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Lasalianas
Nº 5a Hermanos de la Escuelas Cristianas Marzo 2002
Toda la Iglesia espera mucho del testimonio de comunidades ricas “de gozo y del Espíritu Santo” (Hechos
13, 52). Desea poner ante el mundo el ejemplo de comunidades en las que la atención recíproca ayuda a
superar la soledad, y la comunicación contribuye a que todos se sientan corresponsables; en las que el
perdón cicatriza las heridas, reforzando en cada uno el propósito de la comunión. En comunidades de este
tipo la naturaleza del carisma encauza las energías, sostiene la fidelidad y orienta el trabajo apostólico de
todos hacia la única misión. Para presentar a la humanidad de hoy su verdadero rostro, la Iglesia tiene
urgente necesidad de semejantes comunidades fraternas. Su misma existencia representa una contribución a
la nueva evangelización, puesto que muestran de manera fehaciente y concreta los frutos del “mandamiento
nuevo” [que nos amemos unos a otros como Cristo nos ha amado].
Reflexion personal
Si os habéis disgustado con alguno de vuestros Hermanos, reflexionad sobre lo que recordaba Moisés a dos
israelitas de su tiempo que se injuriaban y reñían entre sí, que son hermanos nuestros y que, como dice San
Pablo, debemos soportarnos unos a otros con caridad. Prestad atención a la palabra que usa, “soportar”: con
ello se nos indica que es menester que unos sufran a causa de los otros. Por eso dice en otro lugar: Llevad las
cargas los unos de los otros. Cada uno tiene sus cargas, pero de ordinario no es precisamente quien las tiene
el que las lleva, pues no es él quien siente su peso, sino aquellos con quienes se relaciona. Es necesario que
cada uno lleve gustoso y caritativamente las de los demás, si quiere vivir en paz con ellos.
Reflexión personal
• ¿cómo me siento llamado a amar, perdonar y apoyar a aquellos con quienes vivo y trabajo
• ¿qué cargas soporto? ¿quién me ayuda a llevarlas?
• ¿soy testigo del amor y el perdón en la comunidad?
Te suplicamos,
Dios de los corazones,
que hagas de los nuestros
y de los de nuestros hermanos
un único corazón en el de nuestro hermano Jesús.
Amén