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El Ejército Libertador del Sur (ELS) fue un ejército organizado y liderado por el General Emiliano
Zapata en el Estado de Morelos, al sur de México. La causa principal de Zapata fue la reforma
agraria y la autoridad del ELS para que este se convierta en uno de los primeros iniciadores de
la Revolución mexicana (véase: zapatismo).
Los que lo conocieron en su niñez cuentan acerca de una experiencia que por siempre marcó su
vida: cuando Zapata tenía 9 años, vio a su padre llorar porque la autoridad injustamente se había
adueñado de las tierras comunales de su pueblo. Zapata juró que esto no sucedería de nuevo, y
que recuperarían las tierras perdidas. La reforma agraria fue su meta desde entonces.
Desde muy joven, Zapata se destacó por sus cualidades de liderazgo y su amor por los caballos; su
mayor placer consistía en cabalgar sobre el lomo de su caballo preferido usando botas y espuelas
nuevas y de buena calidad. A pesar de ello, Zapata nunca perdió su sencillez. Hablante de náhuatl
y de español por igual, el dirigente revolucionario gozaba de un gran respeto por parte del
campesinado del sur.
En 1897 Zapata fue arrestado por participar en una protesta contra la usurpación de tierras
campesinas. Al ser perdonado continuó agitando a los indígenas de la región, por lo que fue
incorporado al 9° Regimiento del ejército, bajo el mando directo de Ignacio de la Torre, yerno del
presidente Díaz.
En 1909 fue elegido presidente de la junta de defensa de las tierras de Anenecuilco. Pocos meses
después, concurrió a una reunión en Villa de Ayala donde comentó el Plan de San Luis, y el 10 de
marzo de 1911, también desde Villa de Ayala, se lanzó a la lucha revolucionaria junto con otros 72
campesinos. Su consigna, "tierra y libertad", ha sido quizá la más famosa de sus frases.
probablemente ahora no te sea tan difícil preparar una quesadilla de frijoles con verdolagas – sí, sin
queso-, sin embargo en aquella época las Adelitas utilizaron toda su creatividad para dar vida a
platillos como las gorditas, antojitos, los caldos y los atoles para dar fuerza a los combatientes. De
hecho, diversas fuentes históricas aseguran que estas mujeres llevaban consigo ollas, comales y
piedras que pudieran servir como metates y molcajetes.
Algunos ejemplos de platillos, son los favoritos de Emiliano Zapata, quien adoraba el atole de ciruela
o de elote, endulzado con piloncillo o azúcar y hecho en una olla de cobre. Al igual que la salsa de
tomate con jumiles, es decir, insectos voladores con gran contenido proteico.
Es importante tomar en cuenta que existieron variaciones de la dieta dependiendo de la zona de la
República; como Sinaloa, Sonora y Baja California que se sostuvieron comiendo trigo, carne seca y
mariscos. Mientras que los estados del centro del país, adaptaron sus comidas con jumiles, ranas y
charales.
Varios platillos surgieron durante la época revolucionaria; uno de ellos al parecer fue el burrito. De
acuerdo con relatos populares, ésta preparación surgió en el norte del país, cuando un vendedor de
comida decidió aportar algo al ejército, preparando tortillas rellenas de carne, arroz y frijoles, y
llevando este platillo abordo de su fiel burro, característica que le valió el nombre.