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El sistema urinario está compuesto por los dos riñones; los dos uréteres, que conducen la orina
desde los riñones hasta la vejiga urinaria y la uretra, que conduce la orina desde la vejiga hacia el
exterior del organismo. Los riñones cumplen un papel importante en la homeostasis corporal
mediante la conservación de líquidos y electrolitos y la eliminación de desechos metabólicos. Al
igual que los pulmones y el hígado, los riñones recuperan materiales esenciales y eliminan
desechos. Para mantener la homeostasis, los riñones conservan agua, electrolitos y ciertos
metabolitos. Los riñones son indispensables para
• Síntesis y secreción de la proteasa ácida renina, una enzima que interviene en el control de la
presión arterial y el volumen sanguíneo. La renina es producida por las células yuxtaglomerulares
y escinde el angiotensinógeno circulante para liberar angiotensina.
ESTRUCTURA GENERAL DEL RIÑÓN Los riñones son grandes órganos rojizos con forma de
habichuela, ubicados a cada lado de la columna vertebral en el espacio retroperitoneal de la
cavidad abdominal posterior. Se extienden desde la duodécima vertebra torácica hasta la tercera
vértebra lumbar y el riñón derecho está ubicado apenas más bajo que el izquierdo. Cada riñón
mide aproximadamente 10 cm de largo " 6,5 cm de ancho (desde el borde cóncavo hasta el borde
convexo) " 3 cm de espesor. En el polo superior de cada riñón, incluida dentro de la fascia renal
y de una gruesa capa protectora de tejido adiposo perirrenal, se ubica la glándula suprarrenal. El
borde medial del riñón es cóncavo y contiene una incisura vertical profunda denominada hilio,
que permite la entrada y salida de los vasos y los nervios renales y la salida de la pelvis renal, es
decir, el segmento inicial del uréter dilatado a la manera de embudo. Un corte del riñón muestra
la relación entre estas estructuras tal como aparecen justo por dentro del hilio en un espacio
denominado seno renal. Si bien no se muestra en la ilustración, el espacio entre estas estructuras
y a su alrededor, está repleto de tejido conjuntivo laxo y tejido adiposo.
Cápsula La superficie del riñón está cubierta por una cápsula de tejido conjuntivo. La cápsula está
compuesta por dos capas bien definidas: una capa externa de fibroblastos y fibras colágenas y
una capa interna con un componente celular de miofibroblastos. La contractilidad de los
miofibroblastos contribuiría a resistir las variaciones de volumen y presión que pueden
acompañar variaciones de la función renal. Sin embargo, no se conoce su papel específico. La
cápsula se introduce a la altura del hilio, donde forma el tejido conjuntivo que cubre el seno y se
torna continuo con el tejido conjuntivo que forma las paredes de los cálices renales y la pelvis
renal. Corteza y médula El examen a simple vista del corte de un riñón fresco hemiseccionado
permite observar que su sustancia está dividida en dos regiones diferentes:
• Médula, que es la parte interna mucho más pálida. El color observado en la superficie del corte
del riñón no fijado es un reflejo de la distribución de la sangre dentro del órgano. Entre el 90 % y
el 95 %, aproximadamente, de la sangre que pasa a través del riñón está en la corteza y sólo entre
el 5 % y el 10 % está en la médula. La corteza se caracteriza por la presencia de corpúsculos
renales y sus túbulos asociados. La corteza está compuesta por corpúsculos renales junto con los
túbulos contorneados y los túbulos rectos de la nefrona, los túbulos conectores, los conductos
colectores y una red vascular extensa. La nefrona es la unidad funcional básica del riñón que se
describe más adelante. Los corpúsculos renales son estructuras esféricas apenas visibles a simple
vista. Constituyen el segmento inicial de la nefrona y contienen una red capilar singular
denominada glomérulo. El examen de un corte a través de la corteza en un ángulo perpendicular
a la superficie del riñón, permite observar una serie de estriaciones verticales que parecen
emanar desde la médula. Estas estriaciones son los radios o rayos medulares (de Ferrein). Su
nombre alude a su aspecto, ya que las estriaciones parecen emanar desde la médula. Desde la
médula hacia la corteza se proyectan unos 400 a 500 rayos medulares. Cada rayo medular es una
aglomeración de túbulos rectos y conductos colectores. Cada rayo medular contiene túbulos
rectos de las nefronas y conductos colectores. Las regiones que hay entre los rayos medulares
contienen los corpúsculos renales, los túbulos contorneados de las nefronas y los túbulos
colectores. Estas regiones se denominan laberintos corticales. Cada nefrona y su túbulo conector
(que se comunica con un conducto colector en el rayo medular) forman el túbulo urinífero. La
médula se caracteriza por túbulos rectos, conductos colectores y una red capilar especial, los
vasos rectos. Los túbulos rectos de las nefronas y los conductos colectores continúan desde la
corteza hacia la médula. Están acompañados por una red capilar, los vasos rectos, que
transcurren en disposición paralela a los diferentes túbulos. Estos vasos conforman la parte
vascular del sistema intercambiador de contracorriente que regula la concentración de la orina.
Los túbulos de la médula, debido a su distribución y sus diferentes longitudes, en conjunto forman
una gran cantidad de estructuras cónicas denominadas pirámides. A menudo el riñón humano
presenta entre 8 y 12
pirámides, pero su número puede alcanzar hasta 18. Las bases de las pirámides están enfrentadas
a la corteza, y sus vértices apuntan al seno renal. El vértice de cada pirámide, conocido como
papila, se proyecta hacia un cáliz menor, una estructura con forma de copa que corresponde a
una extensión de la pelvis renal. El extremo de la papila, también conocido como área cribosa,
está perforado por los orificios de desembocadura de los conductos colectores. Los cálices
menores son ramificaciones de dos o tres cálices mayores que a su vez son las divisiones
principales de la pelvis renal. Cada pirámide está dividida en una médula externa (contigua a la
corteza) y una médula interna. La médula externa se subdivide a su vez en una franja interna y
una franja externa. Estas zonas y franjas se reconocen con facilidad en los cortes sagitales de las
pirámides de especímenes frescos. Son un reflejo de la ubicación de diferentes partes de la
nefrona en diferentes alturas específicas dentro de las pirámides renales. Las columnas renales
corresponden a tejido cortical ubicado dentro de la médula. Los casquetes de tejido cortical que
se ubican sobre las pirámides tienen la extensión suficiente para rodear periféricamente las caras
laterales de la pirámide y así formar las columnas renales (de Bertin). Si bien las columnas renales
contienen los mismos componentes que el resto del tejido cortical, se consideran una parte de la
médula. En efecto, la cantidad de tejido cortical es tan extensa que “se derrama” por los lados de
la pirámide, como si fuera una gran bocha de helado sobre un cucurucho o barquillo cónico que
sobresale y cubre parte de la superficie lateral. Lóbulos y lobulillos renales La cantidad de lóbulos
en el riñón es igual a la cantidad de pirámides medulares. Cada pirámide medular y el tejido
cortical asociado con su base y sus lados (la mitad de cada columna renal contigua) constituyen
un lóbulo del riñón. La organización lobular del riñón es conspicua en el feto en desarrollo. Cada
lóbulo se ve como una convexidad en la superficie externa del órgano que suele desaparecer
después del nacimiento. Sin embargo, las convexidades superficiales típicas del riñón fetal
pueden persistir hasta la adolescencia y, en algunos casos, hasta la madurez. Cada riñón humano
contiene de 8 a 18 lóbulos. Los riñones de algunos animales poseen una sola pirámide. Estos
riñones se clasifican como unilobulares, a diferencia del riñón multilobular de los seres humanos.
Un lóbulo está compuesto por un conducto colector y todas las nefronas que drena. Los lóbulos
del riñón se subdividen adicionalmente en lobulillos compuestos por un rayo medular central y
el tejido cortical circundante. Si bien el centro o eje del lobulillo se identifica con facilidad, los
límites entre los lóbulos contiguos no están claramente delineados por tabiques de tejido
conjuntivo. El concepto del lobulillo tiene un fundamento fisiológico importante; el rayo medular
que contiene el conducto colector de un grupo de nefronas que drenan en él, constituye la unidad
secretora renal. Es el equivalente de un lobulillo o unidad de secretora glandular.
• Segmento grueso proximal, compuesto por el túbulo contorneado proximal (pars convoluta) y
el túbulo recto proximal (pars recta)
• Segmento grueso distal, compuesto por el túbulo recto distal (pars recta) y el túbulo
contorneado distal (pars convoluta) El túbulo contorneado distal se comunica con el conducto
colector cortical, con frecuencia a través de un túbulo conector, para formar así el túbulo urinífero
(es decir, la nefrona más el conducto colector. El conducto colector cortical continúa en la médula
como el conducto colector medular y drena en la papila de la pirámide renal. En la nomenclatura
clínica, el conducto colector cortical, el conducto colector medular y, a veces, el túbulo conector,
en conjunto se denominan túbulo colector, que pone de relieve el hecho de que este segmento
emerge de la confluencia de muchas nefronas. Para mayor claridad, el término “túbulo colector”
no se utilizará en este capítulo puesto que se puede confundir con facilidad con “túbulo conector”
y no define con precisión la ubicación cortical frente a la ubicación medular del segmento
descrito. Túbulos de la nefrona Los segmentos tubulares de la nefrona se designan según el
trayecto que adoptan (contorneado o recto), según su ubicación (proximal o distal) y según el
espesor de su pared (grueso o delgado). A partir de la cápsula de Bowman, los segmentos
secuenciales de la nefrona consisten en los siguientes túbulos:
• Túbulo recto proximal, comúnmente denominado rama descendente gruesa del asa de Henle,
que desciende hacia la médula.
• Rama descendente delgada, es la continuación del túbulo recto proximal dentro de la médula.
Describe una curva en U o asa y regresa hacia la corteza.
• Túbulo recto distal, también denominado rama ascendente gruesa del asa de Henle, que es la
continuación de la rama ascendente delgada. El túbulo recto distal asciende a través de la médula
e ingresa a la corteza en el rayo medular para alcanzar la proximidad del corpúsculo renal de
origen. El túbulo recto distal abandona entonces el rayo medular y entra en contacto con el polo
vascular de su corpúsculo renal de origen. En este sitio, las células epiteliales del túbulo contiguo
a la arteriola aferente del glomérulo se modifican para formar la mácula densa. Después el túbulo
distal abandona la región del corpúsculo y se convierte en el túbulo contorneado distal.
• Túbulo contorneado distal, que es menos tortuoso que el túbulo contorneado proximal; por
consiguiente, en un corte del laberinto cortical, hay menos siluetas de túbulos distales que
siluetas de túbulos proximales. En su parte final, el túbulo contorneado distal desemboca en un
conducto colector cortical de un rayo medular a través del túbulo conector arqueado o de un
túbulo más corto, simplemente llamado túbulo conector.