Vous êtes sur la page 1sur 19

Rev. do M useu de A rqueologia e Etnologia, S. Paulo, 9 : 23-41, 1999.

LA CERÁMICA MANAO Y EL PAPEL DE


LOS MANAO EN LA AMAZONÍA

Thomas P. Myers*

M YERS, T.P. La cerám ica m anao y el papel de los M anao en la Am azonia. Rev. do M useu de
A rqueologia e Etnologia, S. Paulo, 9 : 23-41, 1999

RESUMO: Este artigo descreve a cerâmica Manao coletada por Johann Natterer
em 1830 ou 1831. Este conjunto de peças cerâmicas está formado por jarras e tigelas
decoradas com incisões largas e pintura aplicada após a cocção. Comparações com
a cerâmica contemporânea do rio Negro e da Amazônia superior indicam que as
formas deste vasilhame têm relações estreitas com a cerâmica baniwa do rio Içana,
mesmo que a pintura desta última seja aplicada antes da cocção. Uma jarra baniwa
também coletada por Natterer demonstra que as duas tradições indígenas eram já
diferentes nesta época. Tudo indica que os antecedentes comuns das cerâmicas manao
e baniwa podem ser encontrados na tradição araquinoide do rio Orinoco.

UNl l ERMOS: Cerâmica indígena - Arqueologia amazônica - Grupos arauaque


- Arqueologia do baixo rio Negro e Orinoco.

Introducción cuando Johann Natterer recogió la única colección


de cerám ica m anao hasta ahora en ex isten cia
Los M anao eran el pueblo dom inante del río (Kann 1981). Seguram ente sus descendientes se
N egro desde los m edios del siglo dieciséis hasta encuentran entre los mismos pueblos hasta el pre­
los prim eros años del siglo dieciocho (fig. 1). D u­ sente.
rante este época ocupaban una posición estraté­ E ste tra b a jo e n fo c a la c e rá m ic a m an ao
gica entre los holandeses de G uiana y los portu­ recogida por Johann N atterer en 1830 que puede
gu eses del b ajo río A m azonas. G uiados por ser la cerám ica etnográfica más tem prana de la
A ju n ca b a, su je fe principal, los M anao co n tra­ A m azonia. E sta cerám ica es im portante porque
ponían holandeses y portugueses. D errotados en los M anao jugaban un papel de suma im portancia
1728, los M anao y sus aliados in d íg en as se durante las prim eras décadas de la conquista por­
rebelaron en 1757 antes de ser sujetados fin al­ tuguesa. Debemos encontrar evidencia de su pre­
m ente po r los p o rtu g u ese s en el m ism o año sencia no solam ente en su hogar en el río N egro
(Hem m ing 1978: 441-443; Southey 1969iii: 710- sino tam bién en el río A m azonas central adonde
714; W hitehead 1988: 168-9). M iem bros de la llevaron su trueque en productos indígenas de la
tribu continuaban a vivir en las m isiones y villas A m azonia noroeste así com o de las G uianas.
ribereñas del río N egro hasta el siglo diecinueve N uestra h abilidad de en co n trar tal ev id en cia es
una m edida de nuestra capacidad com o arq u eó ­
logos de identificar relaciones interétnicas en la
(*) M useo de la U niversidad de Nebraska. prehistoria.

23
M Y ER S, T.P. La cerám ica m anao y el papel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rqueología e E tnología,
S. Paulo, 9 : 23-41, 1999

Fig. 1 - Pueblos manao en el siglo dieciséis.

Los Manao Pde. Fritz observó la llegada de los Manao llevando


oro, bermejo, raspadores de mandioca, hamacas,
La primera noticia de los habitantes del río Ne­ macanas, y escudos para cambiar con los Aisuares,
gro viene de alrededor del año 1553 cuando unos Ibanomas y Yurimaguas que vivían en el mismo lugar
13.000 Tupinambá ascendían el río Amazonas en por los fines del siglo (Fritz 1922: 62-3). Este tráfico
busca de un territorio nuevo. Se desviaron aguas ar­ de los Manao puede explicar la presencia de armas
riba del río Negro por unos cuatro días hasta que europeas que encontró Orellana en el bajo Amazo­
llegaron a una laguna grande donde los naturales vivían nas por los años de 1540(Myers 1981,1983; 1992a;
en las riberas altas. Se defendieron con armas de fuego Porro 1985; Sweet 1974).
de fortalezas hechas de madera y barro y proveídas El Padre Samuel Fritz, que conoció la región
con torres. La batalla naval resultó en el fracaso de mejor que cualquier otro europeo de su época, notó
los Tupinambá quienes huyeron río abajo. Llegando que los Manao vivían en el río Jurubetts, o Urupaxi,
al río Amazonas, voltearon de nuevo al oeste, llegando un afluente del río Negro. Llegaron al Amazonas por
a Cajamarca en 1555. Continuaron en dirección de medio del Japurá (Edmundson 1922: 62). Acuña
Lima donde el M arqués'de Cañete, virrey del Perú, también indicó los ríos Yuruá y Yurupazí como la ruta
los recibió (Ortiguera 1909: 308 9). Cuentos de a las minas de oro (1986: 78-9). Según un documen­
este viaje circularon en el Perú, creando un ambiente to de 1.768, la boca del Urupaxi es estrecha pero río
propicio para hacerse la entrada de Pedro de Orsua arriba se amplia para formar lagunas grandes por las
y su maestro de campo, el traidor Lope de Aguirre. cuales se comunica con el río Japurá (Edmundson
Cuando encontramos los Manao por la segunda 1922:41). Entre los afluentes del río Negro, el Urupaxi
vez, eran mercaderes del norte que traían bienes a fue notable por la abundancia de sus lagunas por las
los cacicazgos de la Amazonia central.En el año 1639, cuales se comunicaba con el Japurá (Rodrigues
Fr. Acuña avisó que los Managús habían traído oro a F erre ira nd: 70, 612). E stas lag u n as no son
los pueblos ocupando la ribera meridional (1986:78), identificables en los mapas del RADAMBRASIL
cerca de Tefé, donde el río corre contra las riberas (1978: vol. 18). Por eso es probable que sean lagu­
altas de tierra firme.Cincuenta años después, en el nas efímeras formadas a base de las lluvias del invierno,
mes de julio 1689, al pico de la inundación anual, parecidas a las que forman a las cabeceras del río

24
M Y E R S , T.P. L a cerám ica m anao y el papel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rq u eo lo g ia e E tnologia,
S. Paulo, 9 : 23-41, 1999

B ranco du ran te el invierno Tabla I


(Stemberg 1975:44). Pueblos Manao, 1740-1986
Por los fines del siglo Ca. 1740* 1785** Ca. 1800*** 1978****
dieciocho, creían que anterior­ Barra [Manaus] Barra[M anaus] M anaus
mente los Manao habían vivido M oura M oura M oura
en ambas las margenes del río Carvoeiro Carvoeiro [Aracary] Carvoeiro
Cumarú Poiares Poiares [Camaru] Cumaru
Negro y sus afluentes principa­
M arivá Barcellos Barcellos [Marma] Barcelos
les entre el río Ararirá, que en­ M oeira M oreira
M oreira [Cabuquena]
tra el N egro entre M oeira y Bararoá Thomar Thom ar [Bararua] Tomar
Thomar, y el río Tea [Xiuara], Dary [Lamalonga?] Lamalonga Lamalonga
in c lu y e n d o el río U rubaxi Santa Isabel Santa Isabel
Castanheiro Castanheiro C astanheiro
(Rodrigues Ferreirand: 617).
Avidá[Auacihidá]
Esta afirmación está de acuerdo
con la opinión de Fritz, en el
siglo diecisiete, según la cual los * S w e e t 1974: 5 9 6 -7 ; * * R o d rig u e s n d; * * * S o u th e y 1 9 6 9 iii: 7 0 9 -7 1 8 ;
Manao habitaban el río Urubaxi. **** r ADAM BRASIL 1978.

Si esto es cierto, los moradores


del río Negro encontrados por
los Tupinambá no eran Manao sino otro grupo de Dary, Marivá y Bararoá (Sweet 1974:596-7). Varios
nombre y afiliación desconocida. Sitios arqueológi­ son identificables hasta nuestros días (Tabla I). En
cos en esta zona pertenecen a la sub-tradición Guarita 1786, estos pueblos eran multiculturales incluyendo
con fechas radiocarbónicas entre 825 y 1550 d.C. indios, blancos y esclavos negros, los indios siempre
(Simões y Kalkmann 1987). Como se demuestra en la mayoría (Tabla II). En cada pueblo, habían indios
adelante, esta cerámica es bien distinta de la cerámica de varias tribus (Tabla III). La población indígena de
manao recogida por Natterer. Moreira, por ejemplo, incluía indios Manao, Bares,
Parece que los Manao quedaron fuera del control Carajahis, Japiúas, Baniúas, Jaruna y otros. De estos,
de los holandeses o de los portugueses hasta los solamente los Manao y Baniúas fueron incluidos den­
medios del siglo dieciocho. Antes de esta fecha, los tro de las tribus naturales del río Negro. En Santa
M anao traficaban con ambos, por medio de un Isabel se enco n trab an U aupés, Ju ris, P assés,
intermediario indígena con los holandeses y directa­ Uerequenas y Baniúas y más unos pocos Baiana,
m ente con los portugueses. De los holandeses Maquiritari y Macu (Rodrigues Ferreira nd: 62,110,
obtuvieron armas de fuego y otros bienes europeos 616-7, 718). Es probable que los Manao eran el
en cambio de esclavos capturados de otras tribus pueblo dominante entre todos los pueblos, mientras
nativas. En 1716, los Manao tenían tantas armas de que los demás eran esclavos de los Manao.
fuego que los oficiales de Belém intentaron comprar
armas de los indígenas. Pocos años después, los je ­
suítas fundaron las primeras misiones en el río Ne­
_________________ Tabla II_________________
gro. Por toda la Amazonia, los portugueses lanzaban
Habitantes de los principales pueblos del río
muchas expediciones para capturar esclavos aunque
Negro en 1786
rescates oficiales no empezaron hasta 1723. Por estos
Villa índios Moradores Esclavos Total
años los Manao no pacificados se removieron río
arriba de la boca del río Branco. De este refugio Poiares 366 23 15 404
Barra 243 47 11 301
atacaban con frecuencia las misiones para capturar
M oura 729 66 19 814
esclavos que cambiaban con los holandeses (Acuña Barcellos 756 230 167 1153
1986: 83-4; Sweet 1974:527-8; W hitehead 1988: M oreira 184 63 29 276
168-9). Thomar 524 63 7 594
Por los años de 1730, unos seis pueblos impor­ Lamalonga 196 7 8 211
Castanheiro 108 6 0 114
tantes de Manao se establecieron en el medio río
Negro. La mayoría estaba constituida por pueblos Total 3106 505 256 3867
M anao donde se habían establecido m isiones
carmelitas: Castanheiro, Avidá [Auacihidá],Cumarú, Según Rodrigues Ferreirand: 65,84,100,214,461,491,542,585.

25
M Y ER S, T.R La cerám ica m anao y el papel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rqueología e E tnología,
S. Paulo, 9 : 2 3 - 4 1 ,1999

Todos los pueblos Manao estaban ubicados en la Las circunstancias de los Manao en una tierra
tierra firme. Los suelos eran de uso limitado por técnicas de poca fertilidad es parecida a las circunstancias de
de cultivación tradicionales pero aún superiores a los varias gentes mercaderes de Nueva Guinea incluyendo
suelos aluviales del río Negro mismo (RADAMBRASIL los Langalanga de Malaita y los habitantes de las islas
1978, mapas). Se confirma el bajo potencial de estos de Tami y Siassi (Harding 1967). Sahlins epitoma su
suelos por el hecho que hasta nuestros días, la yuca es situación como sigue:
el cultivo principal del municipio de Barcelos donde “Los mercaderes mismos son marginales no
estos tipos de suelos son dominantes, mientras que obstante el fato de que estean en posición cen tral...
otros municipios de la región producen cantidades im­ Su modo técnico de producción y cambio son im­
portantes de maíz, plátanos y frutas además de la yuca portados así como los artículos principales de cam­
que es predominante (RADAMBRASIL 1978:569). bio. No obstante, en general, los comerciantes son el
En fin, los suelos del territorio Manao son pobres en pueblo más rico de la zona. Esta prosperidad es el
comparación con los suelos del río Amazonas central producto del comercio obtenido de varios pueblos y
que son considerados “buenos” para las técnicas de islas circundantes que son mejor dotados por la
agricultura tradicionales. naturaleza, pero interesados a cambiar con los Siassi
por razones de utilidad marginal’’ (Sahlins
1972: 282-4).
Tabla III Estas circunstancias se aplican
Habitantes indígenas de los pueblos principales del río perfectam ente a los M anao quienes
Negro alrededor de 1800 trajeron armas y joyas así como bienes
Pueblo Tribus representadas de casa de los pueblos del norte a los
cacicazgos de la Amazonia central en el
Barra [Manao]
M oura Jum a, Cocuana, M anao, Carayai siglo diecisiete. El descubrimiento de ar­
Carvoeiro [Aracary] M anao, Parauinas, M aranacoacenas mas europeas en el bajo Amazonas en
Poyares [Camaru] M anao, Baré, Passé el tiempo de Orellana demuestra que los
Barcellos [Mariua] M anao, Baré, Bayana, Uariquena, Passé Manao traficaban con productos euro­
M oreira [Cabuquena] M anao, Baré
peos por los medios del siglo dieciséis.
Thom ar [Bararua] M anao, Baré, Passé, Uayuana
Lamalonga M anao,Baré, Baniba
Por los primeros años del siglo diecio­
cho, los M anao fueron capturando
Según Southey 1969:710-717. esclavos del río Amazonas para cambi­

Tabla IY
Medidas de cerámica manao en el Museum fü r Völkerkunde, Viena
# Catálogo Forma Altura Diámetro máximo Diámetro basal
23 4 1 Jarra 18.0 cm 14.0 cm 10.0cm
2343 Jarra 15.5 13.0 8.5
2345 Jarra 18.5 16.5 11.0
2346 Jarra 17.0 16.5 9.5
2348 Jarra 17.5 13.5 10.5
2349 Jarra 15.0 13.0 10.5
2350 Jarra 14.0 12.5 9.0
2351* Jarra 17.5 14.6 Sin datos
12084 Jarra 17.7 13.5 10.0
2353 Cuenco restringido 13.5 23.0 11.0
2354 Cuenco abierto 14.0 31.5 9.0
2355* Cuenco abierto 13.0 31.0 Sin datos
2586 Cuenco abierto 14.5 34.5 11.5
2587 Cuenco abierto 15.0 34.5 11.0
2589 Cuenco ancho 11.0 34.2 10.5

* A rtefacto en exhibición. M edidas de Becker-Donner, Feest, y Kann 1971

26
M Y E R S , T.P. L a cerám ica m anao y el papel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rq u eo lo g ía e E tnología,
S. Paulo, 9 : 23-41, 1999

ar con los holandeses de Guiana con quienes se ceramista. N inguna tiene indicación de uso. Es
comunicaban por medio del Río Branco. Aún bajo la probable que no representan el rango com pleto de
dom inación portuguesa, L am alonga tenía una formas de vasija y, si no fueron hechas para ser ven­
población de más de mil hombres, que habían sido didas a Natterer, es probable que su tamaño sea chico
guerreros en generaciones anteriores (Southey 1969iii: dentro de su clase. No obstante, parece que son los
7 0,711). únicos ejemplos de cerámica manao que sobrevivieron
hasta nuestros días. La excelencia de form a y
decoración sugiere que la tradición de cerámica quedó
Cerámica manao una tradición viva hasta los medios del siglo diecinueve.
Las vasijas llevan antiplástico de caraipé y fueron
completadas por un baño de copal caliente por aden­
Las colecciones de museos son un recurso vali­
tro. Esto implica que fueron destinadas a contener un
oso que se puede consultar una y otra vez para fines
líquido fresco como el masato. Por afuera son deco­
no imaginados por los colectores.Cuando Natterer
radas con líneas incisas rectilineares y las zonas entre
recogió esta colección de cerámica manao en 1.830
las líneas fueron llenadas con pintura post-cocción.
o 1.831, prestó poca atención a las maneras de usarla
Por lo usual, los bordes son planos o biselados aunque
para fines científicos. La recogió de la misma manera
pueden ser redondeados por parte de su arco.
como recogería un espécimen botánico, para fines
Rodrigues Ferreira dice que la cerámica era hecha
clasificatorios. Pero, diferentemente de las coleccio­
de rollos de barro, sin arena, mezclada con ceniza
nes botánicas, la clasificación científica de la cerámica
del árbol caraipé, genero Cariápa. Después de la
amazónica no ha fundamentado estudios más sofisti­
cocción los interiores de las vasijas fueron cubiertos
cados ni ha servido com o base para el m ejor
con resina de jutaicica. Las pinturas son tauá (ocre
entendimiento de la vida humana y del desarrollo cul­
de fierro), curi (un engobe hecho de ocre de fierro
tural en la Amazonia.
ya quemado), urucu y carajuru (Rodrigues Ferreira
La colección de cerámica manao recogida por
1974: 33).
Johann Natterer puede ser la única colección de
cerámica manao existente. Es parte de una colección
etnográfica mayor hecha por Natterer que está de­ Formas de vasijas
positada en el M useum fü r Völkerkunde de Viena
(Kann 1981). La amplitud de la colección es pareci­ Se puede identificar cuatro formas de vasijas
da a la colección de Spix y Martius en el Museum entre la cerámica manao en la colección Natterer.
fü r Völkerkunde en M unich (Zerries 1980), pero la Entre estas no hay ni una olla para cocinar. Estas
documentación es superior. La cerámica manao ha omisiones indican que el vocabulario de formas no es
sido descrita en breve por Etta Becker-Donner completo. No obstante, el material recogido por
(1970), y unas pocas piezas han sido ilustradas en un N atterer provee una base fundam ental para el
catálogo de exhibición (Becker-Donner, Feest y Kann conocimiento de la cerámica manao.
1971:61-63, Bildteil II, 20). Además de la cerámica 1. Jarra. Una jarra baja con cuello vertical y pa­
misma, existe una descripción de la loza hecha por redes superiores ligeramente redondeadas. El hombro
las indias de Barcelos en 1786 (Rodrigues Ferreira es angular, las paredes inferiores son estrechas y la
1974:33-4). No añade mucho a lo que podemos base plana. A veces existe un reborde pequeño en el
aprender de la cerámica misma, pero lo confirma. hombro entre la pared superior y la pared inferior.
A unque Rodrigues m encione que mandó unos Asas verticales se extienden del hombro a un punto
ejemplares de esta cerámica a Europa (Galvao y alto en la pared superior (fig. 2a, b).
M o reira N eto 1974: 11 12), el dep ó sito es Dimensiones. Las jarras tienen una altura de 14.0
desconocido. a 18.0 cm; un diámetro máximo de 12.5 a 16.5 cm; y
La colección Natterer incluye veintidós piezas un diámetro de base de 8.5 a 11.0 cm (tabla IV).
de cerámica recogidas en Barcelos en 1830 o 1831. Zonas de decoración. Se limita la decoración
Nueve de estas estaban en exhibición y por eso no pintada de las jarras a la pared superior. Los cuellos y
estaban disponibles para un estudio detallado. Las las paredes inferiores llevan un engobe rojo-moreno.
otras trece piezas las encontramos en el depósito. 1a. Tapa. Una tapa de forma discoidal se asocia
Todas son muy parecidas y de acuerdo con Natterer con las jarras. Un ejemplo tiene una asa central de
es posible que hayan sido hechas por una sola forma esférica; otra con la forma de faja.

27
M Y E R S , T.P. L a cerám ica m anao y el papel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rqueología e E tnología,
S. Paulo, 9 : 2 3 -4 1 ,1 9 9 9

D im ensiones. Los diám etros de las tapas las vasijas no pintadas llevan un baño de color more­
conforman con los diámetros de las bocas de las jarras. no que puede ser pre-cocción. Parece que este mismo
Zonas de decoración. Ausente. engobe se aplicaba a las zonas decoradas antes de la
2. Cuenco restringido. Un cuenco con boca cer­ cocción y que los colores fueron añadidos después.
rada, borde evertido, y paredes superiores ligeramente Las bases exteriores de dos de las vasijas llevan una
redondeadas. La pared inferior es casi recta y tiene cruz de color moreno. Puede ser la marca de la
una base plana. Hay un asa vertical en la pared supe­ ceramista.
rior (fig. 2c). Hay dos modos distintos de formación de diseños
Dimensiones. El ejemplo único de un cuenco evidentes en la cerámica manao. Según la clasificación
restringido tiene una altura de 13.5 cm; un diámetro de Washbum y Crowe (1988), el más común se crea
máximo de 23.0 cm; y un diámetro basal de 11.0 cm por una combinación de reflexión vertical y horizon­
(tabla IV). tal con el fin de formar una cruz, modelo pmm2 (fig.
Zonas de decoración. Se limita la decoración 2a, e). El otro se construye con reflexión vertical con
de los cuencos restringidos a la pared superior. El un volteo medio para formar un meandro, modelo
borde evertido y las paredes inferiores llevan un pma2 (fig. 2d).
engobe rojo-moreno.
3. Cuenco abierto. Un cuenco abierto con pare­
des superiores y inferiores rectas, un hombro angular Cerámica etnográfica
y una base plana. Un reborde marca el ángulo entre de la Amazonia Noroeste
las paredes inferiores y superiores. Hay un asa verti­
cal en la pared superior (fig. 2d, e).
La loza hecha por los Manao es más parecida a
Dimensiones. Las alturas de los cuencos abiertos
la cerámica encontrada entre las tribus de la Amazonia
varían entre 13.0 y 15.0 cm; el diámetro máximo en­
noroeste que a aquella de cualquier otra región geo­
tre 31.0 y 34.5 cm; y un diámetro basal de 9.0 a 11.5 gráfica de la Amazonia. Las tribus de esta región son
cm (tabla IV).
participantes de una grande red de intercambio que
Zonas de decoración. Se limita la decoración
incluye tribus de orígenes lingüísticas diversas: a veces
de los cuencos abiertos a la pared superior. Las pa­
es problem ático percibir cuales tribus son las
redes inferiores llevan un engobe rojo-moreno.
productoras y cuales son las recipientes de esta
4. Cuenco ancho. Cuenco ancho con paredes
cerámica (Myers 1981). Las que hablan un idioma
superiores e inferiores rectas, un hombro angular, y
arahuaco incluyen los Baniwa del río Igana, un aflu­
una base plana. Asas verticales corren entre el hombro
ente del Negro (Koch-Grünberg 1910ii: Abb. 151,
y el borde (fig. 2f).
153; Lowie 1910: 309, fig. 26, pl. V; Roth 1924:
Dimensiones. El ejemplo único del cuenco ancho
306-7,pl. 87); los Kuripako, una sub-tribu de los
tiene una altura de 11.0 cm; un diámetro máximo de
Baniwa que vive en el río Guainía inmediatamente al
34.2 cm; y un diámetro basal de 10.5 cm (tabla IV).
norte de los Baniwa (Reichel-Dolmatoff 1978:23-4,
Zonas de decoración. Se limita la decoración
figs. 29-31); los Guayabero del río Guayabero en
de los cuencos abiertos a la pared superior. Las pa­
Colombia (San Diego Museum of Man 1973.9.23a,
redes inferiores llevan un engobe rojo-moreno.
25-7, 30); y los Wapisiana que ocupan la parte su­
perior del río Branco en Brasil y Guayana, aislados
Decoración de otros Arahuaco dentro de un mar de indios Caribe
(Farabee 1918: 25). Hay menos datos sobre la
La decoración sobre las vasijas de los Manao cerámica de las tribus de origen tucano. Conozco
se limita a una banda horizontal en la pared superior solamente unas pocas vasijas atribuíbles a los Tuca­
de la vasija. Asas verticales definen paneles en lados no (K och-G rünberg 1910 ii: 154a, c; 156), los
opuestos de la vasija. Los dos paneles, así como los Barasana (Reichel-Dolmatoff 1978: figs. 26,45), y
dibujos en su interior, se definen por líneas anchas los Cubeo (Kg 1910 ii: abb. 149).
incisas llenadas con pintura post-cocción de color La característica común más notable de la
blanca (silicato de aluminio) o amarilla (ocre). Las cerámica de estos grupos es el uso de asas verticales
zonas rectilineares así definidas son pintadas con pin­ también utilizadas por los Tucano, Desana, Baniwa y
tura roja o negra post-cocción, ambas son pinturas Guayabero. No hay datos de los otros dos. Pintura
orgánicas (Becker-Donner 1970). Las porciones de post-cocción se encuentra entre los W apisiana y

28
M Y E R S , T.P. La cerám ica m anao y el p apel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rq u eo lo g ía e E tn o lo g ía ,
S. Paulo, 9 : 23-41, 1999

a b

c d
5 cm

e f

Fig. 2 - Vasijas manao de 1830-1: a, b) jarra (MJV2348, 12084); c) cuenco restringido (M jV 2353); d,
e) cuenco abierto (M jV 2587, 2586); f ) cuenco ancho (M jV 2589).

Kuripako, que hablan un idioma arahuaco, así como V; Ribeiro 1988: 24; Reichel-Dolmatoff 1978: figs.
entre los Barasana que hablan un idioma tucano. Dicen 27-8; R oth 1924: 306-7, pl. 87-9). D ado que
que los Tucano usaban decoraciones incisas en el Natterer recogió una jarra atribuible a los Baniwa en
pasado. Barcelos en 1834 (MfV, Viena 2583), es evidente
Las jarras y cuencos hechos por los Baniwa, que esta clase de cerámica de la Amazonia noroeste
Kuripako y Guayabero tienen un engobe blanco o era ya distinta de la cerámica manao por esta fecha.
leonado con decoración pintada morena o negra. La cerámica wapisiana puede ser inferior a la
Probablemente los arqueólogos lo describan como baniwa pero a veces lleva pintura post-cocción como
rojo sobre blanco o negro sobre leonado. Además, la cerámica manao. Farabee explica la calidad de la
hay una jarra de origen desconocida en el M useéde cerámica por el hecho de que no hay fuentes próxi­
l 'Homme (93.1.189) que lleva pintura negativa. La mos de arcilla de alta calidad. La cerámica wapisiana
atribuyo a los Tucano. Todos usan caraipé como es fabricada por rollos de arcilla mezclada con caraipé
antiplástico (Goldman 1948: 777; Koch-Grünberg antes de ser raspada con un fragmento de calabaza y
19lOii: Abb. 1 5 1 ,152;Lowie 1910:309, fig. 26, pl. pulida con una piedra. Es quem ada en un hueco

29
M Y E R S , T.P. La cerám ica m anao y el papel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rqueología e E tnología,
S. Paulo, 9 : 23-41, 1999

cubierto con palma y otras clases de madera. Después Jarras


de la cocción, se echa jugo de casaba sobre la vasija
para hacerla impermeable y se la deja para enfriar. Típicamente las jarras de la Amazonia noroeste
Con frecuencia, se aplica un engobe blanco antes de son vasijas bajas con cuerpo de silueta compuesta y
pintar diseños con una mezcla de una piedra negra y un cuello bajo que varía entre vertical y ligeramente
una goma licuada. Se deja para secar un rato, entonces inclinado hacía afuera. Los ángulos entre el cuello y la
se quema por una segunda vez para licuar la goma de pared superior, así como entre la pared superior e
nuevo. Después se cubre con otra clase de goma. A inferior, varían entre suavemente y abruptamente
veces se pone pintura roja (bixa orellana) mezclada redondeados. Las vasijas de los Tucano son redon­
con la primera goma antes de pintar los diseños con deadas más suavemente que las de los Arahuaco. Las
pintura negra en la m ism a m anera com o antes. bases son ligeramente aplanadas (figs.3,4; tabla V).
Desgraciadamente, no hay fotografía de la cerámica Asas verticales que se extienden desde el cuello has­
wapisiana (Farabee 1918: 24-5). ta la pared inferior son típicas, pero no universales,

Fig. 3 - Jarras baniwa [Arahuaco] del rio Igana:


a, b) según Becker-Donner et al 1970 pl. 18; c)
recogido por Natterer en Barcelos en 1830-1 (M fV
Viena 2583).

30
M Y E R S , T.P. L a c erám ica m anao y el papel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rq u eo lo g ía e E tnología,
S. Paulo, 9 : 23-41, 1999

5 cm

Fig. 4 - Jarras arahuaco del rio Igana. Según Koch-Grunberg 1910: abb. 151.

en las jarras baniwa (fig. 4d - f; Lowie 1910: fig.26). Decoración. Más por su decoración que por su
A la vez estas asas son encontradas en las jarras de forma, podemos distinguir las jarras baniw a de las
los Tucano, Cubeo y G uayabera (Koch-Grünberg jarras tucano. Las jarras baniwa se caracterizan por
191 Oii: Abb. 154; San D iego M useum o f M an una decoración pintada en rojo moreno o negro so­
1973.9.30). bre un engobe blanco (Becker-Donner, Feest, y Kann

31
M Y ER S, T.P. La cerám ica m anao y el papel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rq u eo lo g ía e E tnología,
S. Paulo, 9 : 23-4 1 ,1 9 9 9

1971Taf. 18; Koch-Grünberg 1910ii: Abb. 151,152; por Natterer, es probable que la vasija N atterer
Lowie 1910: 309). En contraste, las jarras tucano también haya sido hecha por una ceramista baniwa.
tienen una superficie exterior negruzca con pintura Se distingue la cerámica tucana y desana por
post-cocción o negativa (Koch-Grünberg 19lOii: razón de que no se encuentran líneas circunferenciales
154). En contraste con todas las demás, una jarra que definan las zonas decorativas. Ceramistas de es­
baniwa recogida por Natterer (MJV, Viena 1879) lleva tas tribus tratan la vasija como una sola zona decora­
pintura post-cocción (Becker-Donner 1971: 7-8, tiva, a veces extendiendo la decoración desde el borde
Abb. 6). Con razón, Becker-Donner sugiere que esta hasta la pared inferior.
se asocia con ceremonias caapi.
Los Baniwa definen cuatro zonas horizontales en Cuencos baniwa
las jarras: cuello, pared superior, pared inferior, y
banda supra basal (fig. 3,4). Cada una se separa por Los B aniw a hacían cuencos redondeados
una o dos líneas circunferenciales. Entre las siete abiertos con paredes volviéndose hacia adentro. La
vasijas ilustradas por Koch-Grünberg, cinco veces base es plana (Becker-Donner, Feest, y Kann 1971:
se limita la decoración al cuello y pared superior; en Taf. 15; Koch-Grünberg 1910ii: Abb. 153; Lowie
las otras dos, se decora también la pared inferior. A 1910: 309, pl. V; Roth 1924: pl. 87B).
veces se encuentra la zona de la pared superior divi­ D ecoración. Se lim ita la decoración a la
dida en paneles opuestos, separados por las asas. superficie interior de la vasija que se divide en tres
Cuello. Por lo usual, el diseño en el cuello de zonas: la banda del borde; la zona basal; y una banda
jarras baniwa consiste de triángulos descendiendo y intermedia (fig. 5). Por lo usual, se separan a las zo­
ascendiendo a partir de las líneas circunferenciales nas por una sola línea circunferencial. Si hay dos líneas,
que definen la zona. En el punto en que estos triángulos a veces ponían puntos de pintura entre las dos.
se unen en el centro de la zona, crean un filo de dia­ Varios cuencos llevan triángulos sólidos originan­
mantes sin pintar. En contraste, los diseños del cuello do de arriba o de abajo (fig. 5a, c, e, f). Así como las
de las tres vasijas del MJV, Viena, son muy distintos. bandas del cuello de las jarras arahuaco, a veces estos
En la vasija recogida por Natterer (fig. 3c), la zona triángulos se unen en el centro para formar una banda
está llenada con pintura roja-morena, parecida a la de diamantes en blanco. En el otro ejemplo (fig. 5e)
pintura de una de las jarras manao. El diseño del cuello los triángulos no son opuestos sino alternativos y el
de la segunda vasija se puede caracterizar como un espacio entre ellos está llenado por líneas diagonales
diseño undulado curvilíneo (fig. 3a); y el diseño en la que forman un diseño tipo banda continua. La banda
tercera vasija es un diseño undulado rectilíneo. continua diagonal se encuentra en un contexto vari­
Pared superior. A veces las ceramistas que ante en dos vasijas (fig. 5a, b). El espacio entre las
hicieron las vasijas recogidas por Koch-Grünberg líneas está llenado con puntos de pintura (fig. 5a, e).
trataban la pared superior como una zona decorativa En el último cuenco arahuaco, la banda del borde
continua. Más frecuentemente, la subdividieron en está llenada con una greca rectilínea (fig. 5b), pareci­
paneles entre las asas. Los diseños mismos son grecas da a las encontradas en otros contextos.
entrelazadas (fig. 4a, c-f) o espirales curvilíneas En tres de los cuencos arahuaco, se divide la
(figs.4b, d). Las tres jarras del MJV, Viena, son un banda intermedia en tableros por medio de pares de
poco distintas. En cada una, la zona decorativa en la líneas verticales (fig. 5b, d, e) o cruzadas (fig. 5e). En
pared superior es en blanco (fig. 3). En estas mismas los primeros tres, los paneles así definidos son llenados
vasijas, la decoración se extiende sobre el hombro, con grecas rectilíneas; y en el cuarto, por grupos de
casi hasta la base. En contraste, al hombro de las cuatro líneas verticales o horizontales. En uno, las zo­
jarras de Koch-Grünberg se encuentra una línea nas entre los paneles principales son ornamentadas
circunferencial, haciendo la pared inferior un campo con una figura sólida, posiblemente un ave (fig. 5b).
decorativo distinto. En cada ejemplo, la decoración La banda intermedia del quinto cuenco arahuaco (fig.
de la pared inferior contrasta con la decoración de la 5d) tiene cuadros opuestos en las partes superiores y
pared superior. En la vasija recogida por Natterer inferiores de la zona. Los inferiores son fijados a la
(fig. 3c), la zona basal está llenada con pintura roja- línea circunferencial que define la zona. Los cuadros
morena y en una de las vasijas baniwa, hay arcos del son llenados con hachura diagonal. En el sexto cuenco
mismo color (fig. 3a). A base de las similitudes (fig. 5f), la banda intermedia está llenada con una
detalladas entre las dos vasijas baniwa, y la recogida banda de grecas rectilíneas.

32
M Y E R S , T.P. La cerám ica m anao y el papel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rq u eo lo g ía e E tnología,
S. Paulo, 9 : 23-41, 1999

La zona basal siempre lleva una figura radial, A d em á s, lo s d ib u jo s en la z o n a b a s a l son


a veces extendida por líneas curvilíneas hasta la línea rectilineares en vez de curvilineares. No obstante,
circunferencial que define el campo. En un caso, la todos com parten la superficie interior de la vasija
zona basal toma la forma de un par de triángulos en tres zonas decorativas, así com o los Baniw a,
opuestos. Un cuenco en el Museum fü r Völkerkunde, dividen la zona interm edia por pares de líneas
Viena (Becker-Donner et al 1971: Taf. 15) también verticales, y usan grecas entrelazadas (R eichel-
lleva un círculo en este campo. Aunque distinto en D olm atoff 1978: fig. 27,28).
detalle, en todos los aspectos más importantes, este
cuenco es parecido a uno de los cuencos recogidos Ollas y comales
por Koch-Grünberg. Tiene los triángulos sólidos en
la banda del borde, el diseño de grecas entrelazadas
Los Arahuaco de la Amazonia noroeste usan
en la banda intermedia y el elemento circular en la una variedad de formas de ollas y com ales para
zona basal. cocinar. Dos de las ollas ilustradas por Koch-
Grünberg llevan un par de asas verticales. Son or­
Cuencos kuripako namentadas por un filo horizontal de botones apli­
cados abajo del borde y al hombro. O tra olla tiene
En contraste a los cuencos de los Baniwa y asas verticales pero no lleva ninguna form a de
de otros A rahuaco de la A m azonia noroeste, los decoración. A dos otras faltan asas pero tienen
K uripako hacen cuencos con paredes superiores impresiones de dedo en la parte inferior del cuello
rectas, in c lin a d as h ac ia afuera. A dem ás, los (1910ii: Abb.155).
cuencos kuripako tienen una base más am plia que Los comales de los Baniwa tienen un diámetro
las bases de cerám ica baniw a. Llevan un engobe de unos 90 cm y paredes de unos 10 cm de altura (Lowie
leonado con decoración pintada en negruzco. 1910: 309). Por razón de que ollas y comales no son

33
M Y ER S, T.R La cerám ica m anao y el papel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rq u eo lo g ía e E tnologia,
S. Paulo, 9 : 23-41, 1999

Tabla V
M edidas de cerám ica baniwa de la Am azonia Noroeste
Altura de vasija Altura del cuello A ltura Diámetro máximo Diámetro basal
Jarras
KG 151a* 25.5cm 5.5 cm 32.0 cm 9.0 cm
KG 151b 28.5 5.0 32.5 10.0
KG 151c 26.0 6.0 36.5 16.0
KG 151 d 23.5 3.5 36.5 11.0
KG 151e 22.0 6.5 33.5 10.0
KG 15 l f 22.0 6.0 31.0 10.0
KG 152a 25.5 6.5 37.5 —
M fV,V 1882 25.5 5.0 27.0 9.0
M fV.V 1883 27.0 3.5 28.0 10.5
M fV,V 2583 20.5 3.0 24.5 11.0

Cuencos pintados
KG 153a 25.5
KG 153b 27.5
KG 153c 26.0
KG 153d 29.5
KG 153e 25.0
KG 153f 28.0
MfV,V 1880** 14.5 25.5

* m edidas de la cerám ica ilustrada por Koch-Grünberg fueron tom adas de las ilustraciones m ismas. Por eso son aproxim adas.
** M edidas de Becker-D onner, Feest, y Peter Kann 1971.

incluidos en la colección Natterer de cerámica manao, Baniwa utilizan grecas entrelazadas o espirales. Una
no trataremos aqui con detalles de estas formas. jarra baniwa recogida por N atterer demuestra que
las dos clases de decoración fueron contemporáneas
y que una distinción cultural existía en esa época. De
Comparaciones etnográficas la evidencia disponible, se encuentra pintura post­
cocción solam ente en unas jarras caapi de los
No ha sido el fin de este informe presentar un Barasana.
análisis detallada de la cerámica de la Amazonia noro­ Es difícil evaluar la importancia del hecho que
este. De los Kuripako, conocemos solamente los los Manao tenían cuencos abiertos y cuencos anchos
cuencos poco profundos. De los Desana, solamente una decorados en el mismo estilo como las jarras, mientras
jarra. Nos faltan conocimientos de las ollas y comales que las tribus de la Amazonia noroeste no los tenían.
de los Manao y Baniwa, así como de los Kuripako y En cada caso las superficies interiores íueron cubiertas
Desana. En consecuencia, la falta de cualquier caracte­ con copal -hecho que sugiere que estaban destina­
rística comparativa (Tabla VI) no es muy importante si dos a contener líquidos fríos y que esta superficie no
una alternativa no está bien representada. quedaba a la vista. En contraste, los cuencos abiertos
Los rasgos más notables que unen la cerámica de los Baniwa y Kuripako son pintados y cubiertos
de los Manao con la cerámica de la Amazonia noro­ con resina clara — características que sugieren que
este son la forma de las jarras así como el uso de estos cuencos eran destinados para beber masato.
asas verticales en las jarras. No se encuentran estas Todos los complejos para los cuales tenemos
características en ninguna otra parte de la Amazonia. datos definen zonas horizontales decorativas en la
Los contrastes más notables son en la decoración. superficie exterior de vasijas restringidas. Se puede
Ceramistas manao usaban líneas incisas para definir considerar la práctica baniwa, en las jarras de Viena,
los elementos decorativos. Estos elementos fueron de extender uno de los campos de diseño de un punto
pintados con pintura post-cocción. Aún los dibujos medio en la pared superior sobre el hombro a la pared
son distintos. Mientras que los Manao utilizaban emees inferior. Esta práctica se asocia a la falta de ángulos
y líneas onduladas como elementos principales, los agudos en su cerámica. El hecho que los Manao, los

34
M Y ER S, T.P. La cerám ica m anao y el papel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rq u eo lo g ia e E tnologia,
S. Paulo, 9 : 23-41, 1999

Tabla VI
Comparación de la cerámica manao con la cerámica de los pueblos de la Amazonia Noroeste
Altura de vasija Manao Baniwa Kuripako Desana rúcano
Forma de vasija
Jarra (con asas verticales) X X = X X
Jarra (sin asas verticales) 0 X = = =
C uencos restringidos 0 X = X =
Cuenco abierto X X X = =
Cuenco ancho X 0 = = -

Definición de ángulos
sin definición precisa 0 X = X X
ángulos claram ente definidos X X = = -
ángulos gruesos X 0 = = =
apliques redondos en ángulo 0 X = X -

Modos decorativos
incisiones X 0 0 = =
pintura pre-cocción X 0 0 = ?
pintura post-cocción X X X = X
engobe blanco 0 X 0 = =
engobe leonado 0 0 X = =
Campos de decoración
exterior de vasijas cerradas X X = X X
exterior de vasijas abiertas X 0 0 = =
interior de vasijas abiertas 0 X X = =
Subdivisión de campos de diseño
zonas horizontales X X X X X
zonas verticales 0 0 0 = =
Subdivisión de zonas decorativas
no subdivididos 0 X 0 = =
con líneas verticales X 0 X =
con líneas diagonales 0 0 0 = X
Carácter de diseños
rectilíneo X X X X X
curvilíneo 0 X 0 = =
Elementos de diseño
cruces X 0 0 = =
grecas entrelazadas 0 X X = =
espirales 0 X X - =
líneas ondú lasas X X 0 = =

X = presente; 0>= ausente; = sin datos

A rahuaco de K och-G rünberg, y los K uripako subdividen las zonas horizontales en los cuencos abiertos
subdividen los campos decorativos horizontales en aún cuando no hay necesidad estructural para hacerlo.
paneles, mientras que los Baniwa no lo hacen, puede En este pormenor, se distinguen de los Baniwa.
ser una distinción importante. Es cierto que se asocia Puede ser que las diferencias en la definición de
esta subdivisión hecha en la cerámica manao a la puntas esquinas no sean tan importantes. M ientras
ubicación de las asas en las vasijas, pero no se puede que los Manao son únicos en la práctica de engrosar
associar a las otras subdivisiones con este detalle (e.g., los hombros, los puntos aplicados por los Baniwa y
fig. 2a, d). En la misma manera, los Arahuaco de Koch- Cubeo podrían ser una variación de la misma práctica.
Grünberg subdividen las zonas horizontales al nivel de Otra característica distintiva de los Manao es que
las asas así como en otras partes de las tinajas. Además, no usan diseños curvilineares diferentemente de los

35
M Y ER S, T.P. La cerám ica m anao y el papel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rq u eo lo g ía e E tnología,
S. Paulo, 9 :2 3 -4 1 , 1999

Baniwa, pero al igual a los Kuripako. Una muestra Comparaciones arqueológicas


más amplia de cerámica Kuripako podría eliminar esta
diferencia pero es notable que mientras los Baniwa y Por razón de su importancia histórica en el río
los Arahuaco combinan diseños rectilineares en las Negro, podríamos suponer que la cerámica manao
paredes con diseños circulares en la zona basal, los fuese abundante en sitios prehistóricos tardíos del medio
Kuripako no utilizan esta práctica sino en un círculo y bajo río Negro. Por eso, es sorprendente que el in­
encuadrado en un diseño rectilíneo. forme arqueológico preliminar de la región no incluye
En última instancia, la preferencia manao por ele­ complejos parecidos a la cerámica manao de los medios
mentos cruzados, con barra singular o doble, con­ del siglo diecinueve. En lugar de este, la mayoría de los
trasta con su ausencia en los productos de los pueblos sitios pertenece a la sub-tradición Guarita de la Tradición
de la Amazonia noroeste. En cambio, los Arahuaco Policroma (Simóes y Kalkmann 1987).
usan grecas entrelazadas y espirales que no son Mientras que un análisis arqueológico detallado
empleados por los Manao. No obstante, los Manao está fuera de las intenciones de esta informe, es cierto
y los Baniwa, pero no los Kuripako, emplean la línea que la cerámica manao es muy diferente de los varios
undulada rectilínea como elemento básico del diseño. subestilos de la Tradición Policroma que dominaba la
En contraste con las interrelaciones generales Amazonia central durante el siglo diecisiete época en
entre la cerámica de los Manao y los pueblos de la que los Manao traficaban con los Yurimaguas y otros
Amazonia noroeste, la cerámica manao es facilmente habitantes de la zona. La diferencia más obvia es la
distinguible de la cerámica cocama/omagua en las preferencia por la pintura pre-cocción en la cerámica
formas de vasijas así como en la decoración. La for­ manao al engobe blanco pre-cocción característico
ma de vasija más común de la cerámica cocama/ de todas las variaciones de la Tradición Polícroma.
omagua es una tinaja con cuello estrecho y cuerpo Esto no quiere decir que no existan semejanzas. La
ancho, que fue usada tan temprano como la década línea undulada rectilínea usada por los M anao (fig.
de 1860. No hay asas. Además, cuencos abiertos 2f) y por los Baniwa (fig. 3b) es el principal diseño de
poco profundos, cuencos abiertos profundos y la cerámica etnográfica de la Tradición Policroma
cuencos con bordes anchos evertidos fueron com­ (Myers 1990) así como de los complejos prehis­
ponentes importantes del vocabulario de formas tóricos. No obstante, es cierto que la cerámica manao
cocama/omagua por los fines del siglo XIX. Tipica­ se desarrolló de una tradición cerámica distinta. Los
mente, la decoración tomaba la forma de una banda contrastes entre la cerámica manao y la cerámica de
continua. Diseños rectilíneos derivados de la Tradición los Cocama/Omagua es precisamente lo que debemos
Policroma continúan hasta el siglo XX, pero diseños esperar de complejos de orígenes distintos. Esta
florales definidos por una línea ondulada curvilínea distinción está conforme con el hecho que los Manao
estaban bien establecidos tan temprano como la dé­ fueron hablantes de un idioma arahuaco mientras que
cada de 1850 o 1860 (Dellenbach 1932: pl. III. 1; los Cocama/Omagua son hablantes de idiomas de la
Myers 1990, 1992b; n.d.). familia Tupi-Guaraní.
Aunque el diseño de la cruz, tan importante en la Hay varias semejanzas entre la Cérámica de los
decoración de los Manao, podría haber sido adapta­ Manao y de los Arahuaco de la Amazonia noroeste
do como resultado de los esfuerzos de los misioneros, por una parte, y por la tradición araquinoide en la
no es un producto inevitable de la influencia cristiana. otra (Cruxent y Rouse 1958, Rouse y Cruxent 1966).
La cerámica de los Cocama/Omagua, que estuvieron Se caracteriza la fase prehistórica tardía Camoruco
bajo la influencia misionera desde los fines del siglo III [1000 -1500 d.C.] del Orinoco medio por el uso
diecisiete, no apresenta la cruz como forma decorati­ de decoración incisa a veces con pintura post-cocción
va. A la vez, los Cocamo/Omagua adoptaron diseños en rojo, amarillo, y blanco (Roosevelt 1980: 216;
florales que no tenían la fuerza simbólica de la cruz Vargas 1981: 284). Las jarras de formas 13 y 14,
pero seguramente indican una influencia europea. En incluso con asa vertical (Vargas 1981: fig. 36), podrían
contraste, aunque los Conibo/Shipibo usan la cruz ser antecedentes de las jarras manao. Se encuentran
como elemento fundamental en su arte (DeBoer 1990) estas mismas características de nuevo en la cerámica
no es por razón de influencia cristiana. Se encuentra la Tapajos de Santarém (Palmatary 1960). No obstante
cruz en la tradición Cumancáya, ancestral a la cerámica estas consideraciones, hay bastante distancia entre el
conibo/shipibo, hace unos ochocientos años (Raymond, estilo de las cerámicas de tradición araquinoide y
DeBoer y Roe 1975). manao. Lo más obvio es que las lineas incisas del

36
M Y E R S , T.P. La cerám ica m anao y el papel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rq u eo lo g ia e E tnología,
S. Paulo, 9 : 23-41, 1999

estilo araquinoide son estrechas y dispuestas muy por Acuña, ya extintos o huidos por los fines del siglo
cerca las unas de las otras, mientras que las de la diecisiete.
cerámica manao son anchas con más espacio entre Resumiendo los informes publicados sobre la
ellas. arqueología del río Amazonas central, no encuentro
Las tribus de la Amazonia noroeste no utilizan ninguna evidencia cerámica de la presencia manao.
incisión ni pintura post-cocción. No se encuentran las Por eso, no debemos concluir que no existía. Han
grecas entrelazadas en la cerámica araquinoide. Del sido pocas investigaciones arqueológicas en esta zona
otro lado, semejanzas entre la cerámica camoruco y los informes publicados fueron preliminares y/o es­
III y la cerámica arahuaco de la Amazonia noroeste critos con el objetivo a definir una secuencia crono­
incluyen el uso de líneas diagonales onduladas como lógica básica para la zona. Además, el método de
un principio fundamental de diseño, el uso de puntos análisis que enfoca antiplásticos y técnica de
para llenar zonas y la im portancia de bandas decoración, en vez del estilo artístico, puede ser un
rectilírieares en la superficie interior de cuencos factor contribuyente. Por razón de que la cerámica
ab iertb s. A dem ás, asas v e rtic a le s y ángulos policroma es tan conocida entre los arqueólogos
engrosados son asociados con unos miembros de la amazónicos es posible que estos dieron mayor énfasis
serie araquinoide. en los informes preliminares a lo que conocian mejor
En contraste, ninguna de las fases arqueológicas que a lo desconocido. Las prácticas de negocio de
de la Amazonia central (H ilbertl968; Simões y los Manao puede ser un factor aún más importante.
Corrêa 1987; Simões y Machado 1987; Simões y La cerámica policroma de la Amazonia central era un
Lopes 1987) es parecida a la cerámica manao o la artículo de gran prestigio (Carvajal 1934:201) entre
cerámica arahuaco de la Amazonia noroeste. Quizás los bienes de cambio de los Manao. No obstante el
las vasijas más parecidas sean las de las fases Jauarí, hecho de que teman su propia industria cerámica, por
Paredão y Santa Luzia pero, al igual, hay diferencias razones de prestigio de la cerámica policroma, es
importantes. No obstante, no es improbable encon­ posible que los Manao la utilizasen extensivamente
trar cerámica manao en algunos sitios de la Amazonia en sus pueblos y traficaban con ella y no con su propia
central, aunque solamente por razones de intercambio. loza.
Es probable que una reseña de la cerám ica ya Entre la cerámica etnográfica las relaciones más
recogida de estos sitios registre su presencia, aunque cercanas son con la cerámica el la Amazonia noroeste.
este dato no haya sido publicado por no ser típico La similitud es más notable en las formas de las jarras,
del sitio. así como en el uso de las asas. Al contrario, la
decoración y, especialmente, el uso de pintura post­
cocción, tiene pocos paralelos en la cerám ica
Conclusiones etnográfica de la Amazonia noroeste. Por razón de que
Natterer recogió cerámica baniwa, así como cerámica
Los Manao fueron los agentes de negocios en manao, es evidente que las diferencias claves ya existían
una red de intercambio que entrelazó la Amazonia por los medios del siglo diecinueve y que estas dife­
central con la Amazonia noroeste y con las Guianas rencias no son atribuibles a la fecha de recolección.
Además, es cierto que la cerámica manao y la cerámica
por los fines del siglo diecisiete. Debe ser posible iden­
tificar su cerámica distintiva no solamente en sitios baniwa mantuvieron su separación aunque vivían en
arqueológicos del río Negro sino también en la los mismos pueblos por décadas antes de la visita de
Amazonia central y el Orinoco medio, así como en el Natterer. Aunque estos pueblos estuvieron bajo la in­
río Japurá, el Branco, y el Uaupés. Al contrario, los fluencia misionera, parece que, con la excepción de
tapas para las jarras y posiblemente el uso del cruz
p u eb los g randes ta rd ío s del bajo río N egro,
pertenecían a la Tradición Policroma. La falta de como elemento de decoración, la influencia europea
cerámica manáo indica que los Manao no ocupaban fue mínima. Es cierto que el uso de pintura post-cocción
la región abajo de Barcelos. Es probable que sus no es atribuible a prácticas europeas, ni a los pueblos
antepasados vivían al norte de este punto en las tierras de la Amazonia central. A la vez, las formas de vasijas
que ocupaban históricamente. Si ésto es cierto, los no son europeas aunque unas son parecidas a formas
usadas al noroeste.
guerreros del bajo río Negro encontrados por los
Tupinambás no fueron M anao sino otro grupo, Aunque la evidencia está lejos de ser com ­
probablemente de idioma Tupí, entre los nombrados pleta, parece que estilísticamente, ni la cerámica manao

37
M Y ER S, T.R La cerám ica m anao y el papel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rq u eo lo g ia e E tnologia,
S. Paulo, 9 : 23-41, 1999

ni la cerámica arahuaco de la Amazonia noroeste tiene M useums fü r Völkerkunde, M unich; Gerhard Baer
relaciones estrechas con la serie Araquinoide. Pare­ y Annem arie Seiler B aidinger del M useum fü r
ce que esto es cierto no obstante el hecho que los Völkerkunde, Basel; Peter Kann del M useum fü r
Manao ocupaban las riberas del río Negro, la conexión Völkerkunde, Viena; Valeria Petrucci, Carlo Nobili,
fluvial principal entre el Orinoco medio y el bajo y Donatella Saviola Nobili del M useo Preistorico
Amazonas. Investigaciones arqueológicas en el río Etnográfico L. Pigorini, Roma; Elizabeth Carmichael
N egro por Eduardo N eves y sus colegas debe del British M useum o f M ankind, Londres; Robert
demostrar si esta distancia estilística es atribuíble a Carneiro y Gertrude Dole del American Museum o f
eventos desde la conquista europea o si tiene sus Natural History, Anna C. Roosevelt del M useum
raices en la Antigüedad. o f the American Indian, Heye Foundation; Patri­
cia J. Lyon del Lowie (ahora Hearst) M useum de la
Universidad de California, Berkeley; Ronald L. Weber
Agradecimientos del Field Museum o f Natural History, Chicago; Bert
Gerow del Department o f Anthropology, Stanford
Tuve la oportunidad de examinar la cerámica de University, Susan Haskelland y Susan Demb del
las colecciones del Museum fü r Völkerkunde, Viena Peabody M useum o f American Archaeology and
por razón de una beca del National Endowment fo r Ethnology, Harvard University; Lori Benson del
theArts en 1983. Soy muy obligado al Dr. Peter Kann Science M useum o f Minnesota; George Bankes de
de este museo que no solamente autorizó aceso a las la M anchester University; Lynne; Heidi Stump del
colecciones sino también tomó un interés activo en el L iverp o o l M useum ; K evin S m ith del B uffalo
proyecto de estudiar las colecciones etnográficas de la Museum o f Science; Eric H olliner del Department
Amazonia superior. Aunque las otras colecciones que o f Anthropology, U niversity o f Illinois; Laura
he examinado no juegan un papel obvio en este infor­ Johnson-Kelly del D epartm ent o f Anthropology,
me, la oportunidad de examinarlas y discutirlas con sus C o rn ell U n ive rsity; B a rt D ean , M u seu m o f
curadores contribuyó mucho para mi entendimiento de Anthropology, Kansas University; Julia Nicholson
las relaciones entre la cultura material y otros dominios del Pitt-Rivers Museum, Oxford University; David
de la cultura. Por las ilustraciones, agradezco a Mark Kennedy del M useum o f Anthropology, University
Marcuson y Angie Fox, artistas científicos del Museo o f Michigan; Felicia Pickering de la Smithsonian
de la Universidad de Nebraska. Eduardo Neves Institution; Grace Johnson del San Diego Museum
comentó una versión anterior de este manuscrito. o f Man; y muchos otros, incluyendo el Royal Ontario
Además, soy obligado a las muchas personas y Museum; el M usée et Institut d ’Ethnographie de
instituciones que me perm itieron estudiar sus la Ville de Genève; Rijksmuseum voor Volkenkunde,
colecciones y discutieron varios aspectos de la cultu­ Leiden; Troppen Museum, Amsterdã; Museo Jijón y
ral material conmigo. Entre los muchos que me Caamaño, Quito; Museo de la Cultural Peruana, Lima;
ayudaron en tantas maneras están Wolfgang Haberland Museo de la Historia Natural, Lima; y el Instituto
del H am burgisches M useum fü r Völkerkunde, Colombiano de Antropología. Los estudios en museos
Hamburg; Corbina Raddatz y Gemot Krause del europeos en 1982 fueron apoyados por un beca del
N iedersächsisches Landesm useum , H annover; Research Council de la Universidad de Nebraska
Dieter Heintze y Sabine Bruner del Ubersee Museum, University. Los estudios en Europa en 1984 fueron
B rem en; H enning B ischof del R eiss M useum , apoyados por una beca del National Endowment
M annheim ; H elm ut Schindler del Staatlichen fo r the Arts.

38
M Y E R S , T.P. La cerám ica m anao y el papel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rq u eo lo g ia e E tnologia,
S. Paulo, 9 : 23-41, 1999

MYERS, T.P. M anao ceramics and the role of the M anao in the Amazonia.
Rev. do M useu de Arqueologia e Etnologia, S. Paulo, 9 : 23-41, 1999

ABSTRACT. This article describes the M anao ceramics collected by Johann


Netterer in 1830 or 1831. This set of ceramical pieces is formed by jugs and bowls
decorated with large incisions and painting, applied after baking. Comparisons with
the contemporary ceramics of the Negro river and of the upper Amazony indicate that
the forms of these vessels have close relations with the Baniwa ceramics of the I?ana
river, even if the painting on the latter is applied prior to baking. A Baniwa jug collected
also by Netterer demonstrates that the two indiginous traditions already differred at
that epoch. Everything points to the fact that the commom ancestry o f Manao and
Baniwa ceramics may be found in the araquinoid tradition of the Orinoco river.

UNITERMS: Indigenous ceramics - Amazonic archaeology - Arawak groups,


Archaeology of the low Negro and Orinoco.

Bibliografía

ACUNA, F.CRISTOVAL de between 1686 and 1723. The H akluyt Society,


1986 Nuevo Descurbrimiento del Gran Rio del Am a­ 2nd Series, No. 51, London.
zonas en el Ano 1639 [ 1641 ]. Informes de Jesuitas FARABEE, W.C.
en el A m a zo n a s, 1 6 6 0 -1 6 8 4 . M o n u m e n ta 1918 The Central Arawaks. The U niversity M useum,
Amazonica, ELAP-CETA, Iquitos, Peru: 25-107. U niversity o f Pennsylvania. A nthropological
BECKER-DONNER, E. Publications, vol. IX.
1970 G eriefte Keram ik des R io-N egro-G ebietes aus GALVÃO, E.; MOREIRA NETO, C.A.
den Jahren 1830-1831. A rchiv fü r Völkerkunde, 1974 Introdução. Viagem Filosófica pelas capitani­
24, Wien: 1-17. as do Grão Pará, Rio Negro, M ato Grosso e
BECKER-DONNER, E.; FEEST, C.; KANN, P. Cuiabá [1793] por Alexandre Rodrigues Ferreira.
1971 B rasiliens Indianer. M useum fürVölkerkunde, M em órias Antropologia, C onselho Federal de
Wien. Cultura: 9-20.
CARVAJAL, FR. G. GOLDMAN, I.
1934 Discovery o f the O rellana River [1542], J.T. 1948 T rib e s o f th e U a u p e s -C a q u e tá R e g io n . J.
M edina; H.C. H eaton (Eds.)7Vie D iscovery o f S tew ard (Ed.) H a n d b o o ko f South A m erican
the Am azon. A m erican Geographical Society, Indians edited by, vol. III. Bureau o f A m erican
New York: 167-235. Ethnology, Bulletin 143. W ashington: 763-798.
CRUXENT, J.M.; ROUSE, I. HARDING, T.G.
1958 A n A rch eo lo g ical C hronology o f Venezuela, 1967 Voyagers o f the Vitiaz Strait: A Study o f a New
2vol.; W ashington: Pan; Am erican Union, So­ Guinea Trade System. The American Ethnological
cial Science M onographs, VI. Society, M onograph 44,Seattle. U niversity of
DELLENBACH, M. W ashington Press.
1932 C éram ique des X eberos. Journal de la Société HILBERT, P.P.
des Am ericanistes, n.s. XXIV: 221-223. 1968 Archäologische Untersuchungen am m ittleren
DEBOER, W.R. A m a zo n a s: B eiträ g e zu r V orgeschichte des
1990 Interaction, Im itation, and C om m unication as südam erikanischenTieflandes. Berlin: Dietrich
Expressed in Style: the U cayali Experience. M. Reimer Verlag.
Conkey; C. H astorf (Eds.) The Uses o f Style in HEMMING, J.
Archaeology, pp. 82-104. Cambridge, Cambridge 1978 Red Gold. Cambridge: Harvard University Press.
University: 82-104. KANN, P.
EDMUNDSON, REV. DR. G. 1981 “Von wilden und zahm en Indiern:” Johann
1922 Journal o f the Travels and Labors o f F ather N atterers B rasilien-S am m lung (1817-1835).
S a m u el F ritz in the R iv e r o f the A m a zo n s Museum. Wien, Museum für Völkerkunde: 12-19.

39
M Y ER S, T.P. La cerám ica m anao y el papel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rqueologia e E tnologia,
S. Paulo, 9 : 23-41, 1999

KOCH-GRÜNBERG, T. ROD RIGUES FERREIRA, A.


1910 Z w ei Ja h re unter den Indianern: R eisen in 1974 Viagem Filosófica p elas capitanias do Grão
N o rd w e st-B ra silie n 190 3 /1 9 0 5 . S tu ttg art: Pará, Río N egro, M ato G rosso e C uiabá...
Strecker & Amp; Schrõder. M emórias Antropologia[\193], Rio de Janeiro,
L O W IE , R. Conselho Federal De Cultura.
1910 N otes C oncerning New Collections. A nthropo­ Nd Viagem Filosófica ao Rio Negro [1787].Belém,
logical Papers o f the A m erican M useum o f N a­ Museu Paraense Emílio Goeldi.
tural History, 4:271-329. ROE, P.G.
MYERS, T.P. 1980 Art and R esidence am ong the Shipibo Indians
1981 A boriginal Trade N etw orks in Am azonia. P.D. o f P eru: a S tu d y in M ic ro -a c c u ltu ra tio n .
F rancis; F.S. K ense; P.G. D uke (Eds.) N e t­ Am erican A nthropologist, 82 ( 1): 42-71.
works o f the Past: R egional Interaction in ROOSEVELT, A.C.
A rc h a e o lo g y . P ro c e e d in g s o f the T w elfth 1980 P arm ana: P re h is to r ic M a ize a n d M a n io c
A n n u al C o n fe re n c e , T he A rc h a e o lo g ic a l Subsistence along the Am azon and Orinoco.
A sso ciatio n o f the U n iv ersity o f C algary, New York: Academic Press.
Alberta: 19-30. ROTH, W.E.
1983 Redes Tem pranas de Intercâm bio en la Hoya 1924 An Introductory Study o f the Arts, Crafts, and
Amazônica. Am azonia Peruana, IV(8): 61-76. Custom s o f the G uiana Indians. 38th Annual
1990 Sarayacu: E thnohistorical and A rcheological R eport o f the Bureau o f A m erican Ethnology,
In v e s tig a tio n s o f a N in e te e n th - c e n tu r y 1916-17. W ashington: 25-745.
Franciscan M ission in the Peruvian M ontana. ROUSE, I.; CRUXENT, J.M.
Lincoln: University of N ebraska Studies, n.s. 1966 A rq u eo lo g ía V enezolana. C arcas, In stitu to
no. 68. Venezolano de Investigaciones Científicas.
1992a Agricultural Limitations of the Amazon in Theory SAHLINS, M.
and Practice. World Archaeology, 24(1): 82-97. 1972 S to n e A g e E c o n o m ic s. C h ic a g o : A ld in e -
1992b The Expansion and Collapse o f the Omagua. A therton, Inc.
J o u r n a l o f th e S te w a r d A n th r o p o lo g ic a l SIMÕES, M.F.; CORRÊA, C.
Society, 2 0 ( l a n d 2): 129-52. 1987 P esquisas arq u eo ló g icas no baixo U atum á-
N.d. E thnographic P ottery o f the U pper Am azon Jatapu (A m azonas). R evista de Arqueologia,
[1997]. M anuscript, in preparation. Belém, 4(1): 29-48.
ORTIGUERA, T. de SIMÕES, M.F.; MACHADO, A.L.
1909 Jornada del Rio M aranon con todo lo acaecido 1987 Pesquisas arqueológicas no lago de Silves (Amazo­
en ella, y otras cosas notables degnas de ser nas). Revista de Arqueologia, Belém, 4(1): 49-82.
sabidas, acaecidas en las indias occidentales SIMÕES, M.F.; LOPES, D.F.
[1585], M. Serrano y Sanz (Ed.) Historiadores 1987 Pesquisas arqueológicas no baixo/m édio Rio
de Indias, Tomo II. M adrid, Bailly, Bailliere e M adeira (Am azonas). R evista de Arqueologia^
Hijos: 305-422. Belém, 4(1): 117-134.
PALMATARY, H.C. SIMÕES, M.F.; KALKMANN, A.L.
1960 The Archaeology of the low er Tapajós Valley, 1987 Pesquisas arqueológicas no M édio Rio Negro
Brazil. Transactions o f the Am erican P hiloso­ (Amazonas). Revista de A rqueologia, Belém, 4
phical Society, n.s. 50 (3). Philadelphia. (1): 83-116.
PORRO, A. SOUTHEY, R.
1985 M ercadorias e rotas de com ércio intertribal na 1961 History o f Brazil. 3 vol. Second edition [1822].
Amazônia. Revista do Museu Paulista n.s. X XX: New York: Greenwood Press.
7-12. STERNBERG, H. O’REILLY
RADAMBRASIL 1975 The Am azon R iver of Brazil. G eographische
1978 M apa de Aptidão Agrícola. M inistério das M i­ Zeitscrhrift, Heft 40. W iesbaden: Franz Steiner
nas e Energia, Departam ento N acional da Pro­ Verlag GMBH.
dução M ineral, vol. 18. SWEET, D.
RAYMOND, J.S.; WARREN, R.de B; ROE, P.G. 1974
A Rich Realm o f Nature D estroyed: The M iddle
1975 Cumancaya: A Peruvian Ceramic Tradition. A m a zo n V a lle y , 1 6 4 0 -1 7 5 0 . U n p u b lis h e d
Departm ent of Anthropology, the University of doctoral dissertation, U niversity o f W isconsin.
Calgary, Occasional Papers, No. 2. Ann Arbor: U niversity M icrofilms.
REICHEL-DOLMATOFF, G. VARGAS ARENAS, I.
1978 B e y o n d th e M ilk y Way: H a llu c in a to r y 1981
Investigaciones arqueológicas en Parm ana: los
Im agery o f theTukano Indian. Los Angeles: sitios de la Grutay Ronquin, E stado G uarico,
U CLA L atin A m erican C enter Publications. Venezuela. Caracas: Biblioteca de la A cadem ia
RIBEIRO, B.G. Nacional de la Historia.
1988 Dicionário do A rtesanato Indígena. São Paulo: WASHBURN, D.E.; CROWE, D. W.
EDUSP. 1988 Sym m etries o f Culture: Theory and P ractice o f

40
M Y ER S, T.P. La ceräm ica m anao y el papel de los M anao en la A m azonia. Rev. do M useu de A rq u eo lo g ia e E tnologia,
S. Paulo, 9 :2 3 -4 1 , 1999

Plane Pattern A nalysis. Seattle: U niversity in C o lo n ia l V enezuela a n d G uyana, 1498-


o f W ashington P ress. 1820. Koninklijk Instituut voor Taal-, Land- en
W E B E R , R.L. Volkenkunde, C aribbean Series 10. D ordrecht-
1975 Caimito: An A nalysis o f the Late P rehistoric Holland: Foris Publications.
Culture o f the Central Ucayali, Eastern Peru. ZERRiES,0.
Ann Arbor: U niversity M icrofilms. 1980 U nter Indianern B rasiliens: Sam m lung Spix
WHITEHEAD, N.L. und M artius 1817-1820. Innsbruck: Pinguin-
1988 Lords o f the Tiger Spirit: A History o f the Caribs Verlag.

Recebido para publicaqäo em 28 de Janeiro de 1999

41

Vous aimerez peut-être aussi