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LANGHI RODOLFO OSCAR C/ PROVINCIA DE SANTA FE S/ IND. DAÑOS Y


PERJUICIOS
21-12098146-0
TRIB. COLEG. RESPONS. EXTRACONTRACTUAL N° 4

SANTA FE, 30 de abril de 2019

Y VISTOS: Estos autos: “LANGHI, Rodolfo Oscar c/


PROVINCIA DE SANTA FE s/ Daños y perjuicios” (Expte. 190 – Año 2005)
que tramitan por ante este Tribunal Colegiado de Responsabilidad
Extracontractual Número Cuatro; de los que,
RESULTA: Que Rodolfo Oscar Langhi, por
intermedio de apoderado especial, inicia formal demanda de daños y perjuicios
contra la Provincia de Santa Fe por la suma de $ 50.258,99 (Pesos cincuenta
mil doscientos cincuenta y ocho con noventa y nueve centavos) y/o la que en
más o en menos determine este Tribunal, con más intereses y costas.
El apoderado refiere que su mandante resultó
damnificado con motivo de la inundación en la ciudad de Santa Fe, por la
crecida del Río Salado y que se exteriorizó el 29/04/2003. Que su mandante se
domiciliaba en calle San Juan 1624 en donde ser concretaron los daños en el
inmueble de su propiedad y los bienes allí contenidos y que se encontraban
afectados a su actividad profesional como Ingeniero Civil.
Le atribuye la responsabilidad de los hechos a la
demandada por cuanto, luz reducida del puente construido en la autopista
Santa Fe-Rosario, la cual fue ejecutada sin adoptar las previsiones técnicas
para prevenir el estrechamiento del cauce del Río Salado y de la planicie
natural de inundación. La no construcción del tercer tramo y una insuficiente o
irregular finalización del segundo tramo de la autopista de Circunvalación Oeste
que cumple funciones viales y de terraplén de defensa contra las inundaciones.
La falta de finalización dejó lugares abiertos a la altura del Hipódromo cuando la
altura del terraplén demostró ser suficiente impedimento a la penetración de las
aguas, por cuanto la altura promedio fue de 9 mts. Agrega que como el ingreso
de agua no tenía salida, debió ser sacada, días más tardes, mediante el corte
forzado de los terraplenes en el extremo sur de la ciudad y que llegaron hasta la
Avenida Mar Argentino, posibilitando el drenaje rápido de las aguas. Que si bien
la medida tomada por el Gobernador de la Provincia, Carlos Reutemann, fue
acertada pero tardía, que agravó los daños de la zona oeste, domicilio del actor.
Reclama los siguientes rubros indemnizatorios: a)
daño en el inmueble que lo estima en $ 32.438,99, b) daños en los bienes
muebles en $ 14.320, c) daños derivados o de otra naturaleza en $ 3.500 que
comprenden el alquiler de una oficina durante 16 meses a los fines de
desempeñar labores profesionales, instalación de un nuevo teléfono, gastos de
mudanza y alquileres frustrados de percepción por dos meses y d) daño moral.
Aclara que deberá deducirse la suma de $ 3.000 de un subsidio otorgado por el
MAGIC, al monto de la condena.
Ofrece prueba documental, informativa, confesional,
constatación judicial, testimonial y pericial.
Funda su derecho en los arts. 505, 512, 1068, 1109,
1113, ss. y cc. del Código Civil; arts. 541 y ss. del Código de Procedimientos en lo
Civil y Comercial; y jurisprudencia que cita.
Hace reservas de acudir por ante las Supremas Cortes
de Justicia de la Provincia y de la Nación en el hipotético caso de una sentencia
adversa a su parte, porque lesionaría derechos constitucionales.
Ofrece prueba documental, testimonial, constatación.
A fs. 48 se amplia la prueba documental, testimonial y
constatación.
A fs. 61/81 contesta la demanda la Provincia de Santa
Fe negando todos y cada uno de los hechos que no sean expresamente
reconocidos. Refiere que el Río Salado recoge aportes de siete de los diecinueve
Departamentos en la Provincia de Santa Fe: 9 de Julio, Vera, San Cristóbal, San
Justo, Castellanos, Las Colonias y La Capital, que posee un área de 30.400 km2 y
los excedentes de las Bajos Submeridionales. Que al ingresar a la Provincia, el
Río Salado escurre en dirección noroeste-sureste y luego gira para correr en
dirección norte-sur, en donde recibe su principal afluente, el Río Calchaquí que
drena las aguas provenientes de los Bajos Submeriadionales (áreas de las
provincias del Chaco, Santiago del Estero y Santa Fe; y a partir de allí el cauce
sigue escurriendo en dirección norte-sur hasta su desembocadura y, en ese tramo,
recibe los aportes de las subcuencas: Saladillo, Las Conchas, Palos Negros-La
Cabral, San Antonio, Cululú, Vizcacheras, Pantanoso, Arizmend y áreas de
aportes directos al curso de Río Salado.
Que el principal aporte de las crecidas está dado por el
Río Calchaquí, cuyo aumento de caudales prolongado en el tiempo y en términos
anuales aporta el 50% de la masa en la salida de la cuenca.
Que los causales del Río Salado son muy variables,
previo a la crecida del 2003, en los últimos 30 años, se registraron dos pico
máximos del orden de los 2500 m3/s durante las crecidas de 1973 y 1998 y detalla
los registros.
Agrega que previo al evento de abril de 2003,
copiosas precipitaciones sobre el centro-norte de la Provincia saturaron la
cuenca baja del Río Salado durante los meses de octubre de 2002 a marzo de
2003, llegando a valores de más de 1400 mm de precipitación acumulada.
Efectúa un desarrollo del comportamiento del río
antes de la crecida, entre los meses de enero y abril de 2003.
Que como efecto de las precipitaciones acaecidas
desde el 20 al 29 de abril se genera el cuarto pico de crecida del año 2003 del
Río Salado en su tramo inferior. En particular las lluvias del 23 al 25 en la
Estación de RP70 provocaron un brusco crecimiento de los causales del Río
Salado de 1327 m3 a 4000 m3, triplicando su valor en sólo tres días, con una
altura de escala de 7,89 mts a las 16,00 hs., siendo la máxima registrada en
dicha estación.
Que los días 25 y 26 de abril se registraban avances
de las aguas desde el norte de la ciudad, registrándose caudales en la RP70
del orden de los 1500 m. Así los caudales de crecimiento tan rápido,
desbordaron en parte hacia el este a manera de vertedero lateral y dieron lugar
a la inundación total de la planta urbana de la localidad de Recreo,
sobrepasando la ruta nacional nro. 11 y el terraplén del ex-ferrocarril Belgrano y
posteriormente se dirigieron a campo traviesa hacia el Sistema Leyes-Setúbal.
Que en la últimas horas del día domingo 27 de abril
comenzó a ingresar agua en el extremo norte de la obra de defensa paralela a
la Circunvalación Oeste (zona calle Gorostiaga - Hipódromo), de unos
aproximadamente 15 y 20 m de ancho, siendo el receptor de los primeros
volúmenes excedentes que ingresaron a la ciudad. Que el agua comenzó a
ocupar los terrenos aledaños al hipódromo, encauzándose hacia aguas abajo
por la traza de la Avenida Circunvalación y en horas de la tarde de ese día, se
produjo el inicio de un proceso de erosión sobre el extremo norte del terraplén
de defensa y el consecuente incremento del ancho de ingreso del flujo a la
ciudad.
Que dicha situación se agravó el día martes 29 a la
mañana, incrementando la velocidad y extensión de la inundación, dirigiéndose
hacia el sur, por pendiente natural, ocupando la parte del valle de inundación
del Río Salado, superando los numerosos obstáculos, anegando en forma
violenta los barrios del sector sur-oeste y al promediar la tarde alcanzó los
barrios Chalet y Centenario. Que el Río Salado, a la altura del Hipódromo,
superaba la altura de los 16,50 mts, esto es, 1,50 mts por encima de la cota de
desborde.
Que el día miércoles 30 y el 1ro de mayo se abren
brechas en la defensa Oeste y en la Avda. Mar Argentino que descomprimieron
parcialmente la situación al permitir la descarga de caudales desde el interior del
área urbana hacia el Río Salado y hacia el Canal de Derivación Sur.
Concluye que en base a estas estimaciones del caudal
y suponiendo un ingreso inicial a la ciudad de entre 5 y 7 m3 el lunes 28 a la
madrugada, afirma que el incremento de caudales de ingreso a la altura del
Hipódromo entre las primeras horas del 28 y el miércoles 30 a la mañana fue del
orden de 100 veces.
En cuanto a la responsabilidad alega la inexistencia de
los presupuestos para que se le atribuya la misma. Que no existió negligencia en
el diseño y construcción de la obra señalada como causante del evento, como
asimismo falta de servicio, atento que la misma fue diseñada y construida teniendo
en cuenta las pautas de previsibilidad que imponen las normas profesionales en la
materia. Cita doctrina y jurisprudencia.
Hace reservas de acudir por ante las Supremas Cortes
de Justicia de la Provincia y de la Nación en el hipotético caso de una sentencia
adversa a su parte, porque lesionaría derechos constitucionales.
A fs. 622 se acumulan los autos “SEPIA SRL c/
PROVINCIA DE SANTA FE s/ daños y perjuicios” Expte. Nro. 191/2005 en los que
SEPIA SRL promueve demanda de daños y perjuicios contra la Provincia de Santa
Fe por la suma de $ 49.571,13 con más intereses y costas.
En cuanto a los hechos dice que su mandante se
encontró afectada en el inmueble domiciliado en San Juan 1264 y realiza un relato
en términos similares a los autos principales.
Reclama los siguientes rubros: a) gastos de movilidad
que lo estima en $ 10.280, b) gastos de equipo en $ 2.760, c) gastos de insumo en
$ 36.531,13 y d) daño moral.
Ofrece prueba documental, inspección ocular,
testimonial.
Hace reservas de acudir por ante las Supremas Cortes
de Justicia de la Provincia y de la Nación en el hipotético caso de una sentencia
adversa a su parte, porque lesionaría derechos constitucionales.
A fs. 647 comparece la demanda, por intermedio de
apoderado, y contesta la demanda en términos similares a la contestación de los
autos principales y solicita el rechazo de la demanda.
Ofrece prueba documental, informativa, confesional y
pericial.
Hace reservas de acudir por ante las Supremas
Cortes de Justicia de la Provincia y de la Nación en el hipotético caso de una
sentencia adversa a su parte, porque lesionaría derechos constitucionales.
Encontrándose los autos en estado, se señala fecha
para la realización de la audiencia de vista de causa y se provee la prueba
ofrecida por las partes a fs. 89 y 677.- Celebrada la misma, conforme acta de
fs.1262, quedan éstos para Sentencia. Y,
CONSIDERANDO: 1) Que dado a que este
pronunciamiento se expide encontrándose en vigencia el Código Civil y
Comercial Ley 26.994, los hechos ventilados en el sub lite (y por ende, la
constitución de la obligación de reparar) han acaecido durante la vigencia del
Cód. Civil derogado, por lo que cabe formular una aclaración en cuanto a que
la presente causa será resuelta conforme las normativas de fondo vigentes al
momento de ocurrir el hecho ilícito (esto es el Código Civil ley 340 y sus
modificatorias), y a las que presidieron el debate y su sustanciación (incluso en
el ofrecimiento y producción de las pruebas de que intentan valerse las partes),
y a que en tal sentido según el pensamiento de Paul Roubier (Les conflits de
los dans le temps (Théorie dite de la non rétroactivité des lois), Recueil Sirey,
Paris, 1ra Ed., en dos tomos, uno editado en 1929 y el segundo en 1933)
recogido por la Corte y el sistema autoral argentino (al debatirse la aplicabilidad
de la ley 17711 que introdujo una profunda reforma en el CC) y resumido por la
doctrina en líneas generales (v. entre otros Aída Kemelmajer de Carlucci, “ La
aplicación del Código Civil y Comercial a las relaciones y situaciones jurídicas
existentes”, Rubinzal Culzoni ,se expresa “Si las leyes gobiernan la constitución
o extinción, no pueden afectar, sin reatroactividad, a los hechos ya acaecidos
que han implicado la adquisición o extinción. Si las leyes gobiernan el
contenido y los efectos, los que ya han sucedido, también deben ser
considerados hechos cumplidos y por lo tanto no pueden ser afectados por la
nueva ley”, pág.33), se señala que si son leyes que gobiernan el nacimiento y
la extinción (o sea, los llamados por Roubier, elementos dinámicos, a los que
habría que agregar, según Moisset de Espanés, la modificación): los hechos
cumplidos no pueden ser retomados por una ley posterior que exija condiciones
diferentes para su creación o extinción (o modificación) sin ser retroactiva, lo
que el nuevo Código C y C no prevé (v.art.7), salvo para las normas más
favorables al derecho del consumidor, principio general en materia del derecho de
consumo derivado del principio de favor debitoris en obligaciones en general, lo
que no es aplicable en el particular.
Cabe hacer excepción a esta regla en lo que respecta a
las normas relativas a la cuantificación del daño, dado que ellas no se refieren a la
constitución de la relación jurídica (obligación de reparar) sino solo a las
consecuencias de ella, y no varían la naturaleza ni la extensión de la
indemnización que tiene derecho a percibir la víctima, pues se limitan a sentar una
pauta para su liquidación. En este sentido dice Kemelmajer de Carlucci: “Hay
cierto acuerdo en que debe distinguirse entre la existencia y la cuantificación del
daño. La segunda operación debe realizarse según la ley vigente en el momento
en que la sentencia determina la medida o extensión” (Kemelmajer de Carlucci,
Aída, La aplicación del Código Civil y Comercial a las relaciones y situaciones
jurídicas existentes. Segunda parte, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2016, p. 234).
Por este motivo las reglas contenidas en los arts. 1741 —último párrafo—, 1746 y
concs. del Cód. Civil y Comercial son directamente aplicables al sub lite.
2) Ello sentado, señalemos que la legitimación sustancial
del pretensor Rodolfo Oscar Langui, en el principal, no se ha controvertido (art.
142, inc. 2 del CPC y C), salvo en lo que atañe a una somera mención de que no
fue damnificado por la inundación padecida en la ciudad de Santa Fe en abril de
2003, lo que queda totalmente desvirtuado, con las constancias obrantes en el
expte administrativo Nro. 00101- 0137602- 1 del Ministerio Coordinador de la
Provincia de Santa Fe, entre otras obrantes en esta causa, y fundamentalmente
por la admisión que ambas partes hacen de que el actor recibió la reparación
prevista por la ley provincial 12183 del 09/ 09/ 2004 - REPARACION
EXCEPCIONAL PARA INUNDADOS POR EL RIO SALADO-. También el actor en
el acumulado SEPIA S.R.L. fue damnificado por la catástrofe hídrica en un
automóvil de su propiedad y en bienes muebles que poseía en el inmueble cuyo
dominio ostenta Langhi (v. constatación del Ministerio de la Producción a fs. a fs.
866/872, todo lo cual los habilita a ambos para accionar por los daños y perjuicios
en virtud de lo establecido por los arts. 1110 del Código Civil. Por lo demás, a fs.
6/10 obra fotocopia de la escritura nro.40 pasada ante el Registro nro.284 que
acredita la titularidad de la nuda propiedad de Rodolfo Oscar Langhi, con reservas
de usufructo para su padre Gaudencia Natalio Langhi y su madre María Rosa
Beoletto sobre el inmueble de calle San Juan 1264, y a fs. 580/581 tenemos el
informe del Registro General de la Propiedad que acredita la subsistencia de
dominio. También a fs. 1228/29 tenemos las partidas de defunción de los padres
del actor, lo que consolidó el dominio de éste. En cuanto a Sepia S.R.L. en la
constatación de fs. 13 efectuada por la Dirección de Comercio Interior, y no
negada en su autenticidad por la demandada, se dejó constancia de que “el
inmueble es también sede de una S.R.L. por la que se hizo otra
presentación…”, y a fs. 608/610 obra copia del título automotor de la Pick Up
Ranchero dominio E 675433, por lo que ambos se hayan legitimados como
propietarios y usuarios de los bienes afectados por el evento.
Ahora bien, la legitimación ad causam o para
obrar, refiere a la relación que debe existir entre el sujeto demandante o
demandado y el interés sustancial discutido en el proceso y se diferencia de la
legitimación procesal por cuanto ésta refiere a la aptitud de idoneidad para
actuar en un proceso, en el ejercicio de un derecho propio o en representación
de otro.

Por ello, la determinación de la legitimación


de las partes puede ser dilucidada de oficio por los jueces de la causa en
cualquier etapa del proceso, aun cuando la contraria no hubiere opuesto la
pertinente defensa o la misma sea extemporánea, toda vez que ella es una de
las condiciones necesarias de la acción. En efecto, la calidad o legitimación ad
causam (entendida como la identidad entre la persona del actor o del
demandado, y aquéllas especialmente habilitadas por la ley para asumir tales
calidades) es un extremo que el juez debe examinar previamente a la entrada
en la pura sustancia del asunto, pues de faltar la misma ningún derecho a favor
del actor podrá ser declarado. En otras palabras –por regla– la falta de
legitimación constituye un impedimento sustancial para que el magistrado
pueda expedirse acerca de la existencia del derecho que se controvierte en el
juicio. En efecto, representa un requisito de la pretensión contenida en la
demanda, y no una excepción en sentido estricto ni un impedimento procesal,
en tanto lejos de referirse al procedimiento, contempla la relación que debe
existir entre el sujeto demandante o demandado y el interés sustancial discutido
en el proceso. Comportando la ausencia de legitimación en la causa un
impedimento sustancial para que el juez pueda encarar el análisis de la
cuestión central del litigio, o sea la que concierne a la existencia de la relación
jurídico-sustancial en debate, si él se encuentra, en el momento de emitir
sentencia, con que falta dicha condición debe así declararlo de oficio. (cfr.
Tribunal Superior de Justicia Córdoba (Sala Civil y Comercial), 10/10/2018 in
re “Flores Carrera, Carlos Manuel c/ Unión Obreros y Empleados de la
Industria Maderera de Córdoba – Ordinario – Cumplimiento/resolución de
Contrato – Recurso Directo”, expediente n.° 6241090, Auto interlocutorio n.°
224.).

En tal inteligencia la accionada, Pcia. de Santa Fe, a fs.


999/ 1102, denuncia la falta de legitimación activa del actor Rodolfo Oscar Langhi
por entender, afirma, que se ha verificado el desistimiento de la pretensión, con
sustento en que tal como surge de la fotocopia simple del escrito obrante a fs.
1145 de la causa penal “FISCAL Nro. 2 s/ REQUERIMIENTO DE INSTRUCCIÓN
EN RELACIÓN A LA DENUNCIA DE ZANUTIGH ANA ISABEL- TEMPORETTI
MARÍA CRISTINA, DE OLAZABAL EMILIANO” (Expte Nro. 1341- Año 2003 ) que
oportunamente tramitara ante el Juzgado de Primera Instancia de Instrucción
Penal de la Octava Nominación de Santa Fe, el actor planteó el desistimiento del
rol procesal asumido en dicho proceso, por haber promovido la presente acción
por daños en esta sede, arguyendo que de ese modo se evitaría dilatar la
reparación civil, y por decreto de fecha 30 de noviembre de 2005 el Juzgado Penal
actuante dispuso: “…Al pedido de fs. 1145, téngaselo a Rodolfo Oscar Langhi
desistido del rol procesal de actor civil….” (fs. 1149 de las actuaciones penales
referenciadas. Agrega la accionada que a la fecha en que se verificó dicha
actuación procesal regía en el ámbito de la Provincia de Santa fe, el Código
Procesal Penal regulado por la ley nro. 6740 y sus modificatorias , y que el artículo
107 de dicho cuerpo normativo expresamente establecía: “El desistimiento
expreso o tácito del actor civil implica renuncia a la pretensión hecha valer”, por lo
que la interpretación de dicha norma entendía que el código le otorgaba al
desistimiento del acto civil el efecto de la renuncia al derecho sustancial invocado
en la pretensión, por lo que dicho desistimiento, impedía ejercer la acción tanto en
el mismo proceso penal como en cualquier otro posterior ante la jurisdicción civil.
Agrega que por lo tanto, y habiendo materializado el desistimiento en fecha
29.11.2005 – cuando se encontraba plenamente vigente el código regido por la ley
6740 y sus modificatorias-, concluye en que el actor Rodolfo Oscar Langhi
renunció al derecho sustancial invocado en su pretensión, careciendo de
legitimación activa para proseguir en la presente contienda.

Señalemos que aún no contando con el expediente


penal referenciado, ya que así lo dispuso la Excma Cámara de Apelación en lo
Civil y Comercial de Santa Fe, Sala I de fecha 19/10/2009, confirmada por la
Excma CSJSanta Fe (v. expediente Nro. 20/2010 de la CSJ agregado por cuerda
al 2do Cuerpo), el propio actor, por apoderado, admite a fs. 87/88 vta que “Ante la
JUSTICIA PENAL tramita el expediente que fuera radicado en origen, ante el
Juzgado de instrucción dela 7ª Nominación.caratulado “FISCAL NRO 2-
REQUERIMIENTO DE INSTRUCCIÓN EN RELACIÓN DENUNCIA DE
ZANUTIGH Ana Isabel y otra- expediente 1341/2003). Dichas actuaciones
investigan posibles responsabilidades humanas, en especial de funcionarios
públicos. Se concluye de ello- lo que es obvio- que la PROVINCIA DE SANTA
FE, que no es persona física, nunca puede ser condenada, ni absuelta
penalmente por los hechos que allí se investigan. …”, y a fs.1007/1009 vta,
manifiesta “…Este proceso penal, era un proceso investigativo, mi parte no
promovió demanda contra la PROVINCIA DE SANTA FE, en materia civil, y por
tanto, nunca existió juicio civil, contra personas físicas o jurídicas responsables
de los hechos que contiene este proceso, en aquélla sede penal, SI NO
EXISTIÓ ACCIÓN, OBVIAMENTE, NO PUEDE DESISTIRSE DE LA ACCIÓN,
ES IMPOSIBLE…”.

Se agrega a fs. 1004 fotocopia de la fs. 1145 del


expediente penal (1341/2003, numeración del Juzgado de radicación) donde el
accionante en sede penal sostiene que su parte, por apoderado, desistió el 29
de noviembre de 2005 del ROL PROCESAL de actor civil, es decir, del proceso,
y no de la acción, y en dicho escrito se lee “…I. He promovido acción civil por
indemnización de daños y perjuicios contra la Provincia de Santa Fe, ante el
Tribunal Colegiado de Primera Instancia en lo Civil nº 4, Secretaría Segunda, de
esta ciudad, formándose expediente 190/2005. II. La circunstancia apuntada,
mueve a desistir del rol procesal que he asumido en este proceso, toda vez
que entiendo en esta etapa temporal, que el agregado o acumulación de
responsables sólo dilataría las acciones tendientes a obtener la reparación
civil….”.

También surge de la sentencia dictada por el Juez en


lo Penal de Instrucción de la Octava Nominación de Santa Fe, que en copia
certificada este Cuerpo tiene ante sí al expedirse (v. exhorto, Expte Nro. 127-
Año 2008), que en el Resulta consigna “….Se presenta como actor civil
Rodolfo Oscar Langhi (fs. 713/731) y se decreta a fs. 732….”.

Surge de lo reseñado , de que si bien es cierto que


en el anterior CPP de Santa Fe (Ley 6740 y modificatorias) por lo normado en
su art.107 le otorgaba al desistimiento del actor civil el efecto de una renuncia al
derecho sustancial invocado en la pretensión- lo que bien vale señalar no fue
pacíficamente aceptado por la doctrina, en tanto tratándose de un artículo que
prescribe sobre una materia regulable por el derecho local, en principio provocó
cierta reacción negativa respecto de su compatibilidad con el derecho de fondo
(civil), o que por su extralimitación penetraría en el campo normativo reservado
por la Constitución Nacional, los artículos 31, 75 inciso 12, 121 y 126 de nuestra
Ley Fundamental, ya que una norma adjetiva local está modificando o alterando
normas de derecho material, y por lo tanto de jurisdicción nacional, como lo son
,
los artículos 868, 874, 875, y 918 CC aunque es un tema que excedería el
propósito de este análisis sobre la legitimación ad causan-, lo cierto es que la aquí
accionada, Provincia de Santa Fe, opera como tercero responsable (no imputada),
figura “que se encuentra obligada a resarcir al damnificado por el hecho de otro
que es imputado en el proceso penal porque la ley ha puesto a su cargo esa
obligación. Pero, mediando dicho vínculo, se ha indicado que la alteridad respecto
del hecho productor del daño no coincide siempre con las clasificaciones de la
doctrina civil de los casos de responsabilidad indirecta: puede haber supuestos
que dicha doctrina caracteriza como de responsabilidad directa (por ej., los de
responsabilidad del Estado por excesos o abusos de poder materializados por
medio de hechos ilícitos de sus representantes orgánicos) que transportados a la
temática de la acción civil en el proceso penal proporciona la figura del tercero
responsable. En el proceso penal, pues, aquella alteridad no dependerá tanto de
las clasificaciones jurídicas, cuanto de las nociones naturalísticas que permitan
acceder al vínculo de garantía: la figura del tercero aparecerá en todos los casos
en que la conducta motejada de delictuosa haya sido asumida por un individuo y la
responsabilidad por los daños que ella produjo pueden cargarse a otra persona
que no intervino protagónicamente en ella” (Carlos Creus, “La acción resarcitoria
en el proceso penal,Ed. Rubinzal y Culzoni S.C.C., Santa Fe, 1985, pág. 127/28).

Y también señala este autor, en cuanto a la “extensión


de la responsabilidad. Efectos sobre la acción”, que “En virtud del artículo 1122 del
Código Civil el tercero puede ser demandado por la obligación resarcitoria que
corresponda al partícipe del delito por el cual civilmente responde, pero no le son
aplicables los efectos de la solidaridad que afecta al partícipe en caso de
pluralidad autoral o complicidad (art.1081 Cód.Civil, art.31 del Código Penal)
(Nuñez R.C., Código Procesal Penal de la Provincia de Córdoba anotado,
Ed.Lerner, Buenos Aires,Códoba, 1978, p.s 25,79,80). Esta última limitación, sin
embargo, únicamente tiene una incidencia subjetiva pasiva; en tal aspecto sí
implica una restricción a las posibilidades de la acción resarcitoria: si el partícipe
por el cual el tercero responde no es imputado en el proceso penal, éste no puede
ser demandado en él (“…en el proceso este particular tercero…depende, sino de
la existencia de un demandado principal, de la existencia de un imputado
respecto del cual se encuentre en relación de responsabilidad indirecta”, Creus,
Influencias…, p.214), pero cuando lo es, desde que dicho partícipe debe
responder solidariamente con los demás copartícipes, las consecuencias de la
solidaridad se trasladan in totum al tercero. Por supuesto que así como actor
puede demandar conjunta o separadamente al imputado y al tercero, nada se
opone a que puede hacerlo sucesivamente y en distintas sedes, cuando en la
acción intentada contra uno de ellos en el proceso penal no ha obtenido el
resarcimiento dispuesto en la sentencia (por ejemplo, en el caso de
imposibilidad de ejecutar la sentencia contra el imputado por su insolvencia,
podrá reclamar en sede civil contra el tercero si a su respecto la acción no está
extinguida) (Creus, ob.cit. pág 126 y sgte).

Delimitado así el rol que asume la Provincia de Santa Fe


(de tercero responsable), se sostiene con precisión que “Es viable que el actor
civil desista respecto del tercero sin afectar su permanencia en el proceso para
obtener el resarcimiento sólo del imputado o de éste y de otro tercero. En
cambio, el desistimiento a favor del imputado provoca la caducidad de la
intervención de los terceros (art.98 CPP) respecto de los cuales no pierde la
posibilidad de perseguirlos en la sede natural (excepto con relación a la
aseguradora si sólo el imputado es el asegurado, pues en tal hipótesis no podrá
citarla en garantía porque ya no hay causa para mantener indemne al
asegurado”) (Roberto A. Büsser,Julio Chiappini, Norberto J.Iturralde, “Código
Procesal Penal de Santa Fe, comentario exegético”, Tomo 1, Ed.Jurídica
Panamericana S.R.L., 2000, pág.279).

Por ende, la excepción de falta de legitimación activa del


actor Langhi para demandar a la Provincia de Santa Fe, por el hecho que aquí
nos ocupa , debe ser desestimada.

3) Despejado este aspecto, y en cuanto a la plataforma


fáctica que sustentan las demandas, en la misma se relata que ambos actores
resultaron damnificados con motivo de la inundación en la ciudad de Santa Fe,
por la crecida del Río Salado y que se exteriorizó el 29/04/2003, afectando el
inmueble sito en calle San Juan 1624 de esta ciudad de Santa Fe, de propiedad
y donde se domiciliaba Langhi, y donde poseían bienes muebles que se vieron
afectados por el evento. Le atribuyen la responsabilidad de los hechos a la
demandada por varias razones: la luz reducida del puente construido en la
autopista en la autopista Santa Fe-Rosario, la cual fue ejecutada sin adoptar las
previsiones técnicas para prevenir el estrechamiento del cauce del Río Salado y
de la planicie natural de inundación; la no construcción del tercer tramo y una
insuficiente o irregular finalización del segundo tramo de la autopista de
Circunvalación Oeste que cumple funciones viales y de terraplén de defensa
contra las inundaciones. Agregan que la falta de finalización dejó lugares abiertos
a la altura del Hipódromo, cuando la altura del terraplén demostró ser suficiente
impedimento a la penetración de las aguas, por cuanto la altura promedio fue de 9
mts. Sostienen que como el ingreso de agua no tenía salida, debió ser sacada,
días más tarde, mediante el corte forzado de los terraplenes en el extremo sur de
la ciudad , a la altura de la Avenida Mar Argentino, posibilitando el drenaje rápido
de las aguas, medida tomada por el Gobernador de la Pcia, Carlos Reutemann,
que fue acertada pero tardía, ya que agravó los daños de la zona oeste, donde se
ubica el inmueble de calle San Juan 1624.

La demandada en el responde, negó categóricamente todo


lo sostenido en las demandas y especialmente la responsabilidad civil, la falta de
servicio y la violación del deber de no dañar. A continuación, luego de analizar el
régimen de crecidas de las lluvias y el comportamiento del Río Salado entre enero
y marzo de 2003, admite que el domingo 27 de abril de 2003 comenzó a ingresar
el agua en el extremo norte de la defensa paralela a la Circunvalación Oeste (zona
calle Gorostiaga), y explica que el ingreso fue ampliándose, ocupando la autopista,
la Avda Blas Parera, la Avda Presidente Perón y la Avda López y Planes, y que los
caudales de ingreso fueron aumentando en la zona oeste de la ciudad,
dirigiéndose hacia el sur, produciéndose el anegamiento en forma violenta en dos
barrios del sector Sur-oeste de la ciudad el día 29 de abril de 2003, y al promediar
la tarde de ese día, el agua había alcanzado sectores de los Barrios Chalet y
Centenario. También reconoce la accionada que el 30 de abril y 1º de mayo de
2003 se abren brechas en el Terraplén Irigoyen y en la Av. Mar Argentino que
descomprimieron parcialmente la situación, permitiendo la descarga de caudales
desde el interior de la ciudad hacia el Salado y el Canal de derivación Sur, y el
corte de los terraplenes, permitiendo el “escurrimiento” de las aguas hacia el Río.
Afirman que el exceso de lluvias a valores excepcionales, comparándola con los
800 años anteriores, fueron la “causa” de la inundación que sustenta
defensivamente en el caso fortuito y la fuerza mayor, no imputables a la Provincia.
Agregan también como defensa la hipótesis de retiro del “puente de la autopista”,
y dicen que igualmente no se podría haber evitado la inundación dado el carácter
extraordinario de la crecida, por lo no ha existido nexo de causalidad ni reproche
de responsabilidad y también advierte la accionada sobre la inexistencia de
requisitos para que se impute responsabilidad al Estado por conductas,
comportamientos y acciones negligentes, por estar suspendido el nexo causal,
toda vez que con su mera referencia legislativa el actor no prueba
incumplimiento de deberes normativos, citando el caso “Torres c/ Provincia de
Mendoza”.

Centrada así la problemática a dirimir, queda por


examinar si efectivamente fue esta actividad desplegada por la Provincia de
Santa Fe la causa eficiente de los daños que sufrieran los actores a
consecuencia de la inundación que se exteriorizó el 29/04/2003 y asoló la
ciudad de Santa Fe, extremo éste -la inundación- que también es admitido en el
responde, aún cuando se atribuya su acaecimiento -y también los supuestos
daños que se invocan por los actores- a factores extraños al obrar del estado
provincial. En tal sentido, no se discute ni en el derecho nacional ni en el
comparado, que la relación de causalidad es, normalmente, un presupuesto
autónomo de la reparación de daños y perjuicios; en el campo de la
responsabilidad la relación de causalidad cumple una doble función: a) permite
determinar con rigor científico a quién atribuírsele un resultado dañoso y b)
brinda los parámetros objetivos indispensables para calibrar la extensión del
resarcimiento mediante un régimen predeterminado de imputación de
consecuencias (SCMendoza, Sala I, 26/3/92, ED 149-663).

Comenzando a valorar el plexo probatorio


incorporado a autos, entendemos relevante examinar las constancias de la
causa penal (autenticadas) que se encuentran incorporadas mediante exhorto
Nro.127- Año 2008, del Juzgado en lo Penal de Sentencia Cuarta Nominación,
correspondiente a los autos “Requerimiento de Instrucción del fiscal nro. 2 en
relación a la denuncia de Ana Zanutigh, Ma Cristina Temporetti y Emiliano de
Olazabal “ Expte Nro. 1309- Año 2005”, tramitado por ante el Juzgado en lo
Penal de Instrucción de la Octava Nominación esta ciudad, ya que al respecto
se trata de una prueba trasladada de absoluta eficacia para esclarecer los
hechos que aquí nos ocupan, ya que en reiteradas oportunidades hemos
sostenido la validez del principio de adquisición procesal, desde que el hecho de
que las pruebas se encuentren agregadas al expediente sin oposición permite a
estas considerarlas en virtud de dicho principio (LL 1994-D-164, con igual criterio
LL 1997-B-802).

Así también destacamos que hemos adherido en reiteradas


oportunidades a la vigencia del principio de traslación de la prueba (o prueba
trasladada) por el cual el expediente penal vale para las partes en la medida en que
ambos hayan tenido participación o posibilidad de contralor y se haya asegurado el
derecho de defensa de ambos, sea en aquel proceso o en su caso ya en el proceso
civil en el que se pretenda hacer valer, se permita la posibilidad de contrarrestar la
prueba producida con prueba de mérito eficaz.
Haciendo un repaso por las diferentes corrientes de opinión,
pueden mencionarse la de criterio restrictivo por el cual se considera que las
declaraciones testimoniales y constancias del sumario penal carecen de eficacia
probatoria en el ulterior juicio civil si no han sido reiteradas o ratificadas en este
último con el debido contralor de las partes, salvo que ambas partes hayan ofrecido
como prueba la causa penal (SC Bs. As, Ac. 38338, 8/3/88, "Arias, Néstor L., c.
Blanco, Ricardo y otro - daños y perjuicios", A y S, 1988-I-269. El valor probatorio del
expediente penal en sede civil (Segunda parte) - Galdós, Jorge Mario - LA LEY
1992-E, 918 • Responsabilidad Civil Doctrinas Esenciales Tomo III, 589 10).
Por su parte la postura amplia, sostiene que debe admitirse y
valorar con amplitud en el juicio civil los medios de prueba colectados en el proceso
penal. Así se argumenta que resulta válida la prueba producida en sede penal si la
parte a quien se opone se encuentra en condiciones de hacer valer sus derechos de
acuerdo con las normas vigentes, ha conocido que el juicio criminal había sido
ofrecido como prueba y pudo ofrecer las probanzas que tuviera para contrarrestar las
que surgieron en ese juicio (Corte Suprema de Justicia de la Nación, Fallos 228:531
y LL 75-649; Sentís Melendo, Santiago, "Teoría y práctica del proceso", vol. III, Ed.
Ejea, 1959, ps. 203 y ss., Galdós, Jorge M., "Otra vez sobre el valor probatorio del
expediente penal en sede civil” (en la Suprema Corte de Buenos Aires) LLBA 1997,
515), Suprema Corte de Justicia de Mendoza, sala I, 29/10/91, "Buel, Oscar en Buel
O. c. Cía. de Perforaciones Río Colorado", LS 226-433, ED, t. 145, p. 455, La Ley,
1992-C, 115; tb "Calderón, Ricardo D. v. Calderón Villarreal, Sergio A. y otros",
18/4/1997, DJ 1997-3-342 y LL 1997-D-543 y "Asolavallol, Tomás A. y ot. v. Gobierno
Provincia de Mendoza, p. s/daños y perjuicios s/inc. cas.", 16/4/2003; Berizonce,
Roberto O., "El principio del contradictorio y su operatividad en la prueba", Revista de
Derecho Procesal 2005-1, Prueba, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2005, p. 138; Zavala
de González, Matilde, "Resarcimiento de daños", Ed. Hammurabi, Buenos Aires,
1993, vol. 3, "El proceso de daños", p. 151.).
Se acepta con buen criterio entonces que resulta innecesaria
la ratificación en sede civil de las actuaciones celebradas en sede penal, las que
pueden ser trasladadas a dicho proceso y sometidas a la valoración, conforme a las
reglas establecidas para este tipo de proceso (v.g. sana crítica racional),
habilitándose por ende en este último proceso la producción de las pruebas
contradictorias a los fines de contrarrestar las respectivas actuaciones
trasladadas (cf. Zalazar, Claudia E, Abellaneda, Román. “Prueba trasladada.
Validez y eficacia de los elementos de prueba obrantes en otro juicio. Una
especial mirada sobre el valor del expediente penal en sede civil” - LLC 2015
(febrero), 12).
En consonancia con lo expuesto y avalando con un criterio
flexible la posibilidad de traslación de la prueba producida en otro proceso, en
especial el del proceso penal, no existen objeciones entonces en admitir que
aquel proceso invocado por los actores como sus actuaciones pueden ser
efectivamente trasladadas y admitidas como eficaces en el presente proceso.
4) Así dentro de las constancias contenidas en el mismo,
tenemos la conclusiones del dictamen pericial realizado por los Ingenieros
Bachiega, Bertini y Maza, que en lo esencial refieren “… El terraplén de defensa
provisorio previsto en el proyecto ejecutivo del tramo II a partir del alteo con
bolsas de arena no se pudo ejecutar durante la emergencia dado que comenzó
a materializarse una vez que se había producido el inicio de ingreso de
volúmenes a la ciudad. En el proyecto se previó el tipo de obra provisoria a
ejecutar pero no se encontraba específicamente indicado ni su geometría final
ni su cota de coronamiento. Por esta razón, durante la elaboración del informe
pericial se consideró que, en el caso de haberse podido ejecutar este terraplén,
dadas las condiciones del entorno, los medios disponibles y la situación de
emergencia generada por las precipitaciones de días anteriores, no hubiera
podido ejecutarse un terraplén con alturas muy superiores a 1m, alcanzándose
finalmente una cota superior a 16m.. Por el motivo anterior se afirmó que este
tipo de medidas, implementadas en condiciones de emergencia, no podrían
considerarse como solución válida para garantizar el no sobrepaso de niveles
en un evento como el efectivamente ocurrido en el año 2003. Tampoco fue
posible afirmar, en estas condiciones, que la geometría del terraplén, su forma
de ejecución y materialización en el terreno, hubieran sido tales que se
garantizara en forma absoluta su estabilidad ante el pasaje de caudales
relativamente elevados (superiores a los 100m3/s) por sobre su nivel superior.
Es decir, en este contexto, cabe la posibilidad de plantear numerosas hipótesis
que tienen que ver con la disponibilidad de personal técnico, ejecución, entre
otros factores. Estas hipótesis pueden aproximarse o alejarse de las
condiciones reales existentes en ese momento razón por la cual tienen la
validez limitada en cuanto a la valoración de los hechos efectivamente ocurridos
durante la inundación. De la evaluación de antecedentes disponibles se desprende
que no existía la previsión de materializar este terraplén y que, aún cuando el
mismo se hubiera ejecutado con anterioridad, los niveles de agua ingresados a la
ciudad hubieran sido suficientes como para producir el efectivo llenado del recinto,
aún cuando este proceso se hubiera dado con cierto retardo respecto de la
evolución efectivamente ocurrida durante el evento. En las condiciones antes
expuestas, los riesgos y consecuencias que finalmente se registraron se hubieran
producido de igual forma si durante este período de retardo no se hubieran
implementado las medidas de mitigación no estructurales que fueron efectuadas
en forma tardía durante la situación real analizada (apertura de brechas, inicio de
procesos de evacuación, etc). Cabe la posibilidad en este punto de considerar que
se hubiera contado con más tiempo para su implementación. No obstante, esta
implementación hubiera estado igualmente ligada a una decisión basada en un
plan previo que efectivamente no existió durante la emergencia, razón por la cual
continúa siendo una hipótesis que las mismas se hubieran ejecutado en tiempo y
forma, aún contando con más tiempo para su ejecución. Por las razones
expuestas, esta pericia considera que el terraplén provisorio previsto en el
proyecto ejecutivo de las obras del tramo II no puede considerarse una solución
válida y con elevada factibilidad de ejecución durante la emergencia, al menos
para mitigar totalmente los efectos producidos en el evento del año 2003. Más allá
de ello, tampoco resulta posible afirmar que la oportunidad de ejecución, la forma
de materialización y la geometría final de dicho terraplén hubieran sido tales que
permitieran garantizar su estabilidad en el tiempo durante el período crítico de
pasaje de la crecida. Aún bajo estas hipótesis, el análisis realizado demuestra que
los volúmenes ingresados, aún siendo sustantivamente inferiores a los ocurridos
en realidad, hubieran sido suficientes como para producir el efectivo llenado del
recinto interior en el casco urbano…”.
En el informe ejecutivo .de la Pericia Hidraúlica
correspondiente al Expte Nro. 1341/2003 (de Bachiega, Bertone y Maza) glosado
a fs. 112/ 126 (autenticado), cuando se alude a las “Conclusiones” dictamina: “La
crecida del 2003 fue un evento preponderantemente natural, pero que tuvo
componentes antrópicos asociados que pudieron condicionar tanto la forma como
la magnitud en que evolucionó la misma. En tal sentido deben señalarse los
sucesivos cambios en el uso del suelo desde principios de la década del 70, los
cuales dieron lugar a prácticas en el manejo de los excedentes que facilitaron los
escurrimientos naturales, acelerando su conducción hacia el cauce natural del río.
La severa inundación que tuvo lugar en abril y mayo de 2003 en la ciudad de
Santa Fe, reconoce un conjunto de causas combinadas que tienen su origen en
factores tanto naturales como antrópicos. En tal sentido debe señalarse que la
ocurrencia combinada de una crecida de elevado nivel de recurrencia, junto con
la existencia de un conjunto de obras materializadas sobre un sector de la
ciudad emplazado en el valle de inundación del río Salado, dieron lugar a las
graves consecuencias ocurridas en el mencionado evento. Las causas básicas
que preponderantemente contribuyeron a la generación del evento de
inundación en la ciudad de Santa fe, fueron los siguientes: La existencia
de una crecida extraordinaria con un nivel de recurrencia asociado del
orden de los 800 años. El caudal pico de la misma resulta el máximo
ocurrido hasta el presente en la historia registrada del río- el nivel de
urbanización del sector oeste de la ciudad de Santa Fe, que fue
progresivamente incrementándose hacia el valle aluvial del río Salado,
constituyendo el principal factor de riesgo asociado a crecidas de relativa
magnitud – la inexistencia de un cierre integral de la región oeste-Norte
que permitiera cerrar el anillo de defensa con una cota tal que brindara un
nivel de protección homogéneo a todos los sectores de la ciudad- la
errónea concepción del proyecto de terminación del tramo II y la previsión
de una medida de cierre de emergencia de difícil ejecución una vez
configurada esta última- la existencia del terraplén de la autopista
Rosario-Santa fe con una luz libre insuficiente en situaciones de crecidas-
la inexistencia de un sistema de alerta debidamente organizado y la falta
de un Plan de Contingencia que hubiera asignado roles y medidas
adecuadas a tomar una vez que el agua ingresó a la ciudad – los retrasos
con los que se tomaron las medidas de emergencia preventivas y no
estructurales durante el evento, vinculadas principalmente a la falta de
planificación que dio lugar a una fuerte desorganización en el accionar de
las autoridades. Los dos primeros tramos de la defensa Oeste (I y II), que
abarcan desde el puente carretero hasta la calle Gorostiaga, al sur del
Hipódromo, presentaban una conformación equivalente a la prevista en sus
respectivos proyectos, tanto en lo que respecta a su traza como a las cotas de
coronamiento y secciones finales de los mismos. En particular, la sección final
del tramo II fue prevista, según consta en su proyecto ejecutivo del año 1996,
mediante la materialización de un muro de mampostería reforzada emplazada
en forma perpendicular al eje del mismo. Este muro fue concebido, y así se
construyó finalmente, a partir de su apoyo en el cordón sur de la calle
Gorostiaga. En esta sección precisamente, se dejaba un huelgo de cota inferior
a la cota general del terraplén, dando lugar, consecuentemente, a un menor nivel
de protección al conjunto de la defensa. Si bien en el proyecto se preveía una
acción de emergencia consistente en el recrecimiento de ese tramo mediante
bolsas de arena, se ha concluido que dicha acción presentaba un riesgo elevado
en su ejecución, máxime si la misma no se desarrollaba con anterioridad al
ingreso del agua. Esta condición, definida en el proyecto de la obra, configuraba
un elevado nivel de vulnerabilidad de la ciudad, máxime si se considera que el
riesgo asociado de sobrepaso de dicha sección resultaba, para el período que
abarca entre la finalización de la obra y el efectivo ingreso de las aguas, del orden
del 25%. Con relación a las medidas adoptadas durante la emergencia, cabe
consignar que las mismas respondieron a consignan del momento, no
encuadrándose en el marco de un plan de emergencia debidamente organizado
como lo establece la legislación vigente. Así mismo, la ciudad no contaba con un
sistema de alerta que permitiera monitorear, en forma previa y durante el evento,
los niveles y caudales que escurrían por el río y los que finalmente terminaban
accediendo a la ciudad. Ambas acciones, no establecidas con anterioridad,
pueden considerarse como factores preponderantes en las consecuencias que
finalmente terminaron registrándose con la inundación. Con ese marco conceptual
respecto de las acciones tomadas en la emergencia, puede concluirse lo siguiente:
-Tal como se dijo, fueron relativamente desorganizadas ante la falta de un plan
previo de la asignación de roles específicos y de la carencia de medios técnicos y
logísticos adecuados para garantizar el éxito de las mismas- Si bien se ejecutaron
acciones conducentes y, relativamente apropiadas para la situación, se considera
que las mismas fueron ejecutadas con un retraso evidente a partir del
desconocimiento que se tenía de la magnitud del evento- En ese contexto se
encuadran las acciones correspondientes al cierre de la brecha en calle
Gorostiaga y a la voladura de los terraplenes para producir el alivio y disminución
de niveles en el interior del casco urbano. Ambas medidas debieron efectuarse
con antelación al momento en que efectivamente se ejecutaron, si bien se
considera que las mismas resultan de difícil ejecución sin los elementos de
preaviso, organización y control requeridos para su implementación en momentos
oportunos- Con relación a las medidas de evacuación y su oportunidad de
implementación, se considera que las mismas se encuentran fuertemente
vinculadas a la existencia de niveles de alarma previamente definidos y a la
ejecución de acciones acordes con dichos niveles de aviso. No obstante,
pudo constatarse que el inicio del ingreso de agua a la ciudad, el día 27 de
abril, es decir 48 hs antes de que se agravara finalmente la situación , resulta
un elemento de aviso importante como para encarar medidas preventivas
de evacuación. Máxime si se considera que el día 28 de abril se declara la
ineficacia de las medidas de control encaradas en el ingreso a la
ciudad….” ( la negrita nos pertenece).
5) También es importante repasar ciertas consideraciones
que se vierten en el auto de procesamiento dictado en los autos
““Requerimiento de instrucción del fical n° 2 en relación a la denuncia de Ana
Zanutigh, Ma. Cristina Temporetti y Emiliano De Olazabal” ( Expte. N°: 1309 -
Año 2005), de fecha 19 de abril de 2006, por el que resultan procesados los
Ingenieros Edgardo Wilfredo Berli y Ricardo Angel Fratti, por esa época – año
2003-funcionarios de la Provincia de Santa Fe, con roles el primero de Ministro
de Obras, Servicios Públicos y Vivienda, y de Director Provincial de Obras
Hidraúlicas el segundo.
A saber: “… …. El Ing. Jonas, que estuviera como
inspector de obra en el proyecto del tramo II, en fecha 06/09/96 mediante nota
190 dirigida al Director Provincial de Vialidad, Claudio Tibaldo, solicitaba incluir
dentro de las obras que se estaban realizando en el sector oeste una serie de
obras, entre las que estaba, la de: “Concluir la obra de defensa contra
inundaciones del sector Oeste. Esta obra resulta de vital importancia para toda
la ciudad. Es el único sector por el cual podría ingresar el agua proveniente de
una crecida de mediana recurrencia. Si no se procede a la ejecución de dicho
cierre, la obra que se está ejecutando podría verse seriamente comprometida.
No sólo la obra, sino la ciudad toda. El tramo en cuestión es el que se desarrolla
desde calle Gorostiaga, discurre por detrás del Golf y culmina en inmediaciones
de la calle Estado de Israel” (La catástrofe en Santa Fe. Informe inundaciones
2003, presentado por el diputado Marcucci, reservado en Secretaría), lo que es
ratificado por el ing. Jonas en su declaración testimonial de fs. 502. Durante la
emergencia hídrica en abril de 1998, la entonces empresa contratista efectuó
trabajos realizando un cierre provisorio sobre los terrenos del Club de Golf en el
final de calle Gorostiaga. Se logró cerrar precariamente la defensa desde calle
Gorostiaga a B° “Las Lomas” evitando el ingreso del agua por desborde del Río
Salado, conforme instrucciones impartidas por el Comité de Emergencia.
(Memorandum 015 remitido al Ministro de Obras, Servicios Públicos y Vivienda,
Ing. Edgardo Berli por el Ing. David, Director Provincial de Vialidad en
03/11/2003, pág. 4 - reservado en Secretaría-): Al respecto Jonas expresa en su
declaración testimonial que fue el encargado del cierre provisorio referido (fs.
502 vto.). La pericia realizada por Bertoni, Bacchiega y Masa en su resumen
ejecutivo (pág. 9) resalta la importancia de la brecha que había en el tramo II de la
defensa de Circunvalación Oeste “... se debe destacar que la misma presentaba
elevados riesgos frente a potenciales crecidas del río en el período previo a la
materialización de este último tramo (el III). Este hipotético riesgo, que con la
configuración final de la obra (previo al ingreso del agua en abril de 2003),
resultaba del orden del 25% aparece como muy elevado para resultar admisible
frente a las consecuencias que finalmente se registraron a partir del anegamiento
sufrido por el casco urbano de la ciudad”. En la declaración testimonial que presta
Carlos Luis Borra, Secretario de Obras Públicas al 23/08/2001 expresa a fs. 938 y
ss. cuando se le pregunta si anotició respecto de la conclusión del Tramo II y los
peligros que detentaba dejarlo en ese estado, contesta: “yo en ese informe que di
a la Cámara, lógicamente señalé la situación de riesgo que implicaba el río
Salado, ya que es uno de los lugares por donde ingresa el río cuando crece,
conciencia que el río Salado es un riesgo que existía. El ministro de Obras estaba
en conocimiento; en ese momento si el gobernador tuvo conocimiento o no , no lo
puede precisar, hablando del 23/08/2001.”. 3.b. Otro factor de riesgo es la falta de
un sistema de alerta hidrológico que pudiera haber informado acerca de la
existencia del avance de una gran cantidad de agua con suficiente antelación
como para poder adoptar las medidas de contingencia que la crisis exigía. Al
respecto el ingeniero Fratti en su informe ya citado menciona que “ la única forma
de prever una crecida como la que ingresó en las áreas urbanas de Santa Fe es
con información actualizada y de registros contínuos. Es imprescindible disponer
de un Sistema de Alerta Hidrológico”, posteriormente en la ampliación del mismo
hace alusión a que la pericia de Bertoni, Bacchiega y Maza aluden de similar
forma en: contestación pregunta N° 2 del Sr. Juez: pag. 10 “... en el momento de la
ocurrencia de la crecida de abril/mayo de 2003, no se contaba con ningún tipo de
sistema (ni organizado ni precario), que permitiera establecer un pronóstico de la
evolución en el tiempo, tanto de caudales como de niveles”; contestación a
pregunta 3 del Sr. Juez, pág 11: “sin embargo, debe destacarse que debido a que
en el contexto existente de la crecida de abril/mayo de 2003, no se contaba con
ningún tipo de sistema (ni organizado ni precario), que permitiera establecer un
pronóstico de la evolución en el tiempo, tanto de caudales como de niveles”;
contestación a pregunta 3 del Sr. Juez, pág 11: “sin embargo, debe destacarse
que debido a que en el contexto existente de la crecida no existía en
funcionamiento un sistema de alerta hidrológica, ni personal responsabilizado de
realizar tareas de pronóstico, no resultaba posible en la práctica efectuar una
estimación adecuada de los caudales y niveles que escurrirían por el río en el
tramo del mismo adyacente a la ciudad”; contestación pregunta N°7 del Sr.
Juez, pág. 21 “... al momento de la emergencia del mes de abril, dicho sistema
de pronóstico no se encontraba debidamente implementado ni tampoco existían
organismos que se encargaran específicamente de efectuar, en forma continua
dicha tarea. Es decir, no existía un sistema de pronóstico hidrológico
implementado ni se habían considerado herramientas de cálculo que pudieran
haber conformado sistemas temporarios alternativos” (informe ampliatorio del
Ingeniero Fratti pág 1, reservado en Secretaria). Es de destacar que según el
informe de la Dirección Provincial de Obras Hídricas, la red de medición de
datos hidrológicos en el territorio provincial, que estuvo atendida por
Organismos provinciales y nacionales ha sido desmantelada hace trece años.
Las estaciones de medición que eran operadas por la DPOH SPAR fueron
desactivadas y en la actualidad solo se cuenta con dos agentes, que cumplen
con tareas de hidromensura, que ni siquiera tienen asignada una movilidad para
su traslado en forma permanente, sino que deben compartirla para el desarrollo
de las tareas que le son encomendadas puntualmente para la superioridad con
los agentes que realizan tareas de topografía (Expte. N°: 00603-0008007-2
Iniciador: Dirección Pcial. De Obras Hidraúlicas” Fecha de inicio 2003/08/08
concepto: Respuesta a disposición N°; 40/03 de la Dirección Pcial de Obras
Hidráulicas, pág. 16). En relación a este tema, debemos aclarar que en esta
etapa de la resolución se están analizando los factores de creación del riesgo y
no de las responsabilidades de personas o entidades que pudieran o tenían que
haber brindado esa información, lo que se verá más adelante. 3. c. Por último
también son factores que crearon el riesgo el ancho del puente carretero
ubicado sobre la autopista Santa Fe - Rosario de 150 mts, que reducía la
capacidad de conducción natural del río, generando un fuerte estrechamiento al
normal escurrimiento del agua y la falta de un plan de contingencia para la
evacuación masiva de la población. Estos factores de riesgo, conocidos por los
funcionarios públicos, generan la posición de garante, ante un evento natural
como fue la crecida del río salado y que en base a ello, debían efectuar las
labores conducentes para resguardar a la población de las consecuencias que
podían sufrirse en caso de desborde del cauce, como sucedió finalmente. Así
conforme la imputación objetiva el peligro se ha creado a partir del momento de
la creciente del río salado generando el peligro en lesión a los bienes jurídicos.
En autos se encuentran innumerables referencias a que los funcionario públicos
tenían conocimiento desde muchos tiempo antes al momento de encararse
determinados estudios sobre la cuenca del río salado; pero esto no es de por sí
fundamento de responsabilidad, sino que son pautas de conducta, que tienen un
carácter orientativo; ya que de otro modo nos estaríamos remitiendo a la fórmula
en la “condición ajustada a las leyes de la experiencia científica” que fuera objeto
de serias críticas puesto que no sirve en aquellos supuestos en que se desconoce
la virtualidad efectiva de la conducta y, por otro, su carácter probabilístico
(debemos recordar que científicamente las crecidas del río Salado como la que se
produjera en 1973 tenían una frecuencia de cien años, según estudios del año
1998) y extra jurídico no puede sustituir nunca la necesidad de una posterior
valoración normativa de acuerdo con criterios de carácter exclusivamente penal
conforme lo señala Corcoy Bidasolo en su obra “El delito imprudente. Criterios de
imputación del resultado” (pag. 402) …. Estimo, así que el tipo subjetivo con
respecto a Berli y Fratti se encuentra completo toda vez que en los supuestos
imprudentes o no se conoce siendo cognoscible la efectividad del riesgo o, si se
conoce, se cree posible la evitación del resultado penal y en el caso de autos, los
nombrados pudieron conocer la efectividad del riesgo a través de evaluaciones
que estaban al alcance de ellos por haber participado en las tareas propias de su
gestión, lo que les habría permitido prever soluciones con más tiempo de
anticipación al ingreso del agua el día 27... Asimismo como ya lo expresáramos
oportunamente al hablar de cada una de las personas imputadas, tanto a Berli,
como a Fratti y Alvarez les era cognoscible la efectividad del riesgo omitiendo
tomar las previsiones necesarias para cuanto menos minimizar el daño que
ocasionara la inundación, operando así negligentemente puesto que no hicieron
”algo” que la prudencia aconseja hacer. Asimismo a cada uno le incumbía el deber
de evitar el resultado descripto en el tipo por lo que serán tenidos como autores
del hecho...se debe analizar si en base a lo expuesto le era cognoscible el riesgo o
bien si conociéndolo podía creer en la evitación del resultado. En base a esto, al
hablar de Berli y Fratti, hemos dicho que sus conocimientos especiales en la
materia, le permitían hacer una evaluación más acertada y realizar las conductas
debidas con determinado tiempo de antelación, para poder prevenir o al menos
minimizar los resultados de la inundación… En lo que hace a la calificación legal
del hecho atribuido debemos distinguir previamente respecto a cual de los tipos
previstos por el Código Penal resulta aplicable al caso. Es así, que la inundación
se encuentra legislada como delito contra la seguridad común en el art. 186 “ el
que causare incendio, inundación…será reprimido…” y en el art.187 “Incurrirá,
según los casos…el que causare estrago por medio de….inundación, de una mina
o cualquier otro medio poderoso de destrucción”…Asimismo, como ya lo
expresáramos oportunamente al hablar de cada una de las personas imputadas,
tanto a Berli, como a Fratti…les era cognoscible la efectividad del riesgo
omitiendo tomar las previsiones necesarias para cuanto menos minimizar el
daño que ocasionara la inundación , operando así negligentemente puesto que
no hicieron “algo” que la prudencia aconseja hacer. Asimismo a cada uno le
incumbía del deber de evitar el resultado descripto en el tipo por lo que serán
tenidos como autores del hecho….”.
No podemos soslayar, por ser de pública difusión
periodística y judicial, que somos sabedores de que en los autos “Alvarez
Marcelo Ignacio, Berli Edgardo Wilfredo, Fratti Ricardo Angel s/ Estrago
Culposo Agravado “CUIJ 21-07015745-1 de la Oficina de Gestión Judicial
correspondiente al Colegio de Jueces en lo Penal de Primera Instancia de
Santa Fe ( anteriormente Expte 147/2010 del Juzgado de Primera Instancia del
Distrito Judicial Nro. 1 en lo penal de sentencia de la Sexta Nominación de esta
ciudad), recayó condena a los imputados Edgardo Wilfredo Berli y Ricardo
Angel Fratti por el cargo de Estrago Culposo Agravado.
6) En cuanto a la prueba ofrecida por la Provincia de
Santa Fe en torno a la cuestión debatida sobre la responsabilidad del Estado
por la inundación, bien vale señalar que no produjo pericia alguna en estos
autos (la que oportunamente propusiera), y se circunscribió a la informativa del
INA (Instituto Nacional del Agua) sobre “Caracterización Hidrológica de la
Cuenca del Río Salado” (v. fs.208/209) y de la UBA (v. fs. 147/192), sobre el
informe de “Adaptación al cambio climático en Argentina ¿Dónde estamos?”, de
Barron y Bejarán, de abril de 2005, en cuyo contenido puntualmente se lee:
“….Conclusiones: El evento meteorológico que afectó a la ciudad de Santa Fe
entre los días 23 y 24 de abril de 2003 puso de manifiesto una serie de
debilidades que hacen que el país sea vulnerable a este tipo de eventos. El
mismo tuvo como característica que fue el producto de una sincronía en el
tiempo y espacio de dos eventos, una ciclogénesis precedida de un SMC que
afectó toda la cuenca del Salado y luego de unos días de dos SMCs
consecutivos en el término de dos días con intensísimas y excepcionales
precipitaciones en la cuenca baja del mismo río. Estos sistemas son difíciles de
detectar y peor aún de predecir en la Argentina por motivos que pueden
resumirse en la insuficiente observación de las variables meteorológicas y la
falta de conocimiento científico sobre los mismos, productos ambos de la
deficiente asignación de recursos a la meteorología y la climatología, tanto en el
área operativa como en la científica….En la Argentina, a pesar de los avances
que se han realizado en materia de pronósticos hidrometeorológicos, los daños
por inundaciones de todo tipo han ido en aumento durante las últimas décadas.
Esto es una consecuencia tanto de la mayor frecuencia de eventos climáticos
extremos como de la ocupación territorial de zonas que no fueron anegadizas
sino hasta las últimas décadas. Este proceso de ocupación territorial es
difícilmente reversible por lo que se impone una nueva adecuación del territorio a
las nuevas condiciones climáticas, ya que la mayoría de la infraestructura
existente fue diseñada para el clima del pasado que, en cuanto a lluvias intensas,
era más benigno que el actual. Hay otro factor menos evidente que aumenta
considerablemente la vulnerabilidad a las precipitaciones intensas. Se trata del
desconocimiento sobre el cambio operado en el clima por parte de la comunidad
técnica. Cabe sin embargo advertir que este desconocimiento comenzó a
revertirse, especialmente después del evento de abril de 2003. A ello se agregan
falencias en el conocimiento científico como surge del balance del estado del
conocimiento hecho en la sección anterior, especialmente en lo atinente a las
técnicas que permitan manejar adecuadamente las estimaciones de las
precipitaciones extremas y sus consecuencias hidrológicas en el contexto de un
clima no estacionario. Esto último reviste gran importancia práctica para la
definición de los parámetros de diseño de las obras de infraestructura y su
manejo….”.
7) Con el plexo probatorio así examinado, el que
entendemos más que suficiente para arribar a una conclusión sobre el caso en
examen- ya que los numerosos artículos periodísticos sobre el tema fueron
incorporados en copia simple, y en general adquieren algunos de ellos el rango
de “opinión” de los editores, más allá de que la mayoría de ellos llegaron a
conocimiento de este Cuerpo por su amplia difusión por aquella época-, ya
estamos en condiciones de afirmar que el tema que aquí nos ocupa no es nuevo,
ya que tanto la doctrina como la jurisprudencia, se han ocupado de los daños
causados a los particulares por el fenómeno de las inundaciones, lo cual nos
convence, antes de centrarnos en el examen señalado supra, de la conveniencia
de desarrollar, sólo a título introductorio, un relevamiento de los rasgos más
salientes de esas opiniones. Se trata de un claro supuesto de responsabilidad por
omisión del estado (art. 1074 del Código Civil). Para que proceda la aludida
responsabilidad del Estado por omisión se exige que éste se enfrente ante una
situación en la cual se entienda que oportunamente estaba obligado a actuar para
prevenir las consecuencias perjudiciales que ahora se producen (cfr. S.C.
Mendoza, "in re" "Norton, María c. Municipalidad de Godoy Cruz", del 18/10/1996,
LA LEY, 1997-B, 92); de manera pues que para que tal omisión pueda ser
catalogada de antijurídica el quid ha de ser dilucidar si en el caso concreto
resultaba o no razonable esperar que el ente haya actuado en su momento en
determinado sentido para evitar los daños en la persona o en los bienes de los
particulares, por lo que aquél -de responderse en sentido afirmativo- incumpliría
en el supuesto con una obligación legal (ver Trigo Represas, Félix A., López
Mesa, Marcelo J., "Tratado de la Responsabilidad Civil", Ed. LA LEY, Bs. As.,
2005, t. IV, p. 120 y ss.). En esta línea, ya sea por el deficiente control de los
desagües o por la falta de obras de infraestructura o de conservación o
mantenimiento, existe nutrida jurisprudencia que ha condenado al Estado por
tales daños (cfr. CNCiv., Sala H, "in re" "Boada c. Cons. Av. Cramer 1754 y
ots.", del 12/12/2006). Enfocado desde otra óptica, se ha propuesto que la
categoría del Contenido Mínimo Exigible de los derechos presta utilidad a los
fines de verificar cuando queda comprometida la responsabilidad (por omisión)
del Estado ante el incumplimiento de los niveles de obligaciones exigibles
según cada caso, todo lo cual resulta medido bajo los estándares de calidad,
eficacia, eficiencia y razonabilidad (temporal, de la índole de los contenidos
protegidos, etc.) que correspondan al aseguramiento del goce efectivo de los
derechos fundamentales en juego en cada caso. En materia de inundaciones,
cuando los perjuicios ocasionados reconozcan una relación causal (siquiera
parcial) con omisiones así configuradas de parte de la autoridad competente,
cuya ilegitimidad quede establecida como una afectación injustificada del CME
de cada derecho en juego, es claro que ello puede imponer al Estado la
obligación de reparar los daños causados. La responsabilidad estatal
configurada en base a una concreta obligación jurídica de actuar (medida no
solo a nivel de la tipicidad legal de mandatos de obrar, sino conforme los
mandatos que surjan del "marco jurídico habilitante y controlante" del caso —
localizable mediante la aplicación de fuentes constitucionales y convencionales
—) se vincula a la obligación de asegurar la tutela oportuna y efectiva del CME
de los derechos individuales y colectivos afectados, lo cual adquiere notoriedad
cuando los perjuicios causados (o su agravamiento) por eventos dañosos
previsibles y controlables, pueden atribuirse a un irregular cumplimiento de
aquellos niveles de obligaciones relativas a los CME de los derechos, por
deficiencias en el accionar estatal (en tareas de planificación, implementación,
control, etc. de planes y medidas preventivas, estratégicas, coordinadas y
eficaces), ante lo cual no cabe duda de que el alcance de la reparación debe
ser pleno (Olivero, Eduardo R.: Las Inundaciones Y La Responsabilidad Del
Estado Por Actividad Ilegítima: Aportes Desde La Garantía Del Contenido
Mínimo Exigible De Los Derechos Fundamentales, Publicado en: RCyS 2013- V ,
5 ) ( CAMARA NAC. CIVIL - SALA I, 20/12/2018, VIRTUDES EGAÑA EUGENIA
ESTHER c/ GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES s/DAÑOS Y
PERJUICIOS ACUERDO: 94/18).
Entendemos importante citar textualmente lo que el autor
Eduardo Olivero, en la obra citada, sostiene sobre el tema, ya que por su claridad
conceptual resulta relevante para dirimir este conflicto, y así señala con absoluta
precisión: “Bien se ha dicho en doctrina que atendiendo “a la identidad del sujeto
titular de esa “cosa” que denominamos “agua”, en la generalidad de los casos,
debido a su intrínsica capacidad de satisfacer necesidades comunitarias
esenciales, las aguas terrestres, al igual que las marítimas adyacentes a nuestro
territorio soberano, pertenecen al dominio público estatal” (BOTASSI Carlos A.
Inundaciones y responsabilidad del Estado, JA, 2005 I 1389). Más allá de las
innegables responsabilidades que dicha titularidad apareja para los niveles
estatales involucrados, interesa tener presente aquí, que el agua es ciertamente
indispensable para uso doméstico o común, como para satisfacer necesidades
comunitarias esenciales y sostener actividades productivas, aunque también
puede ser una de las causas –exclusivas o concurrentes- de desastres
ambientales y de perdidas humanas, sociales y materiales, actuando como
elemento dañoso con efectos a nivel individual y colectivo (Sabsay D.
Responsabilidad por daño ambiental colectivo, pág 567 y ss). Y los principios
aplicables al respecto (prevención, precaución, responsabilidad, etc) ciertamente
inciden sobre la responsabilidad del Estado, en función de sus diversas
obligaciones vinculadas a actividades varias (regulación, fiscalización, elaboración
de programas y planes, realización de obras, etc.). En materia de inundaciones,
particular interés tiene en dicha problemática la verificación de carencias o
indebidos retardos en materia de planificación, acción y control estatal -en forma
adecuada, oportuna y eficaz- respecto de todo lo relativo a suficiente
infraestructura, obras públicas, planes integrales, etc. Ello, ante la necesidad de
prevenir y en su caso evitar los efectos nocivos que diversos cauces hídricos
previsiblemente pueden provocar, obrando como agentes dañosos . En materia de
responsabilidad del Estado y a los fines de precisar – según los límites de cada
caso- la conformación de un cuadro de irregular cumplimiento de las obligaciones
del servicio, cabe resaltar que la categoría en análisis (afectación de aquéllos
contenidos mínimos (sustanciales) exigibles) brinda utilidad al inquirir sobre la
existencia de aquella responsabilidad y la conformación de todos sus
presupuestos, lo cual siempre dependerá del contexto fáctico de cada caso en
estudio. Ello adquiere especial trascendencia –pues- toda vez que las trágicas
circunstancias y las dolorosas pérdidas humanas y materiales usualmente
aparejadas por las inundaciones, sean puestas de manifiesto en un injustificado
contexto de desamparo, ausencia o indebido retardo del accionar estatal (lo
cual puede revelar directa o indirectamente acciones u omisiones constitutivas
de mala praxis política o administrativa- a veces con efectos en multiniveles de
gobierno-, comprometiendo ello diversas responsabilidades aplicables en la
especie). La eventual comprobación fáctica de esta consecuencia, durante o
después de los sucesos –además de agravar la indignante sensación
ciudadana-, implica responsabilidades por la ausencia de un proyecto y obrar
estatal, oportuno, adecuado, eficaz y coordinado que importe un manejo
integral de las problemáticas en juego, hecho éste que ciertamente es
intolerable ante los graves perjuicios producidos, las vidas arrebatadas, los
bienes perdidos y el sufrimiento espiritual soportado por las víctimas y los
afectados, en función del terrible sumergimiento producido por el irresistible y
exasperarte avance de las aguas. La exigencia de garantizar al menos el
contenido mínimo (sustancial) exigible (CME) de los derechos involucrados y el
correlativo cumplimiento de los niveles de obligaciones pertinentes
….inevitablemente exige adoptar las acciones tendientes a mitigar, prevenir o
en su caso erradicar la producción de previsibles y controlables eventos
dañosos (aunque sea parcialmente), y la ausencia de suficiente accionar estatal
en la materia puede tornar poco creíble y justificable –a posteriori- cualquier
pretendida imputación de tales daños a la sola injerencia de fenómenos
naturales (cual caso fortuito o fuerza mayor)....”.
Y concluye este autor en que “Es necesario reconocer que
todo lo que conforma (según los diversos estándares objetivos de derechos
humanos aplicables en cada caso) el CME (cuál ámbito mínimo de tutela que
debe ser razonablemente garantizado, a modo de contenido esencial de cada
derecho en juego , sin lo cual se priva de sustancia a los mismos –incurriendo
en la prohibición del art.28 CN-, delimita una obligación de garantía
insoslayable, a cargo del Estado, lo cual permite según los casos completar el
estándar genérico de la prestación regular del servicio, en calidad de
componente central de la configuración de la responsabilidad del Estado.
Tratándose de una garantía sustancial, ella conlleva el ejercicio de un control
más intenso sobre las posibles opciones discrecionales (en su motivación, en
los procedimientos implementados, etc.) y en torno al análisis de la legitimidad
de la actuación estatal, adquiriendo dicha categoría centralidad en la tarea de
determinación de la particular densidad de las obligaciones de hacer que se
encuentren a cargo del Estado (como mandatos expresos y determinados en una
regla de derecho). La categoría del CME de los derechos presta utilidad a los fines
de verificar cuando queda comprometida la responsabilidad (por omisión) del
Estado ante el incumplimiento de los niveles de obligaciones exigibles según
cada caso, todo lo cual resulta medido bajo los estándares de calidad, eficacia,
eficiencia y razonabilidad (temporal, de la índole de los contenidos protegidos,
etc.) que correspondan al aseguramiento del goce efectivo de los derechos
fundamentales en juego en cada caso. Del CME en consideración, emanan
“límites objetivos” -de orden público- para la definición y validez de cada complejo
obligacional prestacional específico; y ello impacta desde luego en la noción de
“cumplimiento regular de las obligaciones del servicio” (en sentido lato). En
materia de inundaciones, cuando los perjuicios ocasionados reconozcan una
relación causal (siquiera parcial) con omisiones así configuradas de parte de la
autoridad competente, cuya ilegitimidad quede establecida como una afectación
injustificada del CME de cada derecho en juego, es claro que ello puede imponer
al Estado la obligación de reparar los daños causados. La responsabilidad estatal
configurada en base a una concreta obligación jurídica de actuar (medida no solo
a nivel de la tipicidad legal de mandatos de obrar, sino conforme mandatos que
surjan del “marco jurídico habilitante y controlante” del caso – localizable mediante
la aplicación de fuentes constitucionales y convencionales-) se vincula a la
obligación de asegurar la tutela oportuna y efectiva del CME de los derechos
individuales y colectivos afectados, lo cual adquiere notoriedad cuando los
perjuicios causados (o su agravamiento) por eventos dañosos previsibles y
controlables, pueden atribuirse a un irregular cumplimiento de aquellos niveles de
obligaciones relativas a los CME de los derechos por deficiencias en el accionar
estatal (en tareas de planificación, implementación, control, etc de planes y
medidas preventivas, estratégicas, coordinadas y eficaces), ante lo cual no cabe
duda de que el alcance de la reparación debe ser plena”.
Sobre tales premisas, no nos quedan dudas sobre la
conducta omisiva de los funcionarios provinciales Berli y Fratti, ya que así surge
de la pericia Hidraúlica realizada por los Ingenieros Bachiega, Bertone y Maza
cuando concluye con que “La crecida del 2003 fue un evento preponderantemente
natural, pero que tuvo componentes antrópicos asociados que pudieron
condicionar tanto la forma como la magnitud en que evolucionó la misma.”,. Al
referir los expertos a los “componentes antrópicos” (de hecho atribuibles a
conductas o causa humana), aluden a las siguientes: “…. –la inexistencia de un
cierre integral de la región oeste-Norte que permitiera cerrar el anillo de
defensa con una cota tal que brindara un nivel de protección homogéneo
a todos los sectores de la ciudad- la errónea concepción del proyecto de
terminación del tramo II y la previsión de una medida de cierre de
emergencia de difícil ejecución una vez configurada esta última- la
existencia del terraplén de la autopista Rosario-Santa fe con una luz libre
insuficiente en situaciones de crecidas-la inexistencia de un sistema de
alerta debidamente organizado y la falta de un Plan de Contingencia que
hubiera asignado roles y medidas adecuadas a tomar una vez que el agua
ingresó a la ciudad – los retrasos con los que se tomaron las medidas de
emergencia preventivas y no estructurales durante el evento, vinculadas
principalmente a la falta de planificación que dio lugar a una fuerte
desorganización en el accionar de las autoridades.” y también a que en
“relación a las medidas de evacuación y su oportunidad de
implementación, se considera que las mismas se encuentran fuertemente
vinculadas a la existencia de niveles de alarma previamente definidos y a
la ejecución de acciones acordes con dichos niveles de aviso. No
obstante, pudo constatarse que el inicio del ingreso de agua a la ciudad, el
día 27 de abril, es decir 48 hs antes de que se agravara finalmente la
situación, resulta un elemento de aviso importante como para encarar
medidas preventivas de evacuación. Máxime si se considera que el día 28
de abril se declara la ineficacia de las medidas de control encaradas en el
ingreso a la ciudad…”.

Todo ello indica que existió omisión de


planificación, implementación, control, etc de planes y medidas preventivas,
estratégicas, coordinadas y eficaces de parte de los citados funcionarios, y que,
por ende, han generado “ vulnerabilidad institucional” que “ refiere al
debilitamiento de la capacidad del estado en términos de regular las actividades
económicas potencialmente riesgosas y la reducción de sus capacidades en el
campo de la formulación e implementación de las políticas públicas de manejo
del riesgo (Merlinsky Gabriela. «Vulnerabilidad Social y Riesgo Ambiental: ¿Un
plano invisible para las políticas públicas?». Revista Mundo Urbano [en línea].
2006, nº 28). En términos operacionales, y tratándose del análisis de la gestión
del riesgo de inundaciones, la vulnerabilidad institucional es la pérdida de
capacidad de respuesta por parte del estado en la generación de condiciones
de seguridad territorial. En contextos urbanos, implica tomar en consideración la
regulación del mercado inmobiliario, el desarrollo de políticas de planificación
urbana y ordenamiento territorial”. “La evaluación del riesgo es un pre-requisito
indispensable para la gestión ambiental del territorio. En lo que refiere a las
inundaciones, los sistemas de información meteorológica son esenciales para la
planificación de las infraestructuras y para el monitoreo constante en la gestión del
riesgo de desastres .Pero además el acceso a la información es un componente
central para garantizar mecanismos de participación en los sistemas integrados de
gestión de riesgo. Para ello la información debe cumplir con cuatro condiciones.
En primer lugar requiere ser oportuna, es decir que debe estar disponible para los
actores sociales con la anticipación necesaria para lograr su difusión, comprensión
y discusión allí donde se necesita. En segundo lugar debe ser de calidad, tanto en
su contenido riguroso como en su forma, que debe comprensible para quien la
requiere. En tercer lugar debe cumplir con el requisito de la accesibilidad, en tanto
quienes requieren la información deben tener posibilidad efectiva de acceder a
ella. Finalmente la información debe permitir la retro-alimentación, es decir
entender que se trata de un proceso interactivo y de doble vía, para facilitar que el
usuario sea a su vez generador de nueva información (Wilches Chaux,
Gustavo. Brújula, Bastón y Lámpara para trasegar los caminos de la educación
ambiental. Bogota: Ministerio de Ambiente, vivienda y desarrollo territorial 2007)
La vulnerabilidad en este plano está definida por un rasgo de marcada opacidad
en la difusión de información por parte del estado y/o en problemas de calidad,
oportunidad o retro-alimentación” ”Los funcionarios a cargo del gobierno definen
las causas del fenómeno atribuyendo su origen a eventos extraordinarios,
imputables a causas climáticas. En el diagnóstico que realizan, si los escenarios
climáticos han cambiado, será necesario entonces redoblar el nivel de inversión en
obras para adaptarse a la nueva situación. De esa manera, la responsabilidad
queda diluida en una serie de atrasos históricos en el financiamiento generados
por conflictos interjurisdiccionales y la consecuencia es que pasa a ser
responsabilidad política compartida (o incluso delegada) en el gobierno
nacional. Todo esto va construyendo una visión institucional que prioriza la
inversión física y las construcciones por sobre las medidas no estructurales. Una
visión que sólo se focaliza en el desastre, desconociendo que éste es solo un
momento del ciclo, hay otro momento importante que es la prevención y que debe
formar parte de la gestión” (Inundaciones en Buenos Aires. ¿Cómo analizar el
componente institucional en la construcción social del riesgo? María
Gabriela Merlinsky y Melina Ayelén Tobias).

De las apuntadas falencias gubernamentales también se


hace eco el fallo por el que se procesó a los funcionarios Berli y Fratti, y en
cierta medida hasta el propio informe emanado de la UBA cuando señala “Hay
otro factor menos evidente que aumenta considerablemente la vulnerabilidad a
las precipitaciones intensas. Se trata del desconocimiento sobre el cambio
operado en el clima por parte de la comunidad técnica. Cabe sin embargo
advertir que este desconocimiento comenzó a revertirse, especialmente
después del evento de abril de 2003. A ello se agregan falencias en el
conocimiento científico como surge del balance del estado del conocimiento
hecho en la sección anterior, especialmente en lo atinente a las técnicas que
permitan manejar adecuadamente las estimaciones de las precipitaciones
extremas y sus consecuencias hidrológicas en el contexto de un clima no
estacionario . Esto último reviste gran importancia práctica para la definición de
los parámetros de diseño de las obras de infraestructura y su manejo”.
La reiteración de estos fenómenos -lluvias intensas– sirve
para descartar de la escena al caso fortuito, dada la posibilidad de preverlos y
evitarlos, mediante una adecuada política en materia de control, mantenimiento
y obras de infraestructura destinadas a brindar soluciones a esta problemática,
lo que a todas luces el Estado, a través de sus funcionarios, de los que es
garante, omitió. En esta senda, se explica que la reiteración de estos
fenómenos naturales les quita el carácter de imprevisibles, por lo que no
pueden considerarse como casos fortuitos. Máxime, cuando debió prever la
Provincia las características de la cuenca del salado: ”El río Salado del Norte
tiene un régimen de escaso escurrimiento superficial y una cuenca favorable a
los estados de inundación por su escasa densidad de drenaje y baja pendiente.
A estos dos factores fisiográficos se suman las características meteorológicas
de la región, propensa la generación de SMCs de gran intensidad” (v. informe
de la UBA).
Por ende, la responsabilidad de la Provincia de Santa Fe
surge al no cumplir con su obligación de controlar tales alternativas hidrológicas
y climáticas, y no realizar obras de infraestructura adecuadas para evitar el
desborde del Río Salado (dejar “lugares abiertos“ a la altura de calle Gorostiaga
en el Hipódromo de Santa Fe, no culminar los tres tramos de la obra
“Construcción de la autopista de Circunvalación oeste, para que cumpla
funciones viales y al mismo tiempo de “terraplén de defensa” contra las
inundaciones, y la errónea concepción del proyecto de terminación del tramo II,
no prever la exigüa luz de escurrimiento de las aguas de la autopista Santa Fe-
Rosario, que hizo de dique, falta de planes de Contingencia y alerta, etc.,
deberes contemplados dentro de un mandato jurídico determinado en cabeza del
Gobierno de Santa Fe, ante lo cual su falta de respuesta genera la pertinente
responsabilidad (Parisi, Néstor S.: “la responsabilidad estatal por los daños a
causa de las inundaciones. ¿un fenómeno previsible? (laleyonline.com).
Vale reiterar atento a la excusa de responsabilidad que
ensaya la accionada para justificar la inundación (el ”caso fortuito” y la “fuerza
mayor”) de que “…la prueba del caso fortuito, para determinar la exoneración del
responsable, debe ser aportada por éste en forma certera e indubitada, sin que
sea suficiente la simple duda acerca del modo en que sucedieron los hechos
(Trigo Represas, Félix A., López Mesa, Marcelo J., “Tratado de la Responsabilidad
Civil”, La Ley buenos Aires 2004, p. 882). Dicho lo anterior, para que la lluvia -y
también la inundación- configure un caso fortuito debe tratarse de un
acontecimiento que como todos los provenientes de la naturaleza, por su
intensidad y características revistan la condición de extraordinarias y resulten
imprevisibles para una diligencia normal (conf. Código Civil anotado, de Salas-
Trigo Represas-Lopez Mesa, tomo 4-A actualizado, ed. Depalma, ed. 2000, pag.
234). En el sub-examine la demandada, no sólo no ha logrado demostrar que el
hecho acontecido el día 29 de abril de 2003, configure caso fortuito, puesto que
para merecer dicha calificación debe superar la aptitud normal de previsión que le
es exigible a un hombre diligente, sino que sus consecuencias pudieron
prevenirse y evitarse, o al menos minimizarse. Los razonamientos que esgrime la
demandada para deslindar su responsabilidad civil por la inundación, importan un
distinto punto de vista, pero en general lejos queda de rebatir de manera puntual y
concreta las distintas -y muchas- omisiones en que incurrieron sus funcionarios en
la emergencia, y que configuran la relación de causalidad entre el hecho
antijurídico y el daño sufrido por los actores, y que “es la consideración del nexo
que debe mediar entre el hecho y el resultado para poder formular un juicio
vinculativo, es decir, poder afirmar que dado tal hecho o acto y tal resultado, el
hecho o el acto es la causa del mismo. No basta que el hecho sea condición de un
resultado para que su autor sea responsable del mismo -pues sólo algunas
condiciones son adecuadas o normales-, se exige una adecuación específica del
hecho (causa) a su efecto (resultado)” (C 1º Civ. y Com. San Isidro, Sala 1º,
17/2/94, ED 158-580). Ello, con la aclaración que de lo que se trata en el caso, no
es de analizar gestiones de gobierno, sino la responsabilidad del estado como
persona jurídica cuando los hechos y actos emitidos por sus órganos en ejercicio
de sus funcionen ocasionen un daño o perjuicio susceptible de apreciación
pecuniaria, y sus presupuestos: un daño, que le sea imputable al Estado y que ese
daño se haya producido por un acto o hecho lícito o ilícito.
Y en tal juicio vinculativo, teniendo en cuenta que la causa
adecuada consiste en la puesta en juego de elementos de previsibilidad en los
procesos causales, cabe concluir –procediendo con cautela, es decir en la
forma que corresponde cuando se trata de responsabilizar a alguien por actos
omisivos, especialmente al Estado, y sin considerar que este tiene que proveer
cuanto interesa a la sociedad, pues ello puede conducir a conclusiones
absurdas, dado que en la mayoría de los sucesos dañosos siempre sería
posible reclamar por la omisión estatal (cfr. LL del 02.04.97, Jurisprudencia
agrupada. Daños y Perjuicios n.13, con cita de un fallo de la C. Nac.Civ.Sala
1º)- que los pretensores –es decir, quienes deben probar la relación en su fase
primaria- ha proporcionado los elementos de juicio que tienen por vinculada la
conducta de los funcionarios provinciales Ingenieros Berli y Fratti con un cierto
resultado -la inundación que asoló a Santa Fe el 29 de abril de 2003-.
Concluyendo, en el sub lite ha mediado total
responsabilidad del Estado Provincial, ya que quien contrae la obligación de
prestar un servicio lo debe realizar en condiciones adecuadas para llenar el fin
para el que ha sido establecido, siendo responsable de los perjuicios que
causaren su incumplimiento o irregular ejecución (CSJN, Fallos 182-5, pub. en
LL 12-123 con nota de Alberto G.Spota).
Esta idea objetiva de la falta de servicio encuentra su
fundamento en la aplicación por vía subsidiaria del art.1112 del Cód.Civil que
establece un régimen de responsabilidad por los hechos y las omisiones de los
funcionarios públicos en ejercicio de sus funciones, por no cumplir sino una
manera irregular las obligaciones legales que le están impuestas. Principio que
pone en juego la responsabilidad extracontractual del Estado en el ámbito del
derecho público que no requiere como fundamento de derecho positivo recurrir
al art.1113 CC al que han remitido desde antigüo, exclusiva o concurrentemente
sentencias anteriores de la Corte Suprema, en doctrina que sus actuales
integrantes no comparten (C.Nac.Civ., 18/12/84 in re “Vadell Jorge c. Provincia
de Buenos Aires”).
Es que como bien lo señala Bustamente Alsina en
la nota al fallo de la CSJN dictado en fecha 19.10.95 in re “Badín Rubén y otros
c. Prov. de Buenos Aires” (LL, 1996-c-584): “la responsabilidad del Estado por
los actos de sus órganos (agentes con competencia para realizar los hechos o
actos pertinentes que dan origen a los daños) es siempre una responsabilidad
directa, fundada en la idea objetiva de falta de servicio, aún cuando no excluye
la posibilidad de que se configure la falta personal del agente público. Al
establecer la necesaria coordinación de los responsabilidades del funcionario
público y del Estado hemos destacado que en el caso en que aquél actúa
irregularmente dentro del ejercicio objetivo de su función y causa un daño a un
tercero, ambos son responsables concurrentes: el primero por haber actuado
irregularmente con culpa y, el segundo, objetivamente porque un órgano suyo
cometió un daño ejerciendo la función a él encomendada...”.
Por ende, en función de todo lo expuesto, entendemos
que tal como lo sostiene calificada doctrina, la responsabilidad del Estado se
inserta en una teoría única del responder por el daño injustamente causado, sea
que este se derive de su actividad ilícita o legítima, y es esta también la postura y
solución que adopta nuestra Corte de Justicia de la Nación, incluso en casos de
similares características al presente en donde ha sostenido que “Cabe condenar
al Estado Provincial al pago de los daños y perjuicios sufridos por el propietario de
un predio rural inundado en virtud de la realización de obras hidraúlicas destinadas
a impedir que se afectaran sectores poblados y de alta productividad, al existir
relación causal entre el actuar legítimo de la Provincia y el hecho generador de los
daños, pues en atención a los arts.14 y 17 de la Constitución Nacional, y siendo
que la existencia de la actividad lícita no impide la responsabilidad del Estado en
la medida en que con sus obras se prive a un tercero de su propiedad o se la
lesione en sus atributos esenciales” (Juncalan Forestal, Agropecuaria S.A. c.
Provincia de Buenos Aires”, 23/11/1989, cita on line AR/JUR/2324/1989), “Es
responsable el Estado por sus actos lícitos que originan perjuicios a los
particulares, debiendo encontrarse el fundamento de ello en los arts.14 y 17 de la
Constitución Nacional, en la inviolabilidad de la propiedad privada, en la justicia y
la seguridad jurídica, en el beneficio común que se produce con la realización de
una obra, que no debe ser obtenido a costa del patrimonio ajeno, y en fin, en la
igualdad ante la ley y las cargas públicas, que imponen que todos soporten
paritariamente el perjuicio excepcional que exceda por su naturaleza e
importancia, las incomodidades corrientes exigidas por la vida en sociadad” (del
voto del Dr. Vázquez, “Salvador de López Amelia c. Provincia de Buenos Aires”,
17/04/1997, La Ley 1998-F, 907), “Cabe responsabilizar a la Provincia de Buenos
Aires por el anegamiento de un establecimiento rural ubicado en su territorio,
encontrándose acreditada la relación de causalidad entre dicha inundación y el
obrar legítimo de sus organismos al efectuar ciertas obras hidráulicas, aun cuando
las mismas se realizaron para impedir los efectos negativos de una inundación en
centros poblados o zonas rurales de alta productividad, si no se pudo probar que
tales obras mantuvieran el natural escurrimiento de las aguas o que éstas
inevitablemente hubieran irrumpido en el campo del actor” (Prada Ivan Roberto
c. Provincia de Buenos Aires”, 16/06/1993, cita online AE/JUR/3373/1993), “La
provincia de Buenos Aires resulta responsable por los daños y perjuicios
originados a raíz de inundaciones en los campos de los actores toda vez que
estas se produjeron como consecuencia de la deficiente construcción del Canal
Ameghino lo cual se llevó a cabo sin un adecuado estudio técnico de sus
consecuencias y con la falta de un plan eficaz y oportuno de regulación” (“Urruti
de González Cané, Elsa Margarita y otros“, 01/12/1992, cita on line
AR/JUR/3054/1992), ”Es procedente la demanda de daños y perjuicios a título
de lucro cesante entablada por el propietario de un establecimiento rural
ubicado en la provincia de Buenos Aires contra dicho Estado Provincial a raíz
de su anegamiento, si ello se debió a la construcción de un canal que modificó
las condiciones naturales de escurrimiento, las que no pudieron ser
restablecidas por taponamientos posteriores” (Estancias Marré S.A.I.A.F. e I. C.
Provincias de Córdoba, La Pampa y Buenos Aires”, 16/06/1993), “La provincia
demandada debe indemnizar los daños producidos a los propietarios y
usufructuarios de un inmueble rural sito en el partido Guamini, Provincia de
Buenos Aires, con motivo del avance de las aguas del sistema endorreico
denominado “lagunas encadenadas”, fenómeno atribuible a la alteración del
normal equilibrio hidrológico de la región como consecuencia de obras
realizadas por las Direcciones de Hidráulica y Vialidad provinciales, que
excluyen la aplicación del art.514 del Cód.Civil, invocado por la accionada
alegando atípicas precipitaciones pluviales para explicar el fenómeno, pues los
elementos de prueba demuestran que las inundaciones no ocurrieron antes de
la ejecución de tales obras, pese a registrarse en distintas oportunidades lluvias
de mayores registros” (“Torres Guillermo y otra c. Pcia. de Buenos Aires”,
17/12/1985, La Ley 1986-D,3), etc..
En consecuencia, esta demanda debe prosperar
quedando el Estado Provincial obligado a resarcir los daños causados a los
actores, de conformidad a lo establecido en los arts. 43,1074, 112, 1113 y ccs
del Código.Civil.
8) Resta ahora examinar los distintos rubros resarcitorios
reclamados en la demanda, siendo que Langhi en el principal reclama la suma
de $50.258,99 por indemnización por los daños sufridos en inmueble de su
propiedad que sufrió la inundación, más los perjuicios sufridos como
consecuencia de dicho evento en los bienes muebles y daños derivados,
importe, dice, al que deberá deducirse la suma de $ 3.000 por un subsidio
otorgado por el Estado Provincial a través del M.A.G.I.C, por lo que
consecuentemente, el daño resarcible asciende a la suma de $ 47.258, 99.
También reclama reparación por el daño moral sufrido por el actor, el que en el
alegato justiprecia en $100 más que lo reclamado por daño material.
En relación a SEPIA S.R.L., en los acumulados, su
pretensión resarcitoria asciende a $ 49.571,13 por los daños sufridos por el rodado
de su propiedad que se encontraba en el inmueble al momento de la inundación,
y también por los daños sufridos por el mismo motivo en equipos e insumos
varios.
Dichas sumas son dejadas libradas en su cuantificación
definitiva al arbitrio judicial.
En lo que a ello atañe contamos como prueba con el
presupuesto de reparación de galpón y vivienda ubicados en calle San Juan 1264
de esta ciudad, obrantes a fs. 1247/1249 y que asciende a la suma de $
32.438,00, reconocidos en la Audiencia de Vista de Causa por su otorgante,
Hernan Cesar Sanchez, admitiendo además “reconozco el cómputo y el
presupuesto. No hice el arreglo, hice una descripción de ítems a reparar y
contemplé lo dañado por la inundación. No se hizo la reparación. Si tuviera que
presupuestar hoy en día el valor de los materiales y mano de obra, rondaría los $
860.000, unas 26 veces más, usando el índice de determinación de precios de la
Provincia. En ese momento el estado de situación por la inundación del inmueble
era caótico porque era barro, muebles rotos, yo recorrí el inmueble de forma
perimetral, fue una inspección visual. No conocía el inmueble antes. El piso no lo
recuerdo, las paredes eran de revoque y pintura y el techo era de chapa con
perfilería metálica. Use para calcular el presupuesto cifras y cálculos particulares
de mi trabajo profesional. Este inmueble tenía el aspecto de un laboratorio vial,
había elementos de laboratorio, una casa reacondiciona como oficina”.
A fs. 1250/ 51 obra el presupuesto de “Electromecánica
Pulvi” de $ 2.580 más IVA 21%, también reconocido por quien lo extendiera,
Miguel Angel Pulvi, quien en la AVC dijo también “Lo conozco a Langui en su
momento por su trabajo. Reconozco el presupuesto, no le hice el trabajo No tengo
idea que valores serían ahora, en éste momento por ejemplo, el aumento fue de
un 50% solo en materiales. La diferencia es una barbaridad. En ese tiempo una
lata de barniz costaba 28 y hoy 1330. El primero de los motores presupuestados
hoy saldría algo así como $ 6.500. Este presupuesto es de reparación. Examiné
personalmente los aparatos eléctricos, los fui a ver, me costó encontrar el domicilio
en ese momento por lo que había ocurrido. El presupuesto se hace en medio
día. Los motores los vi para ver que es lo que tenían. Para examinarlos capaz
que estuve medio día sacando características de los motores”.
A fs. 1252 tenemos el presupuesto del Taller mecánico
Campagnoli, efectuado por la reparación de la Ford Ranchera dominio E
076433 y que asciende a la suma de $ 9.500, el que fue judicializado mediante
el reconocimiento de su otorgante Osbaldo Rubén Campagnoli, el que además
declaró: “Lo conozco a Langhi por lo que en su momento le reparaba el
vehículo. Reconozco el presupuesto, no hice el trabajo, solo el presupuesto. Fui
donde estaba el vehículo, que era una bola de óxido, era una ranchera o algo
así. Las cosas han aumentado a hoy 25 veces más, por lo menos. Era una Ford
Ranchera 74 más o menos. Esa reparación era factible en ese momento, se
podía reparar. Hay mucha gente que reparó los coches que quedaron bajo
agua, de esa antigüedad y más viejos. La reparación era antieconómica, me
parece. Era más cara la reparación de lo que valía el auto. Hoy reparar el motor
de ese auto saldría unos $60.000 o $70.000, solo motor. Pero hubo gente que
reparó, lo hicimos andar”.
A fs 233/ 385 tenemos copia del expediente
administrativo nro. 00701-0048807-7, agregado al Nro. 01101-0004364-6,
dentro de sus constancia tenemos el informe de la unidad técnica verificadora
relacionada a la evaluación de los daños sufridos por Langhi Rodolfo,
Ingeniero Civil, que estima un valor de los perjuicios ocasionados por la
catástrofe hídrica de $ 31.755 en bienes de uso (v. fs. 324), y el dictamen de
la Directora General de la Dirección de Asuntos Jurídicos del Ministerio de la
Producción (v. fs. 332/ 334) que consigna “….El Ing. Langhi, quien desarrollaba
su actividad profesional en el domicilio de San Juan 1264, de esta ciudad, se
inscribió en el Registro de Comercio, Industrias y Prestadores de Servicios
afectados en forma directa por el desborde del Río Salado, estimando los daños
producidos en la suma de $ 35.000 (fs.1), adjuntó un detalle de los bienes
afectados (fs. 2), acompañó fotografías del local afectado (fs. 3) y solicitó ante
este Ministerio una ayuda económica conforme al Decreto 1804/03 (fs.4).
Presentó a requerimiento de la Unidad Evaluadora, documentación que se
agrega a autos. A fs. 23 la evaluadora, destacada por la jurisdicción, informa
que se ha constatado la existencia de la actividad denunciada en la zona que
sufrió daños por ingreso directo del agua proveniente de la crecida del río
Salado, se verificó la titularidad e identificación del reclamante y las
inscripciones fiscales, correspondientes a la actividad desarrollada, pero no se
realizó la evaluación de los daños, pues la tarea corresponde a una segunda
etapa. A fs. 25 el Director Gral. de Comercio Interior informa al Secretario de
Industria y Comercio que la empresa del recurrente, cuyos datos se consignan,
está ubicada dentro de la zona declarada de desastre, oficialmente. El informe
concluye expresando que “Corresponde el otorgamiento del Certificado y el
otorgamiento del anticipo. Se agrega en autos el Certificado de Empresas
damnificadas – Decreto 1804/03 extendido a nombre del recurrente (fs.26) y
fotocopia certificada del pago del pago del anticipo de $3.000, conforme al decreto
2049/2003, en concepto de ayuda económica no reintegrable por la emergencia
hídrica”….”.
A fs. 866/872 también se encuentra glosado el informe
técnico sobre la verificación de los daños ocasionados por la inundación en SEPIA
S.R.L. en relación a la Camioneta Ford Ranchera y a Motores Eléctricos e
instalaciones mecánicas.
9) Ante todo remarquemos que coincidimos con Jose
Bermejo Vera cuando señala que la lesión en el patrimonio material y moral de los
ciudadanos causado por el funcionamiento de los servicios públicos debe ser
objeto de indemnización, más que como consecuencia de la antijuridicidad del
modus operandi del poder público, porque el o los perjudicados, o “ciudadanos
dañados” no tienen obligación jurídica de soportar las cargas derivadas del
ejercicio aún legítimo y legal de los poderes aludidos. El concepto de servicio
público se identifica con la actuación, u omisión global de las administraciones
públicas (en Prólogo a “Derecho subjetivo y responsabilidad pública” de José
R.Dromi, Madrid, 1986, págs.IX/XII).
Así entonces, examinados los elementos de convicción,
entendemos que se ha logrado probar a lo largo del proceso la existencia real del
daño que sufrieran los actores a consecuencia de la catástrofe hídrica del
inmueble propiedad de Langhi, como del vehículo cuyo dominio ostentaba la
Empresa Sepia S.R.L. (incluso al declarar Sanchez refiere “En ese momento el
estado de situación por la inundación del inmueble era caótico porque era barro,
muebles rotos, yo recorrí el inmueble de forma perimetral, fue una inspección
visual“, y Campagnoli, en relación a la Ford Ranchera habla de “bola de óxido”, lo
que no puede deberse sino al efecto de la inundación y al proceso deteriorante del
agua), como de los bienes muebles que se hallaban en la propiedad afectada,
pertenecientes a ambos actores. Por ende, más allá de que contamos acreditado
el costo de las reparaciones, que incluyen materiales, mano de obra, gastos
generales, incluso IVA, estamos persuadidos de que los presupuestos no
contemplan otros muchos gastos que son necesarios para subsanar los
deterioros experimentados en los bienes a raíz de este devastador fenómeno
hídrico, y que son dables de presumir atento a su magnitud y consecuencias
dañosas, al igual que la necesariedad de Langhi del alquiler de una oficina para
poder desempeñarse profesionalmente.
Y tales comprobaciones desde ya descartan de que el
“anticipo” o “ayuda económica no reintegrable por la emergencia hídrica” de $
3.000 que percibiera Langhi sean reparación suficiente de los daños causados
– que es lo que alegan los letrados de la Provincia de Santa Fe al formular sus
alegatos, o de que exista una superposición de reclamos entre Langhi y Sepia,
en la medida de que se encuentran perfectamente diferenciados,
fundamentalmente por las distintas verificaciones llevadas a cabo por el
Ministerio de la Producción, a las que ya hemos referido.
En consecuencia, cabe hacer lugar a los reclamos
otorgando a Langhi la suma pretendida de $ 47.258,99 (que contempla el
descuento de $ 3.000 de anticipo), y a SEPIA S.R.L. la suma de $ 49.571,13.
En cuanto al interés a aplicar a los montos resarcitorios
-dado que en el alegato el letrado del actor solicitó se calcule por el índice de la
construcción- no podemos perder de vista que estamos frente a un
resarcimiento en un juicio de daños y perjuicios, aunque pueda involucrar una
relación de consumo, por lo que "El interés de una suma de dinero reviste la
condición de un accesorio cuyo cómputo es la única forma de que el acreedor
reciba al momento del pago el valor real de lo que se le adeuda y dicho
accesorio se debe -en las obligaciones con fuente en hechos delictuales o
cuasi-delictuales- desde que se produjo el daño". (SCBA.Ac.33140, 27-3-85, A y
S 1985-II-195). La indemnización debida por el hecho ilícito debe ser
acompañada por el pago de intereses, que tienen como función asegurar al
acreedor la reparación integral a que tiene derecho evitándole el mayor perjuicio
que pudiera significarle la demora en obtenerla.
Por lo demás, la finalidad del interés moratorio es reparar
el «daño moratorio», que se acumulará con el resarcimiento del «daño
compensatorio» a fin de lograr la «reparación plena», consistente en «la
restitución de la situación del damnificado al estado anterior al hecho dañoso,
sea por el pago en dinero o en especie» (arg. conf. arts.1740 y 1747 del
CcivCom). Dicho de otra manera, cuando el 1740 del CCivCom habla de
reparación plena se refiere no solo al daño compensatorio, sino al moratorio.
Ahora bien, la indemnización del daño compensatorio
persigue restituir a la víctima al estado anterior al daño, mediante la entrega de un
capital en dinero (generalmente) o en especie que sea equivalente al bien o
bienes perdidos por el evento dañoso. En cambio, la llamada «indemnización del
daño moratorio» persigue reparar el daño sufrido por la víctima originado en la
demora en indemnizar el daño compensatorio.
Se trata de una «lesión al derecho de propiedad» del
acreedor / víctima, pues su derecho creditorio es exigible desde la generación del
daño (desde que se produjo el perjuicio, en otras palabras), más allá de que dicho
crédito sea líquido o no. El acreedor, privado durante un tiempo de una suma de
dinero «o de un valor expresable en dinero», tuvo que financiar de alguna manera
el daño compensatorio durante el tiempo en que no fue resarcido.
Por ende, no cabe apartarse en el presente del criterio que
sustenta este Cuerpo de que deberá aplicarse al capital de condena la tasa activa
promedio de la que establece el Banco de la Nación Argentina para las operaciones
de descuento de documentos a treinta días, desde el 29 de abril del 2003 –fecha
del hecho- y hasta su efectivo pago.
Respecto del daño moral solicitado por Langhi, se halla
configurado por la lesión en los sentimientos que determina dolor o sufrimiento,
inquietud espiritual o agravio a las afecciones legítimas y, en general, toda clase
de padecimientos comprendiendo también las molestias en la seguridad personal
de la víctima o en el goce de sus bienes. Mediante la indemnización peticionada
se procura reparar la lesión ocasionada a la persona en alguno de aquellos bienes
que tienen un valor principal en su vida, y que son la paz, la integridad física, la
tranquilidad de espíritu, el honor, y los demás sagrados afectos que se resumen
en los conceptos de seguridad personal y afección legítima; y cuya violación
determina la modificación disvaliosa del espíritu en su capacidad de entender,
querer o sentir, que resulta anímicamente perjudicial. No obstante tratarse de
bienes materiales, su incolumidad se vincula a un “interés de afección”, y al
afecto que el inmueble o la casa, sobre todo si es propia, despierta en los seres
humanos, y ello conjuntamente con la entidad de los daños, suficientes para
demostrar la alteración de la vida cotidiana, constituyen los pilares sobre los que
se apoya el agravio moral sufrido por Langhi. Solo a mayor abundamiento
señalamos, que es claro que en supuestos como los ventilados en esta causa, las
incomodidades superan las comunes u ordinarias de la vida en sociedad. La
devastadora realidad que subyace cuando las aguas se retiran, sumado a que se
trata de la vivienda personal o el asiento habitual de sus negocios, posee
indudable entidad para generar angustias y padecimientos que tornan plenamente
justificada la reparación pretendida.
Concluimos entonces que las molestias y sinsabores
que sin duda experimentó el actor como consecuencia del deterioro de su
vivienda y bienes muebles —incluida la necesidad de efectuar reclamos a la
contraria y acudir a la vía judicial— califican sin duda como un daño moral
resarcible.
En cuanto a su valuación cabe recordar lo recientemente señalado por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en el sentido de que: “Aun cuando el dinero
sea un factor muy inadecuado de reparación, puede procurar algunas
satisfacciones de orden moral, susceptibles, en cierto grado, de reemplazar en
el patrimonio moral el valor que del mismo ha desaparecido. Se trata de
compensar, en la medida posible, un daño consumado (…). El dinero es un
medio de obtener satisfacción, goces y distracciones para reestablecer el
equilibrio en los bienes extrapatrimoniales. El dinero no cumple una función
valorativa exacta, el dolor no puede medirse o tasarse, sino que se trata
solamente de dar algunos medios de satisfacción, lo cual no es igual a la
equivalencia. Empero, la dificultad en calcular los dolores no impide apreciarlos
en su intensidad y grado, por lo que cabe sostener que es posible justipreciar la
satisfacción que procede para resarcir dentro de lo humanamente posible, las
angustias, inquietudes, miedos, padecimientos y tristeza propios de la situación
vivida” (CSJN, 12/04/2011, “Baeza, Silvia Ofelia c. Provincia de Buenos Aires y
otros”, RCyS, noviembre de 2011, p. 261, con nota de Jorge Mario Galdós).
En otras palabras el daño moral puede “medirse” en la
suma de dinero equivalente para utilizarla y afectarla a actividades, quehaceres
o tareas que proporcionen gozo, satisfacciones, distracciones y esparcimiento
que mitiguen el padecimiento extrapatrimonial sufrido por la víctima (Galdós,
Jorge M., “Breve apostilla sobre el daño moral (como “precio del consuelo”) y la
Corte Nacional”, RCyS, noviembre de 2011, p. 259).
La misma idea resulta del art. 1741 in fine del Cód. Civil y
Comercial, a cuyo tenor: “El monto de la indemnización debe fijarse ponderando
las satisfacciones sustitutivas y compensatorias que pueden procurar las sumas
reconocidas”.
Así las cosas, teniendo en cuenta los malestares y las
angustias que el grave deterioro del ámbito de su vivienda pudo
razonablemente haber generado en el actor, entendemos equitativo (art.245 del
CPC y C) acordar por daño moral la suma de $ 40.000.
En el análisis de la tasa de interés moratorio, siguiendo la
posición de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Santa Fe
(CCiv.Com., Sala II, 23/05/2005, “Larrea c/Provincia de Santa Fe”, R. N° 169, F°
417, T.1, entre otros), estimamos que en materia de resarcimiento de daños los
intereses se devengan desde el momento mismo en que se produjo el daño al
amparo de la intregralidad de la reparación que se proclama. Este criterio, por otro
lado, se ha visto ratificado por el artículo 1748 del Código Civil y Comercial que
expresa que el curso de los intereses “comienza desde que se produce cada
perjuicio”. En este marco, corresponde diferenciar los que deberán ser aplicados a
los distintos rubros de la cuenta indemnizatoria.
En el reclamo del daño moral, destacamos que cuando se
establece la indemnización correspondiente a tal rubro se determina en moneda
actual, esto es, a valores a la época en que el Tribunal ha ponderado la entidad
del perjuicio. Sobre esa base del reconocimiento de la existencia de una deuda de
valor, para el período comprendido entre la fecha del hecho y el 1° de agosto del
año 2015, se aplicará un ”interés puro” propio de una economía estable conforme
autorizada doctrina y jurisprudencia (vg. Pizarro, R. D. “Los intereses en la
responsabilidad extracontractual” en Suplemento Especial LA LEY “INTERESES”,
julio de 2004, pág. 84 y sig.; CSJN, “Sontag B. c/Banco de Galicia y Buenos Aires,
05/04/2005, LL 2005-C-346; y CCC Rosario, Sala II, “Stucchi c/Telecom”,
10/02/1999, en LLLitoral 1999-19), la que en el caso se considera razonable fijar
en el 4% anual, en un todo de acuerdo a la causa “Barrios” citada con anterioridad.
A partir de la fecha señalada y hasta la sentencia, se aplicará la tasa pasiva
promedio que publica el Banco Central de la República Argentina, en razón de lo
dispuesto por el artículo 768 inc. c) del Código Civil y Comercial de la Nación,
vigente desde tal mojón temporal y aplicable al caso en los términos del art. 7° del
citado digesto, como se expuso al abordar el análisis del derecho transitorio
(Kemelmajer de Carlucci, Aída, La aplicación del Código Civil y Comercial a las
relaciones y situaciones jurídicas existentes, Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2015, p.
148). Esa tasa pasiva no entra en contradicción con la noción de deuda de valor y
se ajusta a la opción que habilita el inciso c) del citado artículo 768 del Código Civil
y Comercial.
A partir de la fecha de este pronunciamiento y hasta su
efectivo pago generará la tasa activa promedio ya indicada para el daño material.
10) En cuanto al planteo de inconstitucionalidad de las leyes
11696, 11965,12015,12036, debe quedar reservado su tratamiento para cuando
eventualmente se configure el caso en cuestión .
11) Las costas de este proceso, tanto en el principal como
en el acumulado, atento al resultado y al principio objetivo de su imposición se
cargan en su totalidad a la accionada, Provincia de Santa Fe (art.251, sgtes. y
ccs. del CPC y C).
Por todo ello, el TRIBUNAL COLEGIADO DE
RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL NRO.4 de Santa Fe,
RESUELVE: 1) Hacer lugar íntegramente a la demanda
en el principal y en el acumulado, y condenar a la Provincia de Santa Fe, a
abonar a los actores Rodolfo Oscar Langhi y SEPIA S.R.L., en el término de
diez días y bajo apercibimientos de ley, las sumas establecidas en el apartado
9) del Considerando -según les corresponda-, con más los intereses allí fijados.
2) Imponer las costas del proceso, tanto en el principal
como en el acumulado, totalmente a la accionada.
3) Diferir la regulación de honorarios hasta tanto se
practique liquidación.
4) Tener presentes las reservas constitucionales
formuladas.
Insértese, expídase copia y hágase saber.-

Dra. María Georgina RODRIGUEZ Dra. Nora ABELLO Dr. Gabriel SCAGLIA
Juez Juez Juez

María José COLANDRE ORGNANI


Secretaria
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