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Sánchez García Carolina

Letras modernas (francesas)


Narrativa
El libro de la vida

El cuento, “La Biblioteca de Babel”, de Jorge Luis Borges, fue publicado en 1941. Este texto

se corresponde con otro ensayo del autor llamado: “La Biblioteca Total”, en ambos, se

describe un lugar con todo el conocimiento imaginable, y que además es potencialmente

comprensible para los humanos que aprenden a descifrarlo, a través de la lectura. La idea de

este libro absoluto ha estado en otras mentes a lo largo de la historia de la humanidad con

títulos como: las tabletas esmeralda, el libro de la Vida o los registros Akashicos1; por lo que

propongo que el universo presentado en el cuento de Borges, a través de su arquitectura sigue

los patrones que rigen a la naturaleza en sus niveles físicos y metafísicos, algunos de los

personajes de la biblioteca pueden existir en múltiples dimensiones y acceder al

conocimiento del universo más allá de lo razonable, pueden ver el libro de la vida. Estos

libros absolutos no se manifiestan necesariamente en una forma física, aunque es cierto que

el humano sirve como conducto para materializarlo o codificarlo, a través de la escritura y

descodificarlo a través de la lectura. En el caso de la biblioteca de Babel con los 25 elementos,

el espacio, el punto, la coma, las veintidós letras del alfabeto, y sus combinaciones que

permiten al humano reconocer el conocimiento, no es lo que el cuento dice sino lo que evoca

y lo que construye, los principios del universo, en este caso borgiano.

El narrador presente en la biblioteca borgiana es homodiegético testimonial, comparte

la historia de todo su universo, su arquitectura y los motivos de sus habitantes. La búsqueda

1
Akasha es un término védico, que se refiere al Yin y al Yang del prana (o el chi), es decir
las fuerzas opuestas que equilibran la energía elemental del universo. Los registros Akáshicos
son los registros energéticos del Universo, los cuales permiten saber sobre el pasado, el
presente o el futuro del mundo en sus múltiples dimensiones.
del conocimiento y las respuestas a las preguntas elementales: de dónde soy, a dónde voy y

por qué estoy aquí; están presentes en la mente de los personajes de dicha biblioteca. Esta

búsqueda se representa con la interacción humano-libro y cómo uno puede alimentar al otro,

hay una conexión que se puede establecer con la biblioteca y si bien algunos emprenden una

búsqueda ambiciosa y su naturaleza les dice que el conocimiento está arriba, en lo alto

(siguiendo una idea de jerarquía), la biblioteca sigue un orden eterno e infinito, en la cual

cualquier punto podría ser el centro. La ilusión de un lugar “superior” o “inferior” sólo nace

si se establece un punto de partida y se toman referencias a partir de él, aunque en un universo

infinito es absolutamente arbitrario e incluso absurdo.

La visión de las galerías hexagonales es interminable, como una figura fractal2 (fig

1), además se conectan por “la escalera espiral, que se abisma y se eleva hacia lo remoto”,

así el infinito se hace perceptible, como un camino. La biblioteca sigue dos axiomas, el

primero es el ab aeterno, y el segundo es la repetición del mismo elemento, dichos axiomas

también describen los principios de una figura fractal, cómo es arriba es abajo, sin embargo,

las combinaciones de los elementos en apariencia son distintos, únicos, aunque sean parte de

lo mismo. Si se piensa en un árbol se observa que él crece tanto hacia arriba como hacia

abajo, a la vez que echa raíces sus ramas se extienden y los frutos o las flores que llegue a

dar, en apariencia serán distintas del árbol, aunque sean parte de lo mismo, y del fruto pueda

salir otro árbol. En el caso de la biblioteca que se extiende infinitamente los frutos de está

2
En el apéndice de imágenes se encuentra la ilustración de la biblioteca según Antonio Toca.

(Fig. 2)
son sus habitantes, los cuales se reconocen ajenos a ella cortando la conexión con su

naturaleza.

El elemento definitorio en la biblioteca son los 25 elementos como signos

lingüísticos, si se observa el 25 en otros números que se le asemejan, se tenemos: 1, 5, 25,

625…, así como sus elementos negativos, que en el universo de la biblioteca también se

admiten, lo existente y lo no existente, la diferencia entre ambos se define por su presencia

física. Así el número 1 es un elemento compartido, su origen, y en su quintuplicidad apela a

5 elementos que son relacionables con el agua, el aire, el fuego, la tierra y el quinto elemento,

que se toma como la esencia divina o el espíritu, de la cual el humano puede disponer y a

partir del dominio de los elementos crear o destruir según se dirija la energía. Cada uno de

los elementos se relaciona un sólido platónico: el agua con el icosaedro, el aire con el

hexaedro, el fuego con el tetraedro, la tierra con el cubo y el espíritu con el dodecaedro, éste,

como la representación tridimensionalidad de la biblioteca, en él la biblioteca está siendo

experimentada; otras connotaciones del número seis o la figura hexagonal son: el equilibrio

femenino y masculino, lo divino y lo terrenal.

Cada una de estas figuras se encuentran representadas en el fruto de la vida o el cubo

de Metatrón (Fig. 3 y 4), esta figura bidimensional si está en movimiento puede dar una forma

esférica, la cual representa al vacío. La explicación del bibliotecario de tal suceso es la

siguiente: “Los idealistas arguyen que las salas hexagonales son una forma necesaria del

espacio absoluto o, por lo menos, de nuestra intuición del espacio. (…) (Los místicos

pretenden que el éxtasis les revela una cámara circular con un gran libro circular de lomo

continuo, que da toda la vuelta a las paredes (…). Ese libro cíclico es Dios.)”. El éxtasis del

que habla puede ser la conciencia del movimiento del lugar dónde uno se encuentra, el

movimiento da la vida, la vibración siempre está en menor o mayor grado, es la


experimentación del universo fractal, o la experimentación de Dios, que, si bien se puede

percibir o no, mantiene al universo y da su existencia.

La experiencia, en este sentido no es una actividad netamente racional, y la forma en

la que se les revelaba a los místicos no es descrita como algo que ellos hayan encontrado

escrito en un libro, sino que se hacen conscientes de que hay un libro. Ellos tienen la

capacidad de discernir entre el universo como unidad y como un conjunto de particularidades

que dependiendo de la perspectiva se reconoce como uno o se divide del resto, por su

apariencia física, una de las pruebas que enfrentan en cuanto a su realidad son los espejos, la

capacidad de verse reflejados les hacía asumir que la biblioteca era finita, como si el espejo

fuera un límite y no una correspondencia con uno sólo de sus cuerpos, al identificarse

totalmente con la imagen reflejada se limitaban a sus cuerpos y no al todo del cual y en el

cual habían nacido, en el mismo que morirían hasta que sus restos se convirtieran en nada

aunque la biblioteca prevalezca después de dicho suceso.

El bibliotecario, que también es escritor, que narra la historia cuenta que él ve en ellas

una promesa del infinito, a lo largo del cuento si bien admite que no ha encontrado el acceso

al infinito no lo descarta, sólo que aún no lo experimenta, ese estado de búsqueda eterna hace

que no vea algo que ya tiene. Pareciera que se encuentra capturada en el mundo material del

relato, aunque puede hacer disgregaciones sobre lo que oculta la biblioteca y sus grandes

secretos en su vida no ha logrado el encuentro deseado con el gran libro, aunque estuviera ya

en él, parece que los bibliotecarios en vez de darle sentido a los libros buscaban que el libro

se los diera a ellos. Una herramienta evidente que se necesita para la comprensión de un libro

es la luz -el entendimiento- indicada para poder leerlo, dicha luz proveniente de “unas frutas

esféricas que llevan el nombre de lámparas (…) dos en cada hexágono: transversales”, es

descrita como insuficiente e incesante, por lo que se entiende que no eran las más indicadas
para la lectura y que no había un tiempo de oscuridad en la cual pudieran descansar o al

menos contrastar la luz, hecho que resuena con que las palabras de los místicos sean descritas

como oscuras.

El bibliotecario sabe que lo que escribe es algo ya antes dicho, comentado y refutado,

que no hay nada nuevo sino más combinaciones de los 25 caracteres, la experimentación de

cada uno que sin embargo sale de las plumas, las letras brotan de aquellos seres y aunque

ellos mismos no las inscriban en papel, sus pensamientos, lo imaginable todo ya está en la

biblioteca. Esto en la biblioteca provocó tanto felicidad como un sentido de plenitud por la

“posesión” del conocimiento, pero está falsa sensación de poseerlo causa que menosprecien

el acto de la lectura y busquen una verdad, un solo libro que sea el compendio de todo y no

reconocer la unidad que se teje entre cada uno, pese a que cada uno tenga su unicidad y sea

irrepetible.

Si antes he hablado de que algunos sólo se identificaban con su cuerpo físico

implicando que hay más cuerpo es siguiendo con el hilo de los sólidos platónicos y su

representación en el cubo de Metatrón, sumado a la correspondencia de cada uno con los

siete chakras, siendo el número siete la conexión con lo divino, la naturaleza o Dios, este

elemento está fuera del hexágono, fuera de la mente. El bibliotecario escribe: “Para percibir

la distancia que hay entre lo divino y lo humano, basta comparar estos rudos símbolos

trémulos que mi falible mano garabatea en la tapa de un libro, con las letras orgánicas del

interior: puntuales, negrísimas, inimitablemente simétricas”, y también habla sobre la

inexistente relación entre el título del libro y el contenido de este, la apariencia es diferente

a la esencia.

A cada chakra le corresponde un cuerpo y se le asocia con una frecuencia y un color.

La correspondencia es la siguiente: el primer chakra, rojo, con el cuerpo físico; el segundo


chakra, anaranjado, con el cuerpo emocional; el tercer chakra, amarillo, con el cuerpo mental;

el cuarto chakra, verde o rosa, con el cuerpo astral, que es el puente entre los tres cuerpos

físicos y los tres metafísicos, éste se relaciona con el amor y la peculiaridad de que sea tanto

verde como rosa es porque se considera al amor como una fuerza transformadora que

favorece la unión con lo divino; el quinto chakra, azul, con el cuerpo etérico el cual se

corresponde con el cuerpo físico y es el que nos permite comunicarnos; el sexto chakra, azul

índigo con el ser crístico, que encarna la posibilidad de ver la relación del uno con el todo y

el séptimo chakra es la unión con el todo, el entendimiento, éste da la posibilidad de ver el

propósito de cada quien, reconocer su camino, en este nivel es en el cuál se puede acceder a

los registros Akáshikos y para poder acceder a ellos se necesita haber accedido con

anterioridad a los otros, no como un requisito indispensable sino por ser así una manera de

tener una imagen más clara y una mayor comprensión, no puede haber un ego en ese

momento, ni una mente, está tiene que morir para poder desaparecer así el espacio y el

tiempo, después de un rato de ver al vacío, el vacío te ve a ti, se reconocen.

“¿Tú que me lees, ¿estás seguro de entender mi lenguaje?”, esta es una frase que

apela al narratario, aquel ser que corresponde a la experiencia de la escritura, aunque todo

esté ya escrito es necesario seguir haciéndolo, mantener la comunicación y la síntesis del

conocimiento. “…pero biblioteca es pan o pirámide o cualquier otra cosa, y las siete palabras

que la definen tienen otro valor”, estas palabras acompañan a la interpelación al narratario,

el pan como un alimento o etimológicamente el todo, o la pirámide por la idea jerárquica que

algunos de los hombres llegaron a tener de la biblioteca; las siete palabras, en este ensayo

corresponden con los siete cuerpos, y los siete chakras. Sin embargo en la superstición del

cuento el ser capaz de identificar el libro total, la cifra y compendio de todos los otros se

asemeja a un dios, hecho que más que tener una connotación divina es algo imposible, que
inspira a la plegaria de que haya un solo ser capaz de recorrerlo cuando en teoría todos

podrían si no buscarán algo físico.

Si no se da una muerte del ego, si no se rompe con la identificación del cuerpo la

codicia y la ambición aparecen en el humano queriendo ocupar el conocimiento del universo

para justificarse o adquirir un poder aparente, en el cuento se refieren a este conocimiento

como las Vindicaciones, el bibliotecario declara que: “Las Vindicaciones existen (yo he visto

dos que se refieren a personas del porvenir, a personas acaso no imaginarias) pero los

buscadores no recordaban que la posibilidad de que un hombre encuentre la suya, o alguna

pérfida variación de la suya, es computable a cero”, este hecho olvidado es la ruptura con la

conexión divina.

La biblioteca es total y está justificada porque contiene el todo en ella, pero para

contener el todo su configuración debe adaptarse, con dichas adaptaciones la biblioteca:

puede ser atemporal porque puede mostrar, pasado, presente y futuro: “la historia minuciosa

del provenir”, “la relación verídica de tu muerte”, u otra solución es que puede proponer un

destino, con lo cual si existe un tiempo está predeterminado, éste es ya visible en el presente,

y se sabe su pasado y se infiere su futuro como los elementos del fractal que no hacen más

que repetirse al infinito. A la vez resulta en un lugar no espacial, pues se pueden encontrar

los libros perdidos de Tácito, o los libros no escritos, esa materialización se puede o no dar

en un espacio físico, pero se puede percibir en uno no físico. Además, hay traducciones de

los libros a cada una de las lenguas, por lo que debería de ser comprensible para cada uno,

pues no hay un solo lenguaje en el que tengas que consumir la información, al existir en todos

en alguno podrás acceder a ella, es un lugar apto para todos y codificable para los que lo lean.

A partir de la ruptura de cada uno de esos hombres con su exterior se comienzan a

pelear por los libros, así como a decepcionarse al fracasar con tan ambiciosa tarea, con lo
cual aparece la depresión en el cuento, sabían que el conocimiento estaba pero creían que no

podían acceder a él, comienzan a descartar el conocimiento, y a eliminarlo, el grupo que se

encargaba de esto eran los Purificadores, aunque suene catastrófico, y la destrucción se

hiperbolizara por los fanáticos, y más si se toma en cuenta que Babel justo hace referencia a

la ambición del hombre que busca llegar al cielo por medios materiales, el daño ocasionado

a la biblioteca es apenas significativo, aunque las muertes y los suicidios que se daban en la

biblioteca si puede ser más preocupante. Estos hombres vivían con frenesí y en base a sus

respuestas emocionales, como si se hubieran reducido sólo a esos tres cuerpos físicos. Este

delirio se enmarca con el Hexágono Carmesí, el primer chakra, si bien es el aspecto físico

del humano en su lado positivo tiende a la seguridad, en el negativo tiende al miedo y a la

agresividad, que parece ser más cercano a la realidad en la que vivían estos hombres.

Entonces, la biblioteca de Babel como Universo físico y metafísico es el compendio

de saberes del Universo que puede ser reconocido si se le contempla en todas sus dimensiones

y se interactúa con ella sin ambición de por medio, es un lugar de aprendizaje, cuyas

herramientas principales son la lectura y la escritura de los 25 elementos y los espacios entre

ellos.
En una entrevista que hicieron a Borges, él menciona que su primer libro ya tenía todo el

mensaje que él tenía que transmitir y el resto de su obra fue una cuestión de

perfeccionamiento, como la experimentación de su propio fractal. Hecho que se ve en el

siguiente poema, en el cual habla de las particularidades que se pueden encontrar en el

Universo, y de cómo su unicidad no se define por su apariencia, y esta es en realidad una de

las capas menos importantes del hecho o del objeto, lo que lo hace único es que es infinito

en sus posibilidades aunque esté predelimitado, y afirma que quien quiere conocer a través

de lo material no puede reconocer.

En una página de Plinio se lee


que en todo el orbe no hay dos cosas iguales.
Una mujer le dio a un ciego la imagen
de su rostro, sin duda único.
Eligió la fotografía entre muchas; descartó y acertó.
El acto fue significativo para ella
y también para él.
Ella sabía que él no podía ver el regalo
y sabía que era un regalo.
Un invisible don es un hecho mágico.
Dar a un ciego una imagen
es dar algo tan tenue que bien puede ser el infinito,
es dar algo tan vago que puede ser el universo.
La inútil mano toca y no reconoce
la inalcanzable cara.3

3
Lisa Block de Behar. Al margen de Borges. México: Siglo XXI, 1987. 18 p.
Apéndice de imágenes

Fig. 1 Fig.3

Fig. 2

Fig. 4

Bibliografía consultada

ANDREWS, Synthia. El Sendero de la energía. Barcelona: Ediciones Obelisco, 2013. 103-

142 pp.
BLOCK de Behar, Lisa. Al margen de Borges. México: Siglo XXI, 1987

BORGES, Jorge Luis. “La Biblioteca de Babel”, Biblioteca Virtual. 2014

BORGES, Jorge Luis. “La Biblioteca total”, Biblioteca Virtual. 2018

TOCA Fernández, Antonio. “Una modesta propuesta”, Revista Tiempo Cariátide (2003): 77-

80 pp.

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