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“20 entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 21
porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron
siendo inspirados por el Espíritu Santo” 2 Pedro 1:20 y 21
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RESTAURA MINISTERIOS
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3. ¿Cuáles son los argumentos más comunes que te han dado las personas para no confiar en la Biblia?
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4. ¿Cuál o cuáles serían los argumentos que darías para animar a otros a confiar en la Biblia?
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5. ¿A qué crees que se deba que a veces no confíes la Palabra de Dios? ¿falta de conocimiento, de fe, de
madurez espiritual, dudas, hechos científicos, por lo que has escuchado o leído, etcétera?
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6. ¿Qué debes comenzar a hacer a partir de hoy para confiar plenamente en la Biblia?
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A lo largo de muchos años Dios inspiró a muchas personas y usó su talento para comunicar cuál era su plan
para la humanidad. De manera prodigiosa, Dios no alteró su mensaje, sino que únicamente aprovechó
las particularidades de cada autor para plasmarlo. Como resultado, los libros de la Biblia están escritos
en diversas formas literarias, las cuales eran claras especialmente para sus escuchas-lectores originales.
Sabemos que los libros del canon se dividen en 7 grupos si se incluye a Hechos de los Apóstoles dentro de
los históricos: la Ley, los históricos, los poéticos y sapienciales, los proféticos, los evangelios, las
epístolas y la revelación. Con el fin de simplificar, diremos que las formas literarias de la Biblia son tres:
Narración-historia, discurso o enseñanza y poesía.
1. arración-historia. El autor narra sucesos, hace de historiador; su objetivo es describir ciertos hechos
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específicos y significativos. Pone énfasis en las personas, sus acciones y diálogos. Por ejemplo, los
primeros 17 libros del Antiguo Testamento, los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles.
2. Discurso-enseñanza. El escritor es un predicador o maestro. Busca persuadir a sus lectores u oyentes
a que cambien su forma de pensar. Para eso, usa argumentos o razonamientos y se refiere a
experiencias. Por ejemplo: las cartas apostólicas o epístolas del Nuevo Testamento.
3. Poesía. El autor quiere comunicar su experiencia y sus sentimientos acerca de Dios, el mundo y la
vida, utilizando recursos poéticos como metáforas, paralelismos, comparaciones, símbolos o contrastes.
Es posible que ciertos pasajes tengan enseñanzas o aspectos históricos, pero no es su fin en sí mismo.
Por ejemplo: Job, Salmos, Cantares, Proverbios, Eclesiastés y Apocalipsis.
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● Leo un pasaje generalmente al azar y medito en lo que Dios me dice
● Leo un libro de la Biblia de corrido o de manera sistemática
● Leo un pasaje y busco relaciones con otros libros de la Biblia
● Leo aunque no entiendo mucho de lo que dice el pasaje
● Leo y comprendo la mayoría, pero siempre hay palabras o cosas que no alcanzo a comprender o
ignoro su significado
Siempre nos acercamos de una forma a la Biblia, aunque hemos de notar que frecuentemente no nos
preparamos, esto está relacionado con la profundidad con la que nos acercamos al texto. Por lo general,
tenemos la conciencia de que es importantísimo leer la Palabra de Dios. Aunque lo hacemos en la
mayoría de los casos de forma improvisada, podemos profundizar más. Hay tres niveles de profundidad
para leer un texto: lectura, estudio y meditación.
1. La lectura. Se limita al conocimiento superficial del contenido que bien puede ser breve o
extenso. Da una idea panorámica del texto que tiene como propósito extraer la información
general y no las verdades profundas.
2. El estudio. Tiene como objetivo captar el significado profundo del texto bíblico. En este nivel se
analiza una porción no muy extensa para observar cuidadosamente cómo se relacionan entre sí
las distintas partes del pasaje con su contexto y se analizan las circunstancias históricas,
religiosas, políticas y culturales, por ejemplo.
3. La meditación. Tiene como objetivo el diálogo íntimo con Dios. Se caracteriza por pensar
detenidamente en un versículo o una porción de la Escritura para identificar de qué manera el
contenido impacta la vida del lector. Su finalidad es conocer a Dios mediante sus acciones,
reacciones, pensamientos, sentimientos, silencios, intervenciones y descripciones que hacen
otros de él, información que se encuentra detrás de las historias y los personajes. Asimismo,
este conocimiento genera un impacto que demanda una respuesta personal a Dios.
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RESTAURA MINISTERIOS
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Que existan niveles de profundidad de acercarnos al texto bíblico no significa que leer no sea tan
bueno como meditar, cada uno tiene su valor y finalidad. Sin embargo, hay que recordar, sobre
todo a los nuevos creyentes, que es muy importante ir más allá de la sola lectura, para conocer
mejor a Dios y su fe. De cualquier manera la Palabra dice de sí misma que es viva y eficaz, y que
llega a lo más profundo de nuestro ser. Esto es que Dios habla a nuestra vida para que
cumplamos su propósito en ella (Hebreos 4:12).
Cuando aplicamos este método es preciso abandonar las ideas preconcebidas o prejuicios que
tenemos aún antes de analizar el texto. Es decir, al acercarnos a la Biblia debemos hacerlo
desde cero, sin suposiciones. Así estamos abiertos a que Dios nos muestre su verdad para
desechar la mía. Lo importante no es lo que pensamos del texto ni debemos usarlo para que
respalde nuestra suposición, sino lo que al autor quiso decir a sus lectores.
Los tres pasos para el estudio de la Biblia utilizando el método inductivo son la observación, la
interpretación y la aplicación (O-I-A):
● Observación: ¿Qué es lo que realmente dice el pasaje?
● Interpretación: ¿Qué quería comunicar el autor en este pasaje?
● Aplicación: ¿Qué nos dice el pasaje que debemos hacer?
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Ejemplo de formato para hacer un estudio inductivo: Breve estudio de Marcos 14:32-42.
Primero lea el texto, luego compruebe cómo se llevó a cabo la aplicación del método.
Paso 1. Observación
¿Qué leemos en el pasaje?
Jesús sale con sus discípulos a orar al monte de los Olivos en vísperas de su muerte. Jesús
se alejó solo a orar. Al volver, encontró a los tres discípulos dormidos. Jesús les llamó la
atención y pidió que permanecieran despiertos y oraran para no caer en tentación. Jesús se
retiró nuevamente a orar. Al volver los encuentra otra vez dormidos y los despertó. Llegó el
discípulo que lo traicionó.
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¿Qué son los hechos secundarios? Los hechos secundarios son los que acompañan al hecho
central; nos ayudan a entender mejor la acción central del pasaje.
¿Cómo determinar el hecho central y los hechos secundarios? Dedicamos toda una sesión
a este aspecto porque es el puente imprescindible para llegar a una correcta interpretación del
texto. Nuestra observación debe ser cuidadosa; no siempre serán de ayuda los subtítulos que
incluyen las versiones de la Biblia.
Para determinar el hecho central, es preciso descubrir el énfasis del autor. Al hacer la
observación específica, quizás encontremos algunos de los siguientes elementos que nos
ayudan a percibir el énfasis e intención del autor. No siempre encontraremos todos estos
elementos en cada pasaje.
● Repetición de ciertas palabras, frases, ideas o acciones.
● Comparación de ideas con cosas conocidas; por ejemplo, testimonio con ser ‘sal y luz’.
● Contraste entre cosas, actitudes o ideas opuestas; por ejemplo, luz-oscuridad.
● Relativa importancia de ideas, personas y sucesos mencionados en un pasaje.
● Relación entre causa y efecto en los sucesos que ocurren en el pasaje.
● Relación entre medios y fines.
● Progresión de las ideas o acciones.
¿Cuáles de estos elementos observamos en Marcos 3:1-6? Pregunte. [Repetición: mano tullida,
día de reposo; contraste: bien-mal, salvar-destruir; uso enfático de palabras: ‘pero’ en v. 4 y 6.
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1. Comienza con una correcta observación del texto. Cuando nos hacemos preguntas para
comprender el significado del pasaje, a menudo necesitamos volver a observar el texto. Hay que
aplicar cada paso en la observación tanto general como específica.
2. Uso del lenguaje. Lo que determina si una palabra se emplea en sentido literal o figurado es la
intención del autor o de la persona que habla. Siempre debemos optar por la comprensión más
simple y directa del texto.
a. Sentido literal: las palabras o expresiones tienen un significado obvio.
b. Sentido figurado: según el contexto, el lenguaje del texto o la intención del autor hay palabras
o expresiones cuyo significado va más allá de su sentido literal y suele ser imposible, poco
probable, exagerado, anecdótico, imaginario o poético, por ejemplo, ‘estoy muerto de
cansancio’ o ‘se quiere comer el mundo’. En la Biblia abundan tales expresiones incluso en
libros no poéticos, como las de Jesús acerca de sí mismo cuando dice que es la vid, la
puerta, un pastor o el pan de vida.
Actividad grupal (5 minutos)
Se dificulta entender si es sentido figurado o no al ignorar el género literario de un libro o la
intención del escritor o personaje al usar cierta expresión. Leer todos Juan 4:7-14 y subrayar
todas las veces que aparecen las palabras ‘agua’ y ‘beber’. Que identifiquen si las palabras son
empleadas en sentido literal o figurado. Compartir las conclusiones. Preguntar a todos: ¿qué es
lo que determina si la palabra se emplea en sentido literal o figurado? Respuesta: la intención
del autor o la persona que habla en el relato.
3. Significado original: La tercera pauta para una correcta interpretación es comprender el
significado que tenía el mensaje para sus primeros destinatarios. El sentido original es lo que el
escritor quiso comunicar con su mensaje a sus lectores en esa época y en ese momento. El
sentido o incluso el significado de las palabras va cambiando con el tiempo. El significado
original de las palabras usadas ayuda a entender el sentido original del texto.
4. Significado coherente: Debemos interpretar el versículo o la idea de manera que armonice
primero con el contexto y luego con la enseñanza total de la Biblia. Por ejemplo, entendemos la
frase de Mateo 10:37 ‘Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre y madre… no puede ser mi
discípulo’ a la luz de Mateo 15:1-6 y Efesios 6:2 que recuerdan honrar al padre y a la madre.
Entonces, se entiende que el sentido es figurado y la enseñanza no es odiarlos.
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5. Investigar los puntos difíciles. Cuando encontramos palabras o frases difíciles de entender,
hay que recurrir a un comentario o a un diccionario bíblico. Investigar, completa nuestra
comprensión del texto y ayuda a tener la interpretación correcta.
● Personal: escrita en primera persona singular o incluso en plural, en el caso de la predicación
● Práctica: descripción de cómo llevarla a cabo hoy mismo
● Clara: específica y fácilmente comprensible.
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Pasos
Podemos mencionar cuatro pasos que nos llevan a la aplicación de un pasaje. Las siguientes
preguntas nos ayudarán a dar estos pasos.
1. ¿Cuáles son las verdades bíblicas que se desprenden de nuestra interpretación del pasaje?
2. ¿Cuáles de nuestras situaciones y reacciones son similares a las descritas en el pasaje?
3. ¿En qué esferas de la vida personal o grupal podemos aplicar las verdades extraídas del
pasaje? Ejemplo: a nuestra relación con Dios, nuestra actitud hacia nosotros mismos o hacia
nuestro prójimo, conductas con la familia o en nuestras relaciones interpersonales, situaciones
en el trabajo, cómo lidiamos con la tentación o nuestro pecado, etcétera.
4. ¿Cuál es mi respuesta a Dios? ¿En qué cambiará mi vida lo que estoy leyendo en la Biblia? Hay
que buscar en el pasaje: algo que creer, algo para agradecer, algo para cambiar nuestra vida,
algo para pedirle a Dios, algo que confesar, algo para alabar a Dios, algo para obedecer, una
promesa para confiar, un desafío para aceptar.
¿Por qué es importante el estudio bíblico? Algunas ventajas son:
● Aprender a estudiar el pasaje con profundidad.
● Analizar un pasaje para formar nuestras ideas con la voluntad de Dios, no para comprobar las
nuestras.
● Construir nuestra fe sobre fundamentos bíblicos, sólidos.
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Recordemos que el autor de un texto discursivo-narrativo busca persuadir a sus lectores mediante
argumentos a que cambien su forma de pensar y de actuar. La recomendación general es tener un
conocimiento general del libro, es importante para:
1. Considerar el trasfondo histórico del escritor y de los primeros destinatarios.
2. Definir cuál es el tema o problema que procura abordar el autor en el libro y en el pasaje en
particular.
3. Identificar los temas y cómo se relacionan entre sí las partes del texto.
4. Observar cómo desarrolla el escritor el argumento para responder a un tema o problema.
Identificar repeticiones, comparaciones, contrastes, preguntas y respuestas, palabras que
enlazan ideas (pero, entonces, por lo tanto, sin embargo, etc).
5. Prestar atención a la posible relación entre el autor y los lectores, o entre el orador y los oyentes.
Información Legal:
Este material fue elaborado por Efraín Ocampo y es propiedad de Restaura Ministerios. Está prohibida
su reproducción y venta total o parcial sin permiso del titular.
ISBN: 978-1-4908-8156-0
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