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Buenos Aires.

Diciembre de 2008

Musicoterapia y tratamiento del dolor. Estado del Arte.

Lic. Jorge Zain. Musicoterapeuta UBA

La Musicoterapia, entendida como una disciplina científica cuyo objeto de estudio


es la aplicación terapéutica de la música, esta siendo aceptada e incluida en una creciente
cantidad de equipos de profesionales de la salud, tanto en la Argentina como en otras partes
del mundo.

Existen diversos métodos y técnicas de Musicoterapia activa y receptiva que han


sido utilizados desde hace muchos años en la practica clínica por profesionales
musicoterapeutas en todo el mundo, los cuales han resultado efectivos y útiles (Grocke,
Wigram, 2007).

La mayor parte de la literatura existente acerca de la Musicoterapia en los últimos


20 años, principalmente en nuestro país, hace referencia a intervenciones en el campo de la
psicosis y los trastornos generales del desarrollo. Sin embargo, en la actualidad, la
Musicoterapia esta siendo aplicada en una gran variedad de poblaciones clínicas. Un
ejemplo es el trabajo de Musicoterapia que se esta llevando a cabo desde el año 2002 en el
equipo de Estrés, Trauma y Psicosomática, en la sección de Salud Mental del Hospital
Alvares, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Bernardini, Colombo, 2008).

En condiciones clínicas como el estrés quirúrgico, y el dolor crónico y agudo, la


música ha demostrado ser una importante intervención terapéutica. Se han realizado
investigaciones en Alemania y en el marco de la Sociedad Internacional de Música en
Medicina, focalizadas en la aplicación de estímulos musicales en condiciones quirúrgicas y
en tratamientos del dolor (Spintge, 1982, Spintge y Droh, 1987, 1991, Hatano, Oyama,
Kogure, Okura y Spintge, 1983).

Según refiere Spintge1, en condiciones de dolor crónico, la percepción consciente, la


autoestima y los sentimientos subjetivos, están tan deteriorados como los sistemas de
regulación cardiovascular y cardiorespiratorios, el control hormonal, así como los sistemas
de procesamiento de la información motora, sensitiva y perceptiva. Considerando la
enfermedad como un fenómeno holístico, que demanda un abordaje terapéutico que incluya
aspectos emocionales, psicológicos, sociales y biológicos, se han testeado intervenciones
que no sean la farmacológica, incluyendo estímulos olfatorios, ópticos y acústicos. En mas































































1

Ralph
Spintge.
Director
ejecutivo
de
la
Sociedad
Internacional
de
Música
en
Medicina.


de 120000 pacientes, los resultados clínicos demostraron que se alcanzo una mayor
reducción de la ansiedad y el dolor mediante el uso de la música (Spintge, 1999).

Según el citado autor, la aplicación terapéutica de la música dentro de un


tratamiento multimodal del dolor agudo y crónico puede impactar en diferentes niveles de
reacciones de stress y procesamiento del dolor.

Por un lado, según el autor, la influencia de la música (un estímulo muy complejo)
en la conciencia es muy poderosa en comparación con otros estímulos ambientales. Por
otro lado, centros subcorticales de procesamiento del dolor y control emocional tales como
el sistema límbico están directamente inhibidos. Además, las estructuras inhibitorias del
dolor descendentes del sistema nervioso central se activan en la manera en que Melzack y
Wall (1965, 1976) han descripto en su adaptada versión de la “teoría de control de puertas”
(gate control theory).

A su vez, el nuevo concepto de la neuroplasticidad (neuroplasticity) explica la


reprogramación genética de las células de la raíz del nervio dorsal (dorsal root nerve cells)
que han sido previamente sensibilizadas contra la entrada del dolor (Zieglagaensberger,
1998). “…Estos conceptos nos fuerzan a reconsiderar el rol de las así llamadas terapias
complementarias en general, porque encontramos que el genoma de las células nerviosas
puede ser reprogramado, por ello cambian sus capacidades funcionales. Este proceso era
considerado imposible pocos años atrás. Además la entrada continua de un estímulo
idéntico influye sobre esa reprogramación...”2

Otra meta de la influencia de la música sobre la percepción del dolor, según sostiene
Spintge, tiene que ver con la detonisación muscular musicogénica (musicogenic muscle
detonisation). La propiocepción de los músculos esqueléticos influye en los estados
emocionales y en la percepción del dolor, y vice versa (Gellhorn, 1964; Roederer, 1985;
Simons, 1988).

También está bajo discusión el impacto directo de decrecimiento del dolor que tiene
la música en la formación reticular y el tálamo en el sistema nervioso central (Roederer,
1985; David, 1985). Este proceso reduce la sensibilidad de otras áreas en la corteza para la
entrada de señales de dolor, y reduce la liberación de hormonas del stress y catecolaminas
(catecholamines).

Además, Spintge refiere que la percepción subjetiva del dolor puede ser modificada
cuando paralelamente se esta recibiendo un estimulo musical. Escuchando música, una
situación puede ser reconstruida siendo menos amenazante, estresante, y dolorosa. Los
estímulos musicales son procesados a través de mecanismos interdependientes que aún no































































2

Spintge,
R.
“Music
Medicine,
applications,
standards,
and
definitions”
In
Music
Medicine
3.
Pratt
and

Grocke
Eds,
1999.

han sido del todo comprendidos. De todas maneras, resulta claro que el agregado de todos
los mecanismos involucrados en el procesamiento musical es responsable de todos los
efectos observables de la música a nivel psicofisiologico.

En síntesis, Spintge sostiene que es posible influir sobre el comportamiento


psicofisiológico de las personas a través de la aplicación terapéutica de la música. El
estímulo musical puede afectar el dolor crónico de un paciente de las siguientes maneras:

1) La atención está focalizada en el estímulo estético.

2) Hay distracción de la sensación de dolor.

3) La respuesta de stress queda marcadamente reducida (incluyendo la


reducción de la liberación de hormonas de stress en la sangre).

4) La tolerancia al dolor se incrementa en un nivel subcortical y cortical.

5) El tono muscular decrece.

6) La motivación, la conformidad, y el rendimiento psicomotor aumentan,


conduciendo a

7) La mejora de la coordinación motora en programas de rehabilitación


(Thaut, 1997).

Otros referentes son Dileo y Bradt (1999), quienes refieren que la Musicoterapia ha
sido demostrada como una intervención efectiva en una variedad de pacientes médicos y
situaciones clínicas mediante métodos receptivos y activos (Dileo, 1997, Dileo-Maranto,
1993, 1996). La Musicoterapia puede funcionar como reducción o eliminación del dolor en
alguna o varias formas incluyendo las siguientes: (a) como un distractor del dolor, (b) como
un estímulo para el confort y la relajación, (c) como un estímulo condicionado, (d) como
proveedor de estimulación sensitiva (de acuerdo con la Teoría de Gate Control), (e) como
un estímulo para el humor, (f) como un mecanismo para proveer control y elección, (g)
como un medio para la percepción del time-compression, (h) como medio para la auto-
expresión, (i) como un método para encuadramiento cognitivo, y (j) como vehículo para la
contención social.

Los citados autores refieren que el entrenamiento (entrainment) tiene, entre una gran
variedad de abordajes musicoterapéuticos, un gran potencial para trabajar con aspectos
multidimensionales del dolor.
La Teoría del Control de Puertas del Dolor (Gate Control Theory of Pain)

En el XII Congreso Mundial de Musicoterapia llevado a cabo en la ciudad de Buenos Aires


en Julio del 2008, Sussane B. Hanser, expuso:

“…Ronald Melzak y P.D. Wall (1965) introdujeron la “teoría de control de puertas


del dolor” (gate control theory of pain) para explicar la relación entre un estimulo
de dolor ascendente y el estimulo inhibitorio descendente desde la corteza. Las
señales del dolor desde la fuente de la inflamación (or insult) siguen una ruta
neoespinotalámica para el dolor agudo o (Sharp). Para el tipo de dolor punzante,
sigue el tracto paleoespinotalámico.

Como su nombre lo indica, las señales del dolor viajan hacia la medula y el (pons),
eventualmente llegando al tálamo, la estación transmisora (relay station) que está
alojada en el sistema límbico del cerebro. El tálamo y el hipotálamo envían
entonces estas señales de dolor a la corteza y a otras partes del cerebro.

A lo largo de su recorrido, las señales de dolor se mueven a través de la columna


dorsal o a puertas en donde se encuentran con rutas inhibitorias que descienden
desde el cerebro, a través del (dorsal horn) y bajando hacia la (spinal cord). Las
puertas se abren o se cierran en la dorsal horn, en tanto los impulsos sean
facilitados o inhibidos.

Recientemente, Melzack (2001) introdujo otros factores dentro de esta teoría:

La teoría de la neuromatriz (neuromatrix theory) nos desvía del concepto


Cartesiano del dolor entendido como una sensación producida por daño tisular,
inflamación, u otras patologías de los tejidos, hacia el concepto del dolor entendido
como una experiencia multidimensional influida por múltiples factores. Esta teoría
de la neuromatriz reconoce la complejidad de la historia pasada de un sujeto, su
cultura, sus aspectos cognitivos, el factor stress, la función inmunológica (immune
function), los aspectos emocionales y el input sensitivo.

La percepción del dolor esta determinada por componentes sensorio –


discriminativos, afectivos- motivacionales, y evaluativos- cognitivos. Esto se
corresponde con el somatosensorio, y los sistemas límbico y talamocortical del
cerebro. El sistema nervioso autónomo, la respuesta al stress y la función
inmunológica también están implicados en este modelo…”3































































3
Hanser, S, “Can Music Make Us Healthy? The Psychoneuroimmunology of Music”, XII Congreso Mundial
de Musicoterapia, ed. Akadia, Buenos Aires, Julio 2008. Traducido por el autor
Según refiere la autora, un creciente número de estudios empíricos han demostrado
que muchas técnicas de Musicoterapia han sido efectivas en el tratamiento clínico del
dolor.

Métodos

Deborah Benkovitz (2008), musicoterapeuta norteamericana del hospital de niños


de Pittsbourg, sostiene que los objetivos terapéuticos de la Musicoterapia en el manejo del
dolor son:
Reducir la ansiedad, el estrés, incrementar el humor, incrementar la participación
del paciente en su propio cuidado, facilitar la expresión del self, distraer/ refocalizar,
incrementar el confort y fortalecer (empower) al paciente para que se ayude a si mismo.

Los principales métodos con los que cuenta el Musicoterapeuta para el abordaje del
dolor, según refiere la autora, son los siguientes: (a) entrenamiento (entrainment), (b)
imagineria (imagery), (c) el canto, (d) relajación dirigida, (e) improvisación (N del A,
improvisación terapéutica), (f) escritura de letras de canciones, (g) respiración profunda, (h)
Chanting, (i) choises.

Otro método receptivo de Musicoterapia que podría incluirse en el abordaje del


dolor es la Musicoterapia Vibroacústica (Zain, 2008a, 2008b).

Referencias bibliográficas.

Benkowitz, D., “Music Therapy and Pain Management”, XII Congreso Mundial de
Musicoterapia. Ed. Akadia, Buenos Aires, 2008.

Bernardini, A, Colombo, V, “Lineamientos generales y procedimientos musicoterapéuticos


en estrés, trauma y psicosomáticas en el ámbito del hospital publico, XII Congreso Mundial
de Musicoterapia. Ed. Akadia, Buenos Aires, 2008.

Dileo C., Bradt, J., “Entrainment, Resonance, and Pain-Related Sufering”, in “Music
Therapy and Medicine: Theroretical and Clinical Applications”, Ed. Cheryl Dileo, Temple
University, 1999.

Dileo, C., “Reflections on medical music therapy: Biopsychosocial aspects of the treatment
process”. In J. Loewy (Ed), “Music Therapy and pediatric pain”. Cherry Hill. NJ: Jeffrey
Books, 1997.
Dileo- Maranto, C., “Research in music and medicine”. In M. Heal and Tony Wigram
(Eds.), “Music therapy with hospitalized children: A creative arts child-life approach”.
Jeffrey Books, 1996.

Grocke, D.; Wigram, T; “Receptive Methods in Music Therapy: Techniques and Clinical
Applications for Music Therapy Clinicians, Educators and Students”. London and
Philadelphia: Jessica Kingsley Publishers. 2007.

Hanser, S, “Can Music Make Us Healthy? The Psychoneuroimmunology of Music”, XII


Congreso Mundial de Musicoterapia, ed. Akadia, Buenos Aires, 2008. Traducido por Jorge
Zain.

Hatano, K., Oyama, T., Kogure, T., Okura, I., y Spintge, R., Anxiolytic effect of music on
dental treatment. Part I y II. Journal of Japanese Dental Society of Anaesthesiology, 11,
337 y 11, 345. Año 1983.

Melzack, R y Wall, P. “Pain Mechanisms”. Science, 150, 971-979. 1965

Melzack, R. “Wie wirkt Akupunktur?” Psychologie Heute, 3, 63-68. 1976.

Roederer, J., Neuropsychological processes relevant to the perception of music. In R


Spintge y Droh (Eds), Music in Medicine. Grenzach. Editiones Rocher. 1985.

Spintge, R. y Droh, R., “MusicMedicine”, Heidelberg- New York: Springer. 1987.


Spintge, R. y Droh, R., “Ergonomic approach to treatment of patient’s perioperative stress”.


Canadian Anesthetist Society Journal, 35, 104-106, 1991.


Spintge, R. “Music Medicine” St Louis:MMB, 1992.


Spintge, R. “Music Medicine, applications, standards, and definitions” In “Music Medicine


3”. Pratt and Grocke Eds, 1999.

Zain, J. “El uso de Cuencos Tibetanos como recurso en Musicoterapia Receptiva”, XII
Congreso Mundial de Musicoterapia. Ed. Akadia, Buenos Aires, 2008a.

Zain, J. “El uso de cuencos sonoros como recurso vibroacustico en Musicoterapia


Receptiva”, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Psicologia, Carrera de
Musicoterapia. Tesina. Buenos Aires, 2008b.

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