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Nos encontramos con un caso donde la paciente insiste en que Freud tome una posición acerca de
sus fantasías de amorío de su padre con la señora K. Freud le da la razón; sostiene que lo que Dora
dice es verdad y eso hace que se funde una transferencia positiva que sirve como motor del
análisis permitiéndole avanzar en el campo de la verdad. Nos ubicamos en este sentido dentro del
eje simbólico donde Dora espera de Freud una sanción respecto a lo que se dice, Freud se ofrece
como un gran Otro que devuelve el mensaje. Podemos ubicar esto gracias a la conceptualización
del inconsciente de Lacan.
Según Lacan, el inconsciente está estructurado como un lenguaje, quiere decir que nos
encontramos con un mar de significantes que organizan y desorganizan las relaciones humanas.
Lacan sostiene siempre va a existir un significante que falta y por eso Lacan sitúa al sujeto del lado
de la discontinuidad y sostiene que somos hablados o causados. Este lugar de Gran Otro le
permite a Freud brindarle a Dora un sentido, una interpretación.
Freud insistía con que Dora estaba enamorada del señor K, el marido de la señora K. Dora decía
todo el tiempo que no y Freud lo interpretaba como resistencia. Pero, dice Lacan, Dora estaba más
bien identificada con el señor K; no se trataba de amor.
El gran problema del caso Dora, según Freud, es que no pudo advertir a tiempo de la transferencia
negativa de Dora. Lacan ubica a esta transferencia negativo sobre el eje imaginario y la plantea
como un momento de estancamiento en la dialéctica, donde se frena la dialéctica propia del
análisis.
El eje imaginario entre el yo y el otro, en este caso el yo de Dora y el del señor K, hace de
obstáculo al otro vector, que viene del gran Otro y trae el mensaje de cuál es la cuestión verdadera
que está en juego. Pero para ello se debía modificar el goce, la satisfacción que el síntoma le
otorgaba a Dora, pero nos encontramos con el Real de Lacan: hay algo del goce que es
irreductible, que no se puede interpretar.
Lacan lleva esta dinámica dialéctica de Hegel para explicar que, ante el
desarrollo de una verdad, constituida en la dimensión metonímica, la
intervención analítica surge como su interrogación, lo cual no quiere decir
oposición a la verdad, sino que cuestiona al sujeto como implicado en ella.
Ese cuestionamiento (que insisto, no es una oposición) produce una
ramificación del desarrollo en una nueva verdad o “Desarrollo de Verdad”.
De ahí que la interrogación de la posición del sujeto respecto de su verdad
es la “Inversión Dialéctica” que provoca la emergencia de una nueva
cadena metonímica. Invertir el Desarrollo de verdad es darle un giro,
cortar con la línea metonímica del discurso para provocar una nueva.
Tal vez, y esto corresponde a una visión particular de quien les habla,
Freud no se pudo quitar “el traje” del Señor K, es decir, que ambos
eliminaron a la señora K del circuito. El señor K diciendo “Mi mujer no es
nada para mí” y Freud omitiendo el valor que la Señora K significaba para
Dora dejándola fuera del análisis. ¿qué logró? Una bofetada al igual que el
anterior. Dora dejó el análisis y, posiblemente, Freud todavía pensaba
que debía llevarla por el buen camino.
El motivo de enfermar es en todos los casos el propósito de obtener una ganancia. Pero siempre
hay:
- Ganancia 1º: el enfermarse ahorra ante todo una operación psíquica, es la solución
económicamente más cómoda en caso de conflicto psíquico. Refugio de la enfermedad. Esta es la
parte interna y constante.
Para Dora esta meta externa era mover a compasión al padre y hacerlo apartarse de la Sra K.
Como las acusaciones contra el padre se repetían constante y monótonamente, y al hacerlas ella
tosía Freíd empezó a suponer que ese stma podía tener un significado referido al padre.
Ese significado de la tos lo obtiene cdo encuentra que Dora decía que la Sra K estaba con el padre
por ser un hombre de recursos, pero él vio ahí lo contraria, que ella creía que su padre era un
hombre sin recursos, impotente, con lo cual se contradecía con lo que decía de la Sra en relación
al padre y aparte el padre si era impotente no podía sacar provecho de la situación. Pero ella le
dice que más formas de satisfacción sexual, con lo que entran en juego órganos que no son los
genitales, como por ej la cavidad bucal que ella tiene irritada. Con su tos espasmódica ella se
representaba la situación de satisfacción sexual peros entre las dos personas cuyo vínculo
amoroso la ocupaba tan seguido. La tos cedió luego de que ella recibiera este esclarecimiento.
Para el caso de este stma de la tos y la estimulación de la garganta que figura la fantasía de del
felattio, hay una precondición somática para la creación de una fantasía que aparte coincide con el
obrar de los perversos. En su infancia había sido una gran chupeteadora, el padre le quitó esa
costumbre recién a los 4 o 5 años. Esta fantasía perversa de la succión del pene tiene el más
inocente origen, la succión del pecho de la madre.
No es necesario que los diversos significados de los stmas sean compatibles entre si, se
complementen dentro de la trabazón. Un stma responde a varios significados simultáneamente y
puede expresar varios significados sucesivamente, puede variar su sgdo ppal en el curso de los
años. Hay una tendencia a la conservación del stma, por más que el pensamiento inc que él
expresó haya perdido sgdo.
En el caso de Dora hay una incesante repetición de los mismos pensamientos acerca del padre y la
Sra K, estos pensamientos los llama HIPERINTENSOS, REFORZADOS, HIPERVALENTES. Son
patológicos porque no pueden ser destruidos ni eliminados, por más esfuerzos conceptuales y
cctes que haga la persona. Dora decia que no podía pensar en otra cosa. Este refuerzo hiperintenso
se lo deben a lo inc. Uno de los pensamientos es ccte con hiperintensidad, pero su contraparte está
reprimida y es inc. Esto es el resultado de un proceso represivo, una represión que se produjo de
manera desmedida por el opuesto del pensamiento que se reprimía, esto es el refuerzo reactivo. Y
es el pensamiento reactivo el que se afirma en lo ccte con hiperintensidad y se muestra
indestructible.
En Dora Freud interpreta que la raíz de pensar compulsivamente en esto del padre tenía que ver
con que ella se sentía inclinada a su padre en mayor medida de lo que sabía o podía admitir, pues
estaba enamorada de él. Es común en la infancia la atracción sexual entre padres e hijos, pero esta
inclinación suele ser mas fuerte en niños constitucionalmente destinados a la neurosis, de
maduración precoz y hambrientos de amor. Dora que se sentía atraída a su padre era reforzada
aparte por las enfermedades de éste, que aparte solo quería recibir cuidados de ella y no de otros,
Dora ocupaba el lugar de una madre, esposa, por eso cdo aparece la Sra K la desplazada es ella y
no su madre.
Con Dora no logró dominarla a tiempo, a causa de la facilidad con que ella ponía a su disposición
en la cura una parte del material patógeno, así olvido presta atención a los primeros signos de
trasferencia que se preparaban con otra parte de ese mismo material.
Desde el inicio era claro que en sus fantasías Freud sustituía al padre, lo comparó cctemente con
él, buscaba asegurarse de la seguridad de Freud hacia ella, pues su padre “prefería siempre el
secreto y los rodeos tortuosos”.
Cuando ella tuvo el 1º sñ, en que ella se alertaba para abandonar la cura como en su momento lo
había hecho con la casa del Sr K, Freud mismo debiera haber tomado precauciones.
Así fue sorprendido por la trasferencia y, a causa de esa X por la cual él le recordaba al Sr K, ella se
vengó de freud como se vengara de él, y abandonó a Freud tal como se había sentido engañada y
abandonada por K. de tal modo actuó un fragmento esencial de sus recuerdos y fantasías, en lugar
de reproducirlo en la cura.
A medida que pasaba el tiempo de finalizado el análisis, Freud pudo ir viendo cual había sido su
error técnico que consistía en la siguiente omisión: no pudo ver en el momento oportuno y
comunicárselo a Dora que la moción de amor homosexual hacia la Sra K era la más fuerte de las
corrientes inc de su vida anímica. Solo la Sra K podía haber sido la fuente de conocimiento que
Dora tenía de cosas sexuales: la misma persona que la acusó por el interés que mostraba hacia
tales asuntos. Habría debido tratar de resolver ese enigma y buscar el motivo de esa extraña
represión.
El 2º sñ se lo podría haber traslucido, la implacable manía de venganza era la más apta cosa para
ocultar la corriente opuesta: la nobleza con ella perdonó la traición de la amiga amada y ocultó a
todos que fue ella quien le hizo las revelaciones sobre cuyo conocimiento la calumnió después.
Textual:
o. Yo sabía muy bien que Dora no volvería a mi consulta. La inesperada interrupción del
tratamiento cuando mis esperanzas de éxito habían adquirido ya máxima consistencia,
destruyéndolas así de golpe, constituía por su parte, un indudable acto de venganza y satisfacía, al
propio tiempo, la tendencia de la paciente a dañarse a sí misma.
Durante una cura psicoanalítica queda regularmente interrumpida la producción de nuevos
síntomas. Pero la productividad de la neurosis, no se extingue con ello, sino que actúa en la
creación de un orden especial de productos mentales inconscientes en su mayor parte, a los que
podemos dar el nombre de «transferencias». ¿Qué son las transferencias? Reediciones o
productos ulteriores de los impulsos y fantasías que han de ser despertados y hechos conscientes
durante el desarrollo del análisis y que entrañan como singularidad característica de su especie, la
sustitución de una persona anterior por la persona del médico. O para decirlo de otro modo: toda
una serie de sucesos psíquicos anteriores cobra de nuevo vida, pero no ya como pasado, sino
como relación actual con la persona del médico
de Dora. La cualidad más excelente de este análisis, aquélla que lo hace tan apropiado para una
primera publicación introductiva, su máxima transparencia, se halla íntimamente ligada a su
mayor defecto, responsable de su prematura interrupción. No conseguí adueñarme a tiempo de la
transferencia. La buena voluntad con la que Dora puso a mi disposición en el tratamiento una
parte del material patógeno, me hizo olvidar la precaución de atender a los primeros signos de la
transferencia que me preparaba con otra parte, desconocida para mí, del mismo material. Al
principio se advertía claramente que yo sustituía para ella, en la fantasía, a su padre, como era
natural, dada la diferencia entre nuestras edades respectivas. Dora me comparaba también de
continuo conscientemente con él, buscando siempre convencerse de mi sinceridad para con ella,
pues el padre «prefería siempre el misterio y los caminos torcidos». Cuando luego llegó el primer
sueño, en el que Dora se proponía abandonar la cura, como antes la casa de K…, hubiera yo
debido darme cuenta de la advertencia que el sueño encerraba y haber dicho a la paciente:
«Ahora ha realzado usted una transferencia de K… a mi persona. ¿Ha advertido usted algo que la
lleve a deducir que yo abrigo hacia usted malas intenciones análogas (directamente o por
sublimación) a las de K… o ha observado en mi persona o sabido de mí algo que fuerce su
inclinación, como antes en K… ?»
Dora hizo recaer sobre mí la venganza que quería ejercitar contra K… y me abandonó como ella
creía haber sido engañada y abandonada por él. La paciente actuó así de nuevo un fragmento
esencial de sus recuerdos y fantasías en lugar de reproducirlo verbalmente en la cura.