PROVINCIA DE SANTA FE s/ Daños y perjuicios” (Expte. 190 – Año 2005) que tramitan por ante este Tribunal Colegiado de Responsabilidad Extracontractual Número Cuatro; de los que, RESULTA: Que Rodolfo Oscar Langhi, por intermedio de apoderado especial, inicia formal demanda de daños y perjuicios contra la Provincia de Santa Fe por la suma de $ 50.258,99 (Pesos cincuenta mil doscientos cincuenta y ocho con noventa y nueve centavos) y/o la que en más o en menos determine este Tribunal, con más intereses y costas. El apoderado refiere que su mandante resultó damnificado con motivo de la inundación en la ciudad de Santa Fe, por la crecida del Río Salado y que se exteriorizó el 29/04/2003. Que su mandante se domiciliaba en calle San Juan 1624 en donde ser concretaron los daños en el inmueble de su propiedad y los bienes allí contenidos y que se encontraban afectados a su actividad profesional como Ingeniero Civil. Le atribuye la responsabilidad de los hechos a la demandada por cuanto, luz reducida del puente construido en la autopista Santa Fe-Rosario, la cual fue ejecutada sin adoptar las previsiones técnicas para prevenir el estrechamiento del cauce del Río Salado y de la planicie natural de inundación. La no construcción del tercer tramo y una insuficiente o irregular finalización del segundo tramo de la autopista de Circunvalación Oeste que cumple funciones viales y de terraplén de defensa contra las inundaciones. La falta de finalización dejó lugares abiertos a la altura del Hipódromo cuando la altura del terraplén demostró ser suficiente impedimento a la penetración de las aguas, por cuanto la altura promedio fue de 9 mts. Agrega que como el ingreso de agua no tenía salida, debió ser sacada, días más tardes, mediante el corte forzado de los terraplenes en el extremo sur de la ciudad y que llegaron hasta la Avenida Mar Argentino, posibilitando el drenaje rápido de las aguas. Que si bien la medida tomada por el Gobernador de la Provincia, Carlos Reutemann, fue acertada pero tardía, que agravó los daños de la zona oeste, domicilio del actor. Reclama los siguientes rubros indemnizatorios: a) daño en el inmueble que lo estima en $ 32.438,99, b) daños en los bienes muebles en $ 14.320, c) daños derivados o de otra naturaleza en $ 3.500 que comprenden el alquiler de una oficina durante 16 meses a los fines de desempeñar labores profesionales, instalación de un nuevo teléfono, gastos de mudanza y alquileres frustrados de percepción por dos meses y d) daño moral. Aclara que deberá deducirse la suma de $ 3.000 de un subsidio otorgado por el MAGIC, al monto de la condena. Ofrece prueba documental, informativa, confesional, constatación judicial, testimonial y pericial. Funda su derecho en los arts. 505, 512, 1068, 1109, 1113, ss. y cc. del Código Civil; arts. 541 y ss. del Código de Procedimientos en lo Civil y Comercial; y jurisprudencia que cita. Hace reservas de acudir por ante las Supremas Cortes de Justicia de la Provincia y de la Nación en el hipotético caso de una sentencia adversa a su parte, porque lesionaría derechos constitucionales. Ofrece prueba documental, testimonial, constatación. A fs. 48 se amplia la prueba documental, testimonial y constatación. A fs. 61/81 contesta la demanda la Provincia de Santa Fe negando todos y cada uno de los hechos que no sean expresamente reconocidos. Refiere que el Río Salado recoge aportes de siete de los diecinueve Departamentos en la Provincia de Santa Fe: 9 de Julio, Vera, San Cristóbal, San Justo, Castellanos, Las Colonias y La Capital, que posee un área de 30.400 km2 y los excedentes de las Bajos Submeridionales. Que al ingresar a la Provincia, el Río Salado escurre en dirección noroeste-sureste y luego gira para correr en dirección norte-sur, en donde recibe su principal afluente, el Río Calchaquí que drena las aguas provenientes de los Bajos Submeriadionales (áreas de las provincias del Chaco, Santiago del Estero y Santa Fe; y a partir de allí el cauce sigue escurriendo en dirección norte-sur hasta su desembocadura y, en ese tramo, recibe los aportes de las subcuencas: Saladillo, Las Conchas, Palos Negros-La Cabral, San Antonio, Cululú, Vizcacheras, Pantanoso, Arizmend y áreas de aportes directos al curso de Río Salado. Que el principal aporte de las crecidas está dado por el Río Calchaquí, cuyo aumento de caudales prolongado en el tiempo y en términos anuales aporta el 50% de la masa en la salida de la cuenca. Que los causales del Río Salado son muy variables, previo a la crecida del 2003, en los últimos 30 años, se registraron dos pico máximos del orden de los 2500 m3/s durante las crecidas de 1973 y 1998 y detalla los registros. Agrega que previo al evento de abril de 2003, copiosas precipitaciones sobre el centro-norte de la Provincia saturaron la cuenca baja del Río Salado durante los meses de octubre de 2002 a marzo de 2003, llegando a valores de más de 1400 mm de precipitación acumulada. Efectúa un desarrollo del comportamiento del río antes de la crecida, entre los meses de enero y abril de 2003. Que como efecto de las precipitaciones acaecidas desde el 20 al 29 de abril se genera el cuarto pico de crecida del año 2003 del Río Salado en su tramo inferior. En particular las lluvias del 23 al 25 en la Estación de RP70 provocaron un brusco crecimiento de los causales del Río Salado de 1327 m3 a 4000 m3, triplicando su valor en sólo tres días, con una altura de escala de 7,89 mts a las 16,00 hs., siendo la máxima registrada en dicha estación. Que los días 25 y 26 de abril se registraban avances de las aguas desde el norte de la ciudad, registrándose caudales en la RP70 del orden de los 1500 m. Así los caudales de crecimiento tan rápido, desbordaron en parte hacia el este a manera de vertedero lateral y dieron lugar a la inundación total de la planta urbana de la localidad de Recreo, sobrepasando la ruta nacional nro. 11 y el terraplén del ex-ferrocarril Belgrano y posteriormente se dirigieron a campo traviesa hacia el Sistema Leyes-Setúbal. Que en la últimas horas del día domingo 27 de abril comenzó a ingresar agua en el extremo norte de la obra de defensa paralela a la Circunvalación Oeste (zona calle Gorostiaga - Hipódromo), de unos aproximadamente 15 y 20 m de ancho, siendo el receptor de los primeros volúmenes excedentes que ingresaron a la ciudad. Que el agua comenzó a ocupar los terrenos aledaños al hipódromo, encauzándose hacia aguas abajo por la traza de la Avenida Circunvalación y en horas de la tarde de ese día, se produjo el inicio de un proceso de erosión sobre el extremo norte del terraplén de defensa y el consecuente incremento del ancho de ingreso del flujo a la ciudad. Que dicha situación se agravó el día martes 29 a la mañana, incrementando la velocidad y extensión de la inundación, dirigiéndose hacia el sur, por pendiente natural, ocupando la parte del valle de inundación del Río Salado, superando los numerosos obstáculos, anegando en forma violenta los barrios del sector sur-oeste y al promediar la tarde alcanzó los barrios Chalet y Centenario. Que el Río Salado, a la altura del Hipódromo, superaba la altura de los 16,50 mts, esto es, 1,50 mts por encima de la cota de desborde. Que el día miércoles 30 y el 1ro de mayo se abren brechas en la defensa Oeste y en la Avda. Mar Argentino que descomprimieron parcialmente la situación al permitir la descarga de caudales desde el interior del área urbana hacia el Río Salado y hacia el Canal de Derivación Sur. Concluye que en base a estas estimaciones del caudal y suponiendo un ingreso inicial a la ciudad de entre 5 y 7 m3 el lunes 28 a la madrugada, afirma que el incremento de caudales de ingreso a la altura del Hipódromo entre las primeras horas del 28 y el miércoles 30 a la mañana fue del orden de 100 veces. En cuanto a la responsabilidad alega la inexistencia de los presupuestos para que se le atribuya la misma. Que no existió negligencia en el diseño y construcción de la obra señalada como causante del evento, como asimismo falta de servicio, atento que la misma fue diseñada y construida teniendo en cuenta las pautas de previsibilidad que imponen las normas profesionales en la materia. Cita doctrina y jurisprudencia. Hace reservas de acudir por ante las Supremas Cortes de Justicia de la Provincia y de la Nación en el hipotético caso de una sentencia adversa a su parte, porque lesionaría derechos constitucionales. A fs. 622 se acumulan los autos “SEPIA SRL c/ PROVINCIA DE SANTA FE s/ daños y perjuicios” Expte. Nro. 191/2005 en los que SEPIA SRL promueve demanda de daños y perjuicios contra la Provincia de Santa Fe por la suma de $ 49.571,13 con más intereses y costas. En cuanto a los hechos dice que su mandante se encontró afectada en el inmueble domiciliado en San Juan 1264 y realiza un relato en términos similares a los autos principales. Reclama los siguientes rubros: a) gastos de movilidad que lo estima en $ 10.280, b) gastos de equipo en $ 2.760, c) gastos de insumo en $ 36.531,13 y d) daño moral. Ofrece prueba documental, inspección ocular, testimonial. Hace reservas de acudir por ante las Supremas Cortes de Justicia de la Provincia y de la Nación en el hipotético caso de una sentencia adversa a su parte, porque lesionaría derechos constitucionales. A fs. 647 comparece la demanda, por intermedio de apoderado, y contesta la demanda en términos similares a la contestación de los autos principales y solicita el rechazo de la demanda. Ofrece prueba documental, informativa, confesional y pericial. Hace reservas de acudir por ante las Supremas Cortes de Justicia de la Provincia y de la Nación en el hipotético caso de una sentencia adversa a su parte, porque lesionaría derechos constitucionales. Encontrándose los autos en estado, se señala fecha para la realización de la audiencia de vista de causa y se provee la prueba ofrecida por las partes a fs. 89 y 677.- Celebrada la misma, conforme acta de fs.1262, quedan éstos para Sentencia. Y, CONSIDERANDO: 1) Que dado a que este pronunciamiento se expide encontrándose en vigencia el Código Civil y Comercial Ley 26.994, los hechos ventilados en el sub lite (y por ende, la constitución de la obligación de reparar) han acaecido durante la vigencia del Cód. Civil derogado, por lo que cabe formular una aclaración en cuanto a que la presente causa será resuelta conforme las normativas de fondo vigentes al momento de ocurrir el hecho ilícito (esto es el Código Civil ley 340 y sus modificatorias), y a las que presidieron el debate y su sustanciación (incluso en el ofrecimiento y producción de las pruebas de que intentan valerse las partes), y a que en tal sentido según el pensamiento de Paul Roubier (Les conflits de los dans le temps (Théorie dite de la non rétroactivité des lois), Recueil Sirey, Paris, 1ra Ed., en dos tomos, uno editado en 1929 y el segundo en 1933) recogido por la Corte y el sistema autoral argentino (al debatirse la aplicabilidad de la ley 17711 que introdujo una profunda reforma en el CC) y resumido por la doctrina en líneas generales (v. entre otros Aída Kemelmajer de Carlucci, “ La aplicación del Código Civil y Comercial a las relaciones y situaciones jurídicas existentes”, Rubinzal Culzoni ,se expresa “Si las leyes gobiernan la constitución o extinción, no pueden afectar, sin reatroactividad, a los hechos ya acaecidos que han implicado la adquisición o extinción. Si las leyes gobiernan el contenido y los efectos, los que ya han sucedido, también deben ser considerados hechos cumplidos y por lo tanto no pueden ser afectados por la nueva ley”, pág.33), se señala que si son leyes que gobiernan el nacimiento y la extinción (o sea, los llamados por Roubier, elementos dinámicos, a los que habría que agregar, según Moisset de Espanés, la modificación): los hechos cumplidos no pueden ser retomados por una ley posterior que exija condiciones diferentes para su creación o extinción (o modificación) sin ser retroactiva, lo que el nuevo Código C y C no prevé (v.art.7), salvo para las normas más favorables al derecho del consumidor, principio general en materia del derecho de consumo derivado del principio de favor debitoris en obligaciones en general, lo que no es aplicable en el particular. Cabe hacer excepción a esta regla en lo que respecta a las normas relativas a la cuantificación del daño, dado que ellas no se refieren a la constitución de la relación jurídica (obligación de reparar) sino solo a las consecuencias de ella, y no varían la naturaleza ni la extensión de la indemnización que tiene derecho a percibir la víctima, pues se limitan a sentar una pauta para su liquidación. En este sentido dice Kemelmajer de Carlucci: “Hay cierto acuerdo en que debe distinguirse entre la existencia y la cuantificación del daño. La segunda operación debe realizarse según la ley vigente en el momento en que la sentencia determina la medida o extensión” (Kemelmajer de Carlucci, Aída, La aplicación del Código Civil y Comercial a las relaciones y situaciones jurídicas existentes. Segunda parte, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2016, p. 234). Por este motivo las reglas contenidas en los arts. 1741 —último párrafo—, 1746 y concs. del Cód. Civil y Comercial son directamente aplicables al sub lite. 2) Ello sentado, señalemos que la legitimación sustancial del pretensor Rodolfo Oscar Langui, en el principal, no se ha controvertido (art. 142, inc. 2 del CPC y C), salvo en lo que atañe a una somera mención de que no fue damnificado por la inundación padecida en la ciudad de Santa Fe en abril de 2003, lo que queda totalmente desvirtuado, con las constancias obrantes en el expte administrativo Nro. 00101- 0137602- 1 del Ministerio Coordinador de la Provincia de Santa Fe, entre otras obrantes en esta causa, y fundamentalmente por la admisión que ambas partes hacen de que el actor recibió la reparación prevista por la ley provincial 12183 del 09/ 09/ 2004 - REPARACION EXCEPCIONAL PARA INUNDADOS POR EL RIO SALADO-. También el actor en el acumulado SEPIA S.R.L. fue damnificado por la catástrofe hídrica en un automóvil de su propiedad y en bienes muebles que poseía en el inmueble cuyo dominio ostenta Langhi (v. constatación del Ministerio de la Producción a fs. a fs. 866/872, todo lo cual los habilita a ambos para accionar por los daños y perjuicios en virtud de lo establecido por los arts. 1110 del Código Civil. Por lo demás, a fs. 6/10 obra fotocopia de la escritura nro.40 pasada ante el Registro nro.284 que acredita la titularidad de la nuda propiedad de Rodolfo Oscar Langhi, con reservas de usufructo para su padre Gaudencia Natalio Langhi y su madre María Rosa Beoletto sobre el inmueble de calle San Juan 1264, y a fs. 580/581 tenemos el informe del Registro General de la Propiedad que acredita la subsistencia de dominio. También a fs. 1228/29 tenemos las partidas de defunción de los padres del actor, lo que consolidó el dominio de éste. En cuanto a Sepia S.R.L. en la constatación de fs. 13 efectuada por la Dirección de Comercio Interior, y no negada en su autenticidad por la demandada, se dejó constancia de que “el inmueble es también sede de una S.R.L. por la que se hizo otra presentación…”, y a fs. 608/610 obra copia del título automotor de la Pick Up Ranchero dominio E 675433, por lo que ambos se hayan legitimados como propietarios y usuarios de los bienes afectados por el evento. Ahora bien, la legitimación ad causam o para obrar, refiere a la relación que debe existir entre el sujeto demandante o demandado y el interés sustancial discutido en el proceso y se diferencia de la legitimación procesal por cuanto ésta refiere a la aptitud de idoneidad para actuar en un proceso, en el ejercicio de un derecho propio o en representación de otro.
Por ello, la determinación de la legitimación
de las partes puede ser dilucidada de oficio por los jueces de la causa en cualquier etapa del proceso, aun cuando la contraria no hubiere opuesto la pertinente defensa o la misma sea extemporánea, toda vez que ella es una de las condiciones necesarias de la acción. En efecto, la calidad o legitimación ad causam (entendida como la identidad entre la persona del actor o del demandado, y aquéllas especialmente habilitadas por la ley para asumir tales calidades) es un extremo que el juez debe examinar previamente a la entrada en la pura sustancia del asunto, pues de faltar la misma ningún derecho a favor del actor podrá ser declarado. En otras palabras –por regla– la falta de legitimación constituye un impedimento sustancial para que el magistrado pueda expedirse acerca de la existencia del derecho que se controvierte en el juicio. En efecto, representa un requisito de la pretensión contenida en la demanda, y no una excepción en sentido estricto ni un impedimento procesal, en tanto lejos de referirse al procedimiento, contempla la relación que debe existir entre el sujeto demandante o demandado y el interés sustancial discutido en el proceso. Comportando la ausencia de legitimación en la causa un impedimento sustancial para que el juez pueda encarar el análisis de la cuestión central del litigio, o sea la que concierne a la existencia de la relación jurídico-sustancial en debate, si él se encuentra, en el momento de emitir sentencia, con que falta dicha condición debe así declararlo de oficio. (cfr. Tribunal Superior de Justicia Córdoba (Sala Civil y Comercial), 10/10/2018 in re “Flores Carrera, Carlos Manuel c/ Unión Obreros y Empleados de la Industria Maderera de Córdoba – Ordinario – Cumplimiento/resolución de Contrato – Recurso Directo”, expediente n.° 6241090, Auto interlocutorio n.° 224.).
En tal inteligencia la accionada, Pcia. de Santa Fe, a fs.
999/ 1102, denuncia la falta de legitimación activa del actor Rodolfo Oscar Langhi por entender, afirma, que se ha verificado el desistimiento de la pretensión, con sustento en que tal como surge de la fotocopia simple del escrito obrante a fs. 1145 de la causa penal “FISCAL Nro. 2 s/ REQUERIMIENTO DE INSTRUCCIÓN EN RELACIÓN A LA DENUNCIA DE ZANUTIGH ANA ISABEL- TEMPORETTI MARÍA CRISTINA, DE OLAZABAL EMILIANO” (Expte Nro. 1341- Año 2003 ) que oportunamente tramitara ante el Juzgado de Primera Instancia de Instrucción Penal de la Octava Nominación de Santa Fe, el actor planteó el desistimiento del rol procesal asumido en dicho proceso, por haber promovido la presente acción por daños en esta sede, arguyendo que de ese modo se evitaría dilatar la reparación civil, y por decreto de fecha 30 de noviembre de 2005 el Juzgado Penal actuante dispuso: “…Al pedido de fs. 1145, téngaselo a Rodolfo Oscar Langhi desistido del rol procesal de actor civil….” (fs. 1149 de las actuaciones penales referenciadas. Agrega la accionada que a la fecha en que se verificó dicha actuación procesal regía en el ámbito de la Provincia de Santa fe, el Código Procesal Penal regulado por la ley nro. 6740 y sus modificatorias , y que el artículo 107 de dicho cuerpo normativo expresamente establecía: “El desistimiento expreso o tácito del actor civil implica renuncia a la pretensión hecha valer”, por lo que la interpretación de dicha norma entendía que el código le otorgaba al desistimiento del acto civil el efecto de la renuncia al derecho sustancial invocado en la pretensión, por lo que dicho desistimiento, impedía ejercer la acción tanto en el mismo proceso penal como en cualquier otro posterior ante la jurisdicción civil. Agrega que por lo tanto, y habiendo materializado el desistimiento en fecha 29.11.2005 – cuando se encontraba plenamente vigente el código regido por la ley 6740 y sus modificatorias-, concluye en que el actor Rodolfo Oscar Langhi renunció al derecho sustancial invocado en su pretensión, careciendo de legitimación activa para proseguir en la presente contienda.
Señalemos que aún no contando con el expediente
penal referenciado, ya que así lo dispuso la Excma Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Santa Fe, Sala I de fecha 19/10/2009, confirmada por la Excma CSJSanta Fe (v. expediente Nro. 20/2010 de la CSJ agregado por cuerda al 2do Cuerpo), el propio actor, por apoderado, admite a fs. 87/88 vta que “Ante la JUSTICIA PENAL tramita el expediente que fuera radicado en origen, ante el Juzgado de instrucción dela 7ª Nominación.caratulado “FISCAL NRO 2- REQUERIMIENTO DE INSTRUCCIÓN EN RELACIÓN DENUNCIA DE ZANUTIGH Ana Isabel y otra- expediente 1341/2003). Dichas actuaciones investigan posibles responsabilidades humanas, en especial de funcionarios públicos. Se concluye de ello- lo que es obvio- que la PROVINCIA DE SANTA FE, que no es persona física, nunca puede ser condenada, ni absuelta penalmente por los hechos que allí se investigan. …”, y a fs.1007/1009 vta, manifiesta “…Este proceso penal, era un proceso investigativo, mi parte no promovió demanda contra la PROVINCIA DE SANTA FE, en materia civil, y por tanto, nunca existió juicio civil, contra personas físicas o jurídicas responsables de los hechos que contiene este proceso, en aquélla sede penal, SI NO EXISTIÓ ACCIÓN, OBVIAMENTE, NO PUEDE DESISTIRSE DE LA ACCIÓN, ES IMPOSIBLE…”.
Se agrega a fs. 1004 fotocopia de la fs. 1145 del
expediente penal (1341/2003, numeración del Juzgado de radicación) donde el accionante en sede penal sostiene que su parte, por apoderado, desistió el 29 de noviembre de 2005 del ROL PROCESAL de actor civil, es decir, del proceso, y no de la acción, y en dicho escrito se lee “…I. He promovido acción civil por indemnización de daños y perjuicios contra la Provincia de Santa Fe, ante el Tribunal Colegiado de Primera Instancia en lo Civil nº 4, Secretaría Segunda, de esta ciudad, formándose expediente 190/2005. II. La circunstancia apuntada, mueve a desistir del rol procesal que he asumido en este proceso, toda vez que entiendo en esta etapa temporal, que el agregado o acumulación de responsables sólo dilataría las acciones tendientes a obtener la reparación civil….”.
También surge de la sentencia dictada por el Juez en
lo Penal de Instrucción de la Octava Nominación de Santa Fe, que en copia certificada este Cuerpo tiene ante sí al expedirse (v. exhorto, Expte Nro. 127- Año 2008), que en el Resulta consigna “….Se presenta como actor civil Rodolfo Oscar Langhi (fs. 713/731) y se decreta a fs. 732….”.
Surge de lo reseñado , de que si bien es cierto que
en el anterior CPP de Santa Fe (Ley 6740 y modificatorias) por lo normado en su art.107 le otorgaba al desistimiento del actor civil el efecto de una renuncia al derecho sustancial invocado en la pretensión- lo que bien vale señalar no fue pacíficamente aceptado por la doctrina, en tanto tratándose de un artículo que prescribe sobre una materia regulable por el derecho local, en principio provocó cierta reacción negativa respecto de su compatibilidad con el derecho de fondo (civil), o que por su extralimitación penetraría en el campo normativo reservado por la Constitución Nacional, los artículos 31, 75 inciso 12, 121 y 126 de nuestra Ley Fundamental, ya que una norma adjetiva local está modificando o alterando normas de derecho material, y por lo tanto de jurisdicción nacional, como lo son , los artículos 868, 874, 875, y 918 CC aunque es un tema que excedería el propósito de este análisis sobre la legitimación ad causan-, lo cierto es que la aquí accionada, Provincia de Santa Fe, opera como tercero responsable (no imputada), figura “que se encuentra obligada a resarcir al damnificado por el hecho de otro que es imputado en el proceso penal porque la ley ha puesto a su cargo esa obligación. Pero, mediando dicho vínculo, se ha indicado que la alteridad respecto del hecho productor del daño no coincide siempre con las clasificaciones de la doctrina civil de los casos de responsabilidad indirecta: puede haber supuestos que dicha doctrina caracteriza como de responsabilidad directa (por ej., los de responsabilidad del Estado por excesos o abusos de poder materializados por medio de hechos ilícitos de sus representantes orgánicos) que transportados a la temática de la acción civil en el proceso penal proporciona la figura del tercero responsable. En el proceso penal, pues, aquella alteridad no dependerá tanto de las clasificaciones jurídicas, cuanto de las nociones naturalísticas que permitan acceder al vínculo de garantía: la figura del tercero aparecerá en todos los casos en que la conducta motejada de delictuosa haya sido asumida por un individuo y la responsabilidad por los daños que ella produjo pueden cargarse a otra persona que no intervino protagónicamente en ella” (Carlos Creus, “La acción resarcitoria en el proceso penal,Ed. Rubinzal y Culzoni S.C.C., Santa Fe, 1985, pág. 127/28).
Y también señala este autor, en cuanto a la “extensión
de la responsabilidad. Efectos sobre la acción”, que “En virtud del artículo 1122 del Código Civil el tercero puede ser demandado por la obligación resarcitoria que corresponda al partícipe del delito por el cual civilmente responde, pero no le son aplicables los efectos de la solidaridad que afecta al partícipe en caso de pluralidad autoral o complicidad (art.1081 Cód.Civil, art.31 del Código Penal) (Nuñez R.C., Código Procesal Penal de la Provincia de Córdoba anotado, Ed.Lerner, Buenos Aires,Códoba, 1978, p.s 25,79,80). Esta última limitación, sin embargo, únicamente tiene una incidencia subjetiva pasiva; en tal aspecto sí implica una restricción a las posibilidades de la acción resarcitoria: si el partícipe por el cual el tercero responde no es imputado en el proceso penal, éste no puede ser demandado en él (“…en el proceso este particular tercero…depende, sino de la existencia de un demandado principal, de la existencia de un imputado respecto del cual se encuentre en relación de responsabilidad indirecta”, Creus, Influencias…, p.214), pero cuando lo es, desde que dicho partícipe debe responder solidariamente con los demás copartícipes, las consecuencias de la solidaridad se trasladan in totum al tercero. Por supuesto que así como actor puede demandar conjunta o separadamente al imputado y al tercero, nada se opone a que puede hacerlo sucesivamente y en distintas sedes, cuando en la acción intentada contra uno de ellos en el proceso penal no ha obtenido el resarcimiento dispuesto en la sentencia (por ejemplo, en el caso de imposibilidad de ejecutar la sentencia contra el imputado por su insolvencia, podrá reclamar en sede civil contra el tercero si a su respecto la acción no está extinguida) (Creus, ob.cit. pág 126 y sgte).
Delimitado así el rol que asume la Provincia de Santa Fe
(de tercero responsable), se sostiene con precisión que “Es viable que el actor civil desista respecto del tercero sin afectar su permanencia en el proceso para obtener el resarcimiento sólo del imputado o de éste y de otro tercero. En cambio, el desistimiento a favor del imputado provoca la caducidad de la intervención de los terceros (art.98 CPP) respecto de los cuales no pierde la posibilidad de perseguirlos en la sede natural (excepto con relación a la aseguradora si sólo el imputado es el asegurado, pues en tal hipótesis no podrá citarla en garantía porque ya no hay causa para mantener indemne al asegurado”) (Roberto A. Büsser,Julio Chiappini, Norberto J.Iturralde, “Código Procesal Penal de Santa Fe, comentario exegético”, Tomo 1, Ed.Jurídica Panamericana S.R.L., 2000, pág.279).
Por ende, la excepción de falta de legitimación activa del
actor Langhi para demandar a la Provincia de Santa Fe, por el hecho que aquí nos ocupa , debe ser desestimada.
3) Despejado este aspecto, y en cuanto a la plataforma
fáctica que sustentan las demandas, en la misma se relata que ambos actores resultaron damnificados con motivo de la inundación en la ciudad de Santa Fe, por la crecida del Río Salado y que se exteriorizó el 29/04/2003, afectando el inmueble sito en calle San Juan 1624 de esta ciudad de Santa Fe, de propiedad y donde se domiciliaba Langhi, y donde poseían bienes muebles que se vieron afectados por el evento. Le atribuyen la responsabilidad de los hechos a la demandada por varias razones: la luz reducida del puente construido en la autopista en la autopista Santa Fe-Rosario, la cual fue ejecutada sin adoptar las previsiones técnicas para prevenir el estrechamiento del cauce del Río Salado y de la planicie natural de inundación; la no construcción del tercer tramo y una insuficiente o irregular finalización del segundo tramo de la autopista de Circunvalación Oeste que cumple funciones viales y de terraplén de defensa contra las inundaciones. Agregan que la falta de finalización dejó lugares abiertos a la altura del Hipódromo, cuando la altura del terraplén demostró ser suficiente impedimento a la penetración de las aguas, por cuanto la altura promedio fue de 9 mts. Sostienen que como el ingreso de agua no tenía salida, debió ser sacada, días más tarde, mediante el corte forzado de los terraplenes en el extremo sur de la ciudad , a la altura de la Avenida Mar Argentino, posibilitando el drenaje rápido de las aguas, medida tomada por el Gobernador de la Pcia, Carlos Reutemann, que fue acertada pero tardía, ya que agravó los daños de la zona oeste, donde se ubica el inmueble de calle San Juan 1624.
La demandada en el responde, negó categóricamente todo
lo sostenido en las demandas y especialmente la responsabilidad civil, la falta de servicio y la violación del deber de no dañar. A continuación, luego de analizar el régimen de crecidas de las lluvias y el comportamiento del Río Salado entre enero y marzo de 2003, admite que el domingo 27 de abril de 2003 comenzó a ingresar el agua en el extremo norte de la defensa paralela a la Circunvalación Oeste (zona calle Gorostiaga), y explica que el ingreso fue ampliándose, ocupando la autopista, la Avda Blas Parera, la Avda Presidente Perón y la Avda López y Planes, y que los caudales de ingreso fueron aumentando en la zona oeste de la ciudad, dirigiéndose hacia el sur, produciéndose el anegamiento en forma violenta en dos barrios del sector Sur-oeste de la ciudad el día 29 de abril de 2003, y al promediar la tarde de ese día, el agua había alcanzado sectores de los Barrios Chalet y Centenario. También reconoce la accionada que el 30 de abril y 1º de mayo de 2003 se abren brechas en el Terraplén Irigoyen y en la Av. Mar Argentino que descomprimieron parcialmente la situación, permitiendo la descarga de caudales desde el interior de la ciudad hacia el Salado y el Canal de derivación Sur, y el corte de los terraplenes, permitiendo el “escurrimiento” de las aguas hacia el Río. Afirman que el exceso de lluvias a valores excepcionales, comparándola con los 800 años anteriores, fueron la “causa” de la inundación que sustenta defensivamente en el caso fortuito y la fuerza mayor, no imputables a la Provincia. Agregan también como defensa la hipótesis de retiro del “puente de la autopista”, y dicen que igualmente no se podría haber evitado la inundación dado el carácter extraordinario de la crecida, por lo no ha existido nexo de causalidad ni reproche de responsabilidad y también advierte la accionada sobre la inexistencia de requisitos para que se impute responsabilidad al Estado por conductas, comportamientos y acciones negligentes, por estar suspendido el nexo causal, toda vez que con su mera referencia legislativa el actor no prueba incumplimiento de deberes normativos, citando el caso “Torres c/ Provincia de Mendoza”.
Centrada así la problemática a dirimir, queda por
examinar si efectivamente fue esta actividad desplegada por la Provincia de Santa Fe la causa eficiente de los daños que sufrieran los actores a consecuencia de la inundación que se exteriorizó el 29/04/2003 y asoló la ciudad de Santa Fe, extremo éste -la inundación- que también es admitido en el responde, aún cuando se atribuya su acaecimiento -y también los supuestos daños que se invocan por los actores- a factores extraños al obrar del estado provincial. En tal sentido, no se discute ni en el derecho nacional ni en el comparado, que la relación de causalidad es, normalmente, un presupuesto autónomo de la reparación de daños y perjuicios; en el campo de la responsabilidad la relación de causalidad cumple una doble función: a) permite determinar con rigor científico a quién atribuírsele un resultado dañoso y b) brinda los parámetros objetivos indispensables para calibrar la extensión del resarcimiento mediante un régimen predeterminado de imputación de consecuencias (SCMendoza, Sala I, 26/3/92, ED 149-663).
Comenzando a valorar el plexo probatorio
incorporado a autos, entendemos relevante examinar las constancias de la causa penal (autenticadas) que se encuentran incorporadas mediante exhorto Nro.127- Año 2008, del Juzgado en lo Penal de Sentencia Cuarta Nominación, correspondiente a los autos “Requerimiento de Instrucción del fiscal nro. 2 en relación a la denuncia de Ana Zanutigh, Ma Cristina Temporetti y Emiliano de Olazabal “ Expte Nro. 1309- Año 2005”, tramitado por ante el Juzgado en lo Penal de Instrucción de la Octava Nominación esta ciudad, ya que al respecto se trata de una prueba trasladada de absoluta eficacia para esclarecer los hechos que aquí nos ocupan, ya que en reiteradas oportunidades hemos sostenido la validez del principio de adquisición procesal, desde que el hecho de que las pruebas se encuentren agregadas al expediente sin oposición permite a estas considerarlas en virtud de dicho principio (LL 1994-D-164, con igual criterio LL 1997-B-802).
Así también destacamos que hemos adherido en reiteradas
oportunidades a la vigencia del principio de traslación de la prueba (o prueba trasladada) por el cual el expediente penal vale para las partes en la medida en que ambos hayan tenido participación o posibilidad de contralor y se haya asegurado el derecho de defensa de ambos, sea en aquel proceso o en su caso ya en el proceso civil en el que se pretenda hacer valer, se permita la posibilidad de contrarrestar la prueba producida con prueba de mérito eficaz. Haciendo un repaso por las diferentes corrientes de opinión, pueden mencionarse la de criterio restrictivo por el cual se considera que las declaraciones testimoniales y constancias del sumario penal carecen de eficacia probatoria en el ulterior juicio civil si no han sido reiteradas o ratificadas en este último con el debido contralor de las partes, salvo que ambas partes hayan ofrecido como prueba la causa penal (SC Bs. As, Ac. 38338, 8/3/88, "Arias, Néstor L., c. Blanco, Ricardo y otro - daños y perjuicios", A y S, 1988-I-269. El valor probatorio del expediente penal en sede civil (Segunda parte) - Galdós, Jorge Mario - LA LEY 1992-E, 918 • Responsabilidad Civil Doctrinas Esenciales Tomo III, 589 10). Por su parte la postura amplia, sostiene que debe admitirse y valorar con amplitud en el juicio civil los medios de prueba colectados en el proceso penal. Así se argumenta que resulta válida la prueba producida en sede penal si la parte a quien se opone se encuentra en condiciones de hacer valer sus derechos de acuerdo con las normas vigentes, ha conocido que el juicio criminal había sido ofrecido como prueba y pudo ofrecer las probanzas que tuviera para contrarrestar las que surgieron en ese juicio (Corte Suprema de Justicia de la Nación, Fallos 228:531 y LL 75-649; Sentís Melendo, Santiago, "Teoría y práctica del proceso", vol. III, Ed. Ejea, 1959, ps. 203 y ss., Galdós, Jorge M., "Otra vez sobre el valor probatorio del expediente penal en sede civil” (en la Suprema Corte de Buenos Aires) LLBA 1997, 515), Suprema Corte de Justicia de Mendoza, sala I, 29/10/91, "Buel, Oscar en Buel O. c. Cía. de Perforaciones Río Colorado", LS 226-433, ED, t. 145, p. 455, La Ley, 1992-C, 115; tb "Calderón, Ricardo D. v. Calderón Villarreal, Sergio A. y otros", 18/4/1997, DJ 1997-3-342 y LL 1997-D-543 y "Asolavallol, Tomás A. y ot. v. Gobierno Provincia de Mendoza, p. s/daños y perjuicios s/inc. cas.", 16/4/2003; Berizonce, Roberto O., "El principio del contradictorio y su operatividad en la prueba", Revista de Derecho Procesal 2005-1, Prueba, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2005, p. 138; Zavala de González, Matilde, "Resarcimiento de daños", Ed. Hammurabi, Buenos Aires, 1993, vol. 3, "El proceso de daños", p. 151.). Se acepta con buen criterio entonces que resulta innecesaria la ratificación en sede civil de las actuaciones celebradas en sede penal, las que pueden ser trasladadas a dicho proceso y sometidas a la valoración, conforme a las reglas establecidas para este tipo de proceso (v.g. sana crítica racional), habilitándose por ende en este último proceso la producción de las pruebas contradictorias a los fines de contrarrestar las respectivas actuaciones trasladadas (cf. Zalazar, Claudia E, Abellaneda, Román. “Prueba trasladada. Validez y eficacia de los elementos de prueba obrantes en otro juicio. Una especial mirada sobre el valor del expediente penal en sede civil” - LLC 2015 (febrero), 12). En consonancia con lo expuesto y avalando con un criterio flexible la posibilidad de traslación de la prueba producida en otro proceso, en especial el del proceso penal, no existen objeciones entonces en admitir que aquel proceso invocado por los actores como sus actuaciones pueden ser efectivamente trasladadas y admitidas como eficaces en el presente proceso. 4) Así dentro de las constancias contenidas en el mismo, tenemos la conclusiones del dictamen pericial realizado por los Ingenieros Bachiega, Bertini y Maza, que en lo esencial refieren “… El terraplén de defensa provisorio previsto en el proyecto ejecutivo del tramo II a partir del alteo con bolsas de arena no se pudo ejecutar durante la emergencia dado que comenzó a materializarse una vez que se había producido el inicio de ingreso de volúmenes a la ciudad. En el proyecto se previó el tipo de obra provisoria a ejecutar pero no se encontraba específicamente indicado ni su geometría final ni su cota de coronamiento. Por esta razón, durante la elaboración del informe pericial se consideró que, en el caso de haberse podido ejecutar este terraplén, dadas las condiciones del entorno, los medios disponibles y la situación de emergencia generada por las precipitaciones de días anteriores, no hubiera podido ejecutarse un terraplén con alturas muy superiores a 1m, alcanzándose finalmente una cota superior a 16m.. Por el motivo anterior se afirmó que este tipo de medidas, implementadas en condiciones de emergencia, no podrían considerarse como solución válida para garantizar el no sobrepaso de niveles en un evento como el efectivamente ocurrido en el año 2003. Tampoco fue posible afirmar, en estas condiciones, que la geometría del terraplén, su forma de ejecución y materialización en el terreno, hubieran sido tales que se garantizara en forma absoluta su estabilidad ante el pasaje de caudales relativamente elevados (superiores a los 100m3/s) por sobre su nivel superior. Es decir, en este contexto, cabe la posibilidad de plantear numerosas hipótesis que tienen que ver con la disponibilidad de personal técnico, ejecución, entre otros factores. Estas hipótesis pueden aproximarse o alejarse de las condiciones reales existentes en ese momento razón por la cual tienen la validez limitada en cuanto a la valoración de los hechos efectivamente ocurridos durante la inundación. De la evaluación de antecedentes disponibles se desprende que no existía la previsión de materializar este terraplén y que, aún cuando el mismo se hubiera ejecutado con anterioridad, los niveles de agua ingresados a la ciudad hubieran sido suficientes como para producir el efectivo llenado del recinto, aún cuando este proceso se hubiera dado con cierto retardo respecto de la evolución efectivamente ocurrida durante el evento. En las condiciones antes expuestas, los riesgos y consecuencias que finalmente se registraron se hubieran producido de igual forma si durante este período de retardo no se hubieran implementado las medidas de mitigación no estructurales que fueron efectuadas en forma tardía durante la situación real analizada (apertura de brechas, inicio de procesos de evacuación, etc). Cabe la posibilidad en este punto de considerar que se hubiera contado con más tiempo para su implementación. No obstante, esta implementación hubiera estado igualmente ligada a una decisión basada en un plan previo que efectivamente no existió durante la emergencia, razón por la cual continúa siendo una hipótesis que las mismas se hubieran ejecutado en tiempo y forma, aún contando con más tiempo para su ejecución. Por las razones expuestas, esta pericia considera que el terraplén provisorio previsto en el proyecto ejecutivo de las obras del tramo II no puede considerarse una solución válida y con elevada factibilidad de ejecución durante la emergencia, al menos para mitigar totalmente los efectos producidos en el evento del año 2003. Más allá de ello, tampoco resulta posible afirmar que la oportunidad de ejecución, la forma de materialización y la geometría final de dicho terraplén hubieran sido tales que permitieran garantizar su estabilidad en el tiempo durante el período crítico de pasaje de la crecida. Aún bajo estas hipótesis, el análisis realizado demuestra que los volúmenes ingresados, aún siendo sustantivamente inferiores a los ocurridos en realidad, hubieran sido suficientes como para producir el efectivo llenado del recinto interior en el casco urbano…”. En el informe ejecutivo .de la Pericia Hidraúlica correspondiente al Expte Nro. 1341/2003 (de Bachiega, Bertone y Maza) glosado a fs. 112/ 126 (autenticado), cuando se alude a las “Conclusiones” dictamina: “La crecida del 2003 fue un evento preponderantemente natural, pero que tuvo componentes antrópicos asociados que pudieron condicionar tanto la forma como la magnitud en que evolucionó la misma. En tal sentido deben señalarse los sucesivos cambios en el uso del suelo desde principios de la década del 70, los cuales dieron lugar a prácticas en el manejo de los excedentes que facilitaron los escurrimientos naturales, acelerando su conducción hacia el cauce natural del río. La severa inundación que tuvo lugar en abril y mayo de 2003 en la ciudad de Santa Fe, reconoce un conjunto de causas combinadas que tienen su origen en factores tanto naturales como antrópicos. En tal sentido debe señalarse que la ocurrencia combinada de una crecida de elevado nivel de recurrencia, junto con la existencia de un conjunto de obras materializadas sobre un sector de la ciudad emplazado en el valle de inundación del río Salado, dieron lugar a las graves consecuencias ocurridas en el mencionado evento. Las causas básicas que preponderantemente contribuyeron a la generación del evento de inundación en la ciudad de Santa fe, fueron los siguientes: La existencia de una crecida extraordinaria con un nivel de recurrencia asociado del orden de los 800 años. El caudal pico de la misma resulta el máximo ocurrido hasta el presente en la historia registrada del río- el nivel de urbanización del sector oeste de la ciudad de Santa Fe, que fue progresivamente incrementándose hacia el valle aluvial del río Salado, constituyendo el principal factor de riesgo asociado a crecidas de relativa magnitud – la inexistencia de un cierre integral de la región oeste-Norte que permitiera cerrar el anillo de defensa con una cota tal que brindara un nivel de protección homogéneo a todos los sectores de la ciudad- la errónea concepción del proyecto de terminación del tramo II y la previsión de una medida de cierre de emergencia de difícil ejecución una vez configurada esta última- la existencia del terraplén de la autopista Rosario-Santa fe con una luz libre insuficiente en situaciones de crecidas- la inexistencia de un sistema de alerta debidamente organizado y la falta de un Plan de Contingencia que hubiera asignado roles y medidas adecuadas a tomar una vez que el agua ingresó a la ciudad – los retrasos con los que se tomaron las medidas de emergencia preventivas y no estructurales durante el evento, vinculadas principalmente a la falta de planificación que dio lugar a una fuerte desorganización en el accionar de las autoridades. Los dos primeros tramos de la defensa Oeste (I y II), que abarcan desde el puente carretero hasta la calle Gorostiaga, al sur del Hipódromo, presentaban una conformación equivalente a la prevista en sus respectivos proyectos, tanto en lo que respecta a su traza como a las cotas de coronamiento y secciones finales de los mismos. En particular, la sección final del tramo II fue prevista, según consta en su proyecto ejecutivo del año 1996, mediante la materialización de un muro de mampostería reforzada emplazada en forma perpendicular al eje del mismo. Este muro fue concebido, y así se construyó finalmente, a partir de su apoyo en el cordón sur de la calle Gorostiaga. En esta sección precisamente, se dejaba un huelgo de cota inferior a la cota general del terraplén, dando lugar, consecuentemente, a un menor nivel de protección al conjunto de la defensa. Si bien en el proyecto se preveía una acción de emergencia consistente en el recrecimiento de ese tramo mediante bolsas de arena, se ha concluido que dicha acción presentaba un riesgo elevado en su ejecución, máxime si la misma no se desarrollaba con anterioridad al ingreso del agua. Esta condición, definida en el proyecto de la obra, configuraba un elevado nivel de vulnerabilidad de la ciudad, máxime si se considera que el riesgo asociado de sobrepaso de dicha sección resultaba, para el período que abarca entre la finalización de la obra y el efectivo ingreso de las aguas, del orden del 25%. Con relación a las medidas adoptadas durante la emergencia, cabe consignar que las mismas respondieron a consignan del momento, no encuadrándose en el marco de un plan de emergencia debidamente organizado como lo establece la legislación vigente. Así mismo, la ciudad no contaba con un sistema de alerta que permitiera monitorear, en forma previa y durante el evento, los niveles y caudales que escurrían por el río y los que finalmente terminaban accediendo a la ciudad. Ambas acciones, no establecidas con anterioridad, pueden considerarse como factores preponderantes en las consecuencias que finalmente terminaron registrándose con la inundación. Con ese marco conceptual respecto de las acciones tomadas en la emergencia, puede concluirse lo siguiente: -Tal como se dijo, fueron relativamente desorganizadas ante la falta de un plan previo de la asignación de roles específicos y de la carencia de medios técnicos y logísticos adecuados para garantizar el éxito de las mismas- Si bien se ejecutaron acciones conducentes y, relativamente apropiadas para la situación, se considera que las mismas fueron ejecutadas con un retraso evidente a partir del desconocimiento que se tenía de la magnitud del evento- En ese contexto se encuadran las acciones correspondientes al cierre de la brecha en calle Gorostiaga y a la voladura de los terraplenes para producir el alivio y disminución de niveles en el interior del casco urbano. Ambas medidas debieron efectuarse con antelación al momento en que efectivamente se ejecutaron, si bien se considera que las mismas resultan de difícil ejecución sin los elementos de preaviso, organización y control requeridos para su implementación en momentos oportunos- Con relación a las medidas de evacuación y su oportunidad de implementación, se considera que las mismas se encuentran fuertemente vinculadas a la existencia de niveles de alarma previamente definidos y a la ejecución de acciones acordes con dichos niveles de aviso. No obstante, pudo constatarse que el inicio del ingreso de agua a la ciudad, el día 27 de abril, es decir 48 hs antes de que se agravara finalmente la situación , resulta un elemento de aviso importante como para encarar medidas preventivas de evacuación. Máxime si se considera que el día 28 de abril se declara la ineficacia de las medidas de control encaradas en el ingreso a la ciudad….” ( la negrita nos pertenece). 5) También es importante repasar ciertas consideraciones que se vierten en el auto de procesamiento dictado en los autos ““Requerimiento de instrucción del fical n° 2 en relación a la denuncia de Ana Zanutigh, Ma. Cristina Temporetti y Emiliano De Olazabal” ( Expte. N°: 1309 - Año 2005), de fecha 19 de abril de 2006, por el que resultan procesados los Ingenieros Edgardo Wilfredo Berli y Ricardo Angel Fratti, por esa época – año 2003-funcionarios de la Provincia de Santa Fe, con roles el primero de Ministro de Obras, Servicios Públicos y Vivienda, y de Director Provincial de Obras Hidraúlicas el segundo. A saber: “… …. El Ing. Jonas, que estuviera como inspector de obra en el proyecto del tramo II, en fecha 06/09/96 mediante nota 190 dirigida al Director Provincial de Vialidad, Claudio Tibaldo, solicitaba incluir dentro de las obras que se estaban realizando en el sector oeste una serie de obras, entre las que estaba, la de: “Concluir la obra de defensa contra inundaciones del sector Oeste. Esta obra resulta de vital importancia para toda la ciudad. Es el único sector por el cual podría ingresar el agua proveniente de una crecida de mediana recurrencia. Si no se procede a la ejecución de dicho cierre, la obra que se está ejecutando podría verse seriamente comprometida. No sólo la obra, sino la ciudad toda. El tramo en cuestión es el que se desarrolla desde calle Gorostiaga, discurre por detrás del Golf y culmina en inmediaciones de la calle Estado de Israel” (La catástrofe en Santa Fe. Informe inundaciones 2003, presentado por el diputado Marcucci, reservado en Secretaría), lo que es ratificado por el ing. Jonas en su declaración testimonial de fs. 502. Durante la emergencia hídrica en abril de 1998, la entonces empresa contratista efectuó trabajos realizando un cierre provisorio sobre los terrenos del Club de Golf en el final de calle Gorostiaga. Se logró cerrar precariamente la defensa desde calle Gorostiaga a B° “Las Lomas” evitando el ingreso del agua por desborde del Río Salado, conforme instrucciones impartidas por el Comité de Emergencia. (Memorandum 015 remitido al Ministro de Obras, Servicios Públicos y Vivienda, Ing. Edgardo Berli por el Ing. David, Director Provincial de Vialidad en 03/11/2003, pág. 4 - reservado en Secretaría-): Al respecto Jonas expresa en su declaración testimonial que fue el encargado del cierre provisorio referido (fs. 502 vto.). La pericia realizada por Bertoni, Bacchiega y Masa en su resumen ejecutivo (pág. 9) resalta la importancia de la brecha que había en el tramo II de la defensa de Circunvalación Oeste “... se debe destacar que la misma presentaba elevados riesgos frente a potenciales crecidas del río en el período previo a la materialización de este último tramo (el III). Este hipotético riesgo, que con la configuración final de la obra (previo al ingreso del agua en abril de 2003), resultaba del orden del 25% aparece como muy elevado para resultar admisible frente a las consecuencias que finalmente se registraron a partir del anegamiento sufrido por el casco urbano de la ciudad”. En la declaración testimonial que presta Carlos Luis Borra, Secretario de Obras Públicas al 23/08/2001 expresa a fs. 938 y ss. cuando se le pregunta si anotició respecto de la conclusión del Tramo II y los peligros que detentaba dejarlo en ese estado, contesta: “yo en ese informe que di a la Cámara, lógicamente señalé la situación de riesgo que implicaba el río Salado, ya que es uno de los lugares por donde ingresa el río cuando crece, conciencia que el río Salado es un riesgo que existía. El ministro de Obras estaba en conocimiento; en ese momento si el gobernador tuvo conocimiento o no , no lo puede precisar, hablando del 23/08/2001.”. 3.b. Otro factor de riesgo es la falta de un sistema de alerta hidrológico que pudiera haber informado acerca de la existencia del avance de una gran cantidad de agua con suficiente antelación como para poder adoptar las medidas de contingencia que la crisis exigía. Al respecto el ingeniero Fratti en su informe ya citado menciona que “ la única forma de prever una crecida como la que ingresó en las áreas urbanas de Santa Fe es con información actualizada y de registros contínuos. Es imprescindible disponer de un Sistema de Alerta Hidrológico”, posteriormente en la ampliación del mismo hace alusión a que la pericia de Bertoni, Bacchiega y Maza aluden de similar forma en: contestación pregunta N° 2 del Sr. Juez: pag. 10 “... en el momento de la ocurrencia de la crecida de abril/mayo de 2003, no se contaba con ningún tipo de sistema (ni organizado ni precario), que permitiera establecer un pronóstico de la evolución en el tiempo, tanto de caudales como de niveles”; contestación a pregunta 3 del Sr. Juez, pág 11: “sin embargo, debe destacarse que debido a que en el contexto existente de la crecida de abril/mayo de 2003, no se contaba con ningún tipo de sistema (ni organizado ni precario), que permitiera establecer un pronóstico de la evolución en el tiempo, tanto de caudales como de niveles”; contestación a pregunta 3 del Sr. Juez, pág 11: “sin embargo, debe destacarse que debido a que en el contexto existente de la crecida no existía en funcionamiento un sistema de alerta hidrológica, ni personal responsabilizado de realizar tareas de pronóstico, no resultaba posible en la práctica efectuar una estimación adecuada de los caudales y niveles que escurrirían por el río en el tramo del mismo adyacente a la ciudad”; contestación pregunta N°7 del Sr. Juez, pág. 21 “... al momento de la emergencia del mes de abril, dicho sistema de pronóstico no se encontraba debidamente implementado ni tampoco existían organismos que se encargaran específicamente de efectuar, en forma continua dicha tarea. Es decir, no existía un sistema de pronóstico hidrológico implementado ni se habían considerado herramientas de cálculo que pudieran haber conformado sistemas temporarios alternativos” (informe ampliatorio del Ingeniero Fratti pág 1, reservado en Secretaria). Es de destacar que según el informe de la Dirección Provincial de Obras Hídricas, la red de medición de datos hidrológicos en el territorio provincial, que estuvo atendida por Organismos provinciales y nacionales ha sido desmantelada hace trece años. Las estaciones de medición que eran operadas por la DPOH SPAR fueron desactivadas y en la actualidad solo se cuenta con dos agentes, que cumplen con tareas de hidromensura, que ni siquiera tienen asignada una movilidad para su traslado en forma permanente, sino que deben compartirla para el desarrollo de las tareas que le son encomendadas puntualmente para la superioridad con los agentes que realizan tareas de topografía (Expte. N°: 00603-0008007-2 Iniciador: Dirección Pcial. De Obras Hidraúlicas” Fecha de inicio 2003/08/08 concepto: Respuesta a disposición N°; 40/03 de la Dirección Pcial de Obras Hidráulicas, pág. 16). En relación a este tema, debemos aclarar que en esta etapa de la resolución se están analizando los factores de creación del riesgo y no de las responsabilidades de personas o entidades que pudieran o tenían que haber brindado esa información, lo que se verá más adelante. 3. c. Por último también son factores que crearon el riesgo el ancho del puente carretero ubicado sobre la autopista Santa Fe - Rosario de 150 mts, que reducía la capacidad de conducción natural del río, generando un fuerte estrechamiento al normal escurrimiento del agua y la falta de un plan de contingencia para la evacuación masiva de la población. Estos factores de riesgo, conocidos por los funcionarios públicos, generan la posición de garante, ante un evento natural como fue la crecida del río salado y que en base a ello, debían efectuar las labores conducentes para resguardar a la población de las consecuencias que podían sufrirse en caso de desborde del cauce, como sucedió finalmente. Así conforme la imputación objetiva el peligro se ha creado a partir del momento de la creciente del río salado generando el peligro en lesión a los bienes jurídicos. En autos se encuentran innumerables referencias a que los funcionario públicos tenían conocimiento desde muchos tiempo antes al momento de encararse determinados estudios sobre la cuenca del río salado; pero esto no es de por sí fundamento de responsabilidad, sino que son pautas de conducta, que tienen un carácter orientativo; ya que de otro modo nos estaríamos remitiendo a la fórmula en la “condición ajustada a las leyes de la experiencia científica” que fuera objeto de serias críticas puesto que no sirve en aquellos supuestos en que se desconoce la virtualidad efectiva de la conducta y, por otro, su carácter probabilístico (debemos recordar que científicamente las crecidas del río Salado como la que se produjera en 1973 tenían una frecuencia de cien años, según estudios del año 1998) y extra jurídico no puede sustituir nunca la necesidad de una posterior valoración normativa de acuerdo con criterios de carácter exclusivamente penal conforme lo señala Corcoy Bidasolo en su obra “El delito imprudente. Criterios de imputación del resultado” (pag. 402) …. Estimo, así que el tipo subjetivo con respecto a Berli y Fratti se encuentra completo toda vez que en los supuestos imprudentes o no se conoce siendo cognoscible la efectividad del riesgo o, si se conoce, se cree posible la evitación del resultado penal y en el caso de autos, los nombrados pudieron conocer la efectividad del riesgo a través de evaluaciones que estaban al alcance de ellos por haber participado en las tareas propias de su gestión, lo que les habría permitido prever soluciones con más tiempo de anticipación al ingreso del agua el día 27... Asimismo como ya lo expresáramos oportunamente al hablar de cada una de las personas imputadas, tanto a Berli, como a Fratti y Alvarez les era cognoscible la efectividad del riesgo omitiendo tomar las previsiones necesarias para cuanto menos minimizar el daño que ocasionara la inundación, operando así negligentemente puesto que no hicieron ”algo” que la prudencia aconseja hacer. Asimismo a cada uno le incumbía el deber de evitar el resultado descripto en el tipo por lo que serán tenidos como autores del hecho...se debe analizar si en base a lo expuesto le era cognoscible el riesgo o bien si conociéndolo podía creer en la evitación del resultado. En base a esto, al hablar de Berli y Fratti, hemos dicho que sus conocimientos especiales en la materia, le permitían hacer una evaluación más acertada y realizar las conductas debidas con determinado tiempo de antelación, para poder prevenir o al menos minimizar los resultados de la inundación… En lo que hace a la calificación legal del hecho atribuido debemos distinguir previamente respecto a cual de los tipos previstos por el Código Penal resulta aplicable al caso. Es así, que la inundación se encuentra legislada como delito contra la seguridad común en el art. 186 “ el que causare incendio, inundación…será reprimido…” y en el art.187 “Incurrirá, según los casos…el que causare estrago por medio de….inundación, de una mina o cualquier otro medio poderoso de destrucción”…Asimismo, como ya lo expresáramos oportunamente al hablar de cada una de las personas imputadas, tanto a Berli, como a Fratti…les era cognoscible la efectividad del riesgo omitiendo tomar las previsiones necesarias para cuanto menos minimizar el daño que ocasionara la inundación , operando así negligentemente puesto que no hicieron “algo” que la prudencia aconseja hacer. Asimismo a cada uno le incumbía del deber de evitar el resultado descripto en el tipo por lo que serán tenidos como autores del hecho….”. No podemos soslayar, por ser de pública difusión periodística y judicial, que somos sabedores de que en los autos “Alvarez Marcelo Ignacio, Berli Edgardo Wilfredo, Fratti Ricardo Angel s/ Estrago Culposo Agravado “CUIJ 21-07015745-1 de la Oficina de Gestión Judicial correspondiente al Colegio de Jueces en lo Penal de Primera Instancia de Santa Fe ( anteriormente Expte 147/2010 del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Judicial Nro. 1 en lo penal de sentencia de la Sexta Nominación de esta ciudad), recayó condena a los imputados Edgardo Wilfredo Berli y Ricardo Angel Fratti por el cargo de Estrago Culposo Agravado. 6) En cuanto a la prueba ofrecida por la Provincia de Santa Fe en torno a la cuestión debatida sobre la responsabilidad del Estado por la inundación, bien vale señalar que no produjo pericia alguna en estos autos (la que oportunamente propusiera), y se circunscribió a la informativa del INA (Instituto Nacional del Agua) sobre “Caracterización Hidrológica de la Cuenca del Río Salado” (v. fs.208/209) y de la UBA (v. fs. 147/192), sobre el informe de “Adaptación al cambio climático en Argentina ¿Dónde estamos?”, de Barron y Bejarán, de abril de 2005, en cuyo contenido puntualmente se lee: “….Conclusiones: El evento meteorológico que afectó a la ciudad de Santa Fe entre los días 23 y 24 de abril de 2003 puso de manifiesto una serie de debilidades que hacen que el país sea vulnerable a este tipo de eventos. El mismo tuvo como característica que fue el producto de una sincronía en el tiempo y espacio de dos eventos, una ciclogénesis precedida de un SMC que afectó toda la cuenca del Salado y luego de unos días de dos SMCs consecutivos en el término de dos días con intensísimas y excepcionales precipitaciones en la cuenca baja del mismo río. Estos sistemas son difíciles de detectar y peor aún de predecir en la Argentina por motivos que pueden resumirse en la insuficiente observación de las variables meteorológicas y la falta de conocimiento científico sobre los mismos, productos ambos de la deficiente asignación de recursos a la meteorología y la climatología, tanto en el área operativa como en la científica….En la Argentina, a pesar de los avances que se han realizado en materia de pronósticos hidrometeorológicos, los daños por inundaciones de todo tipo han ido en aumento durante las últimas décadas. Esto es una consecuencia tanto de la mayor frecuencia de eventos climáticos extremos como de la ocupación territorial de zonas que no fueron anegadizas sino hasta las últimas décadas. Este proceso de ocupación territorial es difícilmente reversible por lo que se impone una nueva adecuación del territorio a las nuevas condiciones climáticas, ya que la mayoría de la infraestructura existente fue diseñada para el clima del pasado que, en cuanto a lluvias intensas, era más benigno que el actual. Hay otro factor menos evidente que aumenta considerablemente la vulnerabilidad a las precipitaciones intensas. Se trata del desconocimiento sobre el cambio operado en el clima por parte de la comunidad técnica. Cabe sin embargo advertir que este desconocimiento comenzó a revertirse, especialmente después del evento de abril de 2003. A ello se agregan falencias en el conocimiento científico como surge del balance del estado del conocimiento hecho en la sección anterior, especialmente en lo atinente a las técnicas que permitan manejar adecuadamente las estimaciones de las precipitaciones extremas y sus consecuencias hidrológicas en el contexto de un clima no estacionario. Esto último reviste gran importancia práctica para la definición de los parámetros de diseño de las obras de infraestructura y su manejo….”. 7) Con el plexo probatorio así examinado, el que entendemos más que suficiente para arribar a una conclusión sobre el caso en examen- ya que los numerosos artículos periodísticos sobre el tema fueron incorporados en copia simple, y en general adquieren algunos de ellos el rango de “opinión” de los editores, más allá de que la mayoría de ellos llegaron a conocimiento de este Cuerpo por su amplia difusión por aquella época-, ya estamos en condiciones de afirmar que el tema que aquí nos ocupa no es nuevo, ya que tanto la doctrina como la jurisprudencia, se han ocupado de los daños causados a los particulares por el fenómeno de las inundaciones, lo cual nos convence, antes de centrarnos en el examen señalado supra, de la conveniencia de desarrollar, sólo a título introductorio, un relevamiento de los rasgos más salientes de esas opiniones. Se trata de un claro supuesto de responsabilidad por omisión del estado (art. 1074 del Código Civil). Para que proceda la aludida responsabilidad del Estado por omisión se exige que éste se enfrente ante una situación en la cual se entienda que oportunamente estaba obligado a actuar para prevenir las consecuencias perjudiciales que ahora se producen (cfr. S.C. Mendoza, "in re" "Norton, María c. Municipalidad de Godoy Cruz", del 18/10/1996, LA LEY, 1997-B, 92); de manera pues que para que tal omisión pueda ser catalogada de antijurídica el quid ha de ser dilucidar si en el caso concreto resultaba o no razonable esperar que el ente haya actuado en su momento en determinado sentido para evitar los daños en la persona o en los bienes de los particulares, por lo que aquél -de responderse en sentido afirmativo- incumpliría en el supuesto con una obligación legal (ver Trigo Represas, Félix A., López Mesa, Marcelo J., "Tratado de la Responsabilidad Civil", Ed. LA LEY, Bs. As., 2005, t. IV, p. 120 y ss.). En esta línea, ya sea por el deficiente control de los desagües o por la falta de obras de infraestructura o de conservación o mantenimiento, existe nutrida jurisprudencia que ha condenado al Estado por tales daños (cfr. CNCiv., Sala H, "in re" "Boada c. Cons. Av. Cramer 1754 y ots.", del 12/12/2006). Enfocado desde otra óptica, se ha propuesto que la categoría del Contenido Mínimo Exigible de los derechos presta utilidad a los fines de verificar cuando queda comprometida la responsabilidad (por omisión) del Estado ante el incumplimiento de los niveles de obligaciones exigibles según cada caso, todo lo cual resulta medido bajo los estándares de calidad, eficacia, eficiencia y razonabilidad (temporal, de la índole de los contenidos protegidos, etc.) que correspondan al aseguramiento del goce efectivo de los derechos fundamentales en juego en cada caso. En materia de inundaciones, cuando los perjuicios ocasionados reconozcan una relación causal (siquiera parcial) con omisiones así configuradas de parte de la autoridad competente, cuya ilegitimidad quede establecida como una afectación injustificada del CME de cada derecho en juego, es claro que ello puede imponer al Estado la obligación de reparar los daños causados. La responsabilidad estatal configurada en base a una concreta obligación jurídica de actuar (medida no solo a nivel de la tipicidad legal de mandatos de obrar, sino conforme los mandatos que surjan del "marco jurídico habilitante y controlante" del caso — localizable mediante la aplicación de fuentes constitucionales y convencionales —) se vincula a la obligación de asegurar la tutela oportuna y efectiva del CME de los derechos individuales y colectivos afectados, lo cual adquiere notoriedad cuando los perjuicios causados (o su agravamiento) por eventos dañosos previsibles y controlables, pueden atribuirse a un irregular cumplimiento de aquellos niveles de obligaciones relativas a los CME de los derechos, por deficiencias en el accionar estatal (en tareas de planificación, implementación, control, etc. de planes y medidas preventivas, estratégicas, coordinadas y eficaces), ante lo cual no cabe duda de que el alcance de la reparación debe ser pleno (Olivero, Eduardo R.: Las Inundaciones Y La Responsabilidad Del Estado Por Actividad Ilegítima: Aportes Desde La Garantía Del Contenido Mínimo Exigible De Los Derechos Fundamentales, Publicado en: RCyS 2013- V , 5 ) ( CAMARA NAC. CIVIL - SALA I, 20/12/2018, VIRTUDES EGAÑA EUGENIA ESTHER c/ GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES s/DAÑOS Y PERJUICIOS ACUERDO: 94/18). Entendemos importante citar textualmente lo que el autor Eduardo Olivero, en la obra citada, sostiene sobre el tema, ya que por su claridad conceptual resulta relevante para dirimir este conflicto, y así señala con absoluta precisión: “Bien se ha dicho en doctrina que atendiendo “a la identidad del sujeto titular de esa “cosa” que denominamos “agua”, en la generalidad de los casos, debido a su intrínsica capacidad de satisfacer necesidades comunitarias esenciales, las aguas terrestres, al igual que las marítimas adyacentes a nuestro territorio soberano, pertenecen al dominio público estatal” (BOTASSI Carlos A. Inundaciones y responsabilidad del Estado, JA, 2005 I 1389). Más allá de las innegables responsabilidades que dicha titularidad apareja para los niveles estatales involucrados, interesa tener presente aquí, que el agua es ciertamente indispensable para uso doméstico o común, como para satisfacer necesidades comunitarias esenciales y sostener actividades productivas, aunque también puede ser una de las causas –exclusivas o concurrentes- de desastres ambientales y de perdidas humanas, sociales y materiales, actuando como elemento dañoso con efectos a nivel individual y colectivo (Sabsay D. Responsabilidad por daño ambiental colectivo, pág 567 y ss). Y los principios aplicables al respecto (prevención, precaución, responsabilidad, etc) ciertamente inciden sobre la responsabilidad del Estado, en función de sus diversas obligaciones vinculadas a actividades varias (regulación, fiscalización, elaboración de programas y planes, realización de obras, etc.). En materia de inundaciones, particular interés tiene en dicha problemática la verificación de carencias o indebidos retardos en materia de planificación, acción y control estatal -en forma adecuada, oportuna y eficaz- respecto de todo lo relativo a suficiente infraestructura, obras públicas, planes integrales, etc. Ello, ante la necesidad de prevenir y en su caso evitar los efectos nocivos que diversos cauces hídricos previsiblemente pueden provocar, obrando como agentes dañosos . En materia de responsabilidad del Estado y a los fines de precisar – según los límites de cada caso- la conformación de un cuadro de irregular cumplimiento de las obligaciones del servicio, cabe resaltar que la categoría en análisis (afectación de aquéllos contenidos mínimos (sustanciales) exigibles) brinda utilidad al inquirir sobre la existencia de aquella responsabilidad y la conformación de todos sus presupuestos, lo cual siempre dependerá del contexto fáctico de cada caso en estudio. Ello adquiere especial trascendencia –pues- toda vez que las trágicas circunstancias y las dolorosas pérdidas humanas y materiales usualmente aparejadas por las inundaciones, sean puestas de manifiesto en un injustificado contexto de desamparo, ausencia o indebido retardo del accionar estatal (lo cual puede revelar directa o indirectamente acciones u omisiones constitutivas de mala praxis política o administrativa- a veces con efectos en multiniveles de gobierno-, comprometiendo ello diversas responsabilidades aplicables en la especie). La eventual comprobación fáctica de esta consecuencia, durante o después de los sucesos –además de agravar la indignante sensación ciudadana-, implica responsabilidades por la ausencia de un proyecto y obrar estatal, oportuno, adecuado, eficaz y coordinado que importe un manejo integral de las problemáticas en juego, hecho éste que ciertamente es intolerable ante los graves perjuicios producidos, las vidas arrebatadas, los bienes perdidos y el sufrimiento espiritual soportado por las víctimas y los afectados, en función del terrible sumergimiento producido por el irresistible y exasperarte avance de las aguas. La exigencia de garantizar al menos el contenido mínimo (sustancial) exigible (CME) de los derechos involucrados y el correlativo cumplimiento de los niveles de obligaciones pertinentes ….inevitablemente exige adoptar las acciones tendientes a mitigar, prevenir o en su caso erradicar la producción de previsibles y controlables eventos dañosos (aunque sea parcialmente), y la ausencia de suficiente accionar estatal en la materia puede tornar poco creíble y justificable –a posteriori- cualquier pretendida imputación de tales daños a la sola injerencia de fenómenos naturales (cual caso fortuito o fuerza mayor)....”. Y concluye este autor en que “Es necesario reconocer que todo lo que conforma (según los diversos estándares objetivos de derechos humanos aplicables en cada caso) el CME (cuál ámbito mínimo de tutela que debe ser razonablemente garantizado, a modo de contenido esencial de cada derecho en juego , sin lo cual se priva de sustancia a los mismos –incurriendo en la prohibición del art.28 CN-, delimita una obligación de garantía insoslayable, a cargo del Estado, lo cual permite según los casos completar el estándar genérico de la prestación regular del servicio, en calidad de componente central de la configuración de la responsabilidad del Estado. Tratándose de una garantía sustancial, ella conlleva el ejercicio de un control más intenso sobre las posibles opciones discrecionales (en su motivación, en los procedimientos implementados, etc.) y en torno al análisis de la legitimidad de la actuación estatal, adquiriendo dicha categoría centralidad en la tarea de determinación de la particular densidad de las obligaciones de hacer que se encuentren a cargo del Estado (como mandatos expresos y determinados en una regla de derecho). La categoría del CME de los derechos presta utilidad a los fines de verificar cuando queda comprometida la responsabilidad (por omisión) del Estado ante el incumplimiento de los niveles de obligaciones exigibles según cada caso, todo lo cual resulta medido bajo los estándares de calidad, eficacia, eficiencia y razonabilidad (temporal, de la índole de los contenidos protegidos, etc.) que correspondan al aseguramiento del goce efectivo de los derechos fundamentales en juego en cada caso. Del CME en consideración, emanan “límites objetivos” -de orden público- para la definición y validez de cada complejo obligacional prestacional específico; y ello impacta desde luego en la noción de “cumplimiento regular de las obligaciones del servicio” (en sentido lato). En materia de inundaciones, cuando los perjuicios ocasionados reconozcan una relación causal (siquiera parcial) con omisiones así configuradas de parte de la autoridad competente, cuya ilegitimidad quede establecida como una afectación injustificada del CME de cada derecho en juego, es claro que ello puede imponer al Estado la obligación de reparar los daños causados. La responsabilidad estatal configurada en base a una concreta obligación jurídica de actuar (medida no solo a nivel de la tipicidad legal de mandatos de obrar, sino conforme mandatos que surjan del “marco jurídico habilitante y controlante” del caso – localizable mediante la aplicación de fuentes constitucionales y convencionales-) se vincula a la obligación de asegurar la tutela oportuna y efectiva del CME de los derechos individuales y colectivos afectados, lo cual adquiere notoriedad cuando los perjuicios causados (o su agravamiento) por eventos dañosos previsibles y controlables, pueden atribuirse a un irregular cumplimiento de aquellos niveles de obligaciones relativas a los CME de los derechos por deficiencias en el accionar estatal (en tareas de planificación, implementación, control, etc de planes y medidas preventivas, estratégicas, coordinadas y eficaces), ante lo cual no cabe duda de que el alcance de la reparación debe ser plena”. Sobre tales premisas, no nos quedan dudas sobre la conducta omisiva de los funcionarios provinciales Berli y Fratti, ya que así surge de la pericia Hidraúlica realizada por los Ingenieros Bachiega, Bertone y Maza cuando concluye con que “La crecida del 2003 fue un evento preponderantemente natural, pero que tuvo componentes antrópicos asociados que pudieron condicionar tanto la forma como la magnitud en que evolucionó la misma.”,. Al referir los expertos a los “componentes antrópicos” (de hecho atribuibles a conductas o causa humana), aluden a las siguientes: “…. –la inexistencia de un cierre integral de la región oeste-Norte que permitiera cerrar el anillo de defensa con una cota tal que brindara un nivel de protección homogéneo a todos los sectores de la ciudad- la errónea concepción del proyecto de terminación del tramo II y la previsión de una medida de cierre de emergencia de difícil ejecución una vez configurada esta última- la existencia del terraplén de la autopista Rosario-Santa fe con una luz libre insuficiente en situaciones de crecidas-la inexistencia de un sistema de alerta debidamente organizado y la falta de un Plan de Contingencia que hubiera asignado roles y medidas adecuadas a tomar una vez que el agua ingresó a la ciudad – los retrasos con los que se tomaron las medidas de emergencia preventivas y no estructurales durante el evento, vinculadas principalmente a la falta de planificación que dio lugar a una fuerte desorganización en el accionar de las autoridades.” y también a que en “relación a las medidas de evacuación y su oportunidad de implementación, se considera que las mismas se encuentran fuertemente vinculadas a la existencia de niveles de alarma previamente definidos y a la ejecución de acciones acordes con dichos niveles de aviso. No obstante, pudo constatarse que el inicio del ingreso de agua a la ciudad, el día 27 de abril, es decir 48 hs antes de que se agravara finalmente la situación, resulta un elemento de aviso importante como para encarar medidas preventivas de evacuación. Máxime si se considera que el día 28 de abril se declara la ineficacia de las medidas de control encaradas en el ingreso a la ciudad…”.
Todo ello indica que existió omisión de
planificación, implementación, control, etc de planes y medidas preventivas, estratégicas, coordinadas y eficaces de parte de los citados funcionarios, y que, por ende, han generado “ vulnerabilidad institucional” que “ refiere al debilitamiento de la capacidad del estado en términos de regular las actividades económicas potencialmente riesgosas y la reducción de sus capacidades en el campo de la formulación e implementación de las políticas públicas de manejo del riesgo (Merlinsky Gabriela. «Vulnerabilidad Social y Riesgo Ambiental: ¿Un plano invisible para las políticas públicas?». Revista Mundo Urbano [en línea]. 2006, nº 28). En términos operacionales, y tratándose del análisis de la gestión del riesgo de inundaciones, la vulnerabilidad institucional es la pérdida de capacidad de respuesta por parte del estado en la generación de condiciones de seguridad territorial. En contextos urbanos, implica tomar en consideración la regulación del mercado inmobiliario, el desarrollo de políticas de planificación urbana y ordenamiento territorial”. “La evaluación del riesgo es un pre-requisito indispensable para la gestión ambiental del territorio. En lo que refiere a las inundaciones, los sistemas de información meteorológica son esenciales para la planificación de las infraestructuras y para el monitoreo constante en la gestión del riesgo de desastres .Pero además el acceso a la información es un componente central para garantizar mecanismos de participación en los sistemas integrados de gestión de riesgo. Para ello la información debe cumplir con cuatro condiciones. En primer lugar requiere ser oportuna, es decir que debe estar disponible para los actores sociales con la anticipación necesaria para lograr su difusión, comprensión y discusión allí donde se necesita. En segundo lugar debe ser de calidad, tanto en su contenido riguroso como en su forma, que debe comprensible para quien la requiere. En tercer lugar debe cumplir con el requisito de la accesibilidad, en tanto quienes requieren la información deben tener posibilidad efectiva de acceder a ella. Finalmente la información debe permitir la retro-alimentación, es decir entender que se trata de un proceso interactivo y de doble vía, para facilitar que el usuario sea a su vez generador de nueva información (Wilches Chaux, Gustavo. Brújula, Bastón y Lámpara para trasegar los caminos de la educación ambiental. Bogota: Ministerio de Ambiente, vivienda y desarrollo territorial 2007) La vulnerabilidad en este plano está definida por un rasgo de marcada opacidad en la difusión de información por parte del estado y/o en problemas de calidad, oportunidad o retro-alimentación” ”Los funcionarios a cargo del gobierno definen las causas del fenómeno atribuyendo su origen a eventos extraordinarios, imputables a causas climáticas. En el diagnóstico que realizan, si los escenarios climáticos han cambiado, será necesario entonces redoblar el nivel de inversión en obras para adaptarse a la nueva situación. De esa manera, la responsabilidad queda diluida en una serie de atrasos históricos en el financiamiento generados por conflictos interjurisdiccionales y la consecuencia es que pasa a ser responsabilidad política compartida (o incluso delegada) en el gobierno nacional. Todo esto va construyendo una visión institucional que prioriza la inversión física y las construcciones por sobre las medidas no estructurales. Una visión que sólo se focaliza en el desastre, desconociendo que éste es solo un momento del ciclo, hay otro momento importante que es la prevención y que debe formar parte de la gestión” (Inundaciones en Buenos Aires. ¿Cómo analizar el componente institucional en la construcción social del riesgo? María Gabriela Merlinsky y Melina Ayelén Tobias).
De las apuntadas falencias gubernamentales también se
hace eco el fallo por el que se procesó a los funcionarios Berli y Fratti, y en cierta medida hasta el propio informe emanado de la UBA cuando señala “Hay otro factor menos evidente que aumenta considerablemente la vulnerabilidad a las precipitaciones intensas. Se trata del desconocimiento sobre el cambio operado en el clima por parte de la comunidad técnica. Cabe sin embargo advertir que este desconocimiento comenzó a revertirse, especialmente después del evento de abril de 2003. A ello se agregan falencias en el conocimiento científico como surge del balance del estado del conocimiento hecho en la sección anterior, especialmente en lo atinente a las técnicas que permitan manejar adecuadamente las estimaciones de las precipitaciones extremas y sus consecuencias hidrológicas en el contexto de un clima no estacionario . Esto último reviste gran importancia práctica para la definición de los parámetros de diseño de las obras de infraestructura y su manejo”. La reiteración de estos fenómenos -lluvias intensas– sirve para descartar de la escena al caso fortuito, dada la posibilidad de preverlos y evitarlos, mediante una adecuada política en materia de control, mantenimiento y obras de infraestructura destinadas a brindar soluciones a esta problemática, lo que a todas luces el Estado, a través de sus funcionarios, de los que es garante, omitió. En esta senda, se explica que la reiteración de estos fenómenos naturales les quita el carácter de imprevisibles, por lo que no pueden considerarse como casos fortuitos. Máxime, cuando debió prever la Provincia las características de la cuenca del salado: ”El río Salado del Norte tiene un régimen de escaso escurrimiento superficial y una cuenca favorable a los estados de inundación por su escasa densidad de drenaje y baja pendiente. A estos dos factores fisiográficos se suman las características meteorológicas de la región, propensa la generación de SMCs de gran intensidad” (v. informe de la UBA). Por ende, la responsabilidad de la Provincia de Santa Fe surge al no cumplir con su obligación de controlar tales alternativas hidrológicas y climáticas, y no realizar obras de infraestructura adecuadas para evitar el desborde del Río Salado (dejar “lugares abiertos“ a la altura de calle Gorostiaga en el Hipódromo de Santa Fe, no culminar los tres tramos de la obra “Construcción de la autopista de Circunvalación oeste, para que cumpla funciones viales y al mismo tiempo de “terraplén de defensa” contra las inundaciones, y la errónea concepción del proyecto de terminación del tramo II, no prever la exigüa luz de escurrimiento de las aguas de la autopista Santa Fe- Rosario, que hizo de dique, falta de planes de Contingencia y alerta, etc., deberes contemplados dentro de un mandato jurídico determinado en cabeza del Gobierno de Santa Fe, ante lo cual su falta de respuesta genera la pertinente responsabilidad (Parisi, Néstor S.: “la responsabilidad estatal por los daños a causa de las inundaciones. ¿un fenómeno previsible? (laleyonline.com). Vale reiterar atento a la excusa de responsabilidad que ensaya la accionada para justificar la inundación (el ”caso fortuito” y la “fuerza mayor”) de que “…la prueba del caso fortuito, para determinar la exoneración del responsable, debe ser aportada por éste en forma certera e indubitada, sin que sea suficiente la simple duda acerca del modo en que sucedieron los hechos (Trigo Represas, Félix A., López Mesa, Marcelo J., “Tratado de la Responsabilidad Civil”, La Ley buenos Aires 2004, p. 882). Dicho lo anterior, para que la lluvia -y también la inundación- configure un caso fortuito debe tratarse de un acontecimiento que como todos los provenientes de la naturaleza, por su intensidad y características revistan la condición de extraordinarias y resulten imprevisibles para una diligencia normal (conf. Código Civil anotado, de Salas- Trigo Represas-Lopez Mesa, tomo 4-A actualizado, ed. Depalma, ed. 2000, pag. 234). En el sub-examine la demandada, no sólo no ha logrado demostrar que el hecho acontecido el día 29 de abril de 2003, configure caso fortuito, puesto que para merecer dicha calificación debe superar la aptitud normal de previsión que le es exigible a un hombre diligente, sino que sus consecuencias pudieron prevenirse y evitarse, o al menos minimizarse. Los razonamientos que esgrime la demandada para deslindar su responsabilidad civil por la inundación, importan un distinto punto de vista, pero en general lejos queda de rebatir de manera puntual y concreta las distintas -y muchas- omisiones en que incurrieron sus funcionarios en la emergencia, y que configuran la relación de causalidad entre el hecho antijurídico y el daño sufrido por los actores, y que “es la consideración del nexo que debe mediar entre el hecho y el resultado para poder formular un juicio vinculativo, es decir, poder afirmar que dado tal hecho o acto y tal resultado, el hecho o el acto es la causa del mismo. No basta que el hecho sea condición de un resultado para que su autor sea responsable del mismo -pues sólo algunas condiciones son adecuadas o normales-, se exige una adecuación específica del hecho (causa) a su efecto (resultado)” (C 1º Civ. y Com. San Isidro, Sala 1º, 17/2/94, ED 158-580). Ello, con la aclaración que de lo que se trata en el caso, no es de analizar gestiones de gobierno, sino la responsabilidad del estado como persona jurídica cuando los hechos y actos emitidos por sus órganos en ejercicio de sus funcionen ocasionen un daño o perjuicio susceptible de apreciación pecuniaria, y sus presupuestos: un daño, que le sea imputable al Estado y que ese daño se haya producido por un acto o hecho lícito o ilícito. Y en tal juicio vinculativo, teniendo en cuenta que la causa adecuada consiste en la puesta en juego de elementos de previsibilidad en los procesos causales, cabe concluir –procediendo con cautela, es decir en la forma que corresponde cuando se trata de responsabilizar a alguien por actos omisivos, especialmente al Estado, y sin considerar que este tiene que proveer cuanto interesa a la sociedad, pues ello puede conducir a conclusiones absurdas, dado que en la mayoría de los sucesos dañosos siempre sería posible reclamar por la omisión estatal (cfr. LL del 02.04.97, Jurisprudencia agrupada. Daños y Perjuicios n.13, con cita de un fallo de la C. Nac.Civ.Sala 1º)- que los pretensores –es decir, quienes deben probar la relación en su fase primaria- ha proporcionado los elementos de juicio que tienen por vinculada la conducta de los funcionarios provinciales Ingenieros Berli y Fratti con un cierto resultado -la inundación que asoló a Santa Fe el 29 de abril de 2003-. Concluyendo, en el sub lite ha mediado total responsabilidad del Estado Provincial, ya que quien contrae la obligación de prestar un servicio lo debe realizar en condiciones adecuadas para llenar el fin para el que ha sido establecido, siendo responsable de los perjuicios que causaren su incumplimiento o irregular ejecución (CSJN, Fallos 182-5, pub. en LL 12-123 con nota de Alberto G.Spota). Esta idea objetiva de la falta de servicio encuentra su fundamento en la aplicación por vía subsidiaria del art.1112 del Cód.Civil que establece un régimen de responsabilidad por los hechos y las omisiones de los funcionarios públicos en ejercicio de sus funciones, por no cumplir sino una manera irregular las obligaciones legales que le están impuestas. Principio que pone en juego la responsabilidad extracontractual del Estado en el ámbito del derecho público que no requiere como fundamento de derecho positivo recurrir al art.1113 CC al que han remitido desde antigüo, exclusiva o concurrentemente sentencias anteriores de la Corte Suprema, en doctrina que sus actuales integrantes no comparten (C.Nac.Civ., 18/12/84 in re “Vadell Jorge c. Provincia de Buenos Aires”). Es que como bien lo señala Bustamente Alsina en la nota al fallo de la CSJN dictado en fecha 19.10.95 in re “Badín Rubén y otros c. Prov. de Buenos Aires” (LL, 1996-c-584): “la responsabilidad del Estado por los actos de sus órganos (agentes con competencia para realizar los hechos o actos pertinentes que dan origen a los daños) es siempre una responsabilidad directa, fundada en la idea objetiva de falta de servicio, aún cuando no excluye la posibilidad de que se configure la falta personal del agente público. Al establecer la necesaria coordinación de los responsabilidades del funcionario público y del Estado hemos destacado que en el caso en que aquél actúa irregularmente dentro del ejercicio objetivo de su función y causa un daño a un tercero, ambos son responsables concurrentes: el primero por haber actuado irregularmente con culpa y, el segundo, objetivamente porque un órgano suyo cometió un daño ejerciendo la función a él encomendada...”. Por ende, en función de todo lo expuesto, entendemos que tal como lo sostiene calificada doctrina, la responsabilidad del Estado se inserta en una teoría única del responder por el daño injustamente causado, sea que este se derive de su actividad ilícita o legítima, y es esta también la postura y solución que adopta nuestra Corte de Justicia de la Nación, incluso en casos de similares características al presente en donde ha sostenido que “Cabe condenar al Estado Provincial al pago de los daños y perjuicios sufridos por el propietario de un predio rural inundado en virtud de la realización de obras hidraúlicas destinadas a impedir que se afectaran sectores poblados y de alta productividad, al existir relación causal entre el actuar legítimo de la Provincia y el hecho generador de los daños, pues en atención a los arts.14 y 17 de la Constitución Nacional, y siendo que la existencia de la actividad lícita no impide la responsabilidad del Estado en la medida en que con sus obras se prive a un tercero de su propiedad o se la lesione en sus atributos esenciales” (Juncalan Forestal, Agropecuaria S.A. c. Provincia de Buenos Aires”, 23/11/1989, cita on line AR/JUR/2324/1989), “Es responsable el Estado por sus actos lícitos que originan perjuicios a los particulares, debiendo encontrarse el fundamento de ello en los arts.14 y 17 de la Constitución Nacional, en la inviolabilidad de la propiedad privada, en la justicia y la seguridad jurídica, en el beneficio común que se produce con la realización de una obra, que no debe ser obtenido a costa del patrimonio ajeno, y en fin, en la igualdad ante la ley y las cargas públicas, que imponen que todos soporten paritariamente el perjuicio excepcional que exceda por su naturaleza e importancia, las incomodidades corrientes exigidas por la vida en sociadad” (del voto del Dr. Vázquez, “Salvador de López Amelia c. Provincia de Buenos Aires”, 17/04/1997, La Ley 1998-F, 907), “Cabe responsabilizar a la Provincia de Buenos Aires por el anegamiento de un establecimiento rural ubicado en su territorio, encontrándose acreditada la relación de causalidad entre dicha inundación y el obrar legítimo de sus organismos al efectuar ciertas obras hidráulicas, aun cuando las mismas se realizaron para impedir los efectos negativos de una inundación en centros poblados o zonas rurales de alta productividad, si no se pudo probar que tales obras mantuvieran el natural escurrimiento de las aguas o que éstas inevitablemente hubieran irrumpido en el campo del actor” (Prada Ivan Roberto c. Provincia de Buenos Aires”, 16/06/1993, cita online AE/JUR/3373/1993), “La provincia de Buenos Aires resulta responsable por los daños y perjuicios originados a raíz de inundaciones en los campos de los actores toda vez que estas se produjeron como consecuencia de la deficiente construcción del Canal Ameghino lo cual se llevó a cabo sin un adecuado estudio técnico de sus consecuencias y con la falta de un plan eficaz y oportuno de regulación” (“Urruti de González Cané, Elsa Margarita y otros“, 01/12/1992, cita on line AR/JUR/3054/1992), ”Es procedente la demanda de daños y perjuicios a título de lucro cesante entablada por el propietario de un establecimiento rural ubicado en la provincia de Buenos Aires contra dicho Estado Provincial a raíz de su anegamiento, si ello se debió a la construcción de un canal que modificó las condiciones naturales de escurrimiento, las que no pudieron ser restablecidas por taponamientos posteriores” (Estancias Marré S.A.I.A.F. e I. C. Provincias de Córdoba, La Pampa y Buenos Aires”, 16/06/1993), “La provincia demandada debe indemnizar los daños producidos a los propietarios y usufructuarios de un inmueble rural sito en el partido Guamini, Provincia de Buenos Aires, con motivo del avance de las aguas del sistema endorreico denominado “lagunas encadenadas”, fenómeno atribuible a la alteración del normal equilibrio hidrológico de la región como consecuencia de obras realizadas por las Direcciones de Hidráulica y Vialidad provinciales, que excluyen la aplicación del art.514 del Cód.Civil, invocado por la accionada alegando atípicas precipitaciones pluviales para explicar el fenómeno, pues los elementos de prueba demuestran que las inundaciones no ocurrieron antes de la ejecución de tales obras, pese a registrarse en distintas oportunidades lluvias de mayores registros” (“Torres Guillermo y otra c. Pcia. de Buenos Aires”, 17/12/1985, La Ley 1986-D,3), etc.. En consecuencia, esta demanda debe prosperar quedando el Estado Provincial obligado a resarcir los daños causados a los actores, de conformidad a lo establecido en los arts. 43,1074, 112, 1113 y ccs del Código.Civil. 8) Resta ahora examinar los distintos rubros resarcitorios reclamados en la demanda, siendo que Langhi en el principal reclama la suma de $50.258,99 por indemnización por los daños sufridos en inmueble de su propiedad que sufrió la inundación, más los perjuicios sufridos como consecuencia de dicho evento en los bienes muebles y daños derivados, importe, dice, al que deberá deducirse la suma de $ 3.000 por un subsidio otorgado por el Estado Provincial a través del M.A.G.I.C, por lo que consecuentemente, el daño resarcible asciende a la suma de $ 47.258, 99. También reclama reparación por el daño moral sufrido por el actor, el que en el alegato justiprecia en $100 más que lo reclamado por daño material. En relación a SEPIA S.R.L., en los acumulados, su pretensión resarcitoria asciende a $ 49.571,13 por los daños sufridos por el rodado de su propiedad que se encontraba en el inmueble al momento de la inundación, y también por los daños sufridos por el mismo motivo en equipos e insumos varios. Dichas sumas son dejadas libradas en su cuantificación definitiva al arbitrio judicial. En lo que a ello atañe contamos como prueba con el presupuesto de reparación de galpón y vivienda ubicados en calle San Juan 1264 de esta ciudad, obrantes a fs. 1247/1249 y que asciende a la suma de $ 32.438,00, reconocidos en la Audiencia de Vista de Causa por su otorgante, Hernan Cesar Sanchez, admitiendo además “reconozco el cómputo y el presupuesto. No hice el arreglo, hice una descripción de ítems a reparar y contemplé lo dañado por la inundación. No se hizo la reparación. Si tuviera que presupuestar hoy en día el valor de los materiales y mano de obra, rondaría los $ 860.000, unas 26 veces más, usando el índice de determinación de precios de la Provincia. En ese momento el estado de situación por la inundación del inmueble era caótico porque era barro, muebles rotos, yo recorrí el inmueble de forma perimetral, fue una inspección visual. No conocía el inmueble antes. El piso no lo recuerdo, las paredes eran de revoque y pintura y el techo era de chapa con perfilería metálica. Use para calcular el presupuesto cifras y cálculos particulares de mi trabajo profesional. Este inmueble tenía el aspecto de un laboratorio vial, había elementos de laboratorio, una casa reacondiciona como oficina”. A fs. 1250/ 51 obra el presupuesto de “Electromecánica Pulvi” de $ 2.580 más IVA 21%, también reconocido por quien lo extendiera, Miguel Angel Pulvi, quien en la AVC dijo también “Lo conozco a Langui en su momento por su trabajo. Reconozco el presupuesto, no le hice el trabajo No tengo idea que valores serían ahora, en éste momento por ejemplo, el aumento fue de un 50% solo en materiales. La diferencia es una barbaridad. En ese tiempo una lata de barniz costaba 28 y hoy 1330. El primero de los motores presupuestados hoy saldría algo así como $ 6.500. Este presupuesto es de reparación. Examiné personalmente los aparatos eléctricos, los fui a ver, me costó encontrar el domicilio en ese momento por lo que había ocurrido. El presupuesto se hace en medio día. Los motores los vi para ver que es lo que tenían. Para examinarlos capaz que estuve medio día sacando características de los motores”. A fs. 1252 tenemos el presupuesto del Taller mecánico Campagnoli, efectuado por la reparación de la Ford Ranchera dominio E 076433 y que asciende a la suma de $ 9.500, el que fue judicializado mediante el reconocimiento de su otorgante Osbaldo Rubén Campagnoli, el que además declaró: “Lo conozco a Langhi por lo que en su momento le reparaba el vehículo. Reconozco el presupuesto, no hice el trabajo, solo el presupuesto. Fui donde estaba el vehículo, que era una bola de óxido, era una ranchera o algo así. Las cosas han aumentado a hoy 25 veces más, por lo menos. Era una Ford Ranchera 74 más o menos. Esa reparación era factible en ese momento, se podía reparar. Hay mucha gente que reparó los coches que quedaron bajo agua, de esa antigüedad y más viejos. La reparación era antieconómica, me parece. Era más cara la reparación de lo que valía el auto. Hoy reparar el motor de ese auto saldría unos $60.000 o $70.000, solo motor. Pero hubo gente que reparó, lo hicimos andar”. A fs 233/ 385 tenemos copia del expediente administrativo nro. 00701-0048807-7, agregado al Nro. 01101-0004364-6, dentro de sus constancia tenemos el informe de la unidad técnica verificadora relacionada a la evaluación de los daños sufridos por Langhi Rodolfo, Ingeniero Civil, que estima un valor de los perjuicios ocasionados por la catástrofe hídrica de $ 31.755 en bienes de uso (v. fs. 324), y el dictamen de la Directora General de la Dirección de Asuntos Jurídicos del Ministerio de la Producción (v. fs. 332/ 334) que consigna “….El Ing. Langhi, quien desarrollaba su actividad profesional en el domicilio de San Juan 1264, de esta ciudad, se inscribió en el Registro de Comercio, Industrias y Prestadores de Servicios afectados en forma directa por el desborde del Río Salado, estimando los daños producidos en la suma de $ 35.000 (fs.1), adjuntó un detalle de los bienes afectados (fs. 2), acompañó fotografías del local afectado (fs. 3) y solicitó ante este Ministerio una ayuda económica conforme al Decreto 1804/03 (fs.4). Presentó a requerimiento de la Unidad Evaluadora, documentación que se agrega a autos. A fs. 23 la evaluadora, destacada por la jurisdicción, informa que se ha constatado la existencia de la actividad denunciada en la zona que sufrió daños por ingreso directo del agua proveniente de la crecida del río Salado, se verificó la titularidad e identificación del reclamante y las inscripciones fiscales, correspondientes a la actividad desarrollada, pero no se realizó la evaluación de los daños, pues la tarea corresponde a una segunda etapa. A fs. 25 el Director Gral. de Comercio Interior informa al Secretario de Industria y Comercio que la empresa del recurrente, cuyos datos se consignan, está ubicada dentro de la zona declarada de desastre, oficialmente. El informe concluye expresando que “Corresponde el otorgamiento del Certificado y el otorgamiento del anticipo. Se agrega en autos el Certificado de Empresas damnificadas – Decreto 1804/03 extendido a nombre del recurrente (fs.26) y fotocopia certificada del pago del pago del anticipo de $3.000, conforme al decreto 2049/2003, en concepto de ayuda económica no reintegrable por la emergencia hídrica”….”. A fs. 866/872 también se encuentra glosado el informe técnico sobre la verificación de los daños ocasionados por la inundación en SEPIA S.R.L. en relación a la Camioneta Ford Ranchera y a Motores Eléctricos e instalaciones mecánicas. 9) Ante todo remarquemos que coincidimos con Jose Bermejo Vera cuando señala que la lesión en el patrimonio material y moral de los ciudadanos causado por el funcionamiento de los servicios públicos debe ser objeto de indemnización, más que como consecuencia de la antijuridicidad del modus operandi del poder público, porque el o los perjudicados, o “ciudadanos dañados” no tienen obligación jurídica de soportar las cargas derivadas del ejercicio aún legítimo y legal de los poderes aludidos. El concepto de servicio público se identifica con la actuación, u omisión global de las administraciones públicas (en Prólogo a “Derecho subjetivo y responsabilidad pública” de José R.Dromi, Madrid, 1986, págs.IX/XII). Así entonces, examinados los elementos de convicción, entendemos que se ha logrado probar a lo largo del proceso la existencia real del daño que sufrieran los actores a consecuencia de la catástrofe hídrica del inmueble propiedad de Langhi, como del vehículo cuyo dominio ostentaba la Empresa Sepia S.R.L. (incluso al declarar Sanchez refiere “En ese momento el estado de situación por la inundación del inmueble era caótico porque era barro, muebles rotos, yo recorrí el inmueble de forma perimetral, fue una inspección visual“, y Campagnoli, en relación a la Ford Ranchera habla de “bola de óxido”, lo que no puede deberse sino al efecto de la inundación y al proceso deteriorante del agua), como de los bienes muebles que se hallaban en la propiedad afectada, pertenecientes a ambos actores. Por ende, más allá de que contamos acreditado el costo de las reparaciones, que incluyen materiales, mano de obra, gastos generales, incluso IVA, estamos persuadidos de que los presupuestos no contemplan otros muchos gastos que son necesarios para subsanar los deterioros experimentados en los bienes a raíz de este devastador fenómeno hídrico, y que son dables de presumir atento a su magnitud y consecuencias dañosas, al igual que la necesariedad de Langhi del alquiler de una oficina para poder desempeñarse profesionalmente. Y tales comprobaciones desde ya descartan de que el “anticipo” o “ayuda económica no reintegrable por la emergencia hídrica” de $ 3.000 que percibiera Langhi sean reparación suficiente de los daños causados – que es lo que alegan los letrados de la Provincia de Santa Fe al formular sus alegatos, o de que exista una superposición de reclamos entre Langhi y Sepia, en la medida de que se encuentran perfectamente diferenciados, fundamentalmente por las distintas verificaciones llevadas a cabo por el Ministerio de la Producción, a las que ya hemos referido. En consecuencia, cabe hacer lugar a los reclamos otorgando a Langhi la suma pretendida de $ 47.258,99 (que contempla el descuento de $ 3.000 de anticipo), y a SEPIA S.R.L. la suma de $ 49.571,13. En cuanto al interés a aplicar a los montos resarcitorios -dado que en el alegato el letrado del actor solicitó se calcule por el índice de la construcción- no podemos perder de vista que estamos frente a un resarcimiento en un juicio de daños y perjuicios, aunque pueda involucrar una relación de consumo, por lo que "El interés de una suma de dinero reviste la condición de un accesorio cuyo cómputo es la única forma de que el acreedor reciba al momento del pago el valor real de lo que se le adeuda y dicho accesorio se debe -en las obligaciones con fuente en hechos delictuales o cuasi-delictuales- desde que se produjo el daño". (SCBA.Ac.33140, 27-3-85, A y S 1985-II-195). La indemnización debida por el hecho ilícito debe ser acompañada por el pago de intereses, que tienen como función asegurar al acreedor la reparación integral a que tiene derecho evitándole el mayor perjuicio que pudiera significarle la demora en obtenerla. Por lo demás, la finalidad del interés moratorio es reparar el «daño moratorio», que se acumulará con el resarcimiento del «daño compensatorio» a fin de lograr la «reparación plena», consistente en «la restitución de la situación del damnificado al estado anterior al hecho dañoso, sea por el pago en dinero o en especie» (arg. conf. arts.1740 y 1747 del CcivCom). Dicho de otra manera, cuando el 1740 del CCivCom habla de reparación plena se refiere no solo al daño compensatorio, sino al moratorio. Ahora bien, la indemnización del daño compensatorio persigue restituir a la víctima al estado anterior al daño, mediante la entrega de un capital en dinero (generalmente) o en especie que sea equivalente al bien o bienes perdidos por el evento dañoso. En cambio, la llamada «indemnización del daño moratorio» persigue reparar el daño sufrido por la víctima originado en la demora en indemnizar el daño compensatorio. Se trata de una «lesión al derecho de propiedad» del acreedor / víctima, pues su derecho creditorio es exigible desde la generación del daño (desde que se produjo el perjuicio, en otras palabras), más allá de que dicho crédito sea líquido o no. El acreedor, privado durante un tiempo de una suma de dinero «o de un valor expresable en dinero», tuvo que financiar de alguna manera el daño compensatorio durante el tiempo en que no fue resarcido. Por ende, no cabe apartarse en el presente del criterio que sustenta este Cuerpo de que deberá aplicarse al capital de condena la tasa activa promedio de la que establece el Banco de la Nación Argentina para las operaciones de descuento de documentos a treinta días, desde el 29 de abril del 2003 –fecha del hecho- y hasta su efectivo pago. Respecto del daño moral solicitado por Langhi, se halla configurado por la lesión en los sentimientos que determina dolor o sufrimiento, inquietud espiritual o agravio a las afecciones legítimas y, en general, toda clase de padecimientos comprendiendo también las molestias en la seguridad personal de la víctima o en el goce de sus bienes. Mediante la indemnización peticionada se procura reparar la lesión ocasionada a la persona en alguno de aquellos bienes que tienen un valor principal en su vida, y que son la paz, la integridad física, la tranquilidad de espíritu, el honor, y los demás sagrados afectos que se resumen en los conceptos de seguridad personal y afección legítima; y cuya violación determina la modificación disvaliosa del espíritu en su capacidad de entender, querer o sentir, que resulta anímicamente perjudicial. No obstante tratarse de bienes materiales, su incolumidad se vincula a un “interés de afección”, y al afecto que el inmueble o la casa, sobre todo si es propia, despierta en los seres humanos, y ello conjuntamente con la entidad de los daños, suficientes para demostrar la alteración de la vida cotidiana, constituyen los pilares sobre los que se apoya el agravio moral sufrido por Langhi. Solo a mayor abundamiento señalamos, que es claro que en supuestos como los ventilados en esta causa, las incomodidades superan las comunes u ordinarias de la vida en sociedad. La devastadora realidad que subyace cuando las aguas se retiran, sumado a que se trata de la vivienda personal o el asiento habitual de sus negocios, posee indudable entidad para generar angustias y padecimientos que tornan plenamente justificada la reparación pretendida. Concluimos entonces que las molestias y sinsabores que sin duda experimentó el actor como consecuencia del deterioro de su vivienda y bienes muebles —incluida la necesidad de efectuar reclamos a la contraria y acudir a la vía judicial— califican sin duda como un daño moral resarcible. En cuanto a su valuación cabe recordar lo recientemente señalado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el sentido de que: “Aun cuando el dinero sea un factor muy inadecuado de reparación, puede procurar algunas satisfacciones de orden moral, susceptibles, en cierto grado, de reemplazar en el patrimonio moral el valor que del mismo ha desaparecido. Se trata de compensar, en la medida posible, un daño consumado (…). El dinero es un medio de obtener satisfacción, goces y distracciones para reestablecer el equilibrio en los bienes extrapatrimoniales. El dinero no cumple una función valorativa exacta, el dolor no puede medirse o tasarse, sino que se trata solamente de dar algunos medios de satisfacción, lo cual no es igual a la equivalencia. Empero, la dificultad en calcular los dolores no impide apreciarlos en su intensidad y grado, por lo que cabe sostener que es posible justipreciar la satisfacción que procede para resarcir dentro de lo humanamente posible, las angustias, inquietudes, miedos, padecimientos y tristeza propios de la situación vivida” (CSJN, 12/04/2011, “Baeza, Silvia Ofelia c. Provincia de Buenos Aires y otros”, RCyS, noviembre de 2011, p. 261, con nota de Jorge Mario Galdós). En otras palabras el daño moral puede “medirse” en la suma de dinero equivalente para utilizarla y afectarla a actividades, quehaceres o tareas que proporcionen gozo, satisfacciones, distracciones y esparcimiento que mitiguen el padecimiento extrapatrimonial sufrido por la víctima (Galdós, Jorge M., “Breve apostilla sobre el daño moral (como “precio del consuelo”) y la Corte Nacional”, RCyS, noviembre de 2011, p. 259). La misma idea resulta del art. 1741 in fine del Cód. Civil y Comercial, a cuyo tenor: “El monto de la indemnización debe fijarse ponderando las satisfacciones sustitutivas y compensatorias que pueden procurar las sumas reconocidas”. Así las cosas, teniendo en cuenta los malestares y las angustias que el grave deterioro del ámbito de su vivienda pudo razonablemente haber generado en el actor, entendemos equitativo (art.245 del CPC y C) acordar por daño moral la suma de $ 40.000. En el análisis de la tasa de interés moratorio, siguiendo la posición de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Santa Fe (CCiv.Com., Sala II, 23/05/2005, “Larrea c/Provincia de Santa Fe”, R. N° 169, F° 417, T.1, entre otros), estimamos que en materia de resarcimiento de daños los intereses se devengan desde el momento mismo en que se produjo el daño al amparo de la intregralidad de la reparación que se proclama. Este criterio, por otro lado, se ha visto ratificado por el artículo 1748 del Código Civil y Comercial que expresa que el curso de los intereses “comienza desde que se produce cada perjuicio”. En este marco, corresponde diferenciar los que deberán ser aplicados a los distintos rubros de la cuenta indemnizatoria. En el reclamo del daño moral, destacamos que cuando se establece la indemnización correspondiente a tal rubro se determina en moneda actual, esto es, a valores a la época en que el Tribunal ha ponderado la entidad del perjuicio. Sobre esa base del reconocimiento de la existencia de una deuda de valor, para el período comprendido entre la fecha del hecho y el 1° de agosto del año 2015, se aplicará un ”interés puro” propio de una economía estable conforme autorizada doctrina y jurisprudencia (vg. Pizarro, R. D. “Los intereses en la responsabilidad extracontractual” en Suplemento Especial LA LEY “INTERESES”, julio de 2004, pág. 84 y sig.; CSJN, “Sontag B. c/Banco de Galicia y Buenos Aires, 05/04/2005, LL 2005-C-346; y CCC Rosario, Sala II, “Stucchi c/Telecom”, 10/02/1999, en LLLitoral 1999-19), la que en el caso se considera razonable fijar en el 4% anual, en un todo de acuerdo a la causa “Barrios” citada con anterioridad. A partir de la fecha señalada y hasta la sentencia, se aplicará la tasa pasiva promedio que publica el Banco Central de la República Argentina, en razón de lo dispuesto por el artículo 768 inc. c) del Código Civil y Comercial de la Nación, vigente desde tal mojón temporal y aplicable al caso en los términos del art. 7° del citado digesto, como se expuso al abordar el análisis del derecho transitorio (Kemelmajer de Carlucci, Aída, La aplicación del Código Civil y Comercial a las relaciones y situaciones jurídicas existentes, Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2015, p. 148). Esa tasa pasiva no entra en contradicción con la noción de deuda de valor y se ajusta a la opción que habilita el inciso c) del citado artículo 768 del Código Civil y Comercial. A partir de la fecha de este pronunciamiento y hasta su efectivo pago generará la tasa activa promedio ya indicada para el daño material. 10) En cuanto al planteo de inconstitucionalidad de las leyes 11696, 11965,12015,12036, debe quedar reservado su tratamiento para cuando eventualmente se configure el caso en cuestión . 11) Las costas de este proceso, tanto en el principal como en el acumulado, atento al resultado y al principio objetivo de su imposición se cargan en su totalidad a la accionada, Provincia de Santa Fe (art.251, sgtes. y ccs. del CPC y C). Por todo ello, el TRIBUNAL COLEGIADO DE RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL NRO.4 de Santa Fe, RESUELVE: 1) Hacer lugar íntegramente a la demanda en el principal y en el acumulado, y condenar a la Provincia de Santa Fe, a abonar a los actores Rodolfo Oscar Langhi y SEPIA S.R.L., en el término de diez días y bajo apercibimientos de ley, las sumas establecidas en el apartado 9) del Considerando -según les corresponda-, con más los intereses allí fijados. 2) Imponer las costas del proceso, tanto en el principal como en el acumulado, totalmente a la accionada. 3) Diferir la regulación de honorarios hasta tanto se practique liquidación. 4) Tener presentes las reservas constitucionales formuladas. Insértese, expídase copia y hágase saber.-
Dra. María Georgina RODRIGUEZ Dra. Nora ABELLO Dr. Gabriel SCAGLIA Juez Juez Juez