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PROPUESTA DE ESQUEMA DE INVESTIGACIÓN

I. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA:


1.1 Descripción de la realidad problemática
En el Perú y el resto del mundo, pocos temas son tan controversiales como el
aborto. Nuestro país tiene un código penal que prohíbe el aborto salvo cuando la
vida de la madre corre peligro. Europa, Rusia, China, Norteamérica y países
latinoamericanos como Brasil, Argentina y Uruguay tienen una posición más liberal.
A pesar de la oposición radical de la Iglesia Católica, el Perú podría dar un pequeño
paso hacia la liberalización del aborto. En el Congreso, la Comisión Revisora del
Código Penal ha recomendado permitir el aborto en casos de violación y cuando
el feto sufre serias malformaciones.
El debate ha dividido no solamente al gobierno. Una reciente encuesta de la
Universidad de Lima arroja un empate técnico cuando la pregunta es si se debe
permitir el aborto por violación. Sin embargo, hay una marcada diferencia de
opinión entre los estratos sociales.
Según la encuesta, el sector con ingresos económicos más altos muestra un claro
respaldo a la despenalización del aborto por violación: un 61,5% está a favor. Otro
es el resultado en el sector con los ingresos más bajos. Aquí, solamente el 22% de
los encuestados aprueba la despenalización mientras que un 73% se muestra en
contra de cambiar la ley (fuente: El Comercio).
La encuesta también plantea el aborto por malformación del feto. En este caso, un 60%
de los encuestados con los ingresos más altos se muestra a favor de esta posibilidad,
mientras que en el sector con menos ingresos el respaldo solamente alcanza el 39%.
Los encuestadores de la Universidad de Lima vienen planteando ambas preguntas desde
el año 2002. Desde entonces, el respaldo general a la despenalización del aborto en
casos de violación y de malformación se ha incrementado notablemente: En el primer
caso, de 38,1% (2002) a 47,5% (2009) y, en el segundo, de 33,4% (2002) a 51,5% (2009).
También es interesante notar que el porcentaje de hombres y mujeres a favor y en contra
del aborto no varía de forma significativa.
La enmienda del Código Penal aprobada por la Comisión Revisora sostiene lo siguiente:
No es punible el aborto practicado por un médico con el consentimiento de la mujer
embarazada o de su representante legal en los casos siguientes:
1) Cuando constituye el único medio para salvar la vida de la gestante o para evitar en su
salud un mal grave o permanente.
2) Cuando es probable que el ser en formación obedezca o desarrolle graves
malformaciones o tareas físicas o psíquicas, siempre que exista al respecto el diagnóstico
médico especializado.
3) Cuando el embarazo sea consecuencia de violación sexual, siempre que los hechos
hubiesen sido denunciados penalmente, así como de la inseminación artificial o
transferencia de un óvulo fecundado no consentidas (fuente: El Comercio).
En el debate público, las acusaciones han predominado por sobre los argumentos. El
cardenal Juan Luis Cipriani no dudó en comparar a los defensores de una posición más
liberal con el rey Herodes quien, según el envangelio de Mateo, mandó a matar a todos
los niños de dos años y menos en Belén.
Pero esta diatriba no debería impresionar a los legisladores ni al Ejecutivo. Como señala
Gian Carlo Orbezo Salas en su última columna, “el Estado no puede elaborar políticas
públicas ni legislar en función de creencias religiosas o dogmas de fe”. Lo que debe
importar es la integridad física, mental y moral de los ciuadanos habidos y por haber.
El debate sobre el aborto está lleno de preguntas irresueltas, difíciles y casi metafísicas.
¿Cuándo empieza la vida humana? ¿Desde la concepción? ¿Desde el anidamiento del
óvulo fecundado en el útero? ¿En el momento en que el embrión se convierte en feto?
¿Durante el nacimiento? ¿A los dos o tres años de nacido? ¿O acaso es imposible
determinar el momento preciso?
Todas estas preguntas conllevan posibles respuestas que tienen sus defensores. Ninguna
posición parece totalmente jalada de los pelos. Es por ello que, en vez de insultar al estilo
del cardinal Cipriani, debemos aprender a respetar opiniones divergentes por más que no
estemos de acuerdo.
Más allá del plano normativo y moral, sin embargo, está un asunto pragmático y palpable:
El bien de las mujeres embarazadas que deciden abortar. En la crónica semanal, Ignazio
De Ferrari hace notar que la actual prohibición del aborto engendra una terrible
discriminación hacia las mujeres que no tienen recursos suficientes para pagar un aborto
en condiciones médicas aceptables (o para obtener la píldora del día siguiente, cuya
distribución pública acaba de ser vetada por el Tribunal Constitucional).
En vez de reducir la cantidad de abortos, la prohibición legal lleva a muchas mujeres
desesperadas a terminar el embarazo en condiciones absolutamente espeluznantes.
Según un reciente artículo del diario El Mundo de España, el aborto clandestino es la
tercera causa de mortalidad materna en el Perú:
Cada día llegan decenas de mujeres de escasos recursos económicos a emergencias con
infecciones, hemorragias y perforaciones causadas en abortos clandestinos, confirma el
decano del Colegio Médico, quien explica que la Maternidad de Lima ha sido testigo de
dramáticos casos en los que mujeres desesperadas se han lanzado por escaleras, se han
golpeado el vientre con objetos contundentes e incluso han utilizado agujas de tejer y
palitos de anticucho para autoinducirse un aborto. Por la penalización del aborto, las
mujeres temer acudir de inmediato a urgencias y finalmente van cuando las infecciones
están en estado muy avanzado, lo que convierte al aborto clandestino en un problema de
salud pública (fuente: El Mundo).
Las autoridades políticas no pueden cerrar los ojos frente a esta realidad. Según un
estudio de la ONG Flora Tristán (fuente: El Mundo), los abortos clandestinos en el Perú
sumarían más 370 mil por año. Es una cifra muy alta, sobre todo si la comparamos con
países que tienen una posición bastante más liberal frente al aborto. Alemania, por
ejemplo, permite el aborto cuando el embarazo afecta la integridad psíquica de la mujer,
lo cual hace que la cantidad de abortos clandestinos, o aquellos realizados en el
extranjero, sea relativamente baja.
Las estadísticas oficiales alemanas hablan de 114 mil abortos durante el año 2008 (fuente:
presione aquí). Tomando en cuenta que Alemania tiene 82 millones de habitantes, la
mitad de ellos mujeres, podemos hablar de un aborto por cada 360 mujeres. En el Perú,
con alrededor de 28 millones de habitantes, tendríamos como mínimo un aborto por cada
38 mujeres.
Estos números muestran la urgencia de repensar las políticas de salud reproductiva en el
Perú. Un buen gobierno es aquel que contribuye al bienestar de sus ciudadanos – ricos y
pobres, hombres y mujeres. Los argumentos morales son, sin duda, importantes, pero no
deberían servir como pretexto para mantener leyes que, en vez de mejorar la situación de
las mujeres embarazadas, tan sólo agravan la tragedia.

El aborto legal se realiza en el 74% de la población mundial y comprende a 117 países,


en donde se permite en tres situaciones: en casos seleccionados sucede en 53
países (45%), el aborto es liberal fundamentando las causas en 14 países (12%) y se
realiza de manera absolutamente liberal en 50 países (43%). El aborto ilegal se realiza en
el restante 26% de la población que comprenden 74 países. En América Latina el aborto
es ilegal a excepción de Cuba y Puerto Rico. La tasa de aborto en el mundo es de 13 por
mil mujeres en edad fértil (MEF); en América Latina es de 37 y en el Perú es de 55 por
mil.
En América Latina la práctica del aborto está regulada jurídicamente por el sistema de las
indicaciones. Este señala que el aborto es punitivo, salvo que sea autorizado por la
concurrencia de determinadas indicaciones. Estas indicaciones son terapéuticas o
médicas por riesgo para la vida de la mujer (en Argentina, Bolivia, Brasil, Costa
Rica, Ecuador, Guatemala, Haití, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay,
Perú, Uruguay, Venezuela); por enfermedad fetal grave o incurable (en Panamá,
Trinidad y Tobago, Uruguay); por violación sexual (en Argentina, Bolivia, Brasil,
Ecuador, México, Uruguay); por precaria situación familiar (en Uruguay).
En el Perú se produce aproximadamente un millón de embarazos al año, de los cuales
un tercio termina en aborto clandestino. En eventos internacionales se ha concluido que
el Perú es el país latinoamericano con el mayor número de abortos, seguido de Brasil y
Argentina. Por cada mujer que muere por aborto hay 10 ó 15 mujeres que quedan
incapacitadas para procrear o sufren de procesos crónicos dolorosos. Hay referencias
anecdóticas que indican una alta tasa de complicaciones por aborto entre las mujeres de
las zonas urbano-marginales, que por temor a las consecuencias legales y personales no
llegan al hospital a solicitar tratamiento para las complicaciones.
La polémica del aborto ha polarizado el mundo de tal manera que existen globalmente
dos corrientes de opinión contrapuestas que se identifican con los nombres de “pro
life” y “pro choice”. En un extremo están quienes creen que el embrión o el feto tienen
prioridad absoluta sobre las decisiones personales de la mujer y parecen ignorar por
completo los derechos de ésta. El extremo opuesto privilegia resueltamente los derechos
de la mujer a decidir por sí misma, ya sea la continuación o la interrupción del embarazo,
y parece hacer caso omiso de cualquier valor posible del embrión o feto.
Es necesario conocer que el Código Penal aprobado en 1991, en los artículos 114 al 120,
establece sanciones contra las mujeres que se practican el aborto y contra las personas
que lo realizan. La Constitución del Perú del año 1993 ratifica la prohibición del aborto en
el Artículo 2, inciso 1, cuando señala: “El concebido es sujeto de derecho en todo
cuanto le favorece” Igualmente la Ley General de Salud (N° 26842) establece en su
artículo 30°, la obligación de que los establecimientos de salud y los médicos tratantes,
informen a la autoridad policial sobre los casos en los que exista sospecha de aborto
provocado.
Sin embargo en el artículo 119 del Código Penal dice: “No es punible el aborto
practicado por un médico con el consentimiento de la mujer embarazada o de su
representante legal, si lo tuviere, cuando es el único medio de salvar la vida de la
gestante o para evitar en su salud un mal grave y permanente”
La Medicina entiende por aborto toda expulsión del feto, natural o provocada, en el
período no viable de su vida intrauterino, es decir, cuando no tiene ninguna posibilidad de
sobrevivir. Si esa expulsión del feto se realiza en período viable pero antes del término
del embarazo, se denomina parto prematuro, tanto si el feto sobrevive como si muere.
En el lenguaje corriente, aborto es la muerte del feto por su expulsión, natural o provocada,
en cualquier momento de su vida intrauterino.
El debate ha dividido no solamente al gobierno. Una encuesta realizada el año 2009 por
la Universidad de Lima arroja un empate técnico cuando la pregunta es si se debe permitir
el aborto por violación. Sin embargo, hay una marcada diferencia de opinión entre los
estratos sociales.
Según la encuesta, el sector con ingresos económicos más altos muestra un claro
respaldo a la despenalización del aborto por violación: un 61,5% está a favor. Otro es el
resultado en el sector con los ingresos más bajos. Aquí, solamente el 22% de los
encuestados aprueba la despenalización mientras que un 73% se muestra en contra de
cambiar la ley (fuente: El Comercio).
La encuesta también plantea el aborto por malformación del feto. En este caso, un 60% de
los encuestados con los ingresos más altos se muestra a favor de esta posibilidad,
mientras que en el sector con menos ingresos el respaldo solamente alcanza el 39%.
Los encuestadores de la Universidad de Lima vienen planteando ambas preguntas
desde el año 2002. Desde entonces, el respaldo general a la despenalización del aborto
en casos de violación y de malformación se ha incrementado notablemente: En el primer
caso, de 38,1% (2002) a 47,5% (2009) y, en el segundo, de 33,4% (2002)
a 51,5% (2009). También es interesante notar que el porcentaje de hombres y mujeres a
favor y en contra del aborto no varía de forma significativa
El aborto puede ser espontáneo o provocado. El primero se produce o bien porque
surge la muerte intrauterinamente, o porque causas diversas motivan la expulsión del
nuevo ser al exterior, donde fallece dada su falta de capacidad para vivir fuera del vientre
de su madre. Si el aborto es provocado, se realiza matando al hijo en el seno materno o
forzando artificialmente su expulsión para que muera en el exterior.

1.2 Marco histórico del problema de investigación


II. La historia del aborto
III. Desde siempre, han aparecido referencias al aborto en diversas culturas de la antigüedad en
cuanto a la manera de realizarlo y a las disposiciones que tenían para juzgar el acto.
IV. Una de las descripciones más antiguas sobre cómo efectuarlo es el que aparece en el tratado
médico escrito en China, durante el gobierno del emperador Shen Nung en el siglo XVII AC
V. En el código de Hammurabi (2500 AC), el aborto se consideraba un delito contra los intereses del
padre o marido, y también una lesión a la mujer. En Babilonia las leyes reconocían ciertos derechos
a la mujer. En Babilonia, las leyes reconocían ciertos derechos de la mujer, pero en general sólo el
marido era el ofendido y económicamente el lesionado.
VI. En el derecho hebreo (cap.XXI, Vers.22), figura: Si algunos riñeren, e hirieren a la mujer
embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerto , será penado conforme a lo que impusiera el
marido de la mujer y juzgaren los árbitros.Mas si hubiere muerto, entonces pagará vida por vida.
VII. Respecto al aborto, hay una concepción que domina toda la antigüedad en tiempos orientales,
en Grecia y aun en Roma. El feto es pars viscerum matris, es decir que es parte de perpetua
minoridad y así el poder del tutor, padre, esposo, estado, se extendías a sus bienes y persona y por
tanto al fruto de su concepción.
VIII. En las ciudades griegas el aborto era considerado una práctica normal de regulación de
nacimientos. El mismo Hipócrates a pesar de la condena de aborto que tiene su juramento, no
vacila en aconsejar a las parteras acerca de los abortivos y anticonceptivos. Sócrates incluía entre
las funciones la de facilitar el aborto cuando la madre lo deseara. Platón proponía en su República,
que se obligase a abortar a las mujeres mayores de 40 años. Y Aristóteles era partidario de la
limitación de nacimientos.
IX. En la época del Imperio Romano, con la corrupción de las costumbres y el libertinaje femenino, el
aborto se extendía más y más, debido a lo numerosas de las familias y su debilitada situación
económica. Según Ovidio, las matriarcas abortaban a menudo para castigar al marido o para que la
semejanza física con el amante de turno no revelara el adulterio. Empieza entonces la reacción del
Estado, que lo considera un acto indigno contra la moral, vislumbrándose la concepción de que el
Estado asume la defensa de los intereses demográficos y de la protección de las costumbres.
Decía cicerón en sus Oraciones: Con el aborto se destruye la esperanza de un padre, el sostén de
una raza, el heredero de una familia, el ciudadano de un Estado.
X. También se han encontrado alusiones al respecto en diversos papiros egipcios que ofrecen detalles
sobre la operación.
XI. El padre de la Medicina, Hipócrates que vivió entre los años 460 y 357 AC, en la antigua ciudad de
Gracia, dejó como legado el juramento hipocrático con el cual aún hoy se comprometen todos los
estudiantes de medicina a ejercer su profesión con ética y profesionalismo, en dicho juramento se
refiere de la siguiente manera al aborto:
XII. Nunca daré a nadie una droga mortal aunque la pida, ni haré una sugerencia a ese efecto.
Tampoco le haré un aborto a una mujer.
XIII. La Biblia cristiana condena al aborto como un acto criminal y lo mismo opina la iglesia de hoy en
día. Cuando el aborto no se realiza para proteger a la mujer, sino porque ésta desea poner fin a su
estado de gestación por razones económicas, morales o sociales, recibe el nombre de criminal.
XIV. Pero el aborto no es sólo un problema legal que concierne a la profesión médica, sino un problema
humano y hasta social, año a año son miles los abortos realizados por los más diversos motivos en
personas de todas clases sociales y edades.
XV. Aunque la cantidad de mujeres que se someten a una aborto es grande, no tienen disculpa de parte
de la sociedad, que prefiere apoyar a una madre soltera que a una mujer que teme enfrentar
su responsabilidad de madre y que engendrar muerte.
XVI. También existía el juramento hipocrático que era testigo de la promesa de todos los profesionales
de la salud destinada a no interrumpir la evolución natural de la vida que se engendra en una mujer.
XVII. En otras culturas o religiones como por ejemplo el Budismo, también se prohíbe el aborto y se
castiga.

XVIII. Historia del aborto en el Perú


XIX. Durante el incanato, la interrupción abortiva practicada a los tres meses de embarazo se penaba
con la muerte por la horca o lapidación, pena que tanto se imponía a la madre como a la persona
que la ayudara. Ya que el aborto no sóo evitaba el incremento de la familia y la comunidad, sino
que, también privaba al imperio de un futuro guerreo o de nuevas manos y energías para el
desarrollo de actividades productivas .El aborto provocado no se castigaba cuando el parto no
seguía su curso y existía el peligro inminente de la vida de la madre.
XX. La necesidad de preservar a las mujeres, expresión de vida y fuente de ella, justificaba para
los incas, la impunidad el aborto en esas circunstancias excepcionales.
XXI. Durante la Colonia la represión del aborto era absoluta y se sancionaba su práctica con pena de
muerte o destierro.
XXII.

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos98/aborto-peru-y-mundo/aborto-peru-y-


mundo.shtml#lahistoria#ixzz3q0AnhzxR
22.1 Formulación del problema
22.2 Justificación del problema
En la actualidad se están viendo muchos casos con este problema en mujeres no
solo menores de edad sino también en mayores que no saben que es lo que van
a hacer, cuando se enteran que están embarazadas y es por eso que recurren a
esta actividad.
Esta investigación se realiza con el fin de concientizar a todas las personas que el
aborto no es el mejor método ni la mejor solución de un embarazo no deseado si
no que se convierte en otro problema debido a que no es legal y atenta contra la
vida de un ser humano y que ocasionan mayores consecuencias a la madre.

La realización de este estudio permitirá conocer cuáles son los factores que llevan
a las personas a tomar la decisión de abortar, así como también dar a conocer
cuáles son los efectos y complicaciones que pueden tener al instante de
practicarse el aborto o al pasar algunos años como serian, esterilidad, hemorragias
e infecciones. Tratar de convencer a las personas que no están tomando la
decisión correcta, que ellas tomen conciencia acerca de los riesgos que pueden
correr y que tengan la información adecuada para que en algún momento no se
arrepientan de la decisión que tomaron y de los problemas psicológicos que
pueden llegar a tener a consecuencia de esto para después poder brindarles la
atención adecuada acerca de su problemas.
22.3 Delimitación del problema
XXIII.

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