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NUEVOS METODOS NARRATIVOS EN TERAPIA FAMILIAR.

Ricardo Ramos Gutiérrez.

Psiquiatra. Terapeuta familiar.

Director del Laboratorio de Comunicación Humana de la Escola de Terapia


Familiar del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona. Universidad
Autónoma de Barcelona.

Email: ramosgutierrez@gmail.com

INTRODUCCIÓN.

La Terapia Narrativa se basa en la idea de que la Historia Personal (y


familiar), tal como la relata el interesado para intentar dar cuenta de sus
problemas, constituye un instrumento útil para basar en ella el trabajo
terapéutico. Esta pretensión descansa en el supuesto de que relatar una historia
personal no es solo una actividad expresiva, sino que se trata, ante todo y sobre
todo, de una práctica social.

A través de su historia, el informante (el paciente y/o su familia) nos pone


al corriente, por una parte, de una serie de hechos significativos para ellos, y por
otra, de sus posiciones ante estos hechos, y de las consecuencias esperadas e
inesperadas de esa serie de hechos y de ese inventario de posiciones (Ramos,
2001). El relato nos informa de lo que ocurrió (al menos, parcialmente) y de lo
que hicieron o no hicieron las personas concernidas e involucradas por aquellos
hechos; desarrolla, por tanto una función expresiva (de las experiencias) y
representativa (de los hechos y de las actitudes).

Pero además tiene una función normativa; a través de la forma de relatar,


de lo que se enfatiza y lo que se ignora de los hechos ocurridos, y de la forma en
que se articulan al contarlos, el relato implica lo que se debió o no se debió hacer
entonces y de lo que se debe y no se debe hacer ahora (Sluzki, 1992)

Y, por último, contar una historia personal es establecer una trayectoria


singular, individual, dentro de un orden social dado. A través de un relato
personal se ejemplifica lo que puede pasar a personas como estas, en situaciones
como esas, en un contexto histórico y social como el presente; lo que le pasa a
personas a las que le pasan este tipo de cosas, en un mundo como este que
compartimos con ellas.
Y con ello, el relato reclama lo que debe hacer, en consecuencia, el que
escucha la historia, para mantener o para desafiar, el orden social que esa
historia describe y que ese orden prescribe, según sea su propia posición en ese
mundo y en ese orden.

El relato de las penalidades de unas personas y de unas vidas, no sólo


busca comprensión y compasión; reclama acción. Comprender un relato significa
saber que respuesta darle (Ramos, 2001)

LOS MODELOS TERAPÉUTICOS SOCIOCONSTRUCCIONISTAS

El Construccionismo Social, en el campo de la Terapia Familiar, ha dado


lugar a dos corrientes entre las que existen conexiones y diferencias: el enfoque
Narrativo y el enfoque Conversacional. Pasaremos una breve revista a algunos
conceptos básicos de estos dos enfoques, para después dar paso a una síntesis
personal que denominamos Modelo Narrativo-Temático (Ramos, 2008)

El Modelo Narrativo.

El Modelo Narrativo que podríamos llamar canónico fue desarrollado por


David Epston y Michel White a partir de un texto transformado en un clásico:
“Medios Narrativos para Fines Terapéuticos” (Epston & White, 1990).

Los autores parten del principio de que los hechos son puntuales, pero el
significado otorgado a los hechos son duraderos; un acto de maltrato, una
ingesta alcohólica excesiva o una tentativa suicida son puntuales, pero ser un
maltratador, un alcohólico o un suicida, es una condición que se supone duradera
(de la que el acto concreto en cuestión no es sino una manifestación puntual y,
presumiblemente, repetible)

Una de las formas en la que un hecho concreto empieza a adquirir


significado es a través de su inclusión en una secuencia de hechos relacionados
y/o narrativamente relacionables. La forma minima de secuenciación de un
hecho es establecer una relación antecedente(s)->hecho->consecuencia(s); es
decir, proceder a su narrativización.

Pero, a su vez, para que el relato de unos hechos mantenga un sentido es


necesario que se haga una selección entre los todos los hechos ocurridos que se
podrían contar, a fin de asegurar al relato un mínimo de coherencia para que se
pueda, mas o menos, entender y para que pueda progresar. No todos lo hechos
ocurridos entran en el relato retrospectivo de lo que ocurrió; se eligen aquellos
que mantienen la coherencia general (mínima) del relato.

En el terreno clínico estos autores mantienen que lo que nos cuentan


nuestros consultantes, y lo que los profesionales que nos los mandan cuentan o
podrían contar de ellos, es una Historia Saturada de Problemas. En la vida de esas
personas, en su experiencia, hay mas cosas, y cosas distintas de la que sus
historia “oficial” nos da a conocer; pero como no encajan en la Historia Saturada
de Problemas, estas experiencias se pierden narrativamente y pierden su
durabilidad y su significado. Por lo tanto, el objetivo de la terapia es alumbrar
una Historia Alternativa, en la que si que puedan tener cabida esas experiencias
vividas pero ignoradas.
Lo que obstaculiza a la Historia Alternativa es la preeminencia del
Problema. Para estos autores el problema no es la expresión desplazada de una
característica disfuncional de las personas o de sus relaciones. El problema es el
problema. Ni mas, ni menos. Por ello, el primer paso de la terapia es empezar a
hablar del Problema como algo ajeno a la persona que no le permite, o al menos
que trata de impedirle, ser como es y vivir como querría.

La terapia comienza con la Externalización del problema, es decir,


hablando del problema como un ente discernible y caracterizable que se
interpone entre la persona y sus metas, sus deseos y sus sueños. Ello se persigue
utilizando el lenguaje de una cierta manera, y dirigiendo la conversación hacia
unas ciertas cosas.

Uno de los aspectos importantes es el uso de la nominalización en el


lenguaje. Al hablar del problema se busca usar nombres, no adjetivos (“La
ansiedad le domina”, antes que “Está ansioso”), se usa un lenguaje coloquial,
antes que técnico (“El miedo le domina”, en lugar de “la Ansiedad”) y se habla del
efecto del problema de forma siempre tentativa (“El miedo trata de dominarle”).

Al problema se le trata como un personaje del drama nombrable y activo,


que tiene intenciones aviesas y características físicas discernibles y que
despliega tácticas (“Ya está la pena negra –o amarga- tratando de apoderarse de
nuevo de su vida”) El nombre y las características se pueden negociar con el
usuario (“¿Qué nombre le pondría Vd. a su Depresión? ¿Qué color tendría?”)

La conversación se dirige a dos ámbitos fundamentales, que no son


sucesivos, sino que se pueden dar entremezclados. El primero se refiere a como
influye el problema en la vida de la persona, como le está interfiriendo en sus
metas, en sus deseos, en sus relaciones; son las Preguntas Deconstructivas.

El segundo se centra en como influye la persona en la vida del problema,


pero no en el sentido de cómo la persona alimenta la persistencia del problema,
sino al contrario, como lo resiste, como ha hecho para, a pesar de todo, socabar y
limitar la influencia del problema: como, contra todo pronóstico, ha sido capaz
de resistirlo; son las Preguntas de Reautoría.

Se configura así una forma de hablar con el usuario que se denomina


Conversaciones Externalizadoras, cuyo objetivo es intentar separar a la persona
del problema para que los usuarios puedan experimentar una identidad fuera de
la influencia del problema; a través de ellas el terapeuta ayuda al usuario a
percibirse a si mismo como estando en relación con un problema (relación que
se puede cambiar) mas que siendo o teniendo un problema.

El segundo paso del proceso de terapia (aunque estos pasos, mas que
consecutivos, están imbricados) es la identificación del Acontecimiento
Extraordinario (unique outcome), un acontecimiento del pasado (pero que
también puede ubicarse en el presente o en el futuro previsible), que contradice
el sentido de la historia saturada de problemas, una situación particular en la
que el usuario fue capaz de resistir la influencia del problema.
Una vez identificado, ese acontecimiento se amplifica y se transforma en
el gozne, el punto de partida, de una nueva Historia Alternativa, que se levanta en
base a que el acontecimiento extraordinario no sea único sino el primero de una
nueva serie y en los efectos sobre la autoidentidad que tendrían esos eventos si
se repitieran (¿Qué le enseñarían a Vd. de Vd. mismo esos eventos?)

El paso siguiente es la comunicación de la historia alternativa. Una


historia no persiste si no tiene un Público, real o virtual, que la avale. Para
conseguirlo el procedimiento más simple es la Comunicación Escrita (cartas y
certificados al usuario o para el usuario en los que se da cuenta de sus pasos para
zafarse de la influencia del problema). Pero también se usan las Conversaciones
de Remembranza y los Grupos de Testimonio.

Las primeras consisten en conversaciones en las que se invocan a


personas reales o ficticias de la vida del paciente concreto (pueden ser desde un
otro significativo a un juguete preferido o un héroe de ficción –el Rey León, por
ejemplo-) que estarían satisfechos de conocer los progresos del usuario en su
lucha por librarse del problema y que han contribuido a esa lucha con un
ejemplo o una inspiración importante para él.

Los Grupos de Testimonio son un grupo de personas reclutadas por el


usuario que van a presenciar una entrevista de este con el terapeuta en la que se
va a hablar de esta lucha con el problema y al finalizar la cual van a intervenir
diciendo, no solo lo que más han valorado de lo que han oído, sino que se llevan
ellos como enseñanza para su propia vida.

El objetivo de todo este proceso terapéutico es yuxtaponer, a la trágica


historia dominante de la influencia del problema en la vida de la persona, tal
como nos la cuenta el usuario, la historia heroica de la proactividad del paciente,
tal como emerge durante la terapia (White & Epston, 1990; Madsen, 2007)

El Modelo Conversacional.

La otra derivación clínica del Socioconstruccionismo es el Modelo


Conversacional (Anderson & Goolishian, 1988). En él se parte de la idea de que
en lugar de considerar, como se hacía en el pensamiento sistémico basado en el
Estructuro-Funcionalismo de Talcot Parsons, que el Problema es el resultado de
la Disfunción de un Sistema (la familia), habría que considerar que es el Sistema
el que resulta de la Difusión de un Problema.

El sistema que le interesa al clínico no es un grupo con historia y con


futuro, como la familia, sino un red conversacional, el Sistema Determinado por el
Problema (en adelante, SDP). Esta red conversacional se levanta a partir del eco
que despiertan las conversaciones iniciadas por un elemento de los Sistemas
Técnicos (profesionales) ante la conducta de un elemento de los Sistemas
Naturales (un miembro de la familia).

Una conducta determinada da lugar a una Alarma que va invadiendo las


conversaciones sucesivas que esa alarma desencadena. Ello se debe a que las
conversaciones, a medida que la alarma se extiende se van transformando de
Dialógicas (en las que alguien habla con, preguntándose que pueden hacer) a
Monológicas (en las que un profesional habla a, diciéndole lo que tiene que hacer
desde una posición de experto)

Una vez que el SDP se levanta, las conversaciones alarmadas se


mantienen con independencia de que la conducta que les dio origen haya
permanecido o no. El problema persiste, independientemente de la conducta,
mientras haya personas dotadas de autoridad que siguen hablando de aquella
conducta pasada como un problema presente.

Consecuentemente, se considera que el terapeuta es un Arquitecto del


Diálogo, es decir, que su función es decidir y procurar quien tiene que hablar con
quien, como, cuando y acerca de que. El terapeuta no es un experto en problemas
o en soluciones sino en la generación de conversaciones Dialógicas. Y la terapia
es una conversación mas, aunque distinta, en el marco y en el flujo del SDP.

Para ello parte de una posición de Not Knowing, de no experto, de no


saber. Su objetivo es procurar la expansión y expresión de “aquello que no se ha
dicho” y de las “historias no contadas todavía”, debido al sesgo que habían ido
tomando las conversaciones en el SDP. Y lo que pretende no es la solución de
ningún problema sino su Disolución; y con ella la disolución del SDP que lo
sostenía (Anderson y Goolishian, 1992; Anderson 1997).

EL MODELO NARRATIVO TEMÁTICO.

Este modelo pretende ser una síntesis y un desarrollo de los dos modelos
anteriores (Ramos, 2001; 2007; 2008; en prensa). El punto de partida es
considerar a la entrevista (y a la sesión) como una Narración Conversacional
Autojustificativa que es la expresión particular de un Tema Existencial en el que
el usuario y/o la familia se haya inmerso en este momento de su vida, en este
punto de su trayectoria asistencial.

Cada entrevista, lo que nos cuenta el usuario en ella es el Significante


Singular, personal e histórico, de un Significado Pragmático General, que se
puede parafrasear como: “Por todo lo que acabo de contarle es por lo que estoy
AQUÍ (contándoselo a quien tengo que contarlo, ya que Vd. no me ha impedido
que lo haga) y ASÍ (tal como Vd. mismo puede deducir, después de todo lo que le
he contado). Y ahora que Vd. ya me ha oído, A VD. LE TOCA HACER ALGO AL
RESPECTO”. El relato, la selección y composición, de los hechos que nos hace el
usuario está al servicio de Delegar la responsabilidad del cambio en el terapeuta.

Para ello el Usuario habla desde lo que llamamos una Posición Discursiva
de Necesidad; a través de ella expresa su postura de “tuve que hacer lo que hice”
y defiende la posición que tiene ahora. Y, frente a ello el terapeuta tiene que
intervenir en la co-construcción de la historia desde una Posición Discursiva de
Contingencia; “le creo, pero ¡que pena que no se diera cuenta! ¿Cómo pudo ser?
Hábleme de esto otro” (Ramos, 2001).

Esta tensión discursiva entre las posiciones del usuario y del terapeuta es
la traducción, en el modelo Narrativo Temático, de las Conversaciones
Deconstructivas del modelo de White y Epston. Mientras que el equivalente a la
externalización es la Dialéctica Acontecimiento/Personaje.
Paul Ricoeur (1983) habla de la complementariedad narrativa entre
Acontecimientos y Personajes. Para que pasen cosas nuevas en un relato es
necesario que sus Personajes se hagan mas complejos, y para conocer la
complejidad de los personajes es necesario hacer que pasen por cosas nuevas.

La atención del terapeuta no se centra en conocer y evaluar los


acontecimientos del pasado, sino en inventariar, testificar y provocar
acontecimientos en el presente. El terapeuta se debe centrar en lo que sucede en
la vida del usuario mientras que se está haciendo la terapia y en como reacciona
o se le puede ayudar a reaccionar ante ello. Se trata de tomar nota de lo que
ocurre (inventariar acontecimientos extraordinarios) pero también de procurar
que ocurran cosas nuevas (a través de directivas y prescripciones).

Por lo tanto, la Historia Terapéutica no es ni la Historia Alternativa de


White y Epston, ni las “Historias-no contadas-todavía”, pero ya vividas de que
hablan Anderson y Goolishian; mas bien se trataría de la “Historia-no vivida-
todavía”, la historia que se escribe con lo que pasa durante la terapia, la que
denominamos la Historia-por-Vivir (Ramos, 2007; Ramos, en prensa).

COMO SE ESCRIBE LA HISTORIA.

Hayden White, el historiador que introdujo el giro narrativo en los


estudios de Historia, dice que hay tres tipos de relatos históricos, de relatos que
se pueden hacer con los hechos que realmente sucedieron en el pasado: los
Anales, la Crónica y la Historia Narrativa (H. White, 1992)

En los Anales los hechos se presentan por su simple orden cronológico; en


tal fecha pasó X, en tal otra pasó Y, y en tal otra pasó Z. No hay un narrador que
se responsabilice de los temas que escoge (y de los que pasaron, pero que se
omiten), ni hay un tema que los agrupe. Simplemente pasaron y aquí están.

Desde el punto de vista de los hechos es el relato mas factual que se puede
hacer; no hay ni comentarios, ni puntos de vista subjetivos. Pasó lo que pasó, y
eso es todo. Pero desde el punto de vista de la inteligibilidad, del sentido, el
Mundo que transmite al que escucha este relato es un mundo de Necesidad, un
mundo en donde a las personas les pasan cosas.

La Crónica es un tipo de relato en la que hay un Narrador que da cuenta


de los hechos, que los señala, que los escoge. Si hay un criterio de selección; los
hechos se agrupan por Temas. Hay un punto de Comienzo, la crónica empieza en
un punto de la cadena posible de hechos, punto escogido por el narrador; pero
no hay un Final. Su temporalidad depende de la presencia del narrador, no de la
lógica y la culminación de los hechos. Los hechos no concluyen, sino que es la
crónica la que se termina.

El Mundo que trasmiten al lector, debido a ello, es un mundo de


reacciones necesarias, en el que las personas hicieron lo que tenían que hacer.

Y hay un tercer tipo de Relato Histórico que es la Historia Narrativa. En el


hay un Narrador y hay también una Perspectiva Dominante (es la historia de
alguien, hay un Protagonista). Hay una Estructura de Comienzo-Nudo-Desenlace
y una Peripetia, una acontecimiento que permite ver que las cosas no estaban,
del todo, como hasta ese momento parecía que estaban y que las personas no
eran, del todo, como hasta ese momento parecía que eran.

Esa Peripetia permite el tránsito del Nudo al Desenlace, lo cual permite


una Finalización, una culminación de los hechos, que autoriza una Evaluación
retrospectiva del sentido final de todo lo que nos han narrado.

El Mundo que transmite es un mundo de acciones contingentes en el que,


retrospectivamente, las personas hicieron lo que hicieron, pero ahora que se
puede ver cuales han sido las consecuencias y hasta que punto han llegado las
cosas, se puede plantear que podrían o querrían haber hecho otras cosas, y que
en lo sucesivo, en el futuro, podrían hacerlas.

La Historia Terapéutica se debe basar, debe anclarse en la Crónica que


nos trae el usuario cuando, en la primera visita, explica los hechos y las cosas
que, a su juicio, le hacen estar AQUÍ y ASÍ; y es a partir de aquí va articulando los
acontecimientos que ocurren durante (y los que provoca) la propia terapia, hasta
encontrar un punto de cierre.

No se trata de yuxtaponer una historia heroica a una historia previa


traumática; “los eventos traumáticos se destraumatizan cuando son sacados de
una trama en la que tienen una posición central y son incluidos en otra trama en
la que ocupan un lugar, una función ordinaria o subordinada, como elementos de
una vida compartida con otros” (H. White, 2003)

Se trata, pues, de reubicar los eventos traumáticos del pasado en una


historia presente que tenga el mejor final posible, dadas las circunstancias.

LOS MOTIVOS.

Para escribir una historia Hayden White dice que el historiador tiene que
ir seleccionando (y articulando) distintos tipos de Motivos. Un Motivo es un
acontecimiento pero no tanto singular, idiosincrático, cuanto particular y
socialmente codificado. En un relato cinematográfico, un western, por ejemplo,
son motivos la carga de los indios, la pelea en el saloon, el duelo con pistolas o la
marcha final cabalgando del héroe hacia el horizonte.

La tarea del historiador es seleccionar, entre el flujo de acontecimientos


que ocurren en la historia, tres tipos de Motivos (es decir, de acontecimientos
reconocibles para un hipotético lector) con los que construir la Historia
Narrativa: Inaugurales, de Transición y Terminales.

Un Motivo Inaugural es un acontecimiento, a partir del cual se puede


recortar una serie capaz de alcanzar un sentido. El bombardeo de Pearl Harbour
se puede considerar como el motivo inaugural de la implicación de E.E.U.U en la
Segunda Guerra Mundial.

Un Motivo de Transición es un acontecimiento que ocurre durante el


periodo considerado, que es percibido como importante, pero cuyo significado
final y definitivo no se sabrá hasta que culmine la historia. La batalla de
Guadalcanal o el desembarco en Normandía pueden ser motivos de transición
del mismo periodo.
Un Motivo Terminal es un acontecimiento que hace posible el cierre de
una serie, que se podría continuar, pero que permite concluirla porque ya se
puede abarcar un cierto sentido retrospectivo. La caída de Berlín podría ser el
cierre de la Segunda Guerra Mundial, siendo el desenlace y el final de las
operaciones bélicas en Extremo Oriente su último, y ya inevitable, coletazo. Pero
tal vez las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki son el mejor cierre si de lo
que se trata de historiar con ese episodio, su Tema, es el sentido (o el sinsentido),
el alcance (o el espanto) de la Crueldad a la que pueden llegar los seres humanos.

UN EJEMPLO CLÍNICO

A) El informe de Urgencias.

Para ilustrar estos conceptos vamos a partir de un ejemplo clínico. Se


trata del caso de una mujer casada de mas de treinta años que perdió a su única
hija debido a un cáncer. Partiremos de la información suministrada por el
informe del psiquiatra de Urgencias de nuestro Hospital que nos deriva el caso, y
que dice así:

Antecedentes personales: hace varios años antecedentes de un cuadro


adaptativo mixto secundario a un robo con agresión. Tomó antidepresivos y
mejoró progresivamente hasta que dejó el tratamiento, coincidiendo con el proceso
de enfermedad de la hija, cuando percibió que se quedaba arreactiva.

Enfermedad actual: En el último año falleció su única hija de cáncer; según


refiere la familia hizo una reacción de duelo de unos meses, pero luego se recuperó
sin necesidad de tratamiento, volviendo a trabajar y con planes de adoptar a un
niño en un futuro próximo.

Hace tres semanas fallece su padre; desde entonces se encuentra apática,


cansada, con llanto continuo… En (hace tres días)se entera de que su marido está
pensando en dejarla y desde entonces empeoramiento franco, verbaliza ideas de
muerte, ha escrito una nota en la que dice que no tiene deseos de continuar
viviendo y que solo quiere irse con su hija y con su padre.

(El ingreso se produce por ingesta de medicamentos)

Si seleccionamos los hechos de que da cuenta este informe tenemos:

- Robo con agresión


- Cáncer de la hija
- Muerte de la hija
- Muerte de su padre
- Engaño del marido
- Ingesta e ingreso.

Esta relación de hechos, que podríamos perfectamente fechar (“Tal fecha:


robo con agresión etc…), podría tomarse como ejemplo de lo que serían los
“anales” de este caso. El mundo que transmite es uno donde a esta mujer le
ocurren desgracias tras desgracia. Incidentalmente, el lector atento se apercibirá
de que hemos omitido un detalle: que tras unos meses de duelo por la muerte de
su hija se recuperó y se reintegró al trabajo…hasta la muerte de su padre.
Este detalle, que ni siquiera está representado en el informe por medio de
un hecho datable (como sería si pusiera que a los tantos meses o en tal fecha se
reintegró al trabajo) sería un detalle que no encaja en la Historia Saturada de
Problemas de que hablan White y Epston, y que resulta fácilmente omitible en
los anales de las cosas que le pasaron a esta mujer.

Como ejemplo de lo que podría ser una Crónica de este caso podemos
considerar el propio informe de urgencias. Hay un narrador, que es el médico
que firma el informe. Hay una agrupación por temas: hay unos temas que el
propio narrador agrupa como “antecedentes” y otros como “enfermedad actual”.

También hay un comienzo: la historia a la que se refiere esta crónica


empieza con un “robo con agresión”. Pero no hay un final; el relato acaba cuando
el médico, a través del alta, sale de escena; cuando se acaba su tiempo de
narrador, no cuando acaba el tiempo de los hechos que está relatando. ¿Qué
pasó, después, con esta mujer? ¿Qué pasó con su pareja?.

Transmite un mundo de necesidad: sufrí un robo con agresión…y


lógicamente me deprimí; mi hija enfermó de cáncer… y tuve que reaccionar;
murió… y, naturalmente me deprimí otra vez…; y todo así hasta que me enteré
que mi marido me engañaba y ya no pude mas y me tomé unas pastillas ¿Y qué
va a pasar ahora?

B) La voz de la familia.

En el hospital al que se deriva el caso, además del informe de derivación


antes parcialmente trascrito, se pide a la familia que rellenen una hoja de
solicitud en la que hay dos preguntas referentes a los problemas que padecen. A
la primera ¿Cuál es el problema principal por el que piden consulta en este
momento? la familia responde: Depresión con ataques de pánico de (la madre) y
síndrome depresivo de (el padre) causados por la muerte hace nueve meses de
nuestra hija fulanita, por cáncer. Y añaden: Otras pérdidas y choques emocionales
posteriores.

En este redactado ha aparecido alguien que siempre estuvo allí, en la


sombra: el marido. Una mujer de algo más de treinta años, que perdió a su hija
por un cáncer, y a la que se identificó como casada, tenía que tener un marido,
que era también padre y que, tuviera la edad que tuviera, también perdió a esta
misma hija por la misma razón: el cáncer. Y tampoco el marido podía estar,
personalmente, en muy buenas condiciones después de lo que, también el, tuvo
que pasar.

La lógica nos lo decía desde el principio, pero el relato no. Un hecho tan
traumático como la perdida de un hijo provoca un impacto en cualquiera que
tenga que implicarse en él, como es el terapeuta. Y la forma de tratar de
metabolizar ese impacto es intentar darle una organización narrativa ¿Cómo fue
que llegó a pasar algo así? Los niños, desgraciadamente, también mueren; lo
sabemos. Pero en este caso ¿cómo fue?

Lo que pasa es que los relatos exigen un Protagonista. La estructura


narrativa se organiza, entre otras cosas, a través de un protagonista; y en este
caso, por la forma en que nos ha llegado y por las consecuencias de cómo nos ha
llegado, el protagonista señalado es la madre.

Pero en la hoja de solicitud de terapia familiar de nuestro hospital hay


otra pregunta que la familia debe contestar. Dice: ¿Hay algún otro problema que
les preocupe en este momento? Y esta familia la responde diciendo: El alejamiento
que hemos tenido en los últimos meses por llevar de manera distinta el duelo.
Preocupación por un futuro, o no, en común”.

C) El Plan Temático de la sesión.

Narrativamente una historia necesita un protagonista. Y su progreso


depende, en parte, de la dialéctica Protagonista/Antagonista (o, en un lenguaje
algo más narratológico, de la dialéctica Sujeto/Antisujeto – García Landa, 1998-)
El protagonista que hemos escogido es la madre; y ello señala como antagonista
al padre. Un padre que, no hace falta decirlo, también está sufriendo.

La elección del protagonista es una apuesta terapéutica que, como tal, se


expone a ser errónea. Y que, en este caso se justifica por como nos llegó; desde
urgencias y con un miembro de la pareja, la madre, con alto riesgo de ser
designado como “el paciente identificado”. Por eso, lo más importante no es
“quien está peor”, asunto difícil de decidir en una situación así, sino “quien corre
mas riesgo de no ser considerado responsable de lo que diga o haga”.

Y la elección del protagonista se juega, entre otras cosas, en las


oportunidades que se le da a alguien de tomar su perspectiva (narrativa) como la
perspectiva dominante de la historia. El instrumento principal para procurarlo
es la convocatoria (Ramos, 1995; Cirillo, 2012) Con quien se habla influye
poderosamente sobre de qué se habla (los temas) y como se habla (el sesgo y el
énfasis). La convocatoria es un instrumento importante en la terapia.

Pero el otro eje complementario al Protagonista son los Temas. De que se


habla influye sobre la Pertinencia y la Contundencia con la que puede expresarse
cada uno. El instrumento básico para procurarlo es el Plan Temático (Ramos,
2012)

El Plan Temático de la sesión es un conjunto de temas que el terapeuta


selecciona para abrir la sesión. Se los expone a las personas convocadas como su
propuesta de plan de trabajo, que puede ser modificable. Son temas,
normalmente entre tres y cinco, para que se puedan retener, que están escogidos
de la información previa que el terapeuta dispone antes de la sesión, que están
articulados según una cierta lógica, y que deben contener al menos un tema que
apunte a recursos y a futuro.

Una vez propuestos el terapeuta deja a los consultantes decidir por cual
empezar, el tiempo a dedicar a cada uno y la posibilidad de añadir algún tema
que el terapeuta no haya planteado. El objetivo es anclar la conversación
terapéutica en el marco y en el flujo de las conversaciones que la han precedido
en el SDP, de forma tal que se presente como una conversación pertinente, al hilo
de lo que se ha hablado hasta ahora con otros profesionales; pero que también
pueda ser transformadora, influyendo en lo que se siga hablando tanto en las
sesiones como en los demás foros conversacionales abiertos en el SPD.

En este caso se planteó el Plan Temático siguiente:

T1.- Vd., Sra. vino al servicio de Urgencias por ideación suicida y se le


prescribió una medicación. Una de las cosas que querríamos preguntarle es como le
va esa medicación y como y con quien se la va a ir controlando.

T2.- La segunda cosa que queremos hablar con Vd. es que, por lo que
sabemos, le han venido sucediendo desde hace un tiempo toda una serie de cosas
dolorosas. Sabemos que todo comenzó por un robo con agresión; parece que la
enfermedad de su hija le ayudó a recuperarse para poder cuidarla, pero entonces
su hija falleció.

Parece que Vd. había empezado a pensar en adoptar un hijo y no sabemos


en que punto estaba eso, cuando su padre murió. Tampoco sabemos si él le pudo
dar alguna opinión al respecto antes de morir.

Y, al final, por lo que sabemos, Vd. supo que su esposo estaba pensando en
dejarla, aunque no sabemos como lo averiguó.

Pero han sido una serie de desgracias, una detrás de otra, hasta ahora.

T3.- Y la otra cosa que queremos preguntarle es que parece que mientras
estuvo en urgencias, pudo expresar los sentimientos de rabia que esta situación le
causaba. Y en la hoja de solicitud de terapia que Vd. rellenó, hablaba que su marido
y Vd. se han distanciado y se pregunta por el futuro de la relación. No sabemos
como se las ha arreglado con estos sentimientos de rabia y si Vd. cree que tienen
alguna relación con la depresión que Vd. dice temer que su marido tenga.

(La información sobre los sentimientos de rabia que expresó en Urgencias


y sobre la posible “depresión” del marido, así como la prescripción de
antidepresivos a la Sra. provienen del informe de Urgencias, en los epígrafes de
“Exploración” y “Recomendaciones” del mismo, que se omitieron en el resumen
hecho unas líneas antes).

Brevemente, en T1 se intenta empezar por aludir a una conversación en el


SDP posterior a Urgencias pero anterior a la nuestra y tratar de calibrar el
territorio que esta conversación nos deja. T2 trata de reformular los
acontecimientos de la “Crónica” de este caso (el informe), apuntando a los
recursos y al futuro (como la enfermedad de la hija la obligó a “recuperarse” del
robo; como el proyecto futuro de adopción le ayudó a recuperarse del duelo…)

Y con T3 comenzamos a apuntar a lo que vamos a proponer como Tema


Central de la Terapia: el futuro de la relación de pareja. La historia que le
proponemos a esta pareja, la Historia por Vivir, es la historia de que van a hacer
estas personas con su pareja y con sus vidas después de lo que les ha pasado. Y
eso nos lo irá contando lo que pasa durante la terapia y como se habla de ello.

D) Los motivos de este caso.


Al finalizar la sesión se hace la siguiente devolución a la madre:

1.-Lo que nos ha contado nos ha impresionado mucho y creemos que lo


hemos podido entender. Pero si hay algo que cree que lo hubiera querido explicar
mas o mejor, lo puede escribir para que la próxima sesión nos lo traiga su esposo.

2.- Porque la próxima sesión lo queremos ver a el. Pensamos que la cuestión
principal que tenemos que ayudarles a encarar ahora es si creemos que tienen un
futuro compartido o creemos que están en un punto en que deben pensar cada uno
en su propio futuro. Por esa razón debemos verle a el la próxima vez.

3.- Pero Vd. nos ha dicho algo que es importante y es importante que lo sepa
él también. Ha dicho que no querría que siguiera con Vd. por pena, por cuidar de
Vd. Por favor, dígaselo.

4.- Sin embargo, si su marido siente que lo que más le preocupa ahora es la
salud de Vd., el deberá venir acompañado por alguien que la conozca bien a Vd.,
que también sepa que Vd. no quiere que el se quede con Vd. por pena, y que pueda
opinar sobre si la preocupación de su marido por la salud de Vd. sigue estando
justificada o ya no.

Si lo que el siente es que ya no está tan preocupado por la salud de Vd. y que
lo que el necesita es aclararse él mismo y hablar sobre el futuro de Vds., entonces
que venga a la visita el solo.

Con este último punto lo que se pretende es activar foros


conversacionales en base al tema de que ella no quiere que el permanezca a su
lado por pena. Para ello ambos cónyuges tendrán que hablar de este tema; si ella
no lo convence, tendrá que hablar con alguien de su confianza que hable después
con el marido para convencerlo de que el tema ahora no es la salud mental de
ella, sino el futuro de la pareja; y si esta persona tampoco resulta convincente,
tendrá que venir a la visita junto con el esposo para defender esta postura en
nuestra conversación con el.

Con ello se intenta que, a nivel conversacional, sea el futuro de la pareja el


Tema-Marco de la Historia por Vivir.

Al nivel Narrativo, cada vez que salga a colación en las sesiones el desliz
(un simple, pero inoportuno, flirteo) del marido trataremos de singularizarlo
para erigirlo como acontecimiento que funcione como Motivo Inaugural. Así,
hablaremos del “desgraciado día en que su esposa descubrió…, del “triste
momento en que…le echó de casa y se tomó las pastillas”, de como están las
cosas después del “amargo trago cuando …”

Los Motivos de transición son acontecimientos significativos que ocurren


en el transcurso de la terapia. Para ilustrarlos con algún ejemplo mostraremos el
informe de cierre de la terapia que se dirige al equipo psicológico que evaluando
la idoneidad de la pareja de cara al proceso de Adopción.

El equipo de terapia familiar del hospital X ha realizado una terapia de


pareja con los Sres. Tal. La Demanda se realizó a raíz de que el fallecimiento del
padre de la Sra. X, suegro del Sr. Y, al que ambos se sentían afectivamente muy
vinculados, reactualizara el Duelo todavía muy reciente de la única hija de la
pareja, fallecida tras una dolorosa enfermedad.

Ante la eventualidad de que las distintas formas de enfrentar las situaciones


de pérdida llevaran a un distanciamiento de la pareja se optó por una estrategia de
Terapia de Pareja. El formato de las mismas alternó visitas individuales y de
pareja, según iban demandando las necesidades de elaboración del proceso de
Duelo.

La terapia se extendió desde aproximadamente las tres semanas del


fallecimiento del padre de la Sra. hasta el primer aniversario del fallecimiento de la
hija de ambos, en que se realizó una sesión de pareja en vísperas del aniversario, y
otra de evaluación, aproximadamente un mes después. Actualmente el proceso
terapéutico está en fase de seguimiento.

A lo largo del proceso han ido apareciendo y afirmándose progresivamente


proyectos de futuro de diverso calibre (reformas domésticas -se refiere a algunas
reformas para adecuar la casa a la ausencia de la hija-, planes de reorientación
profesional – se refiere al proyecto de la madre de buscarse un trabajo más
próximo a la localidad en donde viven para, cuando adopten a un niño disponer
de más tiempo para estar con el-, proyectos de implicación social –se refiere al
proyecto de la madre de aceptar alguna responsabilidad en la política municipal
de su pueblo, siguiendo una sugerencia de sus amistades)

Uno de los mas persistentes y consistentes es el proyecto de Adopción, que


no es una novedad en la vida de esta pareja. Viene de la época previa a la
enfermedad de la hija, formando parte del proyecto que esta familia ha tenido
desde siempre sobre sí misma (que cuando tuvieran otro hijo, este sería adoptado)

Creemos que la Terapia ha ayudado a resolver favorablemente el duelo por


el que ha pasado esta pareja, dentro de las posibilidades de recuperación que
permite una pérdida tan dolorosa, y que el proyecto de Adopción en este momento
no es defensivo, sino evolutivo.

Los proyectos de diverso calibre citados en el párrafo cuarto podrían ser


ejemplos, entre otros no mencionados en el informe, de Motivos de Transición.
La reordenación de la casa cuando alguien nos falta, los cambios de residencia o
de trabajo después de una pérdida, la socialización –o desocialización- posterior
son todos ejemplos de cosas que pueden y suelen suceder en el camino de la
elaboración de un duelo. Pero de cara a esta historia, en esta pareja, no se sabrá
hasta el final si van a contribuir a aproximarla o a separarla.

En ello el proyecto de adopción es crítico. Por ello se planteará como un


proyecto de la madre al que el padre tendrá que ir decidiendo en cada momento,
a cada paso, en que se suma y en que, simplemente, le ayuda a ella a que lo
consiga. Y, por ello, cuando el padre declara finalmente sumarse al proyecto,
cuando acepta ser padre adoptivo de este futuro niño, lo tomamos como la
posible Peripetia de esta historia.

Para solemnizarla, les ofrecemos, y ellos aceptan, una visita en un día


próximo al primer aniversario del fallecimiento. Y empezamos la sesión
declarando, justo ese día, que creemos que la terapia ya no es necesaria. Les
decimos que, en nuestra opinión, la aceptación final del marido de participar en
el proyecto de adopción es como la restitución simbólica que necesitaba ella, y
ambos, para poder recuperar la confianza en la pareja y que, en consecuencia,
ese gesto responde a la pregunta que trataba de responder la terapia sobre si el
futuro que ambos tenían al comienzo iba a ser un futuro separado o compartido.

La solemnización del proyecto conjunto de adopción, justo en el momento


particularmente emotivo del aniversario, pretendía funcionar como Motivo
Terminal de esta historia a partir del cual, retrospectivamente, se puede evaluar
que esta pareja, con sus baches, después de los altibajos por los que pasaron,
siempre quiso seguir siendo una pareja.

Y el propio informe es un intento de extender esta evaluación a un público


privilegiado, los psicólogos del proyecto de Adopción, que tiene en sus manos el
poder de ratificar este proyecto y, con el, de concluir esta historia.

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