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GUÍA DE TRABAJO 3
INTEGRANTES:
JOSEFINA RIVERA ILLANES
DOCENTE:
GRACIA NAVARRO SALDAÑA
Es usual referirse a los niños con altas capacidades especiales mediante el término
siendo igual o mayor a 130 puntos. No obstante, a través de los años se han propuesto distintas
definiciones con respecto a lo que incluye una supertodación. Por ejemplo, Gagné (2009 citado
Campo, 2016) realiza la diferencia entre superdotación y talento, afirmando que la primera tiene
su origen en la estructura biológica del cerebro y las aptitudes específicas que posea el niño,
académicos, altas capacidades creativas, habilidades inter e intra personales como en base a
ciertas características, como su nivel de implicación en las tareas y la motivación que presentan
frente a los desafíos (Acereda, 2005 citado en Sanchez, 2014). Se ha visto que las personas con
altas capacidades son capaces de una mayor organización y gestión de los conocimientos que
poseen favoreciendo procesos de automatización y con ello un uso optimizado de sus recursos.
Además, presentan una y de generalizar aquellos resultados a otros contextos junto con un uso
más eficaz de su memoria de trabajo (Sternberg, 1988; Dark y Benbow, 1993, Jackson y
totalidad de los pensamientos y sentimientos que hacen referencia a sí mismo como un objeto.
Burns (1990 citado en Sabeh, 2002), por otro lado, lo concibe como un conjunto organizado de
actitudes que la persona posee hacia sí mismo, el cual presenta tres componentes distintivos: un
componente cognoscitivo, dentro del cual se encuentra la autoimagen, uno afectivo y evaluativo,
construyendo a lo largo de la vida mediante las interacciones sociales significativas para el niño.
A una edad temprana, es decisivo el ambiente familiar y las pautas educativas que establecen
dentro del sistema, así como las evaluaciones que realizan los padres a la conducta del individuo
(Bermúdez, 1997; Schneider, 1985, citado en Sabeh, 2002). A partir de esto, el individuo recibe
información con respecto a sí mismo dependiendo de las percepciones que los otros
significativos posean de él, tales como sus padres, profesores y compañeros (en el ambiente
educativo).
mantienen contradicciones frente al desarrollo emocional de este tipo de alumno, ya que mientras
algunos afirman que poseen un auto concepto social negativo (Silverman, 1993 citado en Yáñez,
Valdés y Vera, 2012) en comparación a los demás, otro grupo señala que su auto concepto es
más alto que la mayoría de inteligencia media (McCoach & Siegle, 2003, citado en Yáñez,
Valdés y Vera, 2012) o que incluso no presenta mayores diferencias en comparación con niños
sin altas capacidades (McCoach & Siegle, 2003, citado en Yáñez, Valdés y Vera, 2012).
parciales del yo compuesta por un autoconcepto académico y otro no académico, siendo este
Madariaga, 2008, citado en Yañez, Valdés y Vera, 2012). Se ha observado que en los alumnos
con altas capacidades se presenta un alto autoconcepto académico, caracterizado por una alta
motivación hacia la tarea, una actitud desafiante, exactitud para evaluar su funcionamiento y un
gran desempeño académico que muchas veces sustenta y potencia a una alta autoestima basada
en logros (Marsh & Craven, 2006, citado en González, Leal, Segovia y Arancibia, 2012). No
obstante, se ha observado, a su vez, por medio de una investigación llevada a cabo en 1974, que
el niño con altas capacidades tiene más problemas emocionales que los individuos no
El autoconcepto sería, finalmente, una constante construcción entre las expectativas académicas
que se esperan de ellos, el autoconcepto que posee el alumno y los resultados académicos que se
logre, por lo tanto la importancia de mantener una autoestima positiva y un auto concepto alto
radica en la posibilidad de potenciar al máximo las habilidades innatas de los estudiantes con
talentoso con bajo rendimiento, el cual puede estar reforzando un autoconcepto bajo y con ello
obtener resultados más negativos en un futuro desempeño académico (González, Leal, Segovia y
Arancibia, 2012).
encuentra a gusto consigo misma (con lo que piensa, siente y hace). Para desarrollar una buena
autoestima en los niños con altas capacidades es necesario indicarle y orientar sus capacidades,
sobre él (tanto de padres como de sus pares). Los niños con altas capacidades son más
susceptibles a los problemas que pueden rodear a su sistema familiar y el escolar, llevándoles a
sufrir mayores niveles de ansiedad. Gran parte de la vida emocional que posea se deberá a las
orientaciones que pude recibir, el clima escolar en el cual se desenvuelve y su contexto familiar
(Martín, 2004). Fomentar la autoestima nos ayuda a configurar una personalidad estable y
equilibrada, favoreciendo la auto aceptación, a orientar los esfuerzos a la mejora de los defectos
Frasier y Passow (1994, citado en Campo, 2016) afirmaron que hay elementos básicos
presentes en la mayoría de niños con altas capacidades a pesar de no encontrarse en cada uno de
comunes dentro de los niños con altas capacidades pueden clasificarse en seis categorías:
los estímulos a nivel psicomotor, sensorial, intelectual imaginativo y emocional, gran idealismo
y sentido de la justicia, altruismo y una actitud de ayuda marcada con los demás incluso si
conlleva un perjuicio para ello, facilidad para el sentido del humor, alto nivel de perfeccionismo
ligado a una baja tolerancia a la frustración y una preocupación precoz por la muerte.
niños con altas capacidades (Plucker y Levy, 2001 citado en Sanchez, 2014) relacionando
emociona con mayores niveles de depresión, sensación de aislamiento con respecto a los demás,
complicaciones emocionales ante la imagen que puedan poseer sus compañeros y las
expectativas que posean sus padres sobre él, llegando a afirmar que son susceptibles a mayores
niveles de estrés y alienación (Mc Leod y Cropley, 1989, Coleman, 1985, Neihart, 1999, citado
en Sanchez, 2014). En la misma línea, se han analizado los posibles riesgos que pueden
experimentar estos niños mediante las características que poseen, es así como se infiere que un
fuerte perfeccionismo puede venir asociado a mayores niveles de miedo, culpa y ansiedad
la sintomatología depresiva (Betts y Neihart, 2010, Lovecky, 2009, citado en Campo, 2016).
Además, se ha evidenciado que pueden presentar dificultades en la interacción con otros por
medio del aislamiento, el rechazo de sus compañeros, dificultades al trabajar en equipo, escasa
presentan problemas especiales de ajuste emocional. Hay expertos que destacan la madures
sensibilidad presente en aquellos niños (Davis y Rimm, 1998; Piechowski, 1997; Roeper, 1982,
citado en Sánchez, 2014) y en otros casos se analiza la posibilidad de que las altas capacidades
desarrollo adecuado y feliz (Chan, 2010 citado en Campo, 2016). No obstante, en un análisis
llevado a cabo el 2011 por la Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado evidenció
como, a pesar de presentar una mayor sensibilidad a los conflictos interpersonales, pueden
presentar mayores niveles de estrés debido a sus capacidades cognitivas. Hollingworth (1942
citado en Patti, Brackett, Ferrándiz y Ferrando, 2011) desarrolló el término “inteligencia óptima”
para referirse al rango de inteligencia (una puntuación de CI entre 125 a 155) que favorece, en
las altas capacidades, la felicidad y el ajuste social, brindando mayor posibilidad de cooperación
y relaciones plenas, pero que una vez pasado ese umbral, es muy probable que el niño
que un alumno experimente problemas de ajuste social (Roedell, 1986 citado en Patti, Jannet;
McCallister, Nash & Meckstroth (1996 citado en Brackett, Ferrándiz, Ferrado, 2011)
afirman que a pesar que en las investigaciones se muestra una imagen positiva de los niños con
altas capacidades, la experiencia demuestra una realidad más pesimista. Se ha evidenciado que
los niños con altas habilidades perciben a sus compañeros con mayores habilidades socio
emocionales y que los padres de ellos se muestran muy preocupados sobre el mundo socio-
emocional de sus hijos (Ferrando et al., 2010 citado Patti, Jannet; Brackett, Marc; Ferrándiz,
Carmen & Ferrando, Mercedes, 2011). Es importante mencionar que ambas características (del
ambientales óptimas para expresar su talento en forma de rendimiento (Hoogeveen, 2008, citado
en Patti, Jannet; Brackett, Marc; Ferrándiz, Carmen & Ferrando, Mercedes, 2011).
De acuerdo a Jiménez (2002, citado en Martín, 2004) los niños que presentan bajo
rendimiento académico a pesar de poseer altas capacidades, puede deberse a distintos factores,
tales como un escaso control de la conducta interna, tendiendo a externalizar la causa del bajo
rendimiento en elementos como el tipo de enseñanza del profesor, falta de un espacio de estudio
capacidades; ya sea por un carácter poco productivo y pasivo, emplear el mínimo de tiempo en
observar que en estos casos influyen las condiciones sociales en las cuales se desenvuelve el
individuo y los recursos que se posean para desarrollar el talento (Butler-Por, 1997, Van Tassel-
Baska, 1992, citado en Martín, 2004). Es así como un pobre entorno sociocultural, con baja
valoración de lo educativo y bajo autocontrol inciden en la falta del desarrollo del talento,
logrando una desmotivación frente al estudio y un círculo vicioso negativo del cual es difícil
salir. Por otro lado, Seeley (1993, citado en Martín, 2004) analizó los factores de riesgo
producidos por la propia escuela y que propiciaban un bajo rendimiento, entre ellos se
encontraba la percepción de inutilidad de las tareas a realizar, saturación de deberes solo por
ocupar el tiempo, poco aprendizaje significativo para las experiencias personales del individuo,
Campo, M. (2016). Regulación emocional y habilidades sociales en niños con altas capacidades
Freeman, J. (2006) ‘Un Estudio De Tres Décadas Sobre Niños Superdotados Y Talentosos’,
González, M. D. L., Leal, D., Segovia, C., & Arancibia, V. (2012). Autoconcepto y talento: una relación
Martín, M.P. (2004). Niños inteligentes. Guía para desarrollar sus talentos y altas capacidades. Madrid:
Palabra.
López, G., Vázquez, N., Itzel, M., & Roger, S. (2015). Características socioafectivas de niños con altas
Patti, J., Brackett, M., Ferrándiz, C., & Ferrando, M. (2011). ¿Por qué y cómo
Sabeh, E. N. (2002). El autoconcepto en niños con necesidades educativas especiales. Revista española
de pedagogía, 559-572.
Yáñez, A., Valdés, A., & Vera, J., (2012). Caracterización del autoconcepto de estudiantes con
social.
Anexo I: Autoevaluación.
adecuado para realizar otras actividades básicas como comer, dormir apropiadamente,
esparcimiento.
Aspectos logrados:
Aspectos a mejorar: Mejorar planificación para incluir la autoevaluación (en Word y power
point) y, además, otorgar tiempo necesario para realizar un análisis de lo expuesto en los papers
y poder sintetizarlo.
marco teórico con un hilo conductor coherente además de respetar las normas APA 6.
Aspectos logrados:
Aspectos a mejorar: Realizar análisis de lo leído y plantear una postura dentro del marco teórico
Flexibilidad ante los desafíos y la tarea (6.9): Esta categoría involucra la motivación que
la cual yo me enfrento a la tarea y su ejecución (los tiempos que me otorgo). El criterio, además,
incluye la compasión con la cual me enfrento ante mi propio desarrollo de las habilidades en
esparcimiento
esfuerzo o desafíos. Continuar desarrollando la compasión ante mis temores y utilizar mis
pensamientos negativos (de desmotivación, por ejemplo) como una oportunidad de análisis
frente al estudio.