La Contaduría Pública es una profesión que tiene como fin satisfacer necesidades de la

sociedad, mediante la medición, evaluación, ordenamiento, análisis e interpretación de la

información financiera de las empresas o los individuos y, a su vez, la preparación de informes
que tienen que ver con la situación financiera que se proporcionará a inversionistas, acreedores,
empresarios etc. De los cuales se dan fe de su veracidad a través de la firma de quien los
desarrollo o revisó y su número de tarjeta profesional.
Quien desempeñe o se esté preparando para desempeñar la profesión de contador público
deberá basar su conducta moral a 10 principios éticos que resumen el carácter noble de dicha
profesión. Estos son:
Integridad. El contador deberá mantener su integridad moral sin ningún tipo de daños, es decir,
se le exige una integridad intacta en cualquier campo de desempeño. Se espera de el rectitud,
probidad, honestidad, dignidad y sinceridad. A su vez lealtad en los distintos planos, justicia y
equidad.
Objetividad. Es representada mayormente en la imparcialidad en todos los asuntos que
competen a la carrera. Es especialmente importante cuando se trata de certificar, dictaminar y
opinar sobre los estados financieros del ente al cual le ofrece sus servicios.
Independencia. Debe demostrar que es ajeno a cualquier influencia externa a los propósitos que
tiene como contador público. Es decir, ejercer absoluta independencia mental y de criterio
manteniendo los principios de integridad y objetividad.
Responsabilidad. Aunque esta implícitamente relacionada con el ejercer la profesión, hay que
recalcar que el poseer este atributo como profesional promoverá confianza en los usuarios y
evitará sanciones y posibles cancelaciones de ejercer la Contaduría Publica.
Confidencialidad. Esta es la base principal sobre la que se forja una relación de confianza entre
el usuario de sus servicios y el contador/a dicho profesional deberá de mantener en reserva total
el conocimiento que tiene acerca de la empresa donde desempeña su labor.
Observancia de las disposiciones normativas y competencia y actualización profesional. El
contador público deberá permanecer sujeto a las normas profesionales promulgadas por el
Estado y por el Consejo Técnico de la Contaduría Pública; teniendo en cuenta las políticas y
normas de la empresa, de funcionarios competentes a su alrededor y, así mismo, deberá
postularse para cargos donde el mismo se sienta capaz de desempeñarse y cumpla con idoneidad
el perfil que buscan de él, esto se logrará a través de la correcta actualización de información.
Difusión y colaboración. Este principio constituye el imperativo social de la profesión. El
contador público deberá contribuir de acuerdo a sus posibilidades personales, al desarrollo,
superación y dignificación de su profesión. Sometiéndose siempre a las leyes generales de la
materia.
Respeto entre colegas y conducta ética. El contador público deberá ajustarse a las más altas
normas de conducta moral universal ya que su profesión el ejercicio de esta es de carácter
público, por ende debe promover y ser partidario de una convivencia pacífica, honesta, amistosa
y cordial entre sus colegas.

Se le confía al contador público el papel de auxiliar de justicia en casos estrictamente asignados

por la ley donde deberá ajustarse estrictamente a las leyes no solo en virtud de su profesión
sino, como ciudadano. Por sus diversos desempeños el Contador Público deberá exigir
remuneración según el cargo que llegue a desempeñar.