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INTRODUCCIÓN

Durante los últimos años se ha producido en muchos países una gran alarma
pública en relación con el maltrato de las mujeres por parte de sus maridos o
parejas. Aunque probablemente las cifras absolutas de maltrato no han
aumentado durante los últimos años, es mayor, sin embargo, su amplificación
por parte de los medios de comunicación y, unido a ello, la sensibilidad sobre
este problema de los ciudadanos y los poderes públicos. El Proyecto de
Declaración sobre Violencia contra la Mujer de las Naciones Unidas definió en
1991 esta violencia como “todo acto, omisión, conducta dominante o amenaza
que tenga o pueda tener como resultado el daño físico, sexual o psicológico de
la mujer”.

La violencia en la pareja suele tener, así pues, como protagonistas a una mujer
que sufre vejaciones y agresiones periódicas y a un varón, su pareja actual o
anterior (ex -pareja), que es quien ejerce tales agresiones. Además, estas
interacciones violentas tienen lugar en un contexto familiar, en el que puede
haber hijos de la pareja o de alguno de ellos, u otros familiares (padres,
parientes, etc.). En toda circunstancia el maltrato acaba teniendo efectos
perniciosos y, a la postre, destructivos de las víctimas primarias (las mujeres) y
secundarias (hijos y otros familiares). Tales efectos aparecen tanto en forma de
daños y lesiones físicas como, de modo notable, en el deterioro psicológico y
conductual de las víctimas, en forma de depresión, ansiedad y miedo ante la
relación de pareja, disfunciones sexuales, etc. Ante este grave y complejo
problema social y criminal, la prioridad inicial debe ser, como es lógico, la
protección de las víctimas y la ayuda a las mismas. Sin embargo, la otra cara de
la moneda la constituyen los agresores, que durante años han maltratado a una,
y a veces a dos o más parejas, y a menudo también a sus hijos y otros miembros
de la familia. En muchos de estos agresores, el maltrato constituye una
característica muy estable de su comportamiento y una manera típica de
interaccionar con otras personas, y específicamente con sus parejas. De ahí que
en este difícil problema, los propios maltratadores deban constituir también, tras
las víctimas, un objetivo imprescindible de intervención.
CAPITULO II

VIOLENCIA FAMILIAR
2.1 CONCEPTO:
Cuando hablamos de violencia familiar nos estamos refiriendo a aquella
violencia que tiene lugar dentro de la familia y que se manifiesta básicamente
por el abuso de poder y maltrato sistemático a través de agresiones físicas,
psicológicas y/o sexuales inflingidas por un miembro de la familia a otro,
poniendo en riesgo la integridad del agredido. El maltrato puede estar dirigido
a niños, mujeres, ancianos y hombres, sin embargo, generalmente las
víctimas suelen ser los miembros de la familia más vulnerables y
dependientes (mujeres, niños y ancianos). Es importante destacar que para
poder hablar de violencia familiar propiamente tal, el abuso y maltrato debe
existir de manera habitual; repetida y constante en el tiempo. La violencia
familiar adquiere diversas formas dependiendo hacia quienes se dirige el
maltrato y la forma de la agresión, pudiéndose clasificar en maltrato infantil,
violencia conyugal y maltrato a ancianos.

Marta Torres Falcón ha referido “La violencia familiar es cíclica, progresiva


y en muchos casos mortal.” Afecta a mujeres, niños y ancianos que han
incorporado el miedo a su forma de vida: miedo a los golpes, a los insultos,
al silencio condenatorio, a las reacciones del marido, miedo al hablar, de
hacer o decir cualquier cosa que pueda desencadenar una situación de
violencia; miedo de pensar en sí mismas, de expresar y aun de identificar sus
propias necesidades, en suma miedo de vivir.

Ganzemueller Roig ha hecho referencia que “La violencia no es un instinto,


no es un reflejo ni tampoco una conducta necesaria para la supervivencia.
Porque la violencia se aprende observando a padres, hermanos mayores o
vecinos que se relacionan. Se aprende viendo televisión y dibujos animados,
leyendo determinados cómics o novelas.”

2.2 CLASIFICACIONES DE VIOLENCIA EN EL ENTORNO FAMILIAR:

a) Violencia de tipo físico:


Puede definirse como cualquier acción no accidental que provoque
daño físico o enfermedad en la persona o la coloque en grave riesgo
de padecerlo.
Es la más evidente y abarca cualquier acto no accidental, que
provoque o pueda producir daño en el cuerpo de la mujer, irían desde
las bofetadas, hasta el asesinato. Los indicadores que se detectan son
la presencia de magulladuras, heridas, quemaduras, hematomas,
fracturas, dislocaciones, cortes, pinchazos, lesiones internas, asfixia o
ahogamientos.
Estas acciones pueden conducir a heridas permanentes y algunas
veces a la muerte de la víctima.
La situación de máximo riesgo para la integridad de la víctima puede
ser el momento de la separación, cuando el agresor/a se da cuenta de
que la pérdida es algo inevitable.

b) Violencia De Tipo Psicológico:

Consiste en hostilidad verbal o no verbal reiterada, que perjudica


directa o indirectamente la estabilidad emocional de la víctima. Se
puede producir a través de insultos, humillaciones en público, castigos,
muestras de desafecto, amenazas de abandono, menosprecio,
constantes críticas, etc.
Son todas aquellas conductas que producen desvalorización y
sufrimiento en la mujer. Son también los insultos, el control de las
salidas de casa, humillaciones en público, descalificar siempre a la
mujer, aislamiento, etc.
Este tipo de maltrato puede ser reflejo de diversas actitudes por parte
del maltratador hostilidad, que se manifiesta en forma de reproches,
insultos y amenazas; desvalorización, que supone un desprecio de las
opiniones, tareas o incluso del propio cuerpo de la víctima;
indiferencia, que representa una falta total de atención a las
necesidades afectivas y los estados de ánimo de la mujer.
c) Violencia De Tipo Sexual:

Siempre que se imponga a la mujer una relación sexual contra su


voluntad, ya sea completa o incompleta.

d) Violencia De Tipo Social:

El maltratador va alejando, cada vez más, a la mujer de su familia y de


su red de contactos, no permitiéndole que mantenga relación con
ellos/as.

e) Violencia De Tipo Económica:

La víctima no tiene acceso al dinero, porque el agresor se lo controla,


incluso aunque ella sea independiente económicamente.

2.3 CAUSAS DEL PORQUE SE PRODUCE VIOLENCIA


En nuestra sociedad también existen las causas de violencia generadas por
el sexo y los celos, ello en cuanto a la relación de pareja. Generalmente, se
produce ante la negación de las relaciones sexuales por parte de la mujer, el
hombre adopta actitudes violentas que las descarga contra la mujer,
obligándola incluso a mantener relaciones sexuales en contra de su voluntad,
provocando maltrato, físico y psicológico, ya que el varón por su actitud
machista considera a la mujer como de su propiedad y piensa que ésta debe
hacer lo que él le pida.

En cuanto a los celos, como causa de violencia, éstos se dan ante el


comportamiento posesivo de la pareja. La reacción producida por los celos
hace que las personas se alteren y se tornen violentas, lo que produce que
se trate de imponer su autoridad y se reaccione violentamente. Al respecto,
debemos tener presente asimismo, que nuestra sociedad es machista y por
ello, el varón asume actitudes autoritarias y de superioridad sobre la mujer,
por lo que, a fin de establecer o hacer notar su superioridad asumen actitudes
violentas contra la mujer.
2.4 CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA:
Las consecuencias de la violencia doméstica pueden ser muy variadas y
permanecer durante toda la vida, afectando la dimensión afectiva, cognitiva y
social. Algunos de ellas son: trastornos de personalidad, depresión, ansiedad,
baja autoestima; sentimientos de culpa; mayor riesgo de suicidio; consumo de
drogas; mayor riesgo de repetir las conductas abusivas con quienes están en
situación de desventaja y de esta manera, seguir reproduciendo el círculo vicioso
de la violencia que se transmite de generación en generación.

Y es que entre los efectos que produce una situación de violencia prolongada,
además de los que se aprecian en tres tipos de niveles en los cuales
mencionamos:

 Nivel físico: Lesiones de todo tipo, traumatismos múltiples, heridas,


quemaduras, relaciones sexuales forzadas, abortos, etc.,
 Nivel psicológico: Destrucción de la confianza en uno mismo, pérdida
de la autoestima, apatía que impide afrontar el problema y buscar una
solución para escapar de esa situación, sensación de desamparo e
impotencia, sentimientos de culpabilidad, depresión, abuso de alcohol y
psicofármacos, intentos de suicidio, trastornos por somatización, crisis de
ansiedad;
 Nivel social: Aislamiento social, absentismo laboral, pérdida de empleo,
etc.

2.5 LA MUJER MALTRATADA:


Esta es, quizás, la primera persona en que se piensa cuando se habla de
violencia familiar. La mujer golpeada, la mujer abusada, la mujer maltratada,
la mujer sumisa, la mujer engañada.

En la vida diaria vemos mujeres cercanas que, a pesar de vivir violencia


psicológica, emocional y física, permanecen sin poder salir de estas
relaciones destructivas. La angustia y el miedo les impiden tener la fortaleza
de poder terminar este tipo de relaciones. Quedarse calladas y la incapacidad
de expresar el enojo y frustración que sienten se convierte en una
autodestrucción denominada depresión.
2.6 PERFIL DE LA MUJER MALTRATADA:

a. Dimensión Cognitiva

 Creer en el cambio de él
 Negar la violencia
 Justificar la conducta violenta
 Creer que la mujer es la responsable de la violencia
 Idealizar a la familia y ser madre
 Tener cogniciones poco ajustadas a la realidad
 Tiempo personal
 Creer en la adaptación al abuso
 Propender a que las engañen

b. Dimensión comportamental

 Aislamientos
 Apatía
 Sobreprotección hacia los hijos
 Indecisión
 Dependencia del violento
 Volver al hogar
 Abandono de actividades

c. Dimensión interaccional

 Aislamiento social
 Agresión
 Desplazamiento del objeto odiado
 Timidez para relacionarse
 Altruismo
 Anulación personal
CONCLUSION
La violencia familiar es una situación, compleja y grave, de alteración de la
relación familiar que requiere un estudio a través de su historia para poder
responder de forma efectiva.

Se debe tener en cuenta en primer que, la violencia familiar es un problema


social muy común en la actualidad, sobre todo en los sectores de bajo nivel
económico y cultural, donde debido a las carencias económicas que impiden
cubrir las necesidades más importantes, es que las familias se ven afectadas por
acciones violentas por parte del padre o jefe de familia principalmente.

Se sabe que la Ley es apenas un instrumento para la acción por tanto no puede
en sí misma revertir la situación de la violencia en la familia. Además de que por
tratarse de un primer esfuerzo Jurídico, la Ley, aún requiere de incorporaciones
y modificaciones que son tareas que deberán plantearse a mediano plazo. Lo
importante es que la sociedad cuente con un primer instrumento de avance
respecto a la atención y el tratamiento de la Violencia Intrafamiliar que debe ser
del conocimiento de todo el país para ser aplicada y de esta forma aproximarnos
cada día más a tener familias, mujeres, niños/as y ancianos/as que realmente
sean respetados y seguros en sus hogares.

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