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Los jóvenes de hoy tienen una actitud más liberal respecto al sexo, tienen
muy claro su derecho a tener relaciones sexuales. Cada vez se ponen menos
condiciones para acceder a las relaciones sexuales, basta con que a los dos
les apetezca. No es necesario que haya afecto, amor, ni compromiso, aunque
estos suelen ser requisitos importantes para algunos, sobre todo para las
chicas. Si antes había que estar casado, enamorado y comprometido, ahora
basta con que nos gustemos y los dos queramos.
Cada vez se accede antes a las relaciones sexuales coitales. En 1977 la
media de edad de acceso al coito estaba en 22-23 años. En 2004 esta media
de edad se sitúa en los 16-18 años. El acceso al coito desde que se inicia
una relación es un proceso en el que cada vez invierten menos tiempo, el
paso de las conductas paracoitales a las coitales es cada vez más rápido.
Las distintas actitudes de los jóvenes se manifiestan en forma de conductas
arriesgadas, sobre todo en la primera relación coital y en las relaciones
sexuales esporádicas o no previstas, estas, además, suelen darse en
situaciones y contextos inadecuados: consumo de drogas y alcohol,
relaciones no planificadas, furtivas… Los más pequeños (entre 15-17 años)
asumen más riesgos, a medida que avanzan en edad, cuando tienen
relaciones más estables y pasan a ser de forma habitual activos
sexualmente, tienen prácticas más seguras.
Tienen relaciones coitales con un mayor número de parejas, entre tres y
cuatro en la adolescencia.
Las chicas se alejan del rol que antes se les asignaba, ahora también se
atreven a buscar las relaciones, a decir sí. Esto supone una nueva regulación
compartida, igualitaria, en condiciones de mutua libertad y de mutua
responsabilidad.
La sociedad ofrece a los adolescentes mensajes contradictorios sobre la
sexualidad: Por un lado, incita al consumo y a la búsqueda de emociones
positivas y búsqueda de placer, invita a la actividad sexual, pero niega la
educación sexual en la familia y en la escuela. La televisión, la publicidad
valida las relaciones sexuales, hay permisividad de horarios y actividades,
pero los padres no asumen que sus hijos y sobre todo hijas adolescentes
tengan actividad sexual. La asistencia sanitaria existente es insuficiente. Es
como si la sociedad regalara un coche a cada joven sin antes enseñarle a
conducir.
Características de los adolescentes: suelen ser atrevidos, les gusta explorar
y tener nuevas experiencias. Se sienten sanos e invulnerables ante los
riesgos. Ponen en duda lo que les dicen los adultos, dan más importancia a
los valores, conductas y presiones del grupo de iguales. La percepción que
habitualmente tiene el chico o la chica sobre la actividad sexual de sus
iguales es que él o ella siempre está por debajo de la media, muchos creen
no cumplir con la norma general. En 1º de Bachillerato (17 años) creen que
el 80% de sus compañeros de clase ya lo han hecho, “todos lo hacen menos
yo”. Esto explicaría, en parte, por qué a veces hacen cosas porque los demás
lo hacen o eso creen, y no porque lo desean, cuando realmente lo han hecho
un 20%.
Desde prácticamente el inicio de la pubertad todo lo relacionado con lo sexual
se convierte en cierta medida en algo prestigioso. El más osado contando
chistes verdes, el que maneja más información, quien haya visto
determinadas películas o a más personas desnudas, el que antes se
masturbe, el que lo haga más veces, quien haya cogido de la mano, quien
haya besado, acariciado, metido mano… así hasta llegar al coito. Después
quien tiene más parejas, quien prueba cosas nuevas… en las chicas es
similar, aunque en ocasiones, las demostraciones explícitas pierden valor
frente a otras más implícitas como la seducción o lo cualitativo, no importando
tanto el cuánto, cómo los quiénes o el cómo, no es tan relevante qué hago,
sino con quien lo hago.
Falta de asertividad de los jóvenes, incapacidad de decir no a practicar
conductas sexuales arriesgadas y búsqueda de alternativas igualmente
placenteras, pero seguras.
Características de la conducta sexual: la satisfacción sexual es inmediata y
poderosa. La satisfacción del deseo y el placer es un premio inmediato y
seguro, además suele ir acompañado de otros refuerzos sociales como el
prestigio ante los iguales. Los riesgos son percibidos como probables y
futuros, las consecuencias negativas de la conducta irresponsable es menos
probable y demorada, las consecuencias positivas son inmediatas y muy
probables.
Al hacer educación sexual la información es importante pero no suficiente.
Los jóvenes de hoy llegan a la adolescencia educados en un discurso que
gira en torno a la capacidad para reproducirse “hija, a partir de ahora, ten
cuidado con los chicos porque te puedes quedar embarazada”, “hijo, en este
cajón siempre habrá preservativos, úsalos”, la sexualidad queda, de esta
manera, reducida al coito. La erótica se convierte en sinónimo de genital,
reproductivo y heterosexual.
Los educadores no tienen porqué pretender ser sexólogos, ni tener que saberlo
todo. Tienen un papel más de mediador entre usuarios y los recursos, entre los
jóvenes y los profesores y familias, aproximando unos a otros. Hacen falta unos
mínimos de sexología y pedagogía. Es importante saber qué no sé. Distinguir entre
lo que son hechos, suposiciones y opiniones, para intentar manejarnos sólo con los
hechos.
Una mala educación sexual sería inventar las respuestas sobre la marcha. Que los
jóvenes crezcan como personas tiene que ver con ser capaz de tomar decisiones
por uno mismo.
El papel del educador es ayudar a encontrar respuestas, más que a darlas. “El sexo
oral, es bueno o malo”, que ellos encuentren su respuesta.
Es importante insistir con los chavales en que el diálogo es positivo, que pueden
contar en casa lo que hablen en el colegio, que sus padres estarán encantados de
hablar de ello y que les pueden ampliar la información. Así se fomenta la expresión
de diferentes opiniones, aprender a escuchar lo que piensa el resto de la familia.
Atender en el aula las urgencias pero dar pie a tratar sobre lo importante. El
educador abre el tema, no lo cierra, para que cada profesor desde su área, y cuando
lo crea oportuno, se acerque a la educación sexual, que no es sólo óvulos y
espermatozoides, masturbación, coito y anticoncepción.
Todos los padres y madres están capacitados para hacer educación sexual de
calidad.
Está demostrado que aquellos jóvenes que han recibido una adecuada educación
sexual retrasan, con relación al resto de jóvenes, la edad de su primer coito. No
porque sean tontos ni remilgados, sino porque, y hablamos de valores, tienen un
abanico tan amplio de alternativas sexuales que optan por aquellas igual o más
placenteras y con consecuencias que tienen costes mínimos. Que la opción no sea
o lo hago a pelo o no lo hago, se pueden hacer más cosas. Es necesaria la fisiología
del placer. Vamos, que no es cuestión de tener preservativo, sino de tener talento.
Hablemos de sexo
Fíjense en las acepciones tan diferentes de sexo que se esconden en estas frases,
todas inteligibles por el contexto (cada uno es distinto), pero teniendo en común el
mismo término: sexo. En el primer caso sería el sexo “que se es” (hombre o mujer),
en el segundo el sexo “que se hace” (coito), en el tercero el sexo “como genital”
(vulva o pene) y, ¿en el cuarto?...vamos a intentar entendernos.
Cuando hablamos de sexo, nos referimos a hombre o mujer. La función del sexo es
sexuar, hacer identidad por razón de sexo.
De la misma manera que todos somos persona, pero tenemos distinta personalidad.
Todos pertenecemos a un sexo, pero tenemos diferente y única sexualidad.
Qué cambios experimenta el cuerpo y cómo lo viven los chicos y las chicas, la
atracción, el enamoramiento, el amor, el ideal de belleza, el interés por la erótica, la
primera vez, el papel que juega la educación sexual Todos estos son elementos que
tienen que ver con la sexualidad y que se viven de forma intensa en esa etapa de
la vida. Y, aunque cada persona en función de su educación, sus experiencias, su
personalidad, lo vive de forma única y peculiar, encontramos que se pueden
distinguir dos formas sexuadas de vivir esta realidad, la de los chicos y la de las
chicas.
Cada hombre y cada mujer lo es a partir de unos caracteres sexuales primarios (los
genitales) y unos caracteres sexuales secundarios que son efecto de los primarios:
vello corporal, distribución de la grasa, estatura, peso, desarrollo muscular,
voz,…tanto los caracteres sexuales primarios como los secundarios tienen unos
referentes en lo biológico.
Creo que todos los aquí presentes estamos de acuerdo en que existe cierta
unanimidad en la expectativa social de cara al sexo, qué se espera de un hombre y
de una mujer. Aunque esto va cambiando de unas generaciones a otras, se intuye
un cierto hilo conductor. Cada cultura tiene unas líneas de expectativa que son
percibidas (implícita o explícitamente) por cada persona y cada persona se adecua
como puede a esas expectativas. Ser chico no es sólo etiquetarse y que me
etiqueten como chico, también es una tendencia a actuar de una determinada
manera. Idem con las chicas.
Los tres puntos que desarrollo en esta ponencia son la pubertad, la figura corporal
y la erótica y el amor.
La pubertad
Desarrollo corporal
En el cuerpo infantil se produce una revolución total y única en la vida del sujeto.
Las hormonas sexuales son las protagonistas del desarrollo y crecimiento corporal,
marcando las diferencias entre chicos y chicas. Estas hormonas hacen que se
desarrollen los caracteres sexuales secundarios y que los órganos genitales
alcancen su maduración total. La edad media del inicio de la pubertad se sitúa sobre
los 10,5 años en las chicas y los 11,5 años en los chicos. Este proceso dura entre
3 y 4 años.
Los chicos que maduran antes tienen una imagen corporal más positiva, un mejor
autoconcepto, mayor popularidad. Los que maduran más tarde pueden tener peor
autoconcepto, más pobre imagen corporal.
Las chicas que maduran antes de la media tienden a estar más descontentas con
su imagen corporal y tener peor autoconcepto, que las que maduran en el momento
de la media de edad, aunque también hay que destacar que esto está cambiando,
pues cada vez es más habitual encontrar a chicas que están encantadas con su
madurez temprana, ganando en autoestima y liderazgo, pues se acercan, antes que
otras chicas de su misma edad a lo socialmente deseable.
La figura corporal
La figura corporal tiene una gran importancia. . La figura corporal es la visión que
cada persona tiene de su propia apariencia física y, por tanto, es también la que
creemos que las demás personas ven.
El adolescente percibe su figura corporal en constante cambio y pasa por momentos
de inseguridad e inquietud. Además su cuerpo cambia frente a un modelo de belleza
establecido, que se refleja en el cine y la televisión, son modelos de belleza muy
exigentes y difíciles de conseguir para la mayoría de las personas.
La figura corporal del adolescente cambia tan sustancialmente que es como si fuera
otro, aun siendo el mismo, ante el espejo social y ante sí mismo. Somos corporales,
nuestro cuerpo y nuestra figura corporal mediatiza nuestros pensamientos, deseos,
afectos y conductas.
De aquí que sea tan importante aceptar el propio cuerpo para tener confianza en
uno mismo y abrirse a los demás sin miedo y dispuestos a seducir e interesar.
Estamos en la sociedad de la imagen, de la figura corporal, hoy más que nunca
somos imagen.
La figura corporal femenina es más tratada como objeto y se dedica a ella mucha
más atención por parte de la moda y la cosmética. Las mujeres instrumentalizan
más su figura corporal que los hombres, porque socialmente a ellas esto les
funciona muy bien, el poseer un cuerpo ajustado a unas pautas canónicas les otorga
un poder social y una capacidad de seducción casi ilimitada en relación con el varón.
En nuestra sociedad actual somos víctimas de la imagen, la inadecuación con el
modelo dominante favorece un bajo nivel de autoestima, provoca retraimiento
social, fomenta la desconfianza en las propias posibilidades, etc. En nuestra
sociedad se hacen continuamente señalamientos y valoraciones basadas en la
figura corporal y se hacen sin piedad con los demás y con uno mismo.
En el caso de las chicas el modelo está más definido y es más exigente, pero se
observa en las últimas décadas que el interés social por la figura corporal del varón
se acerca al caso femenino (caso del metrosexual), (de históricamente deseante,
ahora también quiere ser deseado).
El conflicto puede empezar cuando los niños se relacionan con otros niños, los
iguales suelen ser espejos más exigentes que señalan nuestros defectos (gafotas,
palillo, piraña,…) el espejo en el que nos miramos en la pubertad ya no es benigno,
complaciente e incondicional (aunque nos digan en casa lo guapos que somos,
ahora el modelo de referencia es el de los iguales y el social) aumenta la conciencia
y la importancia de la figura corporal, por ello el adolescente está tan preocupado
por su pelo, su ropa, sus granos, su pecho,…
Chicos y chicas en la adolescencia ponen especial empeño en ser uno mismo,
porque aunque siempre se haya sido, ahora hay necesidad de sentirlo, aunque para
ello, paradójicamente, se busque parecerse a otros u otras y formar parte de un
grupo. Para ello el chico o la chica trata de reafirmarse, y un modo de hacerlo es
logrando la aceptación de la pandilla. El mundo de iguales es especialmente
importante. Se llega a formar con ellos pequeños mundos donde parece que todo
empieza y todo acaba. Esa necesidad de aprobación no siempre resulta fácil, sobre
todo para los que se sienten algo diferentes.
Como ya comenté antes, el hecho de que se acceda pronto a esa figura es ventajoso
desde el punto de vista social, especialmente en el caso de los chicos. Son mejor
aceptados por sus profesores, más populares. Los chicos con una pubertad
temprana se sienten más seguros, atractivos, menos dependientes y son con mayor
frecuencia líderes en su grupo de iguales.
Cuestiones importantes:
De estos cambios y de sus significados hay que hablar antes de que ocurran, antes
de que preocupen. Por ejemplo, ¿de qué ayudará a una chica de 14 años, a quien
aún no le ha venido la regla, contarle que tener la primera regla a los 12 o a los 14
es indiferente, que no predice nada, si ya se ha pasado dos años preocupada?
Aunque evidentemente más vale tarde que nunca.
Un hombre y una mujer son hombre o mujer sencillamente porque lo son y así se
sienten, y no porque se parezca más o menos a ciertos modelos de belleza. Pero si
este mensaje empieza a trabajarse a partir de las dudas o de la incertidumbre
sonará a “consuelo de tontos”, perderá credibilidad. Pensarán: ¿por qué no me lo
han dicho hasta ahora? Si queremos recoger habrá que sembrar a su debido
tiempo, cuando no había ni prisa, ni urgencias. Y a demás hacerlo con palabras,
pero sobre todo con nuestra actitud, nuestros comentarios, nuestra conducta. Se
aprende lo que se ve que se hace, más que lo que se dice que se hace. Es
importante tenerlo en cuenta, pues es inevitable ser modelos de conducta.(ex.
padres agobiados)
Todos los hombres son verdaderos hombres y todas las mujeres son verdaderas
mujeres y no lo son porque alguien se lo diga, lo son porque así se sienten. A veces,
en esa carrera por ser más hombre o más mujer uno se entrega a las tiranías de las
modas o a precipitarse a ciertas relaciones eróticas sin desearlo. La pandilla, por
supuesto, es fundamental y necesaria, lo que habría que procurar es que no se
convierta en fuente de prejuicios o lleve a que las relaciones eróticas se conviertan
en una obligación y no en fruto del deseo.
Erótica y amor
Desde prácticamente el inicio de la pubertad todo lo relacionado con lo sexual se
convierte en cierta medida en algo prestigioso. Entre los chicos, el más osado
contando chistes verdes, el que maneja más información, quien haya visto
determinadas películas o a más personas desnudas, el que antes se masturbe, el
que lo haga más veces, quien haya cogido de la mano, quien haya besado,
acariciado, metido mano,…así hasta llegar al coito. Después quien tiene más
parejas, quien prueba cosas nuevas,…en las chicas es similar, aunque en
ocasiones, las demostraciones explícitas pierden valor frente a otras más
implícitas como la seducción o lo cualitativo, no importando tanto el cuánto, cómo
los quienes o el cómo, no es tan relevante qué hago, sino con quién lo hago.
Las novelas, los cuentos y las películas suelen terminar antes de que el
enamoramiento se desinfle con lo que, a veces, chicos y chicas tienen sensación
de fracaso cuando esa fase empieza a cambiar, creen que su amor no funciona,
cuando sencillamente está evolucionando.
Sería deseable presentar modelos que vayan más allá del “y fueron felices y
comieron perdices”. Sería interesante contar lo que viene después: comunicación,
respetar las diferencias, llegar a acuerdos…
La primera vez
Antes decía que casi todas las novelas acaban con el enamoramiento y que eso
generaba falsas expectativas, pues con la primera vez sucede algo parecido, casi
todos los relatos sobre la adolescencia giran en torno a ello. ¿Y luego pregonamos
que la erótica no es sólo coito y que la primera vez no es para tanto?. Insistir en el
coito es insistir en una erótica profundamente genital, reproductiva y heterosexual.
Convertir el coito y sobre todo la primera vez en una meta, supone convertir la
sexualidad (la erótica) en algo que hay que hacer, en lugar de en algo que hay que
vivir, el objetivo es disfrutar.
Perder el hilo de la erótica, olvidando que la primera vez no es independiente de
todo lo anterior, es perder el objetivo. Nada empieza, todo tiene continuidad. Así el
primer coito tiene que ver con toda la erótica anterior: besos, caricias,
masturbaciones, deseos expresados, comunicación,…pero también con los
silencios, la naturalidad fingida, con las expectativas creadas, los miedos
ocultos…muchas cosas para reducirlo a la erección, la lubricación y la presencia de
himen. Sobre la primera vez se construyen las siguientes, todo tiene hilo. Con la
primera vez ni empieza, ni acaba ningún relato.
La educación sexual tiene mucho más que ver con enseñar a disfrutar de los viajes,
que con enseñar a llegar. Parece más sensato invertir en toda la erótica y en todas
las veces de todo, que en una única vez de un coito.(ex diferencia: turista-viajero).
Hablemos de datos:
El acceso a la actividad sexual coital es cada vez más temprano: mujer:17,2 años,
hombre:16,7 años. (encuesta Daphne, 2002), estas relaciones van precedidas entre
2 y 4 años de experiencias sexuales de diferente tipo.
Para terminar quisiera expresar en voz alta mi deseo de que nuestros adolescentes
sean felices, que disfruten con lo que hacen, que tengan experiencias
enriquecedoras y que no sufran consecuencias no deseadas como embarazos o
enfermedades de transmisión sexual. Creo que este debe de ser el principal objetivo
de la educación sexual y no se trata solamente de dotar a los chicos y chicas de
información, hay que trabajar actitudes. Para ello además de hablar de penes,
vaginas, preservativos y menstruación, habrá que añadir más cosas, por ejemplo:
Está demostrado que aquellos jóvenes que han recibido una adecuada educación
sexual retrasan, con relación al resto de jóvenes, la edad de su primer coito. No
porque sean tontos ni remilgados, sino porque, y hablamos de valores, tienen un
abanico tan amplio de alternativas sexuales que optan por aquellas igual o más
placenteras y con consecuencias que tienen costes mínimos. Que la opción no sea
o lo hago a pelo o no lo hago, se pueden hacer más cosas. Es necesaria la fisiología
de la reproducción, pero también la fisiología del placer. Vamos, que no es cuestión
de tener preservativo, sino de tener talento.