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LECTURA 1: EL PAPEL DE LA EPISTEMOLOGÍA EN LA INVESTIGACIÓN

El desarrollo de los procesos de investigación científica se apoya fundamentalmente en las


concepciones epistemológicas cuyo dominio otorga al investigador un juego de posibilidades
de abordaje de las actividades investigativas y a su vez facilita la selección de los métodos y
técnicas de investigación. Aunque las concepciones epistemológicas y las posturas
metodológicas no garantizan ni la realización de mayor desarrollo científico ni la obtención de
los resultados esperados y además frente a la evolución conceptual de lo reconocido hasta
ahora como procesos fundamentales de la producción científica, estén atravesando cambios
trascendentales en sus nociones tradicionales, es evidente que esa misma dinámica de
interpretación y los resultados que de ella se derivan, otorgan a los investigadores, mayores
elementos para el análisis y desarrollo de la producción científica.

La valoración del conocimiento científico

Si bien es cierto, que los abordajes investigativos surgen de la necesidad de conocimiento


acerca de un objeto en particular desconocido y de inquietudes de comprensión acerca de lo
inexplorado, no todo conocimiento se considera científico y por lo tanto es necesario estimar
en su real dimensión, las características de este último, a fin de no perder tiempo en aforismos
inocuos e innecesarios, y por el contrario lograr construir un verdadero conocimiento nuevo.

Aunque la expresión “conocimiento científico” ha encontrado en diferentes filósofos y


estudiosos de la materia, distintas interpretaciones, las posiciones que ellos demarcan, no
rechazan de plano la necesidad de diferenciar a aquel conocimiento que se adquiere por la
experiencia, del que se adquiere a través de la investigación generando nuevo conocimiento.
Es esa, la divergencia, que hizo pensar, en la necesidad de búsqueda de un método que
realmente conduzca a una nueva categoría del saber que pueda ser estimado y evaluado para
la prosperidad de la ciencia, denominado método científico.

Sin embargo, no solo la utilización de un método, permite la aproximación más exacta y fiable
a la verdad desconocida de los hechos, y de los objetos, y fenómenos naturales, con los que
la humanidad ha interactuado en su devenir histórico. Ello requiere de la voluntad y el interés
investigativo del sujeto investigador, el cual deberá adoptar el camino más expedito de
acuerdo a sus circunstancias, y conforme a sus limitantes situacionales, y socio – temporales
acudirá al procedimiento más adecuado, y a los métodos y técnicas necesarios para el logro
de su objetivo investigativo.

No obstante, que el uso de los métodos y técnicas, no garantiza la fluidez de los procesos de
descubrimiento de la ciencia, si constituyen una herramienta que otorga claridad en la ruta a
seguir por parte del investigador. Así mismo, la certeza, acerca de las posiciones o enfoques
epistemológicos permiten demarcar de una manera más precisa y evidente los
compartimientos de pensamiento dentro de los cuales se mueve y que encauzan sus
propósitos en el saber, definiendo el método y permitiendo garantizar la coherencia de los
pensamientos y procesos de conocimiento que emprende en los trabajos investigativos.

El papel de la epistemología en la investigación científica

La palabra epistemología es de origen reciente como lo es también su objeto de estudio, cuyo


desarrollo se ubica notablemente durante los siglos XIX y XX. Sin embargo, su origen
etimológico proviene de la palabra griega episteme, utilizada por los griegos para diferenciar
el significado de la palabra Doxo referido al conocimiento vulgar y ordinario, que se adquiere
sin ningún rigor ni esfuerzo reflexivo, del referido al conocimiento que se elabora con rigor
crítico y reflexivo.

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La epistemología se refiere a los fundamentos y métodos del conocimiento, y desde el origen
de las reflexiones filosóficas más antiguas relacionadas con este tema, hasta sus recientes
desarrollos, ha enfrentado dificultades para su estudio, que parten de su propia definición.
Para algunos se estudia el conocimiento a partir de la visión filosófica, (gnoseología), mientras
que para otros se refiere al conocimiento científico.

Precisamente las diferentes perspectivas de análisis del conocimiento, han permitido distinguir
enfoques epistemológicos (empirista-realista, empirista-idealista, el enfoque racionalista-
realista y el enfoque racionalista-idealista) que posibilitan el manejo y evaluación del objeto de
conocimiento desde una determinada línea de pensamiento facilitando el desarrollo de los
procesos investigativos y su contrastación con otros procesos realizados desde otras
posturas.

El enfoque epistemológico del proceso de conocimiento, dentro del cual nos ubicamos, bien
sea en un campo disciplinar, o un interés investigativo, permite determinar con claridad, la
línea del saber que conduce a la ciencia. Lo anterior al determinarnos la directriz filosófica que
nos acerca a la verdad y a sus fundamentos.

Al respecto, las orientaciones filosóficas, por estar sujetos a la dialéctica que caracteriza a los
individuos, y a su dinámica evolutiva histórico – social, también han sufrido variaciones e
interpretaciones, desde el positivismo y el denominado post-positivismo, que han influenciado
a su vez la naturaleza epistémica de las ciencias. Sin embargo, a pesar de ello, la
epistemología, dadas sus raíces filosóficas se mantiene en su lugar de catalizador de los
procesos de conocimiento científico.

Desde esta perspectiva los enfoques o paradigmas positivistas y post-positivistas que han
condicionado el proceso de conocimiento y que por ende han afectado las construcciones
epistemológicas de las ciencias se podrían percibir como aportantes de modos o maneras de
abordar la verdad de éstas. Lo anterior, por cuanto se diferencian en el modo de realizar el
descubrimiento, de llegar a él, o de interpretarlo como objetivo de la ciencia, o del conocimiento
científico. Mientras el positivismo pregonó la existencia de una verdad objetiva, a la cual
accede el sujeto mediante su deliberada búsqueda, el post-positivismo predica la dialéctica
del sujeto investigador, y todas sus connotaciones humanas, con el objeto de investigación.
Esto es, su entorno socio-cultural o socio espacial, en actitud determinante, para fijar tanto la
orientación epistemológica como el método investigativo.

Los paradigmas positivistas y post-positivistas, si bien han procurado la necesidad de


reflexionar acerca de la forma de acceder al conocimiento, o de obtención de la ciencia, no
han alterado los resultados o la evolución de la misma; lo cual confirma la dinámica implícita
en la esencia humana frente al saber científico. Así mismo, aunque las diferencias frente a las
concepciones epistemológicas, bien sean desde la postura ontológica o gnoseológica,
permiten entender la naturaleza del conocimiento, tampoco estos desarrollos conceptuales
han influido en la reducción o promoción de la actividad científica.

El avance o prosperidad de la actividad científica se demuestra autónomo y relacionado con


el interés humano. La validez de una teoría o descubrimiento científico siempre está expuesta
a su sometimiento, a su comprobación, en diferentes escenarios de pensamiento o de
ubicación contextual. Es por eso que podemos hablar de prosperidad de la ciencia, ya que
cada vez, los determinados descubrimientos son subordinados a sus probabilidades de error
y por consiguiente a su perfeccionamiento. Muchas teorías validadas en determinada época
son evaluadas, perfeccionadas o corregidas con posterioridad.

Sin embargo, a pesar de la aparente independencia de la epistemología o de la evolución de


ésta dentro de los procesos históricos de descubrimiento científico, que a la luz de los
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planteamientos de Miguel Martínez podría percibirse como una crisis en los fundamentos del
conocimiento científico, el avance en el análisis de las tendencias epistemológicas y la
posibilidad de ubicar o someter nuestros intereses investigativos a una determinada tendencia
agiliza el trámite metodológico fijando rutas y técnicas investigativas que facilitan la tarea del
investigador.

En conclusión, la aproximación al conocimiento, requiere del dominio de los asuntos


relacionados con la forma o manera de conocer, que el ser humano utiliza, y al respecto, el
desarrollo de este campo de la ciencia y las reflexiones frente a las concepciones
epistemológicas involucradas en los diferentes procesos de pensamiento y construcción de
ideas desarrolladas a través de la historia de la humanidad, constituyen un soporte
fundamental para el desarrollo del conocimiento científico. La anterior consideración, por
cuanto, en tanto mayor es el espectro de orientaciones otorgadas por esas reflexiones, más
posibilidades proporcionan a los investigadores de aclarar las rutas investigativas.

LECTURA 2: EPISTEMOLOGÍA EN EL SIGLO XX

A principios del siglo XX, los problemas epistemológicos fueron ampliamente discutidos, y
surgieron diferentes escuelas rivales. Se prestaba especial atención a la relación entre el acto
de percibir algo, el objeto directamente percibido y lo que puede decirse que se conoce como
resultado de esa percepción

Durante el siglo XX se forjan tres modelos básicos de interpretación del conocimiento


científico: el Empirismo Lógico, el Socio-historicismo Humanista, y el Racionalismo Crítico.

El empirismo lógico (inductivo) –bajo cánones identificados con la palabra positivismo- se


convierte en la más influyente interpretación del conocimiento científico en el siglo XX,
reaccionando contra el conocimiento especulativo y propugnando el conocimiento riguroso,
sometido a reglas de validación fundadas en la experiencia constatable.

Después de 1920, en la ciudad de Viena se formó un famoso grupo de académicos, conocido


como "Círculo de Viena". El Círculo de Viena produjo un buen número de tesis
epistemológicas, entre las que cabe destacar:

Criterio de demarcación: lo que distingue al conocimiento científico de otros es su


verificabilidad con respecto a los hechos constatables; así, la verificación empírica constituye
el criterio específico de demarcación entre ciencia y no ciencia.
Inducción probabilística: la producción de conocimiento científico comienza por los hechos
evidentes susceptibles de observación, clasificación, medición y ordenamiento. Dado que un
conjunto de todos los datos de una misma clase escapa a las circunstancias de tiempo/espacio
del investigador, el proceso de generalización de observaciones particulares tiene que
apoyarse en modelos de probabilidad.
Lenguaje lógico: los enunciados serán científicos solo si pueden ser expresados a través de
símbolos y si pueden ser relacionados entre sí mediante operaciones sintácticas de un
lenguaje formalizado.
Unificación de la ciencia: todo conocimiento científico estará identificado mediante un mismo
y único patrón. En sentido epistemológico y metodológico, no se diferencian entre sí los
conocimientos científicos adscritos a distintas áreas. Existe una única Filosofía de la Ciencia,
un único programa de desarrollo científico para toda la humanidad.

Ya desde las primeras declaraciones del Círculo de Viena, hubo críticas de corte racionalista
a las tesis empírico-inductivas de esa escuela. El más importante representante de estas
críticas, el filósofo austriaco Karl Popper, publica su famosa Lógica de la investigación
científica en 1934, cuando las tesis de Viena están en pleno desarrollo. Popper empezó a ser
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verdaderamente considerado a partir de 1960, convirtiéndose, probablemente, en el filósofo
de la ciencia que mayor influencia ha tenido en las investigaciones y metodologías de
numerosos científicos.

En la corriente de oposición racionalista al empirismo inductivo pueden agruparse


interpretaciones epistemológicas no del todo coincidentes, pero que muestran, en su conjunto,
un trasfondo coherente de acuerdos elementales. Tomando el pensamiento de Popper como
base, las tesis principales de esta corriente se pueden sintetizar del siguiente modo:

Criterio de demarcación: lo que diferencia a la ciencia de otros tipos de conocimiento es su


posibilidad sistemática de ser rechazada por los datos de la realidad. En el enfoque
racionalista, un enunciado será científico en la medida en que más se arriesgue o se exponga
a una confrontación que evidencie su falsedad.
Carácter teórico deductivo del conocimiento: el racionalismo del siglo XX declara inválido el
conocimiento construido mediante generalización de casos particulares y concebido como
simple descripción o sistematización de regularidades detectadas en los hechos estudiados.
La característica fundamental del racionalismo es la concepción teórica del conocimiento en
términos de explicación predictiva y retrodictiva, sustentada en una vía deductiva controlada
por fórmulas lógico-matemáticas.
Realismo crítico: como rechazo tanto al idealismo como al realismo ingenuo, se adoptó el
concepto de realismo crítico, según el cual no es válido identificar el conocimiento con los
objetos estudiados, de donde se deriva la necesidad de someter a crítica los productos de la
investigación, para profundizar en las diferencias entre resultados objetivos y subjetivos.
Sin embargo, en las interpretaciones empírico-inductiva y en la racionalista, hay dos
elementos comunes: uno es la concepción analítica de la ciencia; el otro es su escasa atención
al contexto socio-histórico que condiciona el conocimiento científico.

Contra estos dos elementos comunes habrá, a partir de 1970, una sólida reacción que
comienza con la estructura de las revoluciones científicas, del físico Thomas S. Khun, continúa
con Contra el método de Paul Feyerabend y sigue con la llamada Escuela de Frankfurt, cuyas
tesis van más allá de una epistemología y cuya manifestación más elaborada es la Teoría de
la acción comunicativa, de Jürgen Habermas.

El impacto de esta reacción anti analítica y socio-histórica ha estado casi totalmente limitado
a las Ciencias Sociales. La tesis esencial del enfoque socio-histórico plantea que el
conocimiento científico carece de un estatuto objetivo, universal e independiente, sino que
varía en dependencia de los estándares socio culturales de cada época histórica. Khun
sostiene que las tesis científicas no se superan unas a otras mediante procesos de verificación
ni de falsación, sino que cambian en virtud de las crisis y pérdidas de fe en un determinado
paradigma científico, y que esto depende mucho más de variables socio históricas que de los
procesos del conocimiento en sí mismos.

Feyerabend defiende una versión más radical, y afirma que, dado que no existe el método,
cada cual puede usar el que quiera (principio del "todo vale" y postulación del "anarquismo
epistemológico").
La Escuela de Frankfurt no es anti-racionalista, aunque sí antianalítica y socio histórica,
partiendo de los conceptos marxistas de "dialéctica" y "materialismo histórico".

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