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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA


UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
PROGRAMA DE FORMACIÓN DE GRADO COMUNICACIÓN SOCIAL
ALDEA “COMANDANTE SUPREMO”
TRAYECTO I TRAMO II SECCION “U NOCTURNA”
COMPRENSION Y PRODUCCION DE TEXTO II

Cine Experimental
(Ensayo)

Triunfadora:
Facilitador:
Angélica Manrique
Francisco López

Cumaná, Marzo 2019


El cine experimental fue olvidado de la industria del cine, y sólo hasta fechas
recientes se ha podido rescatar su legado, gracias a la revolución tecnológica.
Ciertamente no es un cine fácil, tampoco se debe calificar de complejo e
incomprensible. Pero hay que considerar que desafía los límites del aburrimiento;
se debe de tener un cierto conocimiento para poder saber apreciarlo. De lo contrario,
admirar una película experimental puede resultar en un ejercicio fastidioso. Por lo
tanto, la ignorancia, la poca o nula rentabilidad de la proyección de películas
experimentales y el escaso reconocimiento que tienen los directores de cine
experimental han hecho (de una u otra forma, directa o indirectamente) que estas
películas lleven arrastrando, desde hace mucho tiempo, un estigma difícil de
superar.

No obstante, existen películas que están consideradas como “clásicos” del


cine experimental. Quizá las más conocidas son las dos primeras películas de Luis
Buñuel, Un perro andaluz (1929) y La edad de oro (1930). Clásicos porque no sólo
han pasado la prueba del tiempo, sino que además han sido introducidas en la
cultura popular y son partícipes de una historia, digamos oficial, del cine. Es
innegable que Un perro andaluz y La edad de oro conectaron con una selecta
audiencia y fueron vistas en su momento. Así mismo, la cantidad de escritos que
las apoyaron o desaprobaron fue de suma importancia para que se consagraran, de
la forma en que mostraban imágenes que escandalizaron y provocaron a la
sociedad burguesa de su tiempo. En cambio, una película experimental como
Chelsea Girls (1966) de Andy Warhol no ha pasado la prueba del tiempo y ha sido
lamentablemente olvidada.

En pocas palabras el cine clásico cuenta historia mediantes imágenes,


mientras que el cine experimental muestra imágenes que no cuentan historias, sino
transmiten ideas. Su lenguaje cinematográfico es más libre en comparación con el
cine narrativo, comercial o convencional, y a cambio, sus temáticas son menos
accesibles para el público en general, ya que expresa ideas no muy claras y
precisas en comparación con el cine narrativo, comercial o convencional, también
llamado clásico y hollywoodense, o simplemente cualquier tipo de cine que sea un
producto directo de las llamadas industrias culturales. Una industria cultural como
la de Hollywood (Estados Unidos) o la de Bollywood (India) tiene a su alcance más
medios de producción y de reproducción para realizar películas.

Sim embargo la variedad de interpretaciones y contextos históricos en los


que se desarrolla el cine experimental, así como sus definiciones, ha orillado al
espectador a rechazar este tipo de cine (es innegable que la mayoría de los
espectadores prefiere recibir la información lo más digerida posible, para no
confundirse). Así mismo, contribuyen a construir discursos que a la larga entorpecen
más el proceso de clarificación y explicación sobre lo que es y lo que no es el cine
experimental. Ese es un problema, de varios que existen.

Precisamente éste es uno de los problemas que tiene el cine experimental:


se le puede situar históricamente, se le puede clasificar, se le puede analizar crítica,
estructural, narrativa, psicológica, sociológica y culturalmente. Se puede “ver”. Pero,
no existe una definición única que cumpla con las exigencias que los cineastas y
teóricos querrían, porque parece que definir el cine experimental es una tarea casi
imposible y además inútil.

En algunas épocas antiguas se definió el arte como la representación de la belleza, la


perfección, la armonía. Esta definición quedó totalmente desfasada con el paso de los siglos, y
muy especialmente tras la aparición de las vanguardias, que plantearon nuevos caminos de
expresión y modificaron los paradigmas de la creación artística.
En nuestros días conviven muchas concepciones del arte en sus inagotables manifestaciones,
pero casi todas coinciden en la esencia comunicadora del mismo, pues la obra creada carece
de sentido sin la percepción del receptor, quien descodifica e interpreta -desde el raciocinio, la
emoción o ambos estadios- dicha expresión artística dotándola de auténtico significado. Con
independencia de que algunos artistas manifiesten su relación casi exclusiva con la ideación, al
margen de los espectadores de sus obras, lo cierto es que una obra de arte sin público es como
un hombre encerrado al margen de la sociedad o como un árbol caído en un bosque recóndito
Una forma de comunicación Los mismos orígenes del arte, las pinturas rupestres, tuvieron un
marcado aspecto de comunicación. Servían, más que para expresar el mundo interior de sus
autores, para manifestar al grupo los hitos sociales, para relacionarse socialmente con lo
mágico, con las divinidades y comunicarse con ellas. Estaban formadas por signos, imágenes,
señales y lenguajes figurados que todos, de algún modo, compartían En nuestros días, el arte
mantiene esa función que, los creadores, enfatizan o desdeñan en base a sus estilos personales
y sus concepciones artísticas. Los artistas expresan pensamientos, criterios, sentimientos y
emociones a través de su arte, los cuales llegan a los receptores -el público-, quienes los hacen
suyos mediante ese proceso de comunicación
Así, los elementos principales de toda comunicación -el emisor, el receptor y el mensaje-
quedan perfectamente establecidos, y no solo ellos, también el canal -que depende del tipo de
arte en cuestión: auditivo para la música, audiovisual para el cine, visual para la pintura, las
interferencias las cuales dificultan la perfecta trasmisión y percepción de los mensajes
La peculiaridad del arte contemporáneo es que en muchas ocasiones -y según las intenciones
del autor- prima la transmisión de emociones -la rabia, el estupor, el rechazo, la provocación, el
impacto- frente al intercambio de ideas o conceptos, lo cual ocurre sobre todo en las artes
plásticas contemporáneas, en la poesía y, frecuentemente, en las performances. Con todo, la
obra produce una reacción en el destinatario y es precisamente este efecto el que, en gran
medida, le suele dar sentido
La función comunicacional del arte actual: Muchas manifestaciones artísticas de reciente
aparición, como el cómic, la fotografía, el arte urbano, el rap, el cine y las artes escénicas, por
ejemplo, han dado un paso más y se consideran en ocasiones verdaderos canales de
comunicación que no solo despiertan sentimientos, sino que transmiten ideas, opiniones y
tomas de postura. Denuncian, manifiestan y aportan un modo distintivo de contar la realidad, de
aproximarla a los demás, de interactuar con ellos.
El arte emplea la revolución tecnológica del siglo XX según dos aspectos: 1. Aspecto
tecnológico: el circuito de comunicación que se estable entre el autor y el público que reside la
obra es modificado a partir de la selección que el autor hace del medio tecnológico que utilizara
para transmitir su mensaje. La fotografía, el cine, el video y la informática como medios de
comunicación y como expresión creativa propusieron un nuevo lenguaje artístico con códigos
propios
Estas propuestas rompieron con la idea de la obra única, propia de la pintura, la escultura
tradicional o del grabado. El empleo por parte de los artistas de nuevos soportes técnicos
permitió la producción de objetos multiplicados e idénticos entre sí.
Aspecto democrático y de consumo: los medios de comunicación permiten extender el arte
hacia las masas y hacia las capas sociales a las que le sean inaccesibles ciertas producciones
artísticas. La democratización de los medios tecnológicos supone una socialización del arte, se
constituye la noción de un arte para todos, en el que el espacio privado tradicional se convierte
en un espacio público
Esta democratización no garantiza su difusión, esto depende de las condiciones económicas
del sistema donde la obra se produce y se comunica. La posibilidad de utilizar los medios de
comunicación impulsa al artista replantearse una nueva relación entre el objeto de arte y su
recepción por parte del público, ya que se modifica el modo de transmitir el mensaje artístico y
su lenguaje.
En conclusión podemos decir que los medios de comunicación y los avances tecnológicos han
venido a impulsar la propagación del arte, facilitando todo el material artístico que despierte
interés en las personas; así como también facilita a los artistas poder dar a conocer sus trabajos
a través de los medios de comunicación que llegan a las masas de población facilitando la
transmisión de ideas, pensamiento, criticas, reflexiones y todo tipo de sentimientos aun a
personas que no pueden asistir a una exposición en un teatro, galería, sala de cine etc.
Como educadores artísticos debemos apoyarnos en los medios de comunicación masivos, ya
que en encontramos todas las herramientas necesarias para brindar una educación de calidad
a los estudiantes, mostrándoles con tan solo un clic, importantes conocimientos artísticos que
generalmente el objetivo principal es humanizar, concientizar, criticar e incidir en la forma de
pensar de los las personas.

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