
Capítulo 9
CHERRY
Cierro con fuerza la puerta de lo que una vez fue el cuarto de Lip y mío. El portazo
hace vibrar las botellas de cerveza y perfume sobre la cómoda. Me hundo en el suelo,
mis manos se enredan en mi pelo en mi momento de angustia.
—¿Cómo puede ser? ¿Cómo pudo haber sucedido? —Lloro. Esta pesadilla de horror
que me está envolviendo. La guadaña que el mismo Diablo usó para arrancarme el
corazón del pecho, fue tan dolorosa, que en las profundidades tal vez no vuelva a ser la
misma. Mi labio inferior tiembla con la idea de haber sido engañada durante tantos
años. Me enamoré de Lip, compartí cosas con él que nunca he compartido con nadie
más. Cierro los ojos y las lágrimas se deslizan por mis mejillas.
Sabía que Lip estaba ocultando algo. Yo lo sabía. No lo sospeché hasta hace poco,
cuando su máscara de Príncipe Azul comenzó a deslizarse. Lo divertido es que preferí
el Lip jodido y pervertido, por encima de ese falso Lip que era antes. Supongo que es,
porque en el fondo siempre supe que era más de lo que dejaba ver, que era capaz de
causar caos.
Mis manos son puños por mi ira. Fui tan estúpida como para pensar que un tipo al
lado de la carretera se enamoraría de mí y me invitaría a ser parte de su familia tan
fácilmente como Lip lo hizo. Fui lo suficientemente ingenua como para levantar mis
defensas, como para volver a confiar. Solté mis alas y volé con el viento, solo que el
viento se convirtió en una tormenta hostil y fui arrastrada en su dirección antes de
darme cuenta de lo que estaba sucediendo.
—¡Maldito hijo de puta!—grito. Sigo gritando, tan fuerte que me arde la garganta,
pero no me detengo. Continúo gritando, exigiendo que este dolor enterrado en el
interior se vaya de inmediato.
Me paro sobre mis temblorosas piernas, mi voz casi se ha ido y mi garganta se siente
como si me hubiera tragado hojitas de afeitar. Deslizo los brazos a lo largo del tocador
en un rapto de ira. Una por una, las botellas vacías, la ropa y los cosméticos salen
volando por la habitación.
—¡Mentiroso hijo de puta!—grito con mi voz ahora ronca, agarrando el poster de la
chica medio desnuda que cuelga en la pared y desgarrándolo. Agarro cada foto de
coños pretenciosos colgando en las paredes y las rompo por la mitad.
—¡Te odio! ¡Te odio! —Lloro, arrancando las mantas y sábanas de la cama. La cama
en la que Lip y yo follamos, o lo que pensé que era hacer el amor, muchas veces antes.
Las sábanas se enredan alrededor de mis brazos, deteniéndome para no tirar el
colchón al suelo. Qué apropiado, las sábanas suaves que representan alivio y paz me
atrapan en su fuerte agarre. Me doy la vuelta y me retuerzo, tratando de liberarme, pero
caigo al suelo sobre un montón de tela.
Mi furia y angustia se sofocan con las mantas que me envuelven en un capullo, mis
emociones me atravesaron con tanta fuerza que nada escapa sino un torrente de
lágrimas y jadeos.
Seis años de mentiras. Seis años de engaños. Seis años de falsa emoción y secretos
subyacentes. No veo que podamos regresar de esto alguna vez.
***
—¿Cherry? —Abro mis ojos lentamente, viendo nada más que las sábanas grises.
Eventualmente cedí a mis sentimientos y me cubrí la cabeza con las sábanas, soltando a
los gritos todo sobre el maldito suelo. Debo haberme quedado dormida.
—Cherry, cariño? —Es Dani.
—¿Qué?—grazno, mi garganta se siente como una hamburguesa cruda. Los ojos me
arden y los siento hinchados por tanto llorar, y mi garganta está áspera de gritar y
gritar. Me siento agotada... usada.
Las sábanas son levantadas y las luces de arriba brillan con tal fuerza que respingo y
giro la cabeza.
—Maldita sea, chica—susurra Dani, su rostro acarrea compasión. Levanto mi mano,
deteniéndola.
—No lo hagas. No necesito esa mierda. Solo vete—exijo, señalando a la puerta sin
mirarla. Yo no soy débil. No lloro y no tengo problemas de relación. Sin embargo, aquí
estoy con todo lo antedicho. No necesito que alguien me juzgue, o sienta pena por mí.
Solo quiero que me dejen en paz.
—No me des esa mierda. Siéntate. Te traje un refresco frío y algo de música. —Dani
me toma del brazo y me tira hacia arriba.
—¿Alguien te ha dicho alguna vez que eres un grano en el culo?—mascullo
sentándome derecha. Empujo mi espalda contra el tocador y la miro con los ojos
entrecerrados. Ella es hermosa, tiene el pelo largo y oscuro, ojos verdes, y una camiseta
roja ajustada con pantalones cortos negros. Nunca imaginarías que tuvo dos hijos con
su figura.
—Sí, Shadow me lo dice todo el tiempo. —Se ríe y cierro los ojos. En serio, no quiero
pensar en los hombres en este momento—. Shadow me contó lo que sucedió. Lo siento,
Cherry. Le patearía el culo a Lip si te hiciera sentir mejor, pero sé que no lo hará. —Ella
se desliza hacia abajo, sentándose directamente frente a mí. Apoya su espalda contra la
cama, arrojándome una lata de refresco de entre sus piernas hacia mí.
—El mamarracho soy yo porque realmente amo Lip. Oscuro, liviano, todas sus
facetas—me mofo y agarro el refresco. La ira reemplaza lentamente el dolor, pero no lo
suficientemente rápido.
—Oí que tampoco fuiste muy honesta con él.
Mis ojos se clavan en los de Dani y ella levanta una ceja, esperando una explicación.
En cambio, levanto la tapa de la lata de refresco y dejo que el contenido gaseoso se
deslice por mi dolorida garganta.
—En serio, Cherry, ¿cómo pudiste no decirme que tienes una hija?—continúa. Dejo
el refresco y clavo los ojos en ella con una mirada furiosa.
—No estaba en condiciones de decirle a nadie, Dani. Yo no era una madre, me
quitaron mis derechos. Veía a Piper por las mañanas cuando podía, y tuve que ser muy
cuidadosa al respecto. Tenía hombres muy peligrosos detrás de mí. No podía
arriesgarme. —Bajando la mirada, manoseo la parte superior de la lata.
—Piper, ese es un lindo nombre.
Sonrío, y luego las lágrimas pinchan mis ojos ardiendo.
—Oh, Cherry —La voz de Dani está llena de compasión. Ella se desliza por el suelo
y me brinda un cálido abrazo—. Está bien—susurra en mi cabello. Lentamente la aparto
de mí y me limpio debajo de los ojos. Tengo que mantener el ánimo en alto, tengo que
dejar esta mierda de compadecerme.
—Estoy bien. Realmente, estaré bien—le aseguro. Creo que una parte de mí sabía
que había más en Lip, un lado más oscuro y tortuoso. Una bestia interior que acechaba
en las profundidades de sus ojos, o en el gruñido en el tono de su voz cuando estaba
enojado. Siempre estuvo ahí. Solo me negué a reconocerlo. Estaba demasiado decidida a
encontrar a alguien que fuera amable y gentil, que me hiciera sentir como una jodida
princesa después de que Eric me matara emocionalmente. Ahora es el momento de
soportarlo y enfrentar a la bestia de la que estoy enamorada.
—Sabes que te apoyo, ¿verdad? —Mis ojos llorosos encuentran los de ella y mi labio
inferior tiembla con la necesidad de berrear.
—¿Cómo? No soy una dama. No soy parte de este club. ¡Lip no me quería aquí,
Dani! —Mi voz comienza a elevarse y Dani solo niega con la cabeza, una pequeña risa
se eleva de su pecho.
—Realmente importa poco lo que Lip quiera. Mi padre te dio ese parche de
propiedad, ¿verdad? —Asiento, sin estar seguro a lo que quiere llegar.
—Mi padre te entregó un parche. Él te quería como familia, y te hizo una de
nosotros. Puedes arrancar 'Propiedad de Lip', ¿pero ese balancín de los Devil's Dust?
Eso no es mentira, eres mi legítima hermana. —Ella me da una sonrisa silenciosa. Me
duele el corazón, no de pena, sino de amor y adoración hacia Dani. Ella es fuerte,
hermosa, y la mejor maldita hermana que podría pedir.
Ella se pone de pie y cuando miro hacia arriba, veo un iPod negro en mi línea de
visión.
—¿Qué es esto?—le pregunto, tomándolo de ella.
—Es mío. Lo escucho mucho cuando estoy de algún determinado humor o necesito
resolver mis emociones; o cuando no sé cómo sentir, la música lo hace por mí.
Asiento con la cabeza.
—Gracias, Dani—susurro.
—Tengo que volver allí. Zane probablemente está enloqueciendo a Bobby en este
momento. Ánimo, Cherry.
Me paro sobre mis piernas cansadas y agarro las sábanas.
—Oh, ¿y Cherry? —Me giro, encontrando a Dani a la mitad de la puerta de la
habitación.
—¿Sí?
—Si tú realmente amas Lip, lastímalo. Muéstrale a qué está renunciando. —Ella
sonríe y cierra la puerta. Frunzo el ceño, no estoy segura si quiero o no a Lip. Una parte
dentro mío todavía lo hace, pero mi mente está confundida sobre si sería inteligente
perdonarlo.
Rehago la cama y me quito el sujetador y los pantalones cortos. Estoy tan cansada,
que todo lo que quiero, es subirme a esta cama y dormir. Solo escuchar música y dormir
durante este encierro. Apago las luces y me pongo los auriculares. La canción Locked
Away de R. City se reproduce. Arqueo una ceja, insegura de la canción al principio.
Nunca la había escuchado antes. A medida que la letra avanza, le habla directamente a
mi alma, contando la historia de mi vida. Una lágrima resbala de mis ojos cansados
mientras la canción me da una serenata a lo largo de la realidad y las emociones que
estoy tratando de negar. El hecho de que no he deseado nada excepto estar allí para Lip,
y sin embargo aquí estoy, dándole la espalda, sin escuchar una palabra de lo que está
diciendo. La canción me guía a través de emociones y sentimientos que no puedo
ordenar ni explicar, hasta que mis sentidos sucumben ante el sueño.
***
La cama se hunde, la sensación de calor se escabulle y el olor a menta fresca flota a
mi alrededor. Lip. Me giro sobre mi vientre y miro para encontrar a Lip poniéndose
cómodo junto a mí en la cama. ¿Ha perdido la razón?
—Lo siento, ¿estás loco?—le pregunto, mi voz está amortiguada por el sueño. El
viaje de autocompasión ha terminado, y ahora estoy enojada. Estoy malditamente
enojada y realmente solo quiero es adornar a Lip en su cara.
Lip apoya su cabeza en el dorso de sus manos y mira hacia el techo.
—No hay ningún otro lugar donde dormir. El club está lleno, Cherry—me explica,
sonando irritado, como condescendiéndome. Me crispa los nervios.
Me levanto con mis brazos, tomo la almohada de debajo de él y la tiro al suelo.
—¿Qué diablos? —Se inclina para agarrar su almohada, y rápidamente meto los pies
en su espalda y empujo su culo fuera de la cama. Él aterriza con un fuerte golpe, y me
muevo hacia el medio de la cama.
—Te gusta tanto mentir, ¿por qué no te acuestas con la alfombra, cariño?—sugiero
con la voz más condescendiente que puedo reunir.
Él se empuja para levantarse del suelo y se pone de pie. No puedo verlo porque está
muy oscuro, pero puedo decir que sus brazos y su pecho están hinchados y contraídos
con ira. Está enojado, y sin duda inmovilizándome con la mirada más furiosa. Bien.
—Tal vez lo olvidaste, con tu nariz tan levantada, pero también me mentiste,
princesa. Entonces, ¿por qué no te acuestas en el suelo conmigo? —Él agarra el colchón
y en un movimiento rápido lo saca del somier, y aterrizo con un golpe.
Mi boca se abre ante la sorpresa. Lip agarra su almohada y la esponja antes de
tenderse en el suelo junto al colchón.
—Ahí, ahora estamos parejos. Dos mentirosos, uno al lado del otro. —Él inhala—.
Somos iguales.
Frunzo el ceño, y mis dedos se clavan en el colchón.
—Sí. Te mentí, Lip, ¡pero no tuve elección! —grito.
Lip se sienta y se inclina, su cara casi tocando la mía.
—¡Ni yo tampoco!—me devuelve el grito.
Nos sentamos así, nariz con nariz, nuestras respiraciones enojadas y hostiles, pero
sincronizadas entre sí. Nunca he visto a Lip tan enojado, tan furioso. Antes de que lo
encerraran, si alguien no estaba de acuerdo con él, me miraría y despacharía a la otra
persona. Solía pensar que tenía los pies en la tierra y no se preocupaba por tonterías. No
sabía que solo estaba siendo falso.
Me alejo primera y me acuesto, dándole la espalda.
***
El sonido de gritos y pisadas fuertes en el pasillo me despiertan de mi sueño. Abro
los ojos lentamente y me encuentro colgando medio fuera del colchón. Levanto la mano
para limpiar el sueño de mis ojos, encontrando la mano de Lip entrelazada con la mía.
Mi palma está caliente y sudada, y él está tan cerca del colchón como puede. Sus ojos se
abren y rápidamente me encuentro levantando nuestras palmas unidas.
—Mierda—susurra, arrebatando su mano de la mía. Llevo mi palma sudada hacia el
pecho y miro hacia otro lado.
—Jesús, ¿qué demonios está pasando ahí afuera?—pregunta Lip, mirando hacia
nuestra puerta cerrada.
—No estoy segura. También me despertó—mascullo. Lip se levanta, se pone de
rodillas, apoyando sus codos sobre ellas antes de deslizar sus dedos en su cabello
desordenado. Mis muslos se aprietan; Dios, me encanta cuando hace eso. Cierro los ojos
y niego con la cabeza. No, no reacciones a él.
—Iré a buscar algo para desayunar—insiste, parándose.
—No puedo comer—le digo. Todavía tengo un nudo en el estómago por todo esto, y
no me apetece comer. Lip arquea una ceja mientras mete sus piernas en unos pantalones
vaqueros.
—Deberías comer algo—insiste. Me burlo e inclino mi cabeza hacia un lado.
—Vete a la mierda—digo con desdén.
—Lo que sea, muérete de hambre. Eso realmente me enseñará—masculla, agarrando
su camiseta del suelo y dando un portazo detrás de él.
Contraigo los dedos y aprieto los dientes.
—¡Grrr!—grito. ¡Este hombre jodidamente me enfurece!
¿Quién agarró la mano de quién anoche cuando estábamos durmiendo, yo o él?
Niego con la cabeza y me paro para buscar algo de ropa. Es igual. Necesito
concentrarme en salir de aquí y encontrar una manera de recuperar a mi hija. Esas son
mis principales prioridades en este momento.

LIP
Camino por el pasillo, el olor a huevos está flotando en el aire por todo el club. Con
suerte, las damas se reunieron e hicieron el desayuno para todo el club y no solo para
sus hijos.
—¡Devuélvemelo!—grita Addie, persiguiendo a Zane por el pasillo. Salto fuera del
camino mientras los dos pasan corriendo. Addie es la hija de Doc, y Zane es el hijo de
Shadow y Dani. No sé cuántos años tienen. Zane es pequeño, y Addie es más grande.
No soy bueno con los niños. Creo que se remonta a mi infancia o alguna de esas
mierdas. O eso es lo que me dijeron los psiquiatras en prisión, de todos modos. Mi
padre era un hombre duro e hizo de mi vida un infierno. Me llamaba marica y me decía
que debería haber salido de mi madre con una vagina en vez de bolas.
—¡Phillip, será mejor que le pegues ese maldita pelota béisbol como un DeLuca!—gritó mi
padre desde las gradas. Tragué saliva y bajé la visera de mi gorra de béisbol. Mi padre se veía
enorme sentado en las gradas con el resto de los padres. Llevaba pantalones vaqueros azules y
una camiseta blanca ajustada que cubría su fuerte torso con firmeza, y por supuesto llevaba
puesto el chaleco de cuero, mostrando que era un Outlaw a todos los que estaban sentados en las
gradas. El presidente del Sin City Outlaws MC, para ser exactos. Mi padre empujó su bota en el
asiento frente a él y asintió con firmeza, su bronceada piel italiana brillaba con el sudor que el sol
le causaba. Respiré profundamente y giré en la base para enfrentar al lanzador, decidido a golpear
esa maldita bola al campo de al lado. Iba a demostrarle a mi padre que valía la pena, que no era el
hijo del que estaba avergonzado. Mi hermano Zeek era el orgullo y la alegría de mi padre, siempre
metiéndose en problemas y quedándose atrapado en las trampas de la ley. Mi padre quería que yo
fuera como mi hermano, pero le mostraré a mi padre que puedo brillar de una manera que no
implique actividad criminal.
El lanzador miró detrás de él a sus otros compañeros de equipo antes de volver la mirada
hacia mí, tenía una sonrisa ladina en el rostro. Tommy Ricci. Mi padre me decía muchas veces
cómo necesitaba pasar el rato con Tommy, dejar que me contagiara algo de él, que podía aprender
una o dos cosas de él. Pero Tommy es solo un pandillero. Es cruel con las chicas, y un maldito
limpia culos con aquellos que lo llaman amigo. Él roba, también; lo atrapé robando del bolso de
nuestra maestra el otro día. Yo, por supuesto, no dije nada. Estoy empezando a pensar que mi
padre quiere que sea malo, que eso haría que me ame más.
Tommy lanzó la pelota, y yo me balanceé.
—¡Strike uno! —Mierda. Golpeé el bate de béisbol en la base y lo sujeté con fuerza. Tommy
se rió entre dientes y lanzó la pelota de nuevo. Otro strike.
—Vamos, muchacho—sonó mi padre detrás de mí, su tono mezclado con humillación.
Tommy bajó la cabeza, clavando los ojos en mis inseguridades. Lanzó la pelota, y yo cerré los
ojos y volví a balancearme.
—¡Strike tres! ¡Estás fuera!
Joder. Solo dejo que el otro equipo gane.
—Buen trabajo, Phillip—uno de mis compañeros de equipo chocó contra mi hombro dejando
el campo. Dejé caer el bate y lentamente gire, encontrándome un padre furioso. Salí del campo y
mi padre se levantó de las gradas. Enderezó su gran cuerpo y estaba encima de mí. Me encogí
ante su sombra. Agarró la parte de atrás de mi camiseta y me arrastró hacia el automóvil.
—Eres una deshonra para el nombre DeLuca. Tú no entiendes la sensación de fracaso, eso es
seguro. —Tiró con fuerza de mi camiseta y me empujó dentro del coche—. Ni siquiera pareces
italiano, por el amor de Dios. —Bajó la cabeza y la sacudió, su bota pateando las piedras a sus
pies. Crucé los brazos e intenté con todas mis fuerzas no llorar delante de todos los demás niños y
padres. Tenía diez años, ya era una edad difícil, pero tener a mi padre respirándome en la nuca
era aún más difícil.
—Vamos, Phillip. Trata de anotarte en algunas jodidas clases de ballet o algo así.
Los gritos me sacan de los recuerdos de mi niñez, y continúo hacia la cocina. Me
froto los ojos, que están ardiendo por la falta de sueño. No pude dejar de mirar a Cherry
anoche. Es jodidamente hermosa. Hay algo sobre estar libre de las mentiras con las que
tuve que convivir durante tanto tiempo, estar libre de la presión que el club me confirió.
Ahora veo a Cherry con otra luz. Ella mintió sobre tener una hija; su desafío me excita,
pero me cabrea. Amo lo salvaje que es, lo quebrada que está y lo tozuda que puede ser.
Me mantiene alerta. Necesito una chica que se mantenga interesante, que pueda
romperme las pelotas. Que me haga querer domarla y estar orgulloso de que sea mía.
Me muerdo el labio inferior. Sin embargo, eso no me pone menos enojado por su
mentira.
Addie entra corriendo a la cocina, estrellando la puerta contra la pared.
—¡Jesús!—grito mientras Zane me aparta del camino.
—Bienvenido al desayuno—dice Tom Cat, metiendo un plato de cartón de huevos
revueltos en mi pecho. Agarro el plato y niego con la cabeza.
Dani se mueve en su asiento, haciendo rebotar a su bebé más reciente, Delilah, en su
cadera.
—¡Maldita sea, Zane, te dije que dejaras de perseguirla!—dice Dani.
—Está bien, Dani. Solo es un niño—intercede Bull, metiéndose un montón de
huevos en la boca.
—Sabes, pensé que éramos moteros malos. ¿Cuándo este lugar se convirtió en un
parque de niños?—masculla Tom Cat.
La puerta se abre de golpe y entra Cherry. La visión de ella me hace atragantarme
con un huevo. Lleva puesta una camiseta negra con las mangas arrancadas, sus pechos
casi se salen, y unos pantalones vaqueros cortos que antes habían sido largos, hilachas y
flecos cuelgan a lo largo de su piel pecosa.
—¿Estás bien allí?—pregunta Tom Cat, dándome palmadas en la espalda. Golpeo mi
pecho y respiro profundamente para limpiar mi tubo de aire.
—Sí—grazno. Observando el culo de Cherry mientras camina hacia la cocina, tengo
que dar la vuelta y mirar hacia la pared. Mi polla está creciendo rápidamente dentro de
mis pantalones, y no tiene signos de calmarse. Ella, edificando una pared entre
nosotros, la vuelve mucho más tentadora. Es como la fruta prohibida del jardín de los
MC, y la deseo. Quiero romper cada regla, ceder ante la tentación y al demonio con las
consecuencias solo para poder tenerla por última vez. La deseo sin saber en mi cabeza
que es un trabajo. Solo ella y yo, sin mentiras entre nosotros. Quiero explorar los
sentimientos que tengo cortando mi pecho como un cuchillo abrasador.
—Muchachos, vayamos a la capilla y resolvamos este lío, ¿de acuerdo? —Bull se
levanta de la mesa y se limpia la boca con una servilleta.
—¿No debería ir?—pregunta Cherry.
—Nah, no ahora, cariño. Primero déjanos resolver esta mierda.
—Quiero a mi hija, Bull—balbucea Cherry. Mi polla acaba de caer en picado, el
recordatorio de que ella me mintió me quita las ganas por completo. Me muerdo el labio
con rabia. Nunca pensé que me mentiría, que podría ser tan manipuladora, y eso me
cabrea muchísimo. Me convertí en un marica, y bajé la guardia. Bull me dijo que fuera
ese jodido Príncipe Azul, y lo hice, por un tiempo. Pero cuando salí de la cárcel y vi a
Cherry orgullosa de ser mi mujer, ya no podía soportar más la actuación. Quería que
ella conociera al verdadero yo.
—Primera orden del día: Cherry y este maldito lío—dice Bull en una exhalación—. Si
alguno de ustedes está perdido, aquí están los hechos. Cherry se metió en un lío con el
juez Calhoun, y él vino a nosotros para que nos encargásemos de eso. Lo convertí a Lip
en una distracción y la mantuve bajo control. Pero aparentemente, nuestra querida
Cherry no ha sido tan honesta con todos. Se suponía que ella se había ido, que nos
habíamos encargado. Pero ahora saben que ella está aquí y es un problema, y ahora es
nuestro problema—aclara Bull la confusión.
—Lo siento, tal vez soy solo el morboso aquí, pero ¿por qué no la matamos o le
pagamos para que se fuera a algún otro lado cuando sucedió esta mierda?—pregunta
Old Guy. Aprieto los dientes por su audacia.
—Bueno, íbamos a hacerlo, pero conozco a Cherry desde que era una bebé. —Bull
niega con la cabeza—. No podía matarla, o ponerla por allí sabiendo que la matarían,
así que tomé la decisión y la mantuve bajo el radar. Entonces, ahora que todos estamos
al corriente, ellos saben que no la matamos, y van a venir aquí buscando represalia.
— Qué jodido lío, hombre—masculla Bobby, pasando sus manos por su cabello.
—Estoy de acuerdo—agrego.
—Shadow, encuentra a este novio o padre del bebé, lo que mierda sea hoy. Averigua
lo que sabe, y exactamente quién la persigue—ordena Bull.
—Lo tienes. —Shadow asiente.
—Voy—le digo.
—¡No! —Bull me señala.
—¿Qué mierda quieres decir con 'no'? —Mis fosas nasales se ensanchan con ira.
—Estás demasiado distraído y no necesito joderlo—explica Bull.
—No estoy distraído—digo con desdén.
—No estoy de acuerdo, hijo. Si hubieras dejado la mesa anoche y te hubieras quitado
la frustración machacando un pedazo de culo joven, tal vez. Pero cuando anoche te
ofrecí mi habitación, o incluso un maldito catre en la habitación principal, declinaste
ambas para estar con ella en tu habitación. —Él me señala con un dedo firme—. Eso
estar jodidamente distraído.
—Estoy de acuerdo—se ríe Shadow y yo frunzo el ceño y lo fulmino con una mirada
de 'cierra la puta boca'.
—Te quedas, Lip. —Bull baja el martillo. Contraigo mis manos con irritación.
Estoy tan jodidamente confundido y enojado. Odio a Cherry. Deseo a Cherry.
Quiero lastimarla y follarla. Soy un completo desastre.
Solía culpar al trabajo por mis confusos sentimientos. Traté de construir una barrera
de lo que era real y lo que era falso, pero la represa que construí para proteger mis
emociones pronto comenzó a resquebrajarse, mi afecto y deseo de cuidarla agrietando la
pared que me mantenía en calma. Ahora que la misión se ha terminado, puedo sentir
esas pequeñas grietas convirtiéndose en algo imparable. Cherry me importa, ya sea que
quiera admitirlo o no. Es mía y mataré a cualquier hijo de puta que intente dar un paso
adelante.

CHERRY
Coloco mi plato vacío en el fregadero y regreso al dormitorio. Comí algo, pero no
tengo apetito. Siento que todos me miran. Un escalofrío recorre mi espina dorsal con
una repentina ansiedad. Todo el mundo sabe que solo fui un trabajo para Lip.
Probablemente estén pensando Esa pobre chica. Fue y se enamoró de él, y nada de eso era real.
Cierro la puerta de un portazo y agarro el colchón, empujándolo con todas mis
fuerzas para volver a ponerlo sobre el somier tapizado. Después de finalmente ponerlo
en su lugar, me arrastro sobre la cama. Mis ojos pinchan con las ganas de llorar. Inspiro
profundamente por la nariz y cierro los ojos. No lloraré. No lloraré.
La forma en que Lip actuó como si todo fuera un trabajo está en conflicto con mi
corazón. Juró que me amaba, la forma en que me miraba cuando estábamos juntos decía
eso. La manera en que se preocupaba tanto por mi bienestar, no podía haber sido todo
porque le ordenaron que cuidara de mí... ¿verdad?
Un pequeño golpe suena en la puerta. Pongo mis ojos en blanco y me siento,
doblando mis piernas al estilo indio.
—¿Qué?—digo bruscamente.
Dani entra con Delilah, su hija menor, en su cadera, seguido de cerca por Doc.
—¿Estás bien?—me pregunta Dani, sentándose en la cama. Se pasa el pelo sobre el
hombro y me mira fijamente con sus tristes ojos verdes. Aparto mis ojos de los de ella y
miro a Delilah, que está recogiendo un pedazo del póster roto.
—Mierda, Delilah, no—regaña Dani, agarrando el póster.
Doc toma el lugar de Dani en la cama y extiende el brazo hacia mi cara. Me sujeta la
barbilla y gira mi cabeza ligeramente, mirando las puntadas en mi ceja.
—¿Cómo se sienten?—pregunta ella, arrastrando su dedo con una manicura perfecta
sobre ellos.
Me encojo de hombros.
—Está bien, supongo. Pican un poco—respondo.
—Sí, prueba con un poco de Vaselina. Estoy segura de que con todos estos hombres
cachondos por aquí, puedes encontrar alguna. —Sonríe, y no puedo evitar reírme.
—¿Te vas a esconder aquí durante todo el encierro?—escupe Dani, sosteniendo a
Delilah en su cadera.
—Guau, directo al grano, ¿eh? —Me río entre dientes.
—Bueno, quiero decir, no es ningún secreto que estás evitando a todo el mundo. —
Dani se ríe y mis mejillas se calientan con humillación.
—Tranquilízate, Dani; no la culpo. Este club... —Doc sacude la cabeza—. Digamos
que a veces puede ser poco convencional. La orden que tu padre le dio a Lip fue
retorcida y tú lo sabes. —Doc mira por encima de su hombro y frunce el ceño a Dani.
—No, estoy de acuerdo que lo fue. Pero es lo que tenía que hacerse. —Dani se
encoge de hombros. La profundidad de su lealtad a este club es algo que envidio. No
importa cuán equivocado puedan estar los Devil's Dust, ella siempre los apoyará.
—En cualquier caso, Cherry es un ser humano. Tiene sentimientos. Lip podría haber
sido un poco menos, no sé, personal sobre todo el asunto. —Doc inclina la cabeza y se
mordisquea el labio inferior—. ¿Dijo que te amaba? ¿Te hizo el amor?
Me giro y miro por la ventana junto a la cama. El cielo está oscuro; me pregunto si
habrá una tormenta.
—Bien, ¿lo hizo?—pregunta Dani.
Las lágrimas que estaba tratando de contener llenan hasta el borde de mis párpados
y desbordan.
—Una vez, pero la forma en que hacía el amor conmigo antes era tan íntima, como si
me estuviera diciendo que me amaba a través del sexo. Pensé que solo era un tipo que
no hacía la mierda pastosa y que comunicaba cómo se sentía a través de sus acciones. —
Jugueteo con mis dedos—. Lip fue muy tenaz cuando nos conocimos, y fue tan
impetuoso. Él y yo estábamos en una oleada de lujuria, en un mar de sábanas enredadas
un día si otro no. Sin embargo, tal vez eso es todo lo que era… lujuria. O tal vez me
enamoré tan rápidamente que me cegué.
—Ay. Ni siquiera puedo imaginarme—masculla Doc.
Dani se acerca, colocando su mano sobre mi rodilla.
—Amo a este club. Haré cualquier cosa por este club. Pero la razón por la que
vinimos aquí fue para decirte que eres una de nosotras, de cabo a rabo. Lip fue
demasiado lejos en ese... ese trabajo. Haremos que su culo pague—me promete Dani.
—Malditamente seguro—coincide Doc.
Me río y me limpio las mejillas.
—Gracias, amigas, pero probablemente solo lo empeorarán—les aconsejo.
—Probablemente—coincide Dani—. Pero lo haríamos por ti.
—Está bien, pero gracias. —Sonrío.
—Tienes que averiguar si solo fuiste un trabajo para Lip, o si fue algo más—agrega
Doc—. Veo la forma en que te mira. Le importas, Cherry. —Bajo la cabeza y me muerdo
el labio inferior. Aunque no estoy segura si quiero saberlo. Tengo miedo de que no
fuera más que un trabajo y Lip solo fuese un actor realmente bueno.
—No actúes como si no quisieras saber. Lo amas, Cherry, y si te vas sin saberlo,
siempre te preguntarás si realmente te amaba—me dice Doc. Pongo los ojos en blanco y
pellizco la manta en la cama.
Delilah suelta una risita, y mis ojos se disparan a la niña. Me duele el corazón.
Quiero a Piper con tanta fuerza. Solo quiero abrazarla, tener sus pequeños brazos
envolviéndome y sacarme esta amargura.
—Todo esto terminará, y antes de que te des cuenta, recuperarás a tu hijita y ella
estará aquí con las nuestras. —Dani sonríe, su tono optimista.
—Sí, entonces puedes volverte loca con nosotras—dice Doc y se ríe.
Mi corazón se hunde, se me revuelve el estómago y siento que puedo vomitar. La
idea de recuperar a mi hija es demasiado para mí como para manejarlo. Lo deseo. Lo
ansío desesperadamente. Aunque nunca pensé que fuera una posibilidad.
La puerta se abre y Tom Cat asoma la cabeza.
—Dani, Doc, es posible que quieran venir aquí. Zane enredó un Hot Wheel en el pelo
de Addie. —Un fuerte grito se escucha desde el pasillo—. Sí, ella está cabreada. Sin
embargo, Zane piensa que es gracioso. —Tom Cat se ríe entre dientes.
Dani y Doc se dan una mirada conocedora antes de salir corriendo por la puerta del
dormitorio.
Tan pronto como se cierra, suspiro aliviada. No sé cuántas sesiones de terapia más
puedo tener con esas dos. Me hacen... sentir. No quiero sentir. Solo quiero perderme en
una tumba de oscuridad, no sentir nada. Una tranquilidad de la tierra del nunca jamás.
Una tierra donde nunca pasa nada malo, y la única sensación que experimentas es de
entumecimiento.
***
Me despierto con el sonido del trueno y gruño. Lentamente me siento en la cama y
veo un plato de comida junto a la puerta. Me perdí la cena, ¿o fue el almuerzo? Levanto
las rodillas y apoyo los codos encima de ellas. Inspecciono la habitación… está toda
mugrienta. Suspiro con un sonido de terror. Tal vez si limpio este lugar, me ayudará con la
manera en que me siento. Me arrastro fuera de la cama y pateo algunos posters. Agarro el
iPod que Dani me dio desde la cómoda y deslizo las canciones, aterrizando en Look Good
For You de Selena Gomez. Mis ojos se animan con las letras, las ideas pasan por mi
mente. Tanto como no quiero que me importe si Lip tiene verdaderos sentimientos por
mí, sé que realmente él me importa debajo de todo mi resentimiento. Me muerdo la uña
y miro la cómoda. Me pregunto qué haría Lip si entro en el club usando algo muy
revelador. ¿Le importaría, o se desentendería del asunto ahora que las órdenes han sido
levantadas? Si él reacciona, entonces sabré que era más para él que un trabajo. Si no
hace nada, entonces sabré cuál es mi lugar, y tendré que avanzar por mucho que me
pueda doler hacerlo. Pero al menos no me castigaré pensando y si.
Abro el cajón de la cómoda y comienzo a revolverlo, encontrando un pequeño
vestido rojo hecho una bola en la parte posterior. Perfecto.
Lo paso sobre mi cabeza, el material de seda se adhiere a mis muslos. Es ceñido y
muestra mis curvas a la perfección. Veo unos tacones negros debajo del tocador y
también me los pongo. Con todos los hombres en el club, seguramente puedo conseguir
al menos uno que mire con estos. Si puedo hacer que Lip se ponga celoso, entonces sé
que tengo algún efecto sobre él.
Muevo mi cabeza, desordenando mi cabello, dándole ese volumen sexy. La puerta se
abre y tiro mi cabeza hacia atrás, encontrando a Lip mirándome. Sonrío burlonamente y
paso mis manos por mi cabello. Aquí vamos, la verdad está a punto de ser revelada.
Sus fosas nasales se dilatan y sus manos se aprietan en puños. Mi corazón late
erráticamente contra mi pecho, no estoy segura de lo que significa su reacción.
—¿Qué estás haciendo?—me pregunta, su tono de voz bajo y áspero, el sonido de
eso haciéndome cosas.
Me encojo de hombros, no muy segura de mí misma.
Se frota la barbilla, sus ojos me desnudan de la cabeza a los pies.
—¿Te puedo ayudar con algo, Lip? —Inclino la cabeza hacia un lado y frunzo el
ceño.
Sus ojos están entornados, su pecho sube y baja rápidamente, pero no responde.
Sintiéndome nerviosa, tiro del vestido hacia abajo y doy un paso hacia él.
—Disculpa. —Intento rodearlo, pero él me agarra del codo.
—No vas a salir allí con eso. —Sus ojos se entrecierran mientras libero de un tirón el
codo y hago una mueca.
—Ya no tienes que decirme qué hacer—me enfurezco antes de pasar junto a él,
dirigiéndome hacia el pasillo.
Atrapo a Bobby al final del pasillo, y su boca se abre. Golpea a Kane en el brazo, sin
quitarme los ojos de encima, y Kane me sonríe burlonamente. Antes de que pueda dar
un paso más, mi mundo se pone patas arriba y me arrojan sobre un ancho hombro.
Usando mis manos, me empujo hacia arriba para encontrar el excelente culo de Lip.
—¡Lip, bájame!—le grito, pero él no responde.
Entra en nuestra habitación y golpea la puerta, dejándome caer sobre la cama.
—¡Quítatelo ahora!—me ordena. Parece que lo puse celoso.
—¿Por qué? ¿Por qué te importa? —le pregunto, mis dedos se clavan en las sábanas.
Su rostro está rojo, las venas sobresalen de su cuello. Él me mira una vez más y entonces
se adelanta y sus manos agarran la parte superior del vestido rojo, rasgándolo justo en
el centro, dejando mis tetas desnudas y tanga negra. Un gruñido sale de su pecho y
retrocede.
—¡Eres mía, maldita sea! ¡Mía, ya sea que quieras o no! —Empuja su rostro a
centímetros del mío, gritando en mi cara. Giro la cabeza, mirando la pared. Está
enojado, bien. Bienvenido al club, amigo. Se sienta a horcajadas sobre mí y empuja su peso
sobre mi torso, presionándome contra el colchón con firmeza. Jadeo mientras su boca se
estrella en mi cuello.
—¡Lip!—grito, tratando de apartarlo con la mano. Él chupa fuerte, causando que un
dolor agudo se eleve de mi cuello. Finalmente suelta mi hombro, sus ojos oscuros me
inmovilizan.
—Te pones esa mierda de nuevo y te arrojaré sobre ese bar y te follaré frente a cada
hermano en este maldito club—me amenaza. Lentamente se levanta y se va, dando un
portazo detrás de él.
Aprieto los dientes y grito. Salgo de la cama, mi ajustado vestido rojo cuelga sobre
mí como una bata. Entro de prisa al cuarto de baño, giro la cabeza hacia un lado y noto
el oscuro chupón en mi cuello. Él me reclamó.
Supongo que eso responde la pregunta. Yo no era solo un trabajo para él. Él tiene
sentimientos por mí. ¿Pero puedo perdonarlo por mentir? Frunzo el ceño; aunque mentí
también. ¿Podemos superar nuestras mentiras?
Me pongo unos vaqueros rasgados y una camiseta naranja, y me dispongo a contarle
a las chicas lo que acaba de ocurrir. Quizás puedan decirme qué hacer a continuación.
Al acercarme al área principal donde todos parecen congregarse, oigo gritos y
gruñidos. Sigo el ruido hasta afuera del club. Los Ghost Riders están aquí, y se
enfrentan cara a cara con los Devil's Dust. Me tapo la boca, mi corazón golpea mi pecho
con miedo.
—Todo lo que digo es que nunca apareció en el club, y que fue visto por última vez
aquí—señala el presidente, Stunt, a Bull. Stunt gira su cabeza y la baja de una manera
amenazante, inmovilizando a Lip con una mirada de muerte—. Y tu hombre aquí se
metió con él por ponerle las manos encima a su coño. —Frunzo el ceño ante su insulto.
Lip aparta a codazos a Bobby del camino e infla su pecho de esa manera que hace
cuando está enojado. Stunt levanta los hombros; están nariz con nariz, y mis palmas
están sudando de miedo.
—Será mejor que mires con quién carajo está hablando—amenaza Lip. Stunt
rápidamente lanza su mano detrás de la espalda y saca una pistola negra. Jadeando,
doy un paso hacia adelante, pero Dani rápidamente me agarra por el hombro para
evitar que vaya más lejos.
—Sé exactamente con quién carajo estoy hablando—gruñe Stunt, sosteniendo el
cañón del arma contra la cabeza de Lip.
—Hazlo. Maldición hazlo, marica—se burla Lip. Un gemido sube por mi garganta
de puro miedo. Lip está loco; nunca lo he visto encarar la muerte con una pistola en su
cabeza y que no le importe una mierda. Siempre ha sido tan juicioso, y no uno que
aceptara un enfrentamiento. Pero eso fue antes de que él se fuera, antes de la verdad de
que solo estaba actuando como un Príncipe Azul. Éste es el verdadero Lip. Éste es quien
es. Imprudente, sin aprecio a la razón. Sin embargo, aquí estoy de puntillas, lista para
correr en su defensa. Todavía lo amo, lo quiera o no.
—¡Lip!—grito, tratando de llamar su atención. Gira lentamente la cabeza y su dura
expresión se suaviza cuando me ve. Él baja la mirada, como si le doliera que lo estuviera
viendo así.
—Mira, tu hombre fue advertido sobre entrometerse con mi propiedad. Él la lastimó,
y yo tomé represalias. Hice lo que tenía que hacer para protegerla —confiesa Lip, su
actitud de “no me importa un carajo” desaparecida. Mis ojos se vuelven hacia Stunt,
curiosa si le disparará a Lip.
—Vamos, Stunt. En todo caso, este lame culo nos hizo un favor—agrega uno de los
Ghost Rider.
—No importa. Era un hermano, tenía algo de lealtad—dice cortante Stunt.
El tipo se acerca; es más bajo y tiene una gran panza cervecera.
—Casi consiguió que me mataran después de follar a una dama de otro club, que
resultó ser propiedad de un jodido presidente. Era imprudente, él no tenía lealtad y tú
lo sabes. —El tipo mira a Lip—. Deja que el chico se vaya y vámonos a casa.
Stunt mira de reojo a Lip como si estuviera pensándoselo. Inspecciono a los Devil´s
Dust, notando la mano de Bobby en su arma, ubicada en la parte posterior de sus
pantalones vaqueros, y Bull manipulando la pistola en su funda. Irían a la guerra con
otro club para proteger a Lip. Son una hermandad, envidio eso sobre este club. La
lealtad es el ADN común que corre en su sangre, todos lo tienen.
Mi mano es agarrada por una palma más pequeña. Mirando a mi lado, Dani me da
una sonrisa silenciosa y me aprieta la mano. Ella me cuidaría la espalda sin importar
nada, lo sé y lo siento. Soy familia.
—Sí. Bien, pero ya no estamos abiertos para negociar—responde Stunt, volviendo a
colocar el arma en la parte de atrás de su cintura.
—Creo que es lo mejor—acepta Bull. Todo el mundo parece relajarse cuando los
Ghost Riders se retiran a sus motos. Ahora que el espectáculo ha terminado, todos
comienzan a diseminarse, pero parece que no puedo moverme. Mis ojos están pegados
a Lip. Él le dijo a ese hombre que lo mate, y al hacerlo, me di cuenta de que él todavía
me importaba, que quería intentar resolver nuestras mentiras. ¿Pero él? Lip finalmente
avanza hacia mí, sus dientes están mordiendo su anillo labial.
Se detiene frente a mí y cruza sus brazos, su postura es arrogante. Levanto mi mano
hacia atrás y le doy una bofetada en la cara. Su cabeza se inclina hacia un lado, sus
brazos se descruzan para agarrar su rostro.
—No vuelvas a hacer eso nunca más—digo con desdén, las lágrimas llenan mis ojos.
Él retira su mano, revelando una huella roja brillante. Resoplo y regreso a la habitación,
enfadada porque hace que me preocupe por él, cabreada porque lo amo, y furiosa por
haberme subido a la parte trasera de su moto.
***
La hora de la cena comienza, consiste en hamburguesas y patatas fritas. Tomo un
tomate del refrigerador y comienzo a cortarlo en rodajas para la bandeja de
guarniciones.
—Cherry, no me gustan los 'matos'. Saben raro—dice Zane, levantándose de
puntillas para verme cortarlo en rodajas.
—¿Eso crees? —Me río. Él arruga la nariz y asiente.
—Sí, tampoco soy una gran admiradora de ellos—coincido.
—Mi mami dice que debería comerlos porque son buenos para mí. —Zane saca la
lengua y yo suelto una risita.
—Bueno, las mamis saben más que nadie. —Sonrío. Zane actúa como si fuera a
vomitar y sale corriendo. Niego con la cabeza y agarro una cebolla para cortarla a
continuación. Tan pronto como el cuchillo la atraviesa, siento que la habitación cambia
y mi espalda se tensa. Levanto la mirada y encuentro a Lip agarrando un plato. Pasan
segundos, pero se sienten como minutos. Miro con mis ojos entornados y encuentro a
Lip mirándome fijamente una vez más. Se me paraliza la respiración y un dolor agudo
embarga mi dedo.
—¡Ay! —Jadeo, mis ojos miran mi dedo. La sangre brota de él. Maldición, me lo corté.
El calor sube por mi espalda y una mano agarra la mía.
—¿Es malo?—pregunta Lip, su olor y su tacto me hacen cambiar de postura. Retiro
mi mano de la suya y siseo.
—Duele mucho, lo sé—le digo. Miro mi dedo y noto un pequeño corte.
—Los primeros auxilios están en el cuarto de baño en la sala—me dice Tom Cat,
agarrando un tomate.
Lip agarra mi muñeca y me guía alrededor de la isla de la cocina y a través de las
puertas dobles. Me arrastra por el pasillo y abre la puerta del baño principal.
—Siéntate—instruye, señalando el lavabo.
—Puedo ponerme una tirita. —Pongo los ojos en blanco pero me siento en la
encimera del lavabo.
Se agacha, saca el botiquín de debajo del lavabo y agarra una tirita. Sujeta mi
muñeca y examina la yema de mi dedo.
—Lo cortaste mucho—masculla.
—Es tu culpa—le susurro. Sus ojos marrones giran hacia los míos y frunzo el ceño.
—Estoy bastante seguro de que estabas demasiado ocupada chequeándome y te
olvidaste de lo que estabas haciendo. —Sonríe lobunamente.
—Sí, eso fue. —El sarcasmo gotea de mi voz—. Bastante segura de que apesto
cocinando.
La boca de Lip se levanta en las comisuras en una pequeña sonrisa.
—No voy a discutirlo. —Él guiña un ojo. Mi boca se abre, y le doy una palmada en el
brazo.
—Oye, estoy mejorando—me defiendo, riendo.
Él enciende el grifo y lentamente coloca mi dedo debajo. El agua fría salpica en el
corte, haciéndolo pinchar. Siseo y lo retiro bruscamente de la corriente.
—¡Ay, eso duele!—grito. Una sonrisa malvada se adapta a su rostro y él vuelve a
empujar mi mano debajo del agua.
—Tienes que limpiarlo. —Se ríe entre dientes—. Deja de ser un bebé. —Frunzo el
ceño y pongo los ojos en blanco.
Me seca el dedo con un trapo limpio y lo envuelve gentilmente con una tirita.
—Listo, todo arreglado. —Sonríe, levantando mi dedo para mostrar una tirita de Bob
Esponja.
Me río.
—Gracias. —Bob Esponja me hace pensar en Piper, un pequeño pinchazo aflora en
mi pecho.
—Shadow volverá mañana con detalles sobre Eric y todos los involucrados—afirma
Lip. Es una locura cómo todavía puede leerme la mente, incluso después de tantos años.
Sus manos descansan sobre mis rodillas, y el simple toque de sus palmas envía
escalofríos por mis muslos. Lentamente desvío la mirada de sus manos a su rostro. Sus
ojos están entornados, y su boca entreabierta. El silencio llena el aire y la tensión se
vuelve pesada. Me muerdo el labio inferior y me bajo de un salto de la encimera. Justo
cuando estoy a punto de salir, él me agarra del brazo y me detiene. Su frente se arruga,
y sus ojos muestran tristeza, como si quisiera disculparse pero no sabe cómo. Casi tan
rápido como llegaron, las arrugas desaparecen, y él me suelta. Me muerdo la mejilla,
sintiéndome un poco derrotada, y regreso a la cocina.
***
Me despierto de mi sueño y siento pesadez en mi cintura, algo está rozando contra
mi clítoris. Gimo y lentamente abro un ojo. El peso sobre mí es el brazo de Lip. Está
acostado en la cama conmigo. Muevo mi culo, frotando mi clítoris a lo largo de lo que
me está causando tanto placer en mi soñolienta bruma.
Un gemido escapa de la boca de Lip en mi oído. Bajo la mano y agarro lo que sea que
se deslice a lo largo de mi coño cubierto con las bragas. La inconfundible barra en la
polla de Lip recibe mi palma.
—Joder, te amo, Cherry—gime Lip en mi cuello. Mis ojos se abren de par en par, mi
niebla de sueño se disipa de inmediato. Me giro de lado y veo a Lip despertándose al
mismo tiempo. Sus ojos entornados encuentran los míos y nos miramos el uno al otro.
Debió haberse quedado dormido en la cama a mi lado, y nuestros cuerpos se
encontraron en medio del sueño. Él levanta la sábana y mira debajo de la manta,
supongo que a su polla. Se encoge de hombros en un gesto de disculpa y agarra una
almohada de repuesto, empujándola entre nosotros. Niego con la cabeza y me río, y él
se ríe conmigo.
—Estás en mi cama—murmuro, mi mente pensando si realmente lo escuché decir
que me amaba o si lo soñé. Lip inclina la cabeza hacia un lado y una sonrisa arrogante
cruza su rostro.
—Técnicamente, tú estás en mi cama—contesta.
—Técnicamente, tú estás de mi lado de la cama—respondo de manera insolente.
Él se ríe y palmea la almohada.
—Me quedaré de mi lado. Lo prometo. —El silencio cae entre nosotros, y él aparta el
pelo de mi cara antes de ahuecar mi mejilla.
—Antes de que mi madre se fuera, nos dijo a Tyler y a mí que 'la deshonestidad te
condena, el pecado te traiciona'—susurro.
Lip se encoge de hombros.
—¿Qué diablos significa eso?
—Significa que la falta de honestidad a menudo se ve como la ruta más simple, que
te saca del camino de los problemas. Sin embargo, esa simplicidad es una fachada,
porque a la larga regresa para morderte el culo, haciéndote mentir para cubrirte a ti
mismo. Antes de que te des cuenta, tus pecados no solo te han traicionado sino que te
han condenado. —Miro a Lip—. Nunca supe cuán ciertas eran esas palabras hasta hace
poco. Creo que mi madre dijo esas palabras por experiencia personal.
—Si sirve, lo siento, Cherry. Lo siento por todo. —Su disculpa me golpea en el pecho
—. Te animé a que te interesaras en mí, a que me amaras. Tanto como lamento
lastimarte, no lamento tener tu amor. Ni un poco. —Las emociones se derraman desde
la herida, y un sollozo incontrolable escapa de mis labios.
—Ven aquí—susurra, arrastrándome a sus brazos. Cierro los ojos, mi corazón y mi
mente juegan una batalla de lo que está bien y lo que está mal. No quiero estar junto a
él. No quiero rendirme tan fácilmente, pero una parte de mí está exhausta de estar
enojada con él.
Las lágrimas corren por mis mejillas, pero el dolor no es tan malo como lo fue ayer.
Hay algo sobre estar en sus brazos que me quita el dolor. Aunque él lo causara. El día
que robé la billetera de Lip, él robó mi corazón.
Capítulo 10
LIP
Mis manos estrangulan mi taza de café. Zane y Addie ya están despiertos y gritando
jodidamente a todo pulmón. Mi cabeza se siente en una nebulosa. Enloquecí al verla con
ese maldito vestido y la forma en que los tipos le clavan los ojos. La mirada en el rostro
de Cherry ayer cuando me enfrenté cara a cara con Stunt me jodió por encima de todo,
ver que se preocupa por mí incluso después de todo lo que ha sucedido. Sé que siento
algo por ella. Las órdenes han sido retiradas y la confusión entre lo que era negocios y
lo que sinceramente siento por ella se presenta ante mí. ¿Le digo cómo me siento
exactamente y me arriesgo a que rechace que haya un nosotros? Cierro los ojos,
malditamente confundido. No sé lo que quiero.
—¡Dámelo, mocoso!—grita Addie, pasando corriendo a mi lado. Me estremezco y
tomo un pequeño sorbo de café. Segundos después, una Barbie me pasa volando, un
pequeño zapatito rosa cae en mi taza.
—Amigo, ¡hiciste trampa!—le grita Tom Cat a Kane sobre un juego de cartas.
Suspiro y me levanto del taburete.
—A. La. Mierda. Con. Esto—digo entre mis dientes apretados. He estado encerrado
en este jodido club demasiado tiempo. Shadow se está tomando su jodido tiempo esta
vez, de veras. Necesito salir de aquí. Camino pisando fuerte por el pasillo y entro en mi
habitación. Cherry está en la cama, su pie taconea mientras escucha música. Dios, es
hermosa. Su cabello rojizo está suelto y extendido a lo largo de sus hombros pecosos.
Me encanta cuando ella usa el color rojo; hace que cada peca en su cuerpo se destaque.
Su cabeza lentamente se desliza de la ventana hacia mí, y mi estómago se siente como si
le hubieran dado un puñetazo.
—¿Quieres salir de aquí?—le pregunto. Ella se saca un auricular de la oreja.
—¿Qué?
—¿Quieres salir de aquí?—le repito.
Sus ojos me dan esa extraña mirada, y frunce el ceño.
—Umm, pensé que no podíamos salir. Estamos encerrados—responde ella.
—Tengo que salir de aquí, o me voy a volver loco—le digo. Ella se ríe y mira el iPod.
—No sé—masculla.
—Vamos, ven conmigo—le insisto.
Sus ojos me miran atentamente por debajo de sus pestañas, una pequeña sonrisa
curva la comisura de sus labios.
—De acuerdo, solo un paseo.
***
Los brazos de Cherry están aferrados a mi cintura, su aroma flotando en el aire a mi
alrededor está haciendo que mi polla presione contra mis pantalones vaqueros. Extraño
su olor. Extraño todo de ella.
No sé dónde diablos voy, solo conduzco. A veces, simplemente conducir sin un
destino es lo que el alma realmente necesita. Sin límites, sin limitaciones… solo libertad.
Las nubes vierten agua encima de nuestras cabezas y los truenos retumban. Los
brazos de Cherry estrangulan mi abdomen, así que salgo por un camino lateral de
grava. No he visto una casa o tienda en kilómetros. Mientras conduzco por el camino
cubierto de grava, diviso un sauce al pie de una colina.
Detengo la moto y la estaciono.
—¿Que estamos haciendo? Está tormentoso, Lip, deberíamos regresar—me anima
ella. La lluvia salpica sus mejillas, haciendo que su cabello se rice en las puntas.
—Si nos volvemos ahora, nos meteríamos en la tormenta. —Señalo el árbol—. Esa es
nuestra mejor opción por el momento. —Presiono la parte baja de su espalda y camino
hacia una pequeña valla de alambre de púas.
Empujo el alambre hacia abajo y ella se apoya en mi hombro mientras pasa por
encima.
Un rayo retumba con un fuerte ruido, y ella chilla. Me río, tomo su mano y corro
hacia el árbol.
—Oh, Dios mío—dice riendo cuando nos salimos de la lluvia. Ella cuelga la cabeza
hacia adelante, lanzando su pelo por delante y los sacude desprendiendo el agua de
lluvia, mientras me apoyo contra el árbol y sonrío. Es jodidamente hermosa. Esa
camiseta roja está empapada y sus pezones sobresalen perfectamente a través de su
diminuto sujetador. Pequeñas gotas de lluvia se deslizan por sus largas piernas y mi
polla se levanta en mis pantalones. Tengo que mirar hacia otro lado y acomodarme.
Mierda, la echo de menos.
—Cherry—comienzo.
Ella se da la vuelta, inmovilizándome con brillantes ojos grises.
—Cuando acepté este trabajo de ser tu protector, no sabía en qué me estaba
metiendo.
Ella me hace un gesto de detenerme, silenciándome.
—Lip, no quiero hablar de eso. Se terminó. —Ella frunce los labios y se cruza de
brazos. Su terquedad me cabrea. La agarro por el codo, le doy la vuelta y la estrello
contra el tronco del árbol.
—Maldita sea, vas a escucharme. Si después no quieres estar conmigo, o tener algo
que ver conmigo, perfecto. Pero maldita sea, escucharás mi campana. —Apoyo mis
manos a ambos lados de su cabeza—. Pensé que sería fácil irme cuando me anoté para
el trabajo, pero ese no fue el caso cuando la única chica que me ha interesado se alejó de
mí. —Su boca se cierra de golpe y su rostro se congela. La miro a los ojos y sé que lo
mejor es escupir lo que tengo que decir.
—Todavía era un chico cuando acepté ser tu niñera, solo tenía diecinueve años. Pero
cuando te encontré, eras caliente, una luchadora y no eras para nada lo que esperaba.
Me atrajiste al instante. Mirándote y comparándote conmigo, supe que no querrías estar
conmigo si supieras quién era realmente. Un monstruo, un loco, un puto diablo. Bull
también lo sabía. Entonces me convertí en ese tipo, el que mi madre crió y mi padre
odió. Con el que las mujeres sueñan y al que los tipos desprecian. No era una fachada,
no era una mentira… era yo. Todavía, era una pequeña parte de mí. Una parte que
nunca pensé que volvería a ver.
Ella gira la cabeza y cierra los ojos con fuerza, como si ya no quisiera escuchar. Pero
estoy decidido a atravesar esa barrera con la que está tratando de protegerse, esa
barrera que construyó con la promesa de nunca perdonarme.
—Cuando me encerraron en la cárcel, pensé que te marcharías, que se terminaría.
Esperaba que lo hicieras, porque mis sentimientos estaban confundiéndose con lo que
me dijeron que debía sentir y lo que realmente estaba sintiendo. Pero no te fuiste, no te
alejaste a pesar de que deseé que lo hicieras. Tenía que enfrentarte y mentirte, a alguien
de quien realmente me estaba enamorando. Te merecías algo mejor que eso. Te mereces
algo mejor que yo. Cuando estuve preso, tienes razón, cambié, porque tú no estabas allí
para forjar mi mejor parte; ese tipo bueno fue enterrado, y ese monstruo que solía ser
salió multiplicado por diez. Soy más diablo que santo, y te hice creer lo contrario,
Cherry. Cuando salí, no pude volver a encerrar esa parte de mí, y sin duda alguna no
quería hacerte creer que era mejor de lo que soy. Sabía que te preocupabas por mí, que
incluso me amabas. —Rozo los labios contra su mejilla—. Pero quería que amaras a
quién yo era en realidad y no a quién me dijeron que fuera.
Le acuno la parte posterior de la cabeza y llevo mis labios a su oído.
—Quiero amarte y tener tu eterno amor sin el club en mi oreja, sin el miedo de tú
escapando de tu loco ex. Solo nosotros, Cherry. Porque maldita sea, te metiste debajo de
mi piel y no puedo sacarte. Eres como un maldito veneno. Ahora que te he probado,
nunca más tendré cordura.
Gira lentamente su cabeza, las lágrimas están corriendo por su cara.
—Realmente me lastimaste—murmura, sus labios están temblando de emoción. Mi
pecho se contrae y agarro su cara, acercándola a la mía.
—Lo sé, y nunca lo volveré a hacer, Cherry—prometo.
Sus dedos se sumergen en mi cabello, y sus piernas se sujetan alrededor de mi
cintura.
—Lo siento, también, Lip. Quería decirte. Pero tenía demasiado miedo no solo de
perderte, sino de poner en peligro a Piper y a mí—murmura.
—Lo sé. Los dos la jodimos—agrego, acariciando su mejilla.
Las ráfagas de viento hacen volar su pelo alrededor de su cara. Beso sus labios de
azúcar y deslizo la lengua dentro de su cálida boca, saboreándola. Las manos se
deslizan debajo de mi camiseta y sus uñas se clavan en mi piel. El dolor me hace silbar,
pero la mirada lobuna en su rostro me hace bajar la cabeza y sonreírle burlonamente.
—En mi cabeza sé que debería abandonarte y marcharme. Pero mi corazón te quiere
y sin importar cuánto lo intente, no puedo volverte la espalda—susurra, una gota de
lluvia se desliza por su rostro y encuentra sostén justo en el borde de su labio superior.
—Te dije que cuando me conocieras, te dañaría para cualquier hombre que viniera
detrás.
La agarro por los muslos y la empujo contra el árbol. Mis manos se deslizan debajo
de su camiseta mojada, agarrando sus tetas firmes. Ella inclina la cara, se mete el lóbulo
de mi oreja en su cálida boca, y mi polla late dolorosamente mientras se tensa contra
mis vaqueros. Me giro y bajo sus pies al suelo suavemente.
Agarrando su camiseta mojada, se la saco, dejándola en nada más que su sujetador
de encaje blanco. Se ve tan inocente con él, así que se lo dejo. Ella agarra el dobladillo
de mi camiseta y me la quita bruscamente con brazos temblorosos y movimientos
apresurados. La tomo de la muñeca y la acerco a mí.
—No te apresures—le ordeno.
Ella pestañea, las gotas de lluvia moviéndose entre las enredaderas del árbol, se
siembran sobre su piel pecosa. Sus manos manosean torpemente mis vaqueros, y los
empujan hacia abajo. Mi polla se libera y gimo con alivio. Me deshago de las botas y
pateo hasta quitarme por completo los pantalones.
Cherry se acuesta boca arriba en el suelo, y su pecho se eleva mientras respira
profundamente. Me arrastro en cuatro patas hacia ella y quedo suspendido sobre su
cuerpo, justo en su línea de visión.
Mi mano se desliza por su muslo suave, las yemas de mis dedos secan las gotas de
lluvia. La sensación de su piel sedosa contra mi palma casi hace que me corra. Me
deshago de sus pantalones cortos y encuentro su tanga de encaje blanco debajo. Deslizo
el índice y el dedo medio a lo largo del delicado material y lo bajo por sus piernas.
Empujo sus rodillas abriéndolas, su rosado coño mojado está listo y esperándome.
Paso el pulgar por su clítoris, y ella empuja las caderas contra mi toque. Una sonrisa
maliciosa cruza mi rostro por lo bien que su cuerpo me responde. Inclinándome, le beso
el clítoris, me lo meto en la boca y lo muerdo con fuerza. Ella gime y restriega las
caderas por toda mi cara. Su sabor es dulce con una pizca de almizcle. Lo amo. Podría
comer su coño todo el día. Ella rotando vertiginosamente las caderas mientras monta mi
cara, es algo a lo que nunca me acostumbraré.
Me levanto y planto un beso justo encima de su montículo. Agarrándole las caderas,
la pongo de rodillas, y ella se afirma antes de plantar su cara directamente en la hierba
verde. Tenerla a cuatro patas es jodidamente inusual. Froto mi palma a lo largo de su
nalga derecha, mis dedos casi tocando su humedad, atormentándola. Ella lanza la
cabeza hacia atrás, su pelo se extiende sobre su espalda.
—Jesús, Cherry—mascullo, acariciando la piel de su espalda con una mano y su culo
con la otra—. El día que te recogí en al margen de la carretera, nunca tuve la intención
de dejarte ir.
Ella gira la cabeza, su boca hace un puchero y sus ojos están entornados. No puedo
evitarlo, aprieto los dientes y le doy un azote en el culo. Ella echa su cabeza hacia atrás y
gime:
—¡Sí!
—Jamás te marches—murmuro, frotando la marca roja que mancha su piel—. ¿Me
estas escuchando? Eres mía, no puedes librarte de mí. —Ella no responde, así que la
zurro de nuevo.
—No lo haré—gime ella. Agarro la base de mi polla y la coloco directamente en su
humedad. Deslizo la cabeza de mi pene hacia adelante y hacia atrás a través de sus
labios, estremecimientos de placer pulsan a través de él con el simple contacto. No
puedo soportar la tortura por más tiempo, así que empujo la punta y su espalda se
levanta mientras lleno su apretado coño.
Cierro los ojos y saboreo la sensación de su coño cálido y apretado. Es como si nunca
la hubiera sentido antes, como si fuera nuestra primera vez juntos. Quizás lo sea. Ahora
que no tenemos pesadas cargas respirándonos en nuestros oídos, somos libres de sentir
y hacer lo que nos guste.
Me empujo con fuerza dentro de ella y Cherry gime ruidosamente. La tormenta
retumba a nuestro alrededor, y vuelvo a empujar mis caderas hacia ella. Noto que sus
dedos se clavan en la hierba y su cuerpo tiembla de placer. Me inclino sobre ella, mi
pecho sobre su espalda, y agarro las dos copas húmedas de su sostén mientras la follo
vigorosamente. La presión se acumula en mis bolas, y mi polla está tan dura como
puede estar. Ella gime, jadea y gruñe, sonando como un maldito animal mientras le doy
todo lo que tengo. Le doy a Phillip jodido DeLuca.
—¡Oh, Dios mío, Lip!—grita, pero nadie puede escuchar sus gritos de placer, así que
no aflojo.
Mis rodillas se deslizan sobre la hierba mojada y los dedos de mis pies se clavan en
la tierra. Le muerdo la espalda antes de besarla suavemente. Deslizo mi mano por su
pecho hasta la base de su cuello.
Sus piernas se abren y su coño se pone más húmedo, se está acercando. Cuando
rodeo sus caderas con el brazo y masajeo su clítoris, su sexo me aprieta con fuerza la
polla y ya no puedo contenerme. Mis rodillas ceden y caigo encima de ella, haciendo
que sus manos y rodillas colapsen. Empujo dentro de ella unas cuantas veces más
mientras alcanzo el final de mi orgasmo.
Al darme cuenta de que podría estar aplastándola, me doy la vuelta y miro las
enredaderas del árbol.
—Oh. Mi. Dios. —Ella jadea entre palabra y palabra. Yo solo asiento, sin aliento.
Ella rueda y la observo por el rabillo del ojo. Sus manos y rodillas están manchadas
de hierba, su piel enrojecida por correrse. Se acuesta boca abajo, su culo rojo brilla entre
su suave piel.
—Pasó la tormenta—dice, señalando el cielo. Miro a la distancia y veo el sol abrirse
paso detrás de las nubes oscuras. Me incorporo y agarro los calzoncillos.
—Será mejor que regresemos. Nos andarán buscando.
Su cabeza cuelga. Puedo decir que está pensando demasiado en algo.
—¿Qué?—le pregunto, poniéndome la ropa.
Ella niega con la cabeza y se sienta.
—¿Qué significa esto?
Muerdo el anillo de mi labio, inseguro. Sé que ella se refiere a nosotros teniendo
sexo. ¿Qué significa para nosotros? ¿Dónde estamos parados?
—No estoy seguro. —Es la verdad.
Ella me da una mirada dolorida; herí sus sentimientos otra vez. ¿Qué quería que
dijera, que somos una pareja feliz para siempre? Sería una mentira.
—Mira, podría mentirte, decirte lo que quieres escuchar. No sé dónde estamos
parados, pero sé que quiero avanzar contigo, Cherry. Las mentiras engendran
resentimiento y volveríamos en seguida adonde estábamos.
Su rostro se relaja con eso, y una sonrisa cruza por él.
—Tienes razón.
—Vamos, regresemos. —Tiendo la mano y ella la agarra. Mi mano hormiguea como
si fuera la primera vez que la he sujetado Quizás ahora que no me dicen qué sentir,
puedo sentir.
***
Al entrar en el estacionamiento del club, noto que Shadow estacionó la moto en su
lugar. Me detengo justo a su lado, y los brazos de Cherry se tensan alrededor de mi
cintura. Ella ha estado esperando que Shadow regresara. Apago la moto, me quito el
casco y clavo los ojos en él.
—¿Averiguaste algo?—pregunto.
Shadow se quita el casco y se pasa la mano por el pelo.
—Sí. Eric y el juez están trabajando juntos, según parece. Busquemos a Bull y
averigüemos cómo deberíamos proceder.
—Y Piper, ¿está bien?—balbucea Cherry.
Shadow asiente.
—Sí, está bien por lo que pude ver.
El cuerpo de Cherry se dobla aliviado. La ayudo a bajar de la moto y le retiro el
cabello de la cara.
—Déjame encargarme de esto—le digo.
Sus manos cubren las mías y sus ojos grises se clavan en los míos, diciéndome que es
mejor que no lo arruine.
***
—¡Muchachos!—grita Bull, indicándonos a todos ir a la iglesia. Todos los hermanos
parchados nos dirigimos hacia la mesa y nos sentamos en nuestros lugares habituales.
—¿Qué averiguaste, hijo?—le pregunta Bull a Shadow.
—Bueno, Eric se reunió con el juez Calhoun dos veces. Están trabajando juntos para
encontrar a Cherry. Seguí a uno de los matones de Eric y lo arrinconé; fue sencillo
obtener información de él. Dijo que el juez quiere que Cherry muera y le está pagando a
Eric para que encuentre el mejor postor. Entre los amigos turbios de Eric y los recursos
de alto nivel del juez, no les tomará mucho tiempo encontrarla—nos informa Shadow.
Bull se pasa las manos por la barba incipiente en sus mejillas.
—Digo que visitemos a este juez y terminemos este encargo. Después tomaremos
represalias con esa polla de Eric, mostrándole lo que sucede cuando te metes con los
nuestros. Le debemos mucho a Cherry—sugiere Bull—. ¿Todos a favor?
Todos en la mesa están de acuerdo.
—Terminemos esto esta noche, antes de que nos descubran y nos embosquen. —Bull
golpea los nudillos en la mesa y se para.
Cuando las puertas se abren, Cherry se pasea de un lado a otro.
—¿Qué pasó? ¿Qué está pasando? ¿Qué van a hacer? —habla Cherry sin parar.
Agarro sus brazos para calmarla.
—Vamos a terminar esto, y voy a enseñarle a esa polla de Eric una maldita lección.
Tienes que quedarte aquí con Kane y Tom Cat—le explico.
—Piper, ¿qué pasa con Piper? —Su voz se quiebra. Me muerdo el labio inferior y le
aprieto los brazos.
—Voy a traerla de regreso, Cherry. Lo haré. Voy a hacer lo correcto contigo, te
mostraré que estás a salvo conmigo, sin importar la clase de monstruo que creas que
soy.
Ella me acuna las mejillas y frunce los labios.
—No eres un monstruo, Lip.
—Quédate aquí, Cherry. Lo digo en serio—le exijo.
—¡Lip! ¡Vámonos! —grita Bobby.
Suelto a Cherry y señalo a Kane.
—La proteges, o te romperé la cara—lo amenazo. Kane sonríe, no desconcertado por
mis promesas.
—Lo tienes, hermano.

LIP
Seguimos a Shadow por lo que parece una eternidad, pasando las rampas en las que
conocí a Cherry hasta que finalmente llegamos a una bonita casa de tres pisos. Hay
luces que brillan sobre ella, y el paisajismo parece caro como el infierno. Ésta debe ser la
casa del juez. Shadow se detiene a un bloque y apaga su moto.
—No hay otra manera de entrar. Tiene el lugar blindado, y parece que no puedo
hackearlo. —Shadow se encoge de hombros.
—Entonces qué, ¿vamos a llamar a la jodida puerta y decir 'discúlpeme, pero
estamos aquí para romperles las rodillas'? —El sarcasmo gotea de mi voz.
Bull ríe.
—Principalmente. —Shadow se ríe.
Nos detenemos en su entrada y estacionamos. Niego con la cabeza, no puedo creer
que vayamos a acercarnos a su puerta. A medida que avanzamos, pasamos junto a un
estanque koi y una cámara en el lado de la casa.
—¿Debería golpear? —Bobby se encoge de hombros.
—Nah, toca el timbre. —Sonrío, apuntando con mi cabeza hacia el botón iluminado
del timbre.
—Esto es humillante. —Bobby sacude la cabeza y toca el timbre.
Minutos después, la puerta se abre lentamente, y el juez nos está mirando con el
ceño fruncido. Es calvo y usa unas gafas pequeñas. Está luciendo una barriga cervecera,
con una camisa blanca y tirantes unidos a unos pantalones negros.
—Los Devil's Dust, los he estado esperando—saluda él—. Pasen. —Él se da la vuelta
y Bull entra a la casa.
—¿Ahora?—manifiesta Bull.
—Parece que alguien se retractó de su trato—dice con desprecio el juez Calhoun,
sentándose en una silla de cuero marrón de respaldo alto.
—Seh, bueno, conozco a la chica y simplemente no pude hacerlo. Intenté mantenerla
apartada de tu cabellera, pero qué puedo decir, es una madre que quiere a su hija. —
Bull se encoge de hombros. El juez Calhoun asiente y mira hacia el suelo.
—Bien, lo entiendo. Es por eso contraté a alguien de afuera, esta vez. Se ocuparán de
ella—amenaza Calhoun. Doy un paso adelante enojado.
—Lo siento, pero eso no va a funcionar. —Bull se sienta en una silla frente al juez y
cruza las piernas.
—Bueno, me temo que eso no depende de ti. Ella es una amenaza, no solo para mí,
sino también para mi hermano. —Calhoun mira de Bull a nosotros—. Mi hermano es el
senador Calhoun, y si se corre la voz de que estoy sucio, él está arruinado.
Suspiro fuertemente. Esto no puede estar pasando.
—Te aconsejo que reconsideres tus opciones. Cherry no quiere quemarte, solo quiere
a su hija—intenta negociar Bull. El juez se ríe y toma un vaso lleno de un líquido ámbar.
—No hay trato. Ahora vete.
Saco mi cuchillo de la funda y me acerco al juez Calhoun.
—Estoy a punto de hacer que lo reconsideres—gruño.
—¡Basta! —Bull salta y me agarra el brazo.
—Si lo matas, caerás tú. Él tiene cámaras en todas partes, y condujimos hasta su
maldita casa. Testigos, Lip. —Aparto la mirada de Bull hacia el juez.
—No voy a irme—le informo.
Bull se burla.
—Yo tampoco, hijo. No estoy diciendo que no vamos a hacer lo que tenemos que
hacer. Solo digo que tenemos que entrar en esto lentamente. —Bull sonríe
maliciosamente. Él no quiere matar al juez; quiere torturarlo para que lo reconsidere.
Asiento, entendiendo su punto. El juez se ríe a carcajadas, pensando que ha ganado.
Doy un paso adelante, agarro el mango de mi cuchillo y lo clavo contra la parte superior
de su mano, fijándola en el brazo de su silla.
Su boca se abre con un pop, sus ojos redondos como platillos. Su mano suelta el vaso,
y éste se rompe en un millón de pequeños fragmentos al estrellarse contra el suelo.
Salta en su asiento y comienza a exhalar con un dolor insoportable.
—Está bien, intentémoslo de esta manera—me burlo.
—Cancela el golpe contra Cherry—le sugiero. Él exhala nuevamente e intenta
agarrar el cuchillo, pero gime cuando sus dedos aplican más presión. Mirando hacia
abajo, niega con la cabeza.
—No, no lo haré—grazna.
Bobby se acerca y saca de su bolsillo un cuchillo que parece casi idéntico al mío.
—¿Quieres intentarlo de nuevo?—sonríe él. El juez mira hacia arriba y su rostro
palidece de miedo, pero no cede.
—Tú pierdes. —Bobby se encoge de hombros y mueve su cuchillo hacia la otra mano
del juez.
—¡Espera!—grita el juez Calhoun y Bobby se detiene, con la hoja del cuchillo a un
pelo de distancia de la palma de la mano del juez.
—Oh, ¿hemos cambiado de opinión? —Bull sonríe abiertamente.
—Bien, lo cancelaré—jadea el juez—. Pero será mejor que mantenga la boca cerrada
o el trato no corre. Ella morirá antes de ver un juicio en mi contra. —Sus cejas se
fruncen.
—La niña. Queremos a la niña también—agrego. Bull vuelve la cabeza, mirándome
como si hubiese perdido la mía.
—No puedo, eso es todo lo que tengo —El juez Calhoun niega con la cabeza.
Me adelanto y presiono el cuchillo, disfrutando del sonido de la cuchilla crujiendo a
través de tendones y venas. Él grita e intenta agarrar mi mano para detener mi asalto.
—Queremos a la niña—repito.
—Está bien, e-está bien. Prepararé el pa-papeleo, yo... —tartamudea—. Te
conseguiré a la maldita niña, solo sácame este puto cuchillo de la mano—grita.
Me encorvo y mis ojos se encontraron con los opacos de él. Agarrando el cuchillo, lo
empuño con fuerza, giro la hoja de lado, asegurándome de que dejará una cicatriz.
—Quiero que esto sea un recordatorio la próxima vez que bajes ese martillo.
Asegúrate de ser honesto y hacer lo que crees que es correcto por ley y no por avaricia.
Esta cicatriz te recordará por qué estás en esa posición, y cuáles son tus deberes, y esa
avaricia solo te concederá dolor y dejará una cicatriz en tu alma al final.
Justo cuando pienso que está a punto de desmayarse, saco la hoja y la limpio en mis
vaqueros.
—Entonces, ¿estamos bien? —Bull inclina la cabeza hacia un lado, mirando al juez.
—Estamos bien. ¡Ahora vete a la mierda! —El juez Calhoun señala la puerta de su
casa.
—Genial. —Bull sonríe lobunamente.
Al salir, me palmea el hombro y me sonríe.
—Lo hiciste bien, muchacho. Se necesita un hombre para no matar a otro que le hizo
daño a su familia.
Sonrío, pero por dentro estoy ardiendo. Quiero matar a ese bastardo, y tanto como
Bull no quiere que lo haga, algún día lo haré. Es una promesa.

CHERRY
Camino de un lado a otro y me muerdo las uñas. Se han ido hace mucho tiempo. La
preocupación atraviesa mi pecho como una cuchilla caliente.
—Chica, me estás mareando observándote ir y venir. Siéntate y toma un trago o algo
así. —Dani suspira, sentada en un taburete.
Niego con la cabeza.
—No puedo. No puedo quedarme aquí más tiempo. —Me dirijo hacia la puerta, y
Dani salta del asiento.
—Cherry, no puedes irte. ¡Las órdenes son que tienes que quedarte aquí!—grita
Dani, siguiéndome de cerca.
Abro con un empujón las puertas y camino hacia el SUV del club. En vista que mi
coche fue volado, tendré que usarlo.
—¡Cherry!—grita Dani, saliendo del club—. ¡No puedes irte sola, no es seguro!
Me vuelvo para mirar por encima del hombro a Dani y choco contra algo duro.
Trastabillo hacia atrás, casi cayendo sobre mi culo. Al mirar contra que me golpee,
encuentro un hombre. Es difícil de distinguir con las sombras de la noche ocultando sus
facciones. Una risa malvada suena desde detrás del cuerpo, miro en esa dirección,
notando un montón de motos y otras sombras oscuras.
—Cherry, ¿verdad? —La voz es escalofriante y cruda. No respondo, tratando de
arrastrarme hacia atrás. La figura avanza, agarrando mi antebrazo con dureza. Me
retuerzo y yo tiro de su agarre, pero es demasiado fuerte—. Ella tiene razón, sabes; hay
tipos malos acechando por la noche. —Se ríe entre dientes, el sonido amenazante.
Chasquea los dedos y dos hombres se adelantan, agarrándome por los brazos y
levantándome del suelo.
—¡Dani!—grito frenéticamente, el miedo me presiona el pecho.
—¡Kane! ¡Sal! —grita Dani.
—¡Bájala ahora, hijo de puta!—grita Kane. Un sudor nervioso se acumula a lo largo
de mi espalda mientras miro por encima del hombro, encontrando a Kane apuntando
con un arma al hombre con el que me topé.
—Dispárame y mis hombres te matarán, tomarán a tus mujeres y quemarán tu club
hasta los cimientos—amenaza el tipo, su tono es frío. Su silueta perfila su musculoso
cuerpo, y el miedo que sentía antes se convierte en terror. ¿Quién es este tipo?
—¿Qué quieres?—pregunta Kane, bajando el arma cuando ve que está superado en
número. Mi corazón se hunde porque está rindiéndose y mis manos tiemblan,
aterrorizadas.
—Dile a tu presidente que los Sin City Outlaws quieren hacer negocios y, cuando él
acepte, Lip recuperará a su perra. —Mis ojos se abren de par en par. ¿Cómo sabe de
Lip?—. Lip sabe mi número cuando él esté listo para hablar.
El tipo que me sostiene se da la vuelta, y dos tipos que están junto a una furgoneta
desconocida abren las puertas traseras.
—¡No! ¡No!—grito, tratando de liberarme.
—Deja de pelear, perra—gruñe el tipo, prácticamente arrojándome en la parte
trasera de la furgoneta. Aterrizo con un golpe fuerte; el aire escapa de mis pulmones,
jadeo y resuello. Antes de que pueda sentarme, mis manos son tiradas detrás de mi
espalda y atadas. Intento protestar, pero buscar oxígeno es más importante. Un hombre
con una barba cerrada y pómulos definidos sonríe salvajemente, colocando una bolsa
que parece lana sobre mi cabeza, tapando mi visión a nada más que una completa
oscuridad.

LIP
Mis manos estrangulan el manubrio de mi moto, la ira alimenta mi razón. Alguien
pagará por el daño que Cherry vivió en los últimos seis años. Puedo sentir la muerte del
alma de alguien pesadamente sobre mis hombros mientras monto en la noche. Me
convertiré en la Parca esta noche, tomando lo que quiero, lo que anhelo: sangre.
Llegamos a una gasolinera cerrada y llevamos nuestras motos a las sombras del
edificio.
—Ahí, aquel es el trailer park. —Shadow señala el camino. Jesús, parece un basural.
Una parte de mí se entristece al saber que Cherry creció aquí, que aquí es donde está
creciendo su pequeña hija. La culpa me atraviesa. Me pregunto si ella me hubiera dicho
que tenía una hijita si no le hubiese dicho que no quería tener hijos.
—¿Dónde vive Eric?—pregunto, dejando de lado mi vergüenza.
—La casa bonita al final de la calle circular—me informa Shadow. Asiento,
examinando la casa. Es mejor que los tráileres, pero no por mucho. Al techo le faltan
tejas y unos neumáticos negros sujetan lonas alquitranadas encima de él. La puerta
cuelga de las bisagras, y hay basura esparcida por todo el porche. Es un basurero.
—Bien, bordeemos la casa y entremos por la parte de atrás. Sorprendamos a este hijo
de puta—instruye Bull.
—Lo tienes—mascullo, la adrenalina está corriendo por mis venas.
Nos dirigimos al otro lado de la calle, pegándonos a la línea de árboles bordeando el
trailer park. Los perros ladran y los gatos maúllan cuando pasamos, pero nadie siquiera
nos mira. Finalmente cuando logramos llegar a la parte trasera de la casa de Eric, veo a
una niña pequeña sentada en los escalones de atrás, sorbiéndose la nariz con sus manos.
Me detengo en seco y levanto la mano, deteniendo a los muchachos.
—¿Qué mierda?—susurra Bobby, mirando a la niña.
—Esa es Piper. La hija de Cherry—nos dice Shadow por encima de mi hombro. Mis
ojos se abren ampliamente y mi corazón late erráticamente. Como si la niña pudiera oí
mi corazón deteniéndose, levanta la vista y soy paralizado por esta pequeña niña que se
ve idéntica a Cherry. Nunca pensé que quería hijos, pero al ver a alguien tan pequeño,
tan inocente y con un pedazo de Cherry en su interior, me lo replanteo. Siento la
necesidad de proteger a la pequeña, de dañar a quien sea que provocó que derramara
sus lágrimas.
Doy un paso adelante, mis manos en alto para mostrar que no quiero hacer daño.
—¿Estás bien?—le pregunto. Ella se limpia las lágrimas y asiente.
—¿Quién eres tú?—solloza.
—Soy Lip—me presento. Miro por encima del hombro a los muchachos, y todos
están observando la interacción con los ojos muy abiertos. Volviendo la mirada a la
niña, ella ladea la cabeza hacia un lado, mirándome de arriba abajo. Me miro, curioso
por lo que está mirando.
—Estás usando una de esas chaquetas como usa Cherry. —Sus ojos se animan—.
¿Está Cherry contigo?
Sonrío ante su emoción de que pueda tener a Cherry conmigo.
—Ella está en nuestro club. Soy su amigo—le informo.
Su emoción se desvanece.
—Oh, bueno, soy Piper. —Ella sonríe tímidamente.
—¿Por qué estás tan triste, cariño?—susurra Bull, acercándose a mí. Su sonrisa se
desvanece, y mira por encima del hombro.
—Mi padre me quemó toda la ropa que Cherry me dio. —Señala detrás de nosotros
y todos nos volvemos, encontrando un barril ardiendo—. A papá no le gusta que
parezca una niña, y no puedo hablar con Cherry otra vez. —Su padre suena como un
tipo con problemas de ira, desquitando su frustración y furia con Piper.
—¿Tu padre te lastima?—le pregunto, mi pecho está resoplando por sí mismo. Ella
mira hacia abajo y deja caer la cabeza, pero no responde.
—¿Por qué no vienes conmigo, y nos dejas para que podamos tener una pequeña
charla con tu padre?—se ofrece Shadow. Planeo hacer mucho más que hablar con este
hijo de puta.
Piper niega con la cabeza.
—Oh, no. No puedo ir con extraños. Papá se enojaría. —Sus ojos se abren de miedo.
—Está bien. Cherry nos conoce. Estamos aquí para llevarte con ella, cariño.
— ¡Piper!—grita una voz desde el interior de la casa, y Piper se pone tensa.
Tiendo mi mano.
—Vamos, estás a salvo con nosotros—le prometo.
Ella mira por encima del hombro una vez más, y la puerta mosquitera se abre de
golpe. Ella salta desde el último escalón.
—Mete tu maldito culo… —se detiene. El tipo rubio y alto nos mira atentamente y
frunce profundamente el ceño.
—¿Quién mierda eres?—gruñe. Su camisa abierta ondea con el viento, y sus
vaqueros están desabotonados.
Bobby tiende su mano hacia Piper, y ella camina hacia él.
—Ni lo pienses, Piper—dice con sorna Eric.
—Vamos, Piper. Está bien, dulzura—la animo. Sus ojos me miran nerviosamente.
Tiene miedo de ir con nosotros porque no nos conoce, pero le aterroriza regresar a esa
casa.
—Te tengo—le susurro. Ella asiente fuertemente y aferra mi mano.
Me inclino y le coloco el pelo detrás de la oreja.
—Ve con Bobby; él te mantendrá a salvo—le susurro.
—¡Piper, entra a la maldita casa!—grita Eric.
Bobby toma su otra mano y se van juntos, Piper nos mira por encima del hombro
cada dos o tres pasos.
Eric baja los escalones, pero Shadow y yo nos paramos frente a él, deteniéndolo.
—¿Vas a algún lado, hermano? —Frunzo el ceño.
—¡Será mejor que salgan de mi puto camino!—gruñe. Teniendo suficiente de esto,
agarro mi cuchillo y se lo meto en el estómago sin previo aviso. Sus ojos se abren de par
en par y su pecho hinchado se desinfla. Lentamente, baja su mirada al cuchillo,
profundamente enterrado.
—¿Qué tal si entramos, eh?—pregunto, arrancando el cuchillo de su carne. Él niega
con la cabeza y el miedo se desliza en las profundidades de sus ojos.
—No tienes elección, me temo. —Bull se ríe entre dientes.
Shadow y yo arrastramos a Eric a la casa, y él comienza a gritar pidiendo ayuda.
Le doy un puñetazo en la boca para que se calle, sus dientes chocan contra mi anillo
de calavera. Se calla instantáneamente y comienza a gemir. Bull saca una silla de la
cocina y yo pateo a Eric en el pecho con fuerza, arrojándolo encima.
—Trataste de lastimar mi propiedad—empiezo. Sus cejas se fruncieron en confusión
—. Cherry es mi propiedad—aclaro. Sus ojos reconocen el nombre, y frunce el ceño.
—¿Te refieres a Lindsay? Sí, conozco a la sucia puta—gruñe. Aprieto los dientes por
su insulto y avanzo. Lanzo mi puño hacia atrás y lo estrello contra su nariz, escuchando
un fuerte crujido por el impacto.
—No hablarás así de ella—le advierto. Gime de dolor, su nariz quedó destrozada y
la sangre chorrea por su barbilla y su pecho.
—¿Sabes lo qué pasa cuando te entrometes con nosotros?—pregunta Bull, sacando
su arma de la funda.
—Mira, hombre, no sabía que ella estaba con alguna pandilla—tartamudea Eric y yo
sonrío burlonamente.
—No importa si lo sabías o no. Lo que hiciste fue turbio, y tal vez la ley aquí no se
meta contigo porque conocen a tu padre, o tu apellido es respetable, o piensan que eres
mejor que Cherry. Pero de dónde vengo, nuestro sistema de justicia tiene una forma de
tratar con aquellos que pueden evadirse.
— ¿Qu-qué significa eso? —Mira entre Shadow y yo.
—Eso significa que vas a morir esta noche. —Agacho la cabeza y lo miro ferozmente.
—Por favor, no—gimotea, pero suena falso.
—La niñita, ¿por qué la vistes como a un niño?—le pregunta Shadow. Frunzo el ceño
—¿Hacer qué?—cuestiono.
—La niña pequeña. Cada día que la he visto, está vestida con mierda de niño. —
Shadow se encoge de hombros.
—Porque ella me recuerda a su puta madre—escupe Eric, ni siquiera oculta el odio
en su voz.
—No lo entiendo, ¿por qué la odias tanto? —Inclino la cabeza hacia un lado.
—Cherry me recuerda a la perra de mi madre. Se quedó embarazada a propósito, así
podría vivir gratis de mi sueldo. Bueno, no de este tipo. A la mierda Cherry; ella
tampoco recibirá nada, ni siquiera la niña con la que quedó embarazada. —Mi pecho
sube y baja rápidamente, la ira me quema las venas hasta el punto en que casi no puedo
respirar.
—Cherry no es así—logro decir. Veo doble por la cantidad de furia que envenena mi
sangre.
Él se burla, y mi mandíbula se aprieta.
Tiendo mi mano abierta a Bull, solicitando el arma. Él me complace sin prisa.
—Por favor, mata a este pedazo de mierda antes que yo—gruñe Bull, compartiendo
mi odio por este hijo de puta.
Tomando el arma de Bull, me vuelvo para apuntar a Eric. De repente, él grita y salta
de la silla, estrellándose contra mí antes de que pueda apretar el gatillo. Caemos al
suelo, el arma se deslizó de mi mano. Un puño se estrella contra mi ojo, desgarrando la
piel y haciendo que la sangre se derrame y nuble mi visión. Tirando mi puño hacia
atrás, lo golpeo tan fuerte como puedo en su nariz rota. Grita de dolor y sale volando,
golpeándose la cabeza contra el armario de la cocina. Me pongo de pie y agarro lo más
cercano a mí, la silla de la cocina. La estrello sobre la mesa y le arranco una pata
mientras Eric se arrastra por el suelo, jadeando y resoplando.
—Dame tu mejor golpe—jadea, burlándose de mí.
Agarrando con fuerza la pata rota, la mezo y la estrello contra un lado de su cabeza.
El impacto vibra a través de la pieza de madera en mi mano y su cabeza se vuelve
violentamente hacia un lado mientras cae contra el fregadero. Dando un paso adelante,
lo agarro por el cuello y golpeo su cabeza contra la encimera de azulejos. Las letras
9
brillantes de una botella Drano llaman mi atención y la agarro.
—¡Sostenedlo!—le ordeno a Bull y a Shadow. Ambos dan un paso adelante y toman
sus brazos—. Denle la vuelta—los instruyo, abriendo la botella. Ellos giran su cuerpo
para que me mire y lo inmovilizan contra la encimera.
Los ojos de Eric se abren ampliamente cuando se da cuenta de lo que estoy a punto
de hacer, y cierra con fuerza la boca.
—Eso no ayudará. —Me río entre dientes. Agarrando un lado de su mandíbula,
presiono sus puntos de presión y su boca se abre lentamente mientras él comienza a
gritar. Empujo la botella en su boca, sus dientes se agarran a los lados, y yo la aprieto
tan fuerte como puedo. Al instante, comienza a ahogarse y tener arcadas con la
sustancia química. Lo aprieto hasta el final y noto que sale sangre de su boca. Retrocedo
y Bull y Shadow sueltan sus brazos. Él cae al suelo, ahogándose y vomitando, sus
manos arañando su boca mientras se balancea hacia adelante y hacia atrás sobre sus
rodillas. Negros trozos de sangre se derraman de su boca cuando su nariz comienza a
sangrar y sus ojos lloran carmesí. La sustancia química lo está carcomiendo de dentro
afuera. Es apropiado, en realidad, sus amenazas tóxicas y su avaricia vergonzosa
quemaron a Cherry por dentro durante años.
—Termina esto. —Shadow me da el arma. Agarro el metal frío y apunto al corazón
frío de Eric—. Esto es por Cherry—grazno y aprieto el gatillo. El cuerpo de Eric salta
cuando la bala impacta con su corazón.
Mi teléfono suena, y gruño de frustración.
—Jesús—maldigo y lo agarro—. ¿Sí?—digo bruscamente.
—Tenemos un problema, hermano—casi me grita Kane al oído.
—¿Qué?
—Cherry fue capturada. Un club llamado Sin City Outlaws se la llevó, y dijo que no
la recuperaremos hasta que acordemos hacer negocios con ellos. —Mis ojos se abren de
par en par y mi corazón se detiene—. Por la forma en que el hombre habló, sonaba
como si te conociera—continúa Kane.
—Él no lo haría. —Miro a Bull, que me mira con curiosidad—. ¿Solo dejaste que se la
llevaran?—respondo bruscamente a Kane.
—Tío, Cherry salió intempestivamente del club y caminó directamente hacia el
cañón de su arma. Intenté dar un paso hacia ella, pero él iba a matarla—dice Kane
respirando pesadamente en el teléfono. Aprieto la mandíbula con furia.
—Estamos en camino. —Cuelgo el teléfono—. Mi hermano se llevó a Cherry—le
informo a Bull.
—Conseguiré esto limpio de huellas y te encontraré en el club—afirma Shadow, y yo
asiento con la cabeza. Shadow es el mejor en limpiar ADN y restos de evidencia.
—Gracias, tío. —Le doy una palmada en la espalda mientras Bull y yo prácticamente
salimos corriendo por la puerta trasera hacia nuestras motos.
—Tu hermano, ¿el que está en el otro club de moteros?—pregunta Bull mientras nos
damos prisa.
—Sí—respondo.
—Pensé que dijiste que no sería un problema. —Cuando me uní al club por primera
vez, le conté a Bull sobre mi familia, y él dijo que siempre y cuando no fueran un club
rival, no le importaba. Hasta donde sabía, no lo eran. Hasta ahora.
—Bueno, no lo era, pero últimamente, me ha estado pidiendo hacer negocios con él,
o negocios entre los clubes. Pensé que solo estaba siendo un dolor en el culo—le digo
con sinceridad.
—Bueno, ahora él es un problema. —Bull niega con la cabeza y me detengo en seco,
clavando la mirada en Bull.
—Un problema del que me ocuparé. Él ha cruzado la línea—digo con los dientes
apretados.
Bull coloca las manos en las caderas y respira profundamente.
—¿Entonces estás diciendo que te enfrentarías cara a cara con tu hermano?
Respiro hondo, la idea de hermano contra hermano, club contra club, emergiendo a
través de mí.
—Sabes que eso es sangre contra sangre—interrumpe Bull mis pensamientos.
Asiento con la cabeza.
—Sé dónde se mantiene mi lealtad, y no es con mi sangre—digo mirándolo con el
ceño fruncido.
Al acercarme, noto que Bobby salta entre las sombras.
—No, así no es como juegas a la rayuela. —Piper suelta una risita.
—Tenemos que llegar al club, hermano—le digo, subiendo a mi moto.
—¿Qué pasa? —Miro a Piper y luego a Bobby, especulando si decirle que Cherry
está en peligro adelante de ella.
—Tenemos un problema, es todo—le informo, encendiendo la moto.
Bobby le da a Piper un casco que es demasiado grande para ella y la ayuda a
ponérselo. Pienso en decirle a Piper que suba a mi moto, pero reconsidero la idea.
Estaría demasiado nervioso con ella en mi moto y probablemente nos mataría a los dos.
Es mejor si ella viaja con Bobby. Él ya ha viajado con la hija de Doc antes, así que sabe
cómo manejar a un niño en una moto.
—Ve despacio con ella, maldita sea. —Lo señalo, mi tono es amenazante. Bobby
sonríe y enciende su moto. ¿Quién diría que me gustaría una niña, que sería protector
con ella como si fuera mía?
—No hay problema.

CHERRY
La furgoneta se mece de acá para allá, y la música rock está sonando tan fuerte que
no puedo oír nada. No tengo ni idea donde estoy. Mi corazón late rápidamente en mi
pecho, la adrenalina pulsa a través de mí, dándome un subidón. Cierro los ojos bien
fuerte, las lágrimas amenazan con derramarse. Lip vendrá por mí. El club me salvará. Veré a
Piper nuevamente.
La furgoneta se detiene y la música se apaga. El silencio llena el aire y es más
ensordecedor que la música rock. Mi cuerpo tiembla de miedo cuando escucho que se
abren las puertas de la parte trasera de la furgoneta. Unas manos me agarran y me
sacan del vehículo, pero me defiendo, pateando y gritando para liberarme.
—Jesucristo, ésta es un rabo de lagartija—dice un hombre, su voz gruesa con acento.
La bolsa es arrancada de mi cabeza y parpadeo un par de veces, mi visión es borrosa
por estar sentada en la oscuridad. Un edificio de metal oxidado se encuentra detrás de
un grupo de tipos, una farola está brillando apenas lo suficiente para ver delante de mí.
—¿Sabes quién soy?—me pregunta una voz áspera. Entrecierro los ojos, tratando de
distinguir al hombre parado frente a mí. Tiene una barba incipiente en sus mejillas
bronceadas y la parte superior de su cabello está recogida en una cola de caballo, con el
resto de la cabeza afeitada. Es grande y está tatuado—. ¿Bien?—continúa.
—No—mascullo, mirándolo de pies a cabeza. Si no lo odiara tanto en este momento,
me sentiría atraída por él. Es sexy de una manera amenazante.
Él palmea su parche.
—Zeek, mi nombre es Zeek—me informa. Me encojo de hombros, todavía sin saber
quién diablos es.
—¿En serio mi hermano pequeño nunca te habló de mí? Me siento herido. —Se ríe,
el sarcasmo gotea de su voz. Niego con la cabeza confundida. ¿Hermano pequeño? Mis
ojos se animan de repente. Lip. Zeek es el hermano de Lip. Mis ojos se disparan a los suyos.
—Ah, así que sabes quién soy. —Sonríe. Lip me dijo cuánto le desagradaba su
hermano, cuán parecido era a su padre. Malvado. Mi corazón se hunde aún más en la
boca del estómago. Estoy jodida.
—Soy el presidente de los Sin City Outlaws, y en este momento, soy dueño de tu
culo—se burla, señalándome.
Resoplo.
—Vete a la mierda—digo valientemente con los dientes apretados.
Sus cejas se fruncen y su mandíbula se aprieta.
—Me respetarás, perra—dice furioso.
Frunzo el ceño, pero no digo nada.
—Pienso que necesita aprender cuál es su lugar por aquí, hermano. —Otro hombre
se ríe entre dientes y se arrima a Zeek. Tiene el pelo negro y grueso y la piel muy
bronceada.
—Inclínate ante mi presidente. —Él señala el suelo.
—No me inclino ante ningún hombre—susurro, tragando saliva.
—Respuesta incorrecta—gruñe el hombre de pelo grueso. Él se adelanta y me patea
con fuerza detrás de las rodillas. Mis piernas ceden y caigo de rodillas en el suelo.
Quiero gritar de dolor, pero no les daré la satisfacción de saber que me hizo daño.
—Luce como que te estás inclinando ante mí ahora, pero yo no soy cualquier
hombre. —Zeek se pone en cuclillas a la altura de mis ojos y sonríe cruelmente—. Soy el
puto rey de Las Vegas, bebé—afirma con arrogancia. Giro la cabeza, sin querer mirarlo
a los ojos.
—Vas a ser un rey muerto—mascullo, clavando la mirada en la oscuridad. Unas
manos agarran mi barbilla, tirando de mí para mirar a los ojos oscuros de Zeek.
—Es seguro que tienes una bocaza, puttana. —Sus dientes están apretados con
fuerza. Libero de un tirón mi cabeza de entre sus dedos, casi cayéndome en el proceso.
—¿Ahora qué, jefe?—pregunta un hombre.
—Esperamos. Lip llamará pronto.
Los tipos se pasean por allí fumando, algunos hablan en inglés, otros en otro idioma.
Escucho una risita familiar, y mis ojos se disparan hacia la multitud. Dos hombres se
ponen de pie y mis ojos se posan en Dolly. Esa puta traidora. Ella sonríe y me mira. Su
sonrisa se desvanece rápidamente, y frunce los labios mientras camina en dirección a
mí.
—Bueno, bueno—se burla ella, paseándose.
—Eres una perra muerta—gruño.
Ella lanza el pelo sobre su hombro y ríe.
—Sí, sigue diciéndote eso, cariño. No creo que te des cuenta de con quién te estás
entrometiendo.
—Eres una jodida traidora, cambiando de club como la puta que eres. —Sonrío
burlonamente, pero ella solo sonríe más ampliamente.
—No lo entiendes, ¿verdad? He estado con los Sin City Outlaws todo este tiempo,
dándole a Zeek información de Lip. —Ella inclina su cabeza hacia un lado y me da una
sonrisa compasiva—. Haría cualquier cosa por Zeek—musita.
—Espero que te guste morir por él, porque cuando te atrape, te llenaré la boca con
esas extensiones de cabello falso—amenazo. Sus ojos se fruncen con ira.
—¡Vete! —le dice Zeek a Dolly mientras se acerca a ella. Ella se da la vuelta, mirando
ferozmente a Zeek, y él sujeta su cara con fuerza.
—No me hagas hablar; haz lo que te dicen—la regaña con dureza. Ella libera su cara
de un tirón y se marcha dando pisotones.
—¿Tienes sed?—me pregunta Zeek.
—No—respondo con seriedad.
Él se pone en cuclillas delante de mí.
—Ay, no seas así. Esto—señala con el dedo entre nosotros—, solo son negocios, nada
personal.
Mis labios se curvan.
—Caramba, eso hace que todo sea mejor—respondo, el sarcasmo se desprende del
tono de mi voz. Él asiente, dejando escapar una risa a medias.
—No entiendo por qué tenemos que pasar por todos estos problemas, Pres—dice un
hombre con una gran tripa y cabellos rizados y largos.
—Te lo dije, mi tío quiere a Lip en el negocio familiar, de una u otra manera. Ésta es
la única—anuncia Zeek, mirando sus zapatos.
—Maldita familia, no son más que problemas. —El tipo niega con la cabeza,
alejándose.
De repente suena un teléfono y Zeek se levanta de un salto.
—Mejor esperas que sea tu Príncipe Azul. Me estoy cansando de esperar—me dice.
Alguien le pasa un teléfono y sus ojos se animan.
—Phillip, qué amable de tu parte llamar—saluda de manera casual. Literalmente
puedo oír a Lip gritando en el teléfono.
—Hermano hermano. Ella está bien, no hay daño. Pero eso cambiará muy rápido, si
tú y tu club no quieren ser nuestros amigos. —Zeek se ríe entre dientes, el sonido es
intimidante. De repente su boca se abre y se frota la barbilla.
—Sí, te veremos pronto. —Él corta la comunicación y yo trago saliva. La esperanza
de que no moriré hoy surge en mi pecho, de que Lip me ama lo suficiente como para
salvarme, y de que volveré a ver a Piper.
Capítulo 11
LIP
—Nos reunirnos en los muelles. Vamos—les informo a los muchachos.
—Ocupémonos de los negocios—manifiesta Bobby.
Dani da un paso adelante, tomando a Piper en sus brazos. Los ojos de Piper se
disparan a los míos con miedo. Bajando de mi moto, me agacho, así estoy a su misma
altura y ella camina a mis brazos.
—No te preocupes; volveré y con Cherry. Dani es una gran amiga mía, es muy
simpática—la consuelo. Dani se pone en cuclillas a mi lado, sosteniendo una foto de
Cherry. Piper extiende su mano y toma la fotografía.
—¿Te gustan los juguetes?—le pregunta Dani, sonriendo. Piper asiente.
—Tengo un montón conmigo si quieres venir a revisarlos hasta que Cherry regrese.
—Piper me mira, preguntándome silenciosamente si es seguro, si debería ir. Mi corazón
crece por Piper, el hecho de que ella me está buscando por seguridad es algo que no
puedo evitar amar.
—Regresaré antes de que lo sepas—le susurro. Piper toma la mano de Dani, sus ojos
no son tan grandes como antes, pero aún no está segura. Dudo, no queriendo dejarla.
—Está bien; yo cuido a Piper. Ve a hacer lo que tienes que hacer, Lip—afirma Dani.
Asiento y me subo a la moto. Cuando la enciendo, el resto de los muchachos se
suben a las suyas y partimos.
***
Al acercarme a los muelles, no me detengo, o disminuyo la velocidad para el caso.
Todo lo que veo es rojo, un océano rojo con una marea de traición. Mi hermano es un
traidor y lo pagará. Mi padre se revolcaría en su tumba si supiera que sus dos hijos iban
a enfrentarse cara a cara.
Entramos en los muelles, el olor a sal es intenso y los vientos son más fuertes cuando
nos detenemos en un viejo edificio, oxidado y en ruinas, una farola ilumina un pequeño
círculo. Dentro del círculo hay un montón de motos y hombres de pie alrededor. Agito
la mano, animando a los muchachos a seguirme.
Busco dentro del grupo a Cherry pero no la veo. Mi mandíbula se aprieta. Lo juro por
Dios, si la lastimó, volarán las balas.
Estacionando a unos pocos metros de distancia, los Sin City Outlaws se dan la
vuelta, enfrentándonos.
—Hermano, qué amable de tu parte unirte a nosotros—anuncia Zeek, con las manos
metidas en sus vaqueros rotos.
—Corta la mierda, ¿dónde está ella?—gruño.
—¿Te refieres a Cherry? Ella sin duda es una pieza muy fina. Puedo ver por qué eres
tan protector con ella.
Llevo mi mano a la espalda y saco la pistola.
—Tienes alrededor de dos minutos para mostrarme a mi chica, antes de que tu
cerebro esté rociado por todas partes—lo amenazo.
—Primero los negocios, luego la chica—dice sarcásticamente él, aunque su tono
pierde su humor.
—Te lo dije antes, no hay trato. —Inspiro por la nariz y lo miro fijamente.
—Entonces no habrá ninguna chica. —Se encoge de hombros, sonriendo.
Apunto mi arma, y rápidamente saca la suya de la cintura.
Zeek y yo, pistola a pistola. Solía jugar al escondite, a los videojuegos con él cuando
era niño, y ahora voy a matarlo.
—De la forma en que lo veo, ninguno de los dos irá a ningún lado—digo con desdén.
—¿Cuáles son sus condiciones?—pregunta Bull, acercándose a mí.
Giro la cabeza, mirando de reojo a Bull, con mi brazo aún extendido.
—No, no estaremos haciendo negocios con él—agrego. Bull ensancha su postura y
pone los pulgares en sus presillas.
—Dinos tus condiciones, hijo—dice Bull, ignorándome.
—Yo los proveo, y ustedes obtienen el sesenta por ciento de la ganancia—responde
Zeek, sus ojos nunca dejan los míos.
—¿De qué estamos hablando? ¿Drogas, armas, mujeres? —son las preguntas de Bull.
—Drogas. Tú eliges el veneno; los trafico todos. —Zeek sonríe orgulloso.
—No lo hagas, hombre—le advierto a Bull.
—¿Por qué? ¿Por qué deberíamos hacer negocio contigo?—le pregunta Bull a Zeek.
—¿Te refieres además de para recuperar a tu perra? —Zeek se ríe, y el resto de sus
hombres se ríe entre dientes—. Porque tengo la mejor mierda en la costa oeste y—Me
mira—, mi tío no se dará por vencido hasta que meta a Phillip en nuestros bolsillos de
una manera u otra. Él es familia. Él aceptará eso o será enterrado por su traición al
nombre DeLuca—amenaza Zeek.
—No seas estúpido, hombre—me susurra Bobby al oído.
—¡Ningún! ¡Trato!—grito—. Tu idea de familia no es la nuestra. Conserva tus drogas
de mierda y el ADN tóxico de DeLuca en tu lado de la costa oeste. —Curvo mi labio con
enojo.
Zeek chasquea los dedos y la multitud se aparta. Veo cabellos rojos lanzados de acá
para allá mientras dos hombres empujan a Cherry a través del grupo de hombres.
—Maté a nuestro padre, a mi propia sangre. El hombre que me metió en este mundo.
No creas que no mataré a tu perra… o a ti, para el caso. —Mis ojos se abren
ampliamente y mi mano aferra el arma con más fuerza. Nunca supe que tuvo algo que
ver con la muerte de nuestro padre. Estoy conmocionado; pensé que Zeek era su
favorito. Sirve para demostrar cuán leal es en realidad el apellido DeLuca, y eso
fortalece mi creencia de mantenerse al margen de esto.
Zeek vuelve a chasquear los dedos y señala el suelo delante de él. Un tipo patea con
fuerza a Cherry, haciéndola caer de rodillas y aterrizar justo en frente de Zeek. Doy un
paso adelante, queriendo salvarla, pero el clic del arma de Zeek me detiene.
—No tan rápido, hermano—me advierte Zeek. Cuando miro a Cherry, ella tiene
surcos de lágrimas marcadas en su cara sucia. Sus rodillas están sangrando, y los puntos
de su cara parecen estar abiertos y sangrando también. Levanto la mirada de Cherry a
Zeek. Mi pecho se contrae al verla tan angustiada, y mi mano forma un puño apretado a
mi costado. El impulso de abrazarla y meterle el pelo detrás de la oreja me atraviesa.
Amo a Cherry, sin duda alguna. Nunca me ha importado tanto otra persona en toda mi
vida. Zeek es un estúpido hijo de puta por tocarla.
—Pagarás por esto—gruño.
—Por última vez: ¿estás dentro o fuera?—me pregunta Zeek.
—Nunca haré negocios contigo, Zeek. Métete eso en la cabeza ahora. No pondré a
mi familia en peligro por las ansías de poder de nuestro tío—reitero. Él deja de
apuntarme para apuntar a Cherry y yo reacciono. Salto hacia adelante, tirando a Cherry
fuera del camino justo cuando una bala deja el arma de Zeek. Cherry grita mientras
caemos al suelo con fuerza, y mi hombro derecho arde con tanta intensidad que mis
ojos lagrimean.
—¡Bobby, agarra a Cherry!—grito, rodando en el suelo para apuntar mi arma al
brazo de Zeek. Sus ojos se abren de par en par, y aprieto el gatillo. Su cuerpo salta hacia
atrás y cae al suelo. Sus hombres se dispersan, y Cherry es sacada bruscamente de
debajo de mi cuerpo.
—Soy yo—masculla Bobby, arrastrando a Cherry a un lugar seguro.
Poniéndome de pie, corro detrás de un contenedor de basura verde. Mi hombro grita
de dolor; cuando lo miro veo sangre saliendo y goteando por mi espalda. He recibido
un disparo. Sin embargo, mejor yo que Cherry.
Miro a hurtadillas alrededor del contenedor de basura y una bala pasa a toda
velocidad a mi lado.
—Mierda—maldigo, saltando de nuevo detrás del contenedor.
Apunto mi arma primero, miro alrededor del contenedor de basura otra vez y veo a
Zeek al lado del edificio, apuntándome con su arma. Parece que una bala en su hombro
no lo detuvo. Disparo, y una bala silba cuando rebota en el edificio.
—¿Ya terminaste?—le grito.
—¡Ni siquiera estoy cerca!—me grita Zeek, disparando su arma. Al echar una
mirada, veo a Bull disparando su arma contra los hombres que están sobre mí y a Bobby
sosteniendo a Cherry detrás de las motos.
Ya basta de esta mierda de ida y vuelta. Respiro profundamente, miro a Cherry una
última vez y salgo de detrás del contenedor. Veo a Zeek instantáneamente y disparo.
Disparo y disparo hasta que me quedo sin balas, esparciéndolas y rogando que una
impacte en el culo inútil de Zeek.
Él grita con dolor y cae de espaldas. Sonrío burlonamente, sabiendo que al menos
una impactó en él. Sus hombres lo agarran, y el silencio llena el aire. Un fuerte grito de
mujer suena cerca de Zeek, y el miedo me golpea en el pecho porque tienen a Cherry.
Comprobando a mis hombres, veo que Cherry todavía está con ellos, así que vuelvo a
mirar a Zeek y ahí es cuando veo a Dolly llorando encima de él. Esa puta perra traidora.
Sabiendo que sus hombres tomarán represalias, y que me quedé sin balas, me doy la
vuelta y vuelvo corriendo hacia las motos con el resto de los Devil's Dust.
Me deslizo detrás de la moto de Tom Cat, él me ayuda tirándome detrás de ella.
—Te tengo, hermano—afirma Tom Cat, poniéndose de pie para caminar en la línea
de fuego. Agarro la pierna de su pantalón, deteniéndolo.
—No lo hagas. Tiene más hombres que nosotros—agrego.
Tom suelta mi mano de su pierna.
—Él nos faltó el respeto. Tiene que pagar, o el resto de la costa oeste pensará que
pueden pisarnos la cabeza—explica, y se va.
—¡Mierda!—grito.
—Aquí. —Bull me da una pistola y yo la amartillo, cargando una bala en la cámara.
—¡Cúbranlo!—les grito a los muchachos. Apunto sobre la moto y comienzo a
disparar a los hombres de Zeek cuando aparecen sobre la azotea del edificio de metal.
—¡Muere!—grita alguien desde un lado del edificio, captando mi atención. Al mirar,
veo a Zeek que se tambalea con un brazo envuelto alrededor de la mitad del tórax,
donde la sangre se derrama por su camiseta, y su otra mano sostiene un arma
apuntando a Tom Cat.
—¡Tom Cat! ¡A tu derecha!—le aviso. Tom Can se da la vuelta y apunta, pero Zeek
es más rápido y aprieta el gatillo primero. Tom Cat cae al suelo.
—¡Aaaah!—grito y salgo corriendo desde atrás de la moto. Al apretar el gatillo, una
bala impacta contra el pecho de Zeek. Él cae de rodillas, clavando los ojos en mí
mientras la luz de nuestra infancia se desvanece antes de que él caiga de cara al suelo.
Caigo al lado de Tom Cat cuando comienza a atragantarse y asfixiarse con la sangre.
Agarro su nuca y lo acerco.
—¡Bull!—grito. Bull corre desde detrás de las motos y cae de rodillas a mi lado.
—Tenemos que llevarlo al hospital ahora—afirma Bull. Echando un vistazo a los Sin
City Outlaws, parece que están haciendo lo mismo, mirando a su presidente, sin
preocuparse por nosotros.
—Vamos a llevarlo allí—le digo.
—Lip, también tenemos que llevar a Cherry allí. —Bull me mira con los ojos muy
abiertos.
—¿Qué quieres decir?—Me levanto, la preocupación repta por mi pecho.
—Tu bala. Te atravesó y le pegó.
Bobby se acerca corriendo hacia nosotros.
—Llamé a Doc; ellos tienen un helicóptero en camino. Debería estar aquí en
cualquier momento—dice Bobby, sus manos frotándose el cabello con ansiedad.
—Tengo a Tom, ve con Cherry—ordena Bull. Miro a Tom Cat una última vez, sus
ojos están fijos en mí.
—Gracias—digo silenciosamente.
—Herma… —Se atraganta—. Somos he-hermanos—tartamudea Tom, y las lágrimas
amenazan con pincharme los ojos. Tom Cat es un hermano leal, un hermano que
arriesgaría su vida para proteger la mía. Mientras que mi propia sangre me traicionó y
quiso terminar con mi vida.
Corro hacia Cherry, que está recostada contra una moto y jadea pesadamente. La
sangre empapa su camiseta muy ajustada debajo de sus pechos.
—Bebé—susurro, tirando su cabeza hacia mí.
—¿Tú. Tienes. A. Piper? —Ella respira entre cada palabra.
—Sí, la tengo. Ella es nuestra ahora—le digo, quitándole el pelo de la cara.
Una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro.
—¿Nuestra?—me susurra, y asiento. El helicóptero vuela encima de nosotros y yo
miro hacia arriba. Mierda, ya era hora.
—Vas a estar bien, bebé; los médicos están aquí.
—Tengo mucho frío—murmura, sus ojos se ven distantes. Mirando el disparo de
Cherry, veo sangre derramándose a través de sus dedos, y entro en pánico.
—¡POR ACÁ!—grito a los médicos.
Dos personas vestidas con monos azules corren hacia nosotros y colocan a Cherry en
una camilla. Mientras la amarran, los médicos comienzan a gritar y gritar y yo me
convierto en un maldito desastre.
—¡Hemos perdido mucha sangre en éste!—grita alguien. Las lágrimas me pincharon
los ojos y tiro de mi pelo.
—¡Hagan algo! ¡Maldición, hagan su trabajo!—les grito.
—¡Tengo un latido del corazón!—grita un médico con el pelo largo, y no puedo
evitar sonreír con alivio.
—¡Señor, no podemos hacer nuestro trabajo si nos está gritando!—me grita uno de
ellos. Ignorándolos, corro junto a ellos y agarro la mano fría de Cherry.
Bajando la boca hasta su oído, le susurro:
—Te amo, Cherry.
Empujan a Cherry en el helicóptero junto a Tom, y un hombre con mejillas
regordetas pone una sábana sobre la cara de Tom.
—Hora de la muerte, 11:23 AM.
Mis ojos y mi boca se abren de par en par, la necesidad de venganza se enraíza en mi
pecho. Antes de que pudiera gritarles que hicieran mejor su trabajo, el helicóptero
levanta vuelo. Mi mundo gira, y mi corazón late acelerado. Mi mujer está herida y he
perdido un hermano. 11:23 AM… una hora que nunca olvidaré, porque en ese
momento me di cuenta de que no soy invencible, que no puedo solucionar todo, y que
puedo perderlo todo con el chasquido de un dedo.

CHERRY
—¿Bebé?
Parpadeo, la palabra resuena en mi cabeza, y me estremezco.
Levanto la mano y me limpio los ojos, y un cálido capullo envuelve una de mis
palmas.
—Cherry, bebé, me tuviste tan jodidamente preocupado. —Al mirar, encuentro a Lip
clavándome sus ojos llenos de lágrimas.
—¿Lip?—grazno, mi corazón late más rápido sabiendo que está cerca.
Usando mis manos, me elevo en la cama para sentarme, pero mi costado se dobla
por el dolor.
—No lo hagas, recibiste un disparo. —Lip frunce el ceño. Es correcto. Zeek intentó
dispararme pero Lip saltó frente a él y recibió la bala… bueno, la mayor parte. Atravesó su
hombro y me dio. Miro hacia abajo y levanto la camiseta, encontrando un parche
enorme.
—Perdiste mucha sangre, pero llegaron a ti justo a tiempo—afirma Lip—. Tuvieron
que quitarte la bala con una cirugía, pero todo fue sin problemas.
Él hace una pausa, como si estuviera buscando las palabras. Finalmente, vuelve a
mirarme, la tristeza se apodera de sus rasgos.
—Cherry, tengo algo que decirte. —Lip se sienta en la cama, agarrando mi mano.
Los pelos en mi nuca se erizan, y mis ojos se abren ampliamente.
—¿Qué?—susurro.
—Tom Cat, él… —Lip mira hacia arriba, tirando de su labio entre los dientes.
—¿Qué pasa con él? —Las lágrimas comienzan a filtrarse de mis ojos.
—No lo logró, bebé—masculla Lip, las lágrimas están cayendo por sus mejillas.
Cierro los ojos y lloro, un terrible sollozo se escapa de mis labios. Perder uno de los
nuestros, es un dolor que se arraiga profundamente dentro del pecho. Nunca se va.
—Ven aquí. —Lip me atrapa en sus brazos, y lo abrazo. Lloro mucho y fuerte. Tom
fue uno de nosotros, y lo perdimos. Yo amaba a Tom, era tan cordial… cachondo, pero
cordial.
—El funeral es mañana—dice Lip.
—Voy—agrego. Lo veré por última vez y le presentaré mis respetos, sin importar en
qué condiciones estaré.
—No puedes, bebé. Tienes que quedarte aquí y...
—¡A la mierda eso, Lip, yo voy! —grito, haciendo una mueca por el dolor en mi
costado. Tom dio su vida por nosotros, y es lo menos que puedo hacer.
Lip sonríe y pasa sus dedos sobre mis labios.
—Veré lo que puedo hacer—masculla Lip—. Los policías vinieron un poco más
temprano por tu declaración, pero Doc prácticamente les dijo que se fueran a la mierda.
Les conté lo mismo que al resto de los muchachos, que fuimos emboscados por unos
tipos pero no pudimos reconocerlos. Somos los Devil´s Dust. Tenemos enemigos en
todas partes. —Me guiña un ojo—. Entonces, si vuelven, debes ser fiel a esa historia—
afirma Lip. Frunzo el ceño y asiento—. La policía no va a manejar esto; sabes tan bien
como yo que el sistema de justicia está jodido. Los Devil's Dust se encargarán de esto,
bebé. —Lip me retira el pelo de la cara y me besa en la frente. No discuto, porque él
tiene razón. No confío en que los policías se encarguen de esto, no después de mi último
enfrentamiento con el sistema de justicia.
—¿Pero te creyeron?—pregunto.
—Ellos sospechan que estamos mintiendo, pero no tienen pruebas. —Lip se encoge
de hombros.
—¿Ya puedo entrar?—grita alguien desde la puerta. Mis ojos se abren de emoción;
reconocería esa voz en cualquier lugar.
Lip se ríe.
—Sí, pasa.
Piper entra corriendo, está usando un vestidito rosa, y el cabello brillante y peinado.
Ella se ve tan joven y feliz.
—¡Piper!—grito de emoción. Para verla, podría mover montañas, sin importar el
dolor que padezca.
—¡Cherry!—responde Piper. Ella se sube a la cama, y yo lloro más fuerte mientras la
abrazo fuertemente.
—Despacio. —Lip se ríe.
La abrazo más fuerte, los pequeños latidos de su corazón latiendo contra mi pecho.
Me impregno del olor de ella, la sensación de su piel contra la mía, y juro por Dios que
nunca la dejaré ir otra vez.
—Te extrañé—susurra.
—Te he echado de menos—le respondo.
La siento de nuevo y la miro.
—Te ves tan bonita. —Tomo el material de su vestido.
—Gracias. Lip me llevó de compras. —Mis ojos se mueven de Piper a Lip,
sorprendida.
—¿Sí?
Lip se encoge de hombros, y creo que mis ovarios acaban de estallar. El malote
motero llevando a mi hija de compras es con seguridad, algo para la posteridad. Miro a
Piper, mi hija, y sonrío.
—Piper, necesito decirte algo—murmuro, frunciendo el ceño. No sé si ahora es el
momento adecuado para decirle que soy su madre, pero no puedo aguantar más. He
tenido que mantenerlo en secreto durante seis malditos años, así que ahora es tan bueno
como cualquier momento. Empujando pequeños mechones de cabello detrás de su
oreja, inclino mi cabeza hacia un lado.
—Soy tu madre, Piper.
Sus ojos se fruncen y se mordisquea el labio inferior mientras asimila las palabras
que acabo de decir. Finalmente, me mira con los ojos entrecerrados, su rostro con
expresión insegura.
—Siempre quise una madre como tú. Sabes, a veces cuando estábamos juntas,
pensaba en ti como mi mami. —Ella sonríe, y lo que quedaba de mi corazón estalla en
calidez. Las lágrimas se escapan de mis ojos incontrolablemente.
La acerco y lloro en su cabello. Finalmente tengo a mi hija. Finalmente tengo mi
sangre. No morí, pero ciertamente atravesé el infierno para tenerla. Lo haría todo de
nuevo, también.
—Te voy a compensar los últimos seis años por el resto de tu vida, Piper—le
prometo.
***
El entierro de Tom Cat fue hermoso, pero triste. Creo que Lip se llevó la peor parte.
Perdió a un hermano leal por uno al que no puede tolerar. El ataúd de Tom estaba
cubierto con su chaleco de cuero antes del servicio, y fue difícil de ver. Bull caminando
hacia el ataúd y susurrando que era un verdadero hermano, y que lo vería en el otro
lado, antes de golpear los nudillos en el ataúd... fue aún más difícil. La canción Last Ride
de Wiz Khalifa sonó e hizo llorar a todos a moco tendido. Dani eligió la canción, y creo
que puedo abofetearla por hacer sonar algo tan perfecto pero tan triste al mismo
tiempo.
Pongo un vaso vacío en el fregadero y salgo lentamente de la cocina. Mi costado en
el lugar donde me dispararon me está matando, pero no me atreveré a irme por el
dolor. Los clubes de todos lados están aquí para presentar sus respetos, y es hermoso,
realmente. Las personas que pasan por las aceras y en los coches nos miran como si
fuéramos monstruos que viven en la rabia y la furia, pero cuando superas esa
estereotipada mierda, somos familia. Nos apoyamos mutuamente y nos amamos como
cualquier otra familia. Para muchos hombres, esto es todo lo que tienen. Algunos
regresan de servir a su país y necesitan a esa familia que perdieron mientras estaban
ausentes, o algunos que crecieron en el lado equivocado y necesitan orientación… los
aceptamos a todos. Me encanta formar parte de algo tan grandioso, porque sé de
primera mano que a veces las personas solo necesitan un segundo intento para tratar de
superar una de las cosas más difíciles que existen... la vida.
—¡Piper, espérame!—grita Zane detrás de Piper mientras corren por la habitación.
Sonrío, Zane va a ser un gran mujeriego.
Dani pasa junto a mí y la detengo.
—¿Has visto a Lip? —No lo he visto desde que volvimos.
—Lo vi dirigiéndose por el pasillo más temprano—me dice Dani. Asiento y camino
por el pasillo en busca de él. Haber recuperado a Piper para mí es algo por lo que
siempre estaré en deuda. Pero desde que salí del hospital, ha estado algo distante, como
si no supiera lo que quiere. O tal vez es solo la muerte de Tom Cat agobiándolo, no
estoy segura.
Abriendo lentamente la puerta, me encuentro con Lip sentado en la cama, con los
codos sobre las rodillas y la cabeza entre las manos. Llorando. Me lastima ver a un
hombre tan fuerte llorando. ¿Debería entrar o dejarlo en paz? Entro, decidiendo
consolarlo. Después de las muchas veces que estuvo allí cuando yo estaba llorando, esta
es mi oportunidad para pagar ese favor. Él levanta la mirada y se limpia la cara.
—Saldré en un minuto—grazna, su voz pesada de dolor.
Me siento en la cama y tomo su mano. Sus ojos inyectados en sangre se disparan
hacia los míos, y frunzo el ceño. Odio verlo tan roto.
—¿Estás bien?
El cuerpo de Lip se relaja, sus tensos hombros se doblan.
—No, no lo estoy. Mi sangre mató a uno de los míos. —Lip sacude la cabeza, una
lágrima resbala por su bronceada mejilla. Por mucho que duela verlo así, también es
como que me excita verlo tan vulnerable.
—No es tu culpa, Lip—, afirmo.
Lip se burla.
—No debería haberlo dejado ir.
—¿Podrías haberlo detenido realmente? Él sabía lo que estaba haciendo, Lip—
intento tranquilizarlo.
—Probablemente no. Su culo era terco. —Lip se ríe entre dientes, limpiándose las
mejillas. Sonríe y me aprieta la mano.
—¿Cómo están acomodándose tú y Piper?—me pregunta, cambiando de tema.
Me encojo de hombros.
—Bien, supongo. Creo que me quedaré con mi hermano por un tiempo. Él realmente
quiere pasar un tiempo con Piper y yo no puedo separarme de ella. No en este
momento—le explico, una parte de mí queriendo que Lip objete. Eso haría que
descartara mi miedo a que no quiera a Piper en su vida.
Sentada en silencio, me muevo incómodamente.
—¿Dónde estamos, Lip?—pregunto finalmente, harta de los juegos. No puedo leer
su mente, o su lenguaje corporal respecto a esto.
—Ni siquiera yo sé. —Niega con la cabeza, y me duele el pecho.
Asiento y me paro.
—Lip, me importas, realmente. Pero no nos conocemos, no en verdad. Además,
tengo una niña pequeña, y ni siquiera te gustan los niños. —Inspiro profundamente—.
No la abandonaré, lo siento.
Lip asiente con la cabeza, no disiente, y no intenta detenerme.
—Seh, creo que necesitamos un tiempo para decidir a dónde diablos vamos con todo
esto. —Lip se mira las manos, y mis ojos amenazan con derramar lágrimas calientes—.
La muerte de Tom, tú recuperando a tu hija y yo matando a mi hermano. Todo está
sucediendo tan rápidamente—masculla.
Casi lloro en reacción. Tengo que salir de aquí o me pondré a llorar.
Los ojos inyectados en sangre de Lip me miran.
—Me importas, Cherry. Realmente. Solo necesito algún tiempo para procesar esta
mierda. No quiero hacerte daño de nuevo, y no quiero que vuelvas porque estás
familiarizada conmigo. ¿Entiendes?
Me muerdo los labios para no sollozar y asiento con la cabeza. Entiendo lo que está
diciendo, pero eso no lo hace más fácil.
—Te entiendo—murmuro y bajo la cabeza para evitar mirarlo. Me inclino y le beso
la mejilla, y él agarra mi mano mientras me alejo.
***
Tyler le muestra a Piper cómo tocar las cuerdas de su guitarra, y no puedo evitar
tomar una foto tras otra. Verlos juntos, en una habitación, es algo a lo que no estoy
segura de que alguna vez me acostumbraré. El cabello de Piper está trenzado sobre un
hombro, y los tejanos desgarrados y la camiseta rosa que lleva puestos lucen adorables
en ella. No sabía qué pensar cuando compré su ropa excepto que tuvieran algo de color
rosa y fueran de su talla. Quería llorar y maldecir a Eric al mismo tiempo ante la
reacción de Piper.
—Allí vas, lo lograste. —Tyler se ríe, colocando la guitarra en el regazo de Piper.
Mirando la guitarra, es parecida a la que estaba en el dormitorio de huéspedes de Lip.
Frunzo el ceño, lo extraño mucho. Todo me recuerda a él. Ayer escuché una moto, y salí
corriendo por la puerta principal con nada más que una camiseta sin mangas y bragas,
pensando que Lip estaba allí para llevarnos a Piper y a mí a casa. Pero era solo un tipo
viejo, aunque parecía más que agradecido por el espectáculo pornográfico. Estoy
comenzando a cuestionar mi cordura.
Agarrando mi teléfono, reviso mis mensajes por quinta vez en la última hora, pero
no hay nada. Él no ha enviado mensajes de texto, no ha llamado, y han pasado días. Tal
vez ha decidido que no puede amarnos a Piper y a mí, que simplemente no tiene
suficiente amor en él para eso. Apartando la mirada del teléfono y llevándola a Tyler y
Piper, noto que Tyler sonríe tan ampliamente como jamás lo he visto, pero la sonrisa se
desvanece rápidamente mientras me mira.
—¿Estás bien, Cherry?
Suspiro fuertemente y tiro el teléfono sobre el cojín del sofá.
—¿Todavía no ha llamado? —Tyler frunce los labios, y yo niego con la cabeza.
—A la mierda con él. Si él no puede aceptarte y… —Mira a Piper, que todavía está
tocando la guitarra—, entonces no te merece ni a ti ni a ella. —Me muerdo el labio
inferior, porque la idea de que Lip no quiera estar en nuestras vidas después de estar
juntos es casi demasiado.
—Está pasando por mucho con la muerte de Tom y todo eso—lo defiendo, y Tyler
resopla irritado. Pongo los ojos en blanco. Tyler no lo entendería; él nunca ha estado con
una chica más de una semana y mucho menos se ha enamorado de otra persona.
—Digo, ¿en qué momento dices, 'oye, ya es suficiente', Lindsay? Una pareja solo
puede manejar una cantidad de mierda. —Tyler se encoge de hombros, y yo me
estremezco ante mi nombre de pila. He llegado a odiarlo en comparación con Cherry.
Inclinando mi cabeza hacia un lado, entrecierro los ojos ante el tono frívolo de Tyler.
No estoy de acuerdo con él, porque no creo que una pareja que se preocupa por el otro
simplemente debería alejarse cuando las cosas se ponen difíciles.
—Nunca—respondo. Tyler entrecierra los ojos en confusión.
—Creo que cuando dos personas se aman, uno nunca llega a ese punto. Nunca te
rindes, y nunca llegas al extremo de suficiente—le aclaro. La cara de Tyler parece que
acaba de ser abofeteado con la realidad, y me hace sonreír. Un día, una chica va a poner
patas arriba su mundo, y por Dios que espero estar allí para ver eso.
—Oye, chiquilla, vamos a atacar el tarro de las galletas—sugiere Tyler. Los ojos de
Piper se abren ampliamente y le da a Tyler la guitarra. Al verlos entrar a la cocina,
recojo el teléfono, mis dedos pican por escribirle un mensaje. Mi teléfono suena y mi
corazón salta con el sonido. Al abrir los mensajes, encuentro un texto de Dani.
DANI: Reunión familiar la próxima semana en la playa. Tú mejor que estés allí
con Piper.
No estoy segura si debería ir; se siente extraño no sabiendo dónde estamos Lip y yo.
Mi teléfono suena de nuevo.
DANI: Eres de la familia. Estate allí o iré a buscarte.
Me río. Amo a esa mujer, Piper me dijo lo agradable que fue Dani con ella cuando se
conocieron, aunque eso no me sorprende. Dani es una persona increíble, y la familia es
todo para ella. Saber que soy su familia pase lo que pase, es refrescante. Suspiro y le
respondo que estaremos allí.
Capítulo 12
LIP
Una Semana Después
—Lip, ¿vienes a la reunión?—me pregunta Dani, apilando bandejas de comida. El
club decidió tener una gran barbacoa, tratando de levantar el ánimo de todos después
de la muerte de Tom, pero no puedo entenderlo. Al crecer, mi madre era católica, y mi
padre no tanto. Cuando alguien cercano a nosotros moría, mi madre nos hacía llevar
luto religiosamente, mientras mi padre iba al club y se hacía chupar la polla para llorar
al muerto.
—Tienes que ir, has estado deprimido por aquí durante una maldita semana—dice
con desprecio Bull—. Lo entiendo, hermano. Todos amábamos a Tom Cat, pero él dio
su vida, para que tú tuvieras una. Ahora sal allí y vívela—exige Bull, su tono es enojado.
—Vívela, ¿así como ir y encontrar a Cherry?
Bull asiente.
—Por favor, ya no soporto más esta mierda. Siempre estás mirando el teléfono,
escondiéndote en tu habitación… estoy a punto de comprarte una caja de tampones,
hijo. —Bull sonríe burlonamente, y yo me burlo.
Cherry quedándose en casa de su hermano casi me ha matado. Cuando veo dónde
solía acostarse en nuestra cama y donde solía arrojar su cabellera sobre la encimera de
nuestro baño, siento que una parte de mí se ha ido. Me quedo aquí en el club
principalmente así no tengo que notar su ausencia, ni oler su olor en la casa. Todo un
recordatorio de cómo lo jodí, cómo lo jodí todo.
La quiero en mi vida, y quiero a Piper en mi vida también; tanto que se ha hecho
evidente para mí. ¿Pero cómo le aseguro que quiero a su hija en mi vida? ¿Cómo puedo
decir, 'oye, tú la jodiste, y yo la jodí. Sigamos adelante'?
—¿Dónde es?—le pregunto, sabiendo que Bull tiene razón. Necesito salir de este
maldito lugar por un tiempo.
—En la playa. —Dani se encoge de hombros—. Debería ser divertido, los niños
adoran estar allí—continúa.
—No lo sé—mascullo, agarrando otra cerveza. Miro el teléfono de nuevo, entonces
niego con la cabeza y suspiro. Aquí estoy actuando como una maldita chica revisando el
teléfono, esperando que ella me llame primero. Conociendo a Cherry, está esperando
que yo vaya con ella.
—Cherry estará allí—dice en tono monótono Dani—. Puedes dejar de revisar ese
teléfono y solo ir con ella, por cierto.
Mis oídos se animan con el nombre de Cherry. El solo hecho de escuchar a otra
persona decirlo conduce el clavo de la soledad en mi corazón. El otro día vi a una chica
pelirroja sentada en la barra del club, y mi corazón se detuvo, pensando que era Cherry.
No era ella, por supuesto, y parecí un idiota redomado haciendo girar a la desconocida
por el brazo como un gilipollas loco.
—No sé cómo hacer las cosas bien—respondo honestamente. Dani suspira
pesadamente, dejando su bolso sobre el mostrador.
—Ustedes solo necesitan comenzar de nuevo, olvidar todo lo que salió mal. Ella te
extraña, lo sabes. Quiere estar contigo. Pero no cree que quieras estar con ella por su
hija. —Los ojos de Dani se entrecierran con una mirada acusadora.
—Pero quiero estar—clavo mis ojos en los de Dani parpadeando y ella sonríe
compasivamente—. No estaba seguro al principio, pero yo… —Bajo la cabeza y exhalo
un suspiro de frustración—. Me siento miserable sin ellas—lo confieso—. Cuando
conocí a Piper y vi lo frágil que era, todo lo que quería hacer era protegerla. Ella me
recuerda mucho a Cherry, y existe esta parte de mí que solo quiere ser su protector, su
principal fuente de seguridad.
—Entonces maldición dile eso—me dice Dani—. Ambos la jodieron, ambos dijeron
algunas mentiras despreciables. Nadie es peor que el otro en esto, pero como Cherry es
mi compinche, voy a decir que eres el maldito idiota en esto. Tienes que ir con ella y
parar con la mierda del orgullo—escupe Dani, sin andarse por las ramas. Por mucho
que su irrespetuosa boca me enoje, tiene razón.
—Gracias por el consejo—mascullo sarcásticamente y me alejo del mostrador. Por
mucho que las palabras de Dani tengan sentido, ¿por qué Cherry creería cualquier cosa
que diga después de todas las mentiras que he dicho? ¿Por qué debería?
Entro a mi habitación en la parte trasera del club y doy un portazo. Nunca pensé que
querría tener hijos, nunca pensé que amaría a alguien, pero ahora no sé cómo podría
vivir sin Cherry y Piper. La manera en que ella está en mi mente día y noche, el
pensamiento que otro tipo esté mirando lo que es mío, sé sin lugar a dudas que me he
enamorado de ella. Sin embargo, ¿yo corriendo hacia ella y escupiendo un montón de
disculpas? Ese no es el estilo de Cherry. Mierda, ese no es mi estilo.
Veo el parche de propiedad de Cherry tirado en el suelo. Avanzando, lo agarro, el
olor de ella me pone dura la polla. Bull me dio a Cherry y me enamoré de ella. Ella me
enseñó a equilibrar mi oscuridad y mi luz. Sin ella, me disolveré en mi propia sombra.
No puedo evitar el hombre que soy, pero por el amor de Dios, no voy a ser el hombre
que permita que se le escape la única chica a la que ha amado.
Empuñando el chaleco, me dirijo a la puerta, saliendo del dormitorio a zancadas.
Cherry es mía, ya sea que ella lo quiera o no. No la dejaré marcharse tan fácilmente.
—¡Dani, espera!—le grito.
Sigo a Dani y algunos de los muchachos a la playa, todo el tiempo mi corazón late
ruidosamente contra mi pecho. ¿Qué si ella me dice que no puede en este momento, que
necesita centrarse en Piper? Niego con la cabeza. A la mierda con eso, no dejaré que ella
me aleje con esa mierda.
Me detengo en la playa y apoyo mi moto en su soporte.
—Buena suerte, hermano. —Bobby sonríe burlonamente, dándome palmaditas en la
espalda mientras pasa. Estúpido.
El cabello rojo capta mi atención, y mi corazón se hunde. Ahí está. Joder, es hermosa.
Lleva un bikini verde menta de dos piezas, su pelo rojo vibrante como siempre con el
sol brillando a través de él. Sin embargo, todavía tiene ese parche en el estómago, donde
recibió un disparo. Ella y yo tendremos cicatrices coincidentes ahora, cicatrices que
demuestran nuestra mutua devoción. ¿Cuántas parejas pueden decir que recibieron una
bala por el otro?
Avanzo dando pisotones, la arena llena mis botas, el chaleco de Cherry en mi mano.
Un tipo con largo cabello rubio y un bañador floreado camina hacia Cherry, y mi
mandíbula se aprieta. Está jodidamente coqueteando con mi chica, y eso no está
sucediendo.
Dando zancadas me acerco a Cherry, sonrío sarcásticamente al rufián.
—¿Pasa algo? —Él saca la barbilla, pero yo no respondo. Transmito todo lo que
necesito decir en mi mirada de muerte. El tipo tartamudea, mirando a su alrededor
torpemente como si acabara de darse cuenta de que hay un grupo de moteros de los
Devil´s Dust allí, y se aleja como un cobarde.
Cherry se da vuelta, y lo juro por Dios que las palabras que iba a hablar se alojan en
mi garganta. Joder, ella es impresionante.
—¿En serio, Lip?—dice y resopla—. Estábamos hablando. —Niega con la cabeza.
Quería resultar medio decente cuando me acerqué a Cherry, pero después de ver a
ese rufián coquetear con ella, no puedo pensar en nada más que reclamar su trasero
delante de todos. Usando una de mis manos, aferro su pelo y acerco su cabeza hacia la
mía.
—Eres mía, Cherry. No dejaré que te alejes, y sin duda alguna que no dejaré que un
rufián intente ocupar mi lugar—digo con desprecio. Sus labios se separan, y sus ojos se
llenan de lujuria—. Te quiero en mi vida, y quiero a Piper en mi vida también—
murmuro, relajando mi agarre, mis dedos fluyendo a través de su pelo rojo—. Lo jodí
todo. Lo jodí mal, bebé. —Mis ojos se entrecierran mientras el remordimiento aguijonea
mi pecho.
—No voy a ningún lado, Lip, y también queremos ser parte de tu vida—dice
respirando con fuerza—. Pero somos un paquete. Mi hija y yo o nada.
Mis ojos se abren de par en par y mi mandíbula se tensa.
—Cherry, no lo querría de otra manera. ¿Qué clase de hombre crees que soy? —
Hago una mueca.
Cherry trata de combatir una sonrisa, volviendo la cabeza.
—No lo sé. De la clase de la que parece que no puedo escapar, supongo. —
Volviendo su mirada a la mía, esos ojos grises me penetran.
—Malditamente cierto. Tú y yo somos algo que nuestros mundos no esperaban,
amor, pero estaría maldito si mi mundo no te tuviera en él. —Agarro los lados de su
cara, acercando sus labios a los míos.
Esa hermosa sonrisa se abre paso, y no puedo evitar sonreír satisfecho en respuesta.
—Te he echado de menos, Lip—susurra.
—Dios, te he extrañado—gimo. Cerrando los ojos, inhalo su aroma, su perfume me
reconforta.
Estrello mis labios con los de ella, empujando mi lengua a través de sus dulces
labios, el sabor frutal llena mi boca mientras la devoro delante de todo el puto mundo.
Mi boca ruega pero exige, su boca acepta pero provoca. Alejándome de ella, beso su
labio inferior con ternura.
—Lamento no haber regresado, Lip. Yo quería, pero necesitaba saber que realmente
querías estar conmigo y con Piper. —Frunce el ceño y se aparta el cabello de la cara,
frunciendo el ceño.
—Nunca más me vuelvas a dejar, Cherry—gruño enojado—. Eres mía. —Sostengo el
chaleco, y sus ojos lo miran.
—Sé mi dama—exijo en lugar de preguntar. Ella lo mira de nuevo y después me
mira—. Estoy a punto de colocártelo en unos tres malditos segundos—la amenazo. Sus
ojos se dirigen a los míos, y sonrío burlonamente.
Ella suelta una risita, pero pronto se desvanece.
—Si me haces daño, Lip... —Hace una pausa, sus labios se separan de esa manera tan
sexy que hacen—. Esta vez te mataré.
—No sucederá—susurro contra sus labios—. Te amo, Cherry. Si he aprendido algo
en esto, es que tienes el poder para aplastarme. —Sus mejillas se sonrojan con mi
confesión, y sus dedos manosean mi chaleco.
—Le diré a mi hermano que Piper y yo nos estamos mudando entonces—dice
sonriendo.
—Ya les dije a algunos chicos que recogieran tu mierda. —Sonrío burlonamente, y su
boca se abre con sorpresa. Un altavoz apoyado en una mesa reproduce Never Going To
Alone de Nickelback. Volviendo la mirada a Cherry mientras se pone el chaleco, no
puedo evitarlo
—¿Me muestras tus cuernos de diablo?—le pregunto en la manera más sexy que
puedo. Una sonrisa curva sus labios y saca la lengua, sus manos levantando dos
cuernos de diablo
—Cuero, cuernos de diablo, y algo de acción de lengua... Malditamente sexy.— Le
guiño un ojo y la acerco. Ella se ríe, dándome una palmada en el hombro.
—¡LIP!—grita Piper, corriendo hacia mí, Zane justo detrás de ella. Le frunzo el ceño
al pequeño cabrón y levanto a Piper.
—Me encanta tu traje de baño—admiro, punzando el dedo en el traje de baño con un
pingüino de lentejuelas. La llevé a comprar ropa, y juro por Dios que nunca volveré a
comprar con una chica. Dos horas le tomó a Piper elegir cuatro conjuntos, y después
tuvo que probarse todos. Pensé que iba a morir sentado en esa maldita tienda.
—Gracias. Mi mami me lo compró—sonríe mirando a Cherry.
Mi teléfono suena, y bajo a Piper.
—Voy a llevarla a buscar algo de comida antes de que todo se haya acabado—dice
Cherry, agarrando la mano de Piper.
—Sí, estaré allí en un segundo, bebé.
Al no reconocer la llamada, la acepto por curiosidad.
—¿Hola?
—Hermano—dice con voz áspera Zeek en el teléfono, y mis ojos se abren
ampliamente, mis dedos se crispan alrededor del teléfono en un apretón mortal.
—Se supone que estás muerto—gruño. Después de que el helicóptero despegó, los
Sin City Outlaws se habían ido. Lo único que quedaba era un charco de sangre donde
Zeek estaba tendido. Pensé con certeza que lo había matado.
—Un Outlaw no muere tan fácilmente, me temo. —Se ríe ahogadamente—. Esto no
ha terminado... hermano—gruñe antes de que la línea se corte.
Mis fosas nasales arden de ira, y mi mano casi aplasta el teléfono.
Mataré a ese hijo de puta así sea lo último que haga.
Epílogo
CHERRY
Un Mes Después
Todo ha estado yendo sobre ruedas desde que Piper y yo volvimos a la casa de Lip.
Lip y yo estamos más sólidos que nunca, ¡y el sexo es alucinante! Pulvericé la bestia de
Lip que habita en su interior y ayudé a resaltar lo bueno de lo que nunca pensó que
fuera capaz. Puedo decir que ahora tengo todo Lip, y no lo tendría de otra manera.
Convicto, enojado, furioso, pero también gentil y cariñoso. Él es Lip y es mío.
Él rehízo completamente la habitación de invitados con decoración My Little Pony
para Piper, y la malcría más allá de la imaginación de cualquier niña pequeña. Es loco
verlo cuidar tanto de ella después de jurar que nunca quería tener hijos durante tanto
tiempo. Pero está envuelto en el dedo meñique de Piper, y él no lo haría de otra manera.
Piper nos ha enseñado a Lip y a mí muchas cosas sobre la vida que nunca supimos que
nos estábamos perdiendo.
Finalmente me siento en paz, bueno, tan en paz como me permitiré. Estoy
constantemente mirando por encima del hombro esperando que alguien arrebate mi
felicidad, robe mi esperanza y devoción directamente en mis narices, pero aún no ha
sucedido.
Lip parece al borde desde que su hermano lo amenazó. Sugirió un encierro, pero me
negué. No podía meter a Piper en un encierro después de instalarla. No quiero
asustarla. Sé que Lip planea vengarse, pero le estoy suplicando que no vaya a Las Vegas
para vengar la muerte de Tom, que es demasiado arriesgado. Dijo que aún no se había
decidido nada, pero sé que el club y él están discutiendo tácticas. Los Devil's Dust y los
Sin City Outlaws serán enemigos eternos ahora. Se ha derramado sangre, manchando
cualquier línea de respeto que podría haber estado allí.
Hasta el momento, nada ha sucedido, no hay llamadas aterradoras, nadie está
intentando matarnos. Considero que el resentimiento entre Lip y su hermano no va a
cambiar, pero creo que mientras que cada club permanezca dentro de su territorio, no se
derramará sangre. Si ellos se quedan en su territorio, para ser exacta. La madre de Lip
vendió su casa y compró una casa rodante, dijo a la mierda ambos hijos y está viajando
por todo el país. Dijo que sus hijos tienen demasiado de su padre en ellos, y que no
podría soportar verlos derramar su propia sangre. Aunque no la culpo. ¿Qué haces
cuando tus dos hijos están intentando matarse mutuamente?
—Oye, mami, ¿está bien si vamos a visitar a Zane?
Frunzo el ceño. El hijo de Dani realmente ha estado husmeando el rastro de mi hija
desde que ella estuvo aquí.
—Pienso que esta noche vamos a quedarnos en casa para ver películas—respondo.
Piper se encoge de hombros y comienza a jugar en el iPad que Lip le dio. Ella es
realmente muy fácil de criar; no he tenido demasiados problemas, afortunadamente.
Piper ha preguntado por su padre una vez. Realmente no supe qué decirle, porque
no sé lo que pasó. Lip no me lo dirá tampoco, aduciendo que si nunca lo sé, nunca
tendré que preocuparme por mentirle a Piper.
Así que le dije a Piper que su padre se había ido por las cosas malas que había hecho
y no sabía cuándo volvería. Ella parecía triste al principio, pero no ha dicho una palabra
sobre él desde entonces. Odio que haya tenido que llegar a esto entre Eric y yo, pero
una cosa que un hombre debería saber es que no te interpones entre una madre y su
hijo. ¡Nunca!
—¡Hora de la película!—grita Lip.
Saltando de mi cama, Piper y yo nos dirigimos a la sala de estar donde los Minions
está reproduciéndose en el televisor. Lip no quería hijos cuando nos conocimos, pero
juro por Dios que es el padre perfecto. Conoce todas las peculiaridades de Piper. Como
que no le gusta el ketchup en su perrito caliente, sino aparte, y que le encantan las
verduras, por lo que siempre duplica su porción en la cena. Son las cosas pequeñas. Nos
sentamos en el sofá, poniéndonos cómodos, y apoyo mi cabeza en el hombro de Lip
mientras Piper se acurruca contra sus costillas al otro lado de él.
—Oye, Lip—le susurro recordando el otro día. Lip había mencionado que quería
embarazarme. No sé si estaba bromeando, hablando por hablar, o en serio, pero estoy a
punto de descubrirlo.
—¿Sí?—responde con un bocado de palomitas de maíz.
—Dejé de tomar mi método anticonceptivo—murmuro. Hace una pausa por un
segundo y mi corazón tiembla.
Él me acerca.
—Bien—murmura en mi frente.
Sonrío; nuestra familia está a punto de hacerse un poco más grande. He crecido
desde que conocí a Lip y creo que él también. Ambos hemos aprendido que las cosas no
son tan atemorizantes una vez que las superas, de hecho, solo te fortalecen. La triste
soledad que solía deslizarse en mi alma se ha ido, dejándola llena de felicidad y
esperanza. Nada puede detenernos ahora porque juntos somos los Devil's Dust, y
tomamos lo que queremos.

Fin
EL CONO del SILENCIO
Traducción

Colmillo
Corrección

La 99
Edición
El Jefe
Diseño
Max

EL CONO del SILENCIO


Notas
[←1]
Receta: Un clásico sándwich americano. Ingredientes: Pan, manteca y tu queso
favorito. Armas tu sándwich con la cantidad de queso que te gusta. Untas la parte
externa del pan con manteca y lo colocas en una sartén. Cuando se doró, untas el
otro pan y das vuelta el sándwich con una espátula. Cuando el pan esté tostado y
crujiente, el queso estará derretido y ummmmm riquísimo.
[←2]
Los parques de casas móviles o trailer park, especialmente en la cultura
estadounidense son vistos estereotípicamente como viviendas de bajos ingresos
para los ocupantes que viven en o por debajo de la línea de pobreza, que tienen un
estatus social bajo y llevan un estilo de vida inadecuado y perjudicial. Lugares
donde personas trabajadores y humildes conviven con prostitutas, narcos de poca
monta, alcohólicos, etc.
[←3]

Imagina esto pero sin el pantaloncito corto negro.


[←4]
En inglés Show me yours horns. Seguro que la haz visto en camisetas, y pósteres. Es

un gesto muy ligado al Rock and Roll.


[←5]

Ella hace esto.


[←6]
En algunos países No le Digas a Mamá que la Niñera ha Muerto. No le Digas a Mamá
que la Canguro ha Muerto.
[←7]
Dado que no hay un término único en castellano, depende del país donde vives se

deja en inglés. Pero estamos hablando de este tipo de juego.


[←8]
Un twinkie es un pastelito relleno de nata. Los twinkies están elaborados de una
masa esponjosa rellena de nata en su interior.
[←9]
Drano es un producto limpiador de desagües fabricado por S. C. Johnson & Son.

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