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El objetivo de la educación sexual

Encontrarás en esta página una explicación de las actitudes más comunes de


los adlescentes actuales respecto al sexo y un planteamiento general y
concreto de la educación sexual, con la participación de padres y educadores.

Qué es la educación sexual:


Teresa Vaquero Romero Psicóloga.
Sexóloga. Especialista en terapia de pareja

Miembro del equipo de Psicoterapeutas.com


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Centro de Psicología Clínica y Psicoterapia García Higuera
C/ Hermosilla, 114. 1ºC Madrid 28009
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Una iIntervención explícita o implícita encaminada a que los jóvenes aprendan a


conocerse, aceptarse y ser felices, que disfruten con lo que hacen y tengan
experiencias enriquecedoras, disminuyendo al máximo las probabilidades de sufrir
consecuencias no deseadas como embarazos o enfermedades de transmisión
sexual. Esto último no se está cumpliendo como nos gustaría, muchos jóvenes viven
su sexualidad de forma poco responsable y se arriesgan a sufrir consecuencias que
no desean.

¿Por qué ocurre esto? Variables a tener en cuenta:

 Los jóvenes de hoy tienen una actitud más liberal respecto al sexo, tienen
muy claro su derecho a tener relaciones sexuales. Cada vez se ponen menos
condiciones para acceder a las relaciones sexuales, basta con que a los dos
les apetezca. No es necesario que haya afecto, amor, ni compromiso, aunque
estos suelen ser requisitos importantes para algunos, sobre todo para las
chicas. Si antes había que estar casado, enamorado y comprometido, ahora
basta con que nos gustemos y los dos queramos.
 Cada vez se accede antes a las relaciones sexuales coitales. En 1977 la
media de edad de acceso al coito estaba en 22-23 años. En 2004 esta media
de edad se sitúa en los 16-18 años. El acceso al coito desde que se inicia
una relación es un proceso en el que cada vez invierten menos tiempo, el
paso de las conductas paracoitales a las coitales es cada vez más rápido.
Las distintas actitudes de los jóvenes se manifiestan en forma de conductas
arriesgadas, sobre todo en la primera relación coital y en las relaciones
sexuales esporádicas o no previstas, estas, además, suelen darse en
situaciones y contextos inadecuados: consumo de drogas y alcohol,
relaciones no planificadas, furtivas… Los más pequeños (entre 15-17 años)
asumen más riesgos, a medida que avanzan en edad, cuando tienen
relaciones más estables y pasan a ser de forma habitual activos
sexualmente, tienen prácticas más seguras.
 Tienen relaciones coitales con un mayor número de parejas, entre tres y
cuatro en la adolescencia.
 Las chicas se alejan del rol que antes se les asignaba, ahora también se
atreven a buscar las relaciones, a decir sí. Esto supone una nueva regulación
compartida, igualitaria, en condiciones de mutua libertad y de mutua
responsabilidad.
 La sociedad ofrece a los adolescentes mensajes contradictorios sobre la
sexualidad: Por un lado, incita al consumo y a la búsqueda de emociones
positivas y búsqueda de placer, invita a la actividad sexual, pero niega la
educación sexual en la familia y en la escuela. La televisión, la publicidad
valida las relaciones sexuales, hay permisividad de horarios y actividades,
pero los padres no asumen que sus hijos y sobre todo hijas adolescentes
tengan actividad sexual. La asistencia sanitaria existente es insuficiente. Es
como si la sociedad regalara un coche a cada joven sin antes enseñarle a
conducir.
 Características de los adolescentes: suelen ser atrevidos, les gusta explorar
y tener nuevas experiencias. Se sienten sanos e invulnerables ante los
riesgos. Ponen en duda lo que les dicen los adultos, dan más importancia a
los valores, conductas y presiones del grupo de iguales. La percepción que
habitualmente tiene el chico o la chica sobre la actividad sexual de sus
iguales es que él o ella siempre está por debajo de la media, muchos creen
no cumplir con la norma general. En 1º de Bachillerato (17 años) creen que
el 80% de sus compañeros de clase ya lo han hecho, “todos lo hacen menos
yo”. Esto explicaría, en parte, por qué a veces hacen cosas porque los demás
lo hacen o eso creen, y no porque lo desean, cuando realmente lo han hecho
un 20%.
 Desde prácticamente el inicio de la pubertad todo lo relacionado con lo sexual
se convierte en cierta medida en algo prestigioso. El más osado contando
chistes verdes, el que maneja más información, quien haya visto
determinadas películas o a más personas desnudas, el que antes se
masturbe, el que lo haga más veces, quien haya cogido de la mano, quien
haya besado, acariciado, metido mano… así hasta llegar al coito. Después
quien tiene más parejas, quien prueba cosas nuevas… en las chicas es
similar, aunque en ocasiones, las demostraciones explícitas pierden valor
frente a otras más implícitas como la seducción o lo cualitativo, no importando
tanto el cuánto, cómo los quiénes o el cómo, no es tan relevante qué hago,
sino con quien lo hago.
 Falta de asertividad de los jóvenes, incapacidad de decir no a practicar
conductas sexuales arriesgadas y búsqueda de alternativas igualmente
placenteras, pero seguras.
 Características de la conducta sexual: la satisfacción sexual es inmediata y
poderosa. La satisfacción del deseo y el placer es un premio inmediato y
seguro, además suele ir acompañado de otros refuerzos sociales como el
prestigio ante los iguales. Los riesgos son percibidos como probables y
futuros, las consecuencias negativas de la conducta irresponsable es menos
probable y demorada, las consecuencias positivas son inmediatas y muy
probables.
 Al hacer educación sexual la información es importante pero no suficiente.
Los jóvenes de hoy llegan a la adolescencia educados en un discurso que
gira en torno a la capacidad para reproducirse “hija, a partir de ahora, ten
cuidado con los chicos porque te puedes quedar embarazada”, “hijo, en este
cajón siempre habrá preservativos, úsalos”, la sexualidad queda, de esta
manera, reducida al coito. La erótica se convierte en sinónimo de genital,
reproductivo y heterosexual.

Padres, profesores, médicos y educadores todos tenemos parte de responsabilidad


de hacer que se pase a un modelo global de sexualidad.

El papel del educador sexual:

Los educadores no tienen porqué pretender ser sexólogos, ni tener que saberlo
todo. Tienen un papel más de mediador entre usuarios y los recursos, entre los
jóvenes y los profesores y familias, aproximando unos a otros. Hacen falta unos
mínimos de sexología y pedagogía. Es importante saber qué no sé. Distinguir entre
lo que son hechos, suposiciones y opiniones, para intentar manejarnos sólo con los
hechos.

Una mala educación sexual sería inventar las respuestas sobre la marcha. Que los
jóvenes crezcan como personas tiene que ver con ser capaz de tomar decisiones
por uno mismo.

El papel del educador es ayudar a encontrar respuestas, más que a darlas. “El sexo
oral, es bueno o malo”, que ellos encuentren su respuesta.

Como educador es importante conocer los recursos de la zona, es importante que


animen a los chavales a hacer uso de ellos.

Es importante colaborar con las familias. A veces, la familia no es consciente de que


se educa con lo que se habla y con lo que se calla. Es importante tratar de que no
haya secretismo, que nuestros objetivos lleguen a las familias para no despertar
fantasmas “¿qué les contarán, que no quieren que nos enteremos?”, para ello es
útil mostrarnos disponibles para contar a las familias cual es nuestro trabajo y que
ellos lo continúen en casa, que no intenten mantenerse al margen y nos hagan
responsables de esta labor sólo a nosotros. Es importante facilitarles claves sobre
cómo comunicarse con sus hijos, sobre los temas adecuados para cada edad, el
papel insustituible de la familia, cuando la familia vive al educador como colaborador
es poco probable que surjan problemas. Así no creerán que lo que hacemos es
consecuencia de lo que ellos o ellas no hacen nada o lo hacen mal. Es importante
darles la sensación de que somos un equipo, todos somos importantes.

Es importante insistir con los chavales en que el diálogo es positivo, que pueden
contar en casa lo que hablen en el colegio, que sus padres estarán encantados de
hablar de ello y que les pueden ampliar la información. Así se fomenta la expresión
de diferentes opiniones, aprender a escuchar lo que piensa el resto de la familia.

Atender en el aula las urgencias pero dar pie a tratar sobre lo importante. El
educador abre el tema, no lo cierra, para que cada profesor desde su área, y cuando
lo crea oportuno, se acerque a la educación sexual, que no es sólo óvulos y
espermatozoides, masturbación, coito y anticoncepción.

Hay dos posibilidades compatibles para actuar con los chavales:

 Educación sexual de forma progresiva en todos los ciclos, de manera


trasversal: que todo el profesorado asuma su parte de responsabilidad y
aborde este tema desde su área.
 Especialista del centro o de fuera asuma determinadas cuestiones y centre
el tema.

Se haga la intervención que se haga es importante valorar las circunstancias y tener


en cuenta la comunidad educativa. Valorar la realidad y el contexto, las posibilidades
y las dificultades. Dando lugar a diferentes resultados: intervención con el alumnado,
con el profesorado, familias, una, dos o varias sesiones… se puede hacer educación
sexual dentro y fuera del aula, aprovechando el tiempo de ocio, lo importante es
adecuarse al entorno, que los chicos y chicas sigan aprendiendo sin nosotros, que
aprendan de su familia, profesores y sanitarios.

Conseguir que la comunidad ponga al servicio de los adolescentes medios, como el


preservativo, píldora del día después, centros de asesoramiento en planificación, y
oportunidades para formas de ocio no mediatizadas por el alcohol. La doble
protección, subvencionada (ej. Norte-Europa).

El papel de los padres y madres en la educación sexual:

Todos los padres y madres están capacitados para hacer educación sexual de
calidad.

Claves para hacerlo bien:

 Acompáñales durante todo su desarrollo: los padres ya educan a sus hijos


antes incluso de que surjan las primeras preguntas, cuando se les coge en
brazos, besa y acaricia les están enseñando a querer y ser queridos, a tener
seguridad en los demás, a expresar emociones y reconocer las emociones
de otros. Es muy bueno que con los años no se eliminen esas muestras de
afecto en el hogar. Es importante hablar de todo lo que a los chicos les
interesa, pero también de todo aquello que necesitan saber en cada
momento y no siempre preguntan, atendiendo, claro está, a su momento
evolutivo y sus capacidades. No dudes en sacar tú el tema.
 Muéstrate accesible a sus preguntas: “las diferencias entre papá y mamá,
por dónde salen los bebés y lo más complicado: por dónde entran”. Son las
primeras preguntas. Responde con naturalidad, mostrándole como
realmente eres con soltura o con pudores, es lo de menos. Presta atención
a todas sus preguntas. Sólo así te convertirás en un referente de confianza y
será más probable que te sigan preguntando y exponiendo dudas y temores.
También es muy importante que los padres acepten que los jóvenes tengan
secretos o que busque a otras personas para hablar de sexualidad. Aún así
hay que tratar de hablarles de aquellas cosas que los padres crean que son
importantes.
 Responde con sinceridad: es mejor no mentir si no quieres que te mientan.
Si no sabes la respuesta la podéis buscar juntos. Es importante crear una
atmósfera positiva, de confianza, para que los adolescentes, al no sentirse
juzgados, se atrevan a hablar con franqueza. Y aún así, en ocasiones los
adolescentes no preguntan, es entonces cuando el adulto debe aprovechar
las oportunidades que la radio o la televisión le da para expresar sus
opiniones de forma razonada. Así el padre o la madre además de transmitir
información y valores enseña que con ellos se puede hablar de sexualidad
porque ellos hablan de sexualidad. Si siguen sin preguntar es importante
respetar sus silencios, sin obligarles a participar. Se les muestra una puerta
abierta, pero no se les empuja a entrar, tiempo al tiempo, lo importante es
sembrar.
 Comparte tus valores: la mejor manera de enseñar valores es mostrarlos a
través de la propia conducta. Se aprende lo que se ve que se hace, no lo que
se dice que se hace. Es preciso que los padres sean tolerantes y respetuosos
con las ideas y opiniones de sus hijos, y no juzgarlos por ellas, a pesar de
que puedan mantener puntos de vista distintos. Es importante expresar un
desacuerdo, pero no adoctrinar. Aunque la imposición siempre es una
tentación, lo mejor es hacer todo lo posible para no caer en ella.
 Busca, infórmate, actualízate: No es necesario ser experto para educar,
basta con tener una buena información básica sobre los aspectos más
relevantes y no dejarlos llevar por miedos, mitos, tabúes. Puede ser suficiente
con saber qué recursos (centros de planificación familiar, aula joven,
bibliotecas…) hay en el barrio, pueblo o ciudad donde puedan ser informados
o atendidos. Acude a las AMPAS, a los cursos para padres del colegio o
instituto, propón uno su no existen actualmente. Existen manuales sencillos
que te ayudarán mucho. Es importante estar el día, muévete!
 Enséñales a enfrentarse a la presión del entorno: los chicos chicas deben
aprender a decidir sobre las cosas que les afectan, los padres deben ayudar
a sus hijos a que comprendan que tendrán que tomar decisiones importantes,
que sólo dependerán de ellos, los amigos o los medios de comunicación no
deben suplantar sus decisiones. Los padres deben depositar toda la
confianza en sus hijos y poner en ellos y ellas el grado de responsabilidad
que corresponda a su edad, sólo así madurarán. Es importante dejarles claro
que siempre tendrán la ayuda de sus padres y que el amor de los padres a
los hijos es incondicional, sin condiciones.
Para cumplir el principal objetivo de la educación sexual no se trata solamente de
dotar a los chicos y chicas de información, hay que trabajar actitudes. Para ello
además de hablar de penes, vaginas, preservativos y menstruación, habrá que
añadir más cosas, por ejemplo:

 Facilitar la percepción de riesgo, se creen invulnerables. Atacar con


contundencia, desde lo emocional y no desde lo racional la experiencia
anterior de riesgo como percepción atractiva.
 Que los anticonceptivos sirvan para disfrutar más del sexo, sin
preocupaciones, y no sólo para evitar consecuencias indeseadas.
 Reflexionar y anticiparse a los ideales románticos. (no es suficiente hacerlo
por amor a él, lo importante es que tú lo desees, si le interesas esperará.
Llevar condón y no sacarlo porque piense “ahí viene la loba” o por creer que
lo ideal es que surja, sin preparación).
 Fomentar la autoestima, (quien más se quiere, más se cuida y viceversa).
 Entrenar en habilidades sociales: saber decir sí y no. Conocer y valorar las
alternativas al coito.

Comparemos la educación sexual con la paella, cuyo ingrediente principal es el


arroz (la información), pero sólo con arroz no hago paellas. Si veo que la paella no
me sale, me pongo nervioso y echo más arroz, no lograré hacer paella. Tal vez me
tranquilice la impresión de “al menos hago algo”, la voluntad es a veces una pérdida
de tiempo y dinero. Sólo si entiendo que otros matices harán que el arroz se
convierta en paella, llegaré a conseguirlo (añadamos pues, pollo, cigalas,
azafrán…).

No es igual llegar a la adolescencia sin haber oído hablar de la sexualidad, que


habiendo aprendido a hablar de ella, creyendo que las relaciones eróticas son sólo
coito o que son más cosas, aprendiendo que hay distintas formas de relacionarse,
que creyendo que todo el mundo es igual, teniendo claro que es un valor pensar por
sí mismo o que hay que hacer lo que todo el mundo…

Está demostrado que aquellos jóvenes que han recibido una adecuada educación
sexual retrasan, con relación al resto de jóvenes, la edad de su primer coito. No
porque sean tontos ni remilgados, sino porque, y hablamos de valores, tienen un
abanico tan amplio de alternativas sexuales que optan por aquellas igual o más
placenteras y con consecuencias que tienen costes mínimos. Que la opción no sea
o lo hago a pelo o no lo hago, se pueden hacer más cosas. Es necesaria la fisiología
del placer. Vamos, que no es cuestión de tener preservativo, sino de tener talento.

Hablemos de sexo

¿A qué nos referimos cuando hablamos de “sexo”? Para aclararnos, comparemos


estas frases:
 Rellene este cuestionario e indique su sexo.
 Nos gusta mucho practicar el sexo.
 “El acarició su sexo con suavidad”.
 “Pienso mucho en el sexo, ¿seré un adicto?”.

Fíjense en las acepciones tan diferentes de sexo que se esconden en estas frases,
todas inteligibles por el contexto (cada uno es distinto), pero teniendo en común el
mismo término: sexo. En el primer caso sería el sexo “que se es” (hombre o mujer),
en el segundo el sexo “que se hace” (coito), en el tercero el sexo “como genital”
(vulva o pene) y, ¿en el cuarto?...vamos a intentar entendernos.

Cuando hablamos de sexo, nos referimos a hombre o mujer. La función del sexo es
sexuar, hacer identidad por razón de sexo.

El concepto de sexualidad hace referencia al modo de sentir esta condición de


hombre o mujer, es una vivencia subjetiva. Mi manera peculiar de ser hombre o
mujer, en la medida en que vivo rodeado de otros hombres y otras mujeres y cómo
me siento orientado hacia los hombres o las mujeres que me rodean.

De la misma manera que todos somos persona, pero tenemos distinta personalidad.
Todos pertenecemos a un sexo, pero tenemos diferente y única sexualidad.

El término erótica hace referencia a la expresión gestual, conductual de la


sexualidad. Es un término central para las relaciones, las atracciones, los placeres,
los deseos,…

Mucho se ha escrito y mucho se ha hablado acerca de la adolescencia y cuando se


la asocia con la palabra sexualidad se nos vienen a la cabeza datos y estadísticas:
aumenta cada año el número de embarazos no deseados, polémica acerca de la
facilitación de la píldora del día después, las primeras relaciones sexuales suelen
ser sin protección, el consumo de alcohol y la espontaneidad como causa de la no
utilización del preservativo,…de esto ya hemos debatido mucho, de esto ya
sabemos mucho. Me gustaría cambiar el alarmante y real discurso por otro no
menos real.

Qué cambios experimenta el cuerpo y cómo lo viven los chicos y las chicas, la
atracción, el enamoramiento, el amor, el ideal de belleza, el interés por la erótica, la
primera vez, el papel que juega la educación sexual Todos estos son elementos que
tienen que ver con la sexualidad y que se viven de forma intensa en esa etapa de
la vida. Y, aunque cada persona en función de su educación, sus experiencias, su
personalidad, lo vive de forma única y peculiar, encontramos que se pueden
distinguir dos formas sexuadas de vivir esta realidad, la de los chicos y la de las
chicas.

Cada hombre y cada mujer lo es a partir de unos caracteres sexuales primarios (los
genitales) y unos caracteres sexuales secundarios que son efecto de los primarios:
vello corporal, distribución de la grasa, estatura, peso, desarrollo muscular,
voz,…tanto los caracteres sexuales primarios como los secundarios tienen unos
referentes en lo biológico.

Pero en la construcción del sexo (hombre-mujer) no solamente son determinantes


las cuestiones puramente biológicas, también hay continuas e inevitables
influencias de roles, estereotipos, expectativas sociales (lo que la sociedad
considera más adecuado a uno u otro sexo), criterios educativos, estos son los
caracteres sexuales terciarios (o género desde otros enfoques). La conjugación de
todos estos elementos da lugar a personas muy distintas unas de otras.

Creo que todos los aquí presentes estamos de acuerdo en que existe cierta
unanimidad en la expectativa social de cara al sexo, qué se espera de un hombre y
de una mujer. Aunque esto va cambiando de unas generaciones a otras, se intuye
un cierto hilo conductor. Cada cultura tiene unas líneas de expectativa que son
percibidas (implícita o explícitamente) por cada persona y cada persona se adecua
como puede a esas expectativas. Ser chico no es sólo etiquetarse y que me
etiqueten como chico, también es una tendencia a actuar de una determinada
manera. Idem con las chicas.

Los tres puntos que desarrollo en esta ponencia son la pubertad, la figura corporal
y la erótica y el amor.

La pubertad

La pubertad es el proceso por el cual el organismo infantil se convierte en el


organismo de adolescente. Un cuerpo de niño/niña se convierte en un cuerpo de
hombre/mujer. La adolescencia es más extensa: es un proceso de desarrollo
corporal, endocrino, psicológico y social que va más allá del cambio físico. En estos
cambios físicos y cómo lo viven los chicos y las chicas me voy a centrar

Desarrollo corporal

En el cuerpo infantil se produce una revolución total y única en la vida del sujeto.
Las hormonas sexuales son las protagonistas del desarrollo y crecimiento corporal,
marcando las diferencias entre chicos y chicas. Estas hormonas hacen que se
desarrollen los caracteres sexuales secundarios y que los órganos genitales
alcancen su maduración total. La edad media del inicio de la pubertad se sitúa sobre
los 10,5 años en las chicas y los 11,5 años en los chicos. Este proceso dura entre
3 y 4 años.

El inicio de la pubertad es lento, el hipotálamo hace que la hipófisis empiece a


segregar gonadotropinas (LH, hormona luteinizante y FSH, hormona folículo-
estimulante), estas hormonas estimulan el crecimiento de las gónadas masculinas
y femeninas (testículos y ovarios), preparándolas para la fabricación y regulación de
hormonas sexuales (testosterona el testículo y estrógenos el ovario). Los aumentos
hormonales son la principal causa de los cambios físicos:
 El crecimiento se dispara: “estirón” (talla, peso, musculatura,…)
 Los genitales aumentan de tamaño y adquieren el aspecto y las funciones
adultas.
 Primera regla o menarquia y primera eyaculación
 Cambios de la voz…

La pubertad es la confirmación corporal de la identidad sexual. El niño/a ya sabía


que lo era, pero ahora el cuerpo se lo asegura con estos cambios. Cambia la forma
de vivir su realidad como hombre o mujer.

Los chicos generalmente reciben mensajes positivos respecto a la madurez (mayor


fuerza, mayor virilidad, mayor destreza..) mientras que las chicas reciben mensajes
más ambiguos (“tienes que ser más femenina”, “ya eres una mujer, a partir de ahora
debes tener más cuidado con los chicos”…)

Los chicos que maduran antes tienen una imagen corporal más positiva, un mejor
autoconcepto, mayor popularidad. Los que maduran más tarde pueden tener peor
autoconcepto, más pobre imagen corporal.

Las chicas que maduran antes de la media tienden a estar más descontentas con
su imagen corporal y tener peor autoconcepto, que las que maduran en el momento
de la media de edad, aunque también hay que destacar que esto está cambiando,
pues cada vez es más habitual encontrar a chicas que están encantadas con su
madurez temprana, ganando en autoestima y liderazgo, pues se acercan, antes que
otras chicas de su misma edad a lo socialmente deseable.

El adolescente debe adaptarse a un cuerpo nuevo con unas funciones nuevas


(eyaculación, menstruación), que afecta no sólo a su biología, sino a la vivencia y
procesos asociados, individual y socialmente, a esos cambios biológicos.

La figura corporal

La figura corporal tiene una gran importancia. . La figura corporal es la visión que
cada persona tiene de su propia apariencia física y, por tanto, es también la que
creemos que las demás personas ven.
El adolescente percibe su figura corporal en constante cambio y pasa por momentos
de inseguridad e inquietud. Además su cuerpo cambia frente a un modelo de belleza
establecido, que se refleja en el cine y la televisión, son modelos de belleza muy
exigentes y difíciles de conseguir para la mayoría de las personas.

La figura corporal del adolescente cambia tan sustancialmente que es como si fuera
otro, aun siendo el mismo, ante el espejo social y ante sí mismo. Somos corporales,
nuestro cuerpo y nuestra figura corporal mediatiza nuestros pensamientos, deseos,
afectos y conductas.
De aquí que sea tan importante aceptar el propio cuerpo para tener confianza en
uno mismo y abrirse a los demás sin miedo y dispuestos a seducir e interesar.
Estamos en la sociedad de la imagen, de la figura corporal, hoy más que nunca
somos imagen.

Toda la posible conflictividad en relación a la figura corporal tiene especial


relevancia en la adolescencia, muchos de los complejos que aparecen en esta etapa
de la vida tienen su base en imaginados defectos físicos que tanto chicos como
chicas creen poseer (y que se refuerzan y magnifican diariamente con la aparición
de motes y bromas al respecto), llegando a afectar a las relaciones interpersonales
y a la estabilidad emocional. Quien no se siente digno de ser querido no puede
querer. Todo esto se hace más problemático por la influencia decisiva de los
modelos de belleza que propone la sociedad, pues cuanto más nos alejemos de ese
modelo, habrá mayor probabilidad de insatisfacción y rechazo de los demás, pero
sobre todo de uno mismo.

La figura corporal femenina es más tratada como objeto y se dedica a ella mucha
más atención por parte de la moda y la cosmética. Las mujeres instrumentalizan
más su figura corporal que los hombres, porque socialmente a ellas esto les
funciona muy bien, el poseer un cuerpo ajustado a unas pautas canónicas les otorga
un poder social y una capacidad de seducción casi ilimitada en relación con el varón.
En nuestra sociedad actual somos víctimas de la imagen, la inadecuación con el
modelo dominante favorece un bajo nivel de autoestima, provoca retraimiento
social, fomenta la desconfianza en las propias posibilidades, etc. En nuestra
sociedad se hacen continuamente señalamientos y valoraciones basadas en la
figura corporal y se hacen sin piedad con los demás y con uno mismo.

En el caso de las chicas el modelo está más definido y es más exigente, pero se
observa en las últimas décadas que el interés social por la figura corporal del varón
se acerca al caso femenino (caso del metrosexual), (de históricamente deseante,
ahora también quiere ser deseado).

Si lo analizamos detenidamente vemos que durante la infancia nuestros tíos/as,


padres, abuelos se han encargado de decirnos lo guapos, altos y listos que somos.
Salvo en casos extremos, la figura corporal del niño es familiar y socialmente bien
valorada. Todo eso que se les dice a los niños tiene la función de dar seguridad,
confianza y sensación de ser aceptado. En general, durante la infancia, el tema de
la imagen corporal no suele ser conflictivo. La familia, hace de espejo incondicional,
espejo que devuelve siempre buenas noticias sobre la propia figura corporal.

El conflicto puede empezar cuando los niños se relacionan con otros niños, los
iguales suelen ser espejos más exigentes que señalan nuestros defectos (gafotas,
palillo, piraña,…) el espejo en el que nos miramos en la pubertad ya no es benigno,
complaciente e incondicional (aunque nos digan en casa lo guapos que somos,
ahora el modelo de referencia es el de los iguales y el social) aumenta la conciencia
y la importancia de la figura corporal, por ello el adolescente está tan preocupado
por su pelo, su ropa, sus granos, su pecho,…
Chicos y chicas en la adolescencia ponen especial empeño en ser uno mismo,
porque aunque siempre se haya sido, ahora hay necesidad de sentirlo, aunque para
ello, paradójicamente, se busque parecerse a otros u otras y formar parte de un
grupo. Para ello el chico o la chica trata de reafirmarse, y un modo de hacerlo es
logrando la aceptación de la pandilla. El mundo de iguales es especialmente
importante. Se llega a formar con ellos pequeños mundos donde parece que todo
empieza y todo acaba. Esa necesidad de aprobación no siempre resulta fácil, sobre
todo para los que se sienten algo diferentes.

En todas las etapas de la vida es importante sentirse reconocido, pero en la


adolescencia suele haber falta de seguridad en uno mismo. El chico o la chica están
en el proceso de conocerse y aceptarse, así como conocer y aceptar a los demás
(iguales o diferentes). Sólo después de conocerse y aceptarse se puede aprender
a expresar la erótica.

Como ya comenté antes, el hecho de que se acceda pronto a esa figura es ventajoso
desde el punto de vista social, especialmente en el caso de los chicos. Son mejor
aceptados por sus profesores, más populares. Los chicos con una pubertad
temprana se sienten más seguros, atractivos, menos dependientes y son con mayor
frecuencia líderes en su grupo de iguales.

Cuestiones importantes:

La intervención en educación se tiene que encaminar a analizar y relativizar el


modelo de belleza dominante, a aprender a descubrir y evitar las comparaciones y
a tomar conciencia y dejar de usar las distorsiones (soy mucho más que una nariz
grande o un trasero respingón).

Ni los placeres sexuales ni otras capacidades (amamantar, eyacular, menstruar)


guardan relación con el tamaño o el ritmo del desarrollo. Pero para quien está
esperando estos cambios corporales, las expectativas sobre los mismos generan
muchas incertidumbres ¿cómo serán los cambios? ¿a qué ritmo? ¿con qué
resultados? Muchas de estas dudas no tendrán respuesta inmediata, necesitan de
tiempo. Pero no es lo mismo esperar sin ninguna información que con alguna
certeza, como que nadie se queda sin madurar, que sea cual sea el resultado este
será el de un cuerpo preparado para el placer y para las relaciones personales. Que
para la sexualidad nadie está más preparado que otros y que no hay mejores ni
peores. A veces estas respuestas llegan tras años de dudas y de haber estado
recibiendo mensajes justo en la otra dirección:”un buen cuerpo y en buenas
proporciones es lo que garantiza una buena sexualidad y unas buenas relaciones
eróticas”.

De estos cambios y de sus significados hay que hablar antes de que ocurran, antes
de que preocupen. Por ejemplo, ¿de qué ayudará a una chica de 14 años, a quien
aún no le ha venido la regla, contarle que tener la primera regla a los 12 o a los 14
es indiferente, que no predice nada, si ya se ha pasado dos años preocupada?
Aunque evidentemente más vale tarde que nunca.
Un hombre y una mujer son hombre o mujer sencillamente porque lo son y así se
sienten, y no porque se parezca más o menos a ciertos modelos de belleza. Pero si
este mensaje empieza a trabajarse a partir de las dudas o de la incertidumbre
sonará a “consuelo de tontos”, perderá credibilidad. Pensarán: ¿por qué no me lo
han dicho hasta ahora? Si queremos recoger habrá que sembrar a su debido
tiempo, cuando no había ni prisa, ni urgencias. Y a demás hacerlo con palabras,
pero sobre todo con nuestra actitud, nuestros comentarios, nuestra conducta. Se
aprende lo que se ve que se hace, más que lo que se dice que se hace. Es
importante tenerlo en cuenta, pues es inevitable ser modelos de conducta.(ex.
padres agobiados)

Todos los hombres son verdaderos hombres y todas las mujeres son verdaderas
mujeres y no lo son porque alguien se lo diga, lo son porque así se sienten. A veces,
en esa carrera por ser más hombre o más mujer uno se entrega a las tiranías de las
modas o a precipitarse a ciertas relaciones eróticas sin desearlo. La pandilla, por
supuesto, es fundamental y necesaria, lo que habría que procurar es que no se
convierta en fuente de prejuicios o lleve a que las relaciones eróticas se conviertan
en una obligación y no en fruto del deseo.

Creo que todos estaremos de acuerdo en que no es igual llegar a la adolescencia


sin haber oído hablar de sexualidad, que habiendo aprendido a hablar de ella,
creyendo que las relaciones eróticas son sólo coito o que son más cosas,
aprendiendo que hay distintas formas de relacionarse, que creyendo que todo el
mundo es igual, que es un valor pensar por sí mismo o que hay que hacer lo que
todo el mundo….

Por la propia exigencia de la reproducción sexual, esta persigue y busca la


diferencia y la variación. La variabilidad y diversidad resultante es un hecho positivo,
cada persona es única.

Es necesario hacer un análisis crítico de los modelos dominantes, tanto para el


hombre como para la mujer. Reconocer el carácter impositivo de estos modelos y
el valor relativo de ellos, puesto de manifiesto por la diversidad en las culturas, los
cambios históricos y generacionales. Es importante colocar un nuevo concepto de
figura corporal deseable, fundada y articulada sobre y desde la diversidad. Ya que
no podemos eliminar todas las influencias externas estereotipadas y exigentes, al
menos intentar generar en los chicos y chicas capacidad crítica y libertad de
elección.

Es positivo cuidar la estética en función de uno mismo y en función de los demás,


pero sin que la preocupación por el cuerpo derive y degenere en esclavitud y
opresión.

Hablamos ahora de los sentimientos pero también, como decía al principio de la


parte conductual del sexo, del sexo que se vive, se hace y se disfruta, la erótica.

Erótica y amor
Desde prácticamente el inicio de la pubertad todo lo relacionado con lo sexual se
convierte en cierta medida en algo prestigioso. Entre los chicos, el más osado
contando chistes verdes, el que maneja más información, quien haya visto
determinadas películas o a más personas desnudas, el que antes se masturbe, el
que lo haga más veces, quien haya cogido de la mano, quien haya besado,
acariciado, metido mano,…así hasta llegar al coito. Después quien tiene más
parejas, quien prueba cosas nuevas,…en las chicas es similar, aunque en
ocasiones, las demostraciones explícitas pierden valor frente a otras más
implícitas como la seducción o lo cualitativo, no importando tanto el cuánto, cómo
los quienes o el cómo, no es tan relevante qué hago, sino con quién lo hago.

La percepción que habitualmente tiene el chico o la chica sobre la actividad sexual


de sus iguales es que él o ella siempre está por debajo de la media, muchos creen
no cumplir con la norma general. En 1º Bachillerato, 17 años, creen que el 80% de
sus compañeros de clase ya lo han hecho, “todos lo hacen menos yo”. Esto
explicaría, en parte, porqué a veces hacen cosas porque los demás lo hacen o al
menos eso creen, y no porque lo deseen.

En estas edades puede aparecer un nuevo fenómeno: el enamoramiento, que


aunque es vivido y sentido como una experiencia individual y única, sus
características son prácticamente universales, lo que no quita que su vivencia sea
algo personal e intransferible. Junto con el enamoramiento, aparecen el deseo y la
atracción. El deseo sería la energía de base, la necesidad que surge de buscar
satisfacciones eróticas. La atracción es la dirección que toma el deseo. Hablamos
de algo más que una necesidad, no vale todo para calmar esa necesidad. La
atracción está influenciada por la propia orientación del deseo, las preferencias
personales, las experiencias anteriores, la cultura…

La persona objeto del enamoramiento aparece como única e insustituible. Mientras


el deseo y la atracción están abiertos a multitud de objetos posibles. El
enamoramiento supone deseo sexual, aunque no es necesario que se viva de modo
explícito (amor platónico) y atracción. Ahora la persona a la que se dirige el deseo
y la atracción se convierte en única, insustituible y exclusiva. Una mirada, unas
palabras, una caricia…todo tiene un significado especial. Este fenómeno pasa a
convertirse en el eje central de la vida psíquica del sujeto. El enamorado se
convierte en el centro de atención, la fantasía (se le recuerda, revive), las
preocupaciones y el día a día es un estar “pendiente de”, un antes y un después,
encuentros, despedidas…

A diferencia de las personas que sólo se desean y atraen, el enamorado provoca


un profundo interés, todo lo del otro nos interesa: gustos, historia, deseos…se
escucha sin cansancio y se está dispuesto a una comunicación sin fin. Se está
dispuesto a hacer lo que sea por el amado, sin medir costos ni esfuerzos. Este
interés por el otro impulsa en el enamorado el deseo de dar lo mejor de sí mismo,
de ser merecedor de él, de encantarle cuanto se pueda. La pasión del enamorado
desea consumarse en la intimidad corporal, sexual, afectiva y espiritual. El
enamorado demanda la presencia y la figura del amado: llamadas, visitas, miedo al
rechazo o ansiedad ante el posible abandono.

Pasado un tiempo, del enamoramiento se pasará al amor o, quizás a la ruptura. En


el amor la racionalidad vuelve a ocupar un lugar relevante, todo se calma y ya sólo
quedarían ataques agudos de enamoramiento, que por supuesto hay que fomentar.
Lo que parece evidente es que en estado de enamoramiento no se queda uno
eternamente.

El inicio del proceso de encantamiento tiene muchas variantes individuales, desde


las personas que se enamoran de forma súbita, como un flechazo, hasta quienes lo
hacen casi de manera imperceptible, sin que puedan señalar un momento concreto.
La duración de este proceso es muy variable. En unos casos es un proceso de muy
corta duración, semanas o meses, mientras en otros parece perdurar a lo largo de
los años, en general, de tres a cinco años de media.

Las novelas, los cuentos y las películas suelen terminar antes de que el
enamoramiento se desinfle con lo que, a veces, chicos y chicas tienen sensación
de fracaso cuando esa fase empieza a cambiar, creen que su amor no funciona,
cuando sencillamente está evolucionando.

Sería deseable presentar modelos que vayan más allá del “y fueron felices y
comieron perdices”. Sería interesante contar lo que viene después: comunicación,
respetar las diferencias, llegar a acuerdos…

Hablar de amor y enamoramiento es hablar de pareja, pero tener pareja no es


imprescindible para ser feliz. Además, mientras para una pareja heterosexual es
fácil y reforzante hablar de sus sentimientos con amigos o amigas, “que todo el
mundo lo sepa”, para los homosexuales no resulta tan sencillo y, sin embargo,
también necesitan expresar sus sentimientos y sentirse orgullosos de ellos.

La primera vez

Antes decía que casi todas las novelas acaban con el enamoramiento y que eso
generaba falsas expectativas, pues con la primera vez sucede algo parecido, casi
todos los relatos sobre la adolescencia giran en torno a ello. ¿Y luego pregonamos
que la erótica no es sólo coito y que la primera vez no es para tanto?. Insistir en el
coito es insistir en una erótica profundamente genital, reproductiva y heterosexual.
Convertir el coito y sobre todo la primera vez en una meta, supone convertir la
sexualidad (la erótica) en algo que hay que hacer, en lugar de en algo que hay que
vivir, el objetivo es disfrutar.
Perder el hilo de la erótica, olvidando que la primera vez no es independiente de
todo lo anterior, es perder el objetivo. Nada empieza, todo tiene continuidad. Así el
primer coito tiene que ver con toda la erótica anterior: besos, caricias,
masturbaciones, deseos expresados, comunicación,…pero también con los
silencios, la naturalidad fingida, con las expectativas creadas, los miedos
ocultos…muchas cosas para reducirlo a la erección, la lubricación y la presencia de
himen. Sobre la primera vez se construyen las siguientes, todo tiene hilo. Con la
primera vez ni empieza, ni acaba ningún relato.

La educación sexual tiene mucho más que ver con enseñar a disfrutar de los viajes,
que con enseñar a llegar. Parece más sensato invertir en toda la erótica y en todas
las veces de todo, que en una única vez de un coito.(ex diferencia: turista-viajero).

Hablemos de datos:

El acceso a la actividad sexual coital es cada vez más temprano: mujer:17,2 años,
hombre:16,7 años. (encuesta Daphne, 2002), estas relaciones van precedidas entre
2 y 4 años de experiencias sexuales de diferente tipo.

La media de edad en el acceso al coito estaba en España, en los años setenta,


entre los 20 y los 22 años.

 El acceso al coito desde que se inicia una relación es un proceso en el que


cada vez invierten menos tiempo.
 El paso de otras conductas paracoitales a las coitales es cada vez más
rápido.
 La frecuencia de las relaciones coitales de aquellos que las han
experimentado es más alta.
 El número de parejas con las que se tienen relaciones sexuales es mayor.
 Junto al coito, otras formas de estimulación, como el sexo oral también han
aumentado.
 Se mantiene, en general, más actividad sexual por parte de los chicos.
 El acceso a las primeras experiencias sexuales suele hacerse con un igual,
recurriendo de modo absolutamente excepcional a la prostitución.
 Las chicas se alejan del rol que antes se les asignaba, ahora también se
atreven a buscar las relaciones, a decir sí. Esto supone una nueva regulación
compartida, igualitaria, en condiciones de mutua libertad y de mutua
responsabilidad. (ex mujer deseante).

Para terminar quisiera expresar en voz alta mi deseo de que nuestros adolescentes
sean felices, que disfruten con lo que hacen, que tengan experiencias
enriquecedoras y que no sufran consecuencias no deseadas como embarazos o
enfermedades de transmisión sexual. Creo que este debe de ser el principal objetivo
de la educación sexual y no se trata solamente de dotar a los chicos y chicas de
información, hay que trabajar actitudes. Para ello además de hablar de penes,
vaginas, preservativos y menstruación, habrá que añadir más cosas, por ejemplo:

 Facilitar la percepción de riesgo, se creen invulnerables.


 Reflexionar y anticiparse a los ideales románticos. (no es suficiente hacerlo
por amor a él, lo importante es que tú lo desees, si le interesas esperará.
Llevar condón y no sacarlo por que piense “ahí viene la loba” o por creer que
lo ideal es que surja, sin preparación).
 Fomentar la autoestima. (quien más se quiere, más se cuida y viceversa)
 Atacar con contundencia, desde lo emocional y no desde lo racional la
experiencia anterior de riesgo como percepción atractiva.
 Entrenar en habilidades sociales: saber decir si y no, (ex fiesta).

Comparemos la educación sexual con la paella, cuyo ingrediente principal es el


arroz (la información), pero sólo con arroz no hago paellas. Si veo que la paella no
me sale, me pongo nervioso y echo más arroz, no lograré hacer paella. Tal vez me
tranquilice la impresión de “al menos hago algo”, la voluntad es a veces una pérdida
de tiempo y dinero. Sólo si entiendo que otros matices harán que el arroz se
convierta en paella, llegaré a conseguirlo (añadamos pues, pollo, cigalas,
azafrán…).

Está demostrado que aquellos jóvenes que han recibido una adecuada educación
sexual retrasan, con relación al resto de jóvenes, la edad de su primer coito. No
porque sean tontos ni remilgados, sino porque, y hablamos de valores, tienen un
abanico tan amplio de alternativas sexuales que optan por aquellas igual o más
placenteras y con consecuencias que tienen costes mínimos. Que la opción no sea
o lo hago a pelo o no lo hago, se pueden hacer más cosas. Es necesaria la fisiología
de la reproducción, pero también la fisiología del placer. Vamos, que no es cuestión
de tener preservativo, sino de tener talento.

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