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ENS, 2015
El trabajo es probablemente el factor que más afecta por sí solo la vida de las personas.
Debido a que reviste muchas formas y se lleva a cabo en lugares y condiciones muy
diversas, el concepto de trabajo decente desarrollado por la Organización Internacional
del Trabajo -OIT- abarca a todos los individuos, en la fábrica, la granja, el hogar o la
calle; a quienes buscan y a quienes sueñan en el lugar de trabajo o en el espacio de
trabajo que las nuevas tecnologías están creando; a los que tienen empleo formal y a los
trabajadores independientes, ocasionales y del sector informal; a los que luchan por
sobrevivir con medios de vida inadecuados, a los que perciben una remuneración y a los
que no tienen trabajo pagado o recurren al trueque. Y también a aquellos que vemos
menos debido a la frecuente insensibilidad ante cuestiones de género, raza, etnia y
condiciones de discapacidad.
De acuerdo con Guy Ryder actual director de la OIT, se ha reflexionado
ampliamente acerca del concepto del trabajo decente y de su evolución en el tiempo y
en las culturas, conforme lo ha afirmado en publicaciones recientes, entre las que
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Conferencia preparada para presentarla en la conmemoración de los 15 años de la Maestría de
Gerencia del Talento Humano en la Universidad de Manizales, en agosto 19 de 2016.
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Profesora de Derecho del Trabajo en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de
Antioquia.
destacan las vinculadas con el trabajo infantil, el equilibrio entre la vida familiar y la
vida profesional, y la transición hacia la formalidad– esa reflexión debe ser cada vez
más profunda y servir como una herramienta que nos permita satisfacer el compromiso
que la OIT ha asumido con los miembros de los sectores más vulnerables de la
sociedad.
Después del respeto por los derechos humanos fundamentales, lo que más desea
la gente es un trabajo decente que le permita criar una familia, educar a los hijos y, con
el tiempo, tener una pensión. El objetivo de largo plazo será fomentar el trabajo decente
en un entorno sostenible, y el objetivo inmediato, dotar a la economía global de un piso
social que responda a las preocupaciones de los países en desarrollo y de las familias
trabajadoras. (Ryder, 2014).
1.1.- Origen
El concepto de trabajo decente fue acuñado por el Chileno Juan Somavia, quien era
Director General de OIT en junio de 1999, fecha en que se celebró la 87.a reunión en
Ginebra, Suiza. Desde entonces, el trabajo decente ha materializado el objetivo, a nivel
internacional, de vincular el desarrollo económico de las sociedades con los derechos
laborales de las personas que las integran. Los orígenes de este concepto se remontan al
mandato de la OIT, dispuesto en la Declaración de Filadelfia (1944), mediante la que se
sentaron los fundamentos del trabajo decente. Cabe recordar que de acuerdo con
los principios del trabajo decente, “el trabajo no es una mercancía” y “todos los
seres humanos, sin distinción de raza, credo o sexo tienen derecho a perseguir
su bienestar material y su desarrollo espiritual en condiciones de libertad y
dignidad, de seguridad económica y en igualdad de oportunidades. (Somavia, 2014).
Cuando hablamos de trabajo decente nos referimos a un trabajo que permita a mujeres y
hombres mantener a su familia y mandar sus hijos a la escuela. Un trabajo en el que los
trabajadores sean respetados, puedan organizarse y hacer oír su voz. Un trabajo que
proporcione una pensión razonable al final de la vida laboral. Y nos referimos también a
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políticas que generen trabajo de calidad en todos los ámbitos de la sociedad. Lo
llamamos trabajo decente porque sabemos que el trabajo es fuente de dignidad. El
trabajo es fundamental para la estabilidad familiar y está vinculado con la paz. Una
comunidad que trabaja bien es una comunidad en paz.
El trabajo decente y el respeto a los derechos del trabajo tienen que comenzar en
el lugar de trabajo. Como bien nos recuerda Juan Somavía en uno de sus discursos,
decir no a la discriminación en el lugar de trabajo es clave para fomentar el respeto, la
tolerancia y la inclusión en la sociedad toda. (Somavia, 2014).
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manejo de la economía globalizada. Los objetivos de la OIT en esta materia son:
promover oportunidades de trabajo decente y productivo en condiciones de libertad,
equidad, seguridad y dignidad humana.
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La existencia del sector informal es la principal razón que lleva a la OIT a no centrarse
exclusivamente en los derechos en el trabajo: si lo hiciera estaría excluyendo a la
mayoría de los trabajadores del mundo que están desempleados, o activos en la
economía informal, o ambas cosas, pero que no figuran en las estadísticas. Para que los
derechos de los trabajadores sean una realidad, deben estar vinculados con las formas
que adopta efectivamente el trabajo. En caso contrario estaríamos considerando solo los
derechos de una elite de trabajadores que tiene empleo más o menos estable, defendido
por sindicatos, en una sociedad organizada. Frente a las cifras de desempleo y a lo
extendido del trabajo informal, se podría caer en la tentación de descuidar los derechos
laborales o la protección social y contentarse simplemente con dar trabajo. La OIT
rechaza este razonamiento. Sigue convencida de que toda persona que trabaja tiene
derechos y que, cualquiera sea su trabajo, sus derechos deben ser respetados, postura
que no está reñida con dar prioridad a la creación de empleo. Uno de los derechos clave
del mundo del trabajo es el derecho a organizarse, pues es un instrumento de la
democracia que permite a los trabajadores reunirse como ciudadanos, expresar sus
opiniones y hacerse escuchar.
Un tercer objetivo estratégico de la Agenda de Trabajo Decente es la protección
social. En el mundo son muchas las personas que trabajan en el día a día, sin saber lo
que será de ellas en el futuro. La OIT quiere cambiar esa realidad con la introducción
gradual de diferentes niveles de protección. En medio de un intenso debate sobre las
formas clásicas de seguridad social, la OIT se ocupa no solo de los sistemas formales
sino también de extender la protección social a la economía informal. Con este fin
planea desarrollar proyectos de microfinanzas y microseguros para conectarlos después
con sistemas ya establecidos.
El cuarto objetivo estratégico tiene que ver con el método del diálogo social.
Digamos al respecto que la OIT es una institución muy especial en su género, porque es
la única a la vez pública y privada. Su componente principal son los gobiernos, pero los
delegados de los trabajadores constituyen la cuarta parte del Consejo de Administración
de la OIT y los delegados de los empleadores otra cuarta parte. Sin una fe profunda en
el diálogo, una institución como la OIT jamás hubiera podido funcionar adecuadamente.
El diálogo social o gestión tripartita, a tono con este cuarto objetivo, es más eficaz que
el enfrentamiento para resolver conflictos.
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1.4.- Evolución teórica y práctica del concepto
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tenga día a día el mismo tipo de protección social que en países desarrollados. Sin
embargo, una mejora en las condiciones de ese país en desarrollo podría acercar a las
personas a niveles considerados decentes en su entorno. El concepto de decencia, por lo
tanto, es flexible y evoluciona.
Algunas de las dimensiones de este, tienen que ver: i) con una visión del
desarrollo que, fundamentada en el trabajo decente, pueda conducirnos a un orden social
internacional más justo. (la iniciativa empresarial y la inversión productiva en la
consecución de resultados económicos); ii) con una dimensión ética que no constituye
un obstáculo a la iniciativa empresarial, sino que aporta un factor social a dicha
iniciativa. En este sentido es relevante el papel que desempeñan las tradiciones
espirituales y religiosas en el desarrollo de una ética de valores en el mundo actual. Para
cumplir con este propósito es necesario saber cómo entienden el trabajo esas diversas
tradiciones (dignidad individual, estabilidad familiar, paz) y cuáles son los valores y los
objetivos de estas agendas. Efectuar cambios para mejorar las cosas es tarea difícil y
compleja y siempre habrá intereses que se le opongan. Por lo tanto, es esencial tener
fortaleza interior y la convicción de que el trabajo decente es una causa justa;
iii) También la dimensión de la decencia es entendida como causa moral que
reivindica la justicia social, la solidaridad social, los valores y la paz; iv) así mismo, es
una aspiración humana de inclusión social; v) o una necesidad económica que se erige
como oportunidad para las empresas e imperativo de desarrollo; vi) una solución
sostenible en el tiempo y en el espacio; vii) un mandado de cooperación internacional;
viii) una respuesta a los desafíos en materia de derechos en el trabajo y ix) una
aspiración de trabajo seguro.
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actuación fundamental para la OIT y sus mandantes. Además, otros aspectos clave del
trabajo decente están ampliamente presentes en las metas de muchos de los otros 16
objetivos de la nueva visión de desarrollo de las Naciones Unidas. Las declaraciones de
los líderes y los planes de acción del G20, el G7, la Unión Europea, la Unión Africana y
otros organismos regionales y multilaterales también confirman la importancia del
trabajo decente para salir de la crisis y el desarrollo sostenible3.
3
http://www.ilo.org/global/topics/decent-work/lang--es/index.htm, consultada el 12 de agosto de 2016.
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De acuerdo con la sentencia de constitucionalidad C-107 de 2002 de la misma
Corte Constitucional, condiciones dignas y justas significa cumplir con las obligaciones
legales en pro del trabajador, esto es, condiciones adecuadas del entorno de trabajo y del
objeto del oficio, sin características degradantes o humillantes o que desconozca los
principios mínimos fundamentales a que tiene derecho toda persona.
Por su parte, en la sentencia C-521 de 1995 la corte ha dicho que las condiciones
justas implican la eliminación de factores de desequilibrios, que aseguren la vigencia y
efectividad del principio de igualdad, la protección a ciertos sectores que se encuentran
en debilidad manifiesta o que carecen de oportunidades para la capacitación laboral, y la
consagración de un sistema de protección del trabajo que debe ser desarrollado por el
legislador mediante un estatuto del trabajo (art. 53 C.P.).
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Villavicencio. Sentencias de gran relevancia en un país donde la economía informal
presenta unas cifras escandalosas (49.7% en segundo semestre de 2015)4.
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que al débil. Por su parte, las políticas de gobierno parecían concentrarse en el
funcionamiento de las economías y no en el de las sociedades, es decir, estaban
organizadas en torno a los valores del mercado y no en torno a los valores de la gente.
En algún lugar a lo largo del camino la economía globalizada perdió su brújula moral.
De acuerdo con Somavía, tenemos que actuar para poner un rostro humano a esa
economía. La mitad de los trabajadores del mundo vive con menos de dos dólares por
día. Es difícil crear dignidad sobre esa base. Pero también es difícil construir una
economía global sin consumidores. Los impulsores de la economía global parecen haber
5
Ver http://www.inmujeres.cdmx.gob.mx/wp-content/uploads/2015/04/Cumbre-Mundial-sobre-
Desarrollo-Social-1995.pdf, consultada el 12 de agosto de 2016.
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olvidado ese sentido común que animaba a Henry Ford, quien quería que sus
trabajadores pudiesen comprar lo que producían, o las palabras del dirigente sindical
estadounidense Walter Reuther, quien hacía presente que no se podía tener una
economía del automóvil con salarios de bicicleta. (2014).
A menudo se escucha decir que la globalización es irreversible. Pero afirmar que algo
no puede cambiar es desconocer la caída de imperios con sus respectivas filosofías
económicas y sociales, y es asumir una postura de derrota, las políticas que sustentan el
modelo neoliberal globalizado no son una fuerza de la naturaleza. Son establecidas por
personas, sistemas y fuerzas económicas responsables de formularlas y pueden ser
cambiadas por quienes tengan esa responsabilidad, con el fin de garantizar valores como
justicia, equidad y dignidad.
De acuerdo con la OIT, 1,30 mil millones de personas sobreviven con menos de un
dólar al día; la fortuna de las 200 personas más ricas del mundo es mayor que el ingreso
anual de los 2,5 mil millones de personas más pobres. Estas realidades no pueden ser
ignoradas si en verdad queremos superar las profundas desigualdades que existen en el
mundo.
El mundo del trabajo en nuestro país está signado por la exclusión, la precariedad, la
incertidumbre, la desigualdad, la discriminación, la unilateralidad. Estamos lejos del
Trabajo Decente, entendido como empleos productivos, con derechos, con protección
social y con libertad sindical y diálogo social. La inequidad laboral y el acceso a la
propiedad de la tierra son las principales razones por las que Colombia sigue siendo uno
de los países más desiguales del continente, avanzar de manera sostenible en la
construcción de condiciones de trabajo decente es sin duda el mejor camino para
superar la desigualdad y la pobreza.
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nacional es de 1,75% salario mínimo ($1.206.544); 180.000 personas realizan trabos
precarios como palmicultores y froricultores; la mitad de los trabajadores colombianos
son pobres ya que 10.450.000 obtienen un salario mínimo o menos; sólo el 4.4% accede
a ingresos superiores a ocho salarios mínimos. (ENS, 2015).
En síntesis, es un país con unas profundas desigualdades debido entre otras razones, a la
inequidad laboral, a la falta de acceso a la tierra y a la desigualdad de género en el
trabajo. Evidencia de ello son: el Coeficiente Gini de 0.538; el 12% de las mujeres
desempleadas en comparación con el 7% de hombres desempleados; el 53.4% de
mujeres trabajadoras devengando un salario mínimo o menos, y trabajando 6.3 horas
diarias en labores sin remuneración (la economía del cuidado); 7 de cada 10 personas
con trabajos precarios son mujeres; el 58.4% de los trabajadores colombianos no tienen
protección por riesgos laborales (12.573.409) y sólo el 4.4% de los trabajadores se
encuentran sindicalizados a pesar de la tercerización y de los esfuerzos realizados por
los sindicatos para afiliarlos. (ENS, 2015).
En este punto surgen preguntas acuciantes. ¿Cuál es la mejor manera de lograr una
economía más inclusiva? ¿Cómo asegurar que tendremos economías abiertas y
sociedades abiertas, con pilares sociales y un piso social? ¿Cómo hacer que la equidad y
la justicia guíen el cambio?
La pobreza condena a unos 1.000 millones de personas, casi un cuarto de los habitantes
del mundo, a una lucha diaria por sobrevivir con menos de dos dólares por día. Las
mujeres y las niñas son las víctimas más probables del cepo de la pobreza. Dos tercios
de las trabajadoras del mundo en desarrollo laboran en la economía informal, en su
mayoría en los trabajos peor pagados. Más allá de lo que miden las estadísticas, la
pobreza engendra en el individuo un sentimiento creciente de impotencia e indignidad.
En un mundo cada vez más integrado esto nos afecta a todos, nos rebaja a todos. La OIT
lo ha sabido siempre. Lo dice la Constitución de OIT de 1919, que es el corazón mismo
de esa institución: “La pobreza en cualquier lugar es un peligro para la prosperidad de
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todos”. En virtud de las vastas reservas de riqueza y recursos del mundo, esto es en
verdad un juicio moral sobre nuestra época.
Si queremos resultados diferentes, tenemos que actuar de manera diferente: Los pobres
no causan la pobreza. La pobreza es el resultado de fallas estructurales y de sistemas
económicos y sociales ineficaces e injustos; de problemas de gestión desde el nivel local
al nivel global en las esferas pública y privada, y de modelos de globalización incapaces
de evitar el crecimiento del desempleo y de la economía informal.
¿Cómo podemos decir que tenemos una economía global si la mitad de la población
mundial vive con menos de un dólar por día? Solo será posible alcanzar el objetivo de
una economía mundial estable y próspera cuando hagamos realidad nuestras
potencialidades y mejoremos la productividad y la capacidad de consumo de nuestros
ciudadanos. De acuerdo con Juan Somavia, erradicar la pobreza es el mayor desafío
social y la mayor oportunidad económica que encaramos hoy (2014).
Los cuatro objetivos estratégicos de la OIT son a la vez una formulación de nuestro
mandato actualizada al siglo XXI y una estrategia de desarrollo que responde a las
necesidades más apremiantes de las familias pobres: i) empleo: porque es imposible
eliminar la pobreza a menos que la economía genere oportunidades para invertir,
emprender, crear empleo y ofrecer medios de vida sostenibles. Sin embargo, el empleo
sigue siendo el eslabón perdido de la estrategia global para erradicar la pobreza. Parece
prevalecer la idea de que el empleo simplemente fluirá de las políticas financieras o de
comercio. Pero eso no es así, como bien lo sabe la gente joven; ii) derechos: porque la
gente en situación de pobreza necesita organización y voz para obtener que se le
reconozcan sus derechos y para exigir respeto; iii) protección: porque la gente que vive
en la pobreza está desprotegida. Sus magros ingresos son erosionados por la
marginalización y la falta de sistemas de apoyo, especialmente en el caso de las
mujeres, las personas mayores y los discapacitados y, por último; iv) diálogo: porque la
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gente pobre sabe que ese es el camino para dar solución pacífica a los problemas. Es
preciso que su voz se escuche y se respete.
Abordar democráticamente los conflictos en el mundo del trabajo, es quizá la tarea más
importante que se puede hacer desde el mundo del trabajo para aportar a la
consolidación de la paz en el país. Los acuerdos para la terminación del conflicto
armado, seguramente traerán una ola modernizadora y ojalá democratizadora para el
país, esa ola modernizadora esperamos que llegue al mundo del trabajo, con legalidad
laboral, libertad sindical y diálogo social.
Estos principios son tan válidos hoy como hace 72 años. La OIT sigue creyendo en la
visión expresada en la Declaración de Filadelfia y en su mensaje central: que el
progreso social no se puede lograr con la sola aplicación de políticas sociales. Este
mensaje fue reforzado por la Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la
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Globalización, establecida por la OIT y que incluye a Jefes de Estado, representantes de
los empleadores y de los trabajadores, autoridades responsables de la formulación de
políticas, académicos y otros interlocutores sociales de todas procedencias. Dicha
Comisión instó a la OIT a dar cuanto antes total cumplimiento a lo que prometía su
histórico mandato. Pidió un marco ético más firme para tratar los desafíos de la
globalización e instó a la OIT a dar total cumplimiento al mandato económico y social
que le confirió la Declaración de Filadelfia y a evaluar las políticas económicas a la luz
de su impacto en las políticas sociales y laborales. Y nos recordó que la OIT ha sido, y
seguirá siendo, una organización en constante evolución, que se ha redefinido y
revitalizado a lo largo de la historia cada vez que se ha hecho evidente la necesidad de
cambiar el rumbo en la dirección política.Sin embargo
Con la paz en Colombia podríamos esperar un escenario político menos cerrado, más
plural. Otro ambiente político – donde conversar sea la manera que escojamos como
país para resolver los conflictos. Una gran oportunidad de reconstruir las organizaciones
sindicales y sobre todo la posibilidad de centrar la agenda social en el trabajo decente.
Los retos y desafíos que nos plantea el proceso de paz con trabajo decente, pasan por
superar la hostilidad de muchos empresarios con despidos, hostigamientos y amenazas a
los trabajadores; que los empleadores dejen de utilizar las falsas figuras de diálogo
social tales como los pactos colectivos y los contratos sindicales; que cese la violencia
antisindical que sigue prevaleciendo en Colombia (21 homicidios de sindicalistas en el
año 2014 y 20 homicidios en el año 2015); que se forje la paz en el campo
modernizando las relaciones laborales con trabajo decente, cumpliendo con el Código
Sustantivo del Trabajo y aplicando las normas a través de inspectores y jueces laborales
y aplicando normas laborales internacionales en el agro; que se prohíba la tercerización
laboral en las cadenas globales de suministro y en las actividades misionales de las
empresas; que se logre la igualdad entre los géneros y que se cumpla con una tarea
fundamental para consolidar la paz en el país: garantizar un acceso a la justicia laboral.
(ENS, 2015 y 2016).
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abusan de los derechos de los trabajadores. Alrededor del 10% de todos los trabajadores
son enganchados a través de contratos civiles, que los deja por fuera de las protecciones
establecidas en el Código Sustantivo de Trabajo. Para 2013, apenas el 34% de todos los
empleados del país contaban con un contrato laboral a término fijo — una tasa más baja
que la de cualquiera de los países miembros de la OCDE — que genera inestabilidad
laboral y poca posibilidad para ejercer derechos consagrados en la Constitución como
sindicalizarse o negociar colectivamente. Además, la tasa de trabajadores contratados a
través de empresas temporales en Colombia es aproximadamente tres veces más alta
que el promedio de países de esta organización, otro factor que tiende a afectar
negativamente las condiciones y derechos de los trabajadores. (Hawkins, 2016).
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trabajo. En la OIT, lo que se quiere es cambiar la posición relativa de las mujeres
respecto de los hombres, pero a la vez mejorar en general las opciones de unas y otros.
(Somavia, 2014).
Al planificar nuestras acciones futuras tendremos que echar mano a nuestra sapiencia
colectiva y a nuestros recursos con el fin de enfrentar con decisión varios problemas. El
primero tiene que ver con la pobreza y la creciente desigualdad de género. A los
hombres todavía les corresponde una porción demasiado grande de la riqueza y a las
mujeres una porción demasiado grande de la pobreza. La estrategia de OIT de trabajo
decente es una vía para que las mujeres puedan superar la pobreza, porque se basa en
principios de igualdad y equidad en el trabajo y en el hogar. Este es un importante punto
de convergencia con el seguimiento de la Cumbre Mundial de Desarrollo Social.
Cuarto, debemos prestar mayor atención a los posibles efectos sobre la igualdad
de género de un mercado de trabajo mundial excedentario, así como a los desafíos y
oportunidades que plantea la mayor apertura de las fronteras y las economías. Los
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avances de la tecnología de la información y las comunicaciones están transformando
profundamente la relación entre la oferta y la demanda de fuerza de trabajo. Sin
embargo, por la persistencia de las desigualdades de género, las mujeres siguen
enfrentando dificultades que difieren según el tipo de trabajo: les cuesta mucho más
acceder a trabajos complejos (de alta tecnología, por ejemplo) y menos acceder a tareas
primordialmente manuales.
Conclusión
Hacer realidad el trabajo decente significa casar la equidad con la eficiencia e instalar a
ambas en el hogar del desarrollo sostenible. Es una manera de integrar la agenda
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tradicional de la OIT centrada en los derechos laborales y la protección social, con una
agenda de crecimiento sostenible y objetivos de desarrollo centrados en el empleo, la
creación de empresas y el mejoramiento de los recursos humanos. Y como en todo buen
matrimonio o sociedad, la unión tendrá éxito si utilizamos nuestra inteligencia
emocional y no solo nuestra capacidad mental. La consecución de nuestras metas de
trabajo decente dependerá en gran medida del diálogo social, la negociación y la
creación de consensos entre los gobiernos, los empleadores, los trabajadores y otros
componentes de nuestras comunidades.
Referencias Bibliográficas
Center for reproductive rights (2000). Beijing+5: Una mirada a los derechos
reproductivos, from http://www.mujeresdelsur-
afm.org.uy/joomdocs/Declaraciones/2000-Beijing+5-
Unamiradaalsdretsreproductius.pdf, consultada el 13 de agosto de 2016.
Hawkins, Daniel. (2016). Lograr la paz con trabajo decente y digno ¿Qué dice la
OCDE? Las dos orillas, from http://www.las2orillas.co/lograr-la-paz-trabajo-decente-
digno-dice-la-ocde/, recuperada el 14 de agosto de 2016.
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Red Latinoamericana de Investigaciones sobre Compañías Multinacionales
Somavia, Juan (2014). El trabajo decente. Una lucha por la dignidad humana,
from http://ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/---sro-
santiago/documents/publication/wcms_380833.pdf, consultada el 5 de agosto de 2016
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