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Por ello,
casi siempre se habla de una faringo-amigdalitis, porque tanto la faringe como las amígdalas suelen
infectarse al mismo tiempo. Normalmente está causada por una infección vírica o bacteriana. Su
principal mecanismo de transmisión suele ser respiratorio, es decir, por las microgotas de la
respiración, estornudo o tos, aunque también algunos agentes causales son transmitidos a través del
contacto por las manos.
Las causas más frecuentes de una faringitis suelen ser infecciosas, destacando algunas bacterias y
determinados virus, pero existen otras razones no infecciosas por las que puede surgir esta dolencia,
como son mecanismos inmunológicos o químicos:
Causas bacterianas de faringitis: la mayoría de las faringoamigdalitis son producidas por los
estreptococos betahemolíticos del grupo A, sobre todo en la población infantil, siendo además
portadores asintomáticos. En estos casos la afectación faríngea es muy florida, siendo
imprescindible el uso de antibióticos para su resolución.
Causas virales de faringitis: los virus habitualmente implicados en esta infección suelen ser los
adenovirus, provocando un cuadro febril, faringoamigdalitis y adenopatías dolorosas. En otro
porcentaje alto suele verse envuelto el virus de la gripe.
Causas no infecciosas de faringitis: aunque su porcentaje y su repercusión generalmente es menor
que en los casos anteriores, es importante llamar la atención sobre un grupo de faringitis,
especialmente en adultos, en los que el proceso se prolonga y no mejora con antibióticos, pues su
origen está en el reflujo gastroesofágico.
En otros casos, algunas limitaciones de las defensas, déficits de vitaminas, etcétera, pueden generar
una inflamación que se cronifica y suele ser muy molesta, además de no mejorar con los
tratamientos más usados. Algunos linfomas pueden manifestarse de esta forma.
En la mayoría de los casos los primeros síntomas de la faringitis son dolor de garganta y dolor al
deglutir el alimento, acompañados de fiebre. El dolor puede irradiarse al oído y aumentar con los
movimientos del cuello.
Al examinar la faringe se observan las paredes muy enrojecidas; las amígdalas presentan un
aumento de tamaño y en ocasiones pueden estar recubiertas por pus. Según la forma en la que
comience a manifestarse la enfermedad se pueden distinguir dos tipos de faringitis: aguda y crónica.
Es frecuente que la laringitis suceda dentro de un cuadro gripal o un resfriado pero también puede
darse de forma aislada por simple irritación de las cuerdas vocales.
La mayoría de los casos de laringitis son de carácter temporal y mejoran después de que la causa
subyacente se cura o mejora. Las causas de la laringitis aguda incluyen:
La laringitis que dura más de tres semanas se conoce como laringitis crónica. Este tipo de laringitis
es generalmente causada por sustancias irritantes. La laringitis crónica puede causar tensión de las
cuerdas vocales y lesiones o crecimientos en las cuerdas vocales (pólipos o nódulos). Estas lesiones
pueden ser causadas por:
Las causas menos comunes de la laringitis crónica son las infecciones bacterianas o por hongos y
las infecciones con ciertos parásitos.
A medida que empeora, las paredes interiores de los alvéolos se debilitan y se rompen, creando un
espacio más grande en lugar de muchos pequeños. Esto reduce la superficie de los pulmones y, a su
vez, la cantidad de oxígeno que llega al corriente sanguíneo.
El enfisema también destruye poco a poco las fibras elásticas que mantienen abiertas las vías
respiratorias pequeñas que conducen a los alvéolos. Esto permite que estas vías respiratorias se
colapsen cuando exhala, por lo que el aire de los pulmones no puede escapar y no deja espacio para
que entre el aire fresco, rico en oxígeno.
Puede tener el enfisema durante muchos años sin notar ningún signo o síntoma. El síntoma principal
de enfisema es la falta de aire, que suele comenzar poco a poco. Usted puede empezar a evitar las
actividades que le causan la falta de aliento, por lo que el síntoma no se convierte en un problema
hasta que comienza a interferir con las tareas diarias. El enfisema finalmente ocasiona dificultad
para respirar incluso mientras usted está en reposo
La principal causa del enfisema es la exposición a largo plazo a irritantes en el aire, entre ellos:
La bronquitis crónica no aparece de manera repentina. El primer síntoma puede ser la tos persistente con
flema después de un resfriado mal curado. Si esto no se vigila, con el paso del tiempo los resfriados cada
vez causan más daño y la tos posterior dura cada vez más tiempo hasta convertirse, incluso, en algo
habitual.
Se manifiesta con mayor frecuencia durante el invierno. Puede ser causada por virus, bacterias y,
especialmente, por gérmenes similares a las bacterias, como Mycoplasma pneumoniae y Chlamydia.
Los síntomas de la bronquitis crónica empeoran cuando aumentan las concentraciones de dióxido sulfúrico
y de otros contaminantes en el aire, y lo hacen aún más cuando los afectados fuman. A menudo las
personas no prestan atención a la bronquitis crónica hasta que la enfermedad está en una etapa avanzada,
porque creen erróneamente que la bronquitis no supone un riesgo importante. Cuando el paciente
finalmente va al médico, muchas veces sus pulmones ya están gravemente lesionados y el riesgo de
padecer problemas respiratorios graves o de sufrir un fallo cardiaco es elevado.
La disnea se refiere a la dificultad respiratoria que se manifiesta como una sensación de falta de
aire en los pulmones. Entre otros síntomas puede dar lugar a una disminución del nivel de oxígeno,
mareos, náuseas y ansiedad.
La disnea puede aparecer tanto en estado de reposo como de esfuerzo físico. Es normal que después
de haber realizado un esfuerzo físico importante la respiración se altere y aparezca sensación de
falta de aire. Los grandes fumadores y las personas con enfermedad cardiovascular y/o pulmonar
son los más propensos a padecer disnea, sensación de ahogo y problemas al respirar al realizar el
menor esfuerzo.
Causas
La dificultad respiratoria puede originarse por diferentes causas. Por este motivo, factores externos
como la falta de oxígeno provocada por una elevada exposición a gases tóxicos o a la entrada de un
cuerpo extraño en las vías respiratorias pueden provocar disnea. Asimismo, factores psicológicos
como el síndrome de hiperventilación también pueden dificultar la respiración. Los más afectados
por problemas respiratorios de origen orgánico son los fumadores y las personas con enfermedades
cardiacas y pulmonares.
Edema pulmonar
Es una acumulación anormal de líquido en los pulmones que lleva a que se presente dificultad para
respirar.
Causas
El edema pulmonar a menudo es causado por insuficiencia cardíaca congestiva. Cuando el corazón
no es capaz de bombear sangre de manera eficiente, esta se puede represar en las venas que llevan
sangre a través de los pulmones.
A medida que la presión en estos vasos sanguíneos se incrementa, el líquido es empujado hacia los
espacios de aire (alvéolos) en los pulmones. Este líquido reduce el movimiento normal del oxígeno
a través de los pulmones. Estos dos factores se combinan para causar dificultad para respirar.
La insuficiencia cardíaca congestiva que lleva a edema pulmonar puede ser causada por:
Ataque cardíaco o cualquier enfermedad del corazón que ocasione debilitamiento o rigidez del
miocardio (miocardiopatía)
Válvulas cardíacas permeables o estrechas (válvulas aórtica o mitral)
Presión arterial alta (hipertensión) grave y repentina
El edema pulmonar también puede ser causado por:
Ciertos medicamentos
Exposición a grandes alturas
Insuficiencia renal
Arterias estrechas que llevan sangre a los riñones
Daño al pulmón causado por gas tóxico o infección grave
Lesión mayor
Silicosis
Es una enfermedad pulmonar causada por inhalar polvo de sílice.
Causas
El sílice es un cristal común que se presenta naturalmente. Se encuentra en la mayoría de los lechos
rocosos y forma polvo durante el trabajo con minería, la explotación de canteras, la construcción de
túneles y al trabajar con ciertos minerales metálicos. El sílice es un componente principal de la
arena, por lo que las personas que trabajan con vidrio y chorreado de arena también están expuestas
a este elemento.
Se presentan tres tipos de silicosis:
Silicosis crónica, la cual resulta de la exposición prolongada (más de 20 años) a bajas cantidades de
polvo de sílice. Este polvo causa inflamación en los pulmones y ganglios linfáticos del tórax. Esta
enfermedad puede hacer que las personas tengan dificultad para respirar y es la forma más común
de silicosis.
Silicosis acelerada, la cual se presenta después de la exposición a cantidades mayores de sílice en
un período más corto (5 a 15 años). La inflamación de los pulmones y los síntomas ocurren más
rápidamente que en la silicosis simple.
Silicosis aguda, la cual resulta de la exposición a cantidades muy grandes de sílice durante corto
tiempo. Los pulmones se inflaman bastante y se pueden llenar de líquido, lo que causa una
dificultad respiratoria grave y una baja de los niveles de oxígeno en la sangre.
Las personas que se desempeñan en trabajos en donde están expuestos al polvo de sílice están en
riesgo. Estos trabajos incluyen:
Fabricación de abrasivos
Fabricación de vidrio
Minería
Trabajo en canteras
Construcción de carreteras y edificios
Chorreado de arena
Corte de piedra
La exposición intensa al sílice puede causar esta enfermedad en un año, pero, por lo general, toma
al menos 10 o 15 años de exposición antes de que se presenten los síntomas.
Asbestosis
Es una enfermedad pulmonar que ocurre por la inhalación de fibras de asbesto.
Causas
La inhalación de fibras de asbesto puede producir formación de tejido cicatricial (fibrosis) en el
interior del pulmón. El tejido pulmonar cicatrizado no se expande ni se contrae en forma normal.
La gravedad de la enfermedad depende de cuánto tiempo la persona estuvo expuesta al asbesto y de
la cantidad inhalada. Con frecuencia, los síntomas no se notan durante un período de 20 años o más
después de la exposición al asbesto.
Las fibras de asbesto se utilizaban frecuentemente en la construcción antes de 1975. La exposición a
este elemento ocurría en las minas de asbesto, industrias molineras, en construcción, fabricación de
materiales a prueba de fuego y otras industrias. Las familias de las personas que trabajan con el
asbesto también pueden estar expuestas a partículas que ellos llevan en su ropa a la casa.
Otras enfermedades relacionadas con el asbesto incluyen:
Placas pleurales (calcificación)
Mesotelioma maligno (cáncer de la pleura, el revestimiento del pulmón), que puede presentarse de
20 a 40 años después de la exposición
Derrame pleural, una acumulación que se produce alrededor del pulmón algunos años después de la
exposición al asbesto y es benigno
Cáncer de pulmón
Hoy en día, es menos probable que los trabajadores padezcan enfermedades relacionadas con el
asbesto debido a las regulaciones gubernamentales.
El consumo de cigarrillo incrementa el riesgo de padecer enfermedades relacionadas con el asbesto.
FARINGITIS CRONICA
Es la inflamación repetida de la faringe, sin componente infeccioso, que puede ocasionar
modificaciones permanentes y evolutivas, las cuales terminan lesionando la mucosa, submucosa,
tejidos linfoides, músculos y sistema regional vasculonervioso.
El término de faringitis crónica se reserva para agrupar una serie de procesos inflamatorios y/o
irritativos crónicos de la mucosa faríngea. A veces aparecen como resultado de la evolución de una
faringitis unida a factores coadyuvantes, factores constitucionales y/o inmunológicos. En muchos
casos existe una predisposición constitucional del paciente a padecer este tipo de patología crónica,
sobre la cual pueden además influir factores externos.
En los casos de faringitis crónica, existen diversos factores que influyen en su desarrollo y
gravedad como pueden ser: las situaciones ambientales, exceso de calor o frio, sequedad, presencia
de agentes tóxicos y humos. También pueden darse debido a hábitos personales, como el consumo
excesivo de tabaco y alcohol o debido a causas hormonales como hipotiroidismo o menopausia o
incluso a razones médicas previas, como operaciones relacionadas con la extracción de amígdalas.
Sea como fuere, todas estas consecuencias se combinan en detrimento de la fortaleza de la mucosa
faríngea, haciéndola propensa a infecciones e inflamaciones.
A estas causas se suman problemas subyacentes como la debilidad del sistema inmunológico, es
decir, nuestro sistema, debería de ser capaz de lidiar con la mayoría de las infecciones, pero en estos
casos, puede que una debilidad del sistema sea un problema añadido. Además como apuntamos, la
cronicidad índice en lapsos cortos de tiempo, haciendo que el sistema inmunológico sufra un gran
estrés y se debilite a marchas forzadas, siendo incapaz de recuperarse por si solo.