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CFed. Rosario, sala A, septiembre 26-2016.

– Asociación Civil Protección Ambiental


del Río Paraná Control de Contaminación y Restauración del Hábitat y otro c. La
Emilia S.A. (Motomel) s/ amparo ambiental.

Rosario, 26 de septiembre de 2016 Visto, en Acuerdo de la Sala “A” integrada, el


expediente nº FRO 41679/2015/1 caratulado “Asociación Civil Protección Ambiental
del Río Paraná Control de Contaminación y Restauración del Hábitat y otro c/ La
Emilia S.A. (Motomel) s/ Amparo Ambiental” (del Juzgado Federal Nº 1 de la ciudad
de San Nicolás), de los que resulta que: Vienen los autos a conocimiento de este
Tribunal en virtud del recurso de apelación interpuesto por el Dr. Fabián Andrés Maggi,
en representación de la Asociación Civil Foro Medio Ambiental (FOMEA) (fs. 68/70
vta.), contra la resolución de fecha 18/02/2016, mediante la cual se rechazó la medida
cautelar solicitada. Concedido el recurso de apelación (fs. 74), los autos se elevaron a
esta alzada, disponiéndose la intervención de la Sala “A” integrada, lo que notificado
quedó consentido y firme, quedando la causa en estado de resolver (fs. 84/85).

El Dr. Bello dijo: 1º) La Asociación Civil Protección Ambiental del Río Paraná Control
de Contaminación y Restauración del Há- Buenos Aires, viernes 9 de junio de 2017
bitat y la Asociación Civil Foro Medio Ambiental (FOMEA), plantearon acción de
amparo colectivo por daño ambiental (art. 43 de la Constitución Nacional), contra la
empresa LA EMILIA S.A. (MOTOMEL) con domicilio en la localidad de La Emilia del
partido de San Nicolás, provincia de Buenos Aires, tendiente a que dicha empresa
adecue la estructura y procedimientos del tratamiento de vuelcos de efluentes líquidos y
gaseosos sobre el Arroyo del Medio, obtenga y cumpla todas las habilitaciones de la
ADA necesarias para su funcionamiento, como así también las habilitaciones del
O.P.D.S. conforme la legislación vigente, a fin de que en cumplimiento de medidas de
prevención y reparación del daño ambiental denunciado, se evite que continúe el
proceso de contaminación señalado. A tal fin, los actores solicitaron como medida
cautelar la inmediata suspensión de vertidos de efluentes líquidos al Arroyo del Medio
y/o cualquier otro cuerpo receptor y/o traslado de efluentes líquidos en camiones
atmosféricos hasta tanto no se obtenga y se exhiba la pertinente autorización
administrativa de la Autoridad del Agua y se ordene la prohibición a la demandada del
uso del recurso hídrico subterráneo o de red hasta tanto no cumpla íntegramente con la
legislación vigente, en particular las Resoluciones de la Autoridad del Agua (inscripción
BUDURH), y acredite en su caso la utilización en volúmenes correspondientes a los
autorizados. Dicha cautelar fue denegada por el juez a quo, señalándose que en las
presentes actuaciones no se encuentra acreditada la verosimilitud en el derecho que
necesariamente requiere una medida de esta naturaleza. En ese sentido, se hizo hincapié
en que los amparistas refieren como única constancia probatoria a lo plasmado en la
investigación (IPP 16-00-000598-12 a cargo del Fiscal Dr. Giagnorio), que data del año
2012, donde no se verificó el vertido de elementos contaminantes como tampoco se
agregó en la acción intentada ninguna constancia de que esa situación se haya
modificado a la fecha. 2º) Contra esa resolución denegatoria, la Asociación Civil Foro
Medio Ambiental (FOMEA) interpuso recurso de apelación, agraviándose de que no se
expresaron fundamentos suficientes para rechazar la cautelar solicitada, lo que resulta
inadmisible, sostienen, en tanto se afecta su derecho de defensa. En esa línea, entiende
plenamente aplicable la doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la
causa “Comunidad Indígena del Pueblo WichiHoktekToi c/ Secretaría de Medio
Ambiente y Desarrollo Sustentable” (C. 454 XXXXIX, 8-IX-2003). Señala que “La
Emilia S.A. (MOTOMEL)” viola la normativa vigente, en tanto no posee la necesaria
habilitación de ADA o viola sus requerimientos para el vuelco de efluentes líquidos al
Arroyo del Medio o a otro cuerpo receptor y además no se encuentra inscripta en el
Banco Único de Datos de Usuarios del Recurso Hídrico (BUDURH) para explotar el
volumen del agua que se extrae del subsuelo provincial y/o la red pública, con grave
afectación del ambiente medio (agua, aire, suelo y subsuelo) y probable afectación en la
salud pública. Asimismo, indica que como medida de prueba exclusiva de la medida
cautelar, solicitó pedido de informe a la ADA sobre si la planta industrial “La Emilia
S.A.” posee permiso vigente para el vuelco de efluentes líquidos sobre el Arroyo del
Medio y/o algún otro cuerpo receptor, como también permisos de explotación del
recurso hídrico subterráneo y/o red pública y si existe la correspondiente y obligatoria
inscripción en el BUDURH, medidas destinadas a acreditar la clandestinidad del vuelco
de efluentes y por ende la verosimilitud en el derecho. En efecto, reprocha que se haya
omitido el debido tratamiento y posterior proveído de la prueba ofrecida, ya que dicha
omisión la privó arbitrariamente de la posibilidad de acreditar la verosimilitud de su
petición. Cuestiona que se le haya brindado a esta acción el tratamiento de un amparo
clásico, desatendiendo las particulares características del amparo ambiental, omitiendo
específicamente el principio de prevención establecido como norma de orden público en
la Ley General del Ambiente 25.675. Entiende que dicha norma contiene los
presupuestos mínimos para el logro de una gestión sustentable y adecuada del ambiente,
que entre sus objetivos, está el prevenir los efectos nocivos o peligrosos que las
actividades antrópicas generan sobre el ambiente (artículo 2º) y que se establece su
aplicación en todo el territorio de la Nación, definiendo a sus normas como de orden
público y operativas, sirviendo de pautas interpretativas de la legislación específica
sobre la materia (artículo 3º). Por último, critica que, una vez evaluados sus requisitos
de procedencia y admisibilidad, por un lado se admitiera la vía elegida –acción de
amparo ambiental– y por otro, se rechace la medida cautelar, cuando fue fundada en
base a la misma normativa y con los mismos antecedentes. 3º) El caso en estudio ha
sido planteado como acción de amparo ambiental colectivo (art. 43 de la Constitución
Nacional), tendiente al cumplimiento de medidas de prevención y reparación del
presunto daño ambiental denunciado, según los hechos expuestos en el escrito de
demanda. Dentro de esta temática, deberá analizarse la compatibilidad de los principios
que rigen la materia de derecho ambiental, con los recaudos exigidos por el art. 230 del
C.Pr. Civ.C.N. y que son requisitos ineludibles de procedencia de toda medida
precautoria: verosimilitud del derecho, peligro en la demora y que la cautela no pudiere
obtenerse por medio de otra medida precautoria. 4º) El Artículo 41 de la Constitución
Nacional dispone que: “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano,
equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas
satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y
tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación
de recomponer, según lo establezca la ley. Las autoridades proveerán a la protección de
este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del
patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y
educación ambientales. Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los
presupuestos mínimos de protección, y a las provincias, las necesarias para
complementarlas, sin que aquéllas alteren las jurisdicciones locales. Se prohíbe el
ingreso al territorio nacional de residuos actual o potencialmente peligrosos, y de los
radiactivos” (lo remarcado en negrita es nuestro). El artículo 43 C.N. refiere a la Acción
de Amparo y en su segundo párrafo dispone que “… Podrán interponer esta acción
contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los derechos que protegen al
ambiente, (…) así como a los derechos de incidencia colectiva en general, el afectado,
el defensor del pueblo y las asociaciones que propendan a esos fines, registradas
conforme a la ley, la que determinará los requisitos y formas de su organización” (lo
remarcado en negrita es nuestro). La Ley General del Ambiente 25.675 prevé los
presupuestos mínimos para el logro de una gestión sustentable y adecuada del ambiente,
la preservación y protección de la diversidad biológica y la implementación del
desarrollo sustentable; refiere a principios de la política ambiental, ordenamiento
ambiental y evaluación de impacto ambiental. El “amparo ambiental”, a diferencia del
“amparo clásico” –como lo señala la parte recurrente– tiene basamento en el artículo 43
primer y segundo párrafos de la C.N. y es una acción de protección inmediata del
derecho reglado en el artículo 41, por lo cual, su objeto será la protección de un derecho
humano fundamental particularizado, con fisonomía propia y autónoma que nos llevará
a hablar de un proceso constitucional ambiental o amparo ambiental (ver la
denominación utilizada –entre otros calificados doctrinarios– por Germán Bidart
Campos, en su “Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino”, Nueva
edición ampliada y actualizada al 2000-2001, tomo I-B, editorial Ediar, pág. 236; por
Daniel Sabsay, en “El Amparo como Garantía para la Defensa de los Derechos
Fundamentales”, publicado en Revista Jurídica del Centro de Estudiantes Nº 6, 1996,
UBA, Facultad de Derecho, Buenos Aires, págs. 28/34; y por Mario Valls, en “Derecho
Ambiental”, quinta edición, Editorial Mario Valls, Bs. As., 1997, pág. 204). 5º) La
protección del medio ambiental ha tenido una acotada producción desde lo
jurisprudencial, hasta la reforma constitucional del año 1994 y de los novedosos y un
criterio práctico, procurando brindar un instrumento de consulta ágil que armonice la
preocupación científica con la problemática que plantea diariamente la actividad
profesional, ante la reforma más importante del Derecho Privado argentino desde la
sanción del Código Civil de Vélez Sarsfield”.

Cabe recordar, sucintamente y como homenaje al primer pronunciamiento de la Corte


Suprema de Justicia de la Nación del 14 de mayo de 1887, conocido como “Los
saladeros de Barracas” (autos “Los saladeristas Podestá, Bertram, Anderson, Ferrer y
otros contra la Provincia de Buenos Aires sobre indemnización de daños y perjuicios”),
en el cual se sostuvo que: “1º. Nadie puede tener un derecho adquirido de comprometer
la salud pública con el uso que haga de su propiedad, y especialmente con el ejercicio
de una profesión o industria. 2º. La autorización de un establecimiento industrial está
siempre fundada en la presunción de su inocuidad, y no obliga al gobierno que la
concedió, cuando su presunción ha sido destruida por los hechos. 3º. El decreto (…) del
Gobierno de Buenos Aires y la ley de esa Provincia (…), retirando a los saladeros
establecidos en Barracas la autorización para continuar en ese punto, por exigirlo así la
salud pública, no son contrarios a la Constitución, ni atacan el derecho de propiedad”
(Fallos: T. 31-273). Con posterioridad a la reforma constitucional de 1994, la Corte
Suprema de Justicia de la Nación ha comenzado a emitir numerosos y clarificantes
pronunciamientos sobre la materia ambiental y su preservación, pudiendo citarse (entre
todos los que refieren a la protección de los cursos de agua), algunos de ellos: (1)
“Lubricentro Belgrano s/ inf. Ley 24.051” (15/02/1995), referido a los residuos
peligrosos y la afectación interjurisdiccional; (2) “Contaminación Arroyo Sarandí”
(02/12/1999), sobre residuos no peligrosos y la competencia ordinaria; (3)
“Municipalidad de Magdalena c/ Shell Compañía de Petróleo Sociedad Anónima,
Shiffarts Gessell - Schaft M.S. Primus Co.” (19/11/2002), sobre hidrocarburos, derrame
de petróleo y responsabilidad; (4) “Asociación de Superficiarios de la Patagonia c/
Y.P.F. S.A. y otros” (29/08/2006), versando sobre protección del medio ambiente,
individualización de la causa fuente del daño e identificación de los agentes
productores; (5) “Asociación de Abogados Ambientalistas c/ Provincia de Buenos
Aires” (08/04/2008), sobre daño ambiental, contaminación de aguas, recomposición y
saneamiento; (6) “La Pampa, provincia de c/ Mendoza, provincia de” (17/03/2009),
sobre recomposición daño ambiental colectivo y potestades jurisdiccionales; (7)
“Barrick Exploraciones Argentinas S.A. y otro c/ Estado Nacional” (03/07/2012), sobre
protección de los glaciares y del ambiente periglacial y medida cautelar; (8) la mega
causa “Mendoza, Beatriz Silvia y otros c/ Estado Nacional y otros s/ daños y perjuicios
(daños derivados de la contaminación ambiental del Río Matanza-Riachuelo)”, donde a
través de diversos y medulosos pronunciamientos se ha tratado, pormenorizada y
exhaustivamente, la recomposición daño ambiental colectivo, la Cuenca Matanza-
Riachuelo, integración de la litis, intervención del Defensor del Pueblo, potestades
jurisdiccionales, con celebración de audiencias públicas con intervención del Estado
Nacional, Provincia de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y numerosas
empresas ubicadas en dicha cuenca, arribándose a un Plan Integrado para el
Saneamiento de la Cuenca Matanza Riachuelo. (9) “Municipalidad de Berazategui c/
Aguas Argentinas S.A.” (28/07/2009), sobre recomposición de daño ambiental, residuos
cloacales, tratamiento y medida cautelar. 6º) También la concepción legislativa ha
cambiado en el tiempo, a partir de los adelantos tecnológicos y las cumbres
internacionales de protección del medio ambiente. Como curiosidad histórica cabe
citarse que según el Artículo 15 del Decreto Ley 33.589 (del 28-12-1933), se disponía
que: “Los concesionarios están obligados a aislar convenientemente y por métodos
aprobados por la autoridad minera, las aguas que durante el curso de cualquier
perforación pudieran contaminar las formaciones conteniendo gas o petróleo.
Igualmente, se deberá aislar toda napa de agua potable que se encuentre durante la
perforación para evitar que sea contaminada por gases o petróleo, o bien por aguas no
potables…”. Y merecen mencionarse los primeros grandes hitos ambientales mundiales
organizados por las Naciones Unidas (ONU) en busca de la creación de una conciencia
ambiental por parte de todos los países (y en particular, de los más desarrollados) y el
mayor cuidado del Planeta –nuestra casa en el universo–, para nosotros y para las
generaciones futuras, comenzando a transitarse un arduo camino a través de: (1) la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano (Estocolmo, 1972); (2) la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Río de
Janeiro, 1992); (3) la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible (Johannesburgo,
2002); y siguientes. 7º) Cabe precisar que la presente causa tiene por objeto la tutela de
un bien colectivo, cual es la preservación del medio ambiente y en particular, del
“Arroyo del Medio”, un curso de agua divisorio de las Provincias de Buenos Aires y
Santa Fe, que desagua en el Río Paraná, así como del subsuelo y la posibilidad de
contaminación de las napas freáticas, con una prioridad absoluta en la prevención del
daño presente y futuro, ocasionado por lo que los accionantes denuncian como
continuados actos productores de contaminación invocados, así como la recomposición
ambiental supuestamente causada conforme a los mecanismos que la ley prevé.
Conforme criterio de nuestro Máximo Tribunal “… La tutela del ambiente importa el
cumplimiento de los deberes que cada uno de los ciudadanos tienen respecto del
cuidado de los ríos, de la diversidad de la flora y la fauna, de los suelos colindantes, de
la atmósfera. Estos deberes son el correlato que esos mismos ciudadanos tienen a
disfrutar de un ambiente sano, para sí y para las generaciones futuras, porque el daño
que un individuo causa al bien colectivo se lo está causando a sí mismo. La mejora o
degradación del ambiente beneficia o perjudica a toda la población, porque es un bien
que pertenece a la esfera social y transindividual, y de allí deriva la particular energía
con que los jueces deben actuar para hacer efectivos estos mandatos constitucionales…”
(Fallos: 326:2316). 8º) El principio precautorio contemplado en el artículo 4º ley 26.576
produce “… una obligación de previsión extendida y anticipatoria a cargo del
funcionario público que tiene ante sí dos opciones fundadas sobre el riesgo, debe actuar
precautoriamente, y obtener previamente la suficiente información a efectos de adoptar
una decisión basada en un adecuado balance de riesgos y beneficios, pues la aplicación
de aquel principio implica armonizar la tutela del ambiente y el desarrollo mediante un
juicio de ponderación razonable, no debiendo buscarse oposición entre ambos, sino
complementariedad, ya que su tutela no significa detener el progreso sino hacerlo más
perdurable en el tiempo de manera que puedan disfrutarlo las generaciones futuras…”
(Fallos: 332:663; lo remarcado en negrita es nuestro). Cabe citar el valioso aporte del
prestigioso especialista en derecho ambiental, Dr. Néstor A. Cafferatta, comentando “El
rol del juez” en las cuestiones ambientales, quien ha señalado que: “… hemos pasado de
un régimen de medidas cautelares asegurativas del resultado del proceso, garantista
formal, a un sistema de tutela inmediata, anticipada, efectiva, material. Estamos pasando
de un proceso muerto a un proceso vivo. El proceso colectivo, exige un aggiornamiento
de técnicas jurídicas, diferenciadas, flexibles, menos formalistas, más teleológica”
(“Introducción al derecho ambiental”, edición Programa Naciones Unidas para el Medio
Ambiente, 2004, pág. 122). 9º) En orden a las citas constitucionales, legales,
jurisprudenciales y doctrinarias, y por aplicación del principio precautorio y del rol
tuitivo que corresponde al juez en materia ambiental, corresponde hacer lugar al planteo
de la recurrente en cuanto deberá revocarse el escueto decisorio –en lo referido a la
medida cautelar peticionada– de fs. 67 vta. y en su lugar disponer que el juez a quo
produzca las pruebas requeridas por la actora en orden a disponer pedidos de informes a
la ADA sobre si la planta industrial “La Emilia S.A.” posee permiso vigente para el
vuelco de efluentes líquidos sobre el Arroyo del Medio y/o algún otro cuerpo receptor,
como también permisos de explotación del recurso hídrico subterráneo y/o red pública y
si existe la correspondiente y obligatoria inscripción en el BUDURH, medidas
destinadas a acreditar la supuesta clandestinidad del vuelco de efluentes. Y a partir de
ellos, poder expedirse, fundadamente, sobre la verosimilitud del derecho invocado y
recaudos previstos en el Art. 230 del C.Pr.Civ.C.N. y las disposiciones constitucionales
(Artículos 41 y 43) y normativas ambientales nacionales, provinciales y municipales
vigentes aplicables al caso en estudio. Así voto. El Dr. Fernando Lorenzo Barbará dijo:
Adhiero al voto del colega preopinante por compartir en lo sustancial sus fundamentos.
Así voto. La Dra. Pelozzi dijo: Adhiero a la solución propuesta por el Dr. Bello, en el
punto 9º de su voto. Considero además que asiste razón al apelante, en cuanto sostiene
que el juez no ha expresado los fundamentos para concluir que no se acreditó la
verosimilitud del derecho, como así tampoco se ha expedido con relación a la “prueba
exclusiva” ofrecida con relación a la medida cautelar peticionada (fs. 68/69 vta. y 24),
que según sostiene, lo priva de la posibilidad de demostrar el cumplimiento de aquel
requisito. Estimo que también es admisible el agravio que refiere al trámite de amparo
clásico, que el juez imprimió al presente juicio, en lugar de darle el tratamiento que
establece la ley 25.675. Ya que se trata de un amparo ambiental, conforme las
circunstancias fácticas que se relatan en el escrito de demanda, que encuadra en la
norma antes citada. Como también exigen por parte del juez un rol preventivo, en
consonancia con la responsabilidad social que le incumbe. “La tutela del ambiente
justifica soluciones expeditas; intepretar ampliamente las atribuciones judiciales en esta
materia no debe entenderse como una indebida limitación de libertades individuales.
Pues no hay libertad para dañar el ambiente ajeno…” (“Visión procesal de cuestiones
ambientales” – Augusto Morello - Néstor Cafferatta, ed. Rubinzal-Culzoni, 2004, Santa
Fe). Al respecto, debo señalar que la prueba ofrecida por la parte actora, con relación a
la medida cautelar peticionada, resulta útil y necesaria a los fines de valorar la
existencia de la verosimilitud del derecho que se pretende tutelar. Amén de otras
medidas que el juez considere pertinentes, atendiendo a los principios precautorios y de
prevención que requiere la protección del ambiente (cfr. art. 4 de la ley 25.675). En tal
sentido se ha pronunciado en reiterados fallos nuestro máximo tribunal, conforme fuera
citado por el Dr. Bello en el voto precedente. Y recientemente, ha expresado que: “Ello
es así, pues le corresponde al Poder Judicial de la Nación buscar los caminos que
permitan garantizar la eficacia de los derechos, y evitar que estos sean vulnerados, como
objetivo fundamental y rector a la hora de administrar justicia y de tomar decisiones en
los procesos que se someten a su conocimiento. No debe verse en ello una intromisión
indebida del Poder Judicial cuando lo único que hace es tender a tutelar derechos, o
suplir omisiones en la medida en que dichos derechos puedan estar lesionados (Fallos:
328:1146). (…) Que de tal manera, el Tribunal como custodio que es de las garantías
constitucionales, y con fundamento en la Ley General del Ambiente, en cuanto
establece que ‘el juez interviniente podrá disponer todas las medidas necesarias para
ordenar, conducir o probar los hechos dañosos en el proceso, a fin de proteger
efectivamente el interés general’ (art. 32, Ley 25.675), ordenará las medidas que
seguidamente se disponen…” (“Fundación Ciudadanos Independientes vs. Provincia de
San Juan y otros s. Acción ambiental meramente declarativa” –20/09/2016– Corte
Suprema de Justicia de la Nación - Rubinzal online Número de causa: 121/2009 - Cita:
RC J 5014/16). Por consiguiente, voto por que se revoque la resolución dictada por el
juez en fecha 18/02/16, se ordene la produc- Buenos Aires, viernes 9 de junio de 2017
11 ción de la prueba ofrecida en el punto XII del escrito de demanda (fs. 24) y se
encuadre el trámite del presente juicio conforme las disposiciones de la ley 25.675. Así
voto. Por tanto, se resuelve: 1. Revocar el decreto de fecha 18 de febrero de 2016
obrante a fs. 67 vta. –en cuanto no hizo lugar a la cautelar solicitada– y disponer se
produzcan las pruebas requeridas por la actora en los términos del considerando noveno
del voto del Dr. Bello. 2. Costas y honorarios oportunamente. Insértese, hágase saber,
comuníquese en la forma dispuesta por Acordada nº 15/13 de la C.S.J.N. y,
oportunamente, devuélvanse los autos al juzgado de origen. – Edgardo Bello. –
Fernando L. Barbará. – Eleonora Pelozzi (Sec.: Raquel Bolzico)

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