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MOVIMIENTO DE ENCUENTROS CONYUGALES

LAUDES – JUEVES SANTO

1. BIENVENIDA.

Bienvenidos hermanos, en esta mañana nos disponemos


con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente y
nuestro cuerpo a participar con mucho ánimo de esta
breve celebración, que nos prepara para vivir con un
espíritu contrito y profundo arrepentimiento este triduo
pascual.

2. ORACION ESPONTANEA

Oremos. Señor, Dios todo poderoso que hiciste los cielos


y la tierra, ven en nuestro auxilio, envía tu Espíritu Santo
sobre tu pueblo aquí reunido, para que podamos adorarte
en espíritu y en verdad, para que podamos alabarte,
bendecirte y glorificarte junto al coro celeste, porque tuya
es la honra y la gloria, por los siglos de los siglos AMEN.

3. INVITATORIO

V. Señor, abre mis labios.


R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Salmo 94
Ant Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros
fue tentado y por nosotros murió.

Venid, aclamemos al Señor,


demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,


bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:


"No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras."

Durante cuarenta años


aquella generación me repugnó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros


fue tentado y por nosotros murió.
HIMNO

¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza!

Jamás el bosque dio mejor tributo

en hoja, en flor y en fruto.

¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza

con un peso tan dulce en su corteza!

Cantemos la nobleza de esta guerra,

el triunfo de la sangre y del madero;

y un Redentor, que en trance de Cordero,

sacrificado en cruz, salvó la tierra.

Dolido mi Señor por el fracaso

de Adán, que mordió muerte en la manzana,

otro árbol señaló, de flor humana,

que reparase el daño paso a paso.

Y así dijo el Señor: "¡Vuelva la Vida,

y que el Amor redima la condena!"

La gracia está en el fondo de la pena,

y la salud naciendo de la herida.


¡Oh plenitud del tiempo consumado!

Del seno de Dios Padre en que vivía,

ved la Palabra entrando por María

en el misterio mismo del pecado.

¿Quién vio en más estrechez gloria más plena,

y a Dios como el menor de los humanos?

Llorando en el pesebre, pies y manos

le faja una doncella nazarena.

En plenitud de vida y de sendero,

dio el paso hacia la muerte porque él quiso.

Mirad de par en par el paraíso

abierto por la fuerza de un Cordero.

Vinagre y sed la boca, apenas gime;

y, al golpe de los clavos y la lanza,

un mar de sangre fluye, inunda, avanza

por tierra, mar y cielo, y los redime.

Ablándate, madero, tronco abrupto

de duro corazón y fibra inerte;

doblégate a este peso y esta muerte

que cuelga de tus ramas como un fruto.


Tú, solo entre los árboles, crecido

para tender a Cristo en tu regazo;

tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo

de Dios con los verdugos del Ungido.

Al Dios de los designios de la historia,

que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;

al que en la cruz devuelve la esperanza

de toda salvación, honor y gloria. Amén.

SALMO 79

Ant. Mira, Señor, y contempla que estoy en peligro,


respóndeme en seguida.

Pastor de Israel, escucha,


tu que guías a José como a un rebaño;
tu que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraím, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos.

¡Oh Dios!, restáuranos,


que brille tu rostro y nos salve.

Señor Dios de los ejércitos,


¿hasta cuando estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Le diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros.

Dios de los ejércitos, restáuranos,


que brille tu rostro y nos salve.

Sacaste una vid de Egipto,


expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;
le preparaste el terreno y echó rices
hasta llenar el país;

su sombra cubría las montañas,


y sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.

¿Por que has derribado su cerca


para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?

Dios de los ejércitos, vuélvete:


mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.

La han talado y le han prendido fuego:


con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tu fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mira, Señor, y contempla que estoy en peligro,


respóndeme en seguida.

CÁNTICO DE ISAIAS. 12,1-6

Ant. Él es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré.

Te doy, gracias, Señor,


porque estabas airado contra mí,
pero ha cesado tu ira
y me has consolado.

Él es mí Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.

Aquel día, diréis:


Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.

Tañed para el Señor, que hizo proezas;


anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
"¡Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel!"

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Él es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré.

CANTO: LEVANTO LOS MONTES A LOS MONTES


(CORO)

Salmo 80

Ant. El Señor nos alimentó con flor de harina, nos sació


con miel silvestre.

Aclamad a Dios, nuestra fuerza:


dad vítores al Dios de Jacob:

acompañad, tocad los panderos,


las cítaras templadas y las arpas;
tocad las trompetas por la luna nueva,
por la luna llena que es nuestra fiesta;

Porque es una ley de Israel,


un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José
al salir de Egipto.

Oigo un lenguaje desconocido:


"Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.

Clamaste en la aflicción, y te libré,


te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.

Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti; ¡ojalá me


escuchases, Israel!

No tendrás un Dios extraño,


no adoraras un dios extranjero:
yo soy el Señor Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto:
abre tu boca y yo la saciaré.

Pero mi pueblo no escuchó mi voz,


Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.

¡Ojalá me escuchase mi pueblo


y caminase Israel por mi camino!
En un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios,

los que aborrecen al Señor te adularían,


y su suerte quedaría fijada;
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre."

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor nos alimentó con flor de harina, nos sació
con miel silvestre.

LECTURA BREVE
Hb 2, 9b-10

Vemos a Jesús coronado de gloria y de honor por haber


padecido la muerte. Así, por amorosa dignación de Dios,
gustó la muerte en beneficio de todos. Pues como
quisiese Dios, por quien y para quien son todas las cosas
, llevar un gran número de hijos a la
gloria, convenía ciertamente que perfeccionase por medio
del sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación.

RESPONSORIO BREVE

V. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.


R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.

V. De entre toda raza, pueblo y nación.


R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


R. Nos has comprado, Señor, por tu sangre.

OFICIO

V. cuando yo sea elevado sobre la tierra

R. Atraeré a todos hacia mi.


LECTURA PATRISTICA

El Cordero inmaculado nos sacó de la muerte a la


vida

Melitón de Sardes, obispo, Homilía sobre la Pascua.

Muchas predicciones nos dejaron los profetas en torno al


misterio de Pascua, que es Cristo: a él la gloria por los
siglos de los siglos. Amén.

Él vino desde los cielos a la tierra a causa de los


sufrimientos humanos; se revistió de la naturaleza
humana en el vientre virginal y apareció como hombre;
hizo suyas las pasiones y sufrimientos humanos con su
cuerpo, sujeto al dolor, y destruyó las pasiones de la
carne, de modo que quien por su espíritu no podía morir
acabó con la muerte homicida.

Se vio arrastrado como un cordero y degollado como una


oveja, y así nos redimió de idolatrar al mundo, como en
otro tiempo libró a los israelitas de Egipto, y nos salvó de
la esclavitud diabólica, como en otro tiempo a Israel de la
mano del Faraón; y marcó nuestras almas con su propio
espíritu y los miembros de nuestro cuerpo con su sangre.

Éste es el que cubrió a la muerte de confusión y dejó


sumido al demonio en el llanto, como Moisés al Faraón.
Éste es el que derrotó a la iniquidad y a la injusticia,
como Moisés castigó a Egipto con la esterilidad.

Éste es el que nos sacó de la servidumbre a la libertad,


de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida, de la
tiranía al recinto eterno, e hizo de nosotros un sacerdocio
nuevo y un pueblo elegido y eterno. Él es la Pascua de
nuestra salvación.
Éste es el que tuvo que sufrir mucho y en muchas
ocasiones: el mismo que fue asesinado en Abel y atado
de pies y manos en Isaac, el mismo que peregrinó en
Jacob y fue vendido en José, expuesto en Moisés y
sacrificado en el cordero, perseguido en David y
deshonrado en los profetas.

Éste es el que se encarnó en la Virgen, colgado del


madero, sepultado en tierra, y el que, resucitado de entre
los muertos, subió al cielo.

Éste es el cordero que enmudecía y que fue inmolado; el


mismo que nació de María, la hermosa cordera; el mismo
que fue arrebatado del rebaño, empujado a la muerte,
inmolado al atardecer y sepultado por la noche; aquel
que no fue quebrantado en el leño, ni se descompuso en
la tierra; el mismo que resucitó de entre los muertos e
hizo que el hombre surgiera desde lo más hondo del
sepulcro.

EVANGELIO

Lc 4,16-21:

En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había


criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los
sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le
entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo,
encontró el pasaje donde estaba escrito:

«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha


ungido.

Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres,


para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la
vista; para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el
año de gracia del Señor.»

Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se


sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se
puso a decirles:

- «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»

INTRODUCCION AL CANTO.

Cerremos nuestros ojos.

Hermanos vamos a entrar al triduo pascual…

“saliendo del pretorio”

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Con verdadero anhelo he deseado comer esta


Pascua con vosotros antes de padecer.

CÁNTICO DE ZACARÍAS

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,


porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos


y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros
padres, recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que libres de temor,
arrancados de la mano de nuestros enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamaran Profeta del Altísimo,


porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,


nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas,
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.


Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.

PRECES

Acudamos a Cristo, nuestro Salvador, que nos redimió


con su muerte y resurrección, y digámosle:

Señor, ten piedad de nosotros.

 Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar


así a la gloria, conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna.

Señor, ten piedad de nosotros.


 Tú que, elevado en la cruz, quisiste ser atravezado por la
lanza del soldado, sana nuestra heridas.

Señor, ten piedad de nosotros.

 Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida,


haz que los renacidos en el bautismo gocen de la
abundancia de los frutos de este árbol.

Señor, ten piedad de nosotros.

 Tú que, clavado en la cruz perdonaste al ladrón


arrepentido, perdónanos también a nosotros, pecadores.

Señor, ten piedad de nosotros.

 Te pedimos por la Santa Iglesia Católica, por el Papa


Francisco, nuestro Obispo Rolando, nuestro párroco Fray
Ramón, para que continúen cuidando a tu pueblo.

Señor, ten piedad de nosotros.

 Te pedimos por nuestros gobernantes, de Nicaragua y de


Ciudad Darío, para que les des sabiduría.

Señor, ten piedad de nosotros.

 Te pedimos oh Dios, por los pobres, por los que no tienen


que comer, por los desamparados y por los
desempleados. Para que fortalezcas su confianza en ti.

Señor, ten piedad de nosotros.

 Te pedimos Padre Eterno, por nuestro movimiento de


Encuentros Conyugales, para que nos des un amor
sincero, espíritu fraterno y un deseo fuerte por estar a tu
servicio.

Señor, ten piedad de nosotros.


Como Cristo nos enseñó, pidamos al Padre que perdone
nuestros pecado, diciendo: Padre nuestro ...

ORACIÓN

Dios nuestro, digno, con toda justicia, de ser amado


sobre todas las cosas, derrama sobre nosotros los dones
de tu gracia, para que la herencia celestial, que la muerte
de tu Hijo nos hace esperar confiadamente, logre ser
alcanzada por nosotros en virtud de su resurrección. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos


lleve a la vida eterna.

R. Amén.

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