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Tanto para hombres y mujeres, es preciso indicar, que, en el país, las especialidades con
mayor demanda laboral son: Ingeniería Civil (por el aumento de construcciones),
Informática, Electrónica e Industrial; la ingeniería es una de las profesiones más valoradas
en nuestras sociedades, tiene los porcentajes más bajos de mujeres y proyecta una imagen
fuertemente masculina. De acuerdo con la socióloga australiana Judy Wajcman (1991),
es un ejemplo interesante de cultura masculina, pues se encuentra en los límites entre el
trabajo físico e intelectual, pero mantiene fuertes elementos del dualismo mente/cuerpo.
Las dicotomías entre ciencia y sensualidad, entre lo duro y lo blando, las cosas y las
personas, son elementos centrales en la construcción de esta profesión y se inscriben
dentro de sistemas de símbolos más amplios, que identifican mujer y naturaleza y oponen
razón y emoción. En el mundo industrial avanzado, en el que la racionalidad técnica y
científica es muy valorada, estas asociaciones tienen un papel importante en la
construcción de la inferioridad de las mujeres.
La dificultad del estudio de los mundos masculinos reside en que la masculinidad reina,
pero en un silencio que es la señal de una operación constantemente renovada de
mantenimiento de las mujeres a distancia (Cohen, 2002: 91).
la masculinidad constituye una cultura que estructura a la vez las relaciones de los
hombres entre ellos y las de los hombres con las mujeres, y que se inscribe dentro de
prácticas situadas e institucionalizadas (Berner, 2002: 159).
MUJERES INGENIERAS
Aunque el mismo estudio demuestra que las mujeres tienen del 20% al 30% más de
probabilidades de participar en el mercado laboral si tienen un mayor nivel educativo,
para las mujeres ingenieras obtener un empleo puede convertirse en todo un desafío.
En el campo laboral las situaciones de discriminación por género también son palpables.
Gioconda Juárez explica que mientras trabajaba en una empresa de construcción y
supervisaba una obra “a algunos obreros no les gustaba ser mandados por una mujer, y
peor joven”. En específico, recuerda a un maestro de obra que se negaba a acatar sus
órdenes. “Yo le daba la orden y él llamaba a mi jefe inmediato a ver si lo aprobaba”,
recuerda, añadiendo que, con el tiempo, el maestro de obra fue cediendo.
Para Diego Muñoz, de la UNI, “los esquemas se van rompiendo cada día”, y aunque el
proceso es lento, las empresas se están dando cuenta de las ventajas que tiene contratar
mujeres: “tienen mayor responsabilidad, creatividad y disciplina”, asegura.
BIBLIOGRAFÍA