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Punto 2: Ubicación del contrato en la realidad social: Análisis económico de los
problemas contractuales. La negociación contractual.
Dimensión Sociológica.
Desde esta visión se extraen los datos relevantes de la realidad social a la hora de
conformar un contrato.
Ahora bien, ¿Qué es el contrato en la realidad social?
a) Es un instrumento para el desarrollo de las relaciones económicas:
De este modo la relacion entre el derecho y la economía (en los contratos) se torna
relevante. En este aspecto, el contrato constituye instrumento de la economía capitalista.
En economía es muy importante el concepto de propiedad, que actúa o se proyecta a
través del contrato.
El contrato tiene una notable relacion con los sistemas económicos en los cuales se
inserta; en los últimos han existido dos sistemas económicos: el capitalismo y el colectivismo.
El Capitalismo es una manera de estructurar las relaciones económicas limitando el poder
del Estado. Se trata del Estado “gendarme”: al Estado sólo se le daba el control de la
economía; se ocupaba exclusivamente de la justicia y la educación.
Este sistema económico fue criticado tanto por el Marxismo que consideraba que el
capitalismo producía una acumulación de capital en desmedros de las clases trabajadoras,
como por la Iglesia Católica en la Encíclica Rerum Novarum de León XIII.
Estas dos corrientes que criticaron al capitalismo llevaron a que durante la primera mitad
del siglo XX el Estado asumiera un rol activo en las relaciones económicas (intervensionismo-
keynesianismo).
En la década de 1980 (gobiernos de Tatcher en Inglaterra y de Reagan en EE.UU.) se
retorna al capitalismo clásico del Estado “gendarme” (caída del Muro de Berlín).
Hoy en día, ya no existe el problema del Capitalismo vs. Colectivismo. Hay Capitalismo
vs. Capitalismo, es decir, hay dos vertientes de este sistema:
- Capitalismo Anglosajón: es el capitalismo clásico del Estado “gendarme”; todos los bienes
patrimoniales son susceptibles de comercializarse.
- Capitalismo Renano (alemán) o Economía Social de Mercado: el Estado toma un papel
de equilibrador en las relaciones económicas.
Con todo este desarrollo resulta obvio que no se puede estudiar al contrato sin una
proyección económica.
1) Contratos Predispuestos
Son aquellas modalidades contractuales por las cuales una de las partes
(predisponente) pre-redacta el contrato, quedando al disponente sólo la posibilidad de aceptar
o rechazar la propuesta.
El predisponente tiene mayor poder negocial que consiste en la pre-redacción del
contrato (nota característica de estos tipos de contrato).
El disponente ve afectada su libertad contractual que comprende la libertad para
establecer los contenidos del contrato.
4) Contratos Normativos.
En estos tipos de contratos, las partes, en previsión de una pluralidad de relaciones
contractuales a constituirse entre ellas en el futuro, determinan anticipadamente el esquema
genérico de regulación de esos contratos para el supuesto de que los mismos se celebren.
Las partes de antemano negocian el contenido de los futuros contratos, aunque en la
hipótesis de que decidan celebrarlo pueden ampliarlo o modificarlo en virtud del principio de
autonomía de la voluntad. Se trata de una especie de contrato marco: se sientan las bases,
las directivas o pautas generales.
Cabe aclarar que las partes no quedan obligadas a celebrar el futuro contrato, pero en
caso que decidan celebrarlo, lo pactado en este tipo de contratos, obliga a ambas partes.
5) Contratos tipo.
La mayoría de la doctrina considera que entre los contratos normativos y este tipo de
contratos existe una relacion de género a especie. Es decir que el contrato tipo es una
especie de los contratos normativos.
En este tipo de contratos, las partes, en previsión de una pluralidad de relaciones
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contractuales a realizarse entre ellas, deciden establecer anticipadamente el esquema
concreto del contenido de esas futuras relaciones contractuales.
Contiene el clausulado definitivo de esos futuros contratos, por lo que para contratar
les va a bastar manifestar su voluntad de realizarlo.
6) Contratos preliminares
Suele ocurrir a veces que las partes no quieren o no pueden concluir inmediatamente
un contrato, y entonces convienen en estipularlo cuando llegue la oportunidad.
El contrato preliminar es aquel mediante el cual una de las partes o bien ambas se
obligan a celebrar en un momento ulterior otro contrato que, por contraste, suele llamarse
definitivo y cuyo contenido ha quedado determinado por aquel preliminar. La nota que los
diferencia de los contratos preparatorios (normativos y tipos) es que en éstos hay obligación
de contratar en el futuro.
Atendiendo a su eficacia obligatoria, cabe distinguir dentro de la categoría, dos
especies:
- la de los contratos preliminares unilaterales: cuando una sola de las partes ha quedado
precisada a celebrar un contrato en el futuro cuando el cocontratante decida hacerlo. Se
trata de un contrato de opción, porque genera a favor del contratante que no ha quedado
obligado, la opción de contratar o no. Por ej., el contrato de retroventa, en el cual el
comprador está obligado a vender la cosa si el vendedor decide recomprarla.
- la de los contratos preliminares bilaterales: cuando ambas partes quedan obligadas a
celebrar en un momento ulterior un contrato serio y definitivo (nada impide que se
celebren contratos preliminares plurilaterales).
El ámbito de aplicación de los contratos preliminares bilaterales sólo alcanza a algunas
clases de contratos.
No son aplicables:
- a los contratos reales: por que exigen para su perfeccionamiento la entrega de la cosa (por
ej., en el comodato, admitir este tipo de contratos contradice la esencia de los contratos
reales),
- a los contratos formales solemnes: por que se exige la solemnidad para la validez y
existencia del contrato. No se pueden admitir los contratos preliminares bilaterales porque
habría contradicción con lo que dice el legislador respecto del cumplimiento de la solemnidad.
De este modo, el ámbito de aplicación se restringe a los Contratos Consensuales No
Formales.
Dado que la naturaleza jurídica de la obligación de contratar se plantea la cuestión
acerca de que es lo que pasa cuando la obligación no se cumple.
Se puede exigir el cumplimiento y pedir indemnización por la mora. Pero en caso de
que no se cumpla se podrá pedir la resolución del contrato e indemnización por daños y
perjuicios. Esto será posible siempre y cuando se pueda exigir el cumplimiento de la
obligación sin ejercer violencia sobre la persona del obligado.
2) Buena fe.
En el Derecho Romano existieron ciertos contratos que engendraban obligaciones
precisas y determinadas, taxativamente establecidas en la ley de modo tal que los
contratantes quedaban obligados a cumplirlas fiel y puntualmente como resultaba de la
fórmula empleada al celebrarlos, aunque ese cumplimiento pudiera resultar a veces contrario
a las normas de la equidad. Dichos contratos eran conocidos como de derecho estricto,
pudiendo mencionarse la stipulatio como un ejemplo de esa especie.
Pero junto a ellos existió otra categoría de contratos, calificados como de buena fe,
tales como la compraventa, la permuta, el mutuo, etc., que obligaban no solamente a lo
expresamente pactado sino a lo que resultase exigible entre personas justas y leales de
acuerdo con las circunstancias de cada caso.
En el derecho moderno esta distinción ha desaparecido en materia contractual y cabe
considerar que todos los contratos son de buena fe.
Diversos códigos modernos sientan expresamente el principio de la buena fe. En
nuestro derecho faltaba un precepto expreso; pero tanto la doctrina como la jurisprudencia
han considerado que el principio debía estimarse implícito, como un deber inherente a las
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relaciones entre los hombres e incluido en los extremos que constituyen el acto jurídico.
Con la reforma introducida por la ley 17.711, el art. 1198 ha quedado, en lo pertinente,
redactado así: “los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe y de
acuerdo con lo que verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender, obrando con
cuidado y previsión”.
El texto del precepto es amplio y comprende todo el “iter contractual” tanto la
celebración, como la interpretación y la ejecución del contrato. La expresión “buena fe” no
resulta fácilmente explicable.
En cuanto a la noción de buena fe, con referencia al momento de celebración, la
actitud que aquí se requiere se podría calificar como lealtad al tratar, como hábito de hablar
claro, que impone el hacer patente a la contraparte la situación real de las cosas,
desengañándola de eventuales errores que sean reconocibles, y, sobre todo, absteniéndose
de toda forma de reticencia fraudulenta y de toda forma de dolo pasivo que pueda inducir a
una falsa determinación del querer de la parte contraria.
En lo atinente a la fase de la interpretación, la buena fe funciona como criterio rector
bajo cuya pauta debe ser interpretado el contrato. Y dado que la interpretación del contrato
resulta necesaria para su correcta ejecución, las pautas aplicables a aquélla han de ser
igualmente utilizables para ésta.
Desde un punto de vista subjetivo, podría decirse que la buena fe en el cumplimiento
de las obligaciones, impone al deudor hacer no solamente lo que ha prometido, sino todo lo
necesario para hacer llegar a la contraparte el pleno resultado útil de la prestación debida.
Desde un punto de vista objetivo de la ejecución del contrato, la buena fe somete a
contralor el comportamiento integro de las partes; no solamente de una de ellas sino también
de la otra en sus relaciones reciprocas, en cuanto también la otra debe satisfacer de todos
modos una expectativa.
La buena fe podría caracterizarse como un criterio de conducta que se asienta sobre
la fidelidad al vínculo contractual y sobre el empeño de cumplir la legítima expectativa de la
contraparte; empeño en satisfacer íntegramente el interés de la parte acreedora de la
prestación. Considerada con relación al acreedor, la buena fe le impone el no exigir más de lo
necesario para obtener la satisfacción de su interés en la medida prometida por el deudor. Y,
en el supuesto de incumplimiento de éste, el abstenerse de comportarse de manera que
aumente indebidamente la onerosidad o el perjuicio que el incumplimiento ya produce por sí
en las esfera de intereses del deudor. Expresión de la buena fe es, también, el correcto
equilibrio entre los intereses opuestos de los sujetos de la obligación. El limite de la Buena Fe
es la Razonabilidad
La responsabilidad precontractual.
Como se ha visto, el art. 1198 reformado por la ley 17.711 dispone que “los contratos
deben celebrarse…de buena fe”. La reforma ha venido a resolver un debatidísimo problema
planteado durante la vigencia del código civil anterior a ella, consistente en saber si en
nuestro ordenamiento era o no admisible la responsabiidad emergente para las eventuales
partes por actos que determinaran la ruptura injustificada de las negociaciones previas y, por
consiguiente, el fracaso de la concertación del negocio.
Ha quedado explicado en que consiste la buena fe con referencia al momento de la
celebración del contrato, caracterizándosela como lealtad en el trato, sinceridad en la
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exposición de las circunstancias que puedan determinar la voluntad de la contraparte. Desde
luego, esa lealtad y sinceridad en la conducta deben ser no solamente simultaneas al instante
de la concertación del contrato sino anteriores a dicho momento, ya que, de ordinario las
partes llevan al acto de la formalización del negocio después de un proceso mas o menos
largo de conversaciones, deliberaciones y explicaciones previas, durante las cuales deben
informarse recíprocamente acerca de los pormenores que consideren relevantes para
determinar su consentimiento. Pero la ley no determina el momento exacto en que, dentro de
ese proceso de conversaciones previas, nace el deber de buena fe. En línea general, la
simple declaración de querer entrar en negociaciones ha de considerarse irrelevante, ya que
la persona a quien va dirigida puede no adherir a ella. Es menester que a tal declaración siga
la confianza de la otra parte en la seriedad de la invitación; confianza que verdaderamente
representa la circunstancia determinante que da empuje a las negociaciones y, por lo tanto,
representa el ulterior presupuesto que, juntamente con la oferta, integra el hecho constitutivo
del deber de buena fe. Así pues, el deber de buena fe nace en el instante en que alguien
dirige a otro una oferta revestida de caracteres de seriedad idóneos y suficientes para hacer
nacer en el destinatario la confianza en que las negociaciones que se inician habrán de ser
llevadas a buen término.
En cuanto al contenido del deber de buena fe, y para poder formarnos una idea
adecuada del mismo, debemos partir del análisis del proceso de formación de la voluntad
contractual.
Si atendemos al supuesto de formación instantánea de dicha voluntad, advertiremos
que quien formula una oferta ha estimado previamente la aptitud del contrato para satisfacer
sus intereses; por su parte, el destinatario de la propuesta, antes de aceptarla, necesita y
quiere informarse de las circunstancias que le permiten valorar la conveniencia de llevar a
cabo el negocio.
Si al contrato han de llegar las eventuales partes a través de un proceso de
deliberaciones previas, resulta aun más evidente que los futuros contratantes quieren
informarse adecuadamente acerca de la conveniencia o inconveniencia que, para cada uno
de ellos, puede significarles la concertación del negocio.
Ocurre asimismo que, además de necesitar las partes una información adecuada
acerca de las circunstancias que habrá de decidirlas a celebrar el negocio, se ven precisadas
a mantener en reserva entre ellas ciertas noticias o informes adquiridos durante el curso de
las conversaciones, para evitar que terceros puedan valerse de los mismos en perjuicio de los
eventuales contratantes.
La consideración de estos aspectos ha llevado a la doctrina moderna a determinar el
contenido del deber de buena fe precontractual sobre la base de tres subtipos de deberes: a)
de información; b) de secreto; c) de custodia.
a) Las mayores dificultades se presentan con referencia a la delimitación del deber de
información. A la exigencia de solidaridad, de la cual es expresión el deber de buena fe,
se contrapone la necesidad de dejar cierta libertad de maniobras a los intereses en lucha,
libertad de procurarse y de mantener posiciones de ventaja. La autonomía es, a la vez,
campo de colaboración y de competición; la primera es garantía de orden, en tanto que la
segunda alimenta el impulso del sistema. Dar prevalencia a la exigencia de solidaridad
sobre la libertad de competición o a esta sobre aquella depende de la naturaleza y de las
circunstancias del contrato, de la existencia o inexistencia de relaciones entre las partes,
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del grado de vinculación y de confianza entre ellas, de las practicas comerciales
imperantes, de las concepciones ético – económico – sociales vigentes.
b) En cuanto al deber de secreto, consiste en abstenerse de divulgar noticias o informes que
hayan llegado a conocimiento de alguna de las partes a causa (y no simplemente, en
ocasión) de los tratos previos, y cuya difusión pudiera originar un perjuicio para la otra
parte.
c) En lo atinente al deber de custodia, basta señalar que quien haya recibido alguna cosa
para promover o facilitar la concertación de un contrato, debe cuidarla y restituirla en caso
de no llegar a formalizar el negocio.
3) Abuso de Derecho.
Fue introducido en el art. 1071 reformado por la reforma del ’68. Este principio era
extraño para Velez, por su concepción absoluta de los derechos.
La doctrina y la jurisprudencia fueron generando una noción de abuso de derecho y ya
el Proyecto de Bibiloni comenzó a reconocer lo que ya reconocían aquellas.
¿Cuándo un acto es abusivo? Hay dos teorías al respecto:
Teoría Objetiva: se subdivide en dos corrientes
- Una considera que lo abusivo es lo contrario a la moral, las buenas costumbres o la
buena fe.
- Otra sostiene que hay abuso cuando se contraría el fin que tuvo la ley al reconocer los
derechos o los particulares al celebrar el contrato (Teoría de Josserand).
Teoría Subjetiva: esta teoría, recurriendo a las fuentes de la responsabilidad subjetiva,
considera que hay abuso cuando hay dolo o culpa.
Nuestro legislador tomó la teoría objetiva en sus dos corrientes, ya que se considera
que hay ejercicio abusivo de los derechos cuando se contraríe los fines que la ley tuvo en
miras al reconocerlos o al que exceda los limites impuestos por la buena fe, la moral y las
buenas costumbres.
4) Razonabilidad.
Este principio ya existía en el Derecho Público desde hacia mucho tiempo. En el
Derecho Civil comienza a aplicarse en la década del ’70, por lo que es un principio nuevo,
pero no es propio de este derecho, sino que sus fuentes se encuentran en el Derecho
Constitucional. En el Proyecto de Alterini, en el art. 967 aplica este principio.
Este principio permite al juez realizar un cotejo productivo resolver con un sentido
humano de valoración. Lo razonable es lo juridicamente aceptable, lo cual denota una
valoración humanista.
Se critica este concepto porque es muy amplio. Los dogmáticos sostienen que esto
permite al legislador moverse en un campo muy abierto, por lo cual lo juridicamente aceptable
varía de acuerdo al operador.
Por último, vale decir que este principio se va gestando y limita al Derecho
Contractual, a la autonomía de la voluntad.
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Modelos juridicos contemporaneos en materia contractual.
1) Principios del UNIDROIT: elaborado por el instituto internacional para la unificación
del derecho privado. Sede en Roma. Integrado por prestigiosos juristas de todo el
mundo. Son las grandes reglas que refieren a la institución contractual. Apuntan a los
contratos internacionales. Pero quiere UNIDROIT que sirva de modelo para las
legislaciones internas de cada pais.
2) Anteproyecto de Codigo Europeo de los contratos: elaborado por la academia de
iusprivatistas europeos. Presidida por Giuseppe Gandolfi. Plantea un codigo unico
europeo en materia de obligaciones y contratos.
3) Proyecto Lando de Codigo de obligaciones y contratos: encargado por la comision de
la Union Europea.
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ELEMENTOS DEL CONTRATO
• En una clasificación más moderna de López de Zavalía, seguida por Alterini divide los
elementos en:
I. Presupuestos: son todos los requisitos extrínsecos al contrato existen antes de que
nazca el contrato y los deben tener los futuros contratantes (por ej.: la capacidad, la
voluntad jurídica de contratar, la aptitud del objeto). Estos presupuestos existen
independientemente de que el contrato se celebre o no.
II. Elementos: Son los requisitos intrínsecos y son constitutivos del contrato. Son las
cláusulas que constituyen el contrato, las cuales se dividen en:
- Esenciales: sujeto, objeto, causa y forma (en aquellos contratos en que se exige).
- Naturales: son aquellas que se encuentran ordinariamente en los contratos, como
las referidas a la garantía de evicción, y que si las partes nada dicen la ley actúa
supletoriamente.
- Accidentales: aparecen únicamente cuando las partes deciden incorporarlas al
contrato (modalidades).
III. Circunstancias: son aquellos elementos extrínsecos y tienen relevancia durante la
formación y la ejecución del contrato. Estas están referidas al tiempo, modo y al lugar,
por ej.: situación económica. De estos surge la Teoría de la Imprevisión.
Variantes de la Manifestación.
Directa Mediante Comportamiento Declarativo: la oferta para realizar un contrato.
Directa Mediante Comportamiento No Declarativo: el cumplimiento de las prestaciones sin
decir nada, es decir, cuando el que iba a contratar, directamente ejecuta el contrato.
Indirecta Mediante Comportamiento Declarativo: la venta del inmueble que previamente
se había ofrecido en locación (es indirecta porque se había ofrecido alquilar el inmueble,
pero como se lo vende se infiere que ya no se quiere alquilar).
Indirecta Mediante Comportamiento No Declarativo: la destrucción de un testamento (se
infiere indirecta mediante la conducta de romper el testamento, la intención de revocarlo).
Ignorancia y error.
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La ignorancia y el error expresan dos estados intelectuales diferentes; la ignorancia
significa la ausencia completa de nociones sobre un punto cualquiera; el error supone falsas
nociones sobre él. La doctrina moderna prescinde del estudio de la ignorancia y se limita a
considerar el error.
El error jurídico comporta una falla de conocimiento, una discordancia entre un dato
determinado de la realidad y la representación mental que de ese dato tenia el sujeto al
realizar un acto que el derecho valora. Según su intensidad el error puede suprimir totalmente
la voluntad o puede viciarla sin suprimirla; el código ha asimilado ambos supuestos.
El error descripto es el error vicio o error motivo, que se distingue del error obstativo,
aunque esté asimilado en su relevancia y consecuencias, cuya característica finca en la
manifestación de una intención diferente de la efectiva o real. Una desarmonía objetiva entre
la declaración de la voluntad y la voluntad misma.
El error vicio puede ser de hecho o de derecho. Es de hecho cuando el falso
conocimiento recae sobre un dato fáctico o de hecho, contenido o presupuesto del negocio.
Es de derecho cuando se refiere “al derecho aplicable a un caso dado”, a la disciplina jurídica
del negocio, a la ley.
El art. 923 se ocupa del error de derecho disponiendo que el mismo no excusa. En
ningún caso impedirá, dice, “los efectos legales de los actos lícitos, ni excusara la
responsabilidad por los actos ilícitos”. Salvo que, de acuerdo con el art. 20 la excepción esté
expresamente establecida.
Distingue el Código el error esencial del error accidental (arts. 924 y ss.); el primero es
causa de nulidad del acto (anulabilidad), el segundo, no ejerce influencia alguna sobre su
validez. La doctrina clásica seguida por Velez establece categorías típicas de errores
esenciales de acuerdo con el elemento sobre el que recae: sobre la naturaleza del contrato o
in negocio (art. 924), sobre la persona (art. 925), sobre la causa fin(art. 926 primera parte),
sobre las cualidades substanciales de la cosa (estas son las tenidas en vista por los
contratantes)(art. 926 segunda parte), o sobre el objeto (art. 927). En la doctrina moderna
priva un concepto distinto: si aquellos sobre lo cual se erró era fundamental en ese contrato
determinado el error es esencial.
Pero además de ser esencial el error requiere, para ser relevante, es decir para actuar
como causa de anulabilidad del contrato, ser excusable. El art. 929 alude a este requisito en
los siguientes términos: “ el error de hecho no perjudica cuando ha habido razón para errar,
pero no podrá alegarse cuando la ignorancia del verdadero estado de las cosas proviene de
una negligencia culpable”. La culpa de quien yerra, teniendo en cuenta las circunstancias del
caso particular, le veda la invocación de su error.
En la doctrina moderna el requisito de la excusabilidad es sustituido por el de la
reconocibilidad del error. El error es reconocible, por la otra parte contratante, cuanto
atendidos el contenido o las circunstancias del negocio o la calidad de las partes, una
persona de normal diligencia lo hubiese podido advertir, aunque de hecho no lo haya
advertido.
La reconocibilidad del error tiene en cuenta, a diferencia de la excusabilidad, el
principio fundamental en los contratos de la tutela de la confianza en la declaración
exteriorizada.
Pero es indudable que en la reconocibilidad, va, en cierto modo, implícita la
excusabilidad ya que normalmente es reconocible el error excusable; lo cual no obsta para
señalar en opinión de Mosset, la conveniencia de sustituir un criterio por otro en defensa del
aludido principio de confianza.
Dolo.
El dolo como vicio para “... conseguir la ejecución de un acto, es toda aserción de lo
que es falso o disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que se
emplee con ese fin” (art. 931). Cabe tener presente que cuando hay dolo siempre hay ilicitud;
el engaño es, en todos los casos, contrario a la ley. Las falsedades leves, no son dolo.
El dolo vicia la voluntad negocial actuando sobre la inteligencia mediante el engaño y,
por lo tanto, induciendo a error al autor del negocio, es decir, que cuando el error es producto
de un engaño se habla de dolo.
La reticencia dolosa (art. 933), a diferencia de la acción dolosa, es un dolo por
omisión; se configura cuando el contratante no desengaña a la parte contraria sobre un error
reconocible en que incurre, o no le suministra aclaraciones que un deber de buena fe
imponía. “La ley tutela la buena fe pero no la credulidad”.
Tanto la acción como la omisión dolosa violan la buena fe con que deben celebrarse
los contratos (art. 1198).
El dolo, para actuar como vicio dela voluntad y conducir a la anulabilidad del negocio
jurídico, debe ser determinante del querer, también denominado esencial o principal (art. 932
inc. 2do.). Si el contrato hubiese sido igualmente concluido en las mismas u otras
condiciones, nos encontramos frente a un dolo incidental, que no quita validez al acto pero
obliga a reparar los daños y perjuicios causados (art. 934). La doctrina señala un paralelismo
entre error esencial y dolo determinante. Si existió el dolo en cualquiera de sus formas, de
simulación o disimulación, y si el perjuicio se produjo, no interesa la intención. El dolo no
requiere una intención especifica de perjudicar al otorgante, aunque esa es la consecuencia.
La intención puede estar dirigida a perjudicar solo por malignidad, pero también puede estar
dirigida a obtener un beneficio indebido para si o para terceros, por afán de lucro, simpatía o
lo que fuere. Una acción u omisión puede engañar a uno sí y a otro no, según sus
condiciones intelectuales o biológicas, y el juzgador debe tenerlas en cuenta para establecer
si la voluntad fue determinada o no por el dolo.
Pero además el dolo debe ser grave (art. 932 inc. 1), susceptible de engañar a un
hombre de mediana prudencia. Un engaño no grave puede llegar a no ser engaño. Se traza
un nuevo paralelo: esta vez entre el dolo grave y el error excusable. Así como quien incurrió
en un error por descuido no lo puede alegar, también le esta impedido impugnar el acto a
quien por negligencia se dejo engañar.
Finalmente, el art. 932 inc. 3, menciona un requisito mas: que haya ocasionado un
daño importante. Según Mosset, el calificativo “importante” permite dejar de lado,
exclusivamente, aquellas acciones u omisiones dolosas que acarrean daños insignificantes.
El art. 932 inc 4, prohibe alegar el dolo de la parte contraria cuando a su vez se ha
actuado engañosamente (dolo reciproco).
Velez equiparó el dolo de la parte al dolo producido por un tercero (art. 935). No se
ocupó para nada del porque de la actuación del tercero, o sea, en distinguir el tercero que
actúa en conveniencia con la parte de aquel que se mueve por su exclusiva cuenta, al
margen del conocimiento del contratante que obtendrá el beneficio. Nuestros tribunales
dijeron: “cuando el dolo da causa al acto, no se hace diferencia si es causado por una de las
partes o por un tercero, y es así dentro de la letra misma de la ley, sea culpable o inocente; la
diferencia estriba en que si es inocente, debe soportar la nulidad del acto jurídico, pero si es
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culpable también responderá solidariamente por los daños y perjuicios”.
Violencia.
Bajo el rótulo de los hechos producidos por la fuerza y el temor se ocupa el
codificador, en los arts. 936 y ss., de la violencia como vicio de la voluntad, comprensiva de la
violencia material o física (vis absoluta) y de la violencia mental, moral o psíquica (vis
compulsiva). En esta ultima la violencia actúa sobre la determinación psicológica.
Habrá violencia moral o intimidación “... cuando se inspire a uno de los agentes por
injustas amenazas, un temor fundado en sufrir un mal inminente y grave en su persona,
libertad, honra o bienes, o de su cónyuge, descendientes o ascendientes, legítimos o
ilegítimos”, art. 937, completado por el art. 938 “la intimidación no afectara la validez de los
actos, sino cuando por la condición de la persona, su carácter, habitudes o sexo, pueda
juzgarse que ha debido racionalmente hacerle una fuerte impresión”.
Interesa, en consecuencia, comprobar la idoneidad de la amenaza para producir una
fuerte impresión en una persona sensata sin dejar de tener en cuenta las condiciones de la
víctima. La violencia debe ser determinante del acto. La intimidación tiene que ser anterior o
concomitante con el acto. La amenaza es notable si el temor es de tal naturaleza que
impresione a una persona normal, es decir, que no se trate de un héroe ni de un pusilánime.
La amenaza del ejercicio de un derecho no es, en principio, injusta y de allí que no
configure intimidación (art. 939); sin embargo puede constituir violencia moral cuando se
amenace con el ejercicio anormal o irregular de un derecho propio, o con el objeto de obtener
beneficios ilícitos.
La fuerza o intimidación pueden provenir de una parte o de un tercero (art. 941). No
es indiferente que la parte beneficiada conozca o no la actitud del tercero agresor. El
conocimiento coloca a ambos (tercero y parte) en calidad de deudores solidarios de los daños
y perjuicios; la ignorancia del beneficiado hace al tercero único responsable. En ambos casos
el negocio es anulable.
Temor reverencial.
Cuando el temor no depende de una amenaza ajena sino de hechos objetivos o de
impresiones subjetivas de la víctima, sin que en ello coopere la voluntad o la acción de la
persona temida, no hay violencia ni, por ende, motivo de anulación; estamos frente al temor
reverencial.
El art. 940 dice: “el temor reverencial, o el de los descendientes para con los
ascendientes, el de la mujer para con el marido, o el de los subordinados para con su
superior, no es causa suficiente para anular los actos”.
Barbero explica el temor reverencial “en el impulso espontaneo a realizar una acción,
proveniente en el temor a desagradar si no se la hace, a mostrarse desagradecido (o hasta a
recibir un reproche o la desaprobación) a una persona hacia la cual se tiene sentimientos de
reverencia, de veneración, de reconocimiento, sujeción, etc.”
Estado de necesidad.
Debemos limitar el análisis del tema al campo del derecho civil y, en particular,
considerar el estado de necesidad como vicio de la voluntad contractual.
El estado de necesidad coloca a la víctima en la disyuntiva entre dos males graves e
inminentes. En materia contractual podemos ejemplificar con la penuria extrema que lleva a
contratar en condiciones inicuas o a no lograr satisfacer una necesidad pungente.
Para que esas presiones exteriores impersonales conduzcan a la anulabilidad del acto
jurídico es menester que esas circunstancias exteriores sean tan duras y apremiantes que
importen la privación de la libertad del agente.
En las III Jornadas de Derecho Civil (Tucumán 1967) se trato el estado de necesidad
pero preferentemente como causal de justificación de la conducta de quien causa un daño a
otro. La ponencia de Mosset lo consideraba, además, en el cumplimiento de las obligaciones
e integrando la figura de la lesión subjetiva-objetiva.
La lesión subjetiva-objetiva.
La doctrina discrepa acerca de si la lesión constituye un vicio de la voluntad (por falta
de voluntad) –opinión a la adhiere Mosset– o bien un vicio en el objeto o en la causa del
negocio jurídico.
Tanto la doctrina como la jurisprudencia argentinas fueron acogiendo la Teoría de la
Lesión, preparando el terreno para la reforma de la ley 17.711 que, en su modificación del art.
954, consagra explícitamente la teoría en la modalidad subjetiva-objetiva.
La tendencia subjetiva predominante en la moderna concepción de la lesión, se inicia
con el Cod. Civil alemán en la 2da. parte de texto del art. 138. Éste junto con el art. 1448 del
Cod. Civil italiano constituyen la fuente del actual art. 954.
El art. 954, en su nueva redacción, comienza diciendo en su segundo parr.: “también
podrá demandarse la nulidad o la modificación de los actos jurídicos...”, de donde resulta que
del vicio de lesión nacen para la parte perjudicada dos acciones alternativas:
a) Demandar la nulidad del acto, con la consiguiente devolución de las prestaciones;
b) Demandar un reajuste en las prestaciones, dirigido a volver equitativo el contrato.
Pero peticionada la nulidad el demandado puede, al contestar, ofrecer el reajuste.
El elemento objetivo se configura con “una ventaja patrimonial evidentemente
desproporcionada y sin justificación”, o bien con una “notable desproporción de las
prestaciones”; en ambos casos, que difieren exclusivamente en el margen de desequilibrio, se
requiere, además, la presencia del elemento subjetivo, dado por la explotación de “la
necesidad, ligereza o inexperiencia de la otra” parte.
El aprovechamiento debe ser demostrado por quien lo alega cuando el desequilibrio
sea meramente “evidente” y, por el contrario, se presume salvo prueba en contrario, cuando
fuere “notable”. Hay en la última hipótesis, una inversión de la carga de la prueba, plenamente
justificada si se piensa que es lógico inferir la explotación ante una notable desproporción. Por
lo demás la demostración del aspecto subjetivo será, en la mayoría de los supuestos, muy
difícil. Buena parte de los autores critican el 3er. párr. que declara la presunción legal de la
explotación sobre la base de la “notable desproporción de las prestaciones”, por entender que
favorece abusos del demandante y, lo que es peor, excluye la buena fe de los terceros y
perjudica innecesariamente los títulos.
Con respecto al elemento subjetivo, en las Jornadas de Rosario de 1971 se entendió
por:
♦ Necesidad: está dada por la falta o escasez de las cosas que son necesarias para la vida
y comprende tanto la penuria material como la moral; que sin duda, disminuye la libertad
contractual. En cuanto a la importancia de la “necesidad”, ésta es mayúscula en los
contratos de consumo, en la medida en que el denominado “consumidor” padece la falta
de bienes o servicios, que juzga indispensables, como un mal extremo.
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♦ Ligereza: alude al proceder en extremo irreflexivo o descuidado; debe vincularse con la
situación patológica de debilidad mental (propia de los pródigos, débiles mentales, etc.).
El hombre de hoy, sea por fatiga, el estrés, la vida acelerada, los requerimientos del
consumerismo, la droga u otras razones, sufre limitaciones que en muchos casos lo llevan
casi sin darse cuenta a contratar en desproporción.
♦ Inexperiencia: se define como la falta de los conocimientos que se adquieren con el uso y
la practica; propia de la denominada gente “paisana”, la inexperiencia linda con la
ignorancia y el error. Se vincula con la desinformacion, con la no-profesionalidad, con el
encuentro, a la hora de contratar, entre profesionales y “aficionados”.
El art. 954, en el 4to párrafo, establece: “los cálculos deberán hacerse según valores
al tiempo del acto...”. O sea que el juez deberá remontarse al tiempo de celebración del
contrato y observar si entonces, de acuerdo con los valores vigentes, existió o no la
desproporción. Del desequilibrio surgido a posteriori se ocupa la “excesiva onerosidad
sobreviniente” o Teoría de la Imprevisión, consagrada en el art. 1198.
Pero además es preciso que la desproporción subsista “al momento de la demanda”,
de donde si la lesión objetiva, aunque existente en el momento del perfeccionamiento del
contrato, hubiera cesado luego por factores extraños a las partes, no podría ser alegada.
La acción no es transmisible por actos entre vivos, pero si por sucesión mortis causa:
“...solo el lesionado o sus herederos podrán ejercer la acción...”.
La “prescripción se operará a los 5 años de otorgado el acto”. Dicho plazo ha sido
juzgado unánimemente como muy extenso.
Cabe aclarar, que aún cuando no se explicitara, la renuncia a la acción por lesión, en
el mismo momento en que celebra el acto lesivo, no es válida.
Por último, en las Cuartas Jornadas de Derecho Civil celebradas en San Rafael en
1976, recomendaron:
I. La figura de la lesión se integra con tres elementos:
a) Desproporción;
b) Situación de inferioridad de la víctima, y
c) Explotación por parte del beneficiario.
II. El art. 954 es aplicable a los actos de comercio:
a) Si la presunta víctima es un comerciante, ordinariamente no podrá invocar la
inexperiencia o ligereza;
b) La necesidad deberá interpretarse como falta de elementos indispensables para la
continuidad de la empresa;
c) Al determinar el valor de las prestaciones deberá tenerse en cuenta entre otras
circunstancias, si el comerciante cumplió no su función de intermediación.
III. En el campo del Derecho Administrativo:
a) El administrado puede invocar la lesión frente al Estado;
b) El Estado puede encontrarse también en situación de inferioridad y ser víctima de un acto
lesivo.
Comerciantes fallidos.
La enumeración del art. 1160 concluye con los comerciantes fallidos (a los cuales
podemos equiparar “los concursados civiles”) que no pueden contratar sobre bienes que
correspondan a la masa del concurso.
Por comerciantes fallidos entendemos a aquellos que en virtud del auto declarativo de
la quiebra han sido desapoderados de sus bienes. “El fallido queda desapoderado de pleno
derecho de sus bienes existentes a la fecha de la declaración de la quiebra y de los que
adquiera hasta su rehabilitación. El desapoderamiento impide que ejercite los derechos de
disposición y de administración”.
El fallido no pierde su capacidad jurídica ni su capacidad de obrar. Ocurre que no
puede perjudicar a sus acreedores lesionando los efectos del desapropio de que es objeto.
Ese desapoderamiento de los bienes, transmitidos a la masa de manera fiduciaria, es
el que impide a los comerciantes fallidos contratar sobre esos mismo bienes.
Según la Cátedra hay que distinguir a los quebrados de los concursados, ya que los
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segundos pueden establecer acuerdos con sus acreedores, en cambio los primeros no.
Los concursados, no son incapaces sino que les falta legitimación para actuar, el
fundamento de esta falta de legitimación es que el patrimonio del concursado constituye la
prenda común de sus acreedores.
Los penados.
El art. 12 del C.P. dispone que: “La reclusión y prisión por más de 3 años llevan como
inherente la inhabilitación absoluta, por el tiempo de la condena...”; esas condenas “importan
además la privación, mientras dure la pena, de la patria potestad, de la administración de los
bienes y del derecho de disponer de ellos por actos entre vivos”. Finalmente determina el
artículo que “el penado quedará sujeto a la curatela establecida por el C.C. para los
incapaces”.
Varias son las sanciones que siguen para el penado a reclusión o prisión por más de
3 años afectando distintos ámbitos, pero las que nos interesan, son las referidas a los
derechos patrimoniales.
El penado no puede celebrar contratos de administración ni de disposición sobre sus
bienes. Se vuelve incapaz relativo de hecho y se lo somete a la curatela.
Estas prohibiciones se establecen para la protección del penado, pero lo que se
critica hoy día es que más que una protección, estas prohibiciones se convierten en una
carga para él, ya que un tercero dispone de sus bienes.
Inhabilitados.
El art. 152 bis establece limitaciones a los inhabilitados, estos son:
- los pródigos, que son quienes malgastan sus bienes y tienen ascendientes, descendientes o
cónyuges;
- los ebrios consuetudinarios y toxicómanos, son los que dependen del alcohol y las drogas
respectivamente;
- los disminuidos en sus facultades, el artículo no menciona de que facultades se trata, pero
como se remite al art. 141 algunos entienden que se refiere a las facultades mentales
únicamente. Rivera, en cambio, entiende que se refiere a ambas facultades, mentales o
físicas, por ej., sordos, cuadripléjicos, etc. La doctrina mayoritaria entiende que entran ambas
facultades pero las físicas sólo cuando resulten un problema para disponer de sus bienes.
Los inhabilitados son capaces para disponer de sus bienes pero requieren para ello
de una voluntad compleja. En los supuestos de incapacidad absoluta, la voluntad del incapaz
es suplida por la voluntad del representante; a diferencia de la inhabilitación en la cual se
requieren ambas voluntades (inhabilitado + curador-asistente).
Los inhabilitados, en principio no pueden disponer de sus bienes, pero si el juez
considera que tampoco pueden administrarlos, lo debe especificar en la sentencia.
Forma. Concepto.
Como vimos, la forma no es un elemento del contrato, sino que junto con la
capacidad, constituyen los dos presupuestos de validez del consentimiento.
Se puede hablar de forma en un sentido amplio y restringido.
- Sentido Amplio: se entiende como la manifestación de la voluntad que siempre
necesariamente se exterioriza de alguna forma. En este sentido no hay actos no formales.
- Concepto Legal o Restringido: surge del art. 973: “La forma es el conjunto de las
prescripciones de la ley, respecto de las solemnidades que deben observarse al tiempo de la
formación del acto jurídico...”. Es ya clásica la crítica que se hace a esta parte del artículo,
sosteniendo que no puede ser que un conjunto de normas (prescripciones legales) constituya
la forma del acto jurídico sino que debe entenderse que como conjunto de solemnidades
prescritas por la ley o las partes; y no se debe interpretar exegéticamente la oración que dice
que deben cumplirse al momento de la formación del acto jurídico, porque la ley admite las
excepciones sobre todo en materia de actos formales no solemnes en los que se permite la
conversión del negocio jurídico.
Funciones.
En la acepción amplia la forma cumple tres funciones que también son aplicables al
campo jurídico:
• Determinante: define lo ilimitado y amorfo que sería la exteriorización de voluntad por
cualquier medio, adoptando uno en concreto.
• Unificante: porque ordena la multiplicidad de posibles formas de manifestación de la
voluntad, las sintetiza, y les da una jerarquía a cada una de ellas.
• Esquematizante: porque da consistencia universal e intemporal a una manifestación de
voluntad.
Comprendiendo las funciones nos damos cuenta porqué el legislador le exige
formalidades a unos actos y a otros no y porque a veces es más estricto con la sanción
que otorga a las faltas de solemnidades y otras veces no. El legislador es más exigente
cuanto más determinación y fuerza universal desea dar a una manifestación de voluntad.
B) No Formales: son aquellos en los que rige el Principio de la Libertad de Formas (art. 974).
A su vez estos contratos pueden ser:
B.1) No Formales Con Forma Exigida para la Prueba: son aquellos actos que producen
todos sus efectos propios aunque no tengan la forma prescripta, pero si son negados en
juicio, sólo pueden ser probadas por la forma determinada. Por ej., el art. 2006 respecto al
contrato de fianza establece que si la misma es negada en juicio debe ser probada por
escrito.
B.2) No Formales Sin Forma Exigida para la Prueba: son aquellos en los que rige
plenamente el principio de libertad de formas. Por ej., depósito, mutuo, mandato.
Contratos que deben celebrarse en escritura publica: análisis del art. 1184 del C.C.
El art. 1184 establece cuales son los contratos que deben celebrarse bajo
escritura publica: “Deben ser hechos en escritura pública, con excepción de los que
fuesen celebrados en subasta pública:
1. Los contratos que tuvieren por objeto la transmisión de bienes inmuebles, en
propiedad o usufructo, o alguna obligación o gravamen sobre los mismos, o traspaso de
derechos reales sobre inmuebles de otro;
2. Las particiones extrajudiciales de herencias, salvo que mediare convenio por
instrumento privado presentado al juez de la sucesión;
3. Los contratos de sociedad civil, sus prórrogas y modificaciones;
4. Las convenciones matrimoniales y la constitución de dote;
5. Toda constitución de renta vitalicia;
6. La cesión, repudiación o renuncia de derechos hereditarios;
7. Los poderes generales o especiales que deban presentarse en juicio, y los
poderes para administrar bienes, y cualquiera otros que tengan por objeto un acto redactado
o que deba redactarse en escritura pública;
8. Las transacciones sobre bienes inmuebles;
9. La cesión de acciones o derechos procedentes de actos consignados en
escritura pública;
10. Todos los actos que sean accesorios de contratos redactados en escritura
pública;
11. Los pagos de obligaciones consignadas en escritura pública, con excepción de
los pagos parciales, de intereses, canon o alquileres”.
La Conversión del Contrato: Interpretación de los artículos 1185, 1187 y 1188 del C.C.
La acción de daños y perjuicios por incumplimiento de la obligación de escriturar.
Si las partes no cumplen con la escritura publica, el art. 1185 establece la Conversión
del Negocio Jurídico:
“Los contratos que debiendo ser hechos en escritura pública, fuesen hechos por
instrumento particular, firmado por las partes, o que fuesen hechos por instrumento particular
en que las partes se obligasen a reducirlo a escritura pública, no quedan concluidos como
tales, mientras la escritura pública no se halle firmada; pero quedarán concluidos como
contratos en que las partes se han obligado a hacer escritura pública”. Por ej., si las partes
compran un inmueble con un boleto de compraventa, quedan obligadas a hacer la escritura.
Si una de ellas no lo quiere hacer se verá obligada a escriturar en virtud de lo que
dispone el art. 1187: “La obligación de que habla el artículo 1185 será juzgada como una
obligación de hacer, y la parte que resistiere hacerlo, podrá ser demandada por la otra para
que otorgue la escritura pública, bajo pena de resolverse la obligación en el pago de pérdidas
e intereses”.(se impone el cumplimiento forzoso). A su vez el art. 1188 agrega que: “Los
contratos que debiendo ser hechos por instrumento público o particular, fuesen hechos
verbalmente, también quedarán concluidos para el efecto designado en el artículo anterior”.
Tanto la doctrina como la jurisprudencia han establecido que la obligación de
escriturar no es una obligación de hacer intuito personae, por lo que el juez puede escriturar
en nombre de la parte que no lo quiera hacer. En cuanto a las costas del juicio, por lo
general, las debe pagar el que adquirió ya que el mismo obtiene un beneficio.
Diversas Teorías.
Causalismo. Concepción Clásica.
Se denomina clásica a la concepción que de la causa expuso Domat, en el siglo XVII.
Domat expuso una concepción unitaria, referida más a la causa de las obligaciones
que a la de los contratos, distinguiendo entre los contratos onerosos, los reales y los gratuitos.
1) en los onerosos, la causa es el comportamiento u obligación que asumen las
partes, a la prestación se contrapone la contraprestación, la causa es la interdependencia y
reciprocidad de las obligaciones a cargo de una y otra parte.
2) en los reales, la causa está en la entrega de la cosa y en la obligación de la otra
parte de pagar lo debido por la cosa.
3) en las donaciones y demás contratos gratuitos, la causa está en el ánimo de
realizar una liberalidad
La causa en esta teoría es abstracta e idéntica en el mismo genero de contratos.
Anticausalismo.
Contra la noción clásica de causa sistematizada por Domat y cultivada por los
exégetas franceses se levantó la denominada Tesis Anticausalista, expuesta por primera vez
por Ernst, en el año 1826.
Decía Ernst: “si la causa, en los contratos a título oneroso, es lo que cada una de las
partes debe respectivamente a la otra, se confunde con el objeto de la convención y por lo
tanto de nada sirve hacer de una sola y misma cosa dos elementos distintos, y exigir 4
condiciones: voluntad, objeto, capacidad y causa, cuando en realidad sólo existen tres. Si en
los contratos a título gratuito la causa reside en la liberalidad del benefactor, tampoco es
cierto que ésta sea por sí misma una condición exterior de la existencia de tales contratos. No
puede separarse el sentimiento que anima al donante de la voluntad que expresa, para hacer
de él un elemento del contrato”.
Los anticausalistas coinciden en afirmar que la idea de la causa es artificial, que no
constituye un elemento distinto del consentimiento o del objeto, “de la que sería preferible
librar a la ciencia”.
En síntesis, la noción de causa se identifica con el objeto y por lo tanto es inútil,
artificial, sería mejor dejarla de lado.
Neocausalismo
Siendo varias las posturas neocausalistas conviene precisar los comunes denominadores
que presentan:
a) Superación de la teoría clásica de Domat;
b) Afirmación de la causa como elemento estructural del acto o negocio jurídico, entendida
como finalidad
c) Esfuerzo por distinguir la causa de los demás elementos.
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El gran renovador de los estudios sobre la causa y precursor de las corrientes fue
Capitant, para quien la causa del contrato reside, en rigor, en la causa de las obligaciones. La
define como “la consideración del fin” a cumplir con el negocio.
La Tesis Dualista
La tercera corriente neocausalista se orienta hacia una concepción dualista que
contiene, a la vez, aspectos subjetivo y objetivos.
Videla Escalada la define así: “la causa es la finalidad o razón de ser del negocio
jurídico, entendida en el doble sentido de la causa categórica de la figura en cuestión y de los
motivos psicológicos relevantes, admisibles para el Derecho, que en la hipótesis concreta
hayan impulsado a las partes a concluir el acto”.
De esta manera se define una noción más completa e integral que tiene, al mismo
tiempo, la ventaja de mantener la solidez objetiva del primer aspecto, el uniforme, y la
profundidad subjetiva que permite introducirse en la voluntad de las partes para poder juzgar
sobre la aptitud de las finalidades buscadas por los sujetos del acto.
Causalistas
Juristas como Segovia y Llenera, dan a la causa mencionada en el art. 499 el
significado de la causa eficiente, elemento generador de la obligación, sin distinguir este
concepto de otros que pudieran desprenderse del los arts. 500, 501 y 502.
Machado y Colmo formulan el distingo entre causa fuente (art. 499) y causa fin (arts.
500 y ss.), incluyéndose dentro del causalismo clásico de Domat, entre otros. Dice el primero
de los juristas citados: “la causa es el móvil que impulsa al agente a contraer la obligación”,
pero ese móvil “no es el móvil interior que permanece oculto sino aquel que se traduce
ordinariamente al exterior en una forma material y tangible”; (por ej. la causa de la obligación
de pagar el precio en la compraventa se encuentra en la obligación de la otra parte de
entregar la cosa y viceversa).
Anticausalistas
La nomina de éstos comienza con Salvat, quien al estudiar las obligaciones en
general se muestra anticausalista: “ la teoría de la causa así comprendida –dice- presenta
oscuridad y confusión; reputados tratadistas le reprochan ser falsa e inútil y piensan que ella
podría ser suprimida del código civil”.
Para Risolía el concepto de causa - fin estaría involucrado, conforme a lo que
sostienen los anticausalistas, en el objeto o en el consentimiento.
Similar criterio expresa Llambías cuando afirma: “la elaboración de una teoría del acto
jurídico que se sustente en el discernimiento, la intención y la libertad del agente hace
innecesario recurrir a la teoría de la causa final”.
También Spota afirma la inutilidad del concepto de causa – fin. Para él, todo lo que se
predica de la causa – fin “cabe perfectamente en la noción del objeto del acto jurídico y, por lo
tanto, de la obligación; sea el objeto fin individual, sea el objeto fin social”.
De la posición anticausalista de Spota, Llambías, Barcia López y otros destacados
civilistas no debe concluirse que rechazan la concepción finalista del Derecho. Ocurre que
discrepan con la técnica de la concepción Causalista y a ese finalismo, que ellos también
pregonan, lo involucran en otros elementos de la teoría de los hechos y actos jurídicos. Barcía
López expresa este punto de vista diciendo: “Mas allá de la causa, pero siempre por el fin”.
Neocausalismo Subjetivista
Esta corriente encontró su máximo exponente en Lafaille. Para este “no seria posible
equiparar el contenido de un acto (objeto) con la causa del mismo, o sea el propósito que se
tuvo en mira, particularmente dentro de la tesis finalista”. Es perfectamente posible – agrega –
“que el primero sea lícito en si y que la inmoralidad o violación de la ley se revele por el animo
del agente”. Según él, la causa debe considerarse en el ámbito más general de los actos
jurídicos, y “las doctrinas neocausalistas cooperan en primera línea dentro del movimiento
que tiende a espiritualizar la ciencia jurídica...”.
Busso define la causa diciendo: “es el conjunto de razones determinantes, particulares
a cada contratante y hechas comunes en el acto, sea por declaración expresa o por
aceptación tácita”.
Para López Olaciregui “la causa constituye un elemento de la voluntad real de los
otorgantes que debe ser investigado en cada caso”.
Neocausalismo Objetivista
Esta corriente encuentra cultores en la doctrina argentina. Entre los mas destacados
podemos nombrar a Neppi, Muñoz, Fontanarrosa y otros.
Fontanarrosa dice que: “por causa del contrato ha de entenderse la finalidad
- 53 -
económico – social que éste, considerado objetivamente, cumple y que es reconocida por el
ordenamiento jurídico”.
Neocausalismo dualista
Esta es sostenida por grandes juristas como Borda que afirma adherirse al concepto
subjetivo de causa, pero dice: “nos guardamos bien de caer en subjetivismos excesivos y
estériles que no hacen sino desprestigiar esta teoría”. Y dando su concepción, dice:
“entendemos que la causa esta integrada por todo lo que ha sido determinante de la voluntad
del sujeto, siempre que esa finalidad esté incorporada expresa o implícitamente al acto
mismo. Por consiguiente comprende:
a) la contraprestación o sea el objeto del acto, que en los contratos bilaterales queda
comprendido dentro de la idea de causa, como que es el fin primero e inmediato
por el cual se contrata, y
b) los fines o motivos mediatos o personales y, por lo tanto, eminentemente
subjetivos, con tal de que esos motivos integren expresa o implícitamente la
declaración de voluntad o sean conocidos por la otra parte y, atento a las
circunstancias, deban ser tenidos como fundamento de la volición”.
Falsa causa.
El art. 501 establece que: “La obligación (acto jurídico o contrato) será válida aunque
la causa expresada en ella sea falsa, si se funda en otra causa verdadera”.
La cuestión que plantea una causa no verdadera que oculta otra (existente, real y
lícita) se vincula con el tema de la simulación (arts. 955 y ss. CC).
Interesa la causa real y no la aparente (simulación relativa) pero: “los que hubieren
simulado un acto (el motivo determinante) con el fin de violar las leyes o de perjudicar a un
tercero, no pueden ejercer acción alguna el uno contra el otro, sobre la simulación, salvo que
la acción tenga por objeto dejar sin efecto al acto y las partes no puedan obtener ningún
beneficio de la anulación” (art. 959). Buena parte de la doctrina confunde la falta de causa con
la falsa causa.
Causa ilícita.
“La obligación fundada en una causa ilícita, es de ningún efecto. La causa es ilícita,
cuando es contraria a las leyes o al orden publico” (art. 502 CC).
El motivo determinante puede ser ilícito por contrariar la ley en su letra o espíritu
(ilegalidad), por estar prohibido como atentatorio contra el orden público o, finalmente, por
transgredir las buenas costumbres (inmoralidad). El requisito de la ilicitud en la causa es
esencial. Su obligatoriedad permite “ejercer, a los tribunales, un control eficaz sobre la
moralidad de los contratantes”. La causa es ilícita, como fin ilícito, cuando tiende a “defraudar
la ley”.
Estando de por medio un interés publico la nulidad acarreada por la causa ilícita no es
susceptible de confirmación, es absoluta. La necesidad de descubrir el fin perseguido permite
calificar al contrato de anulable. La prueba de la ilicitud debe suministrarla quien invoca la
ilicitud. Lo mismo ocurre cuando se invoca el error sobre la existencia de la causa o su
falsedad; todos los medios son conducentes a este objeto.
- 55 -
Formación y Conclusión del Contrato
Punto 1: La formación del Contrato. Sus diversas formas: instantánea o progresiva. Las
tratativas previas. Importancia de este periodo. Los deberes precontractuales. Teoría
de la “punktation”: noción, su aplicación en nuestro derecho.
Tratativas previas.
Dentro del primer período de la ideación o elaboración del consentimiento, que
comienza según vimos con el contacto inicial de los futuros contratantes, debe mencionarse
algunas figuras, a saber:
a) La invitación a ofertar: es la solicitud que se efectúa por medio de una manifestación
unilateral de voluntad emanada de una futura parte, que no vincula ni engendra
responsabilidad, dirigida a un número de personas indeterminadas o al público en general
por medio de circulares, catálogos o listas de precios. Se invita a entrar en tratativas o,
más concretamente, a formular una verdadera y propia oferta, o sea, una manifestación
que sumada a la aceptación posea aptitud para originar el consentimiento. Se diferencia
de la oferta porque la invitación a ofertar, como dijimos, se dirige a personas
indeterminadas, mientras que aquella por el principio general establecido en el art. 1148
C.C. requiere dirigirse a personas determinadas.
b) La minuta: ha sido definida de diversos modos atendiendo al contenido que la misma
puede tener y, por ende, a los efectos que produce entre los tratantes.
Se mencionan en primer lugar, las minutas que constituyen una simple prememoria o
mero proyecto, redactado basándose en las tratativas efectuadas hasta entonces; luego,
aquellas que tienden a fijar por escrito el resultado aun parcial de las negociaciones y a
predisponer el esquema del futuro contrato (borrador), y, por último, las minutas
denominadas perfectas que contienen explícitamente el propósito de obligarse, pero a las
cuales les falta algún elemento para ser el contrato buscado.
La importancia de la minuta es indudable a los fines de la eventual responsabilidad
precontractual para demostrar la existencia de las tratativas y el estado de las mismas.
c) La carta de intención: pertenece al género de las cartas misivas (art. 1036 CC: “las cartas
misivas dirigidas a terceros, aunque en ellas se mencione alguna obligación, no serán
admitidas para su reconocimiento”.), pero la voluntad en ella exteriorizada se halla dirigida
a producir un efecto provisorio que se agota en la preparación del contrato. No constituye
el instrumento de un acuerdo ni obliga a quien la emite. Se diferencia de la minuta, por
que ésta ultima surge de ambas futuras partes, mientras que la carta de intención es
emitida por una sola de ellas.
Importancia de este período. Los deberes precontractuales.
Es de suma importancia el período de las tratativas debido a que, si bien como dijimos
antes no originan vínculo alguno y por ende, no se limita la facultad de apartarse, en caso que
esa facultad de poner fin a las tratativas sea ejercida sin un motivo justo o atendible o de
manera abrupta o intempestiva (dolosa), generaría la responsabilidad precontractual.
La oferta.
El C.C. argentino ignora la etapa de las meras tratativas, el período de la ideación o
elaboración del consentimiento. Coloca en la génesis del consentimiento a la oferta, que se
ubica en el segundo periodo, en el de la concreción del acuerdo, lo cual no significa, de modo
alguno, que la etapa de las tratativas no cuente o sea indiferente para nuestro
ordenamiento jurídico. “El consentimiento (dice el art. 1144) debe manifestarse por ofertas o
propuestas de una de las partes, y aceptarse por la otra”.
Concepto.
La oferta es la manifestación unilateral y recepticia dirigida a invitar a la otra parte a
celebrar un contrato.
Requisitos.
El art. 1148 dice que “Para que haya promesa, ésta debe ser a persona o personas
determinadas, sobre un contrato especial, con todos los antecedentes constitutivos de los
contratos”.
Del artículo se deduce que para que haya oferta deben darse los siguientes requisitos:
a) Debe ser RECEPTICIA, en cuanto que debe ser dirigida a persona/s determinada/s o
determinable/s. No constituye oferta el envío de tarifas, listas de precios y otros
prospectos o avisos análogos, ya que tales declaraciones, dirigidas al publico en general
o a grupos de personas, constituyen invitaciones a ofertar.
b) Debe ser SERIA, VINCULANTE, es decir, formulada con la intención de quedar obligado.
c) Debe ser REFERIDA A UN CONTRATO EN PARTICULAR, típico o atipico y contener los
elementos estructurales del mismo.
d) Debe ser AUTOSUFICUENTE O COMPLETA, es decir, debe poseer todos los elementos
del contrato; sólo así se explica que la mera aceptación baste para formar el
consentimiento.
Cuando falte alguno de estos cuatro requisitos, estaremos ante una invitación a
ofertar, una tratativa previa.
Oferta al público.
La doctrina moderna, no obstante advertir las dificultades del tema se inclina por
admitir la validez de las ofertas hechas a personas indeterminadas, al público en general o a
grupos de personas, cuando ellas reúnen los restantes requisitos de la oferta y como un
modo de proteger la buena fe del público.
El art. 7 de la Ley 24.240 de Protección al Consumidor, expresa: “Oferta. La oferta
dirigida a consumidores potenciales indeterminados obliga a quien la emite durante el tiempo
en que se realice, debiendo contener la fecha precisa de comienzo y de finalización, así como
también sus modalidades, condiciones o limitaciones.
La revocación de la oferta hecha pública es eficaz una vez que haya sido difundida
por medios similares empleados para hacerla conocer”.
Modalidades.
El art. 1153 legisla sobre dos modalidades de ofertas:
1) las alternativas –que tienen por objeto uno entre varios contratos independientes y distintos
(art. 635)– o “cosas que pueden separarse” dentro de un único contrato
– vender esto o aquello -, en cuyo caso la aceptación de uno de los términos de la oferta
basta para perfeccionar el consentimiento;
2) y la oferta conjunta, o “cosas que no pueden separarse”, de modo tal que la aceptación de
sólo una de ellas, importaría un nuevo contrato (contra oferta).
Requisitos.
Si bien el Código no establece expresamente los requisitos con que debe contar la
oferta para que sea válida, estos se pueden inferir de diversos artículos. Así, la aceptación
debe ser:
a) RECEPTICIA, en cuanto debe ser destinada al oferente (art. 1144).
b) PURA Y SIMPLE, por que según el art. 1152 cualquier modificación a la oferta importa
una contra oferta y no aceptación; no así la oferta, la cual debe ser compleja, es decir,
contener todos los elementos del contrato.
c) EN TIEMPO OPORTUNO. El tiempo oportuno depende se di la oferta tiene plazo o si
carece del mismo. En el primer caso, el tiempo oportuno es el señalado en la misma
oferta; en el segundo, va a ser aquél antes de la retractación de la oferta, es decir, puede
ser aceptada la oferta mientras que el oferente no la retracte.
Modalidades.
La aceptación, como manifestación de voluntad que es, puede consistir en una
exteriorización directa o indirecta, mediante comportamientos declarativos o de hecho;
conviene precisar que esa libertad de formas puede ser limitada por el oferente que puede,
con la finalidad de asegurar la existencia del acuerdo, imponer a la aceptación determinadas
modalidades: que se haga por escrito, carta certificada, etc. Así como puede imponer un
plazo de aceptación.
Discrepa la doctrina acerca de cuando se entiende aceptada una oferta que a pedido
del proponente, o por la naturaleza del negocio, o según los usos, no requiera una
declaración de voluntad. Se propone, por una parte, que se juzgará concluido el contrato
“desde que fue recibida la propuesta, siempre que el rechazo de ella no se produjere dentro
de un termino prudencial”.
Autonomía; caducidad.
La muerte o incapacidad del aceptante, ocurridas con posterioridad al envío de la
aceptación (art. 1154), no extinguen dicha manifestación de voluntad. Una vez que se envió la
aceptación, ésta no se independiza del sujeto que la envió, es decir, que la aceptación no
caduca ni por muerte ni por incapacidad del aceptante, ya que la misma es autónoma.
- 65 -
Clasificación de los contratos.
Los contratos se pueden clasificar desde dos puntos de vista:
1. Desde el punto de vista jurídico y;
2. 2. Por su función económico social.
Plurilaterales:
Algunos dicen que se trata de una subespecie de los contratos bilaterales, mientras
que otros lo consideran como una tercera categoría, al lado de los unilaterales y bilaterales.
Se considera contrato plurilateral al que tiene, originaria o potencialmente, mas de dos
centros de intereses diferenciados (partes), sin que exista reciprocidad o interdependencia
entre todas las prestaciones nacidas del contrato.
La nota distintiva del contrato plurilateral está dada por la manifestación negocial
proveniente de más de dos partes. Esa pluralidad de partes es puramente eventual, dado que
el mismo contrato puede subsistir con dos partes, o sea como bilateral. Las obligaciones que
de ellos emergen son múltiples en sentido cuantitativo (según el número de contratantes)
pero cualitativamente son idénticas y comunes.
De allí que ubiquemos a los contratos plurilaterales como una especie de los
bilaterales, pero ello no nos impide valorar las notas distintivas.
B) Formales y no formales.
a) Contratos formales: son aquellos cuya solemnidad es taxativamente prefijada por la ley
(como ejemplos de solemnidades el Código cita: “la escritura del acto, la presencia de
testigos, que el acto sea hecho por escribano público, o por un oficial público, o con el
concurso del juez del lugar”).
b) No formales: son aquellos cuya exteriorización es libre y que pueden, por lo tanto,
realizarse en cualquiera “de las que el uso social considera instrumento de manifestación
admisible e inequívoca”
El concepto de forma que nos da el art. 973 del C.C es el “...conjunto de las
prescripciones de la ley, respecto de las solemnidades que deben observarse al tiempo de la
formación del acto jurídico”. (Forma no es conjunto de prescripciones legales sino de
solemnidades prescriptas por la ley.)
Cuando no se designa forma para algún acto jurídico estamos frente a un acto no
formal. Susceptible de ser realizado de la manera que los interesados juzgaren conveniente
(art. 974).
Conmutativos y aleatorios.
Nuestro CC no incluye entre los preceptos que dedica a clasificar los contratos uno
destinado a distinguir la categoría de los conmutativos de la de los aleatorios; sin embargo
esa distinción surge de otros artículos tales como el 1173, 1405, 2051.
a) Contratos Conmutativos: son aquellos en que las obligaciones que asumen las partes o
una de ellas son ciertas y apreciables en su significación económica al momento de
celebrarse el contrato. Las partes conocen las ventajas y desventajas que el contrato
comportará.
b) Contratos aleatorios: son aquellos en que las ventajas o perdidas para una o ambas
partes dependen de un acontecimiento futuro e incierto.
No hay que confundir el contrato aleatorio con el contrato condicional, ya que la
condición es un elemento extrínseco al contrato que se agrega al mismo, mientras que el alea
es un elemento estructural del contrato. La condición supedita la existencia del contrato
condicional, en cambio, el contrato aleatorio existe, produce efectos, pero algunas de las
ventajas están supeditadas al alea.
Clasificación de los contratos aleatorios.
1) Contratos aleatorios por su naturaleza:
a) contrato de juego (art. 2052)
b) contrato de rifa (art. 2069)
c) contrato de apuesta (art. 2053)
d) renta vitalicia (art. 2070)
e) contrato de lotería (2069)
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La suerte no es sino el azar que existe en mayor o menor medida en el juego y la apuesta
(art. 2054) o un medio para dividir cosas counes o terminar cuestiones (art. 2068)
2) Por voluntad de las partes: son aquellos contratos que en principio no son aleatorios, pero
que las partes pueden hacerlos aleatorios.
a) Contrato de compra-venta de esperanza (art. 1173): son aquellos cuyo objeto son
cosas futuras, y el contrato está supeditado a que llegase a existir la cosa, “salvo
que sea aleatorio”, en cuyo caso estaremos frente a una compra-venta de la
esperanza, en la cual se debe el precio independientemente de que exista o no el
objeto.
b) Contrato de compra-venta a todo riesgo, con renuncia a la garantía de evicción o
por vicios redhibitorios (arts. 2098 y ss.): son aquellos en que se compra una cosa
que se sabe que está sujeta a un riesgo y el comprador la asume.
En los arts. 1404 a 1407 figuran diferentes tipos de asunción de riesgos. Se puede asumir
de forma absoluta (comprar el producido de un campo, y en caso de que no se llegue a
producir nada, igualmente se debe el precio), o relativa (comprar el producido de un campo
siempre exista un porcentaje de producido).
a) Contratos típicos: son aquellos contratos que tienen una “regulación legal”, es decir que la
ley los ha reglamentado fijándoles su contenido, efectos, exigencias, etc., ya sea en el CC
o en una ley especial. Ej., contrato de locaciones urbanas.
b) Contratos atípicos: son aquellos que si bien no tienen una regulación legal surgen de la
vida social en razón de la libertad contractual (art. 1197). O sea, que si bien estos
contratos carecen de “tipicidad legal”, existirá en muchos una “tipicidad social”, es decir
que la sociedad (“en situaciones no regladas legalmente”, conf. art. 17 CC) por los usos y
costumbres los ira reglamentando.
La variedad de estos contratos es infinita, como las necesidades a que pueden dar
satisfacción. Mas allá de que no valga la pena enumerarlos, resulta valioso mencionar
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algunas de las especies de mayor vulgarización:
a) Contrato de garage: es el celebrado entre el garagista y el propietario de un vehículo o
quien tiene derecho a usarlo, a los fines de la guarda o custodia del mismo, contra el pago
de un precio en dinero.
b) Contrato de publicidad: es el celebrado por un anunciador, que es quien encarga la
publicidad o propaganda, con una agencia de publicidad.
c) Contrato de espectáculo: celebrado entre el espectador, que es quien paga un precio para
gozar de un resultado, y el promotor o empresario del espectáculo, que se compromete a
brindarlo de conformidad con los anuncios, carteleras, avisos, etc.
d) Contrato de exposición: es el contrato por el que mediante una suma de dinero se tiene el
derecho a colocar de manifiesto al público determinadas cosas muebles, dentro de un
espacio exclusivo.
a) Contrato de Cambio: son aquellos en los que se produce una circulación de bienes a
través de su enajenación o disposición (compraventa, permuta, cesión onerosa de
derechos, etc.), o en virtud de esa circulación pero recurriendo a la concesión del uso
temporario de esos bienes (locación urbana, arrendamiento rural, etc.).
b) Contrato de Crédito: son aquellos en los que se concretan mediante prestamos de
consumo, mutuo oneroso y gratuito, o de uso gratuito, comodato, o entrega en guarda con
derecho a usar, deposito irregular; otro tanto ocurre con el contrato oneroso de renta
vitalicia.
c) Contrato de Garantía: son aquellos contratos accesorios que brindan seguridad respecto
del cumplimiento de otro contrato (contrato principal); por ejemplo, el contrato de fianza, si
el deudor no cumple, las obligaciones las cumple el fiador o garante.
d) Contrato de Custodia: son aquellos que tienen finalidad de guarda o conservación, como
ocurre en el contrato de deposito regular, voluntario o necesario (por el cual el depositante
entrega al depositario una cosa para que la guarde y la entregue cuando le sea requerida)
generalmente gratuito en el ámbito civil y oneroso en el comercial; lo mismo ocurre en los
contratos atípicos de garaje y de guarda en cajas de seguridad.
e) Contrato de Cooperación: son aquellos contratos en los cuales medie una función de
cooperación para alcanzar un fin determinado. Por ejemplo, el contrato de locación de
obras y de servicios; el contrato de mandato, por el cual el mandatario contribuye con el
mandante para alcanzar un fin determinado.
f) Contratos de Previsión: son aquellos contratos destinados a la prevención de riesgos; por
ejemplo, la renta vitalicia, en el derecho civil y el seguro, en el comercial, cumplen con
dicha finalidad.
g) Contrato de Recreación: son aquellos contratos que aun cuando no cumplen una función
económica tienen una misión de entretenimiento o recreación de la personas. Por
ejemplo, el contrato de juego y apuesta, y el contrato atípico de espectáculo publico.
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Prueba. Interpretación, integración y calificación del contrato.
Sistemas de prueba.
Hay dos sistemas extremos y uno intermedio:
• Sistema de la prueba legal: es aquel en el cual la ley dispone cuando se encuentra
acreditado un hecho o acto jurídico. Este es un sistema extremo en el que la actividad del
juez se encuentra muy limitada.
• Sistema de la libre convicción: este sistema es el otro extremo y consiste en dejar al libre
arbitrio del juez la determinación de cuando se tiene acreditado algún hecho sin dar
ninguna explicación.
• Sistema de la sana crítica o intermedio: este sistema combina los dos anteriores: el juez
determina cuando un hecho se encuentra probado pero debe dar explicaciones del
porqué de su decisión y que fue lo que tuvo en cuenta. Este sistema es el adoptado por el
CPCC de Santa Fe.
Medios probatorios
La actividad probatoria se cumple en el proceso y está dirigida a convencer al juez de
la verdad de lo afirmado.
El interés en probar se refleja en el tema “carga de la prueba”, o sea en lo referente a
saber cual de las partes en el proceso tiene la obligación de realizar la prueba.
En cuanto a la carga probatoria, en principio (Teoría Clásica), quien alega un hecho
debe probarlo. Pero excepcionalmente, en virtud de la “teoría de la carga probatoria
dinámica”, debe probar la parte que se encuentre en mejores condiciones de hacerlo. Esta
teoría es aplicable con frecuencia en la responsabilidad médica, así por ej. , respecto a la
mala praxis, la alega el paciente, pero la clínica deberá ofrecer la prueba por estar en mejores
condiciones para hacerlo.
Los medios probatorios son los instrumentos aptos para lograr la demostración, en los
que el juez encontrará los motivos de su convicción y que se encuentran en la legislación de
fondo. Hay que distinguirlos de los modos probatorios que son cómo esos medios se insertan
en el proceso y que es materia de los Códigos Procesales.
El art.1190 CC contiene una enumeración de medios probatorios por los cuales se
demuestra la existencia de los contratos en general. Para cada contrato en particular existen
artículos específicos.
“Los contratos se prueban por el modo que dispongan los Códigos de procedimientos
de las Provincias federadas:
a) Por instrumentos públicos;
b) Por instrumentos particulares firmados o no firmados;
c) Por confesión de partes, judicial o extrajudicial;
d) Por juramento judicial;
e) Por presunciones legales o judiciales;
f) Por testigos”.
Según Mosset, esta enumeración no es taxativa y por ende no excluye la posibilidad
de que los contratos sean probados por otros medios dispuestos por los Códigos de
procedimientos o no incluidos en ellos.
i.Instrumentos Públicos
En los arts. 979 a 996 se ocupa el Código de los instrumentos públicos en general y,
luego, de las escrituras públicas en particular (arts.997 a 1011). Los instrumentos públicos
hacen plena prueba y se presumen auténticos por de la presencia del funcionario público y de
la sujeción a las reglas prescriptas por la ley para su confección. Si el funcionario público se
encontraba inhabilitado o en una situación similar, eso no le quita valor al instrumento pero se
convierte en un instrumento privado.
El valor probatorio puede ser destruido por una acción civil o penal de falsedad, hasta
tanto hace plena fe de los hechos cumplidos por el oficial público o pasados en su presencia,
entre partes y frente a terceros, no así de los hechos que las partes manifiesten.
b) Instrumentos privados
Estos se denominan así por no requerir la presencia del oficial público, condicionan su
eficacia probatoria al reconocimiento de la firma y además, frente a terceros, al logro de una
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fecha cierta. El art. 1190 habla de “instrumentos particulares firmados o no firmados”. El
código se ocupa de tales documentos en los arts. 1012 a 1036.
El art.1026 establece que “el instrumento privado reconocido judicialmente por la parte
a quien se opone, o declarado debidamente reconocido, tiene el mismo valor que el
instrumento público entre los que lo han suscripto y sus sucesores”. Pero “...no prueban
contra terceros o contra sucesores a título singular, la verdad de la fecha expresada en ellos”
(art.1034), si no se les confiere “fecha cierta” sobre la base de alguno de los modos previstos
en el artículo1035.
No obstante que el art.1012 define al instrumento privado y preceptúa que “la firma de
las partes es una condición esencial para la existencia de todo acto bajo forma privada”; pero
hay instrumentos que aunque no estén firmados tienen valor probatorio como por ej., los
libros de comercio. Llambías analizando el art. 1012 considera que los instrumento privados
en un sentido amplio engloban tanto los documento firmados como los no firmados, mientras
que en un sentido estricto solo documentos firmados.
Los instrumentos privados para tener eficacia probatoria requieren:
- el reconocimiento por las partes;
- la firma, que es la forma habitual con la cual alguien se identifica
- doble ejemplar o tantos ejemplares como partes existan (art. 1021)
- fecha cierta (art. 1035) para ser oponible a terceros.
i.Confesión de partes.
La confesión “es la declaración que una parte hace de la verdad de hechos
desfavorables a ella y favorables a la otra parte”. Es la prueba por excelencia, a tal punto que
desplaza a las demás. Tiene eficacia práctica, puesto que elimina la controversia, pero ello no
quiere decir que lo confesado tenga “valor probatorio” en cuanto puede muy bien no ser
verdad. La confesión debe emanar voluntariamente de la contraparte, con plena conciencia
de que con ella está favoreciendo a la otra parte y perjudicándose (es el ánimus que se exige
para la confesión)
La confesión judicial es la que se presta dentro del proceso, del modo que disponen
los códigos procesales, sea ella espontánea o provocada. Puede ser, asimismo, expresa o
tácita, esta última confesión se tendrá en caso de incomparecencia, de rehusar responder o
de hacerlo en forma evasiva.
La confesión extrajudicial es la hecha fuera de juicio, “por escrito o verbalmente, frente
a la parte contraria o a quien la represente”. Hace plena prueba siempre que sea acreditada
por los medios establecidos por la ley.
b. Juramento judicial
Consiste en someter la decisión del juicio a la palabra de una de las partes,
presuponiendo la honradez de lo que dice. Es muy poco usado.
i.Presunciones
Las presunciones dan por asumida la realidad de los hechos antes de cualquier
demostración; son consecuencias extraídas de ciertas circunstancias que tienen por finalidad
excluir la carga probatoria o bien desplazarla.
- Presunciones legales: pueden ser presunciones iuris et de iure (que no admiten prueba
en contrario) o iuris tantum (que admiten prueba en contrario).
- Presunciones judiciales u hominis: son aquellas en las que se basan los jueces ante la
ausencia de una prueba directa.
c. Los testigos
Son las declaraciones en juicio que realiza una persona sobre lo que sabe o presenció.
Debe tratarse de un tercero imparcial, ya que de no ser así se lo puede tachar.
La idoneidad de los testigos será apreciada por el juez, al dictar sentencia definitiva
teniendo en cuenta las circunstancias y motivos que corroboren o disminuyan la fuerza de las
declaraciones. La apreciación de este medio de prueba debe hacerse con suma cautela,
valorando el juez el carácter de los testimonio, la credibilidad de los testigos, etc.
d) Interpretación fáctica:
El art. 218 inc. 4 dice que “Los hechos de los contrayentes, subsiguientes al contrato, que
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tengan relación con lo que se discute, serán la mejor explicación de la intención de las
partes al tiempo de celebrar el contrato”.
Sólo se ha de recurrir a estos elementos extrínsecos, que arrojan luz sobre la intención,
habiendo ambigüedad en las palabras.
En la aplicación práctica que los contratantes han realizado de las estipulaciones del
contrato, aplicación anterior a las desaveniencias, se encuentra el genuino sentido de las
mismas. Esta interpretación se llama fáctica o auténtica, por provenir de los hechos de los
propios contratantes.
e) Interpretación conservadora:
El art. 218 inc. 3, dispone: “Las cláusulas susceptibles de dos sentidos, del uno de los
cuales resaltaría la validez, y del otro la nulidad del acto, deben entenderse en el primero.
Si ambos dieran igualmente validez al acto, deben tomarse en el sentido que más
convenga a la naturaleza de los contratos, y a las reglas de la equidad”.
La primera parte del inciso consagra el principio de la conservación del contrato: en caso
de ambigüedad debe estarse por la producción de efectos jurídicos no siendo dable
interpretar que las partes han hecho algo inútil o ilusorio. Lo mismo ocurre cuando la
cláusula es equívoca acerca de la extinción o no del negocio: debe estarse por el
mantenimiento de los efectos.
La conservación del contrato, a su vez, permitirá a las partes lograr el efecto económico
perseguido. Deben tomarse en consideración los fines económicos que las partes
persiguieron al contratar a efectos de realizar una correcta interpretación de los contratos.
La segunda parte del inc. 3 apunta a una interpretación acorde con la naturaleza del
contrato y las reglas de la equidad. Por medio de la calificación del contrato se
determinará la naturaleza de la relación jurídica y se la clasificará, tanto desde el punto de
vista jurídico como del económico, entre las categorías jurídicas existentes. La
interpretación debe tomar en cuenta la índole del contrato: si oneroso o gratuito, bilateral
o unilateral, etc., o bien si tiende al cambio de prestaciones o a unión de esfuerzos, a la
previsión, etc.
El juez verá en cada caso, según su prudente arbitrio, cuál es la interpretación que más
se acomoda con la naturaleza del contrato y las reglas de la equidad, y que conforme a
una interpretación finalista permita a las partes alcanzar los fines perseguido, debiendo el
juez colmar los vacíos y remediar los defectos de sus declaraciones.
Integración del contrato: concepto. Emisión de juicio crítico. Calificación. Quién califica
el contrato.
Efectos de la nulidad.
El principio general está consagrado por los art. 1050 y 1052. El art. 1050 establece
que “La nulidad pronunciada por los jueces vuelve las cosas al mismo o igual estado en que
se hallaban antes del acto anulado”, y el art. 1052 dice que “La anulación del acto obliga a las
partes a restituirse mutuamente lo que han recibido o percibido en virtud o por consecuencia
del acto anulado”. Se desprende de ambos textos que la nulidad tiene efecto retroactivo o ex
tunc al momento de celebración del acto.
La excepción a este principio general se encuentra en el art. 1165 según el cual en el
caso de un contrato celebrado por un incapaz, establece que “Declarada la nulidad de los
contratos, la parte capaz para contratar no tendrá derecho a exigir para exigir la restitución de
lo que hubiere dado, o el reembolso de lo que hubiere pagado, o gastado...”, pero el artículo
establece una excepción a dicha excepción al decir “...salvo si probase que existe lo que dio
(en el patrimonio del incapaz), o que redundara en provecho manifiesto de la parte incapaz”.
Rescisión.
Es un acuerdo entre las partes para poner fin al contrato. También se llama “distracto”.
Esta prevista en el art.1200 C.C. que establece que “Las partes pueden por mutuo
consentimiento extinguir las obligaciones creadas por los contratos, y retirar los derechos
reales que se hubiesen transferido...”
Se trata de la posibilidad de extinguir relaciones jurídicas creditorias y reales por un
nuevo contrato. Por mutuo acuerdo, por un nuevo contrato se rescinden las relaciones
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jurídicas para el futuro, sin alterar los efectos ya producidos, opera ex nunc, salvo que las
partes quisieran otorgarle otro efecto diferente. La rescisión sólo se concibe en contratos no
agotados por cumplimiento, es decir, en contratos en vías de cumplimiento, ejecución
continuada o tracto sucesivo o en aquellos cuyos efectos no han empezado aún a producirse.
Para la cátedra la rescisión es siempre contractual, ya que va a estar en la voluntad
de las partes el ponerle fin a un contrato.
Alterini, por su parte, considera que la rescisión puede tener fuente contractual o legal,
surgir de ambas partes o de una de ellas, y da como ejemplo el supuesto contemplado por el
art. 1638 que permite al dueño de una obra desistir de la ejecución de ella por su sola
voluntad, indemnizando al locador.
Revocación.
El art.1200, segunda parte, dice “...y pueden también (las partes) por mutuo
consentimiento revocar los contratos, por las causas que la ley autoriza”
No obstante el texto, la doctrina está de acuerdo en sostener que no es el mutuo
consentimiento el que se necesita para revocar un contrato, pues lo característico de la
revocación es la extinción por voluntad de una sola de las partes.
Quien revoca retrae su voluntad originaria, que concurrió a dar nacimiento al negocio,
y ocasiona la cesación de los efectos desde ese momento para el futuro, ex nunc. Las
consecuencias ya producidas quedan firmes entre partes y frente a terceros. Los únicos
contratos que admiten la revocación son la donación y el mandato, ya sea oneroso o gratuito.
Las causas de revocación son exclusivamente legales, o sea que las partes no
pueden pactar causales de revocación.
Hay algunos autores que dividen las causas legales en:
- Discrecionales: la ley autoriza a revocar un contrato por propia voluntad sin necesidad de
invocar causa alguna. Por ej., el mandato, el cual se puede dejar sin efecto por la sola
voluntad del mandante.
- Causadas: solo se puede revocar el contrato si se acredita la causa contemplada en la
ley. Por ej., ingratitud del donatario.
Resolución.
Tiene lugar cuando una de las partes la solicita en virtud de una cláusula resolutoria
prevista en el contrato o de una disposición legal.
La resolución actúa opera ex tunc, retroactivamente, salvo los efectos ya cumplidos,
en los contratos de ejecución continuada o tracto sucesivo de prestaciones equivalentes y
divisibles, “que quedarán firmes” (art.1204, primera parte), como por ej., en un contrato de
locación, se dispone el uso y goce de la cosa y cada mes se debe pagar $500. Las
prestaciones son equivalentes porque usar la cosas equivale a $500, y también es divisible
porque el contrato de locación es de 24 meses y cada cuota equivale a $500; en este caso si
hay incumplimiento, lo pagado queda firme.
Entre las causales de resolución contenidas en la ley podemos citar:
El pacto comisorio implícito que autoriza a la parte cumplidora (por voluntad de la ley),
ante el hecho futuro e incierto (que la prestación no sea ejecutada por el deudor) a la
resolución del contrato por alguno de estos procedimientos. (art. 1204)
La imposibilidad de cumplimiento de la prestación a cargo de uno de los contratantes, que
resulta de un hecho posterior al contrato y no imputable a las partes, produce la
resolución del contrato. “La obligación se extingue (dice el art.888 C.C.) cuando la
prestación que forma la materia de ella, viene a ser física o legalmente imposible sin culpa
del deudor”. La pérdida de la cosa debida (según el art.891) se produce en tres
situaciones:
1) cuando la cosa ha sido destruida completamente;
2) cuando la cosa ha sido puesta fuera del comercio, y
3) cuando se la ha hecho desaparecer y no se sabe donde se encuentra.
La excesiva onerosidad sobreviniente es también causa de resolución del contrato, según
lo establece el art.1198; la particularidad consiste en la posibilidad, acordada al
demandado “beneficiado”, de impedir la resolución “ofreciendo mejorar equitativamente
los efectos del contrato”.
Entre las causales pactadas por las partes podemos citar:
El pacto comisorio expreso que autoriza a la parte cumplidora, ante el hecho futuro e
incierto de “que alguna obligación no sea cumplida con las modalidades convenidas”, a
optar por la resolución del contrato, declarando su voluntad en tal sentido y
comunicándola a la incumplidora según lo expresado en el art. 1204 tercer párrafo. Pero
además la parte cumplidora puede optar “...por exigir a la incumplidora la ejecución de
sus obligaciones con daños y perjuicios” (art.1204, párrafo cuarto).
Parte.
Parte en un contrato es el titular del “centro de interés” y puede estar compuesta por
una o varias personas.
Generalmente es parte el otorgante del contrato, cuando él lo celebra a nombre y por
cuenta propia. Pero no siempre el que celebra o interviene en la formalización del contrato es
parte: puede mediar un desdoblamiento, y el que contrata puede estar actuando en nombre
de otro, es decir, media representación, la parte es el representado, ya que es el centro de
interés.
Excepciones al principio
Los sucesores universales en principio son tratados como parte en los contratos de
los cuales el causante era parte. Pero el art. 1195 marca tres excepciones:
Cuando el contrato cree derechos u obligaciones inherentes a la persona del causante:
esto se relaciona con el art. 498 que establece que no son transmisibles a los herederos,
pero no dice qué se entiende por “inherente a la persona”. No hay claridad en la doctrina
respecto a cuando se considera que un derecho es inherente a la persona. Llambías, tal
vez el mas acertado, entiende que “un derecho es inherente a la persona, cuando ya por
su naturaleza, ya por una disposición de la ley, es inconcebible su ejercicio
independientemente del individuo humano a favor de quien está instituido”. El ejemplo
más gráfico es el contrato de locación de obra, si se contrata a un pintor famoso para que
pinte un cuadro, ese contrato está pensado para ser hecho por ese pintor y sólo por él
(obligación intuito personae), no puede ser pintado entonces por sus herederos.
Cuando resulte de una disposición expresa de la ley: es decir, que el propio legislador
hubiese previsto la intrasmisibilidad, por considerar inconveniente dicha transmisión. Un
ejemplo es la figura del pacto de preferencia que es el que se introduce en una
compraventa a favor del vendedor, que implica que si el comprador quiere volver a
vender, debe preferir como comprador al vendedor originario. Se prevé la extinción de ese
contrato con la muerte del vendedor originario.
Cuando las partes, en uso de la libertad contractual, hayan estipulado que la muerte de
una de ellas causaba la extinción del contrato: esto es excepcional en el C.C., pero ocurre
habitualmente en la realidad. Se trata de una cláusula de estilo. En los hechos se invierte
la regla del C.C.; esto se suele dar en los contratos de larga duración, como por ej., en la
locación.
Terceros.
En principio, son todos aquellos que no son parte del contrato. Pero este concepto es
ambiguo porque hay distintas especies de terceros: interesados y desinteresados.
Son terceros interesados los que tienen un interés legitimo que los vincula al contrato,
sea reconociéndoles derechos o imponiéndoles responsabilidades. Estos terceros al tener un
interés, o bien, cuentan con una acción o pueden ser accionados.
Acción subrogatoria.
Luego de establecer el art. 1195 el denominado efecto relativo de los contratos, el art.
1196 dispone: “Sin embargo los acreedores pueden ejercer todos los derechos y acciones de
su deudor, con excepción de los que sean inherentes a su persona”.
Se trata del ejercicio de la acción subrogatoria, indirecta u oblicua, en la que se
reemplaza al acreedor inactivo (subrogar es sustituir o colocarse en lugar de otro). Lo
determinante es que el deudor, acreedor de un tercero, no ejerza la acción que le compete
contra éste y, así, prive a sus propios acreedores de ver incorporado ese crédito a su
patrimonio.
En estos casos la ley permite al acreedor subrogarse en los derechos del deudor y
cobrar los créditos de los deudores de su deudor.
Para que proceda esta acción, el subrogante debe ser acreedor; debe haber inacción
por parte del deudor; y el acreedor debe acreditar su interés legítimo para ejercer esta
facultad, que la ley le concede como paliativo del desinterés del deudor.
En cuanto a los efectos que la misma produce vale decir que:
- la acción se ejerce a nombre del deudor quien sigue siendo el verdadero titular del
derecho.
- la sentencia alcanza a la totalidad del crédito del deudor subrogado y no solamente al
monto de la deuda pendiente con el acreedor subrogante;
- el crédito ingresa al patrimonio del deudor por lo que se ven beneficiados todos los
acreedores del deudor subrogado.
Acción directa.
La acción directa es la que compete al acreedor para percibir de un tercero lo que
éste le adeuda a su deudor: “A”, acreedor de “D”, tiene derecho a percibir de “T” lo que éste le
debe a “D”.
El fundamento o la razón de ser de esta facultad del acreedor se encuentra en el
principio que veda el enriquecimiento sin causa. Esto se ve con particular claridad en materia
de subcontratos: el locador (A) puede accionar directamente contra el subinquilino (T) por lo
que le adeuda, en concepto de alquileres, el inquilino (D); de esa manera se impide que el
inquilino (D) se enriquezca sin causa usando y gozando de la cosa, sin pagar el alquiler, y no
obstante ello perciba los subarriendos del subinquilino (T)
Cabe tener en cuenta que los efectos que produce esta acción marcar la diferencia
con la acción subrogatoria:
- el acreedor no puede reclamar más que su crédito, ni más de lo que debe el tercero al
deudor de aquél.
- El acreedor obtiene para sí el bien debido, de manera que la acción directa resulta
ejercida en su provecho.
Otras acciones.
Acción de simulación.
Busca desenmascarar un negocio que es meramente aparente, simulado, y que
perjudica al acreedor. Su fin es atacar al contrato simulado. Para nuestro Código la
simulación aparece tratada como generadora de una acción de nulidad o anulación (arts.
1044 y 1045 CC).
C) Cesión del contrato: cesión con liberación del cedente y sin liberación del cedente.
Reglas aplicables.
Cesión con liberación del cedente y sin liberación del cedente. Reglas aplicables.
Hay dos especies de cesión:
- Cesión con liberación del cedente o cesión perfecta, que libera al cedente para lo cual es
necesario que la parte cedida tome conocimiento y haya prestado conformidad.
- Cesión sin liberación del cedente o imperfecta, esta se da cuando el cedido no presta
conformidad, y como consecuencia de esta falta de conformidad el cedente sigue
respondiendo ante la parte cedida.
Cuando la aceptación de la cesión se produce, el cedente es liberado de las
obligaciones nacidas del contrato y pierde, a la vez los derechos engendrados a su favor. Si
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el cedido no acepta la cesión no se verifica la cesión del cedente; pero como el negocio ha
tenido efecto entre las partes, ambos (cedente y cesionario), quedan obligados frente al
cedido.
Por ejemplo: en materia de locación de cosas, el articulo 1584 del CC, dice que “la
cesión consistirá únicamente en la transmisión de los derechos y obligaciones del locatario, y
a ella son aplicables las leyes sobre la cesión de derechos”, y el articulo 1596 agrega: “el
locatario que […] cede el arrendamiento, no puede por cláusula alguna, librarse de sus
obligaciones respecto al locador, sin el consentimiento de este”; finalmente, el articulo 1599,
segunda parte, prescribe que “pasaran también al cesionario todas las obligaciones del
locatario para con el locador, o solamente la parte correspondiente a la cesión, sin que el
cedente quede exonerado de sus obligaciones”, cuando, por falta de aceptación, claro esta,
no se opera la liberación.
Producida la cesión con eficacia frente al contratante cedido, tercero en el negocio de
cesión, asumen recíprocamente el cesionario y el cedido, el carácter de partes, y por ende los
derechos y obligaciones emergentes del contrato pudiendo oponer éste todas las
excepciones que derivan del contrato.
El cedente está obligado a responder, frente al cesionario, “de la existencia y
legitimidad” del contrato cedido, no así de la solvencia del cedido, “a no ser que la insolvencia
sea anterior y pública” (art. 1476 CC).
Si bien nuestro CC, no legisla sobre la cesión del contrato, acoge diversas figuras
típicas de cesión de la posición contractual. Por ej., además de la ya mencionada, la cesión
(sustitución) de su posición por el mandatario (arts. 1924 y ss. CC); la cesión de la calidad de
socio, en parte o en el todo, con y sin el consentimiento de otros socios (arts. 1671 y ss. CC.).
Efectos.
Se comprueba un doble juego de efectos emanados del contrato: una primera relación
une al estipulante con el promitente y una segunda relación al promitente con el tercero
beneficiario. El contrato tiene dos partes: en un primer momento, estipulante y promitente,
estipulan un beneficio a favor de un tercero. Y en segundo lugar, el tercero tiene que aceptar
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el beneficio para que este quede en su cabeza, pero su aceptación no hace al
perfeccionamiento del contrato.
Hay que aclarar que el estipulante contrata a nombre propio y para sí mismo,
actuando en su nombre y con interés personal (no es un simple representante).
La estipulación, nacida de la voluntad del estipulante se inserta en un contrato de
carácter oneroso (seguro de vida) o gratuito (donación con cargo) que le sirve de base; la
prestación a cargo del promitente puede deberse exclusivamente al tercero indicado o bien
distribuirse entre el tercero y el estipulante; la prestación a cargo del promitente reconoce
como acreedor al estipulante. Si la prestación a cargo del promitente se debe exclusivamente
al tercero, debe existir un interés moral digno de tutela que justifique la intervención del
estipulante. Si la estipulación se inserta en un contrato gratuito funciona como un cargo a
favor del tercero.
El beneficiario es un tercero, ajeno al contrato entre el estipulante y el promitente, a
quien se busca favorecer, al margen de toda intervención suya en el negocio base. El tercero
no debe ser heredero de las partes, porque si es un heredero no hay estipulación a favor de
un tercero. Puede ser una persona física o jurídica, e incluso una persona futura, cuando se
hiciere con el fin de fundarla y requerir después la competente autorización (art. 1806 CC).
Determinada o determinable al día en que el contrato debe surtir efecto en su favor. Revestir
la calidad de acreedor del estipulante y el cumplimiento de la prestación por el promitente
constituir entonces un pago, en cuyo caso se beneficiará con una liberalidad.
Otra de las posibilidades es prometer dentro de la actividad del tercero “la ratificación
del contrato por parte del tercero”. Pero no es lo mismo asegurar (prometer) la ratificación de
la promesa que asegurar su cumplimiento por un tercero. Éste es un segundo distingo que no
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surge del art. 1163, que habla “del hecho del tercero”, ni del art. 1177, referido a la promesa
de entregar cosas ajenas; es muy importante diferenciar una y otra situación, ya que:
- La falta de ratificación por el tercero, cuando ella ha sido garantizada, obliga a quien
prometio ese hecho a pagar los daños e intereses negativos;
- en cambio, de la falta de cumplimiento por el tercero de las prestaciones prometidas y
garantizadas se sigue para el estipulante la obligación de abonar los daños y perjuicios
positivos o de ejecución.
En caso de duda entre una y otra promesa se entenderá que solo ha asegurado la
“ratificación”, o sea que se estará por la obligación menos gravosa.
Si no ha habido garantía, la promesa de prestación a cargo de un tercero no produce
para el estipulante otra obligación que la de emplear los medios necesarios para que el
tercero cumpla. Es una pura obligación de diligencia o de medios, a diferencia de la
obligación asumida cuando se dan garantías, que es “de resultado o fines”.
La ratificación por el tercero fija las relaciones entre él y el acreedor de la promesa,
“como si el contrato se hubiera ajustado directamente entre ellos. Al acreedor de la promesa
se lo denomina a veces “estipulante” y, en ese caso se llama “promitente o prometiente” a
quien promete el hecho ajeno.
El solo hecho de prometer la prestación de un tercero, sin constituirse en garante, no
obliga al promitente. De allí que se halla dicho que el “contrato a cargo de un tercero” es un
contrato de garantía y que cuando deja de serlo no crea obligaciones. Ofrecer meramente el
hecho de un tercero no es dar garantías.
Fundamento.
Para la mayoría de la doctrina se funda en la reciprocidad de las prestaciones, lo que
se denomina el “sinalagma contractual”. Es una idea fundacional de la excepción de
incumplimiento. En la base del contrato se establecía que las partes cumplirían
simultáneamente, por lo tanto es lógico que una parte se niegue a cumplir si la otra no
cumple.
También se funda la excepción de incumplimiento en la buena fe, que tiene una
fuerza expansiva significativa, que implica una exigencia de obrar bien por parte de los
contratantes. Es de mala fe, desleal, exigirle a una parte que cumpla sino se cumplió la
contraprestación respectiva, ya que sería falto de ética. Según la cátedra este es el
fundamento ético-jurídico más adecuado y de mayor raigambre.
Naturaleza jurídica.
La excepción figura en el repertorio de las medidas de autodefensa privada, con cierto
carácter coercitivo, tendientes a salvaguardar el equilibrio contractual.
Existió en la doctrina una gran debate acerca del tema, pero que hoy en día esta
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esclarecido.
Machado y otros, entre los primeros comentaristas del C.C. sostuvieron criterios
distintos de los que hoy se sostienen. Actualmente los autores reflejan dos distintas maneras
de concebir a la excepción.
I) Para una primera postura la excepción es vista como un requisito necesario de la acción,
juega como un recaudo para demandar. No se puede demandar el cumplimiento sin antes
haber cumplido (tesis que encuentra apoyo en la interpretación literal del art. 1201 CC). La
demanda supone la puesta en marcha del aparato jurisdiccional para articular una pretensión.
De este modo la excepción sería un requisito de la demanda: para poder exigir el
cumplimiento de la otra parte se debe probar previamente que se cumplió con las
obligaciones propias. El art. 130 CPCC establece los requisitos formales de la demanda, los
autores sostienen que la excepción es un requisito sustancial.
En síntesis, se puede decir que esta teoría deja de ver a la excepción como una
excepción y la ve solo como un requisito de la demanda.
II) La Segunda Postura, la ve como una verdadera excepción o defensa, que debe ser puesta
por el accionado (demandado por cumplimiento). La excepción de incumplimiento es una
verdadera excepción.
La excepción es una verdadera y auténtica defensa que el demandado podrá articular
al momento de contestar la demanda. Esta defensa tiene dos características:
1) Es sustancial, ya que resulta del derecho de fondo (del C.C.) por ello se la diferencia de
las excepciones procésales, que están el CPCC ej. Excepción de Incompetencia.
2) Es dilatoria, paraliza al contrato, suspende los efectos del mismo, a consecuencia de lo
cual el demandado podrá alegar que no cumple porque el actor no cumplió. Este carácter
dilatorio no incide sobre el proceso, no lo suspende, porque no es una excepción procesal
dilatoria, sino que es sustancia, por lo cual sólo incide sobre la ejecución de las
prestaciones.
La doctrina y jurisprudencia nacional admiten que pueda ser opuesta por vía de
reconvención, motivando una contrademanda destinada a que el actor haga efectiva su
prestación incumplida.
Caracteres de la Seña
a) Es real, no consensual: exige la entrega de la cosa dada en seña.
b) Es unilateral: hay obligaciones para una sola de las partes.
c) Es oneroso: implica un beneficio para una de las partes y una perdida para la otra.
d) Es accesorio: siempre esta conectado a un contrato principal.
Las cláusulas "como seña y a cuenta de precio" y "como seña, a cuenta de precio y
principio de ejecución": interpretación.
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1) La cláusula “como seña y a cuenta de precio”.
Esta modalidad de la seña (en que la misma se entrega “a cuenta de precio”) generó
debate en la doctrina y en la jurisprudencia. Parecería que “la seña y a cuenta de precio”
fuera una seña confirmatoria, pero en realidad se resolvió que la seña tiene una doble función
sucesiva: en principio la seña va a actuar como seña penitencial (pudiendo ejercerse la
facultad de arrepentimiento); pero cuando la facultad de arrepentimiento no se ejerza o haya
transcurrido el plazo, se va a imputar al pago del precio, y va a dejar de ser seña. O sea que
si no hay principio de ejecución es una seña penitencial.
Pacto Comisorio.
El art. 1203, da la noción del mismo en los términos siguientes: “Si en el contrato se
hubiere hecho un pacto comisorio por el cual cada una de las partes se reservase la facultad
de no cumplir el contrato por su parte, si la otra no lo cumpliere, el contrato sólo podrá
resolverse por la parte no culpada y no por la otra que dejó de cumplirlo”. El nuevo art. 1204
en su primera parte, es más claro al referirse a “... la facultad de resolver las obligaciones
emergentes de ellos (contratos con prestaciones recíprocas) en caso de que uno de los
contratantes no cumpliera su compromiso...”.
El art. 1374, por último, nos dice que “Si la venta fuese con pacto comisorio, se
reputará hecha bajo una condición resolutoria. Es prohibido ese pacto en la venta de cosas
muebles.”
Debemos recordar las diferencias hechas por Vélez en la nota del art. 555 sobre el
pacto y la facultad comisoria. En el pacto la parte cumplidora tiene siempre la opción para
demandar por cumplimiento o requerir la resolución.
El pacto comisorio autoriza a quien ejecutó o estuvo dispuesto a cumplir las
obligaciones a su cargo, a tornar ineficaz el vínculo nacido del contrato (resolución), a
desvincularse de él, ante la inejecución del deudor. La resolución al tornar ineficaz el vínculo
nacido del contrato y, por ende, el contrato mismo, libera a la parte cumpliente (y también al
renitente) con la doble posibilidad de reclamar daños y perjuicios y, por otros medios, obtener
”de un tercero” una prestación idéntica o equivalente.
Fundamento.
Es innegable que los contratos se hacen para ser cumplidos, de donde lo natural
frente al incumplimiento de una de las partes es demandar el respeto a la palabra empeñada,
la prestación específicamente prometida, pero muchas veces la acción por cumplimiento no
brindará al acreedor la satisfacción de su derecho subjetivo, sea por la insolvencia del
deudor, sea por los inconvenientes de una ejecución tardía, sea por lo que fuere: de allí que
el derecho conceda la posibilidad de optar, a su criterio, por una u otra vía - cumplimiento o
resolución - atendiendo a su exclusiva conveniencia y siempre con la posibilidad de adicionar
los daños y perjuicios emergentes del incumplimiento. Es lo que ahora prescribe (luego de la
modificación de la ley 17.711) el art. 1204 CC.
Para Vélez la presencia de un pacto comisorio en los contratos bilaterales, era
excepcional. “Las condiciones resolutorias tácitas (dice en la nota del art. 1432) no nacen de
los contratos”; es decir que “si el pacto comisorio no fue expreso”, no puede ejercerse, “no
hay en este caso una ley especial del contrato que en el hecho de faltar a ella una de las
partes, lo deje sin efecto. Solo hay, pues, lugar a la acción de daños y perjuicios que debe
satisfacer el que no lo cumpliese”. Esta nota ratifica, en términos muy claros el viejo art.1204:
“Si no hubiese pacto expreso que autorice a una de las partes a disolver el contrato si la otra
no lo cumpliere, el contrato no podrá disolverse, y sólo podrá pedirse su cumplimiento”.
Naturaleza Jurídica.
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El pacto comisorio acarrea la ineficacia de la relación contractual, es una medida de
autodefensa, dirigida a tutelar la condición de la respectiva paridad entre las partes,
salvaguardando el equilibrio contractual.
No se trata de una sanción, ante la conducta antijurídica del deudor (incumplimiento),
puesto que no requiere la imputabilidad moral o subjetiva y procede incluso ante un
incumplimiento no culposo. Tanto en materia civil como comercial la inejecución de la
obligación por caso fortuito o fuerza mayor, es decir sin culpa del deudor, resuelve el contrato,
operando a la manera de pacto comisorio. La resolución se produce de pleno derecho (ya que
no existe para el acreedor posibilidad de optar) y sin dar pie al reclamo por daños y perjuicios
(art. 578, 888 y concs. C.C: y el 216 del Cód. de Com.)
El art. 1024 después de la reforma introducida por la ley 17.711, contempla dos
especies de pacto comisorio:
1) el expreso o convencional: “las partes podrán pactar expresamente que la resolución se
produzca en caso que alguna obligación no sea cumplida con las modalidades
convenidas”, y
2) el implícito, tácito o legal, que juega cuando las partes nada hubieren previsto: “En los
contratos con prestaciones reciprocas se entiende implícita la facultad de resolver...”.
La cláusula resolutoria no requiere palabras sacramentales ni formas determinadas,
debe traducir esa intención o manifestarla. Las partes pueden sujetarla a las más variadas
modalidades: que funcionará sin necesidad de interpelación judicial o extrajudicial, por el
mero vencimiento del término, de pleno derecho, previa constitución en mora, etc. La
importancia del pacto comisorio expreso es mínima por encontrarse implícito en todos los
contratos con “prestaciones reciprocas”. Pero según Mosset tiene importancia en los
unilaterales onerosos: mutuo y renta vitalicia.
Cabe recordar que de no darse ninguno de lo supuestos de la mora automática, el
funcionamiento del pacto comisorio requiere la previa constitución en mora, o sea el
incumplimiento jurídicamente relevante.
Las modalidades dispuestas en los contratos no pueden facultar el ejercicio abusivo
de la cláusula resolutoria, su juego ante un incumplimiento mínimo o un cumplimiento en algo
distinto, pues ello importaría exceder “los limites de la buena fe, la moral y las buenas
costumbres” (art. 1071).
El acreedor que opta por la resolución (posibilitada por el pacto comisorio expreso)
tiene derecho al resarcimiento de los daños y perjuicios originados en el incumplimiento. No lo
dice expresamente el art. 1204, pero se encuentra sobreentendido.
La voluntad de resolver el vínculo contractual debe ser declarada por el acreedor y
comunicada a la incumplidora en forma fehaciente. Opera de pleno derecho desde el
momento de la notificación sin necesidad de demanda judicial. Hasta ser notificado el deudor
puede purgar la mora ofreciendo cumplir, con más los daños y perjuicios por el retraso: luego
de la notificación la relación se ha extinguido y por ende cesado su derecho de pagar.
Asimismo, cesa el derecho de pagar, pendiente la mora, si el plazo fuere esencial, por
hallarse expresa o tácitamente pactado por depender de la misma naturaleza de la
prestación. La prestación, vencido el plazo, carece de interés para el acreedor, se vuelve
inútil.
La cláusula resolutoria implícita conduce a la extinción del vínculo contractual por un
doble camino:
• por autoridad del acreedor, sobre la base del procedimiento que la misma norma prevé (art.
1204, 2º párr.) y,
• por sentencia judicial.
La resolución por autoridad del acreedor está condicionada:
1) a la intimación al deudor para que cumpla, “requerir al incumplidor el cumplimiento de su
obligación”, y
2) al otorgamiento de un plazo, a esos fines, “no inferior a 15 días, salvo que los usos y
costumbres o un pacto expreso establecieran uno menor”.
El otorgamiento de un plazo para que el deudor renitente cumpla debe ser idóneo
para la ejecución de la prestación insatisfecha.
Mosset opina que frente a deudores inescrupulosos, proclives a dilaciones y
maniobras, se muestra más ventajosa la resolución por sentencia judicial.
La extensión del plazo la fija el acreedor no pudiendo ser inferior a 15 días (es un
plazo mínimo para el acreedor, que no puede dar uno menor, y máximo para el deudor que
no puede prorrogarlo), salvo que las partes hubiesen pactado un plazo más breve que el
mínimo o que se desprenda de los usos y costumbres.
Si el deudor entiende que el plazo es insuficiente, podrá impugnarlo. Si la sentencia
estimara que el plazo estimado fue insuficiente tendría por no resuelto el contrato,
permitiendo al deudor un cumplimiento demorado a lo mejor en años. El plazo se computa
desde que el deudor recibe la notificación.
Transcurrido el plazo sin que la prestación haya sido cumplida, se resuelve “sin más el
vínculo contractual” (art. 1204 2º párr.). No es necesaria una declaración de voluntad por
parte del acreedor ni una convalidación judicial. La extinción del negocio no impide reclamar
el resarcimiento de daños y perjuicios que el acreedor hubiere sufrido.
La resolución por sentencia judicial constituye el otro camino a disposición del
acreedor no culpable del incumplimiento, esto otorga mayor seguridad jurídica, puesto que
permite ventilar la situación de una y otra parte, la culpa en el incumplimiento e incluso los
daños y perjuicios.
Es verdad que requiere un litigio, pero éste no siempre se evita con la resolución por
“autoridad del acreedor”. La demanda por resolución debe expresar con claridad la voluntad
de concluir la relación pudiendo promoverse por vía de acción o reconvención.
El “Jus Variandi”.
El acreedor no culpable puede optar por demandar el cumplimiento o por la resolución
del vinculo: “La parte que haya cumplido podrá optar por exigir a la incumplidora la ejecución
de sus obligaciones con daños y perjuicios” (nuevo art. 1204, última parte)
Demandado el cumplimiento del contrato el acreedor puede variar su decisión y
reclamar posteriormente la resolución: “La resolución podrá pedirse aunque se hubiese
- 113 -
demandado el cumplimiento del contrato”. Éste derecho puede ejercerse, para un sector de la
doctrina, mientras no haya recaído sentencia firme en la causa por cumplimiento; para otros,
aun cuando exista sentencia firme (o pasada en autoridad de cosa juzgada) hasta tanto no se
ejecute. Distinta es la solución que da el art. 1375, inciso 3º: “Puede el vendedor a su arbitrio
demandar la resolución de la venta, o exigir el pago del precio. Si prefiriese este último
expediente, no podrá en adelante demandar la resolución del contrato”. No ejecutada la
sentencia que condena a pagar perdura el incumplimiento y de ahí que sea admisible el
ejercicio del Jus Variandi.
Pero no podrá solicitarse el cumplimiento cuando se hubiese demandado por
resolución (art. 1204, in fine).
La solución se justifica, no obstante que es la sentencia y no la demanda la que extingue la
relación, porque el deudor “no puede quedar sometido a las variaciones del interés del
acreedor, quien al decidir su voluntad por la resolución debe ponderar todas las
consecuencias” (Halperín).
Bolilla VlI
La responsabilidad Civil en el derecho contractual
Concepto:
Es la consecuencia de una conducta antijurídica de un sujeto que ocasiona un daño a
otro, y que en mérito de la atribución que de tal resultado hace el ordenamiento jurídico al
imputado, éste tiene la obligación de resarcir.
Prueba de la culpa Depende del tipo de obligación de Quien alegue un hecho ilicito
que se trate: debera probarlo
- Oblig. de medio: hay que
probar la culpa. La parte no
obligada es quien debe
probar.
- Oblig. de resultado: la culpa
se presume. La parte
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obligada es quien debe
probar.
Factor de Subjetivo Objetivo y subjetivo
atribución
Dolo En el incumplimiento contractual el Aquí se requiere la intencion
dolo implica el incumplimiento especifica de causar un daño
deliberado (asimilado a malicia)
Extensión del En caso de culpa: consecuencias Consecuencias inmediatas,
resarcimiento inmediatas y necesarias. mediatas previsibles y las causales
En caso de dolo: consecuencias previstas
inmediatas y mediatas (nunca las
casuales)
Daño moral Según el art. 522 es facultativo del Siempre se indemniza (1078)
juez, pero según la doctrina
siempre debe ser indemnizado
Análisis del art. 1107 del Cod. Civ. El problema de la opción y el cúmulo.
El art. 1107, al adoptar el criterio distintivo, traza un frontera entre la responsabilidad
contractual y la responsabilidad extracontractual. Pero también suministra un pasaporte para
cruzar esa frontera, permitiendo que en caso de incumplimiento contractual, el damnificado
pueda ejercer acciones de responsabilidad extracontractual en los casos en que tal
incumplimiento contractual “degenere en delitos del Derecho Criminal”. (Ej., caso en el cual el
comprador a quien le ha sido vendida una cosa gravada, pues el vendedor no solo no cumplio
el contrato de compraventa, sino que también ha cometido el delito penal de defraudación).
El problema de la opción y el cúmulo se plantea con siguiente interrogante: frente al
incumplimiento del contrato, que a la vez constituya un hecho ilicito, ¿podemos optar por
aplicar uno u otro régimen, o bien, seleccionar las normas mas favorables de cada órbita?
A ese interrogante le siguen diferentes teorías:
1) Teoria de la Incompatibilidad: los regimenes son incompatibles, por lo que si hay un
incumplimiento contractual, se deben aplicar siempre las normas de la responsabilidad
contractual, aun cuando dicho incumplimiento sea a la vez un hecho ilicito.
2) Teoria de la Compatibilidad: cuando el incumplimiento contractual constituya también un
hecho ilícito, se pueden aplicar normas de la responsabilidad extracontractual. Esta teoría
presenta dos variantes:
- Variante del cumulo: se puede optar por las normas que resulten mas favorable de
una y las que resultan mas favorables de la otra (prescripción contractual; extensión del
resarcimiento extracontractual)
- Variante de la opción: se puede optar por la aplicación en bloque de un regimen o
del otro.
Otro problema que se plantea es el siguiente: ¿es necesario el pronunciamiento en
sede penal acerca de la calidad del delito criminal?
- Según algunos: SI, por que el juez penal es el unico que puede una conducta como
delictual. Solo en caso de extinción de la acción penal, el juez civil puede calificar un
hecho como delictual.
- Según otros (la mayoria): NO es necesario la sentencia penal (que puede tardar años)
sino que el juez civil lo precalificará en la sentencia.
Punto 2:
RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL.
Se plantea la cuestión de si la Responsabilidad Precontractual:
- constituye un regimen autónomo;
- se ubica dentro de la Responsabilidad Contractual,
- se ubica dentro de la Responsabilidad Extracontractual.
Teorias Contractualistas.
1) Teoría de Ihering.
En 1861 Ihering publicó su trabajo “Culpa in contrayendo” en el que planteó la
hipótesis de quien quiere comprar cien libras de un artículo, pero en el contrato escribe cien
quintales, caso en el cual el contrato es nulo, pero no obstante se han realizado gastos de
embalaje y de transporte. Considero en tal caso, que quien por su culpa habia dado lugar a la
nulidad del contrato debía indemnizar a la otra parte.
Fundamento: cuando una de las partes actua culposamente al celebrar un contrato,
incurre en culpa in contrahendo ( que seria una culpa contractual en una dirección particular),
y por lo tanto debe indemnizar a la otra parte.
Extensión del periodo de operatividad: para Ihering la responsabilidad precontractual
existe desde el momento en que se ha emitido una oferta.
Extensión del resarcimiento: Q quien incurre en culpa in contrayendo debe indemnizar
por el daño al interés negativo o de confianza, comprendiendo el daño emergente. Lo que
nadie sabe es si Ihering consideraba abarcado también el lucro cesante.
2) Teoria de Fagella.
Fundamento: considero que si bien las partes son libres de retirarse de las tratativas
tendientes a celebrar el contrato, tienen el deber de indemnizar a la otra parte cuando el
apartamiento fuese intempestivo ya que las partes se han autorizado recíprocamente, de
manera expresa o tacita, a realizar tareas preparatorias.
Extensión del periodo de operatividad: amplió el periodo precontractual admitiendo
dos periodos diferentes:
- desde las tratativas previas hasta la emisión de la oferta
- desde la emisión de la oferta hasta el desacuerdo total.
A medida que se avanza, el vinculo es mas fuerte y la responsabilidad es mayor.
Extensión del resarcimiento: considera que debe indemnizarse el interés negativo
pero solo por el daño emergente (se indemniza solo lo gastado).
3) Teoria de Saleilles.
Fundamento: coincide con Fagella en que el apartamiento intempestivo genera
responsabilidad por que implica la violación del deber de obrar conforme a la equidad
comercial y a la buena fe.
Extensión del periodo de operatividad: coincide con Fagella en que es a partir del
comienzo de las tratativas previas.
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Extensión del resarcimiento: considera que se debe indemnizar el interés positivo
cuando se hubiere revocado la oferta antes del plazo por el cual el oferente se comprometió a
mantenerla.
Punto 3:
RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL
A) Respecto de las obligación que tienen por objeto dar sumas de dinero.
Aclaración: respecto al valor del dinero hay dos doctrinas:
- Nominalista: el dinero tiene un valor nominal, que es el que esta impreso o acuñado
en el billete o moneda. (si me obligo por $10, al momento del cumplimiento pago $10)
- Valorista: el dinero tiene un valor de cambio o real que varió conforme a su poder
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adquisitivo. (si me obligo por $10, al momento del cumplimiento debo pagar la
cantidad que me permita adquirir lo mismo que hubiese podido adquirir por $10 al
momento de contraer la obligación: momento de oblig.: 10 leches = $10; momento
cumplimiento: 10 leches = $20; debo pagar $20).
Cuando tenemos que cancelar una deuda pecuniaria: ¿Cómo lo hacemos si el valor
de cambio vario desde que se contrajo la obligación hasta que hay que cumplirla?.
El viejo articulo 619 establecía que “si la obligación del deudor fuese de entregar una
suma de determinada especie o calidad de moneda corriente nacional, cumple la obligación
dando la especie designada, u otra especie de moneda nacional al cambio que corre en el
lugar el día del vencimiento de la obligación”. Se observa que Vélez adopto el sistema
valorista.
La ley de convertibilidad derogo el art. 619 y dispuso: “si la obligación del deudor
fuese a entregar una suma de determinada especie o calidad de moneda, cumple la
obligación dando la especie designada, el día de su vencimiento”. Esta es una clara adopción
del sistema nominalista.
La misma ley prohíbe la indexación aun para las deudas en mora.
Según el artículo 622, el deudor moroso debe los intereses que estuviesen
convenidos en la obligación desde el vencimiento de ella. Si no hay intereses convenidos,
debe los intereses legales que las leyes especiales hubiesen determinado. Si no se hubiere
fijado el interés legal, los jueces determinaran el interés que se debe abonar.
La ley asigna al interés el carácter de consecuencia inmediata y necesaria del
incumplimiento de la obligación de dar dinero, mediante una presunción legal de causalidad
que comprende tanto a la existencia como a la cuantía del daño resarcible: esto es, presume
la responsabilidad hasta el alcance de los intereses, por que el acreedor no tiene que probar
que el daño de que se queja ha sido causado por el demandado y mas aun, tiene derecho a
percibirlos a pesar de que no hay sufrido ningún perjuicio efectivo por la falta de entrega del
capital.
B) Respecto de las obligaciones que no tienen por objeto una suma de dinero.
Respecto de las obligaciones que no tienen por objeto una suma de dinero la
extensión del resarcimiento varia según que el incumplimiento sea culposo o doloso.
- Incumplimiento culposo: se responde por consecuencias inmediatas y necesarias.
(Articulo 520 dispone que “en el resarcimiento de los daños e intereses solo se
comprenderán los que fueren consecuencia inmediata y necesaria de la falta de
cumplimiento de la obligación”). Son consecuencias inmediatas, las consecuencias de
un hechjo que acostumbra a suceder, según el curso natural y ordinario de las cosas
(art. 901).
- Incumplimiento doloso: se responde por las consecuencias inmediatas y también por
las mediata (Art. 521: “ Si la inejecución de la obligación fuese maliciosa los daños e
intereses comprenderán también las consecuencias mediatas). Son consecuencias
mediatas las que resultan de la conexión de un hecho con un acontecimiento distinto
(art. 901).
Punto 4:
RESPONSABILIDAD POSTCONTRACTUAL.
B) OBLIGACIÓN DE SANEAMIENTO.
La garantía u obligación de saneamiento, según el diccionario de la lengua española,
abarca las garantías de evicción y los vicios redhibitorios. Es genérica ya que el enajenante
deberá garantizar la existencia y legitimidad del derecho (evicción) y tratándose de cosas, la
posesión útil de aquélla.
El vendría ser el género; la evicción y los vicios redhibitorios sus dos especies.
Tanto la evicción como los vicios redhibitorios se fundan en una causa (vicio) anterior
o contemporánea (arts. 2091 y 2164).
Se trata de una responsabilidad objetiva no derivada necesariamente de la culpa o el
dolo del enajenante las que tendrían como consecuencia agravar su responsabilidad en
cuanto a los daños resarcibles como sanción por haber conocido al tiempo de la enajenación
el peligro y no haberlo comunicado al adquirente.
Más comúnmente se denomina saneamiento a la citación o llamado que el
demandado en juicio (adquirente) está obligado a formular al enajenante en el tiempo
señalado por la ley de procedimientos (art. 2110).
EVICCIÓN.
Concepto:
Etimológicamente, evicción proviene del latín evictus que significa vencido en juicio.
Plantea la responsabilidad del transmitente de un derecho (garante), cuando el adquirente
(evicto; vencido) fue privado del mismo por un tercero (eviccente; vencedor).
Una noción más moderna denomina evicción a cualquier turbación o privación que
sufra el adquirente en el derecho que le fue transmitido.
Naturaleza Jurídica.
Se trata de un efecto natural de los contratos onerosos, estando las partes
autorizadas a que en ejercicio de la autonomía de la voluntad regulen el contenido de esta
responsabilidad, ya que la misma no esta sujeta al orden publico.
Modificacion convencional de la responsabilidad: clausulas que aumenta,
disminuyen o exclueyen las responsabilidad del enajenante. Alcance de la clausula de
la exclusión concebida en terminos generales.
Conforme a lo dicho en el parrafo presedente, las partes pueden aumentar, disminuir e
incluso suprimir la obligacion que nace de la evicción. (2098)
En el caso de la supresiones articulo 2099 establece que es nula la clausula que
suprima la responsabilidad del enajenante cuando hubiere mala fe de parte suya.
En cuanto a la exclusión de cualquier responsabilidad en terminos generales, no
exime de la responsabilidad por la evicción (art. 2100) y el vencido tendra derecho a repetir el
precio que pago al enajenante pero no los daños e intereses, con excepcion de los casos
siguientes (art. 2101):
- Si el enajenante expresamente excluyo su responsabilidad de restituir el precio;
- Si el adquirente renuncio expresamente al derecho de repetir el precio;
- Si la enajenación fue a riesgo del adquirente;
- Si el adquirente sabia o debía saber al momento de la adquisición, el peligro de que
sucediese la evicción y sin embargo, renuncio a la responsabilidad del enajenante, o
consintió en que ella se excluyese.
Metodología.
El CC trata con acierto la evicción apartandose de la legislación de la epoca que la
trataba solo en el marco de la compraventa. Lo que si se le critica a Vélez es que la haya
incluido en la parte especial de los contratos siendo un tema de la teoría general del contrato.
Requisitos.
1) Turbación o privación en el derecho transmitido : el art. 2091 dice al respecto: “ habrá
evicción si el adquirente por título oneroso fue privado en todo o en parte del derecho
que adquirió, o sufriese una turbación de derecho en la propiedad, goce o posesión
de la cosa”. La ley utiliza ambos términos como sinónimos vinculados de género a
especie.
- Turbación: cuando un tercero reclama judicial o extrajudicialmente al adquirente,
- 124 -
invocando la existencia de un mejor derecho en su favor.
- Privación: es una turbación gravosa. El adquirente resulta desposeído de su derecho
por parte del tercero. La misma puede ser:
+ Total: cuando hay un cambio en la posición jurídica (El que figuraba como
titular es suplantado por otro).
+ Parcial: puede darse bajo dos aspectos:
• Cuantitativo: no hay una afectación sustancial del derecho, sino una limitación
a la extensión del mismo (ej., se transmiten 100 hectareas pero un tercero
reclama 20 hectareas)
• Cualitativo: cuando afecta al derecho en sus sustancia (ej., se transmite un
campo sobre el cual el tercero está ejerciendo una servidumbre de paso)
Tanto la turbación como la privación deben ser de derecho. El tercero debe apoyar su
pretensión en una norma. Si es de hecho no juega la evicción. Tampoco juega en turbaciones
o privaciones de derecho procedentes de la ley o las formadas en virtud de un derecho real o
personal de goce de existencia conocida al tiempo de la enajenación.
Efectos.
1) Obligacion de no turbar al adquierente: es una obligacion de no hacer a cargo del
enajenante, quien no debe actuar como tercero reclamante frente al adquierente. Esta
obligacion también pesa sobre los herederos del enajenante.
2) Defensa en juicio o citación de evicción: el enajenante debe acudir en defensa del
adquirente cuando este fuere turbado judicialmente en su derecho, y fuere citado por
el termino que designe la ley de procedimientos.
El adquierente tiene la carga de citar en “saneamiento” al enajenante y asi la derrota
en juicio del adquierente generara la obligacion de indemnizar a cargo del enajenante.
Si el enajenante no compareciere, el juicio proseguirá con el adquierente y no se le
declarara rebelde, pero la sentencia sera oponible al citado.
Si el enajenate compareciere puede tomar el roll de parte (como litisconsorte), o bien
controlar la marcha del proceso como tercero coadyuvante.
3) Indemnización de daños y perjuicios: si se consuma la evicción, el adquierente tendra
derecho a que se le pague el precio, mas la reparacion de los perjuicios sufridos, mas
lo invertido en su defensa.
Si en cambio resultara vencedor, no tendra ningun derecho contra el enajenante, ni
aun para cobrar los gastos que hubiera hecho en su defensa.
- 126 -
Cesación de la responsabilidad: diversas causas.
1) si el adquierente no cumple con su obligacion de citar en saneamiento en tiempo util
al enajenante (art. 2110) y luego es vencido en juicio, salvo que prueve que era inútil
citarlo por no haber oposición justa que hacer al derecho del vencedor (art. 2111).
2) Si el adquierente dejo de oponer por negligencia o dolo las defensas que tenia a su
alcance o si no apelo la sentencia de primera instancia (art. 2112: no cesa si el venci
probare que era inútil apelar).
3) Si el adquierente sin consentimiento del enajenante, somete el conflicto a arbitraje
(art. 2113).
4) A los 6 meses de conocido el vicio (art. 4040).
5) Si el adquierente tubo conocimiento del peligro de la evicción y no obstante celebro el
contrato, salvo que la evicción hubiere sido expresamente convenida (2106).
Requisitos.
a) Vicio oculto: acerca de cuando el vicio es oculto se presentan tres teorias:
- cuando el vicio no es evidente, es decir, que no puede ser detectado por un hombre
medio (por que si fuera detectable por un hombre medio el vicio seria aparente, y por
tal no debe responderse)
- hay que ver cada caso en concreto, porque para algunos el vicio puede ser oculto y
para otros ser aparente (ej., el mecánico)
- cuando un adquirente medio hubiese puesto toda las diligencias que debe poner (art.
1198) e igualmente no pudiese descubrirlo.
b) Vicio grave: es aquel que hace que la cosa sea impropia para su destino o que de
haberlo conocido el adquierente no lo hubiera comprado o hubiera pagado menos.
c) Vicio existente al momento de la adquisición: no se responde por vicios posteriores a
la adquisición. El adquierente carga con la prueba de que el vicio existia al momento
de adquierir la cosa.
Efectos:
A) En la compraventa y en la locacion de cosas (1525): en caso de vicios
redhibitorios proceden tanto la accion redhibitoria (restitucion de las cosas que se
dieron las partes con motivo del contrato) como la accion quanti minoris (disminución
del precio); pero si opto por una luego no podra optar por la otra, ya que se trata de
acciones alternativas.
B) En otros contratos: solo procede la accion redhibitoria.
En cualquiera de los dos casos se puede exigir la indemnización por daños y perjuicios
cuando el enajenante obro de mala fe o debio conocer el vicio de acuerdo a su profesion.
Si el adquirente conocia los vicios o debia conocerlos por su profesión u oficio, no
puede reclamar vicios redhibitorios (art. 2170). Esto ultimo no rige en el derecho del
consumidor (art. 18, ley 24240).
Prescripcion.
El articulo 4041 establece que tanto la accion redhibitoria como la quanti minoris
prescriben a los 3 meses desde que el vicio se manifesto o desde que se conocio.
El articulo 4023 establece la prescripcion de 10 años para toda accion personal por
deuda exigible, con lo cual si el vicio existio en el momento de la adquisición y lo descubro a
los 9 y 11 meses, solo tengo un mes para ejercer la accion redhibitoria o bien la quanti
minoris.
- 128 -
Bolilla VIII
DEFENSA DEL CONSUMIDOR
Integración de la LDC.
La LDC se integra con “las normas generales y especiales aplicables…” a las
relaciones jurídicas entre consumidores-usuarios y proveedores, “en particular con las de
Defensa de la Competencia y de Lealtad Comercial”. (Art. 3) También debe ser integrada con
la Ley de Tarjetas de Crédito.
Interpretación.
El art. 3 establece que “en caso de duda, se estará siempre a la interpretación más
favorable para el consumidor”. Se trata de una derivación del principio favor debitoris, hoy día
reformulado por el de favor debilis, por no ser siempre el deudor la parte más débil de una
relación jurídica.
1) Consumidores y usuarios:
El art. 1 dice “La presente ley tiene por objeto la defensa de los consumidores y
usuarios. Se consideran consumidores o usuarios, las personas físicas o jurídicas que
contratan a título oneroso para su consumo final o beneficio propio o de su grupo familiar
(los que cohabitan con el consumidor) o social (cualquier grupo de relación al que pertenece
el consumidor: club, trabajo)”.
El consumidor es quien adquiere el bien o servicio para su consumo final o beneficio
propio. El usuario es quien se beneficia con el bien o el servicio (grupo familiar o social) pero
no es el que lo contrata.
El decreto reglamentario 1798/94 dispuso: “Serán considerados asimismo
consumidores o usuarios, quienes, en función de una eventual contratación a título
oneroso, reciban a título gratuito cosas o servicios (por ejemplo: muestras gratis).” El
fundamento de esto es que lo que se da gratuitamente es para seducir al consumidor para
que luego compre la cosa o contrate el servicio, y no con el ánimo de hacer una liberalidad.
- 130 -
A su vez, el 2º párr. del art. 2 dispone que: “No tendrán el carácter de consumidores o
usuarios, quienes adquieran, almacenen, utilicen o consuman bienes o servicios para
integrarlos en procesos de producción, transformación comercialización o prestación a
terceros”. (Es decir, que el bien o servicio no es para el consumo final)
Por su parte el decreto reglamentario 1798/94 dijo que: “Se entiende que los bienes
o servicios son integrados en procesos de producción, transformación,
comercialización o prestación a terceros cuando se relacionan con dichos procesos, sea
de manera genérica o específica”. Con esta especificación acerca de cuando un producto se
inserta en el ciclo productivo, se está excluyendo a las personas jurídicas con carácter
lucrativo del ámbito de aplicación de esta ley, porque se considera que toda compra que haga
o servicio que contrate una persona jurídica con fines de lucro se incorpora al proceso de
producción de manera genérica. Ej. Si una persona jurídica con fines de lucro contrata un
servicio de catering para sus empleados no quedará protegida por la LDC, porque dicha
contratación se incorpora de manera genérica al proceso de producción. De este modo, solo
quedan amparadas por la LDC las personas jurídicas sin fines de lucro: asociaciones y
fundaciones.
Los profesionales liberales: el art. 2 in fine dice: “No están comprendidos en esta ley
los servicios profesionales liberales que requieran para su ejercicio titulo universitario y
matrícula otorgada por colegios profesionales”
Pero sí están comprendidos por la publicidad que hagan de los servicios que prestan.
Ámbito objetivo:
El art. 1 en sus tres incisos fija el marco de actuación objetivo de la ley, es decir, de
cual podría ser el objeto de una relación jurídica de consumo.
a) La adquisición o locación de cosas muebles: debe tratarse de cosas nuevas porque las
cosas usadas no son comprendidas por la ley. El término adquisición no debe limitarse al
contrato de compraventa; es mucho más amplio: permuta, leasing.
b) La prestación de servicios: Ej., servicios turísticos, bancarios. Están excluidos los
profesionales liberales.
c) La adquisición de inmuebles nuevos destinados a vivienda, e incluso los lotes de terreno
adquiridos con el mismo fin, cuando la oferta sea pública y dirigida a personas
indeterminadas: Se entiende por inmuebles nuevos los inmuebles a construirse, en
construcción, o que ya contraídos nunca hayan sido ocupados (inmueble a estrenar) (dec.
reglam. 1798/94)
Información y publicidad.
En el CC no hay una norma que establezca en forma directa el deber de información,
pero se deriva del principio general de la Buena Fe.
La LDC, en cambio, trae específicamente este deber como un deber autónomo, en el
art. 4 que establece: “Quienes produzcan, importen, distribuyan o comercialicen cosas o
presten servicios, deben suministrar a los consumidores o usuarios, en forma cierta y
objetiva, información veraz, detallada, eficaz y suficiente sobre las características
esenciales de los mismo”.
La información no necesariamente coincide con la publicidad. Tienen objetivos
distintos. La información apunta a dar detalles sobre el bien o el servicio que e ofrece, tipo,
calidad, composición, intervinientes, etc.,; la publicidad, en cambio, se dirige a captar o atraer
adquirentes, consumidores, mostrando los aspectos positivos del bien o del servicio.
La publicidad, conforme al art. 8 obliga al oferente y se tiene por incluida en el
contrato con el consumidor; de tal modo, si el contrato regula algo distinto a lo publicado,
siempre se va a estar en beneficio del consumidor.
Oferta.
El CC establece como uno de los caracteres de la oferta el de ser recepticia, es decir,
que sea dirigida a persona determinada.
La LDC, en el art. 7 por su parte dispone: “La oferta dirigida a consumidores
potenciales indeterminados, obliga a quien la emite durante el tiempo en que se realice,
debiendo contener la fecha precisa de comienzo y de finalización, así como también sus
modalidades, condiciones y limitaciones.
La revocación de la oferta hecha pública es eficaz una vez que haya sido difundida
por medios similares a los empleados para hacerla conocer”.
Por su parte el decreto reglamentario 1798/94 dispuso:
a) En la oferta de bienes y servicios realizada en el lugar donde los mismo se
comercializan se podrán omitir las fechas de comienzo y de finalización, en cuyo caso
obliga a quien la emite durante el tiempo en que se realice. La oferta realizada fuera
del lugar de comercialización deberá contener siempre el plazo de su vigencia.
Cuando el proveedor limite cuantitativamente su oferta de productos y servicios, deberá
informar la cantidad con que cuenta para cubrirla.
- 132 -
b) si el proveedor de cosas o servicios no cumple la oferta o el contrato el consumidor
podrá, en su caso, alternativamente y a su elección:
I. Exigir el cumplimiento forzado de la obligación, siempre que el incumplimiento no
obedezca a caso fortuito o fuerza mayor no imputable al proveedor;
II. Aceptar otro producto o prestación de servicio equivalente;
III. Rescindir el contrato con derecho a la restitución de lo pagado y al resarcimiento
por daños y perjuicios.
Garantías en la LDC.
Encontramos cinco tipos de garantías:
1) Garantía legal;
2) Garantía convencional;
3) Garantía de post-venta;
4) Garantía por la prestación de los servicios;
5) Garantía por los vicios redhibitorios.
1) Garantía legal:
El art. 11 establece las garantías para cosas muebles no consumibles y dispone:
“Cuando se comercialicen cosas muebles no consumibles, el consumidor y los sucesivos
adquirentes gozarán de garantía legal por los defectos o vicios de cualquier índole (abarca
vicios ocultos y aparentes), aunque hayan sido ostensibles o manifiestos al tiempo del
contrato, cuando afecten la identidad entre lo ofrecido y lo entregado y su correcto
funcionamiento.
La garantía legal tendrá vigencia por tres meses (antes seis meses) a partir de la
entrega, pudiendo las partes convenir un plazo mayor.
En caso de que la cosa deba trasladarse a fábrica o taller habilitado, el transporte
será realizado por el responsable de la garantía y serán a su cargo los gastos de flete y
seguros y cualquier otro que deba realizarse para la ejecución del mismo”
Por su parte, el decreto reglamentario 1798/94 dispuso al respecto: “Si la cosa
debiera trasladarse a fábrica o taller para efectivizar la garantía, el consumidor deberá
notificar al responsable de la misma para que en el plazo de 48 hs. de recibida la
comunicación realice el transporte.
Cuando se realice dentro de ese lapso, el consumidor podrá disponer el traslado sin
comunicación previa al responsable de la garantía, pero en tales casos éste no quedará
obligado sino hasta los importes de flete y seguro corrientes en plaza. El traslado deberá
hacerse al centro de reparación mas próximo al lugar donde la cosa se encuentre, si no
indicare otro el responsable de la garantía.
El art. 16 [Prolongación del plazo de garantía] dispone: “El tiempo durante el cual el
consumidor está privado del uso de la cosa en garantía, por cualquier causa relacionada con
su reparación. Debe computarse como prolongación del plazo de la garantía legal”.
El decreto reglamentario 1798/94 dispuso que: “b) se entiende que el consumidor
está privado del uso de la cosa desde que la misma fue entregada al responsable de la
garantía a efectos de su reparación, y hasta que éste la entregue a aquél.”
2) Garantía convencional:
No puede bajo ningún aspecto restringir la garantía legal. Si puede ampliarla.
Venta domiciliaria:
El art. 32 dispone que la venta domiciliaria “es aquella propuesta de venta de una
cosa o prestación de un servicio efectuada al consumidor en el lugar donde reside, en forma
permanente o transitoria o en su lugar de trabajo. En ella el contrato debe ser celebrado por
escrito y con las precisiones del artículo 10.
Lo dispuesto precedentemente no es aplicable a la compraventa de bienes
perecederos recibidos por el consumidor y abonados al contado”.
El decreto reglamentario 1798/94 dispone que: “a) se entenderá que están
comprendidas dentro de la venta domiciliaria o directa, sin perjuicio de otros, los sistemas en
que la oferta del consumidor se efectúe en el domicilio particular del oferente o en el del
consumidor, en su lugar de trabajo o en el domicilio de un tercero”.
El art. 10 al que hace referencia el art. 32 dispone [Contenido del documento de
venta] “En el documento que se extienda por la venta de cosas muebles deberá constar:
a) la descripción y especificación de la cosa;
b) El nombre y domicilio del vendedor
c) VETADO
d) La mención de las características de la garantía conforme a lo establecido en esta ley;
e) Los plazos y condiciones de entrega;
f) El precio y las condiciones de pago.
La redacción debe ser hecha en idioma nacional, ser completa, clara y fácilmente
legible, sin reenvío a textos o documentos que no se entreguen previa o
simultáneamente. Un ejemplar debe ser entregado al consumidor. Cuando se incluyan
cláusulas adicionales a las aquí indicadas o exigibles en virtud de lo previsto en esta
ley, aquellas deberán ser escritas en letras destacada y suscripta por ambas partes”.
Interpretación.
Articulo 37 in fine: “la interpretación del contrato se hará en el sentido mas favorable al
consumidor. Cuando existan dudas sobre los alcances de su obligación, se estará a la que
sea menos gravosa. En caso de que el oferente viole el deber de buena fe en la etapa previa
a la conclusión del contrato o en su celebración o transgreda el deber de información o la
legislación de defensa de la competencia o de la lealtad comercial, el consumidor tendrá
derecho a demandar nulidad del contrato o la de una o más cláusulas. Cuando el juez declare
la nulidad parcial, simultáneamente integrara el contrato, si ello fuere necesario”.
El control esta a cargo del juez.
Contrato de adhesión. Contratos en formularios. (art. 38).
En realidad debería haber dicho contratos “por” adhesión, ya que “contratos de…” son
tipos contractuales, y “contratos por…”, son modalidades contractuales; pudiendo un tipo
asumir una modalidad.
- 138 -
El art. 38 dispone un contralor administrativo (autoridad de aplicación) sobre estos
contratos, que importa vigilar que los contratos por adhesión o similares (predispuestos) no
contengan cláusulas abusivas.
Este articulo había sido vetado por el poder ejecutivo (decreto 2089/90) y fue
incorporado en el año 1998 por la ley 24.999.
Las líneas vertebrales de la norma son las siguiente:
a) Ubica la responsabilidad en el ámbito contractual; caso Rayan Tuccilio c/ Cencosud
S.A. (vulgarmente conocido como caso coca-cola). La razón de ser de la
responsabilidad contractual es el fenómeno de la conexidad contractual. No obstante,
algunos consideran que solo hay responsabilidad contractual entre el que entrego la
cosa o el que presto el servicio al consumidor (el ultimo de la cadena de
comercialización) y el consumidor, mientras que respecto de los otros la
responsabilidad es extracontractual.
b) Extiende la responsabilidad a todos los integrantes de la cadena productiva o de
comercialización.
c) Consagra una imputación o atribución objetiva basada en la creación de riesgo o
peligro.
d) En consecuencia, prescinde de la prueba de la culpabilidad y para exonerarse se
requiere la prueba de la interrupción del nexo causal (responsabilidad de un tercero,
caso fortuito o fuerza mayor).
e) Consagra la solidaridad entre todos los intervinientes.
Contratos de cambio
Compraventa
Finalidad típica
Lograr la transmisión del dominio de la cosa. La compraventa por sí misma no
produce la transmisión del dominio, tiene un efecto declarativo (sin necesidad de modo), no
produce efecto real. El contrato de compraventa es el título, para que surta efecto traslativo
hay que sumarle el modo, que se da con la tradición.
• Título: causa por la cual se entregó la cosa, justifica y explica el
modo.
• Modo: es la forma utilizada p/ la transmisión del dominio.
Caracteres de la compraventa
• Típico y nominado
• Consensual: se perfecciona sólo consentimiento.
• Bilateral: genera o’ p/ ambas partes.
• Oneroso.
• Conmutativo: en ppio, podría llegar a ser aleatorio (por ej, venta a
riesgo).
• No formal: excepto en la transmisión de inmuebles.
- 140 -
Compraventa forzada. (art 1324)
Nadie puede ser obligado a vender, sino cuando se encuentre sometido a una
necesidad juridica de hacerlo, la cual tiene lugar en los siguientes casos:
1. Expropiaciónà aquí rige el dcho administrativo.
2. Cuando por una convención o por un testamento se imponga al propietario la
obligacion de vender una cosa a persona determinadaà en realidad sigue siendo
voluntaria, porque en última instancia pudo rechazar el testamento.
3. En caso de condominio cuando uno de los condóminos exige remate à en realidad no
hay obligacion de vender, sino obligacion de dividir.
4. Remate judicialà no se rige por las disposiciones de la compraventa sino por las de la
subasta judicial; es un acto de ejecución procesal, no es un contrato (Mosset,
Couture). Para López de Zavallía es verdadera venta forzada.
5. Cuando la venta es realizada por administrador de bienes ajenos à por ej, la realizada
por el síndico de una sociedad en quiebra, es una forma de liquidación judicial.
Para Mosset y Spotta en muchos supuestos falta el consentimiento, por lo que no hay
contrato.
Para López de Zavallía la circunstancia de que uno esté obligado a contratar no
significa ausencia de consentimiento.
Borda sostiene deben analizarse los distintos supuestos.
1. Con la permuta:
En la compraventa se entrega una cosa por un precio, en la permuta e la
entrega por otra cosa. Según el art. 1356: si el precio consiste parte en dinero y parte
en otra cosa, el contrato será de permuta si es mayor el valor de la cosa, y de
compraventa en el caso contrario.
Capacidad.
Como principio general se exige capacidad para disponer, aunque a veces basta con
capacidad para administrar (por ej. empresa dedicada a la compraventa de inmuebles).
Incapacidades de hecho.
El contrato de compraventa no puede ser celebrado por incapaces de hecho, aunque
pueden hacerlo a través de sus representantes legales (arts 54 a 57 CC).
Después se rige por las disposiciones del 128 CC: el menor con 18 años que realice
actividad laboral y el que ejerza actividad profesional puede administrar y disponer libremente
de los bienes que adquiere con el producto de su trabajo.
Respecto de los menores emancipados (art 135) estos pueden administrar y disponer
libremente de los bienes recibidos a título oneroso, pero de los bienes adquiridos a título
gratuito sólo poseen capacidad de administración; para disponer de ellos requieren
autorización judicial, salvo que mediare acuerdo de ambos cónyuges y uno de estos fuere
mayor de edad. Tampoco pueden los emancipados vender, sin autorización judicial, los
bienes raíces suyos, ni los de sus mujeres o hijos (art 1360).
Incapacidades de derecho.
Son prohibiciones cuyo fundamento moral es no permitir que existan intereses
contradictorios entre quienes la ley supone que debe haber unidad. “no debe haber litigios
entre padres e hijos, entre abogados y representantes…pues se trata de relaciones de
confianza en las que hay un único centro de interés.
El defecto que produce el vicio de falta de capacidad o legitimación es la nulidad”
(Lorenzetti).
Son prohibidas:
• La compraventa entre cónyuges, art 1358: no es aplicable a cónyuges
futuros ni a los separados por divorcio vincular. Se discute si se aplica
cuando hay una separación personal aunque hubiese división de bienes.
• Art 1359: los tutores, curadores y padres no pueden, bajo ninguna forma,
vender bienes suyos a los que estén bajo su guardia o patria potestad à
se trata de los representantes legales de los incapaces. Tampoco
pueden comprar los bienes de sus hijos o representados, ni aún en
remate público, por sí o por persona interpuesta (art 1361 incs 1 y 2).
• Art 1361 inc 4: prohíbe la compra a los mandatarios, aunque sea en
remate publico, por sí o por persona interpuesta, de los bienes que estén
encargados de vender por cuenta de sus comitentes à se trata de
supuestos de representación voluntaria, nulidad relativa, susceptible de
confirmación por el mandante.
• Art 1361 inc 3: los albaceas no pueden comprar los bienes de los
testamentarias que estén a su cargo, disposición que se extiende a los
bienes que administra (art 3852)à la nulidad es relativa, susceptible de
confirmación por el menor llegado a la mayoría de edad.
• Art 1361 inc 5, 6 y 7: prohíbe la compra de ciertos bienes a los
empleados publicos, magistrados, auxiliares de justicia y ministros de
gobiernoà en este caso la nulidad es absoluta; el fundamento es que los
sujetos no influyan en los litigios en que participan, garantizar la
independencia de los funcionarios publicos, etc.
El art 1362 establece que las nulidades de las compras y ventas establecidas
anteriormente no pueden ser deducidas ni alegadas por las personas a las cuales
comprenda la prohibición.
Forma.
La regla general es la forma libre, aunque existen exigencias para ciertas
compraventas:
Prueba.
Como regla general el contrato de compraventa puede ser acreditado por cualquier
medio. Se rige por la prueba de los contratos en general, salvo algunas cuestiones
particulares:
• si supera los 10000$ o es negado en
juicio debe probarse por escrito y no
por testigos (art 1193). Según
Lorenzetti el art 1193 se aplica
cuando se trata de la prueba del
contrato como acto juridico bilateral,
pero no a los hechos que pueden
referirse a circunstancias relativas a
su celebración o cumpli/ (pe la
entrega de mercadería puede ser
probada por cualquier medio).
Precio.
El precio debe ser…
• Serio: significa que el precio no puede ser vil (relativamente
desproporcionado, la compraventa puede ser anulada por vía de lesión),
irrisorio (totalmente desproporcionado, se considera que no hay precio),
ni ficticio o simulado.
• Cierto, art 1349: que sea determinado (aquel individualizado en la
génesis del contrato) o determinable (cuando se fijan pautas para su
determinación).
Es determinable cuando:
1. Determinación del precio por el valor del mercado: el CC lo admite solo
respecto de los bienes muebles (art. 1353), lo cual es criticado, porque
actualmente tambien los inmuebles tienen valor de mercado fijado por
tasaciones que realizan las inmobiliarias y corredores. Por ello, la
doctrina admite que los inmuebles puedan ser vendidos remitiendose al
precio de otros inmuebles similares de caracteristicas determinadas.
Tambien pueden ser vendidos ajustandose a tasaciones de corredores.
A tal punto es admitido respecto de los bienes muebles, que el art. 1354
dispone que: “Si la cosa se hubiere entregado al comprador sin determinación del
precio, o hubiere duda sobre el precio determinado, se presume que las partes se
ajustaron al precio corriente del dia, en el lugar de la entrega de la cosa”. En esta
hipótesis, solo valida para bienes muebles, la ley presume que lo que las partes en
realidad quisieron es sujetarse al precio corriente.
2. Se deja su determinación al arbitrio de una persona determinada: la
relación que media entre las partes y los árbitros es contractual. El acto
juridico que se le encarga al tercero es la fijación del precio.
Puede ser que el tercero designado no acepte el cargo o aceptado no lo
cumpla. En estos dos casos la compraventa queda sin efecto (art 1350) à esta
solución de Vélez no coincide con la regla general en materia de objeto de los
contratos (1171), para cualquier contrato si el tercero no fija el precio, el juez lo fija.
Además esta solución contradice el principio de conservación del contrato.
¿Qué pasa si el precio fijado por el tercero es absolutamente
desproporcionado?à el art 1351 establece que el precio fijado es irrevocable y no
hay recurso alguno para variarlo; para la doctrina esto es insostenible, si hay error,
dolo o violencia habrá nulidad. Otro sector de la doctrina opina que el juez está
obligado a fijar el precio por el principio de conservación del contrato.
3. Se determina con referencia a otra cosa cierta: las partes pueden referir
el precio al que tiene otra cosa cierta en al mercado, utilizando de este
modo el procedimiento de la analogía (art. 1349).
Es ilicita la determinación del precio por una sola de las partes
• En dinero: en moneda corriente nacional o extranjera (art 617 y ley
23298). Es un elemento esencial y tipificante de la compraventa.
Anteriormente si se pagaba en moneda extranjera (por ej dólares) según el art
617 la obligacion era considerada de dar cantidad de cosas, por lo que sólo era
considerado dinero la moneda de curso legal.
Con la ley de convertibilidad la entrega de moneda extranjera es considerada
obligacion de dar suma de dinero, pero se debe entregar en la misma moneda
pactada en el contrato (por ej. si se pactó en yens se pagaba en yens), a no ser que
se hubiera previsto la posibilidad de pagar con moneda de curso legal (por ej. 10
dólares o pesos equivalentes).
Pactos en la compraventa.
Los pactos son…y pueden incorporar condiciones o modificar los efectos naturales del
contratos.
El boleto de compraventa.
Es habitual que la compraventa inmobiliaria se realice a través del boleto de
compraventa inmobiliaria, que es el instrumento privado en el que las partes establecen el
contenido esencial del contrato de compraventa, esto es, manifestar su consentimiento en
torno a la cosa y el precio.
Respecto a su naturaleza juridica hay dos tesis:
1. Teoria formalista:El boleto de compraventa inmobiliaria es un contrato
preliminar, una promesa de venta por la cual ambas partes se han
obligan a celebrar el contrato de compraventa serio y definitivo. Sería la
primera fase y tendría como contenido la obligacion de celebrar el
contrato de compraventa propiamente dicho.
Esta tesis encuentra sustento normativo en la consideración del contrato de
compraventa inmobiliaria como contrato formal no solemne (art 1184 inc 1), al exigir
la compraventa inmobiliaria la escritura pública el boleto de compraventa sería el
contrato preliminar. Si bien esta tesis es cuestionada por gran parte de la doctrina,
es tomada por el proyecto de reforma.
2. Teoria no formalista: El boleto de compraventa es el contrato de
compraventa serio y definitivo. Cuando se firma el boleto se está
comprando y vendiendo.
Encuentra sus fundamentos en las siguientes normas:
• Art 1323, definición de compraventa: esto condice con lo que sucede en
la realidad social. Esta concepción evita el desdoblamiento del
consentimiento que sostiene la tesis anterior (consentimiento para el
boleto, consentimiento para el contrato definitivo). En la realidad el
desdoblamiento del consentimiento no se da.
• Art 1184 inc 1: para esta tesis la compraventa inmobiliaria es un contrato
no formal. Ese inciso no alude al contrato de compraventa sino al
negocio de transferencia de dominio. Es lógico que ese articulo juegue
para la transferencia dominial.
• Art 1187: la tesis del contrato preliminar lleva a que si se incumple ese
contrato el mismo se resuelve con el pago de daños y perjuicios. Desde
1950 la jurisprudencia sostiene que los jueces pueden escriturar en caso
de resistimiento por parte del incumplidor, ya que este al firmar el boleto
ya prestó su consentimiento.
- 152 -
• entre adquirente por boleto y un acreedor hipotecario cuando el vendedor tomó la
hipoteca después de realizado el boleto (lo puede hacer porque todavía conserva el
dominio).
La solución adoptada por la doctrina y jurisprudencia mayoritaria es que se debe
proteger a quien ostente algún tipo de publicidad, si hay conflictos publicitarios triunfa la
publicidad anterior.
La publicidad mencionada puede ser registral (inscripción) o posesoria (ejercicio de un
determinado derecho); si esas publicidades chocan se resuelve por el principio “primero en el
tiempo, primero en el derecho”.
Permuta.
Concepto.
Es aquel contrato mediante el cual uno de los contratantes se obliga a transferir a otro
la propiedad de una cosa, y éste se obliga a darle a cambio la propiedad de otra cosa (art
1485).
La analogía con la compraventa justifica la remisión que se hace a sus normas (art
1492) y la escasez de textos propios para este contrato.
La permuta es históricamente anterior a la compraventa; la parición del dinero la
desplazó por la compraventa. Actualmetne la permuta es utilizada en los contratos
internacionales en los que el dinero no es atractivo por las oscilaciones monetarias o por la
multiplicidad de monedas. Tambien es empleada en los contratos de larga duración entre
empresas que se aprovisionan mutuamente, intercambiando cosas que luego se compensan.
Caracteres:
Es un contrato consensual, obligacional (es el título que justifica la tradición como
modo de transferir la propiedad), bilateral, conmutativo, oneroso, formal o no depende de las
cosas conmutadas (pe inmueblesà formal).
Objeto de la permuta.
Es el intercambio de cosas. Las cosa que son objeto de permuta son las mismas que
las que pueden ser objeto de compraventa (art 1491).
Obligaciones:
Los contratantes ocupan recíprocamente los lugares de comprador y
vendedor, por lo que asumen ambas partes las obligaciones de un
vendedor: los gasto de la entrega y recibo de la cosa deben ser
soportados por partes iguales, salvo pacto en contrario, siendo
inaplicable la norma del art 1424 CC (obligacion del comprador).
Si una de las partes aún no entregó la cosa y recibe una cosa de la otra
parte y tiene “justos motivos” (juicio de previsibilidad sustentable en la
existencia de datos objetivos que provoquen el temor del contratante)
para creer que el que se la dio no es el dueño, no está obligado a la
entrega (de la cosa que debía) y puede pedir la nulidad del contrato (art
1486)à se trata de dos derechos distintos: el primero es el de retención
de la cosa que se debe entregar y suspensión del cumplimiento, el
segundo es de resolución y no de nulidad como dice el código ya que en
realidad hay un incumplimiento y no un vicio (Lorenzetti).
Puede ocurrir que una de las partes haya recibido una cosa de la otra y
la hay transferido a un tercero. Si en ese supuesto se da el temor de que
el primer contratante no sea el dueño, el copermutante que hubiese
enajenado la cosa que se le dio en cambio, sabiendo que ella no
pertenecía a la parte de quien la recibió, no podrá anular el contrato,
mientras que el poseedor a quien hubiese pasado la cosa, no
demandase contra él la nulidad de su contrato de adquisición (art 1488).
Rige para ambas partes la garantía de evicción y las facultades que de
ella resultan.
Cesión de derechos.
Concepto
Es el contrato por el cual se traspasa la titularidad de un derecho patrimonial
transferible que no tenga por ley otro procedimiento establecido para ello.
En el CC está tratado dentro de la cesión de créditos, lo que es erróneo porque la
cesión de créditos es una especie dentro del género de cesión de derechos. A la cesión de
derechos se le aplica las normas relativas a la cesión de crédito que no se opongan.
- 156 -
Cesión de créditos.
Concepto.
Es el contrato mediante el cual el cedente cede al cesionario un crédito que tiene
sobre su deudor.
Esta definido por el CC en el art 1434: habrá cesión de crédito cuando una de las
partes se obligue a transferir a la otra el derecho que le compete contra su deudor,
entregándole el título de crédito si existiereà definición inexacta ya que con la celebración del
contrato ya se transfiere el crédito – no es que se obligue a transmitir posteriormente- y la
entrega del título no es requisito para el perfeccionamiento.
No es una figura triangular, las partes son cedente (quien poseía el crédito originario)
y cedido (a quien se le ha transferido el crédito), el deudor cedido no es parte sino un tercero
interesado.
Caracteres:
Consensual, gratuito u oneroso, conmutativo, formal à se exige bajo pena de nulidad
la celebración por escrito (art 1454), son una excepción a este principio los títulos al portador
(se traspasa el título, se traspasa el crédito). Según la jurisprudencia la forma escrita sólo es
exigida para la prueba. Puede ser aleatorio, es el caso de la cesion de creditos dudosos o
litigiosos
Cesión de venta.
Es una subespecie de la cesión de crédito en la cual se paga un precio por el mismo;
se aplican en la medida de lo posible las normas de la compraventa pero se diferencia con la
misma en que el objeto es un crédito en vez de una cosa.
Existe en la cesión de venta una garantía de evicción entre cedente y cesionario
referida a la existencia (se refiere a que el crédito exista dentro del patrimonio del cedente) y
legitimidad (que no se encuentre el crédito atacado por alguna acción de nulidad) del crédito,
pero nunca a la solvencia del deudor (salvo que esta haya sido anterior a la cesión y pública).
La gtía de evicción como efecto natural puede ser limitada por las partes (art 1476).
Notificación.
Es un acto juridico unilateral y recepticio, idóneo para volver oponible el traspaso del
crédito. La forma de notificar al deudor cedido es libre. No hay plazo de caducidad para hacer
la notificación, pero tiene como ventaja consolidar el crédito en el patrimonio del cesionario.
Si hay dos cesionarios del mismo crédito y uno de ellos notificó, prevalece el que
notificó. Si dos cesionarios notifican en el mismo día, se prorratea el crédito. Lo usual es que
la notificación se haga en forma inmediata a la celebración.
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Caracteres.
Consensual, formal no solemne (exige escritura pública), traslativo (produce los
efectos desde la celebración), aleatorioà de la cesión debe saberse existencia (si el que cede
es o no heredero), cantidad (si cede todo o parte alícuota) y consistencia (aspecto aleatorio,
es saber que bienes componen esa universalidad, no se garantiza –por ej. podrían ser puras
deudas-)
Forma.
Debe hacerse mediante instrumento público. Aquí no hay notificación, lo que hay es la
presentación de esa cesión en el juicio sucesorio del causante. Puede hacerse mediante
escritura pública o por acta judicial.
Para la publicidad ante terceros es necesario, además de la escritura, la tradición e
inscripción registral en su caso.
Puede haber diversas modalidades de celebración:
1. sin hacer ninguna referencia al contenido
2. aclarando que es dudosa o litigiosa la existencia o legitimidad (atenúa la
evicción)
3. la parte cedente puede garantizar la existencia de la herencia, su calidad
de heredero y una determinada cantidad de bienes à es una cesión de
una universalidad pero con garantía de evicción de un grupo de bienes.
Las dos primeras son las formas típicas de esta cesión, se crea una incertidumbre que
permite calificar al contrato de aleatorio (Lorenzetti). Pueden aparecer bienes o deudas
desconocidas, sin que ello de lugar a la rescisión del acto ni al reajuste del precio, salvo que
el cedente aclare que un bien determinado estaba incluido dentro de la herencia.
Respecto a la responsabilidad por evicción el cedente responde si pierde la calidad de
heredero, no por los bienes de la herencia (art 2160).
*según algunos autores nada obsta a que se apliquen las reglas de la lesión en los
aspectos extraños al alea.
Locación de cosas.
Debido a la incidencia de este contrato en el ámbito social, existe una rigurosa
legislación del mismo. El decreto 1580/ 43 dispuso la intervención del Estado en la prórroga
de los plazos. La ley 21.342 marca la vuelta a la autonomía de la voluntad del CC. En 1984 se
sanciona la ley 23.091, llamada ley de locaciones urbanas, cuyas normas están encaminadas
a la defensa del locatarioà es una ley de orden público económico de protección. Recorta la
autonomía de la voluntad en resguardo del locatario (parte débil de la relación).
Concepto.
Es aquel contrato mediante el cual una parte denominada locador se obliga a
conceder el uso y goce de una cosa a otra parte denominada locatario quien se obliga a
cambio a pagar un precio cierto en dinero llamado canon.
Caracteres.
Bilateral, oneroso, típico (regulado en diversas normas), conmutativo, de tracto
sucesivo, de cambio (la finalidad es cambiar el uso y goce por un precio).
Respecto a si es formal o no: para el CC es un contrato no formal, pero la ley 23.091
impone que las locaciones urbanas deben hacerse por escrito por instrumento privado. Se
impone una formalidad como manera de proteger al locatario, para que consten en un
instrumento los derechos que le corresponden.
La ley no establece con qué carácter se exige esa formalidad, por lo que hay distintas
opiniones: para algunos es un contrato formal no solemne (Mosset), para otro sector
doctrinario es un contrato no formal con forma exigida para la prueba (López de Zavallía).
La ley en caso de incumplimiento de la formalidad le da cierta eficacia al contrato si
media principio de ejecución, lo que constituye una excepción al principio de ineficaciaà esos
efectos son: el plazo no va a ser el fijado por el contrato sino el mínimo y el precio va a ser
determinado por el juez.
Elementos tipificantes.
Son uso y goce, temporalidad y precio.
Temporalidad.
Se fija esa concesión en un marco temporal, es un contrato de duración. El CC y la ley
23.091 se ocupan del tiempo de la locación (el cual fue tratado distinto de acuerdo al
momento histórico que transcurría).
Precio.
No hay locación sin precio. Por aplicación de las normas relativas a la compraventa el
mismo debe ser determinado, serio, en dinero, fijado por períodos que las partes acuerden,
puede ser previsto que se pague en forma anticipada o a mes vencido.
La ley 23.091 contiene restricciones relativas a la fijación del precio de inmuebles
destinados a vivienda: debe ser fijado en períodos mensuales, no se pueden exigir pagos
anticipados superiores a un canon, no se pueden pedir depósitos en concepto de garantía por
más de 1 mes, el locador no puede pedir el pago del valor llave à si se violan estas
disposiciones el locatario puede exigir inmediatamente el reintegro, aún por vía judicial (en
cuyo caso el locador cargará con las costas).
Contrato de ahorro.
Concepto.
Es aquel contrato en el cual una parte denominada suscriptor, entrega una cantidad
de dinero en cuotas anticipadas, contra la entrega de un bien inmueble, mueble, un servicio o
una suma de dinero, la que tendrá lugar en el futuro, una vez que cumpla con las condiciones
de adjudicación pactadas de sorteo o licitación.
El sistema nació como una mutualidad, financiación recíproca de los integrantes. Está
regulado por el decreto 1.422/77 y, por aplicación analógica, por las disposiciones relativas a
los contratos de crédito y entidades financieras.
Naturaleza juridica.
Es una red contractual; une a un grupo de contratos de cambio, individuales pero
conexos, a través de una finalidad negocial supracontractual.
Sujetos.
1. Empresa organizadora: determina el numero de adherentes necesarios (lo cual
asienta en el contrato), por eso es responsable de la organización, de la
administración de suscriptores, del funcionamiento eficaz y del cumplimiento de la
finalidad perseguida.
2. Grupo de ahorristas: se discute si forman o no una persona juridica.
Sólo pueden ser empresas organizadoras las SA, bancos oficiales y entes públicos con
autorización de la inspección de justicia de la nación.
Caracteres.
Contrato celebrado por adhesión, de consumo, de larga duración o tracto sucesivo,
bilateral, oneroso, formal (por escrito), de cambio, no puede ser superior a 30 años.
Riesgos.
Los mismos están a cargo de la empresa que organiza, si lo traslada por cláusulas
predispuestas al suscriptor las mismas serán nulas por ser abusivas. El organizador tambien
carga con el riesgo de no lograr la cantidad de suscriptores necesaria.
- 166 -
Contratos de colaboración
Elementos.
1. Prestación de un servicio por parte del locador.
2. Pago de un precio en dinero por parte del locatario à el precio del servicio debe
consistir en una suma de dinero, pero las partes pueden accesoriamente estipular
a favor del locador otras prestaciones (por ej. el alojamiento que se le da al
portero).
Partes.
Locador (quien presta el servicio) y locatario (quien paga el precio).
Caracteres.
Bilateral, consensual, a título oneroso (las ventajas que recibe cada una de las partes
tiene como contrapartida un sacrificio, si el servicio fuera prestado gratuitamente, el contrato
sería innominado), conmutativo, no formal.
Evolución histórica.
En el derecho romano no había locación de servicios ya que sólo existía trabajo servil
(de los siervos).
En la edad media el trabajo industrial estaba sujeto a las reglas de cada oficio, sólo el
servicio doméstico se consideraba sujeto a principios juridicos.
A fines del XIX debido al aumento de obreros y empleados el Estado empieza a
- 168 -
intervenir en vigilancia del trabajo.
Forma y prueba.
La locacion de servicio es un contrato no formal y no solemne. Es frecuente que se
realice verbalmente. La prueba puede hacerse por cualquier medio y le incumbe su carga a la
parte que lo invoca.
La prueba puede versar sobre: la existencia misma del contrato, la extensión o
importancia de los servicios prestados, el precio, el pago de los servicios.
En caso de la prueba del precio, por tratarse no de un hecho sino de una estipulación
- 170 -
del contrato, la prueba testimonial o la de presunciones es inadmisible, salvo que medie
principio de prueba por escrito (por ej. tabla de precios de los diferentes servicios) à si no es
probado, será fijado judicialmente.
Capacidad.
El CC no trae reglas especiales respeto a la capacidad para celebrar este tipo de
contratos, además la doctrina aclara que tanto el locatario de los servicios como el locador
ejecutan un acto de administración, por lo tanto pueden realizarlo aquellos que tengan
capacidad de administrar sus bienes.
Si el locador o el locatario fuere incapaz, pese a ser ese contrato nulo por falta de un
elemento esencial (capacidad), si el servicio fue prestado es ineludible la obligacion de pagar
el precio (Rezzónico), por aplicación de los arts 1164/6 y del principio prohibitivo del
enriquecimiento sin causa.
Respecto los menores cabe destacar:
1. Servicios prestados a terceros, art 275: entre los 14 y 18 años no pueden ejercer
oficio, profesión o industria sin autorización de sus padres.
2. Servicios prestados a los padres, art 297: los padres pueden exigir que los hijos
que estén bajo su autoridad y cuidado les presten colaboración propia de su edad,
sin que con ello tengan derecho a reclamar pago o recompensa.
3. Servicios de los criados a sus criadores y de los pupilos a sus tutores, art 1625:
hasta los 15 años no tienen derecho a sueldo.
Locación de obra.
No está específicamente tratada como tal en el CC. El art 1493 define todas las
locaciones y el art 1623 define la locación de servicio. La locacion de obra está regulada junto
con la locacion de servicio.
Según López de Zavallía siguiendo el esbozo de Freitas, en realidad cuando Vélez
tituló este art como locacion de servicio, debería haberlo llamado locación de actividad (para
comprender a ambas).
Concepto.
Habrá locación de obra cuando dos partes se obliguen recíprocamente, la una a
ejecutar una obra, y la otra a pagar por esta obra un precio determinado en dinero.
Caracteres.
Consensual, bilateral, oneroso, no formal, conmutativo.
¿De ejecución instantánea o tracto sucesivo? López de Zavallía considera que la obra
se define en un único momento, que es el de la entrega y recepción; los avances parciales no
hacen al objeto del contrato, no hay prestaciones fluyentes, por lo tanto es de ejecución
instantánea. Para la mayoria de la doctrina no sólo importa la obra, sino tambien el camino
hacia la misma; son prestaciones fluyentes, por lo que es de tracto sucesivo.
Partes.
El locatario o contratante (quien paga el precio) y el locador o empresario (quien
realiza al obra).
Sistemas de contratación.
1. Sistema por economía: emprendimiento personal que acude a contratos distintos
a la locacion de obra para lograr una obra (compraventa, locacion de servicios,
etc). No se puede autoabastecer.
2. Sistema por administración: emprendimiento personal, pero recurro para esos
contratos a un mandatario para que contrate a nombre y cuenta mío.
3. Con precio predeterminado global o ajuste alzado: el precio predeterminado puede
ser absoluto (no hay variación posible) o relativo (puede haber pequeñas
variaciones pero fijadas de antemano por contrato, entre un máximo y un
mínimo)à no aconsejable en épocas de inflación.
4. Con precio predeterminado por unidades técnicas: se divide en unidad simple (no
se dice cual es el numero total de unidades, pero sí cuanto cuesta cada una;
puede haber resolución de tipo parcial del contrato quedando en pie lo hecho) y
unidad de medida (hay un numero total de unidades y precio por unidad).
5. Sin precio predeterminado: el costo es la suma del coste (gastos de construcción,
por ej. materiales y mano de obra) y las costas (utilidades del locador). Las costas
se pueden pactar de dos maneras, como un porcentaje del coste o con una suma
fija. Utilizado en épocas inflacionarias.
Los sistemas 1 y 2 se no se valen de la locacion de obra; los sistemas 3, 4 y 5 se
valen de la locacion de obra.
- 174 -
Obligaciones del locador – empresario.
1. Ejecutar la obra conforme lo convenido, respetando las reglas del arte. Si falta
estipulación: siguiendo las costumbres del lugar o en base al precio estipulado (art
1632). Si la decisión de cómo ejecutarla fue librada a satisfacción del dueño o de
un terceroà no es una cuestión puramente subjetiva, sino conforme a parámetros
objetivos de un perito y en última instancia del juez art 1634).
2. Entregar la cosa en el plazo fijado. Ente la falta de estipulación (art 1635) tiempo
razonablemente necesario. Puede ser designado por el juez a pedido de parte,
según entidad y calidad de la obra.
3. Permitir el control del locatario. Se aplica la teoría sicológica.
Consecuencias de la recepción.
1. Plazo: si hubo demoras implica la concesión tácita del plazo. Renuncia a cualquier
tipo de acción.
2. Trabajos adicionales: se presumen hechos con autorización del locatario, que está
obligacion a pagarlos.
3. Vicios: no podrá reclamar los aparentes excepto ruina, los aparentes no
advertibles y los redhibitorios puedo reclamarlos hasta 60 días después que los
descubro.
Recepción provisoria.
Se recibe la obra, pero se guarda un porcentaje del precio para solventar, en garantía,
vicios aparentes, no advertibles y redhibitorios. Tiene que ser fundada. Se usa más por vicios
aparentes no advertibles (pe sistema de calefacción).
- 176 -
debe utilidades. Si no media culpa de ninguna parte el dueño paga en relación a lo
hecho.
Representación.
Está vinculada con el mandato representativo. Hay representación cuando una
persona (representante) está facultado para emitir declaración o manifestación de voluntad
por cuenta y nombre de otra persona (representado), incidiendo las consecuencias juridicas
de tal manifestación directa e inmediatamente en la esfera de los intereses juridicos del
representado como si este hubiera celebrado personalmente el acto.
Clases de representación.
1. Legal: derivada de la ley, por ej. curadores.
2. Voluntaria: proviene de la voluntad de las partes.
3. Orgánico (Lorenzetti): referente a la representación de sociedades.
La representación es más amplia que el mandato. Si hay representación
necesariamente debe haber un poder, entendido genéricamente como facultad y
técnicamente como instrumento en el que consta el otorgamiento de la representación.
El poder como acto jco es unilateral, porque emana de la voluntad del otorgante. Es
formal no solemne (art 1184 inc 7). Cumple como función externa la de acreditar a tercero la
representación que un sujeto enviste, y como función interna la de determinar el negocio
bilateral que subyace detrás del poder.
Caracteres del contrato de mandato.
Gratuito (como regla el mandatario general no percibe retribución porque es un amigo
del mandante) pero puede ser oneroso (es lo más común), unilateral (si es gratuito) o bilateral
(si es oneroso), consensual, no formal (la forma se va a exigir para el poder).
Clasificación.
1. Según las facultades conferidas:
Mandato concebido en términos generales, art 1880: comprende sólo los acto de
administración, aunque el mandante declare que no se reserva ningún poder y
que el mandatario puede hacer todo lo que juzgare conveniente o aunque el
mandato contenga la cláusula de general y libre administración.
Mandato con facultades expresas, art 1881: detalla una serie de contratos o de
actos juridicos para los cuales se requieren facultades expresas (poderes
especiales), detalla que actos puede realizar el mandatario.
2. Por la extensión del encargo (cuantos bienes se incluyen en el encargo): el art
1879 utiliza la palabra negocios, cuando debió mencionar bienes.
Mandato general: comprende todos los bienes del mandante.
Mandato especial: comprende uno o más bienes determinados.
- 178 -
Responsabilidad del mandante frente al mandatario (Lorenzetti).
El mandante debe resarcir al mandatario de todos los daños que sufra como
consecuencia de la ejecución del contrato (tanto aquellos daños cuyo autor sea el mandante
o un tercero). Lo relevante es que exista relación causal entre el daño y el mandato.
Extinción.
Modos normales (1960)
1. Cumplimiento del negocio
2. Expiración o conclusión del tiempor (determinado o indeterminado) por el cual fue
otorgado.
Modos anormales (1963)
1. Revocación que haga el mandante: el mandante puede revocar el mandato
siempre que quiera y obligar al mandatario a la devolución del instrumento donde
conste el mandato (1970)à el mandato es esencialmente revocable; excepto
(1977) que haya sido otorgado para negocios especiales, limitado en tiempo y en
razón de un interés legítimo de los contratantes o de un tercero à para revocar
este tipo de mandato es necesario invocar justa causa.
Naturaleza juridica:
1. Teoría del mandato: surgida del derecho romano; la convención entre médico y
paciente encuadraba dentro de la figura del mandato. No obstante ser este un
contrato gratuito el profesional tenía derecho a la percepción de honorarios fijados
según los usos y costumbres de la zona. Además se argumentó que al igual que
en el mandato, el elemento confianza es decisivo. Crítica: en el contrato de
prestación profesionales no hay representación; el facultativo no sólo ejecuta
actos juridicos sino tambien actos materiales.
2. Teoría de la locacion de servicios (Salvat): los servicios prestados por una
persona que ejerce una profesión liberal quedan regidos por las reglas generales
de la locacion de servicios. Crítica: Lorenzettià insuficiencia de la teoría,
principalmente en las prestaciones de salud; la mayoria de la doctrina considera
que la calificación del vínculo contractual que se produce entre el profesional y el
paciente es una locacion de servicios, sin embargo llegado a este punto las pocas
- 180 -
normas del CC relativas a este contrato son de poca utilidad a la hora de resolver
conflictos.
3. Teoría de la locacion de obra (Mesineo): lo esencial no estaría configurado por un
objeto material sino por la prestación de trabajo subordinado, aplicado a la
obtención de un resultado no económico a favor de otro. Crítica: el médico tiene
obligacion de medio, impropias de la locacion de obra. El contrato de servicio de
salud es libremente rescindible, la locacion de obra no.
4. Teoría del contrato atípico (Borda): la singularidad de la relación profesional
impide encuadrarla dentro de alguna de las figuras típicas. Resulta aplicable la
normativa referente a varios contratos. Hay tipicidad social.
5. Teoría del contrato multiforme (Mosset, Bueres): dada la heterogeneidad de las
relaciones que emergen de la prestación de salud, no puede pensarse en una sola
figura juridica que sea omnicomprensiva. Debe estarse a la situación concreta.
Crítica: Lorenzettià no es operacional, no soluciona problemas.
6. Teoría del contrato profesional: proyecto elaborado por la comisión del PE,
decreto 468/92. Se tipifica legalmente un nuevo contrato.
Caracteres.
Consensual, conmutativo (aunque en los sc médicos puede plantear dudas), se
presume oneroso, no formal (no obstante existe una tendencia hacia el ritualismo), hay un
elemento fiduciario (algo de confianza), no es un contrato de consumo (la ley 24.240 excluye
a los profesionales liberales).
Sujetos.
Según Lorenzetti las definiciones sobre el profesional son variadas, y se ha sugerido
que la ambigüedad sólo puede ser superada mediante una definición legal.
En sentido amplio profesional es todo aquel que practica su actividad de modo
habitual, adquiriendo el carácter de experto.
En sentido restrictivo sólo quien tiene título habilitante (los profesionales autónomos).
Una postura intermedia distingue al profesional por 5 notas: habitualidad,
reglamentación, presunción de onerosidad, autonomía técnica, habilitación.
Fideicomiso.
Hasta 1994 fue un contrato legalmente atípico; fue regulado por la ley 24.441 que
distingue dos especies:
Fideicomiso general u ordinario.
1. Fideicomiso financiero (propio del derecho bancario).
El fideicomiso general u ordinario puede constituirse a través de un testamento (se lo
estudia en el derecho sucesorio) o de un contrato.
El fideicomiso es el contrato mediante el cual una de las partes, llamada fiduciante, le
entrega a la otra, llamada fiduciario, la titularidad dominial de los bienes fideicomitidos.
Este contrato da lugar al llamado dominio fiduciario.
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El dominio es el derecho real más amplio, el que concede más facultades y puede ser:
1. Pleno o perfecto: reúne 3 características
Absoluto (2513): concede amplias facultades a su titular; servirse, usar, gozar,
poseerla y disponer de la cosa.
Exclusivo (2508): dos personas no pueden tener por el todo el dominio de una
cosa.
Perpetuo (2510): no se pierde por su no ejercicio.
2. Imperfecto: cuando no reúne alguno de los 3 caracteres, a su vez puede ser
Revocable: cuando el dominio está sujeto a una condición o plazo que lo extingue.
Desmembrado: cuando el dominus se reserva el usufructo de la cosa y sólo
enajena su dominio útil. Pe donación con reserva de usufructo.
Fiduciario (2626): es el que adquiere en virtud de fideicomiso, por contrato o por
testamento y que está destinado a durar hasta la extinción del fideicomiso. No
tiene el carácter de perpetuo, que sí tiene el dominio pleno. Se extingue por el
acaecimiento de una condición o el vencimiento de un plazo.
Caracteres.
Se discute si son dos negocios o un negocio con dos efectos, uno personal
(obligaciones) y otro real (dominio fiduciario). Es un contrato consensual, gratuito u oneroso
(si se pacta una retribución para el fiduciario por la gestión que realiza), formal (por escrito, si
se trata de inmuebles además es solemneà escritura pública).
Plazo.
El fideicomiso cesa cumplida la condición o a los 30 años de constituirse si no se
cumple la condición o se estableció otro plazo menor.
Precio.
Puede existir como contraprestación por los servicios de gestión que presta el
fiduciario.
Sujetos.
1. Fiduciante: es una de las partes del contrato, puede ser cualquier persona física o
juridica. No hay ningún tipo de restricción. Debe poseer capacidad para disponer
de bienes. Es quien hace entrega de los bienes e instruye al fiduciario acerca del
encargo que debe cumplir. Sus derechos pueden transmitirse por un acto inter
vivos o mortis causa.
2. Fiduciario: es una de las partes del contrato, tiene a su cargo la gestión del
patrimonio fideicomitido para la consecución de los fines perseguidos y la
transmisión del mismo al cesar el fideicomiso. Puede ser cualquier persona física
o juridica con capacidad de disponer (salvo que se trate de fideicomiso financiero,
en cuyo caso sólo podrán serlo entidades financieras autorizadas por la Comision
Nacional de Valores). Sus derechos son disponibles sólo en la forma pactada en
el contratp.
3. Beneficiario: es un tercero interesado, puede ser una persona física o juridica que
puede o no existir al tiempo del otorgamiento del contrato pero se confía en su
existencia futura (si no existe deberán darse los datos que permitan su
individualización futura, por ej. el hijo de tal persona). Puede ser único o plural; el
beneficiario plural puede ser conjunto (los beneficiarios actuarían todos como tales
al mismo tiempo) o alternativos o sucesivos (si el primero no acepta o no existe el
beneficio pasa al segundo y así sucesivamente).
El beneficiario no necesariamente es un sujeto capaz (podría ser por ej. un menor). Si
hay un único beneficiario y éste no acepta el beneficio, actúa subsidiariamente como
beneficiario el fideicomisario y si no existiera este el fiduciante (nunca el fiduciario). Sus
derechos son transmisibles inter vivos o mortis causa.
4. Fideicomisario: es un tercero interesado y es aquel a quien se le van a entregar
los bienes fideicomitidos cuando el fideicomiso se extinga. Puede ser una persona
física o juridica, no necesariamente capaz. Puede coincidir con la persona del
beneficiario o del fiduciante (nunca el fiduciario). Sus derechos son transmisible
inter vivos o mortis causa.
Patrimonio fideicomitido.
Es un patrimonio especial (afectado a un fin determinado), diferenciado de los
patrimonios generales del fiduciante, del fiduciario y del beneficiario. Sobre él se ejerce un
dominio imperfecto. Puede estar compuesto de todos los bienes que se encuentren en el
comercio, cosas muebles o inmuebles, registrables o no y todo tipo de derechos (vehículos,
propiedades, derechos personales, créditos, acciones, bonos, fondos de comercio, etc)à
deben ser determinados o determinables (por ej. “el vehículo con dominio ABC 123” o “todos
los vehículos a nombre de Juan Pérez”). Los bienes ingresan al patrimonio fideicomitido en
forma:
Originaria: son todos los bienes que transmite el fiduciante al fiduciario.
Derivada por subrogación legal: aquellos que se adquieren con los frutos
producidos por el patrimonio fideicomitido o que se adquieren con lo producido de
la enajenación de los bienes que integran el patrimonio fideicomitido.
Si bien estos bienes se encuentran en el patrimonio del fiduciario, no pueden ser
agredidos por los acreedores personales de éste.
Responsabilidad del fiduciario por el riesgo o vicio de las cosas fideicomitidas (art 14).
Por el daño que causan las cosas fideicomitidas que derivan de un riesgo o vicio, el
- 184 -
fiduciario responde hasta el valor de la cosa fideicomitida.
Se plantea la cuestión acerca de si se trata del valor de la cosa al momento de
celebrarse el contrato o al momento de producirse el daño (puede haber variado).
Esa responsabilidad limitada (hasta el valor de la cosa) cesa si el fiduciario pudo
razonablemente asegurarse y no lo hizo.
Efectos de la cesación.
1. Será reemplazado por el sustituto designado en el contrato o de acuerdo al
procedimiento establecido en el mismo. Si no lo hubiere o no aceptare, el juez
designará como fiduciario a una de las entidades autorizadas.
2. Los bienes fideicomitidos serán transmitidos al nuevo fiduciario.
Concepto.
Habrá donación cuando una persona por una acto entre vivos transfiera de su libre
voluntad gratuitamente a otra, la propiedad de una cosa.
Es un contrato con una gratuidad:
Objetiva: desprendimiento del patrimonio del donante hacia el patrimonio del
donatarioà ausencia de reciprocidad.
Subjetiva: animus donandià excluye el enriquecimiento sin causa.
La liberalidad responde al interés de beneficiar a otro.
Elementos.
1. Acto entre vivos.
2. Obligación de transferir una cosa. No trae como exigencia para su
perfeccionamiento la tradición de la cosa.
3. Transferencia a título gratuito. Hay un desprendimiento del patrimonio del donante
que beneficia al donatario. Presupone una liberalidad. Si no hay desprendimiento
no hay donación.
Hay donaciones con cargo sobre la cabeza del donatario pero éstas no inciden sobre
el carácter gratuito de la donación sino que son accesorias.
Cuestión.
Si la donación es un contrato porque hay quienes dicen que se asemeja más a un
testamento. Para algunos autores es un acto unilateral. Para otros (doctrina clásica) es un
contrato que se perfecciona con el acuerdo de partes. Para los autores contemporáneos la
base sociológica de la donación es distinta al concepto tradicional del contrato. En la
donación lo más importante es la voluntad del donante de realizar una liberalidad (es lo que lo
asemeja al testamento), el donatario sólo se limita a aceptar. Además la donación después de
perfeccionada puede ser revocada, sujeta a reducción (por ser inoficiosa), sujeta a colación
(porque afecta la legítima de los herederos).
Caracteres.
Gratuito (los cargos no afectan a la gratuidad por ser obligaciones accesorias),
unilateral, formal y en algunos casos solemne, irrevocable una vez aceptada (salvo ingratitud,
reducción o colación), consensual.
Elementos:
1. Consentimiento: no surte ningún efecto si no es aceptada por parte del donatario.
La aceptación puede ser formal o tácita. ¿Qué pasa en caso de muerte del
donante o del donatario antes de producida la aceptación? La muerte del
donatario deja sin efecto al donación porque sus sucesores no pueden aceptarla;
la muerte del donante no impide manifestar aceptación (deroga la regla gral del art
1149).
En caso de realizarse la oferta a varios donatarios: si se la realiza separadamente la
donación surtirá efecto hacia quienes hayan aceptado; si se la realiza solidariamente la
aceptación de uno o algunos de los donatario se aplica a la donación enteraà ver.
2. Capacidad: respecto a la capacidad de hecho à los menores pueden donar los
bienes que hayan obtenido con el fruto de su trabajo (art 128); los menores bajo
patria potestad son incapaces de donar y sus padres podrán hacerlo sólo con
autorización judicial. Respecto a al capacidad de derechoà no pueden donarse
los esposos entre sí; no pueden los padres, tutores o curadores aceptar
donaciones de sus hijos o de las personas a su cargo.
Objeto de la donación.
Fundamentalmente las cosas corporales. Las cosas que pueden ser vendidas pueden
ser objeto de donación.
Cuando el objeto es incorporal puede haber una cesión donación.
Está prohibido donar bienes futuros (art 1800) à son bienes que al tiempo del contrato
no existen en el patrimonio del donante, aunque existieren materialmente. Si la donación es
sobre bienes presentes y futuros la nulidad será parcial.
Una persona puede donar todos sus bienes presentes siempre y cuando se reserve el
usufructo o una porción conveniente de los mismos para solventar sus necesidades.
Donaciones inoficiosas.
Son los que afectan la legítima (20% del patrimonio del causante) que corresponde a
los herederos forzosos. Al art 1830 las define como aquellas cuyo valor excede la parte de
que el donatario podía disponer.
Donación remuneratoria.
Es aquella que se da en los supuestos en los cuales el donante ha recibido un servicio
por parte del donatarioà el donatario tenía derecho a exigir una remuneración y no lo hizo. El
carácter de remuneratoria debe surgir del título.
Esta donación no es pago y tiene como requisitos: que el donatario haya prestado un
servicio, que haya podido exigir el cobro, que el donante la haya realizado teniendo en cuenta
el servicio prestado, hay que instrumentarla (para que no se cuestione su naturaleza).
Revocación de la condición.
Como principio general la donación aceptada es irrevocable, salvo…
1. Cuando medió un incumplimiento del cargo por parte del donatario y fue
constituido en mora. El derecho de revocar corresponde al donante y sus
herederos.
2. Cuando el donatario incurrió en ingratitud.
3. Cuando después de la donación el donante tuvo hijos à supernacencia de hijos.
En este caso podrá ser revocada si se ha pactado expresamente.
4. Cuando el adoptante hizo una donación a favor del adoptado y luego éste pide la
revocación de la adopción.
Supuestos de ingratitud.
El art 1858 trae una enumeración taxativa…
1. Cuando el donatario atentó contra la vida del donante.
2. Cuando le rehusó alimentos.
3. Cuando ha inferido injurias graves sobre la persona o el honor del donante.
Donaciones mutuas.
Se da cuando dos o más personas se hacen donaciones en un mismo acto. No
interesa la equivalencia entre lo donado y lo recibidoà es una liberalidad. Si una de las
donaciones se anula, esa nulidad alcanza a la otra (hay conexidad entre ambas). Si ocurre
alguna vicisitud ésta no se proyecta a la otra.
Comodato.
Este contrato ha sido concebido como una prestación de cortesía mediante la cual
una persona entrega a otra una cosa mueble o inmueble en forma gratuita para su uso.
En la actualidad se presenta como vínculo conexo con otros contratosà en la
distribución de bebidas se dan los envases en comodato gratuito, en la venta de equipos
informáticos se entrega el software en comodato, en la venta de teléfonos se entrega el
aparato en comodato…
El comodato es un medio para abaratar costos y favorecer la accesibilidad, hay un
ánimo de lucro comercial. De todas maneras la finalidad típica del contrato es la transferencia
del uso y goce (Lorenzetti).
Elementos:
1. La entrega de una cosa no fungible, mueble o inmueble, que se da en tenencia.
2. La gratuidad (diferencia clave con la locación).
3. El uso que se concede al comodatario à el comodatario no recibe el derecho de
goce de la cosa, porque no puede extraer de ella sus frutos o aumentos (2265).
Caracteres.
Real (se perfecciona con la entrega de la cosa), gratuito (sino sería locación, la
jurisprudencia ha dicho que el pago de montos de dinero muy bajos por parte del
comodatario, no lo transforma en oneroso), unilateral (Salvat, Lorenzetti, no hay
contraprestaciones recíprocas) o bilateral (Borda, hay obligaciones para ambas partes), intuitu
personae (se tiene en cuenta la persona del comodatario), no formal, conexo (con otros
contrato).
Sujetos.
Comodante es quien otorga el préstamo de uso es el comodante, no es necesario que
sea el titular del dominio de la cosa; y comodatario es quien recibe la cosa y debe restituirla
es el comodatario.
Capacidad (2262).
Prohíbe a los tutores prestar bienes de sus pupilos, y a los curadores bienes de la
curatela; y en general, a todos los administradores de bienes ajenos, públicos o particulares,
que estén confiados a su administración, a menos que fuesen autorizados a hacerlo con
poderes especialesà quienes tienen legitimación para obrar sobre patrimonio ajeno no
pueden gravarlo gratuitamente, porque esto causaría un perjuicio.
En cuanto a los titulares de la acción de nulidad el CC trae como reglas:
1. La pauta fundamental de validez del contrato es la capacidad del comodante, por
lo que este tiene acción de nulidad, sin que importe la capacidad del comodatario
(art. 2257).
2. El comodante capaz no puede pedir la nulidad si se funda en la incapacidad del
comodatario, salvo dolo (art 2258).
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3. El comodatario no puede interponer la acción de nulidad fundada en la
incapacidad del comodante.
4. Si el comodatario es el incapaz, le podrá oponer la nulidad al comodante, pero
deberá proceder a la restitución de la cosa en el estado en que se halle (art.
2253).
Objeto.
Pueden ser muebles o inmuebles, como regla general deben ser no fungibles, porque
es necesario que se restituya la misma cosa. Tampoco pueden ser consumibles, pues
desaparecerían en el primer uso y estaríamos frente a un contrato de mutuo.
Excepcionalmente pueden ser cosas consumibles (art. 2260) cuando fuesen prestadas como
cosas no fungibles, es decir para ser restituidas idénticamente.
Las cosa ajenas pueden ser objeto de este contrato. No las cosas cuyo uso está
prohibido por ser contrario a la moral y orden publico.
Causas.
Se aplican las reglas grales del CC.
Prueba.
Forma libre, no se aplica el límite de 10000$à sería el valor de la cosa prestada (art.
2263).
Extinción.
El comodato puede contener un plazo expreso o tácito o bien fijar un destino para el
uso. Si no hay pacto al respecto el comodato recibe el nombre de comodato precario
pudiendo requerir el comodante la restitución de la cosa en cualquier momento (art. 2285).
Son causas de extinción:
1. Agotamiento del plazo expreso (art. 2271).
2. Cumplimiento de la finalidad para la cual fue prestada la cosa (art. 2271).
3. Rescisión ante tempus: el art 2284 establece que si antes de llegado el plazo
concedido para usar la cosa prestada, sobreviene al comodante alguna imprevista
y urgente necesidad de la misma cosa, podrá pedir la restitución de ella al
comodatarioà existe un plazo no vencido y una circunstancia urgente e imprevista
que deberá ser consignada por el juez.
4. Resolución: el comodante puede resolver el contrato por causa imputable al
comodatario. El supuesto más frecuente es al uso contrario al pactado, o el
dañoso p/ la cosa (art. 2268).
5. Muerte del comodatario: cuando el préstamo se ha realizado en consideración a la
persona (art. 2283).
Efectos de la extinción.
El comodatario debe restituir la cosa prestada con todos sus frutos y accesorios (art.
2271) en el lugar acordado en el contrato o subsidiariamente en el lugar donde se encontraba
la cosa al momento de contraerse la obligacion (art. 747). El incumplimiento de esta
obligacion da derecho al comodante a reclamar la entrega mas los daños moratorios. Si el
comodatario no la devolviese por haberla perdido por su culpa o la de sus dependientes,
deberá al comodante el valor de la cosa (art. 2274).
- 194 -
Contratos de garantía
Introducción.
El vocablo garantía tiene diversos significados juridicos:
Derecho constitucional: un modo específico de protección de los derechos
fundamentales.
Derecho de daños: es un factor de atribución de responsabilidad.
Derecho de contratos: un reforzamiento del crédito del acreedor, agregándose un
obligado al deudor originario.
Este reforzamiento se verifica en relación a los siguientes riesgos:
1. Riesgo de incumplimiento
2. Riesgo de insolvencia: función tradicional de la garantía, es permitir contar con un
patrimonio sustitutivo del que normalmente está afectado al cumplimiento.
El contrato de fianza se concentra en la prevención del riesgo de la insolvencia. La
fianza como garantía es concebida como un poder de agresión sobre los bienes del fiador,
pero no previene el incumplimiento.
Actualmente el campo de las garantías se ha ampliado, no sólo a las obligaciones de
dar sino tambien a las de hacer.
3. Riesgo de la ejecución de la garantía: las garantías autoliquidables que
prescinden del proceso judicial tienen este objetivo.
4. Segmentación de riesgos: la garantía puede utilizarse para cubrir ciertos riesgos
(por ej. transporte) de un negocio global (por ej. compraventa).
Fianza:
La fianza se ubica en el campo de las garantías desde el punto de vista económico y
juridico; su fin es brindar seguridad.
Las garantías pueden ser:
Personales: son aquellas en las cuales el garante compromete todo su patrimonio
en el cumplimiento de una determinada obligación cuyo cumplimiento garantiza
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(por ej. la fianza).
Reales: en ellas se afecta un bien determinado del patrimonio al cumplimiento de
una obligacion (por ej. prenda).
Concepto (art.1986)
Habrá contrato de fianza cuando una de las partes se hubiere obligado
accesoriamente por un tercero y el acreedor de ese tercero aceptase su obligación accesoria.
Proyecto de reformaà cuando una persona se obliga accesoriamente por otra para
satisfacer una prestación en el caso de incumplimiento.
Hay una relación triangular; una relación originaria entre acreedor y deudor y una
relación accesoria entre acreedor y fiador, pero sólo este último es el vínculo de fianzaà no
es un contrato plurilateral, el deudor es en esta relación un tercero interesado, son dos
contratos distintos.
De lo mencionado se desprende:
Es un contrato celebrado entre fiador y acreedor
Que causa una obligacion de garantía respecto de la obligacion que tiene el
deudor en otro contrato, en virtud de la cual el fiador se obliga a satisfacer una
prestación ante el incumplimiento del mencionado deudor.
Lo cual causa una relación de accesoriedad entre el contrato principal y el de
fianza; dicha accesoriedad es juridica (porque la obligacion principal afianzada es
la razón de ser de la garantía) no temporal (ya que la garantía puede constituirse
antes, durante, después del nacimiento de la obligacion principal).
Caracteres.
Se presume gratuito (pero puede ser oneroso), es unilateral (el único que se obliga es
el fiador, si es oneroso es bilateral), consensual, conmutativo, no formal (con forma requerida
para la prueba), típico (regulación civil y comercial), accesorio (presupone la existencia de
una obligacion principal), subsidiario (primero se debe ir contra el deudor), de duración (las
prestaciones son fluyentes, se proyecta en el tiempo).
Forma y prueba.
Puede realizarse por cualquier forma (verbal, escrita, instrumento publico o privado),
excepto en los casos del art 1184 inc 10: todos los actos que sean accesorios de contrato
redactados en escritura publica deben ser hechos en escritura publica (por ej. fianza de una
compraventa inmobiliaria).
Respecto a la prueba, si fuese negada en juicio sólo podrá ser probada por escrito
(2006).
Clases de fianzas.
Fianza convencional:
Consagrada en el art 1986, nace con el consentimiento entre acreedor y fiador. Puede
ser civil o comercial de acuerdo a la naturaleza de la obligacion afianzada. A su vez cada una
de ellas admite 3 variantes:
1. Fianza simple: muerta en la realidad, excepcionalísima, se da cuando el fiador
tiene dos derechos: beneficio de excusión (se da siempre) y beneficio de división
(no se da siempre). La fianza simple es la regla y se presume siempre
El beneficio de excusión es el derecho con el que cuanta el fiador de no pagar la
fianza si el deudor tiene bienes suficientes para ello; el fiador no podrá ser
compelido a pagar al acreedor sin previa excusión de todos los derechos del
deudor (2012), si los bienes excutidos fuesen suficientes para el pago parcial de la
deuda el acreedor está obligado a aceptarlo y podrá ir contra el fiador sólo por la
parte impaga (2017)à excluye los principios generales del pago porque va contra
la integridad del pago.
Beneficio de división: si hubiere dos o más fiadores de una misma deuda (no
siempre los hay), que no se hayan obligado solidariamente al pago, se entenderá
dividida la deuda entre ellos por partes iguales, y no podrá el acreedor exigirles
sino la cuota parte que les corresponde (art. 2024).
2. Fianza solidaria: aquí el fiador no puede invocar los beneficios de excusión y
división, por lo demás se rige por las normas de la fianza simple. La doctrina
considera que si bien no hay beneficio de excusión, por lo menos se debe intimar
al deudor al pago (por el principio de buena fe) antes de ir contra los fiadores. Son
supuestos en los que hay fianza solidaria: cuando lo dice el contrato, cuando el
fiador renuncie al beneficio, o cuando el acreedor fuer el estado nacional o
provincial. La fianza solidaria es la regla en el derecho comercial.
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3. Fiador principal pagador: es la más común, figura ampliamente complicada. Art
2005: “cuando alguien se obligare como principal pagador, aunque sea con la
calificación de fiador, será deudor solidario y se le aplicarán las disposiciones
sobre los codeudores solidarios.” à Este articulo plantea un problema respecto a
la naturaleza juridica, y existen dos tesis mayoritarias al respecto:
a) Interpretación literal del art 2005: el fiador principal pagador no es un fiador, en el
fondo es un coobligado solidario, se aplican las normas relativas a obligaciones
solidariasà cátedra en contra.
b) Interpretación histórica, sistemática y lógica del art 2005: no será codeudor
solidario porque la solidaridad requiere identidad de causa (acá no la hay) e
identidad de objeto (acá el fiador se obliga siempre por una suma de dinero, no
hay identidad de objeto). Además la nota al art 2004 establece que “la fianza no es
sino una obligación accesoria, y debe guardar siempre este carácter esencial” y
que “el articulo no tiene otro objeto que colocar respecto al derecho del acreedor,
al fiador solidario, y rehusarle la facultad de prevalerse del beneficio de excusión
de que goza el simple fiador”. De todo esto resulta que será una variante de la
fianza solidaria pero se diferencia de ésta en que se puede ir directamente contra
el fiador principal pagador.à cátedra a favor.
Extinción de la fianza.
Hay dos grupos…
Por vía de consecuencia: cuando se ha extinguido la obligacion principal y
consecuentemente se extingue la fianza. Las causales de extinción de la
obligacion son causales de extinción de la fianza (por ej. pago, novación,
transacción, etc.)
Respecto del pago: en materia de fianza el CC trata la dación en pago en el art
2050: “cuando el deudor paga con una prestación distinta de la debida, se
extingue la obligacion. El fiador no responde luego por evicción”.à la dación en
pago extingue definitivamente la fianza.
Respecto de la novación: más allá de las manifestaciones entre acreedor y
deudor, la novación siempre va a extinguir la fianza, aún cuando el acreedor la
haga con reserva de conservar derechos contra el fiador, salvo acuerdo del fiador
en contrario (art. 2047).
Por vía principal o directa: cuando se extingue la fianza, pero subsiste la
obligacion principal afianzada.
Causales:
1. Imposibilidad de que el fiador se subrogue en los derechos que correspondían al
acreedor como consecuencia de una conducta negligente de éste último o por un
hecho positivo (art. 2043).
2. Prorroga del plazo de cumplimiento de la obligacion principal à esa prórroga es
inoponible al fiador porque éste se obliga por un plazo determinado, por lo que la
fianza se extingue (salvo acuerdo del fiador) (art. 2046).
3. Cuando el acreedor es negligente en la excusión de los bienes del deudor (art.
2018)à esta causal no es invocable por el fiador principal pagador.
4. Cuando hay negligencia por parte del acreedor à cuando vence la deuda, el fiador
puede intimar al acreedor para que se accione contra el deudor; si el acreedor no
acciona y el deudor se torna insolvente, la fianza se verá extinguida.
En el caso del fiador pagador principal, si se admite la naturaleza de codeudor
solidario no podrá invocar estas causales de extinción.
- 204 -
Contrato de crédito y financiamiento
Contrato de leasing.
Fue regulado recién en 1995 a través de la ley 24.441 (ómnibus), pero ya tenía
tipicidad social. Posteriormente a ley 25.248 deroga lo referido a leasing de la ley 24.441 y
cambia ciertos aspectos del contrato.
Su utilidad radica en el hecho de que no es necesario invertir mucho capital para
acceder a un bien de capital.
Nace en EEUU en el sector alimentario con las empresas que proveían de alimentos a
las tropas. Además posee ventajas impositivas (menor grado de imposición).
Concepto.
Hay contrato de leasing cuando una parte (dador) cede el uso y goce de un bien a
otra (tomador) quien luego del pago del canon previsto podrá ejercer una acción de compra
por el valor residual.
Partes.
Son dador y tomador, pueden ser personas físicas o juridicas (con la ley 24.441 sólo
juridicas). La ley menciona que el dador “entrega la tenencia”à no es correcto, cede el uso y
goce de un bien.
• Bien: el mismo puede ser un mueble, inmueble, derechos, marcas, patentes,
modelos industriales, software (introducido por la ley 25.248).
• Canon: es determinado por las partes e incluye el uso y goce, gastos
administrativos (si hubiere), intereses de la operación económica, amortización y
una pequeña parte del precio. Es un elemento esencial del contrato, por lo que si
no hay canon no hay leasing.
• Opción de compra: para adquirir la cosa se debe pagar el valor residual de la
misma, el cual debe estar determinado al momento de celebrar el contrato o con
posterioridad (se aplican disposiciones referidas a la compraventa). La opción de
compra puede ser ejercida cuando las partes la hubieran previsto en el contrato o
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una vez pagado el 75% del canon.
Caracteres.
Consensual, tipico, bilateral, conmutativo, oneroso, de tracto sucesivo, formal.
Tipos de leasing
1. Leasing operativo: se caracteriza porque la función es de cambio (colocar un bien
en el mercado). El dador es el fabricante, el constructor, importador, etc. Por
ejemplo: fotocopiadorasà su finalidad no es obtener los intereses del contrato
sino colocar el bien en el mercado.
2. Leasing financiero: necesariamente interviene una persona o entidad financiera.
Busca financiar al tomador
3. Leasing de retro o leace back: incorporado por la ley 25.248, se da cuando el
dador adquiere el bien del tomador y luego se lo da a este en leasing. Es un
refuerzo de la garantía (lo utilizan los bancos); discutida desde el aspecto ético
moral.
Modalidades.
Existen tres modalidades básicas que puede asumir este contrato
1. Contrato paritario: contrato entre iguales.
2. Contrato de consumo: si una de las partes es consumidora; quedaría incluido
dentro de la ley del consumidor.
3. Contrato predispuesto.
La importancia de distinguir de qué modalidad se trata radica en los diferentes grados
de responsabilidad.
Régimen de responsabilidad.
Se lo critica por ser demasiado flexible con el dador.
Hay que analizar tres aspectos:
1. Leasing operativo: prohibe la exoneración de la garantía por vicios redhibitorios y
evicción.
2. Leasing financiero y leace back: si nada dice, en principio el dador no responde,
salvo pacto en contrario. No todo pacto de exoneración resulta valido, sera
ineficaz la clausula de exoneración cuando la demora o falta de entrega sea
imputable al dador por su dolo o culpa grave, tambien si cae bajo la ley 24.240. Si
es un contrato paritario la cláusula de exoneración es válida. No en contratos de la
ley 24.240.
3. La responsabilidad del art. 1113 (daño causado por el riesgo o vicio de la cosa):
recae exclusivamente sobre el tomador o guardián del bien dado en leasing.
Forma.
Es un contrato formal no solemne, rigen los arts 1785 y 178. .
Si el bien es inmueble, buque o aeronave, el contrato se debe realizar por escritura
publica, su duración no podrá exceder los 20 años. Para otro tipo de bienes el contrato se
realiza por instrumento publico o privado, plazo máximo de 10 años.
Inscripción.
La misma se realiza en el registro propio del bien de que se trate (por ej. inmuebles) y
si este no tiene un registro propio (por ej. bienes no registrables, software) en el registro de
créditos prendarios del lugar donde se entregue el bien (se aplica en forma supletoria la ley
de prenda).
Respecto al plazo para inscribirlo existen dos: el primero es para que produzca
efectos de la registración y es el plazo registral (el establecido en el registro) el cual es de 45
inmuebles, 10 autos, 24 hs muebles no registrables; si no se inscribe en ese plazo se aplica el
plazo establecido en la ley 22.441 que es de 5 días hábiles à criticado porque los plazos en el
derecho civil son corridos.
Importancia de la inscripción.
Oponibilidad plena del contrato escrito: ningún acreedor del dador puede ejercer sus
derechos sobre el bien cedido; en realidad los embargos se hacen pero se inscriben
condicionalmente (no surtirán efectos si se ejerce la opción de compra) à podrían llegar a
embargar el canon o el precio residual.
La opcion de compra se da cuando al dador, en lo que respecta al tomador, pueden
subrogarse en los derechos de este sus acreedores y ejercer la opcion de compra.
En caso de inmuebles:
a) Si el incumplimiento se produce antes de haber abonado el 25% de los canones
pactados; no se requiere la intimación, la mora es automatica, y el dador puede
demandar judicialmente el desalojo.
b) Si el incumplimiento se produce habiendo pagado mas del 25% pero menos del 75%
de los canones pactados, se requiere intimación por un plazo no mayor a 60 dias para
que pague. Si en este plazo no se paga puede demandarse judicialmente el desalojo.
c) Si el incumplimiento se produce habiendose abonado el 75% (o mas) de los canones
pactados, se requiere intimación por un plazo no mayor a 90 dias. Si el tomador no
paga, puede demandarse el desalojo.
En caso de muebles.
Ante la mora del tomador del pago del canon el dador puede:
1) Obtener el secuestro del bien: para ello bastara la presentacion del contrato inscripto, y
demostrar haber interpelado al tomador por 5 dias para la regularizacion.
Producido el secuestro queda resuelto el contrato.
El dador puede proceder por via ejecutiva para el cobro de los canones devengados
mas los intereses.
2) Accionar por via ejecutiva para el cobro del canon no pagado, (incluyendo la totalidad del
canon pertinente, si asi se hubiera convenido, con la sola presentacion del contrato inscripto).
En este caso, solo procede el secuestro cuando ha vencido el plazo ordinario del
leasing sin haberse pagado el canon integro y el precio de la opcion de compra, o cuando se
demuestre sumariamente el peligro en la conservación del bien, debiendo el dador otorgar
caucion sufieciente.
Objeto.
Una cosa mueble consumible o fungible aunque no sea consumible (art. 2241)
Según Borda la esencia del mutuo es un prestamo (uso), pero al ser cosas
consumibles su uso implica su perecimiento, por lo que el prestatario no puede restituir sino
otra cosa de igual especie y calidad.
Partes.
Son dos, el mutuante que es quien entrega la cosa y el mutuario que es quien la
recibe.
Caracteres.
Unilateral (Salvat sostiene esto ya que después de la entrega la cosa al celebrar el
acto solo quedan obligaciones pendientes para el mutuario); segun Borda es bilateral (porque
supone la obligación de entregar la cosa y obligación de restituirla con el eventual pago de
intereses); real (art. 2242, solo se perfecciona con la entrega de la casa, el mutuo comercial
es consensual); tipico; no formal (no obstante que la prueba depende de su fecha cierta, art.
2246); conmutativo; oneroso o gratuito (se presume gratuito y el mutuante solo podra exigir
los intereses moratorios o daños y perjuicios derivados de la mora. Salvo que se convenga
oneroso, art. 2248. En materia comercial se presume oneroso).
Con el comodato:
Promesa de mutuo gratuito: es una liberalidad. No obliga al que promete, sin embargo
queda la accion de abuso de derecho en la regla moral.
Promesa de mutuo oneroso: no cumplida da derecho por tres meses desde que debio
ser ejecutada para demandar la indemnización de perdidas e intereses (art. 2244).
Forma y prueba.
Si es celebrado por escrito no requiere doble ejemplar porque una de las partes llena
sus obligaciones al celebrar el contrato.
Se puede probar (art. 2246) tanto por instrumento publico o privado con fecha cierta si
el empréstito supera el valor de $ 10.000, excluye la testimonial y las presunciones.
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Capacidad.
Como transfiere la propiedad el mutuante debe ser propietario (por ser cosa mueble la
posesion vale titulo, art. 2412).
Entregados los objetos queda el respeto al mutuario (no reclamar antes del plazo)
Responde por mala calidad o vicios ocultos, siempre si fue oneroso, si fue gratuito
solo si los conocia, mala fe (art. 2247).
Contratos de custodia
Depósito.
Elementos.
1. Entrega material de una cosa.
2. Finalidad esencial de la guarda.
3. Una obligación de restitución a cargo del depositario.
4. Objeto mueble o inmueble.
5. La gratuidad (deposito civil); la onerosidad (deposito comercial).
Caracteres.
Real (se consuma con la tradición de la cosa, art 2190), unilateral (en el depósito civil
nace una sola obligacion que es la de restituir) o bilateral (en el deposito comercial), gratuito u
oneroso, no formal con forma exigida para la prueba, de confianza (es un acto de confianza
del depositario en el depositante), de duración, profesional (en numerosos casos el
depositario es elegido por su condición de experto). En principio no es contrato de consumo.
- 212 -
Respecto a la gratuidad la misma puede ser pura, pero se admite tambien la remuneración
ofrecida espontáneamente sin que afecte este carácter (si se pacta un precio como
contraprestación en el ámbito civil, el contrato es atípico).
Promesa de depósito.
Es válida y lícita. El depósito importa un contrato red y de confianza; si quien lo
prometió perdió la confianza en el futuro depositario, no puede ser obligado a entregar la
cosa. No da acción alguna para perseguir el cumplimiento. El incumplimiento de la promesa
sólo da lugar a una acción por daños y perjuicios.
Forma.
El depósito no requiere solemnidades absolutas o relativas para su celebración; art
2200: la validez del contrato no esta sujeta a ninguna forma en particular. En el depósito
necesario dada las circunstancias en que se celebra la informalidad se acentúa.
Prueba.
Se aplican las reglas generales para los contratos y el art 2201, de la interpretación
armónica de este plexo de normas puede llegarse a las siguientes conclusiones (Lorenzetti).
1. Prueba del depósito voluntario gratuito: cuando el depósito es de un valor superior
a los 10000$, se debe probar por escrito. Se aplican las excepciones previstas en
el art 1191à supuestos donde se admite toda prueba: imposibilidad de obtener la
prueba designada por la ley, o que hubiese habido un principio de prueba por
escrito en los contratos que pueden hacerse por instrumentos privados, o que la
cuestión versare sobre los vicios de error, dolo, violencia, fraude, simulación, o
falsedad de los instrumentos de donde constare, o cuando una de las partes
hubiese recibido alguna prestación y se negase a cumplir el contrato.
2. Prueba del depósito necesario: es admisible todo tipo de prueba (2238).
3. Prueba en el depósito comercial: mismo régimen que en el depósito civil.
Especies de depósitos.
1. Según el grado de libertad que tiene el depositante en la elección del depositario:
Deposito voluntario: el depositante elige al depositario sin ningún
condicionamiento, mediante el pleno ejercicio de su voluntad.
Deposito necesario: la libertad esta restringida por una circunstancia externa, art
2227: “Será depósito necesario, el que fuese ocasionado, por incendio, ruina,
saqueo, naufragio, incursión de enemigos, o por otros acontecimientos de fuerza
mayor, que sometan a las personas a una imperiosa necesidad; y el de los efectos
introducidos en las posadas por los viajeros.”
Depositante incapaz.
Cuando una de las partes de un contrato es incapaz falta uno de los supuestos de
validez del consentimiento, lo que permite invocar la nulidad del mismo. En este supuesto el
depositante, a través de sus representantes, puede reclamar al depositario la observancia de
los deberes de un gestor, y éste puede pretender la restitución de los gastos que le demandó
la gestión (art 2193, 2196).
Depositario incapaz.
En este caso tampoco hay contrato por la incapacidad del depositario. Las acciones
que las partes pueden invocar se fundan en el enriquecimiento sin causa; por esta razón el
depositante está facultado para reivindicar la cosa, que es de su propiedad, y tiene derecho a
cobrar al depositario todo lo que se hubiese enriquecido con el depósito (2194). Como
contrapartida, el depositario incapaz no queda obligado como depositario, ni es posible
imputarle responsabilidad por incumplimiento obligacional, sin que oponga la nulidad del
contrato por incapacidad (art 2195).
** en el caso del depósito necesario cuando existe “ocasión de peligro o de fuerza
mayor, puede hacerse en personas adultas aunque incapaces por derecho, y éstas
responden del depósito, aunque no estén autorizadas por sus representantes para recibirlos”
(art 2228).
Extinción.
El depósito concluye por…
1. Si fue pactado por tiempo determinado, al concluir el tiempo.
2. Si fue sin tiempo determinado, cuando cualquiera de las partes lo quisiere.
3. Por la pérdida de la cosa depositada (sólo depósito regular).
4. Por la enajenación que hiciese el depositante de la cosa depositada à la doctrina
ha justificado esta norma sólo para el caso en que hubiera pluralidad de
depositantes y no hay voluntad unánime de extinción, con lo cual se provocaría la
extinción no por la voluntad directa, sino por efecto derivado de la venta realizada.
5. Distracto: por mutuo acuerdo de partes antes del vencimiento del plazo.
6. Por consignación de la cosa robada (2215).
** no extingue el depósito la muerte de alguna de las partes, sino que los derechos y
obligaciones pasan a los sucesores.
Deposito necesario
Cuando fuese ocasionado por incendio, ruina, saqueo, naufragio, o cualquier otro
acontecimiento de fuerza mayor que someta a las personas a una imperiosa necesidad.
Tambien lo sera el de los efectos introducidos por los viajeros en las posadas.
No basta inconeveniencia o dificultad.
Tiene el mismo regimen que el deposito voluntario salvo…
• Es valido el deposito hecho en personas adultas aunque incapaces por derecho (refiere a
incapaces de hecho). Osea, se toma en cuenta el discernimiento. Dementes y menores
puberes, no; sordomudos, si. El incapaz es responsables por las consecuencias del
deposito.
• Se admite cualquier medio de prueba, incluso testigos por que las circunstancias del
deposito permiten al depositante la instrumentación.
Clausulas eximientes.
Son nulas estas estipulaciones ya que este deposito se considera necesario y que el
viajero no puede discutir libremente sus clausulas. Nada se opone a que asuma mayor
responsabilidad.
Prueba.
La prueba de la perdida, cantidad, calidad y valor de los objetos se puede realizar por
cualquier medio.
Derecho de retencion.
En principio el posadero tenia derecho de retencion sobre todos los efectos
introducidos en el hotel hasta que sea pagado el credito.
Luego se limito a dinero, alhajas, ropa suntuaria, dejando de lado la ropa y muebles
comunes o necesarios para la profesion del viajero.
Contratos de previsión
Renta vitalicia
Caracteres.
Unilateral (Spota, sólo hay una obligacion a cargo del deudor), bilateral (Borda, una
parte entrega el capital y la otra la renta), oneroso (por más que el beneficiario sea un
tercero), real (se concluye con la entrega de la suma o el bien que constituye el capital),
formal (por escritura publica; para Salvat es solemne, para Lorenzetti y Borda no solemne),
aleatorio (el alea es la duración del contrato), típico, de tracto sucesivo (las obligaciones de
pagar la renta se devengan periódicamente).
• --------su exhibición, excepción: se puede probar por otros medios en el caso de
que hubiera principio de ejecución y una de las partes hubiese recibido alguna
prestación.
Capacidad.
Hay que distinguir cual es la cosa entregada. Si es una suma de dinero en concepto
de capital hay una remisión a las normas del mutuo, por ende se aplican las normas
generales sobre capacidad para contratar. Si se entrega una cosa se aplican las reglas sobre
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la capacidad para comprar y vender.
Sujetos.
1. El constituyente: es quien entrega el capital, es parte.
2. Deudor de la renta o vitaliciante: es quien se obliga a pagar la renta, es parte.
3. Beneficiario de la renta: es quien tiene un derecho subjetivo al pago de la renta.
Puede ser el constituyente u otra persona (en este caso estaríamos en presencia
de un contrato constituido a favor de un tercero). Puede ser una persona física o
juridica, nacida o por nacer. La renta puede ser acordada a favor de una persona
o de muchas personasà debe aclararse en que orden y en que proporción
concurre cada uno de los beneficiarios, si nada se hubiere dispuesto tienen
derecho a percibirla conjuntamente y en partes iguales. Tambien debe
establecerse el orden en caso de que cada uno de ellos fallezca con anterioridad
al cabeza de rentaà si se acordó ser percibida conjuntamente y con derecho a
acrecer a favor del sobreviviente, éste percibirá el total de la renta; si se lo dispone
alternativamente el orden es sucesivo; si se fijó que sea percibida en forma
conjunta y sin derecho a acrecer, el contrato cesa en relación a los pensionados
fallecidos.
4. Cabeza de renta: es aquella persona física (no juridica), cuya vida es contemplada
como plazo durante el cual debe pagarse la renta.
Son inválidos los contrato que se constituyeren sobre un cabeza de renta que en el
momento de la celebración de los mismos este afectado por una enfermedad de la que
muriere en los 30 días siguientes, aunque las partes hayan tenido conocimiento de la
enfermedadà ¿Porque? Porque se pierde la aleatoriedad. La prueba del fallecimiento del
cabeza de renta le corresponde al deudor.
Caracteres.
Contrato atípico, de cambio (precio por servicio), consensual, bilateral, oneroso,
aleatorio, de tracto sucesivo, de forma ad probationem., de adhesión, de consumo (el
destinatario es una persona física, se aplica la ley 24240).
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Régimen aplicable.
El seguro de salud es un contrato típico, regulado por la ley 17.418 mas supervisión
de la superintendencia de la Nación. El contrato de medicina prepaga es atípico, se le aplican
las reglas del seguro porque hay un riesgo asegurable y el pago de una prima e intereses. La
actividad no es controlada por los organismos de aplicación prescriptos por la ley 17.418, ni
se aplican sus normas legales y reglamentarias en forma directa, sino en tanto se verifique la
existencia de supuestos de hecho análogos.
Exclusión de cobertura.
Son las enfermedades o tratamientos no incluidos; éstas exclusiones son válidas con
dos condiciones: que se las informe correctamente y que se otorguen otros planes que las
cubran.
Período de carencia.
Es el período durante el cual el consumidor debe pagar el precio sin recibir
contraprestación. Juridicamente la carencia es una modalidad de la obligación, dado que la
obligatoriedad de asistir de la empresa está sometida a un plazo suspensivo.
Las enfermedades.
Al ser un contrato aleatorio sólo cubre eventos futuros, no en curso o pasados. Pero
no importa si lo anterior es sólo el origen de la enfermedad: pude existir antes pero
manifestarse luego (por ej. cigarrillo, cáncer). Si se dijera que el origen de la enfermedad
tampoco puede ser anterior a la celebración del contrato, se excluirían muchísimas
enfermedades.
La protección no comprende enfermedades preexistentes, que son aquellas donde ya
hubo manifestación (por ej. ya hay síntomas). En este caso al asegurado le corresponde la
carga informativaà omitir esa declaración (reticencia) o falsearla (falsa declaración) vicia la
voluntad del asegurador. Ese deber de informar se extiende a toda circunstancia conocida (o
que se debiera conocer) y relevante (susceptible de alterar el equilibrio contractual). La
reticencia autoriza al asegurador a solicitar al juez la anulación del contrato y se prueba
mediante la declaración jurada y el examen médico de ingreso.
Obligaciones.
1. Servicios mínimos: por ley 24.754 los sistemas de medicina prepaga deberán
cubrir como mínimo, los servicios obligatorios dispuestos por las obras sociales
conforme a las leyes 23.660, 23.668, 24.455, etc.
2. Nuevas obligaciones: algunas de las mismas son las de dar tratamiento a las
personas con HIV y desintoxicación para drogadependientesà esta extensión es
muy discutida y la ley 24.754 ha sido cuestionada en su constitucionalidad, con
fundamento en que constituye una regulación publica en un contrato privado,
acordado libremente entre la empresa, los médicos y los afiliados (Lorenzetti no
comparte éste argumento).
3. La cobertura de lo normal presume la de lo urgente: si se ofrece un tratamiento de
una enfermedad se debe incluir lo necesario para las alternativas que esa terapia
esencialmente presenta. Sería incongruente que estén incluidos gastos de
maternidad pero no situaciones de urgencia en el parto (jurisprudencia).
4. La promesa de una calidad especial: elijo un plan porque creo que posee una
calidad especial, superior, mejor. Contrato en razón de ello, por lo que el
incumplimiento de esa calidad especial afecta la causa del negocio. Según un
sector doctrinario existe en estos casos el derecho a indemnización por
afectación de la calidad y que el monto debe estar relacionado con un porcentaje
de la inversión de la empresa en publicidad.
Modalidades.
1. Modalidad temporal: según Lorenzetti no es en principio ilícita, pero ha traído
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algunos inconvenientes relativos a los estados de necesidad y la ambigüedad de
las cláusulas.
Respecto al primer asunto, puede darse el caso de un paciente en tratamiento que lo
necesite por más tiempo del previsto en el contrato à aquí colisionan el derecho a la salud y a
la vida con el derecho patrimonial. Solución: primero acreditar el peligro a la vida, luego
buscar alternativas (por ej. salud publica) y si no hay alternativa prevalece el derecho a la
salud (jurisprudencia).
Respecto a la 2º cuestión (ambigüedad de las cláusulas) si se presenta se interpretará
a favor del usuario (la empresa debe informar con claridad al consumidor, concordante con la
ley 24.240).
2. Modalidad que limite la cantidad de prestaciones : por ej. sesiones de kinesiología,
son lícitos si cumplen con la claridad y la razonabilidadà para determinar si es o
no razonable se deberán acudir a los usos y costumbres, por ej. si el promedio de
sesiones es de 10 y se fijan 2 no hay razonabilidad y la cláusula será nula por
desnaturalizar la obligacion (art 37, ley 24.240).
Publicidad.
Necesariamente se le aplicará la ley 24.240 y hay fallos que dispusieron que todo
aquello que se ofrezca (promesa publicitaria) será incorporado a la etapa formativa previa a la
celebración del contrato particular.
Sistemas.
Los mismos pueden ser cerrado, abierto o intermedio. Puede incluso haber variantes
dentro de ellos pero hay que destacar que la apertura es inversamente proporcional al
contrato que puede ejercer y por ello a la responsabilidad.
1. Sistema cerrado: Es el mas barato por que esos médicos se comprometen a
cobrar menos.
2. Sistema abierto: El paciente puede elegir los profesionales pero implica un
aumento en el precio.
Deberes colaterales.
1. Ofrecer alternativas suficientes: Implica dar mayor libertad y cumplir lo exigido por
el 42 CN (libertad de elección)
2. Deber de cooperación: se lo ha relacionado con prácticas abusivas que desarrolla
el empresario, por ejemplo, exigir estudios previos perturbadores de la intimidad o
riesgosos. Aquí la empresa debe cooperar a fin de no obstaculizar o hacer mas
difícil ese cumplimiento. La empresa carga sobre si lo que la doctrina ha
denominado “carga de diligencia”.
3. Deber de seguridad: Por hechos de sus dependientes, auxiliares o sustitutos y
siempre que la seguridad del paciente dependa de la pauta médica.
4. Deber de atender las urgencias: Según Lorenzetti el interés público autoriza a los
jueces para agudizar el análisis del cumplimiento de los deberes que asume la
empresa, por ejemplo, impidiendo que cuestiones burocráticas (por ejemplo no
tener la cuota al día) desplacen valores superiores (vida).
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Contratos de Recreación
Juego y apuesta
Conceptos: Existe discusión doctrinaria sobre las diferencias entre juego y apuestas:
1. Para algunos autores el juego supone la participación personal en los ejercicios de
destreza física o mental, sobre cuyo resultado se arriesga una postura; la apuesta
en cambio recae sobre hechos o circunstancias extrañas a los contratantes. Éste
es el criterio seguido por Vélez en el artículo 2052 y 2053 CC.
Art. 2052. El contrato de juego tendrá lugar cuando dos o más personas entregándose
al juego se obliguen a pagar a la que ganare un suma de dinero, u otro objeto determinado.
Art. 2053. La apuesta sucederá, cuando dos personas que son de una opinión
contraria sobre cualquier materia, conviniesen que aquella cuya opinión resulte fundada,
recibirá de la otra una suma de dinero, o cualquier otro objeto determinado.
2. Para otros la distinción está en el motivo que inspira a las partes: el juego tiene
por objeto una ganancia y la apuesta tiende a robustecer una afirmación.
Todo esto es una discusión estéril por que tanto el juego como la apuesta están
sometidos a un régimen común.
Concepto.
Hay apuesta o juego cuando cada una de las partes promete a la otra una prestación
si las circunstancias aleatorias que intervienen no le son favorables.
Clases de juegos.
1. Tutelados: Son aquellos que el estado autoriza expresamente y genera
obligaciones civiles. El vencedor puede exigir jurídicamente el pago de la apuesta
con dos requisitos (art. 2055 CC): que el juego o apuesta provenga de ejercicio de
fuerza, destreza de armas, corridas, y de otros juegos o apuestas semejantes, y
que no haya habido contravención a alguna ley o reglamento de policía.
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2. Tolerados o no prohibidos: Son aquellos que no fueron autorizados expresamente
pero tampoco se encuentran prohibidos, aparejan obligaciones naturales. No
confieren acción al vencedor pero pagada la apuesta no se puede reclamar su
devolución. Art. 2056: “Los jueces podrán moderar las deudas que provengan de
los juegos permitidos por el artículo anterior, cuando ellas sean extraordinarias
respecto a la fortuna de los deudores”. El principio de que el pago de las deudas
de juegos tolerados no concede a quien lo realizó derecho de repetición cede en
tres casos: pago involuntario, paga hecho por incapaces, dolo o fraude del
ganador (certeza del resultado, artificio para conseguirlo).
3. Prohibidos: Fueron expresamente prohibidos. El deudor no podría repetir lo
pagado por causa ilícita. El dolo o fraude del ganador que recibió el pago no
autoriza al perdedor a repetir, pues para ello tendría que invocar la comisión de un
delito. En ningún caso podría admitirse la acción por restitución de la apuesta
depositada en manos de otro jugador o de un tercero. El que ha otorgado el
mandato para jugar no puede demandar por entrega de lo ganado al mandatario.
En caso de realizarse un préstamo a los jugadores, si el prestamista es un 3ro la
obligación es exigible judicialmente, pero si el prestamista es uno de los propios
jugadores, no tendrá acción para reclamar el cobro (art. 2060).
Loterías y rifas.
La reglamentación de las mismas ha sido delegadas a las leyes locales. La rifa
requiere autorización del Estado y destino social de los fondos.
La suerte.
Puede ser entendida de 2 maneras:
1. Como juego de apuesta, “Art. 2054: la suerte se juzgará por las disposiciones de
este título si a ellos se recurre como apuesta o como juego.”
2. Como medio de partición y transacción: la suerte es un recurso para división de
cosas comunes (partición legítima) y en cuestiones litigiosas o dudosas
(transacción)à en ambos casos los resultados obligan.
Caracteres.
Atípico, por adhesión, de consumo, consensual (se instrumenta mediante la entrada o
ticket), oneroso, conmutativo, no formal, bilateral.
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Deber de seguridad en los juegos.
En este caso juego es definido como aquella actividad organizada masivamente y
como espectáculo por ejemplo, parque de diversiones. Igual deber de seguridad para el
empresario.
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