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Durante estos años como docente del área de Lengua Castellana y Literatura, me
he dado cuenta de que cada vez más tendemos en determinadas áreas a un tipo
de enseñanza más sintética, menos reflexiva. Cada vez nos cuesta más que
nuestros alumnos, sobre todo en edades tempranas, tengan la capacidad de
reflexión y análisis que textos como los argumentativos requieren. También me he
dado cuenta de que muchos alumnos no saben cómo afrontar la redacción de un
texto de estas características y eso es por una razón muy sencilla. No tienen ni
mecanizada ni memorizada la estructura.
Cuando enseño a redactar textos como pueden ser los textos argumentativos, les
hablo de que para su elaboración debemos pensar de igual forma que si
preparáramos una receta de cocina. Me explico. Cuando quieres preparar una
tortilla de patatas, por ejemplo, primero piensas en qué ingredientes vas a
necesitar, y en qué orden vas a llevar a cabo la preparación de este plato. Pues con
textos como los argumentativos pasa algo muy similar que a continuación pasaré a
explicados.
Estos son los ingredientes que los alumnos deben memorizar y aprender si quieren
llevar a cabo un buen texto argumentativo. De hecho, esta «receta» se puede
explicar en cualquier nivel educativo, ya que en función del curso se puede ampliar
la extensión, los argumentos, los conectores textuales…
Pero como mejor se entiende este tipo de explicación es mediante un ejemplo. Para
ello he elaborado un breve texto argumentativo para que os hagáis una idea de los
que os quiero transmitir:
Vamos a analizar el texto que tenemos subrayado de diferentes colores:
Ya veis que fácil resulta enseñar a redactar un texto argumentativo. Pensad que los
tipos de textos argumentativos se llevan a cabo en diferentes edades y en diferentes
asignaturas. Lo verdareramente importante es que los alumnos antes de empezar
un texto argumentativo decidan:
Tesis
Título (SN)
Argumentos a favor y en contra
Otros argumentos (opcional)
Dos o tres conectores, al principio del Párrafo 2 y 3, y a mitad del Párrafo 2
para separar los argumentos a favor y en contra (pero)
Una vez tiene estos apartados decididos y en función del curso que estén vuestros
alumnos, podéis ampliar o simplificar el nivel de extensión, dificultad, número de
tesis y argumentos…
Ahora sólo me resta animaros a que llevéis a cabo esta práctica con vuestros
alumnos y me contéis vuestras experiencias. Y recordad que: